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Reapertura del caso

Luego de la caída del gobierno de Fujimori en el año 2000, la ley de amnistía fue
derogada y el caso reabierto con lo que un buen número de los acusados fueron
detenidos. El 21 de marzo del 2001, la Fiscal de la Nación Nelly
Calderón denunció a Fujimori ante el Congreso, sindicándolo como "co-autor" de
la masacre. Presentó evidencia que Fujimori, actuando de acuerdo con Vladimiro
Montesinos, jefe del SIN, tuvo control sobre el Grupo Colina. La denuncia señala
que dicho grupo no hubiera podido cometer crímenes de esa magnitud sin el
consentimiento expreso o las órdenes directas de Fujimori, y que tanto la
formación como el funcionamiento del grupo Colina fue parte de una política
integral de contra insurgencia que implicó sistemáticas violaciones a los derechos
humanos. De acuerdo a lo señalado, Fujimori fue a los cuarteles generales del SIN
para celebrar, junto con los oficiales de inteligencia, el supuesto éxito de la
operación en Barrios Altos.
En el 2001, el gobierno peruano aceptó pagar USD $ 3.3 millones en
compensación a los cuatro sobrevivientes y a los parientes de las 15 personas
asesinadas. El 13 de septiembre del 2001, el Vocal Supremo José Luis Lecaros
presentó una solicitud internacional a la Interpol para que se efectúe el arresto de
Fujimori, que, en ese entonces, vivía en Japón. En agosto del 2003, el gobierno de
Perú presentó una solicitud de extradición de Fujimori y entre los crímenes que se
citan en el documento se encuentra la masacre de Barrios Altos.
En 2004, los jueces peruanos ordenaron la liberación de varios de los
sospechosos de la masacre de Barrios Altos, quienes habían estado presos por
más de tres años sin sentencia. Ello debido a una recomendación de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. El Presidente de la Corte Suprema de
Justicia dijo que se estaba llevando a cabo una investigación para determinar las
causas de por qué los jueces permitieron que los juicios se extendieran tanto.
Comisión de la Verdad y Reconciliación

La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) fue una comisión peruana


encargada principalmente de elaborar un informe sobre la violencia armada
interna, vivida en el Perú durante el periodo de los años 1980 y 2000. Fue creada
en junio de 2001 por el presidente provisional Valentín Paniagua, convocando a
diferentes miembros de la sociedad civil. Fue presidida por Salomón Lerner
Febres, entonces rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Además de
la investigación de la violencia terrorista de Sendero Luminoso y el Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), intentó profundizar en las causas de esa
violencia y en la dura represión militar contra estos movimientos terroristas, que
cobró principalmente víctimas civiles en este fuego cruzado. Para ello, recogió el
testimonio de 16,985 personas y organizó 21 audiencias con las víctimas de la
violencia, a las que

Asistieron más de 9500 personas. El Informe Final se hizo público el 28 de


agosto del 2003, ante el presidente peruano Alejandro Toledo Manrique

Historia
En diciembre de 2000, el Gobierno de Transición estableció un grupo de trabajo
interinstitucional, integrado por representantes de los Ministerios
de Justicia, Defensa, Interior y de Promoción de la Mujer y Desarrollo Humano;
la Defensoría del Pueblo, la Conferencia Episcopal Peruana, el Concilio
Evangélico y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Este grupo tuvo
como objetivo explorar un mecanismo de investigación de los hechos producidos
durante el terrorismo, una proposición de tareas para el sistema judicial y una
política de reparaciones.
El 4 de junio de 2001, mediante el Decreto Supremo N° 065-2001-PCM, se creó la
Comisión de la Verdad, encargada de esclarecer el proceso, los hechos y
responsabilidades de la violencia terrorista y de la violación a los derechos
humanos producidos desde mayo de 1980 hasta noviembre de 2000, imputables
tanto a las organizaciones terroristas como a los agentes del Estado, así como
proponer iniciativas destinadas a afirmar la paz y la concordia entre los peruanos.
En la norma se le dio los siguientes objetivos:

 Analizar las condiciones políticas, sociales y culturales, así como los


comportamientos que, desde la sociedad y las instituciones del Estado,
contribuyeron a la trágica situación de violencia por la que atravesó el Perú;
 Contribuir al esclarecimiento por los órganos jurisdiccionales respectivos,
cuando corresponda, de los crímenes y violaciones de los derechos humanos
por obra de las organizaciones terroristas o de algunos agentes del Estado,
procurando determinar el paradero y situación de las víctimas, e identificando,
en la medida de los posible, las presuntas responsabilidades;
 Elaborar propuestas de reparación y dignificación de las víctimas y de sus
familiares;
 Recomendar reformas institucionales, legales, educativas y otras, como
garantías de prevención, a fin de que sean procesadas y atendidas por medio
de iniciativas legislativas, políticas o administrativas; y,
 Establecer mecanismos de seguimiento de sus recomendaciones.
El 6 de junio se nombró a los miembros de la comisión: Salomón Lerner
Febres (presidente) Beatriz Alva Hart, Enrique Bernales, Carlos Iván Degregori,
Gastón Garatea Yori, Alberto Morote Sánchez y Carlos Tapia García.
En agosto de 2001 se modificó el nombre a Comisión de la Verdad y
Reconciliación.
En setiembre de 2001 se incluyó a 5 nuevos miembros para la comisión:
Monseñor José Antúnez de Mayolo Larragán, Sofía Macher Batanero, Luis Arias
Graziani, Rolando Ames Cobián y Humberto Lay Sun

El informe
El informe final se presentó el 28 de agosto del 2003 en una ceremonia realizada
en el Palacio de Gobierno. Este consta de nueve tomos donde se detallan los
hechos sucedidos durante los veinte años que cubre el informe. Consta de tres
partes principales: La primera donde se relata el proceso, los hechos y las
víctimas. La segunda, que relata los factores que permitieron que se desarrolle el
conflicto. Y la tercera que explica las secuelas del conflicto y se postulan las
recomendaciones para que estos eventos no se repitan. A pesar de los esfuerzos
de la CVR, la sociedad civil ha sido muy indiferente a esta iniciativa.
La magnitud y extensión del conflicto
El terrorismo producido entre 1980 y el 2000 de mayor duración, impacto y el de
mayor costo, tanto humano como económico, en la historia del Perú. El costo
estimado en vidas humanas es aproximadamente 69 280 personas, entre muertos
y desaparecidos. La causa del conflicto fue la decisión del Partido Comunista del
Perú Sendero Luminoso (PCP-SL) de iniciar una guerra popular contra el Estado
peruano. Esta guerra se produjo en el momento en que la sociedad peruana
iniciaba una transición democrática, luego de doce años de una dictadura militar,
que era respaldada por la mayoría de la población y los principales partidos
políticos.

El PCP-SL causó el 54% de las víctimas fatales reportadas a la CVR. Su


estrategia de combate implicó el uso sistemático y masivo de métodos de extrema
violencia y terror. El Estado peruano, no tuvo capacidad para contener el avance
de la subversión y los gobiernos civiles dejaron que el conflicto se militarice al
dejar la conducción de la lucha contrasubversiva en manos de las Fuerzas
Armadas. La CVR concluyó que la lucha contrasubversiva se realizó sin tomar las
precauciones necesarias para evitar el atropello de los derechos fundamentales de
la población civil. Incluso, las autoridades desatendieron las denuncias de
violación de los Derechos Humanos y se llegó a facilitar la impunidad de los
responsables. Las Fuerzas Armadas son responsables del 37% de los muertos y
desaparecidos reportados a la CVR.

Otro factor a considerar es la aparición del fenómeno del narcotráfico durante el


mismo periodo. La magnitud de éste y la respuesta de las Fuerzas Armadas
provocó que la zona del Alto Huallaga fuese uno de los mayores escenarios del
conflicto interno.

La distribución geográfica del conflicto, el cual se concentró en las zonas más


pobres del Perú, provocó una sensación de exclusión e indiferencia. Las
principales ciudades, en especial las de la costa, no estuvieron en el centro del
conflicto5 Fueron las zonas rurales y las más pobres las que tienen el mayor costo
en vidas humanas. Esto no significa que la pobreza sea la causa del conflicto sino
que son los sectores más pobres los más vulnerables a la violencia armada.

La violencia tampoco se distribuyó equitativamente a lo largo de los años. Existen


dos picos que marcan diferentes etapas del conflicto armado. El primero, 1984
corresponde con el momento de mayor intensidad y de mayor número de muertos.
Éste representa el inicio del conflicto y se centra esencialmente en el
departamento de Ayacucho. El segundo, 1989, corresponde con un
recrudecimiento de la violencia, luego de un periodo entre 1986 y 1987 de
mediana calma, a partir del cual se mantiene una violencia casi constante hasta
1992, año de la captura de Abimael Guzmán Reynoso. Durante esta fase, a pesar
de que la violencia no llegó a los mismos niveles de 1984, si se expandió a la
mayor parte del país

La estimación estadística de la pérdida de vidas humanas fue cuestionada en el


año 2009 por el entonces vicepresidente, Luis Giampietri.

Las organizaciones terroristas


Sendero Luminoso

La organización subversiva y terrorista autodenominada Partido Comunista del


Perú fue la iniciadora y principal causante de la violencia durante el periodo de
1980 y 2000. Fue responsable del 54% de los muertos y desaparecidos
reportados a la CVR. Se estima que la cifra total de víctimas fatales ocasionadas
por Sendero asciende a 31,331 personas, lo que representa aproximadamente el
46% de víctimas fatales de este conflicto.

Sendero Luminoso surgió como una facción de la tradición maoísta en el Perú


producto de las sucesivas rupturas ideológicas del movimiento comunista
internacional. Un hito fundamental fue el debate acerca del uso de la violencia
como medio para la revolución entre el movimiento chino y el movimiento
soviético. En el Perú este debate se expresó con la división del Partido Comunista
Peruano entre Unidad (pro-soviético) y Bandera Roja (pro-chino). Abimael
Guzmán tomó partido, en ese entonces por Bandera Roja.

La ideología de Sendero tomaba supuestamente como base la ideología de los


pro-chinos, o sea el Maoísmo. Otro aspecto importante de la ideología senderista
era que mantenían la verticalidad como principio. Es decir, su estructura
organizacional estaba conformada por pequeños núcleos cohesionados
ideológicamente, los cuales eran fuertemente dependientes del Partido (Sendero
Luminoso).
El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru
El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (o MRTA) también fue responsable de
la violencia sufrida en el Perú durante las últimas décadas del siglo XX. Esta
organización subversiva desato una guerra revolucionaria en 1984, momento en el
cual el Perú se encontraba consolidando un proceso democrático que era apoyado
por la mayoría de la población. El MRTA es responsable del 1.8% de las muertes
producidas durante ese periodo. El MRTA organizó el Ejército Popular
Tupacamarista el cual estaba conformado por columnas de guerrilleros
uniformados y con armamento de guerra. A pesar de proclamar que respetarían
las Convenciones de Ginebra [cita requerida] en sus acciones armadas, el MRTA
cometió graves violaciones a los derechos humanos, como asesinatos y
secuestros.

Las Fuerzas de seguridad del Estado


Los gobiernos de la década de 1980 fracasaron al organizar una estrategia
contrasubversiva eficaz, que pudiera derrotar a las organizaciones terroristas y
que respetara los derechos humanos. Se cometieron errores de diagnóstico y de
estrategia. Recién a comienzos de la década de 1990 se logró establecer una
estrategia que privilegiara la colaboración con la población civil y el uso de la
inteligencia, lo que llevó a la derrota de las organizaciones subversivas. Se estima
que los agentes del estado fueron los causantes de la muerte de más de 20 mil
víctimas; no obstante, el número total de entre militantes de Sendero y MRTA era
aproximadamente de 700 personas.

Los cuerpos policiales


Fueron los primeros blancos de ataques de sendero luminoso, ya que en algunas
comunidades de los andes eran los únicos representantes del Estado. Al
eliminarlos SL buscaba crear un nuevo poder. El Estado respondió organizando
patrullas contrasubversivas, comandos especializados en destruir al enemigo
antes que en proteger a la población. Durante este proceso la Policía Nacional se
sometió al mando de las Fuerzas Armadas. De esta manera se convirtieron en una
fuerza auxiliar. A partir de finales de la década de 1980, privilegiaron las tareas de
investigación. Esto contribuyó de manera significativa al fin de la guerra interna, al
permitir la captura de la cúpula de Sendero Luminoso.
Las Rondas Campesinas

Grupo de representantes de comunidades que se encargaban de controlar el


orden publico del pueblo de manera limitada.

Las Fuerzas Armadas

Los gobiernos

Gobierno de Fernando Belaúnde Terry

Gobierno de Alan García Pérez

Gobierno de Alberto Fujimori Fujimori

Consecuencias del Conflicto y Recomendaciones de la CVR


Se concluyó que durante los años de guerra murieron alrededor de 70 mil
personas, de las cuales más de 20 mil resultaron ser víctimas de las fuerzas
armadas. Los gobiernos de Fernando Belaúnde, Alan García y Alberto Fujimori
tenían responsabilidad en la represión, aunque la mayoría de las violaciones de
derechos humanos, y las más atroces, se produjeron durante los gobiernos de
Fernando Belaunde Terry y de Alan García Pérez, sobre el periodo presidido por
Alberto Fujimori, la CVR, dice:

Es esta etapa las violaciones de derechos humanos fueron menos numerosas


pero más deliberadas o planificadas que en la etapa anterior. Aparecieron,
además, escuadrones de la muerte cuya actividad llevó a que el Perú ocupara en
esos años el primer lugar en el mundo en desapariciones forzadas de personas.
Integrantes
• Dr. Salomón Lerner Febres - Presidente de la CVR. Doctor en Filosofía y
rector emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

• Dr. Beatriz Alva Hart - Abogada y ex congresista de la república.

• Dr. Rolando Ames Cobián - Sociólogo, investigador y analísta político. Ex


senador de la República.

• Monseñor José Antúnez de Mayolo - Sacerdote salesiano, ex administrador


Apostólico de la Arquidiócesis de Ayacucho.

• Tnte. Gral. FAP (r) Luis Arias Grazziani - Experto en temas de seguridad
nacional.

• Dr. Enrique Bernales Ballesteros - Doctor en Derecho, constitucionalista,


Director Ejecutivo de la ONG Comisión Andina de Juristas. Ex Congresista de la
República

• Dr. Carlos Iván Degregori Caso - Antropólogo, profesor de la Universidad


Nacional Mayor de San Marcos, miembro del Instituto de Estudios Peruanos.

• Gastón Garatea Yori - Sacerdote de los Sagrados Corazones y Presidente


de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza.

• Pastor Humberto Lay Sun - Arquitecto, líder de las Asambleas de Dios,


denominación evangélica del Concilio Nacional Evangélico CONEP.

• Sra. Sofía Macher Batanero - Socióloga, ex Secretaria Ejecutiva de la ONG


Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.

• Ing. Alberto Morote Sánchez - Ex Rector de la Universidad San Cristóbal de


Huamanga.

• Ing. Carlos Tapia García - Investigador y analista político. Ex Diputado de la


República.

• Monseñor Luis Bambarén Gastelumendi en calidad de observador - Obispo


de Chimbote y expresidente de la Conferencia Episcopal Peruana
Críticas
A diferencia de lo ocurrido con grupos similares creados en otros países, en el
Perú la Comisión de la Verdad y Reconciliación no recibió una aceptación
unánime de la sociedad, existiendo más bien escepticismo y hasta rechazo en
importantes sectores de la misma. Diversos partidos políticos como el grupo
fujimorista, el Partido Aprista Peruano, Acción Popular y el PPC han formulado
críticas a la labor de la CVR. Asimismo, algunas personalidades han formulado
también reservas frente a aspectos puntuales del trabajo de la Comisión. Así por
ejemplo:

• La CVR ha sido criticada por denominar "conflicto armado interno" a lo que


para el grueso de la población peruana fue simplemente terrorismo. Dicho
cuestionamiento se basa en que la nomenclatura usada por la CVR podría ser
interpretada como una forma de conceder a las organizaciones terroristas un
status de grupos beligerantes que no les corresponde, en contraposición a la
designación de grupo terrorista que le otorgan el Estado Peruano y el
Departamento de Estado de los Estados Unidos de América.2122

• Se le cuestiona haber calificado el accionar de las Fuerzas Armadas del


Perú en su combate al terrorismo como una práctica "sistemática y generalizada"
de violación de derechos humanos. Esto ha sido puesto en duda por algunos
partidos políticos peruanos como el APRA y el PPC. En el caso de este último su
lideresa Lourdes Flores Nano manifestó: "No estoy entre quienes satanizan a la
Comisión de la Verdad [sin embargo] discrepo con que se haya afirmado que haya
habido una violación sistemática de los derechos humanos, creo que [esto] no
ocurrió".

• Existe controversia en torno a la cifra de muertos y desaparecidos


presentada en el Informe Final. La cifra de muertos y desaparecidos que
oficialmente siempre se manejó era de 23,969 personas y la estimación obtenida
mediante la técnica de Estimación de Mútiples Sistemas usada por la CVR elevó
esa cifra a 69,280 (intervalo de confianza al 95% entre 61,007 y 77,552).25
Algunos detractores critican el hecho de que se haya presentado una estimación
estadística en lugar de un conteo, mientras que otros opinan que incluso la
estimación en sí misma es incorrecta. En 2012, uno de los integrantes de la CVR,
el jurista Enrique Bernales Ballesteros, reconoció que el informe podría tener
yerros metodológicos. Asimismo, en 2015 el dirigente de Acción Popular Víctor
Andrés García Belaúnde también restó credibilidad a la cifra de muertos reportada
por la Comisión señalando "yo creo que hubo muertes y son todas lamentables,
una o 69 mil es igualmente trágico, pero lo que quiero decir es que han
especulado en demasía, han especulado y han creado verdades totales sobre la
base de medias verdades".

• El gobierno peruano, a pesar de que fue quien creó esta comisión, no ha


aplicado algunas de las recomendaciones hechas por la CVR.

Su repercusión en la actualidad
• Se conformó el movimiento ciudadano Para Que no se Repita, para realizar
un seguimiento al desarrollo y aplicación de las recomendaciones de la CVR.

• Se ha anunciado la inclusión del Informe Final de la CVR en la nueva


currícula de Educación Secundaria en Perú para el 2013, según dijo el
viceministro de Gestión Institucional del Ministerio de Educación, Fernando
Bolaños Galdos en noviembre de 2012.29

• En el transcurso de las elecciones presidenciales de 2011, el candidato


Ollanta Humala, luego elegido Presidente, anunció que iba a seguir las
recomendaciones de la Comisión30(a pesar de estar siendo juzgado por los
indicios de su implicación en violaciones a los derechos humanos en la zona de
Madre Mia), mientras que Alan García ha mostrado una actitud menos receptiva
[cita requerida], incluyendo como candidato a la vicepresidencia al vicealmirante
Luis Giampetri, implicado en la matanza de las prisiones en 1986, de la que
también es acusado el propio García por dar la orden de represión de los presos
amotinados.

• La elección como presidente de Alan García, muchas veces acusado con


respecto a violaciones a los derechos humanos durante su gobierno de 1985 a
1990 ha puesto en tela de juicio la aplicación de las recomendaciones de la
comisión; dado que existe la posibilidad que en su nuevo gobierno se dé una
amnistía general hacia los militares juzgados por crímenes de lesa humanidad.

• La muestra Yuyanapaq, un registro visual del conflicto inaugurado por la


Comisión de la Verdad y Reconciliación en 2003, fue visitada por más de cien mil
peruanos en la Casa Riva Agüero de Chorrillos, Lima.33 Yuyanapaq ha sido
exhibida dentro y fuera del Perú y actualmente se exhibe en el Museo de la
Nación. Esta muestra formará parte del Museo de la Memoria del Perú.

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