Sunteți pe pagina 1din 6

Universidad de Guayaquil

Facultad de Ciencias Económicas


Economía con Mención en Economía Internacional
Finanzas Internacionales

Nombre: Cruz Intriago Willis Alexander Curso: 8 – A

El Plan Keynes de 1943

Fue a Keynes, precisamente, a quien las autoridades británicas pidieron reflexionar


sobre una nueva organización de las relaciones monetarias. La idea de Keynes
pretendía descargar a país de su papel monetario sin tener que otorgárselo a
Estados Unidos. Consistía principalmente en crear una moneda de regulación en el
mundo, dada la necesidad de sustituir a la libra, creando una banca internacional
de compensación, pues ya no se podía pedir este servicio a los bancos ingleses.
Una nueva moneda, una nueva institución y unas nuevas reglas: Keynes inventará
un nuevo sistema monetario internacional.

Su plan fue presentado a la Cámara de los Comunes en el mes de abril de 1943.


Este plan se puede resumir en tres puntos:

En el plano técnico, se trata de un mecanismo de compensación

Keynes presentó en un principio su plan como propuestas con vistas a la creación


de una unión internacional de clearing. Propone que la unión abra una cuenta
corriente a cada país miembro, sin exigir el depósito previo.

Los intercambios se realizarían por debe‐haber de estas cuentas: las de un país


exportador se situarían en el haber, y las de un país importador en el debe. Todas
las operaciones serían contabilizadas en una unidad nueva, por ejemplo, el bancor,
cuyo valor sería fijado, pero no invariablemente, con respecto al oro.

Los países podrían continuar regulando sus transacciones bien usando las reservas
en divisas, que podrían mantener en unas cantidades límite que no sobrepasaran
«el fondo de circulación» necesario, bien comprando divisas contra su moneda en
los mercados de cambios, que como consecuencia subsistirían. La compensación
sería, pues, facultativa. Esto acabaría por hacer de la reunión una verdadera banca,
que registraría en su pasivo las cuentas acreedoras de los países excedentarios ‐
lo que sería para ella sus depósitos‐ y en su activo las cuentas deudoras de los
países deficitarios ‐que constituirían sus créditos‐o Se hallaría así una relación entre
créditos y depósitos que permitiría a la unión crear moneda ex nihilo ‐pues estas
cuentas en bancos constituirían una verdadera moneda‐ dentro de los límites
establecidos

En el plano financiero, se trata de un procedimiento de créditos

Cada país deficitario podría tener su cuenta deudora, pero hasta un límite igual al
total de su cuota. A todos los países se les atribuiría una cuota que podía ser
inicialmente fija, por ejemplo, según Keynes, en el 75 % del valor medio de sus
exportaciones e importaciones durante los tres años anteriores a la guerra. Pasado
el periodo de transición, estas cuotas serían rectificadas cada año
automáticamente, en función de la evolución del comercio exterior de cada país.
Estas cuotas no suponen un depósito, y el crédito obtenido es un verdadero
descubierto. Pero su progresión tiene un límite: cuando el saldo deudor de un país
alcanza un cuarto de su cuota sobre una media de dos años, éste tendrá el derecho
de devaluar su moneda respecto al banco y por tanto frente al resto de
monedas‐ solamente el 5 %, excepto si hay un acuerdo de la unión. Si el saldo
deudor alcanza el 50 % de la cuota, la unión podrá exigir el depósito de garantías,
que podrán ser en oro, divisas, moneda nacional o deuda pública. La unión podrá
no autorizar el traspaso de este porcentaje de garantías si no se cumple una serie
de medidas como una devaluación de la moneda, un control sobre la salida de
capitales si no existe una regulación inmediata sobre el oro, u otra forma de reserva
para reducir el saldo deudor. Por último, si el saldo sobrepasa los tres cuartos 3 de
la cuota como media en un año, si parece excesivo a la unión en comparación con
el conjunto de cuentas deudoras o progresa rápidamente, el país podrá ser invitado
a tomar las medidas necesarias para mejorar su posición. Si el saldo no se reduce
en dos años, la unión podrá declarar al país fallido. En definitiva el acceso al crédito
es fácil, pero debe estar bien controlado y supone que los países excedentarios a
través de la unión en la que disponen de su propia cuenta, concedan estos créditos.

En el plano político, es la garantía de una simetría real

Como, globalmente, no existe un déficit sin excedente, los países excedentarios,


como los países deficitarios, están obligados a tomar medidas para equilibrar sus
balanzas de pagos. Cuando el saldo deudor medio de un país haya sobrepasado la
mitad de su cuota durante un año, deberá buscar con la unión el medio de reducir
sus excedentes. Las medidas previstas podrán ser una expansión del crédito y de
la demanda, una revaluación de su moneda, una reducción de sus tarifas aduaneras
o la concesión de créditos para financiar el desarrollo de otros países. Sin duda
influido por la situación de su país, especialmente de cara a Estados Unidos, Keynes
pensó en otras disposiciones que, lejos de reforzar la simetría, parecen acentuar
fuertemente el esfuerzo solicitado a los países excedentarios

‐ No hay un límite absoluto al saldo acreedor. El país excedentario que no toma las
medidas adecuadas ve cómo aumenta indefinidamente su crédito sobre la unión.

‐ Las cuentas acreedoras no son convertibles en oro. Mientras que el país deficitario
puede ser obligado a regularse en oro, el país excedentario no puede nunca
recuperar su deuda, que está pura y simplemente bloqueada.

‐ Estas cuentas acreedoras no tienen ninguna garantía de estabilidad. La unión


puede, en efecto, modificar la paridad del banco cuando los saldos le parezcan
excesivos, lo que impone a los países acreedores una devaluación de sus créditos.

‐ La unión podría efectuar una deducción sobre los saldos acreedores para financiar
a los organismos internacionales la asistencia o a un comité de inversiones.
El Plan White

Como el Plan Keynes, el Plan White no se puede entender más que como referencia
a la situación de Estados Unidos al final de la guerra. La comparación con la
situación de Gran Bretaña es la siguiente:

La economía americana era próspera. Lejos de alterar su capacidad, el esfuerzo


de la guerra había reforzado su dinamismo. Estados Unidos no temía la recesión,
sino que deseaba facilitar la expansión de su economía por medio del comercio
exterior. La vuelta rápida a la estabilidad de tipos de cambio constituía para ellos
una prioridad.

Estados Unidos había superado la crisis de 1929 y no temía que se repitiera. Lo que
temía era el mantenimiento de las restricciones que la crisis había provocado en
Europa y que la guerra había acentuado. Quería evitar las devaluaciones
competitivas y toda forma de discriminación en la cual sus productos pudieran verse
amenazados. Quería restablecer la libertad de cambio.

Su moneda no le causaba ninguna inquietud. En el periodo de entreguerras el dólar


era sentía capaz de asegurar la responsabilidad que entrañaba una extensión del
papel internacional de su moneda. Nueva York era ya el principal centro financiero
del mundo, capaz de centralizar todas las transacciones.

Su balanza de pagos era evidentemente excedentaria, lo que le haría claramente


país financiador del resto del mundo. La estabilidad de los cambios y el
levantamiento de las restricciones favorecieron sus inversiones en el extranjero.
Deseaba, en consecuencia, limitar el crédito y someterlo a procedimientos
rigurosos.

En fin, mantenía considerables reservas de oro que representaban 24.000 millones


de dólares en 1944 sobre un total de 36.000 millones de dólares de reservas
oficiales en todo el mundo. ¡Había dos veces más oro en las cámaras de Fort Knox
que en todos los bancos centrales extranjeros! Deseaban que el metal conservara
un papel importante. Así pues, lo que se proponía era una institución diferente de la
cámara de compensación keynesiana. Su Fondo de Estabilización, que llegará a
ser el Fondo Monetario, tiene tres funciones bien concretas.

• Su primera función es asegurar la estabilidad de la moneda, lo que explica el


nombre del proyecto de White. Se trata simplemente de una oficina de cambios que
permite cambiar una moneda por otra. No es que cada país tenga su cuenta en el
Fondo, sino que será el Fondo el que se hará abrir una cuenta en cada banco
central, en su propia moneda. Por ello no hace falta definir una nueva unidad de
cuenta.

• Su segunda función es la concesión de créditos. Pero el crédito que el país en


déficit pretende obtener está limitado en el tiempo y depende de la participación
atribuida a cada Estado miembro. Esta participación, que debe ser objeto de un
pago previo, se fija en función de criterios relacionados con el peso económico y
financiero de cada país en la medida en que dependen de su comercio exterior. Se
debe ajustar periódicamente, no de forma automática sino tras el acuerdo entre los
países miembros.

• Su tercera función es la de facilitar los ajustes. Los países que soliciten un


crédito deben aceptar ciertas condiciones. Deben tomar medidas que sean
susceptibles de reducir el déficit de su balanza de pagos. Pero n] se prevé nada
para los países excedentarios que no necesitan de créditos. No existe ninguna
simetría en los ajustes. Un mecanismo más o menos automático es reemplazado
por una vigilancia que debe ejercer el Fondo, y que será mucho más fácil de
asegurar con respecto a ciertos países.

El plan americano es, como se puede ver, mucho menos innovador que el plan
británico. No existe una nueva moneda, se continúan utilizando las monedas
nacionales en las transacciones internacionales y, de ellas, aquella que suscita
mayor confianza puesto que es la del país más importante. La institución propuesta
no es un banco mundial capaz de administrar los intercambios y de crear la liquidez
internacional necesaria para el mundo. Aún más: como hay que salir ‐y rápidamente
de la situación particular creada o acentuada por la guerra, se prevé un periodo
transitorio durante el cual se aplicará un cierto número de disposiciones.

Bibliografía
Letart, M. (s.f.). El Sistema Monetario Internacional . Acento Editorial .

S-ar putea să vă placă și