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Uno debe entender, que uno no existe para defender el cuerpo, sino la
dignidad que es parte de nuestra esencia. El filósofo Séneca nos dice que de
nada sirve vivir dentro de este mundo, si, en realidad, esta vida no produce
fruto. No se trata de vivir, ni de vivir lo más posible; sino, de vivir bien y lo
mejor posible. Si en nuestro paso por la humanidad, nuestra dignidad se ve
afectada y llega al punto en el que se desvalora el cuerpo y la moral de manera
irreversible, lo más lógico es que nuestra humanidad carezca de sentido y que
es hora de acabar con ella. Otro punto que desvalora la existencia humana es
el sufrimiento. Una vida no se le puede considerar digna si el sufrimiento es el
protagonista. El estadio por la humanidad se nos ha posibilitado para
disfrutarlo y aprender de él. Si este goce es reemplazado por el dolor
incontrolable, obstaculizará el aprendizaje. La supresión del goce y el
aprendizaje tumba el sentido del existir como humano. Ahora, quiero dejar en
claro que no solo me refiero a un sufrimiento meramente físico, sino también al
sufrimiento moral, de conciencia. A veces sentimientos que degradan el alma
se apoderan de nuestro cuerpo y atacan la dignidad humana. ¿Qué tipo de vida
terrenal le espera a un individuo que la depresión o la extrema ansiedad se
han apoderado de él? No una muy buena, ni productiva, ni mucho menos útil
ni provechosa para sus pares. Es ahí que uno se debe dar cuenta que su
estadio terrenal ya no tiene sentido, por lo que debe acabar con su elemento
corpóreo.
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glorifican el cuerpo antes que el alma, consideran “locos” a aquellos que
tengan otra línea de pensamiento. Es así cómo el adjetivo de “loco” recae en
un individuo con pensamientos suicidas o a favor del suicidio. Sin embargo esta
locura es no es razón de vergüenza, sino, de convicción y orgullo. Afirmar una
creencia que va en contra de lo estandarizado y defender esa posición es
reflejo de un correcto orden de vida que se caracteriza por priorizar el saber
intrínseco antes que el consensuado por los demás. O como dice Nietzsche, el
seguir a tu corazón.
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Aceptar una ideología de esta categoría implica creer en estos lineamientos
con fuerza extrema. Hace falta creerlos de verdad. Es necesaria la
autoconfianza que plantea Emerson para poder sostener un pilar que vaya
radicalmente en contra de lo estipulado por la sociedad. Hace falta
interiorizarse y encontrar las incógnitas de la vida en uno mismo. La verdad de
la sociedad es una verdad que vive en la tierra, la auténtica verdad vive dentro
de uno mismo, en la esencia. Este concepto de seguirse uno mismo, y no
seguir a los demás es mencionado también por el alemán Nietzsche. Este
plantea que el hombre debe seguir su propio instinto. Si tiene que ser esclavo
de algo, que lo sea de su propio corazón y que no lo sea de lo que le dictan los
demás. Así, puede que seas un loco denominado por los demás pero tú estarás
convencido que tus creencias son las correctas.