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EL SUEÑO DEL HUMANISMO

El humanismo defendió que el fundamento de toda la cultura debía buscarse en las artes del
lenguaje.

Fue un sueño porque los medios no bastaban para alcanzar el fin: el proyecto solo valia sobre
el papel de los planos.

Prólogos a las Elengantiae de Lorenzo Valla sobre 1440. Propone el rescate del latín. En latin se
hallan todas las ciencias y artes propias del hombre libre. Conexión imprescindible entre la
lengua y las restantes disciplinas. En el latin esta la raíz de todas las artes y el fundamento de
todas las ciencias. Valla aseguraba que las Elegantiae podían restaurar toda una civilización
mejor, de la pintura al derecho y a la religión.

Memoria de las grandezas del pasado por los restos de las ruinas.

Visión global del pasado como modelo del presente

No había ciudad que no quisiera presumir de orígenes clásicos o no se buscara un fundador en


la antigüedad.

El humanismo empezó en Padua entre el doscientos y el trescientos comenzando un nuevo


estilo literario y una civilización.

Se impulso la demanda de enseñanza y para el trescientos la Italia del norte y el centro


contaba con escuelas que empezaron a demandar gramáticos y lecturas que cada día eran más
clásicos. Se fue gestando una atmosfera clásica cada vez más densa.

La literatura una experiencia estética personal. Fascinación por los logros de la antigüedad, el
mundo antigua como obra de arte.

Si Petrarca, Cola de Rienzo, Lovato Lovati no hubieran vibrado con esa pasión de artistas, el
humanismo nunca habría llegado a existir.

Cola de Rienzo https://www.labrujulaverde.com/2016/10/cola-di-rienzo-el-ultimo-tribuno-de-


roma El ultimo tribuno de Roma. Muere en 1355. Hizo peligrar el poder papel y de los Estados
Pontificios. Casi intentaba resucitar el Imperio Romano.

Reconstruir la antigua roma a base de la gramática? Intención recobrar la dimensión auténtica


humana de la cultura, el primer paso es rescatar la lengua real. Pues como dice Valla, lengua,
cultura y sociedad con inseparables. Una lengua vulgar no puede contemplarse como vehículo
de una cultura integral. Lo solución recuperar y limpiar e imponer el uso propio de la gran
literatura romana, amiga de la expresión concreta.

Para los humanista fue difícil la búsqueda de material de manuscritos de los maestros antiguos
y darles una lectura. El autor imitado como punto de referencia. Seguir los modelos clásicos
pero esto no impidió a los autores tener su propia voz. No imitación.

Al humanismo le debemos que nuestra dimensión es la historia. El hombre vive en la historia. Y


por ahí en la esperanza, es decir, es posible cambiar la vida, que la restitución de la cultura
antigua abre perspectivas nuevas, que el mundo puede corregirse como se corrige un texto.
Desde Petrarca, los grandes humanistas vieron que la recuperación de un texto tras otro les
daba ilusión, un caudal inagotable.
El aprendiz humanista debía aprender las letras asi como el hablar, las costumbres y refinados
modales. Educados en los buenos saberes.

El humanismo era una cultura completa con un estilo de vida, un saber que acompañaba al
hombre en las mas variadas circunstancias. Alternativa total al mundo que despreciaban.

Frente a la otra propuesta intelectual, la escolástica. Paradigma científico que ni toleraba


aficionados ni se prestaba a entrar en la vida diaria. Petrarca la rechazaba por ser estéril,
quedar en datos y especulaciones sin consecuencias prácticas.

Leonardo Bruni o León Battista Alberto entre las figuras más ilustres del humanismo, gestes
con dinero e influencia, heredados o adquiridos. El humanismo era para la élite. Con el
humanismo los grandes tenían poco que perder. Proporcionaba una elegancia inédita con que
distinguirse y no solo del común de los mortales sino entre las filas de la propia élite. Era un
universo cultural nuevo, polivalente, manejable, cómodo… el humanismo se prestaba a ser no
sólo escuela de erudición, sino instrumento político y estilo de vida para grandes señores. Los
studia humanitatis podían ser un valor estimado entre los grandes.

Los studia humanitatis eran muchas cosas, pero también un arma y un distinguido
entretenimiento de príncipes. El retorno a la Antigüedad fue configurándose como alternativa
total a las frustraciones del presente.

Los humanistas italianos fueron el más poderoso motor de la cultura europea. Entre el
atardecer del Trescientos y el alba del Quinientos, en el panorama intelectual de Occidente
apenas hay una novedad de importancia que no nazca del humanismo de Italia o haya que
reconocerle una deuda significativa.

Petrarca honrado como fundador del humanismo y padre del renacimiento. África (que canta
en hexámetros latinos las hazañas del conquistador romano Escipión el Africano) y una
colección de biografías de personajes ilustres titulada De viris illustribus. Los va a dejar
incompletos porque en su segunda etapa, entiende que que el humanismo debe salir al
encuentro de la vida diaria, la política, las amistades, los problemas éticos, las grandes
cuestiones intelectuales, para probar que el legado antiguo es la cultura humana que mejor
acompaña las enseñanzas de la religión. Pues como se ha apuntado antes, la restauración de la
lengua de Roma traería la restauración de todas las disciplinas, e incluso la pintura, la escultura
y la arquitectura renacerían.

Hacia 1440 en Florencia no existía ni un solo cuadro de temas clásicos. Nadie dio el paso de la
lengua y la literatura a las artes plásticas con más seguridad que Leon Battista Alberti. De
pictoria, donde explica la compositio pictórica, donde debe haber una jerarquización de
elementos que dependan entre sí. Que no es mas que un trasvase a la plástica de la
compositio de la tradición retórica. Estas se van a convertir en las máximas innovaciones del
arte renacentista. De re aedificatoria (1443-1452) cota suprema del primer humanismo. Y lo va
a escribir en latín. Y continuas referencias a la Antigüedad.

Antonio de Nebrija- Isagogicon cosmographiae.

Valla muere en 1475. En torno a esa fecha, la situación tiene efectivamente todas las
apariencias de un triunfo: el humanismo ha alcanzado respeto y prestigio, hasta ir entrando en
los círculos del poder y del dinero, y sobre todo, se le han entregado las llaves de la pedagogía.
Desde ahora, sin studia humanitatis no hay ya educación socialmente estimable. Una persona
culta y bien educada es aquella que ha hecho suya la versión del humanismo. Al alumno más
común de los humanistas se le pediría manejo del latin con soltura, familiarizado con las
grandes obras de los grandes autores y se mueva ágilmente por la antigüedad, sin necesidad
de convertirse en un experto de pies a cabeza. Frente al pasado, el saber está viviendo una
época de esplendor y justificadas esperanzas.

La divulgación del humanismo a través de la escuela significaba poner al alcance de cualquier


unos conocimientos que hasta entonces habían sido únicamente de una combativa minoría.
Pero al ser los studia humanitatis programa escolar, la figura que los representa no es ya el
intelctual que acomete empresas brillantes, sino el maestro, mejor o peor preparado.

Pero otra era la situación más allá de los Alpes. El humanismo, con la fascinación de la
novedad, se aviva sus encantos como modelo de cultura y de vida. Desde las postrimerías del
Trescientos venían difundiéndose por Europa no pocas obras clásicas puestas en circulación
por el humanismo, y escritos de los propios humanistas.

El triunfo supremo del humanismo, por más de tres siglos, radica en haber puesto los
cimientos de la educación que formó a las élites europeas. El humanismo cuajó fuera de Italia
no porque Livio y Cicerón cayeron en manos de más lectores ni porque fuera adoptándolo un
erudito tra otro hasta convertirse en orientación prodeminante, sino porque consiguió en las
altas esferas un numero importante de padrinos generosos. Fueron ellos, principalmente,
quienes favorecieron el clima y proporcionaron los medios necesarios para que las propuestas
de los humanistas se concretaran en prácticas e instituciones de larga repercusión social,
quienes constituyeron el marco que aseguraba continuidad, coherencia y proyección al
quehacer de los expertos. La aristocracia le prestó el poyo definitivo: sin él, el humanismo se
habría quedado en otra escuela de pensamiento, en una tendencia intelectual más, sin una
auténtica tendencia pública. Y esta se impuso, no por presión desde arriba, sino porque se
consideró interesante y valiosa como manera de vida y elemento de una sociedad.

A los stuhumanistas les quedaban muchos enemigos y muy duras batallas que librar. Pero en
cualquier caso, la alianza de los poderosos con los studia humanitatis les había ganado la mitad
de la guerra.

En el crepúsculo del Cuatrocientos, era inevitable en Italia una cierta depreciación del
humanismo porque flotaba en el mar de las menudencias cotidianas. Ahora que en todas las
escuelas se podía leer a Cicerón o Virgilio, o comprar sus obras por cuatro duros, los
humanistas de mayor talla tuvieron que fijarse un nivel más alto. Exigencias de especialización:
dio un paso decisivo en esto Angelo Paliziano con sus Miscellanea 1494. “nudos por desatar”
consiguiendo existir como clase privilegiada. Conquistar la condición de disciplina autónoma,
cerrándose la tradición histórica del humanismo italiano en sí, en una concha profesional. La
curiosidad de Poliziano era la filología.

Tras tal actitud, los studia humanitatis han llegado a un nivel en que no pueden avanzar a
través del imperialismo de otros tiempos, ganando terreno a otros saberes, sino a costa de
señalarse un marco propio, sacrificando la tentación anexionista.
Con la asepsia filológica de los Miscellanea, Poliziano, el supremo humanista, certifica la
desmembración del ideal humanístico del saber.

(sueño del humanismo, final pag. 89)

Lo de Poliziano no era la filología aplicada que habían perseguido los creadores del humanismo
y podía permitírselo porque ahora sí había un largo público especializado para valorar ese
saber especializado, y había unos géneros literarios adecuados para comunicarlo. Con
novedades para expertos y de notable categoría. Novedades de subido valor, tanto por los
temas como por el método, pero normalmente solo en el plano restringuido de la filología
clásica, en un plano ya no operante sobre los demás ámbitos de la cultura. Pero las
correcciones de Poliziano no van a ser seguidas, ej Vergilio en vez de Virgilio. Poliziano supone
el punto de llegada teórico. El punto en el que las aportaciones fundamentales de los studia
humanitatis están ya consolidadas y los humanistas italianos se han ganado el derecho a la
investigación especializada, el punto ene l que la filología clásica deja de ser el motor principal
de la cultura y se convierte en una técnica auxiliar de la historia y de la crítica literaria.

Ermolao Barbaro también atestigua el repliegue hacia la filología exenta que caracteriza la fase
terminal del humanismo italiano, ya a las puertas del Quinientos. La maestría filológica
arrincona el sueño de refundar la civilización. Durante más de un siglo, los studia humanitatis
habían desempeñado el papel preponderante que en otras épocas a correspondido a otras
artes o a otras ciencias: proporcionar no solo materiales, sino aun más, paradigmas y
sugerencias a los demás saberes. Como mera filología, les quedaba no poco que decir. Pero ya
no la consigna rectora.

Ermolao muere en 1493, Poliziano en 1494. Con ellos había arrancado todo el proceso y se
habían ganado la torre de marfil de la mera filología clásica.

Va a haber un desconcierto en los studia humanitatis, bien por la dispersión a causa de las
guerras, los buenos que mueren, y también señalar que la culpa debe atribuirse también al
desconcierto de la sociedad y de los propios interesados ante el reajuste que se producía en el
seno mismo de los studia humanitatis, entre maistri de scolaa, professori de humanita y con un
publico , hijos de poderosos, que tras pasar todas las exigencias de la pedagogía humanística,
no pretendían competir en erudición con sus preceptores.

Guillaume Budé, Desiderio Erasmo, Juan Luis Vives, forman el núcleo de la élite que más
renovadoramente ejerce el poder intelectual en Europa. A todos los alienta una fe
despiertamente crítica en las múltiples capacidades de la eloquentia y todos aceptan lo que
Juan Luis Vives desarolla en el De disciplinis: el camino del conocimiento es un ir y venir entre
verba, res y mores, entre lenguaje, realidad y formas de vida, cuando se corrompe y eslabon
de la cadena, los otros se corrompen. Valla había explicado que el significado del lenguaje
reside en el uso, ahora se está cerca de que la verdad está en la utilidad, y en esa dirección va
Vives. Ninguna etapa del humanismo se había mostrado tan deligente en poner objeciones,
censurar , corregir y descartar a tantos autores antiguos.

Ninguna generación de humanistas había alcanzado antes una visión tan rica de los problemas
de su tiempo ni con tan amplia perspectiva europea. Con mas fuerza que nunca, los studia
humanitatis fueron a principios del Quinientos la cultura nueva de una nueva época. El paisaje
en el que se mueven abarca al par la Antigüedad y la actualidad.
De copia erasmiano daba por supuesto que cualquiera que aspirara a ser considerado un
autentico erudito debía haber leído por lo menos una vez en la vida a todos los clásicos, de
todos los generos, extractando y anotando cuantos elementos de interés fueran ofreciéndoles.
Una investigación a perfilar las opiniones propias confrontándolas con las ajenas, no copiar y
repetir. Y no sustituir el punto de vista personal, sino tenerlos todos en cuenta y matizar los
unos ocn los otros. Los resultados más vivos se ven en Budé, Erasmo y Vives.

Erasmos de Rotterdam, consejero de Carlos V e interlocutor de Lutero. Holandés. Le


caracteriza el eclecticismo, la amplitud de miras y la plasticidad y la ambigueda de posiciones.
El Erasmo de impronta mas profunda esta es ser un pedagogo mas que erudito, preocupado
por aprender cosas utiles para enseñarlas a los demás que por descubrir verdades de
aplicación incierta. Tuvo la inteligencia generosa y humilde de componer todos los manuales
que los máximos humanistas no se habían dignado escribir. Fe en que el latín podía
mantenerse en diálogo siempre ágil con el mundo contemporáneo, asimilándose igual que una
lengua vernácula, sin necesidad siquiera de enmarañarse en reglas ni preceptos sino gracias a
la familiaridad con los buenos autores y en un aprendizaje que no debiera distinguirse del
juego, la lectura por placer y la experiencia cotidiana.

Al margen de las rutinas escolares, la copia erasmiana contribuyó poderosamente a fecundar


las letras del Renacimiento porque no era un simple artificio retórico, sino un autentico
método de ocmprensión y razonamiento enderezado a lograr tanto una fluidez de palabra que
permitiera descubrir nuevos aspectos de las cosas como una percepción más completa que se
resolviera en un manejo mas fácil de la lengua.

Bien asentado en las cumbres del poder, el humanismo avanzaba ahora por la cantidad mas
que por la calidad de los neófitos: y el avance suponía una sustanciosa ampliación del mercado
del libro y eso brindaba nuevas salidas profesionales al experto. Y es que el mercado pedia
sobre todo textos y manuales.

Erasmo firmó y avaló con un prólogo multitud de textos, griegos y latinos, cristianos y paganos,
y pavimentó con manuales el noviciado entero de los studia humanitatis. Lo que nos interesa
es que para entonces la critica textual había alcanzado para esas fechas un nivel y una
densidad que exigían la dedicación total: la más alta filología no era ya materialmente
compatible con una actividad plural como la de Erasmo. Había llegado la hora de los
especialistas: tocaba su fin el sueño del humanismo.

Nadie hizo sombra a Erasmo como autor de manuales. Obra didáctica de Erasmo, va a
cristalizar el humanismo en una bibliografía básica. Los studia humanitatis estaban ahí al
alcance. Ahora el humanismo deja de ser el motor de una civilización para convertirse en la
columna de una cultura general.

El itinerario de Erasmo termina en la teología. Pretendía ofrecer el reverso de la teología


oficial, reemplazarla por otra diametralmente opuesta.

Los Colloquia erasmianos son a la par manual de conversación latina y manual de una teología.
Erasmo aspiraba a imbuir a todos los fieles para desplazar a la teología sistemática oficial. Y
para ello usa la elocuencia como modelo de instrucción. Erasmo concibe la teología según los
parámetros de la eloquentia, la contempla en unas coordenadas y de acuerdo a unos
planteamientos que corresponden a los de los studia humanitatis, se repite los paradigmas del
humanismo. A Erasmo le interesa derriva al enemigo tradicional del humanismo, el método
escolástico. No por mera rivalidad de escuelas sino porque cumple con el objetivo de una
lengua a la medida de todos los hombres. Porque el núcleo de la teología erasmiana reside en
el lenguaje y con perfecta coherencia porque Dios se ha hecho lenguaje y a través del lenguaje
hay que buscarlo. Y la propagación de esa metodología sigue el programa de la retórica
antigua: con objetivo reforma social y moral, lo que le importa es persuadir y para ello recurrir
al instrumento de los afectos del ánimo.

Erasmo brinda la última gran versión del sueño del humanismo. La vieja aspiración a una
cultura lingüística y literaria ahora en un pensamiento cristiano con la elocuencia como
herramienta para salir al encuentro del conflicto religioso del momento.

Para entender la teología de Erasmo, sus aportaciones, han de valorarse siempre calibrándolas
con la doble medida de la teoría y la historia humanista. Las enseñanzas de Valla están en el
omnipresentes. Pero no necesariamente significa que tomara el relevo donde Valla lo dejó, a
menudo se debe a que ambos responden al mismo impulso inicial.

Erasmo ponía como punto de partida indispensable restaurar la letra y captar el espítiru de
tales textos enmarcándolos en los contextos en que nacieron, según las técnicas tan
satisfactoriamente ensayadas con los clásicos. A la realización de esos designios merced al
Novus Instrumentum contribuyeron inmensamente las adnotaciones de Valla, pero no fueron
exclusivas. Sino que fue el proyecto lo que llevaron a Erasmo a encontrar estas adnotaciones.
Ya habí empezado para 1501 a estudiar griego. Cosa esta de trabajo desde las letras latinas a
las griegas que formaba parte de los presupuestos constitutivos de los studia humanitatis.
Petrarca la persiguió con estusiasmo aunque sin fortuna, Salutati y Crisoloras la inauguraron
felizmente y la generación de Poliziano pudo tenerla por consolidada. Valla en la segunda
redacción de las adnotaciones el hincapié se desplaza sensiblemente desde la mera corrección
de la Vulgata hacia una nueva traducción fundada en la revisión del texto griego. Asi que
Erasmo se vuelca en ese objetivo, porque al igual que Valla, se beneficia de las premisas
básicas del humanismo, y como hombre de su tiempo, y no solo basándose en fuentes
literarias, sino en los maestros recientes.

Erasmo determinó en 1500 dedicarse a los estudios bíblicos durante el resto de su vida. Y la
Sagrada Escritura habla en tres lenguas: hebreo, latin y griego. Desistió de aprender hebreo
por la dificultad de la lengua. Y este trilingüismo estaba en los planteamientos iniciales del
humanismo. El Cuatrocientos abunda en amagos en esa dirección. Quizás el esfuerzo más
revelador es el debido a Antonio de Nebrija quien en 1486 había acometido ya el estudio del
hebreo.

El Cardenal Cisneros hizo la Biblio Poliglota Complutense 1514. Nebrija le había prestado
inspiración y discípulos pero no había querido involucrarse más porque deseaba que hubiera
equilibrio entre las tres lenguas y Cisneros dio mayor relieve al texto latino estampado en el
centro de la página flanqueado del hebreo y el latín.

Erasmo la va a utilizar para revisar el Novum Instrumentum. Cuando empezó a profundizar en


la filología de la Escritura, ni el ni Nebrija conocían las adnotaciones de Valla. Este es el dato
interesante: ambientes distintos y materiales propios, se llegaban a métodos y resultados
convergentes y en fechas cercanas porque un biblismo como el erasmiano salía de la misma
dinámica interna de los studia humanitatis.
Erasmo no hace más que recoger y acentuar a la altura de los tiempos y de su personalidad,
unos supuestos que pertenecen al patrimonio fundacional de los studia humanitatis. Erasmo
nunca consideró a Petrarca como un mentor de relieve.

Los humanistas se habituaron no solo a una larga medida de tolerancia con ideas y conductas
que teóricamente no podían aprobar, sino a la búsqueda de unas constantes éticas que en
última instancia unieran a los hombres, cristianos y gentiles, por encima de tiempos y
fronteras. Pero esto llevaba al humanista a abultar las coincidencias con la moral de los
clásicos a costa de ocultar las diferencias más ostensibles.

El núcleo e la religiosidad erasmiana es asimismo el núcleo de la religiosidad característica de


los humanistas.

De remediis utriusque fortune, la gran obra de los años de plenitud de Petrarca, donde al igual
que Erasmo, quiso reunir los tesoros morales de la Antigüedad.

Nunca despuñes de Erasmo habrá tantas voluntades de dar respuesta cabal a los problemas
del mundo contemporáneo, renovando profundamente la sociedad y las conciencias, gracias a
un programa inspirado en los studia humanitatis. Quizás nada dice mejor las ambiciones del
humanismo que la inmensidad del proyecto erasmiano, ni nada muestra más palpablemente
sus debilidades. Pues sus ideales de tolerancia y fraternidad sucumbieron en los campos de
batalla y concilios. Creeríamos reconocer la religiosidad de Erasmo en muchas paginas escritas
dos siglos después pero sus constantes éticas se conjugaban con un espíritu cristiano que fue
extinguido durante el Siglo de las Luces alegando el laicismo estratégico, instrumental, de los
humanistas se volvía autónomo en los ilustrados, la Razón desplazaba a Cristo. El tiro había
salido por la culata.

Y es que los humanistas nunca terminaron de resolver por completo la tensión entre fidelidad
al pasado e implicación en el presente. Erasmo como Petrarca y tantos otros, sacrificaron
demasiadas veces el rigor ala concordia, plegando la interpretación de los textos clásicos a la
conveniencia de defenderlos como ética y aun teología. En cuanto a la creación literaria,
propugnaron una poética de la verosimilitud, la racionalidad y el sentido común, pero no podía
llevar hasta el final tales exigencias porque se lo vedaban el latin y la imitatio: y por muchos
frutos en la lirica o el ensayo, les escapó el arquitípico de la modernidad, y la novela y poco
menos que toda la gran literatura de ficción se hicieron en vulgar.

La ambigüedad preside también la entera parábola del humanismo. Ese panorama rico en
novedades no solo esta lejos de ser una concreción satisfactoria del sueño del humanismo, y
muchas veces para la concreacion satisfactoria del sueño del humanismo, únicamente pudo
alcanzarse a costa de despertar del sueño. El objetivo de los humanistas, ideal de una nueva
civilización a través del rescate, comentario y difusión de los lubros de los antiguos.

Fue Pandolfo Collenuccio quien señalo con mayor claridad al insistir que las cuestiones en
debate no se resolvían con autoridades y diccionarios griegos, sino a través de la observación y
la experimentación directa. Anuncio nuevas orientaciones intelectuales no iban a salir ya de los
studia humanitatis, como durante más de un siglo estaba ocurriendo, sino que en buena
medida consistirían en una rebelión contra los studia humanitatis. Porque se llaga a la
negación de la idea central del humanismo, de que las letras antiguas son “omnis scientie
fundamentum” y los maestros clásicos han de brinder la vía mayor “ad omnem sapientiam”.
Ni que decir tiene que las resonancias de los poetas, los historiadores o los filósofos de Grecia
y Roma continuaron oyéndose. Pero eran ya dispersos: la pervivencia de la tradición clásica no
puede entenderse como pervivencia de humanismo, y menos del humanismo en tanto
paradigma de toda la cultura. El mismo Erasmo llegó a ver como los studia humanitatis iban
perdiendo la función de vanguardia que durante tantos años habían desempeñado en la
batalla del conocimiento que conducía al nacimiento de un mundo mas rico y mas hermoso.

No es justo llamarlo derrota porque eran los propios studia humanitatis quienes habían
llevado a tal situación: la grandeza del humanismo reside precisamente en haber abierto
tantos caminos que a partir de un cierto momento ya no pudo seguir recorriéndolos por si
mismo y tuvo que ceder el paso a otros.

Para los nuevos exploradores, ir más allá del humanismo era ir en contra del humanismo.

Lo que estaba en juego no eran los innumerables logros obtenidos por los humanistas, sino la
conveniencia de abandonar los clásicos y la filología o la eloquentia en tanto punto de partida
y vía principal de la investigación. Los frutos seguían frecos, pero las raíces del humanismo les
parecían a los pioneros de la modernidad definitivamente agotadas. En la lengua y la literatura
antiguas, no se veía ya la savia, y en el mejor de los casos las flroes, la parte más hermosa pero
también la mas débil.

ESCURSO

Situar la huella de Poliziano en el. De el y de Barbaro. Poliziano había llevado al máximo grado
de perfección técnica a la filología clásica hasta la fecha y Erasmo echa mano con toda
naturalidad de los instrumentos que él le presta. Pero Poliziano concebía la filología clásica
como un fin en si misma, y Erasmo divergía ahí, en la medida que se acercaba a Lorenzo Valla,
en el intento constitutivo del humanismo. Porque el humanismo originario quiso cambiar
Europa no enseñándole meramente filología, como Poliziano, sino mostrándole, como Valla,
las posibilidades de la filología, de la eloquentia, en tanto cimiento y paradigma de todo saber
y quehacer del hombre. Y esta es la empresa que retoma Erasmo.

(Adagia concede a Poliziano mayor presencia que cualquier libro de Erasmo)

Los fines de Poliziano son los medios de Erasmo. Gracia a Poliziano, Erasmo sabía mucho más
griego que Petrarca. Pero gracias a Valla, pretendía usarlo de una manera mucho más afín a
Petrarca. Esa continuidad profunda entre el trescientos y el Quinientos bastaría para certificar
que el propósito de ir más allá de los estudios clásicos es tan congénito al humanismo como los
propios estudios clásicos. La vocación filosófica, religiosa, política, la voluntad de renovar la
civilización aparecen en toda la trayectoria del humanismo y son una ed las claves primordiales
de su perduración a largo de tres siglos. Cada humanista recorre un tramo mayor o menor en
ese camino de las artes del lenguaje a un mundo nuevo. El volumen de competencia técnica
importa menos que el hecho de que la filología y la eloquentia dieran los paradigmas del
conocimiento, los modelos últimos del trabajo intelectual.

Pero ni Poliziano, ni la historia del humanismo en especial, en su decisivo papel de aliento de la


cultura y elemento de transformación de la realidad, ni en Italia ni fuera, se acaban en la pura
filología clásica. La perspectiva de un Erasmo, un Vives o un Budé nos proporciona una fácil
corrección.
https://eledeeli.wordpress.com/2015/08/02/resena-el-sueno-del-humanismo-de-petrarca-a-
erasmo/

http://www.elcultural.com/revista/letras/El-sueno-del-humanismo-De-Petrarca-a-
Erasmo/6193

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