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I-Introducción:
2-Del amor al saber , que inaugura el análisis ,condición necesaria, al nuevo amor ,
condición contingente.
Amor, deseo y goce son las tres formas clásicas de lo erótico desde la perspectiva
psicoanalítica.
II-a)Las singularidades:
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Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001 kitty@luisacaceres.com
Es por este sesgo que me propuse pensar el amor desde un estatuto ético, rescatarlo
del aplastamiento del goce mortífero actual y de sus oleadas de odio ,de su vestimenta
de religiosidad o de su banalización extrema.
Es así que me plantée que existe una vía para pensar en el amor y es el “amor a la
particularidad”.
“El amor se distingue del deseo, considerado como la relación límite entre todo
organismo y el objeto que lo satisface, pues su objetivo no es la satisfacción , sino ser.
Por eso sólo podemos hablar de amor, allí dónde existe relación simbólica como tal.
Aprendan, prosigue, a distinguir ahora el amor como pasión imaginaria del don activo
que él constituye en el plano simbólico. El amor, el amor de quien desea ser amado,
es esencialmente una tentativa del capturar al otro en sí mismo como objeto.
El don activo del amor apunta hacia el otro, no en su especificidad, sino en su ser.”
“El amor, no ya como pasión, sino como don activo, apunta siempre más allá del
cautiverio imaginario, al ser del sujeto amado, a su particularidad”.
Encontramos en este seminario, del 53, ya esbozada la definición sobre el amor que
Lacan desarrollará en los años setenta con mayor despliegue desde la “ Lógica del
fantasma” hasta “Saber del psicoanalista”, particularmente en el seminario Aún,
más conocido por sus fórmulas de la sexuación, pero en dónde podemos encontrar,
unas 22 definiciones y características sobre el amor.
En ellas, reafirma este concepto de que el amor apunta al ser, que hace signo y que
es efecto de la palabra.
En este primer seminario dice: ”Sin la palabra, en tanto ella afirma al ser, sólo hay
Verliebheit, fascinación imaginaria, pero no amor.”.
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Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001 kitty@luisacaceres.com
Colette Soler en “ La maldición del sexo” apunta a tres aspectos sobre el amor que
me interesaron y me abrieron a nuevas preguntas.
Otro aspecto que se anuda al anterior es cuando plantea que el amor en la actualidad
es un amor autoerótico. Cada uno con su objeto de goce.
Y el tercer aspecto, existe en esta época una falta de modelos para el amor. Se trata
de una época de amor sin modelos, en dónde sin embargo, esto mismo abriría a una
pespectiva del amor más del orden del encuentro, del azar y que posibilitaría al estar
menos constreñido por los modelos de uso, al invento.
En este texto también propone una forma de amor nuevo , que no es tan nuevo ya que
como dice Lacan en Televisión , ya está desde el principio del psicoanálisis y es el
amor de transferencia. Formula el concepto de “amor síntoma “ par el final de análisis :
Un amor lúcido, que corta los parloteos y que pone límites. Y que, agrega, “liga entre
sí dos inconscientes en sus diferencias”.(p137)
III-Transferencia y diferencia:
Serge André, en “Que veut une femme?”, en el capítulo sobre el amor en la mujer,.
Dice que aquello de lo cual la mujer no sabe de su goce y que le resulta enigmático y
loco, es sobre eso que quiere hablar pero no encuentra las palabras . Entonces,
propone André se dirige a un analista para que le diga lo que le pasa.El parte de la
noción de no-todo que posibilitaría que cuando algo falta entonces pide palabras.
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Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001 kitty@luisacaceres.com
Lo femenino, que la habita, por ser no-toda, por estar dividida, dualidad constituyente y
constituva, le hace experimentar el abismo de la alteridad, que la habita en los límites
del lenguaje y que, me atrevería a decir en el caso del desamor le hace síntoma,
porque la misma condición de opacidad, de falta de lenguaje, de falta de objeto , a ese
“bien de segundo orden” como le llama Lacan en Aún, al estar más allá del lenguaje,
no le es suficiente para sostenerse en los límites de la razón cuando el amor no vela
su falta en ser.
Por eso, es más soportable, en algunos casos, ponerle un rostro a ese falta y aunque
paradójicamente sufra, ponerle un rostro o un nombre a la causa del desamor lo limita
y la limita.E s preferible la angustia frente al objeto ,que el horror frente al desamparo,
al exilio de sí misma.
Es frente a esta “locura de mujer” y aclaro que no digo “la mujer”, no sólo por su
condición de no-toda, sino por que no es exclusiva de ellas ya que el hombre también
la padece. Padece por que se desconcierta, porque no entiende, por que le da miedo
la locura que tiene frente a él y también porqué no quiere saber que algo de esa
locura que también lo habita aunque tenga otra forma .
En ese sentido,le hace menos estrago, ya que el fantasma le hace de límite y esto a
veces, facilita las cosas o por lo menos, lo sostiene, dentro de los límites.
Desde la posición masculina, entre el sujeto y el Otro, está el pequeño a. El a le
hace de límite. Pero a veces, esto fracasa y entra en pánico.
Pero sin llegar a los extremos del desamor, en uno u otra posición, cómo
condescender a ese horizonte de locura ,que representa este más allá del falo y que
es más frecuente en las mujeres por su condición de privadas en lo real, pero que
afecta también a los varones, cuando del juego del amor se trata?
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Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001 kitty@luisacaceres.com
Pero un acto sin horror, aunque a veces llegue al espanto y en otros sólo se trate de
ternura, o si domina el temor sólo quede en un guiño.
Luisa Cáceres
Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001.
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