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MIS RECUERDOS.
SI.' Al'TOFi.

3. licardo |ii|a.

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MANILA:
iMPi 1>E RAMÍREZ Y GlllAVniF.'R,

1870,
ENSAYOS HISTÓRICOS
SOBRE
INTRODUCCIÓN.

Mas de tres siglos han transcurrido desde


que vio la renombrada, Sevilla surcar las
aguas del Guadalquivir a la escuadra regida
por el ilustre Hernando de Magallanes, y
mas de tres siglos han transcurrido también
desde el dia en que el valiente y desgraciado
•marino ambo a las hermosas playas Filipi-
nas, que había de regar con su sangre,
clavando en ellas, en nombre del hazañoso
emperador Carlos I, la cruz del Salvador y
el estandarte de Castilla; símbolos de civi-
lización y ele prosperidad; síntesis de la
empresa que acababa de llegar al puerto
deseado.
A l calor de los grandes hechos nacen y
se desarrollan los pensamientos nobles y
atrevidos. Los pueblos poderosos y magná-
nimos no circunscriben á sí propios la acción
de su vitalidad, de su poder y de su sa-
bichiria, y es • ley constante que traspasen
sus naturales limites, como los ríos sus ri-
beras, cuando se aumenta el caudal de sus
corrientes.
Por eso la España de Isabel I, del empe-
rador Carlos y del segundo Felipe, se levanta
potente y caballeresca tras una ruda lucha
de siete siglos, y los imperios ven con temor
sus nunca vencidas escuadras y denodados
tercios pasearse victoriosos en Flandes y en
Italia, en- Portugal y en Francia. Y como
si fuese la Europa estrecho círculo para sus
hazañas, buscan nuevos y mas dilatados
horizontes, y el valor y la fortuna de los
españoles muy pronto viene á pregonar la
fama desde las elevadas crestas del Atlas,
en los aliños picos de los Andes, y en las
floridas riberas de la remola Oceania.
Colon descubre las esplendentes costas
americanas, y mas tarde el inflexible Pizarra
y el político Hernán .Cortés arriban á ellas
'portadores de una religión sublime, de leyes
sabias y benéficas y de un vigoroso espíritu
de civilización, que debían disipar para
siempre las densas nubes de la idolatría y
de la barbarie mas refinadas. Ambos sus-
tituyen los falsos dioses de los Incas y
Fmperadores con la cruz de Cristo; sus idio-
mas toscos y groseros con el habla castellana;
sus leyes arbitrarias y crueles con admirables
códigos; su desmoralización con los lazos
del matrimonio, y su indolencia y repug-
nantes hábitos con el amor al trabajo y á
la dignidad propia.
Mas tarde arriba á las remotas tierras
Filipinas una débil armada regida por Miguel
López ele Legaspi, y preséntase á sus ojos
idéntico cuadro que ofrecieron á Cortés y
Pizarro, Méjico y el Perú: un pueblo y una
virgen y hermosa naturaleza, arrullada por
perfumadas brisas, pródiga hasta lo increíble,
con un cielo purísimo y una temperatura
benéfica; pero devorado por despóticos y san-
guinarios reyezuelos; sin religión, sin hábitos
sociales, sin leyes ni ideas de nada bueno
y grande... Cadáveres vivientes privados de
inteligencia, esclavos en medio de su libertad,
débiles y pobres en medio de su fortaleza
salvaje y de la riqueza de sus vegas y de
sus rios.
?.Qiié fuera hoy Filipinas sin el espí-
ritu civilizador que condujo á sus playas á
Magallanes .y Legaspi hace tres siglos? ¿Qué
importancia se hubiera conquistado entre los
eslraños pw su inteligencia y civilización?
¿Tendría ante sus ojos un presente mas
brillante y feliz que el que ahora le son-
ríe, ó por el contrario permanecería en el
mismo estado que hemos descrito?
Nadie aprende sin ver; ni la religión
ni las leyes ni las ideas viajan solas; es
preciso que se difundan por el ejemplo, por-
que - la planta de la civilización dificilmente
se propaga por semilla.
iQuereis saber lo que seria Filipinas
abandonada á sus propios recursos?.. Pues
entonces penetrad en las cordilleras de los
montes del Abra y del Caraballo. En en-
marañadas guaridas viven hoy tribus crue-
les y ciegas á la luz de la civilización y
del catolicismo, en el mismo estado que las
encontraron los españoles hace trescientos
años. Ahi las tenéis con sus instintos fe-
roces y su repugnante apariencia, sin otra
ley que sus deseos, sin otra religión que Ja
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superstición mas grosera: tedias, si, dispuestas
á verter la sangre de sus semejantes con j l
placer y la astucia del tigre, siempre que
el robo ó una prescripción ele la idolatría
en que viven asi se lo oralene: ahi están
como hace tres siglos, sin haber dado un
paso siquiera en el camino del progreso,
cada vez mas crueles y repugnantes, cada
vez mas suspicaces é imbéciles.
Ahora bajad la vista y contemplad. ¡Oh,
cuan distinto panorama! campos cubiertos de
doradas mieses que crecen en agradable con-
cierto; valles risueños donde pastan ganados
de todas especies, sustento del hombre y com-
pañero suyo en sus faenas agrícolas; casas
que en correcta alineación anuncian por si
solas el pensamiento que las ha precedido,
el de SOCIEDAD, que resume admirablemente
todos los demás pensamientos r/ue juntos pue-
dan definirse con el nombre de CIVILIZACIÓN;
establecimientos donde se adquieren instruc-
ción y hábitos de trabajo; y en medio de
tan agradable conjunto, de tanta vida y
movimiento, destacarse imponente y mages-
liwsa la cruz latina de los templos, como
presidiendo cuadro tan magnifico y consolador.
He ahí dos pueblos: comparad ahora esas
dos razas nacidas en el mismo suelo, entre
las que media un mundo de distancia, aun-
que pueden tocarse con solo estender el brazo:
y después acudid á vuestra inteligencia para
r/ue os esplique las cansas que han produ-
cido una diferencia tan enorme....
Pero ¿para que tomarse ese trabajo si las
liemos esplicado ya en lo que llevamos dicho?
¿Quien puede dudar ni un instante siquiera
que sin el influjo europeo, Filipinas seria
hoy lo que son esas razas desgraciadas que
tienen su guarida en los montes? Filas se
nos ofrecen como elocuente ejemplo de lo
que eran los habitantes de estas provincias
en los tiempos de Magallanes y Legaspi;
pero para gloria de la esclarecida Fspaña
su número es hoy muy reducido, y pueden
los ojos girar sin temor por su estenso ter-
ritorio, y presenciar el magnifico espectáculo
que ofrecen cinco millones ele habitantes que
viven tranquilos y dichosos en medio de la
abundancia y del bienestar, bajo el amparo
de su poder y de sus leyes.
¡Grande y providencial misión la de Es-
paña en todas sus empresas! ¡Premio me-
recido á la que combatió invocando siempre
el nombre del Dios de las batallas, y que
rica en creencias, caballeresca y magnánima,
ocupa por esta razón en la historia de los
pucMos, el altísimo lugar que sus virtudes
y su heroísmo la conquistaron!
Al penetrar nosotros en el pasado histó-
rico de Filipinas, guíanos el pensamiento
de hacer resallar en el cuadro de los su-
cesos que vamos á referir, la noble y gran
figura que la madre patria representa en
ellos, por su constancia en las adversidades,
por el espíritu, civilizador que. resplandeció
en sus actos en todas ocasiones, y por la po-
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litica fecunda y generosa con que marcó su
Jiuella de gigante en tino y otro mundo, y
que los siglos no han podido borrar á pe-
sar ele los desesperados esfuerzos que la pa-
sión y la ingratitud han hecho para con-
seguirlo.
Llevar á cabo esta obra y popularizar nom-
bres tan ilustres como los de Legaspi y
Anda, Salcedo y Úrdemela, cuyos gloriosos
hechos (¿penas si son conocidos fuera del pais
donde se desarrollaron, es una tarea evidente-
mente superior a nuestras fuerzas, pero que
emprendemos sin embargo con gusto, ani-
mados por el amor que siempre hemos pro-
fesado á España.
HERNANDO DE MAGALLANES.

1519.—1521.

Veintiocho años h a c í a que las A m é r i c a s


h a b í a n sido d e s c u b i e r t a s , c u a n d o creyó el
ilustre, n a v e g a n t e p o r t u g u é s F e r n a n d o ó
H e r n a n d o de M a g a l l a n e s que el m a r del
S u r debía comunicarse con el del Norte
por el polo A n t a r t i c o , y propuso á su r e y
don M a n u e l el descubrimiento de t a n im-
p o r t a n t e paso por donde podría h a c e r s e la
t r a v e s í a á las islas Molucas ó de la Es-
peciería, como entonces se las l l a m a b a . P e r o
sea que n o se c o m p r e n d i e r a la i m p o r t a n -
cia de la proposición, ó lo que es de
s u p o n e r m a s f u n d a d a m e n t e , que h u b i e r a
u n a p r e v e n c i ó n deliberada contra él, es lo
cierto que no se le escuchó, que se le r e -
cibió con altivo desprecio, sufriendo la amar-
g u r a de ver g a l a r d o n a d o s sus importantes
servicios con la m a s n e g r a i n g r a t i t u d . P e r o
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las empresas g r a n d e s y atrevidas, las con-
cepciones sublimes de aquellos entes en
quienes Dios h a puesto u n destello de su
omnipotencia para, que ejecuten sus altos
d e s i g n i o s y d o m i n e n su siglo por el i m -
perio del talento, no p u e d e n sufrir la m i s m a
suerte que las cimentadas en b a s t a r d a s p a -
siones y que el m e n o r contratiempo h a c e
desaparecer, p o r q u e al paso que en las
s e g u n d a s falta el impulso vigoroso y cons-
t a n t e que arrolla los obstáculos y aconte-
cimientos m a s adversos, preside á las p r i -
m e r a s u n a v o l u n t a d decidida que r o b u s t e -
cen las contrariedades, noble, desintere-
s a d a , sedienta solo de gloria y d e s n u d a de
todo lo que no es g r a n d e y g e n e r o s o . ¡Qué
g i g a n t e s c o se nos r e p r e s e n t a Colon, s u r -
cando las e n c r e s p a d a s olas del Atlántico,
cuando con faz s e r e n a y firme acento «espe-
r a d , » decia, á su descreida g e n t e , que con
súplicas y a m e n a z a s le e s t r e c h a b a p a r a q u e
desistiese de u n a e m p r e s a que ella califi-
caba de q u i m é r i c a y t e m e r a r i a !
Así, p u e s , el proyecto de M a g a l l a n e s no
podia m o r i r en su c u n a ; la ing'ratitud ó
l a i g n o r a n c i a no debían a h o g a r la concep-
ción de l a ciencia que es patrimonio esclu-
sivo de los pueblos, de la m i s m a m a n e r a
que u n a idea v u l g a r que viene á confun-
dir s u vida con su m u e r t e ; y asi fué q u e
este g r a n d e h o m b r e , lleno de a m a r g u r a ;
sin a m i g o s , p o b r e , pero rico de e s p e r a n -
zas y aconsejado do Dios, volvió los ojos
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a u n punto de la t i e r r a habitado por u n a
raza de héroes y regido por u n rey en
cuyas sienes iba pronto á d e s c a n s a r la co-
r o n a electiva del dilatado imperio de Alema-
nia, y comprendió desde l u e g o que a q u e l
rey y aquel pueblo m a g n á n i m o y p o d e -
roso, e n t e n d e r í a n su p e n s a m i e n t o y lo a c e p -
t a r í a n sin v a c i l a r .
Corría el año de 1519 época en que se
h a l l a b a m u y ocupada la atención de Car-
los I, puesto que con la m u e r t e de s u abuelo
el e m p e r a d o r Maximiliano venia á reali-
zarse el sueño dorado de su vida, alimen-
tado por él desde la infancia, de r e u n i r
bajo su cetro u n g r a n n ú m e r o de reinos,
c u a n d o se le presentó n u e s t r o héroe y le
espuso b r e v e m e n t e el motivo de s u l l e -
g a d a . Estos dos h o m b r e s ilustres se com-
p r e n d i e r o n perfectamente, y á pesar de l a s
c a l u m n i a s y acusaciones que l a n z a b a Por-
t u g a l c o n t r a H e r n a n d o , halló t a n favora-
ble acogida en el j o v e n m o n a r c a , que no
solo ordenó se le facilitasen cuantiosos re-
cursos p a r a llevar á cabo su atrevido p e n -
samiento, sino que le a g r a c i ó con el há-
bito de S a n t i a g o , favor á m u y pocos con-
cedido en aquel tiempo.
Por fin, el 10 de agosto del propio a ñ o ,
salió de Sevilla la e s c u a d r a e n c o m e n d a d a
á M a g a l l a n e s , que ufano por la confianza
que se le d i s p e n s a b a , a n s i a b a d e m o s t r a r
á la poderosa corte de Castilla c u a n d i g n o
era de ella, y qué legítimo su orgullo al
— 14 —
contemplarse gefe de m í a e m p r e s a que La-
bia de conducirle á la g l o r i a t r a s m i t i e n d o
su n o m b r e á la posteridad p a r a no. m o -
rir j a m á s ; y u n a población e n t e r a saludó
con e n t u s i a s m o s u p a r t i d a y le p r o d i g ó
s u s bendiciones, que Dios acogió p a r a der-
r a m a r l a s sobre los mas' d i g n o s .
Componíase la a r m a d a de cinco navios
denominados Trinidad, San Antonio, Con-
cepción, Victoria y Santiago. E n el p r i -
m e r o de los referidos b u q u e s se embarcó
M a g a l l a n e s , desempeñando en el tercero el
oficio de m a e s t r e , n u e s t r o i n m o r t a l vizcaíno
J u a n Sebastian de E l c a n o ; formando la tri-
pulación u n total de 237 h o m b r e s p a g a -
dos y racionados p a r a dos a ñ o s .
A los cuatro meses de viaje l l e g a r o n los
espedicionarios á la costa del Brasil, y n a -
v e g a n d o en d e m a n d a del m a r del S u r , al-
c a n z a r o n la b a h í a de S a n J u l i á n , donde
i n v e r n a r o n á consecuencia del crudo frió
q u e se e s p e r i m e n t a b a .
A c h a q u e fué de toda g r a n d e e m p r e s a
verse rodeada de obstáculos y c o n t r a t i e m -
pos. Contrariedades de esta especie s u r -
g i e r o n en l a q u e por g l o r i a de E s p a ñ a
d i r i g í a el ilustre l u s i t a n o , estallando á bordo
de v a r i a s n a v e s l a m e n t a b l e s desórdenes,
hijos de ambiciosas m i r a s , que cundiendo
r á p i d a m e n t e á toda la especlicion, p r e d i s -
p u s i e r o n los á n i m o s á la indisciplina y á
la a n a r q u í a m a s completas. M a g a l l a n e s com-
prendió desde l u e g o el i n m i n e n t e peligro
— 15 —
que la a m e n a z a b a sino se estirpaban en
su o r i g e n tales desórdenes; y s i g u i e n d o
i n s t a n t á n e a m e n t e al p e n s a m i e n t o la ejecu-
ción del p l a n que h a b i a concertado con re-
ducido n ú m e r o de leales allegados, cayó so-
b r e los m a s revoltosos sin darles l u g a r á
que se repusiesen del terror q u e les s o -
brecogió, condenándolos á la ú l t i m a p e n a ;
con c u y a medida, y otras tomadas por p r e -
caución, se s e r e n a r o n los á n i m o s y la es-
pedicion corrió á s u t é r m i n o sin tropiezos
que. la detuviesen, descubriendo por fin el
estrecho que lleva su n o m b r e el dia 1.°
de noviembre de 1520, y pasándolo en veinte
dias con l a pérdida del navio S a n t i a g o ,
que h u b o de n a u f r a g a r por lo d u r o de los
tiempos.
Ufano y ebrio de orgullo s u r c a b a el va-
liente m a r i n o el m a r del S u r , por donde
antes que él no h a b i a naveg'ado n a d i e ; des-
cubriendo á los pocos dias el archipiólag'o
de S a n Lázaro y s e g u i d a m e n t e la isla de
M i n d a n a o , donde m a n d ó decir la p r i m e r a
misa que se celebró en Filipinas tocando
tal dicha al pueblo de B u t u a n de la pro-
vincia de C a r a g a . (1)
Allí, y á la p a r que se celebraba esta
a u g u s t a ceremonia, se e n c l a v a b a en s u s
playas el s i g n o de la redención h u m a n a y

(1) S e n t i m o s n o p o d e r c o n s i g n a r d e l a m i s m a m a -
n e r a el n o m b r e d e l s a c e r d o t e , p o r n o d e c i r l o l a c r ó -
nica de aquel tiempo.
— 16 —
el estandarte de Castilla, síntesis de feli-
cidad y poder, conducidos á t a n remotos
horizontes por u n ilustre m a r i n o ; t o m á n -
dose posesión de estas t i e r r a s en n o m b r e
del g r a n emperador Carlos I de E s p a ñ a y
V. de A l e m a n i a , (2) el dia de P a s c u a de
Flores del año 1 5 2 1 .
L l e g a b a el suspirado m o m e n t o de que
M a g a l l a n e s demostrase á la a d m i r a d a E u -
ropa que su proyecto no h a b i a sido u n a
q u i m e r a , y de que P o r t u g a l l a m e n t a s e la
l i g e r e z a de su m a l aconsejado r e y , al pre-
senciar el magnífico espectáculo que ofre-
cían aquellas h a s t a entonces i g n o r a d a s r e -
g i o n e s , que con sus g a l a s de v i r g e n ve-
n í a n á embellecer y enriquecer la corona
del imperio m a s dilatado del m u n d o , y á
recibir en cambio leyes sabias y u n a r e -
ligión s u b l i m e y t o l e r a n t e , q u e e n s e ñ a á
los pueblos el camino que conduce á la
v e r d a d e r a civilización.
Al c o n t e m p l a r la g r a n d e z a y el pode-
río á que se elevó la E s p a ñ a del em-
p e r a d o r Carlos y de Felipe II, el vuelo del
p e n s a m i e n t o detiénese sobrecojido de ad-
m i r a c i ó n , y las abiertas p á g i n a s de su his-
toria aparecen a n t e n u e s t r o s ojos cual le-
y e n d a s de las mil y u n a n o c h e s . ¿Y como
no ser asi cuando s e g ú n u n a frase de aquel
tiempo j a m á s se ponia el sol en sus d o -

(2) Y a h a c i a u n a ñ o q u e l i a b i a u n i d o el imperio
de A l e m a n i a á sus dilatados dominios.
— 17 —
minios? Recordemos que A l e m a n i a , Ñapó-
les, Sicilia, el ducado de Milán, el F r a n -
co-Condado y los Paises-Bajos; T ú n e z y
O r a n e n la costa setentrional de África,
y las islas C a n a r i a s y de Cabo Verde for-
m a b a n p a r t e de t a n d i l a t a d a m o n a r q u í a ;
que en el N u e v o - M u n d o b r o t a b a n reinos
enteros m u c h o m a s estensos que los q u e
acabamos de e n u m e r a r que reconocían s u s
leyes; y que F i l i p i n a s , a d o r m i d a por el
m u r m u l l o de los m a r e s , d e s p e r t a b a de su
sueño al l l a m a m i e n t o del i l u s t r e l u s i t a n o ,
y colocaba gozosa u n a m a r g a r i t a m a s e n
la corona de los R e c a r e d o s y Alfonsos.
¿Y como no calificar de fabulosas las h a -
zañas que con a s o m b r o de las edades l l e -
varon á cabo en I t a l i a los Leivas y P e s -
caras, en el golfo de L e p a n t o los A u s -
trias y B a z a n e s , y en el N u e v o - M u n d o
la d u r a l a n z a de P i z a r r o y la p r o f u n d a
política de Cortés?
Breves dias p e r m a n e c i ó M a g a l l a n e s e n
B u t u a n , partiendo s e g u i d a m e n t e p a r a Cebú.
Sus h a b i t a n t e s le a c o g i e r o n con t a n t o afecto
que su rey H a m a b a r , su familia y c r e -
cido n ú m e r o de vasallos se convirtieron al
cristianismo. Solo el cacique de la p e q u e ñ a
isla de Mactan, situada frente de Cebú He-
b a b a á m a l la vecindad y b u e n recibimiento
que se dispensaba á los españoles; l l e g a n d o
á t a n alto g r a d o su enojo c o n t r a ellos,
que tuvo el atrevimiento de desafiar a Maga-
llanes, y este la debilidad de admitir el reto.
o
— 18 —
A u n h o m b r e que á lo esperimentado ca-
pitán r e u n í a lo h á b i l político, no podia o c u l -
tarse la i m p r u d e n c i a de fiar á los azares
de u n combate el p o r v e n i r de su gloriosa
e m p r e s a . P e r o las leyes de s u siglo e r a n
¿t a n ríjidas en m a t e r i a s de honor, que las
razones de conveniencia se s u b o r d i n a b a n á
ellas, so p e n a de ser el desobediente seña-
lado con el dedo por la m u l t i t u d como co-
b a r d e y m a l caballero; y esto h u b i e r a acon-
tecido al valiente m a r i n o , de no r e c o g e r
el g u a n t e arrojado á s u s pies por el a l -
tivo cacique.
Con 50 españoles escogidos acometió Ma-
g a l l a n e s á los enemig'os por m a n g l a r e s y
c e n a g a l e s y el a g u a á la c i n t u r a , y con
el arrojo que le d i s t i n g u í a h u b o de acer-
carse t a n t o á los contrarios, que ocultos
y favorecidos por las fragosidades del t e r -
r e n o pudieron herirle traidora-mente de u n
flechazo, quedando m u e r t o casi i n s t a n t á -
n e a m e n t e en el campo de batalla y con él,
seis españoles m a s . Los r e s t a n t e s , viendo
que era inútil prolong-ar la l u c h a por q u e
el t e r r e n o les imposibilitaba h a c e r uso de
las a r m a s de fuego, concertaron u n a dies-
t r a r e t i r a d a g a n a n d o sin m a s pérdidas l a
p l a y a , donde efectuaron el e m b a r q u e .
Tal fué el desgraciado fin de H e r n a n d o
de M a g a l l a n e s , víctima de u n a i m p r u d e n -
cia, ó mejor dicho de u n a necia ó e x a g e -
r a d a preocupación de su siglo. Nadie como
él supo g r a n g e a r s e la v o l u n t a d de los su-
vos por la valentía de s u s planes y la
sabiduría con que los realizaba. Mezclando
el rig'or con l a clemencia m a n t u v o l a su-
bordinación en su g e n t e . E r a reposado e n
sus proyectos, no desdeñando o ir l a o p i -
nión de s u s inferiores p a r a que le ilus-
trasen ó le advirtiesen los errores, pero
u n a vez adoptados los ejecutaba con rapi-
dez, arrollando los obstáculos por p e l i g r o -
sos que fuesen, porque j a m á s en su ánimo
tuvo u n p u n t o e n t r a d a el t e m o r .
De n i n g u n a m a n e r a m a s d i g n a p o d r í a -
mos t e r m i n a r estos a p u n t e s históricos, que
citando el elogio q u e hace de n u e s t r o h é -
roe, el ilustre y sabio escritor español don
Martin F e r n a n d e z N a v a r r e t e .
«Adornado, dice, de g r a n d e s v i r t u d e s ,
mostró su valor y constancia en todas l a s
adversidades; su h o n r a y p u n d o n o r contra
las seducciones cortesanas; s u lealtad y exac-
titud en el cumplimiento de s u s t r a t o s y
obligaciones; su p r u d e n c i a y moderación
p a r a oír siempre con estimación el dicta-
m e n ag'eno; su arrojo é intrepidez (que acaso
r a y ó en temeridad] en l a s batallas y com-
bates; su severidad con los malvados; s u
i n d u l g e n c i a con los seducidos é incautos; s u
r e s i g n a c i ó n en l a s privaciones, i g u a l á n d o s e
en ellas con el título m a r i n e r o , su instruc-
ción en l a g e o g r a f í a al concebir u n p l a n
discretamente combinado p a r a el descubri-
miento del E s t r e c h o , y completamente d e -
s e m p e ñ a d o , venciendo p a r a ello los obsta-
— 20 —
culos que p r e s e n t a b a la n a t u r a l e z a , las con-
tradicciones é i n t r i g a s de los poderosos y
de las pasiones t u r b u l e n t a s de los h o m b r e s .
Si se halló el Estrecho ó paso de la co-
m u n i c a c i ó n de los dos m a r e s ; si se dio l a
p r i m e r a vuelta al m u n d o , con asombro de
s u s coetáneos; si por este medio se surca-
ron n u e v o s m a r e s , se descubrieron islas y
t i e r r a s desconocidas h a s t a entonces, facili-
tando el comercio y el trato, la civilización
y c u l t u r a de sus h a b i t a n t e s ; si las c i e n -
cias h a l l a r o n n u e v o s objetos p a r a estender
la esfera de los conocimientos h u m a n o s ,
todo se debió á M a g a l l a n e s . Solo fué des-
g r a c i a d o , en n o h a b e r participado, por s u
t e m p r a n a m u e r t e , de los premios y hono-
r e s de su m o n a r c a , del aplauso y celebri-
dad de sus coetáneos, como los pocos com-
p a ñ e r o s que l o g r a r o n concluir t a n noble
y arriesgada empresa.
S u n o m b r e , sin e m b a r g o , celebrado por
n u e s t r o s historiadores y poetas, i r á siem-
p r e unido al del Estrecho que descubrió
con t a n admirable valor y constancia, con-
servando así s u m e m o r i a en los fastos de
l a geografía y de la n a v e g a c i ó n » .
— 21 —

EL PACTO DE SANGRE.
(Episodio do la conquista de Filipinas.)

1542—1565.

L a d e s g r a c i a d a m u e r t e del ilustre H e r -
n a n d o de M a g a l l a n e s y la del no m e n o s
h á b i l y valiente m a r i n o J u a n S e r r a n o q u e
h u b o de sucederle en el m a n d o á elección
de los españoles, vinieron á desconcertar
la atrevida e m p r e s a i m a g i n a d a y realizada
en p a r t e p o r aquel, c u a n d o e r a llegado el
m o m e n t o oportuno de saborear los frutos
que debían producir su valor y p e r s e v e -
rancia.
Al estudiar la historia de esta g i g a n t e s c a
espedicion por su n a t u r a l e z a y o r i g e n , la
contemplamos desde el m o m e n t o en que
pierde á sus caudillos, v a g a n d o á l a v e n -
t u r a por islas y m a r e s desconocidos, y como
invocando del cielo el auxilio de u n ente
superior que viniese á o r g a n i z a r í a y á
g'uiar aquellas m í s e r a s n a v e s que t a n u f a n a s
se o s t e n t a r o n u n dia sobre las t r a s p a r e n t e s
a g u a s del G u a d a l q u i v i r . Muerto S e r r a n o ,
único que h u b i e r a podido llevar á feliz
t é r m i n o el pensamiento de su maestro y
a m i g o , el p o r v e n i r de la espedicion se pre-
s e n t a b a dudoso y a m e n a z a d o r como la der-
rota que s e g u í a y los m a r e s que s u r c a b a .
Aquellos bravos m a r i n o s , de tez curtida y
tostada por el ardiente sol de los trópicos,
que t a n t a s veces arrostraron los p e l i g r o s
m a s i n m i n e n t e s , que al llamamiento de u n
estranjero h a b í a n a b a n d o n a d o su p a t r i a y
su familia, p a r a l a n z a r s e , desafiando el
poder de los elementos, en b u s c a de lo
desconocido; yacían diezmados por terribles
enfermedades, desorientados, h a m b r i e n t o s y
desnudos, sin v i s l u m b r a r u n a e s p e r a n z a en
el horizonte que r e a n i m a r a sus desfalleci-
dos espíritus.
Todo era a m a r g u r a y abatimiento en las
invictas n a v e s españolas, porque n i J u a n
Carballo que h u b o de suceder á S e r r a n o
t e n i a el suficiente carácter y capacidad
p a r a resistir t a n pesada carg'a sobre s u s
h o m b r o s , ni pudo hacer otra cosa que empeo-
r a r su situación d i g n a por tantos títulos
de mejor suerte. A esto debióse su completa
destrucción y la v u e l t a á E s p a ñ a del navio
Victoria m a n d a d o por el i n m o r t a l vizcaíno
J u a n Sebastian de E l c a n o , única n a v e que
r e s t a b a de las cinco que formaban la escua-
d r a de M a g a l l a n e s .
L a conquista de las codiciadas islas de
la Especiería ó de las Molucas pesaba como
u n a fatalidad sobre la corona de E s p a ñ a ,
p u e s , no obstante el desgraciado fin de la
p r i m e r a espedicion se efectuó otra bajo el
m a n d o de don F r a y García Jofre de Loaisa,
compuesta de siete navios y 450 h o m b r e s
que los elementos y la insalubridad de los
— 23 —
climas se e n c a r g a r o n de e s t e r m i n a r , teniendo
que a b a n d o n a r s e por inservibles la m a y o r
parte de las e m b a r c a c i o n e s , y p o r q u e con
las 120 plazas que ú n i c a m e n t e q u e d a b a n
no era posible t r i p u l a r l a s á todas cual
correspondía.
T a n repetidas y sensibles pérdidas lucie-
ron por fin desistir á la corte de E s p a ñ a
de la conquista de las Molucas, y enton-
cen fué c u a n d o fijando s e r i a m e n t e su aten-
ción el . e m p e r a d o r Carlos I en la reduc-
ción de las islas Filipinas, ordenó al vi-
r e y de Méjico aprestase u n a e s c u a d r a con
tal objeto, la cual c o m p u e s t a de cinco bu-
ques bajo el m a n d o de R u y López de Vi-
llalobos, dióse á la vela el dia 1.° de
noviembre del año 1542.
Pero e s t a b a decretado por el S u p r e m o
H a c e d o r que esta espedicion liabia de su-
frir la m i s m a s u e r t e que las a n t e r i o r e s ,
acabando t a m b i é n por efecto de los t e m p o -
rales y del l i a m b r e , y t a n g ran r e y bajó
-

al sepulcro sin t e n e r el consuelo de a l c a n -


zar el premio que sus desvelos y afanes
merecían.
Tal dicha h a b i a reservado el cielo al
h e r e d e r o de sus g r a n d e z a s don Felipe I I ,
al p r u d e n t e M i g u e l López de L e g a s p L á
los p e r s e v e r a n t e s P P . ••.agustinos, y prin-
c i p a l m e n t e á F r . A n d r é s de U r d a n e t a , que
siendo capitán de la i n f o r t u n a d a espedicion
de Loaisa, h a b i a tomado en Méjico el h á -
bito de esta orden.
— 24 —
E l 21 de n o v i e m b r e de 1564 salió del
p u e r t o de Natividad (Méjico) u n a espedi-
cion compuesta de cuatro velas al m a n d o
de L e g a s p i , acompañándole como misione-
ros el referido P . U r d a n e t a y F r . A n d r é s
de A g u i r r e , F r . Martin de R a d a , F r . Diego
H e r r e r a y Fr„ P e d r o G a m b o a , a r r i b a n d o
sin contratiempos d i g n o s de mención á
l a s islas de los L a d r o n e s ó M a r i a n a s , el
dia 2 2 de enero del año s i g u i e n t e .
E n este p u n t o p e r m a n e c i ó el tiempo ne-
cesario p a r a refrescarlos víveres, y sig'uiendo
s u r u m b o avistó las p l a y a s filipinas el 13
del m e s de febrero. La necesidad que t e n i a
de provisiones de boca la obligó á i n t e r n a r
en el litoral p a r t e de su g e n t e p a r a ad-
q u i r i r l a s ; pero los n a t u r a l e s , y p r i n c i p a l -
m e n t e los de Bobol, r e h u í a n todo trato con
los españoles, p o r q u e e s t a b a n en la creen-
cia, s e g ú n se supo d e s p u é s , de que t r a -
t a b a n de c a u t i v a r l o s .
P a r a desvanecer esta sospecha que podia
entorpecer, c u a n d o m e n o s , la m a r c h a de la
espedicion, m a n d ó L e g a s p i a g e n t e s de e n t r e
ellos q u e p r o c u r a s e n por todos los medios
posibles a t r a e r á su n a v e á S i c a t u n a , r e y e -
zuelo de u n a p a r t e considerable de t e r r i -
torio, y de g r a n p r e s t i g i o en el pais por
s u valor, con el objeto de a s e n t a r paces
con él. A g r a d e c i d o S i c a t u n a á los s e n t i -
m i e n t o s que a b r i g a b a el g e n e r a l español,
correspondió d i g n a m e n t e al l l a m a m i e n t o ,
admitiendo g u s t o s o la amistad con que se
— 25 —
le b r i n d a b a , en fé de la cual permitió desde
luego el corte de m a d e r a s e n los bosques
p a r a componer los b u q u e s de s u s recientes
a m i g o s y aliados.
E l pacto m a s firme e n t r e aquellos isleños,
era el que se ratificaba de la m a n e r a s i -
guiente:
Reducíase á sacarse del brazo derecho
las p a r t e s c o n t r a t a n t e s u n a p e q u e ñ a c a n -
tidad de s a n g r e que se e c h a b a e n vasos s e -
p a r a d o s mezclándola con a g u a ó con vino, b e -
biendo u n o la s a n g r e del otro, y á tal for-
m a l i d a d t u v o que sujetarse el g e n e r a l es-
p a ñ o l , venciendo la r e p u g n a n c i a que esta
costumbre salvag'e le i n s p i r a r í a ciertamente,
á t r u e q u e de no despertar con su n e g a -
t i v a la suspicacia de aquellos n a t u r a l e s ,
a u n no m u y confiados en las intenciones
de sus n u e v o s h u é s p e d e s .
Verificóse, p u e s , la ceremonia e n t r e L e g a s p i
y S i c a t u n a de ratificar s u s t r a t a d o s de
paz y a m i s t a d bajo l a . forma espresada,
por cuyo estraño acto se alcanzó que los
indios boholanos, y a u n los de las d e m á s
islas perdiesen el recelo que t e n í a n de los
españoles, a c o s t u m b r á n d o s e á considerarlos
como protectores y no como e n e m i g o s y
fué, puede decirse, la base donde estriba-
r o n i m p o r t a n t e s operaciones de reducción,
s a g a z m e n t e comprendidas y ejecutadas por
el político caudillo y virtuosos misioneros
que le a c o m p a ñ a r o n en t a n gloriosa y ar-
riesgada empresa.
— 26 —

FUNDACIÓN DE MANILA.

1570.—1571.

Después que los españoles h u b i e r o n a s e n -


tado paces con el reyezuelo Sicatuna me-
diante el estraño y r e p u g n a n t e pació ele san-
gre, puede decirse que la reducción de es-
t a s islas corrió sin obstáculos á su t é r m i n o ,
m e r c e d á la p r u d e n c i a esquisita despleg'ada
por el ilustre M i g u e l López de L e g a s p i ,
q u e anteponiéndose siempre á los aconte-
cimientos, y mezclando el r i g o r con l a cle-
m e n c i a p r e s e n t á b a s e á los ojos de propios
y estraños adornado con aquellas condicio-
n e s de carácter que debían c o n c m m r en
el r e p r e s e n t a n t e de u n a n a c i ó n católica
y poderosa.
E l 2 3 de J u n i o ele 1570 u n a espedicion
c o m p u e s t a de t r e s velas trajo despachos p a r a
don M i g u e l López de L e g a s p i en los q u e
le p r e v e n í a el r e y t o m a s e posesión de e s -
tas islas en n o m b r e de la corona de E s -
p a ñ a . I n m e d i a t a m e n t e partió L e g a s p i á
Cebú donde hizo e n t e n d e r que iba á fun-
d a r allí u n a ciudad, y que los q u e quisie-
r a n e m p a d r o n a r s e como vecinos podían h a -
cerlo acudiendo al efecto á la casa del no-
tario.
Heclio esto y verificada después la dis-
tribución de tierras e n t r e las c i n c u e n t a per-
sonas, ú n i c a s que por entonces se avecin-
daron en la n u e v a población á la que se
llamó Ciudad del Santo nombre de Dios,
procedió á la creación de su a y u n t a m i e n t o ,
n o m b r a n d o por su g o b e r n a d o r á Guido de
L a b e z a r e s , y puestos y a en ejecución los
preceptos soberanos, L e g a s p i se dirigió á
la isla de P a n a y á fin de p r e p a r a r s e se-
r i a m e n t e á la conquista de la g'rande isla
de Luzon.
E l 15 de abril de 1571 salió de aquel
p u n t o con este objeto u n a espedicion com-
p u e s t a de 280 h o m b r e s de desembarco, y sin
contratiempos d i g n o s de m e n c i ó n llegó al
puerto de Cavite, cuyos h a b i t a n t e s se p r e -
sentaron e s p o n t á n e a m e n t e como subditos del
r e y de E s p a ñ a .
Sin e m b a r g o de t a n escasas fuerzas di-
rigióse L e g a s p i en b u s c a de los tagalos,
pueblo que á m a s de n u m e r o s o era tenido
por m u y esforzado, pero c o n t r a lo que e r a
de esperar no hicieron la m e n o r demostración
de resistencia, de c u y a s felices disposicio-
nes de ánimo supo sacar partido el c a u -
dillo español, d e s p l e g a n d o su p r u d e n c i a y
dulzura acostumbradas.
Al efecto hizo p u b l i c a r u n b a n d o por me-
dio de su i n t é r p e t r e en que se ofrecía á
ellos como a m i g o leal y desinteresado y
que recibiría de b u e n g r a d o á todos los que
acudiesen á visitarle. F r u t o de esta franca
— 28 —
manifestación fueron las presentaciones del
raja Matandá (1) y de su sobrino Solimán,
personajes de m u c h a influencia entre los t a -
g a l o s , los cuales q u e d a r o n t a n complacidos
de las demostraciones de afecto y d i s t i n -
ción que les p r o d i g ó el Gobernador, que a m -
bos reconocieron la s o b e r a n í a del r e y de
España.
C i m e n t a d a l a paz en bases sólidas, e r a
l l e g a d o el m o m e n t o de proceder á fundar
u n a ciudad que fuese la capital de todas
las islas y recayó la elección en Manila,
p o r q u e su situación topográfica, su v e g e -
tación y s a l u b r i d a d h a c í a n l a preferible á
c u a l q u i e r otro p u n t o , y el 19 de m a y o
de 1 5 7 1 , dia en que la iglesia c e l é b r a l a
festividad de S a n t a P o t e n c i a n a , fué el ele-
gido p a r a t o m a r , con g r a n d e ceremonia,
posesión de la n u e v a ciudad, celebrándose
u n a m i s a en honor de la s a n t a que se
reconoció como p a t r o n a .
E n t r e t a n t o l a amistad del raja S o l i m á n
con los españoles no e r a m a s que a p a r e n t e ,
puesto que formó u n a l i g a contra ellos com-
p u e s t a del reyezuelo de Tondo y de al-
g u n o s p a r i e n t e s suyos; m a s enterado á
tiempo L e g a s p i desbarató los planes de los
t r a i d o r e s , m u r i e n d o de u n balazo en l a
refriega el a l m a de aquellos t r a s t o r n o s y
caido prisionero un hijo de L a c a n d o l a . E l

(1) M a t a n d á es u n a p a l a b r a d e l d i a l e c t o t a g a l o q u e
significa viejo.
— 29 —
g e n e r a l español después de h a b e r hecho
comprender á los fautores que por su r e -
beldía e r a n d i g n o s de la m u e r t e , los a m -
nistió á todos, cuyo acto de clemencia
ejercido por carien como vencedor podia
imponer castigos severos, causó tal a d m i -
ración e n t r e aquellas g e n t e s , que viéronse
al reyezuelo de Tondo y á l a población de
los alrededores, acudir á porfía á r e n d i r
vasallaje á la corona de E s p a ñ a .
De esta m a n e r a , mezclando el r i g o r con
la clemencia llegó Leg'aspi á estender s u
dominación á provincias d i s t a n t e s , g r a n -
g e á n d o s e no solo la estimación y el r e s -
peto de los indios sino el de las t r o p a s ,
que n u n c a dieron lug-ar con su c o n d u c t a á
la a g r i a c e n s u r a que m e r e c i e r o n en a l g u n a s
ocasiones las h u e s t e s de P i z a r r o y Cortés.
— 30 —

MIGUEL LÓPEZ DE LEGASPL

1565—1572.

Dueño Felipe II de la dilatada m o n a r -


q u í a española y superior á su p a d r e , de
gloriosa m e m o r i a , sino en ardimiento y va-
lentía, en discreción y p r u d e n c i a , concibió
desde l u e g o el proyecto de p r o s e g u i r l a
obra comenzada por el portugalés H e r n a n d o
de M a g a l l a n e s , cuyo desgraciado suceso
liemos referido y a .
Los preceptos de su ilustre predecesor
y el celo de que se h a l l a b a poseído, em-
p e ñ á b a n l e en u n a empresa c u y a r e a l i z a -
ción t a n t a gloria h a b í a de dar á su coro-
n a , y estrechábale m a s á ello la c i r c u n s -
t a n c i a de llevar su n o m b r e las islas des-
cubiertas y reducidas h a s t a entonces, lla-
m a d a s así por R u y López de Villalobos en
1543; circunstancia que h a s t a cierto p u n t o
le imponía deberes de interés y protección
que llenar, en su carácter de gefe supremo
ele u n a nación t a n poderosa como católica.
O b r a r o n t a m b i é n favorablemente en el
á n i m o del m o n a r c a español las repetidas
i n s t a n c i a s h e c h a s á su a u g u s t o padre por
F r . A n d r é s de U r d a n e t a , capitán ele la ina-
l o g r a d a espedicion de Loaisa (1) que á su
v u e l t a á Méjico en 1552 liabia tomado el
hábito de la orden de S a n A g u s t í n , y le
decidieron por último á ocuparse a c t i v a -
m e n t e de la reducción y colonización de
las islas el interés que le merecieron las
ideas que sobre proyecto t a n i m p o r t a n t e le
comunicó aquel sabio y virtuoso misionero.
A este efecto espidió órdenes estrechas
á su v i r e y de Méjico, que lo e r a á la sa-
zón don Luis de Velasco, p a r a que se ocu-
pase sin demora del alistamiento de u n a
respetable e s c u a d r a , e n c a r g á n d o l e m u y par-
t i c u l a r m e n t e fuese provista de celosos y
entendidos misioneros, y se d i g n ó al pro-
pio tiempo escribir p a r t i c u l a r m e n t e á F r .
A n d r é s de U r d a n e t a r o g á n d o l e y e n c a r g á n -
dole que acompañase la espedicion, por la
confianza ilimitada que t e n i a en su e s p e -
riencia y celo e v a n g é l i c o .
Los preceptos soberanos fueron ejecuta-
dos con p r o n t i t u d é i n t e l i g e n c i a . Se apres-
t a r o n cuatro (2) b u q u e s de diferentes por-
tes de e s m e r a d a y sólida construcción, bien
provistos de víveres y m u n i c i o n e s , y d o -
tados con 400 h o m b r e s e n t r e m a r i n e r o s y

( 1 ) E n 1524 s a l i ó d e l p u e r t o d e l a C o r u l l a c o n
destino á las Molucas, esta desgraciada espedicion
m a n d a d a p o r oficiales d i s t i n g u i d o s , e n t r e l o s q u e s e
c o n t a b a J u a n S e b a s t i a n E l c a n o ; y d e s p u é s d e infi-
n i t a s vicisitudes fué t o t a l m e n t e d e s t r u i d a por las
e n f e r m e d a d e s y los e l e m e n t o s s i n c o n s e g u i r en o b j e t o .
( 2 ) Falleció pocos dias antes de e m p r e n d e r su
m a r c h a la e s c u a d r a .
— 32 —
soldados; se procedió á la d e s i g n a c i ó n de
gefe que lo fué con el título de adelan-
tado y satisfacción g e n e r a l del vecindario
don M i g u e l López de L e g a s p i , de u n a fa-
milia ilustre de Vizcaya, escribano m a y o r
y alcalde ordinario de la ciudad de Méjico,
y t a n c o n s a g r a d o de corazón á su sobe-
r a n o , que dedicó el producto de la v e n t a
de sus bienes á los g a s t o s de la e s p e d i -
cion que se le confiaba, y por el último
se n o m b r a r o n p a r a que a c o m p a ñ a s e n al
P . U r d a n e t a con el carácter de m i s i o n e -
ros, á cuatro religiosos de su m i s m a or-
den que lo fueron F r . A n d r é s de A g u i r -
r e , F r . Martin de R a d a , F r . Diego H e r -
r e r a y F r . Pedro G a m b o a (1)
O r g a n i z a d a la espedicion en los t é r m i n o s
q u e acabamos de referir, salió del p u e r t o
de Natividad (Méjico) el 21 de n o v i e m b r e
de 1564, y sin contratiempos d i g n o s de
mención el 9 de enero del s i g u i e n t e año
dio vista á u n a isla que d e n o m i n ó de los
Barbados, p o r q u e sus h a b i t a n t e s t e n i a n
m a s b a r b a que la g e n e r a l i d a d de los i n -
dios, y d i r i g i e n d o el r u m b o h a c i a el oeste
en d e m a n d a de las islas de los R e y e s y
Corales conforme con las instrucciones re-

( 1 ) S e g ú n el D i c c i o n a r i o d e l o s P P . B u c e t a y
B r a v o f u e r o n c i n c o y n o c u a t r o los b u q u e s d e q u e
se componía la espedicion, pero nosotros nos h e m o s
a t e n i d o á lo q u e e s p r e s a n el h i s t o r i a d o r F r . M a r t í -
n e z d e Z ú í í i g a y l a s c r ó n i c a s d e la o r d e n d e S a n
Francisco.
— 33 —
oibidas, el 2 2 del propio m e s fondeó en
la de los Ladrones ó M a r i a n a s , donde per-
maneció p a r a . h a c e r a g u a d a y p r o c u r a r s e
bastimentos h a s t a el 3 de febrero s i g u i e n t e ,
en que prosiguió su derrotero.
A los diez dias avistó las p l a y a s fili-
p i n a s , dando el n o m b r e de Buena señal
á la isla que a u n lo conserva, y después
de salvar infinidad de p e l i g r o s d i m a n a d o s
de las rocas, escollos y bajos entre que
n a v e g a b a , g r a c i a s á la i n c a n s a b l e v i g i l a n -
cia de su c o m a n d a n t e , l a e s c u a d r a fondeó
en T a n d a y a y A b u y o , en donde M i g u e l
López de L e g a s p i requirió de paz á los na-
t u r a l e s , ofreciéndoles p a g a r bien las p r o -
visiones que le facilitasen, de que estaba
m u y necesitado.
Sin e m b a r g o de estos ofrecimientos y de
la bondad con que se les acogió, r e u s a -
r o n toda • especie de t r a t o con los españo-
les, h a s t a el estremo de t e n e r q u e acudir
á Bohol p a r a p r o p o r c i o n a r s e b a s t i m e n t o s ;
circunstancia que llamó l a atención de Le-
g a s p i p o r q u e del diario de B u y López de Vi-
llalobos constaba que dichos h a b i t a n t e s le
h a b í a n facilitado a b u n d a n t e s recursos c u a n d o
arribó á aquellas p l a y a s con su m a l o g r a d a
espedicion.
E l adelantado no podia c o m p r e n d e r el
o r i g e n de t a n e s t r a ñ a m u d a n z a y t e m í a por
el porvenir de la a r m a d a si d e s g r a c i a d a -
m e n t e l l e g a b a n á faltarla provisiones, cuando
u n incidente providencial vino á esplicar-
3
— 34 —
selo y á trazarle el camino que debia se-
g u i r p a r a poner t é r m i n o á este triste e s -
tado de cosas.
Habiendo ido á reconocer el maestre de
campo Mateo del S a n z , por orden de Le-
g a s p i , u n j u n c o b o r n e o , la tripulación e n -
tendió que se t r a t a b a de apresarlo y recibió
á n u e s t r a g e n t e á cañonazos, (1) causándole
la pérdida de u n soldado m u e r t o y 20 h e -
ridos. E l m a e s t r e de campo t a m b i é n hizo
fuego sobre ellos, s i g u i é n d o s e de a q u i u n
l i g e r o combate que t e r m i n ó con la m u e r t e
del capitán e n e m i g o y la f u g a de l a m a -
y o r p a r t e de la t r i p u l a c i ó n en u n a p e q u e ñ a
e m b a r c a c i ó n que llevaba el j u n c o , escepto
el piloto y seis h o m b r e s m a s que se e n -
t r e g a r o n sin h a c e r resistencia. Conducidos
á p r e s e n c i a del adelantado y admitidas por
este las disculpas que dieron sobre el h e -
cho, dispuso que se les volviera á su b u -
que, con todos los efectos apresados; p r o -

(1) E s t e i n c i d e n t e n o s r e c u e r d a q u e los filipinos


t e n i a n t a m b i é n a r t i l l e r í a al a r r i b a r l o s e s p a ñ o l e s á
sus playas. El historiador Zúñiga hace mención de
u n f u e r t e d e f e n d i d o p o r doce cañones, c o n s t r u i d o d o n d e
h o y e x i s t e el c a s t i l l o d e S a n t i a g o d e M a n i l a , y d e
u n a f u n d i c i ó n q u e d e s a p a r e c i ó e n el i n c e n d i o d e e s t e
p u e b l o , o r d e n a d o p o r el R a j a S o l i m á n , c u a n d o t u v o
l u g a r el a l z a m i e n t o q u e m a s a d e l a n t e r e f e r i m o s . C o m o
s e g ú n opinión admitida fueron conocidas y u s a d a s
en C h i n a p r i m e r o q u e en E u r o p a la pólvora y las
a r m a s de fuego, y como desde remotos tiempos sos-
tenia aquel imperio relaciones comerciales bastante
a c t i v a s c o n el p a i s , h a p o d i d o d a r s e el r a r o c a s o d e
q u e s u s h a b i t a n t e s poseyeran a n t e s q u e los p u e b l o s
civilizados tales elementos de destrucción.
— 35 —
ceder á que q u e d a r o n t a n agradecidos que
facilitaron e s p o n t á n e a m e n t e i m p o r t a n t e s n o -
ticias, y la esplicacion del retraimiento a d -
vertido en los indios que consistía, s e g ú n
ellos, e n que h a c í a dos años que u n a es-
c u a d r a p o r t u g u e s a procedente de las Islas
Molucas ó ele la Especiería habia arribado
al paraje que ocupaba n u e s t r a espedicion
causando estorsiones á los n a t u r a l e s y como
estos no d i s t i n g u í a n á los españoles de los
p o r t u g u e s e s , de aquí el recelo con que los
miraban.
P a r a desvanecer t a n d e s a g r a d a b l e i m p r e -
sión, dióles comisión L e g a s p i de que pro-
c u r a s e n a t r a e r á su n a v e á S i c a t u n a , r e -
yezuelo de u n a p a r t e considerable de ter-
ritorio y de prestigio en la t i e r r a por su
valor, con el objeto de a s e n t a r paces con
él. A g r a d e c i d o aquel príncipe á los senti-
mientos bondadosos del g e n e r a l español, acu-
dió con p r e m u r a al l l a m a m i e n t o , admitiendo
placentero la amistad con, que se le b r i n -
daba, en fé de la cual permitió desde l u e g o
el corte de m a d e r a s en los bosques p a r a
r e p a r a r los b u q u e s de sus n u e v o s a m i g o s
y aliados.
Desde este tiempo la reducción de las is-
las siguió su curso t a n rápido como pací-
ficamente, que no creemos i n t e r e s a n t e r e -
ferir paso á paso los p o r m e n o r e s que m e -
diaron h a s t a el sig'uiente acontecimiento que
forma época en la historia de F i l i p i n a s .
E r a el 2 3 de J u n i o de 1570 c u a n d o arribó
— 36 —
al puerto de Cavite u n a e s c u a d r a compuesta
de tres velas al m a n d o del capitán J u a n
de la Isla con los misioneros F r . Dieg'o
Orduñez y F r . Diego del E s p i n a r , por la
que recibió órdenes del R e y previniéndole
entre otras cosas, tomase posesión del ter-
ritorio en n o m b r e de la corona de E s p a ñ a .
I n m e d i a t a m e n t e se trasladó el Adelantado á
Cebú con el objeto de cumplir los precep-
tos soberanos, haciendo e n t e n d e r por u n
bando que iba á fundar allí u n a ciudad,
y que los que quisiesen e m p a d r o n a r s e como
vecinos podian hacerlo acudiendo al n o t a -
rio d e s i g n a d o al efecto.
Hecho esto y verificada después la d i s -
tribución de t i e r r a s e n t r e las cincuenta per-
sonas, ú n i c a s que por entonces se avecin-
daron en la n u e v a población á la que se
llamó Ciudad del santo nombre de Dios, en
conmemoración de la i m a g e n de t a l l a h a -
llada por los españoles, que h o y se v e -
n e r a con el n o m b r e de El sanio niño de
Cebú, se procedió á la creación de su mu-
nicipalidad y n o m b r a m i e n t o de g o b e r n a d o r
que lo fué Guido de Labezares, p a r t i e n d o
Leg'aspi s e g u i d a m e n t e á la isla de. P a n a y ,
á fin de p r e p a r a r s e s e r i a m e n t e á la c o n -
quista de la estensa isla de L u z o n .
E l 15 de Abril de 1570 salió de a q u e l
p u n t o la espedicion compuesta de 280 hom-
bres de desembarco, y sin contratiempos
dignos de referirse llegó al puerto de
Cavite, cuyos h a b i t a n t e s se p r e s e n t a r o n
— 37 —
espontáneamente como subditos del rey de
España.
Sin e m b a r g o de las escasas fuerzas con
que contaba el Adelantado p a r a i n t e n t a r
n a d a i m p o r t a n t e , dirigió sus m i r a s á r e -
ducir á los t a g a l o s , pueblo n u m e r o s o y de
bélica inclinación, pero contra lo que se
esperaba no hicieron el m e n o r alarde de
resistencia, de c u y a favorable c i r c u n s t a n -
cia supo en esta ocasión, como en todas,
sacar el mejor partido posible en favor de
la e m p r e s a que se le habia confiado.
Siguiendo pues su sistema conciliador y
benéfico, hizo publicar por su intérprete
que se ofrecía á los n a t u r a l e s como ainig'o
leal y desinteresado, y que recibiría de
b u e n g r a d o á todos los que acudiesen á
visitarle. Respondieron al llamamiento el
raja M a t a n d á y su sobrino Solimán, p e r -
sonajes de m u c h a influencia e n t r e los t a g a -
los, los cuales q u e d a r o n t a n complacidos
de las demostraciones de afecto é interés
que les p r o d i g ó el g o b e r n a d o r , que ambos
reconocieron la s o b e r a n í a de E s p a ñ a .
Cimentada la paz de la m a ñ e r a que he-
mos visto, era llegado el m o m e n t o de pro-
ceder á f u n d a r la capital de estas h e r m o -
sas islas, y el p u n t o d e s i g n a d o fué Ma-
nila p o r q u e su situación topográfica, su ve-
jetacion y s a l u b r i d a d lo h a c í a n preferible
á cualquier otro. Con este objeto se cons-
t r u y ó u n palacio espacioso p a r a el g o b e r -
nador, u n a iglesia y convento p a r a los
— 38 —
religiosos y 150 casas p a r a el vecindario,
y el 19 de m a y o de 1571, dia de S a n t a
Potenciana, fué el señalado p a r a t o m a r po-
sesión de la ciudad, celebrándose u n a m i s a
en h o n o r de la santa, que se reconoció como
p a t r o n a de la m i s m a .
Acibaró el contento del g o b e r n a d o r la
traidora conducta del raja Solimán, quien
sin e m b a r g o de los pactos celebrados con
los españoles y de sus protestas de a m i s -
tad, no tuvo reparo en formar u n a l i g a
• contra ellos compuesta del reyezuelo de
Tondo y de a l g u n o s parientes suyos. No
fué sin e m b a r g o t r a m a d a con t a n t o sigilo
que no llegase á conocimiento de L e g a s p i
á tiempo de evitar m a y o r e s m a l e s , y en-
viando á su maestre de campo M a r t i n de
Goiti con 80 h o m b r e s , u n combate en que
pereció el a l m a de aquellos trastornos, y
cayó prisionero el hijo de Lacandola, dio
término á estas r e v u e l t a s . E l g e n e r a l e s -
pañol después de h a b e r hecho comprender
á los sediciosos que por su proceder e r a n
dignos de la m u e r t e los perdonó á todos
por medio de u n a amnistía; y este acto
de clemencia ejercido por quien como v e n -
cedor podia dictar leyes severas causó t a n t a
admiración entre aquellas g e n t e s , que vié-
ronse al reyezuelo de Tondo, y á las pobla-
ciones de los alrededores, acudir presurosas
á rendir vasallaje á la corona de E s p a ñ a .
Por este tiempo tuvo l u g a r u n incendio
en Manila que la redujo completamente á
— 39 —
cenizas; pero m u y luego se reedificó m e r -
ced al empeño decidido de López de L e -
g a s p i , y entonces fué cuando se creó su
municipalidad y se señalaron t e r r e n o s p a r a
plazas públicas, edificios del E s t a d o , con-
ventos y casas p a r t i c u l a r e s .
Mientras el Adelantado con su actividad
a c o s t u m b r a d a se afanaba por el mejoramiento
de la n u e v a ciudad; s u nieto el esforzado
J u a n de Salcedo s e c u n d a n d o sus m i r a s con
inteligencia, reducia s o s e g a d a m e n t e el N o r t e
de la isla de L u z o n ; y los misioneros se
a p o d e r a b a n de las dilatadas Visayas «sin
m a s a r m a s q u e l a p a l a b r a , sin m a s sostén
que la fé», como dice m u y a c e r t a d a m e n t e
el historiador francés Mallat; de suerte que
cuando l l e g a r o n estos sucesos á conoci-
miento de la Metrópoli, no p u d i e r o n m e -
nos de causarla sorpresa p r o g r e s o s t a n rá-
pidos como b r i l l a n t e s .
Tal era el estado de a d e l a n t a m i e n t o en
que se e n c o n t r a b a la pacificación de las
islas, c u a n d o el 20 de agosto de 1572 y
á los quince meses de la fundación de
Manila, falleció casi r e p e n t i n a m e n t e s u p r i -
m e r g-obernador don M i g u e l López de Le-
g a s p i á consecuencia, s e g ú n c o n s i g n a n l a s
crónicas, de u n disgusto que le originó
el desempeño de su empleo. Como no podia
m e n o s de suceder su m u e r t e fué v i v a m e n t e
sentida de todas las clases en g e n e r a l ,
que conocían sus r e l e v a n t e s p r e n d a s y el
varío inmenso que dejaba,
— 40 —
Siete años iban t r a s c u r r i d o s desde su
arribo á estas islas y en .tan breve p e -
ríodo y a se e n c o n t r a b a n sometidas á la
obediencia Id m a y o r p a r t e de las islas de
Luzon y V i s a y a s , sin que t a n sorprendentes
resultados se h u b i e s e n obtenido por medios
violentos. U n a política i n t e l i g e n t e y p r e -
visora y el poder del cristianismo difundido
por misioneros modelos de constancia y ab-
n e g a c i ó n , fueron las únicas a r m a s que se
emplearon p a r a reducir á tantos miles de
almas esparcidas en u n dilatado territorio.
L e g a s p i no fué solo u n hábil soldado:
jas negociaciones comerciales que entabló
con el virey de Fockin revelan profundi-
dad de m i r a s , y desde este tiempo se r e -
g u l a r i z a r o n las transacciones m e r c a n t i l e s
e n t r e Filipinas y C h i n a , que t a n t a impor-
t a n c i a h a n llegado á tener en n u e s t r o s dias.
Adiestrado con la esperiencia de los su-
cesos que t u v i e r o n l u g a r en las conquistas
de Méjico y el P e r ú , supo evitar con cau-
tela las t u r b u l e n c i a s que a l g u n a s veces
e m p a ñ a r o n el brillo de estas, y por eso
s u s h u e s t e s no dieron j a m á s motivo á a g r i a
c e n s u r a , como aconteció á las que r e g i a n
capitanes t a n autorizados como H e r n á n -
Cortés y P i z a r r o .
Los restos mortales de t a n i n s i g n e v a -
r o n , en quien empieza á contarse l a serie
de g o b e r n a d o r e s ele F i l i p i n a s , existen de-
positados en la capilla de S a n F a u s t o de
la iglesia de S a n A g u s t í n de Manila.
— 41 —

LÍMAOK

1574—1575.

I.

E l acontecimiento que vamos á referir


es de aquellos que en las conquistas de
Méjico y el P e r ú inmortalizaron los nom-
bres de H e r n á n - C o r t é s y F r a n c i s c o P i z a r r o :
allí como aquí u n p u ñ a d o de soldados, tre-
molando el pendón de Castilla, r e c h a z a u n
e n e m i g o á quien su superioridad n u m é r i c a
h a c i a atrevido y a l t a n e r o , y p e r s i g u i é n -
dolo sin t r e g u a s en su desconcertada f u g a ,
no descansa u n m o m e n t o m i e n t r a s h a y u n
invasor en el territorio.
Sin e m b a r g o existe u n a diferencia n o -
table e n t r e este suceso y los que acaecie-
ron en A m é r i c a y es, que allí se c o m -
b a t í a contra los n a t u r a l e s , y aquí, por el
contrario, con u n estranjero, m a s a u n , con
u n p i r a t a maldecido de su p a t r i a y t e r r o r
de estos m a r e s , que á fin ele librarse ele la
viva persecución que le h a c í a n las e s -
c u a d r a s del emperador de C h i n a , deter-
minó apoderarse de Manila y coronarse r e y
de las islas, creyendo por este medio elu-
dir el castigo que m e r e c í a n sus c r í m e n e s .
A consecuencia del casi repentino falle-
— 42 —
cimiento del p r i m e r g o b e r n a d o r de Filipi-
n a s don Miguel López de L e g a s p i , ocurrido
el 20 de agosto del año 1572, entró á r e e m -
plazarle i n t e r i n a m e n t e el tesorero Guido de
L a b e z a r e s , conforme con u n decreto de l a
audiencia de Méjico que se halló entre los
papeles de su antecesor. Deseando corres-
ponder d i g n a m e n t e á la confianza que se
h a b i a depositado en él, se dirigió á las
islas Visayas á fin de a s e g u r a r s e m a s del
á n i m o de los n a t u r a l e s , y poder dedicarse
con t r a n q u i l i d a d á org'anizar u n a adminis-
tración entendida y equitativa; pero p a r a
ello tuvo que l u c h a r con la avaricia de los
encomenderos, que todo lo a b s o r v i a n , y
dictar providencias severas que los t u v i e -
sen á r a y a en sus d e s m a n e s . Después de
remediado este abuso, fué recorriendo los
pueblos y r a n c h e r í a s y repartiendo premios
y beneficios e n t r e los i n d í g e n a s m a s lea-
les á la causa española, con cuyo político
proceder se grang'eó las simpatías de la m a s a
g e n e r a l y la reducción se asentó sobre ci-
m i e n t o s que ofrecían s e g u r i d a d e s p a r a el
¡jorvenir.
T e r m i n a d a su misión t a n felizmente como
acabamos de ver, r e g r e s ó á la capital donde
le l l a m a b a n a s u n t o s u r g e n t e s de su empleo,
figurando e n t r e ellos el envió de u n a em-
bajada al reyezuelo de Borneo, con quien
convenía estar en b u e n a s relaciones; m i -
sión que d e s g r a c i a d a m e n t e no fué coronada
del éxito apetecido por la obstinación de
— 43 —
aquel príncipe á a s e n t a r paces con los
españoles.
Las encomiendas de l a provincia de llo-
cos las repartió e n t r e el maestre de campo
y los soldados m a s beneméritos, sin desa-
t e n d e r los e m i n e n t e s servicios de don J u a n
de Salcedo, á quien hizo i g u a l g r a c i a , •con-
firiéndole a d e m á s , el g o b i e r n o de la m i s m a .
A principios del año 1574 se trasladó
este bravo é infatigable capitán al p u n t o
indicado, á fin de d a r posesión de las e n -
comiendas á los a g r a c i a d o s y h a c e r s e c a r g o
de la s u y a y del gobierno de la provincia.
A u n no h a b í a n t e r m i n a d o todas las obras
de la villa Henanclina, fundada por él cuando
á la vista de s u s p l a y a s p a s a r o n m u c h a s
embarcaciones que le a p r e s a r o n u n a g o l e t a
con 20 soldados que h a b i a despachado p a r a
adquirir b a s t i m e n t o s . E s t e hecho le hizo
sospechar de las intenciones de aquellos b u -
ques, y temiendo que i n t e n t a s e n a l g o con-
t r a su n u e v a villa empezó á fortificarla, pero
viendo que p r o s e g u í a n su derrota, compren-
dió entonces que aquellas fuerzas se diri-
g í a n á Manila, y sin t i t u b e a r u n m o m e n t o
siquiera recogió todos los españoles r e s i -
dentes en llocos, e m b a r c á n d o s e p a r a la ca-
pital, á fin de auxiliar al g o b e r n a d o r .
No se h a b i a e n g a ñ a d o el noble Salcedo:
aquellas naves d i r i g í a n s u s p r o a s á las t r a n -
quilas p l a y a s de la ciudad predilecta del
poderoso Felipe II, la cual estaba m u y le-
jos de sospechar que u n a h o r d a de pira-
— 44 —
tas y asesinos, iba m u y pronto á t u r b a r
su reposo con sus satánicos aliullidos y con
el fragor del incendio y la desolación....
Ya hemos dicho que u n o de los móvi-
les que i m p u l s a r o n al p i r a t a chino L i m a -
h o n , que tal es el n o m b r e del gefe de a q u e -
llos modernos Atilas de los m a r e s , á apo-
derarse de l a . c a p i t a l , fué el de buscar u n
refugio p a r a eludir la viva persecución que
se le hacia, c u y a empresa se le p r e s e n t a b a de
fácil ejecución, atendido el reducido n ú m e r o
de españoles que ocupaba el territorio; pero
la providencia que a m p a r a b a u n a s islas
donde empezaba á producir opimos frutos
la semilla de la civilización, levantó su v e n -
g a d o r a diestra y disipó, cual se disipa u n a
n u b e , aquella h o r d a proscrita y e r r a n t e .
Arribó Lirnahon á la isla del Corregidor el
2 9 de n o v i e m b r e de 1574 con 68 c h a m p a n e s y
2 . 0 0 0 h o m b r e s de g u e r r a , sin incluir los ma-
r i n e r o s ; 1500 mujeres, b a s t a n t e artillería y
g r a n provisión de a r m a s b l a n c a s y de fuego.
De esta fuerza se s e g r e g a r o n alg'unas n a v e s
y 60 h o m b r e s , cuyo m a n d o encomendó Li-
rnahon á su g eneral Sioco, que era j a p o -
-

n é s , c o m u n i c á n d o l e las órdenes m a s ter-


m i n a n t e s p a r a que en la noche del citado
29 de n o v i e m b r e se apoderase de M a n i l a
p o r sorpresa; d á n d o l e c u e n t a inmediata
del r e s u l t a d o .
A u n q u e en la travesía perdieron t r e s
embarcaciones por efecto . de u n viento
tormentoso, pudo Sioco, sin ser descu-
— 45 —
bierto de los n u e s t r o s , l l e g a r al pueblo
de P a r a ñ a q u e donde efectuó el desem-
barco creyendo equivocadamente que e r a
Manila: pero reconocido el e n g a ñ o p r o -
siguió m a r c h a n d o por la p l a y a a m a n e -
ciéndole antes de l l e g a r al p a n t o convenido.
Descubierta su m a r c h a por a l g u n o s i n -
dios dieron presto aviso al maestre de campo
M a r t i n de Goiti, que vivia m u y próximo
á la p u e r t a Real; pero como a s e g u r a s e n
que aquellos advenedizos e r a n moros de
Borneo, y entonces no fuera tiempo de
que pudieran a r r i b a r a Manila semejantes
e n e m i g o s por ser la monzón c o n t r a r i a , no
fueron creídos d e s g r a c i a d a m e n t e y los
piratas e n t r a r o n de improviso en la ciu-
dad por la p u e r t a citada, m a t a n d o dos sol-
dados de los tres que componían l a g u a r d i a
y salvándose por la f u g a el r e s t a n t e , a u n q u e
m u y mal herido.
A los g r i t o s de espanto y h o r r o r , que
cual u n a chispa eléctrica se estendieron
por todo el ámbito de Manila, doña L u c i a
del Corral, esposa del m a e s t r e de campo,
se asomó á u n a de las v e n t a n a s de su casa;
y creyendo que e r a n i n d í g e n a s los que t a l
desorden p r o d u c í a n , los reprendió en t é r -
minos ásperos; pero bien pronto h u b o aque-
lla desdichada ele c o n v e n c e r s e elel e n g a ñ o
al contemplar que i n c e n d i a b a n su casa.
E n t o n c e s el m a e s t r e de campo, a u n q u e
enfermo, se vistió la cota de m a l l a y to-
m a n d o u n a espada, saltó por u n a v e n t a n a ,
— 46 —
cayendo en medio de los e n e m i g o s , que le
recibieron con sus alfanges matándolo á
cuchilladas, teniendo el mismo t r á g i c o fin
l a mujer de u n soldado, y a u n q u e doña
L u c i a del Corral fué h e r i d a g r a v e m e n t e por
aquellos b á r b a r o s , después de m u c h o s p a -
decimientos y tiempo logró c u r a r s e .
P r o s i g u i ó Sioco su m a r c h a h a s t a que
tropezó con a l g u n o s españoles atropellada-
m e n t e reunidos por el g o b e r n a d o r que in-
t e n t a r o n cerrarle el paso; m a s al contem-
p l a r el j a p o n é s l a cortedad de su n ú m e r o
dispuso sus fuerzas en forma de m e d i a
l u n a y cerrándola, cogió en medio á aque-
llos, á fin de concluirlos en u n breve
i n s t a n t e . Pero ¡cuan e n g a ñ o s a s e r a n sus
e s p e r a n z a s ! ¡Cuan efímeros los proyectos
ambiciosos que en aquellos i n s t a n t e s b u -
llirian en la m e n t e del p i r a t a , j u z g a n d o
y a s e g u r a la posesión de la ciudad! E s t a b a
m u y lejos de sospechar que solo 60 h o m b r e s ,
inflamados por el espíritu religioso y el amor
patrio, t a n fuertes como la cota de malla
q u e los c u b r í a , impávidos ante el p e l i g r o
y v e r d a d e r a r a z a de héroes, iban á h a c e r l e
a b a n d o n a r v e r g o n z o s a m e n t e el campo y á
anonadarlo p a r a siempre.
« T r e m e n d a fué la l u c h a que se trabó
e n t r e ambos combatientes,» dice u n a histo-
r i a del p a i s . M u r i e r o n ocho soldados n u e s -
tros y h u b i e r a n caído todos á no h a b e r
l l e g a d o el capitán Alonso Velazquez con
30 soldados, el alférez A m a d o r de A r i a r a n
— 47 —
y Gaspar R a m í r e z alférez del maestre de
campo, los cuales c e r r a r o n t a n r e c i a m e n t e
contra los chinos, q u e obligaron á Sioco á
tocar r e t i r a d a y á e m b a r c a r s e en sus bateles
p a r a j u n t a r s e con L i m a h o n que h a b i a fon-
deado y a en Cavite. Se disculpó Sioco del
m a l éxito de su e m p r e s a con que la g e n t e es-
t a b a cansada por la l a r g a m a r c h a que
hicieron por t i e r r a , y admitida l a escusa
d e t e r m i n a r o n d a r otro asalto de allí á t r e s
días.
E s t a dilación de L i m a h o n (1) fué la sa-
lud de n u e s t r a g e n t e , p o r q u e dio l u g a r á
que l l e g a s e J u a n de Salcedo que Tenía de
llocos con otros españoles. Llegó á la b a h í a
el mismo dia del apóstol S a n A n d r é s por
la n o c h e , supo que estaba L i m a h o n y p a r a
no ser descubierto se arrimó c u a n t o p u d o
á la provincia de l a P a m p a n g a .
Al s i g u i e n t e dia por la t a r d e p u d o cojer
dos indios de los m u c h o s que i b a n h u y e n d o
é informado de todo lo que p a s a b a , se dio
prisa á e n t r a r en Manila a q u e l l a m i s m a
n o c h e . Cuando estaba y a cerca d e l , r i o
m a n d ó tocar los clarines y encendió m u -
chas luces en los barcos p a r a d a r á en-
t e n d e r á los e n e m i g o s que v e n í a á la p l a z a
g r a n socorro, y de la ciudad le correspon-
dieron con s a l v a s , siempre con el fin de
a m e d r e n t a r á los chinos. E l gobernador

(1) O L i - M a - H o n g ' , q u e d e a m b a s m a n e r a s lo v e m o s
e s c r i t o en v a r i a s h i s t o r i a s d e F i l i p i n a s .
— 48 —
a g r a d e c i ó t a n t o á J u a n de Salcedo su dili-
g e n c i a , que i n m e d i a t a m e n t e le n o m b r ó m a e s -
t r e de campo en l u g a r de Martin de Goiti.

II.

Aquella m i s m a noche a b a n d o n ó L i -
m a n on á Cavite y fondeó en Manila de-
s e m b a r c a n d o Sioco al dia s i g u i e n t e , d e s -
p u é s de h a b e r j u r a d o s o l e m n e m e n t e á su
g e n e r a l morir en la d e m a n d a ó aposentarlo
en breves h o r a s en el palacio del gober-
nador.
E l p l a n de ataque fué el s i g u i e n t e : formó
t r e s c o l u m n a s ; la p r i m e r a se dirigió á l a
calle p r i n c i p a l de la ciudad, con espreso
m a n d a t o de que se detuviese en la p l a z a
con el objeto de que los españoles s a l i e -
sen del fvierte á s u e n c u e n t r o , en cuyo
-

caso la s e g u n d a c o l u m n a q u e m a r c h ó por
l a orilla del rio debia a t a c a r á aquél, apo-
y a d a por la t e r c e r a que estaba bajo las
ó r d e n e s del j a p o n é s .
Las instrucciones de Sioco fueron p u n -
t u a l m e n t e ejecutadas pero no dieron el r e -
sultado propuesto p o r q u e los españoles,
por dicha s u y a , ó p o r q u e h u b i e r o n de adi-
v i n a r los intentos de los e n e m i g o s , no a b a n -
d o n a r o n la fortaleza, haciendo terrible des-
trozo en ellos el fuego de su fusilería y
— 49 —
artillería. E n esta situación dispuso Sioco
un ataque g e n e r a l á la posición por to-
das las fuerzas de que disponía, l o g r a n d o
vencer la estacada y e n t r a r por u n o de los
estreñios que defendía el alférez S a n c h o O r -
tiz, el cual m u r i ó en su puesto haciendo
prodigios de valor, pero breves i n s t a n t e s
celebraron su victoria, p o r q u e a c u d i e n d o con
refuerzos el g o b e r n a d o r y el m a e s t r e de
campo, fueron aquellos esterminados en s u
totalidad y rechazados con m u c h a s pérdi-
das los que i n t e n t a b a n p e n e t r a r e n a y u d a
de sus h e r m a n o s .
Desde este m o m e n t o el t e r r o r se apoderó
del ánimo de los p i r a t a s , y solo vieron po-
sible su salvación en la f u g a , p a r a cuyo
logro fueron retirándose h a c i a la m a r i n a con
el propósito de efectuar el e m b a r q u e ; pero
acosados por los españoles e s p e r i m e n t a r o n
grandes--desastres. S u a n g u s t i a h u b o de a u -
m e n t a r s e cuando al avistar la p l a y a c o n -
t e m p l a r o n que los b u q u e s se h a l l a b a n a n -
clados á g r a n distancia; estratagema que
empleó el cruel L i m a h o n con el fin de q u e
sus soldados peleasen con el valor que presta
la desesperación, los cuales sin e m b a r g o
prefirieron sufrir al descubierto las descar-
g a s que se les h a d a n á e n t r a r de n u e v o
en fuego, á pesar de que el mismo c a u -
dillo acudió con 400 h o m b r e s de refresco.
Sediento de v e n g a n z a L i m a h o n destacó
a l g u n a g e n t e p a r a que q u e m a s e n u n n a -
vio y u n a g a l e r a que se e n c o n t r a b a n b a -
4
— 50 —
rados é luciesen lo propio con las casas
m i e n t r a s él, p a r a p r o t e g e r estas operaciones,
d a b a u n falso a t a q u e al fuerte con el fin
de impedir que saliesen los españoles. E s t a
e s t r a t a g e m a fué comprendida por el s a g a z
y valeroso m a e s t r e de campo J u a n de S a l -
cedo, quien con 50 h o m b r e s le salió al en-
c u e n t r o , haciéndole h u i r p r e c i p i t a d a m e n t e .
Viendo L i m a h o n el m a l éxito de s u s
t e n t a t i v a s y que h a b i a perdido m u c h a g e n t e ,
incluso Sioco, embarcó sus tropas y por
la noche se dirigió al rio del pueblo de
P a r a ñ a q u e , asesinando á cuantos indios c a -
y e r o n e n su poder. Al dia s i g u i e n t e de
m a d r u g a d a se dio á la vela y no p a r ó
h a s t a la provincia de P a n g a s i n a n donde
se hizo reconocer por r e y de los n a t u r a -
les, c o n s t r u y e n d o u n b u e n fuerte de e m -
p a l i z a d a en u n a isleta del rio de L i n g a y e n .
D e s e m b a r a z a d o el g o b e r n a d o r de a l g u -
nos cuidados i n h e r e n t e s á su empleo, p e n s ó ,
s e r i a m e n t e en desalojar á L i m a h o n de s u s
posiciones, y al efecto dispuso que el m a e s -
t r e de campo J u a n de Salcedo con 2 5 0
españoles y 1,500 indios se d i r i g i e s e n á
P a n g ' a s i n a n . E l 2 2 de m a r z o de 1575 sa-
lió esta espedicion de la capital y el 29
del mismo mes por la noche llegó al rio
de L i n g a y e n , acordándose que el s i g u i e n t e
dia los capitanes Pedro de C h a v e s y Gabriel
de R i v e r a se apoderasen, el p r i m e r o , de
los b u q u e s de los p i r a t a s , y el s e g u n d o ,
reconociese la fortaleza. C h a v e s desempeñó
— 51 —
fácilmente su comisión y se apoderó de
las embarcaciones que los chinos abando-
naron p a r a r e u n i r s e á los s u y o s ; pero vis-
tos por R i v e r a , fueron p e r s e g u i d o s con e n -
carnizamiento.
P a r a p r o t e g e r la r e t i r a d a de su g e n t e
m a n d ó L i m a h o n ocupar u n o s p a l m a r e s ; pero
atacados por aquellos capitanes fueron des-
trozados sus defensores, obligándoseles á
e n c e r r a r s e en la fortaleza. Trató R i v e r a
de escalarla pero no p u d o conseguirlo por
ser el cerco m u y alto. E n t o n c e s se dispuso
que tirasen los soldados por e n t r e los cla-
ros que formaba la empalizada, y lo h i -
cieron con t a n t o acierto, que los chinos
d e s a m p a r a r o n aquel p u n t o , y entonces fué
fácil á los sitiadores abrir u n portillo y
posesionarse del fuerte.
Los e n e m i g o s se r e t i r a r o n á otra s e g u n d a
fortificación donde estaba el alojamiento del
g e n e r a l , que sin d u d a c a y e r a p r o n t a m e n t e
en poder de los españoles si estos l a h u -
biesen atacado antes de que se r e p u s i e r a n
sus g u a r d a d o r e s del t e r r o r de que se h a l l a -
b a n poseídos; pero no habiéndolo hecho asi
dieron l u g a r á que L i m a h o n , que no de-
j a b a de aprovecharse de los descuidos a g e -
nos, los acometiese con 400 h o m b r e s y se
hiciese dueño de la posición, con m u c h a
pérdida de leales.
A v e r g o n z a d o s los españoles de esta der-
rota volvieron, llenos de enojo, á d a r otro
asalto. E l p r i m e r fuerte cayó en su poder,
_— 5 2 -
y no pudiendo forzar el s e g u n d o , q u e m a -
ron las casas de los chinos y sus embar-
caciones y m a r c h a r o n á unirse al resto
de la fuerza, que como reserva h a b i a que-
dado á las órdenes del m a e s t r e de c a m p o .
Comprendiendo J u a n de Salcedo lo d i -
fícil que era asaltar el fuerte y queriendo
a n t e todas cosas economizar s a n g r e espa-
ñola, t a n necesaria en aquellos tiempos,
recurrió á las negociaciones valiéndose de
u n chino que le a c o m p a ñ a b a , el cual e s -
cribió á L i m a h o n b r i n d á n d o l e con la paz
en n o m b r e del m a e s t r e de campo si se
e n t r e g a b a á discreción.
No habiendo producido resultado este
paso, el mismo Salcedo le escribió nacién-
dole iguales proposiciones, y la contesta-
ción fué t a n a r r o g a n t e é imperiosa, que
se perdieron las esperanzas de c o n s e g u i r
n a d a por la via de las n e g o c i a c i o n e s . E n -
tonces se fortificaron las posiciones espa-
ñolas y se cerró la boca del rio, con el
objeto de que no pudiesen f u g a r s e los pi-
r a t a s , h a s t a t a n t o que el g o b e r n a d o r de
las islas ordenase lo que h a b i a de h a c e r s e .
Sin e m b a r g o de estas p r e c a u c i o n e s , y
de la reconocida s a g a c i d a d de J u a n de
Salcedo, esta 'vez el p i r a t a L i m a o n b u r l ó
la v i g i l a n c i a de soldado t a n entendido; bien
es v e r d a d que los medios empleados p a r a
efectuar la f u g a fueron t a n e x t r a o r d i n a r i o s
que n u n c a pudieron i m a g i n a r s e , pues como
h e m o s dicho, sus embarcaciones h a b í a n sido
— 53 —
e n t r e g a d a s al fuego, y e r a n el único recurso
con que contaba p a r a libertarse del j u s t o
enojo de los españoles.
Él P a d r e Z ú ñ i g a relata este hecho en
los t é r m i n o s s i g u i e n t e s .
«Con la r e t i r a d a de los españoles pudo
Limaon r e c o g e r los fracmentos de los c h a m -
panes que h a b i a n sido quemados y fabricó
con ellos a l g u n a s embarcaciones dentro de
su fuerte. A los cuatro meses de sitio,
cuando p e n s a b a n los n u e s t r o s que lo t e n í a n
cogido sin remedio abrió u n canal h a s t a
el rio. y por él salió u n a noche con toda
su g'ente y h a c i e n d a en los barcos que
t e n í a prevenidos. P a r a a l u c i n a r y v e n c e r
los estorbos que h a b i a en la boca del
rio puso m u c h o s b a r q u i c h u e l o s llenos de
m e c h a s y envió otros á d a r l e s u n falso
a t a q u e con que les hizo creer que e r a n
soldados. T r a t a r o n de r e c h a z a r l o s , y en el
ínterin se h u y ó , sin que nadie lo persi-
g u i e s e el 3 de agosto de 1575.»
S e g ú n el diccionario del padre Buceta,
«los chinos hacían salidas d u r a n t e la n o -
che, y r e c o g í a n m a d e r a s con que, al cabo
de tres meses, l l e g a r o n á construir a l g u n a s
b a r q u i l l a s , que, a u n q u e débiles, les facilita-
ron el tránsito á su isla de Tacavotican.»
Hemos citado estos historiadores por la
diferencia que se n o t a en la relación del
suceso. A n u e s t r o juicio creemos m a s po-
sible la f u g a en los t é r m i n o s que la refiere
Z ú ñ i g a . a u n q u e á p r i m e r a vista aparezca
— 54 —
con visos de maravillosa, p o r q u e estando
defendida por los españoles la boca del rio,
s e g ú n se h a indicado, único p u n t o por donde
podían h u i r con sus n a v e s aquellos p i r a t a s ,
e r a imposible la fug'a sino apelaban á u n
remedio extremo, cual fué el de abrir u n
c a n a l que diese paso á s u s b a r q u i c h u e l o s ,
construidos en el l a r g ó tiempo que estu-
vieron sitiados con los restos de s u s n a v e s
y las m a d e r a s q u e les ofrecería la p r ó d i g a
n a t u r a l e z a . Justifica m a s n u e s t r o aserto, el
que a u n existe en L i n g a y e n , cabecera de
la p r o v i n c i a de P a n g a s i n a n , u n c a n a l m u y
a n g o s t o y de poca profundidad, obra de
los chinos s e g ú n la tradición, y conocido
e n t r e los n a t u r a l e s bajo este n o m b r e , ó con
el de Limahon, que i n d i s t i n t a m e n t e e m p l e a n .
E n conmemoración de acontecimiento t a n
glorioso p a r a las a r m a s españolas, y de
t a n t a t r a s c e n d e n c i a p a r a el p o r v e n i r de las
islas, celébrase todos los años en Manila,
el dia de su patrón el apóstol S a n A n d r é s
u n a función cívico-religiosa, á la q u e asisten
las p e r s o n a s notables de la población por
su posición social y fortuna.
JUAN DE SALCEDO.

1567—1576.

I.

Uno de los h o m b r e s m a s ilustres en l a


historia de Filipinas es sin d u d a a l g u n a
don J u a n de Salcedo, nieto del no m e n o s
célebre don M i g u e l López de L e g a s p i , pri-
m e r g o b e r n a d o r de las islas.
No h u b o e m p r e s a a r r i e s g a d a en su tiempo
donde no figurase; y a obrando bajo la di-
rección de su ilustre abuelo, ó y a por s u
propia c u e n t a , anteponiéndose en todos ca-
sos á los deseos de aquel, y apareciendo
siempre como u n capitán esforzado y u n
h á b i l político. Así fué que á pesar ele s u s es-
casos recursos de acción, casi insignifican-
tes si se tienen en c u e n t a los inconvenien-
tes que ofrecía u n país desconocido, de cu-
yos n a t u r a l e s no podía fiarse y los r i g o -
res de u n clima a r d i e n t e , recorrió con es-
t r a ñ a pericia y fortuna el i n m e n s o t e r r i -
torio eme c o m p r e n d e n las provincias de T a -
y a b a s , Mindoro, B a t a n g a s , la L a g u n a , Zam-
bales, P a n g a s i n a n é Hocos h a s t a lleg ar al
-

Cabo Bojeaclor, reduciéndolas casi todas á


la obediencia en breve plazo por los me-
dios de la persuacion y la d u l z u r a , que
t a n t o le g r a n g e a r o n el cariño de los n a t u r a l e s .
V a m o s , pues, á h a c e r u n a reseña de las
i m p o r t a n t e s e m p r e s a s que con tan b u e n a
estrella acometió siempre el h o m b r e emi-
n e n t e á quien la posteridad coloca con j u s -
ticia al lado de los L e g a s p i s y A n d a s , y
de otros tantos v a r o n e s d i g n o s hijos del
esclarecido suelo español.
E l 20 de agosto del año de 1567 arribó
don J u a n de Salcedo á C e b ú , p u n t o en donde
se h a l l a b a su abuelo ocupado con i n c a n -
sable afán en llevar á cabo las órdenes de
su soberano referentes á la pacificación de
las islas. Mucho complacióle la l l e g a d a de
capitán t a n entendido p o r q u e temíase con
f u n d a m e n t o el próximo arribo de u n a es-
c u a d r a p o r t u g u e s a á las órdenes del al-
m i r a n t e P e r e i r a y no se contaba p a r a u n
acontecimiento de esta n a t u r a l e z a con sol-
dados i n t e l i g e n t e s .
Hallábase L e g a s p i por fines de 1569 en
P a n a y cuando le informaron que los por-
t u g u e s e s se d i r i g í a n á esta isla con u n a
respetable e s c u a d r a , y fué que l l e g a r o n á
la costa de Cebú a l g u n o s piratas de Joló
y Borneo, que d e s e m b a r c a n d o en aquellas
p l a y a s s e m b r a r o n la m u e r t e y c a u t i v a r o n
crecido n ú m e r o de h a b i t a n t e s . P a r a casti-
g a r estos c r í m e n e s acordó el g o b e r n a d o r
que saliese i n m e d i a t a m e n t e en su p e r s e g u i -
m i e n t o el maestre de campo con n u e v e e m -
barcaciones p e q u e ñ a s y toda la fuerza de que
se ¡nulo disponer; siendo el resultado de
esta espedicion el total esterminio de aque-
llas h o r d a s de p i r a t a s .
Mientras t a n t o , y accediendo Legaspi 4
los r u e g o s de los indios de Aclan, o r g a n i z ó
otra espedicion contra los p i r a t a s de Min-
doro, c o m p u e s t a de 30 españoles y de m u -
chos n a t u r a l e s a m i g o s , bajo las órdenes
de don J u a n de Salcedo. Brillantes fueron
los resultados obtenidos por el joven cau-
dillo en la p r i m e r a comisión que se le c o n -
fió. E n u n b r e v e t é r m i n o , c o n t r a r e s t a n d o
los obstáculos que oponía la n a t u r a l e z a á
cada paso, y con u n a constancia á toda
p r u e b a , e n t r ó en el pueblo de M a m b u r a o ,
en el que apresó m u c h a g e n t e que obligó
á rescatarse con oro; siguió á L u c h a n ,
donde se h a b í a n refujiado los que h u y e -
ron de Mindoro fortificándose en u n o s pe-
queños pozos; los salvó en u n a débil e m -
barcación y atacándolos con arrojo hízolos
r e n d i r s e á discreción y que se rescatasen con
oro como los de M a m b u r a o , y cubierto de
laureles se e n c a m i n ó á P a n a y á d a r c u e n t a
de s u s operaciones.
L e g a s p i , que a n t e todo deseaba conquistar
á Manila, dispuso que el m a e s t r e de campo
y Salcedo saliesen con tal objeto, como asi
lo verificaron á principios de Mayo de 1570
con 120 españoles y m u c h o s indios a m i g o s .
El primero s i g u i ó su m a r c h a d i r e c t a m e n t e ,
pero el s e g u n d o inducido por su espíritu
emprendedor y atrevido se i n t e r n ó en las
— 58 —
provincias de la L a g u n a y de B a t a n g a s
con ánimo de pacificarlas, cosa que sin
d u d a c o n s i g u i e r a si u n flechazo que r e -
cibió en u n a p i e r n a no le h u b i e r a forzado
á a b a n d o n a r su proyecto y á r e t i r a r s e á
Manila, donde y a se e n c o n t r a b a el m a e s t r e
de campo.
N a d a mejor revela el carácter impetuoso
de Salcedo que el hecho que cita en su h i s -
toria de Filipinas el P . F r . J o a q u i n Mar-
tínez de Z ú ñ i g a , y que t r a s l a d a m o s á s e -
g u i d a tal cual está escrito, a u n q u e fué
posterior á los sucesos que vamos refiriendo.
«Los n a t u r a l e s de Manila, m i e n t r a s pe-
l e a b a n los españoles con los chinos, les ro-
baron a l g u n a s casas y les m a l t r a t a r o n s u s
esclavos; los de Toudo m a t a r o n á los sa-
cristanes que h a b i a en el convento y acaso
h u b i e r a n hecho lo m i s m o con los r e l i g i o -
sos á no h a b e r s e escondido; y los de l a
isla de Mindoro p r e n d i e r o n á los P a d r e s
y los llevaron al m o n t e , a u n q u e no se
a t r e v i e r o n á m a t a r l o s h a s t a no t e n e r n o -
ticias de la b a t a l l a de L i m a h o n (1) y ver
en que q u e d a b a n las cosas. Raja Solimán y
Lacanclola, reyezuelos de Manila y Tondo,
temerosos de que el g o b e r n a d o r los cas-
t i g a s e por sus malos t r a t a m i e n t o s , se re-
tiraron á Navotas y maquinaban u n a re-
belión. F u é á sosegarlos el m a e s t r e de campo

(1) De e s t e g l o r i o s o h e c h o ño- a r m a s h a c e m o s de-


t a l l a d a m e n c i ó n en o t r o a r t í c u l o .
— 59 —
acompañado del P . Marín, y l u e g o que
Lacandola supo su l l e g a d a les envió á
dicir que fuese el P a d r e á u n sitio d i s t a n t e
de allí t r e s l e g u a s donde se p r e s e n t a r í a n
todos los principales y t r a t a r í a n con él de
la reconciliación con los españoles. Deter-
minóse el P a d r e M a r i n á ir al sitio que le
i n d i c a b a n , encontró allí á todos los princi-
j>ales, lo recibieron con m u c h o a g r a d o , pero
n o pudo persuadirles á que fuesen á v e r s e
con el m a e s t r e de c a m p o . Solo L a c a n d o l a
perdió el miedo con las p r o m e s a s que el
P a d r e les h a c í a ; y se fué á Navotas con á n i m o
de p r e s e n t a r s e , lo que no fué n e c e s a r i o ,
p o r q u e sabida su l l e g a d a por J u a n de S a l -
cedo se e n c a m i n ó i n m e d i a t a m e n t e h a c i a su
casa. E n c o n t r ó dos hileras de h o m b r e s a r -
mados desde el rio h a s t a la casa de L a -
candola, e n t r ó por medio de ellos i n t r é p i d o ,
quitándoles las l a n z a s y flechas, y l l e g á n -
dose á Lacandola le dijo: ¿que es esto?
como á mi se me a g u a r d a con armas? Dio
el indio sus disculpas y prometió avistarse
con el g o b e r n a d o r al dia s i g u i e n t e en com-
p a ñ í a del P a d r e M a r i n . Admitióle el g o -
b e r n a d o r sus disculpas, le r e g a l ó u n v e s -
tido de seda y u n a cadena de oro, y con
este cebo se presentó Raja Solimán á los
cuatro dias y se acabó la sedición.»
E n 1571 se dirigió J u a n de Salcedo á
los pueblos de Cainta y T a y t a y , cuyos na-
turales no se a v e n í a n á e n t r a r en n e g o -
ciaciones amistosas confiados en la s e g u r i d a d
— 60 —
que les ofrecían u n a s fortificaciones cons-
t r u i d a s sin el m e n o r ing'énio y arte; y así
fué que con pérdidas m u y insignificantes
hízose dueño de ellas, y se operó por este
liecho de a r m a s u n favorable cambio en
los s e n t i m i e n t o s de sus pobladores.
Desde T a y t a y e n c a m i n ó s e á la provincia
de la L a g u n a , cuyos n a t u r a l e s respondieron
á sus protestas de amistad con las a r m a s
en la m a n o . E l misionero F r . Alonso de
Al v a r a d o , v e n e r a b l e anciano lleno de v i r t u d
y ciencia, fué el e n c a r g a d o por Salcedo de
a t r a e r l o s , y desempeñó con tanto celo y
destreza su misión, que se rindieron los
de B a y y s i g u i e r o n su ejemplo otros m u -
chos pueblos esparcidos por aquellas p l a y a s .
S i g u i e n d o el curso de su espedicion se
i n t e r n ó t i e r r a a d e n t r o y halló á los de
Majayjay fortalecidos en u n cerro t a n es-
c a r p a d o , que al decir del historiador a n t e s
referido, «á p e d r a d a s solamente podían de-
fenderse de u n g r u e s o ejército.» Pero este
obstáculo no detuvo sino a l g u n o s dias su
m a r c h a , p o r q u e b u s c a n d o la subida m e n o s
áspera dio sobre ellos c u a n d o m e n o s lo
e s p e r a b a n , y los hizo a b a n d o n a r sus a l o -
j a m i e n t o s poseídos de t e r r o r .
Dos dias p e r m a n e c i ó en aquel territorio
ocupado en recorrer las r a n c h e r í a s , que halló
desiertas, por h a b e r huido la g e n t e á los
m o n t e s , partiendo después á Bay donde te-
nía p a r t e de sus fuerzas. Aquí tuvo n o t i -
cias de que existía un pueblo llamado Pa-
— 61 —
racale, a b u n d a n t e en m i n a s de oro, por lo
que, ordenando al p a d r e Alvarado y al-
g u n o s españoles que volviesen á la capi-
tal, emprendió la reducción de aquel l u g a r
con pocos pero escogidos soldados, p a s a n d o
tales trabajos e n el t r á n s i t o , que s e g ú n el
citado historiador Z ú ñ i g a , «se le encontró
en P a r a c a l e con su g e n t e m u y e s t e n u a d a ,
y cuando r e g r e s a r o n á Manila se regoci-
j a r o n en extremo los vecinos, porque le su-
p o n í a n m u e r t o , y sentían les faltase u n hom-
bre á quien de v e r a s q u e r í a n . »
C i n c u e n t a años hacía que el intrépido
M a g a l l a n e s h a b i a tomado posesión de e s -
t a s t i e r r a s en n o m b r e del emperador Car-
los I, y en t a n corto espacio de tiempo
contábanse reducidas á la obediencia la ma-
yor p a r t e de las provincias del S u r . F a l -
t a b a n solo las del Norte p a r a completar la
obra y cumplir los reales m a n d a t o s , cuando
J u a n de Salcedo, con u n desprendimiento
d i g n o de los h i d a l g o s sentimientos de su
corazón, se ofreció á d e s c u b r i r l a s por su
c u e n t a , y con 4 5 soldados que le facilitó
el g o b e r n a d o r v a l g u n o s indios amig'os sa-
lió de Manila él 20 de Mayo de 1572.
Brillantes y rápidos fueron los p r i m e r o s
pasos de esta espedicion y g r a n d e s las
p r u e b a s que dieron a q u e l p u ñ a d o de h o m -
bres de su actividad y sufrimiento, p u e s
que sin g u i a en aquellas islas y m a r e s des-
conocidos, y l u c h a n d o con las inclemen-
cias de los elementos, acometieron sin e m -
— 62 —
b a r g o empresas tales, que a u n hoy, con
mejores medios de acción, se t e n d r í a n por
extraordinarias.

II.

Al tercer dia de su salida de la capital


llegó la espedicion al pueblo de Bolinao,
de la provincia de Z a m b a l e s , y llegó con
t a n t a o p o r t u n i d a d que pudo apresar á u n
p i r a t a chino que h a b í a cautivado á varios
indios del referido p u e b l o . E s t a acción a g r a d ó
de tal m a n e r a á los n a t u r a l e s que i n m e -
d i a t a m e n t e reconocieron la soberanía de l a
corona de E s p a ñ a , y fueron celosos y di-
ligentes m e d i a n e r o s p a r a que d i e r a n el mismo
paso otros pueblos de l a comarca.
Establecidas las bases de u n i ó n y amis-
tad e n t r e los españoles y z a m b a l e ñ o s , p a r -
tió Salcedo á la provincia de P a n g a s i n a n ,
recorriendo en breve plazo la d i l a t a d a costa
que comprende esta provincia y la de l l o -
cos, h a s t a l l e g a r al cabo Bojeador é i n -
troduciéndose en todos los p u e r t o s , b a r r a s
y s u r g i d e r o s que le p e r m i t í a n s u s débiles
embarcaciones.
Infatigable como soldado, Salcedo e r a
siempre el primero á sufrir las f a t i g a s y
los peligros i n h e r e n t e s á espediciones de
esta clase; hábil político y dando con su
— 63 —
moderada conducta saludable ejemplo á sus
inferiores, p u d o llevar á u n t é r m i n o d i -
choso las e m p r e s a s en que tanto se i n t e -
r e s a b a n la corona de E s p a ñ a , el b u e n nom-
b r e de su abuelo y el suyo propio. Así
le vemos r e q u e r i r de paz á los indios, pe-
lear y v e n c e r á los tenaces en admitir la
amistad franca y p r o v e c h o s a con que cau-
dillo t a n afortunado les b r i n d a b a , y y a
p o r el influjo de las a r m a s ó y a por el
convencimiento, recorrer y pacificar d i -
latados territorios, llevando á ellos los i n a -
preciables tesoros de la civilización y del
cristianismo.
Mucho deseaba Salcedo p r o s e g u i r en s u
obra y e n t r a b a en sus m i r a s dirijirse á
la provincia de C a g a y a n , pero los r i g o -
r e s de la estación y a lluviosa, y las e n -
fermedades que t a n repetidas escursiones
ocasionaron á los soldados, le hicieron á
su pesar desistir de s u propósito, efectuando
en su consecuencia la r e t i r a d a por el m i s m o
camino que h a b í a n t r a í d o , c u y a c i r c u n s -
t a n c i a aprovechó p a r a ratificar los t r a t a -
dos de paz y a l i a n z a concertados con los
pueblos reducidos.
Obligado Salcedo por l a s p r u e b a s de
simpatías que le h a b í a n dispensado los na-
turales de V i g a n , creyó c o n v e n i e n t e fun-
d a r allí u n a población de españoles q u e
tuviese en q u i e t u d á los pueblos cercanos,
y al efecto dispuso que los h a b i t a n t e s cor-
t a s e n m a d e r a s p a r a h a c e r u n fuerte y vi-
viendas p a r a los soldados que debían g u a r -
necerlo.
Dadas estas y otras disposiciones dejó
en V i g a n á su alférez Antonio H u r t a d o
y 25 soldados, y con 17 que le q u e d a b a n
emprendió la a r d u a espedicion á C a g a y a n ,
de que h u b o de desistir en u n principio,
s e g ú n hemos dicho a n t e r i o r m e n t e , saliendo
p a r a este p u n t o con tres e m b a r c a c i o n e s el
dia 2 4 de Julio del mismo año.
Con feliz n a v e g a c i ó n llegó al cabo Bo-
jeaclor, y e n c a m i n á n d o s e por u n rio que
se presentó en el t r á n s i t o , halló u n a r a n c h e -
r í a de salineros con los que g e s t i o n ó es-
tablecer relaciones de amistad; pero u n a
circunstancia imprevista, que t r a s c r i b i r e -
mos en los mismos t é r m i n o s que refiere
u n historiador a g u s t i n o , de quien nos h e m o s
ocupado m a s de u n a vez, vino á r e t a r d a r la
pacificación de la citada provincia.
«Pasado el cabo Bojeador, dice el h i s t o -
riador aludido, entró en u n rio donde halló
u n a r a n c h e r í a de salineros; les m a n d ó q u e
llamasen á los principales, porque q u e r í a
h a c e r paces con ellos, y después de m u c h o s
mensajes aparecieron con su reyezuelo q u e
era u n mozo bastante bien e n c a r a d o , y m a s
blanco que los demás indios. Cuando se
l l e g a b a á J u a n de Salcedo fué éste con
los brazos abiertos pero el b á r b a r o que no
h a b i a visto en su vida tal ceremonia, c r e -
y e n d o que iba á cogerlo, echó á correr
y no quiso bajar m a s del m o n t e , de modo
que tuvieron que salirse de allí los n u e s -
tros, y dándose á la vela h a l l a r o n el rio
de C a g a y a n . »
I n t e r n á n d o s e por este rio encontró u n
pueblo de considerable vecindario que hizo
demostraciones hostiles, por c u y a razón
creyó p r u d e n t e evitar toda contienda en
atención á las reducidas fuerzas con que
contaba p a r a intentar n a d a que no fuese
amistoso, y así n a v e g ó cien l e g u a s próxi-
m a m e n t e sin h a l l a r m a s poblaciones.
Por fin cansado de tan estériles j o r n a d a s
desembarcó en u n a e n s e n a d a y desde ella
se dirigió á la provincia de la L a g u n a .
E n el tránsito estuvo espuesto el ilustre
Salcedo á perecer a h o g a d o , de cuyo peligro le
libraron afortunadamente unos indios amig'os.
Al l l e g a r á la capital recibió la infausta
n u e v a del fallecimiento de su abuelo don
M i g u e l López de L e g a s p i , ocurrido el 20
de agosto del año 1572, casi de r e p e n t e ;
habiéndole sucedido en el m a n d o , por de-
creto de la audiencia de Méjico, el t e s o -
rero Guido de L a b e z a r e s .
H o m b r e s despreciables y envidiosos del
crédito de J u a n de Salcedo, t r a t a r o n de
aprovecharse del cambio ocurrido en el go-
bierno p a r a s e m b r a r la desconfianza e n t r e
este y L a b e z a r e s , y a u n q u e por lo pronto
tuvieron el resultado que se h a b í a n p r o -
puesto, fueron m u y en breve conocidas sus
b a s t a r d a s m i r a s y tratados con el desprecio
que m e r e c í a n .
— 66 —
Como u n a p r u e b a de distinción, confióle
el n u e v o g o b e r n a d o r el sometimiento de
la provincia de C a m a r i n e s ; y en esta j o r -
n a d a como en las d e m á s e n c o m e n d a d a s
á su i n t e l i g e n c i a y valor, no desmintió
el b u e n n o m b r e que h a b i a sabido conquis-
tarse.
Así fué que sin a z a r e s , que m e r e z c a n
m e n c i o n a r s e , fundó cerca del rio Vicol u n a
villa de españoles, á l a que puso por nom-
b r e Santiago de Libón, dándola por j u s -
ticia m a y o r al capitán Pedro de C h a v e s ,
que quedó en ella con 80 soldados.
A principios del año 1574 tomó posesión
Salcedo de la provincia de llocos, de la que
h a b i a sido n o m b r a d o g o b e r n a d o r por g r a -
cia de L a b e z a r e s , r e p a r t i e n d o encomiendas
e n t r e los soldados m a s d i s t i n g u i d o s , y des-
p u é s de h a b e r dictado otras disposiciones
i n h e r e n t e s á su empleo, se dedicó con e m -
peño á la fundación de la villa Fernan-
dina, c u y a s obras vio en breve tiempo ter-
minadas.
Gobernando se h a l l a b a Salcedo su n u e v a
provincia con u n i v e r s a l aplauso, y descan-
sando de las penalidades de su t r a b a j a d a
vida, cuando pasó por aquellas costas el
famoso pirata L i m a h o n con u n crecido n ú -
m e r o de b u q u e s que d e s g r a c i a d a m e n t e le
a p r e s a r o n u n a g a l e r a y 20 soldados que h a -
bía enviado p a r a a d q u i r i r b a s t i m e n t o s de
los inmediatos pueblos. Comprendiendo por
la derrota que llevaban que se d i r i g í a n
á Manila, y que n a d a b u e n o podía espe-
rarse de ellos, fortificó lo mejor que p u d o
su villa y con los soldados disponibles se
encaminó con g r a n d i l i g e n c i a á la c a p i -
tal p a r a a y u d a r al g o b e r n a d o r y á los es-
pañoles que en ella residían.
Pocas p e r s o n a s en Filipinas i g n o r a r á n el
p a p e l ' q u e en esta j o r n a d a desempeñó Sal-
cedo, p o r q u e es u n a de las p á g i n a s m a s
bellas de su historia, y que á él debióse
en g r a n p a r t e la fortuna de que u n a h o r d a
de p i r a t a s , azote de estos m a r e s , no se en-
señorease de las islas, p a r a dejar en ellas
impresas por m u c h o tiempo las h u e l l a s de
su b a r b a r i e y de sus latrocinios.
E á p i d o como el p e n s a m i e n t o , y después
de h a b e r sido el que en p r i m e r t é r m i n o
desbarató en M a n i l a aquellas h u e s t e s de
bandidos, voló en su persecución c u a n d o
se refujiaron en la provincia de P a n g a s i n a n ;
y á no h a b e r sido por la a s t u c i a sin ejem-
plo que en tan a p u r a d o s t r a n c e s desplega-
r o n los chinos, su destrucción h u b i e r a sido
completa. (1)
U n año h a c í a que se h a l l a b a g o b e r n a n d o
las islas don Francisco L a - S a n d e y don
J u a n de Salcedo su p r o v i n c i a de llocos,
cuando el 11 de m a r z o del año de 1576
ocurrió la m u e r t e casi i n s t a n t á n e a de este
h á b i l político y esforzado caudillo, de re-

(1) Al t r a t a r en o t r o l u g a r d e e s t a i n v a s i ó n , re-
ferimos el e x t r a o r d i n a r i o h e c h o á q u e s e a l u d e .
— 68 —
sultas de h a b e r bebido a g u a de u n m a -
n a n t i a l en ocasión que se h a l l a b a p a d e -
ciendo u n a s c a l e n t u r a s m a l i g n a s , c u y a
m u e r t e fué v i v a m e n t e sentida de los i n -
d í g e n a s y de todas las p e r s o n a s que se
i n t e r e s a b a n por la felicidad del pais.
Tal es la s u c i n t a biografía de este h o m -
bre d i g n o de admiración por m a s de u n
concepto. Si en .un b r e v e plazo y con dé-
biles medios de acción se r e d u j e r o n á l a
obediencia dilatadas y fértiles provincias;
si e m p r e s a t a n a r d u a se llevó á cabo sin
que influyese, si no en contadas ocasio-
n e s , el poder de las a r m a s ; si la luz del
cristianismo y de la civilización brilló e n
casi toda l a estendida isla de L u z o n , rea-
lizándose de esta m a n e r a el a r d i e n t e de-
seo de n u e s t r o s r e y e s , y si Filipinas, en
fin, no tuvo que deplorar las funestas con-
secuencias de la invasión pirática del s a n -
g u i n a r i o L i m a h o n , á la d i l i g e n c i a , á l a
v a l e n t í a y á la s a g a c i d a d de este intrépido
soldado se deben en m u c h a p a r t e .
E s t o s e m i n e n t e s servicios colocan á Sal-
cedo á u n a g r a n d e a l t u r a , y le h a c e n d i g n o
objeto de la admiración y de la g r a t i t u d
de todo el que a b r i g u e en su pecho u n
corazón h i d a l g o y español. P o r eso su n o m -
b r e figurará siempre al lado del de otros
claros v a r o n e s , que fueron modelos a c a -
bados de patriotismo y caballerosidad.
D RA K lili.

1576.

La E s p a ñ a de Felipe II h a b i a llegado
por e n g r a n d e c i m i e n t o á a t r a e r s e las m i -
r a d a s de la E u r o p a , que contemplaba con
temor la p r e p o n d e r a n c i a de la casa de A u s -
tria y su influencia en los destinos del
m u n d o . Menos g u e r r e r o Felipe que su ca-
balleresco p a d r e pero m a s político, m a s
conocedor de los h o m b r e s , llegó á colo-
car t a n dilatada m o n a r q u í a á u n a a l t u r a
i n m e n s a , desde donde la contemplaron con
respeto y envidia otras naciones t e n i d a s
en aquel tiempo por m u y poderosas.
Preciso es confesar que este m o n a r c a
j u z g a d o t a n d i v e r s a m e n t e por los h i s t o -
riadores, se h a l l a b a adornado de las cua-
lidades que deben c o n c u r r i r en u n r e y
p a r a h a c e r l a felicidad de sus g o b e r n a -
dos, y sus m a s encarnizados e n e m i g o s no
h a n podido m e n o s de concedérselas. P o -
drá acusársele, y tal vez con j u s t i c i a , de
que su política tortuosa y suspicaz en m u -
chas ocasiones no se a m o l d a b a con el
carácter franco y a r r o g a n t e de los espa-
ñoles, que por otra p a r t e no podían h a -
ber olvidado, por ser m u y recientes, las
— 70 —
victorias y las g r a n d e z a s del anterior rei-
n a d o ; podrá así mismo censurársele el exa-
g e r a d o celo y d u r a severidad que demos-
tró en las contiendas religiosas, las cua-
les fueron u n m a n a n t i a l de infortunios
p a r a la m o n a r q u í a ; pero h a y que reco-
nocerle en cambio u n a laboriosidad s u m a
e n el despacho de los negocios, vasto t a -
lento político, esforzado á n i m o p a r a sufrir
con r e s i g n a c i ó n y h a s t a con heroísmo los
reveses de la fortuna, m u c h o celo por. el
a c r e c e n t a m i e n t o y p u r e z a de l a religión ca-
tólica, conocimientos literarios no v u l g a r e s ,
y liberalidad r e g i a en protejer las a r t e s
y las ciencias.
L a m e m o r a b l e b a t a l l a de S a n Q u i n t í n ,
la de Gemblonos, la de A l m a n s a , que le
hizo dueño de P o r t u g a l ; el combate de
L e p a n t o , de t a n i m p o r t a n t e s resultados p a r a
la cristiandad y finalmente l a fundación
del Escoriad, la del archivo de S i m a n c a s
y l a de la u n i v e r s i d a d y colegios de Do-
n a y y L o v a i n a en F l a n d e s , le p r o c l a m a n
príncipe afortunado y g e n e r o s o .
E l calvinismo h a b i a hecho g r a n d e s pro-
g r e s o s en la p a r t e s e p t e n t r i o n a l de los
Países Bajos, formándose u n a l i g a i m p o -
n e n t e contra el g o b i e r n o de Felipe II, á
c u y a cabeza se h a l l a b a n los condes de
E g m o u t y de H o r n , el a l m i r a n t e Felipe
de M o n t m o r e n c i y el príncipe do O r a n g e ,
conocido p o r el Taciturno, disturbios que
h u b i e r o n d*> ir en a u m e n t o á concecuen-
— 71 —
cía del r i g o r y m a r c h a política desplegados
por aquel m o n a r c a y por el inflexible du-
que de Alba, á quien se confió el e n c a r g o
de sofocar la h e r e g í a que a m e n a z a b a t u r -
b a r la paz del m u n d o . Los acontecimien-
tos que de dia en dia iban oscureciendo
cada vez m a s el horizonte político a r r a s -
t r a r o n á Felipe II á u n camino de con-
t i n u a d a s desdichas, que no e r a n suficien-
t e s á compensar los repetidos triunfos de
los denodados tercios castellanos; p u e s sin
contar las i n m e n s a s s u m a s invertidas en
las g u e r r a s de F l a n d e s , perdióse la famosa
escuadra La invencible por el furor de los
elementos, y e n v i a d a á I n g l a t e r r a con el
objeto de abatir el poder de l a r e i n a Isa-
bel, e n e m i g a e n c a r n i z a d a de aquel m o n a r c a
y protectora decidida de la l i g a , d e s g r a -
cia que vino á h a c e r d u e ñ a de los m a -
res á la g r a n B r e t a ñ a y á H o l a n d a , cu-
yas escuadras pudieron i m p u n e m e n t e c r u -
zarlos é interceptar el comercio de E s p a ñ a
con el de sus ricas posesiones del N u e v o -
Mundo.
No e n t r a en n u e s t r o plan ni es de este
l u g a r tampoco referir paso á paso los acon-
tecimientos que se sucedieron en t a n t u r -
b u l e n t o reinado: liémonos propuesto solo,
al t r a z a r la precedente reseña, manifestar
las causas que m o t i v a r o n el rompimiento
de las cortes de E s p a ñ a y de I n g l a t e r r a ,
p a r a que sirvieran de esplicaeion prelimi-
n a r á un suceso notable en la historia de
— 72 —
Filipinas, porque demostró de u n a m a n e r a
elocuente la lealtad y adhesión de sus
h a b i t a n t e s á la m a d r e p a t r i a .
Corría el año de 1576, época en que se
h a l l a b a g o b e r n a n d o estas islas don F r a n -
cisco L a - S a n d e , cuando el a l m i r a n t e i n -
g l é s D r a c k e r , a t r a v e s a n d o con u n a p o d e -
rosa e s c u a d r a el estrecho de M a g a l l a n e s ,
se preparó á la conquista de las islas Mo-
lucaa, p a r a lo que t r a í a órdenes a p r e m i a n -
tes de su corte. Circunstancias desconoci-
das y pérdidas de consideración que sufrió
por efecto de los temporales, le hicieron
desistir de su propósito, pero no por eso
dejó de hostilizar la costa que recorrió,
poniendo de paso n o m b r e á m u c h a s islas
por él descubiertas, tales como la de S a n
Bartolomé, S a n Jaime y la N u e v a - A l b i o n ,
donde se detuvo mes y medio.
Sabida á tiempo esta t a r d a n z a en la ca-
pital, así como l a i m p o r t a n c i a m a r í t i m a de
la espedicion de D r a k e r , fué a p r o v e c h a d a
por el g o b e r n a d o r L a - S a n d e p a r a h a c e r u n
l l a m a m i e n t o á l o s vecinos m a s acomodados de
M a n i l a y á los pueblos en g e n e r a l , p i n t á n -
doles con vivos, colores el peligro i n m i n e n t e
que correría el pais si el e n e m i g o i n t e n t a b a
a l g o c o n t r a él, y l a necesidad que h a b í a de
a p r o n t a r recursos p a r a recomposiciones de
n a v e s , construcción de fortificaciones y alista-
m i e n t o de voluntarios que lo pusiesen al
a b r i g o de u n a acometida. L a contestación fué
cual no podía menos de esperarse; y el entu-
siasmo del vecindario rayo en delirio. R e u n i -
dos cuantiosos r e c u r s o s se recompusieron con
presteza b a s t a n t e n ú m e r o de e m b a r c a c i o n e s
y se r e p a r a r o n las m u r a l l a s y en fin l a
l l a m a del patriotismo brilló t a n t o que h u b o
quien con u n c e n t e n a r de m a r i n e r o s y u n a s
débiles n a v e s se brindó á salir al e n c u e n t r o
de l a formidable e s c u a d r a i n g l e s a . ¡Digno
a r r a n q u e de valor y lealtad, que nos r e -
c u e r d a l a a r r o g a n c i a é h i d a l g u í a de los
a n t i g u o s v a r o n e s de Castilla! .
l i a s e dicho que n u n c a entró en las m i -
r a s de D r a k e r el apoderarse de estas islas
y que su espedicion tuvo solo por objeto
l a ' conquista de las productivas Molucas y
a u n q u e nosotros no n e g u e m o s que así pu-
diera ser, no h a c e m o s esta concesión t a n
en absoluto, p o r q u e p a r a e m p r e s a semejante
n o se necesitaba en v e r d a d el concurso de
u n a escuadra tan poderosa. Creemos, sí, q u e
ellas figuraban en su plan y nos fundamos
en que comisionó b u q u e s que se infor-
m a s e n del estado de defensa en que se en-
c o n t r a b a el territorio. Si n a d a serio intentó
fué porque el vecindario de Manila, c o m p r e n -
diendo sus deberes y lo i n m i n e n t e del pe-
l i g r o , acudió con presteza á la salvación
de sus h o g a r e s y del pais, poniéndolo en
u n pié de defensa respetable.
Así que u n a vez convencido D r a k e r de
lo azaroso que sería i n t e n t a r n a d a contra
Filipinas dio á la vela p a r a l n g l a t e r r a . n o
sin que su m a r c h a fuese señalada con la
— 74 —
p r e s a de a l g u n o s b u q u e s españoles proce-
dentes de C h i n a a p r e s a m i e n t o s que c a u s a -
r o n g r a v e s pérdidas al comercio por lo i n -
teresados que v e n í a n , pero cuyos q u e b r a n -
t o s , por m u y considerables q u e fuesen q u e -
d a b a n l a r g a m e n t e recompensados con la
m a r c h a de u n e n e m i g o de quien n a d a b u e n o
podía e s p e r a r s e .
— 75 —

DON SIMÓN DE ANDA,


y la invasión inglesa,

1762—1764.

I-

L a m u e r t e de F e r n a n d o VI ocurrida en
Madrid el 10 de agosto de 1759, d e s p u é s
de u n a l e n t a y p e n o s a enfermedad, de-
j a b a u n vacío en la m o n a r q u í a que solo
la p r o v i d e n c i a p u d o llenar consolándola
de la i r r e p a r a b l e p é r d i d a que a c a b a b a de
sufrir.
E n efecto ¿quien con mejores títulos
de g l o r i a podía ocupar el solio de los
Borbones que el ilustre Carlos III, c u a n d o
se p r e s e n t a b a á los ojos de los españoles
ceñidas las sienes de inmarcesibles laure-
les adquiridos, e n t r e otras, en l a b a t a l l a
de Bitonto, q u e le hizo dueño del reino
de las Dos Sicilias, q u e con t a n t a sabidu-
ría g o b e r n ó en los veinte y cuatro años que
rigió sus destinos? Estos antecedentes e r a n
u n a g a r a n t í a p a r a el p o r v e n i r de la E s -
p a ñ a , que el amor de sus hijos y sus d e -
rechos p o n í a n en s u s m a n o s p a r a que
acrecentase su poderío, y robustecía esta
esperanza la celeridad con que acudió al
llamamiento de la nación, p u e s n i las lá-
— 76 —
g r i m a s de los napolitanos, ni las delicias
del clima italiano fueron capaces de e n -
sordecerle al g r i t o g e n e r a l que resonaba
en todos los ámbitos de la p e n í n s u l a por
su pronto a r r i b o . Abdicó, p u e s , la corona
de las Dos Sicilias en fayor de su t e r c e r
hijo clon F e r n a n d o , y en s e g u i d a voló á
h a c e r s e c a r g o de s u s estados con su es-
posa María Cristina de Sajonia y su s e -
g u n d o hijo clon Carlos llamado á sucederle.
E l n u e v o m o n a r c a tomó las r i e n d a s del
g o b i e r n o , y s u s ' primeros actos no d e s -
m i n t i e r o n las e s p e r a n z a s que h a b i a h e -
cho concebir. L a realización del g'ran p e n -
samiento i m a g i n a d o por su abuelo L u i s
X I V fué u n o ' de sus primeros cuidados,
y al efecto el 15 de ag'osto de 1761 c o n -
cluyó u n t r a t a d o con los Borbones sobe-
r a n o s de F r a n c i a , Ñapóles y P a r m a , que
por esta razón fué conocido con el n o m -
b r e ele pacto cíe familia,, por el cual se
a s e g u r a b a á cada u n a de las potencias
c o n t r a t a n t e s a y u d a y protección m u t u a s ,
y d e c l a r a b a enemigos de todas al que lo
l l e g a s e á ser de a l g u n a de ellas. Carlos en
esta ocasión i n t e r p r e t ó d i g n a m e n t e el pen-
samiento del g r a n r e y , u n i é n d o s e á s u
p r i m o Luis X V p a r a combatir á l a I n -
g l a t e r r a ; l u c h a que a f o r t u n a d a m e n t e p a r a
esta naciones fué de corta d u r a c i ó n , t e r -
m i n a n d o el 3 de n o v i e m b r e de 1762 con
el t r a t a d o de F o n t a i n e b l e a u .
Hemos creído conveniente t r a z a r , a u n -
que á g r a n d e s r a s g o s , uno de los a c o n -
tecimientos m a s i m p o r t a n t e s del reinado de
Carlos III, p o r q u e estando ligado estrecha-
m e n t e con los sucesos que por entonces
tuvieron l u g a r en estas islas, la claridad
y el orden histórico lo r e c l a m a n así.
Las Cortes -de E s p a ñ a é I n g l a t e r r a se ha-
b í a n declarado la g u e r r a en n o v i e m b r e de
1761 y n a d a se sabia en Manila en a g o s t o
del s i g u i e n t e año, por efecto de lo l e n t a s
y escasas que eran las comunicaciones e n
aquellos tiempos. Las p r i m e r a s noticias fue-
r o n debidas á u n clérigo y al padre C u a -
drado, a g u s t i n o , pero se e s t i m a r o n en poco
p o r q u e no se confirmaron por los que h a -
cían el comercio e n t r e estas islas y C a n t ó n
y Batavia, h a s t a que el 14 de n o v i e m b r e ,
u n paquebot i n g l é s que apareció en l a s
a g u a s de Manila, a l a r m ó los á n i m o s ' de t a l
m a n e r a , que nadie llegó á d u d a r del rom-
pimiento de a m b a s cortes, p u e s se n e g ó á
admitir la visita de c o s t u m b r e y s o n d e a n d o
toda la b a h í a se hizo á la veía p a r a Ma-
riveles.
E n la capital se creyó que este b u q u e
venía con el objeto de apresar al navio fi-
lipino que se h a l l a b a de i n v e r n a d a de v u e l t a
de su viaje, pero el tiempo se e n c a r g ó de
demostrar que no fueron tales sus p r o p ó -
sitos y sí el de reconocer la b a h i a , como
trabajo indispensable p a r a las operaciones
m a r í t i m a s que se i n t e n t a b a n .
U n a escuadra i n g l e s a había salido de Ma-
— 78 —
d r á s á principios de agosto del mismo año
p a r a apoderarse de Manila, pero recios t e m -
porales que esperimentó en su t r a v e s í a la
impidieron l l e g a r h a s t a el 2 2 de setiembre.
Componíase la escuadra de 13 navios y
6.800 h o m b r e s de desembarco, fuerzas i m -
p o n e n t e s si se consideran los medios de d e -
fensa con que en aquellos tiempos contaba
la capital del a r c h i p i é l a g o , reducidos á 550
plazas del r e g i m i e n t o del r e y y á u n o s 80
artilleros i n d í g e n a s y poco h á b i l e s .
Sin e m b a r g o de la sorpresa q u e causó
la presencia de e n e m i g o t a n poderoso, el
arzobispo de M a n i l a don M a n u e l Eoio, n o m -
brado por S. M. g o b e r n a d o r interino de l a s
islas á consecuencia del fallecimiento de don
P e d r o M a n u e l de A r a n d i a , con u n a acti-
vidad que n o e r a n de esperarse n i de su
edad, n i de s u a u g u s t a profesión, acudió
á los p r e p a r a t i v o s de defensa de esta p l a z a
y de l a de Cavite, al propio tiempo que
e n v i a b a u n oficial con c a r t a s u y a p a r a el
gefe de la e s c u a d r a , á fin de que m a n i -
festase las causas que la conducían allí t a n
inopinadamente.
Ño se hizo esperar m u c h o la contesta-
ción que vino á q u i t a r toda eluda, si a l -
g u n a p u d i e r a existir, respecto á las i n -
tenciones de la G r a n B r e t a ñ a , p u e s t o que
al s i g u i e n t e dia del en que tuvo l u g a r
tal mensaje, volvió el comisionado español
con dos oficiales i n g l e s e s portadores de la
r e s p u e s t a firmada por el a l m i r a n t e Cornix,
— 79 —
geí'e de la e s c u a d r a y por el b r i g a d i e r Dra-
per, c o m a n d a n t e de las fuerzas de t i e r r a ,
en que pedían la i n m e d i a t a e n t r e g a de l a
isla en n o m b r e de I n g l a t e r r a , a m e n a z a n d o
con romper las hostilidades e n caso de
negativa.
E l g o b e r n a d o r contestó á t a n h u m i l l a n t e
proposición de l a m a n e r a que correspondía
hacerlo a l . r e p r e s e n t a n t e de E s p a ñ a en e s -
tos apartados dominios: «que todos e s t a -
b a n prontos á p e r d e r l a vida por el h o -
n o r de las a r m a s de s u soberano.» E s t a
r e p u l s a fué la señal del r o m p i m i e n t o y á
las seis de la t a r d e del 2 3 de setiembre
se acercó la e s c u a d r a h a c i a el S u r , frente
del reducto del Polvorista, y se apoderó
de él y de a l g u n o s efectos que los espa-
ñoles no p u d i e r o n estraer por lo a p r e m i a n t e
de las c i r c u n s t a n c i a s . Apoyados los i n g l e -
ses por la n u m e r o s a artillería de sus e m -
barcaciones se posesionaron consecutiva-
m e n t e de las iglesias de Malate, la E r -
mita, S a n J u a n de B a g u m b a y a n , S a n t i a g o
y de todas las casas de aquellos a r r a b a -
les de Manila, á pesar de dos piquetes q u e
salieron de la plaza p a r a contenerlos, los
cuales t u v i e r o n que r e t i r a r s e por no poder
sufrir el nutrido fuego de fusilería que se
les h a c í a desde el último de los citados
templos.
Inútil y a u n t e m e r a r i o p a r e c í a q u e r e r r e -
sistir á los e n e m i g o s d u e ñ o s de p u n t o s t a n
importantes como los referidos. Todas las
— 80 —
fuerzas que liabia que oponerles se r e d u -
cían á las que y a liemos mencionado, p u e s
a u n q u e se o r g a n i z a r o n cuatro compañías de
milicianos de á 60 plazas, que se denomi-
n a r o n del Comercio, y l l e g a r o n de diferen-
tes p u n t o s cerca de 5.000 indios, dichas
fuerzas por su h e t e r o g e n e i d a d y n i n g u n a
disciplina, no ofrecían confianza p a r a ata-
car con b u e n éxito las respetables posicio-
n e s de los i n v a s o r e s , al paso que estos con-
t a b a n con 1.500 soldados europeos del re-
g i m i e n t o de Draper, dos compañías de ar-
tilleros, 3.000 m a r i n e r o s perfectamente a r -
m a d o s , 800 cipayos fusileros y 1.400 des-
tinados á los trabajos de t r i n c h e r a ; formando
u n total de 6.830 h o m b r e s útiles p a r a em-
plearlos donde mejor p u d i e r a c o n v e n i r l e s .
L a ocasión sin e m b a r g o se liabia p r e -
sentado favorable p a r a resistir t a n respe-
tables fuerzas. Si los españoles, m e n o s p r u -
dentes y atentos á su p r e c a r i a situación,
h u b i e r a n impedido el desembarco el dia
en que lo efectuaron, es m u y posible q u e
n o lo h u b i e r a n conseguido sino á t r u e q u e
de considerables bajas, porque el m a r que
aquella t a r d e se mostró tempestuoso les
produjo pérdidas n o insignificantes, retar-
dándoles m u c h o el desembarco y t e n i é n -
dolas espuestas á u n a d e r r o t a inevitable,
de h a b e r s e sabido a p r o v e c h a r aquellos m o -
m e n t o s que la fortuna d e p a r a b a .
E l 2 4 r o m p i e r o n el fuego los b a l u a r t e s
de San Diego y S a n A n d r é s con poco r e -
— 81 —
sultado, p o r q u e los e n e m i g o s e s t a b a n ocultos
en u n a iglesia, y así continuó h a s t a la
noche en que se hizo u n a salida de l a
plaza con el objeto de desalojarlos de los
templos. Se e n c o m e n d ó esta espedicion á
Mr. F a l l e r , i n t e l i g e n t e oficial francés a l
servicio de E s p a ñ a , y se le dieron 50
h o m b r e s de t r o p a r e g l a d a , a l g u n o s milicia-
nos, 800 indios con l a n z a s y dos cañones
de á c u a t r o .
Con s u m o arrojo y pericia atacó á los
e n e m i g o s e n sus mismos p u e s t o s , pero en-
grosados con socorros que c o n t i n u a m e n t e
recibían después de h a b e r sostenido el fuego
toda la noche, dispuso la r e t i r a d a h a c i a
la iglesia de S a n J u a n de B a g u m b a y a n ,
desde donde estuvo hostilizándolos h a s t a
las n u e v e de la m a ñ a n a del dia 2 5 , e n
que con u n socorro que se le envió p u d o
volver á la p l a z a .
E l mismo dia que se r o m p i e r o n las hosti-
lidades e n t r ó e n la b a h í a u n a g a l e r a q u e
v e n í a d e s p a c h a d a por el c o m a n d a n t e del
navio Filipino que q u e d a b a en P a l a p a g .
Avistada por el e n e m i g o destacó en s u
perseguimiento u n a fragata y cuatro cha-
l u p a s , y viéndose aquella p e r s e g u i d a m u y
de cerca e m b a r r a n c ó en N a v o t a s y la g e n t e
se echó al a g u a , siendo aprisionados el
capitán y a l g u n o s p a s a g e r o s , de c u y a pér-
dida se t u v o conocimiento e n M a n i l a pol-
los fugitivos. Los i n g l e s e s supieron t a m b i é n
por los papeles que cogieron en la g a l e r a
6
— 82 —
c u a l e r a la situación del Filipino, y en-
viaron i n m e d i a t a m e n t e u n navio y u n a
f r a g a t a p a r a que le apresasen; pero p o r
fortuna t r o p e z a r o n en el tránsito con la
n a o Trinidad que v e n í a de a r r i b a d a , y
l a rica p r e s a que hicieron de los g é n e r o s
q u e se e n v i a b a n á Acapulco los e n t r e t u v o
a l g ú n tiempo y dio l u g a r á p o n e r en s a l -
v a m e n t o los caudales del Filipino, único
r e c u r s o con que c o n t a b a el g o b i e r n o de
estas islas, como después veremos, p a r a
c u b r i r las atenciones de la g u e r r a .
L a m e n c i o n a d a salida no fué m a s que
u n a especie de fanfarronada, dice el P .
Z ú ñ i g a , p o r q u e ¿como podían l i s o n g e a r s e
con t a n poca g'ente de desalojar á los i n -
gleses de u n a iglesia que se podía l l a m a r
castillo por ser cíe g r u e s a s p a r e d e s de s i -
llería? Sin e m b a r g o Faller por esta acción
i n c u r r i ó en la n o t a de t r a i d o r bien i n j u s -
tamente.

II,

L a d e s g r a c i a d a t e n t a t i v a de Faller n o
a m i l a n ó el ánimo de los españoles y se
j u g ó con b a s t a n t e éxito la artillería p o r
u n a y otra p a r t e ; sin e m b a r g o de q u e
los e n e m i g o s , dueños de mejores posicio-
n e s y m a s diestros, produjeron b a s t a n t e
d a ñ o en los edificios, recojiéndose en la
— 83 —
plaza a l g u n a s b o m b a s que a f o r t u n a d a m e n t e
sirvieron después p a r a volverlas contra su
campo. E n la noche del mismo dia 2 5
se les hicieron a l g u n o s disparos de m e -
tralla y u n n u t r i d o fuego de fusilería con
dichoso acierto, como pudo j u z g a r s e al
s i g u i e n t e por el n ú m e r o de cadáveres es-
parcidos desde la e s p l a n a d a h a s t a l a t r i n -
chera enemiga.
Con lig eras e s c a r a m u z a s , y sin resulta-
-

dos que m e r e z c a n m e n c i o n a r s e , t r a s c u r r i ó
el 2 6 : era sin e m b a r g o la calma que suele
preceder á la t o r m e n t a y p r e c u r s o r a de u n
dia de dolorosos recuerdos por la g e n e r o s a
s a n g r e que debía verterse en defensa de la
p a t r i a . Amaneció el 27 y á las ocho de la ma-
ñ a n a u n g r u p o de mestizos é indios, cuyo
n ú m e r o no c o n s i g n a n las historias del p a i s ,
a u n q u e j u z g a m o s no fuera crecido, sin te-
n e r orden p a r a ello, y sin m a s g u i a q u e
su valor y confianza, acometió i n o p i n a d a -
m e n t e los puestos avanzados de los. i n g l e s e s
con tal coraje y decisión que se hizo dueño
de ellos, hiriendo y m a t a n d o á c u a n t o s in-
t e n t a r o n cerrarle el paso. Pero sucedió lo
que no podia menos de suceder; que p a -
sado el p r i m e r m o m e n t o de confusión, y
socorridos los ingleses por 300 h o m b r e s ,
volvieron á r e c u p e r a r las posiciones p e r -
didas, p a g a n d o con sus cabezas los i m -
p r u d e n t e s mozos su t e m e r a r i o a r d i m i e n t o .
E n lo m a s recio de la pelea dirigióse á
l a plaza u n oficial i n g l é s con b a n d e r a de
— 84 —
p a r l a m e n t o , al que a c o m p a ñ a b a u n joven
con trag'e neg'ro. A esta manifestación sus-
pendió aquella sus fuegos pero los indios
i g n o r a n t e s de los usos de la g u e r r a y lo
que es m a s , ardiendo en sed de v e n g a n z a
por el fin s a n g r i e n t o que a c a b a b a n de te-
n e r sus h e r m a n o s , se arrojaron sobre ellos
y los d e s p e d a z a r o n . . . ¡Azares de la g u e r r a !
E l j o v e n que acabamos de m e n c i o n a r e r a
sobrino del g o b e r n a d o r - a r z o b i s p o , y caido
prisionero c u a n d o tuvo l u g a r en N a v o t a s
lá caza de la g a l e r a , h a b i a conseguido la
l i b e r t a d y el permiso de r e g r e s a r á Manila.
E l 2 8 por la m a ñ a n a se recibió un m e n -
saje del g e n e r a l en gefe de las fuerzas
b r i t á n i c a s , pidiendo con i n s t a n c i a se le e n -
t r e g a s e la cabeza del oficial que h u b i e r a
inducido á los indios á cometer el a t e n -
tado referido; en la i n t e l i g e n c i a de que si
no se h a c í a asi i n m e d i a t a m e n t e , e n v i a r í a
la de todos los prisioneros que t e n í a en
.su poder. Satisfizo esta d e m a n d a el g o -
b e r n a d o r , manifestándole con d i g n a s a u n -
que t e m p l a d a s frases, que las c o s t u m b r e s
poco civilizadas de los n a t u r a l e s y o b s -
tinación por otra p a r t e de los sipayos e n
no cesar de h a c e r fueg'o sobre ellos en el
m i s m o acto del p a r l a m e n t o , h a b í a n p r o -
ducido u n esceso que l a m e n t a b a pero sobre el
c u a l no podía i m p u t a r s e responsabilidad á
persona determinada.
E l resultado fué que á los pocos m o m e n t o s
empezó M a n i l a á e s p e r i m e n t a r como n u n c a
— 85 —
el enojo de los i n g l e s e s , de suerte que los
proyectiles caian sobre ella en g r a n can-
tidad a m e n a z a n d o convertirla en u n mon-
tón de r u i n a s . Los e n e m i g o s a u m e n t a r o n
t r e s morteros de g r u e s o calibre á la b a -
tería que desde el principio del sitio h a -
b í a n establecido d e t r á s de la i g l e s i a de
S a n t i a g o , que c a u s a b a pérdidas de consi-
deración. No satisfechos con estos medios
de destrucción, fué batida la p l a z a por la
p a r t e de la m a r i n a con los fuegos de s u s
n a v e s , pero por fortuna sin n i n g ú n resul-
tado, porque los proyectiles que l a n z a b a n
h o r i z o n t a l m e n t e se perdían en la p l a y a , y
los que, v e n í a n por elevación p a s a b a n sobre
la p l a z a é iban á caer á m u c h a distancia
sin causar daño a l g u n o .
Tan recias acometidas no a c o b a r d a r o n
el ánimo de los defensores de la ciudad,
habilitando con u n a celeridad y precisión
admirables el b a l u a r t e de S a n Diego, que ha-
bia sufrido m u c h o de la artillería e n e m i g a y
el c u a l se encontró en breve en situación
de i m p o n e r respeto, por el acierto con que
se jug'aroii los morteros que le g u a r n e c í a n .
E l dia 30 se avistaron desde la p l a z a
cuatro c h a l u p a s e n e m i g a s t r i p u l a d a s , que
por el temporal q u e á la sazón r e i n a b a
zozobraron á b a s t a n t e distancia de t i e r r a ;
el mismo accidente aconteció á u n c h a m p a n
y pocos momentos después á u n a b o m b a r d a
que los ingdeses enviaron p a r a batir m a s
de cerca los m u r o s de la plaza. Los efectos
— 86 —
que conducía fueron arrojados por el í m -
p e t u de las olas á la p l a y a del pueblo de
P a s a y , y habiendo dado aviso del siniestro
los indios de aquel p u n t o , dispuso i n m e -
d i a t a m e n t e el g o b e r n a d o r que la caballería
i n d í g e n a . se apoderase de ellos, pero los
i n g l e s e s se a d e l a n t a r o n y cuando l l e g a r o n
al sitio d e s i g n a d o fueron recibidos á bala-
zos y precisados á desistir de la e m p r e s a ,
no sin e s p e r i m e n t a r pérdidas considerables.
E l 2 de octubre de m a d r u g a d a , comenzó
el e n e m i g o á jug-ar u n a b a t e r í a de ocho
cañones de g r u e s o calibre c o n t r a el á n g u l o
del b a l u a r t e de la fundición y á las cinco
h o r a s estaba demolido todo el p a r a p e t o .
Al mismo tiempo d i r i g í a al resto de l a
fortificación el fuego de n u e v e m o r t e r o s ,
y dos b u q u e s h a c i a n lo propio por el
frente que d a b a á la m a r i n a ; de s u e r t e
que el a t a q u e fué tan vivo que se r e c o g i e r o n
m a s de cuatro mil balas de c a ñ ó n del ca-
libre de v e i n t i c u a t r o . «Pero lo que i n c o -
m o d a b a m a s á la plaza, dice el historia-
dor referido, era la fusilería que desde l a
t o r r e é iglesia de S a n t i a g o veia todo lo
que p a s a b a en la ciudad, y t i r a b a á su
satisfacción contra los que la defendían,
y á pesar de tantos fuegos dirigidos á
u n b a l u a r t e sin parapeto, solo m u r i e r o n 7
h o m b r e s de los que le defendían y h u b o
u n o s 20 heridos. Los n u e s t r o s p r o c u r a r o n
d e s t r u i r la iglesia de S a n t i a g o con su ar-
tillería, pero no pudieron conseguirlo. Los
_ 87 —
barcos cesaron de h a c e r fuego á la o r a -
ción, pero las baterías de t i e r r a continua-
ron toda la noche y d e s m o n t a r o n las pie-
zas de n u e s t r o bastión, de modo que fué
preciso a b a n d o n a r l o . »

III.

La m i s m a noche del 2 se d e t e r m i n ó ha-


cer u n a salida de la p l a z a p o r q u e h a b i a
llegado u n refuerzo de 5.000 indios próxi-
m a m e n t e , entre los cuales se c o n t a b a n 2 . 0 0 0
p a m p a n g o s , que fueron los elegidos, gub-
dividiéndolos en tres c o l u m n a s . Se e n c o -
m e n d ó el m a n d o de l a p r i m e r a á don F r a n -
cisco R o d r í g u e z , que debia a t a c a r la i g l e -
sia de S a n t i a g o ; la s e g u n d a á don S a n -
t i a g o O r e n d a i n , que se d i r i g i r í a á Malate
y la E r m i t a y la tercera, q u e a t a c a r í a por
l a p a r t e de la m a r i n a , a p o y a d a por dos
piquetes de fusileros, era r e g i d a por los
españoles E s l a v a y Bustos.
E n esta forma salieron las c o l u m n a s de
la plaza, y á l a u s a n z a e n t r e los n a t u -
rales establecida en aquellos tiempos, p r o -
r u m p i e r o n desde l u e g o en desaforados g r i -
tos, creyendo que tal demostración a c o -
b a r d a r í a á los e n e m i g o s . C u a n d o la fuerza
que m a n d a b a R o d r í g u e z se e n c o n t r a b a á
medio tiro de fusil de su campo se r e -
— 88 —
sistió á p a s a r adelante, y solamente á
i n s t i g a c i ó n del famoso M a n a l a s t a s , c o m a n -
d a n t e de ella, pudo c o n s e g u i r s e que u n o s
300 h o m b r e s a v a n z a s e n y se a p o d e r a s e n
de la i g l e s i a de S a n t i a g o q u e e n c o n t r a r o n
a b a n d o n a d a ; pero h a b i e n d o cometido la i m -
p r u d e n c i a de tocar á vuelo las c a m p a n a s ,
fueron atacados t a n r e p e n t i n a m e n t e por los
i n g l e s e s eme casi no t u v i e r o n tiempo de
retirarse.
L a otra c o l u m n a que debia dirijirse á
l a E r m i t a , como advirtió el profundo si-
lencio q u e r e i n a b a en el campo c o n t r a r i o
m a r c h a b a sin recelo, h a s t a q u e d a d a por
O r e n d a i n la orden de acometer, empezó
l a a c o s t u m b r a d a g r i t e r í a al compás de los
t a m b o r e s , q u e o r i g i n ó u n a p a s a j e r a con-
fusión en los i n g l e s e s , los cuales d i s p a -
r a n d o sobre los p a m p a n g o s causáronles la
-

p é r d i d a de 200 h o m b r e s . O r e n d a i n se libró
de este desastre merced á la l i g e r e z a de
s u caballo pero n o así del dictado de trai-
dor con que se calificó, calificación que
aparece m e r e c i d a , por h a b e r s e pasado á ios
i n v a s o r e s l u e g o que se apoderaron de M a n i l a .
Mas a f o r t u n a d a fué la t e r c e r a c o l u m n a ,
pues si bien n o causó daño alg*uno t a m -
poco lo esperimentó; pero de todas m a n e -
r a s los r e s u l t a d o s n e g a t i v o s obtenidos e n
esta salida i n t i m i d a r o n de tal modo á los
n a t u r a l e s que se r e t i r a r o n casi en su to-
talidad á sus h o g a r e s , sin poderse alcan-
z a r que variasen de propósito.
Mientras t a n t o los i n g l e s e s no cesaron
de hacer fuego sobre el b a l u a r t e de l a
F u n d i c i ó n , l o g r a n d o c e g a r el foso con los
escombros; y a u m e n t ó la ansiedad de aque-
llos m o m e n t o s otra b a t e r í a que l e v a n t a r o n
y que empezó á b a t i r los de S a n A n d r é s
y S a n E u g e n i o , d e s m o n t a n d o los c a ñ o n e s
de sus flancos y d e r r i b a n d o sus p a r a p e t o s
con m u e r t e de a l g u n o s h o m b r e s que se o c u -
p a b a n , a u n q u e i n f r u c t u o s a m e n t e , en r e m e -
d i a r los destrozos que ocasionaba la a r t i -
llería e n e m i g ü .
E n t a n a p u r a d o t r a n c e r e u n i ó el gober-
n a d o r el consejo de g u e r r a la t a r d e del dia 3 ,
compuesto de la p l a n a m a y o r , la audien-
cia, los diputados de la ciudad y los p r e -
lados de l a s órdenes religiosas, y d e s p u é s
de u n a discusión l a r g a y a c a l o r a d a , r e s o l -
vióse c o n t i n u a r la defensa de la p l a z a valién-
dose de los medios ordinarios p a r a r e p a r a r
las mal p a r a d a s fortificaciones; acuerdo que
n o llegó á t e n e r efecto, p o r q u e los n a t u -
r a l e s se resistían á ocuparse en estos t r a -
bajos fatig'osos y de p e l i g r o , por t r a t a r s e
de u n e n e m i g o v i g i l a n t e y a s t u t o .
Al a m a n e c e r del dia s i g u i e n t e c a y e r o n
sobre la p l a z a m u c h o s proyectiles i n c e n -
diarios que redujeron á cenizas varios e d i -
ficios, c a u s a n d o la consternación del vecin-
dario. El p e l i g r o a u m e n t a b a por m o m e n -
tos, los r e c u r s o s d i s m i n u í a n y con todo a u n
h a b i a m u c h o s que o p i n a b a n p o r q u e l a de-
fensa se p r o l o n g a s e h a s t a donde fuera posi-
— 00 —
ble. ¡Tales e r a n el e n t u s i a s m o y p a t r i o -
tismo d é l o s españoles en l u c h a t a n d e s i g u a l !
Mr. Faller, que como oficial entendido
no podía desconocer la v e r d a d e r a situación
de Manila, c u y a defensa por m a s tiempo
calificaba de t e m e r a r i a y de resultados funes-
tos, i n t e n t ó avistarse con el g o b e r n a d o r
p a r a aconsejarle capitulase; pero como se le
t e n í a por desleal desde aquella d e s v e n t u r a d a
espedicion referida a n t e r i o r m e n t e , y esta sos-
p e c h a tomó después i n c r e m e n t o , con m o -
tivo de h a b e r pasado al campo e n e m i g o á lle-
v a r u n r e g a l o de orden del arzobispo p a r a
el gefe de las fuerzas británicas n o le fué
posible ejecutar su intento porque se lo i m -
pidieron dos oidores con quienes tropezó
al dirijirse á la vivienda del arzobispo.
P o r la t a r d e de este m i s m o dia se p r e -
s e n t a r o n las tropas enemig'as delante de l a
plaza e n a p t i t u d de d a r el asalto, lo que
causó tal t e m o r e n u n a p a r t e de sus m o -
r a d o r e s , que la a b a n d o n ó saliéndose por
la p u e r t a del P a r í a n , sin e n c o n t r a r obs-
t á c u l o s , p o r q u e la g u a r d i a que h a b í a en
ella se componía del v e c i n d a r i o ; pero sin
e m b a r g o de a p a r a t o t a n i m p o n e n t e los
i n v a s o r e s se r e t i r a r o n á sus posiciones
sin c a u s a r daño a l g u n o , con lo que le ciu-
dad volvió á r e c o b r a r l a calma, no obs-
t a n t e el n u t r i d o fuego que sufrió toda l a
n o c h e , p a r t i c u l a r m e n t e desde la i g l e s i a de
S a n t i a g o , fuego que se p r o l o n g ó h a s t a la
m a d r u g ' a d a del sig'uiente dia.
— 91 —
Desde el principio del asedio se h a b í a n
arrojado contra los débiles m u r o s de M a -
nila, s e g ú n refieren las historias de aquellos
tiempos, 2 5 . 0 0 0 balas y 5.000 b o m b a s , a p a r t e
de otros proyectiles incendiarios; y nos pa-
rece increíble que con a t a q u e s t a n v i g o r o -
sos y repetidos, con tales elementos de des-
trucción se m a n t u v i e r a l a resistencia de
u n a plaza q u é , como dice m u y a c e r t a d a -
mente el P . Z ú ñ i g a , estaba provista p a r a
defenderse de las naciones asiáticas y no
de las e u r o p e a s .

IV.

La quietud que se observó en el c a m p a -


m e n t o e n e m i g o pareció favorable á los es-
pañoles, y nadie creyó fuese preludio de
a l g u n a operación en g r a n d e escala, p o r c u j a
razón no se pensó en capitular. No opi-
n a b a así Faller, á quien ccmo oficial i n -
teligente no podían ocultarse n i las i n t e n -
ciones de los sitiadores ni la situación de l a
plaza, y por eso volvió á insistir e n la capi-
tulación, porque l a m e n t a b a las calamidades
que pesaban sobre Manila; pero esta vez
como la p r i m e r a s u s gestiones no dieron
m a s resultado que el de a u m e n t a r le oge-
riza que le t e n í a el v e c i n d a r i o .
Nada hace mejor á n u e s t r o intento p a r a
p r o b a r la i n f u n d a d a confianza de los e s -
pañoles respecto á sus propias fuerzas y
el equivocado juicio con que j u z g a r o n los
planes de los i n g l e s e s , que los s i g u i e n t e s
pasajes que b a i l a m o s en u n a apreciable h i s -
t o r i a de este p a i s .
«La suspensión del fuego enemigo p a -
reció á los españoles favorable en vez de
temerse después de ella a l g u n a g r a n d e ope-
r a c i ó n , y no p e n s a r o n ' en capitular sino
M r . Faller, que al a m a n e c e r fué á P a l a -
cio á p e r s u a d i r al g o b e r n a d o r que asi
lo verificase; pero halló allí al oidor G a l b a n
que se le opuso fuertemente, y estando
en el m a y o r ardor de la disputa llegó la
noticia de que el enemig'o estaba d e n t r o .
E n efecto el g e n e r a l i n g l é s despachó 40
franceses de los que h a b í a n hecho prisio-
n e r o s en. P o n d i c h e r i p a r a que allanasen
el foso con las m i n a s del b a l u a r t e , r e g i s -
t r a s e n si h a b i a a l g u n a c o r t a d u r a que atajase
el paso é hiciesen señas de todo. l u c i é r o n l o
á su satisfacción p o r q u e no h a b i a quien
lo impidiese, y como á las seis de la m a -
ñ a n a dieron las concertadas s e ñ a s , e n t o n c e s
se destacaron 400 h o m b r e s comandados por
el m a y o r Felt, y no p u d i e n d o m o n t a r l a
b r e c h a formados por estar m u y escarpada,
s u b i e r o n con el fusil á la espalda, no te-
n i e n d o otro t e m o r sino el que el b a l u a r t e
estuviese m i n a d o , p u e s le parecía i n c r e í -
ble t a n t o silencio en u n a plaza- atacada
no teniendo premeditada a l g u n a e s t r a t a g e -
m a . No hallando quien le disputase el
paso, dividió s u tropa el m a y o r Felt, m a n -
dando la mitad por la p a r t e de la m a r i n a
y la restante h a c i a la p u e r t a R e a l , donde
estaba la g u a r d i a m u y s o s e g a d a , h a s t a
que les avisó el centinela, é i n m e d i a t a -
mente oyeron su fusilería.
E s t a . sorpresa causó tal sobresalto que
el e n e m i g o no e n c o n t r ó resistencia a l g u n a ,
hiriendo y m a t a n d o á c u a n t o s encontró al
paso. Mientras tanto u n destacamento i n g l é s
bajó de la m u r a l l a s y abrió la p u e r t a R e a l
p a r a que e n t r a s e el g e n e r a l D r a p e r , como
así se verificó al frente de u n a g r u e s a
c o l u m n a con dos cañones de c a m p a ñ a p o r
delante que h a c í a n fuego de tiempo e n
tiempo, a v a n z a n d o por la calle R e a l . L a
m i s m a m a r c h a y p r e c a u c i o n e s llevaron las
dos columnas que fueron por la m u r a l l a
rodeando los edificios de l a ciudad, d e t e -
niéndose cuando enfilaban por las calles,
por si acaso h a l l a b a n g e n t e .
L a ciudad quedó en tal consternación
que los m a s no p e n s a b a n si no en h u i r ,
y como e s t a b a n c e r r a d a s las p u e r t a s , se
t i r a r o n por la m u r a l l a por la b a n d a del
rio por u n sitio que estaba algo cómodo,
y embarcados ó n a d a n d o p a s a b a n al lado
opuesto.
U n a de las c o l u m n a s q u e iba por la
m u r a l l a , c u a n d o l l e g ó á este sitio, h a l l ó
m u c h a g e n t e p a s a n d o el rio, y e s p e -
rando e m b a r c a c i ó n en la rivera; des-
— 94 —
c a r g ó sobre ellos é hizo u n a g r a n c a r -
n i c e r í a . E l g'eneral Draper siguió por l a
calle Real h a s t a la p l a z a de Palacio con
b a s t a n t e r i e s g o , p o r q u e en la fuerza de
S a n t i a g o h a b i a u n cañón enfilado á esta
calle, y c a r g a d o de metralla podia b a r r e r l e
m u c h a g e n t e ; pero el arzobispo que se ha-
b i a retirado á esta fuerza con los oidores,
no permitió que se disparase, temeroso de
que los i n g l e s e s se v e n g a s e n después e n
los h a b i t a n t e s de Manila. E l coronel Mon-
son despachado por Draper se p r e s e n t ó a n t e
el castillo i n t i m a n d o de p a r t e de su g'e-
n e r a l el r e n d i m i e n t o ; respondió su Illma.
p r e s e n t á n d o l e u n papel, en que t e n í a e s -
critas las capitulaciones, que deseaba se
le concediesen, y suplicándole que las lle-
vase á su g e n e r a l p a r a su aprobación. E s -
cusose el coronel con que no t e n i a orden
y a m e n a z ó que e m p e z a r í a las hostilidades
sino se r e n d í a n p r o n t o . Viendo el a r z o -
bispo que no le q u e d a b a otro r e c u r s o , bajo
la p a l a b r a de h o n o r de que no se h a r í a
violencia a l g u n a , se resolvió á salir de
la fuerza, y acompañado del m a e s t r e de
campo se presentó á los g e n e r a l e s i n g l e -
ses q u e e s t a b a n en palacio. Se quiso po-
n e r de rodillas, é impidiéndolo el i n g l é s ,
le dijo que se d a b a por vencido, y le p u s o
en la m a n o el papel en que t e n i a escritas
las capitulaciones, que se r e d u c í a n á p e -
dir el culto libre de la r e l i g i ó n , la p r o -
piedad de los vecinos de Manila, el uso
— 95 —
libre del comercio p a r a todos los h a b i t a n -
tes de las islas y la continuación de la
audiencia p a r a contener á los malévolos.
Retiráronse los g e n e r a l e s i n g l e s e s á con-
ferenciar sobre estos p u n t o s , y en b r e v e
respondieron, concediéndolos todos pero con
restricciones y con la sujeción á S. M. bri-
t á n i c a y firmaron j u n t a m e n t e con su I l l m a .
E l maestre de campo llevó las capitulacio-
nes á la fuerza p a r a que las firmasen
los señores oidores, como lo hicieron, y
lueg'o e n t r e g a r o n esta fortificación á los
i n g l e s e s , y fueron á palacio á dar l a
obediencia al g e n e r a l británico. Cuando
los navios vieron e n a r b o l a d a la b a n d e r a
i n g l e s a en el castillo, hicieron u n confuso
estruendo de repetidas salvas, que t u v i e r o n
el a z a r del n a u f r a g i o de u n sobrino de
Cornick que venia p a r a Manila y zozobró
en la b a r r a . E s t a espedicion costó á los
i n g l e s e s m a s de 1.000 h o m b r e s si se, cree
el diario del arzobispo que dice. «No se
h a podido a v e r i g u a r j u s t a m e n t e el n ú -
mero de muertos de p a r t e del e n e m i g o ,
solamente se h a sabido por a l g u n a s cir-
c u n s t a n c i a s , que en la revista q u e se hizo
dos dias después de la t o m a de la plaza
les faltaban m a s de 1.000 h o m b r e s , de cuyo
n ú m e r o 16 e r a n oficiales, e n t r e estos se con-
t a b a el s a r g e n t o m a y o r del r e g i m i e n t o ele
Draper, que m u r i ó cíe u n flechazo el dia
del asalto, y el c o m a n d a n t e del r e g i m i e n t o
de Chamal que m u r i ó de u n a b a l a de fusil
— 9b' —
observando desde la torre de S a n t i a g o con
u n anteojo; el v i c e - a l m i r a n t e se a h o g ó v i -
n i e n d o á t i e r r a en u n a canoa. De los n u e s -
tros m u r i e r o n solo en este dia el s a r g e n t o
m a y o r del r e g i m i e n t o del R e y . dos capita-
n e s , dos s u b a l t e r n o s 50 soldados de t r o p a
r e g l a d a y 30 milicianos»
A n t e s de e n t r e g a r la ciudad al. s a q u e o
ordenó el g e n e r a l i n g l é s que s a l i e r a n to-
dos los indios, y se vio u n a g'ran c h u s m a
de esta g ente que h a b í a n venido á la d e -
-

fensa de la plaza, y de les criados que no


t e n í a n quien los diese de comer, los cuales
d e r r a m á n d o s e por los b a r r i o s de B i n o n d o ,
S a n t a Cruz y otros hicieron e s t r a g o s . T a m -
b i é n puso g u a r d i a s á petición del A r z o -
bispo en las monjas de S a n t a Clara y e n
los colegios de mujeres p a r a que no las
ultrajasen los soldados. H e c h a s estas p r e -
vias disposiciones e n t r e g ó al saqueo la ciu-
dad, y los soldados esparcidos por las casas
r o b a r o n cuanto podían, é hicieron las a t r o -
cidades que tiene de costumbre u n a t r o p a
victoriosa, a u n q u e v e r d a d e r a m e n t e no h a y
que quejarse m u c h o de ellos pues fueron
b a s t a n t e comedidos p a r a lo que suele s u -
ceder en semejantes casos. Los indios fue-
r o n m u c h o peores que ellos, p o r q u e les
d e c l a r a b a n en donde se h a l l a b a n las r i q u e -
zas de s u s amos p a r a que les diesen al-
g u n a p a r t e . La c h u s m a que salió de Ma-
n i l a , los que vivían en los a r r a b a l e s y los
presos de las cárceles, que los ingleses tu-
— 97 —
vieron la i m p r u d e n c i a de soltar se espar-
cieron por todas las casas de S a n t a Cruz
y Binondo, y como si fuesen los v e n c e -
dores, las s a q u e a b a n , m a t a b a n á c u a n t o s
los resistían, e s t u p r a b a n m u j e r e s , y b a c i a n
otras m u c h a s violencias, pero donde ejer-
citaron m a s su crueldad fué en los cami-
nos .en u n a infinidad de g e n t e s , que h u í a n
sin saber por que, y caían en m a n o s de
aquellos forajidos que los m a t a b a n p a r a
robarlos.
El saqueo se h a b i a concedido por solas
tres h o r a s , . pero al dia s i g u i e n t e s e g u í a
como á los principios, lo que r e p r e s e n t ó el
arzobispo á los i n g l e s e s p a r a que se a p i a d a -
sen de aquella miserable ciudad. E l g e n e r a l
dio orden de que se le quitase la vida al q u e
se encontrase r o b a n d o , se ahorcaron a l g u n o s
chinos por esto, y el m i s m o D r a p e r con s u s
propias m a n o s m a t ó á u n o , que encontró
robando, y m a n d ó que se devolviesen á las
iglesias c u a n t o se les h a b i a q u i t a d o , pero
solo se r e c u p e r a r o n a l g u n a s casullas, q u e
los sipayos h a b í a n cogido, y vestidos con
ellas se p r e s e n t a b a n en la m u r a l l a . E l dia
6 de octubre p r e s e n t a r o n los i n g l e s e s al
arzobispo y oidores las capitulaciones q u e
pedían de su p a r t e . Querían e n t r e otras co-
sas que se les e n t r e g a s e l a p l a z a de Ca-
vite. Convinieron los españoles, pero s u cas-
tellano no estaba de este p a r e c e r y pre-
tendía defenderla. E n v i ó el arzobispo al s a r -
g e n t o m a y o r de aquella plaza, que h a b i a
7
— 98 —
sido hecho prisionero en Manila, con c o -
misión p a r a h a c e r la e n t r e g a , p o r q u e los
i n g l e s e s h a b í a n cerrado las p u e r t a s de la
ciudad y puesto la t r o p a sobre las a r m a s ,
a m e n a z a n d o que m a t a r í a n á todos los es-
pañoles sino se les e n t r e g a b a Cavite, y se
les c u m p l í a n las otras capitulaciones que
h a b í a firmado el g o b e r n a d o r . F u é el sar-
g e n t o m a y o r á Cavite, publicando que l a
p l a z a se iba á e n t r e g a r á los i n g l e s e s , pre-
sentó sus despachos al castellano, y este
convocó á consejo de g u e r r a , pero como
le avisaron que las tropas h a b í a n d e s a m -
p a r a d o sus puestos, y los indios e s t a b a n
r o b a n d o , se h u y ó en u n a e m b a r c a c i ó n y
dejó al s a r g e n t o m a y o r p a r a que hiciese
la e n t r e g a .
P e d i a n t a m b i é n los gefes británicos en
sus capitulaciones que se les e n t r e g a s e n
cuatro millones de pesos. E s t a proposición,
h e c h a á u n a ciudad que a c a b a b a de padecer
u n saqueo de m a s de v e i n t e y cuatro h o r a s
era t i r á n i c a ; pero como los n u e s t r o s se
veían con el cuchillo á la g a r g a n t a , h u b i e -
r o n de p r o m e t e r que a p r o n t a r í a n de con-
tado dos millones, y que los otros dos se
l i b r a r í a n en Madrid contra el Tesoro de
S. M. Se empezó á j u n t a r dinero e c h a n d o
u n a contribución á los vecinos, de la q u e
resultó, a g r e g á n d o l e todo el caudal de las
o b r a s pias, las alhajas de las iglesias y la
p l a t a l a b r a d a del arzobispo, inclusos sus
anillos y pectorales, la cantidad de 546.000
— 99 —
pesos. E l ingiés" se c o n t e n t a b a y a con u n
millón de contado y que lo d e m á s se car-
g a s e sobre el Filipino, caso q u e n o lo
h u b i e s e n tomado cuando se firmaran las
capitulaciones, pero n i a u n u n millón se
podia completar. E l dia a n t e s de l a r e n -
dición de Manila h a b í a salido u n oficial
r e a l con 111.000 pesos p a r a que los s a l -
vase en l a p r o v i n c i a de la L a g u n a ; apu-
rado el arzobispo p a r a completar el mi-
llón envió á los m a r q u e s e s de V i l l a m e d i a n a
y Monte Castro p a r a que trajesen á Manila
esta s u m a , pero sabido por los padres
F r a n c i s c a n o s que a d m i n i s t r a b a n aquellos
pueblos, a r m a r o n á los indios y por
fuerza o b l i g a r o n al referido oficial á q u e
llevase la p l a t a á la p r o v i n c i a de l a
P a m p a n g a , como asi sucedió, salvándola
en las misiones de I t n i , que están e n t r e
dicha provincia, C a g a y a n y P a n g ' a s i n a n ;
se e n t r e g ó á los i n g l e s e s lo que se p u d o ,
y no h u b o otros debates en lo sucesivo
sobre este a s u n t o .
E l p u n t o m a s principal de las capitula-
ciones de los i n g l e s e s e r a que se les e n -
t r e g a s e n todas las islas; lo acordaron de
miedo los n u e s t r o s , pero n o e r a fácil el
cumplirlo p o r q u e las defendía el señor A n d a ,
como después v e r e m o s , y no e s t a b a en
ánimo de e n t r e g a r s e sino á m u c h a costa
de s a n g r e de las dos n a c i o n e s . Bien cono-
cía todo esto el g e n e r a l D r a p e r , y asi e m -
pezó á valerse de e s t r a t a j e m a s . Publicó u n
— 100 —
b a n d o , en que se compadecía de los indios
por el t r i b u t o que p a g a b a n á los e s p a -
ñoles que decia no les cobraría el r e y de
la g r a n B r e t a ñ a y p r o c u r a b a escitarlos á
la rebelión. P e r s u a d i ó al arzobispo de que
el podia m a n d a r en lo político p u e s e r a
v e r d a d e r o g o b e r n a d o r y que como tal d e s -
p a c h a s e u n s a l v o - c o n d u c t o p a r a que vol-
viesen á M a n i l a las familias españolas que
a n d a b a n dispersas y fugitivas por las p r o -
vincias, que n o m b r a s e corregidor de Tondo
á u n i n g l é s , que hacia tiempo e s t a b a ca-
sado y establecido en la capital, y que
l l a m a s e á Bustos p a r a darle la comisión
de p e r s e g u i r á los l a d r o n e s ; pero no quiso
este h o n r a d o español hacerse c a r g o de ella,
y como no e r a prisionero de g u e r r a se v o l -
vió á B u l a c a n .
T r a t ó t a m b i é n D r a p e r los l u g a r e s s a g r a -
dos con m u c h o respeto; concedió á los
religiosos que volviesen á sus c o n v e n t o s
p a r a a t r a e r s e hacia si este c u e r p o que
desde el h e c h o de los F r a n c i s c a n o s creía
m u y poderoso en lo interior del pais; sobre
todo deseaba t r a e r á su partido al e x - p r o v i n -
cial F r . R e m i g i o H e r n á n d e z , que m a n d a b a
la provincia de a g u s t i n o s por m u e r t e del
provincial propietario; le escribió v a r i a s
c a r t a s p a r a que fuese á Manila, pero no
lo pudo c o n s e g u i r , m a n t e n i é n d o s e aquel
religioso firme en su p r i m e r a r e s p u e s t a ,
en que decia que si t e n i a algo que c o m u -
nicarle lo hiciese por escrito. Viendo que
— 101 —
n a d a adelantaba por esta via, m a n d ó al
arzobispo que j u n t a s e u n c o n g r e s o de lo
principal de la ciudad, y le propusiese l a
cesión de todas las islas á S. M. b r i t á n i c a :
se opuso fuertemente el señor V i a n a fiscal
del r e y á esta d e m a n d a , pero al dia
s i g u i e n t e a m e n a z a d o s de las espadas de
los i n g l e s e s , t u v i e r o n la debilidad de
firmar esta cesión. Con m a s h o n o r se
portó M. Faller á quien se t r a t a b a de
traidor, p u e s se n e g ó r o t u n d a m e n t e á h a -
cerse c a r g o del g'obierno de Z a m b o a n g a ,
adonde q u e r í a enviarlo el gefe i n g l é s con
suficientes tropas p a r a apoderarse de él,
caso que no lo quisiesen recibir, y lo mismo
hizo u n pobre español llamado don L u i s
Sandoval.
No saliéndole b i e n s u s arbitrios resolvió
e n c o m e n d a r el g o b i e r n o y volverse á E u -
ropa; dejó de c o m a n d a n t e de l a s tropas al
m a y o r Felt y de g o b e r n a d o r á D r a k , p o -
niéndole de consejeros á S m i t k y B r o t h e ;
en Cavite quedó por castellano M. B r e t ó n .
E s t a n d o p a r a e m b a r c a r s e dio orden de que
saliesen dos f r a g a t a s en b u s c a de los c a u -
dales del Filipino y m a n d a b a que fuesen
en ellas dos oidores, p a r a que por s u ca-
rácter c o n s i g u i e s e n de los que le custodia-
b a n el que los e n t r e g a s e n , y no queriendo
hacerse c a r g o de esta comisión n i el fis-
cal ni el señor Villacorta, se les puso pre-
sos. Después á r u e g o del arzobispo dióse-
les libertad y se n o m b r a r o n en su l u g a r
— 102 —
dos compromisarios del comercio y dos re-
gidores de la ciudad; salieron las f r a g a t a s
y t a r d a r o n m u c h o en l l e g a r á la isla de
Capul, donde h a b i a de m i n i s t r o u n j e s u í t a
i n g l é s . E s t e les ponderó m u c h o las c o r -
rientes y los vientos contrarios p a r a r e -
traerlos de s u espedicion, pero viéndolos
e m p e ñ a d o s en s e g u i r su viaje y en que
se les diese u n práctico, a m e n a z a n d o en
caso n e g a t i v o con que se llevarían todos
los indios q u e quisiesen les facilitó u n m e s -
tizo en quien t e n i a satisfacción, e n c a r g á n -
dole que los detuviese en el embocadero
c u a n t o fuese posible: cumplió el mestizo t a n
bien con el e n c a r g o del p a d r e j e s u í t a que
h u b o l u g a r p a r a salvar la p l a t a en las pro-
v i n c i a s de A l b a y y C a m a r i n e s , p a s a n d o
p o r frente de las f r a g a t a s e n e m i g a s q u e
a v i s t a r o n las g a l e r a s que la l l e v a b a n á las
que n o dieron caza, p o r q u e las ocultó u n a
t u r b o n a d a , y p o r q u e no t e n í a n m a s q u e
sospechas de que el dinero fuese en ellas.
Viendo el c o m a n d a n t e i n g l é s que el p r á c -
tico no los sacaba del estrecho, y recelando
q u e los caudales e s t a b a n en salvo, r e g r e s ó
á Manila donde fué recibido m a l de s u s
gefes.»

V.

D u e ñ o s y a los i n g l e s e s de M a n i l a , dé-
j a s e c o m p r e n d e r desde l u e g o q u e el vasto
— 103 —
archipiélago filipino q u e d a b a á merced del
vencedor, si u n ente p r i v i l e g i a d o , de esos
que con frecuencia suelen aparecer en las
revueltas de los tiempos, no detenia el curso
de sus p r o g r e s o s . A f o r t u n a d a m e n t e p a r a
estas islas así sucedió, d e p a r á n d o l e l a Pro-
videncia u n h o m b r e que trocando la t o g a
por la espada estableció u n sistema de
defensa t a n e n é r g i c o y . c o n v e n i e n t e , des-
p l e g ó tal v a l e n t í a y s a g a c i d a d en sus pla-
n e s , c o n t r a r e s t a n d o y arrollando m u c h a s v e -
ces las h u e s t e s de u n e n e m i g o h á b i l , que
á la v e r d a d c a u s a admiración v e r concur-
r i r tales dotes en quien h a b i a c o n s a g r a d o
su l a r g a v i d a á la nobilísima profesión de
la j u d i c a t u r a .
P a r a comprender en toda su m a g n i t u d l a
e m p r e s a eme acometía don S i m ó n de A n d a ,
que tal es el n o m b r e del p e r s o n a g e á que
aludimos, es preciso r e l a c i o n a r l a con los ele-
mentos de acción de que disponía. Hacía
200 años que h a b í a n sido r e d u c i d a s estas
islas, y en t a n corto periodo de tiempo ñ o
era posible que l a civilización por medio
del cristianismo h u b i e s e hecho tales p r o -
g r e s o s e n t r e los n a t u r a l e s h a s t a el e x t r e m o
de hacerles perder sus hábitos ag'restes; por
c o n s i g u i e n t e p r e s e n t a b a n como u n a s m a s a s
h e t e r o g é n e a s y semi-salvajes, difíciles de
m a n e j a r en el m o m e n t o del p e l i g r o . ¡Y
estos e r a n , sin e m b a r g o , los únicos solda-
dos que h a b i a que oponer á u n e n e m i g o
v i g i l a n t e é i n t e l i g e n t e , p o r q u e el n ú m e r o
— 104 —
de españoles en aquella fecha era t a n es-
caso que n o merece tenerse en c u e n t a ! Se
h a c i a p u e s indispensable a n t e todo o r g a n i -
z a r aquellos elementos de acción con p r o n -
t i t u d , r e a n i m a r el espíritu de los h a b i t a n -
tes y a r b i t r a r fondos p a r a a t e n d e r á los
g a s t o s de la g u e r r a , si esta se. h a b i a de
h a c e r con b u e n éxito.
P o r fortuna el carácter de don S i m ó n de
A n d a cobraba n u e v o s bríos á medida que
a u m e n t a b a n las contrariedades, cualidad que
es i n n a t a á los espíritus fuertes, y sin a r r e -
d r a r l e las que le r o d e a b a n decidióse á com-
b a t i r l a s sin t r e g u a s y á cerrarles el paso
con l a e n e r g í a y tenacidad de su v o l u n t a d
de h i e r r o .
L a providencia premió l a r g a m e n t e t a n t a
constancia y patriotismo, y m u y pronto se
encontró n u e s t r o improvisado capitán con
a b u n d a n t e s recursos, con h u e s t e s discipli-
n a d a s que p e r m i t í a n o r g a n i z a r u n sistema
de g u e r r a capaz de t e n e r en c o n t i n u a a l a r m a
al e n e m i g o , y con u n espíritu m u y vivo en los
i n d í g e n a s á favor de l a causa n a c i o n a l ;
debiéndose en p a r t e . t a n admirables r e s u l -
tados á los c u r a s párrocos de los p u e b l o s ,
que con u n a a b n e g a c i ó n sin límites le ofre-
cieron sus vidas y c u a n t o poseían, en a r a s
de los caros intereses que defendía.
E l dia a n t e s de h a b e r s e apoderado los in-
gleses de Manila salió de ella don S i m ó n
de A n d a , oidor á la sazón de su a u d i e n -
cia, con el título de visitador y t e n i e n t e
— 105 —
gobernador, á fin de m a n t e n e r las islas en
la obediencia del r e y de E s p a ñ a . (1) Llegó á
la provincia de B u l a c a n , y t a n pronto como
supo que los invasores se h a b í a n apoderado de
la capital del archipiélago, reunió en j u n t a al
P . H e r n á n d e z , que h a c i a las veces de p r o -
vincial de S a n A g u s t í n , al P . - A g u i r r e ,
al alcalde m a y o r de la m i s m a y á otros
españoles y religiosos de l a citada orden,
y les enteró de l a a u t o r i d a d con que se
h a l l a b a revestido por espreso m a n d a t o de
la audiencia. Todos a l a b a r o n t a n a c e r t a d a
elección y le j u r a r o n d e r r a m a r la ú l t i m a
g o t a de su s a n g r e antes q u e d e s a m p a r a r l o ;
ofreciendo los religiosos desde l u e g o reclu-
t a r g e n t e en s u s respectivos pueblos y con-
ducirla á su servicio.
Después de h a b e r s e hecho reconocer e n
todas l a s provincias, se trasladó A n d a desde
aquel p u n t o al pueblo de Bacolor, donde
fijó su residencia, y allí con la eficaz coo-
peración de los a g u s t i n o s l l e g ó á contar
m u y en breve con u n a respetable fuerza.
P r o g r e s o s t a n rápidos i n s p i r a r o n serios te-
mores á los i n g l e s e s , h a s t a el p u n t o de que
el consejo británico establecido en M a n i l a
declaró sedicioso á don S i m ó n de A n d a , y
le condenó á la p e n a capital, lo mismo que
al m a r q u é s de Monte-Castro que s e g u i a su

(1) C u a r e n t a p l i e g o s d e p a p e l s e l l a d o f u e r o n s e -
g ú n el h i s t o r i a d o r Z ú ñ i g a los ú n i c o s r e c u r s o s q u e
so le f a c i l i t a r o n p a r a d e s e m p e ñ a r t a n a r d u a m i s i ó n .
— 106 —
partido, y al provincial y á los religiosos
todos de aquella o r d e n .
Por este mismo acuerdo se exijió el c o m -
pleto del millón de pesos ofrecido c u a n d o
la capitulación pero los españoles c o n t e s t a -
ron que con el dinero de que se apodera-
r o n en l a nao Trinidad, que s e g ú n los
t r a t a d o s debia ser escepcion de p r e s a , q u e -
daba c u b i e r t a la cantidad p a c t a d a . Confor-
móse el consejo con esta contestación, pero
ordenó á los religiosos que contuviesen
á los indios, p u e s de lo contrario se les
q u i t a r í a n las d o c t r i n a s . E l prior de S a n
A g u s t í n manifestó que n a d a podia h a c e r
en el p a r t i c u l a r , puesto que los párrocos
de las p r o v i n c i a s de B u l a c a n y l a P a m -
p a n g a n o d e p e n d í a n de él sino del p r o -
vincial, c u y a respuesta le valió ser a r r e s -
tado en su c o n v e n t o , sin e m b a r g o de h a -
b e r h e c h o p r e s e n t e que n o podia procederse
c o n t r a él de l a m a n e r a que se h a c i a , e n
atención á que h a b í a vuelto á la capital
bajo la s a l v a g u a r d i a de los t r a t a d o s .
Convencidos los i n g l e s e s de que s u s d e -
cretos no producían el resultado q u e se
p r o p u s i e r o n , d e t e r m i n a r o n apelar á las a r -
m a s . E l dia 8 de n o v i e m b r e salió de la
capital Sir Tomás Backhouses con 500 h o m -
b r e s por l a orilla izquierda del rio, y á
la a l t u r a de M a y b o n g a tropezó con u n a
compañía de c a g a y a n e s r e g i d a por el espa-
ñol Bustos que i n t e n t a b a detenerles el paso;
pero sin h a b e r habido m a s que u n a l i g e r a
— 107 —
e s c a r a m u z a a b a n d o n ó esta el campo, reti-
rándose á Mari q u i n a en b u e n orden, y los
estranjeros libres y a de obstáculos, p a s a r o n
el rio y se a p r o x i m a r o n el pueblo de P a s i g \
E l e n e m i g o envió u n p a r l a m e n t o al
gobernadorcillo de este pueblo p a r a que
se rindiese, á c u y a proposición contestó
«que no e r a lo mismo Pasig' que Manila;
que si esta h a b i a sido e n t r e g a d a , él d e -
fendería su pueblo h a s t a el último estremo,
y q u e a h o r c a r í a de u n árbol al primero
que le hiciese proposiciones de e n t r e g a r -
se.» Apesar de l e n g u a j e t a n a r r o g a n t e , los
i n g l e s e s se apoderaron de este p u n t o sin
e n c o n t r a r resistencia, p o r q u e á los prime-
ros disparos de cañón h u y e r o n sus v e c i -
nos precipitada y a t u r d i d a m e n t e , a h o g á n -
dose m u c h o s al q u e r e r a t r a v e s a r u n p u e n t e
que h a b i a próximo á la casa p a r r o q u i a l .
De este edificio y de u n beaterío se apo-
d e r a r o n los invasores y los fortificaron con-
v e n i e n t e m e n t e , p e r m a n e c i e n d o en ellos h a s t a
la conclusión de l a g u e r r a , no sin h a b e r
antes p e r s e g u i d o con e n c a r n i z a m i e n t o á
los indios h a s t a el rio de B a r u b a n y he-
cho prisioneros al r e y de Joló y g e n t e de
su séquito, que defendían u n puesto im-
portante.
Atendía Ancla al m a n t e n i m i e n t o de s u
t r o p a y á las d e m á s necesidades de l a
g u e r r a con el dinero salvado e n las m i -
siones de l a provincia de la Pampang-a y
con el que s u m i n i s t r a b a n o t r a s . E l t e n i e n t e
— 108 —
g e n e r a l Bustos v i g i l a b a á los i n g l e s e s si-
t u a d o en la provincia de B u l a c a n , y dos
religiosos a g u s t i n o s r e g i a n las fuerzas que
liabia disponibles en la de la P a m p a n g a .
P o r entonces i n t e n t a r o n los españoles
apoderarse de la h a c i e n d a de Maysílo, dis-
t a n t e dos l e g u a s de l a capital, pero q u e -
dóse en proyecto p o r q u e los indios no opu-
sieron resistencia á la escasa fuerza i n -
g l e s a que salió á cerrarles el p a s o , con-
t e n t á n d o s e con d i s p a r a r l a u n a n u b e d e fle-
chas y h u i r á s e g u i d a p r e c i p i t a d a m e n t e .
Quiso h a c e r s e creer que los estranjeros su-
frieron en esta ocasión g r a n d e s p é r d i d a s
pero no fué exacto s e g ú n a s e g u r a u n r e -
ligioso d i g n o de crédito, que t u v o o c a -
sión de saber que no faltó n i u n solo in-
dividuo de l a c o l u m n a q u e atacó á los
de Maysílo.
Los p a d r e s a g u s t i n o s s e g u í a n presos en
s u convento, p u e s a u n q u e en u n p r i n c i -
pio dióseles l a ciudad por cárcel, después
se les privó t o t a l m e n t e de l a libertad j u z -
g a n d o q u e con tales medidas de r i g o r e n -
t r e g a r í a n el dinero que t u v i e r a n escondido.
N a d a c o n s i g u i e r o n sin e m b a r g o los i n g l e -
ses por estos medios, sufriendo aquellos
m i n i s t r o s del Señor con c a l m a e v a n g é l i c a
las incomodidades y d e s m a n e s que a c a d a
paso y por l a acción m a s insignificante
les infería la j u n t a del g o b i e r n o británico
establecida en M a n i l a , razón por la c u a l
se expidió por la m i s m a u n decreto de-
— 109 —
clarándolos traidores y .disponiendo fuesen
llevados prisioneros, u n o s á E u r o p a y otros
á Bombay.
Dueños los ingleses del convento, lo sa-
quearon todo sin respetar n i a u n los reli-
carios de los santos, e n c o n t r a n d o seis m i l
pesos de plata a c u ñ a d a que se h a b í a n es-
condido en u n j a r d í n , y g r a n cantidad de
ella l a b r a d a , procedente de las iglesias y
de varios vecinos.
E l 18 de enero de 1763 u n o s 600 h o m -
bres e n t r e i n g l e s e s y chinos, al m a n d o
del capitán E s l a y , salieron de l a capital
con. el i n t e n t o de apoderarse del convento
del pueblo de B u l a c a n que h a b í a n fortifi-
cado los españoles con t r e s cañones y seis
falconetes y c u y a g u a r n i c i ó n la formaban
a l g u n o s artilleros y m u c h o s indios armados
de l a n z a s y flechas. No permitiéndoles el
viento e n t r a r por la b a r r a de B i n o a n g a n ,
se d i r i g i e r o n á la de P u m a r a n a , que v a
directamente al pueblo de Malolos, donde
desembarcaron al s i g u i e n t e dia sin que n a -
die les opusiera resistencia, pues a u n q u e
h a b i a tropas suficientes p a r a molestarlos y
a u n p a r a impedirles el d e s e m b a r c o , los
indios se r e t i r a r o n á sus casas y los espa-
ñoles al convento de Calumpit.
Los i n g l e s e s p r o s i g u i e r o n su m a r c h a y
Bustos que salió á reconocerlos, viendo
que e r a n superiores e n n ú m e r o , r e g r e s ó
al convento de B u l a c a n á p e r s u a d i r al al-
calde m a y o r de la provincia y al religioso
— 11G —
recoleto que d i r i g í a l a defensa que q u e m a -
sen aquel edificio y se r e t i r a s e n , p o r q u e
era u n a t e m e r i d a d esperar á los e n e m i g o s ;
pero no h a b i e n d o l o g r a d o disuadirlos se
retiró con s u g e n t e .
Al l l e g a r aquellos á la vista del convento
se les hizo u n disparo de m e t r a l l a que les
causó b a s t a n t e daño, al que contestaron con
sus cañones m a t a n d o al artillero I b a r r a
que m a n d a b a la b a t e r í a . Desde entonces
el t e r r o r y el a t u r d i m i e n t o se a p o d e r a r o n
de los indios que a b a n d o n a r o n sus p u e s -
tos v e r g o n z o s a m e n t e ; y la débil fortifica-
ción pasó en u n m o m e n t o á poder del e n e -
m i g o , que aquel dia hizo alarde de cruel-
d a d esquisita, como p u e d e j u z g a r s e del si-
g u i e n t e párrafo de la historia del p a d r e
Z ú ñ i g a , á l a que siempre tenemos que
acudir cuando necesitamos conocer los por-
m e n o r e s de los sucesos.
« E n esta acción, dice, m u r i e r o n el alcalde
m a y o r y el p a d r e recoleto. Los m a s de los
indios se escondieron en las b o d e g a s ; de
dos p a d r e s a g u s t i n o s que h a b i a allí, u n o
h u y ó y el otro que t u v o la d e s g r a c i a de
q u e d a r s e , fué e n t r e g a d o v i l m e n t e por los
i n g l e s e s á los chinos, lo mismo que c u a n t o s
h a l l a r o n vivos p a r a que se v e n g a s e n de
la m u e r t e de sus paisanos, m a t á n d o l o s á
l a n z a d a s en el patio.» ¡Raro ejemplo de,
b a r b a r i e en quienes se decían hijos de u n a
nación civilizada!
Posesionados de Bulacan tan á poca costa,
—111 —
despacharon los i n g l e s e s m u c h a g e n t e p a r a
Manila, reservándose el c o m a n d a n t e sola-
m e n t e 300 h o m b r e s , los m a s de ellos s i -
p a y o s . Bustos y E s l a v a creyeron llegado el
m o m e n t o de arrojar al e n e m i g o de su po-
sición, y al efecto r e u n i e r o n 8.000 i n f a n -
tes y 600 caballos, casi todos i n d í g e n a s ;
pero fuese que no t u v i e r a n confianza en ellos
ó que órdenes del g o b e r n a d o r les p r o h i b i e r a
atacarlo de frente, en vista de que las derro-
tas sufridas h a b í a n a m i l a n a d o el ánimo de
los indios, es lo cierto que las operaciones
se redujeron á tenerlos incomunicados y
en c o n t i n u a a l a r m a , h u y e n d o a p r e s u r a d a -
m e n t e t a n t a s veces c u a n t a s la p e q u e ñ a co-
lumna, b r i t á n i c a les salía al e n c u e n t r o .
E s t e g é n e r o de g u e r r a molestaba en e x -
tremo á u n e n e m i g o que ni contaba con
las simpatías del pais n i con las s e g u r i -
dades que ofrece el conocimiento del ter-
reno que pisaba; y así fué q u e no a t r e -
viéndose el c o m a n d a n t e referido á s e g u i r
las operaciones, consiguió del consejo b r i -
tánico licencia p a r a e m p r e n d e r la reti-
r a d a que ejecutó, después de q u e m a r el
convento, con u n orden t a n a d m i r a b l e , que
los españoles no se atrevieron á incomo-
darle en su tránsito h a s t a l a capital, donde
llegó sin n i n g ú n accidente.
VI.

Finalizada esta espedicion, d e t e r m i n ó Cor-


n i s k h a c e r s e á la vela con su e s c u a d r a p a r a
l a costa, y exig'ió se le completasen los
dos millones de pesos ofrecidos en las ca-
pitulaciones, a m e n a z a n d o s a q u e a r la ciudad
e n caso de n e g a t i v a pero no h a b i e n d o sido
posible el arzobispo pudo reducirlo á que
se aviniese con u n a l i b r a n z a c o n t r a el te-
soro de Madrid.
P o r entonces falleció el alcalde m a y o r de
la provincia de B u l a c a n , y A n d a , que á
todo acudía, n o m b r ó g o b e r n a d o r de ella á
Bustos en quien t e n i a m u c h a confianza, y
h a b i a dado p r u e b a s de actividad é i n t e l i -
g e n c i a en distintas comisiones que le con-
firió, invistiéndole al propio tiempo con el
carácter de su t e n i e n t e g e n e r a l p a r a que
recluíase g e n t e y la disciplinase é i n s t r u y e s e .
E l vecindario de Manila y los r e l i g i o -
sos de todas las órdenes s e c u n d a b a n d i g -
n a m e n t e las m i r a s y órdenes del defensor
de estas islas, facilitándole c u a n t o s u t e n -
silios podían y fomentando la deserción p a r a
que pudiese o r g a n i z a r u n cuerpo respetable
con q u e h a c e r frente á las fuerzas e n e m i g a s .
Servicios de importancia prestó en aquella
ocasión u n s a r g e n t o francés llamado Bre-
t a ñ a , pues á su influencia debióse el que
m u c h o s de su nación hechos prisioneros por
— 113 —
los ingleses en P o n d i c h e r i , y que t e n í a n
ocupados en las faenas m a s penosas y ar-
r i e s g a d a s , pasasen á e n g r o s a r las filas de
los españoles, cuyos hechos premió el S r .
A n d a dispensándole las m u e s t r a s m a s vi-
vas de aprecio y agradecimiento y hacién-
dole capitán en n o m b r e de S. M.
Los soldados americanos que los ingleses
tenían á sus órdenes t a m b i é n se deserta-
b a n con b a s t a n t e frecuencia, y en u n a fiesta
que entonces se celebró f u g á r o n s e m u c h o s
por u n i m b o r n a l de las m u r a l l a s , lueg'o
que a c a b a b a n de r e p r e s e n t a r en u n teatro
que h a b í a n construido. A l a r m a d o s los g e -
fes ingleses con las considerables bajas q u e
sufrían, se acordó que Cornisk se llevase
á la costa los franceses y americanos q u e
a u n q u e d a b a n , dictándose órdenes severas
y desplegando s u m a v i g i l a n c i a p a r a e v i -
tar que se enviasen socorros á don Simón
de Ancla, así de la capital como de los ar-
rabales.
E s t a s precauciones m o t i v a r o n el aprisio-
namiento de m u c h o s vecinos y religiosos
á quienes s o r p r e n d i e r o n en corresponden-
cia con las tropas españolas, y e n t r e ellos
lo fueron los m a g i s t r a d o s V i a n a y Villa-
corta prisiones que produjeron u n incidente
desagradable si bien t e r m i n ó f a v o r a b l e m e n t e .
«Este señor dice el P . Z ú ñ i g a , refiriéndose
á Villacorta, estando en calidad de preso
con a l g u n a libertad, escribió u n a c a r t a al
señor A n d a y remitía á otra p e r s o n a cierta
8
—114 —
cantidad: interceptó la gmardia la carta y
el dinero y le pusieron en consejo de g u e r r a ,
sentenciándosele á ser ahorcado y puestos
sus cuartos en l u g a r e s públicos. Y a confe-
sado p a r a morir consiguió el arzobispo que
se le perdonase la vida con tal eme A n d a se
retirase de la P a m p a n g a á otra provincia.
Escribieron á este el arzobispo y Villacorta
suplicándole accediese á la p r o p u e s t a de los
i n g l e s e s p a r a l i b e r t a r á aquel señor t o g a d o
de la m u e r t e infame con que se le a m e -
n a z a b a . Contestó á Villacorta compadecién-
dose de • su situación pero n e g á n d o s e á
lo que se le pedia.» Y m a s adelante dice
el referido historiador. «Desvanecido este
medio de salvar la vida al S r . Villacorta,
se apeló al dinero, y por tres mil pesos
que se dieron de contado, se le conmutó
en prisión la pena capital que se h a b i a ful-
m i n a d o contra él.»
Mientras t e n í a n l u g a r estos acontecimien-
tos, el comandante i n g l é s de P a s i g , B e c a s , se
dirigió á las provincias de la L a g u n a y Ba-
t a n g a s , con el objeto de i n t e r c e p t a r l o s cauda-
les procedentes del Filipino, que s e g ú n avisos
que h a b i a recibido debian p a s a r por alli, s a -
liendo de su residencia con u n a fuerza m i s t a
de 80 h o m b r e s . Llegó á la b a r r a de T a g u i g ,
entró en la g r a n L a g u n a y s i g u i e n d o á
T u n a s a n desalojó á la t r o p a española que
se h a b i a fortificado en u n a c a s a - h a c i e n d a ,
llevándose cuanto encontró en ella, y sa-
queando los pueblos de Biñau y S a n t a Rosa,
— 115 —
desde donde se embarcó p a r a Pag'sanjan,
cabecera de la provincia de la L a g u n a .
L u e g o que los españoles residentes en este
punto avistaron á los soldados estranjeros,
p r e n d i e r o n fuego á l a iglesia y convento
y huyeron precipitadamente.
Pocos dias permaneció Becus en P a g s a n -
j a n y r e g r e s ó á C a l a m b a recorriendo toda
la provincia de B a t a n g a s , donde prendió
alg'unos religiosos a g u s t i n o s , a p o d e r á n d o s e
en el pueblo de Lipa de t r e s m i l pesos
que los españoles no h a b i a n podido p o n e r
en salvo. A q u í se detuvo a l g ú n tiempo con
el objeto de a d q u i r i r noticias respecto al
paradero de los caudales del Filipino; pero
las acertadas medidas t o m a d a s por los e s -
pañoles evitaron que estos cayesen e n s u
poder y Becus, viéndose burlado, r e g r e s ó
á sus a n t i g u a s posiciones de P a s i g .
La falta de recursos pecuniarios entor-
pecía como es c o n s i g u i e n t e el p l a n que se
habia t r a z a d o don Simón de A n d a , y era
el obstáculo donde se e s t r e l l a b a n s u s m e -
jores combinaciones. Asi fué que desde el
i n s t a n t e en que recibió el n u m e r a r i o feliz-
mente salvado, y a las operaciones v a r i a r o n
de aspecto, la defensa de las islas se or-
g a n i z ó en g r a n d e escala bajo bases q u e
ofrecian g a r a n t í a s p a r a el p o r v e n i r , y se
reunió u n ejército considerable r e g i d o por
españoles, con el cual se t u v o en c o n s t a n t e
a l a r m a al g o b i e r n o i n g l é s establecido en
Manila.
— 116 —
Disciplinada esta fuerza lo mejor que
era posible en tiempos t a n calamitosos, dis-
puso Anda que su t e n i e n t e g e n e r a l Bustos
estableciese su campo en Malinta, e n u n a
h a c i e n d a de a g u s t i n o s distante l e g u a y
media de la capital, construyéndose las o b r a s
de fortificación bajo la inspección i n m e -
diata del capitán B r e t a ñ a , el m a s inteli-
g e n t e , al parecer, e n esta clase de cons-
trucciones. Una vez t e r m i n a d a s se hicieron
continuas correrías á los a r r a b a l e s de Ma-
nila, h a s t a el p u n t o de que en cierta oca-
sión se l l e g a r o n á quitar los caballos del
coche en que salia á p a s e a r el prevoste,
y en otra estuvo e n i n m i n e n t e p e l i g r o el
mismo g o b e r n a d o r de caer en m a n o s de los
españoles, de modo que los i n g l e s e s no
podían alejarse de la ciudad sin esponerse
á ser aprisionados.
La g r a n necesidad que t e n i a de artillería
obligó á Bustos á destacar u n a noche u n
piquete p a r a sacar las c a m p a n a s de la
iglesia del pueblo de Quiapo, e s t r a m u r o s
de Manila, con el objeto de fundir con ellas
cañones. E l g o b e r n a d o r i n g l é s sorprendido
de paso tan' t e m e r a r i o , envió precipitada-
m e n t e 100 infantes y 50 caballos y g r a n
n ú m e r o de chinos p a r a que r e c h a z a s e n á
los españoles; pero después de u n a refriega
que duró u n a h o r a , el piquete se llevó
las c a m p a n a s y los i n g l e s e s r e g r e s a r o n
amilanados á su c a m p a m e n t o , p o r q u e el
b u e n orden con que se habia batido la
— 117 —
columna les a n u n c i a b a que se e n c o n t r a b a n
sus contrarios en aptitud de e m p r e n d e r ope-
raciones de a l g u n a m a s importancia que
simples rebatos. Tal creencia les obligó á
reconcentrar al recinto de la ciudad todas las
g u a r d i a s que t e n í a n en sus alrededores, c o r -
tando la población con zanjas p a r a . t e n e r m e -
nos sitios que c u b r i r , y disponiendo ademas
que los españoles se retirasen á la ciudad,
con el objeto de que no fueran víctimas de
los fuegos de la p l a z a c u a n d o hubiese que
r e c h a z a r las p a r t i d a s de Bustos, que a p e -
llidaban canalla de forajidos, en u n bando
que entonces espidieron.
Tan injusta calificación motivó que en 19
de m a y o de 1769 expidiese A n d a otro bando
desde Bacolor, en que se q u e j a b a e n é r -
g i c a m e n t e de p a l a b r a s t a n injuriosas; de
la ofensiva acción de colocar los cañones
que tomaron en Bulacan debajo de la horca
que h a b í a n l e v a n t a d o , y de los cinco mil
pesos ofrecidos, por su cabeza, por c u y a
razón declaraba á D r a k e r y á sus conseje-
ros Smith y Brotche, t i r a n o s , e n e m i g o s
comunes é i n d i g n o s de la sociedad, ofre-
ciendo diez mil pesos por cada u n o de ellos,
vivos ó m u e r t o s .
El consejo británico procuró en u n ma-
nifiesto satisfacer estos p u n t o s con el fin
de templar el j u s t o enojo del español y de
ver si por este medio d i s m i n u í a n las con-
t i n u a s a l a r m a s y podia abastecer de víve-
res á Manila de que t e n i a s u m a necesidad;
— 118 —
pero no habiéndolo conseguido d e t e r m i n ó
con g r a n sigñlo desalojar de Malinta á B u s -
t o s . E n la m a d r u g a d a del 27 de j u n i o si-
g u i e n t e salió de la capital u n a c o l u m n a
i n g l e s a compuesta de 350 infantes, 50 ca-
ballos y m u c h o s chinos p a r a conducir las
provisiones y pertrechos de g u e r r a . Al lle-
g a r al rio que h a b í a frente de l a s posicio-
n e s españolas, estos empezaron á formarse
e n batalla, pero antes de haberlo verificado
rompieron los i n g l e s e s el fuego de fusilería
y artillería, al que se les contestó con el
de cinco falconetes con que ú n i c a m e n t e se
contaba.
Ni i n g l e s e s n i españoles se resolvieron
á atacarse en sus posiciones, y así conti-
n u a r o n h a s t a las once de a q u e l m i s m o dia,
en que á consecuencia de h a b é r s e l e s incen-
diado á los p r i m e r o s u n b a r r i l de pólvora
se r e t i r a r o n en b u e n orden á l a ' casa-ha-
cienda de Maysilo, r e g r e s a n d o á M a n i l a t a n
lueg'O supieron que Bustos h a b i a q u e m a d o
l a casa de Malinta y trasladado su campo
á Meycauayan.
E n esta refriega t u v i e r o n los españoles
2 m u e r t o s y 7 heridos, de los cuales fa-
llecieron 5; los i n g l e s e s sufrieron l a baja
de 13 h o m b r e s .
Los indios de Caloocan a p r e s a r o n a l g u -
n a s b a n c a s que iban con víveres al c a m -
p a m e n t o e n e m i g o y á u n a p a r t i d a de c h i -
nos que se h a b í a n alejado de aquel p a r a
robar.
— 119 —
Tal fué el e n c u e n t r o de Malinta, insig-
nificante y estéril en resultados, s e g ú n lie-
mos podido j u z g a r por la relación de los
hechos. Otros de i m p o r t a n c i a que entonces
tuvieron l u g a r en v a r i a s provincias de L u -
zon, nos h a c e n a p a r t a r la vista del teatro
de la g u e r r a .

VIL

Las provincias de Tondo y Cavite estu-


vieron s u m i s a s al m a s fuerte d u r a n t e los
acontecimientos que hemos referido, aun-
que fueron teatro de l a m e n t a b l e s escesos.
E l P . Z ú ñ i g a se esplica en estos t é r m i n o s
al n a r r a r l o s con todos s u s detalles, y los
que tuvieron l u g a r en otros p u n t o s , detalles
que no e n c o n t r a m o s en n i n g ú n historiador
del pais y razón que nos m u e v e á t r a s -
ladarlos ' í n t e g r o s , a u n q u e fueron el l u n a r
que oscureció a l g ú n t a n t o el patriótico al-
zamiento de estas islas.
Refiriéndose á estas dos provincias dice:
«Sin e m b a r g o se cometieron en ellas mu-
chos crímenes, por los foragidos que s a -
lieron de las cárceles y por otros que se
dieron á robar porque lo podían i m p u n e -
m e n t e en tiempo t a n revoltoso, m a t a n d o
y robando á los españoles y mestizos a c o -
modados que saliéndose de Manila se e s -
— 120 —
parcieron por los pueblos. Unidos después
en cuadrillas se m a n t e n í a n de saltear ca-
minos y h a c i e n d a s en las que m a t a r o n
a l g u n o s leg'os. h a s t a que escarmentados
los demás los a b a n d o n a r o n , dejando los
g a n a d o s en poder de los salteadores que
los consumieron todos.»
Y después c o n t i n ú a : «En la p r o v i n c i a
de B a t a n g a s u n principal del pueblo de
S a n Pablo j u n t ó a l g u n o s s a n g l e y e s é i n -
dios, y mató al P a d r e por sentimientos q u e
t e n i a con él, u n t e n i e n t e del pueblo del
Rosario llamó á los presos que los i n g l e -
ses soltaron de la cárcel, y p o r q u e su pa-
dre m i n i s t r o , que era u n clérigo, se quejó
de que no le d a b a n los sirvientes que m a n d a
el r e y , le quemó la casa, y saliendo de
ella por no a b r a s a r s e , le quitó la vida por
m a n o de aquellos malévolos. Se l e v a n t ó
t a m b i é n en esta provincia u n a cuadrilla
q u e t e n i a por gefe á u n medio neg'ro, que
se i n t i t u l a b a el rey Flaco, Se presentó en
la hacienda de L i y a n de padres 'jesuítas,
en que h a b i a a l g u n o s españoles y religio-
sos, los cuales capitularon con él eme les
concediese las vidas, y le e n t r e g a r í a n la
casa, p a r a que la saquease á su g u s t o .
A l g u n o s de s u s soldados fueron á r o b a r
al padre prior ele T a n a u a n , que era a g u s -
tino, y se h a b i a retirado á la s e m e n t e r a ,
h u y e n d o de los i n g l e s e s , y no encontrán-
dole m a s ele dos reales, le quitaron la vida
cruel é i g n o m i n i o s a m e n t e .
— 121 —
E n la provincia de la L a g u n a cometie-
ron los indios varios atentados con los es-
pañoles, que se r e t i r a r o n á aquel país, p a r -
t i c u l a r m e n t e con su alcalde m a y o r , con
quien de a n t e m a n o e s t a b a n m a l los indios
y religiosos, porque favorecía el que se
llevase á M a n i l a la plata que los padres
franciscanos remitieron al señor A n d a . E l
arzobispo envió u n a orden en que m a n -
d a b a que si los i n g l e s e s p a s a b a n por allí
los tratasen bien y no les hiciesen resis-
tencia, pues de este modo se evitaban m a -
yores daños. E l alcade m a y o r pasó esta
orden por cordillera, y el capitán de P a g -
sanjan despachó otra circular en contra
de la del alcalde m a y o r , t r a t á n d o l o de t r a i -
dor, que q u e r í a e n t r e g a r la provincia á
los i n g l e s e s . Súpolo el alcalde, lo puso
preso, y lo azotó p ú b l i c a m e n t e e n la p i -
cota. Se enfurecieron los indios con este
hecho, y j u n t á n d o s e en b a s t a n t e n ú m e r o
m a l t r a r o n la familia del alcalde, m a t a r o n
u n cuñado s u y o , u n entenado y u n a l e m á n ,
y á él lo p u s i e r o n en la picota, donde
después de h a b e r l e dado crueles azotes,
lo m a t a r o n á l a n z a d a s . Los a g r e s o r e s se
presentaron al señor A n d a pidiendo indulto
de este delito, y viendo que era tiempo
de condescender, no les hizo n a d a . Las pro-
vincias de Bulacan y P a m p a n g a no solo
estuvieron fieles, sino que fueron el único
recurso de los españoles, a u n q u e no fal-
taron malvados que hicieron sus extorsio-
— 122 —
n e s , robaron las h a c i e n d a s y m a t a r o n al
lego dominico que habia en P a n d i . Todos
estos e r a n delitos de p a r t i c u l a r e s , y n o
de la n a c i ó n , y asi se debe decir, que
estas provincias, que son las m a s cercanas
de Manila, estuvieron pacíficas y no se
s u b l e v a r o n contra los españoles.
A u n q u e el señor A r a n d i a despachó todos
los s a n g l e y e s infieles, se fueron quedando
otros después de su m u e r t e , y era inde-
cible lo que se h a b i a a u m e n t a d o su n ú -
m e r o en solo tres años. H a b i a a d e m a s m u -
chos chinos cristianos en el P a r i a n , y es-
parcidos por las p r o v i n c i a s , y casi todos
se declararon por el i n g l é s i n m e d i a t a m e n t e
que tomó la plaza. Le a y u d a r o n y acom-
p a ñ a r o n e n sus espediciones é i n t e n t a r o n
•un l e v a n t a m i e n t o , que h u b i e r a costado caro,
sino se h u b i e r a descubierto á tiempo, por-
q u e t e n í a n dispuesto m a t a r al señor A n d a
con toda su g e n t e en la i g l e s i a de Baco-
lor la n o c h e de n a v i d a d del año de 1762,
y h a c e r m u c h o s e s t r a g o s en las d e m á s i g l e -
sias la m i s m a n o c h e , p a r a dejar imposibili-
tados á los españoles de resistir á los in-
g l e s e s , con quienes t e n í a n i n t e l i g e n c i a s se-
cretas. Los autores de este terrible a t e n -
tado e r a n los chinos del pueblo de G u a -
- g u a p r o v i n c i a de l a P a m p a n g a , á donde
h a b i a acudido m u c h a g e n t e de esta n a c i ó n ,
y fabricado t r i n c h e r a s portátiles, y u n o s
cañoncitos q u e h a c í a n de cañas g r u e s a s
bien a m a r r a d a s con bejucos y b r e a , que
— 123 —
podían a g u a n t a r dos ó t r e s tiros. Al p a -
dre ministro del pueblo lo e n g a ñ a r o n ,
diciéndole que disponían esto c o n t r a los
i n g l e s e s , pero el señor A n d a t e n i a de
ellos recelos porque no obedecían sus ór-
denes. E n estas circunstancias u n chino
algo simple, que p r e t e n d í a p a r a casarse
á u n a india del pueblo de México le avisó
que no fuese á la misa del gallo, decla-
rándole toda l a t r a m a . L a india se lo
contó todo al padre Sales, a g u s t i n o , c u r a
de aquel pueblo, y éste dio p a r t e de ello
al señor A n d a , que i n m e d i a t a m e n t e se
puso en G u a g u a con a l g u n a t r o p a el dia
2 3 de diciembre. Saliéronle al e n c u e n t r o
los s a n g l e y e s en dos alas con sus t r i n -
cheras y falconetes de c a ñ a y disparando
m a t a r o n u n o de los de s u comitiva; hicie-
ron fueg'o los n u e s t r o s sobre los chinos
y los o b l i g a r o n á retirarse al convento.
E l señor A n d a envió u n español á r e q u e -
rirlos de p a z , pero ellos obcecados en s u
rebelión lo hicieron tajadas. A v a n z ó n u e s -
t r a g e n t e viendo que no h a b i a m a s r e -
medio que pelear, é hizo en ellos u n a
g r a n carnicería, cogió m u c h o s vivos y se les
ahorcó al dia s i g u i e n t e en Bacolor. Mandó
el señor A n d a que á los que se h a b í a n
escapado por los esteros se les ajusticiase e n
cualquiera p a r t e que se h a l l a s e n , y ha-
biendo cogido u n a s c a r t a s en que c o n s -
t a b a que t e n í a n relaciones con los del Pa-
r í a n sobre el alzamiento, m a n d ó que se a h o r -
— 124 —
casen todos los sang'leyes de las islas, cu-
y a s órdenes se ejecutaron en m u c h a s par-
tes, pero el señor A n d a disimuló con los
que no las c u m p l i e r o n .
E n la provincia de C a g a y a n empezó el
alzamiento l u e g o que supieron la toma de
Manila. E n el pueblo de l l a g a n los indios
plebeyos que llamamos lünmias azotaron al
capitán el 2 de febrero de 1763, p e r s i g u i e r o n
á los cabezas que cobran el r e a l H a b e r , y
se declararon libres de tributo y del g o -
bierno español. S i g u i e r o n su m a l ejemplo
otros pueblos é iba tomando cuerpo l a
rebelión. Los principales l l a m a r o n á los i n -
fieles p a r a sujetarlos, tuvieron a l g u n o s c h o -
q u e s , pero no p u d i e n d o vencerlos acudieron
á la cabecera implorando el auxilio de los
españoles.. A c a b a b a de l l e g a r á la provincia
d o n M a n u e l de A r z a con título de Capitán
G e n e r a l de las tres provincias de C a g a y a n ,
llocos y Pang-asinan, que e s t a b a n alzadas,
y j u n t a n d o m u c h o s indios fieles y a l g u n o s
españoles deshizo el cuerpo de los alzados,
ahorcó los cabezas de motin y quedó so-
s e g a d a la provincia. No siendo y a nece-
saria su presencia en C a g a y a n , pasó á
llocos, donde la sedición h a b i a echado m a s
profundas r a i c e s .
Diego de S i l a n g , indio ladino y travieso,
q u e sabia bien el español por h a b e r s e criado
en Manila, empezó á revolver esta provin-
cia. Decía á sus paisanos, que p a r a m a n -
t e n e r la fó católica y conservar el país en
— 125 —
la obediencia del r e y de E s p a ñ a , era pre-
ciso que se uniesen y a r m a s e n contra los
españoles, que los e n t r e g a r í a n á los i n g l e -
ses, porque no podían resistirles. Hicieron
impresión estas especies en los ánimos de
a l g u n o s principales y m u c h o s plebeyos y
p a r t i c u l a r m e n t e en los de V i g a n que es la
cabecera de la provincia, y residencia del
obispo. Se p r e s e n t a r o n a r m a d o s los indios
seducidos pidiendo que dejase el bastón el
alcalde m a y o r y lo depositase en m a n o s del
provisor. Los m a s aconsejaban al alcalde
m a y o r que se defendiese de aquella canalla,
pero por timidez ó por consejo de a l g u n o s
poco cautos e n t r e g ó el m a n d o al provisor,
y no sin m u c h o riesgo de la vida pudo
escaparse de la provincia. Victoriosos de su
empeño los rebeldes pidieron al obispo electo
el señor Ustariz, dominico, los eximiese de
tributo y declarase que h a b í a n obrado b i e n
en la deposición del alcalde. Prometió s u
Ilustrísima que escribiría al señor A n d a
favoreciendo sus p r e t e n s i o n e s , pero como
el intento de S i l a n g era apoderarse del
m a n d o , poco satisfecho con lo ejecutado,
empezó á j u n t a r g e n t e p a r a m a y o r e s e m -
presas. E l provisor t e n i a su casa bien for-
tificada, y los rebeldes no se a t r e v í a n á
acometerla, pero se p r e s e n t a b a n a r m a d o s
en los montéenlos cercanos. Mandó el pro-
visor á los indios fieles que viniesen a r -
mados á V i g a n , l l e g a r o n a l g u n o s de los
pueblos del Norte, y los del S u r n o l l e g a -
— 126 —
ron t a n á tiempo como era m e n e s t e r . Sa-
lieron armados los leales, p e r s i g u i e r o n á
los rebeldes como vencidos, prendieron al-
g u n o s , y con el pretesto de llevarlos á l a
cárcel de l a cabecera no p r o s i g u i e r o n la
acción, se esparcieron, como t i e n e n de cos-
t u m b r e , con lo cual dieron lug-ar á los
rebeldes p a r a r e h a c e r s e , y otro dia q u e m a r o n
p a r t e de la ciudad. Los indios del S u r ,
que v e n í a n en su defensa, viéndola a r d e r ,
se volvieron a t r á s , y los del Norte se fueron
p a r a sus pueblos, con lo que dieron tiempo
á que los alzados tomasen la casa del p r o -
visor, y se apoderasen de las a r m a s que
en ella h a b i a .
E n v a n e c i d o Silang- con esta acción envió
comisionados al Norte, que s u b l e v a r o n á
todos los plebeyos, hicieron m u c h o s robos
y atrocidades, y p e r s i g u i e r o n á los p r i n -
cipales y á a l g u n o s religiosos a g u s t i n o s q u e
decían t e n í a n la culpa de que no h u b i e s e
l l e g a d o la r e s e r v a del t r i b u t o , pero como
los indios son n a t u r a l m e n t e interesados,
r e s c a t a r o n s u s vidas con d i n e r o . Recono-
cido por los del Norte m a n d ó á los p u e b l o s
del S u r que n o m b r a s e n u n plebeyo cada
u n o p a r a que los g o b e r n a s e y fuesen á Vi-
g a n á sacar sus títulos, de los cuales r e -
cogió m u c h o dinero. E n pocos días se halló
dueño de toda la provincia, y n o m b r ó p o r
capitán g e n e r a l de ella á" Jesús Nazareno,
y él se dio el título de cabo m a y o r , p a r a
defender la religión y el dominio del r e y
— 127 —
de E s p a ñ a . Expidió u n b a n d o , que parecía
jnuy cristiano, r e z a b a c o n t i n u a m e n t e el ro-
sario, obligaba á los indios á oir misa, m a n -
d a b a q u e se confesasen, y cuidaba m u c h o
de que los niños asistieran á la escuela.
E n medio de estos ejercicios de piedad r o -
b a b a por medio de sus comisionados las
haciendas de g a n a d o , estafaba á los prin-
cipales, obligándoles á rescatar la vida con
dinero, y pidió á los padres cien pesos de
tributo á cada u n o , eme d e s p u é s rebajó á
ochenta, á petición de u n religioso que e n
otro tiempo le h a b i a hecho favores. Bajo
el pretesto de defender la provincia de los
ingleses t e n i a puesto centinelas en todas
p a r t e s , y no se podia avisar al señor
Ancla h a s t a que u n p a d r e a g u s t i n o p u d o
hacer pasar u n despacho. E l señor A n d a
como apenas t e n i a g e n t e p a r a sostenerse
á sí mismo, solo envió u n decreto en q u e .
m a n d a b a á S i l a n g que dentro de n u e v e
dias se p r e s e n t a s e en Bacolor á dar c u e n t a
de sus atentados, p e n a de t r a t a r l o como
traidor y a r r e s t a r l o , p a r a lo cual e n v i a r í a
tropa desde la P a m p a n g a , si fuese n e c e -
sario. Se d i v u l g ó este decreto, y se a ñ a -
dían a l g u n a s noticias v a g a s , de que v e -
n í a n los españoles contra llocos, con lo
cual, y con la persuacion de los p a d r e s
a g u s t i n o s que no q u e r í a n absolver á los
rebeldes, se i b a n r e t r a y e n d o m u c h o s de Si-
l a n g en especial en los pueblos del N o r t e ,
lo que costó á a l g u n o s religiosos el ser
— 128 — •"•
presos y conducidos á V i g a n , a u n q u e no
tardó S i l a n g en ponerlos en libertad; por-
que afectaba a u n religión y cristiandad, con
que t e n i a e n g a ñ a d o s á ios clérigos, y á
m u c h o s indios que procedían de b u e n a fé.
H a b i a enviado el alzado dos c h a m p a -
n e s c a r g a d o s de efectos de la provincia á
M a n i l a con u n r e g a l o p a r a los ingleses y
u n a carta en que reconocía por l e g í t i m o
soberano al r e y de la G r a n B r e t a ñ a y ofre-
cía e n t r e g a r l e s la provincia. E l g o b i e r n o
i n g l é s despachó p a r a llocos u n p a q u e b o t ,
en que e n v i a b a regalos p a r a S i l a n g , y el
título de alcalde m a y o r , el cual publicó
l u e g o con h a r t o sentimiento de los indios,
que lo h a b í a n ensalzado p a r a que los li-
b r a s e de los i n g l e s e s y se veían sujetos
á ellos bajo las órdenes del despota Diego
S i l a n g q u e les cobraba tributo, y les ha-
cía m a s vejaciones que padecían a n t e s , pero
y a no estaban en estado de h a b l a r los q u e
t e n í a n estos sentimientos. Como alcalde ma-
y o r de los i n g l e s e s , y en n o m b r e de ellos,
m a n d ó á u n o s soldados que t e n i a de los
forajidos de otras provincias, que se h a -
b í a n refujiado á llocos, que pusiesen pre-
sos á todos los p a d r e s , y p a r a que n o hu-
biese resistencia de p a r t e ele los pueblos
les prometía que los i n g l e s e s e n v i a r í a n otros
sacerdotes de Manila que les a d m i n i s t r a s e n
los s a c r a m e n t o s . No hicieron resistencia al-
g u n a los párrocos, que todos e r a n a g u s -
tinos, y con la m a y o r brevedad se j u n t a -
— 129 —
ron con su obispo en el convento de B a n -
t a y , que solo dista de V i g a n u n p a s e o ,
esperando la ú l t i m a resolución del t i r a n o .
E l obispo declaró e x c o m u l g a d o á S i l a n g ,
él hizo como que sentía la e x c o m u n i ó n , y
dio licencia á a l g u n o s religiosos p a r a q u e
se volviesen á s u s p u e b l o s , pero ellos n o
quisieron salir, p o r q u e sabiendo q u e t e n i a
dispuesto el m a t a r l o s y e s t a b a e s p e r a n d o
á los infieles de los m o n t e s p a r a q u e eje-
c u t a s e n s u s malos d e s i g n i o s , p o r q u e los
indios no q u e r í a n p o n e r s u s . m a n o s en los
sacerdotes, q u e r í a n t e n e r el consuelo d e
m o r i r todos j u n t o s .
Se dispusieron p a r a este t r a n c e sin m a s
e s p e r a n z a de la vida que los p r e p a r a t i v o s
de los indios p r i n c i p a l e s , q u e se e s t a b a n
r e u n i e n d o p a r a v e n i r á s u socorro, p e r o
t a r d a b a n t a n t o , que u n mestizo español
llamado Vicos, se presentó al obispo y le
dijo: «Señor, esto v á con l a p a c h o r r a in-
dia!; écheme s u I l u s t r í s i m a l a bendición,
que voy á m a t a r al t i r a n o . » Salió del con-
vento a c o m p a ñ a d o del capitán B u e c b u e c
con u n t r a b u c o m a l acondicionado, l l e g ó
á casa de S i l a n g y le encajó el tiro e n
u n costado, de q u e cayó m u e r t o de r e -
p e n t e . Con esta acción se acobardó t a n t o
su p a r t i d o , que aquella t a r d e se r e p i c a r o n
las c a m p a n a s , y se c a n t a r o n las v í s p e r a s
de la S a n t í s i m a Trinidad con g r a n d e g u s t o
de todos, y con repetidos v i v a s al r e y de,
E s p a ñ a . EÍ obispo q u e r í a n o m b r a r por j u s -
— 130 —
ticia m a y o r á Vicos, pero este le aconsejó
que n o m b r a s e al c a p i t á n B u e c b u e c q u e t e -
n i a m u c h o séquito, y podia c o n t e n e r á
los que i n t e n t a s e n alg'una n o v e d a d . Los
p a d r e s se volvieron á sus pueblos y a p a -
c i g u a r o n con sus p e r s u a c i o n e s y la l l e -
g a d a de don M a n u e l A r z a á los que q u e -
d a b a n a l g o descontentos. Acaeció la m u e r t e
de Diego de S i l a n g á 2 8 de m a y o de 1763
h a b i e n d o comenzado s u a l z a m i e n t o el 14
de diciembre de 1762.»

VIII.

«El m a s terco de todos los a l z a m i e n t o s


de los indios fué el de Pang-asinan. C o -
m e n z ó la sedición por el pueblo de B i -
n a l a t o n g a n el 3 de n o v i e m b r e de 1762
con motivo de h a b e r enviado el alcalde
m a y o r u n comisionado á cobrar el r e a l t r i -
b u t o : cundió á todos los de la p r o v i n c i a
y pedían q u e se quitase el t r i b u t o y el
alcalde m a y o r , y se m u d a s e n las j u s t i c i a s
de los p u e b l o s . A fines de n o v i e m b r e l l e g ó
don Antonio Panelo á P a n g a s i n a n con t í -
tulo de t e n i e n t e g e n e r a l , y orden del se-
ñ o r A n d a p a r a p o n e r preso al alcalde m a -
y o r que era e c h u r a del arzobispo, y t e n í a
sospechas de que h a b i a a l g u n a infidencia
con los i n g l e s e s , a u n q u e no se le probó
— 131 —
n a d a . L u e g o que llegó P a n e l o se p r e s e n -
taron- los indios alzados en la cabecera,
pidiendo que se les quitase el t r i b u t o , y se
saliesen los españoles de la provincia. E r a n
estos 14 con fusiles y p e d r e r o s : les decían
los p a d r e s dominicos que se defendiesen
de aquella c a n a l l a , pero ellos a m e d r e n t a -
dos de la m u l t i t u d , a b a n d o n a r o n l a p r o -
vincia, y s e g u í a n los indios en su r e b e -
lión. Los religiosos dominicos se j u n t a r o n
en el pueblo de A s i n g a n , y escribieron á
sus respectivos feligreses q u e los d e j a r í a n
sino se sujetaban al r e y de E s p a ñ a , cíe q u e
resultó q u e v i n i e r o n indios de todas p a r t e s
á suplicarles que volviesen á sus pueblos, pro-
metiendo ir á la P a m p a n g a á pedir alcalde
m a y o r al señor A n d a . N a d a hicieron de
cuanto p r o m e t í a n , de modo que fué preciso
que n u e s t r o g o b e r n a d o r y capitán g e n e r a l
enviase t r o p a s p a r a sujetarlos. Salió don
F e r n a n d o A n a y a con 3 3 españoles y 400
indios flecheros y l l e v a b a quinientos cartu-
chos, que e r a n las ú n i c a s m u n i c i o n e s q u e
se le p u d i e r o n d a r , por la escasez q u e h a -
bia de este g é n e r o en la P a m p a n g a . L l e g ó
esta t r o p a por C u a r e s m a al rio de B a y a m b a n ,
en c u y a opuesta orilla t e n í a n los alzados
u n a t r i n c h e r a con cañoncitos y p e d r e r o s .
Se rompió el fuego de a m b a s p a r t e s ; los
españoles p a s a r o n el rio, t o m a r o n l a t r i n -
chera y p u s i e r o n en f u g a á los indios, no
obstante que e r a n m a s de 10.000. Los per-
siguieron algo los n u e s t r o s , pero a n t e s que
— 132 —
se les acabasen los c a r t u c h o s , se r e t i r a r o n
o r d e n a d a m e n t e . M u r i e r o n de n u e s t r a p a r t e
4 españoles y 4 indios, c u y a s cabezas l l e -
v a r o n los rebeldes por los pueblos, l a s
b a i l a r o n á su u s a n z a , y se hicieron m a s
atrevidos.
Los p a d r e s dominicos e s t u v i e r o n m u c h a s
veces á riesgo de p e r d e r la vida, a l g u n o s
p u d i e r o n escaparse, pero los que q u e d a r o n
se veian precisados á n e g a r los s a c r a m e n -
tos á los rebeldes, por lo cual q u e r í a n
m a t a r l o s , h a s t a que prevaleciendo el voto
de las m u j e r e s , y de los que no h a b í a n
e n t r a d o e n la rebelión sino por fuerza, se
d e t e r m i n ó conservarles las v i d a s . Sobre es-
tos trabajos t u v i e r o n los b u e n o s religiosos
el g r a n d e sentimiento de que se d u d a s e
de su fidelidad; sin m a s motivo que el q u e
n o los m a t a b a n los indios. Infeliz e r a l a
situación de los misioneros en estos tiem-
p o s . Si d e s a m p a r a b a n las doctrinas se les
c u l p a b a , p o r q u e decían que de este modo
se a u m e n t a b a la rebelión, si se q u e d a b a n
en ellas, y no los m a t a b a n los indios por
respeto, ó p o r q u e q u e r í a n t e n e r u n confesor
á l a h o r a de la m u e r t e , los h a c í a n cóm-
plices de s u s delitos. Los p a d r e s dominicos
v i n d i c a r o n su h o n o r c o m p l e t a m e n t e , y con
s u s s e r m o n e s y la a y u d a del señor obispo
U s t a r i z , que a p a c i g u a d o s los llocos vino
á e n t e n d e r e n la pacificación de la provin-
cia de P a n g a s i n a n , s o s e g a r o n a l g o á los
alzados, y les o b l i g a r o n á bajar á la P a r n -
. — 133 —
p a n g a á pedir alcalde m a y o r á A n d a . Los
recibió con agasajo, les perdonó sus a n t i -
g u o s delitos, y les dio por alcalde m a y o r
á Acevedo, que tomó posesión de su em-
pleo el 5 de diciembre de 1763.
No t a r d ó Acevedo en conocer que el
"fuego de l a rebelión e s t a b a escondido y
no a p a g a d o : lo avisó asi al g o b e r n a d o r
y le pedia tropa p a r a a p a c i g u a r l a p r o -
vincia. Despachó este 180 h o m b r e s de
su campo p a r a P a n g a s i n a n , y dio orden
á don M a n u e l Arza, que a c a b a b a de es-
t i r p a r las ú l t i m a s reliquias del alzamiento
de llocos, p a r a que se u n i e s e con sus tro-
pas á las q u e iban . á Manila á c a r g o de
don Pedro B o n a r d e l . C u a n d o supieron los
rebeldes que iba t r o p a de M a n i l a se j u n -
taron t u m u l t u a r i a m e n t e en el pueblo de C a -
lasiao, donde e s t a b a el alcalde m a y o r con
dos españoles y dos p a d r e s dominicos en
el convento. Sitiáronlos los indios, pero ellos
se defendían con fusiles; no atreviéndose
á asaltar el convento, t o m a r o n el arbitrio
de ponerle fuego. No les quedó otro recurso
á los infelices sitiados que refugiarse con
los pocos víveres que pudieron h a l l a r á
mano en la t o r r e de la i g l e s i a donde se
m a n t u v i e r o n cinco dias, h a s t a que sabida
por n u e s t r a s t r o p a s , que e s t a b a n y a cerca,
su triste situación, a p u r a r o n la m a r c h a y
los socorrieron, poniendo en d e r r o t a á los
alzados. S i g u i ó Bonardel al pueblo de L i n -
go y e n , haciendo correr á c u a n t a s cuadri-
—134 —
lias se le p o n í a n por delante; fortificó a q u e l
pueblo, donde se le j u n t ó clon M a n u e l de
A r z a con m u c h o s indios que trajo de llocos por
m a r y t i e r r a . Dejando Bonardel toda s u g*ente
en L i n g a y e n , tomó 50 h o m b r e s y fué á
san F a b i á n á l i b r a r al obispo y á a l g u -
nos religiosos dominicos que t e n í a n como
presos los alzados. Desbaratólos, y n o obs-
t a n t e que le t e n í a n cortados los c a m i n o s ,
p u d o u n i r s e con lo r e s t a n t e del ejército.
A principios del año 1764 no h a b i a q u i e n
1

se p r e s e n t a s e en los pueblos contra n u e s -


t r a g e n t e . Se h a b í a n retirado los alzados
al m o n t e , llevándose á los religiosos q u e
n o p u d i e r o n u n i r s e con los españoles; t e n i a
c a d a trozo de rebeldes s u s cabos particu-
lares, y no se podía a c a b a r con ellos e n
u n a b a t a l l a . Determinóse e n v i a r diferentes
d e s t a c a m e n t o s , y vencerlos poco á poco, y
con p a c i e n c i a . I b a n a h o r c a n d o á los cabe-
zas de motin conforme los a p r e n d í a n , y
p e r d o n a b a n á la m u l t i t u d , pero e s t a b a n t a n
tercos que a u n viendo que no podían r e -
sistir, y que les e r a fácil acomodarse al
p e r d ó n g e n e r a l , i n s i s t í a n t e n a z m e n t e en la
rebelión, la que no se acabó h a s t a m a r z o
de 1 7 6 5 . M u r i e r o n e n esta espedicion de
n u e s t r a p a r t e 60 españoles y 140 i n d i o s ,
y de los alzados m a s de 1 0 . 0 0 0 . Otros m u -
chos rebeldes m u r i e r o n de h a m b r e ó se p a s a -
r o n á otras p r o v i n c i a s , y en l a p r i m e r a l i -
quidación que se hizo después del alzamiento
se halló que faltaron en la provincia en
— 135 —
todo este tiempo veinte y seis mil nove-
cientos veinte y siete personas q u e compo-
n í a n casi la m i t a d de su población. Las de-
m a s provincias de las islas e s t u v i e r o n so-
s e g a d a s , y se m a n t u v i e r o n en la obedien-
cia del r e y de E s p a ñ a á l a s órdenes del
señor A n d a . »
H a s t a a q u i el P . Z ú ñ i g a : tiempo' es de
que volvamos l a v i s t a á la c a p i t a l , d o n d e
t u v i e r o n l u g a r otros sucesos i m p o r t a n t e s
a u n q u e de distinta índole q u e los q u e aca-
b a m o s de n a r r a r .
E n 2 3 de j u l i o deT1763 llegó u n a fra-
g a t a i n g l e s a p o r t a d o r a de las t r e g u a s fir-
madas entre España, Francia é Inglaterra,
que por lo pronto no s u r t i e r o n el efecto
deseado por cuestiones de f ó r m u l a , d i g á -
moslo así.
Los i n g l e s e s n o reconocían m a s a u t o -
ridad q u e la del arzobispo á q u i e n hicie-
ron saber, con la solemnidad de c o s t u m b r e ,
los despachos eme h a b í a n recibido de l a
corte, y este prelado dio c u e n t a al señor
A n d a , que contestó ofendido de que los
i n v a s o r e s n o se h u b i e s e n entendido con él
d i r e c t a m e n t e . Tal vez p e r s o n a s i n f l u y e n -
tes h u b i e r a n podido a l c a n z a r q u e d e s a p a -
reciesen estas etiquetas q u e r e d u n d a b a n e n
perjuicio del pais; pero p o r d e s g r a c i a u n
incidente vino á h a c e r casi imposible todo
a r r e g l o amistoso.
E l 26 de a g e s t o del mismo año arribó
á M a n i l a u n navio i n g l é s con los prelimi-
— 136 —
n a r e s de la p a z . E l consejo británico sin
d u d a p a r a e v i t a r cuestiones como las que
h a b í a n s u r g i d o , los comunicó á don S i m ó n
de A n d a en su carácter de Comandante en
gefe de las armas de S. M. Católica; pero
como dicho señor se creyese a g r a v i a d o p o r -
q u e n o se le d a b a n los dictados de gobei'-
n a d o r y c a p i t á n g e n e r a l de las islas, á los
q u e creia t e n e r derecho, se neg'ó r o t u n d a -
m e n t e á recibir los despachos referidos m i e n -
t r a s n o se le c o m u n i c a s e n en la forma in-
dicada.
E l g o b i e r n o británico publicó u n b a n d o
e n 19 de setiembre sig-uiente en que m a -
nifestaba todo lo q u e h a b i a tenido l u g a r
e n este a s u n t o y s u s deseos de que cesa-
sen las hostilidades; concluyendo con h a -
cer r e s p o n s a b l e á A n d a de las calamidades
que se p u d i e r a n e s p e r i m e n t a r por su ter-
q u e d a d e n n o a v e n i r s e á los tratos pacífi-
cos con que se le b r i n d a b a . A este b a n d o con-
testó A n d a con otro fechado en Bacolor el
2 8 del mismo m e s , diciendo que no se le-
h a b í a n dado á conocer los p r e l i m i n a r e s de
l a paz de la m a n e r a c o n v e n i e n t e ; protes-
t a n d o que n o podían i m p u t á r s e l e las r e s u l -
t a s de la g'uerra, y sí á los que i m p e d í a n
i n d i r e c t a m e n t e que cesase por la l í n e a de
conducta que se h a b í a n t r a z a d o .
— 137 —

IX.

«Desde este t i e m p o , dice el P , Zúñig'a,


dieron los i n g l e s e s m a s libertad á los que
t e n í a n presos en Manila, y. el señor Villa-
Corta, que era u n o de ellos, p u d o ir á
casa de don T o m á s Dorado, y metiéndose
en u n coche salir debajo de las faldas de
u n a m u j e r , y e m b a r c a r s e p a r a la P a m p a n g a .
Recibiólo con afabilidad el señor A n d a y
p a r a darle p r u e b a s de s u amistad y afecto
lo dejó en Bacolor d e s p a c h a n d o a l g u n o s
neg'ocios, y partió p a r a s u campo, á fin
de t r a s l a d a r l o al pueblo de Polo desde Mey-
c a u a y a n , donde e s t a b a desde la b a t a l l a de
Malinta. E n su a u s e n c i a y con motivo de
estar el arzobispo enfermo se t r a t ó de q u i e n
debía ser s u sucesor en el g o b i e r n o de
las islas caso que m u r i e s e , y el señor Vi-
llacorta dijo que p a r e c í a tocarle á él,, por
ser el oidor d e c a n o . No fué esta conversa-
ción t a n secreta q u e no la supiese i n m e -
d i a t a m e n t e A n d a , y sin esperar á que el
campo se m u d a s e á Polo, dejando órdenes
p a r a ello se fué á Bacolor, reconvino á Vi-
llacorta, que p r o c u r ó escusarse diciendo que.
aquello no h a b i a sido m a s que conversa-
ción, hizo v i v a s d i l i g e n c i a s , y a u n q u e no
halló m a s que lo que le decía su c o m -
p a ñ e r o , entró en celos, y p r o s i g u i e n d o en
sus a v e r i g u a c i o n e s halló que el señor G a l b a n
— 138 —
y el fiscal del r e y e r a n de parecer que el
obispo de N u e v a S e g o v i a ó llocos, d e b í a n
e n t r a r en el g o b i e r n o , caso que m u r i e s e
el arzobispo, por t e n e r l o asi resuelto S . M.
e n sus ú l t i m a s ó r d e n e s . P r o c u r ó A n d a in-
d a g a r el parecer de varios cuerpos de
las islas y consultó al señor Matos obispo
de C a m a r i n e s , y á los provinciales de l a s
r e l i g i o n e s sobre el caso. Respondióle el Ilus-
trísimo Matos q u e l a m a t e r i a era e x t r a ñ a
á su profesión, y que quien debia e n t e n -
der en ella e r a la a u d i e n c i a , con cuyo pa-
recer debia conformarse como b u e n v a s a l l o .
Los provinciales de san A g u s t í n y santo
D o m i n g o le respondieron casi en los m i s -
m o s t é r m i n o s , pero el provincial de la Com-
p a ñ í a , el F r a n c i s c a n o y Recoleto le dije-
r o n que en las c i r c u n s t a n c i a s e n que se
b a i l a b a n las islas, solo s u señoría podía
s o s e g a r las i n q u i e t u d e s , y así debia q u e -
darse con el g o b i e r n o . No era m u y del g u s t o
del señor A n d a esta variedad dé dictáme-
n e s , y a u n q u e t e n í a en su favor las tro-
p a s , n o q u e r í a e n c o m e n d a r l o todo á la vio-
lencia, por lo que quiso t e n e r propicio al
c o m a n d a n t e de las fuerzas i n g l e s a s , y le
escribió desde Bacolor á 2 de n o v i e m b r e
de 1 7 6 3 . E l m a y o r F e l l , c o m a n d a n t e de las
t r o p a s i n g l e s a s se retiró de su empleo con
á n i m o de p a s a r á Londres á quejarse s ó b r e l o
acaecido en la prisión de M. F a l l e r , m a n d a d a
ejecutar por el a l m i r a n t e Corsisk por u n a s
cartas que escribió al g e n e r a l de Batavia,
— 139 —
en que lo t r a t a b a de p i r a t a y de l a d r ó n . D e -
fendíalo el g o b e r n a d o r D r a s k , y lo t e n i a
en la sala de l a a u d i e n c i a ; pidiólo F e l l ,
y no queriendo e n t r e g á r s e l o , tomó u n a
m a n g a de g r a n a d e r o s y se fué con ellos
á palacio. Al s u b i r por la escalera se e n -
contró con el g o b e r n a d o r que bajaba, se
t r a b a r o n de p a l a b r a s y cogiendo Fell el fu-
sil á u n o de s u s g r a n a d e r o s , en acción y a
de p a s a r con la b a y o n e t a al g o b e r n a d o r ,
lo d e t u v o u n soldado de l a compañía, y
le quitó el fusil. M i e n t r a s p a s a b a esto e n
l a escalera, fueron los g r a n a d e r o s á l a sala
de l a a u d i e n c i a , p r e n d i e r o n á F a l l e r , y lo
llevaron al navio. E l m a y o r Fell se e m -
barcó por este m o t i v o , y se fué á L o n -
dres á quejarse del g o b e r n a d o r , y e n t r ó
á m a n d a r l a s a r m a s , Sir Tomás B e c u s . A
este fué á quien escribió A n d a quejándose
a m a r g a m e n t e de las vejaciones q u e liabian
hecho los i n g l e s e s á s u s soldados, y a c a -
b a b a diciendo q u e si le h a b i a de contes-
t a r fuese dándole los títulos y t r a t a m i e n -
tos que le c o r r e s p o n d í a n . Le respondió Be-
cus desentendiéndose de sus quejas, p o r q u e
se referían á los tiempos en q u e no m a n -
d a b a él l a s t r o p a s , y en c u a n t o al g o b i e r n o
de l a s islas le decía, q u e i g n o r a b a n u e s -
t r a s leyes y e s t a t u t o s , pero que veía con
dolor u n a fuerte a p a r i e n c i a de g u e r r a ci-
vil q u e iba á desolar á M a n i l a e n salién-
dose las t r o p a s b r i t á n i c a s . Conoció el se-
ñ o r A n d a que los i n g l e s e s n o reconocerían
— 140 —
j a m á s otro g o b e r n a d o r que el arzobispo, y
empezó á esparcir n u e v a m e n t e las sospe-
chas de que los p r e l i m i n a r e s de la paz e r a n
fingidos por el g o b i e r n o i n g l é s , q u e se veia
a p u r a d o por las correrías que los n u e s t r o s
h a c í a n desde el campo de Polo, con q u e
t e n í a n á M a n i l a escasísima de víveres.
Los i n g l e s e s firmes e n no h a c e r hosti-
lidad n i n g u n a , sino en m a n t e n e r s e solo s o -
b r e la defensiva, b u s c a b a n los víveres por
l a s p r o v i n c i a s ; e n v i a r o n á la p r o v i n c i a de
B a t a n u n a b a l a n d r a ; y con m u y poca g e n t e
saltaron en el pueblo de Orion y refugia-
dos en el convento b u s c a b a n víveres por s u
d i n e r o . Súpolo el señor A n d a y envió t r o p a
c o n t r a ellos. Diéronles los indios u n asalto
por la cocina, s o r p r e n d i e r o n á los e n e m i -
g o s pero p u d i e r o n salvarse e n s u b a l a n -
d r a por descuido del que m a n d a b a las tro-
p a s , que llegó t a r d e con lo r e s t a n t e de l a
g e n t e . E n el rio de Pasig- hicieron t a m -
b i é n los n u e s t r o s volver a t r á s dos e m b a r c a -
ciones que i b a n á la L a g u n a por b a s t i m e n -
tos, y les cogieron u n a g a l e r a , s a c á n d o l a de
l a m i s m a p u e r t a de a l m a c e n e s . De este modo
se h a c í a n l a g u e r r a las dos naciones h a s t a
el 30 de enero de 1764, en que m u r i ó el
arzobispo de sentimiento de ver las m i s e - -

r i a s de su pueblo y de las desazones que


le causó su empleo en tiempos t a n calami-
tosos. Sola u n a falta cometió su Ilustrísima
en esta g u e r r a , que fué el p r o m e t e r á los
ingleses los cuatro millones, y e n t r e g a r l e s
— 141 —
las islas, h u b i e r a sido mejor e n t r e g a r s e á
discreción que con u n a s condiciones t a n d u -
r a s , y fuera de lo que a l c a n z a b a su poder.
Pero es de advertir q u e las acordó con el
cuchillo á la g a r g a n t a , y que los españo-
les que e s t a b a n en su compañía firmaron
los mismos t r a t a d o s .
H e c h o s los funerales á su Ilustrísima re-
cibió A n d a por la via de la C h i n a los des-
pachos de S. M. Católica, en que comu-
nicaba las paces á s u g o b e r n a d o r de M a n i l a .
Avisólo al g o b i e r n o i n g l é s , ofreciendo la
suspensión ele hostilidades, y pidiendo q u e
se dispusiese u n c o n g r e s o p a r a t r a t a r de
la e n t r e g a de la plaza. C o n v i n i e r o n en ello
los i n g l e s e s , y e n v i a r o n al pueblo de T a m -
bobo al i n g e n i e r o en gefe E s t e v e n s o n , y
de i n t é r p r e t e á don E d u a r d o V o g a n , que
h a b í a sido colegial de san J o s é , y vuelto
á la costa vino en esta espedicion como
práctico del pais; por n u e s t r a p a r t e asistió
don F r a n c i s c o S a l g a d o con su i n t é r p r e t e
don Gerónimo R a m í r e z . Reconocidos los
poderes e n t r a r o n en n e g o c i a c i o n e s , q u e t o -
das se r e d u c í a n á d i s p u t a s , e x a g e r a n d o
S a l g a d o n u e s t r a s fuerzas, que decia e s t a b a n
en disposición de t o m a r á Manila, á que
contestó el i n g l é s con s o c a r r o n e r í a , q u e por
qué no t o m a b a n á P a s i g , que casi no es-
t a b a fortificado. L l e v a b a n n u e v e dias de
conferencias, y n a d a se concluía. E n estas
c i r c u n s t a n c i a s llegó u n navio i n g l é s con
orden de e v a c u a r la plaza, y se r e t i r a r o n
— 142 —
los comisionados del c o n g r e s o . E s t a n o v e d a d
volvió á suscitar las a n t i g u a s disputas de
l a sucesión al g o b i e r n o , y de quien debia
recibir la plaza de los i n g l e s e s . T e n i a s u s
apasionados el señor Villacorta y el señor
Ustariz p a r e c i a que t e n i a el mejor derecho,
y no faltaba quien lo hiciese valer; Ancla
t e n i a á su favor el h a b e r defendido las islas
é impedido que los ingleses se a d e l a n t a s e n
por las provincias del N o r t e , y sobre todo
t e n i a l a t r o p a á su favor y estaba en po-
sesión del m a n d o , lo que contenía á los
demás p r e t e n d i e n t e s . O p o r t u n a m e n t e llegó
por este tiempo á M a r i n d u q u e el p r i m e r
t e n i e n t e de rey clon Francisco de l a Torre
e n la f r a g a t a Santa Rosa, d e s p a c h a d a por
el v i r e y de Méjico. E l señor A n d a le envió
u n a g a l e r a , y trasbordado á ella, se vino
p a r a Bacolor donde recibió de sus m a n o s
el g o b i e r n o de las islas, que con m u c h o
desinterés y h o n o r se desprendió de él, y
se lo e n t r e g ó á 17 de m a r z o de 1764 p a r a
d a r cumplimiento á las órdenes de S. M.
que lo disponia así.
E l n u e v o g o b e r n a d o r despachó á M a n i l a
los pliegos de S. M. B r i t á n i c a en que or-
d e n a b a el evacué de la p l a z a á s u s par-
t i c u l a r e s gefes Becus y B r e r e t o n , los q u e
dieron s u s s e g u r i d a d e s p a r a que el señor
l a Torre se acercase á Manila á formalizar l a
e n t r e g a . Tomó casa en S a n t a Cruz, p u s o
g u a r d i a española con centinelas a v a n z a d o s
h a s t a el p u e n t e G r a n d e , á donde l l e g a b a n
— 143 —
los de los i n g l e s e s y se c o m u n i c a b a n con
a r m o n í a . E l g o b e r n a d o r i n g l é s sintió que
no se h u b i e s e contado con él p a r a estos
procedimientos, y m a n d ó decir a l g o b e r n a -
dor español q u e se r e t i r a s e , p u e s de lo con-
trario u s a r í a de violencia. Breveton y Becus
pusieron su t r o p a e n a r m a s p a r a a r r e s t a r
á su g o b e r n a d o r , que h a b i a enviado tal
recado, precediéndose por a m b a s p a r t e s de
b u e n a fé; súpolo D r a s k , y saliendo de l a
ciudad con los de s u séquito, se metió en
u n a f r a g a t a , y se hizo m a r á fuera. Con-
cluyéronse los t r a t a d o s con b u e n a corres-
pondencia y se a s i g n ó el dia de l a e n t r e g a ,
p a r a l a c u a l vino A n d a con las tropas q u e
tenia en Polo, y por estar indispuesto el
señor la Torre, recibió la p l a z a de los i n g l e -
ses, poniendo g u a r d i a s españolas en las
p u e r t a s y e n a r b o l a n d o la b a n d e r a española
en l a fuerza de S a n t i a g o con m u c h a s sal-
vas de a r t i l l e r í a .
E l gefe i n g l é s , a n t e s de salir, publicó u n
edicto en que decia que el que tuviese quejas
del pasado g o b i e r n o acudiese a él que se le b a -
ria j u s t i c i a . Se p r e s e n t ó el señor Villacorta
pidiendo t r e s mil pesos que h a b i a dado por
redimir la vejación en. que se h a l l a b a , c u a n d o
quisieron a h o r c a r l e . M a n d ó B r e r e t o n q u e se
le devolviesen, p o r q u e si la s e n t e n c i a era
j u s t a , debía e j e c u t a r s e y no r e s c a t a r s e con
dinero, y si e r a i n j u s t a , se le debía d e -
volver aquella c a n t i d a d . E l provincial de la
Compañía r e c l a m ó u n a b a l a n d r a q u e le
— 144 —
h a b í a pedido el g o b e r n a d o r D r a s k y él la
dio g r a t u i t a m e n t e p a r a el r e y de la G r a n
B r e t a ñ a , pero apropiándosela el g o b e r n a d o r
pedia qne se la devolviesen ó le e n t r e g a -
sen cuatro mil pesos en que e s t a b a v a l u a d a ,
y se la dieron i n m e d i a t a m e n t e . Otras v a r i a s
d e m a n d a s h u b o de m e n o r m o n t a , y á t o -
cios satisfizo B r é r e t o n con equidad y j u s -
ticia. Nuestro g o b e r n a d o r á i n s t a n c i a de los
gefes i n g l e s e s publicó t a m b i é n u n b a n d o
en que concedía p e r d ó n g'eneral á los s a n -
g l e y e s que h a b í a n s e g u i d o su p a r t i d o , a u n -
que a l g u n o s de los m a s culpados, no fiándose
del b a n d o , se fueron con los i n g l e s e s , lo q u e
hicieron t a m b i é n F a l l e r y O r e n d a i n que t e -
m í a n , si se q u e d a b a n en Manila, los decapita-
sen como á t r a i d o r e s . O r e n d a i n al volverse
pasó por T u n k i n , y h a b i e n d o saltado en
t i e r r a se a l b o r o t a r o n los t u n q u i n e s por e s -
cesos que cometían los m a r i n e r o s , dieron so-
b r e ellos, y no p u d i e n d o t o m a r la l a n c h a por
a t e n d e r á u n a hija que llevaba c o n s i g o ,
q u e h a b i a casado con u n i n g l é s , fué m u e r t o
j u n t a m e n t e con aquella, y p a g ó los delitos
que decían h a b i a cometido. E n t r e g ' a d a Ma-
n i l a , Cavite y Pasig' se e m b a r c ó B r e í e t o n ,
y fué á Maríveles donde le e s t a b a n espe-
r a n d o los barcos de t r a s p o r t e , y d e s p a c h a n d o
u n p a q u e b o t con el r e y de Joló p a r a q u e
lo r e s t i t u y e s e n á su t r o n o , hizo vela h a -
cia la costa.»
— 145 —

X.

M u c h a p a r t e t u v i e r o n e n la b u e n a for-
t u n a de don Simón de A n d a los sacerdo-
tes de las órdenes religiosas existentes e n -
tonces e n estas islas, y a sosteniendo e n t r e
los indios el espíritu de fidelidad y obedien-
cia al legítimo g o b i e r n o y á las órdenes de
aquel, y a haciéndolos comprender con sus
exhortaciones q u e los i n g l e s e s e r a n los e n e -
migos m a s encarnizados de s u religión y
de .su m o n a r c a . S u s b u e n o s oficios no ter-
m i n a r o n aquí, como h e m o s tenido ocasión
de observar m a s de u n a vez en el trascurso
de estos a p u n t e s históricos: soldados en el
momento del p e l i g r o , p r u d e n t e s consejeros
en los t r a n c e s a p u r a d o s , p r ó d i g o s h a s t a el
extremo de sus h a c i e n d a s y de sus vidas,,
y siempre d i g n o s ministros de la sublime
religión cristiana, fueron el i m p e n e t r a b l e
muro donde se estrellaron la a s t u c i a y obs-
tinación de los soldados b r i t á n i c o s .
Bien conocieron estos que con t a n a c -
tivos y celosos auxiliares era imposible h a -
cer p r o g r e s o s en el interior de las islas,
y que solo serian dueños del t e r r e n o que
pisasen; creencia que motivó u n a persecu-
ción e n c a r n i z a d a contra las órdenes religio-
sas, padeciendo m a s que otra a l g u n a la de
San A g u s t í n . Se d e c l a r a r o n traidores á es-
tos religiosos, m u c h o s de ellos fueron en-
10
— 146 —
carcelados, se les saqueó s e g u n d a vez el
convento, vendiéndoles cuanto contenía el
edificio, y por último fueron exportados once
á la I n d i a y Londres por sospechar q u e
e s t a b a n en relaciones í n t i m a s con don Si-
m ó n de A n d a . E l tiempo h u b o de d e m o s -
t r a r al g o b i e r n o i n g l é s que estas medidas
de r i g o r a v i v a b a n m a s y m a s el fuego pa-
trio en los alentados corazones de los h i -
j o s de E s p a ñ a .
H e r m o s a es esta p á g i n a de la historia
Filipina, y d i g n o de admiración y respeto
el n o m b r e del ilustre a n c i a n o que figura
en ella p a r a e t e r n i z a r l a .
M a g a l l a n e s , L e g a s p i y A n d a son t r e s
figuras que se destacan m a g e s t u o s a s del
cuadro histórico de las Islas; y si á los
p r i m e r o s debe considerárseles c u a l m e n -
s a g e r o s del cristianismo y la civilización,
el último será siempre tenido como u n sol-
dado intrépido y político, como el astro de
e s p e r a n z a y fortuna, que en dias de d u -
r a s p r u e b a s y desolación, vino á r e a n i m a r
con sus fulgores el espíritu de todo u n
pueblo.
Los restos de t a n preclaro v a r ó n , se-
g ú n datos que h a tenido la amabilidad de
proporcionarnos u n a p e r s o n a i l u s t r a d a r e -
sidente en la capital, (1) se e n c u e n t r a n de-
t r á s del altar m a y o r de la Catedral de Ma-
n i l a , en el centro del espacio que s e p a r a

(1) El señor don Felipe María Govantes.


— 147 —
las dos c o l u m n a s que están e n t r e el pres-
biterio y la pared que d á á la calle. E n
este p u n t o , y en el piso del templo, se vé
u n a lápida sepulcral cuyos primeros ren-
g l o n e s no p u e d e n leerse, pero sí casi en
su totalidad los últimos, que dicen lo si-
guiente:

Sed quem majora vocabimt


Bis post liabitis
Vita potius fama inmortalitatem
adspiravit die 30 Octobris
Anno 1776 mtatis anno septuagésimo sexto.
Ilhno. Viso.
j)mu3 j o a Franciscas
n e s Anda.
Manilani Senatus Judet
Cognatus suns et iestamenti ctwales:
Lnbens lugens que
Hoc monnmentun possuit
Die 10 Junnius 1777

Cuyo f r a g m e n t o puede t r a d u c i r s e en es-


tos t é r m i n o s .

Pero a quien llamaban mayores destinos.


abandonándolos
por la vida inmortal, mas que por la fama.
espiró el 30 de Octubre
del año 1776 a los setenta y seis de su edad.
A tan ilustre varón,
— 148 —
D. Juan Francisco cíe Ancla
magistrado de la Audiencia de Manila su
'pariente y encargado de su testamento, con
voluntad - sincera y afligida consagró este
monumento el dia 10 de Junio de 1777.

No h a y d u d a de que la indicada losa


encierra los restos mortales del ilustre
A n d a , porque a d e m a s de aparecer asi en
los acuerdos del Cabildo eclesiástico, consta
de u n a partida de entierro del c o r r e s p o n -
diente libro de la p a r r o q u i a , que copiado
literalmente dice asi:
« E n t r e i n t a y u n o de Octubre de mil
setecientos setenta y seis años el Illmo. S r .
D. Basilio S a n c h o de S a n t a J u s t a y R u -
fina, Arzobispo Metropolitano de estas Islas
Filipinas, del Consejo de S. M. su P r e d i -
cador y teniente de vicario g e n e r a l de los
Reales Ejércitos por m a r y tierra en estas
p a r t e s ' orientales, enterró en esta S a n t a
I g l e s i a Catedral el cadáver del Illmo. S r .
D r . D. Simón de A n d a y Salazar, Gober-
n a d o r Capitán g-eneral de estas Islas F i l i -
p i n a s , del Consejo de S. M., habiendo r e -
cibido antes dicho Sr. A n d a los S a n t o s
S a c r a m e n t o s . F u é su entierro cantado por
el V. y D. Cabildo con vigilia, m i s a de
cuerpo presente y tres p o s a s . = B a c h i l l e r J u a n
Anselmo Medrano.»
A n d a era n a t u r a l de Vizcaya y Bustos,
su s e g u n d o , y su brazo derecho s e g ú n le
l l a m a b a , a s t u r i a n o . Murió de u n tabardillo
— 149 —
y pobre en el pueblo de Q u i l i g u a de la
provincia de B u l a c a n .
E n 12 de Agosto de 1857 propuso por
escrito á la sociedad de Amigos del Pais
de Filipinas don Felipe Govantes, se eri-
giese en la capital ó e x t r a m u r o s u n m o -
n u m e n t o á la m e m o r i a de A n d a , y acom-
pañó á su sentida instancia dos preciosos
dibujos hechos por el i n g e n i e r o militar don
Amado E z q u e r r a . La sociedad acogió con e n -
tusiasmo estraordinario la idea y acordó
remitir todo al Gobernador superior pidiendo
el permiso de ejecución; h a b i e n d o ofrecido
el activo señor la Fierran, entonces al-
calde 1.° de la provincia, contribuir con sus
g r a n d e s auxilios á l e v a n t a r el m o n u m e n t o
cuando tuviese l u g a r su aprobación.
Mucho desearíamos que el p e n s a m i e n t o
se llevase á cumplido efecto, por que es
u n a reparación q u e debe la p a t r i a á la
memoria de t a n ilustre anciano, como se
la debe á los esforzados L e g a s p i y Salcedo,
á quienes no se h a erigido n i u n sencillo
m o n u m e n t o que recuerde los servicios emi-
nentes que prestaron al pais y á la causa
de la civilización.
ARTÍCULOS

CRÍTICOS, HUMORÍSTICOS

DE COSTUMBRES.
SIN PASADO

E n pocos países como en Filipinas osten-


t a r á la n a t u r a l e z a t a n t o v i g o r y h e r m o s u r a ,
t a n variados y caprichosos p u n t o s de vista,
que á cada i n s t a n t e dejan el ánimo del
viajero a g r a d a b l e m e n t e sorprendido.
P a r a las p e r s o n a s que n o h a n salido de
la capital ó q u e limitaron s u s correrías á
los pueblos i n m e d i a t o s , n u e s t r o s encomios
les p a r e c e r á n a b u l t a d o s . Y efectivamente,
si h u b i e r a de estimarse el aspecto g e n e r a l
del archipiélago por el que presentan, las
cercanías de Manila, h a b r í a motivo fundado
p a r a j u z g a r así; no p o r q u e s u s c a m p i ñ a s
dejen de ser espléndidas, sus p a i s a g e s e m -
belesadores y la vegetación de u n a p r i m a -
v e r a e t e r n a , sino p o r q u e al t r a v é s de tan-
tas bellezas advertimos que la m a n o del
h o m b r e h a intervenido en ellas i m p u l -
sado por sus necesidades, haciéndolas mas
productivas y concertadas, pero despojan-
— 154 —
dolas en cambio de las g a l a s de v i r g e n q u e
d e s p l e g a r o n a n t e los ojos del E t e r n o el dia
de la Creación.
¿Queréis contemplar esa p r i m i t i v a belleza
de que os hablamos? E n t o n c e s a b a n d o n a d
v u e s t r a s comodidades y afecciones; p r e p a -
r a d el á n i m o á sufrir las contrariedades q u e
á cada paso i n t e r r u m p i r á n vuestro viaje,
p o r q u e en los i n m e n s o s territorios que vais
á a t r a v e s a r no lia silvado a u n la locomo-
tora, que m a r c a u n o de los m a s g r a n d e s
p r o g r e s o s de la h u m a n i d a d , n i p e n e t r a d o
e n sus asperezas el espíritu i n d u s t r i a l p a r a
proporcionaros descanso cómodo y r e p a r a d o r .
P e r o en cambio de esas p e n a l i d a d e s , de
esas fatigas de que os h a b l a m o s , ¡qué g r a n -
des y desconocidas son l a s sensaciones q u e
vais á esperimentar!
E n c o m e n d a d á la v e n t u r a vuestro c a m i n o ;
aceptad c u a l q u i e r a sin vacilar, siempre q u e
se halle á diez l e g u a s de Manila, p o r q u e
todos conducen á e n c a n t a d o s recintos de que
n o podéis formaros u n a idea
P e r o s e g u i d ; n o d e t e n g á i s la m a r c h a a n t e
esos p a i s a g e s que v a n presentándose pano-
r á m i c a m e n t e , porque su belleza no es l a
h e r m o s u r a r u d a , salvaje y v i g o r o s a de que
os h e m o s h a b l a d o .
U n paso m a s y p e n e t r a r e i s en u n a selva
t a n a n t i g u a como el m u n d o .
¡Quien sabe si seréis vosotros los p r i m e -
ros h o m b r e s que hollaron el césped que
alfombra su suelo!
— 155 —
Contemplad su belleza tal como salió de
las m a n o s del E t e r n o en la Creación.
Pero seguid, a v a n z a d sin recelo.
El p a n o r a m a v a r í a á cada paso que dais
y su h e r m o s u r a toma distintas formas.
H a y m o m e n t o s en que el esceso de ve-
getación limita vuestro horizonte á u n o s
cuantos pies.
Pero a v a n z a d , a v a n z a d sin recelo y os
veréis colocados de repente en u n a eminen-
cia que os h a c e dueños de u n a vista dilatada.
¡Apenas podéis comprender l a g r a n d e z a
del cuadro que os rodea!
Mientras que v u e s t r a s cabezas tocan las
n u b e s que se ciernen en el espacio, veis
á los pies, risueños prados y cristalinos
arroyuelos, donde a p a g a n su sed el tímido
ciervo y la airosa g'arza.
Mas allá se l e v a n t a u n a altísima m o n -
t a ñ a , c u y a cima despide h u m o y os a n u n c i a
la existencia de u n volcan.
Tocio lo q u e os rodea es g r a n d e , s u b l i m e ,
desconocido.
Allí, lejos de los h o m b r e s , el pensamiento
se eleva al Criador por completo. •
Y entonces comprendemos qué g r a n d e es
El y qué pequeños nosotros.
Habéis tocado el término de l a j o r n a d a ,
enriqueciendo vuestros a l b u m s con los p a i s a -
ges que m a s os deleitaron; pero existe u n
vacío en ellos que no habéis podido l l e n a r .
E n el dilatado territorio que recorristeis
no habéis encontrado ni u n m o n u m e n t o si-
— 156 —
quiera donde escribir vuestros n o m b r e s , n i
oido n a r r a r la m a s insignificante tradición
con que satisfacer los deseos de historiadores
y arqueólogos.
El interés que p u e d a n i n s p i r a r esas i m -
presiones de viaje, obra es de la n a t u r a l e z a .
El pasado de ese pueblo no h a llegado
á nosotros.
No h a y n i u n sencillo m o n u m e n t o en
todo el archipiélago Filipino que vierta a l -
g u n a luz sobre su civilización anterior al
cristianismo.
P o r eso es que la p r i m e r a p á g i n a de su
historia está escrita por Miguel López de
Leg'aspi.
E l cristianismo, p u e s , al t r o c a r en c a t ó -
lica la p a g a n a Filipina, es el p u n t o desde
el cual comienza á operarse la r e g e n e r a c i ó n
m o r a l y material de u n pueblo.
Si sus errores y crueldades p a s a r o n sobre
la t i e r r a sin dejar la m a s m í n i m a h u e l l a ,
como la n a v e que s u r c a las olas del océano,
corta fué la pérdida del l e g a d o p a r a las
edades v e n i d e r a s .
Si el pasado no pertenece á F i l i p i n a s ,
le pertenece en cambio por completo el por-
venir, que dista t a n t o de aquel como la
b a r b a r i e de la c u l t u r a .
¡Alabemos al S u p r e m o Hacedor que asi
lo h a dispuesto!
DON PEPITO.
E l p r o t a g o n i s t a de la historia que voy
á referir á ustedes, era m u y conocido en
Madrid h a c e pocos años.
E l p r o t a g o n i s t a es u n p e r r o .
A este perro se le l l a m a b a Don Pepito.
Don Pepito era u n perro sin casta deter-
m i n a d a , c u y a c i r c u n s t a n c i a n o impedia que
fueran esbeltas sus formas y sus m o v i -
mientos graciosos, a u n q u e g r a v e s ; g r a v e -
dad que a r m o n i z a b a perfectamente con el
traje que la n a t u r a l e z a h a b i a r e g a l a d o a
su pequeño cuerpo.
P o r q u e es de advertir que Don Pepito no
era u n p e r r a z o n i m u c h o m e n o s .
S u v e s t i m e n t a e r a n e g r a ; u n collar blanco
como el a r m i ñ o rodeaba su cuello, y e r a n
del m i s m o color las estremidades de s u s
m a n o s ; de forma que las i m a g i n a c i o n e s
menos fantásticas v e i a n á D. Pepito v e s -
tido de etiqueta con frac, corbata y g u a n t e s
blancos.
Con este vestido hizo u n dia su e n t r a d a
en el g r a n m u n d o por u n a de las p u e r t a s
del café Suizo.
Desde entonces t u v o la suerte de caer
en g r a c i a á los c o n c u r r e n t e s .
Sin amo conocido, sin p a d r i n o , su aisla-
miento despertó las simpatías g e n e r a l e s .
— 158 —
¿Pero cuales e r a n s u s antecedentes; donde
h a b i a vivido h a s t a aquel momento?
P u n t o s e r a n estos de difícil esclareci-
m i e n t o , p o r q u e D. Pepito e r a por d e m á s
reservado, y n u n c a se d i g n ó satisfacer l a
curiosidad que su pasado despertaba, l l e -
vándose su secreto á la t u m b a .
Sin e m b a r g o los espíritus, observadores
creyeron h a b e r encontrado u n r a s t r o de
luz que aclarase aquellas tinieblas y se
f u n d a b a n en estos hechos:
1.° Don Pepito era u n perro m u y b i e n
traído.
2.° Don Pepito a m a b a l a sociedad.
3.° Don Pepito odiaba á s u s semejantes.
Estos datos servían al discurso de b a s e
p a r a formular las s i g u i e n t e s conclusiones:
1.
a
Don Pepito p e r t e n e c í a á b u e n a fa-
milia.
2.a
Don Pepito h a b i a recibido u n a e d u -
cación e s m e r a d a .
3.a
Don Pepito h a b i a sufrido g r a n d e s
d e s e n g a ñ o s ó persecuciones, h a s t a el extremo
de h a c e r l e c a m b i a r el m u n d o de los p e r r o s
por el m u n d o de los h o m b r e s .
C o n t i n u a n d o nrfestra n a r r a c i ó n diremos,
que c u a n d o todo el m u n d o come, comia
t a m b i é n Don Pepito en la fonda del Cisne,
que en aquel tiempo g o z a b a de g r a n r e -
p u t a c i ó n en Madrid.
R a r a vez faltaban en ella p e r s o n a s a m i g a s
que dejasen de obsequiarle con suculentos
bocados, pero si no los h a b í a , h a c í a s e n o t a r
—159 —
con u n suave quejido, como quien dice
apa estoi/ II - o

P o r q u e es de advertir que j a m á s osó su-


birse sobre n a d i e .
T e n i a demasiado talento p a r a i g n o r a r que
esta licencia p e r r u n a p r o d u c e malos resul-
tados.
Don Pepito pedía y recibía sin incomodar.
Después de u n a b u e n a comida el café
es casi u n a necesidad, y p a r a satisfacerla
se t r a s l a d a b a Don Pepito al café Suizo,
donde t o m a b a cinco ó seis platillos colma-
dos de este aromático líquido q u e le a l a r -
g a b a n sus admiradores.
¡Cuan feliz era Don Pepito!
¡Cuan sabio e r a a d e m á s !
H a b i a resuelto el g r a n p r o b l e m a de v i -
vir sin t r a b a j a r .
Todos los perros del m u n d o después que
lian comido suelen enroscarse y d o r m i r .
E s t a costumbre saben los perros que es
h i g i é n i c a , a u n q u e no h a n estudiado m e -
dicina.
Pero Don Pepito n o era p e r r o sino ex-
teriormente.
Al t r a s l a d a r s e al m u n d o de los h o m b r e s ,
se liabia creado las necesidades de esos h o m -
bres y de ese m u n d o .
Después, de a l i m e n t a r el cuerpo, Don P e -
pito t e n i a precisión de a l i m e n t a r la inte-
ligencia.
Por eso es q u e , después de t o m a r café,
y s e g ú n las estaciones, se t r a s l a d a b a al pa-
— 160 —
seo de Fuente Castellana ó al teatro Real
ó de Jovellanos; es decir, los sitios donde
se dá cita la aristocracia m a d r i l e ñ a , por-
que se h a b r á notado que en esto de ele-
g i r era m u y delicado el g u s t o de D. P e p i t o .
U n a vez en el paseo se h a c i a l u g a r en-
t r e las d a m a s y caballeros m a s e l e g a n t e s
y p a s e a b a con ellos.
E s indudable que era u n p a s e a n t e m a s .
E n el teatro recorría las localidades du-
r a n t e los intermedios, haciéndose p r e s e n t e
á sus a m i g o s .
¡Ya está aquí Don Pepito! decían de to-
das p a r t e s .
Y Don Pepito p a g a b a estas p r u e b a s de
efecto de la m a n e r a que podía; l a m i e n d o
las m a n o s y m e n e a n d o la cola.
Cuando Don Pepito calculaba que el telón
iba á descorrerse se colocaba en a l g u n a
b u t a c a , desde donde e s c u c h a b a con la m a y o r
atención los acordes y gorjeos de los m ú -
sicos y de los c a n t a n t e s .
C u a n d o t e r m i n a b a el espectáculo volvía
al cafe Suizo, p o r q u e él, que n a d a i g n o -
r a b a , sabia que todo el m u n d o cena después
del t e a t r o .
Don Pepito cenaba, y después de h a b e r
cenado se convertía en p e r r o . . . .
E s decir se subía sobre u n a silla, se en-
roscaba y e n t r e g á b a s e al reposo.
— 161 —
U n dia a q u e l p e r r o desapareció.
E r a i n d u d a b l e que á Don Pepito le h a b i a
sucedido u n a g r a n d e s g r a c i a . •
O h a b i a m u e r t o ó le h a b í a n r o b a d o .
O quizá se h a b i a reconciliado con s u casta,
•volviendo al m u n d o de los p e r r o s .
¡Quien sabe!
A q u e l perro t a n bonito como i n t e l i g e n t e
se fué de la m i s m a m a n e r a que v i n o .
Sin a n u n c i a r s e n i despedirse.
H o y a p e n a s se le r e c u e r d a .
Las neg ras alas del olvido se estienden
-

sobre su m e m o r i a .
¡Pobre Don Pepito!

11
EL MIRIÑAQUE.
(Apunlr\s hislóni-os.)

¿Quien dirá que esta p r e n d a tiene u n a


historia que se • pierde en la noche de los
tiempos?
Fig'uraos si será antig'ua. cuando u n cé-
lebre anticuario revolviendo u n dia por los
rincones de las catacumbas de R o m a , t r o -
pezó con a l g u n a s e s c u l t u r a s que r e p r e s e n t a -
b a n d a m a s r o m a n a s m u y ahuecadas, y cuyo
h a l l a z g o inspiró las s i g u i e n t e s reflexiones
al sabio en cuestión, que c o n s i g n ó en su
libro de m e m o r i a .
«Es indudable que las d a m a s r o m a n a s
de la a n t i g ü e d a d se a h u e c a b a n h a s t a u n
extremo que r a y a en lo inverosímil. Nues-
t r a s mujeres á su lado parecerían m a n -
g o s de sombrillas.»
Tales fueron los vuelos que tomó e l , m i -
r i ñ a q u e , que h a s t a las potestades de la
t i e r r a tuvieron que intervenir ó m e t e r la
tijera en el a s u n t o .
Hubo u n rey de A r a g ó n que en el año
de 1330 expidió u n decreto prohibiendo
llevar faldas de m a s de dos peumos de cola.
Veinte años _ después las o r d e n a n z a s de
— 163 —
Alcalá p r e v e n í a n lo propio, y en otra or-
d e n a n z a del s i g u i e n t e año se h a b l a de sa-
y a s de doce ó mas g i r o n e s .
E n 1415 se h a c e mención de s a y a s ver-
dugadas; u n bando m u n i c i p a l de 1475 pro-
hibía á toda mujer casada, v i u d a ó sol-
t e r a llevase en sus gonelas y d e m á s ropas,
perfiles de m a s de medio palmo de a n -
cho, como t a m b i é n semi-rHeles, nervios, lo-
mados, alhardillas y otros faralares de n o m -
b r e s t a n revesados como los dichos.
E s t e b a n d o fué confirmado por otro en
1478, con el apéndice de que n i n g u n a se
atreviera á llevar hábito en los flancos ó
a n e a s ; esto es albarda, albardina, pompa,
bullo ú otra especie de aforro cscesivo.
Después de aquellos aforros escesivos vi-
nieron de la moda en pos los rodeos, fri-
sados, repulgados,"gonelas, las s a y a s ver-
dugadas, el cordélate, el camelote, el ve-
lludo y la palmella.
E n 1520 h a c í a n furor las b a s q u i n a s pi-
cadas, s a y a s fruncidas, j u b o n e s estopados
j a q u e t a s de raja con m u c h o brahon y las
mar lo tas y albermias.
Mas t a r d e se hicieron l u g a r las estope-
sas, los roderos, las s a y a s emboladas, los
verdugados, las sotanas abolladas y los em-
borrosedores, afolladores, valones y triadas.
Y Cervantes en su Don Quijote habla de
damas de toldo, llevando su v e r d u g a d o con
broches y con entono.
L l e g a m o s al siglo X I X y nos en contra-
— 164 —
mos con el polisón-, la crinolina y el te
engañé, ó sean t r e s n o m b r e s distintos y
u n a sola cosa, el miriñaque.
Nuestros g o b e r n a n t e s , m a s t r a n s i g e n t e s
que los a n t i g u o s , no h a n t r a t a d o j a m á s
de p o n e r coto á las d e m a s í a s del miriña-
q u e ; el cual se h a recojido y d e s p l e g a d o
h a s t a lo infinito c u a n t a s veces le h a dado
la g a n a , merced á la dulce libertad de
que g o z a .
¿ D u r a r á m u c h o su reinado?
Difícil ó imposible es la contestación.
Opinamos, sin e m b a r g o ; que el m i r i ñ a -
que l l e g a r á al fin de los siglos con n o m -
b r e y forma distintos, s e g ú n los precep-
tos que la m o d a d e t e r m i n e , porque las m u -
j e r e s d e l g a d a s están en m a y o r í a en el m u n d o ,
y las mayorías son las que i m p o n e n s u
l e y á las m i n o r í a s , salvo escepciones.
MESA REVUELTA.

Todas las mujeres feas son a m a b l e s n e c e -


s a r i a m e n t e , p o r q u e si no lo fueran carecían
del no sé que que dijo un filósofo h a b i a
encontrado siempre en las h e m b r a s poco
favorecidas de la n a t u r a l e z a p a r a h a c e r s e
amar.
E s e misterioso encanto que se siente y
no se esplica, ese resorte por el cual el
hombre m a s admirador de la estética, de
la belleza visible, l l e g a á olvidarse de ella,
y á r e n d i r culto extremado á otra belleza
invisible; ese poder inmenso de que la m u -
j e r dispone p a r a h a c e r olvidar que es fea,
no es otra cosa m a s que amabilidad, ó sea
el único recurso de l l e g a r á p u e r t o .
Las mujeres bonitas no necesitan ser a m a -
bles p a r a a g r a d a r .
Y no obstante la belleza, y sobre todo
en este sexo, es u n a c a r t a de r e c o m e n d a -
ción, cuyo crédito d u r a poco.
La j u v e n t u d es la g l o r i a de las mujeres
y la vejez el infierno.
Si queréis que u n a m u g e r os odie, p r e -
g u n t a d l e c u a n t o s años t i e n e .
La mujer combate la vejez cena heroísmo
y se p l a n t a , por lo g e n e r a l , en los treinta,
como j u g a d o r de treinta y u n a .
— 166 —
A propósito de esta puerilidad femeuil h a
dicho lo s i g u i e n t e n u e s t r o poeta dramático
Bartolomé de Torres N a h a r r o :

No quiero ser descortés,


Pero asi me a y u d e Dios
Que creo que h a v e n t i t r e s
Que dices que h a s veintidós.

E l h o m b r e j u z g a á la m u g e r s e g ú n s u
edad.
P a r a el j o v e n la mujer es u n a flor que
embellece el camino de la v i d a .
P a r a el h o m b r e g a s t a d o es la g l o r i a de
los ojos, el p u r g a t o r i o del a l m a y el i n -
fierno del bolsillo.
P a r a el viejo u n a m a r g u í s i m o r e c u e r d o .
¿Y que es el h o m b r e p a r a la mujer?
O i g a m o s á Bretón de los H e r r e r o s :

¿Porqué t u s desdenes llora


La que con paciencia s a n t a ,
Cuando niño te a m a m a n t a ,
Y cuando j o v e n te adora,
Y c u a n d o viejo te a g u a n t a ?

P a r a concluir diremos que si a l g o p u e d e


h a b e r en el m u n d o mejor que u n a m u j e r
s o n . . . . dos m u j e r e s .
— 167 —

APUNTES DE UN BEBEDOR.

Beber es lo primero que hacemos, des-


pués de llorar, al venir al m u n d o .
La vida debe pasarse a tragos, dijo u n
contemporáneo de E p a m i n o n d a s , y dijo u n a
verdad como u n a tinaja tobosina.
La n a t u r a l e z a justifica esta opinión.
Los vejetales necesitan p a r a vivir beber
de la t i e r r a el j u g o que en s u s cariñosas
entrañas encierra.
La industriosa abeja bebe de las ñores el pre-
cioso jug o con que fabrica la m i e l ' y la cera.
-

La lluvia es el resultado de u n a bebida.


H a s t a la ciencia se bebe en los b u e n o s libros.
P a r a c a l m a r los pesares del alma, el m e -
jor medio es a h o g a r l o s . . . . bebiendo porque
nadie se ahog'a en seco.
T a m b i é n puede u n o a h o g a r s e a g u a n t a n d o
la respiración: pero antes es preciso h a b e r
bebido h a s t a las heces el cáliz de la a m a r -
gura.
P o r q u e es de advertir que no siempre
se beben cosas a g r a d a b l e s .
La n a t u r a l e z a , cuando existe, vive p o r -
que bebe.
E s t a es u n a v e r d a d bebida en los ana-
les de la ciencia.
P u e s señor, bebamos.
— 168 —

LAS APARIENCIAS.

Los que formulan sus juicios por las e x -


terioridades, están espuestos las m a s de las
veces á i n c u r r i r en equivocaciones m a g n a s .
No siempre lo que parece es; no todo lo
que reluce es oro: lo que m a s b r i l l a en
este m u n d o suele ser lo que menos vale,
de m a t e r i a m a s deleznable.
Dicen que la careta fué i n v e n c i ó n de
los chinos, porque h u b o u n tiempo en que
los hijos de Confucio leian en la cara los
secretos m a s escondidos del a l m a . ¡Bendita
g e n t e y benditos tiempos! E n los n u e s t r o s
empleamos el antifaz ú n i c a m e n t e en los
bailes de C a r n a v a l , donde se e n g a ñ a á s a -
b i e n d a s , p o r q u e por fortuna ó por d e s g r a -
cia, los h o m b r e s del siglo X I X p u e d e n
presentarse con s u rostro descubierto, sin
t e m o r de que por él se a v e r i g ü e lo que
son y lo que p i e n s a n .
Y eso que n u e s t r a época es u n a v e r d a -
d e r a m a s c a r a d a , donde las cosas y los hom-
bres no son lo que p a r e c e n , a u n q u e parecen
lo que no son con propiedad maravillosa.
P e r o como en n u e s t r o s dias suceden m a s
cosas en u n m i n u t o que en u n año en
tiempo de n u e s t r o s abuelos, no le tenemos
p a r a i n v e s t i g a r la v e r d a d .
—169 —
P o r ejemplo llamamos por activo al que
a n d a m u y de prisa por las calles, a t r e -
pellando á todo el m u n d o , sin p a r a r n o s á
a v e r i g u a r si aquella actividad de p i e r n a s
p r o v e n d r á del poco peso del cerebro.
L l a m a m o s rico al que e s t r e n a todos los
dias u n traje y cada mes u n t r e n sober-
bio, sin a v e r i g u a r si su sastre y el cons-
t r u c t o r de coches dicen lo m i s m o .
L a risa la conceptuamos siempre fiel es-
presion del contento, sin reflexionar que

«Risas h a y de Lucifer,
risas p r e ñ a d a s de h o r r o r ,
que en n u e s t r o m e z q u i n o ser,
como su risa el placer,
tiene su risa el dolor.»

U n apretón de m a n o s vale tanto á n u e s -


tros ojos como u n a m i g o , sin atender á
que manos lesa el liomhe que quisiera ver
cortadas.
Al que h a b i t a en palacios le l l a m a m o s
feliz, sin t o m a r n o s antes el trabajo de ha-
cer u n a escursion por los aposentos de su
conciencia.
Al que h a b l a en términos altisonantes
y m u y a m e n u d o de si mismo, le l l a m a -
mos h o m b r e de ciencia, h o m b r e de p r o -
vecho, olvidando por completo que cuanto
mas rica es la espiga en fruto, tanto mas
se inclina á tierra.
— 170 —
E n este m u n d o las apariencias valen tanto
como las realidades.
El charlatanismo tiene h o y su culto y
sus ministros, y el incienso que se q u e m a
en sus altares ofusca n u e s t r a razón y nos
impide verlo con los ojos del raciocinio.
Pero si a l g ú n dia l l e g a el sentido c o -
m ú n á revelarse contra t a n t i r á n i c a opre-
sión, será de ver entonces á miles de loa-
ros derretírseles la cera de sus alas p o s -
tizas, y v e n i r al suelo desde la a l t u r a
adonde n u n c a debieron subir, en medio de
la rechifla de las g e n t e s .
HISTORIA DE UN BEJUCO.

Nací á la orilla de u n rio, y la nece-


sidad de los h o m b r e s me condujo a P a r í s .
Allí u n famoso bastonero m e tapó las
viruelas de la c a r a y e m b a d u r n ó m e de ar-
riba abajo con u n brillante barniz de color
de chocolate.
Después de esta operación m e colocó e n
la cabeza u n cuerno de la a b u n d a n c i a de
marfil, y s e g u i d a m e n t e u n a c o n t e r a de lo
mismo.
Y cátate al h u m i l d e hijo de la Oceanía
convertido en e l e g a n t e b a s t ó n , con h o n o r e s
de c a ñ a de I n d i a s , merced á la i n d u s t r i a
francesa.
Así trasformado m e empapelaron y m e -
tieron en u n cajón con otros c o m p a ñ e r o s .
C u a n d o abrieron mi prisión y respiré en
otra atmósfera, u n a sospecha m e asaltó
súbitamente.
Aquel aire tibio y e m b a l s a m a d o , aquel sol
ardiente y diáfano no m e e r a n d e s c o n o -
cidos....
H a b i a tornado al pais que me vio n a c e r .
E s t a b a en Filipinas.
Yo no podia esplicarme el p o r q u é m e
entristecía, en vez de a l e g r a r m e , la vuelta
á mi p a t r i a .
— 172 —
Después he comprendido que aquella t r i s -
teza fué u n presentimiento del corazón que
pocas veces se e n g a ñ a / . . .
A l g u n o s dias m a s t a r d e f i g u r a b a en el
e s c a p a r a t e de u n a tienda de la Escolta.
¡Oh cuantos insultos sufro al cabo del
dia!
Mi plebeyo o r i g e n es descubierto á cada
jmso á p e s a r de mis afeites.
H a y p e r s o n a s que se m e a c e r c a n atraí-
d a s por los p r i m o r e s de ejecución de m i
c a s q u e t e ; p e r o al v e r que no t e n g o lomo
y la redondez de mis formas, « g u a r d a P a -
blo, dicen; y a conocemos á usted no obs-
t a n t e su disfraz, señor bejuco,» y se m a r -
c h a n a r r o j á n d o m e con desden en l a b a s -
tonera.
Otros, de peores i n t e n c i o n e s , m e h i n c a n
l a u ñ a u n a y cien veces, esclamando con
u n a risita que m e destroza: «bejuco l e g í -
timo; v a y a s e á P a r í s que allí no le co-
nocen y p o d r á f i g u r a r . »
¡Ah! tienen r a z ó n : nadie es profeta en
su t i e r r a .
LA GALLE DE SEVILLA.

H a y u n a calle ó mejor dicho callejón e n


la villa del oso y el madroño, á la que se
conoce con el n o m b r e que sirve de epígrafe.
Este callejón ofrece u n aspecto m u y pa-
recido, a u n q u e m a s v a r i a d o , que el q u e
p r e s e n t a b a la P u e r t a del Sol, allá por los
años de g r a c i a de 1850.
La calle de Sevilla es el Istmo de S u e z
que pone en comunicación las de Alcalá
y C a r r e r a de S a n Gerónimo, que son las
dos vias m a s h e r m o s a s y aristocráticas d e
Madrid.
F e a , m e z q u i n a , p r i v a d a h a s t a de los r a -
yos del sol, la calle de Sevilla es sin e m -
b a r g o , u n sitio d i g n o de observación.
Con su rótulo colgado del cuello, y s u
vestimenta de colores a b i g a r r a d o s , p a r e c e
como que p r e g u n t a á los t r a n s e ú n t e s :
—¿Me conocéis?
Apesar de su raquítico cuerpo y de s u
siniestra fisonomía, se d e s e n v u e l v e n sobre
su flaquísima p e r s o n a m i l i n d u s t r i a s y m i l
industriales, que forman d u r a n t e todo el
dia y la n o c h e u n a s u n t o d i g n o del p i n -
cel de Goya y del espíritu observador de
El Curioso Parlante.
N u e s t r a i m a g i n a c i ó n , algo fantástica, con-
—174 —
vierte esos vivientes en otros tantos g u -
sanos roedores que se ceban en u n c a d á v e r .
¡Un cadáver!
D e n t r o de poco tiempo lo será la calle
de Sevilla.
S u a g o n í a es l e n t a y dolorosa.
El ornato público, a r m a d o de afiladas ti-
j e r a s , se p r e p a r a á cortar el hilo de su
existencia. (1)
P o r eso y o , antes de que la h i s t o r i a es-
criba el fatídico aquí fué, quiero dejar á
las g e n e r a c i o n e s v e n i d e r a s u n retrato que
se p a r e z c a a l g o al o r i g i n a l . -
Empecemos nuestra tarea.
E n esta calle existe el famoso Café Suizo.
Apesar de su aristocrático porte; este
café no se e n c u e n t r a d i s g u s t a d o de verse
en a q u e l sitio.
E l espíritu de igualdad, p e n e t r a en t o -
das p a r t e s .
Notorio es a d e m á s , que los desocupados
son la g e n t e que con m a s frecuencia o c u -
p a n los cafés, y si los h a y en aquella calle
lo s a b e n mejor que nadie los señores 11a-
lossi, Fanconi y compartía dueños del con-
sabido establecimiento.
Si la calle de Sevilla h u b i e r a existido
con su fisonomía actual cuando el chispeante
Mesonero R o m a n o s escribía sus deliciosos
artículos de c o s t u m b r e s de Madrid, n a d a

(]) Asi se d e c í a c u a n d o fué e s c r i t o esto artículo


en 1866.
— 175 —
t e n d r í a m o s que decir de ella porque él lo
h a b r í a dicho todo.
Pero como esto no ha sido posible, sere-
mos perfectamente o r i g i n a l e s , como diría,
a u n q u e dijese m a l , cierto h o m b r e político
contemporáneo.
V a m o s , p u e s , ,á dibujar u n cuadro ori-
g i n a l que, por falta de copias, no t e n d r á ,
en lo m a l o , á quien p a r e c e r s e .
A c u a l q u i e r a h o r a del dia y de la n o -
che que atravesemos la calle de Sevilla,
siempre veremos lo s i g u i e n t e :
Allí u n corro de g e n t e de c u e r n o s , v u l g o
toreros, h a b l a n d o de las peripecias del
oficio, de sus ajustes y de sus e s p e r a n z a s .
Mas allá otro de actores dramáticos p a r a
los que no h a y en el m u n d o ni e m p r e s a -
rios ni público que c o m p r e n d a n su t a l e n t o ,
que van á sepultar sus g r a n d e s dotes en
los teatros de C h i n c h ó n ó L e g a n é s , p o r -
que así lo quiere su m a l a estrella.
Un poco m a s lejos u n g r u p o de litera-
tos, c u y a s producciones h a c e n estremecer
en sus sepulcros á Calderón y Moreto y
las cuales solo sirven de algo en u n a tienda
de g é n e r o s u l t r a m a r i n o s .
Cerca de estos, por razón de p a r e n t e s c o ,
se e n c u e n t r a siempre a l g u n o de periodistas
y políticos,- que hacen artículos y política
al aire libre, y que el aire se lleva con
g r a n contentamiento del sentido c o m ú n .
Y observándolo todo, viéndolo todo, a p r o -
vechándolo todo, g r u p o s de industriales de
— 176 —
siniestra c a t a d u r a , m u y cuidadosos de los
descuidos á g e n o s .
P o r medio de estos diversos g r u p o s a t r a -
viesan de cuando e n c u a n d o , r e p a r t i e n d o
á diestro y siniestro codazos soberanos, y
b u s c a n d o los de la m o n e d a , esas c r i a t u r a s
que l l a m a n del mundo y á las que s e p a r a
u n a l e t r a no m a s de otra clase m u y r e s -
petable.
Viejos y g r a n u j a s que v e n d e n l a Corres-
pondencia.
S a b o y a n o s que t o c a n el o r g a n i l l o .
Ciegos que c a n t a n canciones de color
subido, acompañados de la g u i t a r r a .
Chicos m u g r i e n t o s y descalzos que ven-
d e n la fortuna en forma de billetes de
lotería.
Vendedores de a g u a y fósforos.
Modistas que v a n á sus talleres ó que
v u e l v e n de ellos, con sus correspondientes
adoradores, firmes u n o s y otras como p u n -
tos de h i l v á n .
E s t u d i a n t e s que no e s t u d i a n .
Gallos que pollean.
Pollos que g a l l e a n , y que no tienen g allo -

que les c a n t e .
D e s o c u p a d o s . . . . que hacen tiempo.'
Bolsitas sin bolsa.
Comerciantes sin crédito.
Todo esto y m u c h o m a s veis en la calle
de Sevilla.
Todo esto, con el discorde a c o m p a ñ a m i e n t o
de voces que p r e g o n a n cosas distintas, de
canciones, de j u r a m e n t o s , de risas, de q u e -
j a s y de estraño r u i d o , que convierten en
u n rerdaieropandemoninmla calle de Sevilla.
Todas las i n d u s t r i a s y todos los vicios
están en ella r e p r e s e n t a d o s .
El h o m b r e licencioso se e n c u e n t r a allí
como en su propia casa.
N a d a e c h a r á de m e n o s .
La calle de Sevilla es en este p a r t i c u -
lar u n evidente p r o d i g i o .
Tiene cafes y fondas, t a b e r n a s y casas
de j u e g o , p r e s t a m i s t a s y a r m e r o s .
Podéis p u e s , sin salir de su r e c i n t o , em-
b r i a g a r o s , pedir prestado, j u g a r , perder y
levantaros la t a p a de los sesos.
E s u n a calle, en fin, sin pies n i cabeza.
E n cambio tiene b r a z o s .
Estos brazos son los callejones de Gita-
nos y de Sevilla.
Los brazos son d i g n o s del cuerpo.
Colgadas de ellos, como nidos de g o l o n -
d r i n a s , viven allí seres d e s g r a c i a d o s , c u y a s
sonrisas son l a careta de u n a felicidad
mentida.
A t r a v é s de ese antifaz puede leerse en
sus rostros, h e r m o s o s casi siempre, la h i s -
toria de su presente y de su p o r v e n i r .
D e g r a d a c i ó n h o y ; miseria m a ñ a n a .
P á g i n a triste escrita con l á g r i m a s .
¡Felices mil veces si las ú l t i m a s son de
arrepentimiento!
E l dios del siglo, el oro, tiene t a m b i é n
su representación en esta calle.
12
— 178 —
P e g a d o s en la pared de su e s t ó m a g o se
ostentan a n u n c i o s g i g a n t e s c o s de socieda-
des de crédito, que ofrecen el mil por u n o
con las m a y o r e s g a r a n t í a s .
¿Quien es pobre hoy?
¿Quien lo será m a ñ a n a ?
H a b r a m o s p u e s n u e s t r o corazón y n u e s -
tros bolsillos á t a n a l h a g ü e ñ a e s p e r a n z a .
E l espíritu de asociación viene á visitar-
nos bajo distintas formas.
La fortuna se nos m e t e en casa.
E s t a calle tiene sus p u n t a s de coqueta.
P r e t e n d e suavizar los duros r a s g o s de su
fisonomía con puestos de flores que ofrecen
al público, por su dinero, bellas floristas.
Pero se h a observado que p i e r d e n m u y
p r o n t o su lozanía aquellas h e r m o s a s hijas
de m a y o .
Y es que no n a c i e r o n las flores p a r a
la calle de S e v i l l a . . . n i las floristas b o -
nitas tampoco.
Dios libre á estas de u n m a l paso y á
nosotros no nos olvide cuando p e n e t r e m o s
en ella.
— 179 —

EL SIGLO DE ORO.

¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos


en Manila, á quienes los a n t i g u o s pusie-
ron n o m b r e de clorados, y no p o r q u e en
ellos el oro que en n u e s t r a edad de bambolla
t a n t o se estima se alcanzase sin f a t i g a al-
g u n a , sino p o r q u e entonces h a b i a pocas ne-
cesidades y se desconocían otras que h o y nos
p e r t u r b a n y empobrecen! E r a n e n aquella
s a n t a edad todas las cosas de sus dueños;
pero á nadie le era necesario p a r a alcan-
zar su ordinario sustento y a u n p a r a vi-
vir h o l g a d a m e n t e echar el a l m a por la
boca; no señor. Si era empleado, con tres
h o r a s de oficina, d e ocho á once, salía del
paso; si a p r e t a b a n los calores se r e d u c í a n
estas á dos, porque la conservación del in-
dividuo y la comodidad e r a n cosas que se
t e n í a n en m u c h o aprecio. ¡Oh como cono-
cían aquellos p r u d e n t e s v a r o n e s el pais
donde vivían! Después de cumplir con s u
cometido, retirábase el funcionario á su casa,
donde le esperaba el tónico b a ñ o prepa-
rado con solícito esmero por el fámulo de
confianza; t e r m i n a d a esta operación, en que
i n v e r t í a u n a horita, se s e n t a b a m a s fresco
que u n a l e c h u g a á t o m a r la s u c u l e n t a sopa
solo ó acompañado, que rociaba con u n o
— 180 —
que otro t r a g u i t o de vino que entonces
costaba u n ojo de la cara, concluyendo
t a n precisa operación con encender u n a
trompetilla, ú n i c a m e n a tabaquil conocida
entonces, pero que sin t a n t o s titulillos como
los presentes, que n a d a significan, era de
l e g í t i m a procedencia c a g a y a n a ; y c u a n d o
se perdía en el espacio la ú l t i m a b o c a n a d a
de su azulado h u m o , se e c h a b a sobre el
fresco petate á descansar de las t a r e a s ofi-
cinescas. A las cuatro de la t a r d e desper-
taba, p a s a n d o del catre á ocupar u n a pol-
t r o n a , medio soñoliento, en u n o de cuyos
brazos colocaba su r u t i n a r i o servidor el
consabido chocolate que a p u r a b a p a u s a d a -
m e n t e sorbo á sorbo a n e g á n d o l o con u n
respetable vaso de a g u a de S a n J u a n del
M o n t e . . . . ¡Ah! la boca se nos hace í d e m
al recordar t a n p a t r i a r c a l e s c o s t u m b r e s . E n
esta operación y en la de acicalarse i n -
vertía u n a h o r a y á las cinco salía á to-
m a r el fresco en su carruag'e de muelles
de„C. tirado por dos briosos moros, cuyo
valor, incluso el vehículo, era el de ciento
c i n c u e n t a pesos, p u e s no costaba m e n o s
u n t r e n de lujo, y eso que los aurig'as
iban vestidos de l a m i s m a m a n e r a que el
cocinero ó el zacatero, traje, que a d e m á s
de cómodo, e r a económico en sumo g r a d o .
Si era comerciante, con comprar á dos
y v e n d e r á cuatro se h a c í a u n Creso á
la v u e l t a de media docena de años, cosa
facilísima i n t e r e s á n d o s e en las espediciones
— 181 —
a n u a l e s de la célebre nao de Ácapulco. ó
trasladándose á c u a l q u i e r a de las p r o v i n -
cias del a r c h i p i é l a g o , p a r a lo cual no n e -
cesitaba contar con capital propio p o r q u e
h a l l a b a el a g e n o fácilmente y á veces sin
interés.
Todo e r a paz, todo concordia, todo amis-
t a d . E n t o n c e s si que e r a n de ver las ale-
g r e s espediciones á Paco, á la E r m i t a y
á P a s i g , y a en b a n c a ó en c a r r u a g e , y a á
pié ó á caballo, donde t a n t a confianza y
a l e g r í a r e i n a b a n ; aquello era divertirse;
aquello era sacar partido de los e n c a n t o s
que ofrece la h e r m o s a n a t u r a l e z a de este
pais y amoldarse á las c o s t u m b r e s . . . .
¡Ah n u e s t r o s abuelos e r a n g e n t e que lo
entendían!
La moda, esa p e r e g r i n a deidad t r a s p i r e -
naica, t a n i n c o n s t a n t e como h e r m o s a al
decir de sus adeptos, no se h a b i a a t r e -
vido á visitar las r i v e r a s del caudaloso y
cristalino P a s i g temiendo ser d e r r o t a d a , n i
el insoportable frac y el t i r a n o sombrero
de copa alta á ejercer su dominio en las
a b r a s a d a s r e g i o n e s que M a g a l l a n e s descu-
brió m a s que en contados actos de etiqueta,
ó cuando se recibían noticias de E s p a ñ a
después de t r e s años, concluidos los c u a -
les e r a n arrojados con h o r r o r en el fondo
de u n b a ú l , donde p e r m a n e c í a n cubiertos
de h u m e d a d y de polilla h a s t a que las
c a m p a n a s r e p i c a b a n g o r d o , como suele
decirse.
— 182 —
El traje diario era el blanco, y los do-
m i n g o s y fiestas de g u a r d a r se u s a b a el
chaleco, única alteración notable que se
introducía en la v e s t i m e n t a . E n esta forma
t a n cómoda, tan fresca y t a n a l e g r e se
presentaba uno en las r e u n i o n e s de m a s
alto copete, y como era el traje admitido
y g e n e r a l i z a d o , es escusado decir que n o
causaba e s t r a ñ e z a ni se criticaba.
¿Qué dirían pues si nos viesen aquellos
castellanos t a n filósofos, t a n cachazudos y
t a n conocedores del pais que h a b i t a b a n ^
¿Qué dirían si nos vieran cubiertos de p a ñ o
de pies á cabeza; el cuello oprimido e n t r e
u n a s a l m i d o n a d a s tirillas y con el consa-
bido apéndice cilindrico en la cabeza? D i -
r í a n que Filipinas se h a b i a alejado de la
línea equinoccial, ó que estábamos chiflados.
Desaparecieron aquellos tiempos dichosos
y vinieron otros ¡cuan distintos! D e s a p a -
recieron las costumbres cómodas y a p a c i -
bles y vinieron otras de c o n t i n u a a g i t a -
ción, que nos h a c e n bullir y a r r e m o l i n a r -
nos, como enjambre de abejas alrededor
del p a n a l , y p e r d e r el tiempo y la p a c i e n -
cia en felicitaciones y pésames, bailes y
convites de etiqueta, presentaciones y ofre-
cimientos; con las demás fórmulas sociales
de que es t a n pródigo el siglo X I X , y
que solo nos dejan tiempo p a r a vestirnos
y desnudarnos.
— 183 —

LA PATTI.

«La P a t t i h a llegado á Madrid.»


«Anoche tuvimos el g u s t o de ver á la
P a t t i en u n palco del teatro de J o v e l l a -
nos»
«No es cierto que la P a t t i h a y a llegado
á Madrid»
Tenemos la satisfacción de a n u n c i a r que
la P a t t i llegó anoche.»
¡Llegó la Patti!
¡Ya está en Madrid!
¡Qué dicha!
¡Qué fortuna!
Y saboreando la ú l t i m a de estas n o t i -
cias de La Correspondencia, c i e r r a n los ojos
los h a b i t a n t e s de Madrid, y se e n t r e g a n
al m a s dulce de los s u e ñ o s .
P o r q u e l a P a t t i es la realidad m a s s e -
ductora que puede ofrecerse á los m o r -
tales.
H a b l a d n o s h o y de complicaciones polí-
ticas.
P i n t a d n o s el p o r v e n i r sombrío y a m e -
nazador.
Decidnos que c a m i n a m o s sobre u n volcan.
I n ú t i l empeño; tiempo perdido.
N u e s t r o p e n s a m i e n t o lo vé h o y todo de
color de rosa.
— 184 —
E s t a m o s bajo la protección de u n g e n i o
dulcísimo, cuyo espíritu embellece n u e s t r a
existencia.
E s t e g e n i o es la Adelina P a t t i .

E n sus h e r m o s o s ojos brilla la inspira-


ción .
E n su rostro pálido y bello resplandece
la t e r n u r a .
Cuando canta, el arte y el s e n t i m i e n t o
se confunden.
No h a y medio de d i s t i n g u i r u n a cosa
de otra.

E l recuerdo de u n a noche estremece


n u e s t r o corazón.
E l teatro Real estaba d e s l u m b r a d o r .
¡Cuanto oro! ¡Cuanta majestad! ¡ C u a n t a
j u v e n t u d se v e i a n en todas p a r t e s !
E l p e n s a m i e n t o apenas podía a b a r c a r n i
c o m p r e n d e r el conjunto de semejante c u a d r o .
S u s alas se p l e g a b a n fatigadas de a d -
miración.
Aquella realidad escedía á lo m á s f a n -
tástico que p u d i e r a h a b e r creado la i m a -
g i n a c i ó n a r r e b a t a d a ' de u n p i n t o r ó de
u n poeta.
E r a u n sueño delicioso en medio de
l a perfecta p l e n i t u d de n u e s t r o s sentidos.
Veíamos el a m o r y la j u v e n t u d en to-
dos los corazones y en todos los ojos.
— 185 —
Aspirábamos el delicioso perfume que i m -
p r e g n a b a el aristocrático coliseo.
E s t r e c h á b a m o s la m a n o de la mujer a m a d a .
É Íbamos á oir las deliciosas a r m o n í a s
de u n a m ú s i c a indefinible, i n t e r p r e t a d a de
u n a m a n e r a desconocida.
¿No recordáis esa dulcísima .inspiración
de Bellini que se l l a m a La, Sonámbula?
¿Donde buscó el melancólico músico las
celestiales melodías de su partitura'?
Los g e n i o s s u e ñ a n á veces y a d i v i n a n
lo que oculta entre sus p l i e g u e s el p o r v e n i r .
Sin d u d a Bellini adivinó á la Patti cuando
escribía la Sonámbula.
Pero la P a t t i comprende el g e n i o de
Bellini, p e n e t r a en él, u n o su genio al
s u y o , y se confunden y se estrechan p a r a
formar u n o solo

La hemos oido y admirado en esa otra


p a r t i t u r a que se l l a m a el Barbero de Se-
villa.
H a y u n a i n m e n s a distancia e n t r e el g é -
nero de a m b a s m ú s i c a s .
Pero el genio de la P a t t i todo lo abarca.
L a flexibilidad de su talento es u n a de
s u s m a s bellas cualidades.
Por eso lloramos con ella en la Sonám-
bula y en Lucia; por eso reimos con ella
en el Barbero y en el Don Pascuale.
Y es que cuando la oimos no somos no-
sotros, somos ella.
— 186 —
E l l a que nos s u b y u g a con el influjo de
su m á g i c o t a l e n t o .
E l l a que p e n e t r a en nosotros p a r a h a -
cernos sentir lo que ella siente.
¡Poder del g e n i o !

¡Qué hermoso debe p r e s e n t a r s e el m u n d o


á los ojos de la Adelina P a t t i !
Soñar con la g l o r i a , con los triunfos del
arte y ver convertidos esos sueños e n
realidad.
Acudir á u n teatro resplandeciente de
belleza y de fausto y d o m i n a r todos los
corazones.
M a n d a r allí como r e i n a .
Ver la risa en todos los semblantes c u a n d o
ella rie.
Ver las l á g r i m a s en todos los ojos c u a n d o
ella llora.
C a m i n a r por u n a s e n d a cubierta de flores.
Gozar de ovaciones y r i q u e z a s .
R e u n i r bellezas de a l m a y de cuerpo.
Y c o n t a r 2 2 años!!
UNA FIESTA EN CAVITE.

Varios a m i g o s p l a t i c a b a n en u n a casa
i n m e d i a t a al muelle de San Gabriel haciendo
tiempo (1) á que el v a p o r que los h a b i a
de conducir á la fiesta de Cavite l l e g a s e
al e m b a r c a d e r o .
U n o de ellos, de m a s edad, y cuyo traje
r e v e l a b a que no era espedicionario, reíase
de los cálculos que h a c í a n sus compañe-
ros de pasar u n a s c u a n t a s h o r a s de g r a t o
solaz en S a n R o q u e .
E s t a risita i n c r é d u l a y b u r l o n a llamó la
atención de los a l e g r e s j ó v e n e s , los c u a -
les i n t e r p r e t á n d o l a fielmente y dándole s u
v e r d a d e r a significación, le p r e g u n t a r o n si
creía imposible que p u d i e r a n realizarse s u s
cálculos.
— ¡Vayanse al diablo las fiestas, les c o n -
testó. Si todos p e n s a r a n como yo, c o n c u r -
ridas e s t a r í a n . Fiestas, las q u e p u e d a n verse
desde el balcón de m i casa ó de l a casa
del vecino y g r a c i a s !
— P e r o h o m b r e ¿por qué manifiesta V .
aversión á lo q u e por r e g l a g e n e r a l g u s t a
á todo el m u n d o ?
— E l mundo lo forman V d s . con cuatro

(í) Industria española, no conocida en otros países.


personas que no conocen lo que es y lo
que d a de sí eso que por mal n o m b r e se
l l a m a fiesta, y el porqué de mi r e p u g n a n -
cia á ellas podría demostrarlo f u n d a d a m e n t e
con la relación de mil casos que omito por
n o molestarlos; pero les referiré u n o que
recuerdo perfectamente, p o r q u e luce en él
el papel de víctima.
F i g ú r e n s e que animado de los mejores
deseos de d i v e r t i r m e , como Vds. lo están
a h o r a , m e e m b a r q u é con otros compañe-
ros en u n guilalo, que entonces no h a b i a
v a p o r e s , l l e g a n d o al puerto de Cavite des-
p u é s de cuatro h o r a s de u n viaje divino;
donde no faltó n a d a de lo que p u e d e su-
ceder en u n a t r a v e s í a de esta especie, p u e s
t u v i m o s calma chicha; u n incendio á con-
secuencia de h a b e r s e inflamado en la c o -
cina la m a n t e c a que contenia u n a s a r t é n ;
la caida de u n h o m b r e al ag'ua que fe-
lizmente p u d o recojerse, libre de los dien-
tes de los t i b u r o n e s y por último, la r i ñ a
del p a t r ó n con u n viajero, sobre si este ha-
bia ó no p a g a d o su p a s a g e .
F u i m o s á alojarnos á casa de u n amig'O
y la e n c o n t r a m o s i n v a d i d a por quince in-
dividuos que h a b í a n llegado la noche a n -
terior. Esto no m e g u s t ó . Hacia u n calor
insufrible porque las habitaciones e r a n m u y
reducidas p a r a t a n t a familia. E l a l m u e r z o
fué animado merced á las frecuentes liba-
ciones de los convidados, y á h a b e r echado
el anfitrión la casa por la v e n t a n a : la co-
— 189 —
mida no lo fué t a n t o , porque faltaba la e s -
puela del apetito y s o b r a b a cansancio, pero
después de todo esto empezaron á m e n u -
dear sobre mi m a s molestias que sobre Don
Quijote a v e n t u r a s . Yo que soy aficiona-
dísimo á e c h a r la siesta después de comer,
tuve aquel dia que r e n u n c i a r á ella por
no h a b e r sobre q u é . A d v i e r t a n Vds. que
éramos veinte y h a b i a seis catres en la
casa: catorce t e n í a n n e c e s a r i a m e n t e que
acostarse en el suelo, y yo no estoy acos-
t u m b r a d o á hacerlo en u n lecho tan d u r o .
Por la tarde fuimos á ver la procesión,
pero ¿ cómo h a b i a d.e divertirse el hijo de
mi m a d r e , cuando se h a l l a b a p r e o c u p a d í -
simo, devanándose los sesos en discurrir
el medio de proporcionarse u n a cama donde
d o r m i r ? . . . Pero como en donde no h a y no
se puede sacar, y yo no t e n í a conocidos
en Cavite, no t u v e m a s remedio que for-
r a r m e de paciencia de pies á cabeza, é
inclinar la m i s m a ante la ley del destino
que asi disponía las cosas.
¡ Oh que noche, a m i g o s m i o s ! H á g a n s e
c a r g o que t u v e que acostarme en el suelo;
que u n a legión de diablos metamorfosea-
dos en mosquitos volaban á mi alrededor
como los cuervos sobre el cadáver de u n
borrico; que sus bocinas a t u r d í a n mis oídos
é i r r i t a b a n m i s a n g r e , y que sus aguijo-
nes a g u j e r e a b a n m i cara, mis m a n o s y
todo lo que podían, y figúrense Vds. por
último, que como dormíamos diez ó doce
— 190 —
en u n a h a b i t a c i ó n p e q u e ñ a , respiraba en
u n a atmósfera de f u e g o .
Yo me a h o g a b a ; cogí m i a l m o h a d a de-
bajo del b r a z o . y me estacioné en u n cor-
redor donde h a c i a m e n o s calor, pero allí
m e siguió la famélica t u r b a ; e r a u n a p r e s a
á la que no r e n u n c i ó en toda la n o c h e ;
se conoce que t e n í a h a m b r e a t r a s a d a
¡ Maldición !
Por fin rendido del continuo t e g e m a n e j e
y después de mil vueltas y revueltas el
dios Morfeo, a m i g o de los d e s g r a c i a d o s ,
se apoderó de mi y me quedé p r o f u n d a -
m e n t e dormido.
Cuando desperté era y a m u y e n t r a d o el
dia. Me r e s t r e g u é los ojos, estiré los bra-
zos y salí del corredor, e s t r a ñ á n d o m e el
silencio que r e i n a b a en la casa, silencio
que m e esplicó el dueño de ella dicién-
dome que los convidados se h a b í a n e m b a r -
cado h a c í a tiempo p a r a Manila después de
h a b e r m e buscado, y que no tenía m a s
remedio que espe.rar h a s t a el dia s i g u i e n t e
en que saldría otro g u í l a l o .
N u e v o contratiempo que no estaba en
mis libros. A u n q u e m e acosté en b u e n a
c a m a no pude dormir pensando en lo
que diría y h a r í a mi g'efe por h a b e r m e
escedido de la licencia, y en lo que m i
mujer s u p o n d r í a de la t a r d a n z a .
P o r fin al s i g u i e n t e dia l l e g u é á Manila
con la m i s m a ropa que s a q u é , p o r q u e h a n
de saber Vds. que m i saco de noche se
— 191 —
lo llevó e q u i v o c a d a m e n t e el criado de u n
a m i g o , como supe a l g u n o s dias después.
Mi gefe m e h a b i a m a n d a d o l l a m a r ocho
veces, y como no acudí al l l a m a m i e n t o ,
j u z g ó oportuno e l i m i n a r de mi p a g a l a
cantidad correspondiente á q u i n c e dias. Mi
costilla m e recibió con u n a c a r i t a de p a s -
cua que y á , p o r q u e como las p i c a d u r a s
de los cínifes se c o n s e r v a b a n i m p r e s a s en
m i rostro, y como mi equipaje a u n no
h a b i a parecido, dedujo de todo ello que s u
caro esposo se habia dedicado en Cavite
á l a caza de g a n g a s ó á t i r a r de la
oreja á J o r g e .
Vean V d s . queridos a m i g o s , si t e n g o
razón p a r a l a m e n t a r m e y r e n e g a r de esas
funciones que t a n t o c e l e b r a n .
— E f e c t i v a m e n t e tiene V. r a z ó n , pero
todos esos percances ó la m a y o r p a r t e se
e v i t a r í a n fácilmente.
—Veamos.
—Estableciendo u n a fonda d e s a h o g a d a
y decente, cuyo fondista se contentase con
retribuciones m o d e r a d a s . Asi se l o g r a r í a
que la c o n c u r r e n c i a fuera m a s n u m e r o s a
que lo es a h o r a , p o r q u e m u c h a s p e r s o n a s
r e n u n c i a n á echar una cana al aire por no ha-
b e r p u n t o donde alojarse con i n d e p e n d e n c i a .
P e r o en esto el v a p o r a n u n c i ó su par-
tida, y n u e s t r o s j ó v e n e s a b a n d o n a r o n la
estancia, contentos como u n a s p a s c u a s ,
sin acordarse de que h u b i e r a en el m u n d o
malas c a m a s y mosquitos.
— 192 —

LA ZARZUELA SE YA.

Hace quince ó diez y seis años que apa-


reció en l a escena de u n teatro de Ma-
drid cierto g é n e r o melodramático bajo el
n o m b r e de Zarzuela. E l título de la pri-
m e r a producción fué, si mal no r e c o r d a -
mos El duende, su c u n a el teatro de Va-
riedades; su acogida en la corte e s t r a o r -
d i n a r i a . b a s t a el p u n t o de repetirse d u -
r a n t e dos meses.
Los primeros pasos de la zarzuela fue 1

ron t a n lisongeros como todos r e c o r d a m o s .


T r a s c u r r i e r o n los años y creció con ellos
de tal m a n e r a la fortuna de este espectá-
culo eme E s p a ñ a toda, s e c u n d a n d o y a u n
sobrepujando los favores cortesanos, se con-
virtió en u n g r a n teatro de sus g l o r i a s .
E l coliseo de Variedades llegó á ser
pronto u n local m u y reducido p a r a conte-
n e r el g*rau n ú m e r o de partidarios de l a
zarzuela, y la necesidad la hizo i n s t a l a r s e
en otro m á s amplio y d i g n o de ella. Del
teatro de la calle de la M a g d a l e n a se t r a s -
ladó al de la plaza del R e y , siendo esta
seg'unda j o r n a d a la pajina m á s b r i l l a n t e
de su vida, donde cultivadores y esplota-
dores alcanzaron g r a n d e s triunfos y g r a n -
des provechos.
—193 —
A l g ú n tiempo d e s p u é s l a zarzuela quiso
vivir e n casa propia, y pudo -hacerlo, g r a -
cias á su b u e n a estrella. Procediendo así fa-
vorecía s u s intereses, y por o t r a p a r t e pa-
g a b a u n a d e u d a q u e h a b i a contraído con
la sociedad que a l e n t a b a s u s t a r e a s , p r o -
porcionándola u n local m a s cómodo y ele-
g a n t e que el vetusto del Circo. E l proyecto
convirtióse e n realidad, y l a calle de Jo-
vellanos fué el paraje d e s i g n a d o p a r a l a cons-
trucción del n u e v o coliseo, donde h o y existe
olvidada y enferma la a n t e s r o b u s t a y m i m a d a
zarzuela.
¡Quien diría que este bello edificio es-
t a b a destinado á r e c o g e r el último de sus
suspiros, la ú l t i m a de s u s e s p e r a n z a s !
¿Qué causas influyeron e n s u f o r t u n a de
a y e r y en s u d e s g r a c i a de hoy?
E n n u e s t r o concepto son de todos c o -
nocidas.
N a d a es m a s fácil de e s t r a v i a r que lo
q u e se conoce e n el m u n d o por opinión
publica. E n las cuestiones l i t e r a r i a s , sobre
todo, es irresistible el influjo q u e ejerce e n
las g e n t e s la p r o p a g a n d a de las p e r s o n a s
q u e h a n conquistado u n puesto ilustre en la
república de las l e t r a s , h a s t a el extremo de
aceptarse como modelos las m o n s t r u o s i d a d e s
y desbarros de s u s c a l e n t u r i e n t a s i m a g i n a -
ciones. Basta por todos los ejemplos q u e
p u d i é r a m o s citar, la perniciosa influencia que
tuvo el g r a n poeta G ó n g o r a e n t r e sus coe-
táneos, que no solo llegó á c a m b i a r la ma-
13
— 194 —
g e s t a d del h a b l a castellana por otro l e n -
g u a j e incomprensible y grotesco, sino que
alcanzó la triste fortuna de a r r a s t r a r en s u s
delirios á las l u m b r e r a s de s u t i e m p o , que
pocos fueron los que se salvaron de a q u e l l a
t o r m e n t a , donde n a u f r a g a r o n l a sonoridad de
n u e s t r o idioma y el sentido c o m ú n .
Cuando la z a r z u e l a apareció en E s p a ñ a
se acogió por u n o s con el a g r a d o que toda
n o v e d a d produce g e n e r a l m e n t e en los áni-
m o s , y por otros, como u n a e s p e r a n z a p a r a
el p o r v e n i r , ó sea como el nacimiento de
la ópera española. Bien pronto estos dos
b a n d o s formaron u n o solo. E l último com-
puesto de creyentes de b u e n a fé, en el c u a l
figuraban n o m b r e s q u e h a b í a n alcanzado
cierta celebridad en l i t e r a t u r a , se llevó t r a s
si la r e s t a n t e a g r u p a c i ó n , la m a s n u m e -
rosa por cierto, q u e no s e g u í a otros im-
pulsos que los de l a corriente g e n e r a l , por
c u y a razón no debia considerársela como
producto de u n a opinión m a d u r a d a por l a
CTÍtica sino como el resultado de la casua-
lidad ó de la m o d a , cuyo código r a r a s v e -
ces puede definirse.
F o r m u l a d o y aceptado u n p e n s a m i e n t o
por la opinión respecto á la z a r z u e l a , y
considerada y alentada no por lo q u e e r a
sino por lo q u e debia ser, j a m á s e s p e c -
táculo a l g u n o llegó como ella á m e r e c e r
en t a n alto g r a d o los a l h a g o s y las con-
sideraciones del público. J u s t o es decir q u e
las p r i m e r a s manifestaciones de su niñez
— 195 —
p r o m e t í a n u n a j u v e n t u d brillante cuando
la esperiencia v i n i e r a á e n c a u z a r el m a -
n a n t i a l de su inspiración, que dio vida á
producciones tales como Jugar con fuego,
Galanteos en Venecia, Moreto, Los diaman-
tes de la corona, Marina y a l g u n a s otras
que a h o r a no recordamos.
Pero los años t r a s c u r r í a n y l a z a r z u e l a
sin e m b a r g o n o realizaba las e s p e r a n z a s
de sus favorecedores. Vélasela, por el con-
t r a r i o , cada vez m a s indecisa y como a b r u -
m a d a con u n peso superior á sus fuerzas,
fluctuar en u n m a r de d u d a s , y asemejá-
base á esos cuerpos enfermos, de que el
m u n d o ofrece repetidos casos, á quienes u n a
i n t e l i g e n c i a precoz r o b a p a r a lo sucesivo
la savia de la m a t e r i a y del espíritu. E n
su indecisión, en su profundo desaliento,
llegó h a s t a el extremo de romper con sus
tradiciones y de presentarse al público con
el traje del j u g l a r ó del bufón; pero al
t r a v é s de su sonrisa y de su v e s t i m e n t a
traslucíase la carcoma y la impotencia que
devoraban su a l m a .
¿Habia la zarzuela, contrariando las le-
yes de la n a t u r a l e z a , apartádose del per-
feccionamiento p r o g r e s i v o p a r a constituirse
en u n a a b e r r a c i ó n , ó este fenómeno era-
debido á la impericia de los e n c a r g a d o s de
d i r i g i r su r u m b o ? P a r a u n o s era i n d u d a -
ble lo último; pero la m a y o r í a c o m p r e n -
dió al fin que la z a r z u e l a vino á la t i e r r a
con el g e r m e n de u n a m u e r t e i n m e d i a t a ;
— 196 —
de todos modos el público que es e x a g e r a d o
en sus odios y s i m p a t í a s , recibió con m a r -
cadas m u e s t r a s de desden el atrevimiento
de la z a r z u e l a . J u s t o es decir que esta opi-
n i ó n e r a y a el reflejo, a u n q u e pálido, de
dos cosas: l a comparación y el b u e n g u s t o .
Concurriendo p a r a l a creación de la zar-
zuela el arte d r a m á t i c o y el lírico, r e s u l t a
u n conjunto híbrido, dos cosas distintas que
m a r c h a n por opuestos caminos y sin con-
fundirse j a m á s como las líneas p a r a l e l a s .
Si la a r m o n í a es condición indispensable en
las producciones del h u m a n o e n t e n d i m i e n t o ,
en v a n o la b u s c a r e m o s en el g é n e r o de
que se t r a t a , a u n q u e acudamos á su escojido
repertorio. Observamos que estos artes n o
c o n c u r r e n j a m á s á formar t a n precioso lazo
sino que por el contrario siempre que el
poeta y el músico p r e t e n d e n a u n a r s e e n ca-
riñoso consorcio, r e s u l t a que sus fuerzas se
d e s t r u y e n y esterilizan, e m b a r a z a n d o s u a c -
ción respectiva.
S e dirá que en la ópera e n t r a n como
en l a z a r z u e l a esos m i s m o s artes sin q u e
por eso deje de a p a r e c e r u n conjunto ho-
m o g é n e o ; pero allí se observa q u e la p a -
l a b r a está siempre s u b o r d i n a d a á la m ú -
sica, y como u n m e r o a u x i l i a r suyo; m a s
a u n , que desaparece a n t e las g r a n d e s m a -
sas a r m ó n i c a s y q u e a p e n a s se percibe p a r a
dejar g o z a r por completo de todos s u s efec-
tos y bellezas. E n la z a r z u e l a por el con-
t r a r i o , no r e i n a subordinación ni auxilio en-
— 197 —
tre los elementos componentes sino u n a e n -
t e r a i n d e p e n d e n c i a . E n l a ópera j a m á s se
i n t e r r u m p e el p e n s a m i e n t o musical, y como
acabamos de manifestar, m a r c h a siempre en
primer t é r m i n o y se rebela en todas ocasio-
n e s , haciendo imperceptibles las demás p a r -
tes que c o n c u r r e n á d a r a n i m a c i ó n y v a -
riedad al cuadro artístico. E s de tal m a n e r a
la acción y la p a l a b r a , que se e n l a z a n y
confunden con la música; cual la corriente
q u e se oculta e n t r e el follaje que fertiliza:
se comprende pero no se v é . E s m a s : la m ú -
sica tiene vida propia y no necesita de a g e -
nos auxilios p a r a manifestarse y h a c e r s e e n -
tender, p o r q u e su l e n g u a j e g r a n d i o s o es
conocido allí donde la luz de la civilización h a
p e n e t r a d o . Por eso es que á H a y d n y E o s -
sini, á Betolrwen y Mozart les bastaron los
recursos de su arte p a r a expresar los s e n -
timientos que se p r o p u s i e r o n . L a p r i m e r a
oda que se h a escrito á la libertad, la poesía
m a s i n s p i r a d a , aquella donde podemos se-
g u i r á u n pueblo paso á paso y dia por dia
en sus sufrimientos y e s p e r a n z a s , y oír el
g r i t o de júbilo que e x h a l a al conquistar su
independencia querida, está escrita en ese
l e n g u a j e u n i v e r s a l que se l l a m a música, y e s
l a sinfonía de la ópera Guillermo Tell. Llene-
m o s sus n o t a s de p a l a b r a s y no d i r á n por eso
m a s de lo que ellas dicen por si solas al cora-
zón, eme lee como en u n libro, al t r a v é s de sus
bellezas a r m ó n i c a s y melódicas, u n a p á g i n a
gloriosa de l a historia de la poética-Suiza.
— 198 —
Sucede en la zarzuela que h a y escenas com-
p l e t a m e n t e declamadas, donde la m ú s i c a no
i n t e r v i e n e a b s o l u t a m e n t e , y por esta causa,
cuando toma p a r t e , es siempre con violen-
cia, fuera de la situación y sorprendiendo
al espectador que se h a b i a olvidado de ella.
Fácilmente se comprende el m a l efecto que
producirá en su ánimo el que u n actor es-
plique, cantando tal ó cual p a s a g e i n t e r e -
s a n t e con acompañamiento de coros, c u a n d o
la verosimilitud e x i g í a que esas esplicacio-
nes fueran declamadas como el medio m a s
propio y n a t u r a l de e n t e n d e r s e . E n n u e s t r o
concepto este y otros defectos de menos i m -
p o r t a n c i a tienen su oríg en en la índole del
-

g é n e r o y no en la m a y o r ó m e n o r pericia del
poeta y el músico.
H a c e tiempo que l a crítica empezó á h a c e r
la luz y á discurrir por e n t r e las tinieblas
de la z a r z u e l a . E l entusiasmo d u r a poco
siempre en el corazón de los h o m b r e s , y
la crítica encontró auxiliares eficaces en su
o b r a de destrucción, c o n s u m a n d o la com-
paración la r u i n a decretada.
A medida que crece l a afición del público
de Madrid por la m ú s i c a i t a l i a n a y a l e m a n a ,
se a g r a v a m a s y m a s la situación de la
z a r z u e l a . Por eso vemos el regio coliseo
siempre concurrido y el teatro de Jovella-
nos desierto ó poco m e n o s .
L a m o d a , la comparación y la crítica se
h a n conjurado c o n t r a la zarzuela y decretado
su m u e r t e
—199— -
¿Qué p o d r á n p u e s contra ella, los esfuer-
zos de a l g u n o s literatos y músicos que se
r e ú n e n en estos momentos con el objeto de
salvar su vida?
Nada, ciertamente.
La z a r z u e l a lia m u e r t o en Madrid y c u a n t o
se i n t e n t e p a r a h a c e r l a resucitar s e r á tiempo
perdido.
La opinión p ú b l i c a le dio la vida y se la
quitó.
No le pidamos c u e n t a de sus actos por-
que sería i n ú t i l .
D i g a m o s con los m a s .
«Lo .hecho bien hecho está»
— 200 —

CUATRO PALABRAS
-sobre el don Quijote.

Ojeando los periódicos y r e g i s t r a n d o la m e -


m o r i a con el objeto de escribir p a r a el Diario
de Manila la a c o s t u m b r a d a revista, r e c u e r d o
que mañana, ó sea el dia 2 3 de abril del a ñ o
de 1866, deberá celebrarse en Madrid el a n i -
v e r s a r i o de la m u e r t e de C e r v a n t e s .
Si yo t u v i e r a t a n t o s g r a d o s de talento
como veces se lia escrito este n o m b r e , tal
vez diría a l g o que fuera d i g n o de leerse.
P a r a t r a t a r los g r a n d e s a s u n t o s se ne-
cesitan g r a n d e s i n g e n i o s .
N a d a m a s g r a n d e que el a s u n t o mar, por
ejemplo.
P u e s en m a n o s de u n coplero se c o n v e r -
tiría en m u c h a a g u a , y n a d a m a s .
Y la p a r t e bella, i n m e n s a é infinita de
ese insondable abismo d o n d e t a n t a s e s p e -
r a n z a s y ambiciones se s e p u l t a n , n a u f r a g a -
r í a e n l a derretida mollera de semejante es-
cribidor.
P o r la m i s m a razón si V V . m e p r e g u n -
t a s e n m i opinión acerca -¿e aquel p e r e g r i n o
i n g e n i o , les contestaría sin vacilar:
F i g ú r e n s e V V . que fuera posible u n i r el
talento de los n o m b r e s que ha habido y for-
— 201 —
m a r de esa g r a n m a s a de inteligencias u n
todo armónico y h o m o g é n e o , de la m i s m a
m a n e r a que m u c h a s y m u c h a s g o t a s de a g u a
podrían lleg'ar á producir u n océano; p u e s
de este prodigio y de estos imposibles s a l -
dría u n a cosa parecida al genio de C e r v a n t e s .
¿Creen W . que exajero
Hace t r e s siglos y medio que la crítica
n o cesa u n i n s t a n t e de discurrir por e n t r e
las sinuosidades de ese g r a n p e n s a m i e n t o
escrito que se l l a m a el Quijote, y siem-
pre h a enmudecido de admiración ante su
sublimidad.
E l Quijote es el libro de todas las edades.
P a r a el niño es u n sencillo cuento que le
entretiene.
P a r a el j o v e n es el libro que le e n s e n a
el castigo que llevan en si la exageración de
las p a s i o n e s .
P a r a el anciano es la historia de su propia
vida, escrita por el g r a n m a e s t r o que se l l a m a
mundo.
F l o r e s , campos, cascadas, aire, luz; la na-'
t u r a l e z a r i s u e ñ a e n la superficie.
Placeres, a y e s , d e s e n g a ñ o s , pasiones que
chocan y se repelen m a s abajo.
Y en el fondo la esencia, la verdad, la sín-
tesis del pensamiento de ese g r a n cuadro so-
cial que C e r v a n t e s creó, y que a u n no hemos
llegado á comprender.
Por eso es que h a y t a n t a s opiniones s o -
bre el Quijote como h o m b r e s h a n escrito
acerca de él.
— 202 —
Y esto tal vez dependa de que no lo estu-
diamos estudiándonos p r i m e r o .
E s t e e x a m e n p r e l i m i n a r nos d a r í a á c o n o -
cer que C e r v a n t e s no i n v e n t ó los personajes
de su obra si no q u e los copió de la n a t u r a -
leza.
Y como los h o m b r e s siempre h a n sido
y serán los mismos, v e n d r e m o s á p a r a r en
que existen h o y como en tiempo del cautivo
de Argel, m u c h o s Quijotes y m u c h o s S a n -
chos P a n z a s .
Acaso, acaso la g r a n familia h u m a n a n o
t e n g a m a s remedio que ser el o r i g i n a l de
estos dos r e t r a t o s .
Si h u i m o s de p a r e c e m o s al caballero de
la M a n c h a , es fácil q u e tropecemos con su
escudero.
Sin d u d a consiste en esto todo el mérito de
la creación de C e r v a n t e s .
T e n g o p a r a mi que este g r a n d e h o m b r e
h a sido el p r i m e r retratista del m u n d o .
— 203 —

LA HOSPITALIDAD.

i.

Los pueblos orientales se lian d i s t i n g u i d o


siempre de los restantes del globo por u n
espíritu de hospitalidad llevado m u c h a s ve-
ces h a s t a la e x a g e r a c i ó n . P a r a ellos u n h u é s -
ped es inviolable m i e n t r a s p e r m a n e c e bajo
el techo hospitalario, y sin e m b a r g o de q u e
s u s pasiones son t a n ardientes como el sol
que t u e s t a la a r e n a de s u s desiertos, s u s
resentimientos y s u s veng'anzas se aplazan ó
desaparecen, s e g ú n la índole y la clase de la
ofensa, desde el mismo i n s t a n t e en que s u s
e n e m i g o s pisan los h u m b r a l e s de s u s casas
d e m a n d a n d o u n asilo contra la t o r m e n t a que
r u g e ó c o n t r a los abrasadores r a y o s del sol
q u e los sofoca. Maldecido sería de los h o m -
b r e s y escarnecido, el que faltando á t a n sa-
g r a d o s deberes i n t e r r u m p i e s e s i q u i e r a con
u n g r i t o de v e n g a n z a el sueño del que duer-
m e confiado bajo la s a l v a g u a r d i a de esta p a -
t r i a r c a l c o s t u m b r e . No h a b r í a p a r a él u n a
p u e r t a abierta, n i u n a m a n o q u e estrechase
su m a n o , n i u n ser que compadeciese su in-
fortunio y aislamiento, y solo vería pintados
en el rostro de los que hacia u n instante se
— 204 —
l l a m a b a n s u s a m i g o s , el desprecio y r e p u g -
n a n c i a que s u presencia les i n s p i r a b a . H a y
crímenes e n t r e los orientales que no se p e r -
donan j a m á s porque n o comprenden que p u e -
d a n cometerse.
Recuerdo h a b e r leido u n caso q u e e n t r e
otros mil viene á demostrar de u n a m a n e r a
espresiva h a s t a q u é p u n t o llevan los o r i e n t a -
les el r i g o r i s m o , digámoslo así, en el cumpli-
m i e n t o de u n a c o s t u m b r e que t r a e á l a m e -
m o r i a l a sencillez y h e r m a n d a d de los p r i m i -
tivos tiempos, y lo recuerdo t a n t o m a s , cuanto
que su l e c t u r a m e h a b i a conducido á m i , hijo
de l a vieja y civilizada E u r o p a , á u n a serie
de reflexiones, q u e m a s de una- vez lucié-
r o n m e a p a r t a r los ojos del papel y e s c l a m a r
con acento dolorido:
¡ Saber ! . . . V a n a ilusión de cuyo labio
P e n d i e n t e el h o m b r e estay te r e v e r e n c i a .
S u razón i l u m i n a s con t u ciencia
Y le h a c e s n o feliz, pero si sabio.
L a historia es l a s i g u i e n t e :

II.

E r a u n anciano á r a b e c a r g a d o de años
y p e s a r e s , q u e d e s e n g a ñ a d o del m u n d o se
h a b i a retirado del trato de las g e n t e s en
compañía de u n a hija joven y bella, sos-
ten de su cansada vida. U n a noche l l u -
— 205 —
viosa llamó á su p u e r t a u n m a n c e b o que
oprimía los lomos de u n caballo t a n n e -
g r o como la oscuridad que le rodeaba, en
solicitud de refugio p a r a si y su cabal-
g a d u r a q u e los pusiese al a b r i g o de la
tempestad que r u g í a sobre sus cabezas con
d e s e n c a d e n a d a furia. E s t a petición fué aco-
g i d a i n m e d i a t a m e n t e con p a t e r n a l cariño, y
pocos m o m e n t o s después el estranjero en-
contraba bajo aquel techo hospitalario u n
mullido lecho donde r e p a r a r sus c a n s a d a s
fuerzas.
Al s i g u i e n t e dia el a n c i a n o acudió p r e -
suroso á s a l u d a r á su h u é s p e d , pero su
huésped h a b i a desaparecido. Acudió á su
hija p a r a que le espliease t a n estraño pro-
ceder, pero solo obtuvo por r e s p u e s t a el
silencio m a s profundo. L a h e r m o s a don-
cella no levantó siquiera u n a vez la c a -
b e z a p a r a m i r a r á s u anciano p a d r e ; s u
semblante estaba t a n pálido como u n a a z u -
cena y sus ojos a r r a s a d o s de l á g r i m a s a r -
dientes.
La noche h a b i a cubierto con el m i s t e -
rio de sus s o m b r a s un n e g r o c r i m e n .
A l g ú n tiempo después aquella j o v e n era
m a d r e de u n hermoso n i ñ o , y con esto
se dice suficientemente que el estranjero
h a b i a sido u n m o n s t r u o de i n g r a t i t u d , que
es el conipendio de la p e r v e r s i d a d h u m a n a .
— 206 —

III.

Pero como Dios consiente mas no para


siempre, sucedió que el anciano y s u hija
a b a n d o n a r o n u n l u g a r que les r e c o r d a b a
á cada i n s t a n t e la i n g r a t i t u d de u n h o m -
b r e , estableciéndose en otro lejano de aquel
y u n a n o c h e , t a m b i é n de lluvia y t e m p e s -
t a d , llamó á su p u e r t a u n viajero pidiendo
hospitalidad, que s e g ú n costumbre le fué
concedida i n m e d i a t a m e n t e . Aquel forastero
llebaba i m p r e s a en su semblante l a h u e l l a
de los remordimientos m á s espantosos; a u n
e r a j o v e n , y sin e m b a r g o su cuerpo a p a r e -
cía encorvado y su cabello encanecido: su
presencia i n s p i r a b a sentimientos de h o r r o r
y compasión á u n mismo tiempo y p u d i e r a
comparársele á la i m a g e n de la fatalidad.
A p e s a r de los años el generoso a n c i a n o
reconoció que g u a r e c í a bajo el techo de s u
casa al autor de su i n f o r t u n i o . . . . I n v o l u n -
t a r i a m e n t e llevó la descarnada diestra al
p u ñ o de s u s y a t a g á n , pero se detuvo: e r a
á r a b e : su e n e m i g o era su huésped y no
podía a t e n t a r c o n t r a su existencia m i e n t r a s
permaneciese allí. S u v e n g a n z a se a p l a z a b a .
Ni u n a p a l a b r a n i u n gesto r e v e l a r o n
que estos dos h o m b r e s fueran encarnizados
e n e m i g o s , y que e n t r e ellos existía u n a his-
toria cuyo desenlace debía ser terrible.
— 207 —
Vino el dia, el h u é s p e d se p r e p a r ó á
s e g u i r s u camino; pero c u a n d o traspuso el
dintel de la casa que le h a b i a hospedado,
el a n c i a n o que le s e g u í a , espiando sus mo-
vimientos con u n a volubilidad impropia de
s u s años, se arrojó sobre él con indecible
furia, escondiendo en su pecho la a n c h a
hoja de u n afilado p u ñ a l , dejándole m u e r t o
á sus pies i n s t a n t á n e a m e n t e .

IV.

E s t a historia m e r e c u e r d a que el privi-


legiado pais que h a b i t a m o s llamado Filipi-
n a s (1) es en alto g r a d o hospitalario, h a s t a
el extremo de que el indio m a s pobre a t r a -
v e s a r á la e s t e n s a isla de Luzon sin d e -
m a n d a r la p ú b l i c a caridad, p o r q u e de b u e n
g r a d o e n c o n t r a r á por esos caminos todo lo
que necesita sin q u e se le exija r e t r i b u -
ción a l g u n a .
P a r a el i n d í g e n a cada casa es u n a h o s -
pedería, y a u n q u e sus necesidades no t i e n e n
por cierto n a d a de exajeradas, suele acon-
tecer que acometido por la m a s imperiosa
de todas ellas se i n t r o d u z c a con envidiable
confianza en el p r i m e r a l b e r g u e que le de-

(1) D e m á s e s t á d e c i r q u e e s t e a r t í c u l o fué e s c r i t o
c u a n d o s u a u t o r r e s i d í a en M a n i l a .
— 208 —
p a r a la fortuna, y sin cumplimientos n i ro-
deos se convida á participar del f r u g a l ali-
mento de l a familia que en ella se cobija,
t a n pobre como él, sin q u e á esta cause
e s t r a ñ e z a n i enojo semejante f r a n q u e z a n i
él se aperciba de los perjuicios que su lle-
g a d a produce, sin d u d a p o r q u e opina que
donde comen dos comen t r e s .
Pero sea ó no f u n d a d a tal suposición, es
incuestionable que existe en Filipinas t a n
h u m a n i t a r i a práctica, y el que esto escribe
h a visto u n ejemplo no h a r á m u c h o s a ñ o s .
H a l l á b a m e cierta m a ñ a n a de las c a l u r o -
sas de m a r z o descansando con alg-unos a m i -
g o s de las fatigas de u n a cacería, á la
sombra que p r o y e c t a b a n varios árboles que
casi ocultaban u n a casita, donde se v e n -
dían comestibles del p a i s , s i t u a d a e n la con-
fluencia de dos c a m i n o s , y a c a b á b a m o s de
a p u r a r , después de b u e n rato de reposo,
sendos vasos de deliciosa a g u a de coco su-
m a m e n t e fresca, con que nos h a b i a b r i n -
dado u n a mujer de risueño aspecto, de l a
m i s m a casa, cuando vimos l l e g a r u n a n c i a n o
alto y a c a r t o n a d o , cuyo esterior r e v e l a b a n
cansancio y pobreza, vestido con camisa y
p a n t a l ó n de lienzo azul y u n d e s c o m u n a l
salacot de caña sin adorno a l g u n o en la ca-
beza, pendiente y del e x t r e m o de u n a c a ñ a
colocada sobre el h o m b r o pañuelo de a l g o -
don á cuadros en el cual al parecer l l e v a b a
a l g o . Cuando se acercó al sitio que ocupá-
bamos nos saludó con m u e s t r a s de profundo
— 209 —
respeto, y sin detener su m a r c h a dirigióse á
la rústica m o r a d a en la que p e n e t r ó . Dirijió
a l g u n a s p a l a b r a s , que no c o m p r e n d i m o s , á
l a familia que la ocupaba; al poco rato se
puso la comida compuesta de b l a n c a moris-
queta, y de tazas que c o n t e n í a n pescado cocido
con v i n a g r e y a g u a ; el forastero se dirijió á
u n claro riachuelo que corría al pié de l a
casa en el cual se lavó las m a n o s , y ter-
m i n a d a esta operación, formó círculo con los
d e m á s haciendo los h o n o r e s á aquella f r u g a l
y no m u y a b u n d a n t e comida, con envidiable
apetito. Cuando concluyó de comer, tomó luyo
y tabaco que le ofreció en u n a bandeja u n a
j o v e n de cortos años, y sin p r o n u n c i a r m a s
que a l g u n o s monosílabos, que tampoco c o m -
p r e n d i m o s , colocó el salacot en su cabe-
za, cogió s u c a ñ a y a b a n d o n ó la estancia
donde con t a n t a g e n e r o s i d a d h a b i a sido a m -
parado.
Movido de curiosidad por esta escena m u d a
que habia presenciado, pregunté á a q u e -
llas b u e n a s g e n t e s si conocían al a n c i a n o
y m e dijeron que n o . Les i n t e r r o g u é de
n u e v o cómo no le h a b í a n exijido retribu-
ción a l g u n a por los auxilios prestados, siendo
así que ellos v i v í a n de este g é n e r o de i n -
d u s t r i a , y se m e contestó que ademas de
ser u n a n c i a n o , no era costumbre pedir r e -
tribución por u n favor q u e en t o d a s p a r -
tes se dispensaba á los c a m i n a n t e s .
He a q u í , dije p a r a mis a d e n t r o s , u n v i a -
jero que r e c o r r e r á la isla de L u z o n de e x -
— 210 —
tremo á extremo sin g a s t a r u n m a r a v e d í ,
y sin d e m a n d a r la caridad pública.
R e c u e r d o que todo el dia y a l g u n o s otros
n o p u d e olvidarme de los dueños de la
casita, del anciano con t a n t o desinterés aco-
jido, y finalmente de mi espedicion á caza,
que m e h a b i a proporcionado la ocasión de
p r e s e n c i a r u n a escena de costumbres fili-
p i n a s , que h o n r a s o b r e m a n e r a á sus n a -
turales.
EL AMOR DE LA MUJER,
El amor considerado bajo el aspecto
moral es una inclinación del alma
hacia lo verdadero lo bello y lo bueno
{Descuret)

¡Amor! Tu n o m b r e s u e n a m a s g r a t o al oido
que el canto de las aves, que los suspi-
ros de las brisas que mecen el tallo de l a s
aromáticas y p i n t a d a s ñores; que el s u s u r r o
del claro arroyuelo q u e se desliza e n t r e el
mullido césped del p r a d o .
E r e s t a n dulce p a r a el h o m b r e como p a r a
su corazón los sueños de la e s p e r a n z a , como
los recuerdos de la n i ñ e z , cual los a m a g o s
de la fortuna y la realización de sus p r o y e c -
tos ambiciosos; m a s dulce a u n que la amis-
tad en la d e s g r a c i a ; m a s que los aplausos
con que celebra el m u n d o las creaciones
de su g e n i o .
T u n o m b r e figura siempre asociado á todo
lo que es g r a n d e y b u e n o : eres la p á g i n a
m a s h e r m o s a de la historia h u m a n a .
T u embelleces c u a n t o tocas. Al solo con-
tacto de tu v a r i t a m á g i c a los abrasados de-
siertos y desnudos riscos se t r u e c a n en de-
liciosos v e r g e l e s y e n c a n t a d a s g'rutas.
¿Queréis saber lo que es el amor; el pa-
— 212 —
peí que desempeña en n u e s t r a existencia?...
E n t o n c e s repasad con calma la historia de
v u e s t r a vida, escrita en la m e m o r i a con m a -
ravillosa exactitud.
Leamos las p r i m e r a s p á g i n a s . . . . ¡Ah! á
n u e s t r o s ojos se a g o l p a n las l á g r i m a s : el
ser que las escribió fué n u e s t r a m a d r e , y a
n o existe; pero ¿qué importa? Vive en n u e s t r o
corazón; la contemplamos todos los dias.
E n sueños repetimos su n o m b r e , despiertos
lo u n i m o s á n u e s t r a s oraciones, y s u me-
moria dulcifica n u e s t r o s padecimientos. J a -
m á s la m u e r t e podrá romper los lazos que
nos l i g a r o n en la tierra á los objetos que-
ridos. Allí están escritas las dulces y ca-
riñosas canciones que nos a r r u l l a r o n en la
c u n a , i n t e r r u m p i d a s de cuando en c u a n d o
p o r m a t e r n a l e s besos y por t i e r n i s i m a s p r e -
ces Pero sigamos n u e s t r a lectura. Otras
p á g i n a s escritas por l a m i s m a m a n o que
trazó las p r i m e r a s ; h a n t r a s c u r r i d o a l g u -
nos años, y sin e m b a r g o el corazón está
vacío y n a d a comprendemos de cuanto p a s a
á n u e s t r o alrededor. E s t e periodo es u n
p a r é n t e s i s de la v i d a . Las p r i m e r a s pala-
b r a s que p r o n u n c i a r o n n u e s t r o s labios fue-
ron u n a p l e g a r i a e n s e ñ a d a por la mujer
que nos llevó en su seno; á ella debemos
los g é r m e n e s de v i r t u d que encierra n u e s -
tro corazón y esa conformidad de ánimo
que nos hace soportar con r e s i g n a c i ó n los
r i g o r e s de la fortuna.
La m u e r t e nos a r r e b a t ó objeto t a n q u e -
— 213 —
rielo c u a n d o m a s necesidad teníamos de sus
consejos. Dejamos sobre la fría losa de su
sepulcro u n a corona de . siemprevivas e m -
papadas con n u e s t r a s l á g r i m a s , y su n o m -
bre lo g r a b a m o s en lo íntimo del corazón.
Pobres mortales, esta era la ú n i c a ofrenda
que podíamos t r i b u t a r a aquella que nos
dio el s e r .
J ó v e n e s , g e n e r o s o s , confiados, hétenos
y a en el torbellino del g r a n m u n d o , sin
m a s g u i a que n u e s t r o corazón de veinte
a ñ o s . A m a m o s por instinto, como por i n s -
tinto creemos en todo, porque a u n el roe-
dor g u s a n o de la ambición y los desen-
g a ñ o s no h a n llevado á n u e s t r a a l m a el
desasosiego y la desconfianza... U n paso
m a s en la r u t a que s e g u i m o s y tal vez
u n a l á g r i m a ardiente q u e m a r á n u e s t r a s p u -
pilas.
Hemos sentido el p r i m e r dolor y lo
h e m o s revelado al m u n d o con e n é r g i c a s
frases, pero el m u n d o se h a reido del
u n o y no h a comprendido las otras p o r -
que ¿ q u é tiene él que ver con los dolo-
res á g e n o s ?
Poco á poco aquella atmósfera donde r e s -
piramos y que nos a b r a s a , a g o s t a n u e s -
t r a s creencias m a s p u r a s y g e n e r o s a s p a r a
dar e n t r a d a franca á la ambición, al or-
gullo y á c u a n t a s pasiones a g i t a n á la hu-
m a n i d a d , que hemos adquirido en el m e r -
cado del g r a n m u n d o á cambio de u n te-
soro de fé y de ilusiones.
— 214 —
Solo u n m o m e n t o , en tanto d u r a esta
e m b r i a g u e z , nos j u z g a m o s felices; pero pa-
sada aquella el desfallecimiento y el can-
sancio se apoderan de nosotros, y la luz
de la razón, i l u m i n a u d o n u e s t r a i n t e l i g e n -
cia, nos hace volver los ojos al p u n t o aquel
en que t u v i e r o n l u g a r las escenas m a s ri-
sueñas de n u e s t r a vida, y entonces la ima-
g e n de u n a mujer, que figura í n t i m a m e n t e
u n i d a á ellas, viene á revelarnos que todavía
h a y v e n t u r a en el suelo p a r a nosotros
P o r q u e ¿qué padecimiento por intenso que
sea no desaparece ó se a t e n ú a ante el ca-
riño de u n a esposa, que se identifica con
él, que lo siente como nosotros mismos y
que posee el maravilloso talento, solo á ella
concedido, de infundirnos valor y aliento
por m u y a m a r g o s y a m e n a z a d o r e s que s e a n
el presente y el p o r v e n i r ? ¿Qué cuidados
h a y comparables á sus- cuidados, á la ex-
quisita previsión con que oculta de n u e s -
t r a vista aquellos objetos que p u e d e n e n -
tristecernos y reproducir a m a r g a s m e m o -
rias?
C o m p a ñ e r a inseparable del h o m b r e , c o m -
p a r t e con él sus penalidades y placeres,
soportando con r e s i g n a c i ó n las injusticias
y desdenes de aquellos á quienes se h a
c o n s a g r a d o esclusivamente.
La misión de la mujer en la tierra es
sublime: es u n a c o n t i n u a cadena de p e -
nalidades que p a s a n desapercibidas; de
a b n e g a c i ó n sin límites que el m u n d o con-
— 215 —
funde m u c h a s veces con otro sentimiento;
de l á g r i m a s y sacrificios eme el h o m b r e no
aprecia p o r q u e no los comprende; su h i s -
toria, en fin, está c o m p e n d i a d a en dos pa-
l a b r a s : ¡Esposa! ¡Madre!
No h a y pues felicidad en la t i e r r a p a r a
el h o m b r e en que no h a y a intervenido la
mujer, y si repasamos la historia del m u n d o
veremos la influencia que h a ejercido en
la mejora de las costumbres y en la r e a l i -
zación de empresas a t r e v i d a s y h e r o i c a s .
Tal es el amor que Dios depositó en el
a l m a de la mujer. Con la m a g i a de sus
encantos escuda su debilidad y a u n l l e g a
á dominar, pero su imperio ¡cuan s u a v e
y benéfico es! E n cambio el h o m b r e , m a s
fuerte, de i n t e l i g e n c i a m a s superior por la
educación, no siempre ejerce su influen-
cia sobre los d e m á s de la m i s m a m a n e r a .
N u n c a p o d r á el h o m b r e p e r m a n e c e r i n -
diferente a n t e tantos atractivos y sacrificios
por m u c h o que el positivismo se h a y a en-
señoreado de él. M i e n t r a s el corazón lata
d e n t r o de su pecho, m i e n t r a s conserve u n a
inclinación á lo bello y á lo b u e n o , y en
l a m e m o r i a u n recuerdo de su n i ñ e z , ad-
j u d i c a r á g u s t o s o u n a p a r t e de los derechos
con q u e la sociedad le h a investido, en
favor del ser que h a formado y formará
siempre el e n c a n t o de la vida.
L a religión es u n a fuente i n a g o t a b l e de
consuelos y de felicidad s u p r e m a , y la
p r i m e r a necesidad m o r a l de la h u m a n i d a d ,
— 216 —
y el amor p u r o y desinteresado es el resul-
tado de ella y la sublime epopeya de la
m u j e r , a r r a n c a d a por el cristianismo de la
abyección en que la t e n í a n s u m i d a los
pueblos p a g a n o s .
LA ESPERANZA.

¡ C u a n dulce es la e s p e r a n z a ! E l l a sola-
m e n t e podría h a c e r n o s a m a r la vida, t a n
corta en g o c e s , t a n l a r g a en a m a r g u r a s ;
fortaleciendo n u e s t r o espíritu p a r a que de-
safiemos con l a sonrisa en los labios las
adversidades de que se h a l l a lleno el camino
que recorre l a h u m a n i d a d .
E s e misterioso bálsamo de los p a d e c i m i e n -
tos morales y físicos; esa brillante estrella
que p i n t a n u e s t r o p o r v e n i r de color de
rosa; ese esbelto y florido olmo que e s -
conde su lozano ramaje en el cielo, del
cual recibe l a savia de su e t e r n a j u v e n t u d ;
ese encantado recinto refujio del desvalido y
del poderoso, fué colocado por Dios en me-
dio del desierto de la vida p a r a que el
h o m b r e depositase en él el insufrible peso
de sus d e s e n g a ñ o s y adversidades.
Sí, allí acude la h u m a n i d a d e n t e r a ; to-
das las edades, todas las fortunas y t o -
das las inteligencias, p o r q u e todos e s p e -
r a n del m a ñ a n a la felicidad que el pre-
sente les n i e g a .
No h a y situación en la vida por es-
p a n t o s a que sea que no esperimente su
influjo.
Nuestros sueños dorados, n u e s t r a s m a s
— 218 —
p u r a s a l e g r í a s , todo se lo debemos á ella.
Los dias serenos de la v i d a h a n sido a l u m -
brados con s u luz, y n o h a y u n a p á g i n a
brillante en n u e s t r a historia en eme no h a y a
intervenido.
Ella es u n pedazo del corazón.
¡Bendita sea la e s p e r a n z a !
— 219 —

LA PRENSA.

Todos los h o m b r e s tienen el derecho de


valerse de la p r e n s a p a r a i m p u g n a r los
errores, ó p a r a defenderse de los ataques
de la envidia ó la maledicencia.
P o r q u e i m p u g n a r el error, es a b o g a r por
la verdad, siempre s a n t a .
P o r q u e i l u s t r a r la opinión, es m á s que
u n derecho; es u n a obligación del h o m -
bre p a r a con el h o m b r e civilizado.
P o r q u e confundir y a n o n a d a r la c a l u m -
nia, es castigar el delito y defender el
tesoro de n u e s t r a b u e n a opinión, de los
ladrones de la h o n r a a g e n a .
Pero esos mismos derechos y o b l i g a c i o -
nes nos prescriben otros de que no po-
demos prescindir cuando nos ponemos en
relación con la sociedad.
L a sociedad que nos permite combatir
en favor de la verdad y de nosotros mis-
mos, h a m a r c a d o ciertos límites, dentro
de los c u a l e s . deben n a c e r y morir todas
las discusiones.
Estos límites no son otros que el r e s -
peto que todo h o m b r e debe á otro h o m b r e ,
lazos de recíproca consideración que no
se p u e d e n romper sin esponerse á incur-
rir en el crimen de Usa sociedad.
— 220 —
Por g r a n d e que sea el error que h a y a -
mos de i m p u g n a r , por p u n z a n t e y v e -
nenoso que sea el dardo que á n u e s t r a
h o n r a dirija la n e g r a c a l u m n i a , solo nos
es dado combatir en el estadio de la p r e n s a
con las a r m a s de l a razón y de la verdad.
P o r q u e siendo la prensa en su g e n u i n o
sentido el ó r g a n o de la opinión pública,
y l a aspiración l e g i t i m a de sus intereses
m o r a l e s y materiales, no puede, sin in-
f r i n g i r su benéfica misión, hacerse eco de
i n t e r e s a d a s m i r a s y de resentimientos i n -
dividuales.
Sin estas prescripciones, sin estos de-
beres m u t u o s , no comprendemos las v e n -
tajas que reporte á l a civilización el i n -
vento de G u t t e m b e r g .
D i s p u t a n d o no se discute, n i se defiende
n u e s t r a h o n r a oponiendo denuestos á de-
nuestos.
Cuando se desciende á este t e r r e n o , los
hombres se convierten en seres privados
de la luz de la r a z ó n .
L a frivolidad podrá aplaudirlos en t a n
estéril l u c h a ; pero estén s e g u r o s de sufrir
el desprecio y la reprobación de los h o m -
bres sensatos.
E n cambio, cuando el error se combate
dentro del círculo de las consideraciones
sociales, con las a r m a s del raciocinio, y
se i m p u g n a con t e m p l a n z a oponiendo r a z o -
nes á r a z o n e s , la opinión pública a p l a u d e
y colma de alabanzas á los combatien-
— 221 —
tes, porque no presencia u n a l u c h a pro-
movida por resentimientos ú otras bastar-
das pasiones, en donde solo se t r a t a de
confundir al contrario con el peso de los
dicterios, sino u n a liza e n c a m i n a d a á la
investigación de la v e r d a d .
P r e s e n t a r l a disfrazada con los r e p u g n a n -
tes h a r a p o s de los dicterios y del s a r c a s m o
es h a c e r que nadie la conozca; es p r i v a r -
nos de su apoyo y b u r l a r n o s del sentido
común.
E l error se disipa con la v e r d a d , á la
m a n e r a que el sol evapora las nieblas de
la mañana.
No debemos n i tenemos necesidad de
combatir el error con las injurias y los
sarcasmos.
No debemos p a r a confundir al calum-
niador irlo á b u s c a r al cieno donde h a b i t a .
Debemos discutir con calma y defender-
nos con t e m p l a n z a .
Estos son los límites dentro de los cua-
les deben e n c e r r a r los h o m b r e s q u e a p e -
len á su fallo, sus convencimientos y sus
agravios.
L a sociedad no debe p e r m i t i r que los
t r a s p a s e n , porque seria u n a tolerancia aten-
t a t o r i a á su existencia política.
La sociedad que h a dictado leyes de mu-
tuo respeto y consideración del h o m b r e
p a r a con el h o m b r e , tiene la obligación
de hacerlas observar.
L a sociedad que vela por la r e l i g i ó n y
— 222 —
por las leyes, debe v i g i l a r asi mismo que
la p r e n s a no se convierta en revuelto campo
de estériles y r e p u g n a n t e s contiendas.
¿Y sucede así?
¿Vigila la sociedad por la observancia de
tan necesarias leyes?
Un no se escapa i n v o l u n t a r i a m e n t e de
n u e s t r o s labios.
A m a r g a n e g a c i ó n , c u y a certeza se con-
firma con ejemplos de todos los dias.
¿Y que h a c e la sociedad?
D o r m i r ó por lo menos dormitar.
C u a n d o de la sociedad se apodera el
hastío ó la indiferencia, en los entes mo-
rales que son el resultado de su a m a l -
g a m a y u n i ó n , tiene que reflejarse a l g o
del m a l e s t a r que aquella experimenta.
Solo asi se comprende que las r e p u t a -
ciones se teng-an en tan poco, que la ma-
ledicencia y la c a l u m n i a s a q u e n con fre-
cuencia su repug'nante cabeza; que las c u e s -
tiones de principios d e g e n e r e n en disputas
acres, y que la razón y la verdad h u y a n
a v e r g o n z a d a s de estas escenas de p u g i l a t o
intelectual.
Con u n nos equivocamos ó nos informa-
ron mal, no se cicatrizan c i e r t a m e n t e las
h e r i d a s que en las reputaciones de los hom-
b r e s h o n r a d o s p r o d u c e n los bruscos ataques
de la envidia y la i g n o r a n c i a .
Asi no se r e p a r a u n a ofensa.
Asi tal vez m i e n t r a s el ofendido llora el
atentado cometido contra su h o n r a , el a g r e -
— 223 —
sor se b u r l a de él, y p r e p a r a n u e v o s d a r -
dos ponzoñosos escudado en la i m p u n i -
dad...
Vamos e n t r a n d o en t e r r e n o • vedado; nos
tenemos que d e t e n e r .
Esto es un ejemplo práctico de que la
v e r d a d d e s n u d a no siempre puede decirse,
porque amarga.
Vistámosla...
Pero n o , dejémosla con su traje, y ha-
g a m o s nosotros p u n t o final al l l e g a r aquí.
— 224 —

UN DRAMA.

Don Crisanto es u n o de aquellos seres


conocidos en el m u n d o que h a b i t a m o s con
el n o m b r e de u n Juan Lanas.
A favor de s u aspecto h u m i l d e y t r a n -
quilo, Don Crisanto tiene carta franca p a r a
cometer al cabo del dia m i l desaciertos, fal-
t a r á los preceptos de la educación y h a c e r
todo lo contrario de lo que se debe. L a
sociedad se los p e r d o n a , y es m a s se los
alaba, porque la sociedad es u n niño q u e
necesita u n j u g u e t e p a r a e n t r e t e n e r s u s
ocios, y este m o r t a l llena el objeto cum-
plidamente .
«Don Crisanto es u n pobre h o m b r e . »
H e aquí la p a l a b r a s a c r a m e n t a l que se r e -
pite en todas partes; he aquí el escudo
d e t r a s del c u a l se cobija n u e s t r o héroe p a r a
reírse á m a n s a l b a de esa sociedad que se
rie de él, p a g á n d o l a b u r l a s con b u r l a s ,
sarcasmos con sarcasmos y diciéndola á
s u vez: Pobre sociedad que me sufres; p o -
b r e sociedad á quien yo h e tomado por ob-
jeto de p a s a t i e m p o ; pobre sociedad, y t a n
p o b r e , que con la risa en los labios aplau-
des y celebras los desafueros que c o n t r a ti
cometo; y pobre y ciega sociedad, en fin,
que no ves m a s risa que la t u y a y no l a
— 225 —
mia que t r a s p i r a por todos los poros de
mi cuerpo, nacida de la candidez con que
calificas los actos de mi vida.
Pero la sociedad es m u y ciega; mejor
dicho, la sociedad es totalmente ciega de
la vista y del entendimiento, y por eso no
puede ver n i e n t e n d e r que me rio de ella,
y que si ella se divierte c o n m i g o , compra
bien cara su distracción, porque tiene que
tolerarme, m i e n t r a s yo, que n a d a p o n g o
en el j u e g o , gozo m a s que ella, porque
m e rio de su estúpida risa.
Don Crisanto es la p i e d r a i m á n de los
parásitos. La franca y e t e r n a sonrisa que
dilata su boca y la d u l z u r a con que brillan
sus ojos, imprimen en su semblante u n
tinte de benevolencia que está diciendo:
«yo no sé decir que n o : yo me pliego á
todas las exigencias.» Y ellos confiados en
la s e g u r i d a d de estos lísongeros pronósti-
cos a v a n z a n sin recelo contando por cierta
la victoria. Y la sociedad que le contempla
entre las g'arras de aquella t u r b a famélica
esclama: «¡Pobre Don Crisanto!» Y Don C r i -
santo se rie y con razón, p o r q u e la so-
ciedad s i g u e c i e g a y no vé, n i adivina,
que se a u m e n t a el oro de su g a v e t a , y
que si dá es con su cuenta y r a z ó n .
Sin e m b a r g o de su carácter escepcional,
Don Crisanto está sujeto á todas las pasiones
que llenan de flores ó abrojos la senda
de la vida, y así es que l l e g a á e n a m o -
rarse de u n a angelical criatura, bella como
15
— 226 —
las v í r g e n e s de Rafael, y t a n apasionada
como h e r m o s a . Su rosada boca convida á
u n casto beso; sus ojos n e g r o s y l á n g u i -
dos brillan humedecidos de t e r n u r a ; Luisa,
en fin, es en la tierra u n a de esas h a -
das que se aparecen á los jóvenes y poetas
en sus encantados sueños. E n el camino
que t r a z a la caprichosa fortuna á E d u a r d o ,
crece esta flor p a r a embellecerle con sus
delicados perfumes; l a joven ruborosa y el
ardiente mancebo se v é n , después se com-
p r e n d e n y por último se a m a n profunda-
m e n t e , y la sociedad d e r r a m a sobre ellos
á m a n o s llenas el incienso de sus a l a b a n z a s .
Don Crisanto comprende que h a y u n
fuerte obstáculo que vencer, su amor pro-
pio no le ciega h a s t a el estremo de esta-
blecer p u n t o de comparación e n t r e él y
su adversario: sin e m b a r g o , Don Crisanto
que vé m u y claro, no d i s t i n g u e m a s q u e
u n tropiezo; pero de esto al imposible h a y
p a r a él u n a distancia e n o r m e .
E d u a r d o es u n joven disipador; el afán
de aparecer á los ojos de la mujer cpie
a m a con el prestigio de la opulencia, le
empeña en prodigalidades locas; u n a m a n o
oculta proteg'e esta e m b r i a g u e z , y Eduai'do,
que no quiere descender de la a l t u r a en
que se h a colocado, tiene que acudir á p r é s -
tamos que consuman su r u i n a . Mientras
h a y u n a arca abierta á s u s e x i g e n c i a s no
piensa en otra cosa que en a p u r a r los g o -
ces de l a vida, pero llega el momento en
_ 227 —
que aquella p e r m a n e c e c e r r a d a á pesar de
sus repetidas i n s t a n c i a s , y entonces a c a -
ricia su m e n t e la idea del crimen. D e s g r a -
ciadamente p a r a él no e n c u e n t r a en el borde
del precipicio á que le h a conducido su
fausto, m a s que u n a m a n o que en vez de
sacarle á b u e n camino le empuja con fre-
nético impulso hacia él. E n su indecible
a m a r g u r a vuelve los ojos á la mujer que
a m a , pero aquella mujer no responde á las
m i r a d a s del h o m b r e á quien la sociedad
señala con el dedo
E d u a r d o desaparece de la escena.
Don Crisanto i m a g i n a que puede a s p i -
r a r á la m a n o de Luisa, y a l g ú n tiempo
después, el que h a b i a sabido deshacerse
de u n rival, es el pacífico poseedor de u n
tesoro donde l a j u v e n t u d y l a belleza ha-
b í a n prodigado sus dones con l a r g u e z a .
Lo sociedad asiste á este espectáculo. Don
Crisanto se a r r e l l a n a en u n a b u t a c a p a r a
presenciar, con la comodidad posible, la
exposición del g'ran d r a m a Juicios del Mundo,
e n el que está llamado á desempeñar el p a -
pel de actor y espectador, m i e n t r a s que la
sociedad se rie estrepitosamente de la g r o -
tesca acción que se desenvuelve ante sus
ojos, sin c o m p r e n d e r que se rie de si m i s m a !
— 228 —

EL ULTIMO PENSAMIENTO
DE UNA REINA.

¡Hermoso dia! El diáfano azul del fir-


m a m e n t o se ostenta sin u n a n u b e que lo
e m p a ñ e . U n sol radiante d e r r a m a sus ra-
yos sobre las poéticas c u m b r e s de Sierra-
N e v a d a , y parece que la n a t u r a l e z a des-
p l e g a sus g a l a s m a s seductoras p a r a so-
l e m n i z a r u n acontecimiento solemne.
Aquella población que veis rodeada de
j a r d i n e s que i m p r e g n a n la atmósfera de vo-
luptuosos perfumes, y cuyo m e n u d o cés-
ped mojan las cristalinas a g u a s de dos rios
de apacible corriente, que se confunden cerca
de sus m u r o s , como si tuviesen necesidad
de a d m i r a r j u n t o s t a n t a belleza; es G r a -
n a d a , la Medina a n d a l u z a , m a s dulce y
mas h e r m o s a que la fruta que la h a dado
nombre.
A h o r a t e n d e d la vista h a c í a la derecha y
contemplareis u n l u g a r e j o q u e desde l u e g o
revela lo reciente de su o r i g e n , y que pa-
rece construido allí p a r a v i g i l a r de cerca
á aquella h e r m o s a v i r g e n adormida por el
a r o m a de sus pensiles. E s S a n t a F é , r e -
fugio en la época á que nos referimos, de
todo lo que t i e n e n de m a s noble y esfor-
— 229 —
zado las coronas de Castilla y A r a g ó n .
La ciudad de las cien torres se asemeja
e n su profundo silencio á la i m a g e n del
dolor. Parece que de su seno se escapa y
que va rodando por el espacio u n g e m i d o
de indecible a m a r g u r a que significa u n pre-
sentimiento funesto. ¡Teme! ¡Sus sacerdotes
la h a n predicho su r u i n a , y que sus me-
dias l u n a s v a n á eclipsarse p a r a siempre a n t e
la cruz del N a z a r e n o !
P o r eso G r a n a d a no tiene u n a sonrisa
p a r a esa n a t u r a l e z a que se m u e s t r a con
ella t a n cariñosa. Mudos están sus trova-
dores, aquellos inspirados trovadores que
mezclaban sus l á n g u i d o s y poéticos c a n -
tos con las deliciosas a u r a s d e . su v e g a ;
los b i z a r r o s y apuestos cegríes y abencer-
rajes no r e c r e a n la vista e s c a r a m u z e a n d o e n
el l l a n o ó haciendo g a l a de s u destreza
en las c a r r e r a s de c a ñ a s y sortijas, y sus
mujeres de ojos y corazón de fuego, a i r o -
sas como la g a r z a que se columpia en el
espacio, se ocultan en sus berberiscos r e -
tretes como el cáliz de la flor en su ca-
pullo, al sentir el viento cálido del estío.
¡Pobre G r a n a d a !

II.

¡Qué distinto cuatro p r e s e n t a S a n t a Fe!


Cual otro caballo de T r o y a , l a n z a de su
seno m u l t i t u d de peones y g i n e t e s , en c u -
— 230 —
y a s b r u ñ i d a s a r m a d u r a s reflejan los r a y o s
del sol.
¡Oh! como ofuscan la vista los variados
matices de s u s altivos p e n a c h o s .
¡Cuantos pendones mece el viento b l a n -
damente!
¡Cuanta g a l a , c u a n t a b i z a r r í a t i e n e n que
a d m i r a r los ojos!
Pero contemplad como aquellas h u e s t e s
o c u p a n el llano y se o r d e n a n con la r a -
pidez del r a y o .
Los g i n e t e s andaluces abren sus filas y
aparece en medio de ellos u n a mujer que
oprime los lomos de u n generoso b r u t o .
Sobre sus dorados cabellos descansa la co-
r o n a de Castilla y León; es la r e i n a Isa-
b e l . A su lado y cubierto de brillante ar-
m a d u r a v á su esposo Don F e r n a n d o , de
a g r a c i a d o y varonil aspecto; y detras de
ambos, el Oran Capitán, el ilustre conde
de Tendilla con el estandarte real enhiesto,
y el preclaro cardenal Cisneros con el de
la Santa Fé.
¡Cuanto valor, c u a n t a h i d a l g u í a e n c i e r r a n
las b r u ñ i d a s cotas!
Ginetes y peones se estremecen de e n -
tusiasmo al fijar su vista en la m a g n á -
n i m a Isabel. ¡Qué h e r m o s a está con su traje
de g u e r r a el ang'el tutelar de Castilla!
Sin embarg'o, el semblante de la ilustre
s e ñ o r a se e n c u e n t r a u n tanto m a s pálido
que de costumbre por efecto de las e m o -
ciones violentas que la a g i t a n .
— 231 —
¡Ah! E s que vé realizado el sueño do-
rado de su vida.
¡Es que el sol a l u m b r a el dia m a s glo-
rioso de su reinado!
¡Es que tocó á su término la g u e r r a
de los siete siglos!
E s p a ñ a acaba de l a n z a r de su seno la
r a z a á quien abrieron sus p u e r t a s los d e -
saciertos de u n rey y la traición de u n
vasallo.
¡Infortunado Don R o d r i g o ; Florinda, t a n
h e r m o s a como desdichada, traidor Don J u -
lián, c u a n t a s l á g r i m a s y afanes legasteis
al suelo que os vio nacer !

III.
Llegó el g r a n dia marcado por la Pro-
videncia p a r a premiar el esfuerzo y la fé
de los castellanos.
¡Es el 2 de E n e r o de 1492!!
¡Granada h a capitulado!
E l rey chico se despoja de su r e g i a
investidura, y p a r t e solo y abatido á e n -
t r e g a r á los Reyes Católicos las llaves de
la ciudad querida donde nació, que le ar-
r e b a t a su e n e m i g a fortuna.
¡Desgraciado monarca sin corte ni vasallos!
¡Todos h u y e n de ti; no e n c u e n t r a s u n a
m a n o que estreche t u m a n o ; las l á g r i m a s
escaldan t u s pupilas, y h a s t a t u m a d r e Aixá
te repele de su laclo dirigiéndote estas a m a r -
— 232 —
gilísimas p a l a b r a s , que la historia h a t r a s -
mitido á las generaciones!
«Llora, llora como u n a mujer la pérdida
del reino que como hombre no supiste con-
servar.»
E n tanto el ejército cristiano a v a n z a ebrio
de e n t u s i a s m o .
« P a r t e , ilustre conde de Tendilla, dice
Isabel I al esforzado g u e r r e r o . Que a n t e s
de trasponerse el sol en Occidente v e a yo
el e s t a n d a r t e que s u s t e n t a n t u s robustos
b r a z o s , tremolar en lo m a s alto de la m o -
risca G r a n a d a . »
U n g r i t o u n á n i m e y atronador, lanzado
por miles de soldados, estremece el suelo
y v á á perderse en las elevadas crestas
de S i e r r a - N e v a d a .
¡Gloria á Dios! ¡Gloria á los m u y altos
y poderosos r e y e s Católicos!
G r a n a d a la bella, la perla de A n d a l u c í a ,
la predilecta del Profeta, es la cautiva del
cristiano.
E l estandarte real corona la torre del
Homenaje de la A l h a m b r a .
L a p r i m e r a Isabel radiante de gozo alza
sus ojos al cielo y m u r m u r a u n a p l e g a r i a ;
los bravos caballeros que la rodean imitan
su ejemplo, y el ejército obedeciendo á u n
mismo impulso, dobla la rodilla y r i n d e
g r a c i a s al R e y de los r e y e s .
E n tanto u n hombre de aspecto h u m i l d e
pero de fisonomía que revela la osadía
y el genio se aproxima á la soberana y
— 233 —
con firme a u n q u e respetuoso acento la dice:
«¡Y n a d a p a r a , mi, señora, en medio de-
t a n t a gdoria; ni u n a e s p e r a n z a s i q u i e r a ! . . . »
«¡Oh si, p a r t e ; p a r t e á realizar el pensa-
m i e n t o que absorve t u existencia! H i e n d e
Jas espumosas olas del Océano, y que esa
cruz que corona á mí G r a n a d a , se ostente
m u y pronto en los i g n o r a d o s países que te
h a revelado la Providencia.»
Y p a r t i ó . A q u e l h o m h r e e r a Cristóbal
Colon!

IV.

H a n trascurrido doce años.


Los disgustos domésticos y las fatigas
que se impuso en bien de l a m o n a r q u í a ,
h a n postrado en el lecho del dolor á Isa-
bel I. E n el semblante de los que la r o -
dean está r e t r a t a d a la a m a r g u r a indecible
que los devora.
¡Ay! aquella mujer pálida, d e s c a r n a d a ,
no es m a s que la s o m b r a de la ilustre ma-
t r o n a que tantos dias de g l o r i a dio á
Castilla. .
¡La m u e r t e no respeta n a d a !
De r e p e n t e su faz se a n i m a ; sus ojos
adquieren u n brillo estraño; se incorpora
en el lecho como impelida por u n oculto
resorte, y con acento firme, inspirado y
p e n e t r a n t e , esclama:
«No olvidéis j a m á s el pensamiento que,
h a ocupado mi existencia y que os he re-
— 234 —
velado t a n t a s veces. La fortuna de mi q u e -
rida E s p a ñ a está alli, alli...!!»
Y s u d e s c a r n a d a diestra señala el p u n t o
aquel del globo ocupado por el África!!
•Aquellas p a l a b r a s proféticas se acojen
como u n depósito s a g r a d o por los c i r c u n s -
t a n t e s . ¡Ay! e r a n las últimas que debia
p r o n u n c i a r aquella mujer t a n idólatra del
pais donde nació.
E n t r e los personajes que figuran en t a n
triste escena h a y uno, anciano yá, inves-
tido con las i n s i g n i a s de los principes de
la iglesia, cuyo semblante revela u n acerbo
pesar: es Giménez de Cisneros

U n a h o r a después los campanarios de


la ciudad de Medina del Campo anuncia-
b a n á sus contristados moradores que h a -
bia dejado de existir la esclarecida r e i n a
de Castilla.
V.

O r a n abre sus p u e r t a s al ejército espa-


ñol conducido por el cardenal Cisneros, cum-
pliendo este como b u e n vasallo y caballe-
ro, el deseo de la que fué su r e i n a .
Por eso dice al e n a r b o l a r la e n s e ñ a s a n t a
en los m u r o s de la conquistada ciudad:
«he aqtú mi r e i n a y señora, que cumpliendo
t u ú l t i m a voluntad, t r a i g o mi cruz de T o -
ledo sobre África, por Dios, por tí y por
España.»
VI.

H a n trascurrido trescientos sesenta y


ocho años desde el dia en que el e s t a n d a r t e
real coronó la torre del Homenaje de la A l -
hambra.
E l león h a sacudido su crespa m e l e n a ,
y su potente rujido salva los m a r e s y
v á á perderse en la alta cima del Atlas co-
losal.
E s p a ñ a h a vestido su luciente a r m a d u r a
chispeante de hélico entusiasmo, y á s u
m a n d a t o brotan donde quiera legiones de
valientes.
¡Isabel, F e r n a n d o ; vosotros que yacéis
bajo u n mismo sarcófago, donde hace t r e s
siglos se l e v a n t a b a el mhal de la g r a n d e
aljama de la morisca G r a n a d a , simbolizando
así el tiernísimo amor que os unió en vida,
venid á despertar con v u e s t r a presencia los
recuerdos gloriosos que r e g i s t r a la historia
del g r a n pueblo!
¡Córdoba, V a r g a s , Ponce de León, voso-
tros todos que contais los dias por h a z a -
ñ a s , a b a n d o n a d por u n i n s t a n t e el frió m á r m o l
de la t u m b a y venid también á contemplar
el magnífico cuadro que h o y ofrecemos á la
a sombra da E uropa!
E s p a ñ a no h a d e g e n e r a d o por m a s que
el infortunio la p e r s i g u i e s e , y semejante al
— 236 —
ave fénix renace libre, bella y poderosa de
e n t r e las cenizas de su p a s a d a g r a n d e z a .
¿No OÍS, no OÍS ese r u m o r que l l e n a el
ámbito de la estendida Iberia?
E s u n g r i t o de g u e r r a imponente que re-
piten e n coro niños y mujeres, viejos y j ó -
venes.
E n las ciudades y en las aldeas, en los
palacios de los poderosos y en las chozas
de los proletarios, escuchad el mismo canto
marcial que simboliza u n mismo p e n s a -
miento .
« ¡ G u e r r a á Marruecos!»
L a p l u m a retiembla de gozo en n u e s t r a s
m a n o s al describir escenas tan magníficas.
E l g e n i o de la discordia tendió sus alas
y h u y ó a v e r g o n z a d o del suelo de l a ca-
tólica E s p a ñ a .
Recuerdos de g l o r i a s p a s a d a s , olvido d e
disensiones, sacrificios p a r a el p o r v e n i r ,
son los afectos que h o y i n u n d a n el corazón
de s u s hijos.
Llegó el dia en que E s p a ñ a enseñe á las
naciones su cetro de oro y su Masón Divino.
Las b a n d e r a s de la N a v a s y Lepanto se
h a n desplegado, y son conducidas al África
por los valientes tercios castellanos, satis-
faciendo asi las aspiraciones de la p a t r i a .
¡ Ay imperio infeliz! Osaste t u r b a r el sueño
del león, y el león despierta y se l a n z a
sobre tí.;
¿Quieres oir u n a p á g i n a de la historia
de tu p a s a d o ? . . .
— 237 —
« L a traición pone á u n pueblo dilatado
á merced de u n a r a z a venida del Oriente.
La g u e r r a se enciende entre ambos con
coraje indecible, y el genio del e s t e r m i -
nio se mece sobre sus cabezas d u r a n t e siete
siglos. Poco á poco los invasores v a n s u -
cumbiendo; s u s fronteras se estrechan, y
reducidos á u n limitado espacio, se r i n d e n
desechos y vencidos á las victoriosas hues-
tes de dos reyes afortunados.»
T u s hijos son los hijos de aquella r a z a
vencida; los de los vencedores, h o y los con-
t e m p l a con e s p a n t o .
¿Quieres oir la voz de su d e s t i n o ? . . . P u e s
oye el último pensamiento de l a h e r o i n a
de G r a n a d a :
«No olvidéis j a m á s que la fortuna de mi
querida E s p a ñ a está a l l í . . . . allí...!»
Y su d e s c a r n a d a diestra señaló el p u n t o
aquel del globo ocupado por el África.

VII.

Por eso la s e g u n d a Isabel, cumpliendo


con u n destino providencial, y con la v o -
l u n t a d de su esclarecida abuela, lleva la
cruz de G r a n a d a y O r a n sobre África, por
Dios y por E s p a ñ a . ( 1 )

(1) E s t e a r t í c u l o fué e s c r i t o al s a b e r s e e n Manila


la toma de Tetuan.
EL VATICINIO.

E r a el año de 1504, cuando t u v i e r o n


lug'ar en la poética y r e n o m b r a d a Sevilla,
las escenas que vamos á referir. .
Magnífico p a n o r a m a p r e s e n t a b a el G u a -
dalquivir. Su cristalina y apacible corriente
casi desaparecía bajo mil n a v e s vistosamente
empavesadas con banderolas y g a l l a r d e t e s ,
q u e se columpiaban al arrullo de las p e r -
fumadas brisas; en sus m á r g e n e s v e í a n s e ,
en a g r a d a b l e confusión, g r a n cantidad de
a r m a s y pertrechos de g u e r r a , fardos y ca-
j o n e s , pipas y víveres - de todas especies, y
no era necesario reflexionar m u c h o p a r a
comprender que se t r a t a b a de u n a espedi-
cion importante á regiones descubiertas por
el i n m o r t a l Cristóbal Colon.
Así era en efecto; aquel era el dia se-
ñalado p a r a darse á la vela con r u m b o á
las Indias Occidentales u n a crecida escua-
d r a r e g i d a por el capitán Don Diego de V e -
lazquez.
E n todas partes bullía u n enjambre de
vivientes, compuesto de soldados y menes-
t r a l e s , moros y judíos, viejos y niños, q u e
ora se a p i ñ a b a n , ora se estendian como las
olas del m a r , formando u n conjunto tan
s i n g u l a r y etereogéneo, que suspendía el
— 239 —
ánimo en a g r a d a b l e contemplación. Aquí
los lamentos de u n a esposa, de u n a ma-
dre, de u n h e r m a n o , al dirijir el adiós pos-
trero á la p r e n d a q u e r i d a de su corazón;
allí las m u t u a s protestas de u n amor eterno;
m a s allá los proyectos de futura g r a n d e z a
formulados por u n a j u v e n t u d tan valiente
como a v e n t u r e r a , y donde quiera que se t e n -
diesen los ojos, contemplábase el espíritu
emprendedor que t a n t o distinguió el siglo
del cumplido y hazañoso emperador Carlos I
de E s p a ñ a .
Al pié de la famosa torre del Oro veíase
u n g r u p o de seis jóvenes que por su as-
pecto r e v e l a b a n pertenecer al estado noble,
sin e m b a r g o de que vestían á la u s a n z a
de los soldados de aquel tiempo. E n t r e ellos
hacíase notar por u n no se que inesplica-
ble, u n mancebo de g e n t i l presencia y tipo
v e r d a d e r a m e n t e meridional, en c u y a fiso-
n o m í a , velada por tintes melancólicos, h u -
biera descubierto u n iniciado en los secre-
tos del sistema de L a v a t e r , al hombre na-
cido p a r a m a n d a r á los demás y p a r a lle-
v a r á cabo empresas g i g a n t e s c a s . Con la
cabeza l i g e r a m e n t e inclinada y a m b a s m a -
nos descansando en el p u ñ o de u n a l a r -
g u í s i m a espada, parecían serle de todo p u n t o
indiferentes las escenas bulliciosas y v a r i a -
das que tenían l u g a r á su alrededor, y
los picantes y animados diálogos de sus
cámara das.
Un n o m b r e de mujer pronunciado con
— 240 —
m a r c a d a intención por uno de ellos hizo
volver en sí á H e r n a n d o que tal se l l a -
m a b a n u e s t r o héroe, el cual dirig'ió u n a
m i r a d a p e n e t r a n t e y severa al malicioso
m a n c e b o haciéndole comprender que h a b i a
cometido u n a i m p r u d e n c i a .
—¡ P o r m i vida ! que te veo tímido como
u n a doncella de quince abriles, dijo otro
de los que formaban el corro e n c a r á n d o s e
con H e r n a n d o . ¡ Pero y a c a i g o ! Tal vez
l a m e m o r i a del b u e n comendador ó la de
s u hija, amores de otros dias, ocupan t u
m e n t e por completo, haciéndote i n s e n s i b l e
á lo que p a s a en torno de t í . . . .
—¡Calla! No acibares mi corazón recor-
dándome ese acontecimiento funesto que h a
motivado m i alistamiento, en, u n a espedi-
cion que no era la que yo habia soñado;
deja que t a n tristes memorias se a d o r m e z -
can en el fondo de mi a l m a , arrulladas por
el soplo de las tempestades que v a m o s á
combatir.
— ¡ P o r S a n t i a g o que eres descontentadizo!
¿Acaso esta c a m p a ñ a la juzg'as menos d i g n a
de u n joven ávido de gloria y esplendor
que las celebradas de Italia que t a n t o t e
desvelan? El porvenir se p r e s e n t a m a s li-
s o n g e r o aquí; oro, poder, cuanto puede al-
h a g a r á u n soldado de fortuna nos b r i n d a
esta j o r n a d a ¿que mas quieres? al paso que
t u s hechos en Italia, por hazañosos que
fuesen, palidecerían ante la aureola de g l o -
ria que c i r c u n d a al g r a n Capitán.
— 241 —
—¡Oro! ¡siempre oro! balbuceó con a m a r -
g u r a H e r n a n d o . E s c u c h a ; yo no ambiciono
la celebridad que proporcionan las r i q u e z a s ;
quiero algo m a s que eso, m u c h o m a s ; u n
n o m b r e adquirido por acciones heroicas;
la admiración de los h o m b r e s , la del orbe:
hacer lo q u e nadie h a y a h e c h o , conquis-
t a n d o u n a p á g i n a en la historia y u n a
corona de l a u r e l p a r a mi cabeza.
—¡Deliras! pobre H e r n a n d o .
— ¡ Y que quieres! Dile á m i corazón,
cuyos impulsos sigo, que se e n g a ñ a ; dile
á m i ardiente fantasía que d e t e n g a su r á -
pido vuelo, p r e s e n t á n d o m e m e n o s h e r m o s a
la g l o r i a que ambiciono, cu}"a existencia
es mi existencia, cuyas h u e l l a s sigo con
tenaz porfía, confiando a l c a n z a r l a tal cual
la contemplo en mis a g i t a d o s sueños. P o r
eso cuando la suerte m e cerró las p u e r t a s
de la esclarecida Italia vine presuroso á
alistarme en esta espedicion; y a q u i m e
tienes dispuesto á conquistar u n n o m b r e ó
á perecer en la d e m a n d a .
—¿Y que destino r e s e r v a el futuro héroe
á los que de pensamientos m e n o s elavados
que los suyos se ocupan m a s de las cosas
terrenas?
— E l q u e mejor les plazca, contestó Her-
n a n d o con u n a l i g e r a sonrisa, dirigiéndose
á sus a m i g o s . E l inmenso territorio que
vamos á conquistar es rico á m a r a v i l l a ,
s e g ú n c u e n t a la fama, y sus pobladores
valientes como Cides; de suerte que Dios
16
— 242 —
mediante no lian de faltar ni oro ni cu-
chilladas con que satisfacer todos los g u s t o s .
Tal era l a conversación que a n i m a b a á
n u e s t r o s soldados cuando vino á t u r b a r l a
la presencia de u n a vieja d e s a r r a p a d a .
«De rostro innoble y siniestro,
Seco, como de ceniza,
Con dos p e n e t r a n t e s ojos,
Que con siniestra luz brillan;»
formando u n conjunto tan r e p u g n a n t e y
sombrío, que u n a i m a g i n a c i ó n poética la
h u b i e r a comparado á la Fatalidad evocada
por los abismos infernales sobre aquel
m u n d o de cabezas llenas de e s p e r a n z a s y
doradas ilusiones.
— ¡ U n a limosna por amor de Dios!, dijo
con acento desapacible y entrecortado, diri-
giéndose á nuestros j ó v e n e s , tendiendo u n a
m a n o d e s c a r n a d a como la de la m u e r t e ,
y conjunto de huesos y t e n d o n e s .
— ¡ T o m a y h u y e de aquí, b r u j a m a l -
dita!, p r o r r u m p i ó H e r n a n d o a l a r g á n d o l a u n a
moneda.
— ¡ O h generoso m a n c e b o , Dios os pre-
mie el bien que me hacéis! Si vá t a n bello
mozo á las Indias y quiere saber lo que
en ellas le espera, yo le diré la b u e n a -
v e n t u r a , que sé decirla como nadie en Se-
villa.
E l j o v e n , a u n q u e con desprecio, la t e n -
dió la m a n o puesta la p a l m a h a c i a a r -
riba, y la vieja empezó á e x a m i n a r l a de-
tenidamente, haciendo tan ridiculas contor-
— 243 —
siones, que no p u d i e r o n m e n o s de escitar
su risa. De improviso los ojos de aquella
mujer adquieron u n brillo vivísimo, s u s
huesos crujieron y chocaron unos con otros,
comunicando á su enflaquecido cuerpo u n
estremecimiento g a l v á n i c o , y como inspi-
r a d a por u n espíritu superior esclamó con
v i b r a n t e acento:
— ¡Que es lo que estoy m i r a n d o , Dios
mió!
—¡Acaba! la i n t e r r u m p i ó H e r n a n d o con
m u e s t r a s de m a r c a d a i n q u i e t u d , producida
por los s i n g u l a r e s trasportes de aquella si-
bila de n u e v a especie. ¿Que adviertes en m i
m a n o que t a n t o te sorprende?
— ¡ O h valiente caballero, qué de r e v u e l -
tos l a n c e s , qué de n u n c a vistas a v e n t u -
r a s , qué de h a z a ñ a s portentosas os espe-
r a n en esas t i e r r a s donde os dirijís, y q u e
yo veo escritas en la p a l m a de esa p o -
derosa m a n o !
— E m p i e z a t u relación y sé breve por
que t e n g o poca paciencia p a r a e s c u c h a r t u s
p a t r a ñ a s , vestiglo de B a r r a b a s !
— P u e s atienda y n o se enfade, q u e
y a comienza su b u e n a v e n t u r a . Después de
m u c h o s trabajos l l e g a r á el caballero á las
Indias, donde c o n q u i s t a r á reinos poderosos,
y le ofrecerán sus príncipes de rodillas
m u c h o oro y g a l a s . La fortuna s e g u i r á
siempre sus b a n d e r a s y sus conquistas ar-
r a n c a r á n al infierno miles de a l m a s . S u s
h a z a ñ a s se t e n d r á n por fabulosas y las ce-
— 244 —
l e b r a r á n todos los poetas del m u n d o , y su
n o m b r e será eterno en la m e m o r i a de l a s
g e n e r a c i o n e s y e n los fastos de la histo-
ria, que le l l a m a r á h é r o e . . . .
— Y b i e n , i n t e r r u m p i ó el apuesto j o v e n ,
cansado sin d u d a de t a n l a r g a r e t a h i l a de
d i s p a r a t e s ; ¿volveré á v e r estas r i b e r a s des-
p u é s de las glorias que m e h a s p r o n o s -
ticado?
— ¡ S í . . . . v o l v e r á s . . . ! contestóle con acento
siniestro y p a u s a d o , después de u n i n s -
t a n t e de meditación. ¡ S í . . . . volverás por
d e s g r a c i a t u y a ! ¡ Volverás como el sol se
vá y vuelve...! ¡mira...!
Y ' su h o r r i b l e diestra s e ñ a l a b a á C a s -
tilleja por donde el sol rojizo se escondía.
H e r n a n d o dirigió la vista al p u n t o de-
s i g n a d o por l a pordiosera E n aquel ins-
t a n t e se asemejaban las n u b e s á u n fére-
tro rodeado de velas amarillas en cuyo c e n -
tro aparecía el sol como u n c a d á v e r . E l
j o v e n sintió u n vag'o t e r r o r y su frente
e m p a p a d a de sudor frió.
L a r g o rato p e r m a n e c i ó inmóvil como u n a
estatua. Cuando volvió en sí h a b i a desa-
parecido l a h e c h i c e r a , y sus compañeros de
a r m a s , poco interesados en las relaciones
de ésta, d i s c u r r í a n por e n t r e los apiñados
g r u p o s esperando la h o r a d e s i g n a d a p a r a
la p a r t i d a .
¡ S e e n c o n t r a b a solo !
U n cañonazo s e g u i d o de u n m u r m u l l o
g e n e r a l y del ruido de las m a n i o b r a s de
— 245 —
los m a r i n e r o s , a n u n c i ó que era llegado el
m o m e n t o del e m b a r q u e .
U n a h o r a después s u r c a b a m a j e s t u o s a -
m e n t e las a g u a s del G u a d a l q u i v i r , i m p e -
lida por u n a fresca b r i s a la n a v e que con-
ducía al soldado á quien t a n estraño p o r -
v e n i r le h a b í a n predicho.
¡ A q u e l soldado era H e r n á n - C o r t e s !
S u n o m b r e lo dice todo.
U n a serie de conquistas asombrosas, de
h a z a ñ a s i n a u d i t a s , acometidas con seiscien-
tos españoles, le hicieron dueño de u n i m -
perio t a n dilatado como opulento. Vuelto
á su p a t r i a halló por premio i n g r a t i t u d e s
y persecuciones, y lleno de d e s e n g a ñ o s y
a m a r g u r a s m u r i ó en Castilleja, volando al
seno de su Criador a q u e l a l m a t a n g r a n d e
y generosa.
¡ La predicción de la h e c h i c e r a se h a b i a
realizado !
— 246 —

REFLEXIONES
iiecrcii d o las publicaciones históricas relativas á Filipinas.

E s i n n e g a b l e que pocos países ofrecerán


el n ú m e r o de historiadores que c u e n t a E s -
p a ñ a , i n c l u y e n d o en él, el de los q u e se
dedicaron á escribir las crónicas é historias
p a r t i c u l a r e s de los a n t i g u o s reinos de la
P e n í n s u l a y de sus diversas p r o v i n c i a s ; así
como las de diferentes corporaciones, c o n -
ventos, institutos y casas ilustres; h a s t a el
extremo de que en el siglo anterior co-
leccionó la Academia de la Historia trece
mil seiscientos sesenta y cuatro d o c u m e n t o s
p a r a la de n u e s t r a n a c i ó n , e n t r e los cuales
h a y el crecido n ú m e r o de cuatrocientos treinta,
y nueve historiadores que escribieron en l a
época que tuvieron lug'ar los acontecimien-
tos que refieren.
P e r o si la c a n t i d a d de estos trabajos es
t a n considerable como h e m o s visto, e n
cambio no sucede lo propio respecto á s u
b o n d a d literaria, p u e s carecen por lo g e -
n e r a l de p l a n d e t e r m i n a d o ; la n a r r a c i ó n
se i n t e r r u m p e á cada paso p a r a ocuparse
de hechos p a r t i c u l a r e s , desprovistos de in-
terés y á g e n o s del l u g a r , sin que estas
faltas se e n c u e n t r e n disimuladas con la m á -
— 247 —
g i a de u n l e n g u a j e p u r o , conciso y e l e g a n t e ;
a u n q u e no es raro hallar trozos b e l l a m e n t e
escritos.
Todo estaba dicho con enfadosa proligidad
en ese inmenso cúmulo de crónicas é h i s -
torias: no h a b i a tenido l u g a r u n aconteci-
miento por poco i n t e r e s a n t e que fuese que
no h u b i e r a sido consignado por el h i s t o r i a -
dor ó cronista respectivo; y sin e m b a r g o
la P e n í n s u l a carecía de u n a historia g e n e r a l ,
p u e s a u n q u e existían a b u n d a n t e s y preciosos
materiales p a r a edificar este m o n u m e n t o lite-
rario, esa m i s m a a b u n d a n c i a y h a c i n a m i e n t o
no podían m e n o s de infundir tedio y desa-
liento á los h o m b r e s eruditos y laboriosos,
inclinados por afición á esta clase de trabajos.
Mal era este que t e n i a su o r i g e n en la
t u r b u l e n c i a de los tiempos y en los m o -
delos literarios á que estrictamente se ceñían
los a n t i g u o s historiadores. Dividida la P e -
n í n s u l a en m u l t i t u d de reinos y estos en es-
tados señoriales que a u n q u e dependientes
de la corona ejercían en sus dominios u n po-
der absoluto, p u e d e decirse que no h a b í a
verdadero espíritu público ni era posible que
lo h u b i e r a con t a n encontrados y h e t e r o g é -
neos poderes. P a r a escribir u n a historia g e -
n e r a l que prescindiendo de localidades y privi-
legios desempeñase su v e r d a d e r a misión, fué
preciso que antes t u v i e r a l u g a r la r e u n i ó n de
aquellos diferentes reinos y se crease la nacio-
nalidad española. E s p a ñ a debe al e m i n e n t e
j e s u í t a J u a n de M a r i a n a el p r i m e r trabajo de
— 248 —
esta especie; obra magnífica j u z g a d a l i -
t e r a r i a m e n t e , y admirable si se tiene e n
c u e n t a que p a r a su redacción t u v o que l e e r
y o r g a n i z a r el i n m e n s o n ú m e r o de cróni-
cas escritas b a s t a su t i e m p o , inéditas la ma-
y o r p a r t e ú olvidadas e n los archivos de
los a n t i g u o s reinos y señoríos feudales;
c u y a s t a r e a s por si solas, h u b i e r a n h e c h o
desfallecer á otro h o m b r e que no h u b i e r a
tenido la e n e r g í a y fuerza de v o l u n t a d q u e
él poseía en tan alto g r a d o .
H e m o s dicho que los modelos literarios se-
g u i d o s por los historiadores anteriores á este
sabio escritor, produjeron en p a r t e esas com-
pilaciones fastidiosas p a r a c u y a lectura se
necesita el valor de u n héroe; pero como
dice u n distinguido literato de n u e s t r o si-
g l o «no h a b i a que pedir g r a n crítica ni
filosofía á los historiadores de aquel tiempo:
h a r t o h a c í a n , continúa, con r e c o g e r datos
esparcidos en m o n u m e n t o s y cronicones poco
conocidos, y ordenarlos del mejor modo po-
sible. Las opiniones de su época, no p e r -
m i t í a n por otra parte d u d a r de infinidad de
h e c h o s que a h o r a se tienen por fabulosos
ó e x a g e r a d o s , y así los referían con u n a
credulidad que p a s m a , pero que n o se de-
b e r í a e s t r a ñ a r atendidas las circustancias en
que se escribieron. E n cuanto á la forma n o
se a r r e d r a b a n ante el inconveniente de d a r
á sus obras u n a estension desmedida; a n t e s
bien p a r e c e como que este era u n mérito que
b u s c a b a n y se a p r e c i a b a en ellos. Con efecto.
— 249 —
se las h a b í a n con lectores de distinta índole
que los actuales: estos y á por la m u l t i t u d
de obras que, merced á l a i m p r e n t a , corren
en m a n o s de todos; y á p o r q u e la l i g e r e z a
del siglo infunde en ellos cierta frivolidad;
y y á t a m b i é n , p o r q u e siendo m a y o r su n ú -
m e r o , no tienen m u c h o tiempo p a r a t a n
l a r g a s lecturas, ó no las necesitan; e x i g e n
m a s rapidez, m a s concisión en los escritos
históricos; pero los a n t i g u o s , pertenecientes
á u n a época de condición y de estudios
concienzudos, se complacían eu esos por-
m e n o r e s , en esa m i s m a pesadez, que tanto
nos cansa y a b r u m a . F u e r a de esto, los
historiadores de l a época á q u e hacemos refe-
rencia, t e n í a n presentes y t o m a b a n por mo-
delo á los de l a a n t i g ü e d a d , y á imitación de
ellos, g u s t a b a n d é l a s l a r g a s descripciones de
sitios y batallas y de las pomposas a r e n g a s .
E n esto era en lo que p r i n c i p a l m e n t e p o n í a n
su cuidado: si á veces e n t r a b a n en considera-
ciones acerca de los sucesos, no estaban estas
consideraciones relacionadas con n i n g ú n sis-
t e m a g e n e r a l de filosofía ó de gobierno que
i n t e n t a s e n crear ó sostener: se limitaban al
misino hecho que daba ocasión a e l l a s , con su
correspondiente séquito de citas y autoridades
a n t i g u a s . E n u n a p a l a b r a , s e g u í a n el sistema
histórico de acl narramdum en su m a y o r escala
y no conocían el de ad probandum; asi es que
g e n e r a l m e n t e nos dejan á oscuras sobre las
costumbres, leyes y o r g a n i z a c i ó n social de
las épocas á que se refieren.
— 250 —
¿Y si E s p a ñ a después de m u c h o s sigdos
careció de u n a historia g e n e r a l h a s t a q u e
M a r i a n a publicó la s u y a en 1592, sin e m -
b a r g o de contar e n t r e sus historiadores n o n v
bres tan ilustres como Ocampo y Morales,
Zurita y G a r i b a y , que estraño será que F i l i -
p i n a s , pais naciente, c u y a existencia político
católica no l l e g a á trescientos años no cuente
cou u n a obra de esta especie? ¿Habrían de
a p a r t a r s e estas islas del camino que s i g u i ó
la m a d r e p a t r i a y que s i g u e n en l i t e r a t u r a
como en las ciencias y las artes, todos los
países del m u n d o h a s t a l l e g a r á la perfec-
ción posible?
Hemos significado que el pais carece h a s t a
a h o r a de u n a obra de esta especie, y no
creemos necesario a d u c i r m u c h a s p r u e b a s
p a r a justificar tal juicio escribiendo en él.
Los trabajos de esta n a t u r a l e z a dados h a s t a
hoy á la e s t a m p a en el p a í s , son c o m u n -
m e n t e crónicas, pero n u n c a l i t e r a r i a m e n t e
j u z g a d a s p o d r á n considerarse como historias
g e n e r a l e s , p o r q u e se circunscriben á loca-
lidades dadas; y otras, si bien a b r a z a n d o
u n campo m a s estenso, carecen de p l a n , de
e n c a d e n a m i e n t o en la descripción de los su-
cesos, faltando con frecuencia la g r a v e d a d
que debe presidir á esta clase de t r a b a j o s ,
dando por b u e n a s , fábulas y p a t r a ñ a s que
la s a n a crítica repele, y siendo por lo g e -
n e r a l el l e n g u a j e d e s m a y a d o y r e d u n d a n t e
en demasía.
S i g u i e n d o los historiadores de Filipinas
— 251 —
el a n t i g u o sistema de escribir volúmenes, ape-
laron al arbitrio de descender á triviales des-
cripciones, h a s t a el extremo de h a b e r crónica
que c u e n t a veinte tomos, a l g u n o s de ellos
dedicados á minuciosas noticias respecto á
l a v i d a de sacerdotes, á las resoluciones de
los capítulos de las órdenes religiosas y á
las inserciones í n t e g r a s de espedientes que
t u v i e r o n relación con ellas, con otra infi-
nidad de incidentes t a n triviales que no p u e -
den menos de producir cansancio y fastidio
á los lectores, por m u c h o s deseos que t e n g a n
de conocer la historia del pais. E l único
trabajo que en n u e s t r o concepto se acerca
á la v e r d a d e r a historia es el que publicó
en 1803 el padre a g u s t i n o F . J o a q u í n M a r -
tínez de Z ú ñ i g a . A q u í y a se ve orden, u n
l e n g u a j e claro y n a t u r a l , despojado del fár-
r a g o indigesto que se e n c u e n t r a en las cróni-
cas; y la n a r r a c i ó n , s i g u i e n d o su curso d e -
s e m b a r a z a d a m e n t e , ofrece a g r a d a b l e l e c t u r a
y fácil comprensión de los sucesos que d e s -
cribe. Sin e m b a r g o fué demasiado compen-
dioso en a l g u n o s sucesos, y h a y aconteci-
mientos que forman época en el pais que
n o se e n c u e n t r a n descritos t a n detallada-
m e n t e como fuera de desear, y como r e q u e -
r í a s u - interés histórico.
Como u n a p r u e b a del juicio q u e h e m o s
emitido, creemos del caso copiar tal cual se
h a l l a escrito el prólogo de esta apreciable
obra:
«Las historias de Filipinas se componen
— 252 —
de volúmenes g r a n d e s , y tomos en folios
m a y o r e s , que las de las naciones m a s a n -
t i g u a s , y dilatadas en lo r e s t a n t e del Globo.
P a r a l l e n a r estos libros h a sido preciso á
n u e s t r o s historiadores, que por lo c o m ú n
son R e g u l a r e s , t r a t a r m u y por extenso las
vidas de m u c h o s Religiosos, y las d e t e r -
m i n a c i o n e s de s u s Capítulos, noticias poco
interesantes al resto de los h o m b r e s . Otros
h a n dado por t r a s l a d a r expedientes s e g u i -
dos en Gobierno, y referir u n a porción
de frioleras, que fastidian á la g e n e r a c i ó n
p r e s e n t e . De a q u i nace que h a y a pocos en
Manila que sepan la Historia de la Colo-
n i a , en que viven, p o r q u e es t a n fastidiosa,
que se c o n t e n t a n con leer a l g ú n r e t a z o , ú
oir á otros los hechos m a s ruidosos, q u e
h a n sucedido, y se suelen contar t a n d e s -
figurados que p a r e c e n e n t e r a m e n t e d i v e r -
sos de lo que fueron. E s t a i g n o r a n c i a d i s -
culpable por lo q u e molesta leer u n a H i s -
toria, en que es preciso, sacar u n poco de
g r a n o e n t r e m u c h a paja, es m a s perjudicial
que lo que p a r e c e . Se v e n h o m b r e s p r e o -
cupados contra a l g u n o s cuerpos, por h a b e r
entendido a l g u n o s sucesos a n t i g u o s al revés
de como pasaron y c o n d e n a r m u c h a s de
sus operaciones inocentes, concibiendo en
ellas la malicia, que falsamente creen t u -
bieron en otras ocasiones, los que a h o r a l a s
ejecutan.
« P a r a obviar estos i n c o n v e n i e n t e s , y p a r a
que cualquiera p u e d a saber con facilidad,
— 253 —
si quiere, la Historia de Filipinas, la lie re-
ducido á este pequeño v o l u m e n , que se puede
leer en poco tiempo. A l g u n o s la t e n d r á n
por d i m i n u t a , pero creo, que no se h a l l a r á
suceso d i g n o de que pase á l a posteridad,
que no se e n c u e n t r e en esta obra, y me atrevo
á decir, que no h a y n a c i ó n e n el m u n d o ,
que t e n g a Historia t a n c i r c u n s t a n c i a d a .
No puedo n i quiero g l o r i a r m e de que es-
cribo lo que no está dicho por otros au-
tores, antes bien confieso l l a n a m e n t e , que
no digo m a s , que lo que dijeron ellos, y
que todo cuanto refiero, está contestado en lo
s u b s t a n c i a l , por todos n u e s t r o s Historiado-
res, que solo se diferencian en l a s reflexio-
n e s , y en las diversas consecuencias, que
sacan de u n o s mismos sucesos, movidos de l a
diferencia de afectos é intereses. P a r a no
caer en este error, h e suprimido v a r i a s r e -
flexiones, que se deberían h a c e r ; a r r e g l á n -
dose á las Leyes de la Historia, h e callado
otras, porque no se debe decir todo lo que
se sabe, dejándolas de i n t e n t o , p a r a que
el lector imparcial l a s h a g a por si m i s m o .
Si se e n c u e n t r a n otros defectos, procede-
r á n á veces del fin que m e h e propuesto,
que h a sido atender todo lo posible á l a
concisión sin dejar de referir todas las cir-
c u n s t a n c i a s de los h e c h o s y cuidar de la
claridad, a u n q u e sea á costa de descuidar
u n poco de la h e r m o s u r a , que no es t a n
n e c e s a r i a p a r a el fin que h e tenido en es-
cribir esta Historia. Vale»
— 254 —
La obra de Don Sinibaldo de Mas, la de
Mr. Mallat, el Diccionario de los P P . Bu-
ceta y Bravo, u n trabajo estadístico publi-
cado por Don Rafael Diaz A r e n a s y a l g u -
nos otros que no e n u m e r a m o s , ni son h i s -
torias ni sus autores pretendieron j a m á s que
lo fueran, porque no se t r a z a r o n ese p l a n
al escribirlas. E s t a s obras llenas de i n t e -
r e s a n t e s noticias y las voluminosas c r ó n i -
cas con que c u e n t a el pais, son u n m a -
terial inmenso y precioso que ofrece a b u n -
d a n t e s datos p a r a formar con ellos u n t r a -
bajo literario que merezca l l a m a r s e histo-
r i a g e n e r a l de Filipinas.
VERSOS
C R E E R Y AMAR. J

Necesito admirarte
Y en la firmeza
Creer de t u s a m a n t e s
Dulces promesas;
Que t u s p a l a b r a s
H a n sido y s e r á n siempre
Hijas del alma.
Creer que no comprendes
Sin mi la vida
Como yo no concibo
Sin tí la m i a .
Creer, h e r m o s a ,
Que es la d u d a , el infierno:
La fé, la g l o r i a .

DEDUCCIÓN. /
J

«Apréndete á conocer»
Dijo á los hombres u n sabio,
Y a u n q u e á s u orgullo hizo a g r a v i o
Llegó el h o m b r e á e n m u d e c e r .
17
— 258 —
D u d a r es casi creer
S e g ú n u n refrán m u y viejo,
Y así obediente al consejo
Tanto á discurrir se dio,
Que á conocerse alcanzó
E n el cristal de u n espejo.
E n su límpido cristal
V e m o s n u e s t r a i m a g e n propia,
Y de paso t a m b i é n copia
La invisible, i n m a t e r i a l .
Que el rostro es espejo real
Del alma, todos sabemos;
P u e s de lo dicho tendremos
Que cuando e n él nos m i r a m o s ,
Un espejo en otro hallamos
Y el rostro del alma vemos.

LA V E J E Z .

H u i d , h u i d de m i cansada m e n t e
Memorias de otra edad, no en c r u d a liza
Todas á u n tiempo pretendáis m o s t r a r m e
E l andado camino de la vida.
Dejadme en paz recuerdos enojosos
Que el corazón y el á n i m a contristan,
Cuando el tiempo prescribe los placeres,
Cuando está del 110 ser cercano el dia.
F u i , pero n a d a soy n i n a d a espero;
T e n g o clara razón, ciencia infinita,
De la vejez horribles compañeras,
De las dulces creencias e n e m i g a s
¿Mas la esperanza al fin, que es la esperanza?
— 259 —
Horizonte sin término ,y medida;
J u g o que e s t r a e n los h o m b r e s de sus penas
P a r a aliviar del a l m a las h e r i d a s .
E n diferentes g r u p o s yo contemplo
L a sociedad e n t e r a dividida;
Ávidos u n o s de poder y g l o r i a ,
Sedientos todos de r i q u e z a y dichas.
L a realidad no llena sus deseos,
E l p o r v e n i r s u s sueños acaricia;
E s el espacio, la ambición h u m a n a ;
Dios solo la comprende y d e t e r m i n a .
¿Y esta es la vida?
¡Pesada carg a!
-

¿.A quien convida


Si es t a n a m a r g a ?
¿A quien sino al que loco y sin cautela
Con esperar t a n solo se consuela?
Cuando en medio de d a n z a s y festines
Me deslizo con p l a n t a fugitiva,
Y dilatan mis labios b l a n q u e c i n o s
U n a eterna y sarcástica sonrisa;
Se s u s p e n d e n los g i r o s voluptuosos,
De la orquesta l a m á g i c a a r m o n í a ,
Y los brindis e s p i r a n en las bocas
Por el licor ardientes y lascivas.
P o r q u e esa t u r b a anhelosa
P o r el placer adormida;,
Comprende que en n u e s t r a vida
Tiene su t é r m i n o el bien;
Y presiente que los años
V e n d r á n de p e n a s y h o r r o r e s ,
Y espinas s e r á n las flores,
Y se v e r á cual m e vé:
— 260 —
Cansado é indiferente p e r e g r i n o
Que toca y a el final de su c a m i n o .

¿Mas no era yo feliz cuando en mi pecho


U n corazón volcánico latía,
Y lo que j u z g o h o y sueños y locuras
No fueron del a y e r v e n t u r a s mías?
¿A la gloria, á elevados p e n s a m i e n t o s ,
E n el a l m a no di siempre a c o g i d a ,
• Y alzó mi n o m b r e de la fama el vuelo
Por su influjo benéfico a l g ú n dia?
¿Mi m a n o u n tiempo g-enerosa y fuerte
Otra no h a l l a r a en la azarosa v i d a ,
Que franca y noble la estrechó gozosa
Compartiendo pesares y alegrías?
¡Ay! y de u n a mujer que n u n c a , n u n c a
P u e d o b o r r a r de la m e m o r i a m i a ,
¿No sentí el casto amor, su dulce encanto
Que el puerto fué donde a l b e r g u é m i dicha?
E l tiempo, el tiempo e n g e n d r a la m u d a n z a
Haciendo á la vejez a d u s t a y fria;
Que la pesada c a r g a de los años
Al cielo impiden l e v a n t a r la vista.

EPIGRAMA.

Misterio es del corazón


E l amor, á lo que veo,
P u e s que á t a n dulce pasión,
La vida, le d á el deseo,
La m u e r t e , la posesión.
E L P L A C E R Y E L DOLOR.

Yo vi u n a rosa del abril lozana


E n t r e otras bellas y f r a g a n t e s flores
Saludando g a l a n a
De la tímida a u r o r a los albores.
¡Ay! N u n c a viera su beldad t e m p r a n a ,
Que traidora escondía,
Áspid que hirió cruel el a l m a m í a .

FLORES Y ESPINAS. /

Tu faz es Lesbia u n a rosa


Que u n r a y o de abril b a ñ a r a ;
P e r o es t u cara t a n cara
Que hace olvidar que es h e r m o s a .
Así por t a n triste cosa
Verás, si bien lo e x a m i n a s ,
Que en las g r a c i a s p e r e g r i n a s
De t u rostro seductor
Se e n c u e n t r a n , como en la flor,
Belleza, a r o m a y espinas.

ILUSIONES DE POETA.

E n esas noches de estío


De misterio y soledad,
E n que a n i m a el desvarío
Lo que el tiempo airado y frío
— 262 —
S e p u l t a r a en otra edad;
Volar me siento afanoso
De inspiración inflamado,
Y p e n e t r a r presuroso
E n el templo misterioso
Donde reside el p a s a d o .
Y allí miro caballeros
E n brutos de noble r a z a
Con s u s halcones g a r c e r o s ,
Y á j u g l a r e s y escuderos
H o l g a n d o en la a l e g r e caza.
Y que de v u e l t a gozosos
A s u s góticos castillos,
Cual trofeos valiosos
L l e v a n l a piel de los osos
Del j a b a l í , los colmillos.
Y a l e g r e y franca r e u n i ó n
J u n t o al chispeante h o g a r
Celebrar la colación,
P o r el dichoso a c a b a r
Que t u v i e r a la f u n c i ó n .
Y allí recordar los lances
De t a n s a n g r i e n t a j o r n a d a ,
Los p e l i g r o s , los percances
Y los rabiosos a v a n c e s
De la fiera a c o r r a l a d a .
O y a á la luz del Oriente
Veo en p a l e n q u e cerrado
Al m a n t e n e d o r v a l i e n t e
Que del clarín concertado
E s p e r a el toque i m p a c i e n t e .
Y los altos m i r a d o r e s
Poblados de serafines,
— 263 —
Y los fuertes paladines
Que refrenan los ardores
De brutos de l a r g a s c r i n e s .
¡Cuan hermoso es recordar
Aquellas Cortes de Amor;
S u código s i n g u l a r ,
Que por estraño favor
Vino u n a m a n t e á encontrar!
Y los discretos tenzones
Serventesios y baladas
Llenos de finas razones,
Y l a s j u s t a s distinciones
P o r l a s bellas acordadas.
Y aquellos j u e g o s florales
Donde en noble competencia
Trovadores provenzales
Dieron fecundas señales
De doctos en g a y a ciencia.
Mas no es m u c h o trovadores
Que del a r p a melodiosa
Brotasen raros primores,
S i esperabais los favores
De a l g u n a mujer hermosa;
S i m i r a b a i s a l g ú n dia
Coronada v u e s t r a sien
E n donde el genio bullia
P o r u n á n g e l del edén
Que vuestro canto e n t e n d í a .
E r a en el suelo del v a t e
Bella entonces l a misión:
Cada i n s t a n t e u n a ilusión;
Cada dia de combate
Cantar u n a heroica acción.
— 264 —
U n a p á g i n a en la historia
A n s i a b a el valiente; fama,
Y en pos volaba de gloria
P u e s t a en su dios la m e m o r i a ,
E l pensamiento en su d a m a .
Yo en mi loca fantasía
Sigo t u h u e l l a a n h e l a n t e ,
E d a d de amor é h i d a l g u í a ;
Época h e r m o s a y g i g a n t e
Que a s o m b r a s la m e n t e m i a .
Siglo de los romanceros,
De g a l a n t e s caballeros
De bien merecidas famas,
T a n sumisos con las d a m a s
Como en el combate fieros.
P o r eso en ardiente anhelo
Se i m a g i n a n mis afanes,
Al velar la noche el suelo,
Que se desprenden del cielo
Los Corteses y G u z m a n e s .
Los brazos tiendo g'ozoso,
Sigo su r u t a ardoroso
Que i l u m i n a n los destellos
De su aliento generoso
Y ¡nada! recojo en ellos.
Solo niebla h ú m e d a y fria
De la n a c a r a d a a u r o r a
Que mensajera del dia
¡Ay! m e a r r e b a t a en m a l h o r a
Mis ensueños de a l e g r í a .
Pero resta la esperanza
Que al u n d i r s e en Occidente
E l sol que sus r a y o s l a n z a ,
— 265 —
Vuelva la noche y la m e n t e
A sus sueños de b o n a n z a .
Y á recordar m i m e m o r i a
Buscando cuentos de amores,
U n a historia y otra historia
Que en sus p á g i n a s de gloria
L e g a r a n los t r o v a d o r e s .
P á g i n a s bellas, q u e r i d a s ,
Como los cuentos de h a d a s ;
De tierno afecto i m p r e g n a d a s ,
T a n dulcemente sentidas,
T a n dulcemente c a n t a d a s .
Torne la noche á e n l u t a r
De la bóveda el zafir;
Vuelva la l u n a á brillar,
Las estrellas á lucir,
Y s e g u i r é mi soñar.

TODO E S EMPEZAR.

— E n premio de su pasión
Te pide t u a m a n t e fiel
U n beso, Nise, y con él
A l m a , vida y corazón.
—Me n i e g o á tu pretensión
—¿Tan corto favor n e g a r ?
— S í , porque llego á a l c a n z a r
Que amor es taimado y loco,
Y se contenta con poco
P o r q u e . . . todo es empezar.
— 266 —

A M O S AL USO

F u é u n dia el amor, del m u n d o


Señor y absoluto dueño,
Y cazaba corazones,
Y concertaba deseos.
Pero el chico, á fuerza de años,
Pasó de niño á m a n c e b o ,
Y h o y y a se pierde de vista
Quien se perdía de ciego.
A n u e v a edad nuevos g u s t o s
E s en la t i e r r a u n precepto:
A m o r y a no siente, piensa;
M a n d a al corazón el seso.
E n l u g a r de aljaba y flechas
H o y u s a caña y anzuelo,
Y pesca peces de c u e n t a ,
E n cuentas grandes maestros.
E l a m o r no se comprende,
No es de m o d a en estos tiempos;
S u s aras e s t á n desiertas;
Sin sacerdotes su templo.
Cual mercancía se acoje
Y al consultar sus provechos,
Los intereses del a l m a
E n esta c u e n t a son ceros.
L a razón es n u e s t r a brújula,
Yo ante lodo el derrotero
Que conduce n u e s t r a n a v e
— 267 —
Al apetecido p u e r t o .
¿Y eme hacer? Tener paciencia,
P o r q u e n u n c a los lamentos
H a n ablandado los bronces,
Y de bronce son los tiempos.

EPIGRAMA.

Dicen que infantil cariño


E s a g u a en cesto, don Casto,
Y á la deducción me ciño,
De que siendo el amor, niño,
A m o r es a g u a en c a n a s t o .

CANTARES.

E l tiempo tiene caprichos


Que su i n c o n s t a n c i a p r e g o n a n :
Lo que hace con u n a m a n o
Lo deshace con l a otra.

Forjando dichas u n dia


E n pos de la fantasía
P u s e m i amor en el cielo,
P o r q u e temí que en el suelo
P e r d i e r a su lozanía.
— 268 —
Murió mi pobre m a d r e ,
Madre del alma,
Mas la veo en el cielo
Que era u n a s a n t a ;
¡Oh que a l e g r í a
E l poder por su m u e r t e
Cambiar mi vida!

E s el mote de mi escudo
E n mis amorosas a n s i a s ,
Dádivas quebrantan peñas;
Y las n i ñ a s son m a s b l a n d a s

Si quieres en el m u n d o
Vivir t r a n q u i l a ,
N u n c a adore t u pecho
Cándida n i ñ a ;
Que los a m o r e s ,
A r r e b a t a n del a l m a
Las ilusiones.

Si son del alma, cual dicen.


Los ojos, m o r e n a , espejo,
M u y g r a n d e es el a l m a t u y a ,
Pero de color m u y n e g r o .
— 269 —

EL CIEGO.

Todo es tristeza p a r a el pobre cieg'o;


Noches de h o r r o r , de insomnio y a m a r g u r a ;
Ni u n a sola ilusión, n i u n a esperanza
Por el desierto de mi vida c r u z a n .
La realidad sombría, a t e r r a d o r a ,
Cual la m a n s i ó n de. los sepulcros, m u d a ,
P r e n s a mi corazón y lo d e s g a r r a
A r r a n c a n d o sus fibras u n a á u n a .
Mi h e r e n c i a es el dolor, es mi destino;
Destino aterrador, do se sepultan
Mis esperanzas todas, cual corriente,
Que en abismo sin fondo se d e r r u m b a ,
p r i v a d o de l a luz, débil, enfermo,
E l á n g e l del dolor meció mi cuna,
Y desde entonces, de m i vida p a r t e ,
S e g u i m o s á l a p a r la m i s m a rata.
Y en t a n t o que en m i lecho de a g o n í a
L a fiebre me devora,
La luz del sol naciente
Me a n u n c i a diligente
E l ave que atesora
R a u d a l e s de i n s p i r a d a melodía,
Y el ladrido del p e r r o , qiie el g a n a d o
Conduce con solícito cuidado;
Y la brisa
Que indecisa
De las flores
Vá esparciendo
— 270 —
Los olores.
Y allá en la p r a d e r a
E s c u c h o el r u m o r
De cánticos llenos
De vida y amor:
«Bien v e n i d a m a ñ a n a
Del fresco M a y o ,
Y del alba naciente
E l primer rayo;
Venid, z a g a l a s
A a l e g r a r estos prados
Con v u e s t r a s g a l a s »
Celeste l u m i n a r ¡oh! c u a n h e r m o s o
Mi ardiente fantasía te figura;
¡Cuanto te adoro, sol, como te sigo
E n t u c a r r e r a espléndida y fecunda!
¡Como m e indica t u presencia el suelo
Astro consolador; t u l l a m a f ú l g i d a
H o m b r e s , aves y ñores, cuanto existe
L a invocan sin cesar y la s a l u d a n !
T u eres fuente de vida, de a b u n d a n c i a ,
Cual r e y de la creación de luz i n u n d a s
Miles y miles de i g n o r a d o s m u n d o s
Que en el cóncavo espacio se columpian.
Inmenso es t u p o d e r . . . ¡ay! y no a l c a n z a
A dar luz á mis ojos ¡Tu cpie a l u m b r a s
Lo que la m e n t e comprender no puede
E s impotente p a r a m i t u a y u d a !
Y en t a n t o cpie en m i lecho de a g o n í a
L a fiebre m e devora
Del festín el ruido
E s c u c h o , y el sonido
De orquesta incitadora
— 271 —
Que d e r r a m a torrentes de armonía;
Y de la d a n z a los revueltos g i r o s
Que a r r a n c a n de placer hondos suspiros;
Y alabanzas
Y esperanzas
Que se m e c e n ,
Entre aromas
Que enloquecen.
Y allá lejos, lejos,
Percibo el r u m o r ,
De c a n t i g a s llenas
De vida y a m o r :
«Inquieta mariposa
Tiende t u s alas
Y que el m u n d o suspire
Al ver t u s g a l a s ;
¡Bella es la vida!
Cuanto en t o r n o nos cerca
A a m a r convida»
¡Y soy j o v e n a u n ! Arde en m i pecho
De amor la l l a m a i n e s t i n g u i b l e , p u r a ,
Y u n corazón alienta generoso
Apesar del r i g o r de mi fortuna.
Débil, enfermo, de la luz privado,
No h a y u n a m a n o que m e preste a y u d a ;
Soy cual del h u r a c á n g i g a n t e n u b e
Que solo llanto y destrucción a n u n c i a .
Mi faz sombría, mis hundidos ojos
Contemplar á los h o m b r e s les d i s g u s t a ,
Y e n t r e placeres a h o g a n su conciencia
Que como juez severo los acusa.
Y en t a n t o que en mi lecho de a g o n í a
La fiebre me devora,
— 272 —
Escucho de las aves
Los cánticos suaves
Al sol que el campo dora,
Y el ruido del festín, y la a r m o n í a
Que en el vacío del espacio v a g a
Y al soñador espíritu e m b r i a g a .
Y alabanzas
Y esperanzas
Que se mecen,
Entre aromas
Que enloquecen.
Y allá lejos, lejos,
Percibo el r u m o r
De c a n t i g a s l l e n a s
De vida y amor;
Mientras el pobre ciego
Vive p e n a n d o ,
Sin luz, sin e s p e r a n z a s
Y sin a m p a r o ,
Y en noche e t e r n a ,
C u e n t a las n e g r a s h o r a s .
De s u existencia.

PENSAMIENTOS.

Oigo con á n i m a loca


E n t r e hechiceros sonrojos
U n si que á besar, provoca,
Que antes lo dicen los ojos,
Que lo p r o n u n c i a la boca.
— 273 —
¡Un recuerdo no m a s ! Eso e n la idea
Le q u e d a al corazón de sus a m o r e s ;
Pobre n a v e sin r u m b o , combatida
:

P o r u n m a r de terríficos dolores.
A q u e l que en perfecta calma'
Vive sin p e n a s ni enojos,
Deja e n t r e v e r en s u s ojos
Toda la dicha del a l m a .

LA CAUTIVA.

En un harén encerrada
Llora la h e r m o s a Zelmira,
¡Pobre p a l o m a e n j a u l a d a
Que el dulce a m b i e n t e no aspira
De su p a t r i a idolatrada!
Dala el ardiente africano
Que s u libertad robó
Riquezas con l a r g a m a n o ;
Pero no la d á i n h u m a n o
La libertad q u e perdió.
Tiene bellos surtidores,
Aves de p l u m a rizada,
Macetas de frescas flores
P a r a t e m p l a r los ardores
De la atmósfera a b r a s a d a .
Las esencias del Oriente
Que fascinan los sentidos;
Los caprichos de Occidente,
Y de g u s t o s o r p r e n d e n t e
De C a c h e m i r a , tejidos.
18
— 274 —
F u e n t e s de raros primores
Y arquitectura galana
Con peces de mil colores.
Y empinados m i r a d o r e s
De costosa filigrana.
H e r m o s a s como el amor
Tiene esclavas de Circasia.
N e g r o s g u a r d a s de Candor.
Y cuanto produce el Asia
De s e r v i d u m b r e mejor.
¿Mas que valen t a n t a s flores.
Tantas aromas y galas,
Tantos frescos surtidores,
Si son los lazos traidores
Donde se e n r e d a n sus alas?
Flor que por ser m u y preciada
E n t r e pórfido y cristal
Vive m í s e r a e n c e r r a d a
Pierde su a r o m a , p r i v a d a
De la brisa m a t i n a l .
A v e á quien el pico d o r a
S u dueño, de ella p r e n d a d o ,
¿Que importa t a n t o cuidado,
Si p r e s a r e c u e r d a y llora
L a a u s e n c i a del bien amado?
Dala p u e s , g a l l a r d o moro
S u libertad á la h e r m o s a ;
Que es el amor u n tesoro
Que no se compra con oro
Ni alienta en prisión odiosa.
Mas fué tan n e g r a la estrella
De su destino i n h u m a n o ,
Que m u r i e r o n , la doncella
C a u t i v a del africano,
Y el africano, de ella.

AMOR DE MUCHAS.

E s la n i ñ a que adoro
De h e r m o s u r a u n tesoro,
Y como h e r m o s a , i n q u i e t a ;
E s decir que es Belisa algo coqueta.
S i rendido m e m u e s t r o
Me pone t a n m a l gesto
Tal c a r a de N e r ó n , q u e causa tedio,
Y no q u e d a otro medio
De' librar de t a n b á r b a r o n u b l a d o
(¡Oh sino desdichado!)
Que decirla:— á los pies de usted Belisa-
Y t o m a r la escalera m a s que aprisa.
Mas si sigo otro norte
Y de l a g r a v e d a d adopto el p o r t e ,
E n ello no r e p a r a
Y de pocos a m i g o s es su c a r a .
¡Y dice que m e quiere!
Y p u e s ella lo dice será cierto
Que á comprender no acierto
P u e d a m e n t i r la que nació tan bella.
Pero es triste m i estrella
— 276 —
Que siendo p a r a el h o m b r e amor, contento.
Sea amor p a r a mi crudo t o r m e n t o ,
Y que fortuna inquieta
Me llevase á los pies de u n a c o q u e t a . . . .
¿Mas por qué me atosigo
Si al fin n a d a consigo?
Mudemos bella Elisa
De a m o r , como quien m u d a de camisa,
P u e s y a lo veo y toco,
Que amor es n i ñ o , y como n i ñ o , loco.

A GUZMAN EL BUENO.

«Ahí mi acero tenéis» G u z m a n esclama,


Y t o r v a y fiera su m i r a d a brilla;
«Mi hijo m u e r a , sí. p o r q u e Castilla
De m i deber tal v í c t i m a reclama»
Dijo: y la s a n g r e del doncel d e r r a m a
Del b á r b a r o africano la cuchilla;
Y el orbe se s u s p e n d e y m a r a v i l l a ,
Y e n m u d e c e n las l e n g u a s de la fama.
Y aquel g'rande v a r ó n que con la g l o r i a
De sus hechos el m u n d o dejó lleno,
Y de asombro los fastos de la historia;
E l que al amor de p a d r e puso freno
Alzando u n m o n u m e n t o á su m e m o r i a ,
Tanto solo el n o m b r e mereció de Meno.
LA NOCHE.

Bajo ul azul riel diamantino ciclo


Noche de bendición ¡que hermosa eres!
(Hornea.)

Su disco en el Occidente
H u n d e el sol abrasador,
Y la b r i s a m a n s a m e n t e
Suspira lánguidamente
E n el cáliz de la flor.
S u s p e n d e el ave su canto-
S u s amorosas querellas,
Y el p u r o cielo e n t r e t a n t o
Al cubrirse de a m a r a n t o
Se cubre t a m b i é n de estrellas.
Oyese el t r i s t e . g r a z n i d o
Dal m o c h u e l o misterioso
Que deja el pecho abatido,
Y que vag'a presuroso
E n el espacio p e r d i d o .
L a l u n a por fin se ostenta
Con melancólica luz;
La noche a v a n z a a u n q u e lenta,
H a s t a que al fin se p r e s e n t a
Con su enlutado c a p u z .
Y en n e g r a s sombras velado
E l m u n d o con su ufanía,
D u e r m e el feliz sosegado
— 278 —
H a s t a el v i s l u m b r e dorado
De la luz del n u e v o dia.
¡Oh n o c h e , triste h e r m o s u r a
Que despiertas los p e s a r e s
E n el a l m a sin v e n t u r a ,
Que y a a l e g r e no m u r m u r a
Enamorados cantares!
¡Cómo al m i r a r las estrellas
Del sereno firmamento
¡Ay! se d e s p r e n d e n de ellas
A b r a s a d o r a s centellas
Que h i e r e n el p e n s a m i e n t o !
Mas; ¡ah! n o c h e e n j u g a r é
L a s l á g r i m a s de mi faz,
Que ing'rato n u n c a olvidé
Que u n tiempo dichoso hallé
E n t u s sombras dulce p a z .
¿Y como no ser así?
¿Como olvidar el cariño
Con que velabas por m i ,
C u a n d o con la paz de u n n i ñ o
E n t u seno m e adormí?
T i e r n o , a l e g r e , confiado,
Del amor t r a s sus antojos
Correr m e viste, y cansado
C e r r a r de placer los ojos
P o r t u misterio a r r u l l a d o .
Y así la m e n t e a d o r m i d a
Creaba en diversos g i r o s
H e r m o s a m u j e r mecida
P o r la brisa bendecida
De e n a m o r a d o s s u s p i r o s .
O y a en n u b e s n a c a r a d a s
— 279 —
Me remo n t a b a h a s t a el cielo,
Y de ilusiones doradas
Gozaba dichas colmadas
Cual n u n c a gocé en el suelo.
De t a n t a dulce visión
De t a n t a soñada g l o r i a ,
Recuerdos al corazón
Q u e d a n solo, y m u e s t r a son
De l a vida t r a n s i t o r i a .
Que l a pobre fantasía
Perdió s u s jóvenes g a l a s ,
Y m u s t i a , desierta y fria,
No tiende y a , cual u n dia,
T r a s del eucanto sus alas.

LA MUGER.

Pura y balsámica ñor


De inapreciable valer,
De suave y bello color,
Mecida por el a m o r ,
E s sin duda la m u j e r .
Luz de n u e s t r a pobre vida
Y t r a s u n t o de lo bello,
E s la estrella bendecida
A cuyo p u r o destello
E l a l m a q u e d a adormida.
E s la p r i m a v e r a ufana,
De m a y o nítida a u r o r a ;
— 280 —
La poética m a ñ a n a
Que se desprende g a l a n a
De e n t r e los brazos de F l o r a .
¿Quien en la t i e r r a no siente
í)e t a n t o hechizo el poder?
¿Quien n o suspira v e h e m e n t e
Al c o n t e m p l a r solamente
L a risa de u n a m u g e r ?
¿Quien n o aspira codicioso
Con á n i m a ardiente y loca
E l perfume deleitoso
Que se desprende amoroso
De su sonrosada boca?
¿Quien ¡ay! n o m i r a estasiado
Los p e r e g r i n o s sonrojos
De su rostro e n a m o r a d o ,
Dulce albor i l u m i n a d o
Con los r a y o s de sus ojos?
E n j u g a el v a t e su lloro,
Y en pos de la fantasía
S e forja e n s u e ñ o s de oro,
Oyendo la melodía
De u n m a g n é t i c o te adoro.
E n t o n c e s t e m p l a su lira,
Y en sentida cantinela
C a n t a el a m o r que le i n s p i r a ,
Y la m e n t e que delira
T r a s n u e v o s encantos v u e l a .
Que no h a y en la tierra gloria
C o m p a r a d a á su valor;
Ni h a b r á en el m u n d o u n a historia
Que n o l e g u e u n a m e m o r i a
E n sus pajinas, de amor.
— 281 —
H u b o u n tiempo c o n s a g r a d o
A Marte y Belona fieros,
E n que el caudillo esforzado
Se m o s t r a b a entusiasmado
Al crujir de los aceros.
Que desde su albor primero
Remitía su e s p e r a n z a
Cual cumplido caballero.
A los brios de su overo,
Y á la p u n t a de su l a n z a .
Que con tal educación,
De tiernos afectos valla,
Parece fuera razón
T u v i e r a su corazón
Como su cota de m a l l a .
Mas si la historia leemos
De aquel tiempo d i s t i n g u i d o
E n alentados e x t r e m o s ,
Juntos, caminar veremos,
A Apolo, Marte y Cupido.
Que si el caudillo se inflama
Y en u n o y en otro bote
A s u n t o p r e s t a á la fama,
Campea en su escudo el mote
Por mi PÍOS, mi rey y dama.
Y es difícil comprender
Como se pudo h e r m a n a r ,
Ni como pudo caber,
E n t a n t o dulce q u e r e r ,
Tanto rudo b a t a l l a r .
Trocábanse placenteros
E n g a l a n t e s trovadores
T a n bizarros caballeros,
— 2«2 —
Como en la fiesta, z a m b r e r a s ,
E n l a lid, sostenedores.
Así en la noche callada,
Y dando al viento su queja,
Se oia t i e r n a b a l a d a
Por un amante entonada
J u n t o á g u a r d a d o r a reja.
Misterios son del poder
De la m u j e r clara p r u e b a ,
Que a u n q u e débil es su ser,
S u debilidad se eleva
Hasta luchar y vencer.
¿Pero que fuera la vida
Sin esa mitad del a l m a ,
Del a l m a apoyo y egida?
Flor sin a r o m a ; u n a p a l m a
E n el desierto perdida.
No lisonjas os p r o d i g o
E n m i pobre inspiración:
P o n g o al cielo por testigo
De que todo c u a n t o digo '
Me lo dicta el corazón.
Feliz yo si t a n t a prosa
Mereciera u n a sonrisa
De aprobación cariñosa;
Que es h e c h i c e r a la risa
E n los labios de u n a h e r m o s a .
ROMANCE

h islorico—eaballeivsi'i i.

Don R o d r i g o de B u i t r a g o
H i d a l g o de limpia fama.
De Cabezón el castillo
Conserva por T r a s t a m a r a .
Tenaz le cerca don Pedro
Con huestes bien o r d e n a d a s ;
S u s embestidas son recias,
Mas n u m e r o s a s sus b a j a s .
E l de Castilla i m p a c i e n t e
A p r e t a r el sitio m a n d a ,
Y sus órdenes s e c u n d a n
Con fuerza, valor y m a ñ a .
¡Vano empeño! Aquellos m u r o s
I m p o n e n t e s son la valla
Donde el sitiador se estrella
Lleno de v e r g ü e n z a y r a b i a .
Mensages, promesas, ruegos,
Todo es i n ú t i l ; no h a y t r a z a
De que ceda don R o d r i g o
Que es fiera y noble su a l m a .
Morir j u r ó como b u e n o
E n Cabezón, y antes falta
Al sol su l u z , que el alcaide
A la fé de su p a l a b r a .
— 284 —
Pensativo está B u i t r a g o
A l a r g o s pasos midiendo
De una alta t o r r e a l m e n a d a
Del castillo el pavimento;
De donde "bien se divisan
Las h u e s t e s del rey don Pedro
S u s b l a n c a s y azules tiendas
F o r m a d a s de trecho en t r e c h o .
P e n s a t i v o , que no alcanza
Como p u e d a por m a s tiempo
Resistir á los contrarios
De su partido en provecho.
Escaso de vituallas;
E l de T r a s t a m a r a , lejos;
Aportillados los m u r o s
Decaidos sus g u e r r e r o s .
P o r u n lado la p r u d e n c i a
Le aconseja el rendimiento
Como ú n i c o , bien posible
E n tan angustioso extremo,
P e r o por otro su h o n o r
Y el prestado j u r a m e n t o ,
H a b l a n m a s alto y le m u e s t r a n
De su deber el sendero.
Dos p u r í s i m o s tesoros
G u a r d a b a el alcaide b u e n o
Leonor su esposa, y su hija
Beatriz, h e r m o s a cual V e n u s .
P o r ellas su a n g u s t i a crece,
Crispan sus m a n o s los n e r v i o s ,
Que al cabo de la j o r n a d a
P r e s a s e r á n de don Pedro.
Y cuando tales ideas
— 285 —
Se a g i t a n en su cerebro,
Horribles como fantasmas
Que v o m i t a r a el A v e r n o ,
Chispas despiden sus ojos,
R u g i d o s l a n z a su pecho,
Y con a m a r g a sonrisa
Lleva la m a n o al acero
Y, «antes m u e r t a s , » dice, y s i g u e
Su solitario paseo,
Tal vez p e n s a n d o e n c o n t r a r
A mal t a n g r a n d e remedio.

Y asi las cosas a n d a b a n


Siempre t e n a z en su empeño
B u i t r a g o , de no e n t r e g a r s e
Y concluir como b u e n o ,
Cuando á interrumpir llegaron
Sus amargos pensamientos
Con sigilosa cautela
Dos g a r r i d o s escuderos,
Diciéndole: «Sabed pues
Que en este recinto mismo
Traición t r e m e n d a forjaron
C o n t r a vos, Hita, Jimenü
Alonso, E s t ú ñ i g o y Pérez
Otros tres m a s seduciendo;
Que os d e m a n d a r á n rapaces
Como lobos carniceros
Vino, r i q u e z a y mug'eres,
Y sino, t e n e d por cierto
' — 286 —
Que vos m a t e n , y que e n t r e g u e n
V u e s t r a cabeza á clon P e d r o . »
T u r b a d o quedó el alcaide
Con este triste suceso,
Al contemplar el p e l i g r o ,
Donde lo esperaba m e n o s .
Mas como es h o m b r e de temple,
Y en la adversidad sereno,
Al p u n t o partió á p o n e r
A tales traiciones t é r m i n o .

Atados codo con codo


F u e r o n aquellos villanos,
Y e n t r e denuestos y oprobio
De Cabezón arrojados.
E l r e y , del hecho advertido,
Mandó al p u n t o hacerlos cuartos
Y s u s cuartos dar al fuego,
P o r q u e n o quede n i rastros
De aquella t u r b a p e r d i d a ,
Que su deber olvidando,
Bien merecieron por viles
L a afrenta con que a c a b a r o n .
Y al alcaide don R o d r i g o
Le envió j u r a m e n t a d o s
De morir con él, valientes,
Ocho a g u e r r i d o s h i d a l g o s ;
N ú m e r o i g u a l al de aquellos
Que n e g r a traición Forjaron.
Esto hizo el rey Justiciero
Y que fué el Cruel llamado
Por los q u e , en Montiel, cobardes.
S u noble pecho r a s g a r o n .

A L'ELIA.

P e n s a m i e n t o dorado de mi m e n t e ,
Lelia g e n t i l , cual la g a c e l a tímida,
¡Ah! ven y escucha al que adorarte ciego
J u r ó tocia la vida.
T u eres la ú n i c a flor modesta y p u r a
Que el m u n d o que recorro a r o m a t i z a ;
Son sus s u a v e s perfumes el tesoro
De las creencias mias_.
Desde niño te amé; á u n tiempo mismo
Vimos la luz del Sol; desde aquel dia
N u e s t r a s almas g e m e l a s confundieron
Sus penas y alegrías.
Dos flores somos que s u s t e n t a u n r a m o ,
J u n t a s nacieron; m o r i r á n u n i d a s .
¿Quien las s e p a r a r á , cuando se opone
La v o l u n t a d divina?
LA I N D I A N A . /

CANCIÓN.

' Son t u s ojos indiana


Ojos de fuego,
Tímidos y r a s g a d o s ,
Dulces y n e g r o s ;
P e r o alma m i a
P a r a mi son t u s ojos
L a luz del dia.
E n t u boca se oculta
E l niño ciego;
L a esencia d e las ñ o r e s
Vierte su aliento,
Y si suspira,
E s u n beso del a u r a
Que en torno g i r a .
Tu c i n t u r a es esbelta
Como l a p a l m a ,
Tu cabellera u n d o s a
Red de las a l m a s ,
Y es bien sabido
N a c e n ñores do estampas
T u pié pulido.
E r e s ¡ay! t a n h e r m o s a
Que á veces creo
Tu beldad u n e n g a ñ o ,
Mi dicha u n sueño,
— 289 —
Y esos temores,
N u b e s son en el cielo
De mis amores

¡Qué h e r m o s a está la noche!


¡Qué clara brilla
E n el a z u l del cielo
La l u n a a m i g a !
La brisa leve
Al estender sus alas
Las ondas m u e v e .
V a g a el viento preñado
De mil perfumes,
Y h a s t a el cielo los lleva,
Cielo sin n u b e s ;
¡Oh cual cautivan
L a s t r a s p a r e n t e s noches
E n Filipinas!
E n la orilla del P a s i g
Ligera banca
Nos b r i n d a á que s u r q u e m o s
S u s limpias a g u a s ;
La noche es p u r a
E l viento es favorable;
Todo h e r m o s u r a .
Al compás de los remos
H e r m o s a indiana,
Cantaré lo que siente
P o r tí mi alma;
Y á son tan blando,
19
Como u n sueño la noche
Irá pasando.
Ven i n d i a n a graciosa
P o r q u e la brisa,
Las estrellas del cielo,
La luna amiga,
C u a n t o nos cerca,
Son del amor arrullos
Que al a l m a l l e g a n .
— 291 —

E L TROVADOR.

Yo soy el trovador del a r p a de oro.

EL CASTELLANO.

¿Y qué buscáis dulcísimo cantor?

EL TROVADOR.

Vino espumoso, en el b o g a r asiento,


Y u n a beldad que inspire mi canción.

EL CASTELLANO.

Vedla, cantor, al par que la h o n d a h u e l l a


Que h a estampado en su faz el padecer.

EL TROVADOR.

Veréis como m i voz su duelo a u v e n t a


Y t o r n a al tiempo en que dichosa fué. /

CANTANDO. /

Pálida está la doncella;


M u y triste, m u y triste está;
Lloran sus ojos ausencias
Y es el a u s e n t e u n g a l á n .
P i e n s a tal vez que la olvida,
O que en fiero batallar
Le dio la m u e r t e y la g l o r i a
Un alfange m u s u l m á n .
— 292 —
No t e m a , n o , la doncella
Ni aquel cambio n i este azar,
Que la estrella del g u e r r e r o
No se h a eclipsado j a m á s ;
Y antes que el rey de los astros
V u e l v a la tierra á a l u m b r a r ,
Oirá la b l a n c a paloma
Del palomo el a r r u l l a r .

LA DONCELLA.

¿Es u n cuento lo que cantas?

EL TKOVADOH.

E s la h e r m o s a realidad.

LA DONCELLA.

Bien h a y a tu dulce canto.

EL TROVADOR.

Bien h a y a amor t a n cabal.


Ved que v u e l v e á la rosa la frescura.

EL CASTELLANO.

E l cielo os premie joven trovador.


¿Quieres oro, caballos, a r m a d u r a s ?

EL TEOVADOK.

¡Ay no! Tan solo el vino y la h e r m o s u r a


C o n m u e v e n mi e n t u s i a s t a corazón.
— 293 —

EL POBRE.

J u a n a u n q u e sabio, en el m u n d o
La plaza de tonto corre;
S u m i r a d a es suplicante,
Su a n d a r indeciso y torpe.
Ni su opinión se consulta
N i sus consejos se acojen,
Y n u n c a razón a l c a n z a
A u n q u e l a razón le sobre.
J a m á s en él se repara.,
N i se le vé n i conoce,
Y así vejeta sufriendo
L a indiferencia del h o m b r e .
H u y e del sol, del bullicio,
E n la soledad se esconde
Donde su débil espíritu
No e n c u e n t r a quien le reproche.
La sociedad le rechaza,
No tiene p a t r i a n i a u n n o m b r e ,
Y h a s t a los perros le m u e r d e n ;
¿Qué es J u a n en la tierra? Un pobre.
FANTASÍA.

Venid, g e n i o s alados de fugitivo vuelo,


Y al alma cariñosos prestadle inspiración;
Dejad por u n instante vuestro .fulgente cielo
Do m o r a n los a m o r e s , la m á g i c a ilusión.

Y en g i r o s diferentes, en vuelos seductores,


Y en g r u p o s caprichosos cercadme por do
quier,
Y orlad m i sien ardiente con perfumadas flores
E l fuego alimentando en que me siento a r d e r .

Veréis que canto historias de a m o r e s a c e n -


drados,
Riquísimos tesoros de j u v e n t u d y fé;
Caricias p u d o r o s a s , ensueños r e g a l a d o s ,
Que g o z a quien el m u n d o por bello p r i s m a vé.

Veréis reproducidas las dulces cantinelas


Que en la s e r e n a noche c a n t a b a el trovador,
J u n t o el feudal castillo de góticas a l m e n a s
Do suspiraba triste la v i r g e n de su a m o r .

Veréis como trascribo la prez y la b r a v u r a


Que m u e s t r a en el combate apuesto p a l a d í n ;
Lidiando desque el dia a l u m b r a la e s p e s u r a
H a s t a que el sol se esconde de Ocaso en el
confín.
— 295 —
Veréis la ardiente t u r b a que aclama enardecida
Al que en la lid por bravo el premio mereció,
Y que en su pecho prende de amor enloquecida
La v i r g e n candorosa que en sus ensueños vio.

Veréis como del hijo que nace en el Oriente


J u n t o ala e r g u i d a p a l m a que mece el v e n d a b a l ,
Os cuento sus costumbres, y la pasión v e h e -
mente
Que inspira de su cielo el diáfano cristal.

Las d a n z a s seductoras de g i r o s voluptuosos


Que a n i m a el eco blando de música ideal;
Los g r u p o s juveniles ligeros y amorosos
F o r m a n d o encadenados conjunto sin i g u a l .

Yo c a n t a r é lo bello p o r q u e lo bello es santo;


r

Yo h a r é de los desiertos v e r g e l e s de placer;


Como la miel hiblea será dulce mi canto
Y suave como el a u r a que v a g a por dó q u i e r .

Y lides, y torneos, y caprichosas d a n z a s ,


Y el lujo del Oriente donde el placer nació;
Y dichas, y deseos, y amores, y esperanzas
Con misteriosa p l u m a pintaros sabré y o .

Pero velad en sombras, oh g e n i o s portentosos,


E l m u n d o donde m o r a el pobre trovador,
Mirando su a m a r g u r a , sus campos arenosos
Que estériles no pueden a l i m e n t a r la flor.

L l e g a d , que el entusiasmo la m e n t e me devora


Ansiando de sus diques el círculo romper;
— 296 —
Las nieblas desparecen y veo e m b r i a g a d o r a
De m á g i c a poesia la luz resplandecer.

Llegad, m a s ¡ali! ¿qué m u n d o contemplo ante


mis ojos?
¿Será u n sueño t a n solo ó hermosa realidad?
¿Acaso le crearon mis fáciles antojos?
¿Es fruto del delirio? ¿Es cierta su beldad?

¡Oh! si son realidad! E s u n presente


Que hacen los genios p r o d i g a n d o flores,
Al pobre trovador que exhala ardiente
Con sus sentidos versos sus dolores.

E s u n a t r e g u a al padecer que d u r a
Mientras radiosa inspiración le a g i t a ,
A p a g a d a su luz ¡ay! la a m a r g u r a
Otra vez en su ser se precipita.

Cantemos, v o g u e m o s
E n m u n d o tan bello.
Su p u r o destello
T r a s u n t o es de amor;
Y en él recobrando
L a calma perdida.
Resbale la vida
Cual sueño veloz.
— 297 —

LAGRIMAS.

"Prenda del alma,


La vida es un paréntesis
Entro dos lágrimas."

Ni u n pensamiento lia cruzado


Siquiera por n u e s t r a m e n t e .
Y y a u n a l á g r i m a ardiente
Oscurece n u e s t r a faz;
No h a y placeres, no h a y memoria,
Ni antojos, ni casi vida,
Y y a el a l m a se halla herida,
Y ya h a y llanto eme e n j u g a r .

P a s a esa edad y l i g e r a ,
A l e g r e , a m a n t e , dichosa,
La j u v e n t u d g e n e r o s a
Y e n t u s i a s t a viene en pos;
Con la sonrisa en los labios
Y en el alma la t e r n u r a :
Confiada, a r d i e n t e , p u r a ,
La obra m a s bella ele Dios.

Cruza una senda de flores


Que mecen f r a g a n t e s brisas,
Y amores, l a u r o s , sonrisas
Cierran sus pasos do cruicr;
— 298 —
Y al contemplarse a r r u l l a d a
E n su c a r r e r a ilusoria
Le hace su espléndida gloria
Una lágrima verter.

Mas ¡ay! que el tiempo incansable


V e r d u g o de la belleza,
Hiere su h e r m o s a cabeza
Con indecible furor:
Y su rica fuente a g o t a
De e n t u s i a s m o y poesía.
Que u n a ardiente fantasía
Vida daba, luz, v i g o r .

Y deja solo u n objeto


Macilento, desconfiado,
Que maldice su pasado
Y su presente t a m b i é n ;
Que n a d a espera y que g o z a
Con recordar á la m u e r t e ,
Que acerbas l á g r i m a s v i e r t e ,
Mas a m a r g a s que la h i é l .

Cabe la dicha del m u n d o


La p e n a se h a l l a escondida,
Y u n a en otra confundida
Las confunde el corazón;
P u e s comprende, a u n q u e lo sienta,
Que al final de la j o r n a d a ,
Son u n p u n t o , sombra, n a d a ;
Cual la vida u n sueño son.
— 299 —
Y y a las fibras del a l m a
H i e r a el pesar carnicero
Y adusto, incansable, fiero
Nos p e r s i g a sin cesar;
O cariñosa fortuna
Sus encantos nos ofrezca
Y el p o r v e n i r embellezca...
Nuestro destino es llorar.
— 300 —

VENTURA CIERTA.

¡Qué descansada vida


L a del que huyo el mundana] mido!
Fr. Luis de León.

Feliz el que se aleja


Del m u n d o y su ruido,
Y en el ameno campo
Olvida la ciudad;
Y m i r a al fin, el soto
Do infante se h a perdido,
Y á recordar empieza
T a n inocente edad.

Feliz á quien no a g i t a
L a sed de la riqueza,
Ni b ú s c a l a insensato
Con indecible afán;
Que ¡ay! necio quien confia
Proyectos de g r a n d e z a ,
A frágil n a v e m í s e r a
Que azota airado m a r .
— 301 —
Feliz el noble bardo
De inspiración a r d i e n t e ,
Que el g e n i o le alza u n templo
Si la fortuna nó;
Y n u n c a envilecido
Se inclina r e v e r e n t e
A n t e el que, a y e r , g u s a n o ,
La suerte le e n c u m b r ó .

Feliz quien de u n a esposa


Se a d u e r m e a l dulce a r r u l l o ,
Y de sus hijos m i r a
E l infantil candor;
Y de su risa escucha
E l plácido m u r m u l l o ,
Como el a r o m a s u a v e
De la t e m p r a n a flor.

Feliz el que á. su h e r m a n o
E n la s a ñ u d a g'uerra,
Con plomo ó con acero
No p a r t e el corazón;
T a n solo por quitarle
U n átomo de t i e r r a
Que á su poder efímero
A u m e n t e el esplendor.
— 302 —
Dichoso el ser benéfico
Que al infeliz consuela,
Cuyos consejos vuelven
L a calma al corazón;
Que vé pasar su vida
Sin que el pesar le aduela,
Y vé l l e g a r su t é r m i n o
Sin . que le cause h o r r o r .

Feliz, feliz la candida


C u a n t o gentil doncella
Que del amor i g n o r a
E l venenoso afán;
Que en paz pasa los dias
Sin e s t a m p a r su h u e l l a ;
Que sin deseos v i e n e n ,
Y sin deseos v a n .

¡Oh c u a n dichoso el h o m b r e
Que del pesar herido
E l llanto de sus ojos
U n a mujer secó;
Y al corazón desierto
R e t o r n a el bien perdido,
Y aduérmese arrullado
Por su naciente amor.
E N CONMEMORACIÓN DE LA S E Ñ A L A D A
VICTORIA ALCANZADA POR LAS ARMAS ESPAÑOLAS
CONTRA EL PIRATA CHINO LLJIAHON, EL DIA DE
SAN ANDRÉS DEL AÑO DE 1574.

Gloria, gloria á ti ¡olí Dios! en las a l t u r a s


Que siempre atiendes al que triste llora,
Bálsamo de salud y de d u l z u r a s ,
De e t e r n a m a n s e d u m b r e bienhechora,
N u n c a , señor, olvidas t u s h e c h u r a s
N i les n i e g a s t u m a n o protectora,
Si su voz te dirijen de fé h e n c h i d a
Desde el erial a m a r g o de la vida.

La F é , único bien que en el camino


Se e n c u e n t r a de la vida transitoria:
Sosten del fatigado p e r e g r i n o ,
M a n a n t i a l donde nace e t e r n a gloria;
Que los que en el m u n d a n o torbellino
Se a g i t a n por su necia v a n a g l o r i a ,
Al fin cansados, y á t u s pies de hinojos,
Alzan á ti los abrasados ojos.

F é , á c u y a luz el corazón cristiano


S i g u e la senda que á la gloria g u í a .
Inspirándole aliento s o b r e h u m a n o
P a r a acabar empresas de h i d a l g u í a ;
— 304 —
Luz que m u e s t r a benéfica al h u m a n o
De inmensos bienes la a n c h u r o s a vía,
Do la esperanza y la v i r t u d , al alma
Prestas devuelven su perdida calma.

N a d a h a y g r a n d e sin tí. Tu oculta llama


E s el libro m a s bello de la ciencia:
P o r ti se adquiere brilladora fama
Comprendiendo de Dios la omnipotencia.
P o r t u influjo en la vida se d e r r a m a
La saludable paz de la conciencia:
N a d a h a y g r a n d e sin ti, n a d a sustenta
Si tu fuego s a g r a d o no lo a l i e n t a .

F u e g o i n m o r t a l que el a l m a divinizas,
Gloria de los imperios y naciones,
Que con m a n o severa moralizas
Conduciendo a la gloria s u s pendones;
T u conviertes los campos en cenizas,
E n r u i n a s las soberbias poblaciones,
Las t o r r e s , los palacios, las c a b a n a s ,
Cuando á t u influjo santo son e s t r a ñ a s .

Por ti la e g r e g i a y sin i g u a l m a t r o n a
Gala de la española m o n a r q u í a
A u m e n t a r a el valor de su corona
E s t i n g u i e n d o el error y la h e r e g í a ;
P o r ti la faina bélica p r e g o n a
La eterna prez del suspirado dia,
Que en la oriental, poética G r a n a d a ,
La cruz del Redentor fué tremolada.
— 305 —
¿Qitien á Isabel el genio r e v e l a r a
Del m a r i n o i n m o r t a l y d e s g r a c i a d o ,
Que de imperio en imperio m e n d i g a r a
Protección á u n proyecto aventurado?
¿Quien si no tu, su espíritu a c l a r a r a
A comprender al n a v e g a n t e osado,
Que del siglo á despecho, g u i ó sus quillas
Del suelo americano á las orillas?

La fé que el a l m a de Isabel p r i m e r a
P a r a todo lo g'rande atesoraba,
O r i g e n fué de la dichosa e r a
Que á l a E s p a ñ a feraz se p r e p a r a b a :
De m u e r t e h e r i d a la m o r i s m a fiera
Que ocho siglos su imperio dilataba:
Al trono e n c a d e n a d a l a nobleza,
Y b r i n d a n d o la América riqueza.

Tres siglos h a , que L i m a h o n osado,


P i r a t a , y de su p a t r i a maldecido,
A r r i b a r a á este suelo sosegado
De n u m e r o s a s h u e s t e s precedido:
H o m b r e sin fé, y á la r a p i ñ a dado,
Y con h o r r e n d o s crímenes n u t r i d o ,
A Sioco, su seg'undo, le o r d e n a r a
Que Manila á su y u g o esclavizara.

Luto y h o r r o r s e m b r a n d o por do quiera


I n c e n d i a n las c a b a n a s y l u g a r e s ;
De corazón é instintos de p a n t e r a
Sus víctimas las c u e n t a s por millares;
20
— 306 —
Y cual recio h u r a c á n que la p r a d e r a
Despoja de s u s flores y p a l m a r e s ,
Asi nuevos Atilas, s a n g r e y duelo
Dejan sus p l a n t a s en el pobre suelo.

Allí el ilustre Goiti, Ortiz v a l i e n t e ,


P o r detener sus pasos perecieron;
Mas Velazquez y A r r i a r a n j u n t a m e n t e
Con R a m i r e z su m a r c h a d e t u v i e r o n ;
C a r g a n d o á los de Sioco r e c i a m e n t e
E n aprieto tan duro los p u s i e r o n ,
Que cobardes h u y e r o n y diezmados
Como ciervos de perros acosados.

E n i r a arde L i m a h o n c r u e n t a
Al contemplar su g e n t e a m i l a n a d a ,
Y á Sioco y sus secuaces los afrenta
Con a d e m a n altivo y voz a i r a d a .
Mas este, á quien lo adverso no a m e d r a n t a
J u r ó l e , ó perecer en la j o r n a d a ,
O darle por vivienda en b r e v e espacio
De la noble ciudad el real palacio (1.)
Y al intento feroz apercibido
Divide en tres mitades á sus g'entes,
A fin de que en m o m e n t o convenido
A t a c a s e n por partes diferentes;
Y al fuerte se d i r i g e n defendido
P o r soldados dispuestos y valientes,
Que a u n q u e escasos en n ú m e r o , en m u y
poco
Tienen á los piratas de Sioco.

(1.) Histórico.
— 307 —
Pocos son en verdad; m a s la h i d a l g u í a
Alienta en sus bizarros corazones,
Y la causa s a g r a d a que los g u i a
Fijará la victoria en sus p e n d o n e s .
Con t r e m e n d a y confusa g r i t e r í a
Se acerca el invasor; m a s los cañones
Vomitando mortífera m e t r a l l a
S i e m b r a n la m u e r t e en la infernal canalla.

Allí el noble Salcedo tal m a t a n z a


E n los contrarios pérfidos hiciera,
Que m i r a r o n perdida la esperanza
De salvar de la m u e r t e u n o siquiera;
Y allí á Sioco u n a española l a n z a
Con duro golpe el corazón p a r t i e r a ,
Y al fin todos, m i r a n d o y a su r u i n a ,
H u y e n á refugiarse en su m a r i n a .

Pero inútil afán, que p e r s e g u i d o s Li

P o r castellanas huestes y acosados,


F u e r o n rotos, y m u e r t o s , y vencidos,
Y cual fieras d a ñ i n a s destrozados;
Y en vano L i m a h o n al ver perdidos
P a r a siempre los p u n t o s conquistados
Se l a n z a audaz con ánimo valiente
A r e a n i m a r á su asustada g e n t e .

En v a n o , si, que Dios desde su asiento


De A n d r é s á intercesión tendió su m a n o ,
Inspirando en las almas el aliento
Que tiene en los peligros el cristiano:
— 308 —
Así la r a z a infiel, sin u n m o m e n t o
De t r e g u a , ni en el m o n t e n i en el llano,
E n t r e g ó su cerviz á la cuchilla
De los hijos valientes de Castilla.

Corto el n ú m e r o fué de los que h u y e r o n


Y á favor de sus naves se s a l v a r o n ;
Otros al Norte de Luzon se fueron
Pero allí p e r s e g u i d o s acabaron;
Y n u n c a á profanar m a s se atrevieron
Estos campos f e r a c e s ' q u e a g o s t a r o n ;
N u n c a después t u r v a r o n sus d e s m a n e s
Las p l a y a s del ilustre M a g a l l a n e s .

¡Gloria al P a t r ó n de t a n fecundo suelo;


Tribútenle su incienso los a l t a r e s ,
Y que p u r o y f r a g a n t e s u b a al cielo
A la p a r que los místicos c a n t a r e s !
¡Gloria al Apóstol que de eterno duelo
Libró cual p a d r e t u s risueños l a r e s
Oh m u y noble ciudad! Que en este dia
Llene t u voz el templo de María!

Y vosotros Ortiz, Goiti valiente, (1)


Que disteis por la patria v u e s t r a s vidas,
Oid mi voz que férvida y ardiente
Os t r i b u t a sus c a n t i g a s sentidas;

(1) A s í c o m o es difícil e n v e r s o p i n t a r l o s p o r -
m e n o r e s d e l a a c c i ó n , lo es t a m b i é n c i t a r n o m b r e s
p r o p i o s , q u e c a s i s i e m p r e se r e s i s t e n á l a a r m o n í a
p o é t i c a . P e r o la h i s t o r i a h a r á el e l o g i o q u e m e r e c e n
los capitanes Pedro Chaves y G a b r i e l de Rivera, y
demás héroes que en aquel memorable acontecimiento
vertieron s u s a n g r e por la salud de su p a t r i a .
— 309 —
Acoged los destellos de m i m e n t e
A l m a s ¡ay! de la E s p a ñ a bendecidas,
Y dejad que en h o n o r de t a n t a gloria
Os c o n s a g r e u n recuerdo, u n a memoria.

ORIENTAL.

Pálida v i r g e n de adormidos ojos,


Único sueño de mi m e n t e loca;
A l m a del alma, y de m i vida e r r a n t e
Luz cariñosa.

¿Donde te ocultas, l u m i n a r escelso?


¿Quien de mi vista t u fulgor me roba?
¿Qué g e n i o infausto aprisionó t u s alas
Encantadoras?

V u e l a y no t e m a s ; del destino airado


B u r l a atrevida la prisión odiosa;
Hiende el espacio y s e g u i r é t u vuelo,
Blanca p a l o m a .

E s p e r a n z a esplendente
De mis a m o r e s ,
Cual la a u r o r a naciente
Rica en colores;
Tiende t u s alas,
Y que el m u n d o sonría
Viendo t u s g a l a s .
— 310 —
Posa á mi lado; que el aliento suave
Trémulo aspire de t u ardiente boca,
Y ávida mezcla con m i voz la t u y a
Embriagadora.
Diérate y o , si á mi canción acudes,
Eicos divanes, de la Persia alfombras,
F u e n t e s de m á r m o l que frescura esparcen
Murmuradoras.
C á r m e n e s bellos de pintadas flores,
Bosques de e t e r n a p r i m a v e r a h e r m o s a ,
Donde las brisas perfumadas g i m e n
Voluptuosa.
R a r o s palacios de oriental riqueza,
Baños que ensueños de placer provocan,
G r u t a s de perlas donde h a b i t a n g e n i o s
De alas de rosas.
Miles de esclavos que t u sueño g u a r d e n ,
Torres caladas de a r r o g a n t e s formas,
Oro y perfumes que la A r a b i a cria,
Sedas y j o y a s .
Flores que esmalten en g e n t i l g u i r n a l d a
Esos cabellos de t u t r e n z a blonda;
P a r a t u s labios de r u b í , mis besos,
Cándida corza.
E s p e r a n z a esplendente
De mis a m o r e s ,
Cual la a u r o r a naciente
Rica en colores;
Tiende t u s alas,
Y que el m u n d o sonría
Viendo tus g a l a s .
E N UN ÁLBUM.

Dice la F a m a volando
P o r esta a b r a s a d a orilla,
Que h a y u n a d a m a en la villa
Que encantos a n i d a mil;
Que creció bajo otro suelo
Lejano de esta r i v e r a ,
Y que vio la luz p r i m e r a
E n el hético p e n s i l .
Dice á m a s que es u n dechado
Como m a d r e y como esposa,
Y que franca y cariñosa
E s t a m b i é n en su amistad;
P o r lo c u a l en torno m i r a
Del recinto de su casa,
C o n c u r r e n c i a n u n c a escasa
De escogida sociedad;

Y, por fin, va p r e g o n a n d o ,
Q u e esa d a m a t a n h e r m o s a
T i e r n a m a d r e , a m a n t e esposa
Y t a n discreta, sois vos;
Mas si acaso lisongero
J u z g á i s mi labio, señora,
T e n e d p r e s e n t e en b u e n h o r a
Que h a b l a la F a m a , yo n ó .
— 312 —

EOMANCE.

I.

Asaz desacorde a n d u v o
E n sus horas postrimeras
Fernando primero, Rey
De nobles y r a r a s p r e n d a s ;
A l disponer m o r i b u n d o
Que su m o n a r q u í a e s t e n s a
S e partiese e n t r e sus hijos
Cual p a r t i c u l a r h e r e n c i a .
S u a m o r de padre le puso
E n los ojos u n a v e n d a ,
Y atento á la dicha de ellos
Dejó en E s p a ñ a , de g u e r r a s
F r a t r i c i d a s y de h o r r o r e s
Semilla en su fruto cierta,
Pues tan grande monarquía
R e g i d a por t a n t a s diestras,
A u n q u e diestras fraternales,
Quedó abatida, sin fuerzas,
Sin u n i d a d en la a.ccion,
Sin soldados, sin r i q u e z a s
Y convertida en p a l e n q u e
De b a n d e r í a s p r o t e r v a s .
M i r a r a el p r i m e r F e r n a n d o
A u n q u e otra cosa no fuera
Del invasor a g a r e n o
— 313 —
La altiva y odiada enseña;
M i r a r a del Guadalete
E n sus floridas r i v e r a s
Los restos allí h a c i n a d o s
De castellana nobleza,
Y entonces m i r a r a el y e r r o
Que como rey cometiera,
Y que dejaba á Castilla
Sin v e n g a d o r y defensa.
Girones hizo afanosa
E l regio m a n t o su diestra,
Y b u e n padre dio á sus hijos
Lo que b u e n r e y no debiera.
A U r r a c a el señorío
Dio de Zamora la vieja;
E l de Toro legó á Elvira;
E l reino García h e r e d a
De Galicia; León, Alfonso;
Y la castellana t i e r r a
S a n c h o , el m a y o r de sus hijos,
Y de indomable fiereza.

II.

La voluntad del m o n a r c a
Fieles las cortes r e s p e t a n ,
P e r o S a n c h o la r e c h a z a
P o r q u e sus derechos m e r m a .
Ambicioso, fiero, activo,
A r m a s u s h u e s t e s , con ellas
P a r t e á León, en L l a n t a d a
L o g r a victoria completa,
— 314 —
Y cerca de Volpellar
Rendido su h e r m a n o cpieda.
Revuelve á Galicia, audaz
La b a t a l l a le p r e s e n t a
A García, y le derrota
Y en u n castillo le encierra.
E l Cid, el valiente Cid,
Cuyo n o m b r e el m u n d o llena,
T a n p r u d e n t e en el consejo
Como arrojado en la g u e r r a ;
Con comedidas r a z o n e s ,
Con su proverbial f r a n q u e z a
A su r e y le h a c e p r e s e n t e
Lo injusto de sus e m p r e s a s ,
Y que de su padre olvida
L a voluntad p o s t r i m e r a .
¡Todo en v a n o ! L a ambición
O u n a política idea
Le h a c e n sordo á las r a z o n e s
Que su proceder motejan;
Y á Zamora se a p r o x i m a
Y con empeño la cerca,
M u y lejos de i m a g i n a r s e
Que allí sepulcro t u v i e r a .
Tenaz resistencia opone
A u n q u e de m u r a l l a s viejas,
Y y a el sitiador p e n s a b a
A p r e t a r l a m a s de cerca
Y darle recia embestida,
Cuando á sus reales l l e g a
U n h o m b r e llamado Bustos,
De faz adusta siniestra,
Que le promete mostrarle
— 315 —
De la ciudad u n a p u e r t a
Medio oculta, por do puede
Hacerse dueño de ella.
Óyele el rey complacido,
Ambos del real se alejan,
Y y a distantes se b a i l a b a n
De las castellanas t i e n d a s ,
Cuando de improviso el g u i a
Con su venablo atraviesa
El corazón de don Sancho
Que cae desplomado en t i e r r a .

III. J
E l Cid que el caso advirtió
Monta el caballo que e n c u e n t r a
Mas cercano, pero m o n t a
Mal rocín y sin espuelas.
J u r a , á su escudero dice
Que le t r a i g a su Babieca,
Y el tiempo p a s a e n t r e t a n t o
Y en t a n t o el traidor se aleja.
S u s ojos despiden chispas;
S u m a n o n e r v u d a lleva
A la cruz de su Tizona,
Y dice con voz que l l e g a
H a s t a la ciudad sitiada:
¡Por san Pedro de Cárdena!
¡Maldiga Dios al j i n e t e
Que c a b a l g a sin espuelas! (1)

Los dos ú l t i m o s versos son de don J u a n Eu-


Harzembusch.
— 316 —

AY E S D E L ALMA.

T r o q u é por realidades
Dulces e n g a ñ o s ,
Y desde aquel i n s t a n t e
Vivo p e n a n d o ,
Que en la m u d a n z a
P e r d í el bien de los bienes,
La fé del a l m a .

E s la vida sin ella


Flor sin a r o m a ,
U n a c a r g a insufrible
Que nos agobia;
E s u n desierto
Velado por las sombras
De los recelos.

De la esperiencia sigo
L a luz radiosa,
A n t e s viví s o ñ a n d o ,
Despierto a l i o r a . . . .
Pero ¡Dios mió!
¿Vale lo que lie g a n a d o
Lo que h e perdido?
— 317 —

E L CAUTIVO.

I.

Sentado en la ardiente a r e n a
De triste, estranjera p l a y a ,
Mirando el sol que d e s m a y a
E n t r e las ondas del m a r ;
Vienen batiendo sus alas
Negras y amargas memorias
De a m a n t e s pasadas glorias
Mis l á g r i m a s á a u m e n t a r .

¡Ay! del triste adormecido


Al ruido de la cadena,
Que su v o l u n t a d enfrena
Como el bocado al corcel;
Lejos, lejos do naciera,
Donde libre y sin eng-años
Vio deslizarse sus años
Como u n sueño de placer.

¡Ay! yo infeliz t a m b i é n lloro


E n esta p l a y a s o m b r í a ,
Mas se pierde la voz m í a
E n t r e el rujido del m a r ;
Que recuerdo de mi p a t r i a
E l ambiente e m b a l s a m a d o ,
Y s u cielo n a c a r a d o
De la a u r o r a al d e s p u n t a r .
— 318 —
Y de u n a m a d r e amorosa
E l p u r o , ardiente cariño,
Y m i inocencia de niño
Que ella afanosa cuidó;
Y de u n a h e r m o s a g'acela
Los n e g r o s , r a s g a d o s ojos,
Siempre, siempre sin enojos
Cuando Inicia m i los t o r n ó .

¿Mas como olvidar p u d i e r a


T u s g a l a s p a t r i a querida
Cuando en t u centro se a n i d a
Lo que h a c e l a vida a m a r ?
Y t u s v e g a s , t u s collados,
Donde e n t r e m u r t a s y rosas,
Las fugaces m a r i p o s a s
V u e l a n , v u e l a n sin cesar.

N i la sombría arboleda
De t u s bosques perfumados,
Donde se aspiran mezclados
De las flores el olor,
N i el cántico melodioso,
De t u s aves m a t i z a d a s
S a l u d a n d o alborozadas,
E l p r i m e r r a y o del sol.

E n este infecundo suelo


De u n sol ardiente a b r a s a d o .
De u n m a r bravio azotado
Con iracundo poder:
— 319 —
No h a y flores en sus laderas
Ni en sus bosques ruiseñores,
Que con cantos seductores
Nos revelen el placer.

Cálida y n e g r a ceniza
C u b r e esta t i e r r a salvaje
Que vomitó en su coraje
E n t r e l a lava- el volcan;
Y en sus rios, que inficionan
E l ambiente que se aspira,
Escondido allí respira
E l famélico c a i m á n :

¡Ay! del triste p e r e g r i n o


Que de su r u t a cansado
Y de la sed abrasado
A su orilla se llegó;
¡Ay mísero! que la m u e r t e
E n t r e sus ondas le espera,
Allí do c a l m a r c r e y e r a
E l fuego que le a b r a s ó .

No s u s p i r a n , n o , las b r i s a s
E n sus desiertos a r d i e n t e s ;
Pero silvan las serpientes
Y ruje, h a m b r i e n t o el león:
Y ocultos en sus c a v e r n a s
E s t á n su p r e s a acechando
Que d e v o r a n , disputando
Su e n s a n g r e n t a d a ración.
— 320 —
¡Mal h a y a ! ¡Mal h a y a el dia
E n que la sed de r i q u e z a
Me hizo olvidar la belleza
Del suelo donde n a c í ;
De u n a m a d r e las caricias,
De u n a mujer los a m o r e s ,
Y los lozanos alcores
Que de infante recorrí!

SONETO.

Quisiera de u n amor puro acendrado


A l c a n z a r la v e n t u r a v e r d a d e r a ,
Y de amistad a n t i g u a cual sincera
E l bien h a l l a r de pocos e n c o n t r a d o .
Quisiera de la ciencia el don colmado;
Pero n o con sus luces me e n g r i e r a ,
Y oro t e n e r ' que a l e g r e r e p a r t i e r a
P a r a ser bendecido y no envidiado.
U n modesto vivir sin v a n a g l o r i a
T e n g a no m a s , y u n pecho sin t o r t u r a
P o r los ricos fantasmas de l a gloria;
Que entonces será cierta mi v e n t u r a ,
P u e s no h a b r á , por mi bien, en m i m e m o r i a
Mas que recuerdos llenos de t e r n u r a .
EL TIEMPO-

H u y e n del campo hermoso


S u s g a l a s de v e r d u r a y de colores,
S u s p e n d e el ave de r i z a d a p l u m a
Su dulcísimo canto
Al p a r que las z a g a l a s y p a s t o r e s ,
Y velando del sol los resplandores
Las densas n u b e s con s u n e g r o m a n t o ,
Conviértese e n tristeza
La h a u n i n s t a n t e g e n t i l n a t u r a l e z a .

Así la h u m a n a vida
T a n corta en bienes como l a r g a en daños
Sujeta en su b r e v í s i m a c a r r e r a
Al imperio- del tiempo y sus h o r r o r e s ;
Vedla feliz en sus primeros años
M a n a n t i a l de purísimos a m o r e s ,
E n su lozana j u v e n t u d ardiente
C o r r e r del m u n d o t r a s la p o m p a y g a l a s
Que e n g r a n d e c e su v i r g e n fantasía,
Y en pos de ellas v e h e m e n t e ,
Del inconstante p e n s a m i e n t o en alas,
De placer en placer siempre volando,
Y vedla, al fin, estéril y a g o s t a d a
E n la caduca a n c i a n i d a d h e l a d a .

21
— 322 —
S i g u e la l e y que al átomo viviente
E l señalar p l u g u i e r a
Al tiempo inexorable.
Y la i m a g e n de Dios, su obra querida,
E l r e y de la creación, de a l m a p o t e n t e ,
E l que b u r l a del m a r las n e g r a s ondas
Y enfrena del león la i r a r u j í e n t e ,
Polvo es m a ñ a n a y míseros g u s a n o s ;
Semejante al reptil que nace y m u e r e
E n inmundos pantanos!!

Y no e n t e r n e c e , n o , t u loca s a ñ a
E l g e n i o de esplendente fantasía
Y la a u s t e r a v i r t u d , n i el que g'anoso
De inmarcesible g l o r i a
E n noble lid como en i g u a l c a m p a ñ a
S a c u d e el y u g o b á r b a r o , afrentoso
Del que á su p a t r i a leyes, i m p o n í a
Y conquista u n a p á g i n a en la historia;
¡Y n a d a es p a r a tí g r a n d e z a t a n t a ,
T a l escelsa v i r t u d , que ni u n i n s t a n t e
Detienes ¡ay! tu maldecida p l a n t a . . . !

¡Ay! i g u a l p a r a todos;
No respetas lo h e r m o s o , tiempo i n s a n o ;
P a r a ti i g u a l e s son flores y espinas,
Y lo mismo el coloso que el g u s a n o .

Asi pasáis cual sueño p r e s u r o s a s


T i e r n a niñez y j u v e n t u d q u e r i d a s ,
De la existencia p á g i n a s dichosas.
Sí, que todo en el m u n d o
— 323 —
Nace p a r a morir; destino cierto,
C u y a verdad escrita
E s t á en l a j a u l a donde el h o m b r e h a b i t a .

Y t u la edad de a m o r e s ,
Ardiente j u v e n t u d , vive soñando:
Que de ese sueño de placer t a n bello
Lejano no está el dia,
E n que el tiempo sus iras desatando
M a r q u e en t u frente el sello
De su c o n s t a n t e destrucción, dejando
Árido el corazón, blanco el cabello!

AL I N D I O . J

Hijo de estas p r a d e r a s
Tan bendecidas,
T a n llenas de perfumes
Y de ufanía,
¡Que feliz eres!
P e r o t u no lo sabes;
No lo c o m p r e n d e s .

La ambición de t u s ojos.
No roba el s u e ñ o ,
Ni a c i b a r a n t u vida
Gloria, deseos:
E r e s la n a v e
Que s u r c a u n m a r sereno
Con brisas s u a v e s .
— 324 —
Como n a d a apeteces
Ni nada esperas,
E l p r e s e n t e y futuro
Nada te inquietan;
Y asi t u s h o r a s
Se deslizan i g u a l e s
Unas á otras.

Vive t r a n q u i l o vive,
Vive y no t e m a s ,
Que te d a n c u a n t o quieres
Eios y v e g a s ,
Y sin f a t i g a s ,
H a s t a ciento p o r u n o
La t i e r r a a m i g a .
— 325 —

ÍNDICE.
Páginas.

Introducción 5
H e r n a n d o de M a g a l l a n e s 11
E l p a c t o de s a n g r e 21
F u n d a c i ó n de Manila 26
M i g u e l López de L e g a s p i 30
Limahon 41
J u a n de Salcedo 55
Draker 69
D o n Simón de Ancla 75
Sin pasado 153
Don Pepito 157
El miriñaque , 162
Mesa revuelta 165
A p u n t e s de u n bebedor 167
Las a p a r i e n c i a s 1-68
Historia de u n bejuco 171
L a calle d e Sevilla 173
E l siglo de oro 179
La Patti 183
U n a fiesta en Cavite 187
La zarzuela se vá 192
C u a t r o p a l a b r a s sobre Don Quijote. 200
L a hospitalidad 203
E l a m o r de la. m u j e r 211
La e s p e r a n z a 217
La prensa 219
— 326 —
Páginas.

Un d r a m a 224
E l último p e n s a m i e n t o de u n a r e i n a . . 228
E l vaticinio 238
Reflexiones acerca de las publicacio-
n e s históricas sobre Filipinas 246
Creer y a m a r 257
Deducción id.
L a vejez 258
Epigrama 260
E l placer y el dolor 261
Flores y espinas ,— id.
Ilusiones de poeta id.
Todo es e m p e z a r 265
A m o r a l uso 266
Epigrama 267
Cantares id.
E l ciego 269
Pensamientos 272
La cautiva 273
A m o r de m u c h a s . . . . 275
A Guzrnan el B u e n o 276
La noche ..... , 277
L a mujer 279
R o m a n c e histórico caballeresco 283
A Lelia 287
La indiana 288
E l trovador ' '. 291
E l pobre 293
Fantasía 294
Lágrimas 297
V e n t u r a cierta 300
— 327-
Páginas.

E n conmemoración de la señalada vic-


toria a l c a n z a d a por las a r m a s espa-
ñolas contra el p i r a t a chino L i m a -
h o n , el dia de S a n A n d r é s del año
de 1574 303
Oriental... 309
E n u n álbum 311
Romance 312
A y e s del a l m a 316
EÍ cautivo 317
Soneto 320
E l tiempo 321
Al indio 323

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