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Romance de La Luna, Luna, Federico García Lorca Este poema fue

escrito por Federico García Lorca. El tema del poema es la


descripción de la trágica muerte de un niño gitano. Un niño gitano se
está muriendo y mientras lo hace, habla con la muerte (simbolizada
por la luna) pidiéndole que no se lo lleve con ella. Cuando los
gitanos, familia del niño, llegan a la fragua y lo encuentran ya
muerto, gritan y lloran sumándose en una profunda tristeza.
En cuanto a la estructura externa, como su título indica este poema
es una romance, poema compuesto por una serie indefinida de
versos octosílabos con rima asonante en los pares y donde los
impares quedan sueltos. En el poema se puede ver claramente
algunos rasgos propios del romancero como puede ser la
alternancia verbal entre el pretérito y el presente, el uso del diálogo
en estilo directo, las repeticiones expresivas, etc. Es un poema de
carácter narrativo y se plantea como un cuento, por eso mismo se ve
una cierta progresión y un final marcado: presentación de los
personajes (versos 1-8), planteamiento del conflicto y diálogo entre
el niño y la luna (versos 9-20), clímax1 (versos 21-28) y desenlace
(versos 29-36).
1 Un clímax es el punto de mayor intensidad o fuerza en una serie
creciente.
En cuanto a la estructura interna se pueden diferenciar tres partes:
Versos 1-8. Narrador. El poema comienza con una personificación de
la luna a la cual se la dota de atributos femeninos y simboliza la
muerte, a la cual el niño mira. Versos 9-20. Diálogo entre la luna y el
niño. En esta parte es donde se observa el máximo nivel de
dramatismo. Se pasa del estilo indirecto al directo aunque no hay
ningún verbo introductorio (“Huye luna, luna, luna”). El niño suplica
a la luna que se vaya ya que se niega a morir. La luna responde pero
hace lo que tiene que hacer a pesar de las súplicas del niño. Versos
21-36. Narrador. En esta tercera y última parte se describe como la
acción finalmente ha sucedido y la muerte se ha llevado al niño, el
cual ya tiene los ojos cerrados. Se describe como los gitanos, familia
del niño ya muerto, vienen pero lo único que queda son los llantos y
gritos de los gitanos que no han podido hacer nada para evitar la
muerte del niño.
Analicemos ahora las partes estructuradas; el poema comienza con
la utilización del tiempo verbal característico de la narración: el
indefinido vino (“La luna vino a la fragua”). Los cuatro primeros
versos se dividen en dos mitades, la primera (los dos primeros
versos) presenta al primer personaje de la historia: la luna. En la
segunda parte, los siguientes dos versos, se presenta al otro
personaje: el niño. El uso de la repetición de una palabra –“la mira,
mira”– presenta una abierta relación con el título (“Romance de la
luna luna”) que es característico de las canciones de corro, lo que le
da a la escena un halo un tanto ingenuo e infantil.
A partir del verso quinto se nos presenta esta seductora luna la cual
intenta hechizar al niño agitando sus brazos y enseñando sus senos
de duro estaño para llevárselo con ella. En la doble adjetivación del
verso 7 encontramos una clara contradicción entre pureza y
lubricidad, además de, como ya hemos comentado antes, la
adjudicación de adjetivos a seres no animados, la luna personificada.
También se puede resaltar la personificación del aire que parece
entender la conmoción que experimenta el niño (“aire conmovido”).
A partir del verso noveno pasamos al diálogo entre el niño y la luna:
Como ya hemos comentado antes, ahora se pasa al estilo directo
pero sin un verbo introductorio que sirva de puente, en los versos
que forman este diálogo se puede apreciar un gran nombre de
verbos en imperativo (“Huye, déjame...) El diálogo está repartido
equivalentemente entre los dos personajes, que son iguales de
importantes. Este dramático diálogo entre los personajes queda
reforzado por las respectivas advertencias de muerte que aluden a
los gitanos, familia del niño (“Si vinieran los gitanos...”) Verso 10
(“Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los
ojillos cerrados.”) Verso 14-16. Un sutil matiz del modo verbal que
utiliza cada personaje marca la diferencia que nos indica de que va a
ser la luna la vencedora: el carácter hipotético de la amenaza del
niño (“si vinieran los gitanos”) y la luna firme y segura (“cuando
vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque...”). También es
importante observar como en ambos casos se utiliza un eufemismo2
al hablar de la muerte, así pues el niño dice: “Harían con tu corazón
collares y anillos blancos” y la luna replica: “te encontrarán sobre el
yunque con los ojillos cerrados”. En los siguientes versos el niño
advierte a la luna para que huya ante la inminente
2 Palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye
otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca. 3
llegada de los gitanos, puesto que ya se oye el galopar de sus
caballos (“que ya siento sus caballos”) verso 18. El caballo en García
Lorca tiene siempre un valor simbólico que normalmente hace
referencia a la pasión desenfrenada que conduce a la muerte. La
réplica de la luna: “Niño, déjame, no pises, mi blancor almidonado.”
el blancor almidonado se refiere al vestido de la luna la cual se esta
llevando al niño.
A partir del verso 21 comienza a verse el desenlace del cuento y por
tanto, del poema.
Como vemos, el diálogo ya se ha acabado y pasamos de nuevo al
tono narrativo del comienzo. La primera de estas estrofas nos
psesnta la figura del jinete el cual viene “tocando el tambor de llano”
metáfora utilitzada para la imagen del ruido que producen los cascos
del caballo al galopar. El suelo sería como un tambor. Cuando llegan
los gitanos, el niño ya ha muerto. Para explicar que el niño yace
muerto, el narrador repite las palabras de la luna, “tiene los ojos
cerrados”. Mediante la metáfora “bronce y sueño” referida a los
gitanos, estos dos adjetivos expresan, por un lado el color de la piel
de los gitanos que es parecida al bronze, y por otro lado el sueño
alude a su condición màgica. También, la dureza del metal frente a la
inconsistencia de los sueños podría interpretarse como el contraste
entre esa poderosa fachada y lo que se oculta tras ella. Esto se
refuerza en los dos versos siguientes: “las cabezas levantadas” de
ese orgullo que contrasta con “los ojos entornados” que no quieren
ver la realidad.
Pasando al verso 29, la zumaya es un ave rapaz nocturna de
pequeño tamaño, que según la tradición andaluza, es un pájaro de
mal agüero. Aquí se le otorga ese valor de mal agüero, y en ese ¡ay!
parece reforzarse lo comentado anteriormente. Los versos en que el
niño va por el cielo constituyen una estampa maternofilial que
contrasta con la idea de la muerte del niño. La luna se ha llevado al
niño al otro mundo. En los cuatro últimos versos se explica el
desenlace de la historia en el que se describe la desolación que sufre
la familia gitana por la muerte del niño, que se expresa con llantos y
gritos. El poema finaliza con dos versos en que el aire, personificado,
vela la fragua. Se puede apreciar cómo en estos dos versos también
hay la repetición del principio (el niño la mira, mira / el aire la vela,
vela) también existente en el título del poema.
Un anàlisis estilístico del poema nos revela que el tono narrativo es
el que domina casi todo el poema, acompañado también de
enunciados exclamativos (“¡Ay, cómo canta en el árbol!”). La
adjetivización es bastante escasa ya que predominan los sustantivos
y verbos pero los pocos adjetivos que se emplean tienen el valor de
expresar rasgos no habituales en los sustantivos a los que
acompaña: aire conmovido, luna lúbrica y pura, etc. La mayoría de
adjetivos que aparecen son especificativos. En cuanto a los tiempos
verbales, García Lorca mezcla bastantes tiempos verbales con el
objetivo de de matizar el relato (“El niño la mira, mira. El niño la está
4 mirando.”) La diferencia de tiempos verbales también puede
expresar una diferencia en el espacio: el presente expresa la
proximidad (“aquí, en la fragua, el niño tiene los ojos cerrados”) y el
imperfecto la lejanía (“más allá se acercaba el jinete.”). En cuanto a
las figuras retóricas García Lorca utiliza un lenguaje totalmente
simbólico, con imágenes que sugieren algo que va más allá del
significado estricto de la palabra. Este lenguaje connotativo se utiliza
gracias al empleo de las figuras retóricas. Ejemplos: (Luna = muerte,
Caballo = portador de la muerte...) En conlcusión, García Lorca con
este romance explica una sencilla aunque conmovedora historia
llena de simbolismo en la que explica la muerte de un niño gitano en
una noche de luna llena. Cabe comentar el hecho de que Lorca
decida dedicar todo una obra de romances a la raza gitana, esto lo
hace porque para él ellos representan el alma andaluza, el
sentimiento, el misterio y el embrujo. Son el símbolo de la auténtica
Andalucía, libre y pasional. Además de todo esto, García Lorca trata
de romper con la imagen generalizada de que son gente peligrosa,
que roba y que se pelea por cualquier cosa, quiere demostrar que
detrás de esa fachada de gente orgullosa y mala se esconde un
pueblo noble y abandonado por la sociedad. En este romance se
recogen los temas y rasgos característicos de su libro Romancero
Gitano, así como de la tradición del Romancero anitguo (con un
comienzo in media res y un final inacabado). Así, aparecen los temas
de la infancia, la muerte, la pena y los gitanos y las figuras retóricas,
metáforas y símbolos característicos de su poesía: la luna, los
caballos, el aire, los jinetes, los niños, etc. Hay una mezcla de
tiempos verbales así como un uso de las repeticiones y de la métrica
tradicional. Finalmente podemos concluir en que modernidad y
tradición es una de las características principales de la poesía de
Federico García Lorca.

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