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Orando y Trabajando

Introducción
Un repaso del exilio hasta la construcción de la ciudad.

Lectura: Nehemías 4.7-23

Hay que orar como si no creyéramos en el trabajo. Hay que trabajar como si no
creyéramos en la oración.

1. La suma de dificultades. Nehemías tuvo que hacer frente a varios enemigos que
se sumaron para impedir la reconstrucción de Jerusalén. Nada fue fácil, las
dificultades enfrentadas parecían llamar a otras que fueran nuevas y con
apariencia de ser más fuertes. Personas, instituciones, partidos políticos, grupos
armados; estos son algunos de los enemigos que se levantaron contra Nehemías
y su proyecto de restaurar la ciudad. Veamos algunos de ellos con más atención:
● vv. 7. Los enemigos: Sambalat y Tobías, liderando un grupo de árabes que se
enojaron, se asociaron para atacar a Jerusalén.
● vv. 10 La fatiga. El exceso de trabajo estaba dejando sin fuerzas a quienes
recogían los escombros. Imposible construir sobre ruinas, hay que recogerlas
para poder disponer de los espacios de construcción.
● vv. 12 las malas noticias. Las gentes venían una tras otra a Nehemías con malas
noticias. Cada persona que pedía su atención, lo hacía para comunicarle las
amenazas peligrosas, noticias sobre los enemigos, de cómo ellos estaban mejor
armados, mejor respaldados políticamente hablando, en fin. Era una tras otra.
Sin parar.
2. Las primeras soluciones:
● vv. 9 La oración. Nehemías comprende que cuando el creyente ora a Dios con
fervor, él escucha. Cuando Dios escucha los imposibles son derrotados. Los
enemigos avergonzados. Las dificultades superadas. Los problemas vencidos.
Cuando Dios escucha aparece lo sorprendente, lo maravillante, lo sublime.
Quien ora sabe que Dios hace por él lo que jamás se puede hacer por cuenta
propia.
● vv. 13 Las armas. Nehemías no sólo hace oración, con igual pasión se arma y
arma su pueblo. Los enemigos se han unido contra Jerusalén. El fervor de los
adversarios en contra de su reconstrucción aumenta. Las amenazas cada vez son
o parecen ser más contundentes. Nehemías ora. Nehemías se arma. Como quien
dice, la oración no cancela al trabajo ni el trabajo a la oración. Quien ora trabaja.
Quien trabaja, ora.
● vv. 14 El ánimo. Las gentes que se unieron a Nehemías empezaron a sentir que
se “caía la ruana”. El desánimo es el peor enemigo que cualquier proyecto santo
pueda hacer frente. Nehemías anima a su gente. Nehemías contagia de su pasión
a su pueblo. Nehemías les ofrece palabras que les ayude a estar de pie.
3. vv. 15-23 Confiando en Dios y trabando. Al leer los vv. 15-23, vemos a Nehemías
como un estratega dirigiendo a su pueblo Ubicando su gente. Dando
instrucciones de vigilancia y de puestos de trabajo. Atento a sus “talones de
Aquiles”, fortaleciendo sus fortalezas. Confiando en Dios. Confiando en sí mismo
y confiando en su pueblo.

Aplicaciones
Cada uno de nosotros tiene una “Jerusalén” que restaurar. Quizá sea tu hogar, tus
hijos. Tal vez sea tu vida espiritual o tu negocio. Es posible que sea una relación
familiar fracturada o tus estudios. ¡Qué sé yo! Tu vida como proyecto de vida.
Sepa y entienda que, este tipo de iniciativas siempre contará con adversarios, y muchas
veces los menos esperados. Puede ser que el enemigo #1 para restaurar tu hogar sea tu
cónyuge. Puede ser que para restaurar tu casa, tus enemigos #1 sean los hijos. Y luego,
como si fueran invocados por un gran poder sobrenatural, empiezan a aparecer
enemigos de lo que Dios te ha confiado reconstruir. No puedes detenerte. No puedes
tirar la toalla. No puedes retroceder. No puedes temer y si temes, avanzar con miedo,
pero avanzar.

La fatiga emocional puede ser grande. El cansancio a veces es más fuerte que nuestras
fuerzas. Pero Dios nos invita a esforzarnos y ser valientes. El Señor nos invita a
caminar una milla más. A renovar en él nuestras emociones y de su mano avanzar.

Cada restaurador de hogar, de familia, de negocios, de iglesia, de vida personal debe


aprender a escuchar. Las noticias malas, desalentadoras no se hacen esperar. Los
pronósticos negativos son expertos en aparecer en el momento menos indicado, pero
aparecen. No estamos obligados a escuchar todo lo que nos quieran decir. Podemos
elegir qué escuchar y qué no.
Abrir las orejas a todo el mundo es un grave error.
Quien escucha y complace a todo mundo, nada logra en la vida.
Las malas noticias, de aquellas desalentadoras, son expertas en aparecer en los
momentos menos indicados. Vuélvase experto en no escucharlas.
Nehemías se caracterizó por ser un hombre de oración. Constantemente lo vemos
acudiendo a la presencia del Señor para encontrar alivio, dirección, respaldo, ayuda.
Martín Lutero solía decir, “haber bien orado es haber bien trabajado.” Sin oración no
vale la pena emprender proyecto alguno. Sin oración no vale la pena restaurar nada.
Sin oración no hay hogar que sane; no hay familia que se levante; no hay hijos que
corregir; no hay empresa que levantar. Si no ha orado, lo demás es perder el tiempo.

Hablar hoy de armas es chocante. Lo sé. Las ideas bélicas nos dan hasco y con justa
razón. Sin embargo, la experiencia de vida tiene que entenderse muchas veces como
una batalla, una lucha constante. En términos existenciales y cristianos somos
guerreros. Por favor, es una metáfora. Y S. Pablo nos ofrece una armadura que para
toda ocasión es perfecta:
Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos
con la coraza de justicia, 15 y con los pies calzados con la disposición de predicar
el evangelio de la paz. 16 Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe,
para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno. 17 Cúbranse
con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra
de Dios.

Finalmente, confía en Dios. Cuando el proyecto tiene aprobación divina, confía en él


por oscura que sea la realidad, por difícil que sea el camino y por complicado que sea
avanzar con miedos. Los que confían en el Señor son como el monte de Sión, que no se
mueve, sino que permanece para siempre. Los que confían en el Señor jamás serán
avergonzados. Los que confían en el Señor son benditos. Quienes confían en el Señor
levantarán alas como las águilas: correrán y no se cansarán. Caminarán y no se
fatigarán. Los que confían en el Señor tendrán nuevas fuerzas.
¡Dios Para Todos! Confía en Dios.

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