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Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001 kitty@luisacaceres.

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Transferencia, amor y posición femenina.

I-Introducción:

Intentar actualizar los conceptos psicoanalíticos a la luz de las nuevas modalidades de


nuestra cultura, aquellas que nos confrontan en la clínica a las nuevas formas de
malestar y de relación entre los sujetos, es una de las apuestas de esta Asociación.

II -Planteo de la investigación y fuentes:

Expondré en primer lugar las líneas de mi trabajo:

1-Diferentes posiciones , masculina y femenina con respecto a la transferencia.

2-Del amor al saber , que inaugura el análisis ,condición necesaria, al nuevo amor ,
condición contingente.

3-El AAP(amor a la particularidad)con sus dos variaciones: AAPo y AAP1


y la relación entre ambos, entre y dentro de cada uno de los términos, entendiendo
esta relación no sólo en su estructura sino en su devenir.

Amor, deseo y goce son las tres formas clásicas de lo erótico desde la perspectiva
psicoanalítica.

El punto de partida de mi investigación fue a partir de una pregunta sobre el amor: ¿ el


amor es siempre narcisista? ¿siempre busca la completud ? ¿qué destino para el
amor, cuando es sobre ese terreno que se juega nuestra práctica por efectos de la
transferencia y más aún, cuando después de un largo proceso ya no somos, o
deberíamos ser, sujetos naïfs atrapados en las trampas del amor imaginario, cuando
las diferentes identificaciones a las que nos hemos sujetado, han ido cayendo
paulatinamente? Y por último ¿qué destino para el amor al final de un análisis?es
posible el amor después del fantasma?

He ido encontrando algunas respuestas a estas preguntas, qué trataré de ceñir en un


breve recorrido expositivo.

II-a)Las singularidades:

La primer respuesta la hallé en un texto de Giorgio Agamben, quien en su libro:


”Medios sin fin”, y que retoma en “La comunidad que viene”,reflexiona sobre la
comunidad actual y sus características.

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El capitalismo dominante y su forma actual que él define como el ”estado espectacular


integrado” en dónde la noción de pueblo se ha sustituído por la de público, segrega
unas singularidades que ya no se caracterizan por ninguna identidad social ni por
ninguna condición real de pertenencia. Les denomina” singularidades
cualesquiera.”(Pag.75).

Es pues debajo de la globalización, de la homogenización de la civilización actual, del


odio aplastante,”el odio que en nuestro discurso cotidiano se reviste de muchos
pretextos”, como dice Lacan en el seminario 1, reino del goce desatado; debajo
entonces ,de esta visión que Agamben nos muestra de una manera lúcida pero
descarnada , se configuran singularidades cualesquiera, “que quieren apropiarse de la
pertenencia misma y de su ser- en –el lenguaje y rehusa, precisamente por esto, toda
identidad social y toda condición de pertenencia. Este es el nuevo
protagonista...”(p.76)

.Debajo de lo homogéneo, la diferencia. Lógica del no-todo que podríamos pensar


para nuestra época.

Es por este sesgo que me propuse pensar el amor desde un estatuto ético, rescatarlo
del aplastamiento del goce mortífero actual y de sus oleadas de odio ,de su vestimenta
de religiosidad o de su banalización extrema.

II- b:El amor simbólico.La particularidad:

Es así que me plantée que existe una vía para pensar en el amor y es el “amor a la
particularidad”.

Tomé este significante de particularidad de Lacan que en el seminario 1 , en el último


capítulo, dice:

“El amor se distingue del deseo, considerado como la relación límite entre todo
organismo y el objeto que lo satisface, pues su objetivo no es la satisfacción , sino ser.
Por eso sólo podemos hablar de amor, allí dónde existe relación simbólica como tal.

Aprendan, prosigue, a distinguir ahora el amor como pasión imaginaria del don activo
que él constituye en el plano simbólico. El amor, el amor de quien desea ser amado,
es esencialmente una tentativa del capturar al otro en sí mismo como objeto.

El don activo del amor apunta hacia el otro, no en su especificidad, sino en su ser.”

“El amor, no ya como pasión, sino como don activo, apunta siempre más allá del
cautiverio imaginario, al ser del sujeto amado, a su particularidad”.

Encontramos en este seminario, del 53, ya esbozada la definición sobre el amor que
Lacan desarrollará en los años setenta con mayor despliegue desde la “ Lógica del
fantasma” hasta “Saber del psicoanalista”, particularmente en el seminario Aún,
más conocido por sus fórmulas de la sexuación, pero en dónde podemos encontrar,
unas 22 definiciones y características sobre el amor.
En ellas, reafirma este concepto de que el amor apunta al ser, que hace signo y que
es efecto de la palabra.

En este primer seminario dice: ”Sin la palabra, en tanto ella afirma al ser, sólo hay
Verliebheit, fascinación imaginaria, pero no amor.”.

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II- El amor en la actualidad:


:

Colette Soler en “ La maldición del sexo” apunta a tres aspectos sobre el amor que
me interesaron y me abrieron a nuevas preguntas.

Con respecto a la palabra dirá que actualmente ya no se confiesa el amor.


No sólo en la declaración de amor sino en reconocerse enamorado

..Dice ”confesar un amor es siempre confesar una falta(manque)” y agrega una


apostilla un poco inquietante: “se da más bien en los hombres. Es un hecho, agrega.
Los hombres pueden amar, desde luego, a veces testimoniar de todas las maneras un
apego auténtico, pero algunos no podrán pronunciar jamás una declaración de
amor.”(p.94 y 95).

Otro aspecto que se anuda al anterior es cuando plantea que el amor en la actualidad
es un amor autoerótico. Cada uno con su objeto de goce.

Y el tercer aspecto, existe en esta época una falta de modelos para el amor. Se trata
de una época de amor sin modelos, en dónde sin embargo, esto mismo abriría a una
pespectiva del amor más del orden del encuentro, del azar y que posibilitaría al estar
menos constreñido por los modelos de uso, al invento.

En este texto también propone una forma de amor nuevo , que no es tan nuevo ya que
como dice Lacan en Televisión , ya está desde el principio del psicoanálisis y es el
amor de transferencia. Formula el concepto de “amor síntoma “ par el final de análisis :
Un amor lúcido, que corta los parloteos y que pone límites. Y que, agrega, “liga entre
sí dos inconscientes en sus diferencias”.(p137)

Aquí retomo el concepto de “amor a la particularidad “que esbocé al principio.

Estas reflexiones del principio,me condujeron a intentar contrastarlo en lo que hace


nuestra práctica clínica y verificar, cómo se desarrolla este sesgo del amor en el
desarrollo de la cura, que cómo tal es un proceso, que sobre el terreno del amor: amor
de transferencia en Freud, amor al saber en Lacan, es el terreno en dónde se va a ir
develando la verdad del sujeto. Deseo de saber que inaugura la demanda hacia el
amor a una nueva producción del saber del final del análisis.

III-Transferencia y diferencia:

Serge André, en “Que veut une femme?”, en el capítulo sobre el amor en la mujer,.
Dice que aquello de lo cual la mujer no sabe de su goce y que le resulta enigmático y
loco, es sobre eso que quiere hablar pero no encuentra las palabras . Entonces,
propone André se dirige a un analista para que le diga lo que le pasa.El parte de la
noción de no-todo que posibilitaría que cuando algo falta entonces pide palabras.

Esto que André señala, es un hecho que se verifica en la clínica.

Muchas veces cuando el desamor la desvela, la mujer acude al psicoanalista para


que le nombre lo que le pasa. Demanda de palabras, de un saber sobre un goce
opaco, desconocido que la lleva a los límites del desasosiego, de estupor o del
suicidio.

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Lo femenino, que la habita, por ser no-toda, por estar dividida, dualidad constituyente y
constituva, le hace experimentar el abismo de la alteridad, que la habita en los límites
del lenguaje y que, me atrevería a decir en el caso del desamor le hace síntoma,
porque la misma condición de opacidad, de falta de lenguaje, de falta de objeto , a ese
“bien de segundo orden” como le llama Lacan en Aún, al estar más allá del lenguaje,
no le es suficiente para sostenerse en los límites de la razón cuando el amor no vela
su falta en ser.

Por eso, es más soportable, en algunos casos, ponerle un rostro a ese falta y aunque
paradójicamente sufra, ponerle un rostro o un nombre a la causa del desamor lo limita
y la limita.E s preferible la angustia frente al objeto ,que el horror frente al desamparo,
al exilio de sí misma.

Lo que un mujer demanda en un análisis, me condujo entonces, a pensar en una


hipótesis paralela: hay dos posiciones diferenciadas, con respecto a la demanda, con
respecto al amor en la posición femenina una demanda con respecto al decir y en la
posición masculina con respecto al hacer.

Es frente a esta “locura de mujer” y aclaro que no digo “la mujer”, no sólo por su
condición de no-toda, sino por que no es exclusiva de ellas ya que el hombre también
la padece. Padece por que se desconcierta, porque no entiende, por que le da miedo
la locura que tiene frente a él y también porqué no quiere saber que algo de esa
locura que también lo habita aunque tenga otra forma .

En ese sentido,le hace menos estrago, ya que el fantasma le hace de límite y esto a
veces, facilita las cosas o por lo menos, lo sostiene, dentro de los límites.
Desde la posición masculina, entre el sujeto y el Otro, está el pequeño a. El a le
hace de límite. Pero a veces, esto fracasa y entra en pánico.

Muchos análisis en varones se detienen o interrumpen en este punto, cuando de


alguna manera al atravesar el fantasma , tiene que separarse del objeto de goce.
Pero al principio de un análisis cuando el desamor les afecta, o el engaño o la traición,
quieren, algunos, no entender lo que les pasa a ellos, ni ponerles palabras a su
desaliento o sufrimiento, sino que se establece una demanda sobre el hacer. ¿Qué
hacer para recuperar el objeto que ilusoriamente les colmaba? De ahí que sea un
hecho constatable y no sólo en la clínica, que a los hombres les entre mucha prisa en
o bien en recuperar el objeto amoroso, cuando lo han perdido,o en sustituirlo por otro
que haga de i de a , con una facilidad sorprendente.

Pero sin llegar a los extremos del desamor, en uno u otra posición, cómo
condescender a ese horizonte de locura ,que representa este más allá del falo y que
es más frecuente en las mujeres por su condición de privadas en lo real, pero que
afecta también a los varones, cuando del juego del amor se trata?

A grandes rasgos entonces, la diferencia con respecto a la demanda sería , desde la


posición femenina de un “saber decir” que bordee el vacío,mientras que desde la
posición masculina,la demanda sería por un “saber hacer”, una técnica, digamos, que
le indique cómo tapar la angustia de castración.

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IV:El amor a la particularidad:

Por último el “amor a la particularidad” o a la diferencia, amor de sujeto a sujeto,


implica no sólo un bien decir sino un bien hacer, porque aunque el amor esté tejido
con palabras, también precisa de la dimensión del acto.

Pero un acto sin horror, aunque a veces llegue al espanto y en otros sólo se trate de
ternura, o si domina el temor sólo quede en un guiño.

En suma, un saber decir culminado en un saber hacer, que dependerá de la habilidad


de los intérpretes, lo que en el plano de la enunciación marca un estilo.
Va a depender, como en los oficios y en el arte, de la maestría de los actores-artífices,

Luisa Cáceres
Palma de Mallorca, 28 de octubre del 2001.

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