Sunteți pe pagina 1din 171

Revista trimestral publicada

por la Organización de las Naciones Unidas


para la Educación, la Ciencia y la Cultura
con la colaboración de la Comisión Española
de Cooperación con la Unesco,
del Centre Unesco de Catalunya
y Hogar del Libro, S.A.
Vol. XLIII, n u m . 3, 1991
Condiciones de abono
en contraportada interior.

Redactor jefe: Ali Kazancigil


Maquetista: Jacques Carrasco
Ilustraciones: Florence Bonjean
Realización: Jaume Huch

Corresponsales
Bangkok: Yogesh Atal
Beijing: Li X u e k u n
Belgrado: Balsa Spadijer
Berlín: Oscar Vogel
Budapest: György Enyedi
Buenos Aires: Norberto Rodríguez
Bustamante
Canberra: Geoffroy Caldwell
Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz
Colonia: Alphons Silbermann
Dakar: T . Ngakoutou
Delhi: André Béteille
Estados Unidos de América: G e n e M .
Lyons
Florencia: Francesco Margiotta Broglio
Harare: C h e n Chimutengwende
H o n g K o n g : Peter C h e n
Londres: Alan Marsh
México: Pablo González Casanova
M o s c ú : Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola A k i w o w o
Ottawa: Paul L a m y
Singapur: S . H . Alatas
Tokyo: Hiroshi Ohta
Túnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi

Temas de los próximos números


C a m b i o s en el medio ambiente planetario
La integración europea

Ilustraciones:
Portada: U n a representación simbólica de la
realidad cósmica. Siglo xiv. Mezquita del Viernes,
Kermarchah. Irán. D.R.
A la derecha: Frontispicio del Discours sur
l'origine de l'inégalité de J.J. Rousseau.
Grabado de N . Ponce, según Ch. N . Cochin, siglo
XVIII. Biblioteca Naciollal/R. Viollet.
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES

Septiembre 1991

Repensar la democracia 129


Editorial 457

Giovanni Sartori U n a nueva reflexión sobre la democracia, las malas

formas de gobierno y la mala política 459


G u y Hermet
El desencanto de las viejas democracias 475
David E . Apter
Reconsideración del institucionalismo 487
Arend Lijphart
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la
práctica: persistencia de un paradigma viciado 507
Ernest Gellner La sociedad civil en un contexto histórico 519

Bertrand Badie Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas


de la acción 537

John Keane La democracia y los medios de comunicación 549

Norberto Lechner A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos


de la democracia en América latina 569

Subrata K u m a r Mitra Crisis y resistencia de la democracia india 583

Pierre Birnbaum Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo


de Francia 601
456

Servicios profesionales y documentales

Calendario de reuniones internacionales 613


Libros recibidos 617
Publicaciones recientes de la U N E S C O 619
Números aparecidos 621
Editorial

El anterior número de la RICS ( N ú m . 128, ju- sica es abordada de distintas maneras en diver-
nio de 1991) trató de los procesos de transición sos artículos: David Apter observa la diferencia
democrática en América latina, Europa del Es- entre el institucionalismo, interesado esencial-
te y del Sur, Asia y Africa. El presente número mente en las reglas de funcionamiento de la de-
se dedica al debate en torno al régimen d e m o - mocracia, y el neoinstitucionalismo, que a m -
crático. La complementaridad entre las dos en- plía su campo de análisis hacia las interaccio-
tregas sucesivas de la RICS responde a una exi- nes entre el régimen democrático y los factores
gencia: que a los recientes éxitos de los regíme- económicos y sociales. Arend Lijphart estable-
nes representativos y pluralistas se añada una ce un vínculo entre los procesos y el contenido
renovación en la reflexión sobre las institucio- respecto a la regla mayoritaria, considerada
nes y la naturaleza de la democracia. uno de los pilares de las viejas democracias, so-
E n efecto, c o m o subraya G u y Hermet, el en- bre todo en la tradición anglosajona. Lijphart
sanchamiento del área de aplicación de estos discute la posición dominante y sostiene que es
regímenes no determina su contenido. Por otro preferible la regla del consenso, dado que pre-
lado, la fuerte legitimidad de que ahora goza la senta la doble ventaja de responder mejor al
democracia ha podido, tal vez, hacer olvidar espíritu democrático y de permitir un funcio-
que ésta no podría florecer sin una continua namiento m á s correcte de este régimen. Es
reflexión sobre sus principios y prácticas. John Keane, con todo, quien toma una posi-
Repensar la democracia, sobre todo ahora ción más definida en favor de la democracia en
que se está imponiendo c o m o régimen político términos de procedimiento, puesto que estima
legítimo, es lo que preconiza Giovanni Sartori, que no debe ser considerada c o m o un sistema
demostrando con convincentes argumentos global guiado por principios normativos e ideo-
que la instauración de un buen tipo de gobierno lógicos. Por su parte, G u y Hermet preconiza
no garantiza en absoluto que de él se haga u n una democracia liberada de lo que llama los
uso juicioso. Este debate no es únicamente ne- sortilegios metafísicos que sirven para legiti-
cesario en lo que toca a los nuevos regímenes marla. Hermet nos recuerda que la democracia
representativos, sino también a las viejas de- no debe confundirse con una doctrina, aunque
mocracias. E n este sentido, G u y Hermet hace ésta sea secular.
hincapié en dos problemas perennes, nunca re- Otra cuestión central se refiere a la relación
sueltos del todo por la teoría política, desde entre democracia y desarrollo socioeconómico.
Locke y Rousseau: la naturaleza de la legitimi- Durante m u c h o tiempo, ha prevalecido la tesis
dad democrática y la virtud democrática o el de la precondición socioeconómica: no la de
civismo, cuyo debilitamiento es hoy visible en desarrollo, no la de democracia. Tal es la postu-
las viejas democracias. ra de numerosas teorías de inspiración marxis-
La democracia, ¿se define por sus institu- ta, como la de dependencia, o funcionalista, co-
ciones o por susfinalidadeso normas? ¿Es ex- m o el desarrollismo y la modernización, de que
clusivamente un procedimiento o está guiada habla David Apter. Pero Norberto Lechner y
por principios substanciales? Esta cuestión clá- S . K . Mitra, por su parte, rechazan este argu-

RICS129/Septiembrel991
458 Editorial

mentó sosteniendo que los progresos de la de- do, ni en los que lo están por el monopolio de
mocracia en América latina y la persistencia de los poderes públicos. Keane sostiene la idea
este régimen en India demuestran la autono- de que en una sociedad democrática los m e -
mía de lo político. Para Lechner y Mitra, el de- dios de comunicación deben mantenerse in-
sarrollo no es una precondición para la d e m o - dependientes del poderfinancieroy del poder
cracia, dado que ésta puede establecerse y con- político, y describe las características que ca-
tinuar funcionando en sociedades que aún no bría esperar de los medios de comunicación
han resuelto del todo sus problemas socioeco- del servicio público en un contexto democrá-
nómicos. tico.
Las interrelaciones entre un orden sociopo- Las relaciones entre la democracia por un
lítico democrático, por un lado, y la sociedad lado y la cultura y religión por otro, han sido
civil y el mercado, por otro, son tratadas en el tema de muchas ideas preconcebidas, no siem-
artículo de Ernest Gellner, quien presenta un pre en armonía con los hechos. Bertrand Badie
análisis histórico de estas relaciones e investiga nos presenta un análisis riguroso de estas rela-
las razones por las cuales la sociedad civil y el ciones y demuestra que ninguna religión es, por
orden político liberal se desarrollaron inicial- esencia, portadora de democracia: puede ser fa-
mente en ciertas partes del m u n d o , sobre todo vorable o no a ese régimen en función de la
en el Noroeste de Europa, mientras que en práctica social y de la capacidad de invención
otras - c o m o en Europa del Este y el m u n d o is- política de las sociedades en el curso de su his-
lámico- se enfrentan a dificultades m u c h o m a - toria. Pierre Birnbaum nos da un ejemplo de
yores. Norberto Lechner evoca también las las interacciones entre la religión y la democra-
complejas relaciones entre la democracia, la cia, analizando la correlación entre el código
ciudadanía, la sociedad civil y la economía de cultural católico y la instauración del sufragio
mercado. universal en Francia. Su investigación socioló-
E n las postrimerías del siglo X X , vivimos en gica pone de manifiesto toda la complejidad de
«sociedades de comunicación». D e ahí el im- esta correlación.
portante papel de los medios de comunicación Este número ha sido concebido y preparado
en todas las áreas de la vida pública, incluida la con la participación activa de G u y Hermet. La
democracia, cuestión tratada por John Keane, Redacción de la RICS desea expresarle su grati-
quien nos demuestra que no debemos creer cie- tud por su valiosa colaboración.
gamente ni en los partidarios de los medios de
comunicación sometidos a las leyes de merca- A.K.
Una nueva reflexión sobre la democracia,
las malas formas de gobierno
y la mala política

Giovanni Sartori

El viento de la historia ha cambiado de r u m b o . nacen libres pero están sojuzgados por doquier;
A medida que entramos en la última década de en cambio, afirmaría que los hombres han esta-
este siglo la democracia liberal se encuentra sú- do sojuzgados durante m u c h o tiempo pero que
bitamente sin enemigos. T o d o lo que pretendía por fin han logrado conquistar la libertad (tal
reivindicar para sí la palabra democracia o lo c o m o la definía Rousseau). Sin embargo, una
que se aclamó c o m o «democracia real» ha de- cosa es la maldad de la política y otra m u y dis-
saparecido casi de la noche a la mañana. Y a tinta una mala política. Y m i tesis en este ar-
pesar de que en el m o m e n t o de escribir este tra- tículo será en última instancia que son las m a -
bajo la mayoría de los m á s o m e n o s 175 países las políticas las que nos pondrán en peligro en
que existen oficialmente no pueden calificarse los años venideros si no reorientamos nuestras
ni siquiera de democracias preocupaciones y empren-
mínimas, el Zeitgeist admi- demos una nueva reflexión
Giovanni Sartori es profesor titular de sobre la democracia a fin
te una sola legitimidad, a la Cátedra Albert Schweitzer de Cien-
saber, que el poder deriva cias Humanas en la Universidad de Co- de ahondar en sus realida-
de los ciudadanos y que lumbia. 420 West 118 Street, Nueva des.
son ellos quienes lo confie- York, N Y 10027, E E . U U . Sus obras
más recientes son The Theory of Demo- En efecto, el hecho de
ren1. E n el m u n d o actual cracy Revisited (1987), Elemenli de que hoy día no exista alter-
hay un solo «gobierno legí- Teoría Política ( 1989) v Democrazia nativa a la democracia co-
timo», aquél en el que el (1991).
m o principio de legitimidad
gobierno es elegido libre- no implica que n o se la
mente. Pero recordemos pueda atacar. L a legitimi-
que el vencedor es la d e m o - dad puede, por así decir,
cracia liberal, es decir, no deslegitimizarse a sí m i s m a
sólo el sistema de gobierno hasta el punto de desvane-
democráticamente elegido cerse del todo. C o m o ha di-
sino también, y de manera cho Lipset, la legitimidad
indivisible, el gobierno constitucional, o sea, está relacionada con la eficacia.
esa «democracia formal», tan menospreciada U n gobierno eficaz puede sostener una legi-
en el pasado, que controla y limita el ejercicio timidad débil y, a la inversa, un gobierno inefi-
del poder2. caz puede socavar una legitimidad indiscuti-
¿El fin de la historia? Claro que no. Pero sí ble3. La victoria de la democracia liberal sobre
el fin, por vez primera en la historia, de la mal- su enemigo externo y, al m i s m o tiempo, sobre
dad de la política. Si no hay alternativa a la de- la maldad de la política sigue dejando al vence-
mocracia liberal, en principio los seres h u m a - dor con un enemigo interno: la mala política.
nos ya no pueden ser aterrorizados, brutaliza- L a democracia puede en principio no tener ri-
dos, asesinados, torturados, encarcelados y vales y, sin embargo, verse atacada en la prácti-
explotados c o m o esclavos. Si Rousseau volvie- ca, en el terreno de su aplicación.
ra a nacer, ya no escribiría hoy que los hombres Cabe recordar que no se trata de una situa-

RICS 129/Septiembre 1991


460 Giovanni Sartori

ción nueva. Hace un siglo, lo que triunfaba en E n las páginas que siguen volveré a tratar
Francia y en Italia era lo que entonces se llama- brevemente de este problema de la salida-en-
ba «crítica antiparlamentaria»4. La literatura trada, pero no haré predicciones acerca del fu-
antiparlamentaria de la época no abogaba por turo a partir de acontecimientos pasados. L o
otras legitimidades alternativas; se limitaba a que sí intentaré es prever c ó m o la caída del co-
denunciar, y a decir verdad de manera bastante munismo y, por tanto, de su ideología va a afec-
acertada, aunque exagerada, los males y la m e z - tar a nuestras ideas sobre la democracia y, en
quindad de la «república de los diputados». El general, sobre la política misma.
m o d o latinoamericano de la democracia inter-
mitente (o de los golpes de Estado militares in-
termitentes) permite, o permitía, afirmar algo El fin d e la ideología
semejante, esto es. que no es necesario desha-
cerse de las democracias en nombre de una legi- M i premisa será, pues, que el fin de la maldad
timidad alternativa. Hasta el experimento pe- de la política no llega por sí solo ni por acciden-
ruano de izquierdismo militar, el dictador te, sino que sobreviene junto con el fin de la
militar latinoamericano típico no proclamaba ideología. E n efecto, los regímenes comunistas
nunca su derecho a ejercer el poder; entraba en se han derrumbado tan súbita y completamen-
política en el tácito entendimiento de que se te c o m o lo han hecho por haber perdido la fe en
dedicaría a restaurar el orden y de que después sí mismos. Sería un error generalizar (los países
retornaría a su cuartel. de Europa Oriental son bastante distintos entre
El punto de vista del Zeitgeist es de largo sí y el caso de las periferias es manifiestamente
alcance. A corto plazo el gran acontecimiento m u y distinto del del centro), pero está claro que
es la implosión del comunismo y, c o m o conse- este centro, digamos el Kremlin, ha abandona-
cuencia de ella, un proceso en dos etapas: i) la do la lucha y ha cedido hasta ahora llevado por
salida de la dictadura, y ii) la entrada en la de- un espíritu más de rendición que de lucha. Los
mocracia. La salida ha sido, ante la sorpresa de regímenes comunistas son el fruto de un pro-
todos, la parte más fácil; la entrada ha resulta- yecto ideológico. D e ahí que, si su alma ideoló-
do, y ello no es de extrañar, la parte difícil. U n a gica languidece, se transforman rápidamente
salida no lleva automáticamente a una entrada. en cascaras vacías; y, en efecto, es difícil encon-
Las salidas pueden llevar simplemente cuesta trar hoy día en los países que fueron marxistas
abajo hacia la ruptura y el caos. Si ello ocurre, gente que crea realmente en el marxismo.
la forma política resultante será una forma para N o cabe duda de que el fin de una ideología
luchar contra el caos dictada por la necesidad, no es el fin de todas las ideologías, ni tampoco
es decir, por la mera necesidad de tener una el fin definitivo de la ideología en sí c o m o in-
forma política. ¿Se tratará de una forma d e m o - grediente de la historia. Deseo señalar simple-
crática? A largo plazo, eso es lo que podría pre- mente que el marxismo ha sido hasta ahora la
verse del acuerdo con el Zeitgeist democrático. ideología m á s poderosa e influyente de nuestra
Pero, a breve o m u y breve plazo, la entrada en época y, por ende, que el fin de la ideología
la democracia no es de ningún m o d o una certi- marxista equivale al fin de la ideología que ha
dumbre. El factor que complica la situación, impregnado efectivamente nuestro pensamien-
como hemos podido comprobar todos, es la to y condicionado nuestra experiencia vital: di-
transición económica. Algunos economistas cho sucintamente, el fin de la ideología tal co-
occidentales han sostenido que las economías m o la hemos conocido hasta ahora. La obra de
de Occidente son «mixtas» y que, dado este ca- Marx permanecerá en nuestras estanterías co-
rácter de mezcla, las economías de mercado y m o algo que discutiremos y citaremos, junto
las que carecen de él (las planificadas) podrían con otros clásicos; pero el «filósofo revolucio-
convertirse unas en otras c o m o si se tratara de nario» que Marx lanzó por las sendas de la his-
una cuestión de simple dosificación, de gra- toria c o m o el primer reyfilósofodel m u n d o
dos5. Pues bien, la realidad es otra: la salida de real6 está hoy definitivamente muerto y ente-
la planificación central no supone un reingreso rrado. Ese rey, el filósofo revolucionario, ha
automático -el salto de los sistemas planifica- concluido su periplo y se ha hundido funesta-
dos a los sistemas de mercado es tan acrobático mente en una catástrofe total. La umwälzende
c o m o aventurado. Praxis ha pasado por múltiples peripecias pero
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 461

nunca, absolutamente nunca, evolucionó tal Cualquiera que sea la opinión que se tenga
c o m o se había deseado, predicho y esperado. al respecto, la crisis del marxismo es manifiesta
E n los años venideros, en Occidente seguire- y se refleja en la desaparición paulatina: a) de la
m o s probablemente discutiendo qué es lo que cultura de la revolución, b) de la demonología
está muerto y qué es lo que está vivo en el m a r - capitalista, c) del utopismo resultante, y d) de
xismo comofilosofía.A u n así, el derrumbe de un pensamiento a base de epítetos.
los regímenes creados por el marxismo y guia-
dos por él es el derrumbe definitivo del marxis-
m o como ideología. Desenmascaramiento
H a y pues que repensar a fondo la democra-
cia por dos razones: a causa de la «fuerza de las E m p e c e m o s , pues, por la «cultura de la revolu-
cosas» misma, por una parte, y, por otra, c o m o ción», basada en las dos ideas gemelas tan en-
consecuencia de la crisis del marxismo; y pues- salzadas de que el cambio fundamental debe
to que la palabra repensar implica pensar, cabe ser violento y de que la revolución es, de por sí,
preguntarse de qué manera un pensamiento li- creativa. Pues bien, eso no es cierto. Las revo-
berado del marxismo conducirá - y ésa es m i luciones no tienen por qué ser violentas (el de-
esperanza- a un pensamiento abierto. rrocamiento de los regímenes comunistas en
Si bien el derrumbe del marxismo c o m o Europa Oriental, salvo en Rumania, demuestra
ideología no constituye en sí el fin del marxis- que puede haber revoluciones pacíficas; ¿o de-
m o c o m ofilosofía,el derrumbe de la ideología bemos acaso definir los acontecimientos de Eu-
afecta también a lafilosofía.¿Hasta qué punto? ropa Oriental c o m o «contrarrevoluciones»?), y
Probablemente la parte del marxismo que po- ya está m á s que claro que en la violencia revo-
dría mantenerse será la interpretación materia- lucionaria no hay una creatividad innata. En sí
lista de la historia según la cual el motor esencial misma, la violencia colectiva sólo destruye. Si
de los acontecimientos es su infraestructura (Un- destruye los obstáculos que surgen ante un pro-
terbau) económica, la dialéctica entre fuerzas y yecto que ya está listo para ser aplicado, la re-
formas de producción. Pero cabe preguntarse si volución contribuye a que ese proyecto florezca
la historia del comunismo m i s m o y, en última y se consolide7. L a creatividad de la Revolu-
instancia, la autodesintegración del Estado co- ción francesa se debe al Siglo de las Luces y la
munista abogan en favor de la teoría de la prima- de las revoluciones de 1848 a las ideas constitu-
cía de lo económico. Desde hace tiempo m i opi- cionalistas. Pero si no hay nada que preceda al
nión al respecto es que las dictaduras comunistas acto revolucionario, entonces ex nihilo nihil fit,
han puesto claramente de manifiesto la primacía de nada no nace nada, y las revoluciones se
de la política sobre la economía. Sigo sostenien- transforman en meras destrucciones sin senti-
do este punto de vista. Pero, ¿qué cabe decir de do. El lema de 1968 «L'imagination au pou-
su derrumbe? ¿ N o se debe tal vez ese derrumbe voir» era imaginario, no imaginativo8.
sobre todo al fracaso económico del comunis- En segundo lugar, lo que se derrumba con el
m o ? ¿ N o estamos ante la revancha de los bie- marxismo es su demonología, la denuncia del
nes de consumo (o de su ausencia)? Es posible. mal absoluto que ha dado a su vez origen, para-
Pero ello corresponde m u y poco al esquema lelamente a la cultura de la revolución, a una
marxista según el cual las fuerzas de produc- cultura de caza de brujas. El mal absoluto se
ción (la clase obrera) entran en conflicto con las cifra -lo sabemos todos de m e m o r i a - en la bur-
formas de la producción. N o , en Europa Orien- guesía (en tanto que clase social, espíritu bur-
tal lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo gués, democracia burguesa, etc.), en el capita-
«desde el punto de vista materialista» es algo lismo y en el «individualismo posesivo» (según
m u c h o m á s sencillo (y premarxista): se trata de la feliz expresión de McPherson). Pues bien, si
una rebelión de los consumidores cansados y alguien persiste en ser marxista, tendrá que re-
furiosos por la escasez de bienes, las colas y, en conocer que el mal absoluto, y los males que de
general, un nivel de vida m u y bajo -todo esto él se derivan, han triunfado. Sin embargo, has-
en contraste claro y visible con la abundancia ta en la Unión Soviética los marxistas m á s ob-
propia de las sociedades occidentales. Y no ha- cecados admiten que sus males domésticos
ce falta recurrir al marxismo para explicar esos eran m u c h o m á s graves que los del capitalismo,
fenómenos. que el demonio burgués no es probablemente el
462 Giovanni Sartori

peor de todos los demonios y que un sistema Desde hace m u c h o tiempo los intelectuales
económico sin «posesión» ni incentivos posesi- occidentales gozan del privilegio de vivir en li-
vos acaba por desintegrarse. bertad. Pero, ¿son realmente libres de pensar
E n tercer lugar, m á s allá de la caza de brujas libremente? Evidentemente, el pensamiento
que desencadena, la demonología marxista sos- erróneo (pisoteando los tabúes del día, así co-
tiene una serie de construcciones utópicas que m o los explosivos conceptos denominados
a su vez sustentan el rechazo radical de la civili- «reacción», «elitismo», «derecha», «racismo»,
zación occidental. Aquí el argumento se basa «conservadurismo» y otros semejantes) no se
en que el obstáculo fundamental que implica castiga con la cárcel. Sin embargo, quien se des-
crear u n m u n d o nuevo y mejor, es decir, la so- vía del pensamiento establecido de su época y
ciedad justa, son las limitaciones estructuralesde su país rara vez alcanza la fama -lo normal
invisibles pero omnipresentes (incluida la tan es que siga siendo un desconocido castigado
oportuna «violencia estructural») que resultan con el silencio y el ostracismo. Q u e quede claro
de la dominación capitalista-burguesa. L a de- que m e opondría al conformismo de derecha
ducción utópica que de esta posición se deriva (si volviera a estar de m o d a ) tanto c o m o m e
consiste en afirmar que lo que es imposible en opongo al conformismo de izquierda. L o mis-
el marco de las estructuras y limitaciones del m o en la izquierda que en la derecha, a lo que
capitalismo burgués se convierte en algo posi- m e opongo es a un «bien-pensar» orwelliano
ble y se materializa ipso facto en cuanto se su- que nada tiene que ver con el pensamiento. Q u e
primen esas nefastas estructuras. Pues bien, las quede claro también que no reduzco la «izquier-
sociedades comunistas no sufrían de ese mal. da» al marxismo. Eso sería una exageración. Pe-
En realidad, durante 70 años en un caso, 40 en ro el marxismo ha hecho de la «izquierda» una
otros -lo que es sin duda un período suficiente fe moldeada por dogmas ideológicos. Así, a m e -
para que surjan nuevas generaciones n o co- dida que desaparece el elemento de la fe, cabría
rrompidas- las limitaciones estructurales esta- esperar que las animosidades y excomuniones
blecidas en la Unión Soviética y en los países que nos han dividido en sectas y facciones ten-
vecinos han tenido un carácter anticapitalista; dieran también a atenuarse. Asimismo, a medi-
y, sin embargo, no ha emergido ningún hombre da que desaparece el elemento ideológico puede
nuevo. Puesto que las utopías son indemostra- esperarse que desaparezcan los obstáculos y el
bles, son también difíciles de refutar. Pese a ofuscamiento que naturalmente supone para el
ello, el «descrédito estructural», inspirado en el pensamiento. Y lo que debe desaparecer con to-
marxismo, de las sociedades liberales democrá- do esto es la pobreza y la deshonestidad intelec-
ticas ha perdido gran parte de su fuerza. tual que consiste en utilizar etiquetas gratuitas
en vez de argumentos.
Juntamente con la liberación del pensa-
Un pensamiento abierto miento (como acabo de exponerla), debemos
volver también a otorgar el lugar que merece a
En cuarto lugar, tenemos el pensamiento a base la ética profesional tan denostada de la impar-
de epítetos, esto es, el pensamiento que consis- cialidad, la objetividad y la búsqueda de la ver-
te en utilizar epítetos en lugar de argumentos dad. El hecho de reconocer que nadie está real-
(por tanto, se trata en realidad de un no-pensa- mente libre de valores y de prejuicios no
miento basado en epítetos). La lucha ideológica significa que haya que dejarse llevar por esos
es sólo eso -lucha. Al enemigo se le combate con valores y prejuicios y ser lo m á s partidista posi-
insultos y con etiquetas injuriosas, por las dos ble. L a índole exclusiva de la verdad no justifi-
buenas razones gemelas de que los epítetos sin ca ni redime a los Peregrinos políticos tan bien
argumentación son inmunes a la argumentación descritos por Paul Hallander9 que durante m á s
contraria y de que las consignas son m u c h o más de medio siglo salieronfiadoresdel paraíso so-
eficaces que el razonamiento. Cabe señalar a es- viético y de su progenie. Afortunadamente, las
te respecto que son demasiados los círculos inte- «grandes mentiras» de nuestro siglo han queda-
lectuales en los que durante largo tiempo se ha do reducidas a cenizas, destruidas por auto-
prestado menos importancia a un pensamiento combustión. Hay pues m u y pocas cosas - e n un
correcto que al pensar conformista y que, hasta plano general- por las cuales valga la pena
la fecha, éste ha sido propio de la izquierda. mentir. Confío en que esto elimine el último
Lna nuera reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 463

«Persecución de la quimera», óleo de J.G. Bondoux, 1896: aunque la democracia c o m o principio goza actualmente
de una indiscutible legitimidad, mejorar su práctica y su desempeño exige un ininterrumpido y renovado
esfuerzo, R v.oiici

gran obstáculo a un nuevo intento de repensar que en m i propia obra he hecho hincapié en
la política. este punto, puedo presentar aquí brevemente
mi punto de vista al respecto. Dicho sucinta-
mente, m i idea es que los ideales desempeñan
La optimización y la critica mejor su función cuando se hinchan en la ne-
constructiva gación y cuando se deshinchan en la construc-
ción; que debemos por tanto hacer una dis-
Gran parte del pensamiento actual sobre la de- tinción entre el ideal democrático dentro y fue-
mocracia es ora normativo, ora empírico. El ra de los contextos democráticos; y que en la
pensamiento normativo prescribe y persigue la medida en que un ideal se convierte en una rea-
maximización; el segundo explica y describe. Y lidad que le es acorde hay que vigilarlo a causa
mientras sigamos avanzando por dos caminos del «peligro opuesto» y de la reacción de los
paralelos que nunca se encuentran, no lograre- «resultados contrarios»10. Por tanto, la maxi-
m o s abarcar el terreno esencial que media entre mización, ese crescendo que consiste en pedir
ambos, terreno en el que interactúan lo ideal y siempre más, no es la mejor fórmula para con-
lo real y en el que tanto pueden fusionarse con vertir los ideales en realidad.
éxito c o m o chocar catastróficamente. Lo que se Seguimos comprobando con sorpresa que
requiere con urgencia es, pues, una teoría com- desde la Segunda Guerra Mundial «práctica-
prensiva que sea a la vez normativa y empírica mente ninguno de los experimentos duraderos
en la medida en que tenga esencialmente por de redemocratización comenzó con una victo-
objeto las relaciones recíprocas que existen en- ria electoral de alcance nacional de la izquier-
tre los preceptos y los hechos. Habida cuenta de da» y, a la inversa, que todos los casos de d e m o -
464 Giovanni Sartori

cratización triunfante se produjeron gracias a de mérito», resultados ambos que son negati-
«partidos moderados»". vos desde un punto de vista social. Otro ejem-
Pero, ¿por qué hemos de extrañarnos de plo: ¿qué pretende el que denuncia la depen-
ello? A mi juicio, la razón de que los partidos dencia! Aunque se suponga (lo que es m u c h o
extremistas ganen rara vez, o de que fracasen suponer) que su diagnóstico es correcto, ¿cuál
inevitablemente si resultan victoriosos, radica es la alternativa? ¿Estarían mejor los países la-
en que a fuerza de «hinchar los ideales» acaban tinoamericanos si se cerraran al exterior en ré-
por desencadenar la reacción violenta de unos gimen de autarquía? ¿Tendrían acaso que re-
resultados que van en contra de esos ideales. chazar los capitales y los préstamos
Para evitar el fracaso tenemos que comprender extranjeros? Ahora que tenemos en nuestras
el fracaso. Y la escalada incesante de los objeti- manos una peligrosa b o m b a que pesa 400.000
vos no permite hacerlo. E n realidad, cuanto millones de dólares (la deuda externa), se ob-
más nos lancemos a una simple escalada de ob- serva que la contribución más importante de la
jetivos, más lejos estaremos de alcanzar esos teoría de la dependencia a la solución de los
objetivos. problemas de los países latinoamericanos ha
Sobre esta base, es el diálogo m i s m o de la consistido en proporcionar coartadas y chivos
política lo que hay que reconstruir con fines expiatorios para la gestión catastrófica que ha
constructivos. Nuestras democracias occiden- conducido al desastre de la deuda y al derrum-
tales avanzadas se están convirtiendo cada vez be del Estado desarrollista12.
más en junglas de protesta. Se trata de junglas Hay, pues, un vasto territorio desconocido
en las que cada «voz» (cada grupo con los deci- en el que urge que penetre nuestra nueva refle-
belios de voz suficiente) propende a exigir pri- xión sobre la democracia. Si la presunta «uni-
vilegios, es decir, ventajas para sí m i s m o que dad» marxista de la teoría y de la práctica se ha
entrañan desventajas para los demás, y en las transformado de hecho en u n a «des-
que las voces que m á s se oyen -dejando de lado unión» total, cabe también señalar que el ímpe-
los tabúes- son las de la crítica, la queja y el tu normativo y maximalista de la «nueva» teo-
ataque. Esto no significa en m o d o alguno criti- ría democrática de los años sesenta deja total-
car a la crítica. E n efecto, son muchas las cosas mente de lado la transformación de la teoría en
que no resultan satisfactorias. Y la libertad práctica. Y en cuanto a la teoría empírica de la
consiste en gran parte en la libertad de criticar. democracia, su inspiración behaviorista la inci-
Sin embargo, la crítica constructiva tiene un ta a hacer hincapié en el nexo entre teoría e
propósito positivo - y no simplemente negati- investigación y no en el nexo entre teoría y
vo. La crítica c o m ofinen sí, por el mero placer práctica. Así, confrontados súbitamente con un
de protestar, denunciar y desprestigiar, produ- nuevo comienzo de la historia, disponemos de
cirá m á s mal que bien, c o m o todas las activida- pocos y seguramente inadecuados conocimien-
des inconsistentes. tos prácticos13. Y estamos mal preparados en
La mera crítica sin otro fin que sí misma todos los campos para afrontar los problemas
nos deja con el «bien-pensar», con el confor- que plantean tanto las sociedades postotalita-
m i s m o (el aplauso fácil) y, las m á s de las veces, rias que intentan volver a ponerse en marcha
con un pensar erróneo; por tanto, no basta para c o m o las democracias intermitentes latino-
que el diálogo político sea fértil. El pensamien- americanas que pugnan una vez m á s por poner-
to correcto puede ser tan contundente c o m o el se en pie. Porfinhemos logrado poner coto a la
«pensamiento crítico» obligatorio, con la única maldad de la política, pero, ¿no estamos acaso
diferencia de que se pregunta a sí mismo: a) a punto de ser conquistados por la mala políti-
¿para qué? y b) ¿cuál es la alternativa? ca? Analicemos finalmente este problema.
Por ejemplo, ¿qué pretende el «anti-elitis-
m o » ? ¿Cuál es su propósito? Si no se hace esta
pregunta y si no se responde a la misma, el ata- Una mala economía política
que contra el elitismo (que se ha transformado
en un término injurioso) puede simplemente La instauración de la democracia c o m o forma
reforzar el Principio de Peter -asegurarse de política y constitucional no constituye un pro-
que todo el m u n d o alcance su nivel de incom- blema en América latina en el sentido de que
petencia- y/o establecer «la igualdad en la falta eso es algo que siempre puede conseguirse
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 465

«Hacia la derecha, hacia la izquierda», por Wassily Kansdinsky ( 1866-1944). Coi. Nina Kandinsky/DR.

(aunque no siempre de la mejor manera) sim- U n a vez que se han instaurado las formas
plemente reinstaurando las formas que ya exis- constitucionales democráticas, desaparecen los
tieron en el pasado. La instauración es un pro- riesgos y los males de la opresión; pero no desa-
blema m á s difícil pero no imposible de resolver parecen los males que pueden resultar de la in-
para las sociedades poscomunistas, teniendo competencia, de la irresponsabilidad, de la fal-
en cuenta, eso sí, que los países con un pasado ta de visión y, por último, de una errónea
liberal y constitucional14 tienen una ventaja so- gestión demagógica. Estados Unidos, Europa
bre los que sólo han conocido en el pasado la Occidental, Japón y los países del C o m m o n -
dominación autocrática. A u n así, en cada caso wealth pueden permitirse un cierto grado de
la instauración puede en principio llevarse a ca- mala política producida por ellos; pero los paí-
bo mediante la imitación, la importación y la ses de América latina y los que están actual-
adaptación de formas democráticas occidenta- mente en vías de democratización no pueden
les. Pero una cosa es la instauración y otra el darse ese lujo. ¿Qué significa exactamente una
funcionamiento ulterior. También cabe recor- «mala política»? Cabe hacer al respecto dos
dar que el hecho de salir de una dictadura es un puntualizaciones bastante obvias; en primer lu-
asunto m u c h o m á s sencillo que el de ingresar gar, una mala política en una serie de malas
-cuando se da el caso- en una sociedad de mer- medidas políticas concretas; en segundo lugar,
cado antes desconocida. Pero dejo de lado por una mala política incluye una mala política eco-
el m o m e n t o este aspecto. nómica en la medida en que el estado de la eco-
466 Giovanni Sarlori

nomía es en toda sociedad un elemento que de- Bastará, pues, para nuestro propósito, con
pende de la política económica, es decir, una definir la mala política en términos económi-
política cuyo objeto es el ámbito económico pe- cos. U n a mala economía se ha convertido en
ro cuyo sujeto, el que toma las decisiones, es el un elemento lo suficientemente importante en
político, los políticos. Pero, aun así, ¿cómo la elaboración de la política en general c o m o
puede identificarse una mala política y afir- para que yo pueda proceder a m i argumenta-
marse que es, en efecto, «mala»? ción -que. en última instancia, consiste en afir-
En términos m u y abstractos, la mayoría de m a r que el Estado democrático tal c o m o está
nosotros convendríamos en que una política estructurado actualmente está poco capacitado
globalmente positiva que permite que la mayor para llevar a cabo la gestión de una «economía
parte de los ciudadanos obtengan ganancias es pública» de manera económica. Pero, en pri-
buena, mientras que una política globalmente mer lugar, cabe preguntarse por qué el rendi-
negativa que hace perder algo a todos es mala. miento de las economías públicas es sistemáti-
Pero respuestas de este tipo no nos permiten camente inferior al de las economías privadas.
avanzar mucho. Por una parte, vastas áreas de Si una economía privada es antieconómica, de-
la política no arrojan resultados ni positivos ni saparece, mientras que una economía pública
negativos; y resultados de ese tipo son presun- antieconómica puede m u y bien seguir existien-
tamente buenos para los ganadores y malos pa- do. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Por qué
ra los perdedores. A d e m á s , los partidos se dis- son esas economías tan diferentes? Y , dejando
tinguen unos de otros por las distintas de un lado su apelación, ¿son ambas en reali-
concepciones que tienen del bien c o m ú n , tal dad economía?
c o m o se refleja en sus distintos programas polí- La palabra economía proviene de la unión
ticos. Así, las políticas socialistas son políticas de las palabras oikos (casa, hogar) y nomos (ley
malas para los conservadores pero no para los y. por derivación, administración). Así, el tér-
socialistas; y viceversa. m i n o «economía» se vuelve un elemento eti-
Planteemos el problema de una manera m á s mológicamente transparente cuando se lo defi-
precisa: ¿cómo puede identificarse concreta- ne c o m o «la ley del hogar». Claro está que la ley
mente en la práctica una mala política? Conce- del hogar es sólo un predecesor m u y lejano de
do que una mala política que es sólo política es la economía tal c o m o la concebimos hoy día.
una noción que se puede y se debe poner en tela Cabe también añadir que nuestra noción de
de juicio naturalmente (como está de m o d a economía abarca un c a m p o m u c h o m á s amplio
pensar hoy en día); pero no ocurre lo m i s m o que el nomos del oikos16. Sin embargo, la m a n e -
con una mala política que es a la vez una mala ra c ó m o se administra un hogar, c ó m o debe ad-
economía -es decir una mala política económi- ministrarse para que pueda sobrevivir y pros-
ca. Naturalmente, incluso el carácter indiscuti- perar, constituye el meollo m i s m o de lo que
ble de una mala economía habría sido puesto hace que la economía sea «económica». El
en tela de juicio cuando se creía que existía una comportamiento económico comienza, y resul-
economía política marxista. Pero el catastrófi- ta óptimo, cuando uno administra su propio
co derrumbamiento de la planificación econó- oikos.
mica centralizada equivale también al fin de La noción resultante y m á s amplia consiste
una política económica «alternativa». El mar- en que el «hecho de mantener un hogar» nos
xismo fue, en el mejor de los casos, una «teoría exige trabajar para obtener «bienes» -objetos
crítica» de la economía 15 ; pero nunca logró ser, que son propiedad nuestra (en un principio, la
sobre la base de sus propias premisas, la teoría tierra), y sacar provecho de los mismos. Ese fue
de una economía alternativa. Así, pese a la el comienzo, y sostengo que sigue siendo la
existencia de escuelas económicas que discre- esencial, del homo œconomicus. Sin lugar a du-
pan entre sí. todo el m u n d o está de acuerdo en das, pasar del hogar a la propiedad de bienes
que una mala economía es indiscutiblemente exteriores (del complemento de tierra esencial
mala. Por ejemplo, una economía mala produ- del oikos a los negocios, la industria, etc.) entra-
ce y vende con pérdida, imprime billetes que ña otras transiciones, ante todo la que supone
sólo contribuyen a la inflación y concede prés- pasar del cuidado -cuido m i hogar- al benefi-
tamos para el consumo, para sufragar el ocio y cio; pero en una economía privada el cuidado y
así por el estilo. el beneficio permanecen íntimamente vincula-
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 467

U n grupo de alumnos americanos rinde honores a su bandera: en Estados Unidos la legitimidad democrática
combina la lealtad a la nación y a la Constitución, p. Koch/Rapho.

dos, ya que los beneficios revierten al hogar y para sí gratis, sin gastos. Así, el hecho de ser
entran en la prosperidad global del hogar17. propietario acarrea enormes economías indi-
rectas18 (aunque visibles), mientras que la pro-
piedad pública requiere gastos de manteni-
Economía pública miento, reparación y renovación aún mayores
frente a economía privada (habida cuenta de los gastos administrativos
suplementarios), que son sin lugar a dudas gas-
Sobre la base de estas consideraciones, puede tos, ya que todos deben ser sufragados con fon-
fácilmente percibirse la falta de analogía entre dos públicos. La diferencia radica aquí, sobre
la economía privada y la economía pública. todo, en que mientras una economía privada
« M i cosa» m e importa, mientras que las cosas tiende a automantenerse, la propiedad pública
de los demás son c o m o una res nullius, se trata tiende a autodeteriorarse. Resulta irónico (ha-
sólo de algo que puede aprovecharse: después bida cuenta de quien inventó la expresión) que
de m í , el diluvio. El hecho de ser propietario de el «individualismo posesivo» sea, en la compa-
algo engendra el cuidado de ese algo; la no pro- ración entre la economía pública y la privada,
piedad o la propiedad pública engendra el des- el factor dominante, la ventaja intrínseca que
cuido y la indiferencia. Ser propietario de algo ostentan los sistemas económicos basados en la
incluye el mantenimiento gratuito y los gastos propiedad.
de reparación -que son gratuitos tanto porque Así, los mecanismos basados en el mercado
no constituyen un gasto público (el propietario tienen un aspecto encubierto, el «cuidado del
los sufraga con cargo a su propio presupuesto) hogan>, la relación que establecemos con los
c o m o por el hecho de que el propietario trabaja objetos (posesiones) c o m o extensiones y com-
468 Giovanni Sartori

plementos del yo. c o m o complementos de la tiene nada de una economía auténtica. Es de-
persona. Durante m u c h o tiempo se objetó a es- cir, se trata de una economía no económica. E n
te punto de vista: 1) el hecho de que en muchas Marx, el «comunismo total» presupone la abo-
culturas la propiedad no lleva aparejado el cui- lición de la economía misma. El daba por sen-
dado de la misma (la vinculación no es necesa- tada la abundancia; y, sin embargo, se le tomó
ria ni automática), y 2) que en un sistema de m u y en serio19. Pero «la característica inelucta-
compulsiones no capitalistas y/o no individua- ble de toda sociedad es que no hay manera de
listas se cuidaría la propiedad pública exacta- escapar de la economía» 20 . Sin embargo, hay
mente igual que se cuida la propiedad privada. algún margen de maniobra para poder escapar
La primera objeción es válida, pero no hace si- de una mala política económica.
no explicar por qué algunos sistemas económi- L o anterior nos sirve para reformular la
cos (en Africa, por ejemplo) se estancan y ter- esencia de una «buena política». Durante m u -
minan por desplomarse bajo el peso de una cho tiempo nos ha obsesionado una sola pre-
explosión demográfica que las economías débi- gunta: ¿quién se beneficia? A medida que co-
les no pueden soportar. La segunda objeción se bramos conciencia de la magnitud del fracaso,
puede rebatir con la mera observación. Basta surge una segunda pregunta: ¿qué es beneficio?
viajar por Europa Oriental y la Unión Soviéti- L o bueno políticamente puede concebirse de
ca: el estado de deterioro de los edificios y de muchos modos -y, sin embargo, un pensamien-
las infraestructuras en general es horripilante to abierto y desideologizado tiene escasas razo-
-aunque, a m i juicio, nada sorprendente. L o nes para negar que una buena política presupo-
esencial es, pues, que la característica de la pro-ne la existencia de una «economía económica».
piedad pública y, en general, de la economía E n tal caso, la tarea de los años venideros con-
pública es que no se asemeja a la doméstica. El sistirá en encontrar los medios para disciplinar
propietario privado tiene que vivir dentro de y controlar el Estado burocrático, el Estado in-
los límites que le imponen sus medios: los gas- dustrial y, ante todo, el Estado emisor de m o -
tos no deben ser superiores a sus ingresos. Ese neda.
no es el caso del propietario público, el Estado. E n principio (pero no en la práctica) se pue-
Y a que el gestor de la economía pública gasta el de fácilmente poner remedio al Estado buro-
dinero de los demás en beneficio de los demás, crático-administrativo despilfarrador, hincha-
se siente empujado a gastar demasiado y a gas- do y perezoso; puede encargarse a empresas
tar de manera inadecuada (y a robar). N o hay privadas la prestación de la mayoría de los ser-
pues una analogía auténtica entre la expresión vicios. D e manera semejante, el Estado indus-
«hogar privado» y la expresión «hogar públi- trial y gestor puede reducirse y mantenerse en
co». E n realidad, esta última es equivocada ya forma saludable cerrando o vendiendo las e m -
que es m u y difícil encontrar en el ámbito públi- presas que trabajan con pérdida. El problema
co entidades que sean dignas de ese nombre. m á s difícil de resolver es el de la emisión de
Sin embargo, cabe seguir utilizando la expre- moneda. El Estado puede obtener préstamos
sión «hogar público» c o m o una denominación c o m o los individuos; y no hay nada que sea in-
significativa de la economía pública que debe- herentemente erróneo en el hecho de gastar con
ríamos procurar crear. cargo a la deuda pública - a pesar de que, a par-
E n la economía, de estilo doméstico, que tir de u n punto que no conocemos, un déficit
practicamos -la economía privada- los indivi- demasiado grande se transforma en déficit ex-
duos gastan su dinero en beneficio propio: se cesivo. El problema se plantea cuando el Esta-
guardan de gastar demasiado y se sienten im- do paga (o reembolsa a sus prestamistas) sólo
pulsados a gastar de manera racional. Ello en- con papel, esto es, hinchando meramente la
traña que la reducción de los costos es impor- masa monetaria en circulación. Este es u n en-
tante y que los bienes de producción deben gaño que la economía privada no puede tole-
producir riquezas o desaparecer. Si se aplica- rar, pero que hace que las economías públicas
ran los mismos criterios a la economía pública, se vuelvan parasitarias y, en última instancia,
tendríamos en efecto un hogar público. Sin e m - conduce a la destrucción de la riqueza y del bie-
, bargo, en la medida en que los criterios son ac- nestar de la sociedad en su conjunto. Aquí radi-
tualmente los contrarios, la economía pública ca el punto capital de la mala política; y éste es
es en realidad una economíaficticia,que no el ingrediente potencialmente m á s dañino.
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 469

Cabe señalar que el hilo conductor de m i bolsa», es decir, el derecho de recabar y distri-
argumentación -la ley del hogar- no lleva ine- buir dinero. Esa atribución y la división de fun-
vitablemente a la conclusión de que lo privado ciones que llevaba aparejada entre, por ejem-
sea mejor que lo público. Si esa hubiese sido plo, el control del parlamento y los gastos
«mi ideología», o mi inclinación, no m e hubie- realizados por el ejecutivo, reflejan el simple
se dedicado a indagar la noción de hogar públi- hecho de que desde el comienzo, y durante m u -
co. M e n o s Estado, esto es, reducir el alcance de cho tiempo después, los parlamentos represen-
la política, es una receta contra la mala política taban a los que realmente pagaban los impues-
en la medida en que no tenemos otra alternati- tos, es decir, a los ricos y no a los pobres. D e ahí
va viable. L a llamada a la «privatización» se que los parlamentos controlaran eficazmente
basa en esta consideración de sentido c o m ú n . los gastos.
Sin embargo, la privatización c o m o receta para Pero durante el último siglo el equilibrio en-
atenuar los daños, concebida sólo c o m o freno tre el freno parlamentario y el acelerador del
de la mala política, puede a su vez sustituir los ejecutivo se ha ido perdiendo paulatinamente,
males públicos por los suyos propios2'. Los re- al debilitarse su capacidad de autoequilibrarse.
medios negativos actúan positivamente al prin- C o n el sufragio universal y la posterior transi-
cipio pero pronto encuentran la manera de cau- ción general de la ley y el orden (la única cosa
sar sus propios males. La objeción contra la que se esperaba que el «Estado pequeño» pu-
idea de que la privatización sólo produce resul- diera garantizar) al Estado benefactor o del bie-
tados positivos se asemeja a la objeción contra nestar, los parlamentos se han transformado en
el poder mágico de la «desreglamentación». Es- órganos que gastan incluso m á s que los gobier-
ta tiene sus méritos cuando permite eliminar nos. El dique natural que mantenían los presu-
reglamentos erróneos; pero luego se requieren puestos estatales en equilibrio hasta mediados
nuevos reglamentos y, a m i juicio, el m u n d o del siglo X X era la creencia de que la índole de
altamente congestionado y cada vez m á s artifi- un presupuesto exige que esté equilibrado. Las
cial hacia el cual nos encaminamos sin tregua dos guerras mundiales engendraron déficit
exigirá m á s reglamentos que nunca. E n efecto, enormes que, sin embargo, fueron reabsorbi-
así c o m o la alternativa privada permite corre- dos lentamente en función de esa creencia. El
gir o impedir degeneraciones en la esfera públi- sortilegio se rompió cuando los políticos adop-
ca, un hogar público debería constituir la alter- taron la doctrina de Keynes -gastos con cargo
nativa que permitiera impedir las omisiones o al déficit público23. Gastar sin tasa ha sido des-
errores privados. La afirmación de que «lo pri- de entonces una tentación irresistible. E n las
vado es mejor» debe relativizarse y justificarse estructuras del Estado constitucional ya no se
y, a la inversa, lo m i s m o debe hacerse con la puede encontrar a ningún nivel u n organismo
afirmación de que «lo público es mejor»22. de control que sea responsable desde el punto
de vistafiscal24.Y si los políticos que se dedi-
can a gastar sin tasa pueden escapar dejando
El poder de la bolsa unas deudas que nunca podrán reabsorberse y,
por lo tanto, en última instancia, simplemente
Examinemos ahora el argumento según el cual mediante la emisión de moneda, entonces una
el Estado democrático no está bien armado, da- mala política y/o una mala economía son y se-
da su estructura actual, para resistir a una mala rán inevitables.
economía y a la mala política resultante. E n el
m o m e n t o de su concepción en el siglo x v m la
finalidad esencial de los sistemas constitucio- Las redemocratizaciones
nales consistía en superar la maldad de la polí-
tica. Esto se lograba dividiendo el poder estatal La nueva reflexión sobre la democracia, de
y sometiéndolo a un proceso de verificaciones acuerdo con mis coordenadas o con otras, será
y equilibrios. Poco importaba que el parlamen- probablemente u n proceso m u y lento y sobre-
to y el gobierno (el rey, el poder ejecutivo) estu- manera conflictivo. El hecho de que estemos en
vieran separados (Estados Unidos) o que c o m - un m o m e n t o crítico de la historia no implica
partieran el poder (Reino Unido); el hecho es que vayan a aparecer rápida y linealmente nue-
que el parlamento disponía del «poder de la vos pensamientos o resultados positivos felices.
470 Giovanni Saríori

El mundo-que-vuelve-a-la-democracia (vuelve libertad26. N o cabe duda de que el hombre de


en el sentido de reconocer simplemente que to- los países del Este goza de su nueva libertad,
das las sustituciones han sido espurias) presen- pero al mismo tiempo le disgustan las desigual-
ta facetas m u y diferentes. En un extremo está dades y los obstáculos impuestos por la vida no
América latina y en el otro las sociedades pos- protegida que trae consigo.
comunistas que tienen que hacer frente a unos Debo reiterar, pues, m i advertencia inicial:
problemas radicalmente distintos. América la- que la democracia c o m o principio de legitimi-
tina debe dejar atrás su nefasta herencia de po- dad es una cosa y que la democratización real
líticas populistas mientras que las sociedades es otra. ¿ C ó m o podemos garantizar, pese a los
poscomunistas han de encarar la transición ge- obstáculos y a los fracasos, que el Zeitgeist de-
neral de una economía que no funcionaba a mocrático triunfe en el próximo milenio? A mi
otra que funcione. juicio, la posibilidad de una victoriafinalde-
Puede sostenerse en un primer m o m e n t o pende del m o d o c o m o las democracias m á s im-
que el «regreso a la economía» de las socieda- portantes de los años noventa indiquen el ca-
des que antes tenían un carácter planificado, es mino a seguir. Y el hecho es -reconozcámoslo
decir, que no eran de mercado, encuentra una francamente- que en este momento los países
compensación en el sentimiento de liberación, modelo están atravesando ellos mismos una zo-
en la euforia que produce verse liberado de la na de turbulencias. Supongamos, con m u c h o
tiranía comunista. Empero, la euforia de la li- optimismo, que el hogar público respetará las
beración no durará tanto como las dificultades mismas normas que el hogar privado y que po-
que impone el proceso de crear una economía drá restaurarse en cierto m o d o el «poder de la
de mercado no sólo a partir de nada sino tam- bolsa» y, por lo tanto, el control de las trampas
bién sobre bases adversas, habida cuenta en fiscales. A u n en ese caso, es decir, aunque se
particular de que el homo œconomicus de los suponga que podrá ponerse coto a la mala polí-
países de Europa Oriental y de U R S S no res- tica y a la mala economía, debemos dar razón
ponden a las «señales de los precios», de m o d o de cuándo y c ó m o se acabará la ideología (y en
que los costos y los precios establecidos por el qué se transformará), y en qué consistirá la
mercado son, por una parte, rechazados cuan- nueva política que yo llamo videopolítica.
do imponen sacrificios y, por otra, no logran
orientar y estimular la producción.
C o m o ya he dicho anteriormente, el proble- Del marxismo al populismo
m a m á s difícil no es el de salir de la dictadura y a la videopolítica
sino el de entrar en una sociedad de mercado
-«gran transformación» que tiene una enverga- El fin de la ideología, tal c o m o se ha definido
dura semejante a la que ha descrito con maes- más arriba, significa que han muerto los argu-
tría Karl Polanyi25. mentos de la ideología -con sus tradiciones, sus
El período de 40 a 70 años de régimen co- banderas y sus tambores. Sin embargo, los seres
munista ha engendrado un «hombre protegi- humanos son en el fondo de su «ser» (su per-
do», un hombre que se muestra hostil a los ries- cepción del m u n d o ) m u y flexibles. Así, la ideo-
gos y a las incertidumbres de la sociedad logía quizá desaparezca oficialmente, pero se
abierta y de su estilo competitivo, y que al mis- mantendrá intacta en sus odios y en sus a m o -
m o tiempo las teme. El hombre del Este se sien- res. E n efecto, la derrota en una batalla puede
te atraído irresistiblemente por la abundancia y aguzar las fobias contenidas. Aunque los argu-
los bienes de Occidente, por sus salarios más mentos de la ideología hayan muerto, se m a n -
altos y su bienestar, pero no está en m o d o algu- tienen con vigor sus instintos, a la espera del
no preparado para aceptar su costo h u m a n o : la cambio de generación. ¿A dónde irán a parar
crueldad del mercado, el desempleo, el trabajo esos instintos?, ¿bajo qué techo oficial se cobi-
arduo, los alquileres elevados sin subvencio- jarán? La respuesta es evidente: bajo el techo
nes... Evidentemente, se siente feliz de haberse de la casa de la «izquierda». Que no quede nin-
liberado de su cárcel, y, sin embargo, desea guna duda al respecto: la «izquierda» es y se-
conservar la seguridad en el alojamiento, la ali- guirá siendo un símbolo m u y poderoso de rea-
mentación y el empleo que le proporcionaba. grupamiento27. Sin embargo, una izquierda
Nos enfrentamos una vez más con el miedo a la privada de sus fundamentos marxistas deriva
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 471

fácilmente hacia un simple populismo, hacia la pantalla de televisión daba ánimos a los m a -
una mera retórica demagógica, dejándonos, o nifestantes y, a la vez, les ofrecía protección.
al menos dejándome a m í , con una verdadera Pero hay otra cara de la moneda, y es que
nostalgia del marxismo. El marxismo era un ar- «mirar» es sólo eso: mirar. Ese acto no brinda
gumento (aunque fuera erróneo), mientras que ninguna pista para saber lo que puede o debe
el populismo es sólo ruido. Pienso, pues, que en hacerse respecto de lo que se está mirando.
general la ideología del marxismo se fundirá en Además, el m u n d o en imágenes que los noticia-
el m a g m a informe de un radicalismo populista rios nos permiten ver (en microcápsulas de un
en el que la «izquierda» queda reducida a la minuto m á s o menos) tiene m u c h o m á s valor
práctica de desprestigiar, a una hubris sin senti- de imagen que de noticia. Los acontecimientos
do, a un maximalismo absurdo que se traduce mundiales se reducen en general a incendios,
en una agitación incesante. accidentes, muertes y, claro está, quejas, mani-
festaciones y protestas. Y , en general, es el
¿A qué extremos llegará ese proceso? N o lo sé. «bien-pensar», el conformismo, el que determi-
Pero si llegara lejos, nos veríamos arrastra- na lo que se va a mostrar en la pantalla y propo-
dos a la hipótesis pesimista, esto es, a una ne la manera de interpretarlo. Pero ni siquiera
vorágine populista que cría una sociedad el pensar conformista puede alterar el hecho de
perturbada y cabalga a lomos del tigre de la que lo que se nos da a ver del m u n d o no nos
política del desorden. Hace años, acuñé el permite comprenderlo. La imagen no puede
término «novitism» para denominar al im- hacer lo que la palabra. La conclusión que cabe
pulso de ser novedoso a toda costa. Sus sacar de esto es que la televisión es, en el mejor
complementos políticos son (también a m i de los casos, un instrumento que permite plan-
parecer) el contrarismo y el movimentismo, tear problemas pero no resolverlos. En un m o -
el estar siempre en contra de todo y el ha- mento determinado nos hace cobrar conciencia
llarse constantemente en movimiento al de un problema. Pero luego, ¿qué? T o m e m o s el
igual que una multitud. Pero ese «crescen- ejemplo de la pobreza. La mayor parte del
do» que hemos expuesto a grandes rasgos m u n d o sufre terriblemente de pobreza. Antes
no sucede por un impulso propio, sino que de que existieran los medios de comunicación
supone la videopolítica -concepto que a populares, los pobres solían aceptar su destino,
continuación expondré brevemente28. entre otras razones porque no se daban cuenta
de lo pobres que eran. H o y tienen conciencia
Los grandes medios de comunicación, sobre de ello y su pobreza se vuelve intolerable. ¿Có-
todo la televisión, están influyendo en el juego m o podemos afrontar este problema? ¿Con m a -
de la política -para mejor o para peor- mucho nifestaciones contra la pobreza que aparecerán
más profundamente de lo que creíamos. Lo que en la pequeña pantalla? Claro que no. Pero ése
la televisión hace m u y bien es «despertar»; por es exactamente el punto donde nos deja la tele-
eso puede afirmarse que la televisión es una visión que hoy tenemos (podríamos tener una
fuerza liberadora en política. Las revoluciones mejor).
pacíficas en Europa Oriental lo han puesto cla- Habida cuenta de todo esto, la videopolítica
ramente de manifiesto: esas revoluciones se de- no puede sustentar, por sí sola, m á s que la de-
sarrollaron pacíficamente y se transformaron mocracia de manifestaciones y la democracia
en algo irresistible en la pequeña pantalla y gra- de protesta. Y , si tal es la realidad, cabe pensar
cias a ella. Los televidentes comenzaban vien- que en los años venideros se producirá por do-
do unas manifestaciones que podrían haber si- quier -en unos sitios más, en otros m e n o s - una
do fácilmente aplastadas, salvo que unas intensificación de exigencias exageradas y sim-
autoridades poco seguras de sí mismas no de- plistas y, en respuesta a ellas, de promesas exa-
seaban que ese aplastamiento se viera. Pero, geradas que harán que sea m á s difícil que nun-
cuando la gente reunida en familia pudo ver ca formular y establecer una buena política y
que era posible manifestarse sin peligro, se de- una buena economía. Mientras esperamos que
cidió también a salir a la calle. Cuando los pri- el pensamiento abierto venza al pensar confor-
meros centenares o millares de manifestantes mista, debemos estar preparados para que las
se transformaron en cientos de miles, la revolu- cosas empeoren antes de mejorar. La inflación
ción había triunfado y durante todo ese tiempo se puede frenar y eliminar m á s fácilmente
472 Giovanni Sartori

cuando se vuelve galopante. L o m i s m o cabe Aparte del islamismo, la democracia liberal


decir de todos los excesos: los remedios (los es hoy en día el único juego «legítimo» posible,
cambios bruscos de política) son aceptados aunque, claro está, somos libres de no respetar
fácilmente sólo cuando la curva de lo tolerable las reglas.
alcanza su ápice. Traducido del inglés

Notas

1. Para un análisis a escala 1960, capítulo 3. El autor precisa obra The Theory of Democracy
mundial del «movimiento hacia la que «un sistema sumamente eficaz Revisited, cap. 14, en particular
democracia» en la década de los pero ilegítimo es más inestable que págs. 399-407.
años setenta (antes de los los regímenes que tienen una
acontecimientos de Europa eficacia menor y una mayor 6. Véanse las tesis sobre
Oriental), véase: L . Diamond, J. legitimidad... Por otra parte, una Feuerbach de 1845 y,
Linz y S . M . Lipset, editores, eficacia prolongada... puede particularmente, la última célebre
Democracy in Developing conferir legitimidad a un sistema afirmación de que «losfilósofosse
Countries, 4 vols., Boulder, político» (pág. 82). Przeworski han dedicado sólo a interpretar el
Colorado, Lynne Rienner, 1989. señala que «lo que importa desde m u n d o de distintas maneras, pero
C o m o indican los editores en su el punto de vista de la estabilidad lo que importa es cambiarlo».
prefacio, «con la importante pero de cualquier régimen no es su
aún indeterminada excepción del legitimidad... sino la existencia o la 7. La mejor exposición de la tesis
Estado islámico fundamentalista falta de alternativas mejores» (en de que todos los cambios radicales
-en esa vasta región del m u n d o G . O'Donnell, P. Schmitter y L . importantes exigen la violencia es
desde Indonesia hasta Africa Whitehead, Transitions from la de Barrington Moore en Social
Occidental en que el Islam es la Authoritarian Rule: Comparative Origins of Dictatorship and
religión m á s importante o Perspectives, Baltimore. Johns Democracy, Boston, Beacon Press,
dominante- la democracia es el Hopkins University Press, 1986, 1966.
único modelo de gobierno que págs. 51-52). Sin embargo, yo no
goza de una amplia legitimidad afirmaría que la legitimidad
8. Debe entenderse que la cultura
ideológica en el m u n d o actual» importa menos, sino que, cuando
de la revolución es una cosa y otra
(pág. X ) . esa legitimidad queda erosionada,
la cultura de la violencia. Así, la
las alternativas adquiren una
revolución puede perder su valor
importancia crucial. En ese sentido
2. C . B . MacPherson se sotérico (salvifico), mientras que la
las dos nociones resultan
equivocaba, pues, cuando sostenía violencia individual y de grupo se
complementarias. Evidentemente,
que «los sistemas abiertamente no desarrolla c o m o un medio de
el umbral de la ineficacia excesiva
liberales que prevalecen en los imponer «nuestra vía». A decir
(período demasiado largo de mala
países de régimen soviético y los verdad, yo diría que la
política) varía mucho según los
sistemas no liberales m á s o menos endémicamente violenta
países.
distintos que predominan en la democracia de manifestaciones
mayoría de los países está en auge.
subdesarrollados pueden 4. La documentación sobre el
reivindicar histórica y antiparlamentarismo en Italia está 9. E n la obra Política Piligrims,
genuinamente el título de bien analizada en las dos obras de Oxford University Press, 1981, se
democracia» (The Real World of Rodolfo de Mattei, / / Problema analizan de manera concreta las
Democracy, Oxford, Clarendon délia Democrazia dopo l'Unità, visitas de intelectuales
Press, 1966, pág. 3) Los sistemas no R o m a , 1934, y Dal Transformismo occidentales de renombre a Unión
liberales son, por ello m i s m o , no al Socialismo, Florencia, 1940. Soviética bajo Stalin, a China bajo
democráticos. Esa es la conclusión M a o , a Viet N a m del Norte y a
inevitable de mi argumentación en 5. Para todos estos casos, véase Cuba. E n el prefacio de la
The Theory of Democracy Revisited, Charles Lindblom, Politics and traducción italiana de 1988
Chatham, N.J. Chatham House, Markets, Nueva York, Basic (Bolonia, Il Mulino), Hollander
1987, págs. 383-393, y también Books. 1977, pág. 112; todos los señala que, en el caso del régimen
págs. 357-362 y 476-479. sistemas occidentales «practican sandinista de Nicaragua, se repitió
en algún grado el socialismo de exactamente el sistema de las
3. Véase S . M . Lipset, Political mercado». Rechazo tajantemente peregrinaciones anteriores. U n a
Man, Garden City, Doubleday, la intepretación «mixta» en m i denuncia complementaria figura
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 473

en el libro de J.F. Revel La 16. En efecto, según las normas responsabilidad (gestores que
connaissance inutile, París, griegas practicamos la dirigen enormes empresas, en gran
Grasset, 1988. crematística, la búsqueda del parte sin control, en beneficio
beneficio, exceso que desfigura la propio y con salarios enormes
10. Véase The Theory of ley del hogar. protegidos por toda clase de
Democracy Revisited, op. cit., garantías). En última instancia, la
passim, en particular las 17. La objeción que podría ley del hogar tampoco se puede
págs. 67-72. hacerse sería que «el sistema de aplicar a las compañías cuyos
mercado de la empresa individual títulos están sometidos a la bolsa
o familiar» difiere del «sistema de de valores. Así, hemos rizado el
11. Esta cita está tomada de
mercado de la sociedad anónima rizo, conclusión que, a mi juicio,
Nancy Berman, «Rethinking
burocratizada» (Lindblom, Politics permite justificar mi idea de un
Regime Change», Comparative hogar público.
and Markets, op. cit., pág. 94), y
Politics, vol. 22, abril de 1991,
que quien hoy dirige realmente la
pág. 371.
economía es el «burócrata de la 22. M i idea de un hogar público
gran sociedad anónima», animal es, claro está, m u c h o m á s limitada
12. En efecto, las obras m á s de la misma especie tanto si la que la de Bell (véase Cultural
importantes sobre los casos de empresa es privada c o m o pública. Contradictions of Capitalism, op.
derrumbamiento (véase en Esto es verdad; pero la diferencia cit., capítulo 6), ya que no se
particular Juan Linz en Linz y A . radica en que al burócrata que concibe c o m o unafilosofíapública
Stepan, editores, The Breakdown pierde dinero en la empresa que define o redefine el bien
of Democratic Regimes, Baltimore, privada se le despide, cosa que no
Johns Hopkins University Press, común. Pero tengo una deuda para
ocurre con quien trabaja en una con el pensamiento de Bell.
1978) y sobre la redemocratización empresa pública. Véase, sin
(O'Donnell y otros, editores. embargo, más adelante la nota 21.
Transitions from Authoritarian 23. Poco importa que se trate de
Rule, 4 volúmenes, op. cil.) hacen una lectura demasiado
hincapié en las élites c o m o 18. Cálculos recientes indican que simplificada y m u y cómoda de la
elemento catalizador fundamental el valor del producto doméstico -el obra de Keynes. Los políticos
en ambos procesos. Y lo que tiene trabajo de la familia para la asimilan las teorías en forma de
aún mayor importancia es el hecho familia- equivale consignas.
de que, en este punto, aproximadamente a un 30 % del
estructuralistas c o m o O'Donnell y P N B en Estados Unidos, Gran 24. Cabe señalar que el poder
Schmitter se hayan alineado ahora Bretaña y Francia; sin embargo, los judicial, el tercer poder en el
(en el cuarto volumen de la serie) economistas de la Universidad de esquema tripartito del poder, se ha
con el enfoque anterior de Linz. Marburgo han estimado que en mostrado también cada vez más
Alemania Occidental el trabajo indiferente a los costos en sus
doméstico no pagado equivale a un sentencias, contribuyendo así,
13. A este respecto hago hincapié 70 % del P N B , cifra enorme en la aunque sea involuntariamente, a la
en la necesidad de un cálculo de los que resulta difícil creer. irresponsabilidad fiscal.
medios. Véase mi artículo
«Undercomprehension»,
19. M e refiero especialmente al 25. The Great Transformation,
Government and Opposition, otoño
primero de los tres criterios que se Boston, Beacon Press, 1944. En
de 1989, en particular las págs.
formulan en la Crítica del esta obra Polanyi define la primera
399-400, y The Theory of
programa de Gotha: «a cada cual revolución industrial c o m o una
Democracy Revisited,
según sus necesidades». ruptura traumática de la sociedad
págs. 506-507. orgánica. Mutatis mutandis, las
20. Daniel Bell, The Cultural sociedades comunistas habían
14. Checoslovaquia fue la única Contradictions of Capitalism, logrado también obtener en los
democracia que funcionó durante Nueva York, Basic Books, 1976, decenios posteriores a la muerte de
todo el período entre las dos pág. 254. Stalin una configuración de tipo
guerras mundiales, de 1918 a 1939. orgánico.
Las experiencias democráticas 21. En una perspectiva general,
fueron precarias y breves en comenzamos con a) el poder de la 26. M e refiero a la argumentación
Hungría, Polonia y Rumania; y no propiedad (el período del de Erich F r o m m en The Fear of
tuvieron nunca la menor capitalismo duro); luego Freedom, Londres, Routledge and
oportunidad en Rusia. intentamos corregirlo, en el marco Kegan Paul, 1942, en particular a
de la Managerial Revolution de su afirmación de que «el hombre
15. H e profundizado este punto en Burnham ( 1941 ), en b) el poder sin moderno liberado de los vínculos
The Theory of Democracy propiedad (directores y gestores de de la sociedad preindividualista,
Revisited, cap. 14, págs. 412-415 y grandes empresas); y ahora hemos que simultáneamente le ofrecía
418-422. llegado a la etapa c) el poder sin seguridad y lo limitaba», puede m u y
474 Giovanni Sartori

bien sentirse tentado de «liberarse hace suyo el componente ético de 28. H e analizado a fondo esta
del peso de esa libertad entregándose la política moderna. E n este nivel cuestión en G . Sartori
a un nuevo sometimiento y la «izquierda» equivale a hacer el «Videopower», Government and
dependencia» (pág. 10). bien (a los demás), mientras que la Opposition, invierno de 1989.
«derecha» acumula bienes (para
27. Entre otras razones, porque uno mismo).
El desencanto
de las viejas democracias

Guy Hermet

¿Podemos interrogamos una vez m á s sobre la de- tenido, éstos se sienten casi culpables. Por m u c h o
mocracia, cuando hay tantos hombres que la an- que estudien el mecanismo democrático en los
helan todavía? ¿Es oportuno tratar de la apatía lugares en los que existe desde hace tiempo, en
democrática observada en Europa Occidental y sus desafíos solubles e insolubles, deben ceder el
en América del Norte cuando, en estos mismos paso a los que la admiran sin problemas de con-
lugares, los pueblos no querrían cambiar de régi- ciencia en los lugares donde no existe todavía.
m e n a ningún precio? Es, sin duda, necesario. L a Ello se debe a que no han comprendido toda-
sustancia de los regímenes representativos y plu- vía que el conocimiento es la única actividad hu-
ralistas, no debe confundirse en m o d o alguno m a n a que constituye un fin en sí mismo, e igno-
con la imprevista extensión de su zona de aplica- ran también que el contexto actual es momentá-
ción en Europa Oriental o neo. N a d a impide, pues,
en América latina. La sed de volver a plantear algunas
G u y Hermet es director de investiga-
democracia no dibuja sus ción en la Fundación Nacional de Cien- preguntas una vez ya termi-
rasgos ni siquiera a título cias Políticas y profesor del Instituto de nada lafiesta,ya que si cier-
provisional. Estudios Políticos de París. Sus trabajos tas realidades no pueden
de sociología política se centran princi-
N o es pues por afán de palmente en la formación de los regíme- cambiar otras sí pueden, y el
pronosticar desgracias si nes políticos en Europa y en América analista tiene precisamente
pensamos que el debate in- latina. Sus obras m á s recientes son: Le la tarea de determinar la di-
peuple contre la démocratie ( 1985) y Po-
telectual sobre la democra- litique comparée (1990, con Bertrand ferencia entre las dos. E n es-
cia debe seguir siendo con- Badie). Su dirección: 139, rue Pelleport, ta perspectiva, la finalidad
tradictorio, c o m o todo de- 75020 Paris, Francia de estas páginas consistirá
bate digno de este nombre. en reconsiderar dos aspectos
Ahora bien, casi ha dejado del desencanto político que
de serlo después del afortu- afecta a las viejas democra-
nado fracaso de las críticas cias y que el cataclismo ocu-
marxistas contra la d e m o - rrido en el Este no ha modi-
cracia formal, que ignoraban que ésta es garante ficado para nada. El primero guarda relación con
de la democracia real. E n vez de permanecer en la relativa fragilidad de la legitimidad democráti-
un plano de intercambio de argumentos referen- ca, tanto en la teoría c o m o en la práctica. La se-
tes a un m i s m o objeto, el debate se dividió en dos gunda se refiere a la huidiza virtud cívica que, sin
monólogos sobre fenómenos distintos y casi ex- embargo, algunos estiman tan necesaria en el
cluyentes. Deslumhrados por la irrupción de la presente contexto de las viejas democracias.
libertad en el Este, la mayoría de los analistas no
desean contemplar m á s la democracia si no es en
su forma ampliada, casi en su valor mercantil, La legitimidad por defecto
c o m o teólogos que sólo vieran la religión en fun-
ción del número defieles.E n cuanto a los curio- Las tendencias actuales hacen que cualquier inte-
sos impenitentes que persisten en disecar su con-
rrogación sobre la legitimidad democrática pa-

R I C S 129/Septiembre 1991
476 Guy Hermet

rezca poco delicada. N o hay duda alguna que, ticos en los que se reconocen o que les hacen
c o m o concepto, la democracia responde a la soñar. O bien se sienten inclinados hacia
perfección a todas las definiciones admitidas aquellos que los divierten, m á s que hacia los
de la legitimidad. Para M a x Weber, es legítima que los edifican. Los estadounidenses se ade-
toda forma de poder que consigue que se acepte lantaron a esta tendencia con el Presidente
su legitimidad1. L o que equivale a decir, para- Reagan. Los europeos los siguen, pretendien-
fraseando a Platón, que «fundar santuarios y do desde luego lo contrario. Así, también, en
dioses [exige] mucha inteligencia»2, que la legi- esta acepción la democracia nunca ha sido
timidad democrática se construyó con cierto tan legítima c o m o hoy, allí donde está arrai-
talento y que se impone de manera evidente. gada desde hace muchas generaciones. Ello es
Además, una definición complementaria con- debido a que se ha convertido en un régimen
firma esta observación de manera menos iróni- sin competencia, cuyos dirigentes no impre-
ca. U n régimen alcanza la plenitud de su legiti- sionan a la gente.
midad cuando no hay ninguna alternativa En resumen, todo iría del mejor m o d o posi-
posible o plausible en el ánimo de los goberna- ble si no hubiera dos causas de perplejidad que
dos, y tampoco en el de los gobernantes o de los enturbian el panorama. L a primera hace que
que aspiran a serlo. Este es el caso de la d e m o - nos preguntemos si esta legitimidad en apa-
cracia. Nadie piensa que haya un régimen que riencia insuperable de las viejas democracias
le haga competencia, cosa que no ocurría hacia no es, en realidad, de m u y baja intensidad. L a
1950 en Europa Occidental. Y casi no tiene ya segunda guarda relación con el objeto de esta
rivales en el m u n d o , puesto que éstos se han legitimación que es la democracia. ¿Puede de-
desacreditado completamente, con excepción cirse que hoy día, en los países ricos, se la consi-
quizá de los regímenes islamistas. La legitimi- dera de un m o d o distinto al que creemos, c o m o
dad democrática ha quedado sola en el c a m p o un hábito sin alternativa, dispensado por este
político. m i s m o motivo de todo esfuerzo destinado a
Pero estas consideraciones pueden parecer darle un significado moral intrínseco?
demasiado abstractas o poco rigurosas. Quien J . D . Wright 5 recuerda que la base social de
se preocupe más de lo que sienten los ciudada- todo régimen se escinde siempre en tres grupos.
nos de carne y hueso aceptará mejor el signifi- E n los dos extremos se sitúan los disidentes y
cado que Jean Leca atribuye a la legitimidad. los «creyentes», estos últimos los únicos porta-
Para él, el gobernante legítimo es el que «se pa- dores del consentimiento auténtico basado en
rece a los gobernados»3. Cierto es que Leca se la convicción. E n el medio se ubican los que se
refiere a este respecto a sociedades pluriétnicas limitan a aceptar el m o d o de gobierno vigente,
o árabes, en relación, además, con el problema sin creer verdaderamente que puedan hacerse
de la identidad nacional. Por consiguiente, su oír ni que esto valga la pena. Esta categoría in-
punto de vista no se aplica necesariamente a termedia es sin duda la m á s numerosa en todas
otras circunstancias históricas o geográficas. las circunstancias, pero los dirigentes autorita-
Así, en el pasado los europeos se vieron tutela- rios o totalitarios son los únicos que se apoyan
dos por gobernantes -reyes, señores- que no se casi abiertamente en ella. E n cambio, los diri-
les parecían en nada, por lo menos en el plano gentes de las viejas democracias cultivan la fal-
social, cultural y lingüístico, e incluso en los sa conciencia de su legitimidad. N o ignoran
rasgos físicos. Pero esto no ocurría en las viejas que la democracia es la única forma política
democracias. Ciertamente, en una época, sus que no puede basarse esencialmente en la sim-
habitantes, intimidados por la soberanía que ple aceptación pasiva de los gobernados. Saben
recayó en ellos repentinamente, estimaron con- que, por la naturaleza m i s m a de su legitimidad,
veniente elegir notables que, diferentes de necesita un consenso activo basado en valores
ellos, les tranquilizaban, prodigándoles mues- compartidos o un rechazo explícito referido
tras de afecto paternal. Pero estos tiempos han también a u n conjunto de valores. Pero los diri-
quedado atrás. E a el m o m e n t o actual de la de- gentes democráticos no extraen de ello ninguna
mocracia de los medios de comunicación, los enseñanza. Se niegan a ver o admitir que su
electores, fascinados por la aguja de los son- legitimización se apoyó m u c h o menos en el
deos4, prefieren aquellos que les representan en consentimiento positivo que en la aceptación
el sentido exacto del término; es decir, los polí- pasiva. Cierran los ojos al hecho de que esta
El desencanto de las viejas democracias 411

Antes del desencanto: alegoría entusiasta de la democracia, siglo xix. D R .

pasividad se va extendiendo desde hace unos midad por defecto, paradójicamente sólida e
veinte años, en proporción a la antigüedad de inconsistente a la vez, caracterizada por el de-
las democracias afectadas. sinterés político de los ciudadanos6.
Múltiples indicios ilustran esta tendencia. N o obstante, considerado a plazo medio, es-
La abstención electoral, ya masiva antes de te deterioro podría ser solamente coyuntural,
1960 en Estados Unidos y en Suiza, está cre- vinculado por ejemplo a los ciclos alternos de
ciendo ahora en toda Europa Occidental, inclu- participación en la vida pública y de evasión
so en Estados tan dados a votar c o m o Reino hacia la esfera de lo privado que describió Al-
Unido, Países Bajos o Francia. Paralelamente, bert Hirschman 7 . Por desgracia, esta hipótesis
lo que se llama la volatilidad del voto -la infi- tranquilizadora pierde fuerza cuando se consi-
delidad de los electores a un partido y su extre- dera un segundo factor de perplejidad de alcan-
m a movilidad entre los partidos- no cesa de ce m á s permanente. ¿Qué democracia se trata
aumentar. Este fenómeno, que podría ser testi- de legitimar, del m o d o que sea? El objeto es
monio de una mayor madurez e independencia vago y asimétrico para los ciudadanos ordina-
del electorado, con frecuencia consiste m á s rios. E n Estados Unidos, la democracia parece
bien, por desgracia, en una especie de juego de una especie de identidad nacional, es una reli-
azar. Por su parte, el militantismo político pasa gión secular que moviliza desde luego valores
de m o d a y los partidos se convierten en casca- profundamente compartidos, aunque cada vez
ras vacías. Los viejos se cansan, mientras que menos. Pero en el Reino Unido no es tanto esto
los jóvenes repudian la política y no piensan c o m o una tradición, una forma evidente de
más que en la vida práctica, o se evaden en m o - identidad histórica que favorece al sistema par-
vimientos alternativos ecológicos, humanita- lamentario c o m o tal. E n Francia, c o m o obser-
rios, culturales o de otro tipo. Así, las viejas va Yves Schemeil8, reviste características m u y
democracias acaban dependiendo de una legiti- particulares. E n vez de verse c o m o un modelo
478 Guy Hermet

de conciliación de los intereses, la democracia también, sobre todo, Kant, los anarquistas y los
toma la forma de una cultura del antagonismo libertarios norteamericanos), y el otro median-
entre la izquierda y la derecha, la apariencia de te la reabsorción de la sociedad en el Estado (de
un desgarramiento sin remedio porque es nece- Rousseau a Marx).
sario y legítimo (por lo demás se habla m á s de Lo que es m á s , algunos comentaristas con-
república que de democracia). En Suiza, la de- temporáneos complican la cuestión revelándo-
mocracia directa y cantonal constituye el único se c o m o hegelianos sin saberlo. Creyéndose de-
objeto verdadero de legitimidad; por sí sola, mócratas, siguen siendo de hecho autoritarios
motiva el apego de los «confederados» a su ré- c o m o Hegel. E n efecto, de u n m o d o distinto al
gimen 9 . E n cuanto a los alemanes, en la d e m o - de Rousseau, erigen al Estado en cuyo nombre
cracia afirman su rechazo de un pasado emba- hablan en portador de un poder inmanente de
razoso y de desgracias m á s próximas. E n defi- conducir la sociedad. Si se atrevieran, afirma-
nitiva, el único punto de acuerdo entre todos rían, al igual que elfilósofoprusiano, que «el
ellos es éste: la democracia es lo que no tienen Estado es la voluntad divina (...) que se desa-
los otros pueblos y lo que quisieran tener a ve- rrolla en la formación y la organización del
ces, aunque no siempre poseen la capacidad de mundo» 1 2 . Quizá dirían incluso que «tiene u n
alcanzar este objetivo. La democracia de los oc- derecho soberano sobre los individuos, cuyo
cidentales se configura por contraste con la no deber m á s alto es el de ser miembros del Esta-
democracia atribuida a los otros. do» 13 . Estos intelectuales, tan seguros de sí mis-
Sin embargo, la dificultad principal no se m o s , se consideran sin duda alguna republica-
encuentra a este nivel. M á s bien procede de los nos, pero no ven que remachan el clavo hegelia-
callejones sin salida de la teoría política. Los no desarrollando una sociología imperial del
teóricos no han podido dominar nunca el abis- Estado o utilizando constantemente la expre-
m o que separa las concepciones de Locke y de sión «sociedad civil», la cual pertenece esen-
Rousseau en lo que respecta a la relación entre cialmente a Hegel (él escribió «sociedad bur-
14
Estado y sociedad en la Europa moderna. C o - guesa» c o m o sinónimo de «ciudadana») . El
m o es bien sabido, el pensador inglés subordina adjetivo «civil» tiene por finalidad, en el fon-
el Estado a la sociedad mientras que el ginebri- do, disminuir la dignidad de la sociedad frente
no hace lo contrario. Para Locke, el poder del a la del Estado. L o m á s singular es que estos
legislador, incluso del elegido democrática- discípulos involuntarios del teórico alemán se
mente, no puede rebasar el mandato que le ha encuentran no ya en Alemania sino m á s bien
confiado cada miembro del cuerpo político. Se- entre ciertos adeptos escandinavos o america-
gún él, «nadie puede transferir a otro m á s po- nos de la socialdemocracia, o incluso en la iz-
der que el que ostenta él mismo» 1 0 . E n cambio, quierda jacobina francesa.
para Rousseau los ciudadanos son subalternos N o obstante, es de justicia observar que
coronados. Deben confiar plenamente en el le- otros sectores procedentes de las mismas fami-
gislador «que se atreve a instituir un pueblo», lias ideológicas se cuentan paradójicamente en-
que «debe sentirse capaz de cambiar, c o m o si tre los primeros en liberarse de esa confusión
dijéramos, la naturaleza humana, transformar intelectual. Regresando, explícitamente o no, a
cada individuo (...) en una parte de un gran to- las fuentes del pensamiento político moderno,
do del que este individuo recibe en cierta m a - ponen el dedo en la llaga de su vicio primor-
nera su vida y su ser»". La obediencia del ciu- dial. Para ellos, éste consiste en que la d e m o -
dadano ha de ser igual a la fe ciega. Y la d e m o - cracia se define cada vez m á s con arreglo a sus
cracia de que se trata no es ya un régimen de rasgos accesorios o sus instrumentos, m á s que
gobierno, sino que se transforma en un objeti- en relación a u n principio central. La vía hacia
vo último: la creación de un hombre nuevo, li- esta constatación puede analizarse c o m o vere-
berado de su voluntad egoísta y sometido al or- m o s a continuación.
den social perfecto para felicidad de todos. N o La democracia que los hombres políticos o
se ha zanjado el dilema entre estos dos proyec- los teóricos se encargaron de aureolar con valo-
tos contrapuestos que comparten no obstante res se ha desarrollado sobre todo c o m o un m o -
la característica de que uno y otro tienen por do de gobierno real, c o m o u n sistema práctico
finalidad abolir la política: uno mediante la ab- de ajustarse a la relación siempre desigual de
sorción del Estado por la sociedad (Locke y los gobernantes con los gobernados. Ahora
El desencanto de las viejas democracias 479

bien, los pensadores no fueron suficientemente sea legítima, la voluntad mayoritaria debería
capaces de legitimar este proceso necesaria- «constituirse después de u n proceso de delibe-
mente mecánico, desprovisto de connotaciones ración que todos los ciudadanos, o por lo m e -
morales, sino que se trasladaron a un plano nos los que lo deseen, hayan arbitrado». Y aña-
m u y distinto, a una ética plausible del ejercicio de: «El procedimiento que precede a la deci-
de la soberanía popular. La mayoría se limita- sión es u n a condición de legitimidad tan
ron a ensalzar el principio de esta soberanía -la necesaria c o m o el principio mayoritario»21.
democracia, gobierno del pueblo, por el pueblo Fuera de Estados Unidos o Suiza, donde pa-
y para el pueblo- para pasar en seguida a otra rece menos necesaria, esta demostración pare-
cosa, la laboriosa justificación de sus formas re- ce haberse introducido en el pensamiento de
presentativas desfasadas con respecto a este algunos responsables políticos. E n Italia, los
principio. Otros aun rechazaron incluso esta frecuentes referendums son ya un elemento
democracia formal sin percibir su carácter ine- consuetudinario. En Francia, el Primer Minis-
vitable y benéfico. E n el fondo, hicieron suyo tro Michel Rocard propuso en 1990 la idea de
en los dos casos el sentimiento de T h o m a s una «democracia de opinión», m u y cercana a
M a n n , según el cual al intelectual no se le ofre- las reflexiones de Bernard Manin. Pero subsiste
ce otra opción que la «elección entre la ironía y una distancia considerable entre la atractiva
el radicalismo»15. E n cambio, no han tenido declaración de intenciones y su realización. So-
m u y en cuenta la recomendación que formula- bre todo, la propia intención tropieza con el
ba Walter Bagehot desde los años 1860. Para obstáculo insuperable del síndrome elitista. L a
Bagehot, la conciliación de lo que él llamaba las ampliación del proceso de deliberación legiti-
partes «imponentes» y las partes «eficientes» maría mejor la democracia, a condición no
de los regímenes políticos representaba el im- obstante de dar lugar a un debate abierto, desti-
perativo supremo de los legitimadores16. nado a convencer a la mayor parte del cuerpo
Pierre Favre17 o T h o m a s Dyle y L . H . Zei- político después de una libre confrontación de
gler18, el primero por el razonamiento lógico y los diversos puntos de vista sobre la cuestión
los segundos con respecto a la historia de Esta- planteada. Pero este debate, aunque situado al
dos Unidos, volvieron sobre esta cuestión des- margen del gobierno y de los órganos represen-
de el decenio de 1970. Favre, en particular, se tativos clásicos, tendría forzosamente que en-
interrogó sobre lo que él denomina la «transiti- marcarse en procedimientos organizados, con-
vidad» de la decisión mayoritaria; para simpli- trolados en la práctica por militantes m á s inte-
ficar, sobre su calidad democrática19. M á s re- resados en la cosa pública que la masa. E n otras
cientemente, Bernard Manin fue más allá20. Se- palabras, la frontera entre los gobernantes y los
gún este autor, la democracia se define en lo gobernados no haría m á s que desplazarse, limi-
esencial con arreglo al privilegio concedido a tando además el alcance del sufragio universal,
dos de sus modalidades puramente instrumen- ya que los activistas tienden frecuentemente a
tales: la decisión mayoritaria y el mecanismo autoproclamarse o cooptarse.
representativo elevados a teorías legitimado- Así, el objeto de la legitimidad democrática
ras. Partiendo de este punto, Manin impugna sigue siendo evanescente hoy c o m o lo fue ayer.
que el principio de la voluntad mayoritaria co- Ello es debido, quizás, a que su delimitación
m o expresión activa del concepto de soberanía plantea una aporía, una de esas contradiccio-
popular sea legítimo por sí mismo. Por una par- nes insolubles de la razón que es inútil de tratar
te, se basa en laficciónde que la voluntad de la de resolver. E n efecto, la construcción abstrac-
mayoría se impone c o m o la de todos los ciuda- ta de una legitimidad impone la necesidad de
danos, cosa que no es cierta. La minoría sigue referirla a un ideal-tipo en el sentido que daba
insistiendo, por lo que la mezcla entre el crite- M a x Weber a esta palabra; en otros términos, a
rio de decisión -la mayoría- y el principio m á s un modelo desde luego demasiado abstracto
eminente de la legitimidad -la soberanía global para realizarse verdaderamente, pero provisto
o el consenso general- se revela abusiva. Por de una coherencia lógica claramente concebi-
otra parte, la información insuficiente del ciu- ble. Ahora bien, no es de excluir que este m o d e -
dadano hace que la decisión de la mayoría no lo «ideal-típico» sea precisamente inconcebible
sea en definitiva m á s que el fruto del azar o de -en este sentido- en el caso de la democracia.
la manipulación. Manin estima que, para que Era fácil afirmar que un soberano era hijo de
480 Guy Hermet

Dios, o bien su vicario que simbolizaba al pue- medio siglo m á s tarde, de gozar de una mayor
blo. Lo es menos proponer que la democracia seguridad en la existencia y añadir diversos de-
rechos sociales a los derechos políticos ya ad-
es el gobierno del pueblo por él m i s m o - o m n i -
cracia- cuando todos se imaginan que si así quiridos. La legitimidad vivida de la democra-
fuera se expondría al riesgo de corrupción o pa- cia se remató en torno a 1900 con la generaliza-
rálisis, y cuando todos saben también que es ción del sufragio, y entre 1930 y 1950 con la
por excelencia el régimen que obedece a la con- consolidación del Estado-providencia.
fusión de la realidad, a la fluctuación de la co- N o obstante, parece en primer lugar que la
yuntura, a la incertidumbre o a la ambivalencia satisfacción despertada por la concesión de de-
de los deseos de los seres humanos. La d e m o - rechos políticos ha sido probablemente so-
cracia, m o d o de adaptación constante a su m e - breestimada. John Rawls 22 propone con razón
dio y esperanza en la prosecución de esta adap- que la adquisición del derecho de voto respon-
tación, se define por ello m i s m o c o m o el «buen
de a la sed de reconocimiento social de las per-
gobierno». Pero gracias precisamente a esta sonas y los grupos marginalizados. Prueba de
permeabilidad y a esa transparencia relativas, ello es que las minorías a las que la ley o la
esa definición se lee un poco c o m o las páginas práctica privan de este derecho le atribuyen
blancas escritas con tinta invisible por redacto- una gran importancia en tanto que no lo tienen.
res sibilinos. Pero, salvo en lo que se refiere a las mujeres en
su calidad de electoras, estudios tan antiguos
c o m o recientes - d e Tingsten23 a Campbell 24 -
prueban que una vez conseguido el derecho de
La inencontrable virtud democrática voto, no siempre lo utilizan con asiduidad. En
términos generales, el acto electoral es d e m a -
Este desafío de la legitimación deja de ser un siado episódico, indirecto y subalterno para
juego intelectual en la actual situación de las dar un sentido de cierta densidad a la ciudada-
viejas democracias, que obliga a hacer frente a nía. Por ello, de las dos grandes conquistas po-
otra dificultad intelectual y práctica. Esta difi- pulares de la democracia, el sufragio universal
cultad, que no ha suscitado m u c h o la atención y los derechos sociales, sólo la segunda sigue
de los especialistas y que, por consiguiente, si- motivando activamente a las masas. Ello signi-
gue siendo poco «documentable», concierne el fica que el progreso de la democracia refuerza
atractivo efectivo que debe ejercer la democra- el comportamiento de usuario de los ciudada-
cia sobre los ciudadanos. E n su mayor parte, nos, en vez de hacerlo retroceder en favor de
éstos se comportan sobre todo c o m o sus usua- una actitud m á s participativa. Afinalesdel úl-
rios. Pero no pueden limitarse a ser simples timo siglo, el canciller Bismarck inventó el Es-
clientes de la democracia, por satisfechos que tado del Bienestar «avant la lettre» con objeto
estén. Por sus actos y sus expectativas los ciu- de quitar filo a las reivindicaciones estricta-
dadanos deberían manifestar que viven en de- mente políticas de los obreros alemanes. Sin
mocracia. Ello equivale a pedirles no sólo cier- quererlo tan expresamente, los responsables so-
ta participación sino también un conjunto de cial-demócratas o democratacristianos llega-
raras cualidades, denominado en otros tiempos ron al m i s m o resultado algunos decenios des-
civismo y que aquí llamamos virtud democrá- pués. Cuando los ciudadanos votan, apenas lo
tica. hacen si no es para conservar o aumentar sus
conquistas sociales.
Esta necesidad ha sido durante m u c h o
tiempo menos apremiante que hoy. En efecto, C o n frecuencia, los ciudadanos ni siquiera
hasta mediados del siglo actual las exigencias tienen nuevas exigencias claras y de alcance ge-
de los habitantes de Europa Occidental o de neral que formular. La democracia ya no es
América del Norte respecto de los sistemas de más que un rito indispensable para la gran m a -
gobierno de sus países eran democráticas por yoría. E n efecto, las exigencias inéditas que se
su m i s m a naturaleza; se situaban en el plano manifiestan ahora en el c a m p o político apenas
noble de la reivindicación de una mayor digni- interesan m á s que a los militantes o a sectores
dad para todos. Para las masas se trataba en limitados de la población, y n o a casi la totali-
primer lugar de acceder al sufragio universal, dad de la m i s m a desde que las mujeres obtuvie-
por lo menos masculino y, en segundo lugar, ron el derecho de voto. E n Estados Unidos es-
El desencanto de las viejas democracias 481

V"**'

^ ~V~ * #

'íss«fi

U n hombre que simboliza la democracia parlamentaria francesa bajo la III República: Georges Clemenceau (1841-
1929), dirigiendo una arenga a sus electores en el Circo Fernando, París, por Raffaëlli. D . R .
482 Guy Hermet

tas exigencias son propias de las minorías de cuantitativa del nivel de vida mediante el acce-
todas clases. E n otros países, proceden de cate- so de todos a bienes antes reservados a unos
gorías profesionales, c o m o los agricultores. pocos provoca forzosamente una especie de
Desde hace unos quince años, provienen tam- congestión del consumo, que hace irrisorios sus
bién de los ecologistas o de los partidarios de la beneficios. Todos descubren ahora esta conges-
concesión del derecho de voto a las comunida- tión del bienestar, revelada del m o d o m á s ele-
des inmigradas de nacionalidad extranjera. E n mental por los atascos de tráfico o la invasión
un plano global, todas estas causas son infinita- de los lugares de vacaciones. C o m o escribe M i -
mente menos movilizadoras que lo fueron el chael Walzer, «el logro del "Estado del bienes-
sufragio universal, la gratuidad de la enseñanza tar" podría significar m u y bien elfinalde esa
o el establecimiento de regímenes de protec- participación pública que hasta ahora era nues-
ción social de alcance nacional. Esta desagrega- tra alegría y nuestra felicidad»25. En efecto, el
ción hace que no exista ya ningún grupo social verificar la limitación física de las posibilida-
importante motivado c o m o tal por el acceso al des que ofrece la redistribución igualitaria de
poder, c o m o ocurrió con la burguesía. Ello ex- los bienes hace que los ciudadanos de las viejas
plica también que las reivindicaciones popula- democracias de Europa Occidental y América
res se dispersen, se contradigan y se disuelvan del Norte se interroguen sobre el porvenir del
en un m a g m a de reclamaciones corporativistas «Estado-providencia». Los políticos proponen
cuya lógica misma contradice la noción de inte- entonces encauzar la acción hacia los m á s des-
rés general. Lo que se concede a unos se conce- validos, que existen todavía y se multiplican
de en detrimento de otros. Cierto es que la incluso por causa de la crisis económica. Pero
igualdad sigue reivindicándose de manera pla- esta reorientación hacia los marginados suscita
tónica, pero las respuestas que han de darse a reacciones ambivalentes de la mayor parte de
los verdaderos deseos promueven el desarrollo la población. Presentada c o m o una medida de
de desigualdades reales. Esta circunstancia al- justicia, tropieza paradójicamente con el senti-
tera las relaciones democráticas y hace que la do de justicia de la mayoría, que ve en ella so-
posición que se ocupa sea m á s importante que bre todo un cálculo demagógico. Esta gran m a -
la tarea que se realiza. Se vuelve a crear un sis- yoría, instalada ya en un confort relativo que
tema de privilegios hipócritas en contradicción estima haber pagado con sus esfuerzos y sus
con la equidad democrática y la exactitud del luchas políticas, descubre satisfacciones m á s
lenguaje, ya que se denomina igualdad lo que cualitativas de sus deseos, que n o tiene inten-
no lo es. Este deterioro es deplorable en sí mis- ción de sacrificar en beneficio de minorías que
m o . A d e m á s , inquieta a los políticos por una le son ajenas. Los ciudadanos aspiran a un en-
razón precisa: se asustan de su creciente difi- torno mejor. Querrían m á s espacio. Desean
cultad para asegurar lo que convendría llamar también que sus hijos tengan una posición
la retribución de los ciudadanos. Éstos ya no profesional mejor que la de ellos, y no sola-
militan m u c h o , y por consiguiente su fidelidad mente ingresos m á s elevados dentro del mis-
no puede recompensarse con ventajas simbóli- m o grupo social, c o m o ocurría en el pasado.
cas, tales c o m o el placer que se obtiene con la Ahora bien, esta exigencia de educación para
frecuentación de los jefes. Tratándose además los jóvenes no plantea solamente un problema
de la masa de población, la dificultad resulta a presupuestario sino que topa con una parado-
la vez material y psicológica. Desde el punto de ja, subrayada en particular por R a y m o n d Bou-
vista financiero, no es posible aumentar hasta don 2 6 y Pierre Bourdieu27, consistente en que
el infinito los gastos sociales y los mecanismos la igualación formal de las oportunidades de
de redistribución de los ingresos, so pena de promoción social, universitaria y profesional
romper la dinámica de la economía. Además, con frecuencia no hace sino reducir aún m á s la
las políticas redistributivas mejor intenciona- igualdad real. N o es ningún secreto ya, por
das tienen con frecuencia consecuencias adver- ejemplo, que la inflación brutal del número de
sas. Así, la gratuidad de los cuidados médicos estudiantes o de una categoría determinada de
puede dar lugar en la práctica al hundimiento ellos -minorías raciales, intocables en India-
de la medicina corriente, c o m o se produjo en el se produce casi por fuerza en detrimento
Reino Unido en el marco del National Health del nivel de los exámenes de admisión y de
Service. E n términos más amplios, la elevación los estudios. Esta ventaja desvaloriza los tí-
El desencanto de ¡as viejas democracias 483

tulos, reforzando al propio tiempo la jerarqui- cracia estadounidense se consideraban c o m o


zación de las universidades. Así, en muchas cir- tales sin ambages; «una asamblea de semidio-
cunstancias, reformas educativas generosas no ses», según las palabras escritas en una carta
hacen m á s que contribuir a desplazar ligera- dirigida a John A d a m s por T h o m a s Jefferson
mente las fronteras de la segregación social, en 1787 30 . E n cuanto a Saint-Just, se lamenta
agravando las frustraciones cuando los que si- de que la virtud escasee en este m u n d o , mien-
guen marginados lo son con un título inutiliza- tras que Robespierre acusa a las gentes humil-
ble en el bolsillo. des de interesarse solamente en los «miserables
Así las cosas, podría parecer que el remedio productos». D e ello Lenin llega a la conclusión,
al desencanto democrático en las sociedades ri- m á s tarde, de que «el buen comunista es tam-
cas consistiría en estimular más bien aspiracio- bién un buen chequista»31. Quien a m a al pue-
nes cualitativas situadas esta vez en un plano blo no se fía de él.
propiamente político. L o ideal sería que los El sufragio censual incorporó esta descon-
ciudadanos volviesen a encontrar un placer fianza en las instituciones de los regímenes par-
gratuito en ser más activos y participantes, si es lamentarios incipientes. Y , todavía hoy, las
que lo han sido alguna vez. Ello presupone que contritas reticencias manifestadas por los diri-
se convenzan de nuevo, de m o d o verdadera- gentes democráticos ante tímidos proyectos de
mente motivador, de la excelencia de los valo- referendums de iniciativa popular traducen sus
res democráticos, en vez de comportarse c o m o dudas sobre la virtud cívica de las multitudes.
simples peticionarios de favores gubernamen- Cierto es que estos dirigentes se proponen go-
tales. E n otras palabras, que demuestren poseer bernar para el pueblo y en nombre del pueblo,
esa virtud democrática basada en el desinterés pero lo m á s lejos de él que sea posible. N o obs-
personal, acompañada de cierto interés por la tante, c o m o recuerda Marc Auge «de ello no
cosa pública, y también en la disposición a tole- hay que deducir (...) que una minoría de incré-
rar los valores de los demás, a creer en los valo- dulos detenta el poder y aprovecha cínicamen-
res propios; en suma, que adquieran cualidades te las posibilidades de un sistema al cual no se
excepcionales, requeridas no obstante del m a - adhiere». «Los virtuosos -prosigue A u g e - son
yor número en una democracia que se quiera en cierto sentido los m á s convencidos de la ver-
revitalizar. dad natural del sistema, o por lo menos de los
Lo malo es que no se trata de una vuelta a aspectos del sistema que corroboran su cuali-
los orígenes. La virtud popular siempre ha sus- dad de virtuosos»32. Sobre todo, la necesidad
citado una cierta duda en los que se creen h o m - de recuperar el cuerpo político que se les escapa
bres superiores. Estos no se han reconocido en les obliga a pedirle convicciones y opiniones
Shakespeare, cuando escribía en Enrique VIII: m á s intensas; o sea, la virtud que le negaban
«La sabiduría grita en la calle y nadie la escu- hasta entonces.
cha». T a m p o c o siguieron a Locke cuando de- Muchos estiman que para ello basta con uti-
cía: «Al comienzo, todo el m u n d o era una lizar el procedimiento clásico de la exaltación
América»... Por el contrario, se temió el desati- oratoria de los valores morales de la ciudada-
no del pueblo y se aprovechó este prejuicio pa- nía. C o n este objetivo, tratan a su auditorio un
ra justificar el principio de representación. poco c o m o si fueran niños a los que se les rega-
C o m o todos saben, para Platón «la d e m o - ña. D e este m o d o aparece de nuevo una especie
cracia aparece cuando los pobres, habiendo ob- de «lenguaje oficial», desde luego menos irri-
tenido la victoria sobre los ricos, matan a unos, tante que el de los discursos totalitarios. E n un
exilian a otros y comparten por igual con los que determinado país no se habla más que de «sen-
quedan el gobierno y los cargos públicos»28. Pa- tido republicano», «laicidad» y «solidaridad»
ra Hobbes, el pueblo, esta «hidra de cien cabe- para referirse, no a un ideal, sino a un impues-
zas (...), no debe pretender en la república m á s to, y en otro de «bien común», de «principios
que la gloria de la obediencia»29. Para Rous- fundadores de la democracia», o en otro aun de
seau, a pesar de que impugna el mecanismo de «recuerdo de las faltas del pasado». El éxito no
la representación, la masa desprovista de vo- está garantizado, pero el problema está en otra
luntad propia debe confiar para su gobierno en parte. Se trata de que la virtud democrática re-
un guía providencial. Por su parte, hacia la mis- presenta una exigencia excesiva para todo el
m a época, los padres fundadores de la d e m o - m u n d o . N o existe en ninguna parte sino en do-
484 Guy Hermet

sis infinitesimales, tanto entre los gobernantes ¿Hay que desesperar ante este descenso qui-
c o m o entre los gobernados, puesto que la prime- zás imaginario de la intensidad democrática?
ra calidad de la democracia es ser el gobierno de ¿ H e m o s de creer que sólo la privación de la de-
lo real, reflejando m á s que ningún otro sistema mocracia la hace amar con pasión y pensar con
las ambivalencias de la naturaleza humana. E n Hirschman 34 que «las sociedades que ofrecen las
ninguna forma es un reflejo del reino de los cielos. mayores posibilidades de expresar (...estas) in-
Olvidando repentinamente esta caracterís- tensidades son algunos regímenes represivos»?
tica, los profesionales de la democracia tratan N o es seguro. El desencanto político observado
de fortalecerse apoyándose en el elemento dé- en Europa Occidental y en América del Norte
bil de su m o d o de legitimación: es decir, en el refleja en realidad un proceso de envejecimien-
postulado de la teórica virtud igual de todos, lo to, en definitiva normal. Desde hace un siglo y
que supone, de una parte, u n deseo piadoso, y medio, la disminución de la natalidad aumenta
por otra un despropósito ya que nadie es mal- cada vez m á s la importancia relativa de las ge-
vado voluntariamente. L o que es m á s , la exi- neraciones ancianas en esas sociedades. E n con-
gencia de la virtud resulta demasiado fácil para secuencia, el entusiasmo - e n particular d e m o -
unos y un poco indigesta para otros. L a virtud crático- de los jóvenes se reduce. La tesis soste-
democrática de los que ejercen el oficio de la nida desde Platón, según la cual el poder debería
política se adquiere sin m u c h o esfuerzo y es estar reservado a los hombres de experiencia,
ventajosa para ellos. La demuestran ante todo pierde así su actualidad. Todo el pueblo tiende
haciéndose elegir, o gravitando en torno a los ahora a compartir la sabiduría adquirida en la
que ya han sido elegidos. E n cambio, el ciuda- ancianidad, con el desapego y la falta de respeto
dano ordinario sólo se acepta c o m o virtuoso por los dirigentes que acompaña a este proceso.
-demócrata meritorio- mediante su participa- Por otra parte, la atonía aparente de la fe de-
ción asidua y confiada en la clientela de los mocrática se deriva también de su propio enve-
hombres del arte político, sean quienes fueren. jecimiento. E n algunos países privilegiados, la
Debe votar, hacer incluso un poco m á s para sa- democracia se ha demostrado en una práctica
tisfacerles y obtener de ellos u n certificado de secular, demasiado habitual para causar emoti-
buena conducta. Consumidor de gobierno, el vidades espectaculares. Este segundo mecanis-
ciudadano de base ve impugnada su facultad m o es el m á s significativo, en la medida en que
de abstenerse en su admiración no solamente el efecto del tiempo del que procede hace posi-
periódica sino también continua de sus provee- ble una mutación fundamental de las actitudes
dores en esta materia. O , si se abstiene, éstos le políticas. Es posible que algunos pueblos de Eu-
acusan de falta de civismo, sin interrogarse u n ropa y de América se encuentren en vías de ac-
solo instante sobre el producto que persisten en ceder a una madurez cívica inimaginable duran-
querer colocar. E n un tono ciertamente m á s be- te m u c h o tiempo: la que caracterizaría a gober-
nigno, podrían parafrasear al presidente Castro nados por fin capaces de sostener u n sistema de
cuando decía, en 1970: « N o perderemos jamás gobierno en función de las ventajas relativas que
la confianza que hemos puesto en el pueblo»33. les depara y no de los sortilegios metafísicos que
Ahora que las celebraciones electorales en las les prodigan sus responsables para legitimarlo.
viejas democracias han perdido su encanto fes- Esta conmoción no tendría nada negativo, pues-
tivo de los comienzos, la desnivelación de las to que haría m á s verdadera la política democrá-
formas de virtud política exigidas a los gober- tica que no tiene que confundirse con una reli-
nados y a los gobernantes es un hecho cada vez gión, aunque sea secular. Esta perspectiva impo-
m á s evidente. ne no obstante una reconversión absoluta de la
Estos son dos de los callejones sin salida en acción y el pensamiento democráticos, en lo que
que se encuentra actualmente la democracia en respecta ante todo al lugar que ocupan desde
las sociedades que gozan de este régimen desde siempre en ellos los mecanismos demasiado có-
hace m á s tiempo que las otras. L a legitimidad m o d o s de la decisión mayoritaria y de la repre-
pasiva y por simple anuencia ocupa en ellas el sentación. Ahí está el origen del desencanto ac-
primer lugar, mientras que la esperanza de ver tual, pero revisarlos no es cosa fácil.
a los ciudadanos manifestar finalmente una
virtud ejemplar de participación parece bas-
tante ilusoria. Traducido del francés
El desencanto de las viejas democracias 485

Notas

1. Aquí no nos referimos a los la Comunidad Europea por su (edición francesa: Théorie de la
grandes tipos de dominio inclinación excesiva a la justice, Paris, Editions Seuil, 1987).
enunciados por M a x W e b e r en democracia directa. Así, pues, su
Economie et Société (París, Pion, excesivo apego a su dignidad de 23. Tingsten, Hernert, Political
1971, vol. 1, págs. 102-104), sino a ciudadanos activos hace que los Behavior, Nueva York, Arno Press,
una observación de este autor en suizos no sean demócratas... Este 1975 (edición original: 1936).
su obra El sabio y el politico. «El es un ejemplo de la divergencia de
24. Campbell, A . y otros, The
Estado -observa ante todo W e b e r - percepciones sobre el gobierno
Quality of American Life, Nueva
consiste en una relación de legítimo en Europa.
dominio del hombre sobre el York, Russell Sage, 1976.
hombre basada en el monopolio de 10. Locke, John, Two Treatises of
25. Walzer, Michael, «Politics in
la violencia legítima». L o que se Government, Londres, Everyman's the Welfare State», pág. 145 en:
admite menos es lo que añade: «es Library, 1978, pág. 185 (edición H o w e , Irving, ed., Beyond the
decir, sobre la violencia considerada original: 1690). Welfare State, Nueva York,
legítima» (Le savant et le politique,
Schoken Books, 1982.
París, Pion, 1959, pág. 101). 11. Rousseau, Jean-Jacques,
Contrat social ou principes du droit 26. Boudon, Raymond,!,'inégalité
2. Platón, Leyes, 909 c. politique, París, Gamier, 1926, des chances: la mobilité sociale
págs. 260-261 (edición original: dans les sociétés industrielles,
3. Leca, Jean, Nationalité et 1762). Paris, A r m a n d Colin, 1973.
citoyenneté dans l'Europe des
immigrations (Paris, 1990), pág. 8 12. Hegel, G . W . F . , Principes de la 27. Bourdieu, Pierre, Passeron,
(Texto inédito preparado para la philosophie du droit, Paris Jean-Claude, Les héritiers, Paris,
Fundación Giovanni Agnelli). Gallimard, 1940, pág. 286 (edición Editions de Minuit, 1971. Fuera de
original: 1820). Francia, una visión bastante
4. Según la expresión de Jean parecida de la ineficacia de las
Baudrillard. 13. Id., pág. 270. políticas de igualación de las
oportunidades de éxito escolar,
5. Weight, J.D., The Dissent of the 14. Id. págs. 217 y siguientes. universitario o profesional figura
Governed, Nueva York, T h e por ejemplo en Basil Bernstein,
Academic Press, 1976.
15. Mann, Thomas,
Gerald Grant, Torsten Husén,
Considerations d'un apolitique,
Christopher Jencks o David
6. Este tema de falta de París, Bernard Grasset, 1975.
Riesman.
compromiso político en las viejas págs. 472 (edición original: 1915).
democracias se trata en particular 28. Platon, La République, Paris,
16. Bagehot, Walter, La
en nuestro libro: Le peuple contre Garnier-Flammarion, 1966,
constitution anglaise, Paris,
la démocratie, Paris, Fayard, 1989 pág. 316, Livre VIII, 557.
Germer Baillière, 1869, págs. 5-13.
(edición española: El pueblo contra
la democracia, Madrid, Instituto 29. Hobbes, T h o m a s , « D e Cive»,
17. Favre, Pierre, La décision de la
de Estudios Económicos, 1989). pág. 103, en: Oeuvres politiques et
majorité, Paris, Presses de la
philosophiques, Neufchâtel, 1787.
Fondation Nationale des Sciences
7. Hirschman, Albert, Bonheur
Politiques, 1976. 30. Cappon, Lester, The
privé, action publique, París,
Fayard, 1983 (edición Adams-Jefferson Letters, Chapel
18. D y e , T h o m a s R . , Zeigler
estadounidense original: Shifting Hill, University of North Carolina
L . H a r m o n , The Irony of
Involvements. Private Interest and Press, 1959, vol. l,pág. 196.
Democracy, Belmont (Cal.),
Public Action, Princeton, Princeton Wadsworth, 1970. 31. Lenin, Vladimir I, Oeuvres,
University Press, 1982).
Paris, Editions Sociales, 1964,
19. Favre, P . , op. cit., pág. 103 en tomo 30, pág. 495.
8. Shemeil, Yves, «Les cultures particular.
politiques», págs. 238-239 en 32. Auge, Marc, Pouvoirs de vie,
Grawitz M . , Leca J. Traité de 20. M a n i n , Bernard, «Volonté pouvoirs de mort, Paris,
science politique, Paris, Presses générale ou délibération?», Le Flammarion, 1977, págs. 203-204.
Universitaires de France, 1985, Débat, (33), enero de 1985.
vol. 3. 33. Citado por Verdes-Lerroux,
21. Id., pág. 90. Jeannine, La lune et le caudillo,
9. Recientemente leíamos a un Paris, Gallimard, 1989, pág. 336.
redactor del semanario británico 22. Rawls, John, A Theory of
The Economist que afirmaba que Justice, Cambridge (Mass.) 34. Hirschman, Albert, op. cit.,
Suiza no sería admitida nunca en Harvard University Press, 1971 pág. 181.
Reconsideración
del institucionalismo

David E. Apter

La economía trata del mercado. Lafilosofíapo- virtualmente u n sinónimo de ciencia política,


lítica y moral trata de los principios de virtud procuraba resolver el insoluble dilema entre in-
contenidos en las costumbres, las prácticas, los novación y estabilidad mediante un equilibrio
instrumentos y los mecanismos del gobierno y dinámico y una política abierta.
del Estado. Lo que se podría llamar el «nuevo» En este sentido, el institucionalismo es un
institucionalismo se deriva de la primera, el discurso que conecta los principios y las prácti-
«antiguo» de la segunda. El antiguo institucio- cas de la democracia. Las metas cambian rápi-
nalismo estudiaba la manera en que estas cos- damente; los principios no tanto. Pero incluso
tumbres, prácticas e instrumentos se «insti- los que creen que ciertos principios son absolu-
tucionalizaban», es decir, adquirían poder tos, no pueden convertir el absolutismo en un
normativo, se tornaban principio sin vulnerar la
plenamente significativas. democracia. Esta caracte-
David E. Apter es profesor titular de la
E n qué m e d i d a estamos cátedra Henry J. Heinz II de desarrollo rística peculiar y distintiva
obligados a respetarlos y político comparado en la Universidad de la democracia (compa-
asegurar que perduren es de Yale. P . O . B o x 3532 Yale Station, rada con sus alternativas)
N e w Haven, C o n n . 06520-3532,
un interrogante perpetuo. E E U U . Sus obras m á s recientes son: es una de las razones por
E n qué medida hemos de Against the State (con Nagayo Sawa) y las cuales la democracia es
cambiarlos, modificarlos o Rethinking Development. En la actuali- de por sí tan interesante,
dad está preparando un libro sobre la
incluso subvertirlos es violencia política y un trabajo sobre el
particularmente cuando,
otro. C o m o no existe u n período Yan'an en China. pese al bajo índice de éxito
punto de apoyo de Arquí- de los intentos de unlversa-
medes ni un ángulo de vi- lizarla, proclama no obs-
sión único para juzgar al tante su carácter universal.
respecto, los puntos de par- Y es que la democracia no
tida del antiguo institucio- es solamente u n sistema
nalismo eran la historia, político, sino que represen-
combinada con el derecho (romano, sálico, ger- ta una teleología abierta.
mánico y sus glosadores y comentaristas), la Los institucionalistas aceptan que, cuales-
evolución de la ley escrita, y las corporaciones, quiera que sean sus insuficiencias, la democra-
medievales y conciliares1. cia en sus diversas formas, parlamentaria o pre-
Los viejos institucionalistas reconocían sidencial, unitaria o federal, es la materializa-
que, especialmente en condiciones de d e m o - ción de reglas m á s generales cuya validez no
cracia, la estabilidad política puede verse fácil- precisa demostración, aunque no alcanza a
mente fragmentada por el voluntarismo, y la ofrecer una noción totalizadora de la verdad.
posibilidad de que esto ocurra depende en gran Esto significa que la democracia, en último
parte de la manera en que las instituciones fun- análisis, debe lograr un cierto nivel aceptado de
cionan y de las normas políticas que represen- eficacia. Sea el contexto receptivo u hostil, sea
tan o contienen. El antiguo institucionalismo, la democracia «naturalizada» o extranjera, el

RICS 129/Septiembre 1991


488 David E. Apter

proyecto institucionalista en el marco de la m á s que los otros dos, en la economía política.


ciencia política consiste en unlversalizar la de- Todas ellas reconocen que la democracia re-
mocracia, establecerla donde no existe, y refor- quiere u n mercado de bienes y servicios en ex-
marla de manera que se autosustente desde el pansión para satisfacer las necesidades y los de-
punto de vista tanto funcional c o m o moral. seos. Las tres explican el refinamiento de la
Entre los principios abiertos que hay que igualdad c o m o el producto inmanente, evolu-
«institucionalizar», los m á s importantes son cionario, racionalista y lógico de principios
los que facilitan los intercambios entre gober- morales.
nantes y gobernados, garantizan una transición Podría decirse que el antiguo instituciona-
ordenada y pacífica de los dirigentes y del go- lismo se interesaba en el libertarismo y el igua-
bierno, aseguran la responsabilidad de los ele- litarismo, y en el mejor m o d o de realizarlo en
gidos ante el electorado, y median entre la ne- el Estado y por el Estado. L a teoría del desa-
cesidad de eficiencia y el deseo de justicia. E n rrollo político se interesaba m á s en las condi-
numerosas oportunidades, los institucionalis- ciones necesarias para el establecimiento y el
tas h a n participado en «experimentos» que éxito de nuevas sociedades democráticas. El
acabaron mal, c o m o la Constitución alemana nuevo institucionalismo se deriva de la disci-
de W e i m a r . Sin embargo, pese a los fracasos, plina económica antiguamente denominada
los institucionalistas sostienen que, indepen- economía institucional (hoy virtualmente de-
dientemente de la frecuencia de sus derrotas, la saparecida), con particular hincapié en el tra-
democracia representa la legitimidad definiti- bajo, la seguridad social, la política fiscal, la
va. C a d a esfuerzo por alcanzarla deja secuelas, política impositiva y los costos sociales gene-
aun en los regímenes m á s rigurosamente auto- rales, es decir, las actividades del Estado inter-
ritarios (y pese a la corrupción o la bancarrota vencionista.
de tal o cual sistema político democrático). D e Las tres corrientes aceptan que, en d e m o -
este m o d o , incluso las tentativas fallidas de de-cracia, a cada principio consagrado por la ley y
mocratizar son u n importante ejercicio de materializado en instituciones corresponde
aprendizaje político. Esta fe institucionalista es una práctica política objetiva. Los antiguos ins-
hoy m á s fuerte que nunca. Las nuevas apertu- titucionalistas insistían en que los ciudadanos
ras hacia la democracia contribuyen a fortale- son al m i s m o tiempo soberanos y sujetos, cada
cer la convicción de que todas las otras posibili- uno de ellos con derechos y responsabilidades
dades son peores y, tarde o t e m p r a n o , «ponderados», y que se organizan en función
condenadas a desaparecer. de reciprocidades de poder e intercambios, con
E n las ciencias políticas hay por lo m e n o s la mediación de los dirigentes. Estas dos condi-
tres corrientes principales que se interesan en el ciones son fundamentales en lo relativo a la
asunto. L a primera es el antiguo instituciona- educación y la formación para el servicio públi-
lismo. L a segunda es una combinación de dos co, pero también lo es la capacidad de aprendi-
alternativas críticas a la primera, el behavioris- zaje político permanente.
m o y el desarrollismo. L a tercera es el nuevo Los desarrollistas se interesaban en la forma
institucionalismo. Examinaremos sucesiva- en que las redes de intercambios y las reciproci-
mente los defectos y las ventajas de estas tres dades generaban la reproducción de la socie-
corrientes a la luz de las nuevas posibilidades dad, en la posibilidad de que los cambios for-
de democracia. males pudieran o no mejorar la manera en que
las personas desempeñan el conjunto de sus ac-
tividades, y en los medios de extender la esfera
II de competencia de los participantes en su cali-
dad de ciudadanos2. T e m í a n que, si se aniqui-
Las tres corrientes comparten el interés en el laba esa competencia, la democracia pudiera
estudio empírico de la democracia, lo que las verse perturbada.
sitúa aparte de lafilosofíapolítica. El empiris- Los nuevos institucionalistas han intentado
m o del antiguo institucionalismo era descripti- localizar las condiciones sociales que determi-
vo e histórico. El desarrollismo político era nan la autocracia o la democracia, en su mayor
m á s analítico y cuantitativo, según c o m o se en- parte en términos de clases, y, una vez estable-
focara. El nuevo institucionalismo se apoya, cidas, reconstruir la evolución del Estado inter-
Reconsideración del institucionalismo 489

vencionista en sus variantes socialdemócrata y del behaviorismo contra el institucionalismo


de benefactor social. Ninguna de las tres co- como teoría. Al m i s m o tiempo, una noción ex-
rrientes considera la democracia un mero con- cesivamente estricta de obligación cívica con-
junto de prácticas y mecanismos. Todas reco- dujo a investigadores c o m o Edward Shils a cen-
nocen que las instituciones están saturadas de trarse en la civilidad c o m o función de las
principios normativos. La función es también relaciones societales-estatales. El nuevo institu-
significado, pero no un significado cualquiera. cionalismo se refiere menos a estas cuestiones
C o m o la democracia es un sistema de gobierno que a las demandas, los intereses y la represen-
por delegación constituido por reglas materiali- tación m á s efectiva de éstos. Pero las tres co-
zadas en el derecho y en procedimientos perti- rrientes aceptan que, en un determinado nivel
nentes, susfinesson abiertos. Esta flexibilidad de cada comunidad, las personas deben escu-
exige una particular atención a la protección de charse y comprenderse mutuamente. A d e m á s ,
los derechos. D e ahí la importancia crítica de reconocen que en una democracia, cuando u n
sus salvaguardias. La democracia contiene u n gobierno escucha, asume una obligación que
doble requerimiento: proteger los derechos m e - puede ser capaz de cumplir efectivamente o de
diante instituciones, y proteger a los ciudada- no serlo.
nos contra esas instituciones. Mediante el ejer- Todos estos aspectos son lugares comunes.
cicio de los derechos se redefinen losfinesy se Los mencionamos porque el nuevo institucio-
explicitan las metas. nalismo coincide con las nuevas aperturas a la
El antiguo institucionalismo analizaba la democracia del m i s m o m o d o que la teoría del
manera en que los derechos, los principios y los desarrollo coincidía con una apertura anterior,
fines se combinaban en instituciones como par- y el antiguo institucionalismo antes de éste.
tes integrantes de sistemas políticos. Conside- M á s aún, en el m u n d o que los nuevos institu-
raba que ciertos principios fundamentales eran cionalistas estudian, los lugares comunes toda-
derechos «inalienables», reconociendo al mis- vía sorprenden a algunas personas. En este sen-
m o tiempo que éstos sólo podían ser auténtica- tido, u n ex alto dirigente del Partido
mente inalienables en tanto que no los alienara Comunista de Chile decía: « Y a no creo en la
el sistema político, es decir, era necesario pre- verdad total. H o y hay una sola verdad, y es la
servarlos en la ley y en la Constitución. Por eso, democracia»3. Había descubierto (quizá con
tanto la ley c o m o la Constitución han de ser só- más tristeza que sorpresa) lo que también están
lidas. descubriendo los comunistas en China, Unión
Para los antiguos institucionalistas, el Esta- Soviética y otros países. Cuando la democracia
do representa una combinación de algunas se convierte en una verdad, las teorías de la ver-
«verdades» que son previas en principio, pero dad absoluta deben desaparecer. Principios y
consecuencia en la práctica. C o m o ocurre con normas, sí. Verdades, no. Así, lo m á s importan-
el «principio de insaciabilidad» de la econo- te es que hay que comprender la democracia; y
mía, los fines políticos nunca pueden satisfa- una de las funciones de las teorías es la c o m -
cerse o realizarse plenamente. La definición de prensión.
los principios m á s valiosos cambia continua- Desde luego, tampoco se trata de llevar de-
mente. La libertad, la igualdad, la eficiencia y masiado lejos la afirmación «verdades, no». La
los derechos, son algunos de losfinesm á s im- democracia siempre ha coqueteado con la ver-
portantes cuya sustancia y contenidos se redefi- dad «total», pero de maneras extrañas. U n ca-
nen continuamente. E n este proceso, el Estado pitalismo original c o m o el marxismo era una
ha de proporcionar orientación cívica para el forma de verdad teórica, superior y total, una
comportamiento civil, c o m o señalaba Durk- lógica que regía los lugares comunes, y una cla-
heim (y, m u c h o antes, Platón). Y como la civi- ve para comprender c ó m o funcionaba real-
lidad en sí m i s m a nunca es total sino que está mente el m u n d o . La verdad marxista se ha he-
siempre sujeta a ajustes, la democracia en defi- cho añicos. Su lógica ha resultado falsa. Pero si
nitiva debe depender tanto del arbitrio perso- el capitalismo de nuestros días ya no es un
nal c o m o de la autodisciplina. asunto de verdad en el sentido de A d a m Smith
La insuficiencia de las instituciones para o de losfisiócratas,su lógica (más allá de la
asegurar (o, al menos, facilitar) este arbitrio en mera teoría de la competencia) sigue vigente,
la vida real era una de las razones del ataque con su acento en la racionalidad, los intereses,
490 David E. Apt er

la competencia y la elección (el resto es nostal- Ill


gia).
Ello es tanto así cuanto que hoy día la prin- Los antiguos institucionalistas utilizaban el de-
cipal alternativa al nuevo institucionalismo es recho c o m o u n discurso analítico, al m i s m o
la teoría de la opción pública. Al igual que su tiempo c o m o historia y c o m o sistema. La de-
contraparte en la teoría económica, esta teoría mocracia, el sistema alternativo al poder arbi-
ha sufrido una creciente formalización. C o m o trario, consistía en el derecho, la participación
análisis político, cuanto m á s se acentúa la for- y la responsabilidad, configurados para produ-
malización, m á s se va convirtiendo el institu- cir un equilibrio dinámico en la esfera política,
cionalismo en un epifenómeno (instrumentali- paralelo al equilibrio dinámico de la económi-
dades de opción). L a teoría de la opción ca. Coincidían en que el ejercicio arbitrario del
pública es un enfoque que intenta «apropiarse» poder significa un orden impuesto, unas leyes
el nuevo institucionalismo, c o m o lo hizo el be- sin consentimiento - e n la práctica, un derecho
haviorismo y el desarrollismo político respecto sin ley-, y en que, a largo plazo, estas leyes esta-
del antiguo. D e ahí que merezca la pena un bre- ban condenadas al fracaso.
ve repaso histórico antes de volver al nuevo Esta manera de considerar el problema se
institucionalismo para recapitular sus ventajas remonta a tiempos tan antiguos c o m o los de
e inconvenientes. Platón y Aristóteles (con una preferencia por
Pero antes, algunas advertencias. A u n q u e éste último). La tradición incluye tanto la teo-
uno de los fines de este análisis es examinar lo ría del contrato social c o m o el utilitarismo,
que se gana y lo que se pierde con cada cambio personificada enfilósofosde la política tan di-
de enfoque teórico, también nos debe recordar versos c o m o Montesquieu, Rousseau, Bent-
que en cada discurso actual revive uno antiguo h a m . Mill, T . H . Green y Friedrich Meinke. L a
de maneras m u y diferentes. A cada vuelta del democracia representa una evolución cuyos in-
tornillo se borra una parte de la posición origi- gredientes en lafilosofíapolítica comprenden
nal, se pierden sutilezas y aun los puntos cen- la teoría jurídica, la soberanía, la jurispruden-
trales se oscurecen, a tal punto que el recuerdo cia, el derecho natural, el derecho positivo, el
se distorsiona hasta la caricatura4. corporativismo, el derecho c o m ú n , el derecho
Por ejemplo, la teoría del desarrollo político constitucional y sus instrumentos formales, y
incluía aspectos de la modernización, del neo- los principios de responsabilidad y consenti-
marxismo y de la teoría de la dependencia, a miento, la verificación y los equilibrios, las di-
m e n u d o mutuamente hostiles. Pero incluso la visiones del poder; los aspectosfiscal,moneta-
primera albergaba una serie de contenciosos rio, burocrático, etc. Estas transiciones fueron
teóricos, metodológicos y políticos. Sin duda, explicitadas, comentadas, y se integraron en u n
los antiguos institucionalistas no coincidían en discurso institucionalista gracias a la obra de
cuanto a la manera en que funcionan las insti- figuras tan notables c o m o entre otros muchos,
tuciones de gobierno. Los teóricos de la moder- William Stubs, Paul Vinogradoff, Frederic
nización se dividían entre los partidarios de un Maitland, W o o d r o w Wilson, Lord Bryce, Otto
funcionalismo descriptivo y heurístico y los de von Gierke, J.N. Figgis, Leon Duguit, A . V . Di-
una versión m á s abstracta y analítica. Simila- cey, Ernest Barker, H . Ivor Jennings, Harold
res diferencias se pueden encontrar entre los Laski, Alexander Passerin d'Entreves, Arthur
neomarxistas y los teóricos de la dependencia. F . Bentley, Carl Friedrich, H e r m a n Finer,
N o obstante, pese a todas las diferencias en Hans Kelsen, Kenneth Wheare y Maurice D u -
cada corriente, resulta interesante comparar al- verger. Desde el punto de vista político, eran de
gunos aspectos comunes. Todas compartían inspiración liberal clásica, reformadores en la
una preocupación histórica sobre la manera en práctica, yfigurabanentre ellos algunos conser-
que los sistemas democráticos surgieron de las vadores, socialistas y socialdemócratas (Laski
condiciones previas, a saber, la autocracia o el llegó a proclamarse marxista)5.
colonialismo. Todas se interesaban en el fun- Todos estaban empapados de la historia de
cionamiento sistémico de las democracias, o en las razas, las nacionalidades y el surgimiento de
c ó m o lograr que funcione c o m o algo m á s que la idea de ciudadanía y del Estado. Todos ha-
un mero conjunto de instrumentos y organiza- bían leído Maquiavelo y buscaban algo m á s
ciones concretas. allá del simple cálculo de poder. Para Mait-
Reconsideración del instilucionalismo 491

Los problemas institucionales de la democracia, incluso entre las m á s antiguas, no son fáciles de resolver. Al sur de
Estados Unidos, se produjeron importantes manifestaciones, en los años 60, dirigidas por Martin Luther King, para
obtener los derechos civiles para los negros: algunos de ellos se inscribieron en los registros electorales, en la prisión
de Hayneville, Alabama, en 1965. B. Davidson/Magnum.
492 David E. Apter

land, el constitucionalismo se convirtió en una cia podría ser impuesta desde el exterior y pro-
especie de antropología histórica y jurídica vocar cambios en la sociedad porque, según se
(por ejemplo, en su trabajo sobre el Domesday suponía, los cambios serían naturalmente de-
Book6. V o n Gierke consideraba que la historia seables para todos los involucrados. La d e m o -
era el surgimiento de las instituciones d e m o - cracia no era sólo un sistema político más, sino
cráticas a partir de las corporaciones medieva- la expresión práctica m á s alta de la virtud polí-
les, del conciliarismo y los regímenes autocráti- tica, pese a sus vacíos. Los institucionalistas
cos y monárquicos7. Detrás de la historia se tampoco poseían una fe desmesurada en la ca-
encontraban transformaciones de sustancia, el pacidad de dirigentes esclarecidos para pensar
paso de la tribu al Estado y de la religión a la los problemas recurriendo a soluciones media-
política, en tanto que la democracia se transfor- das. Había que trascender las situaciones difí-
maba de instrumento de mediación entre cla- ciles mediante reformas, lo que suponía meca-
ses en encarnación del pluralismo libertario, y nismos de dirección m á s que mejoramientos de
pasaba de las libertades políticas a las sociales. política. Se proponían perfeccionar las normas
Dentro de los límites del antiguo instituciona- de m o d o tal que esa modificación pudiese sos-
lismo cabían fácilmente tanto el utilitarismo li- tenerse sin infringir los principios ni hipotecar
beral c o m o el socialismo. E n Inglaterra, las po- el futuro.
líticas de reforma revelan una línea que va de ¿Cuáles eran las ventajas del antiguo insti-
Bentham a Beveridge, pasando por los fabia- tucionalismo? N o es difícil hallar las respues-
nos. tas. ¿Quién podía comprender mejor que Bryce
Sus partidarios eran personas extraordina- el papel de la prensa y el populismo en la prácti-
9
riamente instruidas. Basta con mencionar jun- ca del gobierno moderno? ¿Quién podría ha-
tos a Wilson, Friedrich, Laski y Finer para m a - ber demostrado una convicción m á s sólida en
ravillarse de su conocimiento enciclopédico de las virtudes de la burocracia, el constituciona-
los mecanismos y las prácticas políticas, para lismo y el poder del derecho y de los instrumen-
10
no hablar de las numerosas partes del m u n d o tos jurídicos que Carl Friedrich? ¿Quién co-
que éste abarcaba. E n este sentido, el institu- nocía mejor y más a fondo que H e r m a n Finer
cionalismo no sólo se centraba, en lo interno, la manera en que el gobierno parlamentario y
en la evolución del régimen democrático, sino sus instrumentos se ajustaban entre sí en cada
11
que además era la base del gobierno compara- país? ¿Quién podía estar m á s seguro que Jo-
do. El propósito era demostrar c ó m o las partes seph A . Schumpeter de que el socialismo fabia-
se ensamblaban para formar sistemas, y c ó m o no sumado al parlamentarismo sería el próxi-
los sistemas eran creados por partes cruciales y m o paso en la evolución política d e la
12
estratégicas. El problema no era que estuvieran democracia? ¿Quién tenía mejor sentido de la
equivocados, sino m á s bien que, con frecuen- interacción de grupo (el predecesor del pluralis-
cia, no estaban suficientemente en lo cierto. E n m o ) que Arthur F. Bentley?
realidad, esta comprensión tan pormenorizada Todas estas personas (para no hablar de los
del gobierno y el Estado podía llevar a vuelcos fundadores, presidentes y guías espirituales de
injustificados de las creencias. U n a personali- la Asociación Americana de Ciencias Políticas)
dad c o m o W o o d r o w Wilson, con su experien- habían recibido una educación mejor y m á s
cia de alto nivel en la actividad académica y abundante que la mayor parte de los actuales
política, estaba tan convencido de la superiori- especialistas en ciencias sociales. Poseían, en
dad del parlamentarismo sobre el sistema pre- grado excepcional, lo que podría denominarse
sidencial, que con una perfecta indiferencia ha- presencia de espíritu histórica. Todos ellos
cia el carácter estadounidense, preconizaba prescribían sin vacilar. Todos tenían una vasta
aquel sistema para su país8. experiencia del gobierno y la política. Todos,
Independientemente de sus diferencias, los de un m o d o u otro, no sólo compartían la opi-
antiguos institucionalistas consideraban que nión de que la reforma legislativa y el progreso
instituciones democráticas, adecuadamente es- social eran el propósito de las ciencias políti-
tructuradas tendrían una gran capacidad de cas, sino que también participaban en activida-
permanencia. Nacida con la historia m i s m a del des políticas. Cuando observaban problemas
desarrollo, la democracia podría cambiar a su en lugares «civilizados» que eran incapaces de
vez el curso de la historia. Es decir, la democra- funcionar correctamente y en los que el gobier-
Reconsideración del institucionalismo 493

Los neoinstitucionalistas han tomado en consideración los factores socioeconómicos en el análisis de la democracia:
amas de casa argentinas se manifiestan en Buenos Aires, en 1989. c. Carrtón/Sygma.

no parlamentario era inestable (Francia) o donde lafilosofíapolítica constituía el marco


inepto (Italia), lo atribuían a problemas de tem- lógico y normativo. Recapitulando, el antiguo
peramento o a las disputas derivadas de las institucionalismo era un conjunto diseñado pa-
consecuencias indeseables de prácticas resi- ra abordar el problema de c ó m o exigir respon-
duales, c o m o el localismo, el parroquialismo o sabilidad al poder, y c ó m o determinar políticas
el provincialismo. Los norteamericanos y los mediante leyes formuladas y aplicadas por el
británicos, en particular, pensaban que pocos sector eficiente del Estado y apoyadas por el
países poseían las cualidades cívicas apropia- sector ceremonial (según la expresión de Bage-
das para la democracia (Canadá, Nueva Zelan- hot), constituyendo ambos sectores una obliga-
da, Australia, Sudáfrica blanca). Pero aun así ción para el ciudadano y el Estado.
creían que, con la excepción de ciertos países C o m o eran gente práctica, también asigna-
latinos (excluyendo a España, por su tradición ban un papel a la coerción ejercida por el go-
conciliar) y algunos países menores sin otra ley bierno, la policía, el ejército o el partido, dentro
que la impuesta por las autoridades coloniales, de límites legalmente definidos y con dispositi-
la evolución general hacia la democracia estaba vos de protección constitucionales o jurídicos.
ya determinada. Los institucionalistas estaban seguros de que la
Podría decirse que el antiguo instituciona- democracia presuponía una evolución previa
lismo combinaba al menos cuatro grandes pro- de instituciones sociales y una economía sufi-
blemas interrelacionados de política: el dere- cientemente avanzada, de m o d o tal que las de-
cho, los legisladores y la legislación; la índole cisiones entre intereses contrapuestos no tuvie-
de la magistratura y la soberanía; las relaciones ran q u e s u m a r cero. E n este sentido, el
entre la nación (una entidad primordial) y el gobierno democrático no era sólo u n simposio
Estado (una entidad jurídica y contractual), de instrumentos formales, sino u n proceso per-
494 David E. Apter

manente de mediación entre necesidades de la Los críticos del antiguo institucionalismo


sociedad y funciones gubernamentales. han sostenido que la preocupación por lo inter-
Estaba casi totalmente ausente el tema de lo no transforma otros aspectos en cuestiones ex-
que m á s tarde se llamó comportamiento políti- ternas. Los institucionalistas prestaban poca
co. C o m o los gobiernos dictatoriales y las prác- atención a la sociedad c o m o tal, prefiriendo
ticas políticas aberrantes eran historia del pasa- tratarla de manera residual, c o m o una fuente
do, sólo había que explicarlas en términos de de demandas políticas al sistema político. M e -
causas o desviaciones históricas. El verdadero nos atención aún prestaban al comportamiento
problema consistía en hallar soluciones que individual y de grupo. Algunos sostendrán que,
anularan su importancia. El nuevo m u n d o del pese a toda la sabiduría que los institucionalis-
institucionalismo procedía de las revoluciones tas habían acumulado, a su búsqueda de un
británica, norteamericana y francesa, de sus equilibrio adecuado entre la función y la for-
constituciones y sus experiencias parlamenta- m a , entre el principio y la norma, entre la expe-
rias y legislativas. Cualesquiera que sean sus riencia histórica y la práctica institucional (lo
defectos analíticos, una de las virtudes del ins- que les daba una visión ampliamente ilustrada
titucionalismo es que trata la democracia c o m o de la evolución política), les faltaba la perspec-
la mejor alternativa entre todos los sistemas tiva necesaria para completar su comprensión
políticos, c o m o una función del poder respon- de la política, para saber c ó m o establecer prin-
sable y sujeto a la justicia, que se encarga del cipios m á s generales que rigieran el funciona-
traspaso ordenado de ese poder de gobierno a miento de las partes, y c ó m o evaluar la medida
gobierno, en tanto que la conexión entre gober- en que las partes determinaban el todo.
nantes y gobernados es una cuestión de partici- D e aquí que no estuvieran preparados para
pación y de políticas eficaces. el catastrófico destino de las democracias esta-
La preocupación por estos temas condujo a blecidas en la primera ola del nacionalismo y
los institucionalistas en dos direcciones, una de constitución de las naciones después de la
interna y otra externa. A medida que las estruc- primera guerra mundial, que una tras otra se
turas institucionales adquirían complejidad, se convertían en versiones del régimen autorita-
percataban de la necesidad de un análisis aún rio. M á s aún, el destino de lo que en general se
m á s interno, para comprender m á s a fondo el consideraba el mejor empleo del instituciona-
funcionamiento de los órganos legislativo, eje- lismo aplicado, la Constitución de W e i m a r , so-
cutivo y judicial, el papel de sus necesarios cavó la posición analítica del institucionalismo
agentes, los partidos políticos, las elecciones, c o m o centro o, en realidad, sustancia de las
los tribunales y los procesos de política, vota- ciencias políticas.
ción, regateo, mediación, negociación, etc. Les Charles A . Beard consideraba que el institu-
preocupaban los procedimientos, los informes, cionalismo estaba m u y aislado de los factores
las funciones del Secretario de la Cámara o del económicos. M á s tarde, otros críticos argu-
Canciller del Sello. Consideraban la política co- mentaron que su preocupación se centraba tan-
m o un depósito de prácticas y la importancia to en la democracia practicada en Occidente
del cuerpo de normas. Esta preocupación esta- que se inclinaba a la técnica política en detri-
ba tan concentrada que se hizo cada vez m á s mento de la profundidad. Demasiado descrip-
difícil formular generalizaciones. tivo, demasiado etnocéntrico y demasiado gra-
Para contrarrestar esta tendencia, el institu- tuito en la afirmación de su superioridad y uni-
cionalismo se «exteriorizaba», intensificaba las versalidad, el institucionalismo n o podía
comparaciones, tanto entre países c o m o entre explicar los orígenes revolucionarios de la de-
instituciones. El valor de todo ese conocimien- mocracia ni definir sus características esencia-
to interno pasaba por elfiltrode los juicios les13. Aplicado a los nuevos Estados surgidos
comparativos. N o es sorprendente que los anti- del desmembramiento del imperio austro-hún-
guos institucionalistas fueran escritores tan garo y a la República de Weimar, e incapaz de
prolíficos. Sabían lo que había que conocer e m - anticipar los desastres que siguieron, el institu-
píricamente, y también los conceptos que ha- cionalismo era empíricamente perspicaz pero
bía que emplear para su descripción. Mientras analíticamente ingenuo14. Gracias a toda su sa-
m á s empírico se tornaba el institucionalismo, biduría acerca de la norma y el papel del dere-
m á s antiteóricos eran sus representantes. cho, las verificaciones y los equilibrios, la res-
Reconsideración del institucionalismo 495

ponsabilidad y el consentimiento, las burocra- conocimientos psicológicos c o m o de una co-


cias y los partidos, los sistemas electorales y el rrecta comprensión de la manera en que las cul-
gobierno local, conservaba una cierta inocen- turas y los sistemas sociales crean modalidades
cia15. políticas fuera del ámbito de la política institu-
El antiguo institucionalismo ofrece todavía cional normal. D e aquí los denodados esfuer-
una abundante variedad de conocimientos zos para escapar a las limitaciones intelectuales
acerca del funcionamiento instrumental y so- del institucionalismo en los años cincuenta y si-
bre el derecho, lasfinanzas,los partidos, los co- guientes.
mités legislativos, las técnicas parlamentarias,
los métodos de votación, el estudio del gobier-
no de tipo ministerial, el servicio civil, el papel IV
de los grupos de interés, para no hablar del bie-
nestar social, la protección de las minorías y la El «behaviorismo» era una alternativa. Par-
aparición de los Estados de bienestar social y sons elaboró otra basada en Weber, Durkheim
socialdemócratas. Desde un punto de vista teó- y Pareto, centrada en las relaciones normativas
rico, no incluye en cambio el poder del irracio- y estructurales en términos de análisis «estruc-
nalismo en política. tural-funcional». A m b a s tuvieron una gran in-
Los institucionalistas aceptaban y c o m - fluencia en lo que originalmente se conoció con
prendían que la democracia podía estar sujeta el nombre de «desarrollo político», «teoría de
a deformaciones, enfermedades y aberracio- la modernización» o de a m b o s modos. C o m o
nes. N o se planteaban el problema de erradicar opciones diferentes y, en realidad, en conflicto
una infinidad de causas negativas, tarea que con el institucionalismo, trataron, más o m e -
consideraban imposible, sino de prever sus nos simultáneamente, de ser m á s analíticas, ge-
consecuencias. Daban por sentado que los polí- neralizadas y teóricas que el institucionalismo,
ticos viven en un m u n d o en el que el apoyo que era m á s empírico, observativo y cuantitati-
público es veleidoso y puede erosionarse rápi- vo 18 . U n a de lasfigurasde la transición fue Al-
damente, hasta en las mejores circunstancias, y m o n d , que siguió utilizando las categorías ins-
donde la estabilidad política puede ser fácil- titucionales tradicionales, pero transformadas
mente afectada aun en el caso de las políticas en inputs y outputs, basándose en las teorías de
mejor aplicadas. Sabían m u y bien que las insti- sistemas de Parsons y Easton (pese a sus acen-
tuciones destinadas a promover la responsabi- tuadas diferencias). Entre otros figuraban plu-
lidad también pueden utilizarse para anularla. ralistas tales c o m o Dahl y Lindblom, quienes
También aceptaban, bajo el encabezamiento pasaron del hincapié institucionalista en los
«nación», la realidad de las afiliaciones pri- instrumentos m á s formales de participación y
mordiales, las nobles mentiras platónicas (raza, gobierno, partidos y grupos de intereses, a las
nacionalidad, etnicidad, lengua, religión, etc.). redes informales de afiliación, asociación y res-
Pero esperaban que éstas podrían convertirse, ponsabilidad.
de principios de diferencia, en intereses nego- Los autores de la revolución behaviorista
ciables. N o estaban preparados para los ata- (Lasswell, por ejemplo o, m á s tarde, Lane) fue-
ques contra el principio de racionalidad uni- ron desde luego educados en el institucionalis-
versal lanzado por los nacionalismos extremis- m o . E n realidad, se desviaron de él precisa-
tas en Italia, la Alemania nazi y Japón. mente porque les preocupaba la vulnerabilidad
Repetimos que el antiguo institucionalismo de los logros democráticos. E n efecto, las teo-
perdió terreno debido a que no podía explicar rías del behaviorismo político y de la moderni-
teóricamente las insuficiencias de los regíme- zación eran «teorías críticas» del instituciona-
nes autocráticos y autoritarios16. (Siempre po- lismo, aunque compartieran una preocupación
día describir los acontecimientos.) Prestaba c o m ú n por la democracia.
poca atención al comportamiento político y a H e m o s indicado que lo que contribuyó a so-
la sociedad, y por lo tanto a la relación con fe- cavar el institucionalismo fue la manifiesta in-
nómenos c o m o el populismo 17 . (Para los insti- capacidad de comprender plenamente las cau-
tucionalistas, en la expresión dictadura popu- sas y las consecuencias del fascismo, el c o m u -
lista había una contradicción entre los térmi- nismo, el populismo, el papel de la ideología, la
nos.) Los institucionalistas carecían tanto de propaganda, los símbolos, que son sin duda los
496 David E. Apter

aspectos n o racionales del poder y la autoridad. La confluencia de estas y otras alternativas


La aparición del comunismo, el nazismo y el al institucionalismo contribuyó a dar un carác-
fascismo, y de la Gran Depresión, requerían ter convincente a la «persuasión behaviorista»
respuestas que no podían formularse en el mar- (como la llamó Eulau)20. A medida que la aten-
co de la técnica social institucional y de la apli- ción se apartaba del constitucionalismo y de la
cación de los principios constitucionales. ideología del Estado, el interés se centraba en
Los fundadores de esta nueva ciencia políti- los sistemas, las redes de funciones, las actitu-
ca abordaron el problema de las mediaciones des y la socialización, c o m o en el trabajo de
entre las instituciones formales dé gobierno y el Converse y Putnam, y hacia explicaciones m á s
comportamiento. Teóricos c o m o Charles M e r - psicológicas del liderazgo, c o m o en la obra de
riam y Harold Lasswell se entusiasmaron con Lane, Geenstein, Barber y otros.
la psicología social y el psicoanálisis, y con sus Del aspecto comparativo del antiguo insti-
relaciones con la política. Fue precisamente en tucionalismo derivó el desarrollo político y,
este aspecto que el comportamiento político, m á s explícitamente, la teoría de la moderniza-
basado en lo que en ese m o m e n t o era la nueva ción. L a pregunta fundamental se refería a las
ciencia de la psicología social, procuró aportar condiciones necesarias para que las institucio-
un enfoque completamente diferente de la polí- nes democráticas pudieran ejercer el poder con
tica. E n realidad, puede decirse que era una suficiente eficacia para crear Estados nuevos y
preocupación por los efectos de la manipula- estables, al m i s m o tiempo que transformaban
ción ejercida por los políticos populistas fuera la sociedad. E n las obras de Huntington, Al-
de los límites de las normas constitucionales e m o n d , Coleman, Verba, etc., se insistía en el
institucionales, por los efectos de la propagan- cambio social y la creación de instituciones21.
da sobre el comportamiento y por los factores Los estudios de caso de Apter trataban de la
simbólicos de la política con sus llamamientos transferencia institucional, la asociación y la
no racionales, que dieron lugar a modalidades contención, y la reestructuración de las diver-
de investigación nuevas y m á s empíricas sobre sas afiliaciones, de manera que el nacionalismo
el comportamiento político real y comenzaron pudiera dar legitimidad a la democracia y que
a derivar teorías de otras disciplinas (por ejem- la legitimidad adquiriera u n carácter democrá-
plo, psicología y economía) y, en el contexto de tico22. El funcionalismo (derivado de la antro-
las instituciones no occidentales, desarrollo po- pología) y la macroteoría (más o menos inspira-
lítico. da en Parsons) transformó en crecimiento la
Los pluralistas, basándose en Bentley y en el noción institucional de progreso e ilustración.
papel de los grupos m á s que en las clases, se ocu- Los teóricos de la modernización recurrieron a
paron de la interacción entre las instituciones, supuestos lineales para sustituir las hipótesis
los partidos, la ideología y el comportamiento. históricas institucionalistas, en tanto que los
Lane vinculó la teoría psicológica al institucio- marxistas y los teóricos de la dependencia apli-
nalismo en el marco del pluralismo19. La socio- caron modelos unilineales con el m i s m o fin23.
logía política, especialmente en los trabajos de E n el primer caso, se trataba de establecer u n
Bendix, Lipset y Rokkan, se inspiró en Marx, marco social desarrollista en torno al institu-
Weber, Simmel, Sorel, Michels, Mosca y Ostro- cionalismo, con el crecimiento asociado a la
govski. Los nuevos métodos, m á s empíricos, in- democracia y la democracia al crecimiento,
troducidos en los estudios electorales de Lazars- mediante una teoría del equilibrio de tipo so-
feld, Berelson y otros, ejercieron gran influencia ciológico y parsoniano. E n el segundo caso, ha-
sobre Lipset y Rokkan. L a sociología política bía que demostrar las contradicciones produci-
empírica se combinó fácilmente con las orienta- das precisamente por esas relaciones y la nece-
ciones pluralistas, la responsabilidad de las éli- sidad de transformaciones radicales y
tes, las relaciones entre las instituciones forma- revolucionarias.
les e informales y los múltiples modos de parti- Además, en el primer caso, el desarrollo políti-
cipación, formal e informal, nacional y local. co y la preocupación por la democracia suponían
Los pluralistas, no menos concretos que los ins- considerar la formación del Estado c o m o una
titucionalistas, pero m á s analíticos, considera- función de las relaciones de la sociedad, en que
ron el sistema político c o m o u n proceso que re- los instrumentos del poder del Estado eran una
quería u n estudio empírico y cuantitativo. función de movimientos sociales y políticos en-
Reconsideración del institucionalismo 497

MjML JtJLWT BAY Mr


-f w imán -•• - ... ^ ^^f,, ^ ,.|j r ' i - -•-•_ • • • ---- > Y -

•FICUS MACftOPHYLLA ~ NATIVE TO AUSTRALIA


mnGMST Mí t/MITíD & A r
aiimiii... , M I
•J3L»
REH^R
- BRAMCH
T E D ¡«?7 ••
¿> mi'»iii*nn*ira
__J_
:
-*"--«
••" y =
a
Personas sin techo en Santa Bárbara, California. H a n sido llamadas «Tree people», puesto que un millar de ellas han
elegido su domicilio al pie de la higuera m á s grande de Estados Unidos. J. McKieman/Gamma.

trecruzados, con diversas culturas políticas y cado m á s pleno en principios -nacionalismo,


estructuras sociales. Los teóricos de la moder- capitalismo, socialismo y otras equivalencias
nización querían saber c ó m o institucionalizar funcionalistas de la «ética protestante» de W e -
e incorporar los sistemas políticos democráti- ber25.
cos en las redes sociales, incluyendo los valores Sin embargo, en este punto surgió una para-
y las normas necesarios. Basándose en la cultu- doja. Mientras m á s trabajo de campo se reali-
ra, la personalidad y la matriz del sistema so- zaba, m á s desmesuradas resultaban las catego-
cial de Parsons, particularizaron la cultura co- rías funcionales originales de los teóricos de la
m o cultura política. Sin embargo, el centro de modernización (así c o m o las categorías de cla-
interés no estaba en el supuesto poder determi- se de los neomarxistas y de los teóricos de la
nante del sistema político, sino en su precarie- dependencia)26. El conocimiento derivado de
dad 24 . la conexión del cambio social con el desarrollo
A su vez, los desarrollistas trataron de «in- político mediante modelos de equilibrio gene-
teriorizar» su trabajo comparativo en estudios ral se convirtió en un lugar común 2 7 . Otros m o -
sobre la materia. Para enriquecer sus conteni- delos que buscaban m o m e n t o s de disyunción
dos había que «antropologizarlos», situarlos en potenciales, así c o m o las sobredeterminaciones
estudios de casos y en una investigación a fon- de Althusser, iban de casos ilusorios a casos de
do m á s exigente, en lugar de recurrir a compa- ilusión (de G h a n a a Guinea, a Mozambique y
raciones funcionales relativamente superficia- Angola, a C u b a y Chile, etc.)28. La transforma-
les. El problema consistía en c ó m o conectar las ción resultó algo de lo que era m á s fácil hablar
condiciones y perspectivas locales a programas que poner en práctica, c o m o pudieron compro-
m á s amplios de crecimiento y desarrollo y, en bar incluso los comunistas chinos29. N o existen
definitiva, a ideologías que le dieran un signifi- «rupturas» auténticamente revolucionarias30.
498 David E. Apter

La contribución m á s perdurable de la teoría del Skocpol, Evans, Schmitter, Nordlinger,


desarrollo es la sólida monografía realizada con Zysman y Cameron, entre otros, destacaron los
conocimiento e integridad, a m e n u d o pese a su aspectos que facilitan u obstaculizan la d e m o -
marco analítico y no gracias a él31. U n nuevo cracia. Todos ellos han analizado el Estado des-
institucionalismo surgió bajo la forma de teoría de el punto de vista de la economía política.
de la coalición, que hace hincapié en los datos Algunos se han interesado en las ambigüedades
agregados y en losflujostransnacionales, a m - de la casualidad y en las cualidades del lideraz-
bos incorporados en la obra de C a m e r o n , go, c o m o por ejemplo Linz. Todos han alterado
Schmitter, O'Donnell y Krasner, entre otros12. tanto los diseños de investigación, las técnicas
y la elaboración de hipótesis que el estilo de
trabajo y pensamiento que caracterizaban el gé-
V nero institucionalista del pasado parece tener
poco en c o m ú n con el presente. El impacto de
Resulta fácil acusar retrospectivamente al an- la economía política y sus conexiones con las
tiguo institucionalismo de no haber sido ca- estructuras nacionales, estatales y otras inter-
paz de comprender plenamente la sociología de medias ha planteado interrogantes acerca de
la construcción del Estado después de la prime- los sistemas políticos de un m o d o antaño des-
ra guerra mundial, atribuir al desarrollo políti- conocido, del corporativismo a las diversas for-
co una excesiva generalización para el conoci- mas de agrupación.
miento que contribuyó a adquirir y reprocharle Y a hemos sugerido que Schumpeter, Lind-
no haber podido comprender los factores eco- blom y otros consideraron la importancia de la
nómicos relacionados con el problema del «cre- economía política en un contexto pluralista de
cimiento». Cada tentativa de análisis del Esta- reforma socialista34. Sin duda, Dahl abrió el pa-
do debe ser selectiva; cada teoría debe dejar al- so a innumerables estudios empíricos relativos
go fuera. En realidad, el problema consiste en tanto a las políticas nacionales c o m o a los con-
saber cuan adecuadas son sus variables princi- textos y jurisdicciones localizados, y al poder
pales. comunitario (Polsby) y de los procesos presu-
A este respecto, en comparación con los puestarios (Wildavsky), aunque, a diferencia
otros dos, el bagaje teórico del nuevo institu- de los realizados por los nuevos institucionalis-
cionalismo es m á s comprimido, menos diversi- tas, recalcaron m á s el «gobierno» que el Esta-
ficado, m á s centrado. La conexión social, deri- do. El nuevo institucionalismo, que volvió a
vada de una especie de desarrollismo neomar- hacer hincapié en el Estado, es a este respecto
xista, se convirtió en u n a combinación de c o m o el antiguo, deseoso de demostrar el poder
weberianismo y de teoría de clases aplicada a la determinante del Estado, no en términos de
aparición del Estado, c o m o en los trabajos de instituciones democráticas seguras, sino de re-
Barrington Moore y Theda Skocpol33. Pierre laciones hegemónicas de poder y, m á s particu-
Birnbaum hizo hincapié en las diferencias en- larmente, de poder de clase.
tre formaciones estatales fuertes (intervencio- A este respecto, el nuevo institucionalismo
nistas) o débiles, pero sin mayor referencia a la se caracteriza por tres preocupaciones princi-
socialdemocracia. Peter Evans, Philippe pales. Las relaciones entre el centro y la perife-
Schmitter y Guillermo O'Donnell se refirieron ria, que incluyen el impacto de las grandes e m -
a los sistemas estatales en términos de propie- presas, las corporaciones multinacionales y los
dades hegemónicas, acentuando el poder defi- flujos transnacionales (y de Wallerstein a Kras-
nitorio del Estado en términos de tendencias ner); clase y hegemonía, y quién controla el po-
autoritarias y corporativistas (ignorando los der del Estado; y la formación de la política pú-
instrumentos concretos de gobierno). Alfred blica, las preferencias ideológicas que contie-
Stepan, Juan Linz y S . M . Lipset han tratado de nen, y los conflictos entre diversos sectores y
hallar los vínculos operacionales entre d e m o - grupos sociales por las compensaciones asigna-
cracia, participación, privatización, ideología y das por el Estado. Esto último se enmarca en la
liderazgo, y en términos de elecciones, sistemas teoría del conflicto c o m o una lucha por la de-
electorales, organización de partidos e ideolo- mocracia en términos de la aparición del Esta-
gías, sin precisar los vínculos con los procesos do benefactor en Estados Unidos (Skowronek,
sociales y de desarrollo. Skocpol) y la socialdemocracia en Europa 35 . El
Reconsideración del institucionalismo 499

mejor ejemplo comparativo es quizás el de Pe- fera política puede o no ser diluido por la orga-
ter Hall sobre la intervención del Estado en nización de clases, los impuestos, los beneficios
Gran Bretaña y en Francia, quefiguraen Go- sociales y el crecimiento del Estado benefactor.
verning the Economy^. L a forma que adquiere Los sectores público y privado, el Estado y la
la lucha en términos de alianzas, coaliciones, economía son campos de fuerza mutuamente
movimientos sociales, etc., supone una cierta sensibles en el marco del nuevo institucionalis-
historicidad (aunque no historia) y una cierta m o . La economía política sumada al institucio-
concreción de la lucha en estructuras institu- nalismo da a la reglamentación del Estado un
cionales, oficinas, autoridades, programas y carácter tan intrínseco c o m o la propiedad pri-
cambiantes coaliciones y alianzas partidistas. vada, y aunque los intereses económicos domi-
En la periferia del nuevo institucionalismo nan c o m o algo normal, están m u c h o m á s con-
se encuentra la teoría política, m á s que la filo- trolados que antes.
sofía política, en particular el pluralismo libe- Sin embargo, en cierto sentido, el nuevo
ral y la poliarquía. Algunos desean incluir el institucionalismo, al igual que el antiguo, ado-
pluralismo político tradicional37. Las tentati- lece de indigencia analítica y, c o m o ya se ha
vas de modificar las instituciones tradicionales dicho, debido a su acento en las dificultades,
de la democracia se han combinado con la ca- los compromisos, las argumentaciones y las
suística en la obra de Benjamin Barber. Carol contraargumentaciones concretas, es vulnera-
Gould y otros han incorporado elementos de ble a la invasión de los teóricos de la opción
una crítica m á s radical en el problema de la re- pública40. Pero incluso éstos todavía tienen que
forma institucional38. ocuparse, en diversos Estados y naciones, de la
Aunque la preocupación del antiguo institu- manera de crear un sistema en el que esas nego-
cionalismo por la ideología se transformó en el ciaciones fortalezcan las normas y los valores
análisis comparativo de los sistemas de creen- en lugar de socavarlos, precisamente el tipo de
cias, los nuevos institucionalistas han prestado problema que solían tratar los desarrollistas.
menos atención a la ideología y han redescu- Los nuevos institucionalistas también se
bierto el concepto de cultura, lo que conlleva el apartan de asuntos que los antiguos trataban de
riesgo de determinismo cultural y el peligro de estudiar. ¿Pueden las estructuras parlamenta-
que la cultura sea una gran categoría residual. rias de cierto tipo, que han producido una de-
En cuanto a la dinámica, los nuevos institucio- mocracia estable en Gran Bretaña (o las presi-
nalistas presuponen un doble mercado integra- denciales, del mismo efecto en Estados Uni-
do por conexiones de intercambio entre la eco- dos) ser reproducidas íntegramente, c o m -
nomía y la política, c o m o el metamodelo para binadas de alguna manera, o estratégicamente
los Estados tanto socialdemócratas c o m o cor- alteradas para adecuarlas a países que actual-
porativistas. D e aquí la especial atención pres- mente buscan la democracia? ¿Se pueden ex-
tada a la función del trabajo en el logro de las portar aisladamente las instituciones, y en qué
reformas y del bienestar social, por ejemplo en medida cada una es un elemento esencial de un
las obras de Schmitter, Gourevitch, Katzens- sistema interactivo, de tal m o d o que la ausen-
tein y Katznelson39. cia o mal funcionamiento de uno provocará la
H e m o s señalado que las técnicas avanzadas falla del conjunto? ¿Qué modificaciones locales
de investigación han cambiado m u c h o la m a - son posibles y, en este caso, de qué tipo?41 ¿Qué
nera de definir las hipótesis, incorporando tal instituciones (como algunos vinos) resisten a
cantidad de datos estadísticos que las compara- los viajes? ¿Se han incorporado nuevas e intere-
ciones con versiones anteriores del institucio- santes variantes institucionales en la práctica
nalismo no merecen m u c h a atención, y que el normal de la democracia? ¿Habrá alguna nueva
modelo actual deriva m á s de la economía polí- modalidad institucional de democracia, por
tica que cualquier otro. Expresado en clases, in- ejemplo singularmente china, o soviética, etc.,
tereses, partidos o burocracias, cada cual con derivada de las experiencias incorporadas y la
sus propios impulsos hegemónicos, se centra en historia de estos países? ¿ O cada país tendrá
efecto en la manera en que las desigualdades que buscar algún conjunto normalizado, modi-
producidas, por ejemplo en la esfera económi- ficado «adecuadamente»?
ca, son o no compensadas en la política, y en Del interés del nuevo institucionalismo por
c ó m o el agregado de poder económico en la es- el Estado están ausentes, precisamente, el go-
500 David E. Apter

bierno y la preocupación por las instrumentali- zada por los sacrificios cuando no por la
dades, el gobierno presidencial o parlamenta- sangre42.
rio, el Estado federal o unitario, los sistemas
electorales, la mayoría simple u otros métodos
que recurren a la geometría electoral, la repre- VI
sentación proporcional y los sistemas de sorteo
y de listas. También faltan el poder en el marco El nuevo institucionalismo (o, de manera simi-
de la jurisdicción, la circunscripción, la buro- lar, el behaviorismo o el desarrollismo) n o ha
cracia, los sistemas de partidos, el gobierno lo- tenido eco en Francia, donde predominan el
cal, los comités parlamentarios, la independen- derecho constitucional y el institucionalismo43.
cia del poder judicial, la cuestión de la dictadu- En Gran Bretaña, las corrientes originadas por
ra ministerial, las pautas de representación Bernard Cricks (crickismo) y S. Finer (fineris-
cambiantes, la evolución de los Estados del bie- m o ) definen tanto el espíritu c o m o los temas de
nestar y socialdemócratas, y la índole evolutiva los estudios políticos británicos. E n Estados
del Estado soberano. Estos asuntos son de im- Unidos, el nuevo institucionalismo está a m e -
portancia inmediata para los representantes de nazado por lo que podría denominarse la apro-
las nuevas aperturas democráticas. ¿ C ó m o ana- piación pública (por su escaso interés por la
lizarán los nuevos institucionalistas la Unión teoría generalizada) y por una cierta vulnerabi-
Soviética o el «Estado» hoy en Nicaragua, don- lidad al antiguo institucionalismo, precisamen-
de la población se divive decididamente en te porque presta m u y poca atención a la m a n e -
orientaciones ideológicas fundamentales, con ra en que el Estado funciona c o m o gobierno. Le
las fuerzas armadas dominadas por los Sandi- hace falta un refinamiento c o m o el que preocu-
nistas, y el empleo público es la principal fuen- paba a los desarrollistas políticos, es decir, m e -
te de ingresos y de las condiciones de bancarro- jores m o d o s de articulación de conexiones
ta? complejas entre la sociedad y el Estado y sus
En resumen, el nuevo institucionalismo di- múltiples reciprocidades e intercambios, y m e -
fiere del antiguo en la medida en que ha elabo- jores macromodelos para las macropolíticas.
rado técnicas (más que resultados y métodos) y Así, aunque el nuevo institucionalismo re-
teorías a partir de otras disciplinas, con la ex- sulta de lo que calificaríamos de «ausencias»
cepción de la economía política. Las versiones del antiguo institucionalismo, del behavioris-
actuales son m u c h o menos etnocéntricas y m á s m o y del desarrollo político, también contiene
comparativas, pero también menos consisten- sus propias ausencias. Todavía no ha sido apli-
tes en lo sustancial y conceptual. Cuando eran cado a la política de esta tercera ola de apertu-
eurocéntricas, trataban del regionalismo y de la ras democráticas, excepto de u n m o d o m u y
emergencia de la comunidad europea, pero no preliminar (resultante de las transiciones a la
su desarrollo institucional, sus potencialidades democracia en España, Argentina y Brasil, en
institucionales. También muestran mayor inte- particular) en los trabajos de Linz, Schmitter,
rés que los antiguos institucionalistas por las O'Donnell y otros. N o ha intentado una técnica
instituciones intermedias, entre los niveles lo- constitucional prescriptiva. Se ha alejado del
cal y nacional, los órganos reglamentarios, las antiguo institucionalismo, que se interesaba en
empresas comerciales, las empresas públicas y la universalidad de la democracia y en la des-
privadas o las burocracias. Los nuevos institu- cripción y prescripción de reformas. N o ha in-
cionalistas revisan la teoría democrática en tér- corporado realmente la preocupación original
minos de la evolución del Estado del bienestar por los instrumentos de gobierno ni el interés
social y del socialdemócrata, pero también tie- del desarrollo político por las relaciones entre
nen menos seguridad en cuanto a la manera de la sociedad y el Estado en lo que se refiere a este
construir u n Estado democrático en tal o cual último44.
país. E n realidad, desde un punto de vista analíti-
Los institucionalistas tampoco preguntan si co, el nuevo institucionalismo carece curiosa-
en último análisis la democracia, para tener sig- mente de contenido y una gran parte de sus pre-
nificado, debe surgir c o m o resultado de una lu- misas generales están aún desarticuladas. ¿De
cha, necesaria para obtenerla, o debe ser inter- qué manera se pueden hacer funcionar adecua-
nalizada, producto de una ambición, o valori- damente las instituciones democráticas m e -
Reconsideración del institucionalismo 501

diante reformas, cuando ya están constituidas, concepto sobregeneralizado del Estado, un Es-
o estableciéndolas en el caso contrario? ¿Se tado sin contenido institucional, y una falta de
puede hacer funcionar la democracia si los va- preocupación por la manera en que la gente
lores democráticos no han sido domesticados e percibe y reacciona a sus percepciones. Por lo
internalizados, si su «significado» no constitu- tanto, probablemente no sea m u y útil c o m -
ye una especie de consenso previo a la práctica prender lo que habría que hacer al establecer
de la democracia propiamente dicha, especial- nuevas democracias, ni se pueda determinar
mente entre los responsables de administrarla qué políticas económicas hay que aplicar46.
(a falta de aquellos en cuyo nombre se adminis-
tra)?
Entonces, ¿cómo evaluar el nuevo institu- Vil
cionalismo? E n primer lugar, hay que dejar en
claro que no es una respuesta a las nuevas aper- Esto nos lleva al problema de los tipos de cues-
turas democráticas que han surgido en todas tiones teóricas generalizadas que las tres co-
partes, de Nepal a la Unión Soviética, sino más rrientes han ignorado. ¿ D ó n d e corresponde
bien a un cierto agotamiento en campos desa- plantear nuevos problemas? Brevemente, uno
rrollados c o m o alternativas al antiguo institu- de los campos de importancia capital es el de la
cionalismo. El nuevo institucionalismo tampo- información. El sistema político democrático
co ha hecho frente a los problemas planteados es un sistema de información, cuyo intercam-
por las etapas anteriores de la construcción de bio es intrínseco a cada aspecto de su funciona-
la democracia de los otros. Si comienza a ocu- miento. U n a gran parte del cometido de la de-
parse de estos problemas, nos atrevemos a su- mocracia es c ó m o crear, procesar y transfor-
gerir que podrá aprehender y comprender estas mar información. Los actuales procesos de
nuevas aperturas mejor que otras corrientes, democratización son ejemplos de transición de
excepto en términos de economía política. Le sistemas de alta coerción o sistemas de alta in-
falta conocimiento sobre la manera en que los formación. Estas transiciones son notoriamen-
mecanismos e instrumentos de gobierno fun- te difíciles debido a una relación particular e
cionan c o m o sistemas políticos, y teorías ade- inversa entre información y coerción. Los siste-
cuadas sobre la manera en que se supone que m a s basados en una u otra son radicalmente
funcionan. Los desarrollistas, especialmente diferentes. E n los sistemas de alta coerción, la
los teóricos de la modernización, educados gente sólo transmite a sus superiores informa-
también en el institucionalismo, sospechaban ción aceptable. Mientras m á s información reci-
que en realidad, de no estar «institucionaliza- ben los dirigentes, menos saben en realidad. D e
dos», es decir, arraigados o integrados en nor- aquí que la policía necesite informadores (el
mas, estructuras e incluso en los sistemas de «Estado Stasi»). Pero los límites del Estado
personalidad de los individuos y las colectivi- coercitivo son impuestos por su necesidad de
dades, podrían no funcionar c o m o se suponía información, particularmente acerca de la in-
que debían hacerlo. Pero cuando concentraron novación y el crecimiento.
su interés en la sociedad, no descartaron su Otro aspecto de la información, de impor-
concepción del Estado c o m o gobierno. tancia crítica en las democracias, es la informa-
Lo que se necesita no es tanto un cambio de ción popular y de interés, distinta de la infor-
acento o de estilo, ni una acumulación (junto mación técnica o innovadora, que reviste la
con un mayor refinamiento), ni un simple des- forma de obligaciones del Estado. Por este m o -
plazamiento lateral del interés, sino la cons- tivo, el tratamiento de la información y su
trucción de conocimiento sobre lo político. Se transformación en formulaciones eficaces de
precisa un mayor hincapié en la teoría general políticas es un problema grave porque en la
para comprender y comparar las diversas cos- mayor parte de los sistemas políticos que ac-
tumbres y prácticas, y prestar más atención a tualmente intentan la transición a la democra-
los procesos internos de la vida social y política cia es imposible cumplir estas obligaciones con
desde el punto de vista de quienes la practi- los recusos disponibles. Por lo tanto, es preciso
can45. crear sistemas de alta información y evitar los
E n este sentido, el nuevo institucionalismo problemas de sobrecarga que socavan la propia
oscila entre la comparación descriptiva y un democracia. E n Unión Soviética o Yugoslavia
502 David E. Apter

se puede ver cuan difícil es realmente para u n transición, la cólera pública aumente y se ex-
Estado pasar de un sistema político altamente tiendan la incertidumbre y las oposiciones no
coercitivo a otro democrático47. constructivas. ¿Qué ocurre si la autoridad tam-
Otro c a m p o de investigación teórica gene- bién sufre la erosión? Se trata de agudos proble-
ral gira en torno a lo que podría denominarse el m a s abstractos que se plantean a los actuales
factor de riesgo en política. Las transiciones de dirigentes políticos, especialmente donde el en-
sistemas predominantemente coercitivos en torno político es tan hostil al Estado que el de-
sistemas de información suponen riesgos de di- seo de democratizar torna imposible las solu-
versas clases. Los regímenes movilizadores o ciones institucionales. Entre las consecuencias
burocráticos, y aun las alternativas teocráticas negativas de la privatización de los riesgos se
a la reconciliación o a la democratización de cuenta el peligro de la violencia aleatoria, espe-
los sistemas, colectivizan los riesgos económi- cialmente entre aquéllos para quienes el riesgo
cos y sociales al m i s m o tiempo que individuali- es m á s elevado. La exposición prolongada al
zan los riesgos políticos48. C o n el tiempo, la riesgo y las condiciones sociales inseguras pue-
gente se ha acomodado a los dos primeros por- den también crear subculturas de violencia.
que proporcionan seguridad, sin importar cuan Las circunstancias propicias al riesgo, que lle-
ineficiente e inadecuada sea la sociedad que van a la desintegración de la familia, de los pa-
producen. También aprenden a evitar el riesgo rentescos y de las instituciones locales, generan
político. El resultado es una escasa tolerancia al sus propias alternativas, creando nuevas bases
riesgo individual en las esferas económica y so- para la colectivización de dicho riesgo. N o es
cial. E n resumen, los sistemas de alta coerción sorprendente la reaparición del nacionalismo,
producen un comportamiento de aversión al la religión, el evangelismo, el separatismo o el
riesgo. Así, los esfuerzos para privatizar y de- parroquialismo. Cuando las condiciones propi-
mocratizar eliminan el riesgo político indivi- cias al riesgo erosionan la vida social, ésta, para
dual pero aumentan necesariamente los riesgos protegerse, se convierte en la base del parro-
sociales y económicos que la gente se resistirá a quialismo, éste en la base del separatismo, y
aceptar en condiciones de incertidumbre49. éste a su vez en la base de la violencia, el terro-
Por ejemplo, en Unión Soviética, la gente rismo y la guerra civil, cuestiones todas sobre
ha aprendido a vivir con el riesgo político disi- las cuales el nuevo institucionalismo guarda si-
mulando sus sentimientos privados, y ha perdi- lencio. N o comprende lo que podría denomi-
do hace m u c h o tiempo la confianza en el próji- narse el poder de un discurso interior y «sepa-
m o y en el Estado. Hace ya m u c h o también que ratista» que establece sus propias fronteras, las
aprendió a no asumir ninguna forma de riesgo, llena de significado, recupera el pasado y pro-
político, económico o social. Las iniciativas yecta un nuevo futuro. L o que Fish ha llamado
principales han sido impuestas por medios «comunidades interpretativas», y el poder de
coercitivos. D e aquí que cuando los esquemas lo que Bourdieu ha llamado capital simbólico,
de evitación de riesgos comienzan a desinte- están totalmente ausentes del análisis político
grarse y empiezan a desaparecer los diversos contemporáneo. Para este tipo de problemas, el
escudos construidos por la gente, la existencia nuevo institucionalismo no está m á s preparado
misma del Estado se ve amenazada. que sus predecesores.
Nadie lo sabe mejor que las autoridades de En cambio, se encuentra, al menos en algu-
los Estados habituados a confiar en la coerción. nos sectores, una actitud presuntuosa y auto-
T e m e n ceder el poder. Y tienen razón, porque complaciente frente al hecho de que el c o m u -
los arrastrará el torbellino. Obligados a c a m - nismo (o lo que se presentaba c o m o tal) parece
biar cuando la colectivización del riesgo ha im- definitivamente vencido, y de que el socialis-
puesto tales cargas a la capacidad productiva m o es acusado cotidianamente por sus fallos50.
que ya no es posible sostener la economía, la Al despertar nuestros instintos democráticos,
transición a la economía de mercado y la de- e m p r e n d e m o s u n jugueteo superficial pero
mocratización tropiezan con resistencias en triunfal a través de los continentes, con resulta-
ambos extremos de la escala, tanto en los nive- dos que no explican ni aclaran. Existe un autén-
les superiores c o m o en los inferiores. tico peligro de que los especialistas en ciencias
Es m u y probable que, si el Estado no es ca- sociales, dejándose llevar por la corriente de
paz de cumplir sus obligaciones durante la pensamiento de los «vientos de libertad», pier-
Reconsideración del institucionalismo 503

dan su capacidad de aprender de los aconteci- incapaces de responder mediante una política
mientos. (Los anhelos políticos y tomar los de- eficaz, puedan aprovecharla? ¿En qué medida
seos por realidades figuran entre los defectos la necesidad de asociaciones supraterritoriales
perennes de las ciencias políticas.) Así, aunque requerirá también la localización y la descen-
es importante evaluar lo que «permite» el nue- tralización de la adopción de decisiones?
vo institucionalismo, también necesitamos A la luz de estas preguntas, faltaría saber
comprender lo que excluye. El hecho es que los c ó m o responderían los institucionalistas si se
recientes acontecimientos han suscitado m á s les preguntara (como nos ocurrió) en la plaza
«predicción retrospectiva» que una nueva Tienanmen, antes de los incidentes del 4 de ju-
comprensión interpretativa. nio, qué clase de democracia es la mejor para
A estas y otras preocupaciones teóricas hay China actualmente, si se puede democratizar el
que añadir muchas otras cuestiones de índole Partido Comunista Chino, o si es necesario pa-
m á s práctica. Cabe preguntarse si en el futuro sar por una transformación tutelar (o lo que
el Estado será más bien c o m o un partido políti- Lindblom llamó una fase preceptorial)51, o si
co en una red de nuevos órganos supraterrito- China debería tener algún tipo de monarquía
riales. Sin duda, las jurisdicciones ya se super- constitucional.
ponen. ¿Cuáles son las mejores maneras de que E n muchas partes del m u n d o se plantean
las burocracias, los partidos y la parafernalia de actualmente estas preguntas y otras semejan-
instituciones gubernamentales armonicen su tes. Es posible que sean ingenuas, pero no hay
funcionamiento para responder a la informa- que subestimar la desesperación que contie-
ción, estimular el talento y la innovación e m - nen.
presarial, movilizar recursos y regular el traba- Indudablemente, es el tipo de preguntas que
jo, la educación, los servicios sociales y otros pocos nuevos institucionalistas (para no hablar
asuntos, y en qué niveles de gobierno manejar de los diversos tipos de especialistas) se atreve-
la información y reducir los riesgos? ¿Cuáles rían a responder. Pero deben intentarlo52.
son los nuevos niveles intermedios de gobierno
que se requieren para que los Estados, en lugar
de dejarse abrumar por la información y de ser Traducido del inglés

Notas

1. Véase Robert Grafstein, Friedrich y las de Laski, bajo la Cambridge, Cambridge University
«Missing the Archimedean Point: misma rúbrica (como m e Press, 1950, y Political Theories of
Liberalism's Institutional propongo hacerlo) habría sido the Middle Age, Cambridge,
Presuppositions», en APSR, considerado por ellos nocivo, un Cambridge University Press, 1927.
Marzo, 1990, vol. 84, n u m . 1, buen ejemplo de lo m i s m o que
págs. 177-193. sostengo hay que evitar. El hecho 8. Véase Earl Latham (dir. de la
de que puedan ser agrupados publ.). The Philosophy and Policies
2. Véase por ejemplo Gabriel demuestra cuánto nos hemos of Woodrow Wilson, Chicago, The
Almond, Scott Flanagan y Robert alejado de sus mundos University of Chicago Press,
J. M u n d t (dirs. de la publ.) Crisis, intelectuales. 1958.
Choice, and Change, Boston, t

Little, Brown and Company, 1973. 5. Véase Harold J. Laski, A. 9. Véase James Bryce, Modern
Grammar of Politics, Londres, Democracies, Nueva York, The
3. Luis Guastavino, ex George Allen & U n w i n Ltd. 1951. Macmillan Company, 1921.
parlamentario y alto dirigente del
Partido Comunista de Chile, 6. Véase también F . W . Maitland, 10. Véase por ejemplo, CarlJ.
citado en The New Times, 23 de The Constitutional History of Friedrich, Constitutional
septiembre de 1990. England, Cambridge, Cambridge Government and Politics, Nueva
University Press, 1908. York, Harper and Brothers, 1937.
4. A d e m á s , aglutinar posiciones
tan diferentes como por ejemplo, 7. Véase Otto von Gierke, Natural 11. Véase Herman Finer, Theory
las de Wilson y las de Bryce, las de Law and the Theory of Society, and Practice of Modern
504 David E. Apter

Government, Nueva York, Henry How Russia is Ruled, de Merle también de manera m u y
Holt, 1949. Fainsod, Cambridge, Harvard aproximada. A m b o s se consideran
University Press, 1959 y la obra de científicos y, en sus diferentes
12. Véase Joseph A . Schumpeter, Jerry F. Hough y Merle Fainsod estilos, poseedores de la verdad. Y
Capitalism, Socialism, and How the Soviet Union is Governed, ambos adquirieron un tinte
Democracy, Nueva York, Harper Cambridge, Harvard University altamente ideológico. Las teorías
and Brothers, 1947. Press, 1979. de la modernización tenían
matices liberales y procuraban
13. Véase Agnes Headlam-Morley, 17. También en este caso hay definir las condiciones generales
The New Democratic Constitutions muchas excepciones. Véase por de funcionamiento de la política
of Europe, Londres, Humphrey ejemplo «The Eruption of the democrática. Los teóricos de la
Milford, Oxford University Press, Group» en Sir Ernest Barker, dependencia eran críticos respecto
1929. Se trata de un catálogo casi Reflections on Government, de los primeros, y trataban de
clásico de la corriente del antiguo Londres, Oxford University Press, demostrar c ó m o las rupturas y las
institucionalismo, en que se 1942. Véase también Ghita disyuntivas eran las condiciones
comparan Alemania, Ionescu y Ernest Gellner (dir. de la que permitían la reestructuración
Checoslovaquia, Polonia, publ.) Populism, Londres, social y política, así c o m o las
Finlandia, Yugoslavia y los Weidenfeld y Nicolson, 1969. rupturas con el colonialismo, el
Estados bálticos en términos de su imperialismo y las conformaciones
evolución histórica, la teoría de la estructura del poder basadas
18. Para un examen algo
política de las nuevas en las clases, los cuadros y los
nostálgico de la teoría de la
constituciones, el federalismo y el compradores.
modernización, véase Lucian W .
gobierno local, la soberanía Pye, «Political Science and the
popular, el sufragio universal y la Crisis of Authoritarianism», en 24. Para la mayor parte de los que
representación proporcional, los APSR, marzo de 1990, vol 84, participaban en la empresa, desde
sistemas electorales y los partidos n u m . 1, págs. 3-19. cualquiera de sus ángulos, lo
políticos, el control del poder importante no era el Estado por sí
legislativo del parlamento, el solo, ni la sociedad (o la sociedad
19. Véase Robert E. Lane,
referéndum y la iniciativa, las civil) por sí sola, o el gobierno, las
Political Life Glencoe: The Free
segundas cámaras, las funciones oposiciones, los ciudadanos y los
Press, 1959.
legislativas del presidente, los subditos, sino las relaciones
poderes del ejecutivo, la productivas entre ellos, sus
20. Véase Heinz Eulau, Samuel J.
disolución, el gobierno de tipo intersecciones y sus conexiones
Eldersveld y Morris Janowitz (dirs.
ministerial, los deberes sociales y interactivas. Había menos interés
de la publ.). Political Behavior,
económicos y las funciones por tal o cual sistema electoral de
sociales del Estado. Glencoe, The Free Press, 1956.
Tanzania que por el problema de
21. Véase por ejemplo Gabriel la participación y la construcción
14. El supuesto básico parecía ser A l m o n d y James S. Coleman, The de comunidades rurales locales y
que, así c o m o la aplicación de Politics of the Developing Areas, comunales, menos por los sistemas
principios a los materiales permite Princeton, Princeton University formales de representación que por
construir un puente sobre el Press, 1960. Véase también D . E . las múltiples modalidades de
Támesis, se puede hacer lo m i s m o Apter, The Politics of responsabilidad (de la
participación de la aldea a la
sobre el Sena, el Niger o el Modernization, Chicago,
participación del trabajador),
Orinoco. University of Chicago Press, 1965.
menos por la organización social
en general que por los papeles y las
15. El crítico clásico sigue siendo 22. Véase D . E . Apter, Ghana in
reciprocidades de clase, las
David Easton, The Political Transition, Princeton, Princeton
asimetrías y las distintas
System, Nueva York, Alfred A . University Press, 1972 y The
expresiones de éstas c o m o
Knopf, 1953. Véase también Political Kingdom in Uganda,
posibilidades de políticas no
David T r u m a n , The Governmental Princeton, Princeton University
limitadas por los instrumentos del
Process, Nueva York, Alfred A . Press, 1973.
Estado o escapando
Knopf, 1951, pág. 529.
continuamente a ellos, pese a los
23. Aplicada a los primeros, la esfuerzos de control de Estado.
16. En efecto, un punto de denominación «funcional» sólo es Este proceso, contrariamente a las
transición del antiguo al nuevo aproximada, pues abarca teorías neomarxista y de la
institucionalismo en política numerosas opciones diferentes, del dependencia, comenzaba con el
comparativa se encuentra entre la funcionalismo ingenuo de poder determinante del Estado, de
obra de Cari Friedrich y Zbigniew Malinowski o Radcliffe Browne al la clase dentro del Estado, la
K . Brzezinski, Totalitarian funcionalismo institucional de ruptura de ambos, y la creación de
Dictatorship and Autocracy, Nueva A l m o n d y Coleman. Los segundos Estados-partido que pudieran
York, Frederick A . Pareger, 1962 y pueden denominarse dialécticos,
Reconsideración del institucionalismo 505

transformar las condiciones México, Siglo xxi, Eds. 1967, y Social Democrats, Londres,
sociales y de clase. Nicos Poulantzas, Poder político Bedminster Press, 1973.
y clases sociales en el Estado
25. Véase un excelente ejemplo en capitalista, México, Siglo xxi, Eds. 36. Véase Peter Hall, Governing
Robert Bellah, Tokugawa Religion, 1969. the Economy, Nueva York, Oxford
Glencoe, The Free Press, 1957. University Press, 1986.
30. Es embarazoso repasar (como
26. Véase Tilly, op. cit. tuve oportunidad de hacerlo 37. Véase el examen de Steven
recientemente) algunos de los Lukes, Power, Londres,
27. Talcott Parsons es quizás el materiales escritos hace diez o Macmillan, 1974.
representante más destacado de veinte años por los teóricos de la
este enfoque, pero se basó en dependencia y los neomarxistas, y 38. Véase Benjamin Barber,
teorías previas de Weber, antes por los teóricos de la Strong Democracy, Berkeley,
Durkheim y Pareto, en tanto que modernización. M u c h o s parecen University of California Press,
David Easton fue el autor m á s incoherentes, pintorescos, 1984, y Carol C . Gould Rethinking
importante de la versión desmesurados y equivocados, en Democracy, Cambridge,
insumo-producto del sistema cualquiera de los puntos del Cambridge University Press, 1988.
político. Véase Talcott Parsons, espectro político. U n buen ejemplo
The Structure of Social Action, The es John S. Saul, The State and 39. Véase James G . March y
Free Press of Glencoe, 1949, y Revolution in Eastern Africa, Johan P . Olsen, «The n e w
David Easton, The Political Nueva York, Monthly Review institutionalism: organizational
System, Nueva York, Alfred A . Press, 1979. factors in political life». American
Knopf, 1953. Se puede argumentar Political Science Review (sept.
que el «funcionalismo» de Almond 31. Véase por ejemplo, Colin 1984), págs. 734-749, y también,
fue una reinterpretación del Leys, Underdevelopment in Kenya, de los mismos autores,
institucionalismo uniforme en el Berkeley, University of California Rediscovering Institutions: The
lenguaje del funcionalismo Press, 1974. Organizational Basis of Politics
parsoniano, combinado con la (Nueva York: The Free Press,
versión insumo-producto de 1989).
32. Véase S. Krasner,
Easton del sistema político.
«Sovereignty: A n Institutional
Perspective» en Comparative 40. La teoría del doble mercado
28. Los teóricos del desarrollo Political Studies, vol. 21 n u m . 1, está crecientemente representada
político, de derechas o izquierdas, 1988. Véase también su en el marco de la teoría de la
fueron sencillamente desbordados «Approaches to the State: opción, más formal, que utiliza el
por las realidades del régimen Alternative Conceptions and compromiso de agentes racionales
autoritario y del ejercicio del poder Historical Dynamics» en y maximiza los modelos, c o m o lo
coercitivo del Estado. Apenas si es Comparative Politics, enero de han hecho Elster y otros, es decir,
necesario mencionar el sinfín de 1984. c o m o refinamientos de la
golpes militares, Estados democracia en principio, incluidas
unipartidistas y casos de 33. Véase Theda Skocpol, State la igualdad, la eficiencia, la
penetración del autoritarismo en la and Social Revolutions, libertad y la reglamentación. Esto
mayor parte del llamado Tercer Cambridge, Cambridge University se ajusta a la ciencia apropiada
M u n d o , o del socialismo impuesto, Press, 1979, y P . Evans y c o m o paradigma y al uso de
de inspiración leninista, aplicado colaboradores (dires, de la publ.), modelos técnicos de votación y de
por Stalin, M a o y Fidel. Los Bringing the State Back In, posibilidades de coalición, para no
partidarios del desarrollo político Cambridge, Cambridge University hablar de precisión y predicción.
hicieron lo que pudieron. Trataban Press, 1985.
de demostrar por qué surgían los 41. H e m o s examinado este
regímenes burocráticos 34. Los estudios transicionales problema en el caso de sistemas
autoritarios. Se interesaron en las m á s clásicos son quizá los de coloniales encaminados a la
«armas de los débiles», según los Robert A . Dahl A preface to independencia mediante la
términos de James Scott. A m b o s Democratic Theory, Chicago, T h e conversión en parlamentarismo de
fueron teóricamente m á s University of Chicago Press, 1956, partidos políticos y estructuras
abstractos y próximos a los detalles y Who Governs, N e w Haven, Yale conciliares, un proceso que hemos
de la vida social que los University Press, 1961. denominado «transferencia
institucionalistas. Pero también política institucional». Véase D . E .
sufrieron los defectos de sus 35. Véase, por ejemplo, Leo Apter, Ghana in Transition,
virtudes. Panitch, Social Democracy and Princeton, Princeton University
Industrial Militancy, Cambridge, Press, ed. rev., 1973 y The Political
29. Véase Louis Althusser La Cambridge University Press, 1976, Kingdom in Uganda, Princeton,
revolución teórica de Marx, y Herbert Tingsten, The Swedish Princeton University Press, 1974.
506 David E. Apter

42. Cabe preguntarse si la verdaderas en todas partes y en monolíticas, sino también en una
democracia, c o m o el pecado todo tiempo, y las que caracterizan ola que comenzó en la Europa
original, depende de una lucha la ciencia normal son m u y mediterránea a mediados de los
moral para realizar sus principios, pequeñas. La división conceptual años setenta y se difundió a
cuya memoria sirve para del trabajo ha producido una gran América latina, Asia, Africa e
autentificarla tanto en términos de variedad de estudios, un incluso Sudáfrica». (Referencia,
causa de legitimidad c o m o de impresionante conjunto de sin duda deliberada, a otra
herencia de principio. También es investigaciones y escritos, de los expresión clásica de arrogancia que
verdad que el panorama actual de cuales m u y pocos perduran en el comenzaba « U n fantasma recorre
la construcción de Estados tiempo. Dejando de lado los Europa»). Véase Dankwart A .
democráticos incluye aquellos que progresos metodológicos y Rustow, «Democracy: A Global
no han luchado por ello (como en técnicos, una gran cantidad de lo Revolution?», en Foreign Affairs,
Argentina o Chile), siendo más que se presenta c o m o teoría en vol. 69, n ú m . 4, otoño de 1990,
bien una forma de liberación de la ciencias políticas son antiguos págs. 75-91.
autocracia socialista que produce problemas formulados en nuevos
condiciones en las cuales el pueblo términos teóricos. D e aquí la 51. Véase Charles E . Lindblom,
sabe m u c h o mejor a qué se opone sospecha de lo que Tilly llamó Politics and Markets, Nueva York,
que lo que desea. falsos principios y postulados Basic Books, 1977.
perniciosos. Véase Charles Tilly,
Big Structures, Large Processes,
43. Véase Georges Renard, «The 52. A este respecto, es interesante
and Huge Comparisons, Nueva
Degrees of Institutional Existence: observar que la Asociación
York, Russell Sage Foundation,
The General Character of the Americana de Ciencias Políticas se
1984.
Institution» en Albert Broderick fundó en 1904. Su primer
(dir. de la publ.), The French presidente fue Frank G o o d n o w ,
Institutionalises, Cambridge, 46. Véase la nota 39. seguido por Bryce, Lowell y
Harvard University Press, 1970, Wilson. C o m o ha dicho Crick,
págs. 163-190. Véase también 47. Véase D . E . Apter, Rethinking «todos ellos creíanfirmementeque
Pierre Birnbaum, La logique de Development, Beverly Hills, los estudios políticos debían tener
l'état, Paris, Fayard, 1982. California, Sage Publications, relación directa con la política
1987. práctica». Véase Bernard Crick,
44. Resulta fácil exagerar estas The Amercian Science of Politics,
diferencias. U n a buena parte de lo 48. Véase D . E . Apter, Choice and Londres, Routledge y Kegan Paul,
que hoy se presenta c o m o nuevo the Politics ofAllocation, N e w 1959. G o o d n o w fue asesor de
en lo relativo al Estado es una Haven, Yale University Press, Y u a n Shikai, jefe nominal del
simple diferencia terminológica. 1971. Estado después de la caída de la
La teoría del desarrollo político dinastía manchú en la revolución
utiliza a m e n u d o la palabra 49. Véase «Risk», Daedalus 119 de 1911. Opinaba que «el sistema
«gobierno» c o m o sinónimo de (otoño 1990). monárquico es m á s conveniente
Estado, sugiriendo una diferencia para China que el sistema
de acento entre lo que Birnbaum 50. U n buen ejemplo de esta republicano. Si se ha de mantener
ha llamado «Estados débiles» arrogancia lo proporciona un la independencia de China, el
(como en Estados Unidos) y eminente especialista en ciencias gobierno debe ser constitucional y,
«Estados fuertes» (como en políticas, de tendencia considerando las condiciones del
Francia). Véase Pierre Birnbaum, institucionalista, en u n artículo país, así c o m o sus relaciones con
La logique de l'Etat, Paris, Fayard, publicado recientemente en otras potencias, sería m á s fácil
1982). Foreign Affairs titulado formar un gobierno constitucional
«Democracia: ¿una revolución adoptando una monarquía en lugar
45. Esto explica quizá la mundial?», que comienza de una república». Citado en
decepción general sobre lo que la diciendo: « U n a marea de cambios Harold W . Vinacke, A History of
teoría general ha logrado en la democráticos está barriendo el the Far East in Modern Times,
ciencia política. H a y unas pocas m u n d o , no sólo en las regiones Nueva York, Croftes, 1933,
proposiciones sólidas que son comunistas, antiguamente págs. 225-226.
El gobierno de la mayoría
en la teoría y en la práctica:
persistencia de un paradigma viciado

Arend Lijphart

Introducción El hiato que existe entre la teoría y práctica


del régimen de la mayoría tiene importancia
El último decenio de nuestro siglo podría m u y por dos motivos. El primero es que para las de-
bien llegar a ser el «decenio de la democracia»: mocracias jóvenes, la democracia basada en el
son cada vez m á s numerosas las naciones que consenso resulta aún m á s necesaria que para
prevén el establecimiento de sistemas demo- las democracias maduras y estables, pues las
cráticos, los están instaurando o bien consoli- primeras suelen verse aquejadas de graves esci-
dan los sistemas de gobierno democrático exis- siones internas y deben hacer frente a proble-
tentes. Esta tendencia incita a reflexionar sobre m a s delicados que son fuente de división. El
el significado de la democracia y las distintas segundo motivo es que la idea de que la d e m o -
formas que reviste. E n este cracia es sinónima del go-
artículo sostengo que es bierno de la mayoría está a
Arend Lijphart es profesor de ciencias
preciso distinguir dos m o - políticas en la Universidad de Califor-
tal punto arraigada que im-
delos básicos, la democra- nia, San Diego, La Jolla, California pide considerar seriamente
cia basada en la mayoría y 92093-0060, E E . U U . Sus investigacio- el modelo de consenso. Pa-
nes actuales se basan en la comparación
la democracia basada en el de los regímenes democráticos y de sus
ra afianzar una democracia
consenso, si bien existe una sistemas electorales. Entre sus obras ca- es necesario elaborar una
marcada y peligrosa ten- be destacar: Democracies: Patterns of constitución democrática:
dencia a definir la d e m o - Majoritarian and Consensus Govern- esta elaboración comienza
ment in Twenty-One Countries (1984),
cracia casi exclusivamente Power-Sharing in South Africa ( 1985) y mal si toma c o m o único
de acuerdo con el primero. Electoral Laws and their Political Con- punto de partida la defini-
El gobierno de la mayoría sequences (1986). ción «mayoritarista» de la
adolece de una grave con- democracia.
tradicción entre la teoría y C o m e n c e m o s por des-
la práctica. E n teoría, se cribir brevemente las dife-
tiende a considerar que es rencias que existen entre
lo esencial para la adopción de decisiones en estas dos concepciones de la democracia, basa-
una democracia y constituye por consiguiente das ambas en la definición habitual de «gobier-
el criterio que permite definirla. Pero en la no por el pueblo y para el pueblo». Estas dos
práctica, es m u y raro observar una aplicación concepciones difieren diametralmente en
estricta del gobierno de la mayoría. Sobre todo cuanto al problema esencial que plantea esta
en lo que respecta a las decisiones m á s impor- definición: ¿quién debe encargarse de gobernar
tantes y a los problemas que dan origen a pro- y a qué intereses debe responder un gobierno
fundas divisiones sociales, las democracias se cuando los ciudadanos se muestran en desa-
alejan m á s o menos del criterio mayoritario a la cuerdo y expresan criterios diferentes? U n a res-
hora de tomar decisiones para recurrir a meca- puesta es: la mayoría de la población. L a otra
nismos que m á s bien se traducen en u n consen- respuesta posible es: El mayor número posible
so amplio. de ciudadanos. D e este m o d o , el modelo « m a -

R I C S 129/Septiembre 1991
508 Arend Lijphart

yorista» de democracia concentra el poder po- des bajo la denominación de "gobierno de la


lítico en manos de la mayoría, en tanto que el mayoría": a) una mayoría calificada (con fre-
modelo de consenso procura compartir, disper- cuencia una mayoría de dos tercios); b) la m a -
sar, contener y limitar el poder por diversos yoría simple o absoluta (50,01 % ) ; y c) la mayo-
medios. ría relativa, es decir, la minoría m á s
Desarrollaré m i argumentación en cuatro importante (una mayoría inferior al 50 %)»4.
etapas. E n primer término, consideraré en qué Sartori tiene toda la razón; pero si tanto la m a -
medida se tiende a concebir la democracia en yoría relativa c o m o la total unanimidad pue-
términos puramente mayoritaristas. E n segun- den ser calificadas de «gobierno de la mayo-
do lugar, seguiré en su lógica el principio del ría», la expresión tiene una amplitud tal que
gobierno de la mayoría para precisar la fisono- carece de sentido. Además, estoy convencido
mía de una democracia puramente mayorita- de que Safire, Slovo y otros no piensan en una
rista. En tercer lugar, demostraré que este m o - definición tan amplia cuando identifican la de-
delo puro de democracia basada en mayoría mocracia con el gobierno de la mayoría: se re-
difiere totalmente del funcionamiento real de fieren a una mayoría simple pero absoluta de
las democracias y las tradiciones democráticas «50%+ 1».
en todas las partes del m u n d o . Por último, tra- La segunda explicación tiene m á s valor. Ca-
taré de descubrir por qué conserva su vigencia be sostener que las declaraciones de Safire y
el paradigma del gobierno de la mayoría, pese a Slovo no deben ser entendidas literalmente y
ser tan ajeno a la realidad de la práctica demo- no se refieren a un gobierno de la mayoría abso-
crática. luto e ilimitado. Incluso si no dicen explícita-
mente que el gobierno de la mayoría debe ser
limitado por los derechos de las minorías, esta
Democracia = gobierno reserva está implícita. Por ejemplo, Dahl seña-
de la mayoría la que «nadie ha sostenido nunca que la demo-
cracia consiste en que la mayoría pueda o deba
Al comienzo de su estudio sobre el gobierno de hacer lo que quiera, y nadie, excepto sus enemi-
la mayoría, Pennock afirma: «Hay que empezar gos, la ha definido así. Todos los partidarios de
por señalar que con frecuencia se afirma que el la democracia... y las definiciones favorables
gobierno de la mayoría constituye la esencia de la misma conllevan la idea de que las mayo-
5
misma de la democracia»1. Desde los dos extre- rías deben ser sujetas a limitaciones» . Dahl
m o s del espectro político, dos veces (la del co- apoya sus palabras citando el primer discurso
mentarista conservador estadounidense W i - inaugural de Abraham Lincoln: «La unanimi-
lliam Safire y la del dirigente comunista de dad es imposible; el gobierno de la minoría ins-
Sudáfrica Joe Slovo) corroboraron recientemen- tituido en forma permanente es totalmente
te la afirmación de Pennock. Comentando la inadmisible; de m o d o que si se rechaza el prin-
evolución de Sudáfrica, Safire sostiene que la cipio de la mayoría, sólo quedan la anarquía o
democracia significa una igualdad política real el despotismo». Dahl indica que Lincoln no se
basada en el principio de «una persona, un vo- proponía discutir las numerosas limitaciones al
to» y concluye: «En otras palabras, el régimen gobierno de la mayoría que existen en la Cons-
de la mayoría». Y para que no queden dudas, titución de los Estados Unidos de América.
añade «ningún demócrata puede oponerse a la T a m p o c o lo pretendía Alexis de Tocqueville,
idea del gobierno de la mayoría»2. Por su parte, aunque afirmara enfáticamente: «La esencia
Slovo declara: «Deberíamos dejar de jugar con del gobierno democrático consiste en la sobera-
las palabras. Conocemos sólo un tipo de demo- nía absoluta de la mayoría; en los Estados de-
cracia, que es el gobierno de la mayoría»3. mocráticos, nada hay que pueda oponerse a esa
6
Estas afirmaciones tan categóricas pueden soberanía» . M á s adelante volveremos a consi-
explicarse por dos motivos. El primero es que derar estas observaciones de Lincoln y de Toc-
el término «mayoría» es m u y flexible y ambi- queville.
guo, por lo que la expresión «gobierno de la A u n entendiendo el gobierno de la mayoría
mayoría» no implica necesariamente el gobier- c o m o sinónimo de democracia, se acepta que la
no de una mayoría simple (50% + 1). Sartori voluntad de la mayoría tiene o debe tener sus
señala que «se suelen confundir tres magnitu- límites. Dahl plantea el problema de la forma
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 509

que adoptan o deben adoptar esos límites: 1) norías». Y añade: «Creo que esa significación
¿Límites éticos y culturales, que intervienen so- se ha perdido hoy» 10 .
bre todo en el plano de la conciencia indivi- Tal vez, la advertencia de que por «gobier-
dual? 2) ¿Controles y equilibrios sociales? 3) no de la mayoría» no entendemos u n imperio
¿Limitaciones jurídicas y constitucionales?7. absoluto de ésta ha permanecido tácita durante
E n el primer caso límites no formales, en el ter- tanto tiempo que la hemos olvidado. N o pre-
cer caso restricciones oficiales, se trata en el se- tendo afirmar que sea imposible abogar por el
gundo de una combinación de a m b o s tipos. Por gobierno de la mayoría en términos lógicos y
ejemplo, u n sistema flexible multipartidista teóricos (como lo hacen Spitz y, con menos en-
puede actuar c o m o un mecanismo social infor- tusiasmo, Locke). Pero m e parece erróneo y pe-
mal que limita el gobierno de la mayoría; la ligroso sostener, explícita o implícitamente,
aparición y la persistencia de un sistema así que el gobierno de la mayoría es la única forma
pueden verse favorecidas por la estructura ofi- de democracia o su única forma legítima.
cial del sistema electoral vigente en el país.
Sin embargo, las restricciones informales
apenas afectan a u n régimen de mayoría abso- El gobierno de la mayoría
luto. Cabe esperar y confiar en que las m a y o - en la práctica
rías den muestras de prudencia y retención; pe-
ro es evidente que los límites que una mayoría Hasta aquí he aludido al gobierno de la m a y o -
se impone puede también suprimirlos ella mis- ría c o m o un mero principio abstracto. Para lle-
m a . Elaine Spitz señala que «la autoimposición var ahora el debate al terreno empírico, formu-
de controles y restricciones no debe hacernos laré la siguiente pregunta: ¿ Q u é aspecto
olvidar que las mayorías tienen la capacidad concreto tendría u n gobierno democrático ba-
real de controlar todos los resortes del poder sado directamente en los principios «mayorita-
(legislativo, ejecutivo y, si se lo proponen, judi- ristas»? Para responder, m e apoyaré en tres su-
cial) y, por consiguiente, todo el terreno políti- puestos. El primero consiste en imaginar u n
co. Este poder total de las mayorías se pone gobierno surgido de una democracia represen-
particularmente de manifiesto en su capacidad tativa y no de una democracia directa; si pensa-
de modificar y ajustar las normas de la legitimi- m o s que la mayoría de los países tiene un nú-
dad». Y , en una postura claramente mayorita- m e r o elevado de habitantes y que la
rista, agrega: « E n la teoría de la democracia, democracia directa es sumamente rara, este su-
cuesta imaginar a quién correspondería, si n o , puesto no precisa una apología. El segundo su-
adoptar esas decisiones»8. Refiriéndose a la po- puesto es que la representación se produce
sición de John Locke sobre el gobierno de la esencialmente por intermedio de los partidos
mayoría, Kendall llega a la m i s m a conclusión. políticos, lo que conlleva u n m a y o r grado de
A pesar de su afán de proteger los derechos simplificación, pero es todavía bastante rea-
individuales, Locke se inclina por un sistema lista y razonable. El tercer supuesto todavía
político donde la mayoría esté sometida úni- va m á s allá, pues m e referiré exclusivamente
camente a restricciones informales; en última a la forma parlamentaria de gobierno, dejan-
instancia, adopta así la posición de un d e m ó - do para m á s adelante las complicaciones que
crata partidario del gobierno de la m a y o - i m p o n e n los regímenes presidencialistas o
ría9. mixtos.
Las cosas cambian cuando se trata de res- El gobierno de la mayoría implica que el po-
tricciones de carácter oficial-jurídico u oficial- der político se concentra o debe concentrarse
constitucional, que no pueden ser modificadas en m a n o s de la mayoría; puedo formular así m i
por mayoría simple. L a dispersión de poder pregunta en los siguientes términos: ¿Cuáles
que así se produce debe recibir el nombre de son las formas políticas, las instituciones y las
gobierno limitado de la mayoría. Sartori sostie- prácticas m á s eficaces para concentrar el poder
ne que hasta hace unos decenios, la expresión en m a n o s de la mayoría? El gobierno de la m a -
«gobierno de la mayoría» no era m á s que la yoría alcanza su expresión m á x i m a cuando se
«forma abreviada de designar el gobierno limi- cumplen las condiciones que se enumeran a
tado de la mayoría, es decir, u n régimen de m a - continuación. 1) U n partido político controla
yoría obligado a respetar los derechos de las m i - el gabinete con el apoyo de una mayoría legisla-
510 Arcnd Lijphart

tiva. 2) El partido que tiene la mayoría del gabi- ral, en especial una legislatura en la que a m b a s
nete domina a su vez la asamblea legislativa, cámaras gozan de poderes m á s o menos iguales
donde otro u otros partidos están también re- y están integradas en forma diferente, en vez
presentados. 3) Se trata de un parlamento uni- del sistema unicameral; 4) una estructura fede-
cameral, es decir, no existe el contrapeso de ral y descentralizada, en lugar de un gobierno
otra cámara que pueda tener una mayoría dife- unitario centralizado; 5) una constitución «rí-
rente. 4) Se trata de un sistema de gobierno uni- gida» que sólo puede ser modificada por m a y o -
tario y centralizado, es decir, no existen divi- rías extraordinarias, en vez de una constitución
siones geográficas ni funcionales cuyo control «flexible», escrita o no; 6) un poder judicial fa-
pueda sustraerse a la mayoría parlamentaria y cultado para revisar la constitucionalidad de la
del gabinete. 5) El gabinete y la mayoría parla- legislación; 7) un sistema de varios partidos en
mentaria no están sometidos a limitaciones el que las diferencias entre éstos no se basan
constitucionales, ya porque no existe ninguna sólo en problemas socioeconómicos, sino tam-
constitución o sólo hay una constitución «no bién, por ejemplo, en dimensiones de política
escrita», ya porque la constitución escrita pue- exterior, religiosa, cultural-étnica o urbana-ru-
de ser modificada por mayoría simple. 6) El po- ral; y 9) elecciones con representación propor-
der judicial no está facultado para revisar las cional, en vez de un sistema de mayoría sim-
decisiones del ejecutivo, es decir, no puede li- ple13.
mitar el poder de la mayoría; aunque en virtud Las expresiones «democracia de mayoría» y
de la condición precedente (modificación de la «democracia de consenso» son de Robert G .
constitución por mayoría simple), esa facultad Dixon Jr., de quien también he tomado, con
de revisión tampoco tendría mucha importan- modificaciones, las listas de las características
cia, pues podría ser anulada por la mayoría. de a m b o s sistemas14. Otros autores han formu-
Estas seis características de la democracia lado distinciones similares entre los dos tipos
mayoritaria derivan todas lógicamente del básicos de democracia. Tanto Dahl c o m o Ri-
principio de concentración del poder en manos ker dan el nombre de «democracia populista» a
de la mayoría. Cabe mencionar otras tres carac- la que yo denomino democracia mayoritarista;
terísticas, no porque tengan una articulación y mi categoría de democracia de consenso co-
lógica sino porque el análisis empírico ha de- rresponde aproximadamente a la «democracia
mostrado que aumentan las posibilidades de do- liberal» de Riker y a una combinación de la
minio de un solo partido. La primera es un siste- «democracia madisoniana» y la «democracia
m a bipartidista: cuando hay dos grandes poliárquica» de Dahl 15 .
partidos, es m u y probable que uno de los dos
obtenga la victoria en todas las elecciones. A su
vez, los efectos de un sistema bipartidista son Infrecuencia del gobierno
aún m á s marcados cuando el mecanismo electo- de la mayoría en las
ral prevé la celebración de consultas múltiples democracias contemporáneas
(con arreglo a la «Ley de Duverger», que admite
m u y pocas excepciones)". La existencia de dos Si se aplican a las democracias contemporáneas
grandes partidos también ejerce consecuencias las listas de características opuestas antes m e n -
más acentuadas cuando la línea que los divide cionadas, se observa que el gobierno de la mayo-
coincide con una divisoria socioeconómica: un ría presenta numerosas excepciones: por ejem-
partido «de izquierdas» y otro «de derechas»12, plo, son m u y frecuentes los gabinetes de
en un país o en un sistema de partidos. coalición, los sistemas de partidos múltiples, la
D e esas nueve características de la d e m o - representación proporcional, las legislaturas bi-
cracia mayoritaria podemos derivar lógica- camerales, la facultad de revisión en manos del
mente nueve características (opuestas) de la de- poder judicial y el federalismo. El examen deta-
mocracia de consenso: 1) gabinetes de llado de las democracias contemporáneas con
coalición amplia en vez de gabinetes integrados arreglo a estos criterios confirma el hecho de que
por un partido que dispone de la mayoría sim- la democracia «mayoritarista» es la excepción y
ple; 2) una relación equilibrada de poder entre no la regla. En mi libro Democracies he examina-
el gabinete y el parlamento, en vez del predo- do según estos criterios los 21 países que han
minio del primero; 3) una legislatura bicame- mantenido un régimen democrático sin inte-
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 511

La democracia suiza es la m á s consociacional: Landsgenwinde, en el subcantón de Appenzell-Inner-Rhoden, ejer-


ciendo un acto de democracia directa en el que los ciudadanos, incluidas por primera vez las mujeres en 1991, votan
a m a n o alzada, p. Koch/Rapho.

rrupciones importantes desde el fin de la segun- del gráfico. Se puede denominar a la primera
da guerra mundial hasta 1980: 15 democracias dimensión ejecutivo-partidos, pues agrupa las
de Europa occidental, Estados Unidos de A m é - siguientes variables conexas: tipo de gabinete,
rica, Canadá, Israel, Japón, Australia y Nueva poder del gabinete, sistema de partidos y siste-
Zelanda16. (Teniendo en cuenta que la d e m o - m a electoral. La segunda dimensión agrupa las
cracia francesa sufrió cambios importantes en siguientes variables conexas: grado de centrali-
la transición de la Cuarta República a la Quin- zación, tipo de legislatura y grado de flexibili-
ta, he estudiado esas dos repúblicas c o m o casos dad constitucional. E n la teoría federal clásica,
aparte.) E n un análisis en colaboración que estas mismas características permiten distin-
efectué m á s tarde fueron estudiados tres nue- guir el federalismo del gobierno unitario, por lo
vos países democráticos de Europa meridional: que esta segunda dimensión puede ser califica-
España, Portugal y Grecia (teniendo en cuenta da de federal-unitaria. Para calcular las pun-
sus experiencias democráticas desde mediados tuaciones correspondientes a cada país en fun-
de la década de 1970 hasta mediados de la si- ción de ambas dimensiones, se dio carácter
guiente)17. operacional a cada una de las variables, y los
En la figura 1 se muestran las posiciones valores (medidos en escalas diferente) se nor-
que ocupan estas 24 democracias con respecto malizaron para obtener una medida de 0 y una
al sistema mayoritario y al de consenso. E n el desviación estándar de 1. Los valores corres-
análisis empírico se puso de manifiesto que los pondientes a ambas dimensiones son los pro-
diversos rasgos que distinguen a ambas formas medios (también normalizados) de las varia-
básicas de democracia se agrupan a lo largo de bles incluidas en cada una de esas dimensiones.
dos dimensiones principales que son los ejes E n la figura 1, los valores positivos indican un
512 Arend Lijphart

F I G U R A I. Clasificación de 25 regímenes democráticos con respecto a las dos dimensiones de la


comparación democracia mayoritarista-democracia de consenso.

II
Dimensión
federal-unitaria

• ISR • NZ
1.5
• UK
.1.0
• ICE"

• LUX
FR4 • POR _ -.5 • GRE
• FIN • DEN
I • NET NOR • FR5 • IRE
Dimensión • BEL • SWE
ejecutivo- - 1 1 1 1 1 1
partidos -1.5 -1.0 -.5 .5 1.0 1.5
•ITA • SPA
.-.5 •AUT

-1.0 •AUL
• JAP
CAN
.-1.5
• SWI • US
• GER
Nota: A U L : Australia; A U S : Austria; B E L : Bélgica; C A N : Canadá; D E N : Dinamarca; FIN: Finlandia; F R 4 : Cuarta
República francesa; F R 5 : Quinta República francesa; G E R : República Federal de Alemania; G R E : Grecia; ICE:
Islandia; IRE: Irlanda; ISR: Israel; ITA: Italia; JAP: Japón; L U X : Luxemburgo; N E T : Países Bajos; N O R : Noruega;
N Z : Nueva Zelanda; P O R : Portugal; S P A : España; S W E : Suecia; S W I : Suiza; U K : Reino Unido; U S : Estados
Unidos de América.

T o m a d o de: Arend Lijphart, Thomas C . Bruneau, P . Nikiforos Diamandouros, y Richard Günther, « A Mediterra-
nean Model of Democracy? The Southern European Democracies in Comparative Perspective», West European
Politics, vol. 11, n ú m . I (enero de 1988), pág. 12.

gobierno de la mayoría, y los valores negativos toral de mayoría simple, Nueva Zelanda intro-
de consenso. duce un ajuste consistente en reservar varios
E n la figura 1, sólo dos países pueden ser distritos para la minoría maorí, con objeto de
calificados inequívocamente de democracias garantizar la representación parlamentaria de
de régimen mayoritario: Nueva Zelanda y, en los maories que podría verse amenazada en un
menor medida, el Reino Unido. Las demás de- régimen estricto de mayoría simple. E n el Rei-
mocracias se apartan considerablemente del no Unido, la política relativa a una Irlanda del
modelo mayoritarista19. Además, examinando Norte con divisiones profundas evoluciona cla-
en detalle los casos del Reino Unido y Nueva ramente hacia un sistema de consenso: en esta
Zelanda se observa que son regímenes predo- provincia se ha establecido un sistema propor-
minantemente, pero no meramente, mayorita- cional para todas las elecciones salvo la de re-
ristas; y, lo que resulta interesante, sus desvia- presentantes en la Cámara de los C o m u n e s , con
ciones con respecto al régimen mayoritarista objeto de crear un amplio gobierno de coali-
puro guardan relación con la gestión de impor- ción donde estén presentes tanto la mayoría
tantes decisiones societales. En un sistema elec- protestante c o m o la minoría católica. Es evi-
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 513

U n problema que probablamente se resolvería mejor en una democracia de consenso que de mayoría: los indios
Navajo-Hopi en Estados Unidos manifestándose, en 1986, en la defensa de sus territorios. M . Roessei/Rapho.

dente que también el sistema bicameral britá- de la figura 1, es decir, hacia la democracia de
nico representa una desviación con respecto al consenso; pues en casi todos los casos predomi-
régimen estricto de mayoría; pero se trata de nan características de esta última.
una excepción menor, porque la Cámara de los En el grupo de 25 democracias de la figu-
Lores tiene poderes sumamente limitados. ra 1, los gobiernos de coalición son m u c h o m á s
Las 23 democracias restantes se apartan aún frecuentes que los gabinetes monopartidistas;
m á s del régimen estricto de mayoría. Sólo uno, las legislaturas se muestran m u c h o m á s activas
Suiza, es un ejemplo casi puro de democracia que la sumisa Cámara de los C o m u n e s de Lon-
de consenso. E n su mayoría, los países se ubi- dres; 15 países tienen parlamentos bicamera-
can en posiciones intermedias entre los regíme- les; 21 se rigen por constituciones escritas, pro-
nes extremos de mayoría y de consenso. Por tegidas por procedimientos de modificación
otra parte, la figura 1 tiende a dar un relieve por mayoría calificada y/o de revisión judicial;
exagerado a las tendencias «mayoritaristas»: ya 19 países aplican una representación propor-
se dijo que para calcular las puntuaciones se cional o semiproporcional; y los sistemas mul-
utilizaron las posiciones relativas de los países tipartidistas y de partidos multidimensionales
entre el régimen de mayoría y el régimen de son m u c h o m á s frecuentes que los bipartidistas
consenso, lo que garantiza que a la derecha y a y de partidos unidimensionales. El régimen de
la izquierda del eje vertical y por encima y por la mayoría sólo aparece en ventaja en la carac-
debajo del eje horizontal habrá u n número terística del gobierno unitario: de las 25 d e m o -
idéntico, o casi, de países. Si utilizáramos valo- cracias, sólo seis tienen un gobierno oficial-
res absolutos, observaríamos un desplazamien- mente federal: Estados Unidos de América, C a -
to general hacia la izquierda y la mitad inferior nadá, República Federal de Alemania, Suiza,
514 Arend Lijphart

Austria y Australia. Otros dos países (Bélgica y que «tres cuartos de los países del m u n d o (es
España) pueden ser considerados c o m o semife- decir, el m u n d o no occidental) no están cultu-
derales, y varios Estados oficialmente unitarios ralmente adaptados a la democracia»22. M a n -
(sobre todo los países escandinavos y Japón) glapus cita múltiples ejemplos de tradiciones y
presentan estructuras bastante descentraliza- prácticas democráticas en todas las partes del
das, comparables a Austria y Australia que son m u n d o no occidental que demuestran (lo que
federales21. Esta única excepción (relativa al tiene especial importancia para nuestra argu-
gobierno unitario) no modifica la pauta gene- mentación) que la tradición democrática no oc-
ral, que se aproxima m u c h o más al modelo de cidental responde m u c h o m á s al modelo de
consenso que al modelo mayoritarista. consenso que al de mayoría. Señala que «la ca-
U n hecho notable que con frecuencia se ol- racterística c o m ú n (es) el elemento de consenso
vida es que en dos democracias que aplican en por oposición a las decisiones de confrontan-
forma predominante el régimen de la mayoría, ción» es decir, por mayoría, y afirma varias ve-
Nueva Zelanda y el Reino Unido, por lo gene- ces que el proceso democrático no occidental es
ral predominan en la legislatura mayorías arti- un «proceso consensual», basado en una gran
ficiales, no basadas en mayorías populares. E n «preocupación por la armonía»24.
Gran Bretaña a partir de 1945 y en Nueva Ze- Otros autores habían llegado ya a la misma
landa desde 1954, los partidos «triunfadores» conclusión. Rupert Emerson, aunque se equi-
no han obtenido la mayoría del total de votos. voca cuando afirma que «la idea de que la m a -
En este aspecto importante, ni siquiera estos yoría tiene derecho a desechar la opinión de
dos países pueden ser considerados c o m o bue- una minoría disidente tras un período de deba-
nos ejemplos del régimen de la mayoría. te [...] es una idea occidental», pues es una idea
Cabría objetar que estos argumentos están específicamente británica, señala con toda ra-
basados sólo en 25 casos que no constituyen zón que esta idea «vulnera concepciones fun-
una muestra representativa de las democracias damentales de pueblos no occidentales». A pe-
del m u n d o : pertenecen todas al m u n d o indus- sar de que Africa y Asia tienen tradiciones dife-
trializado, y casi todas a Europa Occidental. rentes, en ambas regiones se observa una
Para ampliar la muestra, podríamos incluir al- tendencia arraigada y general a celebrar sin pri-
gunos de los países recientemente independiza- sa «largas deliberaciones en busca de un con-
dos que responden a la tradición política britá- senso. Importa m á s el descubrimiento gradual
nica, por ejemplo Jamaica y Trinidad y Toba- de zonas de acuerdo que la capacidad de resol-
go. Podríamos incluir también a la Federación ver rápidamente un problema mediante un re-
India, a Malasia, Estado federal basado en una cuento de votos»25.
fuerte coalición, y a las democracias latinoame- También Michael Hass sostiene que existe
ricanas, que aplican casi todas la representa- una manera típicamente asiática de adoptar
ción proporcional. Si, por ejemplo, ampliára- decisiones, que se basa, por ejemplo, en la idea
m o s de este m o d o la muestra original de 25 a del mukafat, término que en malayo designa
50 democracias contemporáneas, no obten- «el principio de unanimidad conseguida m á s
dríamos a mi juicio un patrón general m u y di- gracias al debate que a la votación», y la de
ferente. mushawarah, «método tradicional indonesio
Cabría aducir también que en el m u n d o no para llegar a un acuerdo, no por una decisión
occidental las tradiciones mayoritaristas son mayoritaria, sino por algo parecido al "sentido
más fuertes que en los 24 países occidentales de la reunión" entre los cuáqueros»26. Y en su
citados (teniendo en cuenta que en lafigura1 el famoso estudio sobre la política del Africa occi-
único país no occidental considerado es Ja- dental, sir Arthur Lewis subraya las tradiciones
pón). El estadista y politólogofilipinoRaul S. democráticas consensúales de la región: «La
Manglapus aborda la cuestión en su obra re- tribu ha tomado una decisión mediante un de-
ciente Will of the People, significativamente bate, a la manera de una coalición; este tipo de
subtitulada «La democracia en las sociedades procedimiento democrático es el fundamento
no occidentales», donde se propone disipar la de las instituciones originales del pueblo»27.
idea de que «el despotismo es la forma de vida Abundan las pruebas de que en la práctica y
natural de las sociedades no occidentales». Po- en las tradiciones de todas partes del m u n d o , la
lemiza así con Claire Boot Luce, quien sostiene democracia mayoritarista es la excepción y no
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 515

la regla. En realidad, este tipo de democracia es fuerza (al punto de adquirir carácter dominan-
verdaderamente excepcional, pues está limita- te) en los países anglosajones, donde las prácti-
do a m u y pocos países, sobre todo el Reino cas y tradiciones británicas tienen m á s peso
Unido y los países que han sido m u y influidos que en otros lugares y que en el m u n d o en gene-
por la tradición política británica. ral. Pero esto no explica por qué los rasgos no
mayoritaristas del sistema político estadouni-
dense no han bastado c o m o contrapeso de las
El gobierno de la mayoría, características del sistema británico. La Consti-
paradigma kuhniano tución de los Estados Unidos se basa en los
principios madisonianos de separación y divi-
¿ C ó m o se puede explicar esta notable discre- sión de poderes, frenos y equilibrios, protec-
pancia entre la preponderancia teórica y la in- ción de las minorías, mayorías extraordinarias
frecuencia práctica del gobierno de la mayoría? y otros mecanismos que se oponen al gobierno
A m i juicio, obedece a que el gobierno de la simple de la mayoría. Dahl define dos concep-
mayoría es un «paradigma», tal c o m o lo define ciones principales opuestas: la democracia
T h o m a s S. K u h n : un concepto modelo o enfo- madisoniana y la democracia populista (mayo-
31
que básicos, que, en una determinada discipli- ritarista) . Cabría añadir, c o m o segunda expli-
na, gozan de gran aceptación pero rara vez se cación, que muchos especialistas norteame-
examinan seriamente. Es característico de es- ricanos de ciencias políticas, de W o o d r o w
tos paradigmas que las discrepancias entre la Wilson al C o m i t é de estudio de los par-
realidad y la teoría no bastan para que se los tidos políticos de la American Political Scien-
abandone: «Siempre hay dificultades de ajuste ce Association, que se han caracterizado por
entre el paradigma y la realidad», pero se tien- sus tendencias anglofilas y su gran admira-
de a descartarlas o se estima que se pueden sub- ción por la política británica han propugnado
sanar por medio de pequeños ajustes28. Por lo reformas de la política estadounidense con
que respecta al paradigma del gobierno de la arreglo a las orientaciones mayoritaristas bri-
32
mayoría, las discrepancias suelen explicarse co- tánicas .
m o pequeñas excepciones a una interpretación U n a explicación diferente (la tercera) es la
de la democracia que sigue siendo esencial- siguiente: aunque la idea dominante de Madi-
mente válida. L a persistencia de este paradig- son sea la limitación del poder de la mayoría,
m a puede explicarse también por su bella y se- hay que reconocer que el sistema político esta-
ductora simplicidad, m u c h o m á s simple y dounidense presenta algunos rasgos claramente
atractiva que la idea (expuesta, por ejemplo, no madisonianos. D e éstos, los m á s importan-
por Jean-Jacques Rousseau) de que el régimen tes son los siguientes: la concentración del po-
democrático de adopción de decisiones puede der ejecutivo en manos de un solo individuo, la
oscilar de la mayoría a la unanimidad, según la elección del presidente por un método mayori-
importancia y la urgencia de los problemas de tarista, la composición monopartidista del ga-
que se trate29. binete, la preponderancia del método pluralis-
Ahora bien, K u h n señala asimismo que ta en las elecciones legislativas de todos los ni-
cuando una discrepancia llega a ser una anoma- veles y el sistema bipartidista. Por todos estos
lía importante, no es posible ya ignorarla ni motivos, el sistema estadounidense presenta,
descartarla con una explicación, y el paradigma con respecto a la dimensión ejecutivo-partidos
viciado se colapsa en una «revolución científi- de la figura 1, un aspecto fundamentalmente
ca»30. N o podemos menos que considerar la mayoritarista. (En cambio, tiene un aspecto ne-
discrepancia entre la teoría y la práctica del ré- tamente consensual con respecto a la otra di-
gimen de la mayoría c o m o una anomalía im- mensión, federal-unitaria.) A la luz de estas ca-
portante y sorprendente. Por consiguiente, de- racterísticas mayoritaristas, se entienden mejor
bemos explicarnos por qué no ha ocurrido la las palabras de Lincoln y de Tocqueville antes
esperada revolución científica. A título espe- citadas. D e b e m o s señalar, además, que el siste-
culativo, intentaré proponer cuatro explica- m a presidencial tiene efectos ambivalentes con
ciones. respecto al predominio de uno u otro régimen:
U n a explicación es que la ciencia política se por un lado implica una separación de poderes
practica en todo el m u n d o , pero tiene especial (característica del régimen de consenso), pero
516 Arend Lijphart

por otro significa un poder ejecutivo concen- primordial cuando los representantes se divi-
trado en una sola persona cuya elección no se den en un gobierno y una oposición c o m o ocu-
puede hacer por el método proporcional sino rre en Gran Bretaña, pues de ese m o d o la mino-
por el método de mayoría relativa o algún otro ría queda excluida de la toma de decisiones du-
método «mayoritarista». rante un tiempo prolongado. Se podría aceptar
U n a cuarta explicación se debe a Dogan y el gobierno de la mayoría en sociedades h o m o -
Pahre, para quienes hay m á s probabilidades de géneas, pero en los países con hondas divisio-
que la innovación científica surja en las zonas nes societales ese gobierno «es totalmente in-
periféricas que en el centro de una materia o moral, inconsecuente con el significado pri-
disciplina33. El estudio de la democracia ha mordial de la democracia y destructor de to-
ocupado el centro m i s m o de la ciencia política da perspectiva de edificar una nación en la
y ha estado, sobre todo, a cargo de especialis- que distintos pueblos puedan convivir en ar-
tas, lo que puede haber supuesto un obstáculo monía» 35 .
para la aparición de teorías originales e innova- Presentar estas cuatro explicaciones de los
doras. Es cierto que algunos politólogos emi- motivos para que no haya ocurrido una revolu-
nentes (entre los que he citado a Dahl y Sartori) ción contra el paradigma del mayoritarismo no
han hecho contribuciones fundamentales al co- significa justificar la ausencia de esa revolu-
nocimiento del gobierno de la mayoría y han ción. Volviendo al argumento que expuse al
insistido en que no es la única forma de d e m o - principio de este artículo, considero que la asi-
cracia. Pero conviene poner de relieve que el milación estrecha y dogmática de la democra-
ataque m á s demoledor que un demócrata con- cia al gobierno de la mayoría no sólo es teórica-
vencido haya lanzado contra las tesis mayorita- mente insostenible, sino que tiene, además, un
ristas procede de un politólogo adepto a la «op- efecto desorientador y, por ende, resulta peli-
ción pública», Riker, quien expuso los vicios grosa si se utiliza c o m o orientación para redac-
lógicos y las incoherencias del régimen mayori- tar nuevas constituciones democráticas. A m i
tarista y la superioridad de la democracia libe- juicio, debemos combatir la idea de que el go-
ral34; y que el autor de la moderna teoría del bierno de la mayoría es el criterio único de la
consenso, Sir Arthur Lewis, era m á s bien un democracia; aceptar que, en la práctica, las de-
economista que un politólogo. Lewis expresó lo mocracias que existen en el m u n d o y las tradi-
esencial de su posición en estas sabias palabras: ciones democráticas se aproximan m á s al m o -
«La palabra "democracia" tiene dos significa- delo de consenso que al mayoritarista; y tomar
dos. El significado primordial es que todas las el modelo de consenso c o m o punto de partida,
personas afectadas por una decisión deben te- en especial, c o m o propone Lewis, para elaborar
ner la posibilidad de participar en su adopción, constituciones democráticas adecuadas a las
ya directamente, ya por medio de representan- escisiones múltiples que desgarran a las socie-
tes electos. El significado secundario es que dades en el m u n d o actual.
predomine la voluntad de la mayoría». Lewis
sostiene que el significado secundario viola el Traducido del inglés

Notas

1. J. Roland Pennock, Democratic 3. San Diego Union, 7 de mayo de 5. Robert A . Dahl, A Preface to
Political Theory (Princeton: 1990, artículo basado en un Democratic Theory (Chicago:
Princeton University Press, 1979), informe del Servicio de Noticias University of Chicago Press,
pág. 370. del N e w York Times. 1956), pág. 36.

4. Giovanni Sartori, The Theory of 6. Abraham Lincoln, First


2. William Safire, «The Suzman Democracy Revisited (Chatham, Inaugural Address, y Alexis de
Plan», New York Times, 7 de N e w Jersey; Chatham House Tocqueville, De la démocratie en
agosto de 1986. Publishers, 1987), pág. 221. Amérique, citados en Dahl, A
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 517

Preface to Democratic Theory, (diciembre de 1985), vol. 39, n ú m . I (octubre de 1986),


pág. 35. Añadiré un ejemplo págs. 341-352. págs. 132-135; y Anthony D o w n s ,
contemporáneo de un político en «The Evolution of Democracy:
ejercicio. E n el discurso que 13. Ver Arend Lijphart, H o w Its Axioms and Institutional
pronunció en 1978 ante la Democracies; Patterns of Forms Haven Been Adapted to
Academia Naval de Estados Majoritarian and Consensus Changing Social Forces»,
Unidos, el Presidente J i m m y Government in Twenty-One Daedalus, vol. 116, n u m . 3 (verano
Carter declaró que su Gobierno Countries (New H a v e n : Yale de 1987), págs. 129-134.
apoyaba vigorosamente la University Press, 1984),
democracia y, «en especial la págs. 1-36. 20. Robert A . Dahl hace hincapié
verdadera autodeterminación y el en este aspecto en Democracy and
gobierno de la mayoría en todas las 14. Robert G . Dixon, Jr., Its Critics (New Haven: Yale
partes del m u n d o donde esos Democratic Representation: University Press, 1989),
objetivos no hayan sido aún Reapportionment in Law and págs. 156-160.
alcanzados». E n un m o m e n t o Politics (Nueva York: Oxford
ulterior de su discurso, describió la University Press, 1968). 21. Acerca de las puntuaciones
democracia de su país en términos correspondientes a la
m á s consensúales que 15. Dahl, op. cit. en particular descentralización, ver Lijphart, op.
mayoritaristas: «Nuestra fuerza págs. 1-89; William H . Riker, cit., pág. 178.
radica... en las causas que Liberalism Against Populism: A
defendemos, [entre ellas] el Confrontation Between the Theory 22. Raul S. Manglapus, Will of the
derecho de toda persona a of Democracy and the Theory of People: Original Democracy in
expresarse libremente, a participar Social Choice (San Francisco: Non- Western Societies (Nueva
plenamente en el gobierno y a W . H . Freeman and C o m p a n y , York: Greenwood Press, 1987),
compartir el poder político». 1982). págs. 5, 10.
(«Discurso del Presidente sobre las
relaciones soviético-americanas en
16. Lijphart, op. cit., en particular 23. Ibid., pág. 69.
la Academia Naval de E E . U U . » ,
págs. 211-222.
New York Times, 8 de junio de
1978. 24. Por ejemplo, Manglapus, ibid.,
17. Arend Lijphart, T h o m a s C . págs. 78, 82, 103, 107, 123, 129.
Bruneau, P . Nikiforos
7. Dahl, op cit. pág. 36. Diamandouros, y Richard 25. Rupert Emerson, From
Günther, « A Mediterranean Model Empire to Nation: The Rise of
8. Elaine Spitz, Majority Rule of Democracy? T h e Southern Self-Assertion of Asian and African
(Chatham, N e w Jersey: Chatham European Democracies in Peoples (Cambridge, Mass.:
House Publishers, 1984), pág. 203. Comparative Perspective», West Harvard University Press, 1960),
European Politics, vol. 11, n u m . 1, pág. 284.
9. Willmoore Kendall, John Locke (enero de 1988), págs. 7-25.
and the Doctrine of Majority Rule 26. Michael Haas, «The "Asian
(Urbana, Illinois: University of 18. Ver, por ejemplo, K . C . W a y " to Peace», Pacific
Illinois Press, 1941). Wheare, Federal Government Community, vol. 4 , n u m . 4 (julio
(Oxford: Oxford University Press, de 1973), págs. 503-505. H e
10. Sartori, op. cit. pág. 31. 1946); Daniel J.Elazar, tomado la definición de
«Federalism», en David L . Sills, mushawarah de Herbert Feith,
11. Ver William, H . Riker, compil., International «Indonesia», en George M c T .
«Duverger's L a w Revisited», y Encyclopadia of the Social Kahin, compil., Governments and
Maurice Duverger, «Duverger's Sciences, vol. 5 (Nueva York: Politics of Southeast Asia (Ithaca,
L a w : Forty Years Latere, en Macmillan and Free Press, 1968); N e w York: Cornell University
Bernard Grofman y Arend Carl J. Friedrich, Limited Press, 1959), pág. 192.
Lijphart, compil., Electoral Laws Government: A Comparison
and Their Political Consequences (Englewood Cliffs, N e w Jersey: 27. W . Arthur Lewis, Politics in
(Nueva York: Agathon Press, Prentice-Hall, 1974); e Ivo D . West Africa (Londres: Allen and
1986), págs. 19-42,69-84. Duchacek, Comparative U n w i n , 1965), pág. 86.
Federalism: The Territorial
12. Ver Rein Taagepera y Bernard Dimension of Politics (Nueva 28. Thomas S. K u h n , The
Grofman, «Rethinking Duverger's York: Holt, Rinehart, and Structure of Scientific Revolutions
L a w : Predicting the Effective Winston, 1970). (Chicago: University of Chicago
N u m b e r of Parties in Plurality and Press, 1970). (Existe en español:
P R Systems-Parties Minus Issues 19. Ver Robert W . Jackman, La estructura de las revoluciones
Equals O n e » , European Journal of «Elections and the Democratic científicas, Madrid: Fondo de
Political Research, vol. 13, n u m . 4 Class Struggle», World Politics, Cultura Económica, 1982).
518 Arend Lijphart

29. Tras señalar que entre la segunda, a los asuntos. La Educational. Literary and Political,
unanimidad y la mayoría simple combinación de ambas permite Papers (1875-1913) by Woodrow
hay una serie de mayorías establecer en cada caso la Wilson (Nueva York: Harper,
calificadas, Rousseau afirma: « D o s proporción ideal que se debe dar a 1925), vol. 1, págs. 19-42, 95-129;
máximas generales permiten la mayoría que decide». (El y Comité de Partidos Políticos,
regular estas relaciones: una, que contrato social, Libro IV, Asociación Americana de Ciencias
cuanto m á s serias e importantes Capítulo II; citado por Dahl, 1989, Políticas, Toward a More
sean las deliberaciones, m á s el op. cit., pág. 355). Responsible Two-Party System
criterio vencedor deberá (Nueva York: Rinehart and
aproximarse a la unanimidad; la 30. K u h n , op. cit., págs. 82-90. C o m p a n y , 1950).
otra, que cuanto mayor celeridad
exija el asunto tratado, menor 31. Dahl, 1956 op. cit., págs. 4-62. 33. Mattei Dogan y Robert Pahre,
deberá ser la diferencia prescrita Creative Marginality: Innovation
en la división de opiniones: en las 32. Ver especialmente W o o d r o w at the Intersections oj Social
deliberaciones que deben llegar a Wilson, «Cabinet Government in Sciences (Boulder, Colorado:
un término inmediato, bastará la the United States» y «Committee Westview Press, 1990).
mayoría de un solo voto. La or Cabinet Government?» en R a y
primera de estas máximas 34. Riker, op. cit.
Stannard Baker y William E .
conviene m á s a las leyes, la D o d d , compil., College and State: 35. Lewis, op. cit., págs. 64-66.
La sociedad civil
en un contexto histórico

Ernest Gellner

Las turbulencias de los países comunistas de quías políticas, ideológicas y de producción en


Europa Oriental, que culminaron en los dramá- una sola nomenclatura unificada. Y no sólo las
ticos acontecimientos de 1989, dieron lugar fusionó en una sola organización, sino que ade-
también a una poderosa reactivación del inte- m á s no permitió una segmentación abierta y
rés por la noción de sociedad civil. Este interés reconocida dentro de ellas. Desde luego, existía
está, a m i juicio, completamente justificado. un conflicto entre grupos o redes de influencia,
Las ideas que suscita esa expresión están desde pero no podía ser reconocido abiertamente ni
luego íntimamente relacionadas con el estable- institucionalizado. Por el contrario, la mafia
cimiento de una democracia o un orden social victoriosa o el dirigente de la red se considera-
y político liberal. D e hecho, la palabra «demo- ba a posteriori c o m o el agente de la verdad m a -
cracia», aunque aceptable nifiesta, según prescribían
c o m o término codificado las escrituras del m o v i -
Ernest Gellner es profesor de antropo-
para designar un gobierno logía social en la Universidad de C a m - miento, y a los rivales de-
de participación y respon- bridge, Free School Lane, Cambridge rrotados se les consideraba
sable, lleva consigo un m o - C B 2 3RF, Reino Unido. Es miembro de no sólo equivocados sino
la Academia Británica y de la Academia
delo que es menos útil que Europea, así como miembro honorario
también malvados. El ven-
el que sugiere la expresión de la Academia Americana de las Artes cedor controlaba los m e -
«sociedad civil». y las Ciencias. Es autor de numerosos dios de coerción, con los
artículos y obras de antropología so-
Desde el punto de vista cial.
cuales podía imponer, e
histórico, la expresión «so- imponía, su interpretación
ciedad civil» se ha utiliza- de manera retrospectiva, y
do en varios sentidos: en la ideología revolucionaria
oposición al salvajismo o la exigía que ello fuera así.
anarquía, en oposición a la Mientras que la ideolo-
Iglesia o en oposición al Es- gía empujaba al sistema en
tado. Este último tipo de esta dirección, los medios
oposición o confrontación es aquel en el que técnicos de que disponía una sociedad indus-
m á s piensan los que con tanta vehemencia han trializada y m á s o menos moderna desde el
vuelto a esa noción. A estas personas les preo- punto de vista tecnológico permitían también
cupa la hipertrofia de la autoridad central, que que esa centralización fuera m á s allá de lo que
se convirtió en un rasgo tan característico de la hubiese sido posible en una sociedad despótica
sociedad comunista, y la erosión o la destruc- agraria altamente centralizada. Estas socieda-
ción total que ha causado en los centros rivales des toleraban por lo general las comunidades
de poder compensador. productivas de carácter local, aunque sólo fue-
En este sentido, el comunismo ha ido pro- ra porque los medios de comunicación y admi-
bablemente m á s allá que cualquier otra socie- nistración de que disponían hacían difícil o im-
dad en cualquier tiempo pasado. Este sistema posible convertir todo el Estado/sociedad en
césaro-papista-mamónico fusionó las jerar- una sola explotación agrícola dirigida burocrá-

RICS 129/Septiembre 1991


520 Ernest Gellner

ticamente. El comunismo disponía de un equi- rras situadas en la parte m á s pobre de la gran


po m á s adecuado para la centralización total y división europea decidieron por último tratar
podía convertir, y convertía, a todo el Estado/ de emular las instituciones de la parte m á s rica,
sociedad en un gran kombinat. La fragmenta- con la esperanza de compartir la asombrosa
ción de los grupos afines, la atomización de la nueva riqueza. Pero hay una importante dife-
sociedad y la debilitación de las estructuras lo- rencia entre los dos grandes conflictos. E n el
cales, que en todo caso corren parejas con la segundo, todo ocurrió m u c h o m á s deprisa. El
industrialización, incluso en su forma liberal, retraso institucionalizado por la contrarrefor-
contribuyeron a promover esa centralización m a en el siglo XVII no se corrigió definitiva-
sociopolítica de una sociedad, que en todo caso mente hasta la segunda mitad del siglo X X , aun-
estaba ideológicamente comprometida con que desde luego m u c h o antes se desplegaron
ella, hasta niveles nuevos y hasta entonces des- esfuerzos para ello (es posible ver en la propia
conocidos. Revolución francesa, y también en las reformas
La historia de los decenios recientes parece del emperador José de Austria, la primera de
haber demostrado de m o d o definitivo que esa las revoluciones o reformas de «rattrapage». E n
centralización es m u c h o menos eficiente desde cambio, sólo hicieron falta 70 y 40 años (según
el punto de vista económico y técnico que las que consideremos la Unión Soviética o sus sa-
formas m á s liberales de sociedad industrial. Es- télites de Europa Oriental) para que los parti-
to, m u c h o m á s que los notorios defectos mora- darios del segundo sistema represivo y econó-
les o políticos del orden social creado por el micamente ineficaz se dieran cuenta de que
marxismo, dio lugar primero a la pérdida de fe habían elegido la opción errónea y que tenían
en esta ideología, y después al desmantela- que cambiar radicalmente su m o d o de proce-
miento de la autoridad imperial vinculada a der si querían eludir una posición de inferiori-
ella. Los dirigentes perdieron no sólo su fe sino dad internacional profundamente humillante.
también su sentido de misión imperial, y die- La rapidez mucho mayor de la segunda di-
ron a conocer su voluntad de cambiar su impe- solución de un dogmatismo represivo puede
rio por una perspectiva de incorporación a una imputarse a varios factores interrelacionados.
versión económicamente m á s efectiva de la so- Afinalesdel siglo X X , el vínculo entre la rique-
ciedad industrial, o a la ayuda proporcionada za productiva (no la rapacidad) por una parte,
por ésta. y la grandeza y dignidad política por otra se
D o s veces, desde la Edad Media, se había había puesto claramente de manifiesto y era
dividido Europa ideológica y políticamente se- ampliamente reconocido; el crecimiento eco-
gún un orden social que seguía la preferencia de nómico, no el tamaño del territorio o el domi-
los dirigentes con arreglo al principio de cuius nio impuesto por la fuerza, fue lo que llegó a
regio eins religio. La contrarreforma impuso unverse c o m o el camino hacia la grandeza. La
sistema centralizado, doctrinario, intoleran- propia tasa de crecimiento económico se ha
te, a veces asesino, ubicuo y farisaico, a media acelerado tanto que el retraso relativo se ha he-
Europa, c o m o haría el marxismo tres siglos cho m u c h o m á s evidente, y por consiguiente
después. El absolutismo de la verdad y la cen- m á s profundamente humillante y políticamen-
tralización del poder se establecieron paralela- te desacreditador; y el mantenimiento de una
mente. E n un caso, las fronteras fueron de este tasa de crecimiento, aunque fuese m á s baja, lle-
a oeste, y en el otro de norte a sur. En cada caso, gó a ser tan dependiente de la corriente de in-
los países que se encontraron en el lado malo formación, que resultó imposible aislar regio-
fueron condenados, en general, a la somnolen- nes enteras c o m o había hecho en la práctica la
cia, el torpor y el retraso, y a un esfuerzo poste- contrarreforma. La sociedad industrial se c o m -
rior por recuperar el terreno perdido. pone de personas dependientes de u n flujo
constante de información, o habituadas al mis-
En cada caso, la tasa de aumento de la ri-
m o , y también de comunicación extendida y
queza fue lo que en último término decidió la
anónima, mientras que dos siglos antes la masa
cuestión. A diferencia de lo que dice el lema
de la población estaba compuesta por campesi-
nacional checo, según el cual prevalece la ver-
nos a los que se podía aislar de manera efectiva
dad, lo que prevalece es la riqueza, no la verdad,
en sus comunidades rurales sin reducir de m a -
aunque algunos dirán que la riqueza es el signo
nera inmediata y conspicua la producción.
anunciador de la verdad. E n cada caso, las tie-
La sociedad civil en un contexto histórico 521

La reaparición de un vigoroso interés por la nismo y el totalitarismo de izquierdas, a dife-


sociedad civil debe considerarse en este contex- rencia de los de derechas (la primera
to general. L a contrarreforma no destruyó la bifurcación de Europa dio lugar a dictaduras de
sociedad civil, ni siquiera trató de hacerlo. Se derechas m á s que de izquierdas, es decir, regí-
limitó a implantar el absolutismo en política y menes dedicados a proteger m á s que a abolir la
religión, y no se inmiscuyó de manera indebida propiedad privada); y 2) el papel característico
o excesiva en la vida económica de la sociedad. de la economía en la sociedad moderna.
Si bien inhibió su crecimiento, no eliminó su 1) Las dictaduras de derechas, aunque en
existencia independiente. Estaba dotada de ocasiones pueden ser extremistas y tratar de
instintos restriccionistas o intervencionistas, obtener un control completo de la sociedad, no
pero éstos estaban m u y extendidos y eran per- tratan de abolir o sustituir a la sociedad civil.
fectamente normales entre las sociedades agra- C o n m u c h a frecuencia se ajustan al diagnóstico
rias, y sólo quedaron de manifiesto en contra- marxista, en el sentido de que atienden intere-
posición con las doctrinas y prácticas ulteriores ses preexistentes dentro de la sociedad civil.
del laissez-faire, m á s insólitas y excepcionales. E n la práctica, hay dos clases bastante dis-
Así, la sociedad civil siguió existiendo, pronta a tintas de ideologías de «derechas». H a y el c o m -
liberarse de sus cadenas cuando llegara el m o - promiso con un mercado libre sin obstáculos, y
mento. hay el compromiso con la jerarquía, la autori-
Quizá no fuera la «mejor» clase de sociedad dad y la tradición. Lógicamente, debería existir
civil; hoy día aún, la sociedad civil de la parte una fuerte oposición entre ambas, y a veces
de Europa que estuvo dominada por la contra- existía. E n el Occidente contemporáneo, estas
rreforma es algo vulnerable a la acusación de características se mezclaban con frecuencia en
tener una tendencia mayor de lo corriente a las un cóctel ilógico e incoherente, en el que parti-
redes de clientela en las relaciones tanto políti- cipaban todos los que se oponían a la injerencia
cas c o m o económicas, a poseer un menor senti- central, especialmente cuando iba acompañada
do de lo público y menos escrúpulos en lo que de un toque igualitario, y generalmente a toda
respecta a la corrupción. El que sean o no reales injerencia central inclinada a obstaculizar la re-
estos defectos (y no simples proyecciones de tención, adquisición y disfrute de una gran ri-
prejuicios y estereotipos del norte) y el que en queza, bien heredada o bien obtenida gracias al
la actualidad sean verdaderamente defectos (y trabajo, la suerte o el éxito de una empresa re-
no elementos útiles y funcionales) es otra cues- ciente.
tión, o toda una serie de cuestiones. Lo impor- Lo importante es que la riqueza (de cual-
tante es que la sociedad civil existía, pronta a quier clase) tiende a ser respetada en las dicta-
liberarse o a recibir un poder político y un reco- duras de derechas, y a mantener su importan-
nocimiento constitucional formal. Quizá no cia en la asignación de papeles sociales. Esto
sea el ejemplo m á s logrado de integridad del tiene una consecuencia importante: en u n m o -
espíritu civil en Europa, pero, ¿a quién le im- mento determinado de la liberalización, es re-
porta o, en cualquier caso, a quién le importa lativamente fácil llegar a un acuerdo con los
mucho? Lo decisivo es que no fue necesario in- que están a punto de perder el poder, a un
ventarla o recrearla prácticamente de la nada. acuerdo atractivo para ambas partes. Se les di-
N o ocurre lo m i s m o en el caso de la liberali- ce: si os vais tranquilamente, y abandonáis
zación de las sociedades marxistas. Precisa- vuestro monopolio del poder, podréis conser-
mente esto es lo que ha dado lugar al apasiona- var la riqueza. Desde el punto de vista de los
do interés por la noción de sociedad civil: el viejos monopolizadores del poder, una oferta
hecho de que, cuando se permitió un nuevo de este tipo puede ser sumamente atractiva. E n
pluralismo social, económico y político, no se cualquier caso, es m u c h o m á s preferible al peli-
trataba de legitimar, reconocer, liberar o refor- gro de perder tanto el poder c o m o la riqueza (y
zar algo que ya existiera. Se trataba de crear- posiblemente la vida) si se resiste a la nueva
lo, de darle nueva vida y, evidentemente tam- tendencia victoriosa.
bién, de crear sus condiciones previas, sean Cuando se trata de liberalizar las dictaduras
cuales fueren. de izquierdas, la situación es bastante distinta.
Este punto pone de relieve dos temas im- Los que detentan el poder en estas sociedades
portantes: 1) los rasgos distintivos del mesia- no tienen por lo general muchas riquezas, en el
522 Ernest Gellner

sentido literal o técnico de la propiedad: sus social pueda operar a la vez c o m o institución
privilegios y prerrogativas son sinecuras vincu- represiva o de defensa.
ladas a sus posiciones políticas, y cuando dejan Los nómadas pastorales con frecuencia, y
el puesto las pierden. Las dachas, los grandes los campesinos a veces, combinan la atención a
automóviles, los chóferes, el acceso a tiendas sus tareas productivas con el desempeño de
especiales, incluso el propio apartamento, de- funciones militares, políticas y de policía. E n
saparecen junto con el empleo. Incluso si se les cambio, el empleado de oficina moderno no
ofrece una indemnización especial al dejar el puede convertir el despacho en una torre feudal
puesto, tendrá que ser en dólares (imposibles ni cavar una zanja que conecte su hogar con el
de obtener), dado que la m o n e d a local es vícti- lugar donde está situada su computadora y que
m a de la inflación y probablemente perderán le permita ir de uno a otro evitando las balas
gran parte de su valor restante en la inminente del clan con el que su propio clan está enzarza-
reforma monetaria. E n cualquier caso, puede do en un conflicto. Simplemente, esto es impo-
decirse una cosa en favor del socialismo, y es sible. Así, pues, el mantenimiento del orden de-
que hace sumamente difícil sobornar a las au- be correr a cargo de lo que en último término es
toridades que dejan el poder para que les m e - una sola institución, o un conjunto de institu-
rezca la pena hacerlo graciosamente: en una so- ciones cooperantes. Esta o estas instituciones
ciedad que no conoce realmente otra cosa que deben tener un elemento c o m ú n , es decir, tiene
no sea el poder, c o m o es natural no hay nada que haber u n método no violento, estable des-
que pueda ofrecerse a cambio de él para c o m - de el punto de vista del procedimiento y aplica-
pensar su pérdida. Es posible, desde luego, que ble para resolver las diferencias a todos los ni-
sea aún demasiado pronto para hablar dogmá- veles. N o se puede permitir que los grupos
ticamente acerca de todo eso: la dificultad en luchen entre sí, porque ello paralizaría el fun-
cuestión (falta de incentivos para que la masa cionamiento de una sociedad interdependiente
de los antiguos detentadores del poder ayuden y económicamente imbricada.
a las reformas que socavaron este poder) es Todas estas diversas consideraciones con-
m u y evidente en U R S S . E n cambio, hay noti- curren en un punto de suprema importancia, a
cias de Hungría que parecen indicar que los saber, que la sociedad civil, objeto en la actuali-
hombres del viejo aparato están señalando el dad de ardientes deseos, y pertinente para
camino, convirtiéndose en una nueva alta bur- nuestros problemas contemporáneos, no puede
guesía. simplemente identificarse con la existencia de
2) E n el m u n d o industrial, la sociedad civil instituciones plurales, capaces de actuar c o m o
(instituciones y asociaciones independientes una fuerza para contrarrestar al Estado. A u n -
del Estado) sólo puede ubicarse en la esfera que esta definición es atractiva y desde luego se
económica; por razones m u y diferentes, no asume o postula con frecuencia de manera táci-
puede tener realmente su base principal en el ta, y a veces incluso abierta, es incompleta. E n
m u n d o político o en el religioso. La seculariza- ella se especifica ciertamente un elemento ne-
ción, que desde luego es una característica im- cesario para la existencia de la sociedad civil,
portante de las sociedades contemporáneas pero no es suficiente.
(con la notable excepción del Islam), afecta a la Podríamos llamar a este principio el princi-
fe tanto comunal c o m o trascendente-soterioló- pio de Fustel de Coulanges, aunque Fustel cier-
gica. El santuario y el peregrinaje han adquiri- tamente no lo formuló en esos términos ni en
do un carácter folklórico, y la doctrina abstrac- ese contexto. E n su obra La Ciudad Antigua,
ta de la salvación total se convierte también en Fustel de Coulanges reunió y puso de relieve el
un símbolo de adhesión social, m á s que en una material que hace evidente esta importante
verdad crucial que trasciende a toda la socie- conclusión.
dad. E n cuanto a la política, en el sentido m á s El argumento central de Fustel en su obra
estrecho de las instituciones que mantienen el La Ciudad Antigua era dejar bien claro que,
orden, es un hecho, sencillamente, que la socie- contrariamente a la retórica que acompañó a la
dad moderna ha de ser centralizada y no puede Revolución francesa, las libertades antiguas y
ser pluralista. La complejidad y la interdepen- modernas no tienen en realidad nada en co-
dencia de una economía moderna son tales que m ú n . Por libertad, los antiguos entendían la au-
no es posible que ninguna unidad productiva o sencia de dominio extranjero personal, la au-
La sociedad civil en un contexto histórico 523

* & * *

TORAPHIUM

El restablecimiento de la sociedad civil en los países exmarxistas: un cartel del Forum democrático húngaro, en
marzo de 1990: «¡Camarada, se acabó!». Abbas/Magnum.
524 Ernest Gellner

sencia de tiranos, pero aceptaban sin protestar asociaciones plurales y democráticas, no está
todas las características habituales de la organi- anhelando un regreso a las antiguas Atenas o
zación interna de la ciudad, que los hombres R o m a y, c o m o señaló Fustel, quedaría horrori-
modernos encontrarían intolerablemente fasti- zado si su deseo se cumpliera de esta forma. Lo
diosas. La Ciudad Antigua podía oponerse al que quiere es una sociedad plural, pero nada
Estado, o prescindir por completo de él (no dis- que se parezca a la antigua ciudad. ¿Dónde está
poner de funcionarios pagados permanentes ni la diferencia?
de tesoro público) porque estaba internamente Si tuviéramos que transformar la intuición
subdividida en una multiplicidad de segmen- de Fustel en una generalización (lo que él mis-
tos, cada uno de ellos abundantemente fortifi- m o se abstuvo de hacer) sería m á s o menos así:
cado por el ritual y una masa de derechos y el hombre agrario tiene la opción de ser domi-
obligaciones. El dominio múltiple de sus nado por reyes o por sus parientes. Tertium non
miembros le daba la fuerza de resistir a una au- datur. U n a sociedad ordenada puede mante-
toridad central o suprema, el Estado, o para nerse por una sola institución centralizada, ha-
realizar sus funciones. bitualmente una monarquía, que elimina a los
N o era posible pertenecer a una unidad m á s rivales y está en condiciones de imponer sus
amplia (por ejemplo, la ciudad) sin pertenecer leyes y decretos. Por otra parte, esta centraliza-
antes 'a una de sus subunidades, y no era posi- ción puede evitarse, pero pagando el precio. El
ble pertenecer a nada sin acceso a los ritos co- Estado central puede compensarse con subco-
rrespondientes: ésa era la norma. Los ritos eran munidades lo bastante cohesionadas y armadas
los distintivos y las condiciones de la ciudada- para que puedan mantener su posición contra
nía, pero controlaban la vida diaria de un m o - el centro. Pero estas subcomunidades sólo pue-
do penetrante, ubicuo y exigente. den mantenerse mediante una estrecha cohe-
Esta era, expuesta de un m o d o m u y simpli- sión de sus miembros, sacralizando y rituali-
ficado, la situación básica. N a d a puede diferen- zando todos los aspectos de la vida social y
ciarse m á s de lo que el ciudadano de un Estado garantizando su participación mediante seña-
moderno considera sus derechos y sus liberta- les rituales incontables, que cada miembro in-
des: su participación en el Estado nacional no ternaliza profundamente, y articulando todos
está condicionada por ritos o por la participa- sus derechos y obligaciones en lo relativo a su
ción en subcomunidades que imponen ritos. Su posición en una estructura social compleja y
participación en las asociaciones dentro del Es- bien articulada. El sistema de las posiciones so-
tado es opcional, revocable y no determina su ciales con el que está tan estrechamente vincu-
condición. El ciudadano moderno puede co- lado utilizará generalmente terminología fami-
mer, casarse, cenar, asociarse, trabajar y rezar liar, y las unidades sociales consistirán en
(o no rezar) según se le antoje. N a d a de ello está parientes reales oficticios.Así, en términos
legalmente (o ni siquiera socialmente) conecta- aproximados, para resistir a los reyes el precio
do con su ciudadanía efectiva. que hay que pagar es una firme vinculación con
Fustel insistió m u c h o en esta diferencia pa- los primos. Es posible escapar de uno o de
ra poner fin a la identificación fácil y románti- otros, pero no de los dos, aunque también es
ca del liberal moderno con el ciudadano anti- posible estar sojuzgado simultáneamente por
guo, a m e n u d o presente en la retórica de la ambos. D e hecho, un orden político agrario tí-
Revolución francesa. C o n ello aportó una im- pico combina todos esos elementos. Lo impor-
portante contribución a nuestra comprensión tante para nuestra argumentación es que se
de la manera en que las sociedades operan y puede escapar de uno de ellos, pero no de los
c ó m o su numerosa progenie intelectual desa- dos. Escapar de uno de los dos exige pagar el
rrolla y aplica los adelantos, mediante interme- precio de un aumento asfixiante del poder del
diarios c o m o E . Durkheim y E . E . Evans-Prit- otro.
chard. Este punto es sumamente pertinente Lo que queremos indicar es lo siguiente:
para nosotros por la siguiente razón: cuando el cuando el hombre moderno, y en particular el
ciudadano contemporáneo de Varsovia o de actual hombre de Europa Oriental, desea una
Budapest anhela la reaparición de la sociedad sociedad civil, lo que quiere es una sociedad
civil y la identifica con el pluralismo social y política plural, pero nada que se parezca ni de
político, con la existencia de instituciones y lejos a la ciudad antigua (o a muchas tribus no
La sociedad civil en un contexto histórico 525

tan antiguas, estudiadas por los antropólogos cir una regresión infinita. L o que tiene sentido
sociales desde los días de Fustel, pero con la para todos nosotros colectivamente no lo tiene
ayuda de sus ideas). Este hombre quiere desde desde el punto de vista del cálculo racional del
luego liberarse de los reyes, o para ser m á s con- individuo, y por ello nunca será posible con-
cretos, de los secretarios generales del partido, vencer lógicamente a los seres humanos de que
pero no a costa de caer en manos de los primos. adopten una conducta social correcta en rela-
E n los días en que mandaban los secretarios ge- ción con su interés individual.
nerales utilizó ampliamente a los primos y las El único m o d o de conseguirlo, pues, es en-
redes de influencia, pero no le importaría libe- gañarlos. L a única manera de hacer que el
rarse de ellos si fuera posible. Este hombre cree hombre se comporte de este m o d o irracional-
que puede m u y bien liberarse de ambos. Así, lo mente «racional» es engañarle con alguna con-
que anhela no es un viejo pluralismo cualquie- sideración que no sea la de su propio interés, y
ra, sino uno m u y especial. ¿De qué clase? Weber mostró c ó m o puede ocurrir eso, y c ó m o
L o que quiere es una sociedad civil cuyas ocurrió quizás en realidad. Algunos hombres se
subunidades, capaces de oponerse y «contra- comportaron «racionalmente», no porque pen-
rrestar» al Estado, se establezcan mediante un saron que les beneficiaría en este m u n d o (o ni
contrato moderado, limitado y específico, y no siquiera en el otro), sino porque querían de-
gracias a su posición, y m u c h o menos a una po- mostrarse a ellos mismos quefigurabanentre
sición ampliamente ritualizada. E n las condi- los «elegidos». Si ésta fue su motivación, el he-
ciones modernas, esta moderación se da por su- cho de que su «racionalidad» no fuera racional
puesto: los hombres no aceptan fácilmente los (no podía esperarse que fuera remuneradora)
grilletes comunales. Pero, ¿cómo adquieren es- no les molestó en absoluto. Si hubieran calcula-
tas asociaciones e instituciones, que en el pasa- do racionalmente, nunca habrían iniciado la
do habrían sido demasiado frágiles para sopor- racionalidad moderna: a priori, no tiene senti-
tar una carga tan pesada, esa notable robustez do hacerlo. Había un número bastante elevado
que les permite hacer lo que sea necesario? Esta de ellos, las circunstancias eran favorables y la
es la gran cuestión. Parece haber dos candida- honradez acumulativa y recíproca realmente
tos (no mutuamente incompatibles) para res- dio buen resultado, después de todo, contraria-
ponder esta cuestión: 1) el espíritu cívico; y 2) mente a todas las expectativas racionales; así es
el crecimiento económico. c o m o nació el capitalismo racional moderno.
M a x Weber propuso un paradigma para la Obsérvese que esta clase de «racionalidad»
clase de teoría que podría explicar la aparición coincide considerablemente con el «espíritu cí-
del moderno espíritu cívico y la «racionali- vico» c o m o lo definimos nosotros: los que es-
dad», independientemente de que la teoría tán imbuidos de este espíritu respetan los con-
concreta que expuso este autor sea correcta. Lo tratos y las obligaciones sin necesidad de un
importante acerca de la «racionalidad» es que ritual solemne y sin estar vinculados con aque-
no es racional, es decir, que normalmente no da llos hacia los que están obligados por ser m i e m -
resultado. La honradez no es la mejor política, bros de la misma capa social.
por lo menos no en la mayoría de las circuns- Pero aunque esta honradez desinteresada,
tancias. U n a persona que observe escrupulosa- simétrica y exenta de padrinazgos dio resulta-
mente los contratos, independientemente de do, no habría seguido dándolo a no ser por el
que la obligación se vea fortalecida por la pre- crecimiento fenomenal que pudo conseguirse
sencia de un clan o una red y esté ritualmente gracias a la ciencia y la tecnología, que hizo que
socializada, correrá el peligro de que la enga- la expansión económica fuera ilimitada y expo-
ñen los que no poseen estos escrúpulos y en to- nencial. Esta es una especie de intrusión exter-
do caso verá c ó m o sus beneficios son confisca- na: simplemente, desde el siglo XVii la natura-
dos por un Estado rapaz. Por m á s que se leza es fácilmente inteligible, y tan propicia a la
intente - y los filósofos lo han intentado m u y manipulación que permite una tecnología acu-
insistentemente- no hay una vía racional hacia mulativa e inmensamente poderosa. Pero sin
el establecimiento y observancia de u n contra- ello, el paso de la rapacidad a la producción nos
to social político o económico. Ningún contra- habría llevado a un callejón sin salida, previsto
to se aplica por sí m i s m o , y la introducción de por los primeros analistas del capitalismo1. El
sanciones ajenas a él no hace más que introdu- crecimiento se hubiera detenido y los propieta-
526 Ernest Gellner

rios de las tierras habrían conseguido unos in- crecimiento perdería probablemente su atracti-
gresos aún mayores por su producto. Pero ello vo y el espíritu cívico se vería erosionado por
no ocurrió. Por el contrario, el m a y o r éxito de las condiciones que ha creado él m i s m o .
las sociedades liberales orientadas a la produc- Algunas de nuestras conclusiones, provisio-
ción hizo que prevalecieran sobre sus rivales, nales hasta ahora, serían las siguientes:
orientados al honor o a la fe, y desde luego la
victoria mayor y m á s espectacular de este tipo 1) El pluralismo en la sociedad moderna tiene
ocurrió en 1989. Los productores derrotaron que situarse en la esfera económica m á s que
económicamente a los nuevos rapaces y domi- en la política, porque la esfera política debe
nadores. estar centralizada; de ser posible, sólo ha de
Por «espíritu cívico» se entiende la presen- haber una institución de represión.
cia y la autoridad de una conciencia moral que 2) El pluralismo que hace falta en la edad m o -
ata al hombre a sus obligaciones contractuales derna tiene que estar centrado también en
y de otro tipo sin necesitar que lo asegure una la esfera económica y no en la social, por-
tórrida red de vínculos sociales ritualmente re- que el hombre moderno no tolerará la tira-
forzados. U n h o m b r e dotado de espíritu cívico nía de los primos.
respeta sus compromisos, aunque sean hacia 3) Para que sea efectivo en la esfera económi-
un socio anónimo y que no forme parte de una ca, se requiere u n alto nivel de espíritu cívi-
red global de relaciones sociales ritualmente es- co, y probablemente también u n crecimien-
tablecidas. Esta formación de una asociación to económico.
por así decir fría, limitada y de una sola vez,
permite también u n mercado abierto de ideas y
obligaciones políticas; la lealtad es revocable en El espectro de una sociedad civil
función de los resultados. N o obstante, estas pulverizada
asociaciones, frágiles según las antiguas medi-
das, parecen capaces de enfrentarse al Estado. El teórico supremo de la atomización social es
Ello es debido en parte a que hay u n respeto por probablemente Ibn Khaldun, que desarrolló
los principios constitucionales abstractos c o m o muchas ideas similares a las de Fustel de C o u -
tales, y no sólo por los grupos que operan den- langes alrededor de 500 años antes. Al igual que
tro de ellos. Fuste, Ibn Khaldun vio claramente la gran dife-
Esta situación favorece el crecimiento eco- rencia existente entre las repúblicas o segmen-
nómico, que a su vez se convierte en una condi- tos familiares coherentes por una parte y las po-
ción previa para su perpetuación. El hecho de blaciones sujetas a un Estado centralizado por
que todos, o por lo menos muchos, estén intere- otra. Pero lo que para Fustel era u n problema
sados en el crecimiento continuo del pastel glo- de sucesión histórica (de la antigüedad clásica a
bal es lo que modera el conflicto por las diver- la cristiandad o a la Europa moderna) para Ibn
sas partes del pastel en u n m o m e n t o Khaldun, que trabajaba a partir de u n conoci-
determinado. U n producto total permanente- miento íntimo de la política medieval del norte
mente estabilizado exacerbaría probablemente de Africa y el Oriente Medio, era u n contraste
en último término el conflicto, hasta u n punto entre dos formas sociales simultáneas y siem-
en que sólo podría contenerse mediante el re- pre presentes. Las tribus, en los desiertos y
greso a u n autoritarismo centralizado, o bien montañas n o gobernados, consiguen la cohe-
mediante u n sistema familiar/segmentario sión por pura necesidad, mientras que en la
(que es la opción básica a que hace frente el ciudad se encuentra una sociedad atomizada
hombre agrario). Pero el crecimiento más el es- n o civil de productores especializados. Los
píritu cívico (el cumplimiento abstracto de la hombres de la tribu tienen una organización
ley sin ninguna vinculación con un clan) permi- segmentaria y esta participación absoluta y to-
te el pluralismo sin asfixias sociales. Fred tal que Fustel había encontrado en la ciudad
Hirsch, en su notable obra The Social Limits of antigua; por otra parte, los habitantes de la ciu-
Growth, señaló que no podemos fiarnos de la dad eran capaces - y eran los únicos capaces-
presencia permanente de estas dos condiciones de producir los requisitos previos para una vi-
previas de nuestro orden social, y planteó la da civilizada. Sin embargo, en el proceso de ad-
cuestión de las consecuencias de su erosión. El quirir la necesaria especialización se castraban
La sociedad civil en un contexto histórico 527

[\f

La dificultad de crear una sociedad civil susceptible de sostener la democracia liberal es u n hecho c o m ú n en las
sociedades comunistas y musulmanas, M . Setboun/Rapho.
528 Ernest Gellner

políticamente y eran los sujetos supinos de la berales; y esto a su vez dio lugar a la que es
explotación del Estado. Para Ibn Khaldun ésta probablemente su crisis terminal, a comienzos
era la tragedia básica de la condición humana: del último decenio de nuestro siglo.
era posible tener civilización o cohesión, pero Pero, ¿cómo va a renacer un pluralismo eco-
nunca las dos cosas juntas. La civilización era nómico donde se ha abolido? El problema pue-
obra de los hombres dé las ciudades y la cohe- de no ser tan grave en las sociedades relativa-
sión de los hombres de las tribus, y no era posi- mente pequeñas, especialmente las que no han
ble combinar las dos. sido sovietizadas durante m u c h o tiempo. E n
Por fortuna, Ibn Khaldun estaba equivoca- tales condiciones, la emulación, m á s el recuer-
do: la Europa moderna produjo una sociedad do y la conservación de las viejas habilidades
civil que podía resistir al Estado sin vinculacio- técnicas, contribuyen a encontrar una salida a
nes familiares. N o obstante, las ideas de Ibn la situación con relativa facilidad. Es m u c h o
Khaldun sobre la sociedad productiva atomi- m á s grave en una sociedad m á s grande en la
zada tienen una gran pertinencia para nuestros que 70 años de sovietización, gran parte de los
tiempos y merecen un estudio más detenido y cuales estuvieron dominados por un terror ab-
una adaptación a nuestro tema. Elfilósofoára- soluto, han erradicado casi toda tradición ge-
be creía, a diferencia de lo que creyó después nuina alternativa. La reimplantación conscien-
E. Durkheim, que la especialización económi- temente prevista de la libre empresa quizá sólo
ca, o la división económica del trabajo c o m o pueda originar una «lumpen-burguesía» opor-
tal, conduciría inevitablemente a la atomiza- tunista, desprovista de las virtudes que posible-
ción y la sumisión; y, en las circunstancias con mente acompañaron a la lenta aparición de la
las que estaba familiarizado, sí tenía, desde lue- clase empresarial durante el primer nacimiento
go, esta consecuencia. del capitalismo, espontáneo e imprevisto.
La moderna versión de la erosión de la so- Ibn Khaldun vio en la atomización y en la
ciedad civil tiene raíces distintas: no la produjo impotencia política una consecuencia inevita-
la especialización económica propiamente di- ble de una división desarrollada del trabajo
cha, sino que se derivó del ideal socialista de la (que a su vez era una condición previa de la
abolición de la propiedad privada. Inspirada civilización, de m o d o que entrañaba también
en la reacción contra la versión decimonónica la castración política de los que la hicieron po-
de la sociedad civil, en la que, por una parte, un sible). L a atomización se vio reforzada por el
poderoso sector económico dio lugar a una hecho de que los productores necesitaban pro-
gran desigualdad y derroches, parecía, al m e - tección para producir y el Estado sólo podía
nos a algunos, que la alternativa conveniente protegerlos efectivamente si disponía de algo
consistía en una sociedad en la que los medios parecido a un monopolio del poder en su pro-
de producción fueran de propiedad y control pio territorio. Esta intuición se vio después ins-
colectivo y se utilizasen en beneficio de todos. titucionalizada por la teoría política del Impe-
Marx creía incluso que esta forma de organiza- rio Otomano, llamada del «círculo de la equi-
ción sería en realidad m á s productiva que su dad», q u e exigía q u e los gobernantes
predecesora económicamente atomizada, y gobernasen para que los productores pudieran
que estaba mejor adaptada a una tecnología producir y sostener al Estado con sus impues-
moderna poderosa. tos, sin que ninguna de las dos partes se interfi-
E n realidad, la puesta en práctica de esta riese en la actividad de la otra. El m u n d o m o -
idea condujo inevitablemente a una centraliza- derno presenció la atomización de la sociedad
ción general de la economía bajo una sola jerar- civil y su reducción a la impotencia hasta extre-
quía, que al propio tiempo era también política m o s nunca vistos anteriormente por causa de
e ideológica. La economía no estaba tanto indi- un Estado que monopolizaba no sólo el poder
vidualizada o pulverizada c o m o privada de político sino también el económico y que en un
una existencia independiente real, y fusionada principio consideró que su misión m á s sagrada
con las esferas política y doctrinal. La tecnolo- era hacer que sus ideas conquistasen el m u n d o
gía de que se disponía hacía que los resultados entero. E n estas circunstancias, la sociedad ci-
fueran tolerables o incluso satisfactorios en vil se hizo prácticamente imposible. U n Estado
comparación con el pasado, pero desastrosos central que, entre otras cosas, era la economía,
en comparación con los de sus antagonistas li- destruyó la sociedad civil m u c h o más de lo que
La sociedad civil en un contexto histórico 529

hubiese podido hacer u n Estado central que escripturalismo. Los regímenes pluralistas de la
simplemente dominase la economía. Esto, de antigüedad que favorece eran algo menos de-
por sí, n o destruyó o ni siquiera debilitó el sis- pendientes económicamente de los especialis-
tema. Pero el sistema acabó arrojando la toalla tas políticamente emasculados que eran los
y decidió tratar de reformarse porque desde el hombres de la tribu de Ibn Khaldun: la oposi-
punto de vista económico era m u c h o m e n o s ción entre civilización y cohesión era m e n o s
eficaz que sus rivales liberales y porque en el aguda y total.
contexto de una competencia internacional ex- H u m e establece la oposición c o m o un con-
trema, en la que el Estado económicamente flicto entre la superstición y el entusiasmo y se
m á s poderoso se lleva la palma, su posición se inclina claramente en favor de la primera, que
hizo insostenible. reconoce y tolera las diferencias de ritos entre
las ciudades, alienta la virtud cívica, y, al no
conseguir tener o codificar una doctrina, elude
La luminosa contradicción de H u m e incluso la tentación de identificar, y m u c h o
menos perseguir, las herejías. El entusiasmo, en
David H u m e está reconocido ampliamente co- cambio, está centrado en la doctrina y en la sal-
m o un pensador importante, aunque algunos vación individual, y es indiferente a la virtud
aspectos de su pensamiento se pasan extraña- cívica y hostil a la pluralidad.
mente por alto. D e hecho, es uno de los prede- Hasta ahora, todo está m u y bien. Esos valo-
cesores importantes de M a x W e b e r en la inves- res los compartía con Gibbon, e iba a reafir-
tigación del papel que ha desempeñado la reli- marlos, m u c h o después, el h o m b r e que retomó
gión en la aparición de la sociedad europea la psicología de H u m e y la aplicó a una amplia
moderna. E n este contexto, también tiene cosas variedad de material etnográfico, esto es, Ja-
importantes que decir acerca del tema que nos mes Frazer. El panorama es claro, lógico y co-
ocupa, la aparición de formas sociales liberales herente. Pero hay algo que también interesa,
o autoritarias. sorprende y perturba a H u m e , y que no encaja
C o m o Ibn Khaldun antes de él, y Fustel de m u y bien en sus teorías: en el m u n d o moderno,
Coulanges después, H u m e se basa en el con- en Inglaterra y en Holanda, parece existir u n
traste entre las formas sociales comunales y vínculo claro entre el puritanismo escripturalis-
anónimas/centralizadas. E n su principal obra ta con la libertad y las virtudes cívicas, m á s que
sobre este tema, La Historia Natural de la Reli- con la supresión de libertad y la pérdida de sen-
gión, n o prescinde tanto de los valores c o m o tido cívico, según se derivaría de la teoría prin-
Ibn Khaldun: H u m e favorece claramente la re- cipal que propone. ¿ C ó m o se explica esto? Algo
ligión comunal frente a la religión teológica, ha ido mal en los paralelismos.
centralizada y escripturalista basada en Sagra- H u m e es u n pensador demasiado honrado
das Escrituras. El pensador inglés carece del he- para ignorar el problema, pero n o da una res-
lado desapego clínico del pensador musulmán. puesta verdaderamente m u y buena. E n otro en-
Esta orientación fuertemente evaluadora es al- sayo sobre la superstición y el entusiasmo, trata
go que comparte con la ilustración augustea, y de reconocer la vigilancia del «magistrado ci-
toma de ella: se manifiesta en una admiración vil» que salvó a los ingleses y a los holandeses
por la fe cívica, no trascendente y tolerante de de la tiranía teocrática a la que, de no ser así, les
las comunidades de la antigüedad clásica, y en hubiese condenado su protestantismo. Pero es-
un desprecio por los valores trascendentes, an- te argumento no es válido: las libertades ingle-
ticívicos y egotistas que sustituyeron al c o m u - sas y holandesas n o se ganaron contra los pro-
nalismo con la llegada del cristianismo. E n ge- testantes extremados o a pesar de ellos; la con-
neral, se inclina en favor de los primos plurales, tribución de éstos fue m á s positiva y en una
aunque exigentes, y contra las monarquías cen- medida considerable se les puede considerar
trales vinculadas a la religión y doctrinalmente los amigos de la libertad.
fortalecidas. Así, pues, H u m e hace u n segundo intento
D a d a esta polaridad, H u m e concluye, de por resolver el problema y formula una teoría
manera bastante plausible, que la libertad y la m u y parecida a la que W e b e r llamaría después
tolerancia salen mejor paradas con los sacerdo- «rutinización», aunque no emplea esta pala-
tes del comunalismo que con los entusiastas del bra. Los entusiasmos puritanos son, desde lue-
530 Ernest Gellner

go, enemigos de la libertad (de acuerdo con su agradable pensar que sí, pero será más adecua-
teoría principal) en la primera fase de ardiente do señalar las numerosas diferencias que exis-
proyección de su fe; pero el entusiasmo se disi- ten entre las dos situaciones.
pa inevitablemente y entonces, entre esos parti- Los puritanos originales mantuvieron su fe
darios de la igualdad, privados de especialistas en gran medida -aunque no se rutinizaron tan-
religiosos exclusivos que aticen la hoguera, se to c o m o H u m e suponía, ansiosos c o m o estaban
instala la tibieza. D e este m o d o , la tercera gene-
por encontrar una explicación a su sorprenden-
ración de entusiastas rutinizados se convierte te transformación en amigos de la libertad-,
finalmente en amiga de la libertad. Este es cier-pero sí abandonaron sus aspiraciones teocráti-
tamente un mejor intento de explicación que el cas; y entonces el poder, y el terreno interme-
empleo del «magistrado civil» c o m o deus ex dio, fueron ocupados por hombres dispuestos a
machina. Se aproxima m á s a la realidad, aun- tolerar a todos los que no les amenazaran. «El
que no da todavía una explicación completa. que no está contra nosotros, está con nosotros»
Partiendo de esa base, una teoría completa era un principio tan adecuado en la Inglaterra
del papel de la religión en la aparición de una hanoveriana c o m o en la Hungría de Kadar.
sociedad civil tolerante podría ser la siguiente: Los puritanos del siglo X X son claramente
lo que hace falta en realidad es que se llegue a los que, una vez más, tratan de imponer un rei-
un punto muerto entre los entusiastas y los sa- no de la virtud en la tierra. Esta vez desplega-
cerdotes. Los primeros han de quebrar ante to- ron sus esfuerzos sin el beneficio de una revela-
do el poder de los sacerdotes y la cerrazón de ción literalmente religiosa y claramente tras-
una sociedad segmentaria ritualizada, con to- cendente. Trataron de imponer la virtud en la
das sus rigideces y conservadurismo, y sustituir tierra en nombre de una doctrina que, por lo
los vínculos de clan y los ritos por un sentido menos formalmente, no es trascendente; una
abstracto generalizado de obligación, que res- doctrina que afirma su continuidad con la cien-
pete todos los contratos y compromisos, crean- cia, es m á s , que incluso pretende ser la expre-
do así un mercado auténtico y una sociedad ci- sión suprema y la culminación del espíritu
vil sobriamente compensatoria; pero no han de científico. Su mayor presunción era la de ser
ser suficientemente fuertes para ganar decisiva- «científica», y no utópica. Después de siete o
mente, y caer así en la tentación de imponer su cuatro décadas de dominio (según la zona) los
virtud obligatoria a la sociedad en general. Su herederos de esos puritanos están tratando
incapacidad de hacerlo, su derrota parcial, de- ahora desesperadamente de encontrar una so-
berá convertirles a la doctrina de la tolerancia: lución de transacción. H a y similitudes acen-
incapaces de implantar un reino de la virtud en tuadas, pero existen también diferencias cru-
la tierra, se repliegan en ellos mismos y practi- ciales. Por ejemplo, esos puritanos de nuestros
can su virtud cívica en la sociedad más amplia, tiempos, a diferencia de los del siglo XVII, han
comprometiéndose en una labor productiva y perdido verdaderamente su fe. ¿Por qué?
sobria, aportando así su contribución esencial La doctrina marxista de la salvación está
a la aparición de una economía moderna. Pero centrada en la economía. Por varios conceptos,
siguen siendo suficientemente fuertes para con- esto fue probablemente su perdición, ya que
tribuir a evitar el retorno de los sacerdotes (po-significaba que una promesa de salvación co-
siblemente aliados con los estuardos) e impo- lectiva se formulaba en términos que se presta-
ner su autoridad. La transacción resultante ca- ban demasiado claramente a la prueba; y al fi-
rece de coherencia lógica, pero permite a todos nal, el veredicto de la historia y la experiencia
llevar adelante su propia actividad, y aparece condenaron la teoría. Esto de por sí quizá n o
una sociedad civil liberal moderna. La riqueza hubiera sido decisivo: es evidente que otras
que se produce durante la revolución industrial creencias han sobrevivido al m o m e n t o en que
induce al resto del m u n d o a emularla, en la m e -
fracasa la profecía, e incluso han prosperado
dida de sus posibilidades. después. L a fe puede verse fortalecida por las
¿Hay en todo ello una lección para el país pruebas a las que se somete. Las falsificaciones
socialista europeo mayor y más importante, la se envían para ponernos a prueba, y nos fortifi-
U R S S , que en la actualidad avanza con tantas can. M á s peso tendría el hecho de que el fraca-
dificultades hacia el establecimiento de una so- so económico relativo ocurrió en un contexto
ciedad civil tolerante y de transacción? Sería de competencia internacional moderna, en el
La sociedad civil en un contexto histórico 531

que el aislamiento resulta cada vez más difícil; malmente materialistas no podían recurrir a la
incluso para mantenerse en el m i s m o lugar, ca- actividad productiva con un espíritu relajado y
da participante no sólo debe correr sin cesar, profano, dejando en suspensión temporal su
sino que además tiene que permanecer en co- celo.
municación efectiva con los demás. Así, el fra- Esto, sospecho, es la debilidad fundamental
caso resulta difícil o imposible de ocultar y es del marxismo, y probablemente contribuya a
profundamente humillante. explicar su escaso atractivo actual entre la que
Pero hay otra consideración, que sospecho fue su clientela. El marxismo sobrevivió al te-
que es aún m á s importante. El hecho de ubicar rror estalinista, al que era posible acomodarse,
en la economía el éxitofinaly el mecanismo de y constituía incluso una especie de testimonio
la salvación tiene una consecuencia curiosa pe- de la nueva revelación al señalar que estaba
ro de importancia suprema: impide que la eco- ocurriendo algo tremendo. Pero el marxismo
nomía sea profana y neutral y un punto de apo- no pudo sobrevivir la sordidez brezneviana,
yo durante las épocas de relajamiento relativo que era extremadamente manifiesta en la esfe-
de celo. Impide también que el nuevo puritano, ra misma de la vida, la economía en la que te-
comprometido y dedicado a la promoción de la nía que producirse la «segunda revelación».
salvación total, se desvíe hacia la economía en Podríamos formular provisionalmente la si-
sus momentos menos entusiastas y m á s relaja- guiente generalización: la religión comunal,
dos: al estar sacralizada, cesa de existir c o m o segmentaria y c o m o si dijéramos durkheimia-
lugar de retirada cuando lo sagrado entra en u n na, se impuso en todos los sectores de la vida,
eclipse temporal. pero si bien imbuyó todo del aura de lo sagra-
La rutinización se produce sin duda alguna do, lo hizo con moderación, sin una absolutiza-
en todas las creencias: los hombres no pueden ción por así decir trascedente ni grandes exi-
mantenerse indefinidamente en un estado de gencias. Todo es un poco sagrado, pero de un
exaltación sostenida y extrema. Pero esta ruti- m o d o m á s bien monótono. H a y estiércol cerca
nización no implica necesariamente, ni en ge- del santuario, pero a nadie le importa. L o sa-
neral, una pérdida de convicción. Sí implica grado está por todas partes, pero en tono case-
una suspensión de la excitación, pero sin rene- ro. Las religiones soteriológicas de salvación
gar de la fe. La rutinización es m u y distinta de absoluta, en cambio, son intensas, exigentes y
la infidelidad; proporciona a la creencia una re- trascendentes, pero dejan aún margen para lo
lajación que la ayuda a sobrevivir. La convic- profano, y permiten así una rutinización sin
ción se relega a un segundo plano, deja de estar apostasía. Pero la revelación que promete la
tan insistentemente presente y sus implicacio- salvación no trascendente pone fin a los incon-
nes no se imponen tan constantemente a la con- venientes de las dos: se impone en todos los
ciencia pública y privada. Pero no se abando- sectores de la vida, permitiendo pocas salidas a
na, y siempre está dispuesta a reaparecer. E n lo profano, al tiempo que hace promesas extre-
un m o m e n t o de suspensión temporal de celo, madas de salvación en sectores en que la falsifi-
conviene disponer de otra actividad u ocupa- cación no puede ignorarse fácilmente.
ción a la que recurrir, y ¿qué mejor que la eco- Se trata solamente de una hipótesis, pero no
nomía de producción? A ellas recurrieron los veo ninguna explicación mejor para el sorpren-
viejos puritanos literales. Su salvación no se ar- dente colapso total de la fe marxista, tan dife-
ticuló en términos económicos, aunque la pros- rente de la tenacidad de otras religiones.
peridad les cayó encima, por así decir, acciden- Hasta ahora la argumentación se ha inspira-
talmente. Los modernos puritanos del marxis- do en gran parte en los problemas nuevos y sin-
m o definían la salvación en términos gulares del intento de restablecer la sociedad
económicos, y la prosperidad no les cayó enci- civil en sociedades marxistas o ex marxistas.
m a . Ellos no podían escapar a la esfera econó- Pero, c o m o es natural, no es éste el único sector
mica de la vida, precisamente porque esta esfe- ni el único tipo social en el que se plantea el
ra era la zona central de lo sagrado. Pero si se problema de la democratización o la liberaliza-
centraban en ella, c o m o les obligaba a hacer la ción. Hay m u c h o tipos, y uno de los m á s im-
carrera internacional de la economía y los ar- portantes e interesantes es el de las sociedades
mamentos, no se confirmaba su fe. musulmanas.
Así, pues, nuestros nuevos puritanos for- Las sociedades musulmanas en el m u n d o
532 Ernest Gellner

moderno presentan una imagen que es prácti- paración de poderes es inherente al Islam y pa-
camente el reflejo de las marxistas en un espe- ra ello no es necesario esperar a una teoría polí-
jo. Están imbuidas de la fe, es más, sufren in- tica de la ilustración; la divinidad se ha apro-
cluso de un exceso de ésta, pero en el mejor de piado de la legislación y por consiguiente ésta
los casos manifiestan una escasa atracción por no puede ser usurpada por el poder ejecuti-
la sociedad civil. E n las sociedades marxistas o vo político m u n d a n o ni t a m p o c o por el
ex marxistas, este deseo es poderoso, aunque «pueblo».)
tropieza principalmente con la dificultad de es- E n la sociedad musulmana tradicional, es-
tablecer instituciones políticas liberales acom- tos dos elementos constituyentes o estilos so-
pañadas del apuntalamiento económico que ciales no han estado siempre enfrentados en u n
parece será su condición previa y necesaria. Al conflicto abierto, ni m u c h o menos. Frecuente-
propio tiempo, la fe oficial se ha evaporado casi mente vivieron en una coexistencia pacífica y
por completo. amistosa; el gran intelectual podía ser u n
E n cambio, ¿qué explica el comportamiento miembro de número de una fraternidad religio-
igualmente misterioso y tan característico de sa y no obstante tratar con reverencia a su je-
las sociedades musulmanas? En el Islam tradi- que, mientras que el marabú rústico analfabeto
cional, bajo una unidad nominal (dejando de reconocería la autoridad última de los intelec-
lado, por el m o m e n t o , la división entre sunitas, tuales urbanos, alegando, para legitimarse a sí
shiitas y karejitas), podemos observar de hecho m i s m o , que sus antepasados eran grandes eru-
una división entre dos estilos religiosos bastan- ditos o fundadores de u n santo linaje (caracte-
te distintos. Los musulmanes están convenci- rística completamente fuera del alcance del ac-
dos de que solamente hay un Islam, y rechaza- tual poseedor de carisma o de baraka y a la que
rían escandalizados la sugerencia de que bajo no pretende aspirar ni siquiera remotamente).
un m i s m o nombre se ocultan dos creencias dis- Sin embargo, a pesar de esta interpenetración y
tintas. N o obstante, la sola y única creencia se permeabilidad mutua, que da lugar a un siste-
emplea y se vive, o se empleaba o se vivía, de m a continuo, permanecía latente una tensión
dos m o d o s algo diferentes. Dentro del Islam, entre los dos polos del espectro religioso, que
puede, o más bien podía observarse, la polari- de vez en cuando salía con fuerza a la superfi-
dad entre la fe o práctica comunal, espejo del cie. La renovación, la reafirmación de los valo-
orden social y confirmación de la sociedad lo- res centrales y unitarios, eran endémicos y ge-
cal, por una parte, y una religión mundial abs- neralmente tenían connotaciones políticas.
tracta, universalista y escriptural por otra, que Nuevas dinastías subían al poder, acompañan-
ofrece una salvación a los individuos y no a las do a un movimiento de purificación religiosa.
colectividades, que pertenecen a todas las et- Durante el período inmediatamente anterior al
nias y organizaciones políticas humanas. pleno impacto del Occidente moderno se pro-
Por una parte, había el Islam popular de los dujeron ejemplos asombrosos de este proceso:
derviches y los marabúes, de los cultos santos y los wahabíes de Arabia Central, \ajihad de O s -
las «órdenes» o «fraternidades» religiosas, cen- m a n dan Fodio en Africa Occidental, la M a h -
tradas en los santuarios y los festivales y las dia del Sudán, la sanusiyya de Cirenaica.
prácticas mágicas, que proporcionaban a gru- Estos movimientos renovadores son tan en-
pos rurales («tribus») semiautónomos (con fre- démicos que el Islam podría llamarse de m a n e -
cuencia plenamente autónomos) los servicios ra plausible la Reforma Permanente. Pero en
sociales que constituyen la característica y la tiempos tradicionales, estos movimientos no
función fundamental de la religión comunal. alcanzaban nunca un éxito permanente y defi-
Por otra parte, existía el Islam severamente nitivo. Friedrich Engels lo observó con satisfac-
unitario, individualista, puritano, nomocrático ción y autocomplacencia: entre nosotros los eu-
y escripturalista de los intelectuales de las ciu- ropeos, el uso de u n idioma religioso en el con-
dades, guardianes de la Ley. Estos intelectuales flicto social conduce a cambios estructurales
estaban dispuestos a servir al Estado central co- irreversibles, pero a esos orientales, especial-
m o escribas, y en ocasiones a protestar si se vio- mente los árabes, sólo les lleva a girar en torno
laba la Ley que, en principio, está m á s allá de a círculos eternamente repetitivos -observó el
toda manipulación o modificación política. filósofo alemán. Nosotros los europeos, podía
(En u n sentido importante pero especial, la se- haber añadido, pertenecemos a u n m u n d o he-
La sociedad civil en un contexto histórico 533

gelomarxista de cambio dialéctico, donde las basa el Estado es m á s o menos moderna, lo que
cosas avanzan realmente a través del conflicto, supone un aumento del número de especialis-
mientras que esos orientales sólo se empujan tas y una disminución de la proporción de cam-
unos a los otros en torno a un círculo. El mar- pesinos y pastores. La extendida alfabetización
xismo y la doctrina de la inestabilidad de las y urbanización es ahora posible y ventajosa, si
sociedades de clase no se aplica realmente a no obligatoria.
ellos: Marx había dicho lo m i s m o , casi con las E n estas condiciones, la renovación y la re-
mismas palabras, respecto de la India. forma pueden por fin, por primera vez en la
Parecía existir una buena base social para historia, alcanzar un éxito definitivo y durade-
los movimientos musulmanes de renovación y ro. Esta es la gran revolución que ha tenido lu-
su triunfo efímero, pero no para ninguna reali- gar en el Islam en los últimos 100 años, una
zación definitiva y final de la tarea autoim- revolución de la que Occidente ha tardado en
puesta. La vida comunal-tribal del campo exi- percatarse (en gran parte lo ha hecho gracias a
gía una religión durkheimiana, que reflejase, la revolución iraní y a la presencia política ubi-
reforzase y confirmase la organización social, cua del «fundamentalismo» en el Islam).
pero que no la trascendiera realmente. L a so- Esta última ola de reformismo, decisiva y al
ciedad rural, y desde luego gran parte de la so- parecer irrevocablemente lograda, representa
ciedad urbana, no podía utilizar una creencia una especie de victoria de la alta tradición del
puritana, unitaria, escripturalista y relativa- Islam sobre su propia tradición baja o popular.
mente exenta de magia y éxtasis; los analfabe- L o importante que hay que observar aquí es
tos encerrados en comunidades globales omni- que esta forma elevada de cultura desempeña
presentes necesitaban una religión que confir- la m i s m a función y se basa en los mismos m e -
mase y reforzase esas unidades y las celebrase canismos sociales que los que acompañan a la
alegremente, e invariablemente volvían a ella, victoria del nacionalismo en otros lugares.
en forma de cultos religiosos. El nacionalismo no es una victoria de fuer-
Sus santos eran santos musulmanes (con zas atávicas (como a m e n u d o se presenta erró-
gran énfasis en ello), habitualmente relaciona- neamente), de la llamada del Blut und Boden, y
dos con el propio profeta por vínculos genealó- de su afirmación contra los valores m á s abs-
gicos putativos, y por consiguiente desempeña- tractos y universalistas de la ilustración. Su
ban la doble función de vincular firmemente á fundamento real es el dominio, en las socieda-
sus adeptos a una fe mundial y al propio tiem- des modernas y modernizadoras, de la alta cul-
po de proporcionar una alternativa operativa tura sobre la baja cultura (términos que e m -
clara a la misma. Estos santones permitían que pleamos en un sentido sociológico y neutral,
los hombres de la tribu y otros se identificaran sin intenciones de evaluación). E n el m u n d o
con una religión mundial trascendente, escrip- tradicional, los hombres tenían su lugar en una
turalista y unitaria, pero eludiendo sus pres- estructura social compleja y bastante estable, y
cripciones, y vivieran con arreglo a otra reli- su «cultura» (manera de hablar, de comportar-
gión, comunal, consuetudinaria y encarnada se, de vestir, etc.) confirmaba su posición. E n
socialmente. consecuencia, la cultura estaba diversificada y
E n el m u n d o moderno, todo esto ha c a m - vinculada a la posición social, pero no a la uni-
biado. El Estado moderno colonial y posco- dad política soberana última (si es que había un
lonial posee los medios militares, administrati- candidato claro a esta descripción). Predomi-
vos, etc., para controlar su territorio y no nece- naba la baja cultura consuetudinaria: la alta
sita tolerar la supervivencia de esas unidades cultura literaria era una especialización y un
locales autoadministradas («tribus») que sien- privilegio que no se prestaba a la emulación ge-
ten tanta necesidad de un estilo religioso durk- neral.
heimiano. Ello erosiona esas unidades y atomi- Ahora todo esto ha cambiado: el sistema re-
za la sociedad. A la larga, se pone en práctica la lativamente estable y complejo de los papeles
definición weberiana del Estado c o m o organis- sociales ha sido sustituido por un sistema su-
m o que posee el monopolio de la violencia legí- m a m e n t e inestable y móvil de ocupaciones m o -
tima. Sus predecesores permitían que las co- dernas especializadas. La necesidad de creci-
munidades locales considerasen legítimas las miento (el último principio moderno de legiti-
enemistades entre ellas. La economía en que se midad) exige un sistemaflexibley variable de
534 Ernest Gellner

posiciones laborales, con desigualdades sólo to la tendencia a la secularización que afecta a


«alcanzadas» (relacionadas con el empleo) y no todas las demás religiones. Su alta cultura es,
adscritas permanentemente e internalizadas; ante todo, «moderna», con arreglo a muchos
asimismo, la mayoría de las ocupaciones presu- criterios importantes: severamente unitaria,
ponen la alfabetización y la capacidad de co- con una baja proporción de elementos mágicos,
municarse en un código independiente del con- individualista, puritana, escripturalista y nor-
texto. A m b o s factores inducen a los seres hu- mativamente ética, rasgos todos ellos que ha-
m a n o s a identificarse con una alta cultura cen que pueda contribuir a la imposición de la
literaria transmitida por la escuela, cuyo domi- autodisciplina que requiere la lucha por el «de-
nio hace que puedan emplearse, merezcan la sarrollo». Pero al propio tiempo es genuina-
promoción y sean capaces de una ciudadanía mente indígena: y adoptarla, lejos de presupo-
efectiva. Aquí está la raíz auténtica de la fuerza ner u n a especie de degradación frente al ex-
del «nacionalismo» en el m u n d o moderno. Su tranjero, supone precisamente lo contrario. Se
alta cultura literaria adquirida en la escuela es considera que es una autoafirmación frente a
la m á s importante posesión del hombre: esta los extraños. La reafirmación del alto Islam re-
cultura, y no una participación en ritos restric- quiere, en efecto, el repudio de las prácticas po-
tivos, le da el droit de cité. pulares, pero no en nombre de una ideología
Obsérvese que todo lo que favorece al na- ajena sino de otra que ha suscitado siempre el
cionalismo en Occidente, y quizás en otras par- m á x i m o respeto en la localidad.
tes, en el m u n d o m u s u l m á n favorece al «funda- El ciudadano de u n país árabe contempo-
mentalismo» (con frecuencia difícil de distin- ráneo o musulmán en general que adopta el
guir del nacionalismo en esa región). Existía ya fundamentalismo confirma con ello su propia
una alta cultura al margen, siempre respetada, elevación de un estado de ignorancia y compla-
aunque en el pasado se honraba tanto si se in- cencia rústica a una situación de alfabetiza-
fringía c o m o si se cumplía; ahora, por fin, pue- ción, perfeccionamiento y refinamiento urba-
de respetarse efectivamente su observancia, y no; encuentra una identidad, un nombre para
no su infracción. Las estructuras locales se ven una nueva unidad casi étnica (habitualmente,
erosionadas por un Estado m á s fuerte y por una la s u m a de todos los musulmanes de u n territo-
economía m á s amplia y especializada, y los se- rio determinado) donde antes sólo había habi-
res h u m a n o s se identifican de buen grado con do u n gobernante, u n sector, una tribu, una sec-
esa alta tradición, que sustituye a las estructu- ta o una religión; asimismo, encuentra el medio
ras locales perdidas y confiere dignidad, posibi- de criticar y pedir responsabilidades a sus pro-
lidades de trabajo y participación. pios tecnócratas gobernantes, sospechosos de
Las sociedades «subdesarrolladas» son tendencias occidentalizantes y susceptibles de
aquellas sociedades humilladas por una infe- despertar celos y reprobación por este motivo
rioridad tecnológica, económica y militar, fren- (esa función la venía desempeñando desde ha-
te a las naciones industriales m á s adelantadas. cía m u c h o tiempo el alto Islam, incluso en las
Por lo general, tratan de eludir esta condición, condiciones premodernas).
bien mediante la «occidentalización» o m e - Así, pues, la alta creencia proporciona una
diante una cierta clase de romanticismo popu- identidad, pero exige relativamente poco del
lista. La primera trata de recuperar la igualdad, Estado, salvo que se aplique la Ley y que se
al costo de la humillación que supone aceptar el establezcan y mantengan las condiciones para
modelo extranjero c o m o modelo válido; el últi- su observancia en la vida cotidiana. Gran parte
m o idealiza las supuestas virtudes de la cultura de la vida diaria queda sacralizada y sujeta a
local, c o m o compensación por el fracaso de la reglas que tienen todas las características de las
autoridad central local y su correspondiente normas religiosas, pero la religión, aunque por
cultura alta o cortesana. A m b a s opciones ado- el m i s m o hecho de su exigencia es psicológica-
lecen de graves defectos y conllevan u n elevado mente satisfactoria, no promete una salvación
costo psíquico. económica total ni tampoco un régimen políti-
Pero el Islam elude este dilema: éste es el co moralmente perfecto. N o se espera que el
secreto del asombroso poder del «fundamenta- pueblo elija o imponga sus leyes porque la Ley
lismo» musulmán y la explicación del hecho la da la propia Divinidad. Los musulmanes no
sorprendente de que el Islam eluda por comple- parecen indignarse m u c h o si el control del Es-
La sociedad civil en un contexto histórico 535

tado es objeto de conflicto entre redes rivales caso, su ausencia no les preocupa en absoluto,
de patronazgo o si la lealtad política sigue sien- c o m o tampoco les preocupa la ausencia de sus
do personal y no va dirigida hacia instituciones condiciones políticas previas.
y principios abstractos que sobrevivan a los de- Pero, ¿a qué se debe? ¿Por qué esa descon-
tentadores temporales del poder. T o d o esto certante excepción a esa expectativa plausible
conduce a la condición característica de las so- ha ocurrido en el noroeste de Europa, pero no
ciedades musulmanas en la actualidad: el puri- en el Islam? La respuesta teórica parecería m á s
tanismo moral de la vida sociorreligiosa y la o menos la siguiente: la transición directa de los
vida política dominada por las redes de in- sacerdotes comunales a los entusiastas unita-
fluencia y caracterizada por una lucha sin pie- rios universalistas, c o m o ha ocurrido en el Is-
dad. El moralismo de la alta religión y el cinis- lam, o desde luego c o m o ocurrió en el antiguo
m o político coexisten, sin causar al parecer m u - Mediterráneo cuando una religión mundial
cha incomodidad. sustituyó a las religiones cívicas locales (el tema
Q u e d a por ver si todo esto va a cambiar en de Fustel), no favorece la aparición de una so-
el futuro. E n relación con las ideas teóricas que ciedad civil. H u m e tenía razón cuando formuló
hemos tratado de manejar, ¿qué se desprende su teoría principal. Diríase que sólo el punto
de todo ello? El Islam, o por lo menos el «alto muerto, provocado por entusiastas parcial-
Islam», tiene acentuadas características «pro- mente derrotados, pero no del todo, que se ape-
testantes»: unitarianismo severo y enfático, es- gan al carácter absoluto de la fe pero que aban-
cripturalismo, puritanismo, aversión a la m e - donan la aspiración de imponerlo a toda la so-
diación y al culto de la personalidad, ausencia ciedad, permite que se produzca este efecto.
formal de sacerdocio, igualdad de los creyentes L a clara victoria de los entusiastas n o soca-
ante Dios, igualdad de acceso de todos los h o m - va de por sí la autoridad política exclusiva del
bres (especialmente los alfabetizados) a la ver- Estado, sino que se acomoda a ella si ese Estado
dad revelada. La historia islámica reciente se- satisface sus propias exigencias. El Estado ha
ñala una fuerte victoria de este estilo religioso de hacer cumplir la Ley, pero esto es todo. N o
sobre su rival interno, la religión popular co- se piden otras virtudes ni condiciones. Es un
munal, con su aceptación de la mediación, su hecho paradójico que el único grupo abundan-
clero defacto en forma de «santones» heredita- te de entusiastas de estilo protestante activo en
rios, etc. Pero esta victoria no ha conducido en la actualidad en Gran Bretaña no sea la varie-
m o d o alguno a ninguna especie de triunfo de la dad local que utiliza un lenguaje cristiano, que
«sociedad civil»: por el contrario, ha llevado a desde el siglo x v n no deja oír su voz o está se-
una condición en la que la ausencia o la debili- cularizado, sino los inmigrantes musulmanes.
dad de la sociedad civil ni siquiera se lamenta Para éstos ha resultado difícil seguir el prece-
m u c h o . E n Occidente existió claramente un dente no conformista y combinar su celo reli-
cierto tipo de vínculo, m u c h o m á s complejo y gioso con la tolerancia política. C o m o puso de
aún m u y debatido, entre el protestantismo y la relieve el caso Rushdie, para ellos es s u m a m e n -
aparición de las instituciones liberales. ¿Por te difícil tolerar un Estado liberal que no suscri-
qué no se observa ningún vínculo de este tipo be sus severas prescripciones ni pone en prácti-
en el m u n d o islámico? ca su Ley, o que incluso impide que otros la
E n este contexto parece válida la teoría apliquen.
principal u oficial de H u m e : el entusiasmo pu- Así, pues, la transición directa de la religión
ritano es m á s contrario a la libertad que la su- comunal a la religión trascendente no favorece
perstición clerical. N o es necesario aquí buscar la libertad. Pero el hecho de que esta fe trascen-
otras hipótesis especiales, c o m o la intrusión del dente no aliente expectativas soteriológicas de
magistrado civil o la disminución del celo reli- la economía parece contribuir a que mantenga
gioso, para explicar c ó m o es posible que los en- su vigor en condiciones modernas. Es esto lo
tusiastas acaben siendo amigos y n o enemigos que la distingue tanto de los puritanos secula-
de la libertad, el pluralismo y la sociedad civil; res, los marxistas. El marxismo parece haber
no es necesario buscar factores adicionales, perdido por dos conceptos: por no exigir sufi-
simplemente porque el fenómeno que debe ex- cientemente en la vida cotidiana para propor-
plicarse no ha sucedido. Los entusiastas siguen cionar u n sentido de identidad, y por prometer
siendo enemigos de la libertad o, en cualquier demasiado en otras esferas -la economía, la po-
536 Ernest Gellner

lítica- en las que no puede cumplir sus prome- de ubicar el fenómeno de la liberalización en
sas; por ello está condenado al fracaso, y este un contexto histórico m á s amplio. H a aceptado
fracaso ya se está poniendo de manifiesto. la hipótesis de que lo que se debate realmente
Los dos ejemplos que han inspirado en gran es la emergencia de la sociedad civil y ha trata-
parte nuestra argumentación, las sociedades do de dejar en claro el contenido de esta no-
marxistas y musulmanas, no agotan natural- ción. A continuación ha relacionado el proble-
mente la gama de sociedades en las cuales se ha m a contemporáneo de la emergencia, o la falta
producido una liberalización, puede producir- de ella, de una sociedad civil en otros contextos
se o es de desear que se produzca. Hay, por históricos. La cuestión es compleja y embrolla-
ejemplo, lo que puede llamarse estado poscolo- da, y cualquier tratamiento conciso incurrirá
nial ecléctico, que preside una sociedad de baja fatalmente en simplificaciones.
tecnología pero donde el Estado es capaz de to- Las ideas aquí ofrecidas tienen por finali-
mar de sociedades m á s avanzadas sus técnicas dad estimular nuevas investigaciones y allanar
de represión, bien comprándolas o recibiéndo- el camino hacia la formulación de las cuestio-
las c o m o pago por una posición internacional nes adecuadas, m á s que proponer conclusiones
apropiada. Sin duda alguna hay otros tipos, y en firme.
casos híbridos o de transición.
Nuestra argumentación general ha tratado Traducido del inglés

Nota

1. E . A . Wrigley, People, Cities and Wealth: The Transformation of Traditional Society, Basil Blackwell, Oxford,
1987.
Democracia y religión:
lógicas culturales y lógicas de la acción

Bertrand Badie

El redescubrimiento del análisis cultural ha «revolución cultural», la plena difusión del


transformado radicalmente las ideas básicas de modelo occidental, el desmantelamiento de lo
la sociología de la democracia. Presentada du- que Talcott Parsons llamaba «nichos cultura-
rante m u c h o tiempo c o m o punto de desenlace les»3. C o m o cultura y religión están estrecha-
de las historias, c o m o finalidad de todo proce- mente asociadas, tanto por la teoría sociológica
so de desarrollo, la democracia se halla nueva- c o m o por las circunstancias de la actualidad, la
mente aprehendida según un m o d o particula- traducción de estas hipótesis parece simple: las
rista1: vinculada a una cultura, sólo podría unl- religiones extraoccidentales, y en particular el
versalizarse mediante u n a profunda islam y las religiones de Asia, son erigidas por
transformación de las demás culturas. Las con- simple postulado en obstáculos a la democrati-
secuencias de tal inversión zación, en tanto que ésta se
de perspectiva se revelan halla estrechamente asocia-
Bertrand Badie es profesor en el Institu-
claramente: postular el to de Estudios Políticos, 27, rue Saint- da a la hipótesis cada vez
triunfo universal de la de- Guillaume, 75341 París Cedex 0 7 , m á s ambigua de la seculari-
mocracia supone asignar Francia. Es autor de diversos trabajos zación de la sociedad. E n
de política comparada, entre los cuales
de ahora en adelante a la cabe destacar: Culture et politique
este contexto, el «despertar
cultura «productora de de- (1986), Les deux Etats (1987) y Politi- religioso», analizado y bau-
mocracia» un absoluto que que comparée (con Guy Hermet, 1990) tizado de manera por lo de-
garantice su superioridad m á s sumaria, es presentado
sobre las demás culturas y c o m o forzosamente antide-
por tanto una capacidad de mocrático, contrario a las
difundirse y generalizarse exigencias de la democra-
relegando los fenómenos cia, y por tanto conserva-
de autoritarismo a la con- dor. Bajo esta forma sim-
dición de escoria resultante plificada, el razonamiento
de culturas menos avanza- se asemeja al sofisma:
das, menos eficaces, o en todo caso mal adapta- a m é n del atajo teórico que asigna m u y somera-
das. E n este marco se sitúan, entre otras, las mente u n valor causal a la variable cultural,
tesis recientes sobre «elfinde la historia», que adolece de una falta de rigor en el análisis de las
proclaman m u y alto el valor universal de la lógicas culturales y de una ocultación sorpren-
aventura democrática y liberal vivida por Occi- dente de las lógicas estratégicas.
dente2; también en esta óptica se inserta la hi-
pótesis de culturas autoritarias o al menos con-
sideradas en su afinidad natural con prácticas La complejidad de las lógicas
políticas de tipo neopatrimonial, clientelario o
culturales
autocrático. Paradójicamente, el desarrollismo
se ve por eso m i s m o reforzado, incluso osifica-
Los vínculos de afinidad entre la democracia y
do: la modernización supondría una auténtica
la cultura cristiana occidental se han puesto en

RICS 129/Septiembre 1991


538 Bertrand Badie

evidencia a m e n u d o . Podrían convencer si se na entre potestas y auctoritas, entre lo temporal


cumpliese una triple condición: que se muestre y lo espiritual, contribuyó a jerarquizar las ac-
primeramente que se trata no de la democracia ciones, relegando aquéllas realizadas sobre la
en general, sino de la democracia representati- tierra a un nivel de inferioridad que podía inci-
va contemporánea; que se establezca que estos tar a la desmovilización6. Estos diferentes as-
vínculos son diversos y cambiantes, especial- pectos tienen, por otra parte, su prolongación
mente en función de la diversidad de las cultu- moderna: el agustinianismo se actualiza en tra-
ras cristianas occidentales; que se demuestre diciones integristas de denuncia de la políti-
que no son naturales ni esenciales, sino cons- ca y, de un m o d o m á s general, la teoría de los
truidos en función de acontecimientos y de dos poderes contribuyó a mantener la confu-
prácticas que no se pueden estimar necesarias y sión, en el m u n d o cristiano romano, entre el
que prohiben, pues, considerar la democracia dominio de la política y el de la deshonra: la
consustancial a la cultura cristiana occidental. crítica de la política c o m o actividad vil y sospe-
La mayor parte de los trabajos comparados chosa, indiscutiblemente prolongada por esta
coinciden en examinar por lo menos cinco ni- visión jerárquica, fue durante m u c h o tiempo
veles de afinidad entre cultura cristiana y de- una fuente de debilitamiento para la democra-
mocracia: la orientación «activa» del cristia- cia y uno de los argumentos de elección esgri-
nismo, su concepción de la legitimidad, su midos, especialmente durante el período c o m -
construcción de la individualidad, su utiliza- prendido entre las dos guerras, por los
ción de la delegación y su visión del pluralismo. movimientos autoritarios. Al atenuar la diso-
El inventario no es exhaustivo, sin duda, pero ciación de lo temporal y lo espiritual, el cristia-
permite al menos localizar los elementos cons- nismo reformado se libera de esta jerarquiza-
titutivos de la mayor parte de las tipologías que ción y réévalua la acción política, a m e n u d o
se han preparado en este campo. presentada, por ejemplo, en la época de la revo-
1. L a orientación activa del cristianismo lución puritana, c o m o íntimamente ligada a la
fue subrayada ya por S . N . Eisenstadt, quien ha- obligación del creyente7. El Islam va aún m á s
ce un distingo entre las religiones que incitan a lejos haciendo desaparecer la frontera entre la
la acción sobre la tierra y aquellas que, en cam- obligación política y la obligación religiosa, e
bio, invitan a la meditación y desvalorizan las invitando alfiela interesarse activamente en la
acciones realizadas en este m u n d o 4 . Las prime- gestión de la ciudad. La incitación cultural a la
ras conciben por lo menos una compatibilidad participación política se revela así más fuerte
entre las obligaciones del creyente y la partici- en la cultura islámica que en la cultura cristia-
pación en los asuntos de la ciudad: el cristianis- na: la diferencia se acentúa incluso en el caso
m o no es el único en esta categoría, en que figu- del cristianismo oriental, caracterizado por
ran asimismo el islamismo, el judaismo y el una relación de fuerza entre el príncipe y la
confucianismo, en tanto que el budismo y el Iglesia, en virtud de la cual ésta queda en situa-
hinduismo llamarían, por el contrario, a salir ción de sumisión con respecto a aquél y, m á s
de este m u n d o . Sobre esta base, el análisis pue- que otras, la Iglesia rusa se convierte en centro
de parecer aventurado: la disociación de lo donde se enseña la obediencia al Emperador 8 .
temporal y lo espiritual ha sido también solici- 2. La construcción de la legitimidad se en-
tada en la historia del cristianismo para exhor- cuentra algo desplazada en relación con este
tar a una retirada del creyente de la gestión co- primer nivel de afinidad. Aquí, la disociación
tidiana de la ciudad. Así, la m o n a r q u í a de los espacios religioso y político alimenta la
condujo m á s a prácticas de exit que a compor- elaboración del modelo democrático liberando
tamientos de participación; de igual manera, el un campo de soberanía h u m a n a : la obligación
agustinianismo, en sus diferentes variantes, pu- política, al ser distinta de la obligación religio-
do separar el papel de creyente del de ciudada- sa, se emancipa de la tutela de la Ley y puede
no: bien degradando la ciudad y recordando al entonces construirse con referencia a normas
fiel que su reino no es de este m u n d o , bien legi- humanas, libremente formuladas por el h o m -
timando ciertas formas de despotismo, por bre. Esto equivale a decir que la distinción de
ejemplo al asignar al emperador el cometido de los campos abrió indiscutiblemente el camino
constructor sobre la tierra del reino de Dios5. a la hipótesis de la soberanía popular que re-
E n un plano m á s general, la distinción gelasia- quiere la teoría de la democracia. La imposibi-
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 539

lidad de una soberanía popular en el Islam, allí modelo democrático parlamentario. E n cam-
donde sólo puede concebirse la soberanía de bio, la perennidad de un pensamiento comuni-
Dios, ha sido subrayada a m e n u d o para recusar tario a m e n u d o hizo fracasar la construcción,
el surgimiento, en el m u n d o musulmán, del en Occidente, de sistemas democráticos y rea-
modelo occidental de democracia9. A u n q u e vivó, por el contrario, los fundamentos de los
tampoco en ese caso el vínculo sea tan claro: la diferentes tipos de autoritarismo tradicional.
disociación cristiana romana de los dos cam- Estas hipótesis con frecuencia han sido movili-
pos no está ligada esencialmente a la historia de zadas para rechazar la utilización de una pro-
la democracia occidental; presentada en un blemática de la ciudadanía en el m u n d o musul-
principio c o m o hecho de la naturaleza, esta dis- m á n , o al menos para llamar a la prudencia en
tinción se inscribió en la tradición tomista co- este c a m p o . La incompatibilidad se ve incluso
m o fuente de la dualidad entre razón y fe, sin reforzada cuando esta obligación comunitaria
que la primera remita a la afirmación de una va acompañada de una concepción jerárquica e
soberanía de esencia democrática: m u y por el inigualitaria, c o m o en el sistema de castas pro-
contrario, para Santo T o m á s , la comunidad po- pio del hinduismo. C o n todo, el tener en cuenta
lítica obedece a las reglas de leyes naturales que la pura lógica cultural conduciría al absurdo: el
escapan a la arbitrariedad h u m a n a y que el budismo, sobre todo en su variante theravada,
hombre se contenta con descubrir10. Inversa- proclama una concepción profundamente igua-
mente, la elaboración de la teoría de la d e m o - litaria de las relaciones humanas y promueve
cracia en el m u n d o reformado se apoyó sobre una concepción de la responsabilidad indivi-
ciertos elementos constitutivos de la fusión de dual que lleva incluso a algunos especialistas a
lo temporal y lo espiritual: los predicadores pu- compararlo con un «individualismo anarquis-
13
ritanos legitimaron así el derecho de sufragio ta» ; ahora bien, el m a p a político de Asia no
por referencia a la Ley que Dios puso en el co- revela ninguna distinción establecida entre los
razón de los hombres y trataron de sacar parti- países con mayoría hindú y aquéllos con m a y o -
do de los argumentos de la escolástica francis- ría budista; la implantación del modelo occi-
cana que denunciaba el jusnaturalismo tomista dental de democracia se ha realizado quizá m e -
proclamando la necesaria autonomía de la vo- jor en India que en las naciones vecinas
luntad individual con respecto a todo orden na- budistas del Asia Sudoriental. Recíprocamen-
tural preconstruido". Este sería tanto menos te, si la Reforma puede considerarse un remate
admisible cuanto que podría parecer una limi- de la construcción del individualismo cristiano,
tación de la absoluta soberanía de Dios: en debemos reconocer forzosamente que éste ha po-
otras palabras, la idea de soberanía divina no dido ser movilizado con otrosfinesque el de la
invalida necesariamente la de soberanía h u m a - legitimación de regímenes democráticos, c o m o
na. E n realidad, estos discursos teológicos se revelan tanto la República calvinista de Ginebra
acercan a la construcción de la idea de d e m o - c o m o los regímenes instaurados en las primeras
cracia o se disocian de ella según los azares de colonias puritanas de América del Norte.
la práctica social. 4. La referencia a la delegación es otro ele-
3. L a individualización de las relaciones mento clave de los fundamentos culturales de
sociales constituye de manera no menos clásica la democracia occidental contemporánea.
un elemento de afinidad entre las culturas y la Constituye incluso la marca esencial que la dis-
democracia. La aventura democrática occiden- tingue de la concepción clásica de la democra-
tal es indisociable de la concepción del indivi- cia. Ahora bien, es indudable que de todas las
duo-sujeto, es decir, de un individuo responsa- características del régimen democrático, ésta es
ble, emancipado de su comunidad natural de quizá la m á s íntimamente ligada a la historia
pertenencia y fortalecido por el estatuto de ciu- del cristianismo, el cual, por varias razones,
dadano que rige su obligación directa de fideli- contribuyó no sólo a legitimar la práctica de la
dad al Estado. Los historiadores del derecho delegación sino también a valorizarla, a otor-
han subrayado ya todo lo que el derecho subje- garle un sentido y a banalizarla c o m o m o d o de
tivo posromano debía al cristianismo12; asimis- gobierno. La teología cristiana es en primer lu-
m o , es notable que el surgimiento del indivi- gar una teología de la delegación: Dios envió a
duo-sujeto en el pensamiento puritano ocurrie- su hijo para salvar a los hombres, Cristo delegó
se en estrecha asociación con el auge del en Pedro la facultad de atar y desatar sobre la
540 Bertrand Badie

tierra, los sucesores de Pedro disponen a su vez representación es pues, probablemente, el m á s


de esta delegación de autoridad que no ha deja- identificable desde el punto de vista cultural, el
do de precisarse y reforzarse hasta pasar a cons- que remite con el m á x i m o de nitidez a la identi-
tituir, con ocasión del Concilio Vaticano I, el dad de la cultura cristiana. Sin embargo, con-
d o g m a de la infalibilidad pontifical. La propia viene admitir esta oposición con prudencia.
Iglesia está organizada de un m o d o piramidal Por una parte, la delegación democrática no es
cuya estructura jerárquica reposa en niveles de m á s que una forma, entre otras, de las delega-
delegaciones sucesivas de autoridad. Pero esta ciones posibles: la idea de monarquía de dere-
delegación no se realiza sólo de arriba hacia cho divino pudo asimismo alimentarse de la hi-
abajo: la historia de la Iglesia cristiana también pótesis de la delegación de autoridad divina en
contribuyó a banalizar el procedimiento electi- el monarca, de la m i s m a manera que el cesaris-
vo c o m o m o d o de designación de los gobernan- m o oriental, en tanto que los teóricos de la teo-
tes, ya se trate de la elección pontifical o del cracia pontifical también se han servido en
m o d o de funcionamiento de los sínodos o de gran medida de ella. Por otra parte, la teoría de
las órdenes monásticas. E n cada uno de estos la delegación democrática n o es en absoluto
casos, el procedimiento electoral no se asemeja una idea primera en la tradición cristiana, sino
tanto a la expresión de una soberanía c o m o a que resulta de una reunión, cuando n o de un
una fórmula destinada a posibilitar en primer montaje precario, de diferentes elementos: la
lugar la creación de una autoridad: la dinámica hipótesis de una soberanía h u m a n a autónoma,
cultural de la democracia representativa se ha la de una soberanía que puede ser delegada y,
constituido entonces mediante la combinación por último, la de u n recurso a la elección c o m o
progresiva de la idea de un espacio de autori- m o d o que legitima esa delegación. Cabe con-
dad política autónoma, de valorización de la cluir, en todo caso, que de esta afinidad cultu-
delegación y de banalización del recurso al pro- ral no deriva tanto la identidad cristiana de la
cedimiento electoral. democracia c o m o la identidad cristiana de su
El conjunto de estas circunstancias no se variante representativa.
reúne en la cultura islámica, cuya teología re- 5. Esta calificación representativa es final-
chaza ya toda idea de delegación: Dios es uno y mente completada, en el modelo democrático
no delega ninguna parte de autoridad. E n tanto occidental, por la referencia que se hace al plu-
que la teología cristiana contribuye a asentar la ralismo: la democracia supone al m i s m o tiem-
idea de que el soberano puede delegar, la teolo- po una organización pluralista y competitiva
gía islámica no admite ninguna otra comunica- de la ciudad y tiene por función expresar ese
ción que la de la Revelación: la ausencia de pluralismo y reflejar las relaciones de fuerzas
eclesiología le hace eco naturalmente, y de allí que lo constituyen. El arraigo histórico de este
la inexistencia m i s m a de un m o d o de transmi- pluralismo es particularmente profundo y re-
sión de autoridad. La designación del califa de- mite tanto a la tradición feudal c o m o a la cultu-
pende de mecanismos que no están institucio- ral cristiana. L a combinación de ambas se ex-
nalizados porque son, por definición, presa perfectamente en la actualización
imperfectos. El propio califa no goza de ningu- medieval de la idea romana de universitas, que
na delegación de autoridad: lugarteniente del da la idea de unidad en la diversidad y se ali-
profeta, deriva su poder sólo del cumplimiento menta de la temática organológica cristiana14.
de una función de protección de la U m m a , pe- Esta no se transpone a las demás culturas: la
ro no dispone de ninguna delegación de sobera- U m m a es, en el islam, indivisible y toda divi-
nía ni para decir el dogma, ni siquiera para ha- sión atenta incluso contra su identidad; las reli-
cer la ley. Por razones exactamente simétricas, giones de Asia están intensamente impregna-
la comunidad de los creyentes no podría dele- das de una concepción holística según la cual la
gar nada: al no disponer de ninguna autoridad sociedad h u m a n a se asemeja a un orden cósmi-
que le pertenezca, no puede en m o d o alguno co que sitúa la solidaridad o la armonía por en-
alienarla; al no ser fuente de derecho, ni de au- cima de la competencia. La oposición parece, a
toridad, está inevitablemente privada de toda este nivel, resuelta y se actualiza tanto en el dis-
competencia atributiva. curso c o m o en la práctica: el revivalismo islá-
D e todos los rasgos constitutivos de la de- mico ha fustigado así a la institución parlamen-
mocracia occidental contemporánea, el de la taria, acusada de introducir la discordia y la
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 541

',

La lógica de la religión y la lógica de la acción en Riohacha, Colombia: estatua del conquistador que fundó la ciudad
en el siglo xvi, con un m o n u m e n t o religioso en segundo plano. G. Peress/Magnum.

división en la U m m a ; los movimientos islamis- dieron incorporarse a ciertos componentes de


tas rechazan la institución partidista en n o m - la cultura cristiana.
bre de la protección de la unidad; la tradición N i siquiera es seguro que los principios
musulmana, por último y sobre todo, sólo con- que se exponen por lo general para justificar
fiere legitimidad a la expresión popular cuando la afinidad entre cristianismo y democracia
es unánime y consensual (ijmâ') y tiene, pues, a puedan resistir a la crítica: que el principio
su favor la presunción no de crear una voluntad de secularidad lleve inevitablemente al de
sino de expresar la voluntad divina. soberanía es m u c h o menos seguro, hasta tal
E n realidad, lejos de causar o de determinar punto es cierto que la práctica política ha
un desarrollo democrático cualquiera, la cultu- tenido m u y a m e n u d o por efecto reemplazar a
ra contribuye a dotarlo de un sistema de signifi- la ley de Dios por principios que escapan a su
cación que ilumina sus contornos y particula- vez a la crítica de la voluntad h u m a n a , sean
rismo. leyes de la razón, de la naturaleza, de la tradi-
Así, la cultura cristiana favoreció la reali- ción, de la raza o bien de la nación. Se llega
zación del ideal democrático cuya factura era aquí, en efecto, al límite principal del análisis
anterior a ella, dándole a la vez una configura- cultural: extraer concordancias de significacio-
ción representativa, pluralista y secular, al nes, sin poder jamás dar cuenta de los mecanis-
tiempo que trazaba también los contornos de m o s de la invención política. Estos remiten a
regímenes alternativos que negaban, a veces vi- lógicas de la acción que iluminan la producción
gorosamente, los principios del ideal democrá- democrática con una luz en realidad m u c h o
tico, ya se tratara del cesarismo, de la teocracia, m á s política, m á s flexible y, de hecho, m u c h o
de la monarquía de derecho divino o de ciertas m á s oportunista.
variantes del totalitarismo que lo m i s m o pu-
542 Bertrand Badie

Las lógicas de la acción guientes de élites políticas occidentalizadas


que hicieron de ellas la marca de su identidad,
La acción introduce entre religion y democra- c o m o lo revela, por ejemplo, la estrategia del
cia una doble mediación. En primer lugar por- Partido Wafd en Egipto o la del Frente Nacio-
que las estrategias de construcción democrática nal en Irán. E n todo caso, remitieron siempre a
corresponden en lo esencial a consideraciones una manipulación de los símbolos religiosos,
ligadas a juegos de poder que trascienden los c o m o lo sugieren los esfuerzos de Tahtawi por
particularismos culturales, y que pueden en- mostrar la compatibilidad entre el islam y la
tonces desarrollarse de manera m á s o menos teoría de los contrapoderes, o de quienes se es-
similar dentro de cualquier contexto religioso. fuerzan por asimilar ijmâ a soberanía popular
E n segundo lugar, porque las estrategias de de- o shura a poder deliberativo.
mocratización utilizadas por los agentes reli- Las propias modalidades de ejercicio del
giosos suelen corresponder a objetivos diver- poder y las estrategias de legitimación que las
sos, cuando no contradictorios, con frecuencia acompañan se aprecian de la m i s m a manera.
distintos del proyecto de construir una ciudad El príncipe, en el m u n d o m u s u l m á n , constru-
democrática. ye así su dominación mediante una hábil dosi-
/. Es sabido, especialmente gracias a los traba- ficación de referencias a una legitimidad tra-
jos de G u y Hermet o de Philippe Schmitter y dicional-religiosa que le permite esquivar las
Guillermo O'Donnell 1 5 , que la construcción exigencias de la soberanía popular y a una legi-
democrática corresponde más a estrategias de timidad moderna que hace inevitable tomar
poder que a un proceso de conquista o de movi- éstas en cuenta. Apostar todo a la primera pue-
lización consciente. Es notable, por ejemplo, de engendrar conflictos con las categorías so-
que la referencia al populus aparezca desde el ciales modernizadoras que únicamente las
siglo XI en la literatura teológica cristiana, a fin monarquías de las sociedades opulentas y es-
de marcar la diferencia entre un poder pontifi- casamente urbanizadas de la península arábi-
cal sin límites y u n poder real que los círculos ga aceptan cubrir; en cambio, incluso los regí-
allegados al Papa procuraban contener hacien- menes c o m o el de Marruecos, que disponen de
do referencia precisamente a su fundamento una fuerte legitimidad tradicional-religiosa, se
popular16. La denuncia del absolutismo de los ven obligados a componérselas con fórmulas
Estuardo por los predicadores puritanos res- competidoras de legitimidad, las cuales, al ser
pondía, asimismo, al doble objetivo de cons- reemplazadas por una simbología democráti-
truir su protesta dentro de la Iglesia anglicana y ca, permiten mantener un apoyo m í n i m o de
de celebrar una alianza con la clase de los parla- las categorías urbanas. Tal estrategia presenta
mentarios y de los «round heads»17. D e la mis- un doble riesgo: la incapacidad del príncipe de
m a manera, otras culturas y, por consiguiente, hacer fusionar a m b a s fórmulas, lo cual lo ex-
otras religiones pudieron aceptar estrategias de pone a una situación de incertidumbre y a una
democratización que correspondían a los mis- pérdida progresiva de legitimidad, y la necesi-
m o s tipos definalidady conducían a manipula- dad de contener el proceso de democratiza-
ciones igualmente manifiestas de los símbolos ción.
religiosos. Tal fue, por ejemplo, en el m u n d o El m i s m o tipo de manipulación se encuen-
musulmán, la orientación de una nueva clase tra en la historia de las sociedades budistas del
política occidentalizada, que buscaba adeptos sudeste asiático, lo cual revela que las afinida-
en la corte de los príncipes y que contaba, a des culturales construidas a priori entre el bu-
partir de la adopción selectiva de algunos ras- dismo y un tipo preciso de orden político no
gos democráticos, con apropiarse de un nuevo tienen mucho sentido. Las estrategias de poder
papel que la hiciera menos dependiente del culminaron, en el transcurso de los siglos XIX y
príncipe y dotarse de recursos políticos nuevos. X X , en articulaciones m u y diferentes entre es-
Sin duda es notable que tales estrategias fueran tructuras religiosas y proceso de democratiza-
prudentes, a semejanza de las dirigidas por ción. Escogiendo deliberadamente una política
Tahtawi en Egipto, Kheyr-ed-din en Túnez e de modernización conservadora, los monarcas
incluso los Jóvenes Turcos en el Imperio oto- de Siam intentaron con éxito combinar una
m a n o ; fueron confirmadas, tímidamente y no apertura controlada a los modelos occidentales
sin algunas reservas, por las generaciones si- con una activación en provecho propio de la
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 543

^ ^ ^ ^ ü t /» ? # , " " , ,' ' i - ' "*•"••••••


^E*Ä^^H--*V l ^ - * \ ; 7 Ä ' * ' - ' i ' ' . ' ' v ' " '•'

s
il

Procesión a caballo en Silesia, Polonia. L a Iglesia es un actor principal de la vida política de ese país. W . Krassowski/
Rapho.

cultura budista y de los compromisos inheren- tista19. Esta radicalización conservadora tuvo
tes a ella. Este esfuerzo de conciliación se mani- un desenlace dramático con la conquista britá-
festó en una «desdivinización» progresiva del nica, que marcó el punto final de la inserción
rey que borró progresivamente su identidad de del budismo en las estructuras políticas oficia-
Devaraja (rey-Dios) y de Bodhisattva, favore- les de Birmania y lo transformó en instrumento
ciendo al mismo tiempo la importación parcial de estructuración de la sociedad civil contra la
del modelo estatal occidental, la formación de presencia colonial británica. Contrariamente a
una clase política vuelta hacia Occidente y lo que se produjo en Siam, el Budismo no reali-
la implantación del budismo en una función zó entonces esta función de regulación de las
de legitimación de un autocratismo moderni- relaciones entre tradición y modernidad, sino
zador18. que m u y pronto se encontró inmovilizado en
La estrategia elegida por los soberanos bir- una estrategia de fomento de la tradición con-
manos fue completamente diferente. Optando tra el enemigo externo. D e allí probablemente
por rehuir la influencia occidental, se distin- su rápida recuperación nacionalista y revolu-
guieron rápidamente de su vecino siamés cionaria que lo transformó naturalmente en
procurando reactivar las fórmulas tradicio- instrumento de liberación de los sufrimientos
nales de legitimación del budismo, con miras derivados tanto del orden cósmico c o m o del
tanto a protegerse del expansionismo occi- orden sociopolítico. El budismo cobró allí una
dental c o m o del riesgo de transformación de virtud revolucionaria que no tuvo en Siam, una
las estructuras políticas de naturaleza absolu- orientación m á s participativa, y m u c h o m á s so-
544 Bertrand Badie

cializante: esta tendencia se advierte m u y neta- Desde este punto de vista, la estrategia de
mente en el esfuerzo de síntesis realizado inme- organización de los agentes religiosos puede
diatamente después de la independencia por el conducir a éstos a participar de tres maneras
presidente U N u al tratar de construir una so- diferentes, por lo menos, en el proceso de de-
ciedad democrática, budista y socialista. mocratización. Frente a un sistema político
Se puede ciertamente suponer que todas es- víctima de una crisis de legitimidad, la organi-
tas estrategias son m á s bien simbólicas que rea- zación religiosa puede fácilmente mejorar sus
les: es evidente que las tentativas de U N u no posiciones de poder y su capacidad de movili-
culminaron con la construcción de un régimen zación sirviéndose de la superioridad de su
democrático sino que, de hecho, llevaron al gol- propia fórmula de legitimidad hierocrática y
pe de estado del general N e W i n , precisamente tomar así la iniciativa del proceso de denuncia
combatido más tarde por los estudiantes y los de la ilegitimidad y del autoritarismo de la es-
bonzos. D e igual manera, las estrategias de de- cena política oficial. L a práctica es corriente y
mocratización selectiva utilizadas en el m u n d o se encuentra comúnmente en todas las áreas
musulmán nunca dieron origen a un régimen culturales, aunque funciona mejor, de hecho,
político que pudiera identificarse claramente en las sociedades donde la distinción de lo tem-
c o m o democrático. Acciones de manipulación poral y lo espiritual no está establecida: n o por
simbólica, todos estos comportamientos tienen ello se puede borrar la estrategia desplegada en
por función, en realidad, dotar a las élites que ese sentido por la Iglesia católica polaca y la
los inician de una identidad que marca la espe- mayor parte de las Iglesias de Europa Oriental,
cificidad de su oposición sobre la escena políti- ni los esfuerzos realizados por la Iglesia de
ca y atribuirles medios propios para movilizar Francia, m u y especialmente en el siglo XIX,
a una clientela. L o cierto es que, en lo esencial, frente a regímenes políticos frágiles e inciertos.
revelan la extrema flexibilidad de los referentes Proclamar en voz alta la legitimidad de lo reli-
culturales y religiosos, la posibilidad de ornar- gioso frente a las incertidumbres que pesan so-
los de las significaciones políticas m á s diversas:bre aquélla de la cual se inviste el poder político
la demostración de esta variedad y de esta dis- no equivale necesariamente a acción de d e m o -
ponibilidad invalida así los postulados del cul- cratización, pero en la medida en que conduce
turalismo m á s estricto mostrando que, en todo al agente religioso a denunciar tácticamente el
caso, no hay ninguna correspondencia obligada déficit de legitimidad de que adolece el poder
entre un tipo de religión y un tipo de régimen principesco, lo pone en situación de manipular
político, que la construcción de la democracia ciertos símbolos de la protesta democrática.
no está en absoluto predeterminada por ningún Precisamente a través de esta vertiente pudie-
ambiente religioso y que no hay entre una y ron los movimientos islámicos imponerse co-
otra ninguna afinidad electiva convincente. m o principales opositores de los regímenes au-
2. Por lo demás, es posible ir m á s allá de la toritarios del m u n d o musulmán e integrar en
consideración de estas únicas estrategias sim- su discurso referencias a la democracia. Estas
bólicas para considerar de qué manera la reli- se imponen entonces casi exclusivamente en
gión puede asimismo servir de vector a una e m - m o d o negativo, sin que por ello lleven al míni-
presa de democratización real, es decir de m o - m o programa de construcción de una ciudad
vilización con miras a una conquista efectiva democrática: la referencia a la democracia se
de los medios de participación política. A este encuentra, en efecto, captada c o m o instrumen-
nivel del análisis, la dimensión cultural y sim- to de una contramovilización que presenta una
bólica se desvanece para dejar lugar sólo a la doble disfunción. Al confiscar el discurso y la
religión c o m o organización social, dotada, en práctica de la protesta democrática, traba la
calidad de tal, de recursos, de capacidad movi- formación de un proyecto democrático de sus-
lizadora y de proyectos definidos que regulan titución; al procurar confundir las demandas
su inserción en el seno de la sociedad y del sis- de mayor participación política con la reactiva-
tema político. El proceso de democratización ción de los compromisos religiosos, tiende a re-
del cual toma la iniciativa corresponde enton- construir las primeras fuera del espacio político
ces al proceso de poner en relación estos ele- y, por consiguiente, a neutralizar su contenido.
mentos y se impone c o m o instrumento de reali- Nuevamente, las dificultades de surgimiento,
zación de los proyectos que haya fijado. fuera de la Iglesia, de una organización política
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 545

que encauce, en la Polonia del poscomunismo, den encarnar. Así, H a m a d i Jebali, director del
las demandas de participación democrática re- periódico Al Fajr y dirigente del movimiento
velan los efectos perversos de que lo religioso se islámico tunecino En-nahda, puede ceder a la
haga cargo de los procesos de impugnación de facilidad de denunciar la «mentalidad dictato-
la legitimidad que invoca el poder político ins- rial» del gobierno tunecino, su «rechazo de la
taurado. voluntad popular» y su «temor del pueblo»20.
D e la m i s m a manera, la crisis de los siste- L a m i s m a estrategia organizativa conduce por
m a s políticos autoritarios, especialmente su dé- último a los agentes religiosos a insertarse en
ficit de apoyo, tiende a liberar ciertos espacios una lógica tribunicia y a hacerse cargo, de m a -
sociales de toda lealtad política y conducir, nera por lo demás empírica y no programada,
pues, a los agentes religiosos a tratar de ocupar- de todas las demandas sociales no satisfechas.
los. El fenómeno es corriente tanto en el m u n d o Aprovechan así la defección de la función de
musulmán c o m o en las sociedades del Africa oposición, c o m o tienden a sugerir numerosos
negra o de América latina. La debilidad de los trabajos relativos al cometido de las Iglesias en
compromisos políticos en el seno de sectores los sistemas autoritarios21. Nuevamente, el ar-
enteros de la sociedad favorece las estrategias gumento cultural cede ante el argumento estra-
de expansión de los movimientos de orienta- tégico: la función tribunicia de los agentes reli-
ción hierocrática: las organizaciones islámicas giosos está m á s en correlación con las situacio-
ocupan así el terreno universitario, c o m o el de nes políticas circundantes que con cualquier
los espacios urbanos periféricos y superpobla- perfil cultural u orientación teológica determi-
dos o el de la red asociativa, es decir, sectores nada; concierne tanto a las Iglesias cristianas
de los cuales la escena política oficial no logra de Europa Oriental o de Africa c o m o a los m o -
apoderarse. El fenómeno es idéntico en Africa vimientos islámicos o a los monjes budistas
y en América latina, donde esta conquista se que se encargan, por ejemplo, de expresar el
realizó primeramente por iniciativa de la Igle- descontento de las categorías desposeídas de
sia católica, que pudo aumentar m u y aprecia- Sri Lanka en el marco del régimen neopatrimo-
blemente su influencia gracias a esta política de nial de la familia Senanayake. La función tribu-
control de los espacios sociales «vacíos». M á s nicia se conjuga entonces de varias maneras
tarde la iglesia fue reemplazada por sectas, que con el proceso de democratización: favorecien-
se encuentran actualmente en pleno auge, en do primero la expresión y la transmisión de la
especial en los barrios de las ciudades africanas demanda, creando las condiciones de un plura-
y latinoamericanas, donde su crecimiento es lismo limitado que equilibra las situaciones au-
m á s fácil que el de la Iglesia romana puesto que toritarias así constituidas y estableciendo de
ya no está contenido por una estrategia organi- hecho los elementos de una comunicación polí-
zativa de índole internacional. Este proceso de tica mínima, así c o m o la formación de una élite
control progresivo de los «espacios vacíos» sur- política de sustitución.
te un efecto doble: por una parte, una «recomu- Ahora bien, los efectos no son sólo positivos:
nalización» de poblaciones políticamente alie- la movilización lograda según el m o d o tribuni-
nadas y, por la otra, el establecimiento de un cio se manifiesta en primer lugar por un proce-
contrapeso a los regímenes autoritarios m á s o so de «desinversión política», cuando no de
menos vacilantes. E n el primer caso, suscita despartidización. El éxito de las sectas en Afri-
una reactivación de los m o d o s de participa- ca y en América latina culmina esencialmente
ción; en el segundo, desgasta las formas de do- con una salida de los gobernados del espacio
minación autoritaria: en uno y otro caso, favo- político y con un imponente proceso de «desin-
rece, pues, un inicio de democratización, del versión política»; la transformación de una
cual, por otra parte, se enorgullecen organiza- oposición religiosa en formación de un partido
ciones que, a semejanza de los movimientos is- político de inspiración religiosa es rara: los
lámicos, proclaman en voz alta su capacidad de agentes religiosos temen entonces que una ba-
integrar a los individuos movilizados en redes nalización partidista de su empresa les haga
asociativas que captan verdaderos comporta- perder apoyos. Tales deslizamientos sólo ocu-
mientos participativos y a las cuales les resulta rren, de hecho, cuando este tipo de riesgo es
fácil, por otra parte, proclamar su adhesión a la mínimo, bien porque la competencia partida-
expresión de una voluntad popular que preten- ria laica no exista o sea insignificante (Liga M u -
546 Bertrand Badie

sulmana en Pakistán, Partido de la República suficientemente vaga para conciliarse con las
Islámica en Irán), bien porque el grado de es- expectativas contradictorias de sus apoyos: el
tructuración de la comunidad de referencia si- carácter por definición heterogéneo de la base
túe a la élite religiosa a salvo de todo riesgo de social de las organizaciones religiosas es proba-
expropiación (como ocurre, por ejemplo, con el blemente uno de los límites m á s graves impues-
partido Sikh Akâli Dal). Al margen de estas si- tos a su conversión en partido político y la
tuaciones, la conversión partidista sólo se hace fuente principal de su voluntad deliberada de
de manera coyuntural, cuando los dividendos no producir contramodelos de organización de
políticos y electorales parecen prometedores. la ciudad. El proceso de democratización fraca-
C u a n d o las ganancias de esta índole son m á s sa así ante la incapacidad estructural de los m o -
inciertas, la perennización de la imagen asocia- vimientos religiosos de producir programas y
tiva y extrapolítica parece gozar de preferencia; modelos de ciudad y, por ende, de movilizar
así, el movimiento Nurcu en Turquía sigue activamente en este sentido a sus propios apo-
siendo deliberadamente asociativo, los H e r m a - yos. Al oponerse a los modelos clásicos de de-
nos Musulmanes egipcios no van a las eleccio- mocracia y poner en tela de juicio su legitimi-
nes con su denominación propia, los islamistas dad, ya no están en condiciones de diseñar el
tunecinos parecen estar satisfechos tácticamen- marco de democracias de reemplazo.
te de su estatuto no partidario y -al margen del Vectores de orden c o m o de oposición, los
caso turco- únicamente el FIS argelino ha to- agentes religiosos ponen, en realidad, sus sím-
m a d o una decisión en un contexto que le ha bolos a disposición de estrategias complejas y
permitido, en la primavera de 1990, tomar con- que están en estrecha dependencia del contexto
trol de un gran n ú m e r o de municipios, sin en el cual actúan. Ello no obsta para que estos
arriesgar por eso, en un ambiente de desafío símbolos pesen, por su identidad y su orienta-
con respecto a los movimientos «laicos», la ción, sobre la naturaleza de las políticas aplica-
pérdida de su identidad religiosa. El fenómeno das y, en particular, sobre el propio contenido
es aún mucho m á s acusado en el caso de las de los modelos políticos elaborados, otorgando
sectas, donde la confiscación del proceso de así realidad y consistencia a los fundamentos
movilización equivale a un reemplazo real de culturales de cada tipo de ciudad, haciendo fra-
la acción política y, por ende, a una salida total casar las ingenuidades universalistas y hacien-
de la ciudad: en todos los casos, pues, las estra- do m á s actuales y urgentes que nunca los es-
tegias utilizadas por los agentes religiosos rein- fuerzos de invención de fórmulas políticas nue-
sertan la acción de los gobernados en los espa- vas e inéditas. Sin embargo, las afinidades no
cios sociales, en el orden de las solidaridades son fijas ni necesarias: ninguna cultura ni nin-
asociativas, en el proceso de la acción específi- guna religión es por definición portadora de de-
camente política y en el cuestionamiento de la mocracia; todas ellas pueden acompañar a una
lógica partidaria. g a m a de órdenes políticos a veces contradicto-
Tal situación sería compatible con la d e m o - rios pero cuya plena realización supone, con
cracia sólo si se reuniesen dos condiciones: que todo, que estén de acuerdo con el sistema de
suscite una obra de elaboración programática y símbolos de los cuales las religiones son porta-
que produzca, al cabo de cierto tiempo, un m o - doras: precisamente en este límite llegan a su
delo de ciudad capaz de expresar un m o d o ori- fin la ilusión universalista y la de la extensibili-
ginal de invención democrática que se inscriba dad infinita de los modelos occidentales; es allí
en el contexto de una pérdida de diferenciación donde comienzan los desafíos de la invención y
de lo político. Ahora bien, desde este punto de de la apropiación políticas.
vista, los resultados tienden hacia lo contrario.
La función programática sólo es compatible con
la estrategia de los agentes religiosos cuando es Traducido del francés
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 547

Notas

1. Estaba, en todo caso, en el véase: Mediin, W . , Moscow and Paris, Económica, 1986; Le peuple
centro de todas las teorías East Rome, Ginebra, Droz, 1952. contre la démocratie, Paris,
desarrollistas elaboradas en los Fayard, 1988; Aux frontières de la
años sesenta. Véase, respecto a este 9. Véanse, por ejemplo, los démocratie, Paris, P U F , 1985;
tema: Badie, B . , Le développement elementos del debate que figuran O'Donnell, G . , Schmitter, P.,
politique, París, Económica, 1988, en: Cudsi, A . , Dessouki, A . , ed., Whitehead, L . , Transition from
4a. ed. Islam and Power, Baltimore, Authoritarian Rule, 4 vol.
J. Hopkins University Press, 1981. Baltimore, J. Hopkins University
2. Véase en especial: Fukuyama, Press, 1986.
F., «La fin de l'histoire», 10. Véase: Villey, M . , La
Commentaire, 47, otoño de 1989. formation de la pensée juridique 16. Véase especialmente: Forest,
moderne, Paris, Monchrestien, A . , von Steenberghen, F.,
3. Parsons., Sociétés. Essai sur leur 1975, págs. 116-178. Gandilhac, M . de, Le Mouvement
évolution comparée, Paris, D u n o d , doctrinal du Xle au XI Ve siècle,
1973, p. 142. 11. Ibid., pág. 176 y siguientes, y Blond et Gay, 1954, pág. 48 y
en relación con el orden puritano, siguientes.
4. Eisenstadt, S., «Cultural véase en especial: Little, D . ,
Traditions and Political Religion, Order and Law, N e w 17. Véase: Wilson, J.F., obra
Dynamics: T h e Origins and M o d e s York, Torchbook, 1969. citada y Stone, L., Les causes de la
of'Ideological Politics», British révolution anglaise, París,
Journal of Sociology, vol. 32, 12. Villey, M . , ibid., pág. 231 y Flammarion, 1974.
n ú m . 2, junio de 1981, págs. siguientes; Gaudemet, J., La
155-181. formation du droit séculier et du 18. Cohen, E . , artículo citado y
droit de ¡Eglise aux IVe et Ve Tambiah, S.J., World Conqueror
5. En relación con todas estas siècles, Paris, Sirey, 1979. and World Renouncer, Cambridge,
cuestiones, es posible remitirse, Cambridge University Press, 1976.
entre otros, a: Arguillière, H X . , 13. Véase: Cohen, E . , «Thailand,
L 'augustinisme politique, París, B u r m a and Laos - an outline of the 19. Véase especialmente:
Vrin 1955. comparative social dynamics of Sarkisyanz, E . , Buddhist
three theories on Buddhist Background to the Burmese
6. Véase: Badie, B . , Les Deux societies in the M o d e r n Era», en Revolution, La Haya, M . Nijhoff,
Etats, París, Fayard, 1987, Eisenstadt, S., ed., Patterns of 1965.
págs. 20-41. Modernity, Londres, Frances
Pinter, vol. II, 1987, págs. 20. Véase en: Le Monde, 30 de
7. E n relación con este tema, véase 192-216. junio de 1990, pág. 3.
en especial: Walzer, M . The
Revolution of the Saints, Londres, 14. Véase: de Lagarde, G . , La 21. Véase: Hermet, G . , «Les
Weidenfeld and Nicolson, 1966; naissance de l'esprit laïque, t.L, fonctions politiques des
Wilson, J.F. Pulpit in Parliament, Louvain, Nauwelaarts, 1956, organisations religieuses dans les
Princeton, Princeton University págs., 152 y siguientes. régimes à pluralisme limité»,
Press, 1969. Revue française de Science
15. Véase: Hermet, G . , Sociologie politique, vol. 23, 1973,
8. E n relación con este tema. de la construction démocratique. págs. 439-472.
La democracia
y los medios de comunicación

John Keane

¿Se acerca el final de los medios de nos anticuados, tales c o m o censura estatal,
comunicación c o m o servicio elección individual, desreglamentación, c o m -
público? petencia de mercado y amanecer de una era de
las comunicaciones caracterizada por «la liber-
¿Cuál es la relación adecuada entre la democra- tad y la elección, y no por la reglamentación y
cia y los medios de comunicación? ¿Constituye la escasez» (Rupert Murdoch).
la libertad de comunicación a través de los pe- Mencionamos aquí a Rupert Murdoch por-
riódicos, la radio y la televisión un ideal prácti- que su critica del principio de los medios de
co alfinaldel siglo X X ? Las nuevas tecnologías comunicación controlados por el estado es un
de la comunicación, c o m o el telefax, la radiodi- ejemplo de la extraordinaria resurrección del
fusión por satélite y el co- viejo lenguaje de la «liber-
rreo electrónico, ¿promue- tad de prensa»1. Murdoch
John Keane es profesor de ciencias polí-
ven u obstaculizan el pro- ticas y director del Centre for Study of insiste en que la competen-
ceso de democratización? Democracy, Polytechnic of Central cia del mercado es la condi-
London, 70 Great Portland Street, Lon- ción clave de la libertad de
Estas cuestiones, que dres W I N 5AL, Reino Unido. Es autor
durante m u c h o tiempo las de numerosos libros. Su obra m á s re- prensa, radio y televisión,
ciencias sociales han deja- ciente: The Media and Democracy entendida c o m o libertad
do de lado, se están convir- (1991). En la actualidad, está elaboran- frente a la interferencia es-
do un estudio sobre Thomas Paine y di-
tiendo en temas del día. E n rige The History of Democracy, que apa- tatal. El funcionamiento
países c o m o Estados Uni- recerá en diversos volúmenes. del mercado en los medios
dos, Italia, Polonia y el Rei- de comunicación garantiza
no Unido está sucediendo la competencia. La compe-
algo curioso. La vieja ter- tencia induce a los consu-
minología de la «libertad midores individuales a de-
de prensa», configurada cidir lo que quieren c o m -
por la ideología basada en prar, mantiene u n bajo
la competencia del mercado privado, está re- nivel de precios y un elevado nivel de calidad y
gresando por todo lo alto al primer plano del obliga a los proveedores a arriesgarse y a inno-
debate público acerca de la forma futura de los var continuamente para no perder parcelas de
medios de comunicación de masas. Esta termi- negocio frente a rivales que ofrecen mejores
nología ha causado una crisis en la actual c o m - productos. U n a prensa controlada por particu-
prensión del proceso de representación de los lares y un sistema de radiodifusión y televisión
medios de comunicación. La historia parece re- de múltiples canales con una diversidad de pro-
petirse. Los héroes muertos en las primeras lu- pietarios es u n baluarte de la libertad, una espi-
chas modernas en pro de la libertad de comuni- na permanente en el flanco de los protagonistas
cación vuelven a la vida. Los debates de políti- de las ciudadelas culturales y la tiranía estatal.
ca acerca de la prensa, y en particular la radio y La competencia garantiza la libertad de entrada
la televisión, adoptan de m o d o creciente térmi- en los mercados de opinión a cualquier empresa

RICS 129/Septiembre 1991


550 John Keane

que crea tener algo que los particulares deseen del bien público, no un medio de manipular a
escuchar, leer o contemplar. Por consiguiente, la gente, entretenerla o satisfacer sus caprichos
los medios de comunicación dirigidos por el pasajeros. Según el dictamen n ú m . 59 de la
mercado atienden a audiencias tanto masivas Corte Costituzionale italiana, de 6 de julio de
como minoritarias, liberándolas de los buró- 1960, se inspiran en los principios de «objetivi-
cratas de la televisión, la radio y la prensa. N odad, imparcialidad, globalidad y continuidad
sólo personalidades de la industria de la c o m u -
en beneficio del país». E n realidad, la radio pú-
nicación c o m o Murdoch, sino también intelec- blica, sofoca la representación de las necesida-
tuales liberales partidarios del mercado, perso- des y preocupaciones de los individuos, favore-
nalidades de la industria de los medios de ce una utilización ineficaz del espectro de
comunicación, políticos y miembros del go- frecuencias y, por consiguiente, es causa de su
bierno, así c o m o partidarios de acuerdos supra-escasez. Las decisiones de programación de los
nacionales c o m o el Tratado de R o m a , han de-burócratas del servicio público no están suje-
s e m p e ñ a d o u n papel decisivo en la tas, además, a una justificación continua y de-
popularización de estos argumentos. La desre- tallada. Esos burócratas se dedican a revisar
glamentación es la ideafijaen favor de un mer- constantemente los programas y calendarios, y
cado liberal. Los medios de comunicación or- a la larga ejercen un poder que les permite po-
ganizados y protegidos por el Estado, ner fin a contratos que no les gusten. La radio-
especialmente en la radio y la televisión, se difusión de titularidad pública implica una
condenan categóricamente por poco democrá- censura sistemática y arbitraria de la elección
ticos. D e ellos se dice que son de elevado costo de los consumidores y amenaza la libertad de
y baja eficiencia y que están plagados de prácti- expresión.
cas restrictivas, y también se les critica por ig- A juicio de los partidarios del mercado, «la
norar los intereses de la industria publicitaria. idea del personal de comunicación c o m o fidu-
La restricción de la publicidad ofrecida a pre- ciarios de la comunidad debe sustituirse por
cios competitivos parece tener consecuencias una imagen de este m i s m o personal c o m o par-
poco convenientes para la economía en general ticipante en el mercado» 2 . L a reglamentación
y para los consumidores de los medios de difu- pública monopolística de los medios de c o m u -
sión en particular. Los mercados de publicidad nicación ya no está justificada. Es una especie
libres proporcionan una mejor información. de socialismo ya superado. D a d o que el socia-
Estimulan los productos innovadores, reducen lismo se considera c o m o una desviación provi-
los precios y promueven la competencia entre sional en la ruta del capitalismo al capitalismo,
las empresas. En cierta medida, la publicidad lafinalidadamplia de una política de medios
de mercado proporciona también unos medios de comunicación debe consistir en «romper el
de comunicación «libres», ya que los costos pu- lomo» del socialismo, desarrollando un siste-
blicitarios no se imponen directamente a los m a de competencia basada en el mercado que
lectores del periódico o a los televidentes. Los proporcione a los lectores, televidentes y radio-
mercados de publicidad libres garantizan a las yentes el mayor número posible de fuentes al-
audiencias una selección auténtica de progra- ternativas, y los considere así c o m o pueblo so-
mas y a los publicitarios que gocen de una c o m -berano. El m e r c a d o competitivo es u n
petencia genuina en la compra de tiempo de mecanismo no superado para descubrir, m e -
emisión. diante su ensayo en la práctica, lo que quieren
Por último, los liberales partidarios del los consumidores, c ó m o pueden satisfacerse
mercado atacan el paternalismo de los medios sus necesidades al costo m á s bajo posible y qué
protegidos por el Estado. Según ellos, el princi- ideas y gustos nuevos y apasionantes pueden
pio de la radiodifusión c o m o servicio público llamar su atención.
es elitista, esnob y basado en prejuicios antico- E n la práctica, esta afirmación tiene conse-
merciales. Presupone erróneamente, además, cuencias radicales. La radiodifusión y televi-
que todo país puede y debe tener acceso al mis- sión públicas han de hacerse m á s ágiles, c o m -
m o número de canales, que ofrezcan todos ellos petitivas y eficientes, y si quieren sobrevivir a
programas de amplio atractivo y que atiendan largo plazo (los liberales partidarios del merca-
a todos los gustos. Los medios de titularidad o do están divididos en cuanto a la conveniencia
de servicio público afirman ser un instrumento de que sobrevivan) deben reducirse a la condi-
La democracia y los medios de comunicación 551

ción de ser sólo uno m á s entre muchos compe- proporcionan un espectro suficiente para con-
tidores que buscan el dinero de los ciudadanos. seguir un aumento espectacular del número de
H a y que alentar la creación de nuevos canales canales. D e ahí que ofrezcan una mayor elec-
de radio y televisión bajo control privado. Los ción al consumidor desde el punto de vista cua-
servicios de transmisión deberían privatizarse litativo, y por consiguiente la posibilidad de
gradualmente. Habría que someter a licitación poner fin a la conocida división entre edición y
competitiva contratos de explotación concedi- emisión, facilitando la competencia de merca-
dos a empresas independientes. E n vez de la do en ambas esferas. Algunos liberales partida-
práctica consistente en que el gobierno asigne rios del mercado ponen de relieve la manera en
frecuencias a los receptores elegidos mediante que la aparición del cable ha eliminado las li-
un proceso político, esas asignaciones deberían mitaciones del espectro4. Otros hablan de «una
arrendarse, venderse o licitarse al precio exis- cornucopia mundial de programas» ( M u r -
tente en el mercado. Los actuales concesiona- doch), que abarcaría un número casi infinito de
rios podrían recibir derechos de participación bibliotecas de datos, educación y entreteni-
en las frecuencias de que disponen. U n a vez miento conectadas por un cable defibraóptica
efectuada esta concesión inicial, los concesio- a telecomputadoras, todas ellas con plena capa-
narios y los participantes en la licitación po- cidad de interactividad. Otros aun (especial-
drían comprar y vender libremente las licen- mente los que se sienten atraídos por el deter-
cias de difusión3. Las tasas en concepto de minismo tecnológico) prevén una era en la que
licencia deberían eliminarse gradualmente, «las tecnologías de la comunicación servirán
sustituyéndose por la suscripción. Habría que para ampliar la libertad h u m a n a en todas par-
suprimir todas las restricciones de los sistemas tes y para que la gente se vea aconsejada»5. T o -
de canales y programas de pago, no sólo por dos ellos están de acuerdo en que las fuerzas de
cable sino también de funcionamiento terrestre mercado y los «dólares de la publicidad», y no
y por satélite. Habría que promover la exten- los «megahertzios»6 son hoy día el elemento
sión de los sistemas de distribución por cable y fundamental que determina el volumen de ra-
por vídeo multipunto ( M V D S ) que utilizan fre- dio y televisión a disposición de los consumi-
cuencias de microondas para suministrar imá- dores.
genes. Se afirma que los medios de este tipo
basados en sistemas de suscripción son m u y
convenientes porque permiten un mayor grado Fallos del mercado
de elección gracias al vínculo directo contrac-
tual y monetario existente entre las audiencias Los que se oponen al liberalismo de mercado se
y los difusores. Asimismo, debería incluirse un sienten alarmados por estas proposiciones, y
mayor volumen de publicidad en la política de con razón. Sus críticas son fuertemente e m o -
difusión. Por regla general, deberá instalarse un cionales. El ataque de los partidarios del libera-
régimen de programación «ligero». lismo de mercado contra la publicidad y el pa-
E n resumidos términos, los liberales parti- ternalismo monopolístico, la m a n o de obra y
darios del mercado insisten en que hay que ani- costos superfluos, de los medios protegidos por
mar o encauzar el sistema de medios de c o m u - el Estado -afirman estos oponentes-, es en rea-
nicación para que se conviertan en productos lidad una receta para la «americanización» de
corrientes. El sistema ha de hacerse m á s c o m - los medios de comunicación, un permiso de ac-
petitivo y rentable, ha de aprender a apreciar la tuación de los publicitarios y los grandes nego-
desreglamentación y, en el campo de la radiodi- cios. Los críticos señalan los efectos decadentes
fusión y la televisión, ha de reconocer forzosa- de la desreglamentación de la difusión en Ita-
mente que ha dejado de ser cierta la vieja afir- lia, especialmente el crecimiento de la TVspaz-
mación de los servicios públicos de que n o zatura (televisión-basura). Los críticos de la re-
existe un espectro suficiente de frecuencias pa- glamentación insisten en este punto a nivel de
ra crear m á s canales de televisión y de radio. la C E E . Estos críticos admiten que el intento de
Las nuevas tecnologías evidencian claramente armonizar las políticas de los Estados M i e m -
que la escasez no es u n hecho objetivo y que es bros en materia de medios de comunicación y
la política y no la física lo que produce una es- crear un mercado europeo unificado (de con-
casez de frecuencias. Las nuevas tecnologías formidad con el Tratado de R o m a ) aumentará
552 John Keane

ciertamente las oportunidades de mercado, ductores en el mercado. Por el contrario, la


pero insisten en que aumentará también consi- competencia se erosiona al obligar a las empre-
derablemente el nivel de las producciones co- sas a protegerse de los medios de comunica-
merciales importadas, especialmente estadou- ción, y para ello convertirse en líderes del mer-
nidenses, cuya ventaja competitiva estriba en cado que dejen m u y a la zaga a sus posibles
las economías de escala de que disponen en su competidores. Las normas de la competencia
mercado doméstico unificado y los procesos in- darwiniana obligan a las empresas a tragarse a
dustriales de producción y comercialización in- sus rivales, a expansionarse con objeto de re-
tensa desarrollados por la industria de Estados partir sus inversiones y estabilizar sus ingresos,
Unidos en respuesta a dicho mercado. Se afir- y seguir expansionándose para sufragar los gas-
m a que todo ello destruirá probablemente la tos generales resultantes de su expansión origi-
difusión de titularidad pública. El modelo de nal. U n a política liberal de mercado acelera
servicio público se convertirá en un ghetto cul- evidentemente esta tendencia. A veces, la «des-
tural. La calidad se arrojará a los lobos del co- reglamentación» da lugar a una especie de capi-
mercialismo. C o m o los múltiples canales re- talismo salvaje, c o m o el creado a consecuencia
presentan también múltiples programas de de las «revoluciones de terciopelo» de Europa
baja calidad, un aumento de la posibilidad de central y oriental8. En otros momentos, el pro-
elección significará peores medios de comuni- ceso de concentración es menos dramático, co-
cación, y no mejores. Las emisiones se caracte- m o en Italia, donde la lenta descomposición de
rizarán por producciones de bajo costo y pro- la radio y televisión públicas desde mediados
gramas constituidos a base de repeticiones, de los años 70 ha aumentado considerablemen-
series prolongadas y una reutilización amplia te la concentración de la propiedad de los m e -
del material existente. Las bases de calidad de dios de comunicación de masas 9 . Si bien en la
la radio y la televisión públicas quedarán mi- actualidad hay más de 4.200 estaciones priva-
nadas. das de radio y 1.400 estaciones de televisión, la
Estas polémicas críticas merecen un exa- desreglamentación ha permitido al grupo Ber-
m e n m á s detenido. Los liberales partidarios del lusconi expansionar aún m á s su imperio «Fi-
mercado recalcan que un mercado auténtico de ninvest». Este grupo es propietario de los tres
la comunicación exige c o m o mínimo que los principales canales privados de televisión del
individuos consumidores puedan expresar de país (que influyen considerablemente en las
manera efectiva y directa sus preferencias, y otras redes de televisión, proporcionándoles
que los productores que quieran y puedan fi- programas, publicidad y personal), una lucrati-
nanciar sus costos de producción tengan que va empresa de producción cinematográfica, dos
gozar de una libertad efectiva de ingreso en el periódicos nacionales, revistas, una red de ra-
mercado. Según dos influyentes liberales esta- diodifusión, la principal empresa de edición
dounidenses partidarios del mercado, los mer- (Mondadori) y canales de televisión en Francia,
cados de la comunicación se distinguen espe- Alemania y España. Fininvest tiene intereses
cialmente por el hecho de que «promueven la también en el sector de los seguros, el mercado
competencia, eliminan las barreras artificiales financiero y los sectores inmobiliarios y de la
al ingreso, impiden que cualquier empresa con- construcción. Además, es propietario de una ca-
trole los precios o elimine a sus competidores y, dena nacional de supermercados (Standa), unas
por lo general, crean las condiciones necesarias 300 salas de cine y un equipo de fútbol.
para que los precios de los productos se aproxi- La defensa apasionada del «mercado» por
m e n c o m o m á x i m o a su costo de producción». parte de los liberales no sólo pasa por alto sus
Los mercados de la comunicación garanti- tendencias monopolísticas, sino que además se
zan también que «la satisfacción del consumi- ve contradicha por la evidencia de que los ele-
dor aumenta con la libertad de elección del pre- vados riesgos y los cuantiosos costos de ingreso
cio, calidad o variedad de los productos». L o a veces desalientan a todos los productores po-
malo es que los mercados de la comunicación tenciales que quieren entrar en los mercados de
no están a la altura de sus propias normas en lo la comunicación. L a «crisis de confianza que
que se refiere a ambos conceptos. aflige a la vida económica del m u n d o moder-
La competencia ilimitada no garantiza ne- no» (Keynes)10 es el resultado de la profunda
cesariamente la libertad de ingreso de los pro- incertidumbre y la falta de previsión causada
La democracia y los medios de comunicación 553

La televisión, instrumento de información, pero también de banalización: una joven contempla en la pequeña
pantalla una imagen violenta, p. Zachmann/Magnum.

por los «mercados libres». U n ejemplo de ello obtienen sus beneficios de la venta de los apa-
es la poca disposición de los capitalistas a in- ratos y del desarrollo subsiguiente de los mer-
vertir en empresas de videotex. En Francia, se cados de productos de consumo duraderos, ta-
proporcionó por primera vez a un amplio pú- les c o m o los descodificadores de télétex.
blico un servicio gráfico de videotex, Teletel/ La afirmación de que el mercado permite
Minitel, gracias al apoyo activo de la D G T , el un m á x i m o de libertad de elección individual
organismo oficial de telecomunicaciones fran- también es dudosa. E n la práctica, la compe-
cés. E n otros países, esta tecnología sólo se ha tencia de mercado ilimitada tiende a operar
proporcionado mediante grupos cerrados de fuertemente contra las posibilidades de elec-
usuarios, sin facilitar grandemente la utiliza- ción de los ciudadanos, especialmente de las
ción del sistema - c o m o en los casos de Prestel minorías o de las mayorías provisionales o flo-
en el Reino Unido, Telidon en Canadá, y Bild- tantes. Las empresas de radio y televisión, por
schirmtext en la República Federal de Alema- ejemplo, saben que cuando compiten, el mejor
nia- porque ningún inversionista privado, pu- m o d o de conseguir una audiencia m á x i m a es
blicitario o gobierno estaba dispuesto a asumir atender los gustos m á s elementales, ofreciendo
los riesgos resultantes de la introducción del programas de carácter popular. Esto conduce a
sistema para el público en general. una insuficiente diversidad de programación y
Debido al rendimiento relativamente bajo a una duplicación antieconómica de los tipos
de las amplias inversiones estructurales reque- de programas. L a oferta global de programa-
ridas, el capital privado dirige sus inversiones a ción se hace m á s reducida, m á s repetitiva y
otros lugares o bien espera la intervención del m á s previsible.
Estado, lo que hace que en la práctica los con- La competencia de mercado ilimitada ope-
tribuyentes asuman el costo del sistema de dis- ra también por otro concepto contra la capa-
tribución. Entre tanto, las empresas privadas cidad de elección de los ciudadanos. L a par-
554 John Keane

ticipación de éstos en el mercado de las interesen a las minorías, de temas estimulantes


comunicaciones cuesta dinero, que algunos no a nivel estético e intelectual u objetos de con-
tienen o no pueden permitirse gastar. La liber- troversias políticas de baja audiencia y que,
tad de prensa, c o m o bromeaba A.J. Liebling, se desde luego, no incitan a los publicitarios a sa-
limita a los dueños de los periódicos. E n el car su talonario de cheques.
campo de las comunicaciones, c o m o en otros, En el c a m p o de la televisión, la publicidad
la competencia de mercado afecta principal- comercializa la estructura y el contenido de los
mente al bolsillo de los pobres. La demanda programas. Alfinalno es posible distinguir en-
efectiva, la voluntad y la capacidad de pagar tre algunos programas y la publicidad. L a pu-
por el acceso a opiniones transmitidas por los blicidad transforma otros programas en sus
medios de comunicación supera constante- propios lacayos. C o m o el éxito de un programa
mente la demanda real y potencial que no está se mide en función de los ingresos de publici-
respaldada por recursos de tiempo, dinero y co- dad y el tamaño de la audiencia, hay poco espa-
nocimientos técnicos. L a competencia de mer- cio para la experimentación y poco tiempo pa-
cado produce una creciente división entre los ra que los programas o los actores insólitos pue-
(relativamente) ricos en información y los po- dan «encontrar» su audiencia. N o hay tiempo
bres en ella. Los ciudadanos con un empleo es- para desarrollarla en profundidad. Para dejar
table y elevados ingresos (a m e n u d o atendidos espacio al próximo anuncio, se reduce el tiem-
por sus propias organizaciones empresariales o po de las tomas. Los registros sonoros se acor-
profesionales) pueden permitirse mayor espa- tan y se reducen excesivamente. Los relatos
cio y tiempo de acceso a los medios de comuni- dramáticos se eliminan.
cación. También es mejor su acceso a los nue- Lo que debe tenerse en cuenta sobre todo
vos juegos, productos y servicios de la c o m u - acerca del fetiche del liberalismo de mercado
nicación. Entre tanto, otros ciudadanos, en que es la «desreglamentación», es lo siguiente:
particular los que se encuentran atrapados en ha quedado atrás el tiempo en que podía darse
la nueva subclase que se está desarrollando rá- por supuesto que la competencia de mercado
pidamente en toda Europa occidental, central garantiza la libertad de comunicación. L a vieja
y oriental y en Estados Unidos, se ven forza- terminología de la «libertad de prensa», de-
dos a endeudarse cada vez m á s . O bien se ven vuelta a la vida por. los liberales partidarios del
relegados a utilizar medios de comunicación mercado, evoca una época de panfletos hechos
de segunda clase: televisión de pago a precios a m a n o , periódicos baratos, tratados científicos
reducidos, radio y televisión de producción y morales de edición limitada y una creencia
poco costosa financiada con publicidad, u n m u y extendida en la competencia descentrali-
sistema postal deficiente y u n teléfono a tres zada del mercado c o m o principal antídoto con-
manzanas de distancia, que las m á s de las ve- tra el despotismo político. Desde entonces, las
ces no funciona. estructuras de propiedad y control en el sector
Estas características de una distribución de- privado de lá edición, la radio y la televisión se
sigual de las posibilidades de elección, causada han integrado considerablemente, y se han he-
por unos medios de comunicación transforma- cho oligopólicas y burocráticas. Las empresas
dos en productos, se ven exacerbadas cuando la de múltiples medios de comunicación, que
competencia del mercado resulta distorsionada operan transnacionalmente y comunican m e n -
por la publicidad. La publicidad promueve el sajes configurados y orientados por las exigen-
embalaje de «líneas de productos» en «entrete- cias económicas del mercado, son el modelo
nimiento ligero», en detrimento de la diversi- prevaleciente del desarrollo en el sector de la
dad de programación. La publicidad favorece a información privada. Es apremiante dar a co-
los publicitarios y los negocios, y desfavorece a nocer esta tendencia ya que, históricamente,
los ciudadanos. Privilegia el discurso de las e m - los primeros proponentes modernos de la «li-
presas. E n vista de la maximización de la au- bertad de prensa» dirigieron sus críticas princi-
diencia y de la minimización de los costes, la palmente contra la reglamentación estatal de
publicidad asegura que lo que sólo interesa a un los medios de comunicación basados en el mer-
pequeño número de ciudadanos tenga, en el cado. H o y día, en cambio, los partidarios de la
mejor de los casos, una difusión limitada. L a «libertad de prensa» han de reconocer que los
publicidad reduce la oferta de programas que mercados de la comunicación reducen la liber-
La democracia y los medios de comunicación 555

tad de comunicación. Estos mercados crean ba- reputación, tamaño, diversidad y posición pri-
rreras al ingreso, monopolios y restricciones a vilegiada les permite atraer a personas con ta-
la posibilidad de elección, y hacen que en la lento, innovar y producir programas equilibra-
actualidad la información pueda definirse co- dos y de calidad.
m o un producto susceptible de convertirse en N o hay que subestimar las importantes rea-
propiedad privada, m á s que c o m o un bien pú- lizaciones prácticas de los medios del servi-
blico. Existe una contradicción estructural en- cio público en este sentido13. El intento del si-
tre la libertad de comunicación y la libertad ili- glo X X de proporcionar un servicio de progra-
mitada del mercado. Los mercados son estruc- m a s mixtos en los canales nacionales de radio y
turas complejas, dentro de las cuales los televisión a disposición de todo el m u n d o , con
decisores de las empresas actúan habitualmen- frecuencia superando problemas técnicos y
te c o m o censores. La competencia del mercado consideraciones comerciales apremiantes, ha
produce la censura de mercado 1 '. La propiedad ampliado posiblemente los horizontes del reco-
privada de los medios favorece la arbitrariedad nocimiento de la vida social por parte del pú-
privada. Los que controlan el mercado de pro- blico. Durante un tiempo, la práctica de la
ducción y distribución de la información deter- «provisión básica» (Grundversorung, en térmi-
minan antes de la publicación qué productos nos del Tribunal Constitucional Federal de
(libros, revistas, periódicos, programas de tele- Alemania) contribuyó a reducir el carácter de
visión, programas informáticos) se producirán producto de los medios de comunicación. Esta
en masa y, por consiguiente, qué opiniones se práctica reducía el papel de la contabilidad, la
introducirán oficialmente en el «mercado de insolencia de las empresas y la codicia en gene-
opinión». ral c o m o principales cualidades necesarias pa-
ra la gestión de los medios de comunicación.
Gracias a ello se han aplicado normas naciona-
Los medios de comunicación c o m o les específicas que abarcan cuestiones c o m o la
servicios públicos cantidad y el tipo de publicidad, el acceso a la
política, un tratamiento equilibrado de las no-
Es evidente que si se quiere defender el papel ticias y las cuotas de programación extranjera.
de los medios de comunicación c o m o un bien Durante un tiempo se consiguió proteger los ni-
público -contra el control estatal y las iniciati- veles de empleo en las industrias nacionales de
vas de privatización del liberalismo de merca- radiodifusión de países c o m o Canadá, Austra-
d o - es necesario determinar claramente y de lia, Reino Unido y República Federal de Ale-
m o d o plausible su papel e importancia. Por mania. El modelo de servicio público ha legiti-
desgracia, el argumento actual en favor de los m a d o la presencia de ciudadanos corrientes en
medios c o m o servicios públicos se ve obstacu- programas que tratan de cuestiones y proble-
lizado por un profundo problema de legitimi- m a s controvertidos. También ha contribuido a
zación. Al igual que los sindicatos, los partidos dar respetabilidad a los estilos idiomáticos y
políticos y los órganos legislativos, los medios coloquiales. Y , lo que es m á s importante, ha
de comunicación públicos están sumidos en puesto en conocimiento del público los place-
una profunda incertidumbre en lo que respecta res de la vida corriente, creando programas de
al alcance y naturaleza de su actual papel en entretenimiento con juegos que practican los
representación de su audiencia en el Estado y ciudadanos, hablando de sus experiencias o
en la sociedad civil. Los medios públicos adole- complaciéndose en manifestaciones tan dispa-
cen en la actualidad de un profundo descon- res c o m o son un partido de fútbol o de tenis,
cierto, causado por la debilitación y la «balca- ceremonias religiosas o las últimas novedades
nización» de las antiguas formas de represen- de música ligera.
tación12. N o obstante, no es seguro que los medios
U n síntoma de este desconcierto es el m o d o existentes sean un baluarte contra las confusio-
en que los partidarios del servicio público de- nes y las limitaciones de los medios comercia-
fienden sus ideas con una tautología paralizan- les. La reacción de considerar los medios públi-
te: los medios públicos se ven c o m o un sinóni- cos existentes c o m o parangones de «calidad»,
m o de instituciones tales c o m o la R A Í , la B B C «equilibrio», y «accesibilidad universal» es
y las emisoras de los Länder de Alemania, cuya miope, ya que subestima la manera en que el
556 John Keane

cambio tecnológico -el advenimiento del ca- de hablar y de ser visto y oído. Estos medios
ble, el satélite, la televisión y la radio comunita- establecen una plantilla de personal habitual
ria- ha destruido lentamente pero con seguri- -periodistas, presentadores, comentadores, ex-
dad el argumento tradicional de que la escasez pertos académicos, hombres de negocios, polí-
de frecuencias disponibles confiere a la radio y ticos, sindicalistas y personalidades culturales-
a la televisión del servicio público la condición que se convierten en representantes acredita-
de «monopolio natural» dentro de los límites dos de la experiencia y del gusto del público
de una determinada nación-Estado. Los defen- gracias a su participación regular en la pan-
sores de los actuales medios de titularidad pú- talla.
blica subestiman también el m o d o en que el Todos estos son argumentos en favor de los
universalismo y las supuestas normas de «equi- partidarios del mercado, y por ello los defenso-
librio» y «calidad» de los medios públicos exis- res del modelo de servicio público, que sólo ha-
tentes suelen ser percibidos por ciertas audien- blan de preservar la calidad y el «equilibrio»
cias c o m o «poco representativos». El reperto- del sistema existente, cometen u n error estraté-
rio de programas emitidos en un medio de gico crucial. «Salvemos el modelo de servicio
titularidad pública no puede agotar la multipli- público» es una posición destinada al fracaso
cidad de opiniones de una sociedad compleja en el combate contra el liberalismo de merca-
(aunque no plenamente pluralista) en movi- do, porque concede demasiado. Los liberales
miento. El alegato de representatividad del ser- partidarios del mercado tratan de reescribir la
vicio público es una defensa de la representa- historia, presentando la reglamentación públi-
ción virtual de un todoficticio,u n recurso a la ca c o m o un factor paternalista, timocrático, y
programación que simula las opiniones reales y un ataque contra el viejo patrimonio america-
los gustos de algunos de aquellos al que va diri- no y europeo de libertad frente al control esta-
gido. tal. Esto sirve para recordar que las tradiciones
La música es un ejemplo pertinente. A u n - no crecen en los árboles, sino que se hacen, re-
que, por razones obvias, la música ha ocupado hacen y deshacen constantemente. Ello nos re-
siempre la mayor parte del tiempo radiado, a la cuerda también que los que controlan la pro-
larga ha resultado imposible prever una progra- ducción de tradiciones, que dominan el presen-
mación que atraiga en general a todos los públi- te y manipulan el pasado, controlarán también
cos de la radio pública porque no ha existido el futuro. Y h e m o s de recordar, asimismo, que
nunca una cultura musical c o m ú n . Diferentes debería haberse planteado desde hace tiempo
músicas atraen a diferentes públicos, cuyo re- el debate sobre quién heredará la vieja termi-
chazo suele ser tan vivo c o m o sus preferencias, nología europea y americana de la «libertad de
y por ello la historia de la radio en el siglo X X ha prensa». A d e m á s , imponerse en estas contro-
dado lugar a una fragmentación gradual de las versias es indispensable para la supervivencia y
audiencias masivas en públicos de gustos dis- el desarrollo de u n sistema de comunicaciones
tintos14. Los medios públicos encorsetan a las de titularidad pública que supere las deficien-
audiencias y vulneran su propio principio de cias del liberalismo de mercado, y que, en con-
igualdad de acceso de todos a los programas secuencia, sea m á s auténticamente abierto y
recreativos, las noticias y los programas cultu- pluralista, así c o m o m á s accesible a los ciuda-
rales en u n sector de dominio público. Por u n danos de todas las creencias.
afán de «equilibrio», y debido también a las Pero, ¿cómo se verá en la práctica un m o d e -
previsiones oficiales y a la posibilidad de liti- lo de servicio público redefinido, ampliado y
gios, la representación en el servicio público de m á s accesible y responsable? ¿Cuáles serán sus
temas tales c o m o la sexualidad, la política y la principios rectores? ¿ C ó m o podrá abordar las
violencia también suele ser tímida. Algunas co- tendencias paralizantes de las comunicaciones
sas no pueden transmitirse, o no pueden trans- con base en el mercado y las nuevas formas de
mitirse de un m o d o determinado, y cuando se censura política en los regímenes democráti-
transmiten se suele pasar por alto sus efectos cos? ¿ C ó m o podrá un modelo revisado legiti-
m á s perturbadores, preocupantes u ofensivos. marse a sí m i s m o de un m o d o m á s convincente
Los medios públicos -que a este respecto no se que en la actualidad? E n resumen, ¿qué podrá
diferencian de sus competidores comerciales- significar «libertad de comunicación» a finales
distribuyen desigualmente las posibilidades del siglo X X ?
La democracia y los medios de comunicación 557

La forma en que los medios de comunicación transmitieron la guerra del Golfo, en enero-febrero de 1991, ha sido
cuestionada: bombardeo de Bagdad, a través de la cadena americana C N N . Gamma.

Los medios de titularidad pública deben ción que funcionen c o m o aguijones permanen-
constituirse sobre la base de las realizaciones tes del poder político (contribuyendo así a re-
del modelo original de servicio público en lo ducir al mínimo la censura política) y que sir-
relativo a la disminución de su carácter de pro- van c o m o medios primarios de comunicación
ducto, reconociendo al propio tiempo que se de los ciudadanos que se encuentran en una so-
han sumido en una crisis profunda e irreversi- ciedad civil pluralista. Ello exige también la
ble. U n modelo de servicio público fundamen- adopción de medidas que protejan a la socie-
talmente revisado tiene que tener por objetivo dad civil contra los efectos paralizantes de los
facilitar una comunidad auténtica de formas de medios basados en el mercado. Requiere asi-
vida, gustos y opiniones, para habilitar a una m i s m o la reglamentación y la m á x i m a reduc-
pluralidad de ciudadanos que no están gober- ción posible del poder empresarial privado so-
nados por estados despóticos ni por las fuerzas bre los medios de comunicación. N o es pro-
de mercado. Debe distribuir entre ellos una bable, desde luego, que se pueda llegar a elimi-
amplia variedad de opiniones. Debe permitir- nar las transacciones del mercado en el seno de
les vivir dentro del marco de estados constitu- una sociedad civil, compleja y pluralista. Las
cionales multifacéticos que sean responsables transacciones de mercado pueden funcionar
ante sus ciudadanos que trabajan y consumen, c o m o útiles accesorios de la vida social, promo-
viven y a m a n , discuten y se reconcilian dentro viendo suflexibilidady eficiencia16. Pero al
de sociedades civiles independientes y autoor- contrario de lo que quieren los liberales parti-
ganizadas que soportan y trascienden los estre- darios del mercado, ello no significa que la so-
chos límites de las instituciones estatales15. ciedad civil y sus medios de comunicación de-
E n la práctica, la redefinición del modelo de ban estar dirigidos por las «fuerzas de merca-
servicio público exige el desarrollo de una plu- do». N o hay nada «natural» ni «necesario» en
ralidad de medios no estatales de comunica- unos medios de comunicación de propiedad y
558 John Keane

control privados, y definalidadlucrativa. D e alienten a los medios de comunicación a desa-


hecho, hay muchos tipos diferentes de merca- rrollar políticas de programación favorables a
dos, cuyo designios reales no cristalizan espon- la reducción de su carácter de producto. La re-
táneamente. U n mercado autorregulado es utó- glamentación pública debe estar encaminada a
pico, c o m o señaló Karl Polanyi17, por cuanto envolver a los medios capitalistas de comuni-
no puede existir durante mucho tiempo sin pa- cación en una red cuidadosamente tejida de
ralizarse a sí m i s m o y anular sus precondicio- responsabilidad. H a de tratar siempre de pro-
nes sociales. Por consiguiente, la forma real u mover, y no reducir, los poderes de comunica-
óptima de una transacción de mercado debe es- ción no comerciales de los ciudadanos.
tar configurada siempre por reglamentaciones En términos prácticos, la consecución de un
políticas y jurídicas. Nunca aparece espontá- m á x i m o de libertad de comunicación exige es-
neamente ni crece sin la intervención de meca- fuerzos para «desconcentrar» y reglamentar
nismos de apoyo no pertenecientes al mercado, públicamente los medios de comunicación de
que proporciona el Estado. A d e m á s , existe propiedad privada y limitar el alcance e inten-
siempre en condiciones de incertidumbre polí- sidad del poder empresarial. Es indispensable
tica, bien recuperándose de una reforma, com- la creación de órganos de reglamentación su-
batiendo o abrazando las reglamentaciones pranationales, políticamente responsables, ex-
existentes o esperando la próxima serie de re- pertos en cuestiones tales c o m o la propiedad, la
glamentaciones. publicidad, las tarifas y las condiciones de ac-
18
Es difícil ser preciso acerca de las estrategias ceso a las redes . Estos órganos deben estar res-
de reglamentación y suspensión de mercados paldados por iniciativas nacionales que limiten
que pueden lograr un m á x i m o de libertad de el poder del capital privado en los medios de
comunicación, ya que su forma real y su efecti- comunicación, obligando a las grandes empre-
vidad variarán según el contexto y m o m e n t o . sas a ajustarse a leyes estrictas que prevean las
U n a cosa es, no obstante, clara: una reducción cuotas de programas y restricciones de la publi-
m á x i m a viable del carácter de producto y una cidad y la propiedad de los distintos medios de
reincorporación de los medios de comunica- comunicación. Las grandes empresas de m e -
ción en la vida social de la sociedad civil es con- dios de comunicación deben recibir un trata-
dición fundamental de la libertad, contra la miento de «transportistas comunes». H a de
censura estatal y del mercado. Los recientes in- obligárseles por ley a transportar mensajes de
tentos de limitar la publicidad para los niños los ciudadanos, si es que aceptan transportar
(en Italia), de prohibir el correo publicitario no los mensajes de alguien (como deben hacer,
solicitado por fax (en Estados Unidos) y la desde luego, si quieren sobrevivir financiera-
preocupación reinante en todas partes sobre el mente). Por ejemplo, hay que alentar jurídica y
sexismo y el racismo en los medios comerciales financieramente los esfuerzos encaminados a
ofrecen un ejemplo y preanuncian un principio garantizar, en horas determinadas, los dere-
general: los medios de comunicación no han de chos de acceso a la radio y la televisión de parti-
estar sometidos al capricho de las «fuerzas del culares, grupos y programadores independien-
mercado» sino que han de situarse en un marco tes. Los poderes absolutos de las empresas de
jurídico que prevea salvaguardias mínimas es- medios de comunicación privados de interpre-
trictas en materia de estructura de la propie- tar la realidad para los demás pueden descom-
dad, programación regional, contenido de los ponerse también mediante experimentos (co-
programas y procedimientos de adopción de m o los efectuados por primera vez en Le Mon-
decisiones. de)[9 con participación de los trabajadores y la
Esta intervención pública en el mercado no formación de equipos de dirección.
deberá caer en la demonología simplificadora La libertad de comunicación exige que se
del malvado «barón de la prensa». H a y que evi- atenúen las leyes de difamación en favor de los
tar también en lo posible las formas de regla- pequeños productores de opinión, que son in-
mentación reprobadoras y burocráticas. La in- capaces de sobrevivir a un litigio por difama-
tervención pública en el mercado ha de ser ción que planteen las grandes empresas. Ello
abierta, responsable y positivamente habilita- presupone el establecimiento de juntas de e m -
dora. Debe utilizar las técnicas de «advertencia presa en los medios de comunicación, destina-
amistosa» y presiones informales y visibles que das afinanciarla propiedad alternativa de los
La democracia y los medios de comunicación 559

medios de comunicación abandonados. La li- suprimir el presente sistema por el cual el go-
bertad de comunicación exige el apoyo público bierno nombra a su dirección, reconociendo
a nuevas empresas, particularmente en sectores que su mandato inicial no es plenamente ase-
c o m o el videotex y el correo electrónico, en los
quible y promoviendo su democratización in-
que los costos de entrada y los peligros para losterna (quizá con criterios similares a los del sis-
inversionistas potenciales son prohibitivamen- tema adoptado en Alemania, donde represen-
te altos. La libertad de comunicación exige in- tantes de «grupos socialmente relevantes»,
dudablemente el establecimiento de empresas incluidos los partidos políticos, han ejercido
de edición y difusión de propiedad pública, que cierta influencia en cuestiones tales c o m o los
utilicen los fondos recogidos mediante la impo- programas, los presupuestos de personal y la es-
sición sobre los ingresos de publicidad o un de- tructura de la organización). Otros ejemplos en
recho por utilización de las diversas frecuen- este sector son el desarrollo de una industria
cias para facilitar el establecimiento de nuevas cinematográfica y estudios de grabación locales
empresas innovadoras que pongan a prueba el independientes y el arrendamiento de instala-
mercado. Hace falta un mayor apoyo público ciones de radiodifusión. Los periódicos políti-
para las empresas de producción pequeñas que cos pueden recibir subvenciones del sector pú-
operan dentro de un mercado reglamentado y blico. Puede establecerse una red densa y de
realizan una programación especial. Y , sobre fácil acceso de bibliotecas comunitarias equi-
todo, en la transición hacia un orden m á s de- padas con las tecnologías de información m á s
mocrático, la supresión de la censura estatal y recientes. Los editores y distribuidores consti-
. del mercado exige dar trato preferencial a los tuidos en cooperativas, las estaciones de radio
editores de información que sigan u n criterio comunitarias y otros medios tradicionales no
pluralista. A este respecto, cabe citar c o m o lucrativos seguirán desempeñando un impor-
ejemplos los medios de comunicación indepen- tante papel en el fortalecimiento de las bases de
dientes y rigurosos c o m o El País, diario funda-
una sociedad civil pluralista. U n a comunica-
do unos pocos meses después de la muerte de ción interpersonal m á s ágil podría asegurarse
Franco, y el periódico checoslovaco Lidové No- mediante lafinanciaciónpública y la distribu-
viny, los cuales han desempeñado un papel fun- ción equitativa de contestadores automáticos,
damental en la lucha por los derechos democrá- telefax, videotex y sistemas de correo electróni-
ticos. co. El desarrollo de servicios de compra por te-
Es inevitable que la imposición de límites levisión con fondos públicos, que son extrema-
m á s estrictos a la producción y circulación de damente útiles para los ciudadanos de la terce-
opiniones mediante transacciones de mercado ra edad o que no pueden salir de sus domicilios,
implique una mayor supervisión estatal de la debe gozar también de prioridad. Asimismo,
sociedad civil. Por eso es tan importante una puede proporcionarse asistencia para el desa-
disposición constitucional nueva que garantice rrollo de nuevos tipos de equipo -televisiones
que el poder político sea permanentemente res- interactivas, copiadoras digitales, cámaras de
ponsable ante sus ciudadanos. Por ello, tam- vídeo y sintetizadores musicales- que puedan
bién, para socavar el poder estatal secreto y el contribuir a la comunicación de opiniones en-
poder del mercado, es necesario desarrollar tre grupos de ciudadanos.
una densa red de medios de comunicación que E n la medida de lo posible, estos medios de
no estén controlados por el Estado ni por los comunicación no estatales ni pertenecientes al
mercados comerciales. Instituciones de comu- mercado deberán aprovechar la mayor flexibi-
nicación de la sociedad civil, financiadas públi- lidad y poder y los menores costos de elabora-
camente, no lucrativas y legalmente reconoci- ción de la información gracias a las nuevas tec-
das, algunas de ellas administradas por volun- nologías microelectrónicas. Estas tecnologías,
tarios, son un ingrediente esencial de un c o m o han señalado en seguida los liberales par-
modelo revisado de servicio público. Se nos tidarios del mercado, tienen profundas conse-
ocurren numerosos ejemplos. El modelo de ins- cuencias para un modelo revisado del servicio
titución que representa la B B C , financiada con público. Son tecnologías revolucionarias de im-
los derechos de licencia, podría seguir siendo portancia decisiva, cuyos efectos de reducción
un símbolo para el sector no estatal y tampoco de costos y capacidad de aplicación cada vez
vinculado al mercado, pero sólo al precio de m á s amplia en toda la sociedad civil y en el
560 John Keane

Estado permiten que los ciudadanos se pongan emisión son intangibles («éter») y sólo adquie-
en comunicación por medios antes impensa- ren significación c o m o propiedad en conjun-
bles. E n potencia, son una especie de «técnicas ción con los medios técnicos de transmisión y
democráticas» (Mumford). Su funcionamiento recepción. U n problema similar de definición
necesita todavía ciertas mejoras. La capacidad se observa claramente en el trato de los siste-
de los canales defibraóptica, la calidad de los m a s postales y las redes telefónicas c o m o trans-
programas informáticos, la capacidad de m e - portistas comunes de señales. Este problema de
moria de acceso aleatorio, la densidad de cir- definición de los derechos de propiedad se ve
cuitos integrados y la velocidad de elaboración sumamente complicado por las tecnologías mi-
siguen conociendo una rápida mejora. N o obs- croelectrónicas. Para los productores de infor-
tante, estas tecnologías tienen en c o m ú n diver- mación resulta difícil mantener sus «produc-
sas características propias. Todas ellas tratan tos», escasos y exclusivos. Estos productores
en forma digital toda clase de información (ha- alegan leyes de derechos de autor, frustran in-
blada, textual, vídeo, gráfica) facilitando así la tentos de copiar datos, interfieren las señales y
transferencia de los mismos datos entre los di- organizan otras acciones de retaguardia. Pero
ferentes medios. Las nuevas tecnologías redu- la información es ampliamente reproducida,
cen el costo relativo de la elaboración de infor- transmitida, muestreada y reconfigurada sin
mación; hoy día pueden realizarse operaciones permiso. E n Estados Unidos, donde el «robo»
en gran escala que anteriormente habrían sido de señales de televisión por satélite debía pre-
impensables. El tamaño cada vez menor del venirse interfiriendo estas señales con el sistema
equipo y la velocidad creciente de elaboración supuestamente seguro VCII, se calcula que en la
de la información y las capacidades de verifica- actualidad se utiliza ilegalmente u n 50 % de los
ción de errores permiten también la realización aparatos antiinterferencias, que se emplean para
de operaciones en pequeña escala, descentrali- burlar los controles de los transmisores. Estas
zadas y de fácil acceso, en un marco de mayor prácticas ponen en tela de juicio el principio de
coordinación y control estratégico que caracte- los medios de comunicación de control privado.
riza a las operaciones a largas distancias. A d e - La comunicación acaba viéndose c o m o un flujo
m á s - y esta característica es crucial- las nuevas entre diversos públicos, más que c o m o un produc-
tecnologías de la información ponen fin al m o - to que puede ser objeto de propiedad privada,
delo tradicional de la televisión y la radio con- c o m o una cosa. Esta tendencia podría verse re-
sistente en ofrecer una serie continua de pro- forzada por las redes digitales de alta capacidad
gramas a audiencias masivas. Los nuevos servi- (como la I S D N ) que se están proyectando y cons-
cios electrónicos, en cambio, refuerzan el papel truyendo en Japón, Europa, Estados Unidos y
de la emisión limitada, frente a la emisión ge- otros lugares. Estas redes permiten que indivi-
neral. Ofrecen información de carácter m á s in- duos y grupos transmitan mensajes «privados»
dividualizado; en un m o m e n t o determinado, el mediante una red común, con la única condición
«receptor» tiene que elegir o procesar la infor- de sufragar el costo de la transmisión, que en to-
mación específica que desee20. do caso podría reducirse tratando las redes como
un servicio público y no c o m o una fuente de be-
Al propio tiempo, y paradójicamente, las
neficios privados.
tecnologías microelectrónicas tienden a «socia-
21
lizar» ciertos medios de comunicación . Estas
tecnologías refuerzan el principio de que los
medios de comunicación pertenecen al público ¿Y la democracia?
en general. Las nuevas tecnologías fortalecen la
tendencia a que el derecho a disponer privada- E n la práctica, estas prioridades alterarían radi-
mente de la propiedad quede anticuado en el calmente la definición actual del modelo de
c a m p o de las comunicaciones. Siempre ha sido servicio público, sin capitular ante los encantos
difícil definir el derecho de propiedad en los del neoliberalismo. E n adelante, los medios de
medios de difusión. Los titulares de derechos a servicio público se remitirían a la entera in-
ocupar una parcela de tierra o a explotar un fraestructura de instituciones de comunicación
yacimiento de oro debajo de su superficie pue- no estatales o financiadas y protegidas por el
den establecer con precisión las dimensiones Estado que sirven para distribuir opiniones en-
de su pretensión. E n cambio, las frecuencias de tre una amplia pluralidad de ciudadanos. Entre
La democracia y los medios de comunicación 561

Faye Dunaway en «Network» (1977), película americana de Sydney Lumet inspirada en las grandes compañías de
televisión de E E . U U . D . R .

las principales ventajas del modelo de servicio cio público revisado ofrece una ventaja adicio-
público revisado, aquí descrito,figurael reco- nal, por cuanto tiene en cuenta las dudas sobre
nocimiento teórico y práctico de su compleji- si puede confiarse en que una persona, grupo,
dad. El modelo reconoce que la «libertad de co- comité, partido u organización determinado
municación» consiste en un conjunto de liber- decida opciones superiores sobre cuestiones de
tades (potencialmente) conflictivas. Reconoce interés para los ciudadanos. E n resumidos tér-
asimismo que en una sociedad compleja es in- minos, el modelo de servicio público puede
viable el supuesto original del servicio público verse c o m o un requisito fundamental de una
de que los ciudadanos de una nación-estado sociedad abierta, tolerante y viva, en la que se
puedan hablarse entre sí como una familia sen- ponga freno a los grandes dogmas y las peque-
tada en torno al hogar, que es imposible que ñas ortodoxias de toda clase y en la que, gracias
todos los ciudadanos se dediquen simultánea- a la existencia de una auténtica pluralidad de
mente a enviar y recibir información, que en los medios de comunicación, diversos indivi-
un determinado m o m e n t o de tiempo y espacio duos y grupos puedan expresar abiertamente su
sólo ciertos individuos y grupos optarán nor- solidaridad (o su oposición) con las preferen-
malmente por comunicarse con otros, y que cias, propuestas, gustos e ideales de otros ciu-
(como se afirmaba en la famosa decisión «Red dadanos.
Lion» del Tribunal Supremo de Estados Uni- E n este punto se plantean cuestiones funda-
dos)22, esta libertad de expresar públicamente mentales en relación con la democracia: ¿servi-
opiniones no equivale a la libertad de poseer y rá un modelo de servicio público revivificado y
controlar los medios de comunicación, a la li- ampliado para reforzar los acervos tradiciona-
bertad del público a ser informado, ni de guar- les de la democracia? ¿Podría imponer un cam-
dar silencio. Al reconocer la complejidad, la di- bio radical en nuestro conocimiento de sus
versidad y la diferencia, este modelo de servi- principios y conocimientos? ¿Podría profundi-
562 John Keane

zar nuestra apreciación de sus ventajas positi- vil mediante diversos mecanismos -partidos
vas y sus limitaciones? políticos, parlamentos, medios de comunica-
Es importante dar respuestas claras a estas ción- que mantienen abiertos los canales entre
cuestiones, aunque sólo sea porque el concepto el Estado y las instituciones sociales23.
de democracia se encuentra actualmente sumi- «Pero, ¿qué tiene de tan bueno la democra-
do en la confusión. ¿Qué significa exactamente cia, aparte del hecho de que casi todo el m u n d o
democracia en este contexto? El concepto de dice hoy día que es algo bueno?» -podría pre-
democracia ha recibido diversas interpretacio- guntar un crítico. «¿Por qué simpatizar con el
nes, a medida que sus custodios cambiaban. La método democrático, especialmente teniendo
lucha por controlar la definición de democra- en cuenta que en la historia del pensamiento
cia es una característica intrínseca de las socie- político la democracia ha tenido muchos más
dades modernas. Sin embargo, democracia no enemigos que amigos?»
es una palabra a la que pueda dársele cualquier Estas preguntas aprovechan la falta de con-
significado. La democracia se define mejor co- fianza de la democracia en sí misma, desde el
m o u n sistema de reglas de procedimiento con punto de vistafilosófico.Es necesario respon-
implicaciones normativas. Estas reglas especi- derlas. En un famoso aforismo, Novalis señaló
fican quién está autorizado a tomar decisiones que lafilosofíatenía que explicarse en sí m i s m a
colectivas y mediante qué procedimientos de- c o m o tal filosofía. Este aforismo se aplica
ben adoptarse estas decisiones, independiente- igualmente a la teoría democrática contempo-
mente del sector en el que se practique la d e m o - ránea, que se está despertando lentamente de
cracia. E n contraste con todas las formas de go- un largo período de jubilosa celebración. Pese a
bierno heterónomo, la democracia comprende su actual popularidad, los ideales democráticos
procedimientos para llegar a decisiones colecti- pueden compararse hoy a un vagabundo ebrio
vas de m o d o que se garantice la participación que se dirige tambaleando a una farola buscan-
m á s completa posible y mejor desde el punto do apoyo y no iluminación. Esto no ha sido
de vista cualitativo de las partes interesadas. siempre así. En los dos últimos siglos, los pen-
C o m o mínimo - y aquí se ven claramente las sadores democráticos de Europa y otros lugares
implicaciones normativas de mi definición de trataron de justificar la democracia remitién-
democracia como procedimiento- los procedi- dose a un principio sustantivo básico. Pueden
mientos democráticos incluyen el sufragio citarse muchos casos: la creencia de Mazzini y
igual y universal de los adultos, la norma mayo- de otros en que el desarrollo de la democracia
ritaria y la garantía de los derechos de las mino- es una ley de la historia; el argumento de T o m
rías, lo que asegura que las decisiones colecti- Paine, Georg Forster y otros en el sentido de
vas sean aprobadas por un número considera- que la democracia está enraizada en los dere-
ble de los que tienen derecho a tomarlas; chos naturales de los ciudadanos; el supuesto
incluyen también el estado de derecho y las ga- de Benthamite de que la democracia es una
rantías constitucionales de libertad de reunión condición implícita del principio de utilidad; la
y expresión y otras libertades, que contribuyen convicción de Theodor Parker y de otros de
a garantizar que los que tengan que decidir, o que la democracia es una forma de gobierno
hayan de elegir a los que decidan, puedan optar basada en el principio de justicia eterna, en la
entre alternativas reales. E n las sociedades ley inalterable de Dios; y la afirmación (marxis-
complejas y de gran escala, es técnicamente im- ta) de que el triunfo de la auténtica democracia
posible reunir asambleas regulares de todo el depende de la lucha histórica del proletariado.
«pueblo». La democracia directa sólo es apta H o y día la creencia en estos diversos principios
para pequeños Estados y organizaciones. Por se ha derrumbado, y por ello la democracia no
ello la democracia moderna exige un mecanis- puede entenderse ya c o m o una serie evidente-
m o de representación y la división institucio- mente conveniente de normas de procedimien-
nal del Estado y la sociedad civil, esto es, la to. La democracia sufre hoy día una profunda
construcción de una sociedad civil pluralista y crisis de legitimidad. La inseguridad filosófica
autoorganizada (internacional), coordinada y es la quintaesencia de la identidad democrática
garantizada por instituciones estatales (supra- contemporánea, que en consecuencia se siente
nacionales) múltiples, que a su vez deben res- inquieta y vulnerable ante sus críticos funda-
ponder permanentemente ante la sociedad ci- mentalistas, que profesan las enseñanzas de
La democracia y los medios de comunicación 563

Alá, la ley y el orden, la lucha de clases o cual- crático y las comunicaciones de titularidad pú-
quier otro principio sustantivo. blica. Consideremos un ejemplo extraído del
¿Puede atenuarse esta inseguridad, si no su- c a m p o de la política ambiental.
perarse? E n mi obra Public Life and Late Capi- Por doquier aumenta la preocupación acer-
talism, sostuve (contra Habermas y otros) que ca de los efectos del deterioro ambiental y la
la democracia no debe considerarse c o m o una degradación que supondrá para la vida h u m a -
forma de vida guiada por principios normati- na en el siglo venidero. Hay temores justifica-
vos sustantivos. Siguiendo una indicación que dos de que se agoten ciertos recursos funda-
figura en el trabajo de Hans Kelsen Von Wesen mentales, que los desechos tóxicos afecten a
und Wert der Demokratie2*, expresé la opinión nuestra salud y que se produzcan cambios cli-
de que lafilosofíade la democracia no puede máticos. Es m á s , tanto la escala c o m o la c o m -
convertirse en un juego lingüístico universal, plejidad de estos problemas ecológicos y la difí-
capaz de conocerlo todo, refutando a todos sus cil tarea de adaptar modelos sostenibles de cre-
oponentes e indicando la síntesis práctica de cimiento nos enfrenta a riesgos masivos25. L a
todas las diferencias. Propuse también que el producción y repartición de riesgos ambienta-
mejor m o d o de entender la democracia era co- les se está convirtiendo por primera vez en un
m o condición implícita y consecuencia prácti- problema de escala mundial. Los riesgos noci-
ca del pluralismofilosóficoy político. D e ahí la vos derivados de la contaminación del agua, la
conclusión de que la separación de la sociedad radiación y los efectos de invernadero afectan
civil y el Estado, así c o m o la democratización por igual a todos nosotros. N o están limitados
de cada uno de ellos -una sociedad civil posca- desde el punto de vista geográfico o sociológi-
pitalista protegida por un sistema político de- co. Cruzan las fronteras nacionales y atacan por
mocrático- son condiciones necesarias para igual a ricos y pobres, a poderosos y menos pode-
que una pluralidad genuina de individuos y rosos. Tienden a mermar el valor económico y
grupos pueda expresar abiertamente su solida- estético de la propiedad (como muestra la muerte
ridad u oposición respecto de los ideales y for- de los bosques), y muchos de estos nuevos riesgos
m a s de vida de otros. Entendido de esta m a n e - ambientales -desde los aditivos tóxicos en los ali-
ra, el concepto de democratización coincide mentos a los contaminantes nucleares y quími-
con el modelo revisado de medios de comuni- cos- son «invisibles». Escapan a la percepción
cación públicos. Los dos se necesitan mutua- humana y en algunos casos sus efectos sólo son
mente, aunque sólo sea para recalcar su aban- détectables en los descendientes de los ahora
dono de la búsqueda fútil de ideales transhistó- afectados. La cantidad creciente deriesgosa m -
ricos, verdades definitivas y caminos seguros bientales indica que nos encontramos en medio
en la existencia humana. Cada uno está basado de un experimento masivo y a largo plazo con
en un profundo excepticismo y desconfianza nosotros mismos y con nuestro entorno biosféri-
hacia el poder y los ideales. Juntos, nos permi- co, que nuestras capacidades productivas son tan
tirán vivir m á s fácilmente sin las afirmaciones temibles como poderosa es la obligación de ejer-
ideológicas indefendibles que son el orden, el cerlas con prudencia.
progreso, la verdad, la historia, la humanidad, Bajo la presión de estos riesgos ambientales
la naturaleza, el socialismo, el individualismo, sin precedentes, los procedimientos democráti-
la utilidad, la nación o la soberanía del pueblo, cos -respaldados por los métodos de servicio
en las que los modernos defensores de la d e m o - público que sirven de mecanismos de alerta al
cracia y la «libertad de prensa» basan sus peti- difundir nuevas y controvertidas opiniones
ciones de mayor libertad e igualdad. acerca de estos riesgos- tienen una pertinencia
renovada y sin precedentes. E n el pasado, la
estrecha relación existente entre la democracia
Riesgos y efectos contrarios y los medios de comunicación se justificaba
por diversos conceptos. Por ejemplo, existe la
Esta interpretación no fundacional de la d e m o - tesis utilitaria de que los mecanismos democrá-
cracia y los medios de servicio público requiere ticos y la prensa libre garantizan que los mejo-
una ulterior explicación. Hacen falta argumen- res intérpretes de los intereses, o sea las propias
tos nuevos y no dogmáticos en favor de la c o m - partes interesadas, consideren diversas opcio-
patibilidad y la superioridad del método d e m o - nes y decidan por sí mismos. Otros han insistí-
564 John Keane

do en que la democracia y los medios indepen- cos aumentan el nivel deflexibilidady revoca-
dientes se justifican por su capacidad de obte- bilidad - o «biodegradabilidad» de la adopción
ner un m á x i m o de libertad en el sentido de au- de decisiones. Estos procedimientos favorecen
tonomía de los individuos o los grupos. Y otros la contestación y crean una insatisfacción con
ven en la democracia y en la libertad de prensa respecto al estado actual de las cosas, e incluso
un factor importante, por constituir el mejor provocan la irritación de los ciudadanos. A d e -
antídoto contra el abuso de poder. Frente a los m á s , reconocen la ineludible necesidad de re-
nuevos riesgos, cada uno de estos argumentos currir a juicios salomónicos en la vida social y
tradicionales parecen poco convincentes. H a - política (Elster). Frente a la incertidumbre so-
cen m u c h a falta nuevas justificaciones de la ín- bre c ó m o abordar nuestra propia ignorancia,
tima relación existente entre la libertad de co- los procedimientos democráticos fomentan el
municación y la democracia. aprendizaje paulatino y la modificación basada
El argumento basado en el riesgo, que aquí en la práctica de, podría decirse, «avanzar equi-
describimos someramente, parece ofrecer una vocándose». Las decisiones se basan en preferen-
de estas justificaciones. Pone al descubierto la cias revocables que, a su vez, son el resultado de
falacia del argumento tradicional según el cual enfrentamientos deliberados y estudiados entre
la cualidad más importante de la libertad de varios puntos de vista contrastados.
información y los procedimientos democráti- Sólo los procedimientos democráticos, re-
cos es que permiten aprobar decisiones de inte- forzados por una pluralidad de medios de co-
rés para toda la colectividad, o por lo menos municación, pueden seleccionar de manera
para una mayoría de ciudadanos. Este argu- abierta y justa ciertos tipos de peligros que han
mento no tiene en cuenta el punto principal: de señalarse a la atención pública, y vigilar cui-
que los procedimientos democráticos y los m e - dadosamente y controlar a los responsables de
dios de servicio público facilitan también el des- la gestión de organizaciones peligrosas, redu-
acuerdo. Estos procedimientos permiten la des- ciendo así al mínimo la posibilidad de error y
aprobación y ¡a revisión de los acuerdos esta- limitando las posibilidades de una equivoca-
blecidos, y, por este motivo, son especialmente ción de grandes proporciones. Los procedi-
aptos para sociedades complejas aquejadas de mientos democráticos y los medios de comuni-
problemas ecológicos. Los procedimientos de- cación públicos son a este respecto correctivos
mocráticos, cuando están respaldados por una esenciales de la creencia ilusa (Hayekian) en el
pluralidad de medios no censurados, son supe- anonimato descentralizado del mercado c o m o
riores a todos los demás tipos de mecanismos mecanismo superior autocorrector en un m u n d o
de adopción de decisiones, no porque garanti- de presiones e interconexiones complejas. Son
cen a la vez un consenso y la adopción de «bue- también elementos importantes de corrección de
nas» decisiones, sino porque permiten que los la confianza errónea en los poderes terapéuticos
ciudadanos afectados por determinadas deci- de los conocimientos técnicos no controlados. El
siones tengan la posibilidad de reconsiderar sus poder tecnocrático no controlado, con su creen-
juicios acerca de la calidad y las consecuencias cia en la omnipotencia y el carácter benéfico del
no deseadas de esas decisiones. Los procedi- progreso científico-técnico, ha sido responsable
mientos democráticos permiten a veces que la en parte de la creciente frecuencia y gravedad de
mayoría decida cosas que ignora completa- los daños ecológicos. L a creencia en soluciones
mente. Pero también permiten que las mino- tecnocráticas está vinculada a hipótesis supera-
rías impugnen lo que han decidido las m a y o - das acerca de la naturaleza de la ciencia y no tie-
rías ignorantes, y hacer que éstas recobren el ne en cuenta las fluctuaciones claramente caóti-
sentido c o m ú n . Por este motivo, los procedi- cas que ocurren en el ecosistema26. También es
mientos democráticos son m á s aptos para la ta- peligrosa en la medida en que puede promover la
rea de supervisar y controlar públicamente (y a tentación de hacer frente a los peligros ambienta-
veces, cerrar) organizaciones complejas y estre- les mediante políticas dirigistas o recurriendo a
chamente interrelacionadas de «alto riesgo» estados de urgencia y a la represión de los medios
cuyo fallo (como en los casos de Bhopal, Three de comunicación.
Mile Island, Chernobyl y Ust-Kamenogorsk)
La democracia y los medios del servicio pú-
puede tener consecuencias ecológicas y sociales
blico son remedios sin igual para las desilusio-
catastróficas. Los procedimientos democráti-
nes tecnocráticas de este tipo. Son medios in-
La democracia y los medios de comunicación 565

dispensables para hacer que asuman su respon- en u n conjunto desconcertante de botones re-
sabilidad los políticos y empresarios que pasan guladores y juguetes electrónicos, cantidades
por alto los daños ambientales y los «acciden- ingentes de programas de radio y televisión,
tes normales» (Perrow), abundantes en los pro- centenares de revistas y periódicos, miles de fo-
yectos de alto riesgo. Son medios vitales para lletos, boletines y publicaciones electrónicas y
controlar a los expertos profesionales que tra- millones de libros. Existe desde luego el peligro
tan de definir niveles aceptables de riesgo m e - -puesto de manifiesto en el reciente análisis de
diante análisis técnicos de probabilidad, o sim- Jean Baudrillard27- de que los ciudadanos que-
plemente recurriendo al solipsismo infantil de den atrapados en una tormenta inacabable de
que lo que no se cree no puede causar daño. La información, sin disponer de tiempo libre su-
democracia es un medio autorreflexivo de con- ficiente para digerir o entender los flujos de
trolar el ejercicio del poder. Es un medio no información que los envuelven. El trabajo de
superado de poner coto a la arrogancia sin lími- Baudrillard constituye un sano antídoto con-
tes y a la estupidez de los que ejercen el poder. tra la injustificada confianza en el escepticis-
A diferencia de lo que ocurre con los conserva- m o público natural. Sin embargo, los peligros
dores, que confían en la sabiduría de los ungi- de una tormenta de información n o deberían
dos, la democracia es el mejor amigo de la pre- exagerarse (como hace Baudrillard). El poder
caución y la prudencia. de los medios de comunicación de masas de
modelar nuestras vidas es limitado; pese a su
carácter profundamente manipulador, están
Tormentas de información condenados a seguir siendo solamente medios
de comunicación y de controversia.
Este ensayo ha presentado un resumen m u y Ante todo, hay señales de inquietud creciente
conciso de una compleja controversia política acerca de los privilegios constitucionales conce-
sobre los medios de comunicación y la d e m o - didos a los periodistas de la prensa escrita y de la
cracia. Sus propuestas en favor de los medios radio y televisión. E n Estados Unidos, por ejem-
de servicio público frente al liberalismo de plo, han surgido controversias sobre cuestiones
mercado, en cuyo poder la libertad y la igual- tales c o m o el acceso de los periodistas a las insta-
dad no están seguras, necesitan sin duda alguna laciones públicas28 y la invasión de la vida priva-
un desarrollo m á s amplio. N o se ha aportado da personal por parte de los periodistas29. Los
ningún modelo de legislación o de presupuesto peligros de una tormenta constante de informa-
ni una estrategia política detallada. Los detalles ción se ven frenados también por las reacciones
económicos y de organización tan necesarios imprevisibles de la audiencia. La importancia de
para una reconstitución positiva de un modelo las opiniones transmitidas por los medios de co-
de servicio público se han pasado por alto. Y municación se origina en la interfaz de un medio
hasta ahora no se han tenido en cuenta los nue- y sus usuarios. Esta interfaz es el lugar de trans-
vos peligros que puede albergar el modelo de formación del mensaje, el medio y el usuario. El
comunicaciones aquí descrito. Consideremos medio no es nunca simplemente el mensaje. Fis-
el siguiente ejemplo: ke y otros han exagerado este punto, pero las ten-
A comienzos del período moderno, se supo- dencias son claras. Existen considerables limita-
nía frecuentemente que los ciudadanos estaban ciones de tiempo para las audiencias. U n gran
amenazados por una escasez de información, y éxito del periódico fue la creación de una opinión
que utilizando la prensa para que arrojase las pie- m u y fugaz y, en consecuencia, la necesidad de
dras de la opinión crítica contra las ventanas del volver a consumir una opinión nueva. Este poder
poder secreto se causaría una sensación pública. de los medios de comunicación de manipular el
H o y día, con pocas excepciones, lo contrario pa- tiempo de los ciudadanos disminuye posible-
rece más cierto. El m u n d o está tan lleno de infor- mente cuando se produce un alud de informa-
mación que lo que escasea es la capacidad de los ción, ya que el tiempo de que disponen los ciuda-
ciudadanos de darle un significado. danos para consumir información es material-
U n sistema plenamente democrático de co- mente limitado. U n a creciente proporción de
municaciones podría exacerbar esta tendencia. información no llega a recibirse, y m u c h o menos
Podría producir un exceso de información, que se interpreta. La mayoría de los ciudadanos -co-
haría que los ciudadanos quedasen sumergidos m o indica el notable crecimiento de la piratería
566 John Keane

de vídeo- retiene hoy día una capacidad natu- rada, de una democracia no es que garantice la
ral (aunque insuficientemente desarrollada) de paz, la tranquilidad y las buenas decisiones, si-
reducir a proporciones manejables la compleji- no que ofrece a los ciudadanos el derecho a juz-
dad de los flujos de información y de selec- gar la calidad de estas decisiones (y a reconside-
cionar, criticar y reinterpretar losflujosde in- rar sus juicios). La democracia está dirigida por
formación o, c o m o las tortugas, acorazarse personas que expresan juicios en público. Por
completamente contra ellos. Algunos indivi- ello, el modelo de servicio público defendido en
duos y grupos de ciudadanos conducen incluso este ensayo n o suspendería en la práctica las
«guerrillas semióticas» (Eco) utilizando fotoco- controversias públicas acerca del significado y
piadoras, teléfonos y computadoras para atacar alcance de la «libertad de prensa». L a libertad
a los consorcios de comunicación y sus imáge- de comunicación no es algo que pueda conse-
nes dominantes de la realidad. A d e m á s , la m a -
guirse de manera definitiva o perfecta. Es un
yoría de los ciudadanos son conscientes, por lo proyecto en marcha sin una solución definitiva.
menos vagamente, de que los medios de c o m u - Es u n proyecto que genera constantemente nue-
nicación se dedican a actividades de creación y vas miríadas de dilemas y contradicciones.
narración guiados por su conocimiento de rece- Dworkin ha señalado, correctamente, que la li-
tas, rutinas institucionales y trucos técnicos bertad de comunicación sufre los efectos desfa-
que van desde diversas clases de escenificación vorables de los análisis de rentabilidad y la bús-
hasta categorías de la prensa escrita c o m o son queda desesperada de normas generales y sus-
las «exclusivas» y los «titulares del segundo tantivas para decidir controversias particulares
día». N o es sorprendente pues que exista una acerca del alcance y significado de la «libertad
fuerte tendencia por parte de los ciudadanos a de comunicación»30. U n a sociedad plenamente
prestar atención a los mensajes y las historias democrática, garantizada por medios de servi-
con los que ya se identifican. Los ciudadanos cio público, sufrirá seguramente «conflictos ju-
perciben principalmente las características, risdiccionales» prolongados31, c o m o el saber si
cuando se trate de historias ambiguas o c o m - la radiodifusión y la televisión deben controlar-
plejas, que encajen con sus gustos. Tienden a se localmente o ser objeto de una definición te-
confiar en amigos y familiares de confianza pa- rritorial, o bien basarse en identidades éticas,
ra hacerse su opinión acerca de la situación culturales, económicas o políticas relativamente
mundial. homogéneas. Habrá debates sin fin acerca de la
Por último, es importante observar que las pornografía, o de si un discurso determinado
tormentas de información son una característi- constituye un delito de sedición o difamación.
ca inevitable de las sociedades democráticas. ¿Hasta qué punto debe permitirse la terminolo-
Bajo dictaduras prolongadas (la España de gía empresarial? ¿Es conveniente la televisión
Franco o la Checoslovaquia de H u s á k son por abono? ¿Debe garantizarse constitucional-
ejemplos recientes) las cosas son m u y distintas. mente la libertad de expresión a través de las
El tiempo parece detenerse. L a vida es m u y fronteras de las naciones-Estado? ¿Qué se entien-
aburrida: una «siesta permanente» (Bastos). En de por «peligro claro y presente» para el Estado?
los sistemas plenamente democráticos, en cam- ¿Está perdiendo la televisión su garra? Imaginar
bio, todo está en movimiento constante. Los un m u n d o libre de cuestiones de este tipo y ca-
ciudadanos se ven catapultados por su libertad rente de debates sobre lo que se puede o no publi-
a u n estado de inquietud permanente. Existe la car, transmitir, leer, ver u oír es c o m o imaginar
diferencia y una competencia constante entre una sociedad sin política: todos sus miembros es-
los grupos de poder para producir y controlar la tarían muertos. E n las sociedades democráticas,
definición de la realidad. D e ahí que exista en el alcance y significado de la libertad de comuni-
todo m o m e n t o una abundancia deflujosde in- cación y el proceso de representación será siem-
formación. Y se producen escándalos públicos, pre conflictivo, mientras que una sociedad dro-
que se revelan cuando la gente se entera de co- gada por el dinero o por la autoridad política, en
sas que se habían mantenido en secreto porque, la que no haya controversia sobre la libertad de
de haberse comunicado antes, no se hubieran expresión y representación, es una sociedad segu-
podido llevar a cabo. ramente moribunda, o muerta ya.
T o d o esto es inevitable y conveniente. Y
ello se debe a que la principal ventaja, no supe- Traducido del inglés
La democracia y los medios de comunicación 567

Notas

1. Rupert Murdoch, «Freedom in que decía: «Te vamos a mostrar lo 14. Padd Scannel, «Music for the
Broadcasting», MacTaggart que queremos decir cuando multitude? The Dilemmas of the
Lecture, Edimburgo, International hablamos de libertad de prensa». B B C ' s Music Policy, 1923-1946»,
Television Festival, Edimburgo, Este chiste se convirtió en realidad Media, Culture and Society, vol. 3
25 de agosto de 1989. en Hungría a comienzos de 1990, (1982), págs. 243-260. La
cuando el gigante alemán de la decadencia de la tradición
2. M a r k S. Fowler y Daniel L. edición, Axel Springer Verlag A G , paternalista en la radio inglesa es
Brenner, «A Marketplace se aprovechó de una omisión objeto de un examen a fondo en el
Approach to Broadcast jurídica para adquirir el control de trabajo de Richard Barbrook,
Regulation» Texas Law Review, cuatro periódicos húngaros sin «Melodies or rhythms?; the
vol. 60, 207 (1982) pág. 209. pagar ni un solo pfenning. E n competition for the Greater
ausencia de una ley húngara sobre London F M radio licence»,
3. Loe. cit. págs. 242 y siguientes. la colocación de los activos de Popular Music, vol. 9, 2 (1990),
U n a defensa clásica de la propiedad del Estado, la empresa págs. 203-219.
asignación del espectro de consiguió el acuerdo de la
frecuencias por medio del mercado dirección para cambiar de
15. Véanse los esbozos que figuran
se encuentra en el trabajo de R . H . empleados. El director gerente de
en los trabajos de G r a h a m
Coase, «The Federal Springer-Budapest, Jzsef Bayer,
Murdock y Peter Golding,
Communications Commission», anunció la operación c o m o sigue:
«Information Poverty and
Journal of Law and Economics, 2 «Hungría se encuentra en un vacío
Political Inequality: Citizenship in
(1952), págs. 1-40; compárese con judicial. Pero cuando se trata de
the Age of Privatized
la aguda respuesta de Dallas negocios, no hay vacío de poden>.
Communications», Journal of
Smythe, «Facing Facts about the Communication, 39 (3), 1989,
Broadcast Business», University of 9. Guiseppe Rao, «The Italian págs. 180-195, y de Jeffrey B.
Chicago Law Review, 20 ( 1952), Mass Media and the Role of the Abramson y colaboradores, The
pág. 96. Judicial System» manuscrito, Electronic Commonwealth. The
European University Institute y Impact of New Media Technologies
4. Ithiel de Sola Pool, Università degli Studi di Firenze, on Democratic Politics, Nueva
Technologies of Freedom, Facoltà di Giurisprudenza, junio York, 1988.
Cambridge, Mass. y Londres, de 1990.
1983, capítulo 7. 16. Alec Nove, The Economics of
10. J . M . Keynes, The General
Theory of Employment, Interest Feasible Socialism, Londres, 1983.
5. Leonard R . Sussman, «The
and Money, Londres y Nueva
Information Revolution, H u m a n 17. Karl Polanyi, The Origins of
York, 1960, pág. 161.
Ideas and Electric Impulses», Our Time, Londres, 1945.
Encounter, vol. 73, 4, noviembre,
11. Sue Curry Jansen, Censorship:
1989, pág. 60. Este argumento se
The Knot that Binds Power and 18. Véase Nicholas Garnham
desarrolla ulteriormente en la obra
Knowledge, Nueva York y Oxford, «European Communications
del mismo autor, Power, the Press
1988. Policy», CCIS, Londres, octubre
and the Technology of Freedom,
Nueva York, 1989. de 1988.
12. Véase Pierre Rosanvallon,
«Malaise dans la representation»,
6. M a k S. Fowler y Daniel L. 19. Véase J . W . Freiberg, The
en François Furet y colaboradores,
Brenner, op. cit., pág. 223. French Press, Class, State, and
La République du Centre, Paris,
Ideology, op. cit, capítulo 3.
1988.
7. Ibid, pág. 210.
13. La defensa m á s elaborada del 20. lam Miles, Information
8. U n dibujo humorístico en el modelo de radiodifusión y Technology and Information
periódico comunista de Alemania televisión de servicio público se Society: Options for the Future,
Oriental Neues Deutschland encuentra en el trabajo de Paddy Brighton, 1988.
representaba una apisonadora Scannell, «Public Service
cuya rueda delantera era un gran Broadcasting; history of a 21. G.J. Mulgan, Rethinking
rollo de papel de periódico con los concept», en A . Goodwin y G . Freedom in the Age of Digital
nombres de los cuatro principales Whannel (eds.), Understanding Networks, CCIS, Londres, octubre
editores de periódicos de Alemania Television, Londres, 1989, y en de 1988.
Occidental, que aplastaban contra «Public service broadcasting and
el suelo un frágil barquito de papel modern public life» Media, 22. Red Lion Broadcasting v.
con el nombre «Este». Al pie de la Culture and Society, vol. 11 (1989), F C C , 395 U S 367, 23 L . ed. 2d
caricatura figuraba una leyenda págs. 135-166. 371, 89 S,Ct, 1974(1969).
568 John Keane

23. Este tema se desarrolla 26. Ian Stewart, Does God Play asunto Nixon contra Warner
ulteriormente en Public Life Dice?, Harmondsworth, 1990. E n Communications, Inc., 435 U S 589,
and Late Capitalism, lo relativo a la superación de 608-609 ( 1978), se afirmó que el
Cambridge y Nueva York, 1984, y muchas ideas acreditadas sobre la caso implicaba el «derecho de
en Democracy and Civil coherencia y la estabilidad en el acceso de la prensa». Véase también
Society, Londres y Nueva York, campo de la física de la radiación, Larry Gross y colaboradores (eds.),
1988. véanse las observaciones Image Ethics: The Moral Rights of
introductorias en el trabajo de F . T . subjects in Photographs, Film, and
24. H a n s Kelsen, Von Wesen und Arecchi y R . G . Harrison (eds.), Television, Nueva York, 1988.
Wert der Demokratie, Tübingen, Instabilities and Chaos in
1981 [1989], pág. 98-104, y su Quantum Optics, Londres, París, 30. Ronald Dworkin, «Devaluing
«Foundations of Democracy», Tokio, 1988. Liberty», Index on Censorship,
Ethics, vol. 66, octubre de 1955, vol. 17, 8, septiembre de 1988,
págs. 1-101. 27. Jean Baudrillard, L'Autre par págs. 7-8.
lui-même, París, 1987.
25. Ulrich Beck, Risikogesellschaft 31. E n lo que respecta a los
- Auf den Weg in eine andere 28. Houchins v. K Q E D , Inc., 438 conflictos de jurisdicción, véase
Moderne (Frankfurt a m M a i n , U S 1 (1978). Robert A . Dahl, Dilemmas of
1986) y Gegengifte - Die Pluralist Democracy, Autonomy vs.
organisierte Unverantwortlichkeil, 29. C o x Broadcasting Corp. v. Control, N e w Haven y Londres,
Frankfurt a m Main, 1989. C o h n , 420 U S 469 (1975). E n el 1982, pág. 85.
A la búsqueda de la comunidad perdida.
Los retos de la democracia
en América latina

Norberto Lechner

Una democratización en situación lo una restricción de las importaciones y una


de crisis económica contracción de la inversión, sino también una
reducción del gastofiscaly, por ende, de los
U n a retrospectiva sobre América latina en la servicios públicos. Producto de ello se revier-
década de los ochenta muestra un cuadro con- ten las tendencias redistributivas y aumenta
tradictorio: gobiernos democráticos se instalan dramáticamente la población en extrema po-
en toda la región al mismo tiempo que una pro- breza.
funda crisis económica sacude a las estructuras La situación de América latina, que conoce
sociales. la peor crisis económica y social de su historia
Es la década de la democracia, comenzando simultáneamente con el mayor avance de la de-
con el colapso de la dicta- mocracia, no puede sino
dura argentina y terminan- sorprender. D e hecho, se
Norberto Lechner es profesor y director
do con el fin de los gobier- de la Facultad latino-americana de suelen vincular los proce-
nos de Pinochet y Stroess- Ciencias Sociales ( F L A C S O ) , Leopoldo sos de democratización
Urrutia, 1950, Santiago de Chile, Chile. con períodos de crecimien-
ner. Asistimos no sólo al H a publicado diversos trabajos sobre la
término de las dictaduras política y el Estado en América latina, to económico que facilita-
militares; no menos signifi- de los cuales el más reciente es Los pa- rían negociar compromisos
cativos son los cambios de tios interiores de la democracia: subjeti- y postergar gratificaciones.
vidad y política ( 1990).
gobierno civil mediante El prolongado proceso de
elecciones en países con- recesión y ajuste, por el
vulsionados c o m o Bolivia, contrario, acentúa la frag-
Nicaragua y Perú. Nunca mentación social. ¿A qué se
antes, tantos países, casi to- debe entonces el auge de la
dos los pueblos de América democracia en América la-
latina y el Caribe, tienen un tina?
gobierno democráticamen- Cada transición a la de-
te elegido. mocracia ocurre bajo condiciones específicas y
Paralelamente, los años ochenta represen- resulta difícil destacar algunos elementos gene-
2
tan una «década perdida» para el desarrollo so- rales . N o obstante, parece conveniente aban-
1
cioeconómico . Ella se inicia en la cumbre de donar el supuesto que el desarrollo económico
un período de crecimiento y se cierra con un es un prerequisite de la democracia, aunque se-
dramático balance de deterioro económico y guramente sea una condición favorable. Q u e la
retrocesos sociales. El fenómeno sobresaliente política no sea mero reflejo de los procesos so-
es la crisis de la deuda externa que provoca los cioeconómicos no significa, por otra parte, que
m á s diversos intentos de ajuste, estabilización, la política sea u n «sistema» autónomo. Los
reactivación y reestructuración. El servicio de procesos políticos y las estructuras materiales
la deuda (la cual en 1989 alcanza los 416 mil interactúan, pero en una relación de asincro-
millones de dólares para la región) exige no só- nía. L a situación latinoamericana sugiere

R I C S 129/Septiembre 1991
570 Norberto Lechner

una hipótesis: considerar la transición d e m o - matividad, o sea, autodeterminarse en tanto


crática en una relación complementaria con los orden colectivo, de cara al proceso transnacio-
procesos socioeconómicos. Podríamos inter- nal de modernización?
pretar la democracia emergente en América la- E n la medida en que la racionalidad instru-
tina c o m o una reivindicación de la integración mental deviene efectivamente universal, el
social o, simplemente, de «comunidad» que proceso de modernización adquiere el carácter
compensa la desintegración producida por los de imperativo. Ninguna sociedad, y menos una
procesos económicos. latinoamericana, puede renunciar a la moder-
El enfoque aparece demasiado «funciona- nización sin condenarse al subdesarrollo; hoy
lista» c o m o si el «sistema social» supone una en día, cualquier propuesta de desarrollo que
función de integración que pudiera ser cumpli- pretenda desacoplar la economía nacional de
da indistintamente por la política o la econo- los circuitos internacionales está destinada al
mía, por la democracia o el mercado. Estimo fracaso. N o es casual que todos los gobiernos
que no es el caso. El orden social requiere pro- latinoamericanos hayan hecho de la moderni-
cesos de integración, pero es diferente el que zación un leitmotiv de sus, por lo demás, m u y
procura la democracia al que genera el merca- diferentes políticas.
do. La experiencia latinoamericana nos señala Ahora bien, el carácter imperativo del pro-
la insuficiencia de una cohesión basada exclusi- ceso mundial de modernización implica una
vamente en la dinámica del mercado. Esa era la consecuencia inevitable: la necesidad de un
ilusión neoliberal que, en consecuencia, preten- ajuste estructural. Las sociedades latinoameri-
día eliminar las interferencias de la política. Lacanas están obligadas a realizar una transfor-
ofensiva neoliberal en países c o m o Chile fraca-mación productiva que incrementa los c o m p o -
sa, empero, precisamente, porque el m i s m o nentes tecnológicos de sus bienes, aumenta su
avance del mercado desencadena demandas de competitividad y, por ende, mejora la inserción
«comunidad» que no pueden ser satisfechas en en los mercados internacionales. La autodeter-
el ámbito de la racionalidad técnico-instru- minación político-normativa se encuentra así
mental. Falta ver si la democracia puede res- sometida a un marco cada vez m á s ineludible
ponder a tales demandas. de restricciones y necesidades.
Siendo la modernización un imperativo,
puede haber diversas estrategias posibles. Las
Modernización y modernidad diferencias radican en quienes pagan el ajuste
estructural y a qué costo. Dictaduras c o m o la
El año 1989, bicentenario de la Revolución chilena pudieron imponer los costos del ajuste
francesa, quizá signifique la culminación de a los sectores indefensos a través de una rece-
una onda larga de desarrollo histórico en que el sión aguda y el desempleo de m á s de un tercio
capitalismo se afianza como la formación so- de la población activa. Los gobiernos democrá-
cioeconómica predominante al nivel mundial. ticos tienden a buscar un escape a los conflictos
C o m o quiera que definamos el «capitalismo» distributivos, generalmente a través de la infla-
actual, está fuera de duda el proceso de globali- ción; ésta permite transferir los costos secuen-
zación; en particular, la internacionalización cialmente de unos a otros sectores sociales, evi-
de los mercados, del dinero (crecientemente tando así que se conviertan en conflictos
3
autónomo de la esfera productiva) y, en espe- políticos abiertos . Los desbordes inflaciona-
cial, del desarrollo tecnológico. Los aspectos rios en la región, donde sólo tres países (Barba-
mencionados expresan, todos ellos, la univer- dos, Haití y P a n a m á ) tuvieron una inflación in-
salización de la racionalidad técnico-instru- ferior al 10% anual en 1989, indican empero
mental. Propongo denominar las transforma- los límites a tal estrategia. Sea cual sea la estra-
ciones impulsadas por este tipo de racionalidad tegia, el proceso de modernización acentúa la
c o m o modernización, contraponiendo este pro- fragmentación social. Su cara m á s visible es
ceso a la modernidad ta tanto desarrollo de una una nueva marginalidad, llámese «pobreza ex-
racionalidad normativa. La tensión entre a m - trema» o «sector informal», que ya no puede
bos momentos permite visualizar uno de los ser interpretada c o m o en los años 60 mediante
principales desafíos de nuestra época: ¿cómo un dualismo de sociedad moderna y sociedad
puede la sociedad moderna crear su propia nor- tradicional. Este sector social se encuentra a la
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en América latina 571

vez dentro del sistema capitalista y excluido. tico se legitimiza igualmente a través de valores
La sociedad latinoamericana deviene una «so- y creencias. Aunque sus contenidos sean difu-
ciedad de dos tercios» en que un tercio de la sos y contradictorios, tal marco normativo es
población es superfluo, viviendo de los dese- indispensable tanto para renovar día a día la
chos. El problema reside no sólo en la falta de confianza en las promesas de la democracia co-
recursos para la asistencia pública. La cuestión m o para aceptar su incumplimiento5. U n ele-
de fondo consiste en la disgregación de la vida mento crucial del credo democrático es la idea
social. Ésta m e parece ser el fenómeno decisi- de «comunidad» en un sentido lato: la perte-
vo y directamente vinculado al proceso de m o - nencia a un orden colectivo. Este es uno de los
dernización a escala mundial. D e hecho, la cre- ejes centrales de la modernidad; el principio de
ciente integración transnacional del m u n d o autodeterminación remite precisamente a la
provoca simultáneamente una desintegración constitución de la sociedad en tanto orden co-
nacional4. lectivo. Pues bien, ¿es ello compatible con el
La reestructuración de la sociedad mundial proceso de modernización y la consiguiente
segmenta las sociedades nacionales, creando disgregación social?
circuitos y mercados m u y cerrados entre sí. Es
notorio que las élites en Santiago o Sao Paulo
tienen -económica y culturalmente- un estilo Posibilidades de un reformismo
de vida m u c h o más similar a grupos equivalen- democrático
tes en Nueva York o Madrid que a sectores ve-
cinos en su propia ciudad. Las distancias socia- La primacía que adquirió la idea de democra-
les no sólo aumentan, sino que son modificadas cia en América latina durante los años recien-
cualitativamente de m o d o tal que cambia el ca- tes contrasta notoriamente con el clima políti-
rácter de la diferenciación social, propia a la co de los años sesenta, marcado por la idea de
sociedad moderna. Surge una nueva «heteroge- la revolución6. Entonces la perspectiva apunta-
neidad estructural» que se caracteriza por un ba a una ruptura con el orden existente, un
debilitamiento general de las entidades colecti- cambio del sistema capitalista y el advenimien-
vas, sean éstas étnicas, de clase social o de base to de un hombre nuevo. El enfoque revolucio-
territorial. Si a ello agregamos la debilidad his- nario perdió vigencia en América latina m u c h o
tórica de los partidos políticos y, en particular, antes de los cambios en U R S S y Europa cen-
del sistema de partidos en América latina, co- tral, principalmente a raíz de las dictaduras
menzamos a tener una imagen de las dificulta- neoliberales en los años 70. Aunque de signo
des que enfrentan las democracias emergentes. inverso, el intento radical de imponer una «so-
T o d o régimen democrático ha de compati- ciedad de mercado» demuestra las posibles
bilizar legitimidad y eficiencia. Generalmente, atrocidades de cualquier fundación revolucio-
las democracias pueden contar con un margen naria del orden social, dando lugar a una reva-
de confianza en la legitimidad del orden, que loración de la democracia en tanto cambio so-
les permite enfrentar los criterios de eficiencia cial concertado. Se altera la manera de concebir
con cierta holgura. E n el caso de América lati- la transformación de la sociedad no sólo de
na, sin embargo, hemos de preguntarnos si a m - parte de las izquierdas, que abandonan la estra-
bos elementos son acaso compatibles. La efi- tegia revolucionaria, sino también de parte de
ciencia exige políticas de ajuste estructural que las derechas, que abandonan la defensa intran-
mejoren las condiciones del país para insertar- sigente del status quo y propugnan la necesidad
se dinámicamente en la economía mundial, lo de cambios. Parece emerger una nueva dere-
cual, por otra parte, agrava la desintegración cha, alejada del tradicionalismo y sensible a los
social y, por tanto, socava las bases legitimato- procesos internacionales. Así se configura, por
rias de la democracia. primera vez, un horizonte de futuro m á s o m e -
E n realidad, la democracia no descansa so- nos compartido. Esta es una condición impor-
lamente en una «legitimidad por legalidad» tante para los procesos de transición, pues faci-
(Weber) o una «legitimidad por procedimien- lita a todas las fuerzas asumir las reformas
to» (Luhmann). Los procedimientos formales democráticas c o m o un marco estratégico co-
son condiciones necesarias, pero no suficien- mún.
tes. D e manera implícita, el régimen democrá- Los contenidos de tal política de reformas
572 Norberto Lechner

son, por cierto, controvertidos. Posiblemente tuando igualmente los procesos de disgrega-
los diversos grupos puedan estar de acuerdo ción social.
con la propuesta de «transformación producti- L a reciente experiencia latinoamericana
va con equidad» que presentó la Comisión nos alerta acerca de un hecho básico: para c o m -
Económica para América latina ( C E P A L ) co- patibilizar desarrollo y democracia hay que re-
m o perspectiva para la nueva década7. Sin e m - pensar a fondo la relación entre las formas polí-
bargo, m á s allá de la retórica, subsisten dudas ticas y las transformaciones capitalistas. Por
si transformación productiva y equidad son ahora, la crisis nos ha enseñado dolorosamente
principios compatibles. la necesidad de convertir los procesos econó-
Tal vez pueda lograrse un acuerdo no sólo micos, pero n o ha ocurrido una similar recon-
sobre la necesidad de un ajuste estructural de versión de las instituciones políticas. Prevalece
las economías latinoamericanas, sino también una visión conservadora de la democracia.
sobre algunas opciones básicas8. Así, por ejem- Quiero decir: la revaloración de la democracia
plo, es imprescindible aliviar la carga de la deu- no ha tenido en cuenta adecuadamente las
da externa para sanear el desequilibrio fiscal, transformaciones estructurales en curso. Se
reorientar recursos hacia las transformaciones concibe la democratización c o m o un «simple»
productivas y facilitar la entrada de capitales. retorno a las instituciones conocidas, supo-
N o menos ineludible es incrementar el conteni- niendo que éstas son m á s o m e n o s autónomas
do tecnológico de las exportaciones latinoame- del patrón de desarrollo. Quizá c o m o efecto del
ricanas y, por tanto, su competitividad en las m i s m o proceso de modernización, se afianza
áreas m á s activas del comercio internacional. una concepción instrumental que presupone
La dinámica de las economías latinoamerica- una «neutralidad» de las instituciones políticas
nas debiera radicar en tal apertura exportadora respecto al desarrollo económico. Entonces la
y la consiguiente reorientación de las inversio- formulación de políticas públicas eficaces se re-
nes. T o d o ello supone un cambio en las pautas duce a la formación de equipos de gobierno
de acumulación con el fin de aumentar las in- competentes y comprometidos con orientacio-
versiones a través del ahorro interno. Ello im- nes «progresistas». D e hecho, sin embargo, las
plica, a su vez, terminar con el consumo imita- experiencias nos señalan que las instituciones
tivo de los estratos altos que distorsiona las estatales no son neutras ni indistintamente efi-
importaciones y el sistema productivo nacio- caces para llevar a cabo cualquier tipo de políti-
nal. E n fin, pareciera ser igualmente indispen- ca10. Así lo entendieron los neoliberales al ini-
sable una reforma que permita enfrentar la fra- ciar una reforma del Estado que limitara al
gilidadfiscaldel Estado (tanto tributaria c o m o m á x i m o las posibilidades de intervención esta-
en inversiones) y mejorar su capacidad admi- tal en la economía.
nistrativa. Ahora bien, incluso suponiendo una En cierto m o d o , hoy nos encontramos en
convergencia de las diferentes posiciones en una situación análoga a la de los años veinte y
torno a tales criterios, todavía queda por verse treinta cuando los cambios económicos exigie-
si es posible emprender estas medidas de m o d o ron una nueva institucionalización política,
tal que den lugar a una mayor equidad social. dando lugar a las respuestas estalinista y fascis-
Hasta ahora, las políticas de ajuste llevadas ta, al Estado keynesiano de bienestar, etc.
a la práctica en América latina provocaron una Todas las propuestas, tan opuestas entre sí,
mayor segmentación de las sociedades y confir- tenían en c o m ú n incorporar el «modelo econó-
maron la exclusión de una proporción crecien- mico» a las instituciones estatales. La situación
te de la población. En las dictaduras neolibera- actual de las sociedades latinoamericanas es di-
les c o m o Chile, el ajuste estructural n o ferente, por cierto; no obstante, c o m o la socie-
contemplaba criterios de equidad social por dad europea de entonces, también ellas han de
considerarlos contrarios a la dinámica econó- dar forma a la nueva interrelación entre las es-
mica; en lugar de buscar una mayor equidad tructuras económicas, políticas y culturales. En
social se optó por amortiguar las situaciones de esta perspectiva, la vinculación de democracia
extrema pobreza mediante una asistencia foca- y desarrollo se plasma en la reforma del Estado
lizada9. Por su parte, gobiernos democráticos c o m o el tema prioritario de esta década.
c o m o los de Argentina o Brasil fracasaron en Al emprender una política de reformas en
sus planes de estabilización económica, acen- un tiempo de crisis económica, salen a la luz las
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los reíos de la democracia en America latina 573

BRE

«Democracia sí, hambre no». Manifestación en Bolivia. J. Smith/Gamma.


574 Norberto Lechner

debilidades de la institucionalidad democráti- del partido en la coyuntura. C o m o consecuen-


ca en América latina. E n el debate actual sobre- cia de ello, los partidos tienden a polarizar el
salen dos áreas problemáticas". E n primer debate político, facilitando u n a «inflación
lugar es menester destacar el régimen pre- ideológica», cuyo caso extremo fue Chile antes
sidencialista que han adoptado tradicional- de 1973. A ello se agrega una tendencia estruc-
mente todos los países de la región. E n situacio- tural en un régimen presidencialista: sin res-
nes de crisis profunda prevalece la exigencia de ponsabilidad de gobierno y relegados al ámbito
decisiones rápidas en detrimento de los proce- legislativo (donde tienen escasa iniciativa) los
dimientos de concertación; se fortalece así el partidos están tentados de radicalizar las rei-
rol del presidente por sobre el Parlamento. Al vindicaciones sociales frente al ejecutivo.
privilegiar la capacidad interventora del ejecu- E n suma, las particularidades de la institu-
tivo, se favorece igualmente el retorno de las cionalidad democrática en América latina pro-
prácticas caudillistas y populistas del pasado. mueven dos tendencias poco favorables para
En la medida en que se atribuye exclusivamen- llevar a cabo una política de reformas. Por un
te al presidente y sus atributos personales la so- lado, favorecen un enfoque «decisionista» en
lución de la crisis económica, también los con- desmedro de los mecanismos de concertación
flictos que provoca la persistencia de la crisis sey, por el otro, incentivan los impulsos a la c o m -
concentran en lafiguradel presidente que, cre- petencia en lugar de motivar mayores compro-
cientemente aislado, pierde toda iniciativa. El misos de cooperación. Se trata, por supuesto,
inmovilismo en que Alfonsín, Sarney o Alan de un énfasis que no niega la existencia de pro-
García terminaron su mandato indica la difi- cesos de concertación y cooperación. Pero, en
cultad de la democracia plebiscitaria para ase- general, las formas de representación política
gurar una continuidad en los cambios. El presi- -obteniendo un fuerte reconocimiento en prin-
dencialismo latinoamericano se revela no sólo cipio- no tienen un desempeño satisfactorio.
ineficiente para enfrentar las medidas de ajuste Ello explica el peso a veces excesivo de la repre-
estructural; tampoco contribuye a la consolida- sentación funcional de intereses; en muchos
ción del régimen democrático. Sin ignorar la países prevalece un corporativismo que acen-
creciente personalización de todo gobierno de- túa las tendencias a la segmentación.
mocrático, en las democracias jóvenes resulta Todo ello obstaculiza la articulación de m a -
peligroso que la confianza en el régimen se yorías políticas relativamente duraderas. L a
identifique con los vaivenes que sufre la estima continuidad empero, es un factor decisivo para
pública del presidente. A falta de una «válvula un reformismo democrático. Las políticas de
de escape» institucional, la eficiencia del presi- cambio estructural exigen un tiempo de m a d u -
dente termina confundiéndose con la legitimi- ración para producir resultados, pero el tiempo
dad de la democracia. es uno de los recursos m á s escasos en nuestras
El protagonismo que adquiere la compo- sociedades. La gente no puede esperar y, en au-
nente plebiscitaria por sobre la representativa sencia de éxitos a corto plazo, opta por el cami-
dentro del presidencialismo latinoamericano no opuesto, dando lugar a esa alternancia pen-
nos remite a la segunda área problemática: la dular tan típica de la política latinoamericana.
debilidad del sistema de partidos. L a transfor- «Ganar tiempo» deviene pues una tarea pri-
mación del presidente en una encarnación cua- mordial para la democracia.
si metafísica de la nación es causa y efecto de la Las instituciones democráticas generan
precaria representatividad de los partidos polí- tiempo; por ejemplo, estructuran un horizonte
ticos, incluso en países con u n sistema de parti- temporal al anticipar un calendario de sucesi-
dos estable c o m o Chile, Costa Rica o Venezue- vas elecciones (presidenciales, parlamentarias,
la. L a progresiva dispersión de votos en las municipales, etc.). D e este m o d o , la democra-
elecciones recientes así c o m o los resultados de cia introduce una calculabilidad del futuro que
surveys confirman la escasa confianza del elec- da mayor seguridad que la duración defacto de
torado en los partidos. A su vez los partidos una dictadura. Tal previsibilidad depende, sin
políticos suelen responder m á s a los intereses embargo, de una imagen de futuro. Sin ella no
de sus militantes activistas que a las inquietu- hay tiempo y tampoco un calendario electoral
des del electorado y, por lo tanto, preocuparse logra generar una perspectiva. Por el contrario,
principalmente de resaltar el perfil distintivo cada elección se transforma en u n juicio global
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en America latina 575

Las madres de la Plaza de M a y o , Buenos Aires, 21 de septiembre de 1989, protestando contra la amnistía concedida
a los militares acusados de violación de los derechos humanos, c. Carrtón/Sygma.

en que se juega al «todo o nada». En tales cir- tivas de recompensa; las penurias de hoy son
cunstancias no se puede pedir a los actores que sobrellevadas en la esperanza de un mañana
desarrollen una racionalidad estratégica en su mejor. M a s las expectativas del futuro no se
interacción. cumplen. A pesar de notables esfuerzos en m a -
La cuestión del tiempo nos señaliza que, teria de ajuste económico no se visualiza por
m á s allá de los problemas institucionales, la po-ahora una mejoría sostenida. Menciono tan só-
lítica de reformas se enfrenta a obstáculos que lo un ejemplo. Al finalizar 1989, el volumen de
podríamos denominar «culturales». Paradóji- las exportaciones latinoamericanas se había ex-
camente (considerando la crisis económica), tal tendido en 57 % en relación a 1980; sin embar-
vez los desafíos mayores de la democracia en go, ello rindió un aumento de sólo 24 % del va-
América latina provengan del contexto cultu- lor de las exportaciones, dada la disminución
ral. de los precios internacionales. Además, no obs-
tante la expansión exportadora, alrededor de
un tercio de los ingresos, en promedio, deben
El deseo de comunidad seguir siendo destinados al pago de la deuda ex-
terna.
La crisis económica y las políticas de ajustes D e este m o d o , los sacrificios realizados pa-
han impuesto a la población latinoamericana ra lograr el superávit comercial no se traduje-
un severo deterioro de sus condiciones de vida. ron en un mejoramiento de las condiciones so-
La década concluyó con un producto medio cioeconómicas. Por el contrario, la mayoría de
por habitante más del 8 % inferior al de 1980 y la población ha visto disminuir su nivel de vi-
un ingente costo social. Tales sacrificios son so- da. La causa radica no sólo en causas externas,
portables en la medida en que existan expecta- sino en el carácter excluyeme del «modelo neo-
576 Norberto Lechner

liberal» de ajuste. Cito a m o d o de ilustración cos. D e hecho, las dictaduras neoliberales c o m o


los datos sobre distribución del consumo por la chilena logran imponerse porque, entre otras
hogares en Santiago de Chile. Las encuestas in- razones, logran canalizar las demandas de inte-
dican que entre 1969 y 1988 el 80 % de los ho- gración social dentro de la dinámica del merca-
gares disminuyó su participación en los ingre- do. Durante los tiempos del «dinero fácil» en los
sos de 55,6 % a 45,2 % del total, mientras que años 70, el mercado parecía poder satisfacer
solamente el 20 % de los hogares m á s ricos m e - efectivamente esas demandas. Las expectativas
joró consistentemente el ingreso familiar. se derrumban con la «crisis de la deuda» en
1982. Se desvanecen las esperanzas de bienestar
DISTRIBUCIÓN DEL CONSUMO POR HOGARES. SANTIAGO DE personal, pero no solamente ellas; por encima
CHILE de todo se viene abajo la imagen del mercado
Quintil 1969 1978 1988 c o m o motor de la cohesión social. Para evitar
I 7,6 5,2 4,4 malos entendidos: el colapso económico no des-
II 11,8 9,3 8,2 truye al mercado, pero sí al discurso neoliberal.
III 15,6 13,6 12,6 Pierde credibilidad la pretensión de fundar la
IV 20,6 21,0 20,0
51,0 54,9
integración social exclusivamente en los meca-
V 44,5
Total 100,0 100,0 100,0 nismos de mercado. E n cuanto la comunidad se
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas. diluye c o m o horizonte de futuro, queda al des-
nudo la situación de disgregación y desamparo y
M e parece oportuno presentar el cuadro, pierden sentido los sacrificios; deviene impres-
por parcial que sea la información, porque sólo cindible un mecanismo alternativo de integra-
visualizamos los desafíos que enfrenta la de- ción social. Debilitado el nacionalismo y tam-
mocracia en América latina si estamos cons- bién la religión, se busca una integración política
cientes de la segmentación de la sociedad. de la vida social: la democracia. Contemplando
La democracia no supone una homogenei- el proceso latinoamericano de estos años m e
dad social; la heterogeneidad puede ser un m o - atrevo a presumir que la revaloración de la de-
mento enriquecedor. E n el caso de las socieda- mocracia expresa primordialmente el anhelo de
des latinoamericanas, sin embargo, resulta im- una comunidad restituida.
portante no confundir las diferencias justas, La d e m a n d a de comunidad es transferida
que la democracia debe respetar y promover, del ámbito económico al político. Se espera que
con las desigualdades sociales que atentan con- la democracia procure aquel proceso de inte-
tra la noción de comunidad. Esta idea es consti- gración que el mercado no llevó a cabo. Aquí es
tutiva del orden democrático, tanto para su conveniente reiterar la advertencia inicial:
fundamentación teórica (expresada en catego- también el mercado opera c o m o un espacio de
rías fundamentales c o m o la soberanía popular) integración, pero no es un mecanismo exclusi-
c o m o para su funcionamiento práctico. vo ni suficiente. N o podemos prescindir de la
Aquí m e refiero a la «comunidad» c o m o fe- política. Ahora bien, tampoco la política puede
n ó m e n o empírico. E n realidad, la credibilidad pasarse de los procesos económicos.
de las instituciones democráticas depende de la Las posibilidades integradoras de la d e m o -
creencia generalizada de que ellas representan cracia no son autónomas de la dinámica econó-
a todos. Pasado cierto umbral, la percepción de mica. Basta recordar la persistente inflación en
una antinomia social (expresada en términos la región que, durante 1989, alcanzó cerca de
de clase, étnicos, religiosos, etc.) resta legitimi- 3 . 7 0 0 % en Argentina, 3 . 0 0 0 % en Perú y
dad al orden. Ahora bien, la vivencia empírica 1.500 % en Brasil; ella se elevó por encima del
de comunidad no es un requisito previo para la 80 % en Uruguay y Venezuela. E n estas cir-
democracia; basta que esté presente c o m o la cunstancias, no sólo las expectativas económi-
anticipación de u n desarrollo por venir. Vale cas, sino también las políticas devienen erráti-
decir, la experiencia de una sociedad fragmen- cas. D e manera manifiesta o latente en casi to-
tada puede ser compensada por la expectativa dos los países existe u n a «cultura de la
de una sociedad integrada. inflación» que socava las experiencias a c u m u -
Las expectativas de integración social pue- ladas, acelera las expectativas, acorta los plazos
den apoyarse tanto en los procesos de creci- y, en definitiva, desvaloriza el futuro. Ello afec-
miento económico c o m o en los procesos políti- ta profundamente el funcionamiento de la de-
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en America latina Sil

mocracia. Las ideas y propuestas políticas son Visto así, el deseo de comunidad sería, por
consumidas al m i s m o ritmo vertiginoso en que encima de todo, u n miedo al conflicto. Dicho
el futuro pierde valor. Ese vértigo, por otra par- en otras palabras: el deseo sublime de fusionar-
te, intensifica la ansiedad por algo que contra- se con el todo permite obviar la diferenciación,
rreste la futilidad de u n a repetición continua oposición y negociación de intereses. Tal tras-
del presente. fondo cultural n o deja de afectar, por supuesto,
E n s u m a : desestructuración del espacio, la imagen que nos hacemos de la democracia.
desprovisto de todo topos aglutinador; deses- L a mayoría de la ciudadanía en nuestros
tructuración del tiempo, cuyo horizonte se des- países prefiere la democracia a cualquier otro
vanece en u n presente permanente 12 . régimen. E n concreto, esta preferencia parece-
Esta disolución de todo lo establecido, esta ría estar motivada por la identificación de la
desolación crea una nueva d e m a n d a . M á s bien, democracia con la restauración de una comuni-
recrea la d e m a n d a de comunidad. Su significa- dad. U n a cultura política de estas característi-
do histórico en el marco de la gran transforma- cas resulta problemática para una consolida-
ción que lleva a cabo el capitalismo, es conoci- ción de la democracia. Por u n lado, la idea de
do 1 3 . U s ó la categoría anticuada de «comuni- comunidad privilegia u n a visión monista de la
dad» para destacar precisamente el carácter sociedad que inhibe de intereses particulares
reactivo frente a la destrucción de viejas estruc- c o m o la confrontación de alternativas. Es de-
turas de solidaridad. El m i s m o proceso de m o - cir, n o permite concebir creativamente el con-
dernización que r o m p e los antiguos lazos de flicto. A d e m á s , el temor a los conflictos n o per-
pertenencia y arraigo, da lugar a la búsqueda de mite valorar la pluralidad; en consecuencia, se
una instancia que integre los diversos aspectos tiende a ver en los procedimientos formales de
de la vida social en una identidad colectiva. Es- la democracia m á s u n mecanismo de división
ta búsqueda ya no se deja expresar en términos que de negociación. Sin embargo el énfasis en
de progreso histórico o de interés de clase ni se la función expresiva de lo colectivo frena diná-
reconoce en el discurso individualista-utilita- micas centrífugas. A ú n m á s importante es la
rista del mercado. Ella se nutre de deseos y te- perspectiva de futuro que ofrece. Expresada co-
mores que nos remiten a las necesidades de so- m o expectativa, la noción de comunidad pro-
ciabilidad y seguridad, de desamparo y certeza, mete una gratificación diferida que permite
en fin, de sentimientos compartidos. E n este sobrellevar las penurias y frustraciones del pre-
sente.
sentido, p o d e m o s ver en la d e m a n d a de c o m u -
nidad una «solidaridad postmoderna» 14 en tan- E n resumidas cuentas, enfrentamos una si-
to es m á s expresiva de una comunión de senti- tuación paradoxal: la revaloración de la d e m o -
mientos que de una articulación de intereses. cracia en América latina se apoya en una de-
Por lo m i s m o es una d e m a n d a difícil de formu-
m a n d a de comunidad, o sea u n principio legiti-
lar: no tiene u n objetivo preciso y no existe una matorio q u e , por otra parte, dificulta el
instancia destinataria que sea responsable de fortalecimiento de una democracia representa-
satisfacerla. Se trata de una d e m a n d a sumergi- tiva. L a situación nos plantea la pregunta acer-
da, pero que permea todas las reivindicaciones ca de la relación entre la motivación subjetiva
manifiestas. de la gente para preferir la democracia y la or-
El deseo difuso, pero m u y intenso, de c o m u - ganización institucional de ésta. ¿Puede el régi-
nidad m e parece ser un rasgo sobresaliente de m e n democrático, con sus instituciones y pro-
la cultura política en América latina. E n reali- cedimientos necesariamente formales, dar
dad, n o es únicamente u n a d e m a n d a que reac- cuenta del deseo de comunidad en tanto base
ciona en contra de la acelerada disgregación so- subjetiva de su legitimidad?
cial; es también la otra cara de una cultura que
concibe la política c o m o una lucha a muerte
entre el bien y el mal. Esta concepción, llevada Los riesgos de una satisfacción
a su extremo por los regímenes militares, tiene sustitutiva
por reverso la apología del consenso15. D e he-
cho, la experiencia autoritaria genera u n pro- El límite entre lo que p o d e m o s esperar de la
fundo rechazo al enfrentamiento y a todo ele- democracia y lo que n o le p o d e m o s pedir será
mento de división. siempre ténue y cambiante. Tal indetermina-
578 Norberto Lechner

ción hace la dinámica del régimen democráti- del pensamiento latinoamericano; sin embar-
co, pero también es el origen de problemas. La go, ante todo expresa una experiencia actual
d e m a n d a de comunidad podría representar -la de identidades colectivas amenazadas por
una «sobrecarga», imputando a la democracia la acelerada fragmentación social. Destruidas
una tarea que no puede cumplir. E n realidad, las viejas relaciones de solidaridad, frustradas
habría que constatar una «sobrecarga» de de- las expectativas de una integración social a tra-
mandas si adoptamos alguna de las «definicio- vés del mercado o de la burocracia estatal, la
nes mínimas» de la democracia, tan usadas en expresión de «lo colectivo» es transferido al
los estudios por razones m u y comprensibles. ámbito político y, en concreto, a la democracia.
En este caso, sin embargo, el saludable vigor Reitero: con seguridad la democracia no es la
conceptual conduce a ignorar el problema. única responsable de satisfacer la demanda de
Nuestra adhesión a la democracia no descansa comunidad. Es una instancia complementaria,
únicamente en la preferencia por un método. pero, particularmente en nuestras sociedades
Tenemos un interés en la vigencia de un con- de cultura poco sedimentada, el «éxito» de la
junto de reglas que establecen quién está auto- democracia dependerá en buena medida de la
rizado a tomar decisiones colectivas y con qué respuesta que ella ofrezca a tal demanda.
procedimientos. Pero además creemos en la de- Volveré sobre este punto, pero antes quiero
mocracia c o m o un valor cuyo contenido con- esbozar el argumento contrario, preguntando
creto podrá variar de individuo a individuo, por las consecuencias que tendría un régimen
mas retomando siempre, con énfasis diverso, democrático que no se hiciera cargo de esta ta-
las promesas de «libertad, igualdad, fraterni- rea.
dad». Este credo orienta nuestras interpretacio- M i reflexión surge precisamente de la preo-
nes, preferencias y expectativas, y crea ese cupación acerca del déficit de modernidad en
arraigo afectivo sin el cual ningún orden perdu- América latina. M e refiero específicamente a
ra. A fin de cuentas, no hay democracia sin una normatividad inadecuada a los cambios es-
«credo democrático». tructurales de nuestra época. E n caso que no
M e parece no sólo insatisfactorio, sino peli- desarrollemos una racionalidad normativa
groso enfocar el régimen democrático exclusi- acorde al avance de la racionalidad técnico-ins-
vamente bajo el prisma de la «estabilidad del trumental, ésta -la modernización- sólo podrá
sistema». La preocupación por la estabiliza- asentarse en base a formas autoritarias de do-
ción del régimen, compartida por todos, queda minación. Dicho en otros términos: m e temo
en la superficie de las formas institucionales si que si la democracia en América latina no asu-
no aborda la sustancia normativa. Sólo una re- m e la demanda de comunidad (y el problema es
flexión sobre los contenidos normativos puede ¿cómo?), presenciaremos en los próximos años
ofrecernos orientaciones acerca del desarrollo un auge del populismo o fundamentalismo pa-
de la democracia en relación a las transforma- ra asegurar - e n formas no democráticas- un
ciones estructurales y, en especial, ayudarnos a sentimiento de comunidad. Los rebrotes popu-
analizar el origen de ciertos problemas institu- listas ya son visibles en las recientes campañas
cionales c o m o los mencionados en el punto an- electorales en Argentina, Brasil y Perú. Puede
terior. La tendencia hacia formas plebiscitarias verse en ellos una reacción agresiva en contra
o el recelo frente a los partidos políticos que, del festín deriquezasy privilegios. M á s allá de
según vimos, caracterizan la política en Améri- la reivindicación redistributiva, empero, el po-
ca latina no son sólo faltas en el diseño institu- pulismo expresa por sobre todo una defensa de
cional. Son síntomas de carencias m á s profun- la comunidad. Tal defensa se apoya general-
das, señalizando demandas no satisfechas. E n mente en un pasado idealizado, una solidari-
este sentido, el temor a una eventual «sobrecar- dad irremediablemente perdida. N o importa la
ga» de demandas, en lugar de cuidar la estabili- ausencia total de perspectiva del futuro; lo de-
dad democrática, puede paralizar la dinámica cisivo es el presente: la restitución aquí y ahora
política y profundizar la crisis. de un sentimiento de comunión. Apelando a
Quiero decir: el deseo de comunidad, por formas emotivas de cohesión e identidad, el
balbuceante y confuso que sea, no puede ser populismo es indiferente a contenidos progra-
descartado c o m o mero residuo tradicional. Por máticos. Por eso, formas populistas pueden
supuesto que se nutre de la tradición holística combinarse con programas de modernización
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en América latina 579

económica. Los gobiernos de M e n e m en Argen- La búsqueda de la ciudadanía


tina y Fujimori en Perú podrían ejemplificar
tal combinación, por lo demás precaria. A falta América latina sufre un retraso de moderniza-
de estructuras institucionales, resulta difícil ción, pero sobre todo un déficit de moderni-
preservar el sentimiento de comunidad frente a dad. El desarrollo del capitalismo c o m o siste-
la experiencia cotidiana de atomización y mi- m a planetario exige u n drástico ajuste de las
seria que provoca el ajuste económico. estructuras económicas, porque solamente una
Otro movimiento defensivo frente al avan- inserción competitiva de la región en el comer-
ce de la modernización es el fundamentalis- cio mundial permite mejorar el bienestar de la
m o 1 6 . U n caso extremo es el de Sendero L u m i -
población. M a s esta transformación estructural
noso en Perú; menos espectacular, pero m u c h o sería en vano y sólo aumentaría la fragmenta-
m á s extendidas, son las nuevas sectas protes- ción y disgregación de nuestras sociedades si
tantes. E n ambos casos, se trata de una regre- no logramos, simultáneamente, afianzar las ba-
sión a certezas absolutas e identidades cerra- ses normativas de la convivencia social. Vale
das. decir, no habrá una reforma económica dura-
N o es casual que la presencia de Sendero dera sin una reforma política y, en particular,
Luminoso encuentra su límite donde comienza una reforma de la política.
la influencia del fundamentalismo protestante. La década de los 90 se inaugura con u n cam-
A m b o s movimientos revelan la «dialéctica de bio de perspectiva. Hasta ahora, en los países
la modernización». Cuando el progreso de la de reciente transición a un régimen democráti-
modernización arrasa con todas las estructuras co ha prevalecido una concepción defensiva de
y creencias tradicionales, destruyendo cual- la democracia. Su invocación tenía el significa-
quier certidumbre, es tentador aferrarse a una do de u n doble rechazo: en contra de u n gobier-
verdad que, sustraída a la razón h u m a n a , ofre-no autoritario y en contra de las dinámicas po-
ce un anclaje en medio de los torbellinos. La líticas que condujeron al golpe militar. Este
tentación es tanto mayor en nuestros países «sentido del orden» se ha agotado no tanto por-
donde la modernización apenas cumple sus que las fuerzas armadas hayan dejado de ser un
promesas de progreso que hubieran valido la factor de poder (de hecho, su presencia política
pena de tanto sufrimiento. El fundamentalis- sigue siendo importante), sino por los cambios
m o surge c o m o un movimiento de involución y del contexto internacional. Tiene lugar una
huida frente a un proceso que libera al indivi- «internacionalización» del enfoque para captar
duo de sus ataduras sin ofrecerle empero un la dimensión global de los fenómenos. Este ren-
marco normativo de integración colectiva. Sin dimiento es m á s notorio en los estudios econó-
ello, las exigencias de autonomía moral del in- micos y m á s lento en los análisis sociopolíticos.
dividuo y de apertura a la diversidad devienen Pero incluso éstos (que por su materia suelen
insoportables. El avance ilimitado de la secula- restringirse a procesos nacionales o la compara-
rización termina socavando las premisas de la ción de casos nacionales) exigen un enfoque
modernidad y favoreciendo una regresión a m á s amplio, capaz de acompañar los procesos
formas premodernas de comunidad. C o m o transnacionales. Ello implica una reformula-
búsqueda de amparo y consuelo, el fundamen- ción conceptual que requerirá nuestra atención
talismo no es sino la otra cara de la moderniza- por m u c h o tiempo. Paralelamente, los estudios
ción: el producto de una modernización sin políticos devienen m á s concretos en la medida
modernidad. en que se asienta el régimen democrático. El
E n conclusión: si la democracia no asume m i s m o compromiso de los intelectuales lati-
las demandas de comunidad, exacerbadas por noamericanos con la consolidación de la d e m o -
el proceso de modernización, veremos intensi- cracia motiva una dedicación mayor a los pro-
ficarse movimientos populistas o fundamenta- blemas de su funcionamiento aquí y ahora. El
listas. E n tanto sustitutos de comunidad, el peligro consiguiente es que la reflexión queda
fundamentalismo y el populismo sólo desapa- atrapada en la inmediatez; la urgencia de las
recerán en la medida en que desarrollemos nue- cuestiones acorta el horizonte y dificulta los
vas formas de integración social e identidad co- análisis en profundidad, siendo que un aspecto
lectiva. E n ello radica, creo yo, la actualidad de crucial de la consolidación democrática radica
la crítica socialista. precisamente en la anticipación de sus desa-
580 Norberto Lechner

fíos. Para abordar las reformas indispensables, secuencia, a m i entender, no son los movimien-
tanto económicas c o m o políticas, debemos ase- tos sociales quienes contienen al Estado buro-
gurarnos de los criterios que orientan tales crático; ambos pueden convivir m u y bien. El
transformaciones. Es justamente una tarea m a - «estatismo» se combate mediante m á s ciuda-
yor de los intelectuales contribuir a cristalizar danía. E n esta perspectiva, creo yo, hay que ex-
nuevas claves interpretativas y organizativas plorar las posibles respuestas de la democracia
de la sociedad latinoamericana en la perspecti- a la demanda de comunidad.
va del año 2000. U n rasgo que comparten los procesos de de-
Las debilidades teóricas del pensamiento mocratización en América latina con los de Eu-
político contemporáneo impiden llegar a con- ropa Central es la invocación de la «civilidad».
clusiones fuertes. Parece plausible suponer La noción tiene, por supuesto, múltiples signi-
que, en primer lugar, el deseo de comunidad ficados. En América latina expresa, en primer
condiciona de m o d o importante la imagen de lugar, el rechazo a u n gobierno militar. M á s re-
la democracia en América latina y que, en se- levante, empero, es la vinculación a los dere-
gundo, sólo asumiendo tal demanda podrá im- chos humanos. L a reivindicación de la civili-
ponerse la democracia representativa a reac- dad frente a la dictadura implica, por encima
ciones populistas y fundamentalistas. E n cam- de todo, reivindicar «el derecho a tener dere-
bio, resulta difícil adelantar de qué forma la chos». Este principio es, c o m o señalara H a n -
democracia podría responder efectivamente a nah Arendt, el derecho h u m a n o en que se fun-
la demanda de comunidad. da toda la comunidad. Al invocar la civilidad,
Durante los años ochenta, las ciencias so- se exige no sólo el imperio de la ley -el Estado
ciales latinoamericanas han hecho hincapié en de Derecho- sino también la ciudadanía, la co-
los nuevos movimientos sociales17. Ellos expre- munidad de ciudadanos. M e parece que éste es
san, en efecto, nuevas formas de solidaridad de el sentido fuerte de civilidad. M a s existe un ter-
cara a la «destrucción constructiva» de la m o - cer referente, no menos importante: lo público.
dernización. Sin embargo, estos movimientos La dictadura neoliberal limita el ámbito públi-
sociales parecen constituir m á s bien movi- co al mercado. L o público, empero, no consta
mientos «reactivos»; una reacción corporativa sólo de relaciones de intercambio. Es la esfera
en contra de la crisis y no formas innovadoras del reconocimiento recíproco: saliendo de la
de integración social. Ello explicaría la impor- privacidad a la luz pública, el individuo es re-
tancia que tienen c o m o resistencia frente a los conocido c o m o tal. El requiere del espacio pú-
gobiernos autoritarios y, posteriormente, su dé- blico en tanto espacio común; la idea de c o m u -
bil influencia política en los procesos de d e m o - nidad es la premisa para aquel reconocimiento
cratización. E n realidad, en los nuevos movi- del otro c o m o alter ego. Nuevamente se alude a
mientos sociales «lo social» conlleva una oposi- la ciudadanía. D e hecho, cuando reivindica-
ción a «lo político» de m o d o tal que les m o s lo público frente al mercado, reivindica-
dificulta expresar la demanda de comunidad m o s que las leyes de la vida pública sean un
en referencia al Estado. Posiblemente la exis- asunto público.
tencia de dictaduras haya favorecido un «alter- Basta este ejemplo para ilustrar la difícil
nativismo» antiestatista. búsqueda de comunidad (tan difícil en Améri-
Pues bien, es tiempo de recordar que el for- ca latina c o m o en otras regiones). U n a comuni-
talecimiento de la «sociedad civil» no es una dad que respete los procesos de diferenciación
alternativa al Estado. Por el contrario, consiste individual y asegure una integración colectiva.
primordialmente en una reforma del Estado ¿Qué otra cosa es la ciudadanía? El ejercicio de
que fortalezca su carácter democrático. E n con- la democracia.
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en América latina 581

Notas

1. Los datos económicos política. Fondo de Cultura democratización en el contexto de


provienen de C E P A L : Balance Económica, Santiago, 1990 (cap. I: una cultura posmoderna»; en
preliminar de la economía de D e la revolución a la democracia). Lechner; op. cit.
América Latina y el Caribe 1989,
Santiago, 1990. 7. C E P A L : Transformación 13. N u n c a está de m á s recordar a
productiva con equidad, Santiago, Polanyi, Karl: La gran
2. Ver O'Donnell, Schmitter y 1990. transformación ( 1944); entre las
Whitehead (eds): Transitions from obras m á s recientes ver Pellicani,
Authoritarian Rule, John Hopkins 8. Ver, por ejemplo: Altimir, Luciano: Saggio sulla genesi del
University Press, 1986 (4 vol.); Osear, «Desarrollo, crisis y capitalismo; Sujerco Ed., Milano,
Calderón, Fernando y M . D o s equidad», Revista de la CEPAL 40, 1988; y Berger, Peter: The
Santos (eds.): ¿Hacia un nuevo Santiago, abril 1990. Capitalist Revolution, Basic Books
orden estatal en América latina?, N e w York.
C L A C S O , 1988 y 1989 (5 vol.) y 9. Vergara, Pilar, Políticas hacia la
sus conclusiones en Veinte tesis extrema pobreza en Chile, 14. Maffesoli, Michel, «La
sociopoliticas y un corolario de 1973-1988, F L A C S O , Santiago, solidarité postmoderne», en La
cierre, C L A C S O , Buenos Aires, 1990. Nouvelle Revue Socialiste 6, Paris,
1990. septiembre, 1989.
10. Almeida, Maria Herminia
15. Similar oscilación analiza para
3. Ffrench-Davis, Ricardo y O . Tavares, «Reformismo
el caso francés: Rosanvallon,
M u ñ o z : «Desarrollo económico, democrático en tiempos de crisis»;
Pierre, «Malaise dans la
inestabilidad y desequilibrios en Lechner (ed.): Reformas en
representation», en Furet, Juillard,
políticos en Chile 1950-1989», en democracia, F L A C S O (en prensa).
Rosanvallon, La république du
Estudios CIEPLAN2S, Santiago,
Centre, Calmann-Levy, Paris,
junio 1990;págs. 121-156. 11. Ver, entre otros: Nohlen, 1988.
Dieter y Aldo Solari (eds.):
4. Creo que el primer texto Reforma política y consolidación 16. Meyer, Thomas,
dedicado al tema fue de Sunkel, democrática. Europa y América «Fundamentalismo, la otra cara de
Osvaldo: «Capitalismo Latina; Ed. Nueva Sociedad, 1988; la ilustración»; en Débats 32,
transnacional y desintegración Godoy, Oscar (ed.): Hacia una Valencia, junio 1990.
nacional en América Latina»; en democracia moderna. La opción
El Trimestre Económico 150, parlamentaria. Ed. Universidad 17. Entre otros: Touraine, Alain,
abril-junio 1971. Católica, Santiago, 1989; Adores sociales y sistemas políticos
Garretón, Manuel Antonio y en America Latina, P R E A L C ,
5. Bobbio, Norberto, El futuro de Marcelo Cavarrozzi (eds.): Muerte Santiago, 1987. Calderón, F . y M .
la democracia, Ed. Plaza & Janes, y resurrección de los partidos Dos Santos (eds.), ¿Hacia un nuevo
Barcelona, 1985. políticos en el autoritarismo y las orden estatal en América Latina?
transiciones en el Cono Sur, C L A C S O , Buenos Aires, 1988 y
6. Esbocé un análisis m á s F L A C S O , Santiago, 1989. 1989 (5 vol.) y Revista Mexicana
detallado en: Lechner, Norbert, de Sociología, 1989/4,
Los patios interiores de la 12. M e permito remitir especialmente el artículo de
democracia. Subjetividad y nuevamente a un texto mío: «La S. Zermeño.
Crisis y resistencia
de la democracia india*

Subrata Kumar Mitra

Pese a las dudas expresadas acerca de la auto- gran diversidad regional de India en lo relativo a
nomía política en vísperas de la independencia la participación en las actividades políticas y la
de India', la democracia en dicho país ha de- solidez y duración de las instituciones democráti-
mostrado ser resistente, en contraste con la ex- cas. Además, aunque los antecedentes culturales
periencia de sus vecinos que comparten algu- figuren sin duda alguna entre los factores que re-
nos de sus legados culturales, políticos e histó- fuerzan la democracia india, ello no explica los
ricos. El deterioro de la democracia en casos de colapso del régimen democrático a nivel
Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka ( M . Moore regional y local, o el intervalo autoritario de
en Mitra, 1990b), c o m o también en muchos 1975-1977, cuando la señora Gandhi impuso
Estados poscoloniales confirma el postulado de el estado de excepción a nivel nacional (Das
que, para que tenga éxito, Gupta, 1978).
la democracia política re- M á s allá de la visión
Subrata K u m a r Mitra es profesor de
quiere c o m o condiciones ciencias políticas en la Universidad de convencional de la d e m o -
previas la alfabetización y Hull, H U 6 7 R X , Reino Unido. Sus cracia en India c o m o u n
el desarrollo económico obras publicadas son: The Politics of Po- proceso normal del régi-
sitive Discrimination: A Cross-National
(Lipset, 1959), la institu- Perspective (1990), The Post-Colonial m e n colonial al gobierno
cionalización del poder po- State in Asia (1990) y Power, Protest popular, en el presente ar-
lítico antes de la introduc- and Participation: Local elites and deve- tículo se explora el proceso
lopment in India (1991).
ción de la participación po- de ruptura de las institucio-
pular (Huntington, 1968)o nes democráticas y su re-
una burguesía victoriosa constitución. Se sugiere
que sirva de base social pa- que los desafíos a la d e m o -
ra las instituciones d e m o - cracia, consecuencia de la
cráticas (Moore, 1966). El rebelión política, la intole-
«ejemplo contrario» de la rancia de las minorías cuya
India plantea pues la si- manifestación extrema son
guiente cuestión: ¿Por qué India, a pesar de una los disturbios comunales, y la violencia políti-
cultura enraizada en la jerarquía social, la po- ca, la «criminalización de la política»2, el uso
breza y el analfabetismo, consiguió mantener excesivo de la fuerza y el ascenso del «autorita-
un orden político democrático? (Das Gupta, rismo popular» no son características mera-
1989; Brown, 1985; Kokli, 1988; Kotbraje, mente incidentales de la democracia india, si-
1988). no que, de hecho, están emparentadas con el
El caso excepcional de India ha inducido a proceso que en primer lugar hizo posible la de-
algunos estudiosos a sugerir que factores mocracia en India. M á s que definir la democra-
etnocéntricos tales c o m o el «genio de la cultura cia solamente en función de la participación
india» explican el éxito de sus instituciones de- popular, este concepto se utiliza en u n sentido
mocráticas. El argumento, presentado en esta m á s amplio, c o m o «una forma de gobierno que
forma, es claramente inadecuado por razón de la promueve y protege los derechos» (Jothari,

R I C S 129/Septiembre 1991
584 Subrata Kumar Mitra

1988:134). La adopción de esta definición m á s de 500 millones de votantes, alrededor de 300


amplia facilita la comparación con las d e m o - millones tomaron parte en la votación tras una
cracias liberales occidentales en las que las campaña intensa pero generalmente ordenada
cuestiones del orden, los derechos humanos y el (cuadro 1).
desarrollo se solucionaron antes de la implan- Las elecciones generales a la Cámara Baja
tación del derecho universal de voto de los del Parlamento Federal y sus equivalentes re-
adultos. E n India, al igual que en las sociedades gionales, las asambleas legislativas estatales,
poscoloniales en general, el sistema político tie- que se celebran cada cinco años m á s o menos, y
ne que enfrentarse al desafío de la realización las elecciones a los órganos populares de nivel
simultánea de la participación política y el or- local, forman parte también en gran medida de
den democrático, los derechos humanos y la se- la vida política normal de India. Es m á s , si se
guridad social. Por consiguiente, la cuestión considera que la legitimidad política derivada
m á s amplia que debemos plantear es si es posi- del consenso popular es un criterio mínimo de
ble resolver estos «rompecabezas» dentro del todo régimen democrático, bien puede decirse
marco democrático que India adoptó en la in- que India lo cumple hasta cierto punto.
dependencia, o si su presencia es un desafío bá- Esta argumentación no satisface a los que
sico contra las instituciones democráticas de señalan que durante 37 de los 40 años de régi-
India. m e n democrático la política de India ha estado
dominada, a nivel central, por miembros de la
m i s m a familia3. Este argumento ha perdido al-
Alta participación con coerción guna fuerza después de las elecciones de 1989
limitada que dieron lugar a una transición pacífica del
poder del partido del Congreso, dirigido por
La consulta política regular y frecuente es el Rajiv Gandhi, al gobierno de V . P . Singh, jefe
símbolo más visible de la democracia india. del Janata Dal (véase el cuadro 1). U n a limita-
Las estadísticas de las elecciones generales al ción m á s grave de la democracia india son los
Lok Sabha (la cámara baja de la legislatura fe- casos de fracaso del gobierno representativo
deral) celebradas en 1989, ilustran el éxito de que dieron lugar a u n régimen autoritario. En
India en la organización del proceso electoral a 1975, la existencia del gobierno democrático
escala continental; de un electorado nacional corrió grave peligro al imponerse el estado de

C U A D R O 1. Participación general y votos de los distintos partidos en las elecciones generales


al Lok Sabha

Porcentaje de votos
Electorado Participación Partido Partido Otros partidos
Año (millones) (%) gobernante Comunista de la oposición
1952 173,2 46,6 45 3,3 51,7
1957 193,7 47,1 47,78 8,92 43,3
1962 217,7 55,1 46,02 9,96 44,02
1967 250,1 61,1 40,73 9,4 49,87
1971 274,1 55,3 43,68 9,85 46,47
1977 321,2 60,5 43 6,1 50,9
1980 355,6 56,9 42,66 8,83 48,51
1984 375,8 63,4 49,16 8,66 42,18
1989 498,6 59,9 17,73* 8,93 73,34
Fuente: Press Information Bureau, Gobierno de India.
* E n las elecciones de 1989, no hubo mayoría absoluta. El Janata Dal, que ganó 142 de un total de 524 escaños
sometidos a votación, formó gobierno con apoyo del Frente de Izquierdas y el Partido Bharatiya Janata. El
partido del Congreso, que obtuvo el 39,33 % de votos y el 37 % de los escaños, es el principal partido de la oposi-
ción.
Crisis y resistencia de la democracia india 585

emergencia nacional (Morris Jones, 1977; Das cias reformistas y políticas del nacionalismo in-
Gupta, 1978). Los casos de revocación de go- dio, adquirió una nueva profundidad social
biernos elegidos regionales y de gobierno direc- cuando bajo la dirección de Gandhi recabó el
to desde Delhi, si bien no eran desconocidos en apoyo activo del campesinado, los obreros y
la época de Nehru, se han hecho m á s frecuentes otros grupos de las zonas rurales y urbanas.
recientemente4. Por otra parte, la robustez de la E n el centro del movimiento nacional se en-
democracia india se demuestra por el hecho de contraba el Congreso Nacional Indio, que se
que el régimen autoritario, en vez de hacerse convirtió en un puente efectivo entre la socie-
permanente c o m o en muchos países en desa- dad y el Estado colonial, compitiendo o colabo-
rrollo, se utiliza con frecuencia c o m o medida rando alternativamente y sentando las bases
temporal para allanar el camino hacia la reanu- para la creación de una autoridad política na-
dación de la política democrática, procedi- cional cohesiva (Manor: 1990). Asimismo, el
miento autocorrectivo que figura en la Consti- Congreso demostró una considerable habilidad
tución. N o obstante, ello suscita cuestiones para apropiarse los programas y el personal de
preocupantes acerca de lo profundo de la acep- otros movimientos. El impulso inicial de la
tación de las instituciones democráticas en In- constitución de sindicatos u organizaciones de
dia. campesinos y de otros grupos de trabajadores
no siempre comenzó bajo la dirección del C o n -
greso. Sin embargo, los dirigentes del Congreso
Cultura autoritaria, legado colonial de las diferentes regiones se sumaron gradual-
y política pluralista mente al movimiento o establecieron un estre-
cho contacto entre los organizadores autóno-
E n vista de los excelentes trabajos históricos m o s y la organización del partido. Así empezó
existentes sobre el movimiento anticolonial en un proceso de integración consistente en vincu-
India (Bowra, 1958;Manot, 1990), esta sección lar a una organización nacional institucionali-
se centrará en la cuestión relativamente limita- zada la participación de las masas en la acción
da del impacto de la lucha por la libertad en el política y económica, que requirió con frecuen-
desarrollo de las instituciones democráticas en cia un proceso delicado de equilibrio de intere-
India. Convendrá empezar con la conceptuali- ses contradictorios. La «tarea conjunta de alen-
zación de la sociedad india c o m o una jerarquía tar las exigencias y contenerlas mediante la
de relaciones, organizadas en torno a la desi- conciliación, en el interés; m á s amplio del m o -
gualdad de la condición jurídica, la riqueza y el vimiento nacional, contribuyó a capacitar al
poder (Bose, 1989:86-103) c o m o punto de par- grupo dirigente, a lo largo de los años, en el arte
tida del análisis, ya que el problema de los into- de manejar los intereses de conflictos en los
cables, enraizado en el sistema de castas, se pre- sectores industrial y agrícola de la economía»
senta con frecuencia c o m o la demostración (Das Gupta, 1989:62).
m á s convincente de la insuficiencia de la de- Bajo la dirección del M a h a t m a Gandhi, el
mocracia india. Las primeras voces contra los Congreso fomentó la adopción de decisiones
aspectos degradantes de la tradición india per- por consenso y el ajuste a la gama m á s amplia
tenecieron a reformadores sociales del siglo posible de intereses. La rápida transición de un
XIX, en particular R a m M o h a n R o y . Estos re- foro de protestas originado en las élites del país
formadores, que incluían en su programa algu- a una organización institucionalizada que in-
nas propuestas de los utilitarios, vieron al go- corporaba una amplia variedad de intereses
bierno colonial c o m o un aliado en una lucha dotó a la dirección de Gandhi de una autoridad
c o m ú n . Sin embargo, el apoyo que esos progra- nacional m u c h o antes de que adquiriera un po-
m a s recibieron de u n gobierno británico gene- der estatal. La insistencia de Gandhi en la no
ralmente favorable perdió intensidad después violencia y la solución pacífica de los conflictos
del motín de 1857. A partir de entonces, el go- sirvió para promover la coherencia orgánica y
bierno colonial se abstuvo en general de toda ofreció a la vez una técnica nueva de resisten-
intervención directa en la sociedad india. Pero cia anticolonial. Bajo su dirección, el Congreso
la reforma estaba ya programada y el Congreso pudo conglomerar las quejas de los campesinos
Nacional Indio (fundado en 1885) hizo suya es- locales contra los terratenientes, los conflictos
ta causa. El Congreso, que agrupó las tenden- laborales y los intentos de las castas bajas por
586 Subrata Kumar Mitra

obtener respetabilidad social, dentro de la cau- Así, pues, durante m á s de medio siglo el
sa general del movimiento nacional. Este pro- Congreso se convirtió en el centro de la lucha
ceso se extendió horizontalmente a sectores nacional por la independencia. Seguía una es-
que no habían participado en el movimiento trategia que combinaba los objetivos políticos
nacional, y verticalmente a los campesinos, las con la reforma social. Su compleja acción, ba-
castas m á s bajas y los trabajadores pobres de sada en la competencia y la colaboración con
las ciudades. El ejemplo de Gandhi fue seguido los ingleses, fue ampliando regularmente el
por otros, c o m o Nehru quien aportó al movi- programa político, hasta que al final incluyó
miento las ideas occidentales de socialismo, prácticamente todos los aspectos de la vida na-
planificación y desarrollo industrial. cional. Esta herencia de acción directa, movi-
Las clases medias indias, otro elemento miento de masas y cooperación constructiva se
importante del gobierno democrático del futu- convirtió en un importante ingrediente de la
ro, crecieron hasta cierto punto dentro del m o - cultura política que ha sostenido al régimen de-
vimiento del Congreso, y hasta cierto punto mocrático de India después de la independen-
también fuera de él y en algunas ocasiones en cia.
oposición a él. Las clases medias fueron un
producto de la política británica consistente
en introducir un sistema educativo moderno India, después d e la independencia:
en el decenio de 1820. Las reformas constitu- la dialéctica d e la política
cionales de 1909 concedieron una limitada re- y la cultura
presentación parlamentaria india, pero el de-
recho de voto y la responsabilidad de los Cuando accedió a la independencia en 1947,
miembros elegidos se limitaron severamente. India poseía ya varios atributos que facilitaron
Las reformas de 1919 previeron una responsa- con el tiempo el desarrollo de la democracia
bilidad relativamente m á s amplia a niveles lo- política. La transferencia pacífica de poder per-
cal y provincial en materias tales c o m o educa- mitió la continuidad del equipo dirigente y las
ción, sanidad y obras públicas, que no se estructuras institucionales. Existía ya u n cuer-
consideraban «reservadas» ni fundamentales po profesional de funcionarios y policía que
para el control colonial. U n sector del partido podía utilizarse inmediatamente y ampliarse
del Congreso aprovechó estas reformas para en el futuro. Sobre todo, el desarrollo de la or-
participar en las elecciones locales y munici- ganización del Congreso hasta constituir una
pales. D e ello se siguieron dos consecuencias, institución política nacional, que llegaba a los
que fomentaron considerablemente la solidez puntos m á s remotos e incorporaba los princi-
y el vigor del gobierno democrático después de pales sectores políticos de la población que
la independencia. El Congreso, al hacer causa representaban a los diversos grupos laborales,
c o m ú n con las aspiraciones de la clase media, permitió el ejercicio unificado del poder. L a
ganó la confianza y lealtad de ésta, al m i s m o partición del país y la formación del Pakistán
tiempo que desafiaba la autoridad y legitimi- pareció reforzar el sentido de unidad al elimi-
dad del Gobierno británico, que mantenía es- nar un importante oponente del nacionalismo,
trechos vínculos con esos mismos grupos so- y contribuyó a establecer un nuevo vínculo en-
ciales. E n segundo lugar, el Congreso, tre el partido del Congreso y las minorías de
mediante su vigorosa participación en las elec- India, pero los nuevos dirigentes no dieron por
ciones, sobre todo en las de las legislaturas supuesto el reconocimiento de su patrimonio
provinciales, con arreglo a la Ley de Gobierno nacionalista. Gracias a la competencia electo-
de India de 1935, fomentó entre sus dirigentes ral a la que se adaptaron rápidamente, los diri-
la capacidad de conglomerar intereses y desa- gentes del Congreso trataron de crear u n siste-
rrollar una acción política sostenida y coordi- m a constitucional basado en la representación
nada, y de conocer las técnicas de la adminis- política. Por último, la adopción por Nehru del
tración. Asimismo, les confirió lo que pocos principio de no alineamiento c o m o piedra an-
movimientos anticoloniales tenían, es decir, gular de la política exterior de India creó una
u n gusto por la competencia política genuina y generación de dirigentes políticos orientados
la experiencia del patronazgo c o m o instru- hacia el interior, que trataron de conseguir la
mento de transacciones políticas. legitimidad mediante u n sistema político au-
Crisis y resistencia de la democracia india 587

Carteles de tresfigurashistóricas de la democracia india (de derecha a izquierda): M a h a t m a Gandhi, Jawaharlal


Nehru e Indira Gandhi. R. Rai/Magnum.

ténticamente indio, relativamente libre de in- el régimen indio del régimen de partido único y
terferencia extranjera directa. del sistema de multipartidismo.
Vistos retrospectivamente, los dos primeros Kothari ( 1988; 164-165) ha descrito gráfica-
decenios siguientes a la independencia, corres- mente la interconexión de las normas de la po-
pondientes aproximadamente al dominio de lítica democrática, la transacción política y la
Nehru sobre la política india, fueron cruciales sociedad india después de la independencia en
para la transición de un Estado colonial a un su noción del «sistema» del Congreso, según la
gobierno democrático. Los años comprendidos cual «la competencia política quedó internali-
entre 1950 y 1967 se caracterizaron por el sóli- zada y se llevó a cabo dentro del Congreso».
do dominio del Congreso. Aunque los partidos Esto fue posible por la existencia de un sistema
de la oposición no se alternaron con el partido de patronazgo mediante el cual se tenían en
dominante en el gobierno del país, su exclusión cuenta las instituciones tradicionales de paren-
de la determinación de la política pública fue tesco y casta y se desarrolló una estructura de
m á s formal que real. D e hecho, eran indispen- presiones y transacciones. Incluso sin la venta-
sables para el funcionamiento del sistema del ja de la alternancia de los partidos, gracias al
Congreso. Ello quedó ampliamente demostra- sistema de partido dominante y a una prensa
do por el grado de influencia en la política gu- libre la competencia política se intensificó, se
bernamental (aunque esta influencia se ejercie- registraron cambios, llegaron al poder nuevos
se indirectamente) de los partidos de la dirigentes procedentes de una base social m á s
oposición. Esta fue la característica básica del amplia y se desarrolló una intrincada estructu-
sistema del partido dominante que distinguió ra de mediación en los conflictos, negociación
588 Subrata Kumar Mitra

y consenso. El papel de los partidos de la oposi- res deprimidos de la comunidad 7 , la reorgani-


ción en este sistema consistía en hacer de «par- zación lingüística de los Estados (Mitra, ed.,
tidos de presión» que operaban fuera del C o n - 1990 0 y uoa firme supresión, respaldada por
greso pero que de m o d o constante criticaban, la legislación, del secesionismo y la violencia en
presionaban, censuraban e influían en la opi- diversas regiones del país. Paralelamente a esta
nión y los intereses dentro del Congreso, el cual legislación, el Congreso trató de «penetrar» en
estaba organizado en facciones que abarcaban el m u n d o del trabajo y de los sindicatos, y de
diversos intereses regionales y locales, así c o m o «acomodan> a las comunidades minoritarias
grupos de presión m á s laicos y modernos. Ade- mediante un trato especial, que incluía la reser-
m á s , los partidos de la oposición mantenían va de candidaturas del Congreso para las elec-
constantemente una amenaza latente sobre el ciones. Asimismo, estableció un sistema oficio-
Congreso, lo que garantizaba que si se apartaba so pero elaborado de conciliación y solución de
m u c h o de la opinión pública real sería despla- conflictos y litigios entre facciones, gracias a la
zado del poder por u n grupo o grupos identifi- mediación de personajes destacados de la vida
cables que mantenían una relación de c o m p e - pública a diversos niveles8. Todas estas medi-
tencia con el partido dominante. das dieron lugar a u n fortalecimiento conside-
Mediante la incesante expansión de sus ac- rable del consenso político y a la debilitación
tividades a sectores en los que no estaba pre- paralela de las fuentes potenciales de conflic-
sente anteriormente, la organización de elec- tos.
ciones y la selección de candidatos entre una Es importante recordar que muchas de las
amplia g a m a de grupos sociales, el Congreso ventajas que hemos atribuido a la India inde-
consiguió establecer y consolidar su dominio 6 . pendiente estaban también al alcance de otros
A d e m á s , aprovechando los programas de desa- Estados resultantes de la disolución del Impe-
rrollo y planificación, estableció una complica- rio Británico. N o obstante, mientras que en
da red de patronazgo que le permitió negociar otros lugares c o m o Pakistán la política de m a -
con las diversas capas sociales de las zonas ru- sas condujo finalmente al desarrollo de las fuer-
rales y urbanas para obtener su apoyo político. zas sociales antidemocráticas y las ideologías
Esto le permitió ser un partido de carácter glo- políticas fundamentalistas, en India dio lugar a
bal y consolidó aún m á s su organización electo- la fusión del pluralismo cultural y la transac-
ral sobre la base de la estructura social tradicio- ción política, creando así u n proceso político
nal y también de las nuevas oportunidades auténticamente indio. H e m o s examinado ya
económicas. Tanto los grupos sociales tradicio- las razones históricas del éxito de este proceso.
nales c o m o los nuevos aspirantes al poder se Pasaremos ahora a examinar brevemente los
comprometieron personalmente con el Congre- factores culturales que fueron uno de los ele-
so, internalizaron el simbolismo y el procedi- mentos m á s importantes para el éxito de este
miento de los sistemas electoral y parlamenta- proceso.
rio, y participaron activamente en el marco La tradición estatal india de autoridad dis-
general de autoridad y adopción de decisiones persa, inexistencia de una ideología unificado-
representado por el partido. ra, coexistencia entre diversos estilos de vida y
Este proceso abrió nuevos campos y ejerció persistencia de subculturas locales y lealtades
nuevas presiones sobre el partido del Congreso, primarias, y de una estructura de poder esen-
y a través de él sobre el sistema político en ge- cialmente plural en la que el centro guberna-
neral. Durante los años de formación que si- mental era uno de muchos, se ha descrito c o m o
guieron a la independencia, el Congreso en- Estado «segmentario» (Mitra 1990f:80). La
frentó estos desafíos de dos maneras: por una unidad básica de la sociedad india no descansa-
parte, neutralizó firmemente las fuentes m á s ba en la autoridad de un órgano central jerár-
aparentes de división social, mediante una le- quicamente ordenado e impuesto desde hace
gislación oportuna y con frecuencia previsora siglos sino en una amplia difusión de símbolos
en interés de los campesinos y los propietarios culturales, valores espirituales y estructuras
de tierras, una amplia legislación de protección normativas (Kothari, 1988:136). Al hacer de la
del trabajo, la eliminación de las grandes desi- política el gran motor de la movilización y la
gualdades sociales mediante la concesión de identidad, el proceso político posterior a la in-
derechos especiales y «privilegios» a los secto- dependencia consiguió atraer a amplios secto-
Crisis y resistencia de la democracia india 589

res de la sociedad al c a m p o de batalla político y dirección urbana y de tendencias izquierdistas


«familiarizar a las élites tradicionales y emer- en el período inmediatamente posterior a la in-
gentes con la pedagogía y la práctica de la polí- dependencia, el gobierno emprendió un pro-
tica democrática, aliada a una ideología iguali- grama de reforma agraria y adoptó leyes labo-
taria». Así, « c u a n d o en último término rales que, a u n q u e distaban m u c h o de ser
apareció un sistema político a nivel nacional, revolucionarias, eran m u c h o m á s progresistas
asumió las características de una nueva tradi- que las de Pakistán. U n a de las consecuencias
ción cultural panindia. C o n el tiempo, cuando de la adopción de este modelo fue lo que D a s
el nuevo sistema político se dispersó y descen- Gupta llama «el desarrollo combinado». Esta
tralizó, aparecieron identidades regionales y estrategia se basa en la noción de que «la aten-
lingüísticas que proporcionaron materia para ción exclusiva en un objetivo puede ser contra-
los conflictos políticos, pero para entonces las producente. E n cambio, una atención dividida
ecuaciones de intercambio del nuevo contexto supone que el sistema puede beneficiarse de
panindio ya estaban bien establecidas» (Kotha- una pluralidad de expectativas de diversas par-
ri, 1988:157). tes de la población. Por ejemplo, la solución de
los problemas de gestión relacionados con la
cohesión nacional y la promoción del desarro-
La política d e crecimiento llo agrícola puede reducir la intensidad de la
progresivo y d e redistribución reacción adversa a una lenta aplicación de la
reforma agraria9. N o es sorprendente, pues,
Paralelamente al proceso de la política de c o m - que la confianza general del público en el siste-
promiso, y complementario del m i s m o por m u - m a democrático siga siendo considerable a pe-
chos conceptos, apareció un modelo de desa- sar de ciertos agravios particulares en el terreno
rrollo auténticamente indio que representa económico.
«una mezcla ideal de nociones occidentales de Las consecuencias de la «planificación de-
justicia liberal y nociones indígenas de auto- mocrática y una actividad administrativa rela-
rrealización y bienestar social que habían pasa- tivamente eficaz han sido impresionantes en el
do a formar parte de la cultura nacionalista sector de la producción agrícola: en el espacio
compartida por amplios sectores de las clases de una generación se ha acabado con el hambre
educadas» (Das Gupta, 1988:67). A d e m á s de y con la dependencia de las importaciones de
introducir nuevas nociones de derechos, la alimentos»10. A u n q u e la ineficacia estatal es un
constitución india prometía una vida digna y urgente problema económico y político, la in-
oportunidades económicas para los menos pri- dustrialización de India ha llegado a un punto
vilegiados, y en particular para los antiguos in- en que el país atiende la mayor parte de sus
tocables y la población tribal. N o obstante, si necesidades. Y lo que es m á s importante, se
bien el desarrollo siguió siendo un tema impor- han logrado mejoras regulares y sustanciales en
tante del programa, no se le dejó fuera de la la calidad material de vida, de m o d o que índi-
arena política, c o m o ocurrió en los «Estados ces tales c o m o la tasa de mortalidad neonatal,
desarrollistas»8, por ejemplo Japón o la Repú- la tasa de mortalidad infantil, la esperanza de
blica de Corea, en los que la política del desarro- vida y las tasas de matriculación primaria, se-
llo se convirtió en un coto cerrado de una élite cundaria y universitaria sitúan hoy día a India
tecnocrática yfinancieraque actuaba en estrecha en el término medio de los países en desarrollo
colaboración con la élite administrativa. E n In- con ingresos bajos o medios, aunque su ingreso
dia, no sólo la política económica intervino en la nacional por habitante coloca al país entre los
política nacional y regional sino que además ins- 20 m á s pobres del m u n d o " .
tituciones c o m o la Comisión de Planificación o La política de compromiso y el crecimiento
la adopción de una economía mixta c o m o marco progresivo han constituido conjuntamente los
del desarrollo aseguraron que la política econó- cauces para atraer a la esfera política a las élites
mica no quedase al margen de la investigación y sociales ambiciosas y el medio de facilitar la
la responsabilidad públicas. movilidad ascendente de las capas sociales m á s
Actuando en parte con el impulso adquiri- bajas. U n a consecuencia de ello es el alto grado
do durante la lucha por la libertad, pero debido de legitimidad atribuido al papel mediador del
sobre todo a la presencia en el Congreso de una Estado entre las clases y los grupos sociales en
590 Subrata Kumar Mitra

conflicto12. U n sistema oficioso de cuotas tien- aparecido nuevos problemas, descritos por Ja-
de a equilibrar la necesidad de atraer a perso- mes M a n o r c o m o crecientes «anomias»13, por
nas capaces hacia los servicios públicos y las Morris-Jones (1987, Epilogue) c o m o u n
fuerzas armadas con la necesidad de mantener aumento importante de los conflictos políticos
una proporción regional y social, creando en y bélicos internos a los que el sistema no es ca-
este proceso nuevas fuentes de legitimidad y paz de adaptarse, y por Satis Saberwal (1986)
globalidad para el orden político democrático. c o m o una crisis resultante de la incapacidad de
En comparación con la situación existente en desarrollar una serie de normas coherentes y
el m o m e n t o de la independencia, las fuerzas legítimas a nivel local, regional y nacional. E n
armadas han aumentado considerablemente, esta sección examinaremos los acontecimien-
pero el gobierno sigue manteniendo un firme tos que condujeron a la aminoración del equili-
control, lo que c o m o mínimo explica la ausen- brio político de años anteriores y contribuye-
cia de toda amenaza de intervención militar, ron al auge del autoritarismo popular.
en acentuado contraste con la situación preva- E n el m o m e n t o álgido de dominio del C o n -
leciente en el Africa poscolonial, donde «las greso, el faccionalismo había proporcionado
escasas posibilidades de educación y de parti- un mecanismo mediante el cual el partido po-
cipación africana en la administración induje- día adaptarse a las estructuras políticas locales
ron a muchos jóvenes ambiciosos a entrar en y combinarlas para formar una maquinaria po-
el ejército, creando una gran reserva de h o m - lítica m á s amplia. Los costos de este proceso
bres con contactos m á s allá de su aldea o re- eran una serie de intereses y expectativas con-
gión que disponían de medios de fuerza y no tradictorias que el partido tenía que atender y
se contentaban con hacer de espectadores si cumplir. U n a de las consecuencias fue la inco-
los políticos parecían ineficaces o absoluta- herencia en el plano de la formulación y ejecu-
mente incapaces de crear un gobierno estable. ción de políticas y la otra la disidencia en el
La oficialidad de India, por disposición, for- partido, que se manifestó en conflictos entre el
mación, tradición y estructura de control civil, sector de organización y el sector parlamenta-
ha permanecido apolítica, incluso en épocas rio. Estos conflictos eran el pan nuestro de cada
de disturbios políticos» (Cohen en Kokli ed., día durante el m o m e n t o de m á x i m o dominio
1988:99-143). del Congreso. Los primeros años que siguieron
a la independencia se caracterizaron por los in-
tentos de la organización por afirmar su supre-
Atrofia de la organización. macía, pero el centro de gravedad político ha-
Aminoración del papel mediador de bía pasado del partido al gobierno. E n 1951,
los partidos y alza del autoritarismo Nehru fue elegido presidente del Congreso, so-
popular metiendo así al partido y al gobierno al control
de un solo dirigente. Su elevación c o m o jefe
La fórmula del Congreso para obtener éxitos indiscutido del partido del Congreso «confir-
electorales no creó necesariamente las condi- m ó el papel predominante del Primer Minis-
ciones para un gobierno eficaz. Este extremo tro...»14. Nehru ocupó la presidencia del parti-
fue demostrado por Morris-Jones, que hacia el do durante tres años solamente, pero después
final del período de dominio indiscutido del se aseguró la subordinación de la organización.
Congreso observó: «Para dominar, el Congreso C o n Nehru, el Comité de Trabajo del Congreso
debe adaptarse, y sin embargo la adaptación quedó sometido al dominio del sector parla-
promueve la incoherencia que destruye la capa- mentario, del que los ministros y subsecreta-
cidad de dominar» (Morris-Jones, 1966:460). rios m á s poderosos e importantes constituye-
Gunnar Myrdal calificó este mismo problema ron un núcleo. El Comité se convirtió en «la
c o m o «estado blando» y Barrington Moore lo caja de resonancia con que el Primer Ministro
denominó «estancamiento pacífico», lo que a podía poner a prueba la aceptación de nuevas
su juicio era el precio que había que pagar por políticas, así c o m o un importante mecanismo
la democracia en este país. La India posterior a de retroinformación que permitía evaluar las
la Revolución Verde, c o m o hemos visto antes, reacciones del partido y los dirigentes estata-
ha invalidado parte de los pronósticos pesimis- les» (Kochnek, 1968:307). Nehru trató de utili-
tas que se hicieron anteriormente, pero han zar al Comité de Trabajo para dirigir a los mi-
Crisis y resistencia de la democracia india 591

Cartel de campaña electoral en la India: el héroe (Partido del Congreso) salva a la bella (democracia india).
R. Bedi/Camera Press.

nistros estatales del Congreso. El Comité se parlamentaria hasta un 54 %, cifra sin prece-
convirtió en un agente de arbitraje, concilia- dentes, fue consecuencia de un anticongresis-
ción y mediación, en un intento por conseguir m o amorfo del que salieron, sobre todo, benefi-
un nuevo consenso nacional sobre el programa ciadas las amplias coaliciones contrarias al
económico del partido. Las facciones discre- partido15. N o obstante, la derrota del Congreso
pantes se sometieron a una disciplina mediante sentó las bases para cambios de vasto alcance
un proceso de persuasión, conciliación y ajuste. en la naturaleza de la organización y en su es-
N o obstante, en el curso de este proceso, a m e - tructura de poder interno. A d e m á s de reducir
dida que el poder se delegaba a los dirigentes de la fuerza parlamentaria general del Congreso,
nivel regional, el partido tuvo que hacer frente en 1967 el electorado condenó con particular
a los peligros de caciquismo, persistencia en los severidad a los «caciques», incluyendo muchos
cargos e indisciplina. elementos fundamentales de la organización
Algunas de las consecuencias de la decaden- del partido. Liberada de la presión de los viejos
cia de la organización del partido se vieron cla- caciques del partido por su derrota electoral, la
ramente en las elecciones generales de 1967. La Sra. Indira Gandhi, que apenas un año antes
derrota del Congreso en la mitad de los Estados había sido designada m á x i m o dirigente por los
de la Unión y la disminución de su mayoría buenos oficios del «sindicato» del Congreso
592 Subrata Kumar Mitra

(una alianza de los dirigentes de la organiza- poder de cualquier posible rival político»
ción y algunos dirigentes regionales), trató de (ibid, págs. 96-97).
asegurarse el dominio del gobierno. Desde el m o m e n t o de la escisión del partido
Para permitirle llevar la iniciativa, la señora en 1969, Indira Gandhi trató de centralizar lo
Gandhi emprendió una serie de medidas entre que era fundamentalmente un partido federal.
las cuales figuraba la nacionalización de los Mediante la intervención directa en las unida-
bancos y la reorganización de la dirección del des regionales del Congreso, destituyó a minis-
partido al m á s alto nivel con objeto de excluir a tros que habían echado raíces en sus cargos y
las personas de opiniones conservadoras, lo los sustituyó por hombres de su confianza, lea-
que al ñnal dio lugar a una escisión. Reducida a les personalmente pero sin bases en sus propias
una minoría por la escisión, el partido del C o n - regiones. Asimismo, trató de transformar la ba-
greso de la señora Gandhi (en el gobierno) cul- se social del partido del Congreso, con la incor-
tivó el apoyo de los partidos de izquierdas y se poración de las «secciones m á s débiles» de la
presentó a las elecciones de 1971 con un pro- sociedad, o sea, los jóvenes, las mujeres, los
grama radical. La señora Gandhi, que era m u y musulmanes, las castas y tribus m á s bajas y los
popular, trató de dirigirse directamente a los pobres. Pero su esfuerzo quedó circunscrito
votantes sorteando las estructuras intermedias: principalmente a la retórica. E n ausencia de
los notables de las aldeas y los «bancos de vo- elecciones de organización, la estructura del
tos», que habían constituido la base de la vieja poder dentro del partido permaneció en gran
maquinaria del Congreso. El resultado de las parte inalterada. Así, mientras que los lemas
elecciones de 1971 al Lok Sabha fue una victoria populistas daban lugar a crecientes expectati-
aplastante del Congreso de la señora Gandhi, vas, ello no se correspondía con un éxito econó-
reforzada aún m á s por la victoria igualmente mico espectacular ni con la organización políti-
masiva en las elecciones de 1972 a la A s a m - ca necesaria para atraer hacia el partido a los
blea que se celebraron inmediatamente des- nuevos grupos movilizados. La crisis resultante
pués de la decisiva victoria india en la guerra se vio empeorada por una combinación de fac-
contra Pakistán en 1971; el partido del C o n - tores desfavorables: los costos de la guerra de
greso conquistó m á s del 70 % de los escaños de 1971 y el socorro a los refugiados, las graves
la Asamblea. El control del Congreso sobre los sequías de 1972 y 1973 y la escalada de precios
Estados confió a Indira Gandhi un poder sin que siguió a la crisis energética mundial de
precedentes. Basándose en gran medida en su 1973.
carisma personal y en una política populista, El mecanismo de solución de conflictos del
Indira Gandhi había destruido la estructura partido del Congreso durante los primeros de-
caciquil del viejo Congreso, pero no la sustitu- cenios que siguieron a la independencia había
yó por una estructura eficaz de vinculación del tendido a localizar los conflictos y a poner en
centro con las unidades locales del partido. activo una extraordinaria combinación de inte-
Tanto dentro del partido c o m o en el gobierno, reses mediante la intervención de los «observa-
la autoridad estaba centralizada y personaliza- dores» enviados por el partido para hacer de
da, y las decisiones las tomaba directamente la arbitros entre las fracciones rivales. La pérdida
Primera Ministra. Los miembros del gobier- de dirigentes de nivel intermedio, que fueron
no, los presidentes del partido y los principa- gradualmente sustituidos por una nueva clase
les ministros ocupaban sus cargos en función cuya autoridad se derivaba de la lealtad a los
de su lealtad personal hacia la Sra. Gandhi. dirigentes máximos, y no de una base masiva
Los cargos en el gobierno se cambiaban regu- independiente, privó al sistema político en ge-
larmente para desequilibrar a cualquier posi- neral de esas barreras de contención - d e resul-
ble rival, y muchos ministerios clave estaban tas de lo cual los conflictos locales y regionales
bajo el control directo de la Primera Minis- tendieron a extenderse de una región a otra.
tra16. U n a evolución similar dentro del parti- Así, por ejemplo, los conflictos políticos regio-
do, característica del estilo político de la seño- nales en Bihar y Gujarat asumieron proporcio-
ra G a n d h i , causó u n a atrofia de la nes nacionales. La crisis se vio empeorada con
organización. D e 1969 a 1977, el Congreso tu- la impugnación legal de la permanencia de In-
vo cinco presidentes, «con lafinalidadaparen- dira Gandhi c o m o Primera Ministra por una
te de evitar la consolidación institucional en el presunta vulneración de las leyes electorales.
Crisis y resistencia de la democracia india 593

La solución ideada por la señora Gandhi para comités provinciales, de distrito y locales del
superar estas dificultades políticas fue una do- Congreso, si es que funcionaban, eran tributa-
sis de régimen autoritario, impuesto en forma rios del «alto mando» del partido central, eufe-
de estado de excepción nacional. m i s m o para designar a la señora Gandhi.
Durante el estado de excepción, el sistema El fomento de las tendencias autoritarias
democrático de India sufrió una m e r m a sin dentro del Congreso y el entorno político en el
precedentes. Sus repercusiones sobre los resul- que operaba ofrecen similitudes con evolucio-
tados del Congreso en las elecciones de marzo nes parecidas en otros lugares del Tercer M u n -
de 1977 fueron devastadoras. Dividido acer- do. E n esas sociedades, caracterizadas por un
bamente en torno al Estado de excepción, y alto nivel de participación y la rápida moviliza-
por el regreso de Indira Gandhi a la política, el ción de grupos sociales antes pasivos, «los nive-
Congreso se escindió. E n enero de 1978 se les cada vez m á s elevados de activismo político
constituyó un ala escindida (Indira). El sector de la clase obrera han inspirado un tipo de go-
mayoritario del partido, dirigido por los ex bierno que es a la vez popular y autoritario. Ese
ministros Swaran Singh y Y . B . Chavan, recha- autoritarismo popular fusiona una moviliza-
zó el estado de excepción y condenó sus «exce- ción política intensiva de sectores sociales an-
sos», mientras que el Congreso (I) de la señora tes excluidos y estructuras políticas que limitan
Gandhi lo justificaba en nombre de los pobres estrictamente la capacidad de esos grupos de
y apelaba a los desasistidos -los campesinos afectar a la política nacional»17. Después de la
sin tierras, las minorías y, especialmente, los escisión de 1969, el Congreso, bajo la dirección
harijans- para obtener sü apoyo. El Congreso de la señora Gandhi, siguió muchas de las polí-
de Indira Gandhi probó en seguida que era ticas y métodos de organización habitualmente
m á s efectivo que su rival, muchos de cuyos atribuidos al peronismo. Así, por ejemplo, los
miembros empezaron a gravitar hacia el C o n - llamamientos directos a las masas en nombre
greso (I) a medida que el partido marchaba del nuevo orden fueron seguidos de una reduc-
inexorablemente hacia la recuperación de su ción de los temas de debate en el parlamento y
posición perdida. Entre tanto, el gobierno Ja- del poder de supervisar la acción administrati-
nata hacía frente a las consecuencias de sus va por parte del poder judicial y la oposición.
contradicciones internas, en forma tanto de La limitación de la actividad política autóno-
conflictos de personalidad c o m o de diferen- m a se reflejó en la supresión brutal de la huelga
cias ideológicas persistentes. L a victoria del de ferrocarriles de 1974, que iría seguida del
Janata en 1977 se había recibido con euforia y estado de excepción en 1975. El Congreso m a n -
ensalzado c o m o la revolución democrática. tuvo los atributos básicos del autoritarismo po-
Sin embargo, 28 meses después, el gobierno se pular, c o m o el poder de decisión de un peque-
derrumbó entre desavenencias, descontento y ño grupo, la afición por el secreto y los amplios
decepciones. Las elecciones generales subsi- llamamientos a los sentimientos populares, en
guientes presenciaron el retorno triunfante de detrimento de la organización tradicional del
una impenitente Indira Gandhi. partido, incluso después de la derrota de 1977.
La «desinstitucionalización» del partido Lo acertado de esta estrategia c o m o instrumen-
del Congreso formaba parte integrante del esti- to de éxito electoral se demostró en la «restau-
lo y el m o d o de gobernar de Indira Gandhi. L a ración» del Congreso en 1980 18 .
señora Gandhi había tratado de transformar el Inmediatamente después de su victoria
partido en un instrumento de poder personal y electoral de 1984, Rajiv Gandhi hizo un inten-
garantizar que ninguno de sus miembros pu- to de reestructurar el Congreso en forma de
diera desafiar su posición de primera ministra partido m á s abierto y democrático, pero una
o poner en peligro la sucesión de su heredero serie de derrotas electorales le fueron empujan-
predilecto, primero Sanjay y después Rajiv. N o do cada vez m á s hacia el modelo de autoritaris-
había habido elecciones de organización desde m o popular. La característica familiar de inac-
1972. El Comité del Congreso Panindio y el cesibilidad del dirigente m á x i m o , que gobierna
Comité de Trabajo, que habían sido el centro a través de personas de su confianza y trata de
fundamental de adopción de decisiones del llegar directamente a las masas en detrimento
partido, entraron en agonía. Las unidades esta- de la autonomía de la organización y los diri-
tales del partido carecían de autonomía y los gentes de nivel intermedio, se ha dejado sentir
594 Subrata Kumar Mitra

de manera creciente en el partido del Congreso tas, universitarios, agentes sociales y activistas
desde 1986. Después de su derrota electoral de políticos que se convirtieron en un importante
1989, hubo alguna especulación sobre una po- grupo de presión en la política de los años
sible escisión y reorganización del partido. N o ochenta. Su presencia e intervención ha contri-
obstante, la posibilidad de llegar al poder c o m o buido a dar publicidad a las luchas de los gru-
resultado del probable colapso del gobierno Ja- pos sociales vulnerables y a exponer injusticias
nata con una repetición del escenario que si- administrativas y, en los casos m á s extremos,
guió a la derrota del Congreso en 1977, sigue actos de represión del Estado. El activista parti-
manteniendo cohesionado al partido, cuya es- cipante en estos movimientos, que ha apareci-
tructura autoritaria está en estado de anima- do c o m o «una nueva clase social de mediado-
ción suspendida. res en el proceso político», suele pertenecer a la
clase alta o media y tiende a «identificarse con
las capas m á s bajas de la sociedad -los pobres,
El descenso de las estructuras los oprimidos y los segregados, una amplia va-
intermedias y el ascenso de los riedad de estratos sociales que va desde las cas-
movimientos locales de protesta tas de intocables y los indigentes de las tribus y
c o m o factor de equilibrio las minorías étnicas hasta las víctimas de dis-
criminaciones sexuales, ecológicas y generacio-
Todo sistema de competencia depende del res- nales, y de atrocidades y violencias» (Kothari,
peto general por la autoridad del gobierno, la 1988:125). Estos movimientos abarcan u n a
obtención de esta autoridad mediante un m a n - amplia variedad que comprende movimientos
dato popular y la existencia de una estructura ecológicos, el movimiento feminista, el movi-
jurídica que prescriba los derechos y deberes en miento de libertades civiles, los movimientos
los campos esenciales de la vida social. T o d o de autodeterminación y autonomía regional y
movimiento que reduzca el gobierno a una se- los movimientos de campesinos (ibid). El obje-
rie de cargos, y los cargos a una serie de inte- tivo general de los movimientos de protesta no
reses especiales, perjudica estas condiciones y es negar el progreso sino adaptarlo a las necesi-
coloca a u n sistema democrático que funcione dades locales. La democracia aparece c o m o el
ante un dilema peculiar. Las menores posibili- poder de los que carecen de poder y los privile-
dades de articulación y agregación de los inte- giados de las ciudades, que han aprendido algu-
reses limita la eficacia del proceso político nor- na lección del estado de excepción d e
mal. Por otra parte, la agitación para cambiar 1975-1977 acerca de los costos encubiertos de
la ley al margen del poder legislativo y judicial, las soluciones autoritarias a los problemas polí-
que puede ser la forma m á s efectiva de política ticos, han hecho causa c o m ú n con ella. La coa-
en estas circunstancias, aminora el respeto de lición que llevó el partido Janata al poder en
la ley y un gobierno ordenado y, a la larga, tam- 1989 se benefició por muchos conceptos del
bién de la democracia. El crecimiento de las amplio deseo de participación democrática y
tendencias autoritarias en el partido gobernan- acceso al centro de adopción de decisiones.
te que limitó en gran medida el alcance y la A un nivel m á s amplio, la aparición durante
eficacia de la prensa, el poder judicial y los sin- el último decenio de esa nueva conciencia de
dicatos, creó una aguda crisis en la democracia los derechos civiles, unos partidos de oposición
india durante los años setenta. El vacío así rejuvenecidos y u n poder judicial activo ha
creado en el proceso de mediación política en- constituido un factor de equilibrio frente al cre-
tre el Estado y la sociedad ha sido llenado hasta cimiento de las tendencias autoritarias disimu-
cierto punto por los movimientos locales de ladas de los partidarios de un Estado fuerte y
protesta y los activistas de los derechos civiles dedicado al desarrollo, la gestión racional de
(Kothari y Shethi, 1989), así c o m o por la con- los recursos y una tecnología moderna, cuyo
certación de los partidos de la oposición en de- ejecutor sería una burocracia racional. Kothari
fensa de la democracia. (1988:175) llama la atención sobre las conse-
U n a de las consecuencias del estado de ex- cuencias m á s amplias de esta nueva evolución
cepción fue la agrupación de una amplia varie- de la política india: «el período de erosión del
dad de fuerzas políticas en defensa de las liber- parlamentarismo, el partido y las instituciones
tades civiles, formadas por abogados, periodis- federales y de decadencia de la autoridad del
Crisis y resistencia de la democracia india 595

Estado y de los dirigentes políticos nacionales, en entredicho la resistencia, duramente ganada


ha presenciado también la aparición de nuevos en cuatro decenios».
actores en la escena, nuevas formas de expre- El análisis aquí efectuado sigue siendo opti-
sión política y nuevas definiciones del conteni- mista respecto de la solidez y la resistencia de la
do de la política»19. democracia india. Se han señalado factores que
La proliferación de los movimientos locales facilitaron la implantación exitosa de valores e
de protesta c o m o método eficaz de articulación instituciones democráticas y su aceptación m o -
de los intereses y exigencias de una reforma ad- ral por la mayor parte de la población. El plura-
ministrativa se ha visto facilitada por la amplia lismo, empezando por su introducción históri-
aceptación de los métodos de presión y contac- ca en el contexto de la experiencia colonial de
to con los decisores y, en menor grado, otras India, y después en la lucha anticolonial, se ha
técnicas de acción directa tales c o m o la de obli- incorporado a los valores y prácticas de la vida
gar a los funcionarios públicos a negociar ejer- cotidiana. H o y día podemos hablar de d e m o -
ciendo sobre ellos una presión moral (dharna) o cracia india, tanto en sus características c o m u -
rodeándolos físicamente (gherao). U n estudio nes en términos genéricos c o m o en relación con
de m á s de 200 élites locales y un muestreo cru- su función c o m o vehículo auténtico de la polí-
zado de m á s de 800 personas en dos Estados tica nacional. Esta realización, desconcertante
indios reveló una amplia aceptación de la pro- si se tienen en cuenta las consecuencias negati-
testa colectiva c o m o método efectivo y comple- vas de la teoría social tradicional acerca de la
mentario de lograr que los funcionarios estata- supervivencia de la democracia en las socieda-
les atendiesen las exigencias y las necesidades des poscoloniales, debe comprenderse en el
locales. L a percepción de este margen de m a - contexto histórico yfilosóficom á s amplio so-
niobra en el sector intermedio da nuevo interés bre el que se basan las democracias europeas.
y profundidad a las instituciones democráticas El concepto de democracia, debido a su ce-
porque, simultáneamente, hace las veces de lebrada vinculación con la antigua Grecia y a
sanción contra la complacencia oficial y la eje- su incorporación al cambio social creado en
cución deficiente, reduciendo al propio tiempo Europa por la revolución industrial, parece por
el atractivo de la revolución violenta c o m o so- lo general exclusiva y esencialmente europeo.
lución m á s efectiva de los problemas sociales y Esto puede hacer que algunos miren con des-
económicos. confianza la autenticidad de la democracia in-
dia porque, por su resistencia, pone de mani-
fiesto la universalidad de la democracia, tanto
Conclusión: resistencia d e la en su forma c o m o en su espíritu. El material
política pluralista en India empírico aquí presentado nos ayudará a identi-
ficar los elementos de las ideologías europeas
Apenas transcurrido un decenio desde el co- asociados en general con el conflicto de la de-
mienzo de la democracia constitucional en In- mocracia, que constituyen un puente para las
dia independiente, un importante trabajo occi- tradiciones democráticas dentro de contextos
dental advertía que «las posibilidades son casi nacionales y culturales distintos.
todas contrarias a la supervivencia de la liber- D e Rousseau y de Locke, los padres opues-
tad y... el problema consiste, en realidad, en sa- tos y complementarios de la democracia m o -
ber si un Estado indio puede sobrevivir» (Har- derna, hemos aprendido que la esencia de la
rison, 1960:338). M á s recientemente, D a s democracia estriba en la capacidad del indivi-
Gupta (1989:96) ha advertido lo siguiente: «El duo de aportar su voluntad a la voluntad gene-
arte del equilibrio, aunque esté próximo, puede ral. El Estado contribuye a este proceso, pro-
ser vulnerable frente a enemigos resueltos que porcionando un marco institucional que esta-
gocen de acceso independiente a recursos fun- blece las condiciones y limitaciones dentro de
damentales, particularmente en un m o m e n t o las cuales se produce la agregación de valores
en que los del Estado escasean peligrosamente. individuales en una opción social. ¿Por qué pa-
M o m e n t o s de crisis económica, disturbios in- ra algunas sociedades resulta m á s fácil que para
ternacionales, olas de populismo interno o ac- otras desarrollar y sostener instituciones d e m o -
ciones desesperadas de las clases dominantes cráticas? L a explicación radica en los «pues-
para poner fin al punto muerto, pueden poner tos» históricos del pluralismo que algunas so-
596 Subrata Kumar Mitra

ciedades, en el curso de su evolución histórica, rable el volumen y la intensidad del conflicto


adquieren mediante la protesta colectiva con- social. Según V . S . Naipaul, gracias a cuatro de-
tra lo que consideran una injusticia. La revolu- cenios de desarrollo democrático «la gente de
ción industrial, que se produjo históricamente todas partes tiene hoy día ideas sobre quiénes
por primera vez en Europa, fue una fuente con- son y qué deuda tienen con sí mismos».
siderable, pero en m o d o alguno exclusiva, de Sin embargo, la democratización ha intensi-
conflictos políticos y movimientos populares. ficado también la escala y la gravedad de los
Los puestos históricos del pluralismo pueden conflictos. «La liberación del espíritu registra-
permanecer inactivos durante generaciones, da en India no podía limitarse a una ruptura de
c o m o piezas de un rompecabezas, hasta que se vínculos. E n India, con sus múltiples capas de
haga un intento institucional de juntarlas en un dolor y crueldad, la liberación se ha producido
marco coherente y significativo. Nuevas inves- también c o m o trastorno. Se ha producido en
tigaciones históricas han descubierto indicios forma de rabia y revuelta, haciendo de India un
de conflictos colectivos en la «prehistoria» in- país de un millón de rebeldes»20. Pero esta «re-
dia, que anteriores académicos, c o m o Marx o belión» se convierte en fuerza gracias a la exis-
incluso los primeros cronistas del régimen colo- tencia de un Estado dedicado a la transacción
nial, habían desechado c o m o inmóvil y políti- política, en calidad de mecanismo de ordena-
camente vacía. La historia social del conflicto, ción central. El Estado, que sostiene la d e m o -
la iniciativa política y la organización es lo que cracia india, aparece, pues, m á s que c o m o la
explica la resistencia y profundidad de estruc- suma de sus partes, c o m o la resistencia necesa-
turas relativamente nuevas c o m o el D M K , el ria para poder asimilar los múltiples conflictos
movimiento separatista tamul que se convirtió locales y regionales y, de no ser así, localizarlos
en el partido político Tamil N a d u , que gobernó y aislar las zonas perturbadas, c o m o Punjab,
todo el Estado, y el Telugu Sesam (que gober- Cachemira y el noreste, del resto del sistema
nó Andhra Pradesh hasta 1989), cuya perdura- político, de m o d o m u y parecido al aislamiento
bilidad c o m o organización y su historial de institucionalizado del norte de Irlanda con res-
cooperación con los partidos nacionales poco pecto al sistema político ampliamente d e m o -
podía preverse cuando fue creado (Das Gupta, crático del Reino Unido 21 .
1989:101). El Estado moderno de India pro- Otros dos temas que hemos de considerar
porcionó el marco institucional para juntarlos, brevemente son la corrupción y las fuerzas aje-
en una estructura interconectada a los niveles nas a la competencia política que se oponen a la
nacional, regional y local. El proceso democrá- democracia, las cuales preferirían un régimen
tico se ha convertido en un mecanismo autoco- autoritario que prometiese un gobierno honra-
rrector de la sociedad. do y ordenado. La experiencia ha demostrado
La investigación de la tradición estatal que la democracia india alienta y denuncia la
muestra que el Estado indio no estaba injerta- corrupción ya que, si bien las transacciones po-
do en un vacío político en el m o m e n t o de la líticas a nivel local se producen generalmente
independencia, o que carecía de pasado históri- mediante la red de patronazgo, la existencia de
co. El experimento democrático de India ha da- una prensa relativamente libre y de una c o m p e -
do mejores resultados en las regiones que po- tencia política a nivel m á s alto garantiza que la
seen una cultura política imbuida de la m e m o - corrupción se mantenga dentro de límites pre-
ria colectiva de luchas y movimientos del cisos. A d e m á s , la existencia de un método bien
pasado, y que mayor tiempo han estado some- desarrollado de incorporación a la vida profe-
tidas al dominio británico y a las instituciones sional y pública por razones de mérito asegura
de los dominadores. La fuerza de la idea de Es- que los capaces y ambiciosos alcancen sus obje-
tado en India se deriva de la capacidad del Es- tivos mediante el funcionamiento normal de la
tado de presentarse c o m o iniciador de la acción vida política, y al propio tiempo aminora el
social y económica y c o m o intermediario inevi- apoyo al bonapartismo político. La continua
table de fuerzas sociales enfrentadas. El creci- incorporación de élites de nuevos grupos socia-
miento económico y la reforma social han ace- les y la circulación de los que pertenecen ya al
lerado el ritmo del cambio social, movilizando m u n d o político, el logro del cambio social eco-
a nuevos grupos para que entren en la compe- nómico mediante las urnas electorales y el fun-
tencia política, realzando así de m o d o conside- cionamiento normal de los mecanismos del go-
Crisis y resistencia de la democracia india 597

biemo, así c o m o el éxito de la transición de las favorables. Rajni Kotharí resume este senti-
unidades administrativas coloniales a las regio- miento general: «Para nosotros, los del Tercer
nes culturalmente homogéneas dotadas de una M u n d o , la democracia no es sólo la forma de
considerable autonomía, consiguieron arraigar gobierno preferida, sino que es una cuestión de
la confianza en la democracia c o m o método vida o muerte» (1988:135).
efectivo de transacción política. A ello se debe Por último, así c o m o la vida política endó-
que grupos políticos de la izquierda o la dere- gena de India se ha visto enriquecida por la in-
cha que son hostiles por principio a la d e m o - troducción de ideas que nacieron y maduraron
cracia liberal hayan aprendido a acomodarse a en las democracias liberales occidentales, las
la estructura democrática de India en la prácti- realizaciones nacionales tienen consecuencias
ca, sobre todo cuando consiguen cargos políti- que van m á s allá de su caso específico. E n con-
cos gracias a las elecciones. traste con los estrechos intereses de anteriores
A veces se afirma que la democracia en In- estudios que se concentraban en las condicio-
dia funciona solamente al nivel de agregación y nes sociales y económicas previas a la introduc-
adaptación de los intereses. Algunos estudiosos ción de la democracia política, la experiencia
de la política india han mantenido que no es india muestra la autonomía e importancia de la
posible asentar una democracia estable sobre política para implantar una estructura política
estos fundamentos, pues un régimen autorita- democrática a pesar de la pobreza, la desigual-
rio podría efectuar la agregación de los intere- dad, el analfabetismo y las profundas divisio-
ses casi con igual eficacia. La crítica refuerza nes étnicas y religiosas. La importancia univer-
además el peligro potencial de un posible co- sal de la realización india consiste en que es
lapso o, lo que es m á s probable, un gradual y una demostración del potencial democrático
subrepticio deterioro de las instituciones de- de una acción política decidida a nivel local,
mocráticas hasta que el sistema quede reducido c o m b i n a d a con instituciones políticas
a una cascara vacía. Si bien no se puede descar- representativas y vinculada a la competencia
tar por completo la existencia de este peligro, política y la reforma social, a pesar de que no
nuestro análisis muestra que se es consciente exista una riqueza material ni un individualis-
de esta amenaza y pone de manifiesto las m e - m o posesivo c o m o parte integrante del patri-
didas adoptadas para contrarrestarla, en for- monio cultural.
m a de movimientos de base para la democra-
cia de una variada coalición de fuerza a ella Traducido del inglés

Notas

* Agradezco los comentarios de nacional. Véase Henry Noes criminalización de la política ha


James Chiriyankandath, Bruce Brailsford, Democracy for India sido observado por varios
G r a h a m y Edward Page. (Londres: the Fabian Society; estudiosos (Frankel y Rao, 1989);
1939). La opinión india apoyaba Kothari (1988); Morris-Jones
1. La opinión conservadora del en general con cierta preocupación (1987) y Kothari y Sethi (1989).
Reino Unido se oponía en general la adopción de un marco U n informe sobre el aumento de la
a la independencia india antes de democrático, por la ausencia de las indisciplina violenta y desafiante y
que se encontrase una solución condiciones necesarias para un de la anarquía puede verse en
aceptable al problema comunal funcionamiento adecuado de las India Today, 31 de agosto de 1990,
entre hindúes y musulmanes. Este instituciones democráticas, en página 7.
planteamiento prudente fue particular la armonía entre las
criticado por algunos que alegaron comunidades; véase Angadipuram 3. Las referencias a las categorías
el funcionamiento satisfactorio de Appadrai, Democracy in India dinásticas en los debates sobre la
los gobiernos elegidos en ocho (Londres: Oxford University Press; política india son bastante
provincias c o m o muestra de la 1942). comunes en los medios de
capacidad y la disposición de los comunicación occidentales. Véase
indios para el autogobierno a nivel 2. El aumento de la ilegalidad y la en particular Tariq Ali, The Nehrus
598 Subrata Kumar Mitra

and the Gandhis: An Indian 7. Véase Mitra, 1990, en relación 15. Véase Stanley Kochanek, The
Dynasty (Londres: Pan Books, con los motivos que informan la Congress Party of India: The
1985). Para un estudio teórico de discriminación positiva, y Roy y Dynamics of One Party Democracy
las normas de sucesión que pone Singh en ibid para la prueba de la (Princeton: Princeton University
en entredicho esta opinión, véase movilidad social de los harijans Press; 1968) pág. 307.
Mitra (1988). c o m o consecuencia de la política
de reserva. 16. Véase Subrata K u m a r Mitra,
4. El régimen presidencial, con Governmental Instability in India
8. Rudolph y Rudolph (1988) lo States (Delhi: Ajanta; 1978).
arreglo al cual una región es
denominan «pluralismo dominado
gobernada directamente por el
centro durante un período por el Estado» y «modelo de 17. Stanley Kochanek, «Mrs
concreto, es indicio del fracaso del comisión salarial» para la solución Gandhi's Pyramid: the N e w
gobierno representativo. Durante de las negociaciones celebradas por Congress», en Henry Hart, ed.
los dos primeros decenios de la los sindicatos en esa esfera. Indira Gandhi's India: A Political
independencia, ocurrió con poca System Reappraised (Boulder,
9. Respecto del concepto de Colo Westview Press, 1976),
frecuencia, siendo el caso m á s
«estado de desarrollo», véase pág. 101.
conocido la renovación del
Chalmers Johnson, MITI and the
gobierno comunista elegido en
Japanese Miracle: The Growth of 18. Lars Schoultz, «The
Kerala en 1959. Durante la
Industrial Policy, 1925-1975 Socio-economic Determinants of
inestabilidad gubernamental de
(Stanford: Stanford University Popular Authoritarian Electoral
mediados de los años sesenta se
Press; 1982). BehaviouD>, American Political
hizo más frecuente, elevando a
ocho el total de casos de Science Review 1 \ (4), pág. 1.424.
imposición del régimen 10. Véase en Das Gupta (1989:95)
presidencial durante el primer y H . R . Chaturvedi y Subrata
19. Myron Winer, India at the
gobierno de Nehru y Shastri, de Mitra, Citizen Participation in
Polls: the Parliamentary Elections
1950 a 1966. Sin embargo, durante Rural Development (Delhi: Oxford
of 1980 (Washington, D . C . ;
los dos mandatos de Indira e I B H 1982) la satisfacción general
American Enterprise Institute;
Gandhi, el régimen presidencial se por el nivel de desarrollo que se ha
1983).
impuso 42 veces, «a m e n u d o por logrado en los últimos años, sobre
motivos partidistas» (Hardgrave y la base de una encuesta realizada
en dos Estados de India. 20. Kothari resume los objetivos
Kochanek, 1987:70). de los «movimientos de base»
c o m o «... un intento de
11. Para información sobre el
contrarrestar la tendencia
5. Si el Presidente de India está logro de la autosuficencia
principal hacia la despolitización
convencido de que existe un grave alimentaria en India, véase John
promovida por una dirección
estado de excepción, puede Wall, «Foodgrain Management:
populista que hacía que un número
proclamarlo mediante una Pricing, Procurement,
creciente de personas quedasen
declaración en este sentido Distribution, Import and Storage
marginadas de la política y de la
(Artículo 352). Mientras esté en Policy in India», Occasional
economía organizada» (1988:175).
vigor el estado de excepción, nada Papers, World Bank Staff Working
U n a amplia documentación acerca
de lo previsto en el Artículo 19 Paper N . - 279, M a y 1978
del movimiento de base y el debate
limitará el poder del Estado en (Washington, D . C . , Banco
entre ellos sobre un orden político
promulgar una ley o adoptar Mundial; 1978), págs. 88-89.
alternativo, los dos vinculados
cualquier medida ejecutiva... históricamente con la lucha de
(Artículo 358). El artículo 356 12. Véase Larry Diamond, Juan Gandhi por el swaraj,figuraen
prevé disposiciones similares para Linz y Seymour Martin Lipset, IFDA Dossier 41 (mayo-junio de
la suspensión del gobierno Democracy in Developing 1984).
democrático en una región. Pero Countries (Boulder, Colorado:
los estados de excepción se Lynne Rienner Publishers; 1989)
conciben c o m o medidas pág. 38. 21. Naipaul se refiere al Estado
temporales y la responsabilidad democrático c o m o «una voluntad
ante el legislativo no queda 13. Véase Rudolph y Rudolph central» que es «mayor que la
totalmente en suspenso durante la ( 1988) y Atul Kolhi, The State and suma de sus partes». Incluso los
excepción. Poverty in India (Cambridge: movimientos de protesta refuerzan
Cambridge University Press; el Estado «al definirlo c o m o la
1985). fuente del derecho con la civilidad
6. Véase Myron Weiner, Party y la razonabilidad». La
Building in a New Nation: The 14. Véase James Manor, «Anomie institucionalización del poder en
Indian National Congress in Indian Politics», Economic and forma de Estado democrático da al
(Chicago: The Chicago University Political Weekly of India, annual pueblo «una segunda oportunidad,
Press; 1968). number, 1983. rescatándolo de los excesos que, en
Crisis y resistencia de la democracia india 599

otro siglo o en otras circunstancias Podría afirmarse que el políticos de Punjab, Cachemira,
(como se vio en países vecinos), «proceso de localizar el conflicto y Assam y Gorkhaland en Bengala
quizás hubiera tenido que vivir: el aislar las zonas perturbadas Occidental no abona esta opinión.
nacionalismo destructivo del Shiv acarrea el peligro m u y real de Así, a pesar de que el régimen
Sena, la tiranía de los muchos tipos hacer que las políticas democrático quedó en suspenso en
de fundamentalismo religioso, ...la democráticas de transacción no Punjab debido a la imposición del
corrupción de las estrellas de cine y sean pertinentes para esas zonas. A régimen presidencial, en dicho
la política racial del sur, la piadosa medida que m á s y m á s regiones Estado se celebraron elecciones
holgazanería y nulidad marxista de quedan al margen de la política parlamentarias c o m o en el resto
Bengala». V . S . Naipaul, A Million general, ¿no queda menoscabada la del país. D e m o d o análogo,
Mutinies Now; próxima viabilidad y credibilidad del después de los cambios políticos
publicación (Londres: William Estado democrático?» registrados en Delhi, se ha
Heinemann), extractos publicados (Chiriyankandath: 1990. intensificado elritmode
en Indian Today (Delhi), Comunicación personal). U n una solución negociada del
15 de agosto de 1990, análisis de los planteamientos de problema de la disidencia en
página 106. India frente a los disturbios Cachemira.

Bibliografía

B O S E , A R U N (1989), India 's Social H A R R I S O N , SELIG (1960), India: the M I T R A , SUBRATA K U M A R (1988),
Crisis: An Essay on Capitalism, Most Dangerous Decades (Delhi: «Succession in India: Dynastic
Socialism Individualism and Oxford University Press). Rule of Démocratisation of
Indian Civilisation (Delhi: Oxford Power?» Third World Quarterly
University Press). H U N T I N G T O N , S A M U E L P. (1968), (Londres) 10(1).
Political Order in Changing
B R O W N , J U D I T H (1985) Modern Societies (New Haven: Yale M I T R A , S U B R A T A K U M A R , ed.
India: the Origin of an Asian University Press). ( 1990 a ), Politics of Positive
Democracy (Delhi: Oxford Discrimination; A Cross National
University Press). K O H L I , A T U L , ed. (1988), India's Perspective (Bombay: Popular).
Democracy: An Analysis of
D A S G U P T A , J Y O T I R I N D R A ( 1978), Changing State-Society Relations M I T R A , S U B R A T A K U M A R (1990b),
«A Season of Caesars: Emergency (Princeton, N.J.: Princeton «Between Transaction and
Regimes and Development Politics University Press). Transcendence: The State and the
in Asia», Asian Survey 18(4), Institutionalisation of Power in
págs. 315-349. India», en Subrata K u m a r Mitra,
K O T H A R I , R A J N I (1988), The State ed., The State in Asia: The
against Democracy: In Search of Dialectics of Politics and Culture
D A S G U P T A , J Y O T I R I N D R A ( 1989),
Humane Governance (Delhi: (Hemel Hempstead: Wheatsheaf;
«India: Democratic Becoming and
Ajanta). 1990).
Combined Development» en Larry
Diamond, Juan Linz y Seymour
Martin Lipset eds., Democracy in K O T H A R I , SMITU y H A R S H SETHI,
M O O R E , B A R R I N G T O N (1966),
Developing Countries (Boulder, eds. (1989) Rethinking Human Social Origins of Dictatorship and
Colorado: Lynne Rienner Rights: Challenges for Theory and Democracy/Lord and Peasant in
Publishers). Action (Delhi: Lokayan). the Making of the Modern World
(Boston: Beacon Press).
FRANKEL, FRANCINE y M.S.A. R A O , LIPSET, S E Y M O U R M A R T I N (1959),
eds. (1989), Dominance and State «Some Social Requisites of M O R R I S - J O N E S , W . H . (1977),
Power in Modern India: Decline of Democracy: Economic «Creeping but Uneasy
a Social Order (Delhi: Oxford Development and Political Authoritarianism: India,
University Press). Legitimacy», American Political 1975-76», Government and
Science Review 53(2); págs. 69-105. Opposition 12(1).
H A R D G R A V E , R.L. y STANLEY
K O C H A N E K ( 1986), India: M A N O R , J A M E S ( 1990), « H o w and M O R R I S - J O N E S , W . H . (1985),
Government and Politics in a W h y Liberal and Representative «India after Indira: A Tale of T w o
Developing Nation (Nueva York: Politics Emerged in India», Legacies», Third World Quarterly
Harcourt, Bruce, Jovanovich). Political Studies 38(1), págs. 20-38. 7(2).
600 Subrata Kumar Mitra

M O R R I S - J O N E S , W . H . (1987), The R U D O L P H (1987) In Pursuit of the Roots of Crisis (Delhi: Oxford


Government and Politics ofIndia Lakshmi: the Political Economy of University Press).
(Wistow, Huntingdon: the Eothen the Indian State (Chicago: the
W E I N E R , M Y R O N (1989), The
Press). University of Chicago Press).
Indian Paradox: Essays in Indian
Politics, ed. Ashutosh Varshney
RUDOLF, LLOYD y SUSANNE S A B E R W A L , SATISH (1986), India: (New Delhi: Sage).
Identidad católica y sufragio universal:
el ejemplo de Francia

Pierre Birnbaum

La construcción de la democracia se basa en la del m u n d o . En Occidente muchos son los que,


instauración del sufragio universal c o m o m o d o siguiendo la tradición de Weber, subrayan las
de representación del interés general. El princi- afinidades entre la democracia y el protestan-
pio de un hombre, un voto es el fundamento de tismo individualista y «desengañador», y por el
la modernización que pone término a las for- contrario, destacan la oposición entre la d e m o -
m a s autoritarias de dominación o incluso a las cracia y un catolicismo comunitario vinculado
estructuras clientelistas c o m o fuentes de desi- a R o m a y a las corrientes conservadoras hosti-
gualdad. Sin embargo, la entrada de los ciuda- les a la democracia y al individualismo, ambas
danos en la vida pública en condiciones de negativas para la dimensión orgánica de la so-
igualdad opera en ellos una especie de meta- ciedad. Si bien es cierto que de hecho existe
morfosis; en mayor o m e - una correlación burda en-
nor medida abandonan el tre liberalismo económico,
ámbito privado para entre- Pierre Birnbaum es profesor de ciencias liberalismo político y pro-
políticas en la Universidad de París I,
garse a la actividad públi- 17, rue de la Sorbonne, 75231 París Ce- testantismo, parece descu-
ca, toman la palabra, y se- dex 05, France. H a escrito diversas brirse la relación inversa
gún Hannah Arendt o Al- obras sobre la teoría del Estado y el pa- entre catolicismo, rechazo
pel de las élites. Actualmente investiga
bert Hirschman, asumen la entrada de los judíos en el espacio pú- del capitalismo y manteni-
un compromiso y renun- blico y el rechazo que ello ha suscitado. miento de una sociedad co-
cian a preocuparse sólo por munitaria opuesta al indi-
obtener un grado m á x i m o vidualismo democrático.
de felicidad personal. El Obviamente, conviene ser
ciudadano, tal c o m o lo en- prudente con estas genera-
tienden Rousseau, Jeffer- lizaciones excesivas; así co-
son o incluso H a n n a h m o el calvinismo lleva a ve-
Arendt, aparece c o m o un ces, por ejemplo en Estados
ser racional que se sustrae y Unidos, a aceptar un régi-
resiste a toda creencia de origen m á s o menos m e n basado en la capacidad contributiva, y el
mágico, se guía únicamente por la razón y no protestantismo puede también ser factor de au-
reconoce ningún valor a los intereses particula- toritarismo, c o m o en Suiza o Alemania, para
res y, con mayor motivo, a lo irracional1. algunos el catolicismo, en cambio, está asocia-
¿Significa esto que deba rechazar toda in- do fundamentalmente a los progresos de la
fluencia puramente religiosa desde el m o m e n t o ideología de los derechos humanos y, en algu-
en que franquea las fronteras de la vida públi- nos países, a la legitimación del proceso electo-
ca? U n a parte importante de la tradición de- ral y la creación de un sistema de partidos de-
mocrática nacida en el Siglo de las Luces res- mocráticos. Siguiendo la teoría de la diferen-
pondería afirmativamente, sin vacilar, a esta ciación del Estado cabe sostener también que,
pregunta, pues a su juicio la construcción de la paradójicamente, la fuerza del catolicismo ha
ciudadanía exige una verdadera secularización promovido indirectamente por el contrario la

R I C S 129/Septiembre 1991
602 Pierre Birnbaum

autonomía de la esfera política y una reacción del posición derechista, muchas veces aún monár-
Estado favorable a la aparición de una ciudada- quica, que deniega el principio de la soberanía
nía militante; de este m o d o el catolicismo contri-
popular a cuantos sólo pueden concebir la so-
buye involuntariamente, además, a instaurar un ciedad francesa en función de una ciudadanía,
rápido proceso de secularización favorable a la basada ineluctablemente en el laicismo. Por
democracia2 e incluso a crear dentro del Estado consiguiente, el triunfo de la República es emi-
las condiciones indispensables propicias al naci- nentemente frágil, data apenas de un siglo y se
miento de toda una ciudadanía3. basa en realidad en numerosos equívocos sobre
Dentro de este código cultural católico do- los que se volverá m á s adelante4.
minante, la historia de la Francia moderna Nunca se ha insistido bastante, al parecer,
puede, con todo, interpretarse c o m o una lucha en la concomitancia entre el m o m e n t o en que
entre las fuerzas favorables a la democracia po- se libran estos enfrentamientos ideológicos
lítica y las fuerzas que le son hostiles porque, fundadores de la Francia actual y el auge, por
siempre en nombre de un catolicismo que se otra parte, de «doctrinas de odio», por ejem-
supone eminentemente conservador, prefieren plo, el antiprotestantismo y el antisemitismo,
el mantenimiento de una identidad orgánica de que son, con creces, las más virulentas y apasio-
la sociedad, a la expresión individual de la vo- nadas. M á s allá de las luchas políticas desenca-
luntad general mediante el sufragio universal. denadas por el caso Dreyfus o incluso durante
Las corrientes antidemocráticas, en sus diver- el Frente Popular, y m á s allá de las luchas so-
sas formas, invocan siempre la continuidad de ciales, las huelgas y los escándalos financieros,
la solidaridad comunitaria para impugnar el se trata de demostrar que la problemática más
principio de un racionalismo consustancial a la simbólica y determinante de las guerras inter-
naturaleza h u m a n a , que reivindica siempre el nas de Francia se sitúa en otro terreno, el de la
Siglo de las Luces y legitima el principio de «un legitimación del sufragio universal, cuyo indi-
hombre, un voto». En este sentido el régimen vidualismo igualitario constituye por sí solo la
de Vichy, que aparece c o m o su m o m e n t o cul- sustancia de la República. Este individualismo
minante, anula los principios de la Revolución desbarata definitivamente el antiguo orden
francesa e, incluso, la propia lógica de la Terce- monárquico de una Francia católica, despro-
ra República que institucionalizaba en los he- vista en adelante de toda sustancia propia; este
chos el sufragio universal, aunque todavía limi- atentado contra su identidad sólo puede ser
tado a los hombres. El régimen de Vichy, al obra del propio Satanás, por medio de sus alia-
invalidar el principio que instaura la igualdad dos terrestres, los judíos y los protestantes, pro-
política entre todos los hombres considerados pagadores unos y otros de las doctrinas indivi-
en su naturaleza universalista a través de su ca- dualistas destructoras de la c o m u n i d a d
lidad de ciudadanos, marca el retorno al anti- católica.
guo régimen, cuya coherencia se basaba en la Y a a comienzos del siglo xix, por ejemplo,
osmosis entre la religión católica y el Estado, para de Bonald, el individualismo era respon-
m á s que en un sistema de corporaciones su- sable de la decadencia de Francia, pues atomi-
puestamente garante de la representación fun- za el cuerpo social y destruye su unidad, desune
cional de todos los grupos sociales. la familia y los órganos intermedios, fomenta el
Las guerras internas de Francia llegan a su crecimiento del Estado, que aniquila la sociabi-
paroxismo durante la Tercera República y nun- lidad provincial, conduce a principios educati-
ca m á s , hasta nuestros días, han vuelto a alcan- vos que se apartan del catolicismo y trae consi-
zar una intensidad semejante; la razón es que el go inevitablemente la instauración del divorcio
período de 1870 a 1940 coincide con combates que, en sus Lettres sur le divorce ( 1790), el abate
que se estiman definitivamente ganados, c o m o Barruel consideraba ya c o m o el principio por
la lucha por el sufragio universal y el triunfo de excelencia de la disolución del orden social. Pa-
la ciudadanía, sin precedentes desde la Revolu- ra el abate Barruel, de Maistre, o incluso de Bo-
ción, además de la instauración del laicismo y nald, la instauración de la República supone el
la separación de la Iglesia y el Estado, la ins- advenimiento definitivo de la decadencia, pues
trucción pública y el positivismo racionalista. a su juicio el triunfo del liberalismo y el régi-
Aparece con claridad la problemática que opo- m e n representativo constituían las armas desti-
ne a la Iglesia católica y los partidarios de una nadas a atacar las propias raíces del catolicismo
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 603

Çà, c'est pur l'ennemi du. dehors, poirr le dedans, voici c o m m e T o n combat 1 ojale m e lit
les alversaires. . . .

G r a b a d o en favor del sufragio universal. Elecciones de 1848. Biblioteca Nacionai/Harimgue-Viollet.


604 Pierre Birnbaum

francés5. En este sentido, aunque es cierto que son muchos por el contrario los que n o tienen
la derecha contrarrevolucionaria no anuncia intención de renunciar a otra legitimidad más
ineluctablemente los movimientos fascistas tradicional, basada en u n catolicismo profun-
contemporáneos, cuya composición plebeya damente hostil al binomio individuo-ciudada-
estima poco compatible con la soberanía de la no. La Iglesia de esta época no tolera la distin-
religión, ni comparte tampoco la admiración ción entre el ciudadano y el creyente, ni admite
que esos movimientos a veces profesan por los la existencia de un ámbito público autónomo y
acontecimientos de 1789 6 , tiene en c o m ú n con separado de la religión.
ellos, para empezar, el rechazo del individualis- Albert de M u n se sitúa en la vanguardia de
m o y del sufragio universal; pese a sus diferen- este combate. Si se considera por ejemplo su
cias, la derecha contrarrevolucionaria y la par- discurso con motivo del X I V centenario del
te de la derecha moderada sometida a su bautismo de Clodoveo pronunciado en m a y o
influencia coinciden con la derecha fascista en de 1896 ante el Congreso de la Juventud Cató-
acusar juntos a los judíos, y a veces a los protes- lica de Reims, en el que celebraba «la filiación
tantes, considerados responsables del estableci- cristiana surgida del baptisterio de Reims», de
miento de este régimen político atomizador y M u n muestra c ó m o desde los primeros tiempos
racionalista, esta «República judía» que se les de «nuestra raza» el grito de Clodoveo «suscitó
antoja impuesta desde fuera por las fuerzas del la ayuda divina» que decidió el destino de la
Mal, interesadas desde siempre en quebrantar «pequeña tribu» en «suelo galo»; «ya está», in-
la identidad católica de Francia. A juicio de siste de M u n , «la suerte está echada. L a nación
de Bonald, «la Francia republicana significaría franca ha recibido su misión»10. Reiterando in-
el fin de la Europa monárquica, y la Europa cansablemente esta idea, celebra el «cimiento
republicana representaría el fin de la civiliza- cristiano» que sustenta por sí solo la sociedad
ción, la religión, la política, el fin de la socie- francesa; subraya incluso que «ser cristiano no
dad, el aniquilamiento total». Ahora bien, se- significa solamente practicar devotamente su
gún el mismo de Bonald, el abate Barruel y, en religión en la vida privada», sino también par-
menor medida, el propio de Maistre, detrás de ticipar en la sociedad entera para consagrar los
este régimen tan aborrecible se disimulan ju- principios del cristianismo. A su juicio, la sepa-
díos y protestantes, promotores de ese indivi- ración entre la esfera pública y la esfera priva-
dualismo disolvente que lleva derecho a un su- da, que proponía en esa época la República, de-
fragio universal inaceptable. seosa de un compromiso con la Iglesia, era
E n el decenio de 1880, la problemática no absolutamente imposible. Al igual que los par-
ha variado prácticamente. Simplemente se tidarios del catolicismo intransigente, desde de
plantea en condiciones tal vez m á s dramáticas, Maistre, el joven Lamennais o incluso Louis n
pues parece definitivamente saldada de una Veuillot, hasta el Maritain de Antimoderne ,
forma que compromete el destino de la socie- que en su juventud, c o m o otros muchos católi-
dad francesa, tambaleante entre la victoria de cos hostiles al liberalismo, desprecia los «Tres
la República y la del régimen de Vichy. Ferdi- Reformadores», Lutero, Descartes y Rousseau,
nand Brunetière esboza desde un principio la pasando por E m m a n u e l Bailly, fundador de
índole de la situación; a su juicio, «al igual que «La Croix» (La Cruz), y algunos fundadores de
el protestantismo se encarna en Inglaterra y la la corriente demócrata cristiana de fines de si-
"ortodoxia" en Rusia, Francia se identifica con glo, de M u n sostiene que la separación entre lo
el catolicismo... E n la medida en que admita- profano y lo religioso es intolerable, y mediante
m o s en el m u n d o cualquier afrenta contra el ese juicio condena al m i s m o tiempo toda pre-
catolicismo, estamos aceptando el menoscabo tensión de autonomía de lo político. C o m o se
de nuestra influencia en el m u n d o , a contrapelo ha señalado con frecuencia, esta negación de
de nuestra historia y, por último, a costa de las una esfera política independiente del catolicis-
cualidades del alma francesa»7. E n esta época, m o aparece tanto en de M u n , La Tour du Pin o
que asiste a la edificación del triunfo de la «Re- incluso Maurras, c o m o en los fundadores de
pública absoluta»8 en torno a una ciudadanía Sillon, que manifiestan a ese 12 respecto una posi-
exigente basada en la Razón y la Ciencia9 y cu- ción igualmente intransigente . Robert Cornil-
ya legitimidad deriva del sufragio universal, leau, periodista demócrata cristiano y redactor
justificado de la manera más abstracta posible, en jefe del Petit démocrate entre las dos gue-
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 605

iras, atribuye a uno de los personajes de su no- condición de católico quien pertenece en cuer-
vela Le navire sans capitaine la frase siguiente: po y alma a la sociedad universal instituida por
«Francia ha sido la primera nación cristiana y Jesucristo, es decir, quien es ciudadano de la
volverá a serlo, ya no con el rey sino con el pue- gran ciudad cristiana con sus leyes, su jerarquía
blo»13. Por su parte, Marc Sangnier, fundador y su jefe supremo» 18 . U n a vez m á s , civismo y
de Sillon, situado políticamente en las antípo- catolicismo se mezclan irremediablemente,
das de las diversas posiciones de ultraderecha, y se rechaza implícitamente del cuerpo social a
y condenado por R o m a por haber proclamado todos los no católicos que, por definición, no
demasiado abiertamente su aceptación de la pueden ostentar la condición de ciudadanos.
soberanía popular, estima, en su obra Le Sillon, E n nombre de u n catolicismo «intransigente»,
Esprit et Méthodes (1905)' 4 , que la democracia se niega la igualdad de todos los ciudadanos en
preconizada por su movimiento representa la esfera pública. El paradigma católico ocupa
«una de las diversas formas particulares que así un lugar central en el rechazo de la d e m o -
puede adoptar la democracia cristiana», y a su cracia política.
vez condena sin vacilar el «liberalismo corrup- A fines de siglo se asiste a la aparición de
tor». Algunos historiadores destacan incluso el una verdadera refutación sistemática de la con-
aspecto comunitario de la organización interna cepción puramente racionalista y universalista
del movimiento fundado por Sangnier y su as- de la ciudadanía. Lógicamente esta actitud lle-
pecto carismático y disciplinado que, m á s allá va, esta vez desde el punto de vista católico, y
de la extrema diversidad de las actitudes políti- no socialista c o m o sucedía a m e n u d o en la épo-
cas, asimilan al de la propia Action Françai- ca, a un razonamiento construido siempre en
se15. términos de alienación y manipulación, idénti-
Así, pues, de un extremo a otro del espectro co en muchos aspectos, y a una condena seme-
político, es indispensable referirse al catolicis- jante del sufragio universal, acusado ya no de
m o c o m o principio que debe predominar sobre reflejar mal el verdadero interés económico de
la democracia c o m o tal, y rechazar del m i s m o los actores sociales, c o m o sostenían los socialis-
m o d o el liberalismo, destructor de una dimen- tas, sino de no representar sus valores funda-
sión comunitaria vivida c o m o primordial. mentales, es decir, su identidad cristiana. Así,
Abundan los ejemplos en este sentido. Barres, para Pernolet, «puede suceder que los sectores
dirigiéndose a sus «correligionarios» de la C á - m á s imprevisibles o m á s pasivos del sufragio
mara de Diputados, los amonesta insistiendo universal se desinteresen cada vez m á s , no sólo
en que «si se extirpa de la nación el catolicis- de los cultos tradicionales de Francia, sino tam-
m o , es imposible prever todas las fuerzas mora- bién del sentimiento religioso y, en consecuen-
les, sentimientos elevados y virtudes creadas cia, de la idea de Dios...; esta minoría es omni-
por el catolicismo en las almas francesas que se potente porque la organización actual del
extirparían al m i s m o tiempo» 16 . Llevando este ejercicio del sufragio universal, al estar tan vi-
razonamiento hasta sus últimas consecuencias ciada, deja a los sectores prudentes o con expe-
Barres declara: «considero que la nación fran- riencia al margen del escrutinio»19. L a interpre-
cesa está estrechamente vinculada al catolicis- tación marxista ortodoxa basada en la
m o ; se ha formado y desarrollado en una at- alienación, que supone la conciencia falsa de
mósfera católica, y si se intenta destruir, los actores, las teorías de las élites manipulado-
extirpar de la nación este catolicismo, tan estre- ras, sostenidas por Pareto o Mosca, que supues-
chamente ligado a nuestros sentimientos, es tamente pervierten la naturaleza del debate y
imposible prever todo lo que se extirparía»17. controlan la voluntad de los actores, y el para-
E n esta perspectiva extrema, la nacionalidad digma católico, que impugna el parlamentaris-
depende estrechamente de la adhesión al cato- m o c o m o forma de expresión de la voluntad
licismo; según esa lógica, todos los que no se general, inducida a error por caudillos que la
adhieran a este sistema de creencia no pueden desvían de su fe natural, son otras tantas pers-
pretender ser franceses. La democracia política pectivas que, claramente, se refuerzan entre sí
queda limitada, pues, a los católicos, únicos y vulneran considerablemente, en período de
dignos del derecho de voto, por merecer la na- crisis, la democracia política y su concepción
cionalidad francesa. Llevando aún m á s lejos es- del ciudadano ilustrado.
tas tesis, el abate J. Julien sostiene que «tiene la Es comprensible que en todos estos casos la
606 Pierre Birnbaum

escuela aparezca c o m o un elemento fundamen- del número, contra el número se dispone sólo
tal, en la medida en que representa el lugar de de u n arma, la educación católica, que aparece
socialización política de las futuras generacio- así c o m o la única capaz de asegurar la plenitud
nes; por consiguiente, la victoria en las eleccio- de la democracia»; c o m o asimismo afirma, «el
nes futuras se decide en este terreno, a condi- catolicismo, al satisfacer las aspiraciones m á s
ción de que la escuela transmita a los niños la íntimas y nobles del alma h u m a n a , se convierte
verdad y los convierta en ciudadanos conscien- en el auxiliar m á s preciado de la democra-
tes de sus verdaderos valores. El rechazo de la cia»23.
escuela laica se sitúa en gran parte en este con- El propio sufragio universal constituye u n
texto, pues este combate determina la utiliza- problema, habida cuenta de la ley del « n ú m e -
ción del escrutinio universal. C o m o subraya ro» inherente al advenimiento de la democra-
Pierre Blétry, «por vez primera, el alejamiento cia y al imperio de las «masas», descrito, por
del padre de familia coincide con la tentativa ejemplo, en profundidad por elfilósofoOrtega
desembozada de desterrar a Dios y, sobre todo, y Gasset, y del presunto irracionalismo de las
la fe católica, que es la que profesan la mayoría multitudes, analizado en la m i s m a época por
de los franceses de las escuelas del país»20. L a pensadores c o m o Gustave L e B o n o Gabriel
escuela tiene la misión de transmitir a los futu- Tarde, para quienes «la sugestión» o incluso
ros electores los valores de la «mayoría de los «la imitación» conducen a comportamientos
franceses» para que éstos, aun en las urnas, si- emocionales indiferentes a la cuestión del sen-
gan siendofielesa esos valores católicos y pon- tido y poco favorables al respeto de los valores
gan así término a la estructura «viciada» de es- tradicionales y, en particular, al d o g m a católi-
ta forma de expresión, absolutamente pagana, co. Por su parte, Gabriel Tarde, el famoso au-
de la representación nacional. E n armonía con tor de Les lois de l'imitation, condena explícita-
este razonamiento, muchos exigen que se tenga mente el recurso al sufragio en las cuestiones
en cuenta el carácter mayoritario de los católi- propiamente políticas, en la medida en que
cos y desean la aplicación de una «representa- desconfía de una opinión pública que conside-
ción proporcional» en la escuela en cuanto a la ra u n fenómeno de psicología colectiva24. A d e -
distribución del presupuesto y las ventajas es- más, c o m o ya se ha dicho, una parte de la tradi-
colares; exigen que la representación propor- ción marxista rechaza también, durante el mis-
cional en el Parlamento se refleje también en m o período, la lógica del número, acusándola
una representación proporcional en la escuela, de incitar a los individuos aislados no cons-
ambas destinadas, con arreglo a esta nueva in- cientes de sus verdaderos intereses de clase a
terpretación de la democracia que percibe a los votar posiciones de derecha. Estas dos perspec-
ciudadanos en virtud de sus religiones específi- tivas, aunque opuestas entre sí, coinciden en no
cas, a garantizar una mayoría automática a la considerar a los actores capacitados para deci-
población católica, a condición de que cumpla dir racionalmente su destino político.
decorosamente con sus «deberes cívicos»21. Curiosamente, se asemejan a la negación ca-
El debate sobre la escuela, sumamente vio- tólica del sufragio universal o, al menos, al te-
lento en esta época en la que, poco a poco, los m o r a que sus consecuencias afecten en este ca-
republicanos logran imponer la «laicización» so, n o ya a la identidad de clase, sino m á s bien a
del sistema escolar, difundiendo también sus la identidad católica de la población francesa,
propios manuales de instrucción cívica, donde pese a ser ésta mayoritaria en el país, algo así
se ensalzan la Razón y la Ciudadanía, orienta- c o m o que un proletariado no alienado, también
da al universalismo y, por consiguiente, libera- mayoritario en la sociedad, debería ganar las
da de sus múltiples adhesiones particularistas elecciones, según las esperanzas de los últimos
al terruño y a la religión22, repercute de inme- tiempos de Engels. Al igual que Jules Guesde se
diato en la misión reconocida al sufragio uni- opone a todas las manipulaciones posibilitadas
versal que, según los defensores de la identidad por el uso del sufragio universal, entre los católi-
católica, debe someterse a esta religión mayori- cos, el padre Joseph Burnichon se indigna con-
taria, por poco que los electores puedan cobrar tra un plan que consiste en «modelar el ciudada-
conciencia de su verdadera identidad. C o m o no corriente para que prescinda de la religión»
señala también el abate Charles Calippe, «en y considera él también que «el poder está en
un país que consagra en los hechos la soberanía m a n o s de quien sabe explotar al pueblo»
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 607

-^
%//
'"*<

• V U * ""*•

'/ >

<fe^
WS^""*- •

?r;#

Caricatura de Pépin sobre el caso Dreyfus, que constituyó un episodio m u y importante en la democratización de
Francia, durante el último decenio del siglo xix y los primeros años del siglo XX. D . R .
608 Pierre Birnbaum

manipulando descaradamente «la soberanía la causa de ese mal moderno que corroe las so-
irrisoria» del sufragio universal truncado por ciedades católicas y destruye las estructuras co-
aquellos que, sabiendo «adular», consiguen ha- munitarias que garantizan la transmisión de
cer olvidar a los electores su identidad católica, una cultura propia.
exactamente igual que, según la perspectiva M e n c i o n e m o s nuevamente a Ferdinand
marxista, la burguesía conseguiría engañar a Brunetière, que, c o m o ya se dijo, insiste en de-
los electores obreros destruyendo su conciencia finir Francia c o m o una entidad puramente ca-
de clase. tólica; para él, «el exceso de individualismo»
La izquierda marxista se opone a m e n u d o al que la consume procede claramente de la C o n -
sufragio universal por considerarlo desintegra- trarreforma y hace rebrotar un nuevo paganis-
dor; por ejemplo, Gramsci, siguiendo al propio m o 2 8 . Consagrado a una Francia católica des-
Marx, siente nostalgia por la fusión en grupo, la truida por el Estado moderno, el futuro monár-
comunión y la Gemeinschaft, y opina que el quico Charles Benoist, que se afiliará a Action
movimiento obrero «es la reacción de la socie- Française, exclama también: «el gran mal y el
dad que quiere transformarse en un organismo gran peligro reside en la "soberanía nacional"
armonioso y solidario, regido por el amor y la molecular, en el sufragio universal inorgánico
compasión». El «camarada» reniega del «ciu- que sólo puede ser sufragio universal anárqui-
dadano» y la organización del atomismo so- co» 2 9 , señalando c o n dedo acusador
cial25, de ahí la creación de las estructuras sin- a los protestantes. Desde de Maistre a M a u r -
dicales o políticas integradoras. También en es- ras, y desde la Revolución francesa hasta la
te sentido, los que desean proteger la identidad Tercera República y Vichy, no deja de acusarse
católica traicionada por este tipo de escrutinio, a los protestantes y a los judíos de ser los res-
proponen contrarrestar sus efectos mediante la ponsables del auge de ese individualismo que
formación de asociaciones capaces de preser- se manifiesta en un sufragio universal perver-
var las tradiciones colectivas católicas. Vea- so. Los ejemplos abundan: de M u n ve en el ra-
m o s , a este respecto, el sorprendente texto del cionalismo de la Reforma, difundido por la
abate E . Julien: para él, «por mucho que una obra de Rousseau y las de losfilósofosalema-
democracia individualista cuente con millones nes c o m o Kant, el triunfo del individualismo
de votos, se la puede representar c o m o una se- absoluto, y emprende, invocando a Taine o a
rie de ceros precedidos de una sola cifra positi- Le Play, la defensa de una comunidad cristiana
va. Los electores son los ceros, el gobierno, la orgánica apegada al «suelo patrio» para con-
cifra positiva, de manera que no existe término cluir apostrofando, según su propia lógica: «el
medio entre el absolutismo y la anarquía. E n parlamentarismo es el enemigo», transforma-
este caso, una vez m á s , la solución consiste en ción cabal de la tan aborrecida fórmula de
asociarse»26. Gambetta: «el clericalismo es el enemigo» 30 . La
Se ve claramente que lo mismo que el pen- derecha monárquica católica expone claramen-
samiento marxista rechaza el individualismo, te su objetivo: volver a la situación anterior a
todos los que invocan el paradigma católico los acontecimientos de 1789 provocados por
condenan el principio responsable de un sufra- los complots protestante, judío y francmasón
gio universal que desnaturaliza los verdaderos que propagaron deliberadamente u n indivi-
valores de la mayoría de los franceses. Antes de dualismo destructor, y reconstruir una socie-
examinar brevemente las soluciones propues- dad de orden y jerarquía, incompatible con el
tas por los teóricos católicos para transformar sufragio universal.
el sufragio universal y hacerlo másfiel,repase- Ampliando la visión populista de Drumont,
m o s sus análisis de los fundamentos de ese in- que considera que los protestantes están mar-
dividualismo casi demoníaco. D e acuerdo con cados por el Antiguo Testamento y el indivi-
este punto de vista, los difusores del individua- dualismo judío, Charles Maurras teoriza este
lismo destructor de los valores colectivos de la rechazo católico de la democracia política indi-
Francia católica son indudablemente tanto los vidualista entendida c o m o el marco formal tras
protestantes como los judíos. Contra ellos van el cual reinan los «cuatro estados confedera-
a surgir, según la famosa expresión de Anatole dos»: protestante, judío, masónico y meteco.
Leroy-Beaulieu, «doctrinas de odio»27 que los Según él, es necesario «buscar algo que no sea
estigmatizan continuamente y los acusan de ser la democracia... organizar mejor el sufragio
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 609

universal»31; en este sentido, c o m o se sabe, la sin dicha identidad católica. ¿ C ó m o es el ciuda-


legitimidad del Rey debe ser hereditaria y no dano perfecto?, se preguntaba en 1912 el abate
fruto de unas elecciones. Para Drumont, «la de- D e Foy. «Es el cristiano sometido a la Igle-
mocracia no es sino la idolatría del individuo sia»35. E n este m i s m o orden de ideas, según
considerado c o m o uno solo, considerado en F. Julien, ser católico es pertenecer en cuerpo y
su singularidad... para librar al individuo de alma a la nueva sociedad instituida por Jesucris-
la disciplina profesional se han destruido las to con el nombre de Iglesia; significa, pues, ser
corporaciones; para emancipar al indi- ciudadano de la gran ciudad cristiana que tiene
viduo, se ha declarado la guerra al catolicis- sus leyes, su jerarquía y su jefe supremo» 36 . Y el
mo»32. m i s m o autor añade: «¿Hasta dónde hemos lle-
El antisemitismo y el antiprotestantismo gado para que un ciudadano francés tenga que
culminan afinalesde siglo. Están relacionados renegar en cierto m o d o de creer en Dios?»37.
con la Tercera República laica, ya que durante Para muchos «la descristianización de Francia»
este régimen numerosos protestantes y judíos conlleva inevitablemente «la desnacionaliza-
contribuyen a aplicar una política que supone ción de los franceses»38. «¿Qué obligaciones
la separación de la Iglesia y del Estado y pasan impone el deber electoral?», pregunta el pun-
así a convertirse en el símbolo m i s m o de un to 355 del catecismo nacional utilizado en las
régimen artificial impuesto por las fuerzas del diócesis de Francia. «El deber electoral obliga a
Mal. Recreando el ambiente de la noche de San que se vote por hombres competentes y, si es
Bartolomé, cuya repetición anhelan, los pole- posible, buenos cristianos. N o votar es una fal-
mistas antiprotestantes rechazan una Repúbli- ta, ya que el que no vota puede ser responsable
ca que, c o m o en el siglo xvi, «estrangula a de que los malos candidatos lleguen al p o -
Francia». Es preciso que surja un nuevo Riche- den)39. D e acuerdo con esta manera de pensar, tan-
lieu para luchar contra esa República protes- to la ciudadanía como la nacionalidad están inex-
tante y judía, ese «Estado dentro del Estado» tricablemente vinculadas con la fe católica;
que se ha apartado de la sociedad católica y, ahora bien, jurídicamente, ambas constituyen
dotándose de un espacio propio, no ha cesado el origen del derecho de voto, puesto que deter-
de traicionar, en nombre de las Internacionales minan la condición de elector y, al m i s m o tiem-
extranjeras, el alma católica eterna de la na- po, las condiciones de elegibilidad, es decir, las
ción33. Judíos y protestantes se confunden en bases mismas de la democracia política. Lógi-
una m i s m a entidad republicana, cuyo carácter camente, y aunque esta conclusión no se enun-
individualista, inculcado por el Talmud y la cie de m o d o explícito, según esta tendencia, el
Reforma, disuelve la comunidad orgánica cató- sufragio no debería ser universal, ya que habría
lica tanto a través del laicismo y el sufragio uni- de basarse en la fe católica y el elector no po-
versal c o m o de una concepción puramente abs- dría votar aisladamente c o m o individuo racio-
tracta de la ciudadanía. Drumont, Taxil, Thie- nal habida cuenta de que sus valores lo vincu-
baud, Renaudel y otros m u c h o s polemistas lan a una comunidad orgánica de creyentes.
católicos repiten la m i s m a acusación: la Repú- Muchos estiman que para combatir la concep-
blica es en realidad un régimen puramente pro- ción individualista de la democracia y acabar
testante o judío. El considerable número de definitivamente con el pensamiento de Lutero,
protestantes y judíos presentes en los medios resulta indispensable reorganizar ese sufragio
oportunistas que rodean a Gambetta y, m á s universal corruptor. Se impone, por lo tanto,
tarde, a Jules Ferry y su intervención en la de- que «el sufragio universal de los hombres de
fensa de las instituciones republicanas, el forta- bien y de las personas q u e piensan ten-
lecimiento del sufragio universal y la redacción ga bastante peso c o m o para imponer orden al
de los manuales de instrucción cívica con el fin sufragio universal que vota y decide todo; tam-
de legitimar una concepción universalista de la bién hay que barrer del parlamento, los minis-
ciudadanía, tienen c o m o consecuencia la aso- terios, la administración, los consejos munici-
ciación pura y simple de la República con «el pales, los colegios y demás, a ese populacho del
Estado M o n o d » , por utilizar la expresión de libre pensamiento»40 influido por los protes-
Maurras, o con la «República judía»34. tantes, los judíos y los francmasones. Asimis-
m o se intenta adoptar soluciones m á s corpora-
Tal c o m o afirman numerosos autores de esa tivistas que permitan representar los intereses
época, la ciudadanía en sí no puede concebirse
610 Pierre Birnbaum

de la sociedad católica41. La «democracia cris- de la democracia individualista y explican la


tiana» debe dejar de basarse en el sufragio uni- «divina sorpresa» que supone Vichy, régimen
versal desintegrante; su objetivo consiste en es- autoritario, opuesto al individualismo, que su-
tablecer un orden social comunitario en que los prime de u n plumazo tanto el sufragio univer-
diferentes intereses se combinen para conse- sal c o m o el laicismo, al tiempo que excluye a
guir el bien c o m ú n . También se propone repeti- los judíos del Estado. La concordia restableci-
damente establecer un voto plural en beneficio da entre la Iglesia y el Estado da lugar, pese a las
de los cabezas de familia; esta reforma, aunque reservas de algunos, a la primacía de la identi-
reconocida explícitamente c o m o «antidemo- dad católica, el fin del individualismo, el re-
crática», tiene por objeto «hacer m á s moral el planteamiento de la democracia política y el
ejercicio del sufragio universal» y favorecer de triunfo de u n antisemitismo que retira incluso
este m o d o , o al menos así se cree, la influencia la nacionalidad francesa a unos judíos cuya his-
tradicional del catolicismo ejercida a través de toria y cultura propias constituyen una prueba
las familias42, «ya que la familia cristiana es la m á s que suficiente para los turiferarios del nue-
piedra angular de nuestro viejo edificio nacio- vo régimen de que no pueden integrarse en la
nal»43. comunidad orgánica católica reconstituida tras
Para n o considerar al «ciudadano c o m o u n el fin de la «República Judía»47. Francia se con-
individuo aislado, un ente abstracto», es m e - sidera de nuevo católica y tiene la intención de
nester inspirarse en soluciones características reparar sus pecados, «expiar» sus culpas, vol-
del Antiguo Régimen y votar por gremios44. ver a su fe, hacer otra vez peregrinaciones,
Por consiguiente, el sufragio de mañana será etc.48. C o n el final de la República y de la de-
una representación adecuada de las agrupacio- mocracia representativa, Francia puede regre-
nes profesionales, carente de toda dimensión sar provisionalmente a la situación anterior a la
individualista y se basará en las m á s antiguas Revolución, situación cuyo principio de legiti-
tradiciones de la Francia católica45. Con la ins- midad casi exclusivo reside en la fe. católica.
tauración del régimen de Vichy se produce fi- Esta referencia a un catolicismo intransigen-
nalmente el regreso a una representación cor- te no se extinguió en el régimen de Vichy, sino
porati vista que modifica el sufragio universal y que en nuestros días resurge intacta en la extre-
que parece ser la consecuencia lógica de todas m a derecha, cuyo rechazo de una democracia de
las teorías contrarias a un sistema de elecciones ciudadanos surgida de la Revolución francesa es
considerado demasiado individualista y. al cada vez mayor. En nombre de la identidad ca-
m i s m o tiempo, ajeno a la dimensión católica tólica de Francia, el movimiento integrista e m -
del cuerpo social francés. parentado con el próximo al Frente Nacional si-
Este régimen no sólo redefine las condicio- gue oponiéndose a 1789, declara la guerra a la
nes de ciudadanía y la nacionalidad, sino que decadencia originada por un liberalismo que
pone también fin al sufragio universal, favore- considera pervertidor, ataca sin tregua al m u n -
ciendo, en nombre de una Francia católica tra- do anglosajón cosmopolita, supuesto transmisor
dicional, una representación corporativista. El de los valores protestantes y judíos, y arremete
gobierno de Vichy representa además un inten- sin cesar contra los inmigrantes y los franceses
to de suprimir el laicismo y la escuela pública de cultura musulmana 4 9 . En la Francia actual, la
formadora de ciudadanos apartados del catoli- corriente contrarrevolucionaria integrista per-
cismo. petúa su combate contra la República, la d e m o -
Y , por último, constituye una unión m u y cracia y el sufragio universal, intentando vincu-
sólida en principio entre la Iglesia y el poder lar siempre la nacionalidad y el derecho de ex-
político, ya que el país sólo puede salvarse clusión y no c o m o una forma de universalismo.
gracias a una recristianización46. El antisemi- En este sentido, la historia de Francia sigue su
tismo y el antiprotestantismo desmesurados, propio curso y permanecefiela un excepciona-
fantasmagóricos e indecentes de Maurras, ex- lismo causante sempiterno de disentimiento.
presados en nombre de la defensa de la prima-
cía de la identidad católica, conducen al odio Traducido del francés
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 611

Notas

1. Hannah Arendt, La condition Poulat. Eglise contre bourgeoisie. mobilisation», en Dimensions du


de l'homme moderne. Paris, Paris, Casterman, 1977, pág. 150. pouvoir. Paris, P U F , 1984, págs. 96
Calmann-Lévy. 1961. y ss.
15. Véase Paul Cohen, «Heroes
2. Véase G u y Hermet, Sociologie and Dilettantes: The Action 26. Abate E. Julien. Le conflit.
de la construction démocratique. Française, Le Sillon and the Paris, 1904, pág. 359.
Paris, Económica, 1986, cap. 1. Generation of 1905-14», French
Historical Studies. Otoño de 1988. 27. Anatole Leroy-Beaulieu, Les
3. Bertrand Badie y Pierre doctrines de haine.
Birnbaum, Sociologie de l'Etat. 16. Maurice Barrés, Les mauvais L'antisémitisme.
Paris, Grasset, 1979. instituteurs. París. La Patrie L'antiprotestantisme.
française, 1907, pág. 16. L'anticléricalisme. Paris,
4. Deseo expresar m i Calmann-Lévy, 1902.
agradecimiento a Yves Deloye por 17. Maurice Barrés, Bulletin
haberme indicado algunas de las officiel de la Ligue de la Patrie 28. Ferdinand Brunetière,
referencias bibliográficas Française. 1 de enero de 1907. Discours de combat. Paris, Perrin,
utilizadas. 1907, pág. 101.
18. Abbé F. Julien, Civisme et
5. Gérard Gengembre, La catholicisme. Paris, 1911, B . N . 29. Charles Benoist, La crise de
contre-révolution ou l'histoire 80 R 14946 (579). l'Etat moderne. De l'organisation
désespérante. Paris, Imago, 1989. du suffrage universel. Paris, 1895,
19. Pernolet, Dieu et la pág. 29.
6. Philippe Burin, «Le fascisme: la République, Paris, 1883, B . N .
révolution sans révolutionnaires». 80 R 5106. 30. A . de M u n , Discours. Paris,
Le Débat. Enero-marzo, 1986. 1904, tomo 7, págs. 53, 56, 58 y
Véase, por ejemplo, las Mémoires 20. Pierre Bietry. La séparation tomo 4, pág. 146.
de Marcel Déat. Paris, Denoël, des Ecoles et de l'Etat. Paris, Jouve
1989, pág. 52. (s.d.), pág. 16. 31. Charles Maurras, Enquête sur
la Monarchie. Véase también Pour
7. Ferdinand Brunetière, Discours 21. E . Duthoit, Pages catholiques en sortir. Ce qu'il faut à la France.
de combat. Paris, Albert Savine, sociales. Paris, 1901. Paris, Librairie de l'Action
1900, pág. 193. Française, 1925. Sobre Maurras et
22. Véase la tesis de Yves Deloye, Drumont, Michael Sutton,
8. Odile Rudelle, La République La citoyenneté au miroir de l'école Nationalism, positivism and
absolue. 1870-1889. Paris, Presses républicaine et de ses contestations. Catholicism. The politics of Charles
de la Sorbonne, 1986. Politique et religion dans la France Maurras and French catholics.
du 19è siècle. Universidad de 1890-1914. Camdridge University
9. Claude Nicolet, L'idée Paris I (En preparación). Press, Cambridge, 1982, Cap. 1.
républicaine en France. Paris, Sobre la hostilidad de Maurras
Gallimard, 1982. 23. Abbé Charles Calippe, hacia los protestantes, Victor
L'éducation chrétienne de la Nguyen, «L'Action française
10. Albert de M u n , Discours et démocratie. Paris, 1899, págs. 3, 19 devant la Réforme», en Philippe
Ecrits divers. Paris, 1904. t. 6. y 50. Joutard, Historiographie de la
Réforme. Delachaux et Niestlé,
11. Jacques Maritain, 24. Gabriel Tarde, «Le suffrage dit Paris, 1977.
Antimoderne. Paris, 1922. universel», en Etudes pénales et
sociales. Paris, Masson, 1892. 32. Charles Maurras, Dictionnaire
12. Véase Jean-Marie Mayeur, Sobre Tarde, Ian Lubek, politique et critique. Paris, Fayard,
«Catholicisme intransigeant, «Histoires de psychologies sociales 1932, pág. 307.
catholicisme social, démocratie perdues, le cas de Gabriel Tarde».
chrétienne». Annales, Revue Française de sociologie. 33. Véase Jean Bauberot, «La
enero-marzo, 1972. Julio-septiembre de 1981 y vision de la Réforme chez les
Dominique Reynié. «Gabriel publicistes antiprotestants (fin
13. Citado por J - M . Mayeur, op. Tarde, théoricien de l'opinion», en 19è-début 20è), en Philippe
cit., pág. 491. G . Tarde, L'opinion et la foule. Joutard (bajo la dirección),
Paris, P U F , 1989. Historiographie de la Réforme,
14. Marc Sangnier, Le Sillon. Paris, Delachaux et Niestlé, 1977.
Esprit et Méthodes. Paris, A u 25. Véase Pierre Birnbaum,
Sillon, 1905, pág. 64. Véase Emile «Suffrage universel, parti-guide et 34. Sobre el papel de los
612 Pierre Birnbaum

protestantes en el fortalecimiento «L'Eglise catholique et les mondiale, la France. Lyon, Presses


de la República, Stuart Schräm, élections françaises». Revue Universitaires de Lyon, 1982, y
Protestantism and politics in Politique, julio-dic. 1962. E n 1956, Pierre Laborie, L'opinion française
France. Imprimerie Gorbière, Monseñor Renard, obispo de sous Vichy. Paris, Le Seuil, 1990,
Alençon, 1954. André Encrévé et Rodez, puede todavía declarar, pág. 169 y ss.
Michel Richard (bajo la dirección), antes de las elecciones legislativas:
Les protestants dans les débuts de «estoy seguro de que cumpliréis 47. Véase, bajo este punto de
la IHè République. Société de con este deber electoral iluminados vista, Wilfred Halls, Les jeunes et
l'Histoire du Protestantisme por vuestra fe cristiana», en la politique de Vichy. Paris, Syros,
français, Paris, 1979. Sobre el Christian Prieur, Les élections 1988. Pierre Birnbaum, Un mythe
antiprotestantismo político, Jean législatives du 2 janvier 1956 dans politique: «la République juive». De
Bauberot, «L'antiprotestantisme à l'Aveyron. Tesis de 1TEP, Paris, Léon Blum à Pierre Mendes
lafindu xixè siècle». Revue 1956. France, op. cit., Christian Faure,
d'Histoire et de philosophie Le projet culturel de Vichy. Presses
religieuses, n u m . 4, 1972, y 40. R . P . Lescœur, Le dogme de la Universitaires de Lyon, Lyon,
n u m . 2, 1973. Steven Hause, vie future et la libre-pensée 1989.
«Anti-Protestant rethoric in the contemporaine. Paris, 1892,
early Third Republic». French pág. 202. 48. Véase Laurent Gervereau y
Historical Studies, primavera Denis Peschanski, La propagande
1989. Sobre la presencia de los 41. Véase, por ejemplo, sous Vichy. 1940-1944. Paris,
judíos entre el personal político y B . D . I . C , 1990. E n numerosos
G . Torriola, La notion chrétienne
administrativo de la República, textos de esta obra colectiva, se
de la démocratie. Paris, Maison de
Pierre Birnbaum, «L'entrée en aprecia la importante influencia
la Bonne Presse, 1897.
République. Le personnel católica ejercida sobre la opinión a
politique juif sous la IHè través de los medios de
42. Sobre este aspecto, E . Duthoit,
République», en Idéologies, partis comunicación y los movimientos
Vote secret, vole obligatoire, vote
politiques et groupes sociaux. de jóvenes. También es cierto que
plural. Sacado de la Revue de Lille,
Presses de la Fondation Nationale la Iglesia y los católicos se
enero de 1898.
des sciences politiques. Paris, opusieron a Vichy. Véase, por
1989. Sobre el antisemitismo ejemplo, Henri de Lubac,
político, Pierre Birnbaum, Un 43. Georges Noblemaire, Le
complot contre la famille. Paris, Résistance chrétienne à
mythe politique: «La République l'antisémitisme. Paris, Fayard,
juive». De Léon Blum à P. Mendes 1908, pág. 67.
1987.
France. Paris, Fayard, 1988.
44. Jean-Paul Laffitte, Le
paradoxe de l'égalité et la 49. Véase Jacques Maître, «Le
35. Abate Henry D e Foy, Le représentation proportionnelle. catholicisme d'extrême-droite et la
Citoyen. Paris, 1912, pág. V . Paris, Hachette, 1910. croisade antisubversive». Revue
Française de sociologie, vol. 2,
36. F. Julien, Civisme et 45. E. Duthoit, Le suffrage de 1961. Jean-Yves C a m u s ,
démocratie, Paris, 1911, pág. 6. demain. Paris, 1901. «Integrisme catholique et
extrême-droite en France. Le parti
37. Idem, pág. 22. 46. Jacques Duquesne se muestra de la contrerévolution,
bastante duro con respecto a la 1945-1988». Lignes, n ú m . 4.
38. G . Valois y F. Renié, Les jerarquía católica bajo el régimen Pierre- André Taguieff,
manuels scolaires. Paris, Nouvelle de Vichy en su obra Les «Nationalisme et réactions
Librairie Nationale, 1911, catholiques français sous fondamentalistes en France.
pág. VII. l'occupation. Paris, Grasset, 1966. Mythologies identitaires et
Véase también Eglises et Chrétiens ressentiment antimoderne».
39. Citado por J-P. Charnay, dans la Deuxième Guerre Vingtième Siècle. Enero de 1990.
Servicios
profesionales
y documentales
m
Calendario de reuniones internacionales
La redacción de la Revista no puede ofrecer ninguna información complementaria sobre estas reuniones.

1991

17-20 sept. Istanbul European Network for Housing Research: Coloquio sobre la vivienda
(Turquía) para pobres en la zona urbana.
ENHR Int. Symposium Housing for the Poor, Secretariat, P.K. 22,
80192 Teknik Universite, Istanbul (Turquía)

22-27 sept. Belfast y Asociación internacional para el desarrollo y la gestión de ciudades an-
Dublin tiguas y nuevas: Conferencia (Tema: La innovación urbana - Establecer
el equilibrio)
AIVN, 26 rue Emériau, F-75015 Paris (France)

24-28 sept. Dublin Federación internacional para la vivienda, el urbanismo y la gestión de


los territorios: X L Congreso
FIHUAT, 43 Wasenaarseweg, NL-2596 CG La Haye (Pays-Bas)

25-29 sept. Baltimore Sociedad Internacional para la historia de la retórica: Reunión


(EEUU) Prof. N. Struever, Humanities Center, The John Hopkins University,
Baltimore, M D 21218 (Etats-Unis d'Amérique)

2-4 oct. Angers Universidad católica del Oeste; Instituto de Psicología y Ciencias So-
(Francia) ciales aplicadas: coloquio - El proyecto, ¿moda o necesidad?
Colloque PROJET, Laboratoire ROPS - IPSA, BP 808, 49008 Angers
Cedex 01 (France)

21-25 oct. París E A P S ; U I E S P ; I N E D : Congreso europeo de demografía


SOCFI, Congreso europeo de demografía, 14 rue Mandar, 75002 Paris
(France)

3-4 nov. Minia Unión geográfica internacional; grupo de estudio sobre el hambre y la
(Egipto) investigación de sistemas de producción alimentaria: Conferencia in-
ternacional sobre las zonas y lugares críticos.
Prof F.N. Ibrahim, Instituto de Geociencia, Universidad de Bayreuth,
P.O.Box 3008, D-8580 Bayreuth (Rep. federal de Alemania).
614 Servicios profesionales y documentales

11-14 nov. Viena Centro internacional de información para la terminología: 3. e r coloquio


de « I N F O T E R M » - L a terminología para la difusión de conocimientos.
INFOTERM, Mme Krommer-Benz, P.O. Box 130, A1021 Vienne (Au-
triche)

18-21 nov. Bangkok Economie and Social Commission for Asia and the Pacific: Seminario
sobre las consecuencias de los cambios de población en Asia.
ESCAP c/o UNDP, P.O. Box 7285 ADC, Pasay City, Manila (Philippines)

27-29 nov. Litxemburgo Agencia estadística de las comunidades europeas: Conferencias sobre
los recursos h u m a n o s a principios del siglo X X I .
EUROSTAT, François Bégeot, Synthèses des statistiques sociales,
L-2920 Luxembourg

27-29 nov. Toulouse Universidad de Toulouse le Mirail; R e d sudamericana: Coloquio inter-


(Francia) nacional. ( T e m a : Grandes ciudades de Africa y sudamérica. Equipa-
mientos urbanos y prácticas culturales.)
M . - C Lacoste, Réseau Amérique Latine, GDR 26 - CNRS, Université de
Toulouse le Mirail, 5 Allée Antonio Machado, 31058 Toulouse Cedex
(France).

1992

F o r u m de la juventud de las comunidades europeas: Reuniones sobre


la dimensión social europea y la juventud.
Forum de la jeunesse des communautés européennes, rue Joseph II112,
B-1040 Bruxelles (Belgique)

20-24 enero Ibadan Unión geográfica internacional; Comisión «Salud y desarrollo»: Reunión.
(Nigeria) Dr. Bose, F. Iyun, Dept. of Geography, University of Ibadan, Ibadan (Ni-
geria).

20-24 enero Marruecos Unión geográfica internacional; Comisión para el medio ambiente de
la costa: Reunión.
Dr. Mohamed Berriane, Dept. de Geografía, Universidad Mohamed V,
Rabat (Maroc).

30 abril Denver Population Association of America: Reunión.


2 mayo (EE. UU.) PAA, ¡429 Duke Street, Alexandria, VA 22314-3402 (Estados Unidos de
América).

mayo Graz Unión geográfica internacional; Comisión «Salud y desarrollo»: Aspec-


(Austria) tos prácticos de la salud en los países en vía de desarrollo.
Prof. W. Sixl, Geomedizinische Forschungstelle, Hygiene Institut der
Universität, Universitätsplatz 4, A-8010 Graz (Autriche)

25-29 m a y o Saint-Cloud, Centro de biogeografía - Ecología; European Society for Soil Conserva-
Paris tion; Unión geográfica internacional: Coloquio internacional sobre la
erosión de tierras agrícolas en medio templado de llanuras y de colinas.
Stanislas Wicherek, Centro de Biogeografía - Ecología, Ecole normale
sup. de Fontenay - Saint-Cloud, Av. de la Grille d'Honneur - Le Parc,
92211 Saint-Cloud (France)

junio San José Asociación internacional de Ciencias Económicas: Conferencia ( T e m a :


Costa Rica Democracia y desarrollo).
AISE, Secrétariat, 23 rue Campagne Première, 75014 Paris (France)

1-12 junio Rio de Janeiro Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente: Conferencia
(Brasil) sobre el m e d i o ambiente y el desarrollo.
PNUE, Tour Mirbabeau, 39-43 quai André Citroën. 75739 Paris Cedex
15 (France)
Servicios profesionales y documentales 615

13-17 julio Viena Instituto internacional de ciencias administrativas: X X I I Congreso in-


ternacional.
USA, 1 rue Defacqz, Ble 11, B-1050 Bruxelles (Bélgica)

4-7 agosto Los Angeles U n i ó n geográfica internacional; Comisión de la geografía h u m a n a : C o -


(EEUU) loquio sobre los nuevos sistemas migratorios y el cambio étnico de p o -
blaciones d e grandes ciudades.
Prof. C. Roseman, Dept. of Geography, University of Southern Califor-
nia, Los Angeles, CA 90089 (Estados Unidos de América)

9-14 „t .-.,. Washington U n i ó n geográfica internacional: X X V I I Congreso internacional.


DC Dr. A R . de Souza, Secr.-gen., 27th 1GU Congress, 1145-17 th Street
N . W . , Washington, D C 20036 (Estados Unidos de América)

24-28 agosto Moscú Asociación internacional d e ciencias económicas: X Congreso m u n -


dial
M s . J. Jennings, STICERD, LSE, Houghton Street, Londres W C 2 A 2AE
(Royaume-Uni)

30 agosto Nueva Delhi Federación internacional de las asociaciones de bibliotecarias y de bi-


5 sept. bliotecas: LVIII Conferencia ( T e m a : L a biblioteca y las perspectivas de
la política d e información)
IFLA, P.O.Box 95312, 2509 C H La Haye (Pays-Bas)

31 agosto Louvain Universidad d e Louvain; Facultad de Letras: 2 . a Conferencia interna-


4 sept. (Bélgica) cional sobre el mantenimiento y la pérdida de lenguas minoritarias
Steunpunt Nederlands ais Tweede Taal, Faculté des lettres. Université de
Louvain, Blijde Inkomststraat 7, 3000 Louvain (Belgique)

15-20 nov. New York City Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Development in
the Third World: Conferencia, 1992, sobre el Nuevo orden mundial -
U n desafío para la conducta internacional.
Mekki Mtewa, Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Deve-
lopment in the Thrid World, P.O.Box 70257, Washington, DC 20024-
0257 (Etals-Unis d'Amérique)

1994

Cuba Federación internacional de asociaciones internacionales de biblioteca-


rias y de bibliotecas: Conferencia General.
IFLA, P.O.Box 95312, 2509 C H La Haye (Pays-Bas)

22-26 agosto Praga U n i ó n geográfica internacional: Conferencia regional sobre el m e d i o


ambiente y la calidad de vida en Europa Central.
Dr. T. Kucera, Seer, of the Organizing Committee, IGC, Albertov 6, 128
43 Prague 2 (Tchécoslovaquie)
Libros recibidos

Generalidad, Ciencia rond, 1991. 115 p .fig.bibl. 84 F . ill.fig.tabl. (Tavaux et documents,


y Conocimiento, Cahier, 128).
Documentación United Kingdom. University of Shef-
field. Dept. of Psychology. Motiva- Institut national d'études démograp-
Agra»al, S . P . (Gen. ed.). Informa- tion, Unemployment and Employ- hiques; Union internationale pour
tion India, 1989-90: Global view. ment Department Programmes, by l'étude scientifique de la population.
N e w Delhi, Concept Publishing Michael H . Banks and J. Bryn D a - La famille dans les pays développés:
C o m p a n y , 1990. 530 p. index, tabl. vies. London, Employment Depart- Permanences et changements, éd.
Rs. 200. ment Group, 1990. 23 p. (Research par France Prioux. Paris, Editions
Papers, 80). de l'INED, /1990/. 315 p.fig.tabl.
bibl. (Congrès et colloques, 4).
Busuttil, S.; Villain-Gandossi, Chr.;
150 F.
Richez, G . ; Sivignon, M . Les res-
sources en eau et le tourisme dans les Ética
îles de Méditerranée / Water resour- Tunisie. Ministère de la santé publi-
ces and Tourism on the Mediterra- Basso, Domingo M . Nacer y morir que; Office nat. de la famille et de la
nean Islands. Vienna, European con dignidad: Estudios de bioética population. Les déterminants de la
Coord. Centre for Research and D o - contemporánea. Bogotá, Orden hos- fécondité en Tunisie:
cumentation in Social Sciences; pitalaria de San Juan de Dios, Se- 1966-1975-1984-1988, par A . Sla-
Malta, Foundation for Internatio- cretariado latinoamericano para la blab, A . Belloumi, M . Seklani, S .
nal Studies, 1989. 194 p . carta- renovación, 1990. 502 p. bibl. Moreland. Tunis, Office nat. de la
graph. tabl. bibl. famille et de la population, 1990.
120 p. graph, tabl.
Biérin, E . A . ; Moulin, A . ; Pichault, Ciencias Sociales
F . Les industries de la langue: Un United Nations. Department of In-
marché en devenir - Résultats d'une Fonds des Nations Unies pour l'En- ternational Economie and Social Af-
enquête menée auprès des utilisa- fance. La situation des enfants dans fairs. International Transmission of
teurs francophones potentiels. Liège, le monde, 1991. Genève, U N I C E F , Population Policy Experience. N e w
Observatoire wallon des industries 1991. 128 p.fig.tabl. 45 F. York, United Nations, 1990. 183 p .
de la langue, 1990. 98 p . graph, fig.
bibl.
Sociología - . - . Patterns of First Marriage: Ti-
Commission des communautés euro- ming and Prevalence. N e w York.
péennes. Rappor général sur l'activi- Bassand, Michel. Culture et régions United Nations, 1990. 327 p . fig.
té des communautés européennes, d'Europe. Lausanne, Presses poly- tabl. bibl.
XXIVe, 1990. Luxembourg, Office techniques et universitaires roman-
des publications officielles des de/pour le/ Conseil de l'Europe. - . - . Population Growth and Policies
C o m m u n a u t é s européennes, 1991. 255 p . ill./carta bibl. 54 Fr.s. in Mega-Cities: Mexico City. N e w
515 p . tabl. York, United Nations, 1991. 34 p .
Scidà, Giuseppe. Globalizzazione e carta bibl. (Population Policy Pa-
Jule-Rosette, Bennetta. Terminal culture: Lo sviluppo sociale fra omo- per, 32).
Signs: Computers and Social Chan- geneità e diversità. Milano, Edizio-
ge in Africa. Berlin; N e w , Y o r k , ne universitaria, Jaca, 1990. 241 p . - . - . The Sex and Age Distribution of
M o u t o n de Gruyter, 1990. 424 p. ill. 30.000 Lire. Population: The 1990 Revision of
bibl. index. (Approaches to Semio- the U.N. Global Population Estima-
tics, 90). 178 D M . tes and Projections. N e w York, Uni-
Estadísticas, Demografía, ted Nations, 1991. 385 p. tabl. (Po-
Población pulation Studies, 122).
Psicología
Attias-Donfut, Claudine. Généra- - . - . World Population Prospects,
Caillé, Philippe. Un et un font trois: tions et âges de la vie. Paris, Presses 1990. N e w York, United Nations,
Le couple révélé à lui-même. Paris, universitaires d e France, 1 9 9 1 . 1991. 607 p. tabl. (Population Stu-
E S F éditeur, 1991. 153 p. gloss, ill. 126 p. bibl. (Que sais-je). dies, 120).
bibl. (Coll. Sciences humaines ap-
pliquées - L'art de la psychothéra- Rallu, Jean-Louis. Les populations
pie). 150 F. océaniennes aux XIXe et XXe siè- Ciencia Política
cles. Paris, Institut national d'étu-
Dupuy, Jean-Pierre. La panique. Pa- des démographiques; Presses uni- Amnesty International. Maroc: Tor-
ris, Les empêcheurs de penser en versitaires de France, 1990. 343 p . ture, disparitions, emprisonnement
618 Libros recibidos

politique. Dunkerque, Les Editions ne. L a Garenne-Colombes, Editions pines. Paris, Editions d u Centre na-
francophones d ' A m n e s t y Interna- de l'espace européen, 1990. 396 p . tional de la recherche scientifique,
tional, 1991. 111 p . ill. 3 0 F . fig. carta tabl. index. 1990. 2 0 2 p . / carta, fig. ill. tabl.
bibl. index. 190 F .
Lapeyronnie, Didier (sous la dir. de). Bernard, Chantai. Le marché du tra-
Les politiques locales d'intégration vail urbain en Algérie. Genève, Ins- Mathur, Hari M o h a n (ed.). The Hu-
des minorités immigrées en Europe titut international d'études sociales, man Dimensions of Development:
et aux Etats-Unis. Issy-les-Mouli- 1991. ( P r o g r a m m e marché d u tra- Perspectives from Anthropology.
neaux, Agence pour le développe- vail, D P / 3 4 / 1 9 9 1 ) . N e w Delhi, C o n c e p t Publishing
ment des relations interculturelles, C o m p a n y , 1990. 368 p . bibl. index.
1991.476 p. fig. tabl. Chouraqui, Alain; Tchobanian, R o -
bert. Le droit d'expression des sala-
Midwinter, Arthur; Keating, M i - riés en France: Un séminaire inter- Salud
chael; Mitchell, J a m e s . Politics and national. G e n è v e , Institut interna-
Public Policy in Scottland. Basing- tional d'études sociales, 1991. 157 Organisation mondiale de la santé.
stoke; L o n d o n , MacMillan Educa- p. (Série de recherche, 89). Bureau régional de l'Europe. Ali-
tion Ltd., 1991. 240 p. bibl. index. mentation et santé: La prévention
£9.99. Salahdine, M o h a m e d . Le marché du des maladies d'origine alimentaire
travail urbain au Maroc. G e n è v e , en Europe, par W . P . T . James, en
Prakash C . Jain. Racial Discrimina- Institut international d'études so- coll. avec A . Ferro-Luzzi, B . Isaks-
tion against Overseas Indians: A ciales, 1991. 3 4 p . tabl. (Programme son et W . B . Szostak. Copenhague,
Class Analysis. N e w Delhi, Concept marché d u travail, D P / 3 3 / 1 9 9 1 ) . Organisation mondiale de la santé,
Publishing C o m p a n y , 1990. 2 1 5 p . 1990. 161 p. fig. tabl. bibl. ( O M S ,
tabl. bibl. index. Publications régionales, Série euro-
Derecho péenne, 24). 20 Fr.s.
United Nations Institute for Disar-
Allemagne, R é p . féd. Lois sur la con- - . - . Les problèmes liés à la consom-
m a m e n t Research / Institut des N a -
currence. B o n n , Inter Nationes, mation d'alcool dans les groupes à
tions Unies pour la recherche sur le
1990. 120 p . (Documentation sur la haut risque, éd. par Martin Plant.
désarmement. Africa, Disarmament
politique et la société dans la R é p . Copenhague, Organisation m o n d i a -
and Security Conference of African
féd. d'Allemagne). le de la santé, 1990. 128 p . fig. tabl.
Research Institutes, Algiers, 24-25
March 1990: Proceedings /Afrique,
désarmement et sécurité. Conféren- Centre des Nations Unies pour les
ce des instituts de recherche afri- droits de l ' h o m m e . Consultation in- Tecnología
cains, Alger, 24-25 mars 1990: Ac- ternationale sur le SIDA et les droits
de l'homme, Genève, 26-28 juil. G a m s e r , M . ; Appleton, H , ; Carter,
tes. N e w Y o r k , United Nations,
1989: Rapport. N e w York, Nations N . (eds.). Tinker, Tiller, Technical
1991. 1 2 5 p . diagr. m a p / c a r t e .
Unies, 1991.71 p . Change: Technologies from the Peo-
(UNIDIR/90/109).
ple. L o n d o n , Intermediate T e c h n o -
Nations Unies. Centre des Nations logy Publications, 1990. 278 p . m a p
Villain-Gandossi, Chr.; B o c h m a n n , / carte, ill. tabl. bibl.
K . ; Metzeltin, M . ; Schäffer, C h r . Unies sur les sociétés transnationa-
(éds). Le concept de ¡Europe dans le les. Législation et réglementations
processus de la CSCE/The Concept nationales concernant les sociétés
transnationales, vol. VII. N e w Y o r k , Literatura
of Europe in the Process of the
CSCE. Tübingen, Gunter Narr Ver- Nations Unies, 1990. 359 p . tabl.
Varpio, Yrjo. The History of Finnish
lag / for / T h e European C o o r d . Literary Criticism, ¡828-1918.
Centre for Research and D o c u m e n - Organisation mondiale de la santé.
Bureau régional de l'Europe. Légis- T a m p e r e , Societas Scientiarium
tation in Social Sciences/, 1 9 9 0 . Finnica, 1990. 2 4 3 p . ill. index.
221 p . index. lation sanitaire et personnes âgées.
Copenhague, Organisation m o n d i a -
le de la santé, 1990. 95 p . tabl. bibl.
( O M S , Publications régionales, Sé- Geografía, Historia
Ciencias Económicas
rie européenne, 33). 16 Fr.s.
B e n k o , Georges. Géographie des
Afshar, H a l e h . Women, Develop- technopôles. Paris, M a s s o n , 1991.
ment and Survival in the Third 223 p. / carta, fig. ill. tabl. index.
World. London; N e w York, Long- Antropología Social (Coll. Géographie). 145 F .
m a n , 1991. 325 p. bibl. tabl. index. y Cultural
Hardback £22; Paperback £ 10.99. Deshen, S h l o m o . Les gens du Mel-
Macdonald, Charles. Sinsin, le théâ- lah: La vie juive au Maroc à l'époque
Benko, G . B . (ed.). La dynamique tre des génies: Le cycle rituelféminin précoloniale. Paris, Albin Michel,
spatiale de l'économie contemporai- de Punang-Iräräj, Palawan, Philip- 1991.268 p. bibl. index.
Publicaciones recientes de la Unesco
(incluidas las auspiciadas p o r la U n e s c o * )

Anuario estadístico de la UNESCO Directories / Répertoires mondiaux ción sobre las ciencias sociales). E n -
1990. París, U N E S C O , 1990, v.p. d'information en sciences sociales / cuadernado 150 F .
350 F . Repertorios mundiales de informa-
ción sobre las ciencias sociales). E n - Seminario sobre identidad cultural
Bibliographie internationale des cuadernado 100 F . y modernidad: Nuevos modelos de
sciences sociales: Anthropologie / relaciones culturales, Barcelona 27-
Internacional Bibliography of the La enseñanza, la reflexión y la in- 30 de noviembre de 1990. Barcelo-
Social Sciences: Anthropology, vestigación filosóficas en Américana, Federado Catalana d'Associa-
vol. 32, 1986. London; N e w York, Latina y el Caribe. Paris, U N E S - cions i Clubs U N E S C O , 1990. v.p.
Routledge / for / T h e Internat. C O ; Madrid, Tecnos, 1991. 247 p .
Committee for Social Science In- 110F. UNESCO Yearbook on Peace and
form, and D o c , 1990. 609 p. (Dif- Conflict Studies, 1988. Paris,
fusion: Offilib, Paris). 900 F . El otro Tercer Mundo: La mujer U N E S C O ; N e w York, Greenwood
campesina ante el analfabetismo, Press, 1990. 241 p. index. 300 F .
Bibliographie internationale des por Krystyna Chlebowska. París,
sciences sociales: Science économi- U N E S C O , 1990. 152 p . fig. ilus. La violencia y el terror en los me-
que / International Bibliography of cuadros. 75 F . dios de comunicación de masas. Pa-
the Social Sciences: Economics, rís, U N E S C O , 1990. 49 p . (Estu-
vol. 35, 1986. London; N e w York, Estudios en el extranjero / Study dios y documentos de comuni-
Routledge / for / T h e Internat. Abroad / Etudes à l'étranger, cación social, 102). 20 F .
Committee for Social Science In- vol. XXVI, 1989-1990-1991. Paris,
form, and D o c , 1990. 717 p . (Dif- U N E S C O , 1989. 1408 p. 82 F. World Directory of Human Rights
fusion: Offilib, Paris) 900 F . Teaching and Research Institutions,
Index translationum, vol. 37, 1984. 1st ed. / Repertoire mondial des ins-
Bibliographie internationale des Paris, U N E S C O , 1990, 1099 p. titutions de recherche et de forma-
sciences sociales: Science politique 350I F. tion sur les droits de l'homme / Re-
Internacional Bibliography of the pertorio mundial de instituciones de
Social Sciences: Political Science, Informe de la comunicación en el investigación y deformación en ma-
vol. 35, 1986. London; N e w York, mundo. Paris, U N E S C O , 1990. teria de derechos humanos. París,
Routledge / for / the Internat. C o m - 549 p. bibl. indices. 348 F . U N E S C O ; Oxford, Berg Publishers
mittee for Social Science Inform, Ltd., 1988. 216 p. (World Social
and D o c , 1989. 751 p. (Diffusion: International Yearbook of Educa- Science Information Directories /
Offilib, Paris) 900 F . tion, vol. 42, 1990 - Literacy and Répertoires mondiaux d'informa-
illiteracy in the World: Situation,tion en sciences sociales / Reperto-
Bibliographie internationale des Trends and Prospects, por S e m a rios mundiales de información so-
sciences sociales: Sociologie / Inter- Tanguiane. Paris, U N E S C O , 1990. bre las ciencias sociales). Encua-
nacional Bibliography of the Social 163 p. tabl. 65 F . dernado 125 F .
Sciences: Sociology, vol. 36, 1986.
London; N e w York, Routledge / for Repertorio internacional de organis- World Directory of Peace Research
/ the Internat. Committee for Social mos de juventud, 1990 / Répertoire and Training Institutions, 6th ed. /
Science Inform, and D o c , 1990. international des organismes de jeu- Répertoire mondial des institutions
351 p. (Diffusion: Offilib, Paris) nesse / International Directory of de recherche et de formation sur la
900 F. Youth Bodies. Paris, U N E S C O , paix / Repertorio mundial de insti-
1990. 4 7 7 p . index. 140 F . tuciones de investigación y de for-
Las dimensiones internacionales del mación sobre la paz. Paris, U N E S -
derecho humanitario. París, U N E S - Selective Inventory of Social Science C O ; Oxford, Berg Publishers Ltd.,
C O ; Madrid, Tecnos; Genève, Ins- Information and Documentation 1988. 271 p . (World Social Science
tituto Henry Dunan, 1990. 302 p. Services, 1988, 3rd. éd. /Inventaire Information Directories / Répertoi-
150F. sélectif des services d'information etres mondiaux d'information en
de documentation en sciences socia- sciences sociales / Repertorios m u n -
Directory of Social Science Informa- les / Inventario de servicios de infor-diales de información sobre las
tion Courses, 1st. ed. / Répertoire mación y documentación en cien- ciencias sociales). Encuadernado
des cours d'information dans les cias sociales. Paris, UNESCO; 150 F .
sciences sociales / Repertorio de cur-Oxford, Berg. 1988. 680 p. (World
sos de información en ciencias so- Social Science Information Direc- World Directory of Social Science
ciales. Paris, U N E S C O ; Oxford, tories / Répertoires mondiaux d'in- Institutions, 1990, 5th ed.. /Réper-
Berg Publishers Ltd., 1988. 167 p. formation en sciences sociales / R e - toire mondial des institutions de
(World Social Science Information pertorios mundiales de informa- sciences sociales / Repertorio mun-
620 Publicaciones recientes de la Unesco

dial de instituciones de ciencias so- mondial des institutions de forma- World List of Social Science Perio-
ciales. París, U N E S C O , 1990. tion et de recherche en droit interna- dicals, 1986, 7thed. / Liste mondia-
1211 p. (World Social Science In- tional / Repertorio mundial de insti- le des périodiques spécialisés dans
formation Services / Services m o n - tuciones de formación y de investi- les seiendes sociales / Lista mun-
diaux d'information en sciences so- gación en derecho internacional. Pa- dial de revistas especializadas en
ciales / Servicios mundiales de ris, U N E S C O , 1990. 387 p. (World ciencias sociales. París, U N E S C O ,
información sobre ciencias socia- Social Science Information Directo- 1986. 818 p. index. (World Social
les). 225 F. ries / Répertoires mondiaux d'infor- Science Information Services / Ser-
mation en sciences sociales / Reperto- vices mondiaux d'information en
World Directory of Teaching and rios mundiales de información sobre sciences sociales / Servicios m u n -
Research Institutions in Internatio- las ciencias sociales). 90 F. diales de información sobre cien-
nal Law, 2nd ed., 1990 / Répertoire cias sociales). 100 F .

* Cómo obtener estas publicaciones: a) las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la
Editorial de la Unesco, Servicio de Ventas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París, o en los distribuidores nacionales;
b) las co-publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas las librerías de alguna importancia o en la Editorial
de la Unesco.
Números aparecidos

Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de international Social Science Bulletin/Bulletin international
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la U N E S C O . División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfíchas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, Ann Arbor, M I
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfí-
chas también están disponibles en la U N E S C O , División de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959 Vol. XVIII, 1966


Núm. 1 Social aspects of mental health* N u m . 1 H u m a n rights in perspective*
Num. 2 Teaching of the social sciences in the N u m . 2 M o d e r n methods in criminology*
USSR* N u m . 3 Science and technology as development fac-
Num. 3 The study and practice of planning* tors*
Num. 4 Nomads and nomadism in the arid zone* N u m . 4 Social science in physical planning*

Vol. XII, 1960 Vol. XIX, 1967


N u m . 1 Citizen participation in political life* Num. 1 Linguistics and communication*
N u m . 2 The social sciences and peaceful co-opera- Num. 2 The social science press*
tion* Num. 3 Social functions of education*
N u m . 3 Technical change and political decision* Num. 4 Sociology of literary creativity
N u m . 4 Sociological aspects of leisure*
Vol. XX, 1968
Vol. XIII, ¡961 N u m . 1 Theory, training and practice in manage-
Num. 1 Post-war democratization in Japan* ment*
Num. 2 Recent research on racial relations* N u m . 2 Multi-disciplinary problem-focused re-
Num. 3 The Yugoslav c o m m u n e * search*
Num. 4 The parliamentary profession* N u m . 3 Motivational patterns for modernization*
N u m . 4 The arts in society*
Vol. XIV, 1962
Vol. XXI, 1969
Num. 1 Images of w o m e n in society*
Num. 2 Communication and information* Num. 1 Innovation in public administration
Num. 3 Changes in the family* Num. 2 Approaches to rural problems*
Num. 4 Economics of education* Num. 3 Social science in the Third World*
Num. 4 Futurology*
Vol. XV, 1963
Vol. XXII, 1970
Num. 1 Opinion surveys in developing countries* Num. 1 Sociology of science*
Num. 2 Compromise and conflict resolution* Num. 2 Towards a policy for social research*
Num. 3 Old age* Num. 3 Trends in legal learning*
Num. 4 Sociology of development in Latin America*
Num. 4 Controlling the h u m a n environment*
Vol. XVI, 1964 Vol. XXIII, 1971
N u m . 1 Data in comparative research* Num. 1 Understanding aggression
N u m . 2 Leadership and economic growth* Num. 2 Computers and documentation in the social
N u m . 3 Social aspects of African resource develop- sciences*
ment* Num. Regional variations in nation-building*
N u m . 4 Problems of surveying the social science and Num. Dimensions of the racial situation*
humanities*
Vol. XXIV, 1972
Vol. XVII, 1965
Num. 1 Development studies*
Num. 1 M a x W e b e r today/Biological aspects of race* Num. 2 Youth: a social force?*
Num. 2 Population studies* Num. 3 The protection of privacy*
Num. 3 Peace research* Num. 4 Ethics and institutionalization in social
Num. 4 History and social science* science*
622 Números aparecidos

Vol. XXV, 1973 Vol. XXXIV, 1982


N ú m . 1/2 Autobiographical portraits* Núm. 91 Imágenes de la sociedad mundial
N u m . 3 The social assessment of technology* Núm. 92 El deporte
N u m . 4 Psychology and psychiatry at the crossroads Núm. 93 El hombre en los ecosistemas
Núm. 94 Los componentes de la música
Vol. XXVI, 1974
Vol. XXXV, 1983
N u m . 1 Challenged paradigms in international
relations* Núm. 95 El peso de la militarización
N u m . 2 Contributions to population policy* Núm. 96 Dimensiones políticas de la psicología
N u m . 3 Communicating and diffusing social science* Núm. 97 La economía mundial: teoría y realidad
N u m . 4 The sciences of life and of society* Núm. 98 La mujer y las esferas de poder

Vol. XXVII, 1975 Vol. XXXVI, 1984


N u m . 1 Socio-economic indicators: theories and ap- N u m . 99 La interacción por medio del lenguaje
plications* N ú m . 100 La democracia en el trabajo
N u m . 2 The uses of geography N ú m . 101 Las migraciones
N u m . 3 Quantified analyses of social phenomena N ú m . 102 Epistemología de las ciencias sociales
N u m . 4 Professionalism in flux
Vol. XXXVII, 1985
Vol. XXVIII, 1976
Núm. 103 International comparisons
N u m . 1 Science in policy and policy for science* Núm. 104 Social sciences of education
N u m . 2 The infernal cycle of armament* Núm. 105 Food systems
N u m . 3 Economics of information and information Num. 106 Youth
for economists*
N u m . 4 Towards a new international economic and Vol. XXXVIII, 1986
social order*
Num. 107 Time and society
Vol. XXIX, 1977 Num. 108 The study of public policy
Num. 109 Environmental awareness
N u m . 1 Approaches to the study of international or- Num. 110 Collective violence and security
ganizations
N u m . 2 Social dimensions of religion
Vol. XXXIX, 1987
N u m . 3 The health of nations
N u m . 4 Facets of interdisciplinarity Num. 111 Ethnic phenomena
-
Num. 112 Regional science
Vol. XXX, 1978 Num. 113 Economic analysis and interdisciplinarity
Num. 114 Los procesos de transición
N u m . 1 La territorialidad: parámetro político
N ú m . 2 Percepciones de la interdependencia mundial
N ú m . 3 Viviendas humanas: de la tradición al Vol. XL, 1988
modernismo Num. 115 Las ciencias cognoscitivas
N ú m . 4 La violencia Num. 116 Tendencias de la antropología
Num. 117 Las relaciones locales-mundiales
Vol. XXXI, 1979 Núm. 118 Modernidad e identidad: un simposio
N ú m . 1 La pedagogía de las ciencias sociales: algunas
experiencias Vol. XLI, 1989
N ú m . 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales
N ú m . 3 Modos de socialización del niflo N ú m . 119 El impacto mundial de la Revolución fran-
N ú m . 4 En busca de una organización racional cesa
N ú m . 120 Políticas de crecimiento económico
N ú m . 121 Reconciliar la biosfera y la sociosfera
Vol. XXXII, 1980
N ú m . 122 El conocimiento y el Estado
N ú m . 1 Anatomía del turismo
N ú m . 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología con- Vol. XLI I, 1990
tra comunidades?
N ú m . 3 El trabajo Núm. 123 Actores de las políticas públicas
N ú m . 4 Acerca del Estado Núm. 124 El campesinado
Núm. 125 Historias de ciudades
Vol. XXXIII. 1981 Núm. 126 Evoluciones de la familia

N ú m . 1 La información socioeconómica: sistemas, Vol. XLIII, 1991


usos y necesidades
N ú m . 2 En las fronteras de la sociología N ú m . 127 Estudio de los conflictos internacionales
N ú m . 3 La tecnología y los valores culturales N ú m . 128 La hora de la democracia
N ú m . 4 La historiografía moderna *Números agotados
EL TRIMESTRE
ECONÓMICO
C O M I T E D I C T A M I N A D O R : Carlos Bazdresch P., José Casar, José R o m e r o , Lucia Segovia, Rodolfo de
la Torre, Kurt Unger, Rafael del Villar. C O N S E J O E D I T O R I A L : E d m a r L. B a c h a , Enrique C á r d e n a s ,
José Blanco, Gerardo B u e n o , Héctor L. Diéguez, Arturo Fernández, Ricardo Ffrench-Davis, Enrique
Florescano, Roberto Frenkel, Ricardo H a u s m a n n , Albert 0. Hirschman, David Ibarra, Francisco Lopes,
Guillermo Maldonado, J o s é Antonio O c a m p o , Luis Ángel Rojo D u q u e , Gert Rosenthal, Francisco
Sagasti, Jaime José Serra, Jesús Silva Herzog Flores, Osvaldo Sunkel, Carlos Tello, Ernesto Zedillo.

Director; Carlos Bazdresch P. Subdirector: Rodolfo d e la Torre


Secretario de Redacción: Guillermo Escalante A .

Vol. LVIII (2) Mexico, Abril-Junio de 1991 Num. 230

SUMARIO

ARTÍCULOS.

Luis René Cáceres y La determinación del tipo de cambio en el mercado negro de El


Óscar A. Núñez Salvador

Stijin Claessens y Precios del mercado secundario en diversas estrategias de


Sweder van Wijnbergen reducción de la deuda

Ornar O.-Chisari y Restricción externa, brecha fiscal y regímenes cambíanos duales


Guillermo Rosenwurcel

Santiago Levy y Las políticas de comercio internacional y de inversión extranjera


S e a n Nolan en competencia imperfecta

Raúl d e G o u v e a Neto El papel de las empresas transnacionales en el trípode de la


industria militar brasileña

Francisco Carrada-Bravo Los regímenes de política y la inestabilidad económica en un


modelo de expectativas racionales de la economía mexicana

DOCUMENTOS.

Plan de restructuración de la deuda del sector público del Brasil

Precio ae suscripción por un año, 1991


La suscripción en Mexico cuesta $75,000 00

España, Centro
y Sudaménca Resto del m u n d o
(dolares) (dolares)
Personal $25 00 $35 00
Universidades,
bibliotecas
e instituciones $35 00 $100.00

Fondo de Cultura Económica - Av. de la Universidad 975


Apartado Postal 44975. Mexico, D F.
DESARROLLO
Y SOCIEDAD
No. 27 Marzo 1991

El número 27 de la Revista Desarrollo y Sociedad comprende los


siguientes trabajos:

- Precisiones a la economía del narcotráfico. Eduardo Sarmiento


Palacio
- Comentarios a la ponencia «Estabilización y crecimiento econó-
m i c o » del profesor Rudiger D o r n b u s c h . Eduardo Sarmiento
Palacio

- E l enfoque de salarios de eficiencia y el ajuste económico en paí-


ses en desarrollo. Luis A. Riveros

- Metodología para el cálculo de la tasa de c a m b i o efectiva: C a -


so colombiano. Raul Castro, Carlos Pabón y Mauricio Santa-
maría
- L a s medidas de costo por unidad de servicio: E l caso del «costo
por egresado». Elio hondero

- L a d e m a n d a d e energía eléctrica e n la industria colombiana.


Gustavo Ramírez
- Sobre la persistencia de las fluctuaciones reales e n C o l o m b i a .
Alberto Carrasquilla y José Darío Uribe

Suscripciones y correspondencia Valor de la Suscripción


general debe dirigirse a la Nos. 27 y 28 (1991) $3.500
Revista Desarrollo y Sociedad, C E D E Exterior U S $ 28.00
Universidad de los Andes
Apartado Aéreo 4976
Bogotá, Colombia
Teléfono 2824066 Ext. 2461
CONTRIBUCIONES
Estudios Interdisciplinarios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional

Editor Administración y Documentación


Konrad-Adenauer-Sliftung Asociación C n Carlos Merle, O m a r Ponce
Centro Interdisciplinano de Esludios
sobre el Desarrollo Latinoamericano Consejo de Redacción
Director: Helmut Witteis burger
Judith Bojman, Carlota Jackisch
Colaboradores del Centro Hermann Schneider, Laura Villarruel,
Helmut Wittelsbiirger
Judith Bojman, Carlota Jackisch.
Carlos Merle, O m a r Ponce. Secretaria de Redacción
Hermann Schneider, Laura Villarrucl.
Helmut Witteisbürger Laura Villarruel

Paul Armbrusler
El pape! de las cooperativas en el crédito agrícola de países en vías de desarrollo

Ricardo Combellas Germán Zincke


El reto ideológico de los partidos políticos venezolanos El rol de la pequeña empresa en los modelos de desarrollo

Claudio Wiliman
Las raices cristianas en el pensamiento del Partido Nacional del Uruguay

Néstor Stancanelli
Roberto Escolar Budge
La ronda Uruguay y la negociación de acceso a los mercados
Mitos y utopias como proyección política

Adrián Makuc y Jorge Ruiz


Hermann Sautter Reglas de competencia
Cosmovisión, moral y desarrollo económico

Pablo Villarroel
Klaus Weigelt
El «enverdecimiento» de la economía chilena
/;'/ conocimiento económico como elemento necesario de la formación política

Documentos

Acta de la Primera Reunión Ministerial entre la Comunidad Europea y el Grupo Rio

Entrevista al Dr. '¡'asían GarefJoncs, Vícemimstro de Relaciones Exteriores de


Gran Bretaña Encuentro en Los Andes

Comentario de libros

David F Epstein
La teoría política de El Federalista,
Christoph Graf por Laura Villarruel
¿Cómo se puede fomentar las microcmpresas en países en vías de desarrollo'.'

OEA Personas y hechos


La pequeña empresa Un instrumento para la estrategia de desarrollo
Elecciones en El Salvador
Federico Foders
La creación de un sistema crediticio funcional con énfasis en créditos para Barthold C . White
artesanos, pequeños industriales y agricultores La política cultural europea se basa en la libertad

Hans-H. Münkner Václav Havel


¿Por qué las cooperativas tienen importancia para lo\ países en vías de desarro/lo'.' La revolución acaba de comenzar

Carlos Zapata
Perspectiva v limites de las cooperativas de producción en el sector informal
urbano de América Latina

Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Sliftung A . C . - Centro Interdisciplinarío


de Estudios sobre el Desarrollo Latinoamericano C I E D L A

A ñ o VIII - N° 2 (30) - Abril-junio, 1991

Redacción y Administración- C I E D L A , Leandro N . Alem 6 9 0 - 20° Piso


1001 Buenos Aires, República Argentina,
Teléfonos: (00541 ) 31 3-3522/3531/3539/312-6918
T L X 24751 K A S B A A R
F A X (00541) 311-2902
Derechos adquiridos por K O N R A D A D E N A U E R - S T I F T U N G A . C .
Registro de la Propiedad Intelectual N.° 266.319
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
La Revista internacional de ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripción en 1991
Países industrializados: 5.000 ptas. o 45 $.
Países en desarrollo: 3.000 ptas. o 27 $.
Precio del número: 1.500 ptas. o 15 $.
Se ruega dirigir los pedidos
de subscripción, compra de un número,
así c o m o los pagos y reclamaciones
al Centre Unesco de Catalunya:
Mallorca, 285. 08037 Barcelona
T o d a la correspondencia relativa
al contenido debe dirigirse al Redactor jefe
de la Revue internationale
des sciences sociales
Unesco, 7 place de Fontenoy, 75700 Paris.
Los autores son responsables de la elección
y presentación de los hechos que figuran
en esta revista, del mismo m o d o
las opiniones que expresan
no son necesariamente las de la Unesco
y no comprometen a la Organización.
Edición inglesa:
International Social Science Journal
(ISSN 0020-8701)
Basil Blackwell Ltd.
108 Cowley Road, Oxford O X 4 1JF ( R . U . )
Edición francesa:
Revue internationale des sciences sociales
(ISSN 0304-3037)
Editions Eres
19, rue Gustave-Courbet
31400 Toulouse (Francia)
Edición china:
Guoji shehui kexue zazhi
Gulouxidajie Jia 158, Beijing (China)
Edición árabe:
Al-Majalla Addawlya
lil Ulum al Ijtimaiya
Unesco Publications Centre
1, Talaat Harb Street, El Cairo (Egipto)

Hogar del Libro, S.A.


Ramelleres, 17, 08001 Barcelona
Imprime: Grinver, S.A.
A v . Generalität, 39. 08970 Sant Joan Despí
Depósito legal, B . 37.323-1987
Printed in Catalonia
ISSN 0379-0762
© Unesco 1991

S-ar putea să vă placă și