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H IS T O R IA
^M VNDO
A n T IG V O 50
LA DINASTIA DE
LOS ANTONIMOS
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
ROMA
Director de la obra:
Julio M angas M anjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
Diseño y maqueta:
Pedro Arjona
G. Chic
Indice
Págs.
I. Nerva y Trajano ................................................................................................ 7
1. N e rv a ............................................................................................................. 7
a) La búsqueda de un nuevo ré g im e n ................................................... 7
b) La sucesión de Nerva ........................................................................... 10
2. M. Ulpio T r a ja n o ....................................................................................... 11
a) La continuidad ....................................................................................... 11
b) Las primeras guerras de conquista y regulación de las fronteras 15
c) El paternalism o absolutista de Trajano ............................................ 18
d) La política de « g ran d eu r» .................................................................... 22
Bibliografía .................................................................................................................. 63
La dinastía de los Antoninos
7
I. Nerva y Trajano
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—contra la que clam aba ya Colum e- que tenía que solventar Nerva era el
l a - y con unos cam pos progresiva de su propia sucesión.
m ente concentrados en pocas m anos
y éstas poco activas, Nerva intentó al b) La sucesión de Nerva
gún rem edio volviendo sus ojos a las
viejas leyes agrarias republicanas y El nuevo príncipe, em parentado con
com pró tierras para repartirlas a los la fam ilia de los Julio-C laudios y que
cam pesinos desposeídos. La cuestión había m antenido excelentes relacio
era seriam en te p re o cu p an te, com o nes con los últim os m iem bros de esa
agudam ente supo ver M azza, y a pe dinastía, no parece que fuese, pese a
sar de los esfuerzos por reactivar la las circunstancias, un adepto incon
pro d u cció n realizados p o r los Fla- dicional de la política senatorial, y
vios, y p articularm ente por Dom icia- C izek (1983) se inclina a ver m ás bien
no, hay síntom as arqueológicos, tales en él a un seguidor de las doctrinas
com o el estudio de los pecios realiza senequistas de la clem entia que p ro
do por Pascual G uasch, de que el ni pugnaban, en el m arco de los años fe
vel de los negocios, a ju zg ar p o r el lices para el S enado del quinquen
tráfico de m ercancías por m ar, no h a nium Neronis, una conciliación entre
bía hecho sino decrecer desde la gran un despotism o m oderado y benevo
crisis de m ediados del siglo I, que lente y los intereses de esa oligarquía
parce haber arrastrad o consigo a la de sabios que constituiría el Senado.
dinastía Julio-C laudia. Com o señala A ceptaba adem ás el principio de la
C arradicc, pese a los esfuerzos de Do- m o n arq u ía electiva, desarrollado d u
m iciano, la revaluación que realizó rante la época de los Flavios en el cír
en la ley de sus m onedas de oro y p la culo opositor de los Helvidios.
ta en 82 no pasó de un acto de volun Pero, com o sostiene Durry, Nerva
tad político-m oral que, al no verse no pertenecía a esa «oposición» de
sustentado en u na base real de san ea m atiz republicano, ni posiblem ente
m iento económ ico im portante, p ro n fuese esa oposición la que hubiese
to devino en la necesidad de dar m ar tram ado la sustitución de D om icia-
ch a atrá s, d e v a lu a n d o la m o n e d a no, un hom bre querido por el ejército,
hasta los niveles neronianos (85) y sino que más bien el com plot debía de
m etiendo al em perador en una dura h aber estado tram ado p o r un grupo
política fiscal que le hizo ser conside de senadores que, contentando a los
rado, am én de tirano, mpcix. Nerva, en tradicionalistas, contase desde un p ri
cam bio, quería aparecer com o u n p a m er m om ento con un vir militaris de
dre benevolente; es más, necesitaba talla que evitase los peligros de una
parecerlo para afirm ar su situación guerra civil; p o r lo que, desde un p ri
no dem asiado estable. De ahí su polí m er m om ento, se h ab ría pensado en
tica de repartos de tierra (que iba más la figura de M. U lpio Trajano, que h a
allá que la solución dada p o r D om i bía sido cónsul en 91 y luego legado
tia n o al problem a de los subseciva y en G erm ania superior, donde había
que disposiciones del tipo de la lex desarrollado una m agnífica reputa
mandaría) y de ahí el interes puesto ción de buen m ilitar, adm inistrador
en esas instituciones de caridad co n o destacado y hom bre enérgico y justo.
cidas com o los alim enta (préstam os a Lo cierto es que tras la revuelta de
agricultores, con garantías de sus tie C asperio E liano (Rossi), Nerva sor
rras, y cuyos réditos se dedicaban a la p rendió a los inquietos pretoríanos
m anutención de niños pobres) y que con la adopción, en octubre de 97, de
Veyne nos recuerda que no son una este general, h is p a n o de Itálica, a
invención de este em perador. quien asoció al Im perio confiriéndole
Pero el problem a m ás inm ediato la potestad tribunicia. R. Symc esta
La dinastía de los Antoninos 11
m ilia, h abría visto la luz prim era h a no a los herm unduros, desarrolló la
cia el 52 ó 53, d u rante el reinado de red viaria de los agri decumates con
C laudio, en el seno de una rica fam i quistados p o r D om iciano y creó ciu
lia de antiguo origon italiano estable dades com o X anten (Castra Vetera) y
cida en la Bética, donde habría hecho N im ega (Noviomagus). F in alm en te,
fortuna. Ya hem os hecho referencia a tras haber inspeccionado la frontera
cóm o su padre progresó políticam en d an u b ian a, entró en Rom a a fines de
te bajo el reinado de N erón y poste 98 en m edio del entusiasm o popular,
riorm ente con Vespasiano. El m ismo e inm ediatam ente inició una política
había aco m p añ ad o a su padre en sus m uy en la línea de Nerva, concilian
em presas m ilitares a las órdenes de do el entusiasm o despertado por D o
Vespasiano en Palestina y Siria y lue m iciano en ciertos sectores, m ante
go pudo m ostrar su valía m ilitar en el niendo a su persona] asesor más va
Rhin. A sus cuarenta y cinco años era lioso, y apoyando al m ismo tiem po a
un general experto que contaba con personas com o Verginio Rufo, Plinio
las sim p atías g en e raliza d as de sus o Tácito, caídos en desgracia ante
co m p añ ero s del estam ento m ilitar. aquél.
N adie pues discutió su acceso al tro A ctuando con m odestia y parsim o
no y pudo p erm anecer en G erm ania nia en su vida privada, prom etió no
todo el p rim e r añ o de su rein ad o hace uso de la lex Iulia Maiestatis, o ley
cum pliendo con su deber prim ordial de lesa m ajestad, que se había con
de em p erad o r-so ld ad o de defender vertido en u n arm a tem ible en m anos
las fronteras (Albertini), dejando al de los anteriores príncipes. Si Nerva
Senado m ayor libertad en los asuntos había hecho votar a los com icios po
civiles. Antes de volver a Rom a m ejo p u lares sus leyes agrarias, T rajano
ró el trazado del limes ganando terre fingía el m ism o respeto a las institu-
pecto al Senado, que perm itió que las m iento y potenciación de las institu
elecciones de m agistrados se hiciesen ciones a lim e n ta ria s (alimenta) son
por escrutinio secreto y que apenas una m uestra del carácter paternal y
ejerció el cargo de cónsul, que sólo hum anitario que quiso im prim ir a su
ocupó cuatro veces. Tam bién es cierto reinado. Pero no debemos engañamos.
que actuó liberalm ente con el pueblo, El era provinciano, y las provincias
com o hem os señalado, y el m anteni se vieron am pliam ente representadas
esclavos' Pliasis
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P r o d u c to s d e O rio n jfc ^ Ovino ------- · Vías» }
en el Senado. Se calcula que una sex vez m enos poder, pero Trajano supo
ta parte del m ism o era de hispanos; m antener contento a este cuerpo (que
pero a partir de él los orientales ocu le otorgó el título de Optumus en 114,
paro n un puesto de m ayor relevancia lo que tendía a identificarle con Júpi
en consonancia con la política im pe ter, dios rom ano que reina sobre el
rial cada vez m ás pendiente de esta cosm os) haciendo que los senadores,
zona. El Senado aparecía pues com o individualm ente, ocupasen los pues
un a asam b lea cosm opolita, pero a tos más im portantes en los ejércitos y
pesar de ello el em perador quiso re en la adm inistración, ju n to a los ca
saltar la im portancia de Italia y obli balleros.
gó p o r ley a todos los senadores a in Su política interna se basó siem pre
vertir en esta zona al m enos un tercio en la concordia ordinum, en el m ante
de sus bienes. Pese a ello, no sentía nim iento de un orden entre las clases
escrúpulos en enviar, cuando lo co n y estam entos que salvaguardase los
sideraba necesario, a curatores que con privilegios de los honestiores (senado
tro la se n las fin a n z a s m u n ic ip a le s res y caballeros) sin herir los senti
dentro de Italia e incluso de legados m ientos ni lesionar los intereses de
personales (correctores) para que re las capas inferiores, de los que esta
solviesen p ro b lem as en provincias ban m ás pegados a la tierra (humus) o
que eran senatoriales, a cuyos gober humiliores. El estoicism o im perante,
nadores controlaban estrecham ente, com o nos recuerda P. Petit, hace que
y apareciendo el em perador con el tí el trabajo sea cada vez m ás conside
tulo de procónsul tanto'en las provin rado com o un instrum ento de perfec
cias im periales com o en las senato ción m oral, y las asociaciones corpo
riales. En realidad, pese a las ap arien rativas com ienzan a lograr el recono
cias formales, el Senado tenía cada cim iento de su dignidad, sobre todo
La dinastía de los Antoninos 21
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Beroe Ejército y flota del Eufrates (Kirkuk)
Antioquía Tapsaco* cP Matra N. Mennis
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MAR MEDITERRANEO
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Ctesifonte
La guerra contra los partos (114-117) \ I
• Babilonia
II. Hadriano
dente: del dinam ism o m ás o menos groso con vistas al futuro de la inte
agresivo de épocas anteriores se pasa gridad del Im perio. Lo m ism o apro
a un sistem a m ás conservador y ten x im ad am en te, a u n q u e a un ritm o
dente a la defensa m ás que al ataque. algo m ás lento, sucedió con las co
Hoy prácticam ente todos los estudio hortes y alas de caballería auxiliares.
sos están de acuerdo en que la política De todas formas, para corregir esta
de H ad rian o era la más prudente e in tendencia, en cierto m odo, se em pe
teligente que se podía desarrollar en ese zaron a u tilizar desde la época de
m om ento dadas las circunstancias ge Trajano, pero con un desarrollo pro
nerales de falta de dinam ism o interno. gresivam ente m ayor conform e p asa
Un hecho interesante en relación ba el tiempo, los numeri, cuerpos irre
con la estabilidad del sistema defen gulares de indígenas (de infantería,
sivo es el de que el reclutam iento de caballería o mixtos) que se utiliza
para cada legión se produce ahora ban fuera de sus lugares de origen y
norm alm ente en la provincia donde que com prendían ordinariam ente en
la m ism a se encuentra de guarnición, tre 500 y 900 hombres dirigidos, eso sí,
o sea sólo en las provincias im peria por un oficial rom ano. Es notable el
les, de form a que los ejércitos tienden caso de los brigantes deportados como
a regionalizarse, suponiendo ello, co soldados-colonos a los Agri Decuma-
m o es de im aginar, un germ en peli tes (Petit, 1974).
30 A kal Historia d el M undo Antiguo
en u n sistem a n o r m a l de m ercado,
c o n p re c io a c o r d a d o m u tu a m e n te . Vallum A n to n in i
H a d ria n o , en u n a in scrip ción co n se r
v a d a en A te n a s , e s ta b le c e q u e los V allum H ad rian i
oleicultores d e b e rá n entregar en ven
ta obligatoria al Estado, al precio que
estuviese en la región, u n tercio de su
ψ
cosecha (a no ser qu e su tierra perte
nezca a esa categoria de ager octona
BRITANIA
rius que a p a re c e ta m b ié n en la in s
cripción de H e n c h ir M ettich [Túnez]
re g la m e n ta n d o el c o lo n a to de Villa
M a g n a Variana, de 117). P o sib le m e n GERMAN
INFERIO
te nos e n c o n tre m o s de nuevo en este I BELGICA
caso a n te u n re g la m e n to p a rtic u la r LUGDUNfcNSIS
p ara Atenas, co m o antes en el caso
del reg lam e n to m in e ro de Vipasca, ■GALLIA
que derive de u n a n o rm ativ a general I
sobre el aceite. Y decim os esto p o rq u e AQU ITANIA
I
las referencias fiscales escritas sobre
las á n fo ra s a n d a lu z a s de aceite, e n
c o n tra d as p o r m illones en R o m a for
NARBO NENSIS
m a n d o el m o n te Testaccio, se a d a p
tan en esta época en su c o n te n id o a /
estas d is p o s ic io n e s , qu e , sin d u d a , HISPANIA
*T a rra c o
a m p lia b a n otras de é p oca anterior.
Del éxito de esta m e d id a referente al
aceite bético nos h a b la de nuevo la
estadística realizada en Ostia sobre las
ánforas olearias p a ra esta época, que
casi cuadriplican a las de época flavia.
Requisiciones im positivas en espe
cie y ventas obligatorias al E stado, i n
M AU R E TA N IA CESARIENSIS
cluso a precio de m e rca d o p ara evitar
perjuicio a los p ro d u c to re s, p o d ía n
so lu c io n a r el p ro b le m a del aba ste c i
miento. Pero el p ro b le m a q u izás m ás
difícil era lograr que las m e rcan cías
llegasen de los p u n to s de origen a su
destino. S abem o s que esto se hacía
re cu rrien do n o r m a lm e n te a la in ic ia
tiva privada, pero ta m b ié n sab e m os
que d icha iniciativa se m o stra b a rea
cia a tr a b a ja r p ara el E stado d a d o s
los perjuicios qu e le c a u sa b a la p r o Viajes de Hadriano.
verbial len titud a d m in is tra tiv a , que
inm ovilizaba a los barcos en los p uer
tos d u r a n te se m a n a s y se m a n as. El
p ro b le m a era antiguo, y ya C la u d io
h a b ía tenido que conceder, p a ra m o
verlos a actuar, a los pro pietarios de
barcos m ercantes, la exención de la
La d ina stía d e los A n to n in o s
33
Viajes d e ADRIANO
\ G ER M AN IA
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iE R M A N IA s u p e r io r
AGRI
DECUM ATES NORICUM
PANNONIA
12 1 ( 2 °)
DACIA
PONTUS EUXINUS
MOESIA
MOESIA INFERIOR
SUPERIOR
ITALIA 132 A R M ENIA
CORSICA PONTUS
•R o m a TH RACIA
GALATIA
SARDINIA
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128 C APPADO CC IA
M ESO PO TAM IA
128 | 3 ») , A thenae 133 ( 4 °)
S IC ILIA SYRIA
JU DAE
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CYRENAICA
AEGYPTUS
intervenir de nuevo acuciado por las que pusiesen sus bienes al servicio
necesidades de la Annona. En un m o del Estado (arm adores prim ero, luego
m ento com o éste, en que los cargos com erciantes de aceite, arrendatarios
m unicipales (decurionado, edilidad, de los dom inios públicos, etc.) eran
etc.) en trañ an cada vez m ás pesados las clases m edias de las ciudades las
gastos po r parte de los llam ados a de que d ebían soportar el m ayor peso de
sem peñarlos, pasan d o de ser un ho los gastos. De ahí que las finanzas
nor a una tem ible carga —ya las leyes m unicipales fuesen em peorando de
m u n icip ales flavias d e te rm in a b a n form a creciente en líneas generales y
que se h ab ían de desem peñar obli que esos honestiores que se beneficia
gatoriam ente p or parte de los m ás po b an de las exenciones, y hacían a ve
tentados en caso de que no hubiese ces pingües negocios comerciales, p u
v o lu n tario s—, el em p erad o r ofrece d ie s e n en c a m b io m o s tr a r s e en
un nuevo aliciente a sus poco em ocasiones espléndidos, p a ra d ó jic a
p ren d ed o res sú b d ito s d eten tad o res mente, en unas ciudades a las que no
del capital: escapar al desem peño de tenían obligación legal de asistir. De
las funciones públicas en tanto per todas form as, pese a esos grandes
m anezcan dedicados a servir al Esta evergetas m unicipales que encontra
do con sus barcos (Digesto, L, 6,6,3-7). mos en la epigrafía del siglo II, desli
Pero como ello se podría convertir en gados de cargos públicos en m uchos
un cóm odo pretexto para m uchos ri casos, la crisis económ ica de los m u
cos terratenientes con vistas a escapar nicipios debió de ir haciéndose cróni
a las cargas m unicipales entrando a ca, obligando a una creciente inter
form ar parte com o socios capitalistas vención del Estado en apoyo de esa
de em presas navieras ya existentes, «confederación de m unicipios» que
H adriano se m uestra explícito en fa se hundía.
vor de la Annona: los que no aporten
a las sociedades sus barcos no pue
den disfrutar de los beneficios esta 4. Profundización de la
blecidos. Adem ás determ ina que la idea imperial
exención de cargas ad q u irid a s p o r
una persona es intransferible a sus Lógicam ente este m ayor intervencio
hijos o a sus libertos: si estos quieren nism o en todos los órdenes de la vida
con tin u ar con los derechos de su a n corriente del Im perio había de tener
tecesor h an de c o n tin u ar desem pe su trascendencia en el plano formal
ñando la m ism a tarea. El terror a las de las cosas. En este sentido hay que
pesadas obligaciones (lilurgiae) m u n i reco rd ar las p a la b ra s de A. d ’Ors:
cipales acabaría así haciendo heredi «A unque H adriano sea de origen es
tario el oficio de navicularius. pañol, su ideología es helenística, y su
De esta m anera, interviniendo en gobierno aplica, desarrollándola, la-
el sistema de la distribución, el em pe idea de su predecesor César, la basi-
rador lograba evitar en parte el p ro leia, que el tradicionalism o de A ugus
blem a de la especulación y defendía to había hecho abandonar. Subraye
con ello el poder adquisitivo del h u mos particularm ente su ideal de leyes
milde, en Rom a o en el ejército, del co m unes (νόμοι κοινοί) y ra c io n a
m ism o m odo que las Annoncie m u n i les, cuyo panegírico hará Aristides».
cipales intentarían p aliar el problem a Por ello, la política de este provin
en su ám bito de actuación, aunque es ciano deja de ser «italiana» para con
de suponer que cada vez«con m ayores vertirse en «im perial-provincial», en
dificultades. Hem os de tener en cuen palabras de P. Petit. O sea que tiende
ta que al exonerar de las cargas m u n i a u n a cierta uniform ación de Italia y
cipales a aquellos personajes más ricos las provincias. Por ello, com o buen
La dinastía de los Antoninos 35
conocedor que era de la diversidad de pacho a cognitionibus es el encargado
las regiones de su Im perio tomó, so de instruir las causas elevadas en ape
bre todo en la últim a m itad de su rei lación ante el em perador; la oficina a
nado (D ’Ors), u na serie de m edidas studiis, encargada de la docum enta
que entendía que h ab ían de contri ción y la investigación, fue tam bién
buir a d ar u n id ad a este vasto y com desdoblada en una oficina a memoria
plejo organism o. que se encarga de clasificar los ar
E n prim er lugar reorganizó el con chivos.
silium principis, convirtiéndolo en un La participación del pueblo en la
órgano oficial y estable de gobierno, elaboración de las leyes ha desapare
por lo que a partir de H adriano es di cido por com pleto. Y la del Senado,
fícil precisar qué se debe a la acción sobre todo en esta época hadrianea,
directa del soberano y qué a sus con se ve imiy m erm ada, pues el em pera
sejeros. Estos, que celebran sesiones dor con m ucha frecuencia obvia el
regulares y reciben un sueldo, son trám ite de c o n s u lta r al S enado, y
elegidos, previa consulta al Senado, cuando en materia de derecho privado
tanto entre senadores com o entre ca surgen senatusconsulta éstos son vota
balleros, aunque éstos, poco a poco, dos a iniciativa del em perador y en
tenderán a im ponerse. La m isión de los térm inos que él señala. Lógica
este consejo es fundam entalm ente la m ente, esta actitud de H ad rian o le
de asistir al em perador en m ateria ju hacía poco sim pático al Senado, que
dicial; de ahí que los prefectos del se veía cada vez m ás dism inuido en
pretorio, que presiden el Consilium en sus poderes de una m anera osten
ausencia del princeps, tengan cada vez sible.
un carácter más m arcadam ente ju rí Com o señala Albertini, es norm al
dico que m ilitar. Es en el seno del que esta centralización vaya acom pa
Consejo donde se perfilan y precisan ñada por una codificación. A d ’Ors
las leyes y donde se determ inan las ha señalado que fue H adriano el pri
reglas perm anentes del derecho. A las mero en publicar rescriptos propia
decisiones así elaboradas se les da el m ente dichos p o r m edio del liber libe
nom bre genérico de constitutiones, que llorum rescriptorum et propositorum y
pueden ser, según las circunstancias que no sin razón las colecciones de
de su em isión, edicto (prescripciones constitutiones principium com ienzan
im perativas), decreta (sentencias de con las de H adriano. Pero lo más in
justicia), rescripta (respuestas a p re teresante es que por orden de este em
g untas p reviam ente form uladas), o perador el jurisconsulto Salvio Julia
mandata (instrucciones dadas a los no com pone, hacia 130, el «Edicto
gobernadores provinciales). Perpetuo», en el que se resum en, con
Para atender y facilitar la labor del densándolos, todos los edictos de los
Consilium existían una serie de despa anteriores pretores, con lo que queda
chos u oficinas, norm alm ente pobla suprim ida la libre iniciativa de los
das de libertos a cuya cabeza se en m agistrados provinciales, propia de
contraba un caballero, que H adriano la época republicana, ya que en ade
norm alm ente desarrolló. Así por ejem lante sólo el em perador puede com
plo, la oficina a libellis («de las requi pletar o m odificar este edicto. H a
sitorias»), que ya existía, fue em plea driano se preocupó además de precisar
da am pliam ente por H adriano. Este en qué condiciones los jueces estaban
estableció en el despacho de «corres obligados por la jurisprudencia cu an
pondencia adm inistrativa» {ab epistu do los juicios em itidos fuesen contra
lis) una distinción entre ab epistulis dictorios. Ni que decir tiene que este
Graecis y ab epistulis Latinis, atendien progreso en el m undo del derecho,
do a la diversidad del Im perio; el des- i que se m aterializó en la creación de
36 Akat Historia dei M undo Antiguo
dos escuelas de ju risco n su lto s, los local. Las ventajas civiles y políticas
Proculianos y los Sabinianos, desem de que gozaban los ciudadanos ro
peñó un gran papel en la unificación m anos, que eran los únicos que po
del m undo rom ano, sobre todo en un dían acceder a los puestos del Estado
m om ento en el que el derecho de ciu y apelar al em perador en caso de con
dad an ía rom ana se extendía m ás y dena capital (jus provocationis), hizo
más por las provincias, ofreciéndose, que los provinciales, sobre todo en
m uchas veces, com o un prem io ofre Occidente, buscasen, en el servicio al
cido p or el servicio a las tareas com u régim en, la equiparación con la clase
nes a los que previam ente h ab ían ac de ciu dadanos rom anos que era la
cedido al escalón adm inistrativo de que dirigía los destinos del Im perio;
ciudadanos latinos (carentes del ju s pese a que ello les sometiese al im
connubí). Para perm itir u n más rápi puesto sobre las sucesiones y n o 'les
do ascenso a la ciu d ad anía H adriano eximiese —salvo casos excepcionales
creó adem ás un «derecho latino am de concesión del ju s italicum— de p a
pliado» (Latium majus), según el cual gar el tributo sobre la tierra, del que
en las ciudades latinas a las que se estaban exentos los italianos, aunque
concede este derecho no es necesario sí de la capitación que pagaban los
d esem p eñ ar u n a m agistratura para no ciudadanos.
ser ciudadano, sino que basta con ser El cen so de los c iu d a d a n o s era
decurión, o sea, m iem bro del Senado confiado a procuradores ad census ac-
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em perador y son por ello los intérpre tenciación a divinidades rústicas del
tes de la opinión pública ante el po tipo de D iana y Silvano.
der central, pudiendo alabar o repro Pero al m ism o tiempo, como ya he
bar a un determ inado gobernador. mos señalado, H adriano se abrió am
Pero norm alm ente las relaciones son pliam ente a la m oda helenizante que
buenas, y los gobernadores llam an in v a d ía el Im p erio en el siglo II,
junto a sí a los hijos de las familias cuando la econom ía de las ciudades
más influyentes de las ciudades re de O riente se m ostraba más boyante
presentadas, que tienen así una posi en líneas generales que la de las de
bilidad de prom oción socio-política O ccidente, dada su distinta base de
en el ámbito de la adm inistración im sustentación ya señalada; cuando en
perial. La im portancia política corre, el m undo intelectual se im pone la
pues, paralela a la religiosa en estas «segunda sofística», y cuando al m is
A sam bleas p ro v in c ia le s del culto m o tiem po lo senadores de origen
imperial. oriental iban poco a poco desplazan
H adriano en principio se mostró do a los occidentales que hasta en
conservador en la línea de Trajano y tonces hab ían ejercido su predom i
venerador de las divinidades clásicas, nio en el Senado. H adriano, com o
procurando conservar unos dioses y m ás tarde A n to n in o , favoreció los
unos ritos cuya existencia condicio cultos griegos en Oriente y acentuó
naba, para los rom anos, la de la pro discretam ente los rasgos helénicos de
pia Roma y su Imperio. En este senti los dioses rom anos. Y si en Rom a se
do, restauró el p an teón de Agripa, volvía los ojos a las leyendas griegas
que el fuego había destruido en 110; del prim itivo Lacio, com o era la de
restauró igualm ente el aguratorium, los Enéadas, H adriano se hacía ini
que recordaba el lugar donde Róm u- ciar en los m isterios de Eleusis y fue
lo vio a los doce buitres; restauró los un fervoroso seguidor de D iónisos,
cipos del pomoerium o recinto sagra p articipando en dos ocasiones (125 y
do de Roma y posiblem ente tam bién 132) en las G randes D ionisias ate
el templo de la Bona Dea. De nueva nienses en calidad de agonoteta. El
construcción fue su m agnífico tem plo p ro p io H a d ria n o ordenó co n stru ir
de cellae adosadas en el que se u n ían num erosos tem plos en Grecia, entre
los cultos de Venus y Roma, introdu los que destacan el O lim peion ate
ciendo así en la propia capital el cul niense y un P anhelenion que había
to al Estado asociado al de la divini de servir com o punto de referencia de
dad madre de los Enéadas y protectora esa confederación panhelénica a que
de los Césares, de forma que, como antes hicim os alusión. Ello no obs
dice Petit (1969), encarnaba la m ajes taba, sin em bargo, para que el culto a
tad imperial en la unidad divina del Rom a, unido al culto im perial, siguie
mundo habitado. La propia em pera ra progresando tam bién en la parte
triz Sabina se hacía representar com o oriental del Imperio. Por otra parte,
Venus, en tanto que a su m arido, al de su estancia en Egipto, donde falle
que curiosamente no se encontraba ció su querido A ntinoo a quien como
precisamente muy unida, com o en el dijim os llegó a ordenar un culto, te
mito, se le representaba com o Marte. nem os que destacar tam bién el favor
Pero éste en realidad lo que quería re dispensado a Isis y Serapis, lo que in
presentar era el valor m ilitar, la Disci fluyó en su difusión, especialm ente
plina, una de las virtudes im periales a e n la z o n a o r i e n t a l d el m u n d o
la que se adivinizó del 'mismo m odo rom ano.
que a la Victoria Augusta. En la m ism a Respecto a la zona occidental tene
línea de apoyo al tradicionalism o ro mos que destacar, como hizo M. Jaczy-
mano se encuentra asim ism o la po nowska, que H adriano fue más lejos
La dinastía de los Antoninos 43
en el culto al H ércules gaditano (que
desde 120 aparece en sus m onedas),
7. La sucesión
llegando incluso hacia el final de su H adriano no quiso que su sucesión
reinado hasta su identificación con quedase tan poco segura com o la que
este su sem idiós favorito, com o lo él había experim entado en 117. Por
prueba un m edallón en el que el em eso, en 136, sintiéndose enferm o y
perad o r aparece cubierto con la piel agotado, adoptó, puesto que decía que
del león de N em ea, m atado por H ér la naturaleza le había negado un hijo,
cules. Aquí, com o en otros puntos, a L. C eionio C óm m odo Vero, que
se p relu d iab an tiem pos futuros en tom ó entonces el nom bre de L. Aelio
este em perador a quien no desagra C ésar y a quien se le otorgó la potes
dab an los epítetos de dominus y olim- tad tribunicia. J. C arcopino, basándo
picus. se en las escasas cualidades m orales y
En páginas anteriores hemos pues m ilitares del heredero y en que éste
to de relieve cóm o H adriano gustaba era yerno de Avidio Nigrino, a quien
de resaltar las características regiona había tenido que elim inar com o com
les, en un aspecto que podríam os de petidor a com ienzos de su reinado,
n o m in ar folklórico. Tam bién hem os adem ás de que era notorio que su sa
llam ado la atención sobre esa ten lud era precaria, no se explica que
dencia al regionalism o que se da en H adriano, un hom bre de gran inteli
los ejércitos. Pues bien, es igualm ente gencia, lo eligiese com o sucesor a no
interesante constatar cóm o em piezan ser que se tratase realm ente de un
a resurgir de nuevo con vigor anti hijo natural propio, al que la adop
guas religiones que en un principio c ió n c o n v irtió en leg ítim o . P ero,
parecían h ab er sido ahogadas por la com o veremos, esto no ha sido gene
rom anidad. Es lo que ocurre en las ralm ente adm itido.
provincias orientales con el m azdeís- Aelio C ésar fue enviado a Panonia,
mo iranio, y otros cultos sirios y asiá- cuyo clim a acabó con su débil salud,
nicos, y en O ccidente con el renaci y vuelto a Rom a m urió tuberculoso el
m ie n to del m u n d o c e lta , q u e en 1 de enero de 138. H adriano tam bién
realidad no h abía m uerto nunca del presentía su fin próxim o, y por ello el
todo en las zonas m enos urbanizadas 25 de febrero de 138 adoptó y asoció
y que ahora, cuando las ciudades de al Im perio a un hom bre de 51 años,
esta parte com ienzan a perder fuerza, Tito Aurelio Boionio A nnio A ntoni
aflora de nuevo. no, que pasó a llam arse Tito Aelio
Vemos así, en la época de H a d ria H adriano A ntonino. A unque de fa
no, un a tensión entre las fuerzas cen m ilia nimesa, había nacido en Rom a
trípetas, que tienden a la unión de to y era uno de los cuatro consulares de
d o s los s ú b d ito s b a jo la m ístic a signados para adm inistrar la justicia
im perial, y las fuerzas centrífugas de en Italia. Sus hijos h ab ían muerto, y
rivadas de la diversidad de pueblos y H adriano le exigió, al adoptarlo, que
creencias. Pero, com o dice Beaujeu, adoptase a su vez a M arco A nnio
«esta m ultiplicidad aparente no es in Vero, joven de 17 años sobrino de A n
com patible con un teología unitaria: tonino, y a Lucio Vero, diez años más
la filosofía estoica o platónica y la re joven e hijo de Aelio César. Para Car-
ligión brah m an ica concillan un m o copino el em perador estaba in ten tan
nism o fundam ental con una m ulti do, m ediante hábiles com binaciones,
plicidad de individuaciones divinas; asegurar el trono a su nieto. Pero esto
tras la fachada en que la tradición y no se explica m uy bien, y por ello
el academ icism o han m ultiplicado las Pflaum (1964) piensa que en realidad
im ágenes de los dioses podía disim u H adriano había querido asegurar su
larse un «panteón sim plificado». sucesión al joven M. A nnio Vero, a
44 A kal Historia del Mundo Antiguo
quien llam aba Verissimus por sus cua m asiada iniciativa personal. Así adop
lidades, pero tenía en 136 sólo 14 años tó a A n to n in o , tío de A nnio Vero,
y su nom bram iento no habría sido de obligándole a adoptarlo a su vez, y,
recibo. Por ello, una vez m uerta su es p a ra evitar de nuevo la an ted ich a
posa, que hubiese sido un posible obs oposición senatorial, tam bién al pe
táculo, llevó a cabo la prim era parte queño hijo del desaparecido César.
de su plan: eligió a L. C eionio C óm De todas form as H adriano encon
modo, que pertenecía a un clan muy tró cierta oposición a sus proyectos y
influyente en el Senado y que adem ás reaccionó cruelm ente haciendo m a
tenía una pésim a salud. Esperaba de tar a su cuñado, el nonagenario Ser-
sarm ar así a una parte influyente de viano, y a su nieto de éste que se ofre
la más dura oposición senatorial. Es cía como posible pretendiente al trono,
peraba sobrevivir a su sucesor desig así com o a varios senadores. La ten
nado y para ello lo envió a Panonia, sión sólo am ainó con la m uerte del
que era tan to com o en v iarlo a la em perador el 18 de julio de 138, sien
muerte, lo que, como dijimos, se pro do d e p o s ita d a s sus c e n iz a s en el
dujo. Com o M. A nnio Vero seguía enorm e m ausoleo (castillo de Sant
siendo muy joven, designó entonces a Angelo) que hab ía hecho construir
un senador curtido, sin hijos y sin de para su familia.
m agnanim idad de R om a que perm ite avanzada del limes entre los golfos de
que todos los hom bres de la oicumene Clyde y de Forth, entrando en contac
puedan ser conciudadanos, P. Petit ve to así con los caledonios.
en ciertos detalles de las expresiones El problem a m ás árduo se presentó
que los rom anos son considerados en en M auritania, donde los nóm adas
realidad por los orientales com o ex rech azab an la presión rom ana y a
tranjeros , y no com o conciudadanos. partir de 144, y hasta 152, presenta
ron, tanto aquí com o en N um idia, se
d) Política militar rios problem as a Rom a, que hubo de
m an d ar refuerzos de Siria, del Rhin,
En O riente se había centrado tam del D anubio y p o r supuesto de la ve
bién la política m ilitar de los prim e cina H ispania. Esta región se encon
ros años del reinado. La diplom acia traba cansada de las continuas levas
rom ana hizo ab an d o n ar al rey de los efectuadas en ella y quizá de ello
partos un proyecto de acción en A r tom ó base, según A. C aballos, el lega
m enia, al tiem po que consolidó la in do de la H ispania Citerior, Cornelio
flu en cia de R o m a de O sro e n a, el P risciano, para in ten tar sublevarse
C áucaso y el Bosforo Cimerio, defen contra el em perador. Pero la intento
diendo adem ás contra los alanos a na fracasó y el rebelde se suicidó. En
las ciudades griegas del m ar Negro, adelante, según Alfoldy, los em pera
entre la p en ín su la de C rim ea y el dores no volvieron a designar a más
D anubio. generales hispanos para que m an d a
En 142 las posiciones rom anas en sen sobre tropas igualm ente h isp a
B ritania avanzaron p or el territorio nas. F inalm ente los nóm adas fueron
de los brigantes, estableciendo una rechazados y en la región del Aurés
La dinastía de los Antoninos 49
fuentes y que fueron fácilmente repri em bargo este saberse llam ado a un
midos. De la buena adm inistración p oder absoluto, curiosam ente, no h a
de que gozó el Estado tal vez nos de bía corrom pido su carácter serio y
una idea el hecho de que a su muerte, trabajador. De am plia cultura, tanto
a pesar de los enormes gastos m en jurídica com o filosófica, parecía en
cionados y otros más (como los deri contrarse en teoría bien preparado
vados del 800 aniversario de Roma) para el ejercicio del m ando personal
dejó un tesoro de 675 millones de de y, aunque se duda de que esta tarea le
narios, o sea dos billones setecientos agradase realm ente, cum plió su ofi
mil sestercios. cio lo m ejor que pudo y supo.
En el cam po de la religión, junto al
tradicionalism o propio de todos sus
antecesores, se m ostró receptivo a
a) El reinado compartido
aquellos cultos m ás olvidados por con L. Vero
H adriano, com o los de Cibeles y At M. Aurelio era diez años m ayor que
tis, el del dios iranio M ithra o el del L. Vero, estaba casado con la hija de
Baal sirio de Baalbeck. Era en el fon A ntonino, llevaba tiem po asociado al
do un síntom a más de la atracción poder, era ahora el único gran pontí
que Oriente ejercía sobre este em pe fice y ante los ojos de la opinión p ú
rador que, com o dijim os, no salió blica parecía estar claro que a él co
de Roma. rre s p o n d ía en ex clu siv a el p o d e r
En el plano legislativo hem os de im perial. L. Vero podía haber tom ado
destacar, aparte de su celo por los el título de César, que desde H adria
desvalidos que le ligaba a sus antece no designaba al heredero, y M. A ure
sores, el hecho de que en la ju risp ru lio habría cum plido ante los dem ás
dencia se em pezara a distinguir for con sus deberes fraternales im puestos
m alm ente lo que com o ya hem os por la adopción a la que H adriano
señalado no era más que una reali forzó a A ntonino. Sin em bargo, debi
dad: la distinción entre los privilegia do a lo que P. Petit (1974-2) considera
dos, los más honrados (honestiores), y com o un cierto desequilibrio psicoso-
los más hum ildes {humiliores). Com o m ático que le hacía ser inseguro, exi
en todo sistema que funcione regular gió que L. Vero fuese designado A u
mente, la legislación no hacía más gusto en un m ismo plano de igualdad
que recoger la realidad y conform arla que el suyo, form ando una especie de
jurídicam ente: a la distinción entre colegio im perial que A lbertini com
ciudadano y no ciudadano estaba su para a un colegio consular. No obs
cediendo una nueva distinción eco tante, la m ediocridad de L. Vero y la
nómica. Pero el hecho estaba en la ventaja que en m uchos cam pos le lle
realidad de las cosas y no se puede vaba M. Aurelio, hacen que los histo
culpar al legislador de ver esa reali riad o res co n tem p len fu n d a m e n ta l
dad, como algún autor parece hacer m ente el reinado de éste, que por otro
en este caso. lado fue m ás largo ya que Vero m urió
en 169 sin haber destacado especial
2. Marco Aurelio Antonino mente.
Procedente de una familia hispana, b) El final de la pax
de Ucubi (Espejo, C órdoba), cuando,
tras la muerte de A ntonino Pio, M ar romana
co Aurelio llega al poder, llevaba aso A pesar de su pacifism o teórico y de
ciado al mismo más de catorce años y que no había ejercido ningún m ando
aparecía predestinado al m ism o des m ilitar antes de su acceso al trono, M.
de m ucho antes, como ya vimos. Sin A urelio tuvo que dedicarse a la defen
La dinastía de ios Antoninos 51
I
«
Δ Δ Δ Δ Δ Δ
i Aceite
sa de las fronteras desde el com ienzo era de Siria. El prim ero logró recupe
de su reinado. rar A rm enia, destruyendo A rtaxata y
En un principio fue el rey de los construyendo una nueva capital (Va-
partos, Vologese III, quien volvió a larshapat) donde instaló al protegido
sus proyectos anteriores de interven de Roma, Sohaem us. El segundo, en
ción en A rm enia, frenados por A nto tre 164 y 165, atravesó el Tigris, tomó
nino, e invadió el país poniendo en el Nisibis, ocupó Seleucia y quem ó Cte-
trono a un arsácida, Pacoros. Los le sifonte. Los em p erad o res to m aro n
gados rom anos de C apadocia y de Si entonces los títulos de A rm eniaco y
ria fueron derrotados. Entonces M. Pártico M áxim o, a los que se añadió
Aurelio confió el m ando de los ejérci el de M édico cuando Avidio Cassio
tos orientales, reforzados con tropas penetró en esta región. U na terrible
del R in y del D an ubio, a L. Vero, epidem ia de peste se desató entonces
quien se estableció en A ntioquía y a obligando a poner fin a las hostilida
su vez confió la guerra a sus lugarte des. Este azote, cuya naturaleza exac
nientes Statio Prisco, nuevo legado de ta se desconoce (P. Salm on), sería lle
C apadocia, y Avidio Cassio, que lo vado consigo de regreso a Rom a por
52 Akal Historia del M undo Antiguo
las tropas victoriosas y habría de cau nos, ligados a la tierra que la guerra o
sar, durante 25 años, num erosísim as la peste hab ían despoblado y obliga
víctimas en todo el Imperio. Se firmó dos a prestar servicio al em perador
pues la paz, con notables ventajas cuando éste los requiriese frente a
para Roma, que conservó p ak e de nuevas invasiones. «En suma —como
Mesopotamia y sometió a vasallaje a d ice A lb e r tin i— los em p e ra d o re s
Osroena y Armenia. En 166 se cele aceptaban la invasión, a condición de
bró un brillante triunfo en Roma. Ese regularla y canalizarla».
mismo año los anales chinos reflejan O peracio n es m ilitares de m en o r
la presencia de una m isión rom ana cuantía tuvieron lugar tam bién en es
en su tierra. tos prim eros años de Britania y so
Pero poco duró la paz y la tranqui bre todo en el R hin, donde los cattos
lidad. En la Europa septentrional se debieron ser frenados en 162 por A u
venían produciendo movimientos de fidio Victorino y en 170 por D idio Ju
pueblos que conocemos mal pero que liano. Tam bién en el sur hubo movi
sabemos que term inaron por em pu m iento de tropas, y en 172 prim ero y
jar hacia el sur a una oleada de tribus luego en 177 tribus m oras pasaron a
germánicas que am enazaron a la vez la Bética, que h u b o de convertirse
las provincias de Retia, Nórico, las provisionalm ente en provincia im pe
dos Panonias y Dacia. Ante los in rial, y causaron graves estragos antes
quietantes informes que se recibían, de ser expulsadas.
M. Aurelio reclutó dos nuevas legio Entre am bas invasiones. M. Aurelio
nes que se estacionaron en el norte de hacía preparativos para reforzar la
Italia. En 167, herm unduros, marco- frontera d an u b ian a con la sum isión
manos, cuados, vándalos, lom bardos de yázigos, m arcom anos y cuados, in
y yázigos asaltaron el limes llegando c o rp o ran d o sus tierras al Im perio.
hasta Venecia, destruyendo Oderzo, Para ello se crearon dos legiones, que
asediando Aquileya, y causando por se acantonaron en Retia y Nórico, cu
todas partes la desolación. Los dos yos procuradores fueron rem p laza
emperadores se hicieron cargo direc dos por legados propretores por esta
tamente de las operaciones y, a pesar causa. Pero antes de que pudiese lle
de algunos reveses, lograron liberar var a cabo esta em presa, Avidio C as
en 168 el territorio rom ano. De regre sio, que había quedado con un m an
so a Roma, a comienzos de 169, L. do especial al frente de toda la zona
Vero, enfermo de apoplejía, m oría oriental, ante la falsa noticia de que el
cerca de Venecia. em perador había muerto, se procla
Pronto marcomanos, yázigos (169) mó su heredero, considerando que
y poco después los cuados, volvieron C óm m odo, el hijo de M. Aurelio, era
a abrir las hostilidades. M arco A ure aún un niño. C uando la noticia fue
lio —que para entonces perdía al m e desm entida (175) se en co n trab a ya
nor de los dos hijos a quienes había dem asiado com prom etido. Pero tan
nombrado Césares en 166— ayudado pronto com o M. Aurelio hizo su ap a
por buenos oficiales com o C laudio rición en O riente los partidarios de
Pompeyano y P. Helvio Pertinax, tras Cassio, que en principio fueron abun
difíciles campañas logró im poner la dantes, le ab an d o n aro n y finalm ente,
paz, primero a los m arcom anos (172) a los tres meses del alzam iento, fue
y luego a cuados y yáxigos (175). U n m atado por sus tropas. El em perador
hecho muy interesante de este m o trató con u n a g ran in d u lg e n c ia a
mento es el de que un num erosos gru quienes habían apoyado a su com pe
po de germanos, bien prisioneros de tidor. Pero para prevenir nuevas usur
guerra o bien inm igrantes volunta paciones decidió dotarse de un co
rios, fueron establecidos com o colo e m p e ra d o r, cosa que h iz o en 176
La dinastía de los Antoninos 53
cansada, que cada vez producía m e res entran en recesión en Rom a desde
nos, agobiada por las levas de sus m e fines del siglo I y cóm o paralelam ente
jores hom bres, los im puestos extraor se observa una m ayor dificultad en el
d in ario s y los tra b a jo s forzosos o aprovisionam iento de este com busti
entregas obligatorias que la guerra ble), y el agotam iento de los filones
im ponía (algunos docum entos egip m ás superficiales sin que se pro d u z
cios estudiados p o r P réaux y los estu can adelantos técnicos notables que
dios recientes de Rem esal parecen in perm itan trabajos más profundos. Lo
d icar los com ienzos ah o ra de u n a cierto es que vemos cóm o progresiva
annona militaris). La presión del fisco m ente el E stado va a ir ofreciendo
se acentuó sobre las ciudades del Im m ayores facilidades a quienes explo
perio hasta el punto de que para ali ten pozos m ineros y cómo el arrien
viar el m alestar de la burguesía el em do, que en las leyes m ineras de A ljus
perador debió em itir una ley por la trel es del 50% del m ineral para el
que se lim itaban los gastos que eran Estado, se ha convertido en sólo un
exigibles en juegos de gladiadores a 10% y en el siglo IV según el Código
quienes desem peñasen cargos p ú b li Teodosiano (D e M artino).
cos; en el m ism o sentido hay que ver P. Petit (1974-2) llam a nuestra aten
la decisión del em perador en 178 de ción sobre el hecho de que si bien la
renunciar a los atrasos fiscales de los percepción de los tributos incum be a
últim os 46 años. D e Laet en su estu los p ro curadores, el reparto de los
dio sobre el Portorium (1949), a quien m ism os corresponde a las curias, y
com enta M azza, ha m ostrado cóm o que antes las com pañías arren d ata
el co n tra p u n to de tal m edida vino rias ofrecían garantías sobre el cobro
dado por la nacionalización definiti pero ¿cómo exigírselas a un p rocura
va del cobro de im puestos y la sustitu dor? De ahí la tentación de hacer res
ción de conductores p o r procuratores ponsable de los atrasos a los decurio
con sueldo fijo. Los desajustes de la nes ricos, «según un p ro ceso que
econom ía, con una profunda crisis fi concluirá bajo los Severos con la ins
nan ciera carac triz ad a por la in fla titución de los decemprimi y los deka-
ción y la devaluación de la m oneda, prótoi, cuyas prim eras m enciones en
fueron, en opinión de De Laet, las O riente datan de la época antonina».
causas de este cam bio. Sabem os que De igual m odo el cobro de los im
la pro p o rció n de plata del denario puestos indirctos term inará convir
baja al 75% con M arco Aurelio, y es tiéndose en un munus u obligación
lógico pen sar que a ello debieron de im puesta a los decuriones ricos. Los
contribuir, adem ás de la necesidad de problem as de las ciudades se agravan
au m en tar el circulante, los disturbios de este m odo, sobre todo las de aque
bélicos que afectaron a las m inas (en llas zonas donde predom ina la propie
Aljustrel tenem os el testim onio, p u dad pequeña o m edia trab ajad a por
blicado por W ickert en 1931, de un esclavos. U n hecho significativo de
restitutor m etallorum del a ñ o 173). esta penuria, debida a los diversos
Adem ás de los destrozos causados en factores enunciados, es que en la Bé-
las instalaciones y de la escasez de la tica las dedicaciones privadas del cul
m ano de obra, el trabajo m inero se to im perial desaparecen a partir de
debió ver afectado progresivam ente 170 (Etienne). B crnardini, cuyas teo
p o r otros factores no m enos im por rías recoge Stanton, entiende que la
tantes, com o podían ser la escasez de causa m ayor de los problem as econó
m adera para la fundición en lugares m icos se encontraba, fu n d a m e n tal
relativ am en te cercanos a los cotos m ente, en el final de la expansión
m ineros (Meiggs ha estudiado cóm o económ ica. N o se capturaron nuevos
las prácticas de crem ación de cadáve tesoros después de la guerra dácica de
La dinastía de los Antoninos 55
Trajano, de form a que el Im perio de ción de pueblos vecinos. C uando esta
p en d ía exclusivam ente de sus p ro d ep re d a c ió n no p u d o p ro lo n g arse
pios recursos, en un m undo en el que (prim ero Egipto, luego Dacia) la polí
com o hem os señalado, desde la épo tica del principado se vino abajo.
ca de Augusto, el b alance entre p ro E n cuanto a las fincas im periales
ducción y consum o estaba desequili del norte de A frica sabem os (C/L,
b ra d o h a c ia esta ú ltim a zona. La VIII, 587) que se m antenía la política
política de bienestar general sólo se del colonato aparcero, sobre la que
m antenía sobre la base de la depreda- volveremos al h ab lar de Cóm modo.
igualdad; pues éste variaba según los la del encargado de la gestión finan
diversos Estados fuesen dignos de re ciera (rationalis), que recibió un ayu
cibir la ciudadanía, o la exención de d a n te d u c e n a r io (c o n s u e ld o de
im puestos, o la exención perpetua o 200.000 sestercios), el procurator sum
tem poral del tributo, o incluso de go marum rationum. Esto nos da idea de
z a r de a p ro v is io n a m ie n to p e rm a la im portancia tan especial que al
nente». canzaron las finanzas en un reinado
tan atorm entado en este sentido como
d) Complicación creciente del fue el de M. Aurelio.
m ecanism o administrativo Los m iem bros de su Consejo tom a
ron el carácter de funcionarios per
Las relaciones con el Senado durante m anentes, predom inando entre ellos
el gobierno de M. Aurelio fueron ex los juristas, entre los que hay que des
celentes, m ostrándose siem pre el em tacar a Q. Cervidio Escévola, y con
perador respetuoso con la libertad de ellos el derecho civil prosiguió su evo
p alabra y de actuación de los senado lución en un sentido hu m an itario ,
res. Los m antenía al corriente de los aunque haciendo cada vez más clara
asuntos del Estado, aum entó sus p o la distinción entre honestiores y hum i
deres ju d ic ia le s com o trib u n a l de liores. Es más, el form alism o y la con
apelación e hizo votar num erosos se- vención progresaron, determ inando
nadoconsultos. Pero ello no im pedía la fijación de epítetos ligados perm a
que se siguiera acelerando el proceso nentem ente al rango social ocupado;
de bu roerátización del Estado, y b u e así el adjetivo de clarissimus corres
na prueba de ello es que bajo su rei pondería a los m iem bros de las fam i
nado se crearon 18 nuevas procúrate lias senatoriales, el de eminentissimus
las ecuestres (Pflaum , 1950) m ientras los prefectos del pretorio; el de perfec
que otras fueron revalorizadas. com o tissimus a los detentadores de las gran
58 Akal Historia del M undo Antiguo
tonelaje m ínim o que hay que poner a un m om ento en que el gobierno, por
disposición de \a Annona para benefi econom ía, había tenido que reducir
ciarse de la exención de los cargos los espectáculos: las venationes o cace
m unicipales. C on esta m edida, sin rías se podían sustituir por los conde
duda h u m an itaria, el foso entre los nados a m uerte entregados a las fie
m uy ricos y los d em ás se a h o n d a ras. H ubo pues persecuciones, un poco
aún más. por todas partes, a partir de 165, al
tiem po que se publicaban apologías
e) La religión: el tema por parte de cristianos cultos y refuta
de los cristianos ciones por la parte contraria. Las p ri
m eras se esforzaban sobre todo por
M arco Aurelio siguió en el tema reli disociar cristianism o de m ontañism o
gioso la m ism a tónica conservadora y m ostrar que los cristianos eran fie
de sus antecesores y, a pesar de su ra les al Im perio; las segundas, sobre
cionalism o, la guerra y los desastres todo la de Celso, intentan hacerlos
de la peste le llevaron a buscar solu aparecer com o una auténtica oposi
ciones incluso en las m ás irracionales ción política clandestina. Lo cierto es
de las supersticiones. Los sacrificios a que entre 175 y 180 se desató una au
los principales dioses bélicos rom a téntica persecución oficial que duró
nos (Júpiter, M inerva, M arte) hicie hasta la m uerte de M arco Aurelio.
ron tem er a algunos que term inara
con la raza de los bueyes blancos, y
p ara co n ju ra r a la peste m ultiplicó
los vota publica, los lectisternios o 3. Cómmodo
convites a los dioses, y recurrió a todo
tipo de magos y sacerdotes de religio C uando M. Aurelio m urió el 17 de
nes extranjeras, sobre todo a los egip m arzo de 180 en Vindobona, su hijo
cios desde el punto y hora en que uno Cóm modo que estaba con él y contaba
de ellos provocó en 172 el m ilagro de sólo 19 años le sucedió sin dificultad.
la lluvia que salvó de la sed a su ejér La historiografía tradicional le ha ve
cito. M arco Aurelio se volvió hacia nido presentando com o un niño m i
todas las religiones m enos hacia una, m ado (era porfirogéneta, o sea nacido
el cristianism o, que, bastante desarro en la púrpura del poder), perezoso e
llado, com enzaba a sufrir en su seno inclinado a los placeres, y achacan a
la aparición de distintas sectas heréti e'lo en buena m edida los problem as
cas. El montañismo, surgido en Frigia de su reinado. Hoy su im agen está
hacia 156 y en plena expansión, re siendo reconsiderada y se le entiende
chazaba violentam ente, con espíritu más bien com o un producto de su
apocalíptico, las jerarquías terrenales época que no llegó al poder con la
y rehusaba el servicio m ilitar. Esto m adurez de sus antecesores.
exasperaba a los paganos, y m ientras
las clases altas escribían refutaciones
ra z o n a d a s co n tra el c ristia n ism o , a) El reinado de los favoritos
com o la de Celso en 177, el p o pula
cho pedía venganza contra estos m a Se sabe que firmó enseguida la paz
los ciudadanos que se negaban a p a r con los bárbaros danubianos y regre
ticipar en las cerem onias religiosas só a Roma. P. Petit (1975) cree que, de
de los em peradores que entre 167 y alguna m anera, C óm m odo actuaba
169 se esforzaban p o r salvar al Im pe com o H adriano cuando rechazaba la
rio en el norte de Italia. Era adem ás política belicista de su antecesor, en
una o p o rtunidad de contar con co n tendiendo que el Im perio no se en
denados a m orir en el anfiteatro en contraba preparado para una expan
60 A kal Historia del M undo Antiguo
sión y era m ejo r p erm a n ece r a la inteligente y activo, llevó a cabo ope
defensiva. Esto le ganaría, según este raciones m ilitares para la defensa del
autor, «enemigos irreconciliables en lim es, c o n ta n d o siem pre con b u e
tre los partidarios de la guerra, los je nos co lab o rad o res que h a b ía n co
fes militares y los senadores miembros m enzado su carrera bajo M. Aurelio:
del consilium de M arco Aurelio. Y C lodio A lbino y Pescenio Niger en
com o H adriano, debió buscar en otra G erm ania y Dacia, U lpio M arcelo en
parte los apoyos necesarios, y los en Britania. En N um idia y M auritania
contró tam bién entre los caballeros la colonización siguió ganando terre
de los que Perenne (prefecto del pre no hacia el Sur, y la presencia de se
torio) fue el representante». Esto su nadores africanos se hizo m ás im por
cedería sobre todo tras una conjura tan te en R om a (su progresión fue
palaciega, p rep arad a en 182 por su constante desde la época de Trajano
herm ana Lucilla, que intentó term i en que constituían el 5,8% hasta la de
n a r con su vida. L as c o n d e n a s a C óm m odo, en que eran ya el 31,4%
m uerte que siguieron, afectando a del Senado; de todas formas el más
m iem bros de la familia im perial y del alto porcentaje de provinciales seguía
Senado, le enajenaron por com pleto siendo el de los orientales, con un
a éste. A unque tal vez Petit exagere al 60,8%).
ver en la política pacifista de C om Perenne, com o otrora Séneca en los
m odo la clarividencia de un H adria prim eros tiem pos de N erón, alentaba
no, lo ciero es que los hechos llevaron los apetitos del joven príncipe y se de
al resultado señalado y que en ade d icab a d irec tam en te a ejec u tar su
lante y durante tres años, hasta 185, el p ropia política. Pretendió, frente al
em perador ab an d o n ó los asuntos del Senado, potenciar a la clase ecuestre
Estado en m anos de Perenne. Este, concediéndole el m ando de legiones.
Tam bién en Africa, donde la situa tos dom inios y reinan sobre una clien
ción económ ica era indiscutiblem en tela de colonos» (Petit, 1975).
te mejor (no se conocen curatores rei pu Sólo las grandes ciudades com er
blicae antes de Septimio Severo, según ciales de Oriente m antendrán una vida
T. Kotula), la tensión social se hacía activa haciendo afluir hacia O cciden
sentir entre los colonos y los señores te los lujosos signos de distinción de
(conductores en las fincas im periales) que estos señores gustarán, cada vez
que se p o n ían de acuerdo para la ex más, rodearse. El urbanism o oriental,
plotación de los prim eros, según sa con su cultura, term ina por sobrepo
bem os p or u na inscripción tunecina nerse al m ás reciente de Occidente.
de 181-2, en la que los colonos del sal
tus Burunitanus d em an d an justicia al c) El programa teocrático
em perador, am en azan d o con a b a n
donar las tierras si no se les atendía, lo La mística im perial que se venía de
que h abría de ser una grave pérdida sarrollando en los reinados anterio
para el em perador. U na am enaza se res alcanza su paroxism o en la época
m ejante es realizada p o r los colonos de C óm m odo. Este, fanático de los
de Aga Bey Koy, en Lidia, y los h ab i cultos orientales, los integra en con
tantes de la aldea de Dagei, en la ac cepciones m ístico-mitológicas de difí
tual D obrudja, y de Scaptopara, en cil com prensión. Se inició en los mis
Tracia (J. Kolendo). N o es difícil com terios de M ithra, dios solar que se
p render p or qué algo más adelante convierte en el gran dios de los ejérci
los em peradores im p o n d rán a quie tos y de su jefe, y term inó por identifi
nes quieran ser sus colonos la p rohi carse con Hércules, haciéndose lla
b i c i ó n d e a b a n d o n a r la t i e r r a m ar Hercules romanus y creando un
(Schulten). flam en Herculaneus Commodianus. A
Pero de todas form as hay que hacer la m ism a Rom a la «refundo» com o
notar que, en térm inos globales, la Colonia Lucia Aurelia Nova Commo
econom ía agraria se desarrolla m ejor diana, dando su nom bre a práctica
en lugares com o Africa, donde gran m ente todo. En realidad la política
des extensiones se encuentran orga religiosa de este em perador, m anifes
nizadas al m argen de la vida urbana, tada especialm ente en sus últim os
donde el colonato de ahora no es sino años, no hacía sino culm inar un lar
la continuación de un estado de cosas go proceso, com o hem os podido ya
muy antiguo, en el que una serie de vislum brar. Incluso la refundación de
personas, agrupadas a veces en caste Rom a no hacía sino subrayar, a su
lla o vid, trab ajan las tierras en de m anera, la desaparición progresiva
pendencia de un gran señor. Es lo de los privilegios de Rom a y de Italia.
que puede h aber pasado en N um idia Pero cuando se creyó que, en su locu
(Kolendo), P anonia (Oliva), H ispania ra m ística, pretendía sacrificar a los
c e n tra l, G a lia o c id e n ta l, B ritan ia, dos cónsules designados para 193 y
A natolia, o Tracia, donde los notables recorrer la ciudad en procesión ritual
indígenas h ab ían conservado siem a la cabeza de sus gladiadores (con
pre sus posiciones de potentados lo los que gustaba batirse, com o «hercú
cales (Petit, 1975). N um erosos ca b a leo» que era), se decidió acab ar con él
llero s y s e n a d o re s , a b a n d o n a n d o y fue estrangulado en el baño por su
Rom a a los funcionarios profesiona esclavo N arciso el 31 de diciem bre de
les, vendrán a vivir a lujosas villae, le 192. Tenía 31 años y era realm ente po
jos de las ciudades paxa escapar a las pular, lo que explica su posterior re
cargas m unicipales, y form arán así habilitación por Septiinio Severo. El
«una clase de m agnates locales fuer «siglo de los A ntoninos» había con
tem ente enraizados, que cultivan vas cluido.
La dinastía de los Antoninos 63
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