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Al comienzo de este capítulo el apóstol dice que somos llamados a ser un pueblo y por eso debemos
cultivar la unidad. Ahora continúa desarrollando la idea y considera que como somos llamados a ser un
pueblo santo debemos cultivar la pureza. Unidad y pureza son dos características indispensables del
pueblo de Dios. Los creyentes formamos parte de un cuerpo, la Iglesia, que debe manifestar un estilo de
vida o una conducta que realmente evidencie de que somos nuevas criaturas
1. Obstinación (v. 18). "La dureza de su corazón" dice Pablo. La palabra que utiliza
esporosis, un término que procede de poros que era una clase de mármol o en los
escritos médicos un callo o una formación ósea de las articulaciones. Junto con la
palabra osteo, hueso se ha formado el nombre "osteoporosis" que es la enfermedad de
los huesos que con la pérdida de calcio se vuelven quebradizos. Por lo tanto, el verbo
poroun significa petrificar, endurecerse y como resultado se vuelve insensible. ¿No
consiste acaso la conversión en el cambio que Dios opera en un corazón de piedra para
volverlo un corazón de carne, o sea, sensible? (Ez. 11:19).
2. Oscuridad (vv. 17-18). Viene dada por tres situaciones: la vanidad de la mente, el
entendimiento entenebrecido y la ignorancia que en ellos hay. La primera es el vacío,
la nada, la segunda las tinieblas y la tercera tiene una causa moral, la dureza. Este es el
estado en que nos encontrábamos cada uno de nosotros hasta que la luz del evangelio
iluminara nuestro corazón y el Espíritu Santo nos regenerara para darnos vida.
3. Muerte (v. 18). Se refiere a la vida verdadera cuya fuente es Dios y sin la cual el hombre
queda en muerte. Como había escrito antes estábamos muertos en delitos y pecados
(2:1).
1. Despojarse del viejo hombre (v. 22). En nuestra versión han traducido los verbos de
esta porción como si fueran imperativos cuando en el original son infinitivos. Es decir,
como si el hecho de despojarse y revestirse fuera un mandamiento. Si lo comparamos
con el pasaje paralelo de Colosenses vemos que el acto de despojarse es algo que
pertenece al pasado coincidiendo con nuestra conversión. Por tanto, la idea es que
como ya nos
hemos despojado de la vieja naturaleza, lo que ahora nos corresponde es vivir de
acuerdo con la nueva, es decir, conforme a la verdad que está en Cristo.
2. Vestirse del nuevo hombre (v. 24). Así como hemos abandonado nuestra vieja
naturaleza y nos hemos vestido la nueva como un ropaje de luz que es creación de Dios
ahora hemos de vivir conforme a ella en justicia y santidad, es decir, con toda rectitud
moral y apartados de aquella vida de desenfreno que era propia de nuestra condición.
Pablo pinta el retrato de dos hombres, uno viejo y corrompido, y otro nuevo creado
según Dios, los cuales son incompatibles.
3. Renovarse en el espíritu de nuestra mente (v. 23). Mientras los verbos despojarse y
vestirse estaban en pasado consumado, éste se halla en el presente, lo que indica que
además del rechazo del viejo y la asunción del nuevo, en la conversión está implícita una
renovación diaria continua. Si la degradación pagana se debía a la vanidad de nuestras
mentes, entonces la justicia cristiana depende de la renovación constante de nuestras
mentes.
1. Desechar la mentira y hablar la verdad (v.25). El creyente debe ser conocido como una
persona honesta, confiable, cuya palabra no se pone en duda: la razón es que los demás
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son nuestro prójimo a los que debemos amar y además en la iglesia somos miembros
los unos de los otros y no podemos mentirnos, sino decir la verdad.
2. Si os airáis, no pequéis (w. 26-27). Está tomado del Sal. 4:4; en RVR parece una orden,
pero no es así ya que restringe el enojo. El uso del condicional implica algo así como el
enojo cristiano, pero cuidado porque en el v. 31 la "ira" es una de las cosas que
debemos quitar de nosotros. Hay una ira mala y una buena, la de Dios que surge de su
justicia. Cuando se trata de enfrentarnos al mal debe haber ira santa y no transigir. No
dar lugar al diablo, porque la línea de separación entre la ira correcta e incorrecta es
muy fina y el diablo se aprovecha.
3. No hurtar, sino trabajar (v. 28). El octavo mandamiento prohíbe el hurto, pero el
apóstol va más allá de la prohibición y extrae implicaciones positivas. Es necesario que
trabaje con sus manos para ganar su sustento y además deberá compartir con el que
tiene necesidad. En lugar de vivir de la comunidad, contribuirá a ella.
4. No utilizar la boca para el mal, sino para el bien (w.29-30). El habla es una de las
capacidades humanas que reflejan nuestra semejanza con Dios. Así que no debemos
pronunciar palabras corrompidas. Pablo usa el término sapros (corrompida) que se
utiliza en griego para hablar de los árboles y las frutas en descomposición. Cuando se
aplica al habla sugiere algún tipo de daño en el que escucha. En lugar de ello debemos
utilizar palabras que edifiquen, es decir, para ayudar a los demás a crecer y no dañarlos.
Antes había dicho que no demos lugar al diablo y ahora que no contristemos al Espíritu
Santo.
5. Quitar todo tipo de actitud y acción desagradable (vv. 31-32). El cristiano debe
caracterizarse por una conducta semejante a la Dios y Cristo (4:32), siendo benignos,
misericordiosos y perdonadores. Por tanto, debido a la misericordia de Dios y a sus
acciones generosas hacia nosotros, debemos ser imitadores de Dios. Así como un niño
imita a sus padres, también nosotros debemos imitar a nuestro Padre Dios, como Jesús
dijo (Mt. 5:45,48).
Conclusión. La conducta cristiana está fundada en Dios, Padre, Hijo y Espíritu. Aunque esté separado por
un nuevo capítulo y los traductores hayan puesto el título de un nuevo epígrafe, en realidad estos
versículos forman parte de todo el argumento que comienza en 4:17 y termina en 6:9. Como vimos en la
exposición anterior, el cristiano debe comportarse de manera diferente a como lo hacía antes de su
conversión y el apóstol pone unos ejemplos de lo que no debemos hacer. Ahora continúa dándonos
unas pautas no opcionales sobre el modo en que de debemos conducirnos por medio del imperativo
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"andad". Pero primero, emplea la conjunción causal "pues" para unir lo que va a decir con lo dicho
anteriormente.
1. La corrupción del amor (v.3). Del amor genuino pasamos a lo opuesto, la fornicación
(porneia) de donde viene pornografía y a toda inmundicia, cubriendo juntas toda clase
de pecado sexual, en otras palabras, toda relación sexual fuera del marco del amor
establecido por Dios, el matrimonio, que lógicamente es el de un hombre y una mujer,
porque la Biblia no contempla otro tipo de matrimonio. A ello une Pablo la avaricia que
en este contexto se tratadla degradación de usar el cuerpo de otro para la propia
satisfacción egoísta. Así que no sólo no debemos caer en estas prácticas inmorales, sino
¿si siquiera deben ser objeto de conversación como corresponde a los que forman parte
del pueblo santo de Dios. Ésta era una demanda muy alta en Asia, ya que lo común era
la inmoralidad, debido al culto a Artemisa, la Diana de los efesios, diosa de la fertilidad
cuya adoración consistía en orgías sexuales.
3. La exclusión del reino (vv..5-7). Después de denunciar las acciones y las palabras, el
apóstol pasa a mencionar a las personas que las practican por cuanto el ejercicio es una
señal de que las tales todavía no se han despojado de su antigua manera de vivir. Las
personas inmorales por lo general no sufrirán las consecuencias de sus actos aquí en la
tierra, pero no tendrán posibilidad de heredar en el reino de Cristo y de Dios. Convertir
la perversión sexual en un ídolo excluye de tener parte en el reino perfecto de Dios. Los
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destinatarios conocían estas cosas "sabéis esto", por tanto, nadie os engañe, es decir,
les previene contra las palabras vanas de los falsos maestros que intentaban
persuadirlos de lo contrario, una posible referencia a los maestros gnósticos que no
daban valor a lo que se hacía con el cuerpo. Cuidado con aquellos que se llaman
cristianos y que dicen hoy que si dos personas se aman y son del mismo sexo no importa
lo que hagan. La verdad es que por todas estas cosas viene la ira de Dios sobre los
desobedientes. Cierra este argumento con la prohibición de participar en las cosas que
hacen. El apóstol no está prohibiendo la asociación con ellos, sino que prohíbe el
compartir sus prácticas porque se corre el riesgo de compartir su condenación como se
le advirtió a Lot en Sodoma.
1. El fruto de la luz (w.9-12). ¿Cuál es la consecuencia práctica de ser luz? Pues dar el fruto
adecuado que se presenta en una tríada. La frase "fruto del Espíritu" que está en pocos
mss. Es una asimilación a Gá. 5:22, pero los mejores tienen "fruto de luz" porque Pablo
sigue con la metáfora. Si vivimos en bondad, justicia y verdad comprobaremos lo que es
agradable al Señor. Pero al vivir en luz, forzosamente chocaremos con aquellos que
viven en tinieblas y en modo alguno podemos participar de lo que hacen. Es más,
nuestra actitud va en la línea de demostrar lo que son y, por tanto, reprenderlas, quizás
sin decir nada porque es suficiente no participar como hace la luz con las tinieblas. Las
malas obras deben ser denunciadas, porque es vergonzoso hablar de lo que ellos hacen
en secreto.
2. La manifestación de la luz (vv. 13-14). Como las tinieblas ocultan las realidades del mal,
la luz las hace visibles y eso siempre es bueno. Entonces se ve el mal tal como es. Por
otro lado la luz cambia lo que ilumina y quiere decir que los cristianos al llevar una vida
recta actúan como un freno y de alguna manera influyen en lasque hacen mal. Cierra su
argumento con una cita de Is. 60:1 arreglada, que algunos toman como parte de un
himno bautismal que recuerda nuestra conversión.
1. En la plenitud del Espíritu (vv.. 18-20). Primero nos presenta nuestro deber: no
embriagarnos; segundo buscar la plenitud del Espíritu y luego describe cuatro
consecuencias de esta condición espiritual, hablando, cantando, alabando y dando
gracias. Debemos notar que la frase está en imperativo "sed llenos "y no es una
propuesta sino un mandamiento, es obligatorio y no optativo. Esta frase está en plural,
o sea va dirigida a toda la iglesia y no a unos pocos privilegiados. En tercer lugar se halla
en voz pasiva: ser llenados por el Espíritu. No es por una técnica o por un método, sino
por dejarse llenar de él. ¿Cómo? En el pasaje paralelo de Col. 3:16, dice que la Palabra
de Cristo more en abundancia en nosotros. Obedecer la Palabra es dejarse llenar por el
Espíritu. Por último, la frase está en tiempo presente y esto es importante porque
significa que se trata de una acción continuada y no algo que sucede una sola vez. Las
consecuencias serán: la comunión fraternal, la adoración y la gratitud y si tomamos el v.
21 el sometimiento mutuo.
Conclusión.
Aquí termina el apóstol la parte práctica de su carta que trata de la conducta del cristiano en general
como miembro de la nueva comunidad. Después se referirá al matrimonio y la familia. Hemos visto que
el contraste entre la vida nueva y la antigua debe ser patente si somos verdaderamente hijos de Dios,
andando en amor, luz y sabiduría llenos del Espíritu Santo.