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Ottawa: Paul L a m y
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Túnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi
Ilustraciones:
Portada: U n a representación simbólica de la
realidad cósmica. Siglo xiv. Mezquita del Viernes,
Kermarchah. Irán. D.R.
A la derecha: Frontispicio del Discours sur
l'origine de l'inégalité de J.J. Rousseau.
Grabado de N . Ponce, según Ch. N . Cochin, siglo
XVIII. Biblioteca Naciollal/R. Viollet.
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES
Septiembre 1991
El anterior número de la RICS ( N ú m . 128, ju- sica es abordada de distintas maneras en diver-
nio de 1991) trató de los procesos de transición sos artículos: David Apter observa la diferencia
democrática en América latina, Europa del Es- entre el institucionalismo, interesado esencial-
te y del Sur, Asia y Africa. El presente número mente en las reglas de funcionamiento de la de-
se dedica al debate en torno al régimen d e m o - mocracia, y el neoinstitucionalismo, que a m -
crático. La complementaridad entre las dos en- plía su campo de análisis hacia las interaccio-
tregas sucesivas de la RICS responde a una exi- nes entre el régimen democrático y los factores
gencia: que a los recientes éxitos de los regíme- económicos y sociales. Arend Lijphart estable-
nes representativos y pluralistas se añada una ce un vínculo entre los procesos y el contenido
renovación en la reflexión sobre las institucio- respecto a la regla mayoritaria, considerada
nes y la naturaleza de la democracia. uno de los pilares de las viejas democracias, so-
E n efecto, c o m o subraya G u y Hermet, el en- bre todo en la tradición anglosajona. Lijphart
sanchamiento del área de aplicación de estos discute la posición dominante y sostiene que es
regímenes no determina su contenido. Por otro preferible la regla del consenso, dado que pre-
lado, la fuerte legitimidad de que ahora goza la senta la doble ventaja de responder mejor al
democracia ha podido, tal vez, hacer olvidar espíritu democrático y de permitir un funcio-
que ésta no podría florecer sin una continua namiento m á s correcte de este régimen. Es
reflexión sobre sus principios y prácticas. John Keane, con todo, quien toma una posi-
Repensar la democracia, sobre todo ahora ción más definida en favor de la democracia en
que se está imponiendo c o m o régimen político términos de procedimiento, puesto que estima
legítimo, es lo que preconiza Giovanni Sartori, que no debe ser considerada c o m o un sistema
demostrando con convincentes argumentos global guiado por principios normativos e ideo-
que la instauración de un buen tipo de gobierno lógicos. Por su parte, G u y Hermet preconiza
no garantiza en absoluto que de él se haga u n una democracia liberada de lo que llama los
uso juicioso. Este debate no es únicamente ne- sortilegios metafísicos que sirven para legiti-
cesario en lo que toca a los nuevos regímenes marla. Hermet nos recuerda que la democracia
representativos, sino también a las viejas de- no debe confundirse con una doctrina, aunque
mocracias. E n este sentido, G u y Hermet hace ésta sea secular.
hincapié en dos problemas perennes, nunca re- Otra cuestión central se refiere a la relación
sueltos del todo por la teoría política, desde entre democracia y desarrollo socioeconómico.
Locke y Rousseau: la naturaleza de la legitimi- Durante m u c h o tiempo, ha prevalecido la tesis
dad democrática y la virtud democrática o el de la precondición socioeconómica: no la de
civismo, cuyo debilitamiento es hoy visible en desarrollo, no la de democracia. Tal es la postu-
las viejas democracias. ra de numerosas teorías de inspiración marxis-
La democracia, ¿se define por sus institu- ta, como la de dependencia, o funcionalista, co-
ciones o por susfinalidadeso normas? ¿Es ex- m o el desarrollismo y la modernización, de que
clusivamente un procedimiento o está guiada habla David Apter. Pero Norberto Lechner y
por principios substanciales? Esta cuestión clá- S . K . Mitra, por su parte, rechazan este argu-
RICS129/Septiembrel991
458 Editorial
mentó sosteniendo que los progresos de la de- do, ni en los que lo están por el monopolio de
mocracia en América latina y la persistencia de los poderes públicos. Keane sostiene la idea
este régimen en India demuestran la autono- de que en una sociedad democrática los m e -
mía de lo político. Para Lechner y Mitra, el de- dios de comunicación deben mantenerse in-
sarrollo no es una precondición para la d e m o - dependientes del poderfinancieroy del poder
cracia, dado que ésta puede establecerse y con- político, y describe las características que ca-
tinuar funcionando en sociedades que aún no bría esperar de los medios de comunicación
han resuelto del todo sus problemas socioeco- del servicio público en un contexto democrá-
nómicos. tico.
Las interrelaciones entre un orden sociopo- Las relaciones entre la democracia por un
lítico democrático, por un lado, y la sociedad lado y la cultura y religión por otro, han sido
civil y el mercado, por otro, son tratadas en el tema de muchas ideas preconcebidas, no siem-
artículo de Ernest Gellner, quien presenta un pre en armonía con los hechos. Bertrand Badie
análisis histórico de estas relaciones e investiga nos presenta un análisis riguroso de estas rela-
las razones por las cuales la sociedad civil y el ciones y demuestra que ninguna religión es, por
orden político liberal se desarrollaron inicial- esencia, portadora de democracia: puede ser fa-
mente en ciertas partes del m u n d o , sobre todo vorable o no a ese régimen en función de la
en el Noroeste de Europa, mientras que en práctica social y de la capacidad de invención
otras - c o m o en Europa del Este y el m u n d o is- política de las sociedades en el curso de su his-
lámico- se enfrentan a dificultades m u c h o m a - toria. Pierre Birnbaum nos da un ejemplo de
yores. Norberto Lechner evoca también las las interacciones entre la religión y la democra-
complejas relaciones entre la democracia, la cia, analizando la correlación entre el código
ciudadanía, la sociedad civil y la economía de cultural católico y la instauración del sufragio
mercado. universal en Francia. Su investigación socioló-
E n las postrimerías del siglo X X , vivimos en gica pone de manifiesto toda la complejidad de
«sociedades de comunicación». D e ahí el im- esta correlación.
portante papel de los medios de comunicación Este número ha sido concebido y preparado
en todas las áreas de la vida pública, incluida la con la participación activa de G u y Hermet. La
democracia, cuestión tratada por John Keane, Redacción de la RICS desea expresarle su grati-
quien nos demuestra que no debemos creer cie- tud por su valiosa colaboración.
gamente ni en los partidarios de los medios de
comunicación sometidos a las leyes de merca- A.K.
Una nueva reflexión sobre la democracia,
las malas formas de gobierno
y la mala política
Giovanni Sartori
El viento de la historia ha cambiado de r u m b o . nacen libres pero están sojuzgados por doquier;
A medida que entramos en la última década de en cambio, afirmaría que los hombres han esta-
este siglo la democracia liberal se encuentra sú- do sojuzgados durante m u c h o tiempo pero que
bitamente sin enemigos. T o d o lo que pretendía por fin han logrado conquistar la libertad (tal
reivindicar para sí la palabra democracia o lo c o m o la definía Rousseau). Sin embargo, una
que se aclamó c o m o «democracia real» ha de- cosa es la maldad de la política y otra m u y dis-
saparecido casi de la noche a la mañana. Y a tinta una mala política. Y m i tesis en este ar-
pesar de que en el m o m e n t o de escribir este tra- tículo será en última instancia que son las m a -
bajo la mayoría de los m á s o m e n o s 175 países las políticas las que nos pondrán en peligro en
que existen oficialmente no pueden calificarse los años venideros si no reorientamos nuestras
ni siquiera de democracias preocupaciones y empren-
mínimas, el Zeitgeist admi- demos una nueva reflexión
Giovanni Sartori es profesor titular de sobre la democracia a fin
te una sola legitimidad, a la Cátedra Albert Schweitzer de Cien-
saber, que el poder deriva cias Humanas en la Universidad de Co- de ahondar en sus realida-
de los ciudadanos y que lumbia. 420 West 118 Street, Nueva des.
son ellos quienes lo confie- York, N Y 10027, E E . U U . Sus obras
más recientes son The Theory of Demo- En efecto, el hecho de
ren1. E n el m u n d o actual cracy Revisited (1987), Elemenli de que hoy día no exista alter-
hay un solo «gobierno legí- Teoría Política ( 1989) v Democrazia nativa a la democracia co-
timo», aquél en el que el (1991).
m o principio de legitimidad
gobierno es elegido libre- no implica que n o se la
mente. Pero recordemos pueda atacar. L a legitimi-
que el vencedor es la d e m o - dad puede, por así decir,
cracia liberal, es decir, no deslegitimizarse a sí m i s m a
sólo el sistema de gobierno hasta el punto de desvane-
democráticamente elegido cerse del todo. C o m o ha di-
sino también, y de manera cho Lipset, la legitimidad
indivisible, el gobierno constitucional, o sea, está relacionada con la eficacia.
esa «democracia formal», tan menospreciada U n gobierno eficaz puede sostener una legi-
en el pasado, que controla y limita el ejercicio timidad débil y, a la inversa, un gobierno inefi-
del poder2. caz puede socavar una legitimidad indiscuti-
¿El fin de la historia? Claro que no. Pero sí ble3. La victoria de la democracia liberal sobre
el fin, por vez primera en la historia, de la mal- su enemigo externo y, al m i s m o tiempo, sobre
dad de la política. Si no hay alternativa a la de- la maldad de la política sigue dejando al vence-
mocracia liberal, en principio los seres h u m a - dor con un enemigo interno: la mala política.
nos ya no pueden ser aterrorizados, brutaliza- L a democracia puede en principio no tener ri-
dos, asesinados, torturados, encarcelados y vales y, sin embargo, verse atacada en la prácti-
explotados c o m o esclavos. Si Rousseau volvie- ca, en el terreno de su aplicación.
ra a nacer, ya no escribiría hoy que los hombres Cabe recordar que no se trata de una situa-
ción nueva. Hace un siglo, lo que triunfaba en E n las páginas que siguen volveré a tratar
Francia y en Italia era lo que entonces se llama- brevemente de este problema de la salida-en-
ba «crítica antiparlamentaria»4. La literatura trada, pero no haré predicciones acerca del fu-
antiparlamentaria de la época no abogaba por turo a partir de acontecimientos pasados. L o
otras legitimidades alternativas; se limitaba a que sí intentaré es prever c ó m o la caída del co-
denunciar, y a decir verdad de manera bastante munismo y, por tanto, de su ideología va a afec-
acertada, aunque exagerada, los males y la m e z - tar a nuestras ideas sobre la democracia y, en
quindad de la «república de los diputados». El general, sobre la política misma.
m o d o latinoamericano de la democracia inter-
mitente (o de los golpes de Estado militares in-
termitentes) permite, o permitía, afirmar algo El fin d e la ideología
semejante, esto es. que no es necesario desha-
cerse de las democracias en nombre de una legi- M i premisa será, pues, que el fin de la maldad
timidad alternativa. Hasta el experimento pe- de la política no llega por sí solo ni por acciden-
ruano de izquierdismo militar, el dictador te, sino que sobreviene junto con el fin de la
militar latinoamericano típico no proclamaba ideología. E n efecto, los regímenes comunistas
nunca su derecho a ejercer el poder; entraba en se han derrumbado tan súbita y completamen-
política en el tácito entendimiento de que se te c o m o lo han hecho por haber perdido la fe en
dedicaría a restaurar el orden y de que después sí mismos. Sería un error generalizar (los países
retornaría a su cuartel. de Europa Oriental son bastante distintos entre
El punto de vista del Zeitgeist es de largo sí y el caso de las periferias es manifiestamente
alcance. A corto plazo el gran acontecimiento m u y distinto del del centro), pero está claro que
es la implosión del comunismo y, c o m o conse- este centro, digamos el Kremlin, ha abandona-
cuencia de ella, un proceso en dos etapas: i) la do la lucha y ha cedido hasta ahora llevado por
salida de la dictadura, y ii) la entrada en la de- un espíritu más de rendición que de lucha. Los
mocracia. La salida ha sido, ante la sorpresa de regímenes comunistas son el fruto de un pro-
todos, la parte más fácil; la entrada ha resulta- yecto ideológico. D e ahí que, si su alma ideoló-
do, y ello no es de extrañar, la parte difícil. U n a gica languidece, se transforman rápidamente
salida no lleva automáticamente a una entrada. en cascaras vacías; y, en efecto, es difícil encon-
Las salidas pueden llevar simplemente cuesta trar hoy día en los países que fueron marxistas
abajo hacia la ruptura y el caos. Si ello ocurre, gente que crea realmente en el marxismo.
la forma política resultante será una forma para N o cabe duda de que el fin de una ideología
luchar contra el caos dictada por la necesidad, no es el fin de todas las ideologías, ni tampoco
es decir, por la mera necesidad de tener una el fin definitivo de la ideología en sí c o m o in-
forma política. ¿Se tratará de una forma d e m o - grediente de la historia. Deseo señalar simple-
crática? A largo plazo, eso es lo que podría pre- mente que el marxismo ha sido hasta ahora la
verse del acuerdo con el Zeitgeist democrático. ideología m á s poderosa e influyente de nuestra
Pero, a breve o m u y breve plazo, la entrada en época y, por ende, que el fin de la ideología
la democracia no es de ningún m o d o una certi- marxista equivale al fin de la ideología que ha
dumbre. El factor que complica la situación, impregnado efectivamente nuestro pensamien-
como hemos podido comprobar todos, es la to y condicionado nuestra experiencia vital: di-
transición económica. Algunos economistas cho sucintamente, el fin de la ideología tal co-
occidentales han sostenido que las economías m o la hemos conocido hasta ahora. La obra de
de Occidente son «mixtas» y que, dado este ca- Marx permanecerá en nuestras estanterías co-
rácter de mezcla, las economías de mercado y m o algo que discutiremos y citaremos, junto
las que carecen de él (las planificadas) podrían con otros clásicos; pero el «filósofo revolucio-
convertirse unas en otras c o m o si se tratara de nario» que Marx lanzó por las sendas de la his-
una cuestión de simple dosificación, de gra- toria c o m o el primer reyfilósofodel m u n d o
dos5. Pues bien, la realidad es otra: la salida de real6 está hoy definitivamente muerto y ente-
la planificación central no supone un reingreso rrado. Ese rey, el filósofo revolucionario, ha
automático -el salto de los sistemas planifica- concluido su periplo y se ha hundido funesta-
dos a los sistemas de mercado es tan acrobático mente en una catástrofe total. La umwälzende
c o m o aventurado. Praxis ha pasado por múltiples peripecias pero
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 461
nunca, absolutamente nunca, evolucionó tal Cualquiera que sea la opinión que se tenga
c o m o se había deseado, predicho y esperado. al respecto, la crisis del marxismo es manifiesta
E n los años venideros, en Occidente seguire- y se refleja en la desaparición paulatina: a) de la
m o s probablemente discutiendo qué es lo que cultura de la revolución, b) de la demonología
está muerto y qué es lo que está vivo en el m a r - capitalista, c) del utopismo resultante, y d) de
xismo comofilosofía.A u n así, el derrumbe de un pensamiento a base de epítetos.
los regímenes creados por el marxismo y guia-
dos por él es el derrumbe definitivo del marxis-
m o como ideología. Desenmascaramiento
H a y pues que repensar a fondo la democra-
cia por dos razones: a causa de la «fuerza de las E m p e c e m o s , pues, por la «cultura de la revolu-
cosas» misma, por una parte, y, por otra, c o m o ción», basada en las dos ideas gemelas tan en-
consecuencia de la crisis del marxismo; y pues- salzadas de que el cambio fundamental debe
to que la palabra repensar implica pensar, cabe ser violento y de que la revolución es, de por sí,
preguntarse de qué manera un pensamiento li- creativa. Pues bien, eso no es cierto. Las revo-
berado del marxismo conducirá - y ésa es m i luciones no tienen por qué ser violentas (el de-
esperanza- a un pensamiento abierto. rrocamiento de los regímenes comunistas en
Si bien el derrumbe del marxismo c o m o Europa Oriental, salvo en Rumania, demuestra
ideología no constituye en sí el fin del marxis- que puede haber revoluciones pacíficas; ¿o de-
m o c o m ofilosofía,el derrumbe de la ideología bemos acaso definir los acontecimientos de Eu-
afecta también a lafilosofía.¿Hasta qué punto? ropa Oriental c o m o «contrarrevoluciones»?), y
Probablemente la parte del marxismo que po- ya está m á s que claro que en la violencia revo-
dría mantenerse será la interpretación materia- lucionaria no hay una creatividad innata. En sí
lista de la historia según la cual el motor esencial misma, la violencia colectiva sólo destruye. Si
de los acontecimientos es su infraestructura (Un- destruye los obstáculos que surgen ante un pro-
terbau) económica, la dialéctica entre fuerzas y yecto que ya está listo para ser aplicado, la re-
formas de producción. Pero cabe preguntarse si volución contribuye a que ese proyecto florezca
la historia del comunismo m i s m o y, en última y se consolide7. L a creatividad de la Revolu-
instancia, la autodesintegración del Estado co- ción francesa se debe al Siglo de las Luces y la
munista abogan en favor de la teoría de la prima- de las revoluciones de 1848 a las ideas constitu-
cía de lo económico. Desde hace tiempo m i opi- cionalistas. Pero si no hay nada que preceda al
nión al respecto es que las dictaduras comunistas acto revolucionario, entonces ex nihilo nihil fit,
han puesto claramente de manifiesto la primacía de nada no nace nada, y las revoluciones se
de la política sobre la economía. Sigo sostenien- transforman en meras destrucciones sin senti-
do este punto de vista. Pero, ¿qué cabe decir de do. El lema de 1968 «L'imagination au pou-
su derrumbe? ¿ N o se debe tal vez ese derrumbe voir» era imaginario, no imaginativo8.
sobre todo al fracaso económico del comunis- En segundo lugar, lo que se derrumba con el
m o ? ¿ N o estamos ante la revancha de los bie- marxismo es su demonología, la denuncia del
nes de consumo (o de su ausencia)? Es posible. mal absoluto que ha dado a su vez origen, para-
Pero ello corresponde m u y poco al esquema lelamente a la cultura de la revolución, a una
marxista según el cual las fuerzas de produc- cultura de caza de brujas. El mal absoluto se
ción (la clase obrera) entran en conflicto con las cifra -lo sabemos todos de m e m o r i a - en la bur-
formas de la producción. N o , en Europa Orien- guesía (en tanto que clase social, espíritu bur-
tal lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo gués, democracia burguesa, etc.), en el capita-
«desde el punto de vista materialista» es algo lismo y en el «individualismo posesivo» (según
m u c h o m á s sencillo (y premarxista): se trata de la feliz expresión de McPherson). Pues bien, si
una rebelión de los consumidores cansados y alguien persiste en ser marxista, tendrá que re-
furiosos por la escasez de bienes, las colas y, en conocer que el mal absoluto, y los males que de
general, un nivel de vida m u y bajo -todo esto él se derivan, han triunfado. Sin embargo, has-
en contraste claro y visible con la abundancia ta en la Unión Soviética los marxistas m á s ob-
propia de las sociedades occidentales. Y no ha- cecados admiten que sus males domésticos
ce falta recurrir al marxismo para explicar esos eran m u c h o m á s graves que los del capitalismo,
fenómenos. que el demonio burgués no es probablemente el
462 Giovanni Sartori
peor de todos los demonios y que un sistema Desde hace m u c h o tiempo los intelectuales
económico sin «posesión» ni incentivos posesi- occidentales gozan del privilegio de vivir en li-
vos acaba por desintegrarse. bertad. Pero, ¿son realmente libres de pensar
E n tercer lugar, m á s allá de la caza de brujas libremente? Evidentemente, el pensamiento
que desencadena, la demonología marxista sos- erróneo (pisoteando los tabúes del día, así co-
tiene una serie de construcciones utópicas que m o los explosivos conceptos denominados
a su vez sustentan el rechazo radical de la civili- «reacción», «elitismo», «derecha», «racismo»,
zación occidental. Aquí el argumento se basa «conservadurismo» y otros semejantes) no se
en que el obstáculo fundamental que implica castiga con la cárcel. Sin embargo, quien se des-
crear u n m u n d o nuevo y mejor, es decir, la so- vía del pensamiento establecido de su época y
ciedad justa, son las limitaciones estructuralesde su país rara vez alcanza la fama -lo normal
invisibles pero omnipresentes (incluida la tan es que siga siendo un desconocido castigado
oportuna «violencia estructural») que resultan con el silencio y el ostracismo. Q u e quede claro
de la dominación capitalista-burguesa. L a de- que m e opondría al conformismo de derecha
ducción utópica que de esta posición se deriva (si volviera a estar de m o d a ) tanto c o m o m e
consiste en afirmar que lo que es imposible en opongo al conformismo de izquierda. L o mis-
el marco de las estructuras y limitaciones del m o en la izquierda que en la derecha, a lo que
capitalismo burgués se convierte en algo posi- m e opongo es a un «bien-pensar» orwelliano
ble y se materializa ipso facto en cuanto se su- que nada tiene que ver con el pensamiento. Q u e
primen esas nefastas estructuras. Pues bien, las quede claro también que no reduzco la «izquier-
sociedades comunistas no sufrían de ese mal. da» al marxismo. Eso sería una exageración. Pe-
En realidad, durante 70 años en un caso, 40 en ro el marxismo ha hecho de la «izquierda» una
otros -lo que es sin duda un período suficiente fe moldeada por dogmas ideológicos. Así, a m e -
para que surjan nuevas generaciones n o co- dida que desaparece el elemento de la fe, cabría
rrompidas- las limitaciones estructurales esta- esperar que las animosidades y excomuniones
blecidas en la Unión Soviética y en los países que nos han dividido en sectas y facciones ten-
vecinos han tenido un carácter anticapitalista; dieran también a atenuarse. Asimismo, a medi-
y, sin embargo, no ha emergido ningún hombre da que desaparece el elemento ideológico puede
nuevo. Puesto que las utopías son indemostra- esperarse que desaparezcan los obstáculos y el
bles, son también difíciles de refutar. Pese a ofuscamiento que naturalmente supone para el
ello, el «descrédito estructural», inspirado en el pensamiento. Y lo que debe desaparecer con to-
marxismo, de las sociedades liberales democrá- do esto es la pobreza y la deshonestidad intelec-
ticas ha perdido gran parte de su fuerza. tual que consiste en utilizar etiquetas gratuitas
en vez de argumentos.
Juntamente con la liberación del pensa-
Un pensamiento abierto miento (como acabo de exponerla), debemos
volver también a otorgar el lugar que merece a
En cuarto lugar, tenemos el pensamiento a base la ética profesional tan denostada de la impar-
de epítetos, esto es, el pensamiento que consis- cialidad, la objetividad y la búsqueda de la ver-
te en utilizar epítetos en lugar de argumentos dad. El hecho de reconocer que nadie está real-
(por tanto, se trata en realidad de un no-pensa- mente libre de valores y de prejuicios no
miento basado en epítetos). La lucha ideológica significa que haya que dejarse llevar por esos
es sólo eso -lucha. Al enemigo se le combate con valores y prejuicios y ser lo m á s partidista posi-
insultos y con etiquetas injuriosas, por las dos ble. L a índole exclusiva de la verdad no justifi-
buenas razones gemelas de que los epítetos sin ca ni redime a los Peregrinos políticos tan bien
argumentación son inmunes a la argumentación descritos por Paul Hallander9 que durante m á s
contraria y de que las consignas son m u c h o más de medio siglo salieronfiadoresdel paraíso so-
eficaces que el razonamiento. Cabe señalar a es- viético y de su progenie. Afortunadamente, las
te respecto que son demasiados los círculos inte- «grandes mentiras» de nuestro siglo han queda-
lectuales en los que durante largo tiempo se ha do reducidas a cenizas, destruidas por auto-
prestado menos importancia a un pensamiento combustión. Hay pues m u y pocas cosas - e n un
correcto que al pensar conformista y que, hasta plano general- por las cuales valga la pena
la fecha, éste ha sido propio de la izquierda. mentir. Confío en que esto elimine el último
Lna nuera reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 463
«Persecución de la quimera», óleo de J.G. Bondoux, 1896: aunque la democracia c o m o principio goza actualmente
de una indiscutible legitimidad, mejorar su práctica y su desempeño exige un ininterrumpido y renovado
esfuerzo, R v.oiici
gran obstáculo a un nuevo intento de repensar que en m i propia obra he hecho hincapié en
la política. este punto, puedo presentar aquí brevemente
mi punto de vista al respecto. Dicho sucinta-
mente, m i idea es que los ideales desempeñan
La optimización y la critica mejor su función cuando se hinchan en la ne-
constructiva gación y cuando se deshinchan en la construc-
ción; que debemos por tanto hacer una dis-
Gran parte del pensamiento actual sobre la de- tinción entre el ideal democrático dentro y fue-
mocracia es ora normativo, ora empírico. El ra de los contextos democráticos; y que en la
pensamiento normativo prescribe y persigue la medida en que un ideal se convierte en una rea-
maximización; el segundo explica y describe. Y lidad que le es acorde hay que vigilarlo a causa
mientras sigamos avanzando por dos caminos del «peligro opuesto» y de la reacción de los
paralelos que nunca se encuentran, no lograre- «resultados contrarios»10. Por tanto, la maxi-
m o s abarcar el terreno esencial que media entre mización, ese crescendo que consiste en pedir
ambos, terreno en el que interactúan lo ideal y siempre más, no es la mejor fórmula para con-
lo real y en el que tanto pueden fusionarse con vertir los ideales en realidad.
éxito c o m o chocar catastróficamente. Lo que se Seguimos comprobando con sorpresa que
requiere con urgencia es, pues, una teoría com- desde la Segunda Guerra Mundial «práctica-
prensiva que sea a la vez normativa y empírica mente ninguno de los experimentos duraderos
en la medida en que tenga esencialmente por de redemocratización comenzó con una victo-
objeto las relaciones recíprocas que existen en- ria electoral de alcance nacional de la izquier-
tre los preceptos y los hechos. Habida cuenta de da» y, a la inversa, que todos los casos de d e m o -
464 Giovanni Sartori
cratización triunfante se produjeron gracias a de mérito», resultados ambos que son negati-
«partidos moderados»". vos desde un punto de vista social. Otro ejem-
Pero, ¿por qué hemos de extrañarnos de plo: ¿qué pretende el que denuncia la depen-
ello? A mi juicio, la razón de que los partidos dencia! Aunque se suponga (lo que es m u c h o
extremistas ganen rara vez, o de que fracasen suponer) que su diagnóstico es correcto, ¿cuál
inevitablemente si resultan victoriosos, radica es la alternativa? ¿Estarían mejor los países la-
en que a fuerza de «hinchar los ideales» acaban tinoamericanos si se cerraran al exterior en ré-
por desencadenar la reacción violenta de unos gimen de autarquía? ¿Tendrían acaso que re-
resultados que van en contra de esos ideales. chazar los capitales y los préstamos
Para evitar el fracaso tenemos que comprender extranjeros? Ahora que tenemos en nuestras
el fracaso. Y la escalada incesante de los objeti- manos una peligrosa b o m b a que pesa 400.000
vos no permite hacerlo. E n realidad, cuanto millones de dólares (la deuda externa), se ob-
más nos lancemos a una simple escalada de ob- serva que la contribución más importante de la
jetivos, más lejos estaremos de alcanzar esos teoría de la dependencia a la solución de los
objetivos. problemas de los países latinoamericanos ha
Sobre esta base, es el diálogo m i s m o de la consistido en proporcionar coartadas y chivos
política lo que hay que reconstruir con fines expiatorios para la gestión catastrófica que ha
constructivos. Nuestras democracias occiden- conducido al desastre de la deuda y al derrum-
tales avanzadas se están convirtiendo cada vez be del Estado desarrollista12.
más en junglas de protesta. Se trata de junglas Hay, pues, un vasto territorio desconocido
en las que cada «voz» (cada grupo con los deci- en el que urge que penetre nuestra nueva refle-
belios de voz suficiente) propende a exigir pri- xión sobre la democracia. Si la presunta «uni-
vilegios, es decir, ventajas para sí m i s m o que dad» marxista de la teoría y de la práctica se ha
entrañan desventajas para los demás, y en las transformado de hecho en u n a «des-
que las voces que m á s se oyen -dejando de lado unión» total, cabe también señalar que el ímpe-
los tabúes- son las de la crítica, la queja y el tu normativo y maximalista de la «nueva» teo-
ataque. Esto no significa en m o d o alguno criti- ría democrática de los años sesenta deja total-
car a la crítica. E n efecto, son muchas las cosas mente de lado la transformación de la teoría en
que no resultan satisfactorias. Y la libertad práctica. Y en cuanto a la teoría empírica de la
consiste en gran parte en la libertad de criticar. democracia, su inspiración behaviorista la inci-
Sin embargo, la crítica constructiva tiene un ta a hacer hincapié en el nexo entre teoría e
propósito positivo - y no simplemente negati- investigación y no en el nexo entre teoría y
vo. La crítica c o m ofinen sí, por el mero placer práctica. Así, confrontados súbitamente con un
de protestar, denunciar y desprestigiar, produ- nuevo comienzo de la historia, disponemos de
cirá m á s mal que bien, c o m o todas las activida- pocos y seguramente inadecuados conocimien-
des inconsistentes. tos prácticos13. Y estamos mal preparados en
La mera crítica sin otro fin que sí misma todos los campos para afrontar los problemas
nos deja con el «bien-pensar», con el confor- que plantean tanto las sociedades postotalita-
m i s m o (el aplauso fácil) y, las m á s de las veces, rias que intentan volver a ponerse en marcha
con un pensar erróneo; por tanto, no basta para c o m o las democracias intermitentes latino-
que el diálogo político sea fértil. El pensamien- americanas que pugnan una vez m á s por poner-
to correcto puede ser tan contundente c o m o el se en pie. Porfinhemos logrado poner coto a la
«pensamiento crítico» obligatorio, con la única maldad de la política, pero, ¿no estamos acaso
diferencia de que se pregunta a sí mismo: a) a punto de ser conquistados por la mala políti-
¿para qué? y b) ¿cuál es la alternativa? ca? Analicemos finalmente este problema.
Por ejemplo, ¿qué pretende el «anti-elitis-
m o » ? ¿Cuál es su propósito? Si no se hace esta
pregunta y si no se responde a la misma, el ata- Una mala economía política
que contra el elitismo (que se ha transformado
en un término injurioso) puede simplemente La instauración de la democracia c o m o forma
reforzar el Principio de Peter -asegurarse de política y constitucional no constituye un pro-
que todo el m u n d o alcance su nivel de incom- blema en América latina en el sentido de que
petencia- y/o establecer «la igualdad en la falta eso es algo que siempre puede conseguirse
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 465
«Hacia la derecha, hacia la izquierda», por Wassily Kansdinsky ( 1866-1944). Coi. Nina Kandinsky/DR.
(aunque no siempre de la mejor manera) sim- U n a vez que se han instaurado las formas
plemente reinstaurando las formas que ya exis- constitucionales democráticas, desaparecen los
tieron en el pasado. La instauración es un pro- riesgos y los males de la opresión; pero no desa-
blema m á s difícil pero no imposible de resolver parecen los males que pueden resultar de la in-
para las sociedades poscomunistas, teniendo competencia, de la irresponsabilidad, de la fal-
en cuenta, eso sí, que los países con un pasado ta de visión y, por último, de una errónea
liberal y constitucional14 tienen una ventaja so- gestión demagógica. Estados Unidos, Europa
bre los que sólo han conocido en el pasado la Occidental, Japón y los países del C o m m o n -
dominación autocrática. A u n así, en cada caso wealth pueden permitirse un cierto grado de
la instauración puede en principio llevarse a ca- mala política producida por ellos; pero los paí-
bo mediante la imitación, la importación y la ses de América latina y los que están actual-
adaptación de formas democráticas occidenta- mente en vías de democratización no pueden
les. Pero una cosa es la instauración y otra el darse ese lujo. ¿Qué significa exactamente una
funcionamiento ulterior. También cabe recor- «mala política»? Cabe hacer al respecto dos
dar que el hecho de salir de una dictadura es un puntualizaciones bastante obvias; en primer lu-
asunto m u c h o m á s sencillo que el de ingresar gar, una mala política en una serie de malas
-cuando se da el caso- en una sociedad de mer- medidas políticas concretas; en segundo lugar,
cado antes desconocida. Pero dejo de lado por una mala política incluye una mala política eco-
el m o m e n t o este aspecto. nómica en la medida en que el estado de la eco-
466 Giovanni Sarlori
nomía es en toda sociedad un elemento que de- Bastará, pues, para nuestro propósito, con
pende de la política económica, es decir, una definir la mala política en términos económi-
política cuyo objeto es el ámbito económico pe- cos. U n a mala economía se ha convertido en
ro cuyo sujeto, el que toma las decisiones, es el un elemento lo suficientemente importante en
político, los políticos. Pero, aun así, ¿cómo la elaboración de la política en general c o m o
puede identificarse una mala política y afir- para que yo pueda proceder a m i argumenta-
marse que es, en efecto, «mala»? ción -que. en última instancia, consiste en afir-
En términos m u y abstractos, la mayoría de m a r que el Estado democrático tal c o m o está
nosotros convendríamos en que una política estructurado actualmente está poco capacitado
globalmente positiva que permite que la mayor para llevar a cabo la gestión de una «economía
parte de los ciudadanos obtengan ganancias es pública» de manera económica. Pero, en pri-
buena, mientras que una política globalmente mer lugar, cabe preguntarse por qué el rendi-
negativa que hace perder algo a todos es mala. miento de las economías públicas es sistemáti-
Pero respuestas de este tipo no nos permiten camente inferior al de las economías privadas.
avanzar mucho. Por una parte, vastas áreas de Si una economía privada es antieconómica, de-
la política no arrojan resultados ni positivos ni saparece, mientras que una economía pública
negativos; y resultados de ese tipo son presun- antieconómica puede m u y bien seguir existien-
tamente buenos para los ganadores y malos pa- do. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Por qué
ra los perdedores. A d e m á s , los partidos se dis- son esas economías tan diferentes? Y , dejando
tinguen unos de otros por las distintas de un lado su apelación, ¿son ambas en reali-
concepciones que tienen del bien c o m ú n , tal dad economía?
c o m o se refleja en sus distintos programas polí- La palabra economía proviene de la unión
ticos. Así, las políticas socialistas son políticas de las palabras oikos (casa, hogar) y nomos (ley
malas para los conservadores pero no para los y. por derivación, administración). Así, el tér-
socialistas; y viceversa. m i n o «economía» se vuelve un elemento eti-
Planteemos el problema de una manera m á s mológicamente transparente cuando se lo defi-
precisa: ¿cómo puede identificarse concreta- ne c o m o «la ley del hogar». Claro está que la ley
mente en la práctica una mala política? Conce- del hogar es sólo un predecesor m u y lejano de
do que una mala política que es sólo política es la economía tal c o m o la concebimos hoy día.
una noción que se puede y se debe poner en tela Cabe también añadir que nuestra noción de
de juicio naturalmente (como está de m o d a economía abarca un c a m p o m u c h o m á s amplio
pensar hoy en día); pero no ocurre lo m i s m o que el nomos del oikos16. Sin embargo, la m a n e -
con una mala política que es a la vez una mala ra c ó m o se administra un hogar, c ó m o debe ad-
economía -es decir una mala política económi- ministrarse para que pueda sobrevivir y pros-
ca. Naturalmente, incluso el carácter indiscuti- perar, constituye el meollo m i s m o de lo que
ble de una mala economía habría sido puesto hace que la economía sea «económica». El
en tela de juicio cuando se creía que existía una comportamiento económico comienza, y resul-
economía política marxista. Pero el catastrófi- ta óptimo, cuando uno administra su propio
co derrumbamiento de la planificación econó- oikos.
mica centralizada equivale también al fin de La noción resultante y m á s amplia consiste
una política económica «alternativa». El mar- en que el «hecho de mantener un hogar» nos
xismo fue, en el mejor de los casos, una «teoría exige trabajar para obtener «bienes» -objetos
crítica» de la economía 15 ; pero nunca logró ser, que son propiedad nuestra (en un principio, la
sobre la base de sus propias premisas, la teoría tierra), y sacar provecho de los mismos. Ese fue
de una economía alternativa. Así, pese a la el comienzo, y sostengo que sigue siendo la
existencia de escuelas económicas que discre- esencial, del homo œconomicus. Sin lugar a du-
pan entre sí. todo el m u n d o está de acuerdo en das, pasar del hogar a la propiedad de bienes
que una mala economía es indiscutiblemente exteriores (del complemento de tierra esencial
mala. Por ejemplo, una economía mala produ- del oikos a los negocios, la industria, etc.) entra-
ce y vende con pérdida, imprime billetes que ña otras transiciones, ante todo la que supone
sólo contribuyen a la inflación y concede prés- pasar del cuidado -cuido m i hogar- al benefi-
tamos para el consumo, para sufragar el ocio y cio; pero en una economía privada el cuidado y
así por el estilo. el beneficio permanecen íntimamente vincula-
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 467
U n grupo de alumnos americanos rinde honores a su bandera: en Estados Unidos la legitimidad democrática
combina la lealtad a la nación y a la Constitución, p. Koch/Rapho.
dos, ya que los beneficios revierten al hogar y para sí gratis, sin gastos. Así, el hecho de ser
entran en la prosperidad global del hogar17. propietario acarrea enormes economías indi-
rectas18 (aunque visibles), mientras que la pro-
piedad pública requiere gastos de manteni-
Economía pública miento, reparación y renovación aún mayores
frente a economía privada (habida cuenta de los gastos administrativos
suplementarios), que son sin lugar a dudas gas-
Sobre la base de estas consideraciones, puede tos, ya que todos deben ser sufragados con fon-
fácilmente percibirse la falta de analogía entre dos públicos. La diferencia radica aquí, sobre
la economía privada y la economía pública. todo, en que mientras una economía privada
« M i cosa» m e importa, mientras que las cosas tiende a automantenerse, la propiedad pública
de los demás son c o m o una res nullius, se trata tiende a autodeteriorarse. Resulta irónico (ha-
sólo de algo que puede aprovecharse: después bida cuenta de quien inventó la expresión) que
de m í , el diluvio. El hecho de ser propietario de el «individualismo posesivo» sea, en la compa-
algo engendra el cuidado de ese algo; la no pro- ración entre la economía pública y la privada,
piedad o la propiedad pública engendra el des- el factor dominante, la ventaja intrínseca que
cuido y la indiferencia. Ser propietario de algo ostentan los sistemas económicos basados en la
incluye el mantenimiento gratuito y los gastos propiedad.
de reparación -que son gratuitos tanto porque Así, los mecanismos basados en el mercado
no constituyen un gasto público (el propietario tienen un aspecto encubierto, el «cuidado del
los sufraga con cargo a su propio presupuesto) hogan>, la relación que establecemos con los
c o m o por el hecho de que el propietario trabaja objetos (posesiones) c o m o extensiones y com-
468 Giovanni Sartori
plementos del yo. c o m o complementos de la tiene nada de una economía auténtica. Es de-
persona. Durante m u c h o tiempo se objetó a es- cir, se trata de una economía no económica. E n
te punto de vista: 1) el hecho de que en muchas Marx, el «comunismo total» presupone la abo-
culturas la propiedad no lleva aparejado el cui- lición de la economía misma. El daba por sen-
dado de la misma (la vinculación no es necesa- tada la abundancia; y, sin embargo, se le tomó
ria ni automática), y 2) que en un sistema de m u y en serio19. Pero «la característica inelucta-
compulsiones no capitalistas y/o no individua- ble de toda sociedad es que no hay manera de
listas se cuidaría la propiedad pública exacta- escapar de la economía» 20 . Sin embargo, hay
mente igual que se cuida la propiedad privada. algún margen de maniobra para poder escapar
La primera objeción es válida, pero no hace si- de una mala política económica.
no explicar por qué algunos sistemas económi- L o anterior nos sirve para reformular la
cos (en Africa, por ejemplo) se estancan y ter- esencia de una «buena política». Durante m u -
minan por desplomarse bajo el peso de una cho tiempo nos ha obsesionado una sola pre-
explosión demográfica que las economías débi- gunta: ¿quién se beneficia? A medida que co-
les no pueden soportar. La segunda objeción se bramos conciencia de la magnitud del fracaso,
puede rebatir con la mera observación. Basta surge una segunda pregunta: ¿qué es beneficio?
viajar por Europa Oriental y la Unión Soviéti- L o bueno políticamente puede concebirse de
ca: el estado de deterioro de los edificios y de muchos modos -y, sin embargo, un pensamien-
las infraestructuras en general es horripilante to abierto y desideologizado tiene escasas razo-
-aunque, a m i juicio, nada sorprendente. L o nes para negar que una buena política presupo-
esencial es, pues, que la característica de la pro-ne la existencia de una «economía económica».
piedad pública y, en general, de la economía E n tal caso, la tarea de los años venideros con-
pública es que no se asemeja a la doméstica. El sistirá en encontrar los medios para disciplinar
propietario privado tiene que vivir dentro de y controlar el Estado burocrático, el Estado in-
los límites que le imponen sus medios: los gas- dustrial y, ante todo, el Estado emisor de m o -
tos no deben ser superiores a sus ingresos. Ese neda.
no es el caso del propietario público, el Estado. E n principio (pero no en la práctica) se pue-
Y a que el gestor de la economía pública gasta el de fácilmente poner remedio al Estado buro-
dinero de los demás en beneficio de los demás, crático-administrativo despilfarrador, hincha-
se siente empujado a gastar demasiado y a gas- do y perezoso; puede encargarse a empresas
tar de manera inadecuada (y a robar). N o hay privadas la prestación de la mayoría de los ser-
pues una analogía auténtica entre la expresión vicios. D e manera semejante, el Estado indus-
«hogar privado» y la expresión «hogar públi- trial y gestor puede reducirse y mantenerse en
co». E n realidad, esta última es equivocada ya forma saludable cerrando o vendiendo las e m -
que es m u y difícil encontrar en el ámbito públi- presas que trabajan con pérdida. El problema
co entidades que sean dignas de ese nombre. m á s difícil de resolver es el de la emisión de
Sin embargo, cabe seguir utilizando la expre- moneda. El Estado puede obtener préstamos
sión «hogar público» c o m o una denominación c o m o los individuos; y no hay nada que sea in-
significativa de la economía pública que debe- herentemente erróneo en el hecho de gastar con
ríamos procurar crear. cargo a la deuda pública - a pesar de que, a par-
E n la economía, de estilo doméstico, que tir de u n punto que no conocemos, un déficit
practicamos -la economía privada- los indivi- demasiado grande se transforma en déficit ex-
duos gastan su dinero en beneficio propio: se cesivo. El problema se plantea cuando el Esta-
guardan de gastar demasiado y se sienten im- do paga (o reembolsa a sus prestamistas) sólo
pulsados a gastar de manera racional. Ello en- con papel, esto es, hinchando meramente la
traña que la reducción de los costos es impor- masa monetaria en circulación. Este es u n en-
tante y que los bienes de producción deben gaño que la economía privada no puede tole-
producir riquezas o desaparecer. Si se aplica- rar, pero que hace que las economías públicas
ran los mismos criterios a la economía pública, se vuelvan parasitarias y, en última instancia,
tendríamos en efecto un hogar público. Sin e m - conduce a la destrucción de la riqueza y del bie-
, bargo, en la medida en que los criterios son ac- nestar de la sociedad en su conjunto. Aquí radi-
tualmente los contrarios, la economía pública ca el punto capital de la mala política; y éste es
es en realidad una economíaficticia,que no el ingrediente potencialmente m á s dañino.
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 469
Cabe señalar que el hilo conductor de m i bolsa», es decir, el derecho de recabar y distri-
argumentación -la ley del hogar- no lleva ine- buir dinero. Esa atribución y la división de fun-
vitablemente a la conclusión de que lo privado ciones que llevaba aparejada entre, por ejem-
sea mejor que lo público. Si esa hubiese sido plo, el control del parlamento y los gastos
«mi ideología», o mi inclinación, no m e hubie- realizados por el ejecutivo, reflejan el simple
se dedicado a indagar la noción de hogar públi- hecho de que desde el comienzo, y durante m u -
co. M e n o s Estado, esto es, reducir el alcance de cho tiempo después, los parlamentos represen-
la política, es una receta contra la mala política taban a los que realmente pagaban los impues-
en la medida en que no tenemos otra alternati- tos, es decir, a los ricos y no a los pobres. D e ahí
va viable. L a llamada a la «privatización» se que los parlamentos controlaran eficazmente
basa en esta consideración de sentido c o m ú n . los gastos.
Sin embargo, la privatización c o m o receta para Pero durante el último siglo el equilibrio en-
atenuar los daños, concebida sólo c o m o freno tre el freno parlamentario y el acelerador del
de la mala política, puede a su vez sustituir los ejecutivo se ha ido perdiendo paulatinamente,
males públicos por los suyos propios2'. Los re- al debilitarse su capacidad de autoequilibrarse.
medios negativos actúan positivamente al prin- C o n el sufragio universal y la posterior transi-
cipio pero pronto encuentran la manera de cau- ción general de la ley y el orden (la única cosa
sar sus propios males. La objeción contra la que se esperaba que el «Estado pequeño» pu-
idea de que la privatización sólo produce resul- diera garantizar) al Estado benefactor o del bie-
tados positivos se asemeja a la objeción contra nestar, los parlamentos se han transformado en
el poder mágico de la «desreglamentación». Es- órganos que gastan incluso m á s que los gobier-
ta tiene sus méritos cuando permite eliminar nos. El dique natural que mantenían los presu-
reglamentos erróneos; pero luego se requieren puestos estatales en equilibrio hasta mediados
nuevos reglamentos y, a m i juicio, el m u n d o del siglo X X era la creencia de que la índole de
altamente congestionado y cada vez m á s artifi- un presupuesto exige que esté equilibrado. Las
cial hacia el cual nos encaminamos sin tregua dos guerras mundiales engendraron déficit
exigirá m á s reglamentos que nunca. E n efecto, enormes que, sin embargo, fueron reabsorbi-
así c o m o la alternativa privada permite corre- dos lentamente en función de esa creencia. El
gir o impedir degeneraciones en la esfera públi- sortilegio se rompió cuando los políticos adop-
ca, un hogar público debería constituir la alter- taron la doctrina de Keynes -gastos con cargo
nativa que permitiera impedir las omisiones o al déficit público23. Gastar sin tasa ha sido des-
errores privados. La afirmación de que «lo pri- de entonces una tentación irresistible. E n las
vado es mejor» debe relativizarse y justificarse estructuras del Estado constitucional ya no se
y, a la inversa, lo m i s m o debe hacerse con la puede encontrar a ningún nivel u n organismo
afirmación de que «lo público es mejor»22. de control que sea responsable desde el punto
de vistafiscal24.Y si los políticos que se dedi-
can a gastar sin tasa pueden escapar dejando
El poder de la bolsa unas deudas que nunca podrán reabsorberse y,
por lo tanto, en última instancia, simplemente
Examinemos ahora el argumento según el cual mediante la emisión de moneda, entonces una
el Estado democrático no está bien armado, da- mala política y/o una mala economía son y se-
da su estructura actual, para resistir a una mala rán inevitables.
economía y a la mala política resultante. E n el
m o m e n t o de su concepción en el siglo x v m la
finalidad esencial de los sistemas constitucio- Las redemocratizaciones
nales consistía en superar la maldad de la polí-
tica. Esto se lograba dividiendo el poder estatal La nueva reflexión sobre la democracia, de
y sometiéndolo a un proceso de verificaciones acuerdo con mis coordenadas o con otras, será
y equilibrios. Poco importaba que el parlamen- probablemente u n proceso m u y lento y sobre-
to y el gobierno (el rey, el poder ejecutivo) estu- manera conflictivo. El hecho de que estemos en
vieran separados (Estados Unidos) o que c o m - un m o m e n t o crítico de la historia no implica
partieran el poder (Reino Unido); el hecho es que vayan a aparecer rápida y linealmente nue-
que el parlamento disponía del «poder de la vos pensamientos o resultados positivos felices.
470 Giovanni Saríori
fácilmente hacia un simple populismo, hacia la pantalla de televisión daba ánimos a los m a -
una mera retórica demagógica, dejándonos, o nifestantes y, a la vez, les ofrecía protección.
al menos dejándome a m í , con una verdadera Pero hay otra cara de la moneda, y es que
nostalgia del marxismo. El marxismo era un ar- «mirar» es sólo eso: mirar. Ese acto no brinda
gumento (aunque fuera erróneo), mientras que ninguna pista para saber lo que puede o debe
el populismo es sólo ruido. Pienso, pues, que en hacerse respecto de lo que se está mirando.
general la ideología del marxismo se fundirá en Además, el m u n d o en imágenes que los noticia-
el m a g m a informe de un radicalismo populista rios nos permiten ver (en microcápsulas de un
en el que la «izquierda» queda reducida a la minuto m á s o menos) tiene m u c h o m á s valor
práctica de desprestigiar, a una hubris sin senti- de imagen que de noticia. Los acontecimientos
do, a un maximalismo absurdo que se traduce mundiales se reducen en general a incendios,
en una agitación incesante. accidentes, muertes y, claro está, quejas, mani-
festaciones y protestas. Y , en general, es el
¿A qué extremos llegará ese proceso? N o lo sé. «bien-pensar», el conformismo, el que determi-
Pero si llegara lejos, nos veríamos arrastra- na lo que se va a mostrar en la pantalla y propo-
dos a la hipótesis pesimista, esto es, a una ne la manera de interpretarlo. Pero ni siquiera
vorágine populista que cría una sociedad el pensar conformista puede alterar el hecho de
perturbada y cabalga a lomos del tigre de la que lo que se nos da a ver del m u n d o no nos
política del desorden. Hace años, acuñé el permite comprenderlo. La imagen no puede
término «novitism» para denominar al im- hacer lo que la palabra. La conclusión que cabe
pulso de ser novedoso a toda costa. Sus sacar de esto es que la televisión es, en el mejor
complementos políticos son (también a m i de los casos, un instrumento que permite plan-
parecer) el contrarismo y el movimentismo, tear problemas pero no resolverlos. En un m o -
el estar siempre en contra de todo y el ha- mento determinado nos hace cobrar conciencia
llarse constantemente en movimiento al de un problema. Pero luego, ¿qué? T o m e m o s el
igual que una multitud. Pero ese «crescen- ejemplo de la pobreza. La mayor parte del
do» que hemos expuesto a grandes rasgos m u n d o sufre terriblemente de pobreza. Antes
no sucede por un impulso propio, sino que de que existieran los medios de comunicación
supone la videopolítica -concepto que a populares, los pobres solían aceptar su destino,
continuación expondré brevemente28. entre otras razones porque no se daban cuenta
de lo pobres que eran. H o y tienen conciencia
Los grandes medios de comunicación, sobre de ello y su pobreza se vuelve intolerable. ¿Có-
todo la televisión, están influyendo en el juego m o podemos afrontar este problema? ¿Con m a -
de la política -para mejor o para peor- mucho nifestaciones contra la pobreza que aparecerán
más profundamente de lo que creíamos. Lo que en la pequeña pantalla? Claro que no. Pero ése
la televisión hace m u y bien es «despertar»; por es exactamente el punto donde nos deja la tele-
eso puede afirmarse que la televisión es una visión que hoy tenemos (podríamos tener una
fuerza liberadora en política. Las revoluciones mejor).
pacíficas en Europa Oriental lo han puesto cla- Habida cuenta de todo esto, la videopolítica
ramente de manifiesto: esas revoluciones se de- no puede sustentar, por sí sola, m á s que la de-
sarrollaron pacíficamente y se transformaron mocracia de manifestaciones y la democracia
en algo irresistible en la pequeña pantalla y gra- de protesta. Y , si tal es la realidad, cabe pensar
cias a ella. Los televidentes comenzaban vien- que en los años venideros se producirá por do-
do unas manifestaciones que podrían haber si- quier -en unos sitios más, en otros m e n o s - una
do fácilmente aplastadas, salvo que unas intensificación de exigencias exageradas y sim-
autoridades poco seguras de sí mismas no de- plistas y, en respuesta a ellas, de promesas exa-
seaban que ese aplastamiento se viera. Pero, geradas que harán que sea m á s difícil que nun-
cuando la gente reunida en familia pudo ver ca formular y establecer una buena política y
que era posible manifestarse sin peligro, se de- una buena economía. Mientras esperamos que
cidió también a salir a la calle. Cuando los pri- el pensamiento abierto venza al pensar confor-
meros centenares o millares de manifestantes mista, debemos estar preparados para que las
se transformaron en cientos de miles, la revolu- cosas empeoren antes de mejorar. La inflación
ción había triunfado y durante todo ese tiempo se puede frenar y eliminar m á s fácilmente
472 Giovanni Sartori
Notas
1. Para un análisis a escala 1960, capítulo 3. El autor precisa obra The Theory of Democracy
mundial del «movimiento hacia la que «un sistema sumamente eficaz Revisited, cap. 14, en particular
democracia» en la década de los pero ilegítimo es más inestable que págs. 399-407.
años setenta (antes de los los regímenes que tienen una
acontecimientos de Europa eficacia menor y una mayor 6. Véanse las tesis sobre
Oriental), véase: L . Diamond, J. legitimidad... Por otra parte, una Feuerbach de 1845 y,
Linz y S . M . Lipset, editores, eficacia prolongada... puede particularmente, la última célebre
Democracy in Developing conferir legitimidad a un sistema afirmación de que «losfilósofosse
Countries, 4 vols., Boulder, político» (pág. 82). Przeworski han dedicado sólo a interpretar el
Colorado, Lynne Rienner, 1989. señala que «lo que importa desde m u n d o de distintas maneras, pero
C o m o indican los editores en su el punto de vista de la estabilidad lo que importa es cambiarlo».
prefacio, «con la importante pero de cualquier régimen no es su
aún indeterminada excepción del legitimidad... sino la existencia o la 7. La mejor exposición de la tesis
Estado islámico fundamentalista falta de alternativas mejores» (en de que todos los cambios radicales
-en esa vasta región del m u n d o G . O'Donnell, P. Schmitter y L . importantes exigen la violencia es
desde Indonesia hasta Africa Whitehead, Transitions from la de Barrington Moore en Social
Occidental en que el Islam es la Authoritarian Rule: Comparative Origins of Dictatorship and
religión m á s importante o Perspectives, Baltimore. Johns Democracy, Boston, Beacon Press,
dominante- la democracia es el Hopkins University Press, 1986, 1966.
único modelo de gobierno que págs. 51-52). Sin embargo, yo no
goza de una amplia legitimidad afirmaría que la legitimidad
8. Debe entenderse que la cultura
ideológica en el m u n d o actual» importa menos, sino que, cuando
de la revolución es una cosa y otra
(pág. X ) . esa legitimidad queda erosionada,
la cultura de la violencia. Así, la
las alternativas adquiren una
revolución puede perder su valor
importancia crucial. En ese sentido
2. C . B . MacPherson se sotérico (salvifico), mientras que la
las dos nociones resultan
equivocaba, pues, cuando sostenía violencia individual y de grupo se
complementarias. Evidentemente,
que «los sistemas abiertamente no desarrolla c o m o un medio de
el umbral de la ineficacia excesiva
liberales que prevalecen en los imponer «nuestra vía». A decir
(período demasiado largo de mala
países de régimen soviético y los verdad, yo diría que la
política) varía mucho según los
sistemas no liberales m á s o menos endémicamente violenta
países.
distintos que predominan en la democracia de manifestaciones
mayoría de los países está en auge.
subdesarrollados pueden 4. La documentación sobre el
reivindicar histórica y antiparlamentarismo en Italia está 9. E n la obra Política Piligrims,
genuinamente el título de bien analizada en las dos obras de Oxford University Press, 1981, se
democracia» (The Real World of Rodolfo de Mattei, / / Problema analizan de manera concreta las
Democracy, Oxford, Clarendon délia Democrazia dopo l'Unità, visitas de intelectuales
Press, 1966, pág. 3) Los sistemas no R o m a , 1934, y Dal Transformismo occidentales de renombre a Unión
liberales son, por ello m i s m o , no al Socialismo, Florencia, 1940. Soviética bajo Stalin, a China bajo
democráticos. Esa es la conclusión M a o , a Viet N a m del Norte y a
inevitable de mi argumentación en 5. Para todos estos casos, véase Cuba. E n el prefacio de la
The Theory of Democracy Revisited, Charles Lindblom, Politics and traducción italiana de 1988
Chatham, N.J. Chatham House, Markets, Nueva York, Basic (Bolonia, Il Mulino), Hollander
1987, págs. 383-393, y también Books. 1977, pág. 112; todos los señala que, en el caso del régimen
págs. 357-362 y 476-479. sistemas occidentales «practican sandinista de Nicaragua, se repitió
en algún grado el socialismo de exactamente el sistema de las
3. Véase S . M . Lipset, Political mercado». Rechazo tajantemente peregrinaciones anteriores. U n a
Man, Garden City, Doubleday, la intepretación «mixta» en m i denuncia complementaria figura
Una nueva reflexión sobre la democracia, las malas formas de gobierno y la mala política 473
en el libro de J.F. Revel La 16. En efecto, según las normas responsabilidad (gestores que
connaissance inutile, París, griegas practicamos la dirigen enormes empresas, en gran
Grasset, 1988. crematística, la búsqueda del parte sin control, en beneficio
beneficio, exceso que desfigura la propio y con salarios enormes
10. Véase The Theory of ley del hogar. protegidos por toda clase de
Democracy Revisited, op. cit., garantías). En última instancia, la
passim, en particular las 17. La objeción que podría ley del hogar tampoco se puede
págs. 67-72. hacerse sería que «el sistema de aplicar a las compañías cuyos
mercado de la empresa individual títulos están sometidos a la bolsa
o familiar» difiere del «sistema de de valores. Así, hemos rizado el
11. Esta cita está tomada de
mercado de la sociedad anónima rizo, conclusión que, a mi juicio,
Nancy Berman, «Rethinking
burocratizada» (Lindblom, Politics permite justificar mi idea de un
Regime Change», Comparative hogar público.
and Markets, op. cit., pág. 94), y
Politics, vol. 22, abril de 1991,
que quien hoy dirige realmente la
pág. 371.
economía es el «burócrata de la 22. M i idea de un hogar público
gran sociedad anónima», animal es, claro está, m u c h o m á s limitada
12. En efecto, las obras m á s de la misma especie tanto si la que la de Bell (véase Cultural
importantes sobre los casos de empresa es privada c o m o pública. Contradictions of Capitalism, op.
derrumbamiento (véase en Esto es verdad; pero la diferencia cit., capítulo 6), ya que no se
particular Juan Linz en Linz y A . radica en que al burócrata que concibe c o m o unafilosofíapública
Stepan, editores, The Breakdown pierde dinero en la empresa que define o redefine el bien
of Democratic Regimes, Baltimore, privada se le despide, cosa que no
Johns Hopkins University Press, común. Pero tengo una deuda para
ocurre con quien trabaja en una con el pensamiento de Bell.
1978) y sobre la redemocratización empresa pública. Véase, sin
(O'Donnell y otros, editores. embargo, más adelante la nota 21.
Transitions from Authoritarian 23. Poco importa que se trate de
Rule, 4 volúmenes, op. cil.) hacen una lectura demasiado
hincapié en las élites c o m o 18. Cálculos recientes indican que simplificada y m u y cómoda de la
elemento catalizador fundamental el valor del producto doméstico -el obra de Keynes. Los políticos
en ambos procesos. Y lo que tiene trabajo de la familia para la asimilan las teorías en forma de
aún mayor importancia es el hecho familia- equivale consignas.
de que, en este punto, aproximadamente a un 30 % del
estructuralistas c o m o O'Donnell y P N B en Estados Unidos, Gran 24. Cabe señalar que el poder
Schmitter se hayan alineado ahora Bretaña y Francia; sin embargo, los judicial, el tercer poder en el
(en el cuarto volumen de la serie) economistas de la Universidad de esquema tripartito del poder, se ha
con el enfoque anterior de Linz. Marburgo han estimado que en mostrado también cada vez más
Alemania Occidental el trabajo indiferente a los costos en sus
doméstico no pagado equivale a un sentencias, contribuyendo así,
13. A este respecto hago hincapié 70 % del P N B , cifra enorme en la aunque sea involuntariamente, a la
en la necesidad de un cálculo de los que resulta difícil creer. irresponsabilidad fiscal.
medios. Véase mi artículo
«Undercomprehension»,
19. M e refiero especialmente al 25. The Great Transformation,
Government and Opposition, otoño
primero de los tres criterios que se Boston, Beacon Press, 1944. En
de 1989, en particular las págs.
formulan en la Crítica del esta obra Polanyi define la primera
399-400, y The Theory of
programa de Gotha: «a cada cual revolución industrial c o m o una
Democracy Revisited,
según sus necesidades». ruptura traumática de la sociedad
págs. 506-507. orgánica. Mutatis mutandis, las
20. Daniel Bell, The Cultural sociedades comunistas habían
14. Checoslovaquia fue la única Contradictions of Capitalism, logrado también obtener en los
democracia que funcionó durante Nueva York, Basic Books, 1976, decenios posteriores a la muerte de
todo el período entre las dos pág. 254. Stalin una configuración de tipo
guerras mundiales, de 1918 a 1939. orgánico.
Las experiencias democráticas 21. En una perspectiva general,
fueron precarias y breves en comenzamos con a) el poder de la 26. M e refiero a la argumentación
Hungría, Polonia y Rumania; y no propiedad (el período del de Erich F r o m m en The Fear of
tuvieron nunca la menor capitalismo duro); luego Freedom, Londres, Routledge and
oportunidad en Rusia. intentamos corregirlo, en el marco Kegan Paul, 1942, en particular a
de la Managerial Revolution de su afirmación de que «el hombre
15. H e profundizado este punto en Burnham ( 1941 ), en b) el poder sin moderno liberado de los vínculos
The Theory of Democracy propiedad (directores y gestores de de la sociedad preindividualista,
Revisited, cap. 14, págs. 412-415 y grandes empresas); y ahora hemos que simultáneamente le ofrecía
418-422. llegado a la etapa c) el poder sin seguridad y lo limitaba», puede m u y
474 Giovanni Sartori
bien sentirse tentado de «liberarse hace suyo el componente ético de 28. H e analizado a fondo esta
del peso de esa libertad entregándose la política moderna. E n este nivel cuestión en G . Sartori
a un nuevo sometimiento y la «izquierda» equivale a hacer el «Videopower», Government and
dependencia» (pág. 10). bien (a los demás), mientras que la Opposition, invierno de 1989.
«derecha» acumula bienes (para
27. Entre otras razones, porque uno mismo).
El desencanto
de las viejas democracias
Guy Hermet
¿Podemos interrogamos una vez m á s sobre la de- tenido, éstos se sienten casi culpables. Por m u c h o
mocracia, cuando hay tantos hombres que la an- que estudien el mecanismo democrático en los
helan todavía? ¿Es oportuno tratar de la apatía lugares en los que existe desde hace tiempo, en
democrática observada en Europa Occidental y sus desafíos solubles e insolubles, deben ceder el
en América del Norte cuando, en estos mismos paso a los que la admiran sin problemas de con-
lugares, los pueblos no querrían cambiar de régi- ciencia en los lugares donde no existe todavía.
m e n a ningún precio? Es, sin duda, necesario. L a Ello se debe a que no han comprendido toda-
sustancia de los regímenes representativos y plu- vía que el conocimiento es la única actividad hu-
ralistas, no debe confundirse en m o d o alguno m a n a que constituye un fin en sí mismo, e igno-
con la imprevista extensión de su zona de aplica- ran también que el contexto actual es momentá-
ción en Europa Oriental o neo. N a d a impide, pues,
en América latina. La sed de volver a plantear algunas
G u y Hermet es director de investiga-
democracia no dibuja sus ción en la Fundación Nacional de Cien- preguntas una vez ya termi-
rasgos ni siquiera a título cias Políticas y profesor del Instituto de nada lafiesta,ya que si cier-
provisional. Estudios Políticos de París. Sus trabajos tas realidades no pueden
de sociología política se centran princi-
N o es pues por afán de palmente en la formación de los regíme- cambiar otras sí pueden, y el
pronosticar desgracias si nes políticos en Europa y en América analista tiene precisamente
pensamos que el debate in- latina. Sus obras m á s recientes son: Le la tarea de determinar la di-
peuple contre la démocratie ( 1985) y Po-
telectual sobre la democra- litique comparée (1990, con Bertrand ferencia entre las dos. E n es-
cia debe seguir siendo con- Badie). Su dirección: 139, rue Pelleport, ta perspectiva, la finalidad
tradictorio, c o m o todo de- 75020 Paris, Francia de estas páginas consistirá
bate digno de este nombre. en reconsiderar dos aspectos
Ahora bien, casi ha dejado del desencanto político que
de serlo después del afortu- afecta a las viejas democra-
nado fracaso de las críticas cias y que el cataclismo ocu-
marxistas contra la d e m o - rrido en el Este no ha modi-
cracia formal, que ignoraban que ésta es garante ficado para nada. El primero guarda relación con
de la democracia real. E n vez de permanecer en la relativa fragilidad de la legitimidad democráti-
un plano de intercambio de argumentos referen- ca, tanto en la teoría c o m o en la práctica. La se-
tes a un m i s m o objeto, el debate se dividió en dos gunda se refiere a la huidiza virtud cívica que, sin
monólogos sobre fenómenos distintos y casi ex- embargo, algunos estiman tan necesaria en el
cluyentes. Deslumhrados por la irrupción de la presente contexto de las viejas democracias.
libertad en el Este, la mayoría de los analistas no
desean contemplar m á s la democracia si no es en
su forma ampliada, casi en su valor mercantil, La legitimidad por defecto
c o m o teólogos que sólo vieran la religión en fun-
ción del número defieles.E n cuanto a los curio- Las tendencias actuales hacen que cualquier inte-
sos impenitentes que persisten en disecar su con-
rrogación sobre la legitimidad democrática pa-
R I C S 129/Septiembre 1991
476 Guy Hermet
rezca poco delicada. N o hay duda alguna que, ticos en los que se reconocen o que les hacen
c o m o concepto, la democracia responde a la soñar. O bien se sienten inclinados hacia
perfección a todas las definiciones admitidas aquellos que los divierten, m á s que hacia los
de la legitimidad. Para M a x Weber, es legítima que los edifican. Los estadounidenses se ade-
toda forma de poder que consigue que se acepte lantaron a esta tendencia con el Presidente
su legitimidad1. L o que equivale a decir, para- Reagan. Los europeos los siguen, pretendien-
fraseando a Platón, que «fundar santuarios y do desde luego lo contrario. Así, también, en
dioses [exige] mucha inteligencia»2, que la legi- esta acepción la democracia nunca ha sido
timidad democrática se construyó con cierto tan legítima c o m o hoy, allí donde está arrai-
talento y que se impone de manera evidente. gada desde hace muchas generaciones. Ello es
Además, una definición complementaria con- debido a que se ha convertido en un régimen
firma esta observación de manera menos iróni- sin competencia, cuyos dirigentes no impre-
ca. U n régimen alcanza la plenitud de su legiti- sionan a la gente.
midad cuando no hay ninguna alternativa En resumen, todo iría del mejor m o d o posi-
posible o plausible en el ánimo de los goberna- ble si no hubiera dos causas de perplejidad que
dos, y tampoco en el de los gobernantes o de los enturbian el panorama. L a primera hace que
que aspiran a serlo. Este es el caso de la d e m o - nos preguntemos si esta legitimidad en apa-
cracia. Nadie piensa que haya un régimen que riencia insuperable de las viejas democracias
le haga competencia, cosa que no ocurría hacia no es, en realidad, de m u y baja intensidad. L a
1950 en Europa Occidental. Y casi no tiene ya segunda guarda relación con el objeto de esta
rivales en el m u n d o , puesto que éstos se han legitimación que es la democracia. ¿Puede de-
desacreditado completamente, con excepción cirse que hoy día, en los países ricos, se la consi-
quizá de los regímenes islamistas. La legitimi- dera de un m o d o distinto al que creemos, c o m o
dad democrática ha quedado sola en el c a m p o un hábito sin alternativa, dispensado por este
político. m i s m o motivo de todo esfuerzo destinado a
Pero estas consideraciones pueden parecer darle un significado moral intrínseco?
demasiado abstractas o poco rigurosas. Quien J . D . Wright 5 recuerda que la base social de
se preocupe más de lo que sienten los ciudada- todo régimen se escinde siempre en tres grupos.
nos de carne y hueso aceptará mejor el signifi- E n los dos extremos se sitúan los disidentes y
cado que Jean Leca atribuye a la legitimidad. los «creyentes», estos últimos los únicos porta-
Para él, el gobernante legítimo es el que «se pa- dores del consentimiento auténtico basado en
rece a los gobernados»3. Cierto es que Leca se la convicción. E n el medio se ubican los que se
refiere a este respecto a sociedades pluriétnicas limitan a aceptar el m o d o de gobierno vigente,
o árabes, en relación, además, con el problema sin creer verdaderamente que puedan hacerse
de la identidad nacional. Por consiguiente, su oír ni que esto valga la pena. Esta categoría in-
punto de vista no se aplica necesariamente a termedia es sin duda la m á s numerosa en todas
otras circunstancias históricas o geográficas. las circunstancias, pero los dirigentes autorita-
Así, en el pasado los europeos se vieron tutela- rios o totalitarios son los únicos que se apoyan
dos por gobernantes -reyes, señores- que no se casi abiertamente en ella. E n cambio, los diri-
les parecían en nada, por lo menos en el plano gentes de las viejas democracias cultivan la fal-
social, cultural y lingüístico, e incluso en los sa conciencia de su legitimidad. N o ignoran
rasgos físicos. Pero esto no ocurría en las viejas que la democracia es la única forma política
democracias. Ciertamente, en una época, sus que no puede basarse esencialmente en la sim-
habitantes, intimidados por la soberanía que ple aceptación pasiva de los gobernados. Saben
recayó en ellos repentinamente, estimaron con- que, por la naturaleza m i s m a de su legitimidad,
veniente elegir notables que, diferentes de necesita un consenso activo basado en valores
ellos, les tranquilizaban, prodigándoles mues- compartidos o un rechazo explícito referido
tras de afecto paternal. Pero estos tiempos han también a u n conjunto de valores. Pero los diri-
quedado atrás. E a el m o m e n t o actual de la de- gentes democráticos no extraen de ello ninguna
mocracia de los medios de comunicación, los enseñanza. Se niegan a ver o admitir que su
electores, fascinados por la aguja de los son- legitimización se apoyó m u c h o menos en el
deos4, prefieren aquellos que les representan en consentimiento positivo que en la aceptación
el sentido exacto del término; es decir, los polí- pasiva. Cierran los ojos al hecho de que esta
El desencanto de las viejas democracias 411
pasividad se va extendiendo desde hace unos midad por defecto, paradójicamente sólida e
veinte años, en proporción a la antigüedad de inconsistente a la vez, caracterizada por el de-
las democracias afectadas. sinterés político de los ciudadanos6.
Múltiples indicios ilustran esta tendencia. N o obstante, considerado a plazo medio, es-
La abstención electoral, ya masiva antes de te deterioro podría ser solamente coyuntural,
1960 en Estados Unidos y en Suiza, está cre- vinculado por ejemplo a los ciclos alternos de
ciendo ahora en toda Europa Occidental, inclu- participación en la vida pública y de evasión
so en Estados tan dados a votar c o m o Reino hacia la esfera de lo privado que describió Al-
Unido, Países Bajos o Francia. Paralelamente, bert Hirschman 7 . Por desgracia, esta hipótesis
lo que se llama la volatilidad del voto -la infi- tranquilizadora pierde fuerza cuando se consi-
delidad de los electores a un partido y su extre- dera un segundo factor de perplejidad de alcan-
m a movilidad entre los partidos- no cesa de ce m á s permanente. ¿Qué democracia se trata
aumentar. Este fenómeno, que podría ser testi- de legitimar, del m o d o que sea? El objeto es
monio de una mayor madurez e independencia vago y asimétrico para los ciudadanos ordina-
del electorado, con frecuencia consiste m á s rios. E n Estados Unidos, la democracia parece
bien, por desgracia, en una especie de juego de una especie de identidad nacional, es una reli-
azar. Por su parte, el militantismo político pasa gión secular que moviliza desde luego valores
de m o d a y los partidos se convierten en casca- profundamente compartidos, aunque cada vez
ras vacías. Los viejos se cansan, mientras que menos. Pero en el Reino Unido no es tanto esto
los jóvenes repudian la política y no piensan c o m o una tradición, una forma evidente de
más que en la vida práctica, o se evaden en m o - identidad histórica que favorece al sistema par-
vimientos alternativos ecológicos, humanita- lamentario c o m o tal. E n Francia, c o m o obser-
rios, culturales o de otro tipo. Así, las viejas va Yves Schemeil8, reviste características m u y
democracias acaban dependiendo de una legiti- particulares. E n vez de verse c o m o un modelo
478 Guy Hermet
de conciliación de los intereses, la democracia también, sobre todo, Kant, los anarquistas y los
toma la forma de una cultura del antagonismo libertarios norteamericanos), y el otro median-
entre la izquierda y la derecha, la apariencia de te la reabsorción de la sociedad en el Estado (de
un desgarramiento sin remedio porque es nece- Rousseau a Marx).
sario y legítimo (por lo demás se habla m á s de Lo que es m á s , algunos comentaristas con-
república que de democracia). En Suiza, la de- temporáneos complican la cuestión revelándo-
mocracia directa y cantonal constituye el único se c o m o hegelianos sin saberlo. Creyéndose de-
objeto verdadero de legitimidad; por sí sola, mócratas, siguen siendo de hecho autoritarios
motiva el apego de los «confederados» a su ré- c o m o Hegel. E n efecto, de u n m o d o distinto al
gimen 9 . E n cuanto a los alemanes, en la d e m o - de Rousseau, erigen al Estado en cuyo nombre
cracia afirman su rechazo de un pasado emba- hablan en portador de un poder inmanente de
razoso y de desgracias m á s próximas. E n defi- conducir la sociedad. Si se atrevieran, afirma-
nitiva, el único punto de acuerdo entre todos rían, al igual que elfilósofoprusiano, que «el
ellos es éste: la democracia es lo que no tienen Estado es la voluntad divina (...) que se desa-
los otros pueblos y lo que quisieran tener a ve- rrolla en la formación y la organización del
ces, aunque no siempre poseen la capacidad de mundo» 1 2 . Quizá dirían incluso que «tiene u n
alcanzar este objetivo. La democracia de los oc- derecho soberano sobre los individuos, cuyo
cidentales se configura por contraste con la no deber m á s alto es el de ser miembros del Esta-
democracia atribuida a los otros. do» 13 . Estos intelectuales, tan seguros de sí mis-
Sin embargo, la dificultad principal no se m o s , se consideran sin duda alguna republica-
encuentra a este nivel. M á s bien procede de los nos, pero no ven que remachan el clavo hegelia-
callejones sin salida de la teoría política. Los no desarrollando una sociología imperial del
teóricos no han podido dominar nunca el abis- Estado o utilizando constantemente la expre-
m o que separa las concepciones de Locke y de sión «sociedad civil», la cual pertenece esen-
Rousseau en lo que respecta a la relación entre cialmente a Hegel (él escribió «sociedad bur-
14
Estado y sociedad en la Europa moderna. C o - guesa» c o m o sinónimo de «ciudadana») . El
m o es bien sabido, el pensador inglés subordina adjetivo «civil» tiene por finalidad, en el fon-
el Estado a la sociedad mientras que el ginebri- do, disminuir la dignidad de la sociedad frente
no hace lo contrario. Para Locke, el poder del a la del Estado. L o m á s singular es que estos
legislador, incluso del elegido democrática- discípulos involuntarios del teórico alemán se
mente, no puede rebasar el mandato que le ha encuentran no ya en Alemania sino m á s bien
confiado cada miembro del cuerpo político. Se- entre ciertos adeptos escandinavos o america-
gún él, «nadie puede transferir a otro m á s po- nos de la socialdemocracia, o incluso en la iz-
der que el que ostenta él mismo» 1 0 . E n cambio, quierda jacobina francesa.
para Rousseau los ciudadanos son subalternos N o obstante, es de justicia observar que
coronados. Deben confiar plenamente en el le- otros sectores procedentes de las mismas fami-
gislador «que se atreve a instituir un pueblo», lias ideológicas se cuentan paradójicamente en-
que «debe sentirse capaz de cambiar, c o m o si tre los primeros en liberarse de esa confusión
dijéramos, la naturaleza humana, transformar intelectual. Regresando, explícitamente o no, a
cada individuo (...) en una parte de un gran to- las fuentes del pensamiento político moderno,
do del que este individuo recibe en cierta m a - ponen el dedo en la llaga de su vicio primor-
nera su vida y su ser»". La obediencia del ciu- dial. Para ellos, éste consiste en que la d e m o -
dadano ha de ser igual a la fe ciega. Y la d e m o - cracia se define cada vez m á s con arreglo a sus
cracia de que se trata no es ya un régimen de rasgos accesorios o sus instrumentos, m á s que
gobierno, sino que se transforma en un objeti- en relación a u n principio central. La vía hacia
vo último: la creación de un hombre nuevo, li- esta constatación puede analizarse c o m o vere-
berado de su voluntad egoísta y sometido al or- m o s a continuación.
den social perfecto para felicidad de todos. N o La democracia que los hombres políticos o
se ha zanjado el dilema entre estos dos proyec- los teóricos se encargaron de aureolar con valo-
tos contrapuestos que comparten no obstante res se ha desarrollado sobre todo c o m o un m o -
la característica de que uno y otro tienen por do de gobierno real, c o m o u n sistema práctico
finalidad abolir la política: uno mediante la ab- de ajustarse a la relación siempre desigual de
sorción del Estado por la sociedad (Locke y los gobernantes con los gobernados. Ahora
El desencanto de las viejas democracias 479
bien, los pensadores no fueron suficientemente sea legítima, la voluntad mayoritaria debería
capaces de legitimar este proceso necesaria- «constituirse después de u n proceso de delibe-
mente mecánico, desprovisto de connotaciones ración que todos los ciudadanos, o por lo m e -
morales, sino que se trasladaron a un plano nos los que lo deseen, hayan arbitrado». Y aña-
m u y distinto, a una ética plausible del ejercicio de: «El procedimiento que precede a la deci-
de la soberanía popular. La mayoría se limita- sión es u n a condición de legitimidad tan
ron a ensalzar el principio de esta soberanía -la necesaria c o m o el principio mayoritario»21.
democracia, gobierno del pueblo, por el pueblo Fuera de Estados Unidos o Suiza, donde pa-
y para el pueblo- para pasar en seguida a otra rece menos necesaria, esta demostración pare-
cosa, la laboriosa justificación de sus formas re- ce haberse introducido en el pensamiento de
presentativas desfasadas con respecto a este algunos responsables políticos. E n Italia, los
principio. Otros aun rechazaron incluso esta frecuentes referendums son ya un elemento
democracia formal sin percibir su carácter ine- consuetudinario. En Francia, el Primer Minis-
vitable y benéfico. E n el fondo, hicieron suyo tro Michel Rocard propuso en 1990 la idea de
en los dos casos el sentimiento de T h o m a s una «democracia de opinión», m u y cercana a
M a n n , según el cual al intelectual no se le ofre- las reflexiones de Bernard Manin. Pero subsiste
ce otra opción que la «elección entre la ironía y una distancia considerable entre la atractiva
el radicalismo»15. E n cambio, no han tenido declaración de intenciones y su realización. So-
m u y en cuenta la recomendación que formula- bre todo, la propia intención tropieza con el
ba Walter Bagehot desde los años 1860. Para obstáculo insuperable del síndrome elitista. L a
Bagehot, la conciliación de lo que él llamaba las ampliación del proceso de deliberación legiti-
partes «imponentes» y las partes «eficientes» maría mejor la democracia, a condición no
de los regímenes políticos representaba el im- obstante de dar lugar a un debate abierto, desti-
perativo supremo de los legitimadores16. nado a convencer a la mayor parte del cuerpo
Pierre Favre17 o T h o m a s Dyle y L . H . Zei- político después de una libre confrontación de
gler18, el primero por el razonamiento lógico y los diversos puntos de vista sobre la cuestión
los segundos con respecto a la historia de Esta- planteada. Pero este debate, aunque situado al
dos Unidos, volvieron sobre esta cuestión des- margen del gobierno y de los órganos represen-
de el decenio de 1970. Favre, en particular, se tativos clásicos, tendría forzosamente que en-
interrogó sobre lo que él denomina la «transiti- marcarse en procedimientos organizados, con-
vidad» de la decisión mayoritaria; para simpli- trolados en la práctica por militantes m á s inte-
ficar, sobre su calidad democrática19. M á s re- resados en la cosa pública que la masa. E n otras
cientemente, Bernard Manin fue más allá20. Se- palabras, la frontera entre los gobernantes y los
gún este autor, la democracia se define en lo gobernados no haría m á s que desplazarse, limi-
esencial con arreglo al privilegio concedido a tando además el alcance del sufragio universal,
dos de sus modalidades puramente instrumen- ya que los activistas tienden frecuentemente a
tales: la decisión mayoritaria y el mecanismo autoproclamarse o cooptarse.
representativo elevados a teorías legitimado- Así, el objeto de la legitimidad democrática
ras. Partiendo de este punto, Manin impugna sigue siendo evanescente hoy c o m o lo fue ayer.
que el principio de la voluntad mayoritaria co- Ello es debido, quizás, a que su delimitación
m o expresión activa del concepto de soberanía plantea una aporía, una de esas contradiccio-
popular sea legítimo por sí mismo. Por una par- nes insolubles de la razón que es inútil de tratar
te, se basa en laficciónde que la voluntad de la de resolver. E n efecto, la construcción abstrac-
mayoría se impone c o m o la de todos los ciuda- ta de una legitimidad impone la necesidad de
danos, cosa que no es cierta. La minoría sigue referirla a un ideal-tipo en el sentido que daba
insistiendo, por lo que la mezcla entre el crite- M a x Weber a esta palabra; en otros términos, a
rio de decisión -la mayoría- y el principio m á s un modelo desde luego demasiado abstracto
eminente de la legitimidad -la soberanía global para realizarse verdaderamente, pero provisto
o el consenso general- se revela abusiva. Por de una coherencia lógica claramente concebi-
otra parte, la información insuficiente del ciu- ble. Ahora bien, no es de excluir que este m o d e -
dadano hace que la decisión de la mayoría no lo «ideal-típico» sea precisamente inconcebible
sea en definitiva m á s que el fruto del azar o de -en este sentido- en el caso de la democracia.
la manipulación. Manin estima que, para que Era fácil afirmar que un soberano era hijo de
480 Guy Hermet
Dios, o bien su vicario que simbolizaba al pue- medio siglo m á s tarde, de gozar de una mayor
blo. Lo es menos proponer que la democracia seguridad en la existencia y añadir diversos de-
rechos sociales a los derechos políticos ya ad-
es el gobierno del pueblo por él m i s m o - o m n i -
cracia- cuando todos se imaginan que si así quiridos. La legitimidad vivida de la democra-
fuera se expondría al riesgo de corrupción o pa- cia se remató en torno a 1900 con la generaliza-
rálisis, y cuando todos saben también que es ción del sufragio, y entre 1930 y 1950 con la
por excelencia el régimen que obedece a la con- consolidación del Estado-providencia.
fusión de la realidad, a la fluctuación de la co- N o obstante, parece en primer lugar que la
yuntura, a la incertidumbre o a la ambivalencia satisfacción despertada por la concesión de de-
de los deseos de los seres humanos. La d e m o - rechos políticos ha sido probablemente so-
cracia, m o d o de adaptación constante a su m e - breestimada. John Rawls 22 propone con razón
dio y esperanza en la prosecución de esta adap- que la adquisición del derecho de voto respon-
tación, se define por ello m i s m o c o m o el «buen
de a la sed de reconocimiento social de las per-
gobierno». Pero gracias precisamente a esta sonas y los grupos marginalizados. Prueba de
permeabilidad y a esa transparencia relativas, ello es que las minorías a las que la ley o la
esa definición se lee un poco c o m o las páginas práctica privan de este derecho le atribuyen
blancas escritas con tinta invisible por redacto- una gran importancia en tanto que no lo tienen.
res sibilinos. Pero, salvo en lo que se refiere a las mujeres en
su calidad de electoras, estudios tan antiguos
c o m o recientes - d e Tingsten23 a Campbell 24 -
prueban que una vez conseguido el derecho de
La inencontrable virtud democrática voto, no siempre lo utilizan con asiduidad. En
términos generales, el acto electoral es d e m a -
Este desafío de la legitimación deja de ser un siado episódico, indirecto y subalterno para
juego intelectual en la actual situación de las dar un sentido de cierta densidad a la ciudada-
viejas democracias, que obliga a hacer frente a nía. Por ello, de las dos grandes conquistas po-
otra dificultad intelectual y práctica. Esta difi- pulares de la democracia, el sufragio universal
cultad, que no ha suscitado m u c h o la atención y los derechos sociales, sólo la segunda sigue
de los especialistas y que, por consiguiente, si- motivando activamente a las masas. Ello signi-
gue siendo poco «documentable», concierne el fica que el progreso de la democracia refuerza
atractivo efectivo que debe ejercer la democra- el comportamiento de usuario de los ciudada-
cia sobre los ciudadanos. E n su mayor parte, nos, en vez de hacerlo retroceder en favor de
éstos se comportan sobre todo c o m o sus usua- una actitud m á s participativa. Afinalesdel úl-
rios. Pero no pueden limitarse a ser simples timo siglo, el canciller Bismarck inventó el Es-
clientes de la democracia, por satisfechos que tado del Bienestar «avant la lettre» con objeto
estén. Por sus actos y sus expectativas los ciu- de quitar filo a las reivindicaciones estricta-
dadanos deberían manifestar que viven en de- mente políticas de los obreros alemanes. Sin
mocracia. Ello equivale a pedirles no sólo cier- quererlo tan expresamente, los responsables so-
ta participación sino también un conjunto de cial-demócratas o democratacristianos llega-
raras cualidades, denominado en otros tiempos ron al m i s m o resultado algunos decenios des-
civismo y que aquí llamamos virtud democrá- pués. Cuando los ciudadanos votan, apenas lo
tica. hacen si no es para conservar o aumentar sus
conquistas sociales.
Esta necesidad ha sido durante m u c h o
tiempo menos apremiante que hoy. En efecto, C o n frecuencia, los ciudadanos ni siquiera
hasta mediados del siglo actual las exigencias tienen nuevas exigencias claras y de alcance ge-
de los habitantes de Europa Occidental o de neral que formular. La democracia ya no es
América del Norte respecto de los sistemas de más que un rito indispensable para la gran m a -
gobierno de sus países eran democráticas por yoría. E n efecto, las exigencias inéditas que se
su m i s m a naturaleza; se situaban en el plano manifiestan ahora en el c a m p o político apenas
noble de la reivindicación de una mayor digni- interesan m á s que a los militantes o a sectores
dad para todos. Para las masas se trataba en limitados de la población, y n o a casi la totali-
primer lugar de acceder al sufragio universal, dad de la m i s m a desde que las mujeres obtuvie-
por lo menos masculino y, en segundo lugar, ron el derecho de voto. E n Estados Unidos es-
El desencanto de las viejas democracias 481
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U n hombre que simboliza la democracia parlamentaria francesa bajo la III República: Georges Clemenceau (1841-
1929), dirigiendo una arenga a sus electores en el Circo Fernando, París, por Raffaëlli. D . R .
482 Guy Hermet
tas exigencias son propias de las minorías de cuantitativa del nivel de vida mediante el acce-
todas clases. E n otros países, proceden de cate- so de todos a bienes antes reservados a unos
gorías profesionales, c o m o los agricultores. pocos provoca forzosamente una especie de
Desde hace unos quince años, provienen tam- congestión del consumo, que hace irrisorios sus
bién de los ecologistas o de los partidarios de la beneficios. Todos descubren ahora esta conges-
concesión del derecho de voto a las comunida- tión del bienestar, revelada del m o d o m á s ele-
des inmigradas de nacionalidad extranjera. E n mental por los atascos de tráfico o la invasión
un plano global, todas estas causas son infinita- de los lugares de vacaciones. C o m o escribe M i -
mente menos movilizadoras que lo fueron el chael Walzer, «el logro del "Estado del bienes-
sufragio universal, la gratuidad de la enseñanza tar" podría significar m u y bien elfinalde esa
o el establecimiento de regímenes de protec- participación pública que hasta ahora era nues-
ción social de alcance nacional. Esta desagrega- tra alegría y nuestra felicidad»25. En efecto, el
ción hace que no exista ya ningún grupo social verificar la limitación física de las posibilida-
importante motivado c o m o tal por el acceso al des que ofrece la redistribución igualitaria de
poder, c o m o ocurrió con la burguesía. Ello ex- los bienes hace que los ciudadanos de las viejas
plica también que las reivindicaciones popula- democracias de Europa Occidental y América
res se dispersen, se contradigan y se disuelvan del Norte se interroguen sobre el porvenir del
en un m a g m a de reclamaciones corporativistas «Estado-providencia». Los políticos proponen
cuya lógica misma contradice la noción de inte- entonces encauzar la acción hacia los m á s des-
rés general. Lo que se concede a unos se conce- validos, que existen todavía y se multiplican
de en detrimento de otros. Cierto es que la incluso por causa de la crisis económica. Pero
igualdad sigue reivindicándose de manera pla- esta reorientación hacia los marginados suscita
tónica, pero las respuestas que han de darse a reacciones ambivalentes de la mayor parte de
los verdaderos deseos promueven el desarrollo la población. Presentada c o m o una medida de
de desigualdades reales. Esta circunstancia al- justicia, tropieza paradójicamente con el senti-
tera las relaciones democráticas y hace que la do de justicia de la mayoría, que ve en ella so-
posición que se ocupa sea m á s importante que bre todo un cálculo demagógico. Esta gran m a -
la tarea que se realiza. Se vuelve a crear un sis- yoría, instalada ya en un confort relativo que
tema de privilegios hipócritas en contradicción estima haber pagado con sus esfuerzos y sus
con la equidad democrática y la exactitud del luchas políticas, descubre satisfacciones m á s
lenguaje, ya que se denomina igualdad lo que cualitativas de sus deseos, que n o tiene inten-
no lo es. Este deterioro es deplorable en sí mis- ción de sacrificar en beneficio de minorías que
m o . A d e m á s , inquieta a los políticos por una le son ajenas. Los ciudadanos aspiran a un en-
razón precisa: se asustan de su creciente difi- torno mejor. Querrían m á s espacio. Desean
cultad para asegurar lo que convendría llamar también que sus hijos tengan una posición
la retribución de los ciudadanos. Éstos ya no profesional mejor que la de ellos, y no sola-
militan m u c h o , y por consiguiente su fidelidad mente ingresos m á s elevados dentro del mis-
no puede recompensarse con ventajas simbóli- m o grupo social, c o m o ocurría en el pasado.
cas, tales c o m o el placer que se obtiene con la Ahora bien, esta exigencia de educación para
frecuentación de los jefes. Tratándose además los jóvenes no plantea solamente un problema
de la masa de población, la dificultad resulta a presupuestario sino que topa con una parado-
la vez material y psicológica. Desde el punto de ja, subrayada en particular por R a y m o n d Bou-
vista financiero, no es posible aumentar hasta don 2 6 y Pierre Bourdieu27, consistente en que
el infinito los gastos sociales y los mecanismos la igualación formal de las oportunidades de
de redistribución de los ingresos, so pena de promoción social, universitaria y profesional
romper la dinámica de la economía. Además, con frecuencia no hace sino reducir aún m á s la
las políticas redistributivas mejor intenciona- igualdad real. N o es ningún secreto ya, por
das tienen con frecuencia consecuencias adver- ejemplo, que la inflación brutal del número de
sas. Así, la gratuidad de los cuidados médicos estudiantes o de una categoría determinada de
puede dar lugar en la práctica al hundimiento ellos -minorías raciales, intocables en India-
de la medicina corriente, c o m o se produjo en el se produce casi por fuerza en detrimento
Reino Unido en el marco del National Health del nivel de los exámenes de admisión y de
Service. E n términos más amplios, la elevación los estudios. Esta ventaja desvaloriza los tí-
El desencanto de ¡as viejas democracias 483
sis infinitesimales, tanto entre los gobernantes ¿Hay que desesperar ante este descenso qui-
c o m o entre los gobernados, puesto que la prime- zás imaginario de la intensidad democrática?
ra calidad de la democracia es ser el gobierno de ¿ H e m o s de creer que sólo la privación de la de-
lo real, reflejando m á s que ningún otro sistema mocracia la hace amar con pasión y pensar con
las ambivalencias de la naturaleza humana. E n Hirschman 34 que «las sociedades que ofrecen las
ninguna forma es un reflejo del reino de los cielos. mayores posibilidades de expresar (...estas) in-
Olvidando repentinamente esta caracterís- tensidades son algunos regímenes represivos»?
tica, los profesionales de la democracia tratan N o es seguro. El desencanto político observado
de fortalecerse apoyándose en el elemento dé- en Europa Occidental y en América del Norte
bil de su m o d o de legitimación: es decir, en el refleja en realidad un proceso de envejecimien-
postulado de la teórica virtud igual de todos, lo to, en definitiva normal. Desde hace un siglo y
que supone, de una parte, u n deseo piadoso, y medio, la disminución de la natalidad aumenta
por otra un despropósito ya que nadie es mal- cada vez m á s la importancia relativa de las ge-
vado voluntariamente. L o que es m á s , la exi- neraciones ancianas en esas sociedades. E n con-
gencia de la virtud resulta demasiado fácil para secuencia, el entusiasmo - e n particular d e m o -
unos y un poco indigesta para otros. L a virtud crático- de los jóvenes se reduce. La tesis soste-
democrática de los que ejercen el oficio de la nida desde Platón, según la cual el poder debería
política se adquiere sin m u c h o esfuerzo y es estar reservado a los hombres de experiencia,
ventajosa para ellos. La demuestran ante todo pierde así su actualidad. Todo el pueblo tiende
haciéndose elegir, o gravitando en torno a los ahora a compartir la sabiduría adquirida en la
que ya han sido elegidos. E n cambio, el ciuda- ancianidad, con el desapego y la falta de respeto
dano ordinario sólo se acepta c o m o virtuoso por los dirigentes que acompaña a este proceso.
-demócrata meritorio- mediante su participa- Por otra parte, la atonía aparente de la fe de-
ción asidua y confiada en la clientela de los mocrática se deriva también de su propio enve-
hombres del arte político, sean quienes fueren. jecimiento. E n algunos países privilegiados, la
Debe votar, hacer incluso un poco m á s para sa- democracia se ha demostrado en una práctica
tisfacerles y obtener de ellos u n certificado de secular, demasiado habitual para causar emoti-
buena conducta. Consumidor de gobierno, el vidades espectaculares. Este segundo mecanis-
ciudadano de base ve impugnada su facultad m o es el m á s significativo, en la medida en que
de abstenerse en su admiración no solamente el efecto del tiempo del que procede hace posi-
periódica sino también continua de sus provee- ble una mutación fundamental de las actitudes
dores en esta materia. O , si se abstiene, éstos le políticas. Es posible que algunos pueblos de Eu-
acusan de falta de civismo, sin interrogarse u n ropa y de América se encuentren en vías de ac-
solo instante sobre el producto que persisten en ceder a una madurez cívica inimaginable duran-
querer colocar. E n un tono ciertamente m á s be- te m u c h o tiempo: la que caracterizaría a gober-
nigno, podrían parafrasear al presidente Castro nados por fin capaces de sostener u n sistema de
cuando decía, en 1970: « N o perderemos jamás gobierno en función de las ventajas relativas que
la confianza que hemos puesto en el pueblo»33. les depara y no de los sortilegios metafísicos que
Ahora que las celebraciones electorales en las les prodigan sus responsables para legitimarlo.
viejas democracias han perdido su encanto fes- Esta conmoción no tendría nada negativo, pues-
tivo de los comienzos, la desnivelación de las to que haría m á s verdadera la política democrá-
formas de virtud política exigidas a los gober- tica que no tiene que confundirse con una reli-
nados y a los gobernantes es un hecho cada vez gión, aunque sea secular. Esta perspectiva impo-
m á s evidente. ne no obstante una reconversión absoluta de la
Estos son dos de los callejones sin salida en acción y el pensamiento democráticos, en lo que
que se encuentra actualmente la democracia en respecta ante todo al lugar que ocupan desde
las sociedades que gozan de este régimen desde siempre en ellos los mecanismos demasiado có-
hace m á s tiempo que las otras. L a legitimidad m o d o s de la decisión mayoritaria y de la repre-
pasiva y por simple anuencia ocupa en ellas el sentación. Ahí está el origen del desencanto ac-
primer lugar, mientras que la esperanza de ver tual, pero revisarlos no es cosa fácil.
a los ciudadanos manifestar finalmente una
virtud ejemplar de participación parece bas-
tante ilusoria. Traducido del francés
El desencanto de las viejas democracias 485
Notas
1. Aquí no nos referimos a los la Comunidad Europea por su (edición francesa: Théorie de la
grandes tipos de dominio inclinación excesiva a la justice, Paris, Editions Seuil, 1987).
enunciados por M a x W e b e r en democracia directa. Así, pues, su
Economie et Société (París, Pion, excesivo apego a su dignidad de 23. Tingsten, Hernert, Political
1971, vol. 1, págs. 102-104), sino a ciudadanos activos hace que los Behavior, Nueva York, Arno Press,
una observación de este autor en suizos no sean demócratas... Este 1975 (edición original: 1936).
su obra El sabio y el politico. «El es un ejemplo de la divergencia de
24. Campbell, A . y otros, The
Estado -observa ante todo W e b e r - percepciones sobre el gobierno
Quality of American Life, Nueva
consiste en una relación de legítimo en Europa.
dominio del hombre sobre el York, Russell Sage, 1976.
hombre basada en el monopolio de 10. Locke, John, Two Treatises of
25. Walzer, Michael, «Politics in
la violencia legítima». L o que se Government, Londres, Everyman's the Welfare State», pág. 145 en:
admite menos es lo que añade: «es Library, 1978, pág. 185 (edición H o w e , Irving, ed., Beyond the
decir, sobre la violencia considerada original: 1690). Welfare State, Nueva York,
legítima» (Le savant et le politique,
Schoken Books, 1982.
París, Pion, 1959, pág. 101). 11. Rousseau, Jean-Jacques,
Contrat social ou principes du droit 26. Boudon, Raymond,!,'inégalité
2. Platón, Leyes, 909 c. politique, París, Gamier, 1926, des chances: la mobilité sociale
págs. 260-261 (edición original: dans les sociétés industrielles,
3. Leca, Jean, Nationalité et 1762). Paris, A r m a n d Colin, 1973.
citoyenneté dans l'Europe des
immigrations (Paris, 1990), pág. 8 12. Hegel, G . W . F . , Principes de la 27. Bourdieu, Pierre, Passeron,
(Texto inédito preparado para la philosophie du droit, Paris Jean-Claude, Les héritiers, Paris,
Fundación Giovanni Agnelli). Gallimard, 1940, pág. 286 (edición Editions de Minuit, 1971. Fuera de
original: 1820). Francia, una visión bastante
4. Según la expresión de Jean parecida de la ineficacia de las
Baudrillard. 13. Id., pág. 270. políticas de igualación de las
oportunidades de éxito escolar,
5. Weight, J.D., The Dissent of the 14. Id. págs. 217 y siguientes. universitario o profesional figura
Governed, Nueva York, T h e por ejemplo en Basil Bernstein,
Academic Press, 1976.
15. Mann, Thomas,
Gerald Grant, Torsten Husén,
Considerations d'un apolitique,
Christopher Jencks o David
6. Este tema de falta de París, Bernard Grasset, 1975.
Riesman.
compromiso político en las viejas págs. 472 (edición original: 1915).
democracias se trata en particular 28. Platon, La République, Paris,
16. Bagehot, Walter, La
en nuestro libro: Le peuple contre Garnier-Flammarion, 1966,
constitution anglaise, Paris,
la démocratie, Paris, Fayard, 1989 pág. 316, Livre VIII, 557.
Germer Baillière, 1869, págs. 5-13.
(edición española: El pueblo contra
la democracia, Madrid, Instituto 29. Hobbes, T h o m a s , « D e Cive»,
17. Favre, Pierre, La décision de la
de Estudios Económicos, 1989). pág. 103, en: Oeuvres politiques et
majorité, Paris, Presses de la
philosophiques, Neufchâtel, 1787.
Fondation Nationale des Sciences
7. Hirschman, Albert, Bonheur
Politiques, 1976. 30. Cappon, Lester, The
privé, action publique, París,
Fayard, 1983 (edición Adams-Jefferson Letters, Chapel
18. D y e , T h o m a s R . , Zeigler
estadounidense original: Shifting Hill, University of North Carolina
L . H a r m o n , The Irony of
Involvements. Private Interest and Press, 1959, vol. l,pág. 196.
Democracy, Belmont (Cal.),
Public Action, Princeton, Princeton Wadsworth, 1970. 31. Lenin, Vladimir I, Oeuvres,
University Press, 1982).
Paris, Editions Sociales, 1964,
19. Favre, P . , op. cit., pág. 103 en tomo 30, pág. 495.
8. Shemeil, Yves, «Les cultures particular.
politiques», págs. 238-239 en 32. Auge, Marc, Pouvoirs de vie,
Grawitz M . , Leca J. Traité de 20. M a n i n , Bernard, «Volonté pouvoirs de mort, Paris,
science politique, Paris, Presses générale ou délibération?», Le Flammarion, 1977, págs. 203-204.
Universitaires de France, 1985, Débat, (33), enero de 1985.
vol. 3. 33. Citado por Verdes-Lerroux,
21. Id., pág. 90. Jeannine, La lune et le caudillo,
9. Recientemente leíamos a un Paris, Gallimard, 1989, pág. 336.
redactor del semanario británico 22. Rawls, John, A Theory of
The Economist que afirmaba que Justice, Cambridge (Mass.) 34. Hirschman, Albert, op. cit.,
Suiza no sería admitida nunca en Harvard University Press, 1971 pág. 181.
Reconsideración
del institucionalismo
David E. Apter
Los problemas institucionales de la democracia, incluso entre las m á s antiguas, no son fáciles de resolver. Al sur de
Estados Unidos, se produjeron importantes manifestaciones, en los años 60, dirigidas por Martin Luther King, para
obtener los derechos civiles para los negros: algunos de ellos se inscribieron en los registros electorales, en la prisión
de Hayneville, Alabama, en 1965. B. Davidson/Magnum.
492 David E. Apter
land, el constitucionalismo se convirtió en una cia podría ser impuesta desde el exterior y pro-
especie de antropología histórica y jurídica vocar cambios en la sociedad porque, según se
(por ejemplo, en su trabajo sobre el Domesday suponía, los cambios serían naturalmente de-
Book6. V o n Gierke consideraba que la historia seables para todos los involucrados. La d e m o -
era el surgimiento de las instituciones d e m o - cracia no era sólo un sistema político más, sino
cráticas a partir de las corporaciones medieva- la expresión práctica m á s alta de la virtud polí-
les, del conciliarismo y los regímenes autocráti- tica, pese a sus vacíos. Los institucionalistas
cos y monárquicos7. Detrás de la historia se tampoco poseían una fe desmesurada en la ca-
encontraban transformaciones de sustancia, el pacidad de dirigentes esclarecidos para pensar
paso de la tribu al Estado y de la religión a la los problemas recurriendo a soluciones media-
política, en tanto que la democracia se transfor- das. Había que trascender las situaciones difí-
maba de instrumento de mediación entre cla- ciles mediante reformas, lo que suponía meca-
ses en encarnación del pluralismo libertario, y nismos de dirección m á s que mejoramientos de
pasaba de las libertades políticas a las sociales. política. Se proponían perfeccionar las normas
Dentro de los límites del antiguo instituciona- de m o d o tal que esa modificación pudiese sos-
lismo cabían fácilmente tanto el utilitarismo li- tenerse sin infringir los principios ni hipotecar
beral c o m o el socialismo. E n Inglaterra, las po- el futuro.
líticas de reforma revelan una línea que va de ¿Cuáles eran las ventajas del antiguo insti-
Bentham a Beveridge, pasando por los fabia- tucionalismo? N o es difícil hallar las respues-
nos. tas. ¿Quién podía comprender mejor que Bryce
Sus partidarios eran personas extraordina- el papel de la prensa y el populismo en la prácti-
9
riamente instruidas. Basta con mencionar jun- ca del gobierno moderno? ¿Quién podría ha-
tos a Wilson, Friedrich, Laski y Finer para m a - ber demostrado una convicción m á s sólida en
ravillarse de su conocimiento enciclopédico de las virtudes de la burocracia, el constituciona-
los mecanismos y las prácticas políticas, para lismo y el poder del derecho y de los instrumen-
10
no hablar de las numerosas partes del m u n d o tos jurídicos que Carl Friedrich? ¿Quién co-
que éste abarcaba. E n este sentido, el institu- nocía mejor y más a fondo que H e r m a n Finer
cionalismo no sólo se centraba, en lo interno, la manera en que el gobierno parlamentario y
en la evolución del régimen democrático, sino sus instrumentos se ajustaban entre sí en cada
11
que además era la base del gobierno compara- país? ¿Quién podía estar m á s seguro que Jo-
do. El propósito era demostrar c ó m o las partes seph A . Schumpeter de que el socialismo fabia-
se ensamblaban para formar sistemas, y c ó m o no sumado al parlamentarismo sería el próxi-
los sistemas eran creados por partes cruciales y m o paso en la evolución política d e la
12
estratégicas. El problema no era que estuvieran democracia? ¿Quién tenía mejor sentido de la
equivocados, sino m á s bien que, con frecuen- interacción de grupo (el predecesor del pluralis-
cia, no estaban suficientemente en lo cierto. E n m o ) que Arthur F. Bentley?
realidad, esta comprensión tan pormenorizada Todas estas personas (para no hablar de los
del gobierno y el Estado podía llevar a vuelcos fundadores, presidentes y guías espirituales de
injustificados de las creencias. U n a personali- la Asociación Americana de Ciencias Políticas)
dad c o m o W o o d r o w Wilson, con su experien- habían recibido una educación mejor y m á s
cia de alto nivel en la actividad académica y abundante que la mayor parte de los actuales
política, estaba tan convencido de la superiori- especialistas en ciencias sociales. Poseían, en
dad del parlamentarismo sobre el sistema pre- grado excepcional, lo que podría denominarse
sidencial, que con una perfecta indiferencia ha- presencia de espíritu histórica. Todos ellos
cia el carácter estadounidense, preconizaba prescribían sin vacilar. Todos tenían una vasta
aquel sistema para su país8. experiencia del gobierno y la política. Todos,
Independientemente de sus diferencias, los de un m o d o u otro, no sólo compartían la opi-
antiguos institucionalistas consideraban que nión de que la reforma legislativa y el progreso
instituciones democráticas, adecuadamente es- social eran el propósito de las ciencias políti-
tructuradas tendrían una gran capacidad de cas, sino que también participaban en activida-
permanencia. Nacida con la historia m i s m a del des políticas. Cuando observaban problemas
desarrollo, la democracia podría cambiar a su en lugares «civilizados» que eran incapaces de
vez el curso de la historia. Es decir, la democra- funcionar correctamente y en los que el gobier-
Reconsideración del institucionalismo 493
Los neoinstitucionalistas han tomado en consideración los factores socioeconómicos en el análisis de la democracia:
amas de casa argentinas se manifiestan en Buenos Aires, en 1989. c. Carrtón/Sygma.
mejor ejemplo comparativo es quizás el de Pe- fera política puede o no ser diluido por la orga-
ter Hall sobre la intervención del Estado en nización de clases, los impuestos, los beneficios
Gran Bretaña y en Francia, quefiguraen Go- sociales y el crecimiento del Estado benefactor.
verning the Economy^. L a forma que adquiere Los sectores público y privado, el Estado y la
la lucha en términos de alianzas, coaliciones, economía son campos de fuerza mutuamente
movimientos sociales, etc., supone una cierta sensibles en el marco del nuevo institucionalis-
historicidad (aunque no historia) y una cierta m o . La economía política sumada al institucio-
concreción de la lucha en estructuras institu- nalismo da a la reglamentación del Estado un
cionales, oficinas, autoridades, programas y carácter tan intrínseco c o m o la propiedad pri-
cambiantes coaliciones y alianzas partidistas. vada, y aunque los intereses económicos domi-
En la periferia del nuevo institucionalismo nan c o m o algo normal, están m u c h o m á s con-
se encuentra la teoría política, m á s que la filo- trolados que antes.
sofía política, en particular el pluralismo libe- Sin embargo, en cierto sentido, el nuevo
ral y la poliarquía. Algunos desean incluir el institucionalismo, al igual que el antiguo, ado-
pluralismo político tradicional37. Las tentati- lece de indigencia analítica y, c o m o ya se ha
vas de modificar las instituciones tradicionales dicho, debido a su acento en las dificultades,
de la democracia se han combinado con la ca- los compromisos, las argumentaciones y las
suística en la obra de Benjamin Barber. Carol contraargumentaciones concretas, es vulnera-
Gould y otros han incorporado elementos de ble a la invasión de los teóricos de la opción
una crítica m á s radical en el problema de la re- pública40. Pero incluso éstos todavía tienen que
forma institucional38. ocuparse, en diversos Estados y naciones, de la
Aunque la preocupación del antiguo institu- manera de crear un sistema en el que esas nego-
cionalismo por la ideología se transformó en el ciaciones fortalezcan las normas y los valores
análisis comparativo de los sistemas de creen- en lugar de socavarlos, precisamente el tipo de
cias, los nuevos institucionalistas han prestado problema que solían tratar los desarrollistas.
menos atención a la ideología y han redescu- Los nuevos institucionalistas también se
bierto el concepto de cultura, lo que conlleva el apartan de asuntos que los antiguos trataban de
riesgo de determinismo cultural y el peligro de estudiar. ¿Pueden las estructuras parlamenta-
que la cultura sea una gran categoría residual. rias de cierto tipo, que han producido una de-
En cuanto a la dinámica, los nuevos institucio- mocracia estable en Gran Bretaña (o las presi-
nalistas presuponen un doble mercado integra- denciales, del mismo efecto en Estados Uni-
do por conexiones de intercambio entre la eco- dos) ser reproducidas íntegramente, c o m -
nomía y la política, c o m o el metamodelo para binadas de alguna manera, o estratégicamente
los Estados tanto socialdemócratas c o m o cor- alteradas para adecuarlas a países que actual-
porativistas. D e aquí la especial atención pres- mente buscan la democracia? ¿Se pueden ex-
tada a la función del trabajo en el logro de las portar aisladamente las instituciones, y en qué
reformas y del bienestar social, por ejemplo en medida cada una es un elemento esencial de un
las obras de Schmitter, Gourevitch, Katzens- sistema interactivo, de tal m o d o que la ausen-
tein y Katznelson39. cia o mal funcionamiento de uno provocará la
H e m o s señalado que las técnicas avanzadas falla del conjunto? ¿Qué modificaciones locales
de investigación han cambiado m u c h o la m a - son posibles y, en este caso, de qué tipo?41 ¿Qué
nera de definir las hipótesis, incorporando tal instituciones (como algunos vinos) resisten a
cantidad de datos estadísticos que las compara- los viajes? ¿Se han incorporado nuevas e intere-
ciones con versiones anteriores del institucio- santes variantes institucionales en la práctica
nalismo no merecen m u c h a atención, y que el normal de la democracia? ¿Habrá alguna nueva
modelo actual deriva m á s de la economía polí- modalidad institucional de democracia, por
tica que cualquier otro. Expresado en clases, in- ejemplo singularmente china, o soviética, etc.,
tereses, partidos o burocracias, cada cual con derivada de las experiencias incorporadas y la
sus propios impulsos hegemónicos, se centra en historia de estos países? ¿ O cada país tendrá
efecto en la manera en que las desigualdades que buscar algún conjunto normalizado, modi-
producidas, por ejemplo en la esfera económi- ficado «adecuadamente»?
ca, son o no compensadas en la política, y en Del interés del nuevo institucionalismo por
c ó m o el agregado de poder económico en la es- el Estado están ausentes, precisamente, el go-
500 David E. Apter
bierno y la preocupación por las instrumentali- zada por los sacrificios cuando no por la
dades, el gobierno presidencial o parlamenta- sangre42.
rio, el Estado federal o unitario, los sistemas
electorales, la mayoría simple u otros métodos
que recurren a la geometría electoral, la repre- VI
sentación proporcional y los sistemas de sorteo
y de listas. También faltan el poder en el marco El nuevo institucionalismo (o, de manera simi-
de la jurisdicción, la circunscripción, la buro- lar, el behaviorismo o el desarrollismo) n o ha
cracia, los sistemas de partidos, el gobierno lo- tenido eco en Francia, donde predominan el
cal, los comités parlamentarios, la independen- derecho constitucional y el institucionalismo43.
cia del poder judicial, la cuestión de la dictadu- En Gran Bretaña, las corrientes originadas por
ra ministerial, las pautas de representación Bernard Cricks (crickismo) y S. Finer (fineris-
cambiantes, la evolución de los Estados del bie- m o ) definen tanto el espíritu c o m o los temas de
nestar y socialdemócratas, y la índole evolutiva los estudios políticos británicos. E n Estados
del Estado soberano. Estos asuntos son de im- Unidos, el nuevo institucionalismo está a m e -
portancia inmediata para los representantes de nazado por lo que podría denominarse la apro-
las nuevas aperturas democráticas. ¿ C ó m o ana- piación pública (por su escaso interés por la
lizarán los nuevos institucionalistas la Unión teoría generalizada) y por una cierta vulnerabi-
Soviética o el «Estado» hoy en Nicaragua, don- lidad al antiguo institucionalismo, precisamen-
de la población se divive decididamente en te porque presta m u y poca atención a la m a n e -
orientaciones ideológicas fundamentales, con ra en que el Estado funciona c o m o gobierno. Le
las fuerzas armadas dominadas por los Sandi- hace falta un refinamiento c o m o el que preocu-
nistas, y el empleo público es la principal fuen- paba a los desarrollistas políticos, es decir, m e -
te de ingresos y de las condiciones de bancarro- jores m o d o s de articulación de conexiones
ta? complejas entre la sociedad y el Estado y sus
En resumen, el nuevo institucionalismo di- múltiples reciprocidades e intercambios, y m e -
fiere del antiguo en la medida en que ha elabo- jores macromodelos para las macropolíticas.
rado técnicas (más que resultados y métodos) y Así, aunque el nuevo institucionalismo re-
teorías a partir de otras disciplinas, con la ex- sulta de lo que calificaríamos de «ausencias»
cepción de la economía política. Las versiones del antiguo institucionalismo, del behavioris-
actuales son m u c h o menos etnocéntricas y m á s m o y del desarrollo político, también contiene
comparativas, pero también menos consisten- sus propias ausencias. Todavía no ha sido apli-
tes en lo sustancial y conceptual. Cuando eran cado a la política de esta tercera ola de apertu-
eurocéntricas, trataban del regionalismo y de la ras democráticas, excepto de u n m o d o m u y
emergencia de la comunidad europea, pero no preliminar (resultante de las transiciones a la
su desarrollo institucional, sus potencialidades democracia en España, Argentina y Brasil, en
institucionales. También muestran mayor inte- particular) en los trabajos de Linz, Schmitter,
rés que los antiguos institucionalistas por las O'Donnell y otros. N o ha intentado una técnica
instituciones intermedias, entre los niveles lo- constitucional prescriptiva. Se ha alejado del
cal y nacional, los órganos reglamentarios, las antiguo institucionalismo, que se interesaba en
empresas comerciales, las empresas públicas y la universalidad de la democracia y en la des-
privadas o las burocracias. Los nuevos institu- cripción y prescripción de reformas. N o ha in-
cionalistas revisan la teoría democrática en tér- corporado realmente la preocupación original
minos de la evolución del Estado del bienestar por los instrumentos de gobierno ni el interés
social y del socialdemócrata, pero también tie- del desarrollo político por las relaciones entre
nen menos seguridad en cuanto a la manera de la sociedad y el Estado en lo que se refiere a este
construir u n Estado democrático en tal o cual último44.
país. E n realidad, desde un punto de vista analíti-
Los institucionalistas tampoco preguntan si co, el nuevo institucionalismo carece curiosa-
en último análisis la democracia, para tener sig- mente de contenido y una gran parte de sus pre-
nificado, debe surgir c o m o resultado de una lu- misas generales están aún desarticuladas. ¿De
cha, necesaria para obtenerla, o debe ser inter- qué manera se pueden hacer funcionar adecua-
nalizada, producto de una ambición, o valori- damente las instituciones democráticas m e -
Reconsideración del institucionalismo 501
diante reformas, cuando ya están constituidas, concepto sobregeneralizado del Estado, un Es-
o estableciéndolas en el caso contrario? ¿Se tado sin contenido institucional, y una falta de
puede hacer funcionar la democracia si los va- preocupación por la manera en que la gente
lores democráticos no han sido domesticados e percibe y reacciona a sus percepciones. Por lo
internalizados, si su «significado» no constitu- tanto, probablemente no sea m u y útil c o m -
ye una especie de consenso previo a la práctica prender lo que habría que hacer al establecer
de la democracia propiamente dicha, especial- nuevas democracias, ni se pueda determinar
mente entre los responsables de administrarla qué políticas económicas hay que aplicar46.
(a falta de aquellos en cuyo nombre se adminis-
tra)?
Entonces, ¿cómo evaluar el nuevo institu- Vil
cionalismo? E n primer lugar, hay que dejar en
claro que no es una respuesta a las nuevas aper- Esto nos lleva al problema de los tipos de cues-
turas democráticas que han surgido en todas tiones teóricas generalizadas que las tres co-
partes, de Nepal a la Unión Soviética, sino más rrientes han ignorado. ¿ D ó n d e corresponde
bien a un cierto agotamiento en campos desa- plantear nuevos problemas? Brevemente, uno
rrollados c o m o alternativas al antiguo institu- de los campos de importancia capital es el de la
cionalismo. El nuevo institucionalismo tampo- información. El sistema político democrático
co ha hecho frente a los problemas planteados es un sistema de información, cuyo intercam-
por las etapas anteriores de la construcción de bio es intrínseco a cada aspecto de su funciona-
la democracia de los otros. Si comienza a ocu- miento. U n a gran parte del cometido de la de-
parse de estos problemas, nos atrevemos a su- mocracia es c ó m o crear, procesar y transfor-
gerir que podrá aprehender y comprender estas mar información. Los actuales procesos de
nuevas aperturas mejor que otras corrientes, democratización son ejemplos de transición de
excepto en términos de economía política. Le sistemas de alta coerción o sistemas de alta in-
falta conocimiento sobre la manera en que los formación. Estas transiciones son notoriamen-
mecanismos e instrumentos de gobierno fun- te difíciles debido a una relación particular e
cionan c o m o sistemas políticos, y teorías ade- inversa entre información y coerción. Los siste-
cuadas sobre la manera en que se supone que m a s basados en una u otra son radicalmente
funcionan. Los desarrollistas, especialmente diferentes. E n los sistemas de alta coerción, la
los teóricos de la modernización, educados gente sólo transmite a sus superiores informa-
también en el institucionalismo, sospechaban ción aceptable. Mientras m á s información reci-
que en realidad, de no estar «institucionaliza- ben los dirigentes, menos saben en realidad. D e
dos», es decir, arraigados o integrados en nor- aquí que la policía necesite informadores (el
mas, estructuras e incluso en los sistemas de «Estado Stasi»). Pero los límites del Estado
personalidad de los individuos y las colectivi- coercitivo son impuestos por su necesidad de
dades, podrían no funcionar c o m o se suponía información, particularmente acerca de la in-
que debían hacerlo. Pero cuando concentraron novación y el crecimiento.
su interés en la sociedad, no descartaron su Otro aspecto de la información, de impor-
concepción del Estado c o m o gobierno. tancia crítica en las democracias, es la informa-
Lo que se necesita no es tanto un cambio de ción popular y de interés, distinta de la infor-
acento o de estilo, ni una acumulación (junto mación técnica o innovadora, que reviste la
con un mayor refinamiento), ni un simple des- forma de obligaciones del Estado. Por este m o -
plazamiento lateral del interés, sino la cons- tivo, el tratamiento de la información y su
trucción de conocimiento sobre lo político. Se transformación en formulaciones eficaces de
precisa un mayor hincapié en la teoría general políticas es un problema grave porque en la
para comprender y comparar las diversas cos- mayor parte de los sistemas políticos que ac-
tumbres y prácticas, y prestar más atención a tualmente intentan la transición a la democra-
los procesos internos de la vida social y política cia es imposible cumplir estas obligaciones con
desde el punto de vista de quienes la practi- los recusos disponibles. Por lo tanto, es preciso
can45. crear sistemas de alta información y evitar los
E n este sentido, el nuevo institucionalismo problemas de sobrecarga que socavan la propia
oscila entre la comparación descriptiva y un democracia. E n Unión Soviética o Yugoslavia
502 David E. Apter
se puede ver cuan difícil es realmente para u n transición, la cólera pública aumente y se ex-
Estado pasar de un sistema político altamente tiendan la incertidumbre y las oposiciones no
coercitivo a otro democrático47. constructivas. ¿Qué ocurre si la autoridad tam-
Otro c a m p o de investigación teórica gene- bién sufre la erosión? Se trata de agudos proble-
ral gira en torno a lo que podría denominarse el m a s abstractos que se plantean a los actuales
factor de riesgo en política. Las transiciones de dirigentes políticos, especialmente donde el en-
sistemas predominantemente coercitivos en torno político es tan hostil al Estado que el de-
sistemas de información suponen riesgos de di- seo de democratizar torna imposible las solu-
versas clases. Los regímenes movilizadores o ciones institucionales. Entre las consecuencias
burocráticos, y aun las alternativas teocráticas negativas de la privatización de los riesgos se
a la reconciliación o a la democratización de cuenta el peligro de la violencia aleatoria, espe-
los sistemas, colectivizan los riesgos económi- cialmente entre aquéllos para quienes el riesgo
cos y sociales al m i s m o tiempo que individuali- es m á s elevado. La exposición prolongada al
zan los riesgos políticos48. C o n el tiempo, la riesgo y las condiciones sociales inseguras pue-
gente se ha acomodado a los dos primeros por- den también crear subculturas de violencia.
que proporcionan seguridad, sin importar cuan Las circunstancias propicias al riesgo, que lle-
ineficiente e inadecuada sea la sociedad que van a la desintegración de la familia, de los pa-
producen. También aprenden a evitar el riesgo rentescos y de las instituciones locales, generan
político. El resultado es una escasa tolerancia al sus propias alternativas, creando nuevas bases
riesgo individual en las esferas económica y so- para la colectivización de dicho riesgo. N o es
cial. E n resumen, los sistemas de alta coerción sorprendente la reaparición del nacionalismo,
producen un comportamiento de aversión al la religión, el evangelismo, el separatismo o el
riesgo. Así, los esfuerzos para privatizar y de- parroquialismo. Cuando las condiciones propi-
mocratizar eliminan el riesgo político indivi- cias al riesgo erosionan la vida social, ésta, para
dual pero aumentan necesariamente los riesgos protegerse, se convierte en la base del parro-
sociales y económicos que la gente se resistirá a quialismo, éste en la base del separatismo, y
aceptar en condiciones de incertidumbre49. éste a su vez en la base de la violencia, el terro-
Por ejemplo, en Unión Soviética, la gente rismo y la guerra civil, cuestiones todas sobre
ha aprendido a vivir con el riesgo político disi- las cuales el nuevo institucionalismo guarda si-
mulando sus sentimientos privados, y ha perdi- lencio. N o comprende lo que podría denomi-
do hace m u c h o tiempo la confianza en el próji- narse el poder de un discurso interior y «sepa-
m o y en el Estado. Hace ya m u c h o también que ratista» que establece sus propias fronteras, las
aprendió a no asumir ninguna forma de riesgo, llena de significado, recupera el pasado y pro-
político, económico o social. Las iniciativas yecta un nuevo futuro. L o que Fish ha llamado
principales han sido impuestas por medios «comunidades interpretativas», y el poder de
coercitivos. D e aquí que cuando los esquemas lo que Bourdieu ha llamado capital simbólico,
de evitación de riesgos comienzan a desinte- están totalmente ausentes del análisis político
grarse y empiezan a desaparecer los diversos contemporáneo. Para este tipo de problemas, el
escudos construidos por la gente, la existencia nuevo institucionalismo no está m á s preparado
misma del Estado se ve amenazada. que sus predecesores.
Nadie lo sabe mejor que las autoridades de En cambio, se encuentra, al menos en algu-
los Estados habituados a confiar en la coerción. nos sectores, una actitud presuntuosa y auto-
T e m e n ceder el poder. Y tienen razón, porque complaciente frente al hecho de que el c o m u -
los arrastrará el torbellino. Obligados a c a m - nismo (o lo que se presentaba c o m o tal) parece
biar cuando la colectivización del riesgo ha im- definitivamente vencido, y de que el socialis-
puesto tales cargas a la capacidad productiva m o es acusado cotidianamente por sus fallos50.
que ya no es posible sostener la economía, la Al despertar nuestros instintos democráticos,
transición a la economía de mercado y la de- e m p r e n d e m o s u n jugueteo superficial pero
mocratización tropiezan con resistencias en triunfal a través de los continentes, con resulta-
ambos extremos de la escala, tanto en los nive- dos que no explican ni aclaran. Existe un autén-
les superiores c o m o en los inferiores. tico peligro de que los especialistas en ciencias
Es m u y probable que, si el Estado no es ca- sociales, dejándose llevar por la corriente de
paz de cumplir sus obligaciones durante la pensamiento de los «vientos de libertad», pier-
Reconsideración del institucionalismo 503
dan su capacidad de aprender de los aconteci- incapaces de responder mediante una política
mientos. (Los anhelos políticos y tomar los de- eficaz, puedan aprovecharla? ¿En qué medida
seos por realidades figuran entre los defectos la necesidad de asociaciones supraterritoriales
perennes de las ciencias políticas.) Así, aunque requerirá también la localización y la descen-
es importante evaluar lo que «permite» el nue- tralización de la adopción de decisiones?
vo institucionalismo, también necesitamos A la luz de estas preguntas, faltaría saber
comprender lo que excluye. El hecho es que los c ó m o responderían los institucionalistas si se
recientes acontecimientos han suscitado m á s les preguntara (como nos ocurrió) en la plaza
«predicción retrospectiva» que una nueva Tienanmen, antes de los incidentes del 4 de ju-
comprensión interpretativa. nio, qué clase de democracia es la mejor para
A estas y otras preocupaciones teóricas hay China actualmente, si se puede democratizar el
que añadir muchas otras cuestiones de índole Partido Comunista Chino, o si es necesario pa-
m á s práctica. Cabe preguntarse si en el futuro sar por una transformación tutelar (o lo que
el Estado será más bien c o m o un partido políti- Lindblom llamó una fase preceptorial)51, o si
co en una red de nuevos órganos supraterrito- China debería tener algún tipo de monarquía
riales. Sin duda, las jurisdicciones ya se super- constitucional.
ponen. ¿Cuáles son las mejores maneras de que E n muchas partes del m u n d o se plantean
las burocracias, los partidos y la parafernalia de actualmente estas preguntas y otras semejan-
instituciones gubernamentales armonicen su tes. Es posible que sean ingenuas, pero no hay
funcionamiento para responder a la informa- que subestimar la desesperación que contie-
ción, estimular el talento y la innovación e m - nen.
presarial, movilizar recursos y regular el traba- Indudablemente, es el tipo de preguntas que
jo, la educación, los servicios sociales y otros pocos nuevos institucionalistas (para no hablar
asuntos, y en qué niveles de gobierno manejar de los diversos tipos de especialistas) se atreve-
la información y reducir los riesgos? ¿Cuáles rían a responder. Pero deben intentarlo52.
son los nuevos niveles intermedios de gobierno
que se requieren para que los Estados, en lugar
de dejarse abrumar por la información y de ser Traducido del inglés
Notas
1. Véase Robert Grafstein, Friedrich y las de Laski, bajo la Cambridge, Cambridge University
«Missing the Archimedean Point: misma rúbrica (como m e Press, 1950, y Political Theories of
Liberalism's Institutional propongo hacerlo) habría sido the Middle Age, Cambridge,
Presuppositions», en APSR, considerado por ellos nocivo, un Cambridge University Press, 1927.
Marzo, 1990, vol. 84, n u m . 1, buen ejemplo de lo m i s m o que
págs. 177-193. sostengo hay que evitar. El hecho 8. Véase Earl Latham (dir. de la
de que puedan ser agrupados publ.). The Philosophy and Policies
2. Véase por ejemplo Gabriel demuestra cuánto nos hemos of Woodrow Wilson, Chicago, The
Almond, Scott Flanagan y Robert alejado de sus mundos University of Chicago Press,
J. M u n d t (dirs. de la publ.) Crisis, intelectuales. 1958.
Choice, and Change, Boston, t
Little, Brown and Company, 1973. 5. Véase Harold J. Laski, A. 9. Véase James Bryce, Modern
Grammar of Politics, Londres, Democracies, Nueva York, The
3. Luis Guastavino, ex George Allen & U n w i n Ltd. 1951. Macmillan Company, 1921.
parlamentario y alto dirigente del
Partido Comunista de Chile, 6. Véase también F . W . Maitland, 10. Véase por ejemplo, CarlJ.
citado en The New Times, 23 de The Constitutional History of Friedrich, Constitutional
septiembre de 1990. England, Cambridge, Cambridge Government and Politics, Nueva
University Press, 1908. York, Harper and Brothers, 1937.
4. A d e m á s , aglutinar posiciones
tan diferentes como por ejemplo, 7. Véase Otto von Gierke, Natural 11. Véase Herman Finer, Theory
las de Wilson y las de Bryce, las de Law and the Theory of Society, and Practice of Modern
504 David E. Apter
Government, Nueva York, Henry How Russia is Ruled, de Merle también de manera m u y
Holt, 1949. Fainsod, Cambridge, Harvard aproximada. A m b o s se consideran
University Press, 1959 y la obra de científicos y, en sus diferentes
12. Véase Joseph A . Schumpeter, Jerry F. Hough y Merle Fainsod estilos, poseedores de la verdad. Y
Capitalism, Socialism, and How the Soviet Union is Governed, ambos adquirieron un tinte
Democracy, Nueva York, Harper Cambridge, Harvard University altamente ideológico. Las teorías
and Brothers, 1947. Press, 1979. de la modernización tenían
matices liberales y procuraban
13. Véase Agnes Headlam-Morley, 17. También en este caso hay definir las condiciones generales
The New Democratic Constitutions muchas excepciones. Véase por de funcionamiento de la política
of Europe, Londres, Humphrey ejemplo «The Eruption of the democrática. Los teóricos de la
Milford, Oxford University Press, Group» en Sir Ernest Barker, dependencia eran críticos respecto
1929. Se trata de un catálogo casi Reflections on Government, de los primeros, y trataban de
clásico de la corriente del antiguo Londres, Oxford University Press, demostrar c ó m o las rupturas y las
institucionalismo, en que se 1942. Véase también Ghita disyuntivas eran las condiciones
comparan Alemania, Ionescu y Ernest Gellner (dir. de la que permitían la reestructuración
Checoslovaquia, Polonia, publ.) Populism, Londres, social y política, así c o m o las
Finlandia, Yugoslavia y los Weidenfeld y Nicolson, 1969. rupturas con el colonialismo, el
Estados bálticos en términos de su imperialismo y las conformaciones
evolución histórica, la teoría de la estructura del poder basadas
18. Para un examen algo
política de las nuevas en las clases, los cuadros y los
nostálgico de la teoría de la
constituciones, el federalismo y el compradores.
modernización, véase Lucian W .
gobierno local, la soberanía Pye, «Political Science and the
popular, el sufragio universal y la Crisis of Authoritarianism», en 24. Para la mayor parte de los que
representación proporcional, los APSR, marzo de 1990, vol 84, participaban en la empresa, desde
sistemas electorales y los partidos n u m . 1, págs. 3-19. cualquiera de sus ángulos, lo
políticos, el control del poder importante no era el Estado por sí
legislativo del parlamento, el solo, ni la sociedad (o la sociedad
19. Véase Robert E. Lane,
referéndum y la iniciativa, las civil) por sí sola, o el gobierno, las
Political Life Glencoe: The Free
segundas cámaras, las funciones oposiciones, los ciudadanos y los
Press, 1959.
legislativas del presidente, los subditos, sino las relaciones
poderes del ejecutivo, la productivas entre ellos, sus
20. Véase Heinz Eulau, Samuel J.
disolución, el gobierno de tipo intersecciones y sus conexiones
Eldersveld y Morris Janowitz (dirs.
ministerial, los deberes sociales y interactivas. Había menos interés
de la publ.). Political Behavior,
económicos y las funciones por tal o cual sistema electoral de
sociales del Estado. Glencoe, The Free Press, 1956.
Tanzania que por el problema de
21. Véase por ejemplo Gabriel la participación y la construcción
14. El supuesto básico parecía ser A l m o n d y James S. Coleman, The de comunidades rurales locales y
que, así c o m o la aplicación de Politics of the Developing Areas, comunales, menos por los sistemas
principios a los materiales permite Princeton, Princeton University formales de representación que por
construir un puente sobre el Press, 1960. Véase también D . E . las múltiples modalidades de
Támesis, se puede hacer lo m i s m o Apter, The Politics of responsabilidad (de la
participación de la aldea a la
sobre el Sena, el Niger o el Modernization, Chicago,
participación del trabajador),
Orinoco. University of Chicago Press, 1965.
menos por la organización social
en general que por los papeles y las
15. El crítico clásico sigue siendo 22. Véase D . E . Apter, Ghana in
reciprocidades de clase, las
David Easton, The Political Transition, Princeton, Princeton
asimetrías y las distintas
System, Nueva York, Alfred A . University Press, 1972 y The
expresiones de éstas c o m o
Knopf, 1953. Véase también Political Kingdom in Uganda,
posibilidades de políticas no
David T r u m a n , The Governmental Princeton, Princeton University
limitadas por los instrumentos del
Process, Nueva York, Alfred A . Press, 1973.
Estado o escapando
Knopf, 1951, pág. 529.
continuamente a ellos, pese a los
23. Aplicada a los primeros, la esfuerzos de control de Estado.
16. En efecto, un punto de denominación «funcional» sólo es Este proceso, contrariamente a las
transición del antiguo al nuevo aproximada, pues abarca teorías neomarxista y de la
institucionalismo en política numerosas opciones diferentes, del dependencia, comenzaba con el
comparativa se encuentra entre la funcionalismo ingenuo de poder determinante del Estado, de
obra de Cari Friedrich y Zbigniew Malinowski o Radcliffe Browne al la clase dentro del Estado, la
K . Brzezinski, Totalitarian funcionalismo institucional de ruptura de ambos, y la creación de
Dictatorship and Autocracy, Nueva A l m o n d y Coleman. Los segundos Estados-partido que pudieran
York, Frederick A . Pareger, 1962 y pueden denominarse dialécticos,
Reconsideración del institucionalismo 505
transformar las condiciones México, Siglo xxi, Eds. 1967, y Social Democrats, Londres,
sociales y de clase. Nicos Poulantzas, Poder político Bedminster Press, 1973.
y clases sociales en el Estado
25. Véase un excelente ejemplo en capitalista, México, Siglo xxi, Eds. 36. Véase Peter Hall, Governing
Robert Bellah, Tokugawa Religion, 1969. the Economy, Nueva York, Oxford
Glencoe, The Free Press, 1957. University Press, 1986.
30. Es embarazoso repasar (como
26. Véase Tilly, op. cit. tuve oportunidad de hacerlo 37. Véase el examen de Steven
recientemente) algunos de los Lukes, Power, Londres,
27. Talcott Parsons es quizás el materiales escritos hace diez o Macmillan, 1974.
representante más destacado de veinte años por los teóricos de la
este enfoque, pero se basó en dependencia y los neomarxistas, y 38. Véase Benjamin Barber,
teorías previas de Weber, antes por los teóricos de la Strong Democracy, Berkeley,
Durkheim y Pareto, en tanto que modernización. M u c h o s parecen University of California Press,
David Easton fue el autor m á s incoherentes, pintorescos, 1984, y Carol C . Gould Rethinking
importante de la versión desmesurados y equivocados, en Democracy, Cambridge,
insumo-producto del sistema cualquiera de los puntos del Cambridge University Press, 1988.
político. Véase Talcott Parsons, espectro político. U n buen ejemplo
The Structure of Social Action, The es John S. Saul, The State and 39. Véase James G . March y
Free Press of Glencoe, 1949, y Revolution in Eastern Africa, Johan P . Olsen, «The n e w
David Easton, The Political Nueva York, Monthly Review institutionalism: organizational
System, Nueva York, Alfred A . Press, 1979. factors in political life». American
Knopf, 1953. Se puede argumentar Political Science Review (sept.
que el «funcionalismo» de Almond 31. Véase por ejemplo, Colin 1984), págs. 734-749, y también,
fue una reinterpretación del Leys, Underdevelopment in Kenya, de los mismos autores,
institucionalismo uniforme en el Berkeley, University of California Rediscovering Institutions: The
lenguaje del funcionalismo Press, 1974. Organizational Basis of Politics
parsoniano, combinado con la (Nueva York: The Free Press,
versión insumo-producto de 1989).
32. Véase S. Krasner,
Easton del sistema político.
«Sovereignty: A n Institutional
Perspective» en Comparative 40. La teoría del doble mercado
28. Los teóricos del desarrollo Political Studies, vol. 21 n u m . 1, está crecientemente representada
político, de derechas o izquierdas, 1988. Véase también su en el marco de la teoría de la
fueron sencillamente desbordados «Approaches to the State: opción, más formal, que utiliza el
por las realidades del régimen Alternative Conceptions and compromiso de agentes racionales
autoritario y del ejercicio del poder Historical Dynamics» en y maximiza los modelos, c o m o lo
coercitivo del Estado. Apenas si es Comparative Politics, enero de han hecho Elster y otros, es decir,
necesario mencionar el sinfín de 1984. c o m o refinamientos de la
golpes militares, Estados democracia en principio, incluidas
unipartidistas y casos de 33. Véase Theda Skocpol, State la igualdad, la eficiencia, la
penetración del autoritarismo en la and Social Revolutions, libertad y la reglamentación. Esto
mayor parte del llamado Tercer Cambridge, Cambridge University se ajusta a la ciencia apropiada
M u n d o , o del socialismo impuesto, Press, 1979, y P . Evans y c o m o paradigma y al uso de
de inspiración leninista, aplicado colaboradores (dires, de la publ.), modelos técnicos de votación y de
por Stalin, M a o y Fidel. Los Bringing the State Back In, posibilidades de coalición, para no
partidarios del desarrollo político Cambridge, Cambridge University hablar de precisión y predicción.
hicieron lo que pudieron. Trataban Press, 1985.
de demostrar por qué surgían los 41. H e m o s examinado este
regímenes burocráticos 34. Los estudios transicionales problema en el caso de sistemas
autoritarios. Se interesaron en las m á s clásicos son quizá los de coloniales encaminados a la
«armas de los débiles», según los Robert A . Dahl A preface to independencia mediante la
términos de James Scott. A m b o s Democratic Theory, Chicago, T h e conversión en parlamentarismo de
fueron teóricamente m á s University of Chicago Press, 1956, partidos políticos y estructuras
abstractos y próximos a los detalles y Who Governs, N e w Haven, Yale conciliares, un proceso que hemos
de la vida social que los University Press, 1961. denominado «transferencia
institucionalistas. Pero también política institucional». Véase D . E .
sufrieron los defectos de sus 35. Véase, por ejemplo, Leo Apter, Ghana in Transition,
virtudes. Panitch, Social Democracy and Princeton, Princeton University
Industrial Militancy, Cambridge, Press, ed. rev., 1973 y The Political
29. Véase Louis Althusser La Cambridge University Press, 1976, Kingdom in Uganda, Princeton,
revolución teórica de Marx, y Herbert Tingsten, The Swedish Princeton University Press, 1974.
506 David E. Apter
42. Cabe preguntarse si la verdaderas en todas partes y en monolíticas, sino también en una
democracia, c o m o el pecado todo tiempo, y las que caracterizan ola que comenzó en la Europa
original, depende de una lucha la ciencia normal son m u y mediterránea a mediados de los
moral para realizar sus principios, pequeñas. La división conceptual años setenta y se difundió a
cuya memoria sirve para del trabajo ha producido una gran América latina, Asia, Africa e
autentificarla tanto en términos de variedad de estudios, un incluso Sudáfrica». (Referencia,
causa de legitimidad c o m o de impresionante conjunto de sin duda deliberada, a otra
herencia de principio. También es investigaciones y escritos, de los expresión clásica de arrogancia que
verdad que el panorama actual de cuales m u y pocos perduran en el comenzaba « U n fantasma recorre
la construcción de Estados tiempo. Dejando de lado los Europa»). Véase Dankwart A .
democráticos incluye aquellos que progresos metodológicos y Rustow, «Democracy: A Global
no han luchado por ello (como en técnicos, una gran cantidad de lo Revolution?», en Foreign Affairs,
Argentina o Chile), siendo más que se presenta c o m o teoría en vol. 69, n ú m . 4, otoño de 1990,
bien una forma de liberación de la ciencias políticas son antiguos págs. 75-91.
autocracia socialista que produce problemas formulados en nuevos
condiciones en las cuales el pueblo términos teóricos. D e aquí la 51. Véase Charles E . Lindblom,
sabe m u c h o mejor a qué se opone sospecha de lo que Tilly llamó Politics and Markets, Nueva York,
que lo que desea. falsos principios y postulados Basic Books, 1977.
perniciosos. Véase Charles Tilly,
Big Structures, Large Processes,
43. Véase Georges Renard, «The 52. A este respecto, es interesante
and Huge Comparisons, Nueva
Degrees of Institutional Existence: observar que la Asociación
York, Russell Sage Foundation,
The General Character of the Americana de Ciencias Políticas se
1984.
Institution» en Albert Broderick fundó en 1904. Su primer
(dir. de la publ.), The French presidente fue Frank G o o d n o w ,
Institutionalises, Cambridge, 46. Véase la nota 39. seguido por Bryce, Lowell y
Harvard University Press, 1970, Wilson. C o m o ha dicho Crick,
págs. 163-190. Véase también 47. Véase D . E . Apter, Rethinking «todos ellos creíanfirmementeque
Pierre Birnbaum, La logique de Development, Beverly Hills, los estudios políticos debían tener
l'état, Paris, Fayard, 1982. California, Sage Publications, relación directa con la política
1987. práctica». Véase Bernard Crick,
44. Resulta fácil exagerar estas The Amercian Science of Politics,
diferencias. U n a buena parte de lo 48. Véase D . E . Apter, Choice and Londres, Routledge y Kegan Paul,
que hoy se presenta c o m o nuevo the Politics ofAllocation, N e w 1959. G o o d n o w fue asesor de
en lo relativo al Estado es una Haven, Yale University Press, Y u a n Shikai, jefe nominal del
simple diferencia terminológica. 1971. Estado después de la caída de la
La teoría del desarrollo político dinastía manchú en la revolución
utiliza a m e n u d o la palabra 49. Véase «Risk», Daedalus 119 de 1911. Opinaba que «el sistema
«gobierno» c o m o sinónimo de (otoño 1990). monárquico es m á s conveniente
Estado, sugiriendo una diferencia para China que el sistema
de acento entre lo que Birnbaum 50. U n buen ejemplo de esta republicano. Si se ha de mantener
ha llamado «Estados débiles» arrogancia lo proporciona un la independencia de China, el
(como en Estados Unidos) y eminente especialista en ciencias gobierno debe ser constitucional y,
«Estados fuertes» (como en políticas, de tendencia considerando las condiciones del
Francia). Véase Pierre Birnbaum, institucionalista, en u n artículo país, así c o m o sus relaciones con
La logique de l'Etat, Paris, Fayard, publicado recientemente en otras potencias, sería m á s fácil
1982). Foreign Affairs titulado formar un gobierno constitucional
«Democracia: ¿una revolución adoptando una monarquía en lugar
45. Esto explica quizá la mundial?», que comienza de una república». Citado en
decepción general sobre lo que la diciendo: « U n a marea de cambios Harold W . Vinacke, A History of
teoría general ha logrado en la democráticos está barriendo el the Far East in Modern Times,
ciencia política. H a y unas pocas m u n d o , no sólo en las regiones Nueva York, Croftes, 1933,
proposiciones sólidas que son comunistas, antiguamente págs. 225-226.
El gobierno de la mayoría
en la teoría y en la práctica:
persistencia de un paradigma viciado
Arend Lijphart
R I C S 129/Septiembre 1991
508 Arend Lijphart
que adoptan o deben adoptar esos límites: 1) norías». Y añade: «Creo que esa significación
¿Límites éticos y culturales, que intervienen so- se ha perdido hoy» 10 .
bre todo en el plano de la conciencia indivi- Tal vez, la advertencia de que por «gobier-
dual? 2) ¿Controles y equilibrios sociales? 3) no de la mayoría» no entendemos u n imperio
¿Limitaciones jurídicas y constitucionales?7. absoluto de ésta ha permanecido tácita durante
E n el primer caso límites no formales, en el ter- tanto tiempo que la hemos olvidado. N o pre-
cer caso restricciones oficiales, se trata en el se- tendo afirmar que sea imposible abogar por el
gundo de una combinación de a m b o s tipos. Por gobierno de la mayoría en términos lógicos y
ejemplo, u n sistema flexible multipartidista teóricos (como lo hacen Spitz y, con menos en-
puede actuar c o m o un mecanismo social infor- tusiasmo, Locke). Pero m e parece erróneo y pe-
mal que limita el gobierno de la mayoría; la ligroso sostener, explícita o implícitamente,
aparición y la persistencia de un sistema así que el gobierno de la mayoría es la única forma
pueden verse favorecidas por la estructura ofi- de democracia o su única forma legítima.
cial del sistema electoral vigente en el país.
Sin embargo, las restricciones informales
apenas afectan a u n régimen de mayoría abso- El gobierno de la mayoría
luto. Cabe esperar y confiar en que las m a y o - en la práctica
rías den muestras de prudencia y retención; pe-
ro es evidente que los límites que una mayoría Hasta aquí he aludido al gobierno de la m a y o -
se impone puede también suprimirlos ella mis- ría c o m o un mero principio abstracto. Para lle-
m a . Elaine Spitz señala que «la autoimposición var ahora el debate al terreno empírico, formu-
de controles y restricciones no debe hacernos laré la siguiente pregunta: ¿ Q u é aspecto
olvidar que las mayorías tienen la capacidad concreto tendría u n gobierno democrático ba-
real de controlar todos los resortes del poder sado directamente en los principios «mayorita-
(legislativo, ejecutivo y, si se lo proponen, judi- ristas»? Para responder, m e apoyaré en tres su-
cial) y, por consiguiente, todo el terreno políti- puestos. El primero consiste en imaginar u n
co. Este poder total de las mayorías se pone gobierno surgido de una democracia represen-
particularmente de manifiesto en su capacidad tativa y no de una democracia directa; si pensa-
de modificar y ajustar las normas de la legitimi- m o s que la mayoría de los países tiene un nú-
dad». Y , en una postura claramente mayorita- m e r o elevado de habitantes y que la
rista, agrega: « E n la teoría de la democracia, democracia directa es sumamente rara, este su-
cuesta imaginar a quién correspondería, si n o , puesto no precisa una apología. El segundo su-
adoptar esas decisiones»8. Refiriéndose a la po- puesto es que la representación se produce
sición de John Locke sobre el gobierno de la esencialmente por intermedio de los partidos
mayoría, Kendall llega a la m i s m a conclusión. políticos, lo que conlleva u n m a y o r grado de
A pesar de su afán de proteger los derechos simplificación, pero es todavía bastante rea-
individuales, Locke se inclina por un sistema lista y razonable. El tercer supuesto todavía
político donde la mayoría esté sometida úni- va m á s allá, pues m e referiré exclusivamente
camente a restricciones informales; en última a la forma parlamentaria de gobierno, dejan-
instancia, adopta así la posición de un d e m ó - do para m á s adelante las complicaciones que
crata partidario del gobierno de la m a y o - i m p o n e n los regímenes presidencialistas o
ría9. mixtos.
Las cosas cambian cuando se trata de res- El gobierno de la mayoría implica que el po-
tricciones de carácter oficial-jurídico u oficial- der político se concentra o debe concentrarse
constitucional, que no pueden ser modificadas en m a n o s de la mayoría; puedo formular así m i
por mayoría simple. L a dispersión de poder pregunta en los siguientes términos: ¿Cuáles
que así se produce debe recibir el nombre de son las formas políticas, las instituciones y las
gobierno limitado de la mayoría. Sartori sostie- prácticas m á s eficaces para concentrar el poder
ne que hasta hace unos decenios, la expresión en m a n o s de la mayoría? El gobierno de la m a -
«gobierno de la mayoría» no era m á s que la yoría alcanza su expresión m á x i m a cuando se
«forma abreviada de designar el gobierno limi- cumplen las condiciones que se enumeran a
tado de la mayoría, es decir, u n régimen de m a - continuación. 1) U n partido político controla
yoría obligado a respetar los derechos de las m i - el gabinete con el apoyo de una mayoría legisla-
510 Arcnd Lijphart
tiva. 2) El partido que tiene la mayoría del gabi- ral, en especial una legislatura en la que a m b a s
nete domina a su vez la asamblea legislativa, cámaras gozan de poderes m á s o menos iguales
donde otro u otros partidos están también re- y están integradas en forma diferente, en vez
presentados. 3) Se trata de un parlamento uni- del sistema unicameral; 4) una estructura fede-
cameral, es decir, no existe el contrapeso de ral y descentralizada, en lugar de un gobierno
otra cámara que pueda tener una mayoría dife- unitario centralizado; 5) una constitución «rí-
rente. 4) Se trata de un sistema de gobierno uni- gida» que sólo puede ser modificada por m a y o -
tario y centralizado, es decir, no existen divi- rías extraordinarias, en vez de una constitución
siones geográficas ni funcionales cuyo control «flexible», escrita o no; 6) un poder judicial fa-
pueda sustraerse a la mayoría parlamentaria y cultado para revisar la constitucionalidad de la
del gabinete. 5) El gabinete y la mayoría parla- legislación; 7) un sistema de varios partidos en
mentaria no están sometidos a limitaciones el que las diferencias entre éstos no se basan
constitucionales, ya porque no existe ninguna sólo en problemas socioeconómicos, sino tam-
constitución o sólo hay una constitución «no bién, por ejemplo, en dimensiones de política
escrita», ya porque la constitución escrita pue- exterior, religiosa, cultural-étnica o urbana-ru-
de ser modificada por mayoría simple. 6) El po- ral; y 9) elecciones con representación propor-
der judicial no está facultado para revisar las cional, en vez de un sistema de mayoría sim-
decisiones del ejecutivo, es decir, no puede li- ple13.
mitar el poder de la mayoría; aunque en virtud Las expresiones «democracia de mayoría» y
de la condición precedente (modificación de la «democracia de consenso» son de Robert G .
constitución por mayoría simple), esa facultad Dixon Jr., de quien también he tomado, con
de revisión tampoco tendría mucha importan- modificaciones, las listas de las características
cia, pues podría ser anulada por la mayoría. de a m b o s sistemas14. Otros autores han formu-
Estas seis características de la democracia lado distinciones similares entre los dos tipos
mayoritaria derivan todas lógicamente del básicos de democracia. Tanto Dahl c o m o Ri-
principio de concentración del poder en manos ker dan el nombre de «democracia populista» a
de la mayoría. Cabe mencionar otras tres carac- la que yo denomino democracia mayoritarista;
terísticas, no porque tengan una articulación y mi categoría de democracia de consenso co-
lógica sino porque el análisis empírico ha de- rresponde aproximadamente a la «democracia
mostrado que aumentan las posibilidades de do- liberal» de Riker y a una combinación de la
minio de un solo partido. La primera es un siste- «democracia madisoniana» y la «democracia
m a bipartidista: cuando hay dos grandes poliárquica» de Dahl 15 .
partidos, es m u y probable que uno de los dos
obtenga la victoria en todas las elecciones. A su
vez, los efectos de un sistema bipartidista son Infrecuencia del gobierno
aún m á s marcados cuando el mecanismo electo- de la mayoría en las
ral prevé la celebración de consultas múltiples democracias contemporáneas
(con arreglo a la «Ley de Duverger», que admite
m u y pocas excepciones)". La existencia de dos Si se aplican a las democracias contemporáneas
grandes partidos también ejerce consecuencias las listas de características opuestas antes m e n -
más acentuadas cuando la línea que los divide cionadas, se observa que el gobierno de la mayo-
coincide con una divisoria socioeconómica: un ría presenta numerosas excepciones: por ejem-
partido «de izquierdas» y otro «de derechas»12, plo, son m u y frecuentes los gabinetes de
en un país o en un sistema de partidos. coalición, los sistemas de partidos múltiples, la
D e esas nueve características de la d e m o - representación proporcional, las legislaturas bi-
cracia mayoritaria podemos derivar lógica- camerales, la facultad de revisión en manos del
mente nueve características (opuestas) de la de- poder judicial y el federalismo. El examen deta-
mocracia de consenso: 1) gabinetes de llado de las democracias contemporáneas con
coalición amplia en vez de gabinetes integrados arreglo a estos criterios confirma el hecho de que
por un partido que dispone de la mayoría sim- la democracia «mayoritarista» es la excepción y
ple; 2) una relación equilibrada de poder entre no la regla. En mi libro Democracies he examina-
el gabinete y el parlamento, en vez del predo- do según estos criterios los 21 países que han
minio del primero; 3) una legislatura bicame- mantenido un régimen democrático sin inte-
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 511
rrupciones importantes desde el fin de la segun- del gráfico. Se puede denominar a la primera
da guerra mundial hasta 1980: 15 democracias dimensión ejecutivo-partidos, pues agrupa las
de Europa occidental, Estados Unidos de A m é - siguientes variables conexas: tipo de gabinete,
rica, Canadá, Israel, Japón, Australia y Nueva poder del gabinete, sistema de partidos y siste-
Zelanda16. (Teniendo en cuenta que la d e m o - m a electoral. La segunda dimensión agrupa las
cracia francesa sufrió cambios importantes en siguientes variables conexas: grado de centrali-
la transición de la Cuarta República a la Quin- zación, tipo de legislatura y grado de flexibili-
ta, he estudiado esas dos repúblicas c o m o casos dad constitucional. E n la teoría federal clásica,
aparte.) E n un análisis en colaboración que estas mismas características permiten distin-
efectué m á s tarde fueron estudiados tres nue- guir el federalismo del gobierno unitario, por lo
vos países democráticos de Europa meridional: que esta segunda dimensión puede ser califica-
España, Portugal y Grecia (teniendo en cuenta da de federal-unitaria. Para calcular las pun-
sus experiencias democráticas desde mediados tuaciones correspondientes a cada país en fun-
de la década de 1970 hasta mediados de la si- ción de ambas dimensiones, se dio carácter
guiente)17. operacional a cada una de las variables, y los
En la figura 1 se muestran las posiciones valores (medidos en escalas diferente) se nor-
que ocupan estas 24 democracias con respecto malizaron para obtener una medida de 0 y una
al sistema mayoritario y al de consenso. E n el desviación estándar de 1. Los valores corres-
análisis empírico se puso de manifiesto que los pondientes a ambas dimensiones son los pro-
diversos rasgos que distinguen a ambas formas medios (también normalizados) de las varia-
básicas de democracia se agrupan a lo largo de bles incluidas en cada una de esas dimensiones.
dos dimensiones principales que son los ejes E n la figura 1, los valores positivos indican un
512 Arend Lijphart
II
Dimensión
federal-unitaria
• ISR • NZ
1.5
• UK
.1.0
• ICE"
• LUX
FR4 • POR _ -.5 • GRE
• FIN • DEN
I • NET NOR • FR5 • IRE
Dimensión • BEL • SWE
ejecutivo- - 1 1 1 1 1 1
partidos -1.5 -1.0 -.5 .5 1.0 1.5
•ITA • SPA
.-.5 •AUT
-1.0 •AUL
• JAP
CAN
.-1.5
• SWI • US
• GER
Nota: A U L : Australia; A U S : Austria; B E L : Bélgica; C A N : Canadá; D E N : Dinamarca; FIN: Finlandia; F R 4 : Cuarta
República francesa; F R 5 : Quinta República francesa; G E R : República Federal de Alemania; G R E : Grecia; ICE:
Islandia; IRE: Irlanda; ISR: Israel; ITA: Italia; JAP: Japón; L U X : Luxemburgo; N E T : Países Bajos; N O R : Noruega;
N Z : Nueva Zelanda; P O R : Portugal; S P A : España; S W E : Suecia; S W I : Suiza; U K : Reino Unido; U S : Estados
Unidos de América.
T o m a d o de: Arend Lijphart, Thomas C . Bruneau, P . Nikiforos Diamandouros, y Richard Günther, « A Mediterra-
nean Model of Democracy? The Southern European Democracies in Comparative Perspective», West European
Politics, vol. 11, n ú m . I (enero de 1988), pág. 12.
gobierno de la mayoría, y los valores negativos toral de mayoría simple, Nueva Zelanda intro-
de consenso. duce un ajuste consistente en reservar varios
E n la figura 1, sólo dos países pueden ser distritos para la minoría maorí, con objeto de
calificados inequívocamente de democracias garantizar la representación parlamentaria de
de régimen mayoritario: Nueva Zelanda y, en los maories que podría verse amenazada en un
menor medida, el Reino Unido. Las demás de- régimen estricto de mayoría simple. E n el Rei-
mocracias se apartan considerablemente del no Unido, la política relativa a una Irlanda del
modelo mayoritarista19. Además, examinando Norte con divisiones profundas evoluciona cla-
en detalle los casos del Reino Unido y Nueva ramente hacia un sistema de consenso: en esta
Zelanda se observa que son regímenes predo- provincia se ha establecido un sistema propor-
minantemente, pero no meramente, mayorita- cional para todas las elecciones salvo la de re-
ristas; y, lo que resulta interesante, sus desvia- presentantes en la Cámara de los C o m u n e s , con
ciones con respecto al régimen mayoritarista objeto de crear un amplio gobierno de coali-
puro guardan relación con la gestión de impor- ción donde estén presentes tanto la mayoría
tantes decisiones societales. En un sistema elec- protestante c o m o la minoría católica. Es evi-
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 513
U n problema que probablamente se resolvería mejor en una democracia de consenso que de mayoría: los indios
Navajo-Hopi en Estados Unidos manifestándose, en 1986, en la defensa de sus territorios. M . Roessei/Rapho.
dente que también el sistema bicameral britá- de la figura 1, es decir, hacia la democracia de
nico representa una desviación con respecto al consenso; pues en casi todos los casos predomi-
régimen estricto de mayoría; pero se trata de nan características de esta última.
una excepción menor, porque la Cámara de los En el grupo de 25 democracias de la figu-
Lores tiene poderes sumamente limitados. ra 1, los gobiernos de coalición son m u c h o m á s
Las 23 democracias restantes se apartan aún frecuentes que los gabinetes monopartidistas;
m á s del régimen estricto de mayoría. Sólo uno, las legislaturas se muestran m u c h o m á s activas
Suiza, es un ejemplo casi puro de democracia que la sumisa Cámara de los C o m u n e s de Lon-
de consenso. E n su mayoría, los países se ubi- dres; 15 países tienen parlamentos bicamera-
can en posiciones intermedias entre los regíme- les; 21 se rigen por constituciones escritas, pro-
nes extremos de mayoría y de consenso. Por tegidas por procedimientos de modificación
otra parte, la figura 1 tiende a dar un relieve por mayoría calificada y/o de revisión judicial;
exagerado a las tendencias «mayoritaristas»: ya 19 países aplican una representación propor-
se dijo que para calcular las puntuaciones se cional o semiproporcional; y los sistemas mul-
utilizaron las posiciones relativas de los países tipartidistas y de partidos multidimensionales
entre el régimen de mayoría y el régimen de son m u c h o m á s frecuentes que los bipartidistas
consenso, lo que garantiza que a la derecha y a y de partidos unidimensionales. El régimen de
la izquierda del eje vertical y por encima y por la mayoría sólo aparece en ventaja en la carac-
debajo del eje horizontal habrá u n número terística del gobierno unitario: de las 25 d e m o -
idéntico, o casi, de países. Si utilizáramos valo- cracias, sólo seis tienen un gobierno oficial-
res absolutos, observaríamos un desplazamien- mente federal: Estados Unidos de América, C a -
to general hacia la izquierda y la mitad inferior nadá, República Federal de Alemania, Suiza,
514 Arend Lijphart
Austria y Australia. Otros dos países (Bélgica y que «tres cuartos de los países del m u n d o (es
España) pueden ser considerados c o m o semife- decir, el m u n d o no occidental) no están cultu-
derales, y varios Estados oficialmente unitarios ralmente adaptados a la democracia»22. M a n -
(sobre todo los países escandinavos y Japón) glapus cita múltiples ejemplos de tradiciones y
presentan estructuras bastante descentraliza- prácticas democráticas en todas las partes del
das, comparables a Austria y Australia que son m u n d o no occidental que demuestran (lo que
federales21. Esta única excepción (relativa al tiene especial importancia para nuestra argu-
gobierno unitario) no modifica la pauta gene- mentación) que la tradición democrática no oc-
ral, que se aproxima m u c h o más al modelo de cidental responde m u c h o m á s al modelo de
consenso que al modelo mayoritarista. consenso que al de mayoría. Señala que «la ca-
U n hecho notable que con frecuencia se ol- racterística c o m ú n (es) el elemento de consenso
vida es que en dos democracias que aplican en por oposición a las decisiones de confrontan-
forma predominante el régimen de la mayoría, ción» es decir, por mayoría, y afirma varias ve-
Nueva Zelanda y el Reino Unido, por lo gene- ces que el proceso democrático no occidental es
ral predominan en la legislatura mayorías arti- un «proceso consensual», basado en una gran
ficiales, no basadas en mayorías populares. E n «preocupación por la armonía»24.
Gran Bretaña a partir de 1945 y en Nueva Ze- Otros autores habían llegado ya a la misma
landa desde 1954, los partidos «triunfadores» conclusión. Rupert Emerson, aunque se equi-
no han obtenido la mayoría del total de votos. voca cuando afirma que «la idea de que la m a -
En este aspecto importante, ni siquiera estos yoría tiene derecho a desechar la opinión de
dos países pueden ser considerados c o m o bue- una minoría disidente tras un período de deba-
nos ejemplos del régimen de la mayoría. te [...] es una idea occidental», pues es una idea
Cabría objetar que estos argumentos están específicamente británica, señala con toda ra-
basados sólo en 25 casos que no constituyen zón que esta idea «vulnera concepciones fun-
una muestra representativa de las democracias damentales de pueblos no occidentales». A pe-
del m u n d o : pertenecen todas al m u n d o indus- sar de que Africa y Asia tienen tradiciones dife-
trializado, y casi todas a Europa Occidental. rentes, en ambas regiones se observa una
Para ampliar la muestra, podríamos incluir al- tendencia arraigada y general a celebrar sin pri-
gunos de los países recientemente independiza- sa «largas deliberaciones en busca de un con-
dos que responden a la tradición política britá- senso. Importa m á s el descubrimiento gradual
nica, por ejemplo Jamaica y Trinidad y Toba- de zonas de acuerdo que la capacidad de resol-
go. Podríamos incluir también a la Federación ver rápidamente un problema mediante un re-
India, a Malasia, Estado federal basado en una cuento de votos»25.
fuerte coalición, y a las democracias latinoame- También Michael Hass sostiene que existe
ricanas, que aplican casi todas la representa- una manera típicamente asiática de adoptar
ción proporcional. Si, por ejemplo, ampliára- decisiones, que se basa, por ejemplo, en la idea
m o s de este m o d o la muestra original de 25 a del mukafat, término que en malayo designa
50 democracias contemporáneas, no obten- «el principio de unanimidad conseguida m á s
dríamos a mi juicio un patrón general m u y di- gracias al debate que a la votación», y la de
ferente. mushawarah, «método tradicional indonesio
Cabría aducir también que en el m u n d o no para llegar a un acuerdo, no por una decisión
occidental las tradiciones mayoritaristas son mayoritaria, sino por algo parecido al "sentido
más fuertes que en los 24 países occidentales de la reunión" entre los cuáqueros»26. Y en su
citados (teniendo en cuenta que en lafigura1 el famoso estudio sobre la política del Africa occi-
único país no occidental considerado es Ja- dental, sir Arthur Lewis subraya las tradiciones
pón). El estadista y politólogofilipinoRaul S. democráticas consensúales de la región: «La
Manglapus aborda la cuestión en su obra re- tribu ha tomado una decisión mediante un de-
ciente Will of the People, significativamente bate, a la manera de una coalición; este tipo de
subtitulada «La democracia en las sociedades procedimiento democrático es el fundamento
no occidentales», donde se propone disipar la de las instituciones originales del pueblo»27.
idea de que «el despotismo es la forma de vida Abundan las pruebas de que en la práctica y
natural de las sociedades no occidentales». Po- en las tradiciones de todas partes del m u n d o , la
lemiza así con Claire Boot Luce, quien sostiene democracia mayoritarista es la excepción y no
El gobierno de la mayoría en la teoría y en la práctica: persistencia de un paradigma viciado 515
la regla. En realidad, este tipo de democracia es fuerza (al punto de adquirir carácter dominan-
verdaderamente excepcional, pues está limita- te) en los países anglosajones, donde las prácti-
do a m u y pocos países, sobre todo el Reino cas y tradiciones británicas tienen m á s peso
Unido y los países que han sido m u y influidos que en otros lugares y que en el m u n d o en gene-
por la tradición política británica. ral. Pero esto no explica por qué los rasgos no
mayoritaristas del sistema político estadouni-
dense no han bastado c o m o contrapeso de las
El gobierno de la mayoría, características del sistema británico. La Consti-
paradigma kuhniano tución de los Estados Unidos se basa en los
principios madisonianos de separación y divi-
¿ C ó m o se puede explicar esta notable discre- sión de poderes, frenos y equilibrios, protec-
pancia entre la preponderancia teórica y la in- ción de las minorías, mayorías extraordinarias
frecuencia práctica del gobierno de la mayoría? y otros mecanismos que se oponen al gobierno
A m i juicio, obedece a que el gobierno de la simple de la mayoría. Dahl define dos concep-
mayoría es un «paradigma», tal c o m o lo define ciones principales opuestas: la democracia
T h o m a s S. K u h n : un concepto modelo o enfo- madisoniana y la democracia populista (mayo-
31
que básicos, que, en una determinada discipli- ritarista) . Cabría añadir, c o m o segunda expli-
na, gozan de gran aceptación pero rara vez se cación, que muchos especialistas norteame-
examinan seriamente. Es característico de es- ricanos de ciencias políticas, de W o o d r o w
tos paradigmas que las discrepancias entre la Wilson al C o m i t é de estudio de los par-
realidad y la teoría no bastan para que se los tidos políticos de la American Political Scien-
abandone: «Siempre hay dificultades de ajuste ce Association, que se han caracterizado por
entre el paradigma y la realidad», pero se tien- sus tendencias anglofilas y su gran admira-
de a descartarlas o se estima que se pueden sub- ción por la política británica han propugnado
sanar por medio de pequeños ajustes28. Por lo reformas de la política estadounidense con
que respecta al paradigma del gobierno de la arreglo a las orientaciones mayoritaristas bri-
32
mayoría, las discrepancias suelen explicarse co- tánicas .
m o pequeñas excepciones a una interpretación U n a explicación diferente (la tercera) es la
de la democracia que sigue siendo esencial- siguiente: aunque la idea dominante de Madi-
mente válida. L a persistencia de este paradig- son sea la limitación del poder de la mayoría,
m a puede explicarse también por su bella y se- hay que reconocer que el sistema político esta-
ductora simplicidad, m u c h o m á s simple y dounidense presenta algunos rasgos claramente
atractiva que la idea (expuesta, por ejemplo, no madisonianos. D e éstos, los m á s importan-
por Jean-Jacques Rousseau) de que el régimen tes son los siguientes: la concentración del po-
democrático de adopción de decisiones puede der ejecutivo en manos de un solo individuo, la
oscilar de la mayoría a la unanimidad, según la elección del presidente por un método mayori-
importancia y la urgencia de los problemas de tarista, la composición monopartidista del ga-
que se trate29. binete, la preponderancia del método pluralis-
Ahora bien, K u h n señala asimismo que ta en las elecciones legislativas de todos los ni-
cuando una discrepancia llega a ser una anoma- veles y el sistema bipartidista. Por todos estos
lía importante, no es posible ya ignorarla ni motivos, el sistema estadounidense presenta,
descartarla con una explicación, y el paradigma con respecto a la dimensión ejecutivo-partidos
viciado se colapsa en una «revolución científi- de la figura 1, un aspecto fundamentalmente
ca»30. N o podemos menos que considerar la mayoritarista. (En cambio, tiene un aspecto ne-
discrepancia entre la teoría y la práctica del ré- tamente consensual con respecto a la otra di-
gimen de la mayoría c o m o una anomalía im- mensión, federal-unitaria.) A la luz de estas ca-
portante y sorprendente. Por consiguiente, de- racterísticas mayoritaristas, se entienden mejor
bemos explicarnos por qué no ha ocurrido la las palabras de Lincoln y de Tocqueville antes
esperada revolución científica. A título espe- citadas. D e b e m o s señalar, además, que el siste-
culativo, intentaré proponer cuatro explica- m a presidencial tiene efectos ambivalentes con
ciones. respecto al predominio de uno u otro régimen:
U n a explicación es que la ciencia política se por un lado implica una separación de poderes
practica en todo el m u n d o , pero tiene especial (característica del régimen de consenso), pero
516 Arend Lijphart
por otro significa un poder ejecutivo concen- primordial cuando los representantes se divi-
trado en una sola persona cuya elección no se den en un gobierno y una oposición c o m o ocu-
puede hacer por el método proporcional sino rre en Gran Bretaña, pues de ese m o d o la mino-
por el método de mayoría relativa o algún otro ría queda excluida de la toma de decisiones du-
método «mayoritarista». rante un tiempo prolongado. Se podría aceptar
U n a cuarta explicación se debe a Dogan y el gobierno de la mayoría en sociedades h o m o -
Pahre, para quienes hay m á s probabilidades de géneas, pero en los países con hondas divisio-
que la innovación científica surja en las zonas nes societales ese gobierno «es totalmente in-
periféricas que en el centro de una materia o moral, inconsecuente con el significado pri-
disciplina33. El estudio de la democracia ha mordial de la democracia y destructor de to-
ocupado el centro m i s m o de la ciencia política da perspectiva de edificar una nación en la
y ha estado, sobre todo, a cargo de especialis- que distintos pueblos puedan convivir en ar-
tas, lo que puede haber supuesto un obstáculo monía» 35 .
para la aparición de teorías originales e innova- Presentar estas cuatro explicaciones de los
doras. Es cierto que algunos politólogos emi- motivos para que no haya ocurrido una revolu-
nentes (entre los que he citado a Dahl y Sartori) ción contra el paradigma del mayoritarismo no
han hecho contribuciones fundamentales al co- significa justificar la ausencia de esa revolu-
nocimiento del gobierno de la mayoría y han ción. Volviendo al argumento que expuse al
insistido en que no es la única forma de d e m o - principio de este artículo, considero que la asi-
cracia. Pero conviene poner de relieve que el milación estrecha y dogmática de la democra-
ataque m á s demoledor que un demócrata con- cia al gobierno de la mayoría no sólo es teórica-
vencido haya lanzado contra las tesis mayorita- mente insostenible, sino que tiene, además, un
ristas procede de un politólogo adepto a la «op- efecto desorientador y, por ende, resulta peli-
ción pública», Riker, quien expuso los vicios grosa si se utiliza c o m o orientación para redac-
lógicos y las incoherencias del régimen mayori- tar nuevas constituciones democráticas. A m i
tarista y la superioridad de la democracia libe- juicio, debemos combatir la idea de que el go-
ral34; y que el autor de la moderna teoría del bierno de la mayoría es el criterio único de la
consenso, Sir Arthur Lewis, era m á s bien un democracia; aceptar que, en la práctica, las de-
economista que un politólogo. Lewis expresó lo mocracias que existen en el m u n d o y las tradi-
esencial de su posición en estas sabias palabras: ciones democráticas se aproximan m á s al m o -
«La palabra "democracia" tiene dos significa- delo de consenso que al mayoritarista; y tomar
dos. El significado primordial es que todas las el modelo de consenso c o m o punto de partida,
personas afectadas por una decisión deben te- en especial, c o m o propone Lewis, para elaborar
ner la posibilidad de participar en su adopción, constituciones democráticas adecuadas a las
ya directamente, ya por medio de representan- escisiones múltiples que desgarran a las socie-
tes electos. El significado secundario es que dades en el m u n d o actual.
predomine la voluntad de la mayoría». Lewis
sostiene que el significado secundario viola el Traducido del inglés
Notas
1. J. Roland Pennock, Democratic 3. San Diego Union, 7 de mayo de 5. Robert A . Dahl, A Preface to
Political Theory (Princeton: 1990, artículo basado en un Democratic Theory (Chicago:
Princeton University Press, 1979), informe del Servicio de Noticias University of Chicago Press,
pág. 370. del N e w York Times. 1956), pág. 36.
29. Tras señalar que entre la segunda, a los asuntos. La Educational. Literary and Political,
unanimidad y la mayoría simple combinación de ambas permite Papers (1875-1913) by Woodrow
hay una serie de mayorías establecer en cada caso la Wilson (Nueva York: Harper,
calificadas, Rousseau afirma: « D o s proporción ideal que se debe dar a 1925), vol. 1, págs. 19-42, 95-129;
máximas generales permiten la mayoría que decide». (El y Comité de Partidos Políticos,
regular estas relaciones: una, que contrato social, Libro IV, Asociación Americana de Ciencias
cuanto m á s serias e importantes Capítulo II; citado por Dahl, 1989, Políticas, Toward a More
sean las deliberaciones, m á s el op. cit., pág. 355). Responsible Two-Party System
criterio vencedor deberá (Nueva York: Rinehart and
aproximarse a la unanimidad; la 30. K u h n , op. cit., págs. 82-90. C o m p a n y , 1950).
otra, que cuanto mayor celeridad
exija el asunto tratado, menor 31. Dahl, 1956 op. cit., págs. 4-62. 33. Mattei Dogan y Robert Pahre,
deberá ser la diferencia prescrita Creative Marginality: Innovation
en la división de opiniones: en las 32. Ver especialmente W o o d r o w at the Intersections oj Social
deliberaciones que deben llegar a Wilson, «Cabinet Government in Sciences (Boulder, Colorado:
un término inmediato, bastará la the United States» y «Committee Westview Press, 1990).
mayoría de un solo voto. La or Cabinet Government?» en R a y
primera de estas máximas 34. Riker, op. cit.
Stannard Baker y William E .
conviene m á s a las leyes, la D o d d , compil., College and State: 35. Lewis, op. cit., págs. 64-66.
La sociedad civil
en un contexto histórico
Ernest Gellner
sentido literal o técnico de la propiedad: sus social pueda operar a la vez c o m o institución
privilegios y prerrogativas son sinecuras vincu- represiva o de defensa.
ladas a sus posiciones políticas, y cuando dejan Los nómadas pastorales con frecuencia, y
el puesto las pierden. Las dachas, los grandes los campesinos a veces, combinan la atención a
automóviles, los chóferes, el acceso a tiendas sus tareas productivas con el desempeño de
especiales, incluso el propio apartamento, de- funciones militares, políticas y de policía. E n
saparecen junto con el empleo. Incluso si se les cambio, el empleado de oficina moderno no
ofrece una indemnización especial al dejar el puede convertir el despacho en una torre feudal
puesto, tendrá que ser en dólares (imposibles ni cavar una zanja que conecte su hogar con el
de obtener), dado que la m o n e d a local es vícti- lugar donde está situada su computadora y que
m a de la inflación y probablemente perderán le permita ir de uno a otro evitando las balas
gran parte de su valor restante en la inminente del clan con el que su propio clan está enzarza-
reforma monetaria. E n cualquier caso, puede do en un conflicto. Simplemente, esto es impo-
decirse una cosa en favor del socialismo, y es sible. Así, pues, el mantenimiento del orden de-
que hace sumamente difícil sobornar a las au- be correr a cargo de lo que en último término es
toridades que dejan el poder para que les m e - una sola institución, o un conjunto de institu-
rezca la pena hacerlo graciosamente: en una so- ciones cooperantes. Esta o estas instituciones
ciedad que no conoce realmente otra cosa que deben tener un elemento c o m ú n , es decir, tiene
no sea el poder, c o m o es natural no hay nada que haber u n método no violento, estable des-
que pueda ofrecerse a cambio de él para c o m - de el punto de vista del procedimiento y aplica-
pensar su pérdida. Es posible, desde luego, que ble para resolver las diferencias a todos los ni-
sea aún demasiado pronto para hablar dogmá- veles. N o se puede permitir que los grupos
ticamente acerca de todo eso: la dificultad en luchen entre sí, porque ello paralizaría el fun-
cuestión (falta de incentivos para que la masa cionamiento de una sociedad interdependiente
de los antiguos detentadores del poder ayuden y económicamente imbricada.
a las reformas que socavaron este poder) es Todas estas diversas consideraciones con-
m u y evidente en U R S S . E n cambio, hay noti- curren en un punto de suprema importancia, a
cias de Hungría que parecen indicar que los saber, que la sociedad civil, objeto en la actuali-
hombres del viejo aparato están señalando el dad de ardientes deseos, y pertinente para
camino, convirtiéndose en una nueva alta bur- nuestros problemas contemporáneos, no puede
guesía. simplemente identificarse con la existencia de
2) E n el m u n d o industrial, la sociedad civil instituciones plurales, capaces de actuar c o m o
(instituciones y asociaciones independientes una fuerza para contrarrestar al Estado. A u n -
del Estado) sólo puede ubicarse en la esfera que esta definición es atractiva y desde luego se
económica; por razones m u y diferentes, no asume o postula con frecuencia de manera táci-
puede tener realmente su base principal en el ta, y a veces incluso abierta, es incompleta. E n
m u n d o político o en el religioso. La seculariza- ella se especifica ciertamente un elemento ne-
ción, que desde luego es una característica im- cesario para la existencia de la sociedad civil,
portante de las sociedades contemporáneas pero no es suficiente.
(con la notable excepción del Islam), afecta a la Podríamos llamar a este principio el princi-
fe tanto comunal c o m o trascendente-soterioló- pio de Fustel de Coulanges, aunque Fustel cier-
gica. El santuario y el peregrinaje han adquiri- tamente no lo formuló en esos términos ni en
do un carácter folklórico, y la doctrina abstrac- ese contexto. E n su obra La Ciudad Antigua,
ta de la salvación total se convierte también en Fustel de Coulanges reunió y puso de relieve el
un símbolo de adhesión social, m á s que en una material que hace evidente esta importante
verdad crucial que trasciende a toda la socie- conclusión.
dad. E n cuanto a la política, en el sentido m á s El argumento central de Fustel en su obra
estrecho de las instituciones que mantienen el La Ciudad Antigua era dejar bien claro que,
orden, es un hecho, sencillamente, que la socie- contrariamente a la retórica que acompañó a la
dad moderna ha de ser centralizada y no puede Revolución francesa, las libertades antiguas y
ser pluralista. La complejidad y la interdepen- modernas no tienen en realidad nada en co-
dencia de una economía moderna son tales que m ú n . Por libertad, los antiguos entendían la au-
no es posible que ninguna unidad productiva o sencia de dominio extranjero personal, la au-
La sociedad civil en un contexto histórico 523
* & * *
TORAPHIUM
El restablecimiento de la sociedad civil en los países exmarxistas: un cartel del Forum democrático húngaro, en
marzo de 1990: «¡Camarada, se acabó!». Abbas/Magnum.
524 Ernest Gellner
sencia de tiranos, pero aceptaban sin protestar asociaciones plurales y democráticas, no está
todas las características habituales de la organi- anhelando un regreso a las antiguas Atenas o
zación interna de la ciudad, que los hombres R o m a y, c o m o señaló Fustel, quedaría horrori-
modernos encontrarían intolerablemente fasti- zado si su deseo se cumpliera de esta forma. Lo
diosas. La Ciudad Antigua podía oponerse al que quiere es una sociedad plural, pero nada
Estado, o prescindir por completo de él (no dis- que se parezca a la antigua ciudad. ¿Dónde está
poner de funcionarios pagados permanentes ni la diferencia?
de tesoro público) porque estaba internamente Si tuviéramos que transformar la intuición
subdividida en una multiplicidad de segmen- de Fustel en una generalización (lo que él mis-
tos, cada uno de ellos abundantemente fortifi- m o se abstuvo de hacer) sería m á s o menos así:
cado por el ritual y una masa de derechos y el hombre agrario tiene la opción de ser domi-
obligaciones. El dominio múltiple de sus nado por reyes o por sus parientes. Tertium non
miembros le daba la fuerza de resistir a una au- datur. U n a sociedad ordenada puede mante-
toridad central o suprema, el Estado, o para nerse por una sola institución centralizada, ha-
realizar sus funciones. bitualmente una monarquía, que elimina a los
N o era posible pertenecer a una unidad m á s rivales y está en condiciones de imponer sus
amplia (por ejemplo, la ciudad) sin pertenecer leyes y decretos. Por otra parte, esta centraliza-
antes 'a una de sus subunidades, y no era posi- ción puede evitarse, pero pagando el precio. El
ble pertenecer a nada sin acceso a los ritos co- Estado central puede compensarse con subco-
rrespondientes: ésa era la norma. Los ritos eran munidades lo bastante cohesionadas y armadas
los distintivos y las condiciones de la ciudada- para que puedan mantener su posición contra
nía, pero controlaban la vida diaria de un m o - el centro. Pero estas subcomunidades sólo pue-
do penetrante, ubicuo y exigente. den mantenerse mediante una estrecha cohe-
Esta era, expuesta de un m o d o m u y simpli- sión de sus miembros, sacralizando y rituali-
ficado, la situación básica. N a d a puede diferen- zando todos los aspectos de la vida social y
ciarse m á s de lo que el ciudadano de un Estado garantizando su participación mediante seña-
moderno considera sus derechos y sus liberta- les rituales incontables, que cada miembro in-
des: su participación en el Estado nacional no ternaliza profundamente, y articulando todos
está condicionada por ritos o por la participa- sus derechos y obligaciones en lo relativo a su
ción en subcomunidades que imponen ritos. Su posición en una estructura social compleja y
participación en las asociaciones dentro del Es- bien articulada. El sistema de las posiciones so-
tado es opcional, revocable y no determina su ciales con el que está tan estrechamente vincu-
condición. El ciudadano moderno puede co- lado utilizará generalmente terminología fami-
mer, casarse, cenar, asociarse, trabajar y rezar liar, y las unidades sociales consistirán en
(o no rezar) según se le antoje. N a d a de ello está parientes reales oficticios.Así, en términos
legalmente (o ni siquiera socialmente) conecta- aproximados, para resistir a los reyes el precio
do con su ciudadanía efectiva. que hay que pagar es una firme vinculación con
Fustel insistió m u c h o en esta diferencia pa- los primos. Es posible escapar de uno o de
ra poner fin a la identificación fácil y románti- otros, pero no de los dos, aunque también es
ca del liberal moderno con el ciudadano anti- posible estar sojuzgado simultáneamente por
guo, a m e n u d o presente en la retórica de la ambos. D e hecho, un orden político agrario tí-
Revolución francesa. C o n ello aportó una im- pico combina todos esos elementos. Lo impor-
portante contribución a nuestra comprensión tante para nuestra argumentación es que se
de la manera en que las sociedades operan y puede escapar de uno de ellos, pero no de los
c ó m o su numerosa progenie intelectual desa- dos. Escapar de uno de los dos exige pagar el
rrolla y aplica los adelantos, mediante interme- precio de un aumento asfixiante del poder del
diarios c o m o E . Durkheim y E . E . Evans-Prit- otro.
chard. Este punto es sumamente pertinente Lo que queremos indicar es lo siguiente:
para nosotros por la siguiente razón: cuando el cuando el hombre moderno, y en particular el
ciudadano contemporáneo de Varsovia o de actual hombre de Europa Oriental, desea una
Budapest anhela la reaparición de la sociedad sociedad civil, lo que quiere es una sociedad
civil y la identifica con el pluralismo social y política plural, pero nada que se parezca ni de
político, con la existencia de instituciones y lejos a la ciudad antigua (o a muchas tribus no
La sociedad civil en un contexto histórico 525
tan antiguas, estudiadas por los antropólogos cir una regresión infinita. L o que tiene sentido
sociales desde los días de Fustel, pero con la para todos nosotros colectivamente no lo tiene
ayuda de sus ideas). Este hombre quiere desde desde el punto de vista del cálculo racional del
luego liberarse de los reyes, o para ser m á s con- individuo, y por ello nunca será posible con-
cretos, de los secretarios generales del partido, vencer lógicamente a los seres humanos de que
pero no a costa de caer en manos de los primos. adopten una conducta social correcta en rela-
E n los días en que mandaban los secretarios ge- ción con su interés individual.
nerales utilizó ampliamente a los primos y las El único m o d o de conseguirlo, pues, es en-
redes de influencia, pero no le importaría libe- gañarlos. L a única manera de hacer que el
rarse de ellos si fuera posible. Este hombre cree hombre se comporte de este m o d o irracional-
que puede m u y bien liberarse de ambos. Así, lo mente «racional» es engañarle con alguna con-
que anhela no es un viejo pluralismo cualquie- sideración que no sea la de su propio interés, y
ra, sino uno m u y especial. ¿De qué clase? Weber mostró c ó m o puede ocurrir eso, y c ó m o
L o que quiere es una sociedad civil cuyas ocurrió quizás en realidad. Algunos hombres se
subunidades, capaces de oponerse y «contra- comportaron «racionalmente», no porque pen-
rrestar» al Estado, se establezcan mediante un saron que les beneficiaría en este m u n d o (o ni
contrato moderado, limitado y específico, y no siquiera en el otro), sino porque querían de-
gracias a su posición, y m u c h o menos a una po- mostrarse a ellos mismos quefigurabanentre
sición ampliamente ritualizada. E n las condi- los «elegidos». Si ésta fue su motivación, el he-
ciones modernas, esta moderación se da por su- cho de que su «racionalidad» no fuera racional
puesto: los hombres no aceptan fácilmente los (no podía esperarse que fuera remuneradora)
grilletes comunales. Pero, ¿cómo adquieren es- no les molestó en absoluto. Si hubieran calcula-
tas asociaciones e instituciones, que en el pasa- do racionalmente, nunca habrían iniciado la
do habrían sido demasiado frágiles para sopor- racionalidad moderna: a priori, no tiene senti-
tar una carga tan pesada, esa notable robustez do hacerlo. Había un número bastante elevado
que les permite hacer lo que sea necesario? Esta de ellos, las circunstancias eran favorables y la
es la gran cuestión. Parece haber dos candida- honradez acumulativa y recíproca realmente
tos (no mutuamente incompatibles) para res- dio buen resultado, después de todo, contraria-
ponder esta cuestión: 1) el espíritu cívico; y 2) mente a todas las expectativas racionales; así es
el crecimiento económico. c o m o nació el capitalismo racional moderno.
M a x Weber propuso un paradigma para la Obsérvese que esta clase de «racionalidad»
clase de teoría que podría explicar la aparición coincide considerablemente con el «espíritu cí-
del moderno espíritu cívico y la «racionali- vico» c o m o lo definimos nosotros: los que es-
dad», independientemente de que la teoría tán imbuidos de este espíritu respetan los con-
concreta que expuso este autor sea correcta. Lo tratos y las obligaciones sin necesidad de un
importante acerca de la «racionalidad» es que ritual solemne y sin estar vinculados con aque-
no es racional, es decir, que normalmente no da llos hacia los que están obligados por ser m i e m -
resultado. La honradez no es la mejor política, bros de la misma capa social.
por lo menos no en la mayoría de las circuns- Pero aunque esta honradez desinteresada,
tancias. U n a persona que observe escrupulosa- simétrica y exenta de padrinazgos dio resulta-
mente los contratos, independientemente de do, no habría seguido dándolo a no ser por el
que la obligación se vea fortalecida por la pre- crecimiento fenomenal que pudo conseguirse
sencia de un clan o una red y esté ritualmente gracias a la ciencia y la tecnología, que hizo que
socializada, correrá el peligro de que la enga- la expansión económica fuera ilimitada y expo-
ñen los que no poseen estos escrúpulos y en to- nencial. Esta es una especie de intrusión exter-
do caso verá c ó m o sus beneficios son confisca- na: simplemente, desde el siglo XVii la natura-
dos por un Estado rapaz. Por m á s que se leza es fácilmente inteligible, y tan propicia a la
intente - y los filósofos lo han intentado m u y manipulación que permite una tecnología acu-
insistentemente- no hay una vía racional hacia mulativa e inmensamente poderosa. Pero sin
el establecimiento y observancia de u n contra- ello, el paso de la rapacidad a la producción nos
to social político o económico. Ningún contra- habría llevado a un callejón sin salida, previsto
to se aplica por sí m i s m o , y la introducción de por los primeros analistas del capitalismo1. El
sanciones ajenas a él no hace más que introdu- crecimiento se hubiera detenido y los propieta-
526 Ernest Gellner
rios de las tierras habrían conseguido unos in- crecimiento perdería probablemente su atracti-
gresos aún mayores por su producto. Pero ello vo y el espíritu cívico se vería erosionado por
no ocurrió. Por el contrario, el m a y o r éxito de las condiciones que ha creado él m i s m o .
las sociedades liberales orientadas a la produc- Algunas de nuestras conclusiones, provisio-
ción hizo que prevalecieran sobre sus rivales, nales hasta ahora, serían las siguientes:
orientados al honor o a la fe, y desde luego la
victoria mayor y m á s espectacular de este tipo 1) El pluralismo en la sociedad moderna tiene
ocurrió en 1989. Los productores derrotaron que situarse en la esfera económica m á s que
económicamente a los nuevos rapaces y domi- en la política, porque la esfera política debe
nadores. estar centralizada; de ser posible, sólo ha de
Por «espíritu cívico» se entiende la presen- haber una institución de represión.
cia y la autoridad de una conciencia moral que 2) El pluralismo que hace falta en la edad m o -
ata al hombre a sus obligaciones contractuales derna tiene que estar centrado también en
y de otro tipo sin necesitar que lo asegure una la esfera económica y no en la social, por-
tórrida red de vínculos sociales ritualmente re- que el hombre moderno no tolerará la tira-
forzados. U n h o m b r e dotado de espíritu cívico nía de los primos.
respeta sus compromisos, aunque sean hacia 3) Para que sea efectivo en la esfera económi-
un socio anónimo y que no forme parte de una ca, se requiere u n alto nivel de espíritu cívi-
red global de relaciones sociales ritualmente es- co, y probablemente también u n crecimien-
tablecidas. Esta formación de una asociación to económico.
por así decir fría, limitada y de una sola vez,
permite también u n mercado abierto de ideas y
obligaciones políticas; la lealtad es revocable en El espectro de una sociedad civil
función de los resultados. N o obstante, estas pulverizada
asociaciones, frágiles según las antiguas medi-
das, parecen capaces de enfrentarse al Estado. El teórico supremo de la atomización social es
Ello es debido en parte a que hay u n respeto por probablemente Ibn Khaldun, que desarrolló
los principios constitucionales abstractos c o m o muchas ideas similares a las de Fustel de C o u -
tales, y no sólo por los grupos que operan den- langes alrededor de 500 años antes. Al igual que
tro de ellos. Fuste, Ibn Khaldun vio claramente la gran dife-
Esta situación favorece el crecimiento eco- rencia existente entre las repúblicas o segmen-
nómico, que a su vez se convierte en una condi- tos familiares coherentes por una parte y las po-
ción previa para su perpetuación. El hecho de blaciones sujetas a un Estado centralizado por
que todos, o por lo menos muchos, estén intere- otra. Pero lo que para Fustel era u n problema
sados en el crecimiento continuo del pastel glo- de sucesión histórica (de la antigüedad clásica a
bal es lo que modera el conflicto por las diver- la cristiandad o a la Europa moderna) para Ibn
sas partes del pastel en u n m o m e n t o Khaldun, que trabajaba a partir de u n conoci-
determinado. U n producto total permanente- miento íntimo de la política medieval del norte
mente estabilizado exacerbaría probablemente de Africa y el Oriente Medio, era u n contraste
en último término el conflicto, hasta u n punto entre dos formas sociales simultáneas y siem-
en que sólo podría contenerse mediante el re- pre presentes. Las tribus, en los desiertos y
greso a u n autoritarismo centralizado, o bien montañas n o gobernados, consiguen la cohe-
mediante u n sistema familiar/segmentario sión por pura necesidad, mientras que en la
(que es la opción básica a que hace frente el ciudad se encuentra una sociedad atomizada
hombre agrario). Pero el crecimiento más el es- n o civil de productores especializados. Los
píritu cívico (el cumplimiento abstracto de la hombres de la tribu tienen una organización
ley sin ninguna vinculación con un clan) permi- segmentaria y esta participación absoluta y to-
te el pluralismo sin asfixias sociales. Fred tal que Fustel había encontrado en la ciudad
Hirsch, en su notable obra The Social Limits of antigua; por otra parte, los habitantes de la ciu-
Growth, señaló que no podemos fiarnos de la dad eran capaces - y eran los únicos capaces-
presencia permanente de estas dos condiciones de producir los requisitos previos para una vi-
previas de nuestro orden social, y planteó la da civilizada. Sin embargo, en el proceso de ad-
cuestión de las consecuencias de su erosión. El quirir la necesaria especialización se castraban
La sociedad civil en un contexto histórico 527
[\f
La dificultad de crear una sociedad civil susceptible de sostener la democracia liberal es u n hecho c o m ú n en las
sociedades comunistas y musulmanas, M . Setboun/Rapho.
528 Ernest Gellner
políticamente y eran los sujetos supinos de la berales; y esto a su vez dio lugar a la que es
explotación del Estado. Para Ibn Khaldun ésta probablemente su crisis terminal, a comienzos
era la tragedia básica de la condición humana: del último decenio de nuestro siglo.
era posible tener civilización o cohesión, pero Pero, ¿cómo va a renacer un pluralismo eco-
nunca las dos cosas juntas. La civilización era nómico donde se ha abolido? El problema pue-
obra de los hombres dé las ciudades y la cohe- de no ser tan grave en las sociedades relativa-
sión de los hombres de las tribus, y no era posi- mente pequeñas, especialmente las que no han
ble combinar las dos. sido sovietizadas durante m u c h o tiempo. E n
Por fortuna, Ibn Khaldun estaba equivoca- tales condiciones, la emulación, m á s el recuer-
do: la Europa moderna produjo una sociedad do y la conservación de las viejas habilidades
civil que podía resistir al Estado sin vinculacio- técnicas, contribuyen a encontrar una salida a
nes familiares. N o obstante, las ideas de Ibn la situación con relativa facilidad. Es m u c h o
Khaldun sobre la sociedad productiva atomi- m á s grave en una sociedad m á s grande en la
zada tienen una gran pertinencia para nuestros que 70 años de sovietización, gran parte de los
tiempos y merecen un estudio más detenido y cuales estuvieron dominados por un terror ab-
una adaptación a nuestro tema. Elfilósofoára- soluto, han erradicado casi toda tradición ge-
be creía, a diferencia de lo que creyó después nuina alternativa. La reimplantación conscien-
E. Durkheim, que la especialización económi- temente prevista de la libre empresa quizá sólo
ca, o la división económica del trabajo c o m o pueda originar una «lumpen-burguesía» opor-
tal, conduciría inevitablemente a la atomiza- tunista, desprovista de las virtudes que posible-
ción y la sumisión; y, en las circunstancias con mente acompañaron a la lenta aparición de la
las que estaba familiarizado, sí tenía, desde lue- clase empresarial durante el primer nacimiento
go, esta consecuencia. del capitalismo, espontáneo e imprevisto.
La moderna versión de la erosión de la so- Ibn Khaldun vio en la atomización y en la
ciedad civil tiene raíces distintas: no la produjo impotencia política una consecuencia inevita-
la especialización económica propiamente di- ble de una división desarrollada del trabajo
cha, sino que se derivó del ideal socialista de la (que a su vez era una condición previa de la
abolición de la propiedad privada. Inspirada civilización, de m o d o que entrañaba también
en la reacción contra la versión decimonónica la castración política de los que la hicieron po-
de la sociedad civil, en la que, por una parte, un sible). L a atomización se vio reforzada por el
poderoso sector económico dio lugar a una hecho de que los productores necesitaban pro-
gran desigualdad y derroches, parecía, al m e - tección para producir y el Estado sólo podía
nos a algunos, que la alternativa conveniente protegerlos efectivamente si disponía de algo
consistía en una sociedad en la que los medios parecido a un monopolio del poder en su pro-
de producción fueran de propiedad y control pio territorio. Esta intuición se vio después ins-
colectivo y se utilizasen en beneficio de todos. titucionalizada por la teoría política del Impe-
Marx creía incluso que esta forma de organiza- rio Otomano, llamada del «círculo de la equi-
ción sería en realidad m á s productiva que su dad», q u e exigía q u e los gobernantes
predecesora económicamente atomizada, y gobernasen para que los productores pudieran
que estaba mejor adaptada a una tecnología producir y sostener al Estado con sus impues-
moderna poderosa. tos, sin que ninguna de las dos partes se interfi-
E n realidad, la puesta en práctica de esta riese en la actividad de la otra. El m u n d o m o -
idea condujo inevitablemente a una centraliza- derno presenció la atomización de la sociedad
ción general de la economía bajo una sola jerar- civil y su reducción a la impotencia hasta extre-
quía, que al propio tiempo era también política m o s nunca vistos anteriormente por causa de
e ideológica. La economía no estaba tanto indi- un Estado que monopolizaba no sólo el poder
vidualizada o pulverizada c o m o privada de político sino también el económico y que en un
una existencia independiente real, y fusionada principio consideró que su misión m á s sagrada
con las esferas política y doctrinal. La tecnolo- era hacer que sus ideas conquistasen el m u n d o
gía de que se disponía hacía que los resultados entero. E n estas circunstancias, la sociedad ci-
fueran tolerables o incluso satisfactorios en vil se hizo prácticamente imposible. U n Estado
comparación con el pasado, pero desastrosos central que, entre otras cosas, era la economía,
en comparación con los de sus antagonistas li- destruyó la sociedad civil m u c h o más de lo que
La sociedad civil en un contexto histórico 529
hubiese podido hacer u n Estado central que escripturalismo. Los regímenes pluralistas de la
simplemente dominase la economía. Esto, de antigüedad que favorece eran algo menos de-
por sí, n o destruyó o ni siquiera debilitó el sis- pendientes económicamente de los especialis-
tema. Pero el sistema acabó arrojando la toalla tas políticamente emasculados que eran los
y decidió tratar de reformarse porque desde el hombres de la tribu de Ibn Khaldun: la oposi-
punto de vista económico era m u c h o m e n o s ción entre civilización y cohesión era m e n o s
eficaz que sus rivales liberales y porque en el aguda y total.
contexto de una competencia internacional ex- H u m e establece la oposición c o m o un con-
trema, en la que el Estado económicamente flicto entre la superstición y el entusiasmo y se
m á s poderoso se lleva la palma, su posición se inclina claramente en favor de la primera, que
hizo insostenible. reconoce y tolera las diferencias de ritos entre
las ciudades, alienta la virtud cívica, y, al no
conseguir tener o codificar una doctrina, elude
La luminosa contradicción de H u m e incluso la tentación de identificar, y m u c h o
menos perseguir, las herejías. El entusiasmo, en
David H u m e está reconocido ampliamente co- cambio, está centrado en la doctrina y en la sal-
m o un pensador importante, aunque algunos vación individual, y es indiferente a la virtud
aspectos de su pensamiento se pasan extraña- cívica y hostil a la pluralidad.
mente por alto. D e hecho, es uno de los prede- Hasta ahora, todo está m u y bien. Esos valo-
cesores importantes de M a x W e b e r en la inves- res los compartía con Gibbon, e iba a reafir-
tigación del papel que ha desempeñado la reli- marlos, m u c h o después, el h o m b r e que retomó
gión en la aparición de la sociedad europea la psicología de H u m e y la aplicó a una amplia
moderna. E n este contexto, también tiene cosas variedad de material etnográfico, esto es, Ja-
importantes que decir acerca del tema que nos mes Frazer. El panorama es claro, lógico y co-
ocupa, la aparición de formas sociales liberales herente. Pero hay algo que también interesa,
o autoritarias. sorprende y perturba a H u m e , y que no encaja
C o m o Ibn Khaldun antes de él, y Fustel de m u y bien en sus teorías: en el m u n d o moderno,
Coulanges después, H u m e se basa en el con- en Inglaterra y en Holanda, parece existir u n
traste entre las formas sociales comunales y vínculo claro entre el puritanismo escripturalis-
anónimas/centralizadas. E n su principal obra ta con la libertad y las virtudes cívicas, m á s que
sobre este tema, La Historia Natural de la Reli- con la supresión de libertad y la pérdida de sen-
gión, n o prescinde tanto de los valores c o m o tido cívico, según se derivaría de la teoría prin-
Ibn Khaldun: H u m e favorece claramente la re- cipal que propone. ¿ C ó m o se explica esto? Algo
ligión comunal frente a la religión teológica, ha ido mal en los paralelismos.
centralizada y escripturalista basada en Sagra- H u m e es u n pensador demasiado honrado
das Escrituras. El pensador inglés carece del he- para ignorar el problema, pero n o da una res-
lado desapego clínico del pensador musulmán. puesta verdaderamente m u y buena. E n otro en-
Esta orientación fuertemente evaluadora es al- sayo sobre la superstición y el entusiasmo, trata
go que comparte con la ilustración augustea, y de reconocer la vigilancia del «magistrado ci-
toma de ella: se manifiesta en una admiración vil» que salvó a los ingleses y a los holandeses
por la fe cívica, no trascendente y tolerante de de la tiranía teocrática a la que, de no ser así, les
las comunidades de la antigüedad clásica, y en hubiese condenado su protestantismo. Pero es-
un desprecio por los valores trascendentes, an- te argumento no es válido: las libertades ingle-
ticívicos y egotistas que sustituyeron al c o m u - sas y holandesas n o se ganaron contra los pro-
nalismo con la llegada del cristianismo. E n ge- testantes extremados o a pesar de ellos; la con-
neral, se inclina en favor de los primos plurales, tribución de éstos fue m á s positiva y en una
aunque exigentes, y contra las monarquías cen- medida considerable se les puede considerar
trales vinculadas a la religión y doctrinalmente los amigos de la libertad.
fortalecidas. Así, pues, H u m e hace u n segundo intento
D a d a esta polaridad, H u m e concluye, de por resolver el problema y formula una teoría
manera bastante plausible, que la libertad y la m u y parecida a la que W e b e r llamaría después
tolerancia salen mejor paradas con los sacerdo- «rutinización», aunque no emplea esta pala-
tes del comunalismo que con los entusiastas del bra. Los entusiasmos puritanos son, desde lue-
530 Ernest Gellner
go, enemigos de la libertad (de acuerdo con su agradable pensar que sí, pero será más adecua-
teoría principal) en la primera fase de ardiente do señalar las numerosas diferencias que exis-
proyección de su fe; pero el entusiasmo se disi- ten entre las dos situaciones.
pa inevitablemente y entonces, entre esos parti- Los puritanos originales mantuvieron su fe
darios de la igualdad, privados de especialistas en gran medida -aunque no se rutinizaron tan-
religiosos exclusivos que aticen la hoguera, se to c o m o H u m e suponía, ansiosos c o m o estaban
instala la tibieza. D e este m o d o , la tercera gene-
por encontrar una explicación a su sorprenden-
ración de entusiastas rutinizados se convierte te transformación en amigos de la libertad-,
finalmente en amiga de la libertad. Este es cier-pero sí abandonaron sus aspiraciones teocráti-
tamente un mejor intento de explicación que el cas; y entonces el poder, y el terreno interme-
empleo del «magistrado civil» c o m o deus ex dio, fueron ocupados por hombres dispuestos a
machina. Se aproxima m á s a la realidad, aun- tolerar a todos los que no les amenazaran. «El
que no da todavía una explicación completa. que no está contra nosotros, está con nosotros»
Partiendo de esa base, una teoría completa era un principio tan adecuado en la Inglaterra
del papel de la religión en la aparición de una hanoveriana c o m o en la Hungría de Kadar.
sociedad civil tolerante podría ser la siguiente: Los puritanos del siglo X X son claramente
lo que hace falta en realidad es que se llegue a los que, una vez más, tratan de imponer un rei-
un punto muerto entre los entusiastas y los sa- no de la virtud en la tierra. Esta vez desplega-
cerdotes. Los primeros han de quebrar ante to- ron sus esfuerzos sin el beneficio de una revela-
do el poder de los sacerdotes y la cerrazón de ción literalmente religiosa y claramente tras-
una sociedad segmentaria ritualizada, con to- cendente. Trataron de imponer la virtud en la
das sus rigideces y conservadurismo, y sustituir tierra en nombre de una doctrina que, por lo
los vínculos de clan y los ritos por un sentido menos formalmente, no es trascendente; una
abstracto generalizado de obligación, que res- doctrina que afirma su continuidad con la cien-
pete todos los contratos y compromisos, crean- cia, es m á s , que incluso pretende ser la expre-
do así un mercado auténtico y una sociedad ci- sión suprema y la culminación del espíritu
vil sobriamente compensatoria; pero no han de científico. Su mayor presunción era la de ser
ser suficientemente fuertes para ganar decisiva- «científica», y no utópica. Después de siete o
mente, y caer así en la tentación de imponer su cuatro décadas de dominio (según la zona) los
virtud obligatoria a la sociedad en general. Su herederos de esos puritanos están tratando
incapacidad de hacerlo, su derrota parcial, de- ahora desesperadamente de encontrar una so-
berá convertirles a la doctrina de la tolerancia: lución de transacción. H a y similitudes acen-
incapaces de implantar un reino de la virtud en tuadas, pero existen también diferencias cru-
la tierra, se repliegan en ellos mismos y practi- ciales. Por ejemplo, esos puritanos de nuestros
can su virtud cívica en la sociedad más amplia, tiempos, a diferencia de los del siglo XVII, han
comprometiéndose en una labor productiva y perdido verdaderamente su fe. ¿Por qué?
sobria, aportando así su contribución esencial La doctrina marxista de la salvación está
a la aparición de una economía moderna. Pero centrada en la economía. Por varios conceptos,
siguen siendo suficientemente fuertes para con- esto fue probablemente su perdición, ya que
tribuir a evitar el retorno de los sacerdotes (po-significaba que una promesa de salvación co-
siblemente aliados con los estuardos) e impo- lectiva se formulaba en términos que se presta-
ner su autoridad. La transacción resultante ca- ban demasiado claramente a la prueba; y al fi-
rece de coherencia lógica, pero permite a todos nal, el veredicto de la historia y la experiencia
llevar adelante su propia actividad, y aparece condenaron la teoría. Esto de por sí quizá n o
una sociedad civil liberal moderna. La riqueza hubiera sido decisivo: es evidente que otras
que se produce durante la revolución industrial creencias han sobrevivido al m o m e n t o en que
induce al resto del m u n d o a emularla, en la m e -
fracasa la profecía, e incluso han prosperado
dida de sus posibilidades. después. L a fe puede verse fortalecida por las
¿Hay en todo ello una lección para el país pruebas a las que se somete. Las falsificaciones
socialista europeo mayor y más importante, la se envían para ponernos a prueba, y nos fortifi-
U R S S , que en la actualidad avanza con tantas can. M á s peso tendría el hecho de que el fraca-
dificultades hacia el establecimiento de una so- so económico relativo ocurrió en un contexto
ciedad civil tolerante y de transacción? Sería de competencia internacional moderna, en el
La sociedad civil en un contexto histórico 531
que el aislamiento resulta cada vez más difícil; malmente materialistas no podían recurrir a la
incluso para mantenerse en el m i s m o lugar, ca- actividad productiva con un espíritu relajado y
da participante no sólo debe correr sin cesar, profano, dejando en suspensión temporal su
sino que además tiene que permanecer en co- celo.
municación efectiva con los demás. Así, el fra- Esto, sospecho, es la debilidad fundamental
caso resulta difícil o imposible de ocultar y es del marxismo, y probablemente contribuya a
profundamente humillante. explicar su escaso atractivo actual entre la que
Pero hay otra consideración, que sospecho fue su clientela. El marxismo sobrevivió al te-
que es aún m á s importante. El hecho de ubicar rror estalinista, al que era posible acomodarse,
en la economía el éxitofinaly el mecanismo de y constituía incluso una especie de testimonio
la salvación tiene una consecuencia curiosa pe- de la nueva revelación al señalar que estaba
ro de importancia suprema: impide que la eco- ocurriendo algo tremendo. Pero el marxismo
nomía sea profana y neutral y un punto de apo- no pudo sobrevivir la sordidez brezneviana,
yo durante las épocas de relajamiento relativo que era extremadamente manifiesta en la esfe-
de celo. Impide también que el nuevo puritano, ra misma de la vida, la economía en la que te-
comprometido y dedicado a la promoción de la nía que producirse la «segunda revelación».
salvación total, se desvíe hacia la economía en Podríamos formular provisionalmente la si-
sus momentos menos entusiastas y m á s relaja- guiente generalización: la religión comunal,
dos: al estar sacralizada, cesa de existir c o m o segmentaria y c o m o si dijéramos durkheimia-
lugar de retirada cuando lo sagrado entra en u n na, se impuso en todos los sectores de la vida,
eclipse temporal. pero si bien imbuyó todo del aura de lo sagra-
La rutinización se produce sin duda alguna do, lo hizo con moderación, sin una absolutiza-
en todas las creencias: los hombres no pueden ción por así decir trascedente ni grandes exi-
mantenerse indefinidamente en un estado de gencias. Todo es un poco sagrado, pero de un
exaltación sostenida y extrema. Pero esta ruti- m o d o m á s bien monótono. H a y estiércol cerca
nización no implica necesariamente, ni en ge- del santuario, pero a nadie le importa. L o sa-
neral, una pérdida de convicción. Sí implica grado está por todas partes, pero en tono case-
una suspensión de la excitación, pero sin rene- ro. Las religiones soteriológicas de salvación
gar de la fe. La rutinización es m u y distinta de absoluta, en cambio, son intensas, exigentes y
la infidelidad; proporciona a la creencia una re- trascendentes, pero dejan aún margen para lo
lajación que la ayuda a sobrevivir. La convic- profano, y permiten así una rutinización sin
ción se relega a un segundo plano, deja de estar apostasía. Pero la revelación que promete la
tan insistentemente presente y sus implicacio- salvación no trascendente pone fin a los incon-
nes no se imponen tan constantemente a la con- venientes de las dos: se impone en todos los
ciencia pública y privada. Pero no se abando- sectores de la vida, permitiendo pocas salidas a
na, y siempre está dispuesta a reaparecer. E n lo profano, al tiempo que hace promesas extre-
un m o m e n t o de suspensión temporal de celo, madas de salvación en sectores en que la falsifi-
conviene disponer de otra actividad u ocupa- cación no puede ignorarse fácilmente.
ción a la que recurrir, y ¿qué mejor que la eco- Se trata solamente de una hipótesis, pero no
nomía de producción? A ellas recurrieron los veo ninguna explicación mejor para el sorpren-
viejos puritanos literales. Su salvación no se ar- dente colapso total de la fe marxista, tan dife-
ticuló en términos económicos, aunque la pros- rente de la tenacidad de otras religiones.
peridad les cayó encima, por así decir, acciden- Hasta ahora la argumentación se ha inspira-
talmente. Los modernos puritanos del marxis- do en gran parte en los problemas nuevos y sin-
m o definían la salvación en términos gulares del intento de restablecer la sociedad
económicos, y la prosperidad no les cayó enci- civil en sociedades marxistas o ex marxistas.
m a . Ellos no podían escapar a la esfera econó- Pero, c o m o es natural, no es éste el único sector
mica de la vida, precisamente porque esta esfe- ni el único tipo social en el que se plantea el
ra era la zona central de lo sagrado. Pero si se problema de la democratización o la liberaliza-
centraban en ella, c o m o les obligaba a hacer la ción. Hay m u c h o tipos, y uno de los m á s im-
carrera internacional de la economía y los ar- portantes e interesantes es el de las sociedades
mamentos, no se confirmaba su fe. musulmanas.
Así, pues, nuestros nuevos puritanos for- Las sociedades musulmanas en el m u n d o
532 Ernest Gellner
moderno presentan una imagen que es prácti- paración de poderes es inherente al Islam y pa-
camente el reflejo de las marxistas en un espe- ra ello no es necesario esperar a una teoría polí-
jo. Están imbuidas de la fe, es más, sufren in- tica de la ilustración; la divinidad se ha apro-
cluso de un exceso de ésta, pero en el mejor de piado de la legislación y por consiguiente ésta
los casos manifiestan una escasa atracción por no puede ser usurpada por el poder ejecuti-
la sociedad civil. E n las sociedades marxistas o vo político m u n d a n o ni t a m p o c o por el
ex marxistas, este deseo es poderoso, aunque «pueblo».)
tropieza principalmente con la dificultad de es- E n la sociedad musulmana tradicional, es-
tablecer instituciones políticas liberales acom- tos dos elementos constituyentes o estilos so-
pañadas del apuntalamiento económico que ciales no han estado siempre enfrentados en u n
parece será su condición previa y necesaria. Al conflicto abierto, ni m u c h o menos. Frecuente-
propio tiempo, la fe oficial se ha evaporado casi mente vivieron en una coexistencia pacífica y
por completo. amistosa; el gran intelectual podía ser u n
E n cambio, ¿qué explica el comportamiento miembro de número de una fraternidad religio-
igualmente misterioso y tan característico de sa y no obstante tratar con reverencia a su je-
las sociedades musulmanas? En el Islam tradi- que, mientras que el marabú rústico analfabeto
cional, bajo una unidad nominal (dejando de reconocería la autoridad última de los intelec-
lado, por el m o m e n t o , la división entre sunitas, tuales urbanos, alegando, para legitimarse a sí
shiitas y karejitas), podemos observar de hecho m i s m o , que sus antepasados eran grandes eru-
una división entre dos estilos religiosos bastan- ditos o fundadores de u n santo linaje (caracte-
te distintos. Los musulmanes están convenci- rística completamente fuera del alcance del ac-
dos de que solamente hay un Islam, y rechaza- tual poseedor de carisma o de baraka y a la que
rían escandalizados la sugerencia de que bajo no pretende aspirar ni siquiera remotamente).
un m i s m o nombre se ocultan dos creencias dis- Sin embargo, a pesar de esta interpenetración y
tintas. N o obstante, la sola y única creencia se permeabilidad mutua, que da lugar a un siste-
emplea y se vive, o se empleaba o se vivía, de m a continuo, permanecía latente una tensión
dos m o d o s algo diferentes. Dentro del Islam, entre los dos polos del espectro religioso, que
puede, o más bien podía observarse, la polari- de vez en cuando salía con fuerza a la superfi-
dad entre la fe o práctica comunal, espejo del cie. La renovación, la reafirmación de los valo-
orden social y confirmación de la sociedad lo- res centrales y unitarios, eran endémicos y ge-
cal, por una parte, y una religión mundial abs- neralmente tenían connotaciones políticas.
tracta, universalista y escriptural por otra, que Nuevas dinastías subían al poder, acompañan-
ofrece una salvación a los individuos y no a las do a un movimiento de purificación religiosa.
colectividades, que pertenecen a todas las et- Durante el período inmediatamente anterior al
nias y organizaciones políticas humanas. pleno impacto del Occidente moderno se pro-
Por una parte, había el Islam popular de los dujeron ejemplos asombrosos de este proceso:
derviches y los marabúes, de los cultos santos y los wahabíes de Arabia Central, \ajihad de O s -
las «órdenes» o «fraternidades» religiosas, cen- m a n dan Fodio en Africa Occidental, la M a h -
tradas en los santuarios y los festivales y las dia del Sudán, la sanusiyya de Cirenaica.
prácticas mágicas, que proporcionaban a gru- Estos movimientos renovadores son tan en-
pos rurales («tribus») semiautónomos (con fre- démicos que el Islam podría llamarse de m a n e -
cuencia plenamente autónomos) los servicios ra plausible la Reforma Permanente. Pero en
sociales que constituyen la característica y la tiempos tradicionales, estos movimientos no
función fundamental de la religión comunal. alcanzaban nunca un éxito permanente y defi-
Por otra parte, existía el Islam severamente nitivo. Friedrich Engels lo observó con satisfac-
unitario, individualista, puritano, nomocrático ción y autocomplacencia: entre nosotros los eu-
y escripturalista de los intelectuales de las ciu- ropeos, el uso de u n idioma religioso en el con-
dades, guardianes de la Ley. Estos intelectuales flicto social conduce a cambios estructurales
estaban dispuestos a servir al Estado central co- irreversibles, pero a esos orientales, especial-
m o escribas, y en ocasiones a protestar si se vio- mente los árabes, sólo les lleva a girar en torno
laba la Ley que, en principio, está m á s allá de a círculos eternamente repetitivos -observó el
toda manipulación o modificación política. filósofo alemán. Nosotros los europeos, podía
(En u n sentido importante pero especial, la se- haber añadido, pertenecemos a u n m u n d o he-
La sociedad civil en un contexto histórico 533
gelomarxista de cambio dialéctico, donde las basa el Estado es m á s o menos moderna, lo que
cosas avanzan realmente a través del conflicto, supone un aumento del número de especialis-
mientras que esos orientales sólo se empujan tas y una disminución de la proporción de cam-
unos a los otros en torno a un círculo. El mar- pesinos y pastores. La extendida alfabetización
xismo y la doctrina de la inestabilidad de las y urbanización es ahora posible y ventajosa, si
sociedades de clase no se aplica realmente a no obligatoria.
ellos: Marx había dicho lo m i s m o , casi con las E n estas condiciones, la renovación y la re-
mismas palabras, respecto de la India. forma pueden por fin, por primera vez en la
Parecía existir una buena base social para historia, alcanzar un éxito definitivo y durade-
los movimientos musulmanes de renovación y ro. Esta es la gran revolución que ha tenido lu-
su triunfo efímero, pero no para ninguna reali- gar en el Islam en los últimos 100 años, una
zación definitiva y final de la tarea autoim- revolución de la que Occidente ha tardado en
puesta. La vida comunal-tribal del campo exi- percatarse (en gran parte lo ha hecho gracias a
gía una religión durkheimiana, que reflejase, la revolución iraní y a la presencia política ubi-
reforzase y confirmase la organización social, cua del «fundamentalismo» en el Islam).
pero que no la trascendiera realmente. L a so- Esta última ola de reformismo, decisiva y al
ciedad rural, y desde luego gran parte de la so- parecer irrevocablemente lograda, representa
ciedad urbana, no podía utilizar una creencia una especie de victoria de la alta tradición del
puritana, unitaria, escripturalista y relativa- Islam sobre su propia tradición baja o popular.
mente exenta de magia y éxtasis; los analfabe- L o importante que hay que observar aquí es
tos encerrados en comunidades globales omni- que esta forma elevada de cultura desempeña
presentes necesitaban una religión que confir- la m i s m a función y se basa en los mismos m e -
mase y reforzase esas unidades y las celebrase canismos sociales que los que acompañan a la
alegremente, e invariablemente volvían a ella, victoria del nacionalismo en otros lugares.
en forma de cultos religiosos. El nacionalismo no es una victoria de fuer-
Sus santos eran santos musulmanes (con zas atávicas (como a m e n u d o se presenta erró-
gran énfasis en ello), habitualmente relaciona- neamente), de la llamada del Blut und Boden, y
dos con el propio profeta por vínculos genealó- de su afirmación contra los valores m á s abs-
gicos putativos, y por consiguiente desempeña- tractos y universalistas de la ilustración. Su
ban la doble función de vincular firmemente á fundamento real es el dominio, en las socieda-
sus adeptos a una fe mundial y al propio tiem- des modernas y modernizadoras, de la alta cul-
po de proporcionar una alternativa operativa tura sobre la baja cultura (términos que e m -
clara a la misma. Estos santones permitían que pleamos en un sentido sociológico y neutral,
los hombres de la tribu y otros se identificaran sin intenciones de evaluación). E n el m u n d o
con una religión mundial trascendente, escrip- tradicional, los hombres tenían su lugar en una
turalista y unitaria, pero eludiendo sus pres- estructura social compleja y bastante estable, y
cripciones, y vivieran con arreglo a otra reli- su «cultura» (manera de hablar, de comportar-
gión, comunal, consuetudinaria y encarnada se, de vestir, etc.) confirmaba su posición. E n
socialmente. consecuencia, la cultura estaba diversificada y
E n el m u n d o moderno, todo esto ha c a m - vinculada a la posición social, pero no a la uni-
biado. El Estado moderno colonial y posco- dad política soberana última (si es que había un
lonial posee los medios militares, administrati- candidato claro a esta descripción). Predomi-
vos, etc., para controlar su territorio y no nece- naba la baja cultura consuetudinaria: la alta
sita tolerar la supervivencia de esas unidades cultura literaria era una especialización y un
locales autoadministradas («tribus») que sien- privilegio que no se prestaba a la emulación ge-
ten tanta necesidad de un estilo religioso durk- neral.
heimiano. Ello erosiona esas unidades y atomi- Ahora todo esto ha cambiado: el sistema re-
za la sociedad. A la larga, se pone en práctica la lativamente estable y complejo de los papeles
definición weberiana del Estado c o m o organis- sociales ha sido sustituido por un sistema su-
m o que posee el monopolio de la violencia legí- m a m e n t e inestable y móvil de ocupaciones m o -
tima. Sus predecesores permitían que las co- dernas especializadas. La necesidad de creci-
munidades locales considerasen legítimas las miento (el último principio moderno de legiti-
enemistades entre ellas. La economía en que se midad) exige un sistemaflexibley variable de
534 Ernest Gellner
tado es objeto de conflicto entre redes rivales caso, su ausencia no les preocupa en absoluto,
de patronazgo o si la lealtad política sigue sien- c o m o tampoco les preocupa la ausencia de sus
do personal y no va dirigida hacia instituciones condiciones políticas previas.
y principios abstractos que sobrevivan a los de- Pero, ¿a qué se debe? ¿Por qué esa descon-
tentadores temporales del poder. T o d o esto certante excepción a esa expectativa plausible
conduce a la condición característica de las so- ha ocurrido en el noroeste de Europa, pero no
ciedades musulmanas en la actualidad: el puri- en el Islam? La respuesta teórica parecería m á s
tanismo moral de la vida sociorreligiosa y la o menos la siguiente: la transición directa de los
vida política dominada por las redes de in- sacerdotes comunales a los entusiastas unita-
fluencia y caracterizada por una lucha sin pie- rios universalistas, c o m o ha ocurrido en el Is-
dad. El moralismo de la alta religión y el cinis- lam, o desde luego c o m o ocurrió en el antiguo
m o político coexisten, sin causar al parecer m u - Mediterráneo cuando una religión mundial
cha incomodidad. sustituyó a las religiones cívicas locales (el tema
Q u e d a por ver si todo esto va a cambiar en de Fustel), no favorece la aparición de una so-
el futuro. E n relación con las ideas teóricas que ciedad civil. H u m e tenía razón cuando formuló
hemos tratado de manejar, ¿qué se desprende su teoría principal. Diríase que sólo el punto
de todo ello? El Islam, o por lo menos el «alto muerto, provocado por entusiastas parcial-
Islam», tiene acentuadas características «pro- mente derrotados, pero no del todo, que se ape-
testantes»: unitarianismo severo y enfático, es- gan al carácter absoluto de la fe pero que aban-
cripturalismo, puritanismo, aversión a la m e - donan la aspiración de imponerlo a toda la so-
diación y al culto de la personalidad, ausencia ciedad, permite que se produzca este efecto.
formal de sacerdocio, igualdad de los creyentes L a clara victoria de los entusiastas n o soca-
ante Dios, igualdad de acceso de todos los h o m - va de por sí la autoridad política exclusiva del
bres (especialmente los alfabetizados) a la ver- Estado, sino que se acomoda a ella si ese Estado
dad revelada. La historia islámica reciente se- satisface sus propias exigencias. El Estado ha
ñala una fuerte victoria de este estilo religioso de hacer cumplir la Ley, pero esto es todo. N o
sobre su rival interno, la religión popular co- se piden otras virtudes ni condiciones. Es un
munal, con su aceptación de la mediación, su hecho paradójico que el único grupo abundan-
clero defacto en forma de «santones» heredita- te de entusiastas de estilo protestante activo en
rios, etc. Pero esta victoria no ha conducido en la actualidad en Gran Bretaña no sea la varie-
m o d o alguno a ninguna especie de triunfo de la dad local que utiliza un lenguaje cristiano, que
«sociedad civil»: por el contrario, ha llevado a desde el siglo x v n no deja oír su voz o está se-
una condición en la que la ausencia o la debili- cularizado, sino los inmigrantes musulmanes.
dad de la sociedad civil ni siquiera se lamenta Para éstos ha resultado difícil seguir el prece-
m u c h o . E n Occidente existió claramente un dente no conformista y combinar su celo reli-
cierto tipo de vínculo, m u c h o m á s complejo y gioso con la tolerancia política. C o m o puso de
aún m u y debatido, entre el protestantismo y la relieve el caso Rushdie, para ellos es s u m a m e n -
aparición de las instituciones liberales. ¿Por te difícil tolerar un Estado liberal que no suscri-
qué no se observa ningún vínculo de este tipo be sus severas prescripciones ni pone en prácti-
en el m u n d o islámico? ca su Ley, o que incluso impide que otros la
E n este contexto parece válida la teoría apliquen.
principal u oficial de H u m e : el entusiasmo pu- Así, pues, la transición directa de la religión
ritano es m á s contrario a la libertad que la su- comunal a la religión trascendente no favorece
perstición clerical. N o es necesario aquí buscar la libertad. Pero el hecho de que esta fe trascen-
otras hipótesis especiales, c o m o la intrusión del dente no aliente expectativas soteriológicas de
magistrado civil o la disminución del celo reli- la economía parece contribuir a que mantenga
gioso, para explicar c ó m o es posible que los en- su vigor en condiciones modernas. Es esto lo
tusiastas acaben siendo amigos y n o enemigos que la distingue tanto de los puritanos secula-
de la libertad, el pluralismo y la sociedad civil; res, los marxistas. El marxismo parece haber
no es necesario buscar factores adicionales, perdido por dos conceptos: por no exigir sufi-
simplemente porque el fenómeno que debe ex- cientemente en la vida cotidiana para propor-
plicarse no ha sucedido. Los entusiastas siguen cionar u n sentido de identidad, y por prometer
siendo enemigos de la libertad o, en cualquier demasiado en otras esferas -la economía, la po-
536 Ernest Gellner
lítica- en las que no puede cumplir sus prome- de ubicar el fenómeno de la liberalización en
sas; por ello está condenado al fracaso, y este un contexto histórico m á s amplio. H a aceptado
fracaso ya se está poniendo de manifiesto. la hipótesis de que lo que se debate realmente
Los dos ejemplos que han inspirado en gran es la emergencia de la sociedad civil y ha trata-
parte nuestra argumentación, las sociedades do de dejar en claro el contenido de esta no-
marxistas y musulmanas, no agotan natural- ción. A continuación ha relacionado el proble-
mente la gama de sociedades en las cuales se ha m a contemporáneo de la emergencia, o la falta
producido una liberalización, puede producir- de ella, de una sociedad civil en otros contextos
se o es de desear que se produzca. Hay, por históricos. La cuestión es compleja y embrolla-
ejemplo, lo que puede llamarse estado poscolo- da, y cualquier tratamiento conciso incurrirá
nial ecléctico, que preside una sociedad de baja fatalmente en simplificaciones.
tecnología pero donde el Estado es capaz de to- Las ideas aquí ofrecidas tienen por finali-
mar de sociedades m á s avanzadas sus técnicas dad estimular nuevas investigaciones y allanar
de represión, bien comprándolas o recibiéndo- el camino hacia la formulación de las cuestio-
las c o m o pago por una posición internacional nes adecuadas, m á s que proponer conclusiones
apropiada. Sin duda alguna hay otros tipos, y en firme.
casos híbridos o de transición.
Nuestra argumentación general ha tratado Traducido del inglés
Nota
1. E . A . Wrigley, People, Cities and Wealth: The Transformation of Traditional Society, Basil Blackwell, Oxford,
1987.
Democracia y religión:
lógicas culturales y lógicas de la acción
Bertrand Badie
lidad de una soberanía popular en el Islam, allí modelo democrático parlamentario. E n cam-
donde sólo puede concebirse la soberanía de bio, la perennidad de un pensamiento comuni-
Dios, ha sido subrayada a m e n u d o para recusar tario a m e n u d o hizo fracasar la construcción,
el surgimiento, en el m u n d o musulmán, del en Occidente, de sistemas democráticos y rea-
modelo occidental de democracia9. A u n q u e vivó, por el contrario, los fundamentos de los
tampoco en ese caso el vínculo sea tan claro: la diferentes tipos de autoritarismo tradicional.
disociación cristiana romana de los dos cam- Estas hipótesis con frecuencia han sido movili-
pos no está ligada esencialmente a la historia de zadas para rechazar la utilización de una pro-
la democracia occidental; presentada en un blemática de la ciudadanía en el m u n d o musul-
principio c o m o hecho de la naturaleza, esta dis- m á n , o al menos para llamar a la prudencia en
tinción se inscribió en la tradición tomista co- este c a m p o . La incompatibilidad se ve incluso
m o fuente de la dualidad entre razón y fe, sin reforzada cuando esta obligación comunitaria
que la primera remita a la afirmación de una va acompañada de una concepción jerárquica e
soberanía de esencia democrática: m u y por el inigualitaria, c o m o en el sistema de castas pro-
contrario, para Santo T o m á s , la comunidad po- pio del hinduismo. C o n todo, el tener en cuenta
lítica obedece a las reglas de leyes naturales que la pura lógica cultural conduciría al absurdo: el
escapan a la arbitrariedad h u m a n a y que el budismo, sobre todo en su variante theravada,
hombre se contenta con descubrir10. Inversa- proclama una concepción profundamente igua-
mente, la elaboración de la teoría de la d e m o - litaria de las relaciones humanas y promueve
cracia en el m u n d o reformado se apoyó sobre una concepción de la responsabilidad indivi-
ciertos elementos constitutivos de la fusión de dual que lleva incluso a algunos especialistas a
lo temporal y lo espiritual: los predicadores pu- compararlo con un «individualismo anarquis-
13
ritanos legitimaron así el derecho de sufragio ta» ; ahora bien, el m a p a político de Asia no
por referencia a la Ley que Dios puso en el co- revela ninguna distinción establecida entre los
razón de los hombres y trataron de sacar parti- países con mayoría hindú y aquéllos con m a y o -
do de los argumentos de la escolástica francis- ría budista; la implantación del modelo occi-
cana que denunciaba el jusnaturalismo tomista dental de democracia se ha realizado quizá m e -
proclamando la necesaria autonomía de la vo- jor en India que en las naciones vecinas
luntad individual con respecto a todo orden na- budistas del Asia Sudoriental. Recíprocamen-
tural preconstruido". Este sería tanto menos te, si la Reforma puede considerarse un remate
admisible cuanto que podría parecer una limi- de la construcción del individualismo cristiano,
tación de la absoluta soberanía de Dios: en debemos reconocer forzosamente que éste ha po-
otras palabras, la idea de soberanía divina no dido ser movilizado con otrosfinesque el de la
invalida necesariamente la de soberanía h u m a - legitimación de regímenes democráticos, c o m o
na. E n realidad, estos discursos teológicos se revelan tanto la República calvinista de Ginebra
acercan a la construcción de la idea de d e m o - c o m o los regímenes instaurados en las primeras
cracia o se disocian de ella según los azares de colonias puritanas de América del Norte.
la práctica social. 4. La referencia a la delegación es otro ele-
3. L a individualización de las relaciones mento clave de los fundamentos culturales de
sociales constituye de manera no menos clásica la democracia occidental contemporánea.
un elemento de afinidad entre las culturas y la Constituye incluso la marca esencial que la dis-
democracia. La aventura democrática occiden- tingue de la concepción clásica de la democra-
tal es indisociable de la concepción del indivi- cia. Ahora bien, es indudable que de todas las
duo-sujeto, es decir, de un individuo responsa- características del régimen democrático, ésta es
ble, emancipado de su comunidad natural de quizá la m á s íntimamente ligada a la historia
pertenencia y fortalecido por el estatuto de ciu- del cristianismo, el cual, por varias razones,
dadano que rige su obligación directa de fideli- contribuyó no sólo a legitimar la práctica de la
dad al Estado. Los historiadores del derecho delegación sino también a valorizarla, a otor-
han subrayado ya todo lo que el derecho subje- garle un sentido y a banalizarla c o m o m o d o de
tivo posromano debía al cristianismo12; asimis- gobierno. La teología cristiana es en primer lu-
m o , es notable que el surgimiento del indivi- gar una teología de la delegación: Dios envió a
duo-sujeto en el pensamiento puritano ocurrie- su hijo para salvar a los hombres, Cristo delegó
se en estrecha asociación con el auge del en Pedro la facultad de atar y desatar sobre la
540 Bertrand Badie
',
La lógica de la religión y la lógica de la acción en Riohacha, Colombia: estatua del conquistador que fundó la ciudad
en el siglo xvi, con un m o n u m e n t o religioso en segundo plano. G. Peress/Magnum.
s
il
Procesión a caballo en Silesia, Polonia. L a Iglesia es un actor principal de la vida política de ese país. W . Krassowski/
Rapho.
cultura budista y de los compromisos inheren- tista19. Esta radicalización conservadora tuvo
tes a ella. Este esfuerzo de conciliación se mani- un desenlace dramático con la conquista britá-
festó en una «desdivinización» progresiva del nica, que marcó el punto final de la inserción
rey que borró progresivamente su identidad de del budismo en las estructuras políticas oficia-
Devaraja (rey-Dios) y de Bodhisattva, favore- les de Birmania y lo transformó en instrumento
ciendo al mismo tiempo la importación parcial de estructuración de la sociedad civil contra la
del modelo estatal occidental, la formación de presencia colonial británica. Contrariamente a
una clase política vuelta hacia Occidente y lo que se produjo en Siam, el Budismo no reali-
la implantación del budismo en una función zó entonces esta función de regulación de las
de legitimación de un autocratismo moderni- relaciones entre tradición y modernidad, sino
zador18. que m u y pronto se encontró inmovilizado en
La estrategia elegida por los soberanos bir- una estrategia de fomento de la tradición con-
manos fue completamente diferente. Optando tra el enemigo externo. D e allí probablemente
por rehuir la influencia occidental, se distin- su rápida recuperación nacionalista y revolu-
guieron rápidamente de su vecino siamés cionaria que lo transformó naturalmente en
procurando reactivar las fórmulas tradicio- instrumento de liberación de los sufrimientos
nales de legitimación del budismo, con miras derivados tanto del orden cósmico c o m o del
tanto a protegerse del expansionismo occi- orden sociopolítico. El budismo cobró allí una
dental c o m o del riesgo de transformación de virtud revolucionaria que no tuvo en Siam, una
las estructuras políticas de naturaleza absolu- orientación m á s participativa, y m u c h o m á s so-
544 Bertrand Badie
cializante: esta tendencia se advierte m u y neta- Desde este punto de vista, la estrategia de
mente en el esfuerzo de síntesis realizado inme- organización de los agentes religiosos puede
diatamente después de la independencia por el conducir a éstos a participar de tres maneras
presidente U N u al tratar de construir una so- diferentes, por lo menos, en el proceso de de-
ciedad democrática, budista y socialista. mocratización. Frente a un sistema político
Se puede ciertamente suponer que todas es- víctima de una crisis de legitimidad, la organi-
tas estrategias son m á s bien simbólicas que rea- zación religiosa puede fácilmente mejorar sus
les: es evidente que las tentativas de U N u no posiciones de poder y su capacidad de movili-
culminaron con la construcción de un régimen zación sirviéndose de la superioridad de su
democrático sino que, de hecho, llevaron al gol- propia fórmula de legitimidad hierocrática y
pe de estado del general N e W i n , precisamente tomar así la iniciativa del proceso de denuncia
combatido más tarde por los estudiantes y los de la ilegitimidad y del autoritarismo de la es-
bonzos. D e igual manera, las estrategias de de- cena política oficial. L a práctica es corriente y
mocratización selectiva utilizadas en el m u n d o se encuentra comúnmente en todas las áreas
musulmán nunca dieron origen a un régimen culturales, aunque funciona mejor, de hecho,
político que pudiera identificarse claramente en las sociedades donde la distinción de lo tem-
c o m o democrático. Acciones de manipulación poral y lo espiritual no está establecida: n o por
simbólica, todos estos comportamientos tienen ello se puede borrar la estrategia desplegada en
por función, en realidad, dotar a las élites que ese sentido por la Iglesia católica polaca y la
los inician de una identidad que marca la espe- mayor parte de las Iglesias de Europa Oriental,
cificidad de su oposición sobre la escena políti- ni los esfuerzos realizados por la Iglesia de
ca y atribuirles medios propios para movilizar Francia, m u y especialmente en el siglo XIX,
a una clientela. L o cierto es que, en lo esencial, frente a regímenes políticos frágiles e inciertos.
revelan la extrema flexibilidad de los referentes Proclamar en voz alta la legitimidad de lo reli-
culturales y religiosos, la posibilidad de ornar- gioso frente a las incertidumbres que pesan so-
los de las significaciones políticas m á s diversas:bre aquélla de la cual se inviste el poder político
la demostración de esta variedad y de esta dis- no equivale necesariamente a acción de d e m o -
ponibilidad invalida así los postulados del cul- cratización, pero en la medida en que conduce
turalismo m á s estricto mostrando que, en todo al agente religioso a denunciar tácticamente el
caso, no hay ninguna correspondencia obligada déficit de legitimidad de que adolece el poder
entre un tipo de religión y un tipo de régimen principesco, lo pone en situación de manipular
político, que la construcción de la democracia ciertos símbolos de la protesta democrática.
no está en absoluto predeterminada por ningún Precisamente a través de esta vertiente pudie-
ambiente religioso y que no hay entre una y ron los movimientos islámicos imponerse co-
otra ninguna afinidad electiva convincente. m o principales opositores de los regímenes au-
2. Por lo demás, es posible ir m á s allá de la toritarios del m u n d o musulmán e integrar en
consideración de estas únicas estrategias sim- su discurso referencias a la democracia. Estas
bólicas para considerar de qué manera la reli- se imponen entonces casi exclusivamente en
gión puede asimismo servir de vector a una e m - m o d o negativo, sin que por ello lleven al míni-
presa de democratización real, es decir de m o - m o programa de construcción de una ciudad
vilización con miras a una conquista efectiva democrática: la referencia a la democracia se
de los medios de participación política. A este encuentra, en efecto, captada c o m o instrumen-
nivel del análisis, la dimensión cultural y sim- to de una contramovilización que presenta una
bólica se desvanece para dejar lugar sólo a la doble disfunción. Al confiscar el discurso y la
religión c o m o organización social, dotada, en práctica de la protesta democrática, traba la
calidad de tal, de recursos, de capacidad movi- formación de un proyecto democrático de sus-
lizadora y de proyectos definidos que regulan titución; al procurar confundir las demandas
su inserción en el seno de la sociedad y del sis- de mayor participación política con la reactiva-
tema político. El proceso de democratización ción de los compromisos religiosos, tiende a re-
del cual toma la iniciativa corresponde enton- construir las primeras fuera del espacio político
ces al proceso de poner en relación estos ele- y, por consiguiente, a neutralizar su contenido.
mentos y se impone c o m o instrumento de reali- Nuevamente, las dificultades de surgimiento,
zación de los proyectos que haya fijado. fuera de la Iglesia, de una organización política
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 545
que encauce, en la Polonia del poscomunismo, den encarnar. Así, H a m a d i Jebali, director del
las demandas de participación democrática re- periódico Al Fajr y dirigente del movimiento
velan los efectos perversos de que lo religioso se islámico tunecino En-nahda, puede ceder a la
haga cargo de los procesos de impugnación de facilidad de denunciar la «mentalidad dictato-
la legitimidad que invoca el poder político ins- rial» del gobierno tunecino, su «rechazo de la
taurado. voluntad popular» y su «temor del pueblo»20.
D e la m i s m a manera, la crisis de los siste- L a m i s m a estrategia organizativa conduce por
m a s políticos autoritarios, especialmente su dé- último a los agentes religiosos a insertarse en
ficit de apoyo, tiende a liberar ciertos espacios una lógica tribunicia y a hacerse cargo, de m a -
sociales de toda lealtad política y conducir, nera por lo demás empírica y no programada,
pues, a los agentes religiosos a tratar de ocupar- de todas las demandas sociales no satisfechas.
los. El fenómeno es corriente tanto en el m u n d o Aprovechan así la defección de la función de
musulmán c o m o en las sociedades del Africa oposición, c o m o tienden a sugerir numerosos
negra o de América latina. La debilidad de los trabajos relativos al cometido de las Iglesias en
compromisos políticos en el seno de sectores los sistemas autoritarios21. Nuevamente, el ar-
enteros de la sociedad favorece las estrategias gumento cultural cede ante el argumento estra-
de expansión de los movimientos de orienta- tégico: la función tribunicia de los agentes reli-
ción hierocrática: las organizaciones islámicas giosos está m á s en correlación con las situacio-
ocupan así el terreno universitario, c o m o el de nes políticas circundantes que con cualquier
los espacios urbanos periféricos y superpobla- perfil cultural u orientación teológica determi-
dos o el de la red asociativa, es decir, sectores nada; concierne tanto a las Iglesias cristianas
de los cuales la escena política oficial no logra de Europa Oriental o de Africa c o m o a los m o -
apoderarse. El fenómeno es idéntico en Africa vimientos islámicos o a los monjes budistas
y en América latina, donde esta conquista se que se encargan, por ejemplo, de expresar el
realizó primeramente por iniciativa de la Igle- descontento de las categorías desposeídas de
sia católica, que pudo aumentar m u y aprecia- Sri Lanka en el marco del régimen neopatrimo-
blemente su influencia gracias a esta política de nial de la familia Senanayake. La función tribu-
control de los espacios sociales «vacíos». M á s nicia se conjuga entonces de varias maneras
tarde la iglesia fue reemplazada por sectas, que con el proceso de democratización: favorecien-
se encuentran actualmente en pleno auge, en do primero la expresión y la transmisión de la
especial en los barrios de las ciudades africanas demanda, creando las condiciones de un plura-
y latinoamericanas, donde su crecimiento es lismo limitado que equilibra las situaciones au-
m á s fácil que el de la Iglesia romana puesto que toritarias así constituidas y estableciendo de
ya no está contenido por una estrategia organi- hecho los elementos de una comunicación polí-
zativa de índole internacional. Este proceso de tica mínima, así c o m o la formación de una élite
control progresivo de los «espacios vacíos» sur- política de sustitución.
te un efecto doble: por una parte, una «recomu- Ahora bien, los efectos no son sólo positivos:
nalización» de poblaciones políticamente alie- la movilización lograda según el m o d o tribuni-
nadas y, por la otra, el establecimiento de un cio se manifiesta en primer lugar por un proce-
contrapeso a los regímenes autoritarios m á s o so de «desinversión política», cuando no de
menos vacilantes. E n el primer caso, suscita despartidización. El éxito de las sectas en Afri-
una reactivación de los m o d o s de participa- ca y en América latina culmina esencialmente
ción; en el segundo, desgasta las formas de do- con una salida de los gobernados del espacio
minación autoritaria: en uno y otro caso, favo- político y con un imponente proceso de «desin-
rece, pues, un inicio de democratización, del versión política»; la transformación de una
cual, por otra parte, se enorgullecen organiza- oposición religiosa en formación de un partido
ciones que, a semejanza de los movimientos is- político de inspiración religiosa es rara: los
lámicos, proclaman en voz alta su capacidad de agentes religiosos temen entonces que una ba-
integrar a los individuos movilizados en redes nalización partidista de su empresa les haga
asociativas que captan verdaderos comporta- perder apoyos. Tales deslizamientos sólo ocu-
mientos participativos y a las cuales les resulta rren, de hecho, cuando este tipo de riesgo es
fácil, por otra parte, proclamar su adhesión a la mínimo, bien porque la competencia partida-
expresión de una voluntad popular que preten- ria laica no exista o sea insignificante (Liga M u -
546 Bertrand Badie
sulmana en Pakistán, Partido de la República suficientemente vaga para conciliarse con las
Islámica en Irán), bien porque el grado de es- expectativas contradictorias de sus apoyos: el
tructuración de la comunidad de referencia si- carácter por definición heterogéneo de la base
túe a la élite religiosa a salvo de todo riesgo de social de las organizaciones religiosas es proba-
expropiación (como ocurre, por ejemplo, con el blemente uno de los límites m á s graves impues-
partido Sikh Akâli Dal). Al margen de estas si- tos a su conversión en partido político y la
tuaciones, la conversión partidista sólo se hace fuente principal de su voluntad deliberada de
de manera coyuntural, cuando los dividendos no producir contramodelos de organización de
políticos y electorales parecen prometedores. la ciudad. El proceso de democratización fraca-
C u a n d o las ganancias de esta índole son m á s sa así ante la incapacidad estructural de los m o -
inciertas, la perennización de la imagen asocia- vimientos religiosos de producir programas y
tiva y extrapolítica parece gozar de preferencia; modelos de ciudad y, por ende, de movilizar
así, el movimiento Nurcu en Turquía sigue activamente en este sentido a sus propios apo-
siendo deliberadamente asociativo, los H e r m a - yos. Al oponerse a los modelos clásicos de de-
nos Musulmanes egipcios no van a las eleccio- mocracia y poner en tela de juicio su legitimi-
nes con su denominación propia, los islamistas dad, ya no están en condiciones de diseñar el
tunecinos parecen estar satisfechos tácticamen- marco de democracias de reemplazo.
te de su estatuto no partidario y -al margen del Vectores de orden c o m o de oposición, los
caso turco- únicamente el FIS argelino ha to- agentes religiosos ponen, en realidad, sus sím-
m a d o una decisión en un contexto que le ha bolos a disposición de estrategias complejas y
permitido, en la primavera de 1990, tomar con- que están en estrecha dependencia del contexto
trol de un gran n ú m e r o de municipios, sin en el cual actúan. Ello no obsta para que estos
arriesgar por eso, en un ambiente de desafío símbolos pesen, por su identidad y su orienta-
con respecto a los movimientos «laicos», la ción, sobre la naturaleza de las políticas aplica-
pérdida de su identidad religiosa. El fenómeno das y, en particular, sobre el propio contenido
es aún mucho m á s acusado en el caso de las de los modelos políticos elaborados, otorgando
sectas, donde la confiscación del proceso de así realidad y consistencia a los fundamentos
movilización equivale a un reemplazo real de culturales de cada tipo de ciudad, haciendo fra-
la acción política y, por ende, a una salida total casar las ingenuidades universalistas y hacien-
de la ciudad: en todos los casos, pues, las estra- do m á s actuales y urgentes que nunca los es-
tegias utilizadas por los agentes religiosos rein- fuerzos de invención de fórmulas políticas nue-
sertan la acción de los gobernados en los espa- vas e inéditas. Sin embargo, las afinidades no
cios sociales, en el orden de las solidaridades son fijas ni necesarias: ninguna cultura ni nin-
asociativas, en el proceso de la acción específi- guna religión es por definición portadora de de-
camente política y en el cuestionamiento de la mocracia; todas ellas pueden acompañar a una
lógica partidaria. g a m a de órdenes políticos a veces contradicto-
Tal situación sería compatible con la d e m o - rios pero cuya plena realización supone, con
cracia sólo si se reuniesen dos condiciones: que todo, que estén de acuerdo con el sistema de
suscite una obra de elaboración programática y símbolos de los cuales las religiones son porta-
que produzca, al cabo de cierto tiempo, un m o - doras: precisamente en este límite llegan a su
delo de ciudad capaz de expresar un m o d o ori- fin la ilusión universalista y la de la extensibili-
ginal de invención democrática que se inscriba dad infinita de los modelos occidentales; es allí
en el contexto de una pérdida de diferenciación donde comienzan los desafíos de la invención y
de lo político. Ahora bien, desde este punto de de la apropiación políticas.
vista, los resultados tienden hacia lo contrario.
La función programática sólo es compatible con
la estrategia de los agentes religiosos cuando es Traducido del francés
Democracia y religión: lógicas culturales y lógicas de la acción 547
Notas
1. Estaba, en todo caso, en el véase: Mediin, W . , Moscow and Paris, Económica, 1986; Le peuple
centro de todas las teorías East Rome, Ginebra, Droz, 1952. contre la démocratie, Paris,
desarrollistas elaboradas en los Fayard, 1988; Aux frontières de la
años sesenta. Véase, respecto a este 9. Véanse, por ejemplo, los démocratie, Paris, P U F , 1985;
tema: Badie, B . , Le développement elementos del debate que figuran O'Donnell, G . , Schmitter, P.,
politique, París, Económica, 1988, en: Cudsi, A . , Dessouki, A . , ed., Whitehead, L . , Transition from
4a. ed. Islam and Power, Baltimore, Authoritarian Rule, 4 vol.
J. Hopkins University Press, 1981. Baltimore, J. Hopkins University
2. Véase en especial: Fukuyama, Press, 1986.
F., «La fin de l'histoire», 10. Véase: Villey, M . , La
Commentaire, 47, otoño de 1989. formation de la pensée juridique 16. Véase especialmente: Forest,
moderne, Paris, Monchrestien, A . , von Steenberghen, F.,
3. Parsons., Sociétés. Essai sur leur 1975, págs. 116-178. Gandilhac, M . de, Le Mouvement
évolution comparée, Paris, D u n o d , doctrinal du Xle au XI Ve siècle,
1973, p. 142. 11. Ibid., pág. 176 y siguientes, y Blond et Gay, 1954, pág. 48 y
en relación con el orden puritano, siguientes.
4. Eisenstadt, S., «Cultural véase en especial: Little, D . ,
Traditions and Political Religion, Order and Law, N e w 17. Véase: Wilson, J.F., obra
Dynamics: T h e Origins and M o d e s York, Torchbook, 1969. citada y Stone, L., Les causes de la
of'Ideological Politics», British révolution anglaise, París,
Journal of Sociology, vol. 32, 12. Villey, M . , ibid., pág. 231 y Flammarion, 1974.
n ú m . 2, junio de 1981, págs. siguientes; Gaudemet, J., La
155-181. formation du droit séculier et du 18. Cohen, E . , artículo citado y
droit de ¡Eglise aux IVe et Ve Tambiah, S.J., World Conqueror
5. En relación con todas estas siècles, Paris, Sirey, 1979. and World Renouncer, Cambridge,
cuestiones, es posible remitirse, Cambridge University Press, 1976.
entre otros, a: Arguillière, H X . , 13. Véase: Cohen, E . , «Thailand,
L 'augustinisme politique, París, B u r m a and Laos - an outline of the 19. Véase especialmente:
Vrin 1955. comparative social dynamics of Sarkisyanz, E . , Buddhist
three theories on Buddhist Background to the Burmese
6. Véase: Badie, B . , Les Deux societies in the M o d e r n Era», en Revolution, La Haya, M . Nijhoff,
Etats, París, Fayard, 1987, Eisenstadt, S., ed., Patterns of 1965.
págs. 20-41. Modernity, Londres, Frances
Pinter, vol. II, 1987, págs. 20. Véase en: Le Monde, 30 de
7. E n relación con este tema, véase 192-216. junio de 1990, pág. 3.
en especial: Walzer, M . The
Revolution of the Saints, Londres, 14. Véase: de Lagarde, G . , La 21. Véase: Hermet, G . , «Les
Weidenfeld and Nicolson, 1966; naissance de l'esprit laïque, t.L, fonctions politiques des
Wilson, J.F. Pulpit in Parliament, Louvain, Nauwelaarts, 1956, organisations religieuses dans les
Princeton, Princeton University págs., 152 y siguientes. régimes à pluralisme limité»,
Press, 1969. Revue française de Science
15. Véase: Hermet, G . , Sociologie politique, vol. 23, 1973,
8. E n relación con este tema. de la construction démocratique. págs. 439-472.
La democracia
y los medios de comunicación
John Keane
¿Se acerca el final de los medios de nos anticuados, tales c o m o censura estatal,
comunicación c o m o servicio elección individual, desreglamentación, c o m -
público? petencia de mercado y amanecer de una era de
las comunicaciones caracterizada por «la liber-
¿Cuál es la relación adecuada entre la democra- tad y la elección, y no por la reglamentación y
cia y los medios de comunicación? ¿Constituye la escasez» (Rupert Murdoch).
la libertad de comunicación a través de los pe- Mencionamos aquí a Rupert Murdoch por-
riódicos, la radio y la televisión un ideal prácti- que su critica del principio de los medios de
co alfinaldel siglo X X ? Las nuevas tecnologías comunicación controlados por el estado es un
de la comunicación, c o m o el telefax, la radiodi- ejemplo de la extraordinaria resurrección del
fusión por satélite y el co- viejo lenguaje de la «liber-
rreo electrónico, ¿promue- tad de prensa»1. Murdoch
John Keane es profesor de ciencias polí-
ven u obstaculizan el pro- ticas y director del Centre for Study of insiste en que la competen-
ceso de democratización? Democracy, Polytechnic of Central cia del mercado es la condi-
London, 70 Great Portland Street, Lon- ción clave de la libertad de
Estas cuestiones, que dres W I N 5AL, Reino Unido. Es autor
durante m u c h o tiempo las de numerosos libros. Su obra m á s re- prensa, radio y televisión,
ciencias sociales han deja- ciente: The Media and Democracy entendida c o m o libertad
do de lado, se están convir- (1991). En la actualidad, está elaboran- frente a la interferencia es-
do un estudio sobre Thomas Paine y di-
tiendo en temas del día. E n rige The History of Democracy, que apa- tatal. El funcionamiento
países c o m o Estados Uni- recerá en diversos volúmenes. del mercado en los medios
dos, Italia, Polonia y el Rei- de comunicación garantiza
no Unido está sucediendo la competencia. La compe-
algo curioso. La vieja ter- tencia induce a los consu-
minología de la «libertad midores individuales a de-
de prensa», configurada cidir lo que quieren c o m -
por la ideología basada en prar, mantiene u n bajo
la competencia del mercado privado, está re- nivel de precios y un elevado nivel de calidad y
gresando por todo lo alto al primer plano del obliga a los proveedores a arriesgarse y a inno-
debate público acerca de la forma futura de los var continuamente para no perder parcelas de
medios de comunicación de masas. Esta termi- negocio frente a rivales que ofrecen mejores
nología ha causado una crisis en la actual c o m - productos. U n a prensa controlada por particu-
prensión del proceso de representación de los lares y un sistema de radiodifusión y televisión
medios de comunicación. La historia parece re- de múltiples canales con una diversidad de pro-
petirse. Los héroes muertos en las primeras lu- pietarios es u n baluarte de la libertad, una espi-
chas modernas en pro de la libertad de comuni- na permanente en el flanco de los protagonistas
cación vuelven a la vida. Los debates de políti- de las ciudadelas culturales y la tiranía estatal.
ca acerca de la prensa, y en particular la radio y La competencia garantiza la libertad de entrada
la televisión, adoptan de m o d o creciente térmi- en los mercados de opinión a cualquier empresa
que crea tener algo que los particulares deseen del bien público, no un medio de manipular a
escuchar, leer o contemplar. Por consiguiente, la gente, entretenerla o satisfacer sus caprichos
los medios de comunicación dirigidos por el pasajeros. Según el dictamen n ú m . 59 de la
mercado atienden a audiencias tanto masivas Corte Costituzionale italiana, de 6 de julio de
como minoritarias, liberándolas de los buró- 1960, se inspiran en los principios de «objetivi-
cratas de la televisión, la radio y la prensa. N odad, imparcialidad, globalidad y continuidad
sólo personalidades de la industria de la c o m u -
en beneficio del país». E n realidad, la radio pú-
nicación c o m o Murdoch, sino también intelec- blica, sofoca la representación de las necesida-
tuales liberales partidarios del mercado, perso- des y preocupaciones de los individuos, favore-
nalidades de la industria de los medios de ce una utilización ineficaz del espectro de
comunicación, políticos y miembros del go- frecuencias y, por consiguiente, es causa de su
bierno, así c o m o partidarios de acuerdos supra-escasez. Las decisiones de programación de los
nacionales c o m o el Tratado de R o m a , han de-burócratas del servicio público no están suje-
s e m p e ñ a d o u n papel decisivo en la tas, además, a una justificación continua y de-
popularización de estos argumentos. La desre- tallada. Esos burócratas se dedican a revisar
glamentación es la ideafijaen favor de un mer- constantemente los programas y calendarios, y
cado liberal. Los medios de comunicación or- a la larga ejercen un poder que les permite po-
ganizados y protegidos por el Estado, ner fin a contratos que no les gusten. La radio-
especialmente en la radio y la televisión, se difusión de titularidad pública implica una
condenan categóricamente por poco democrá- censura sistemática y arbitraria de la elección
ticos. D e ellos se dice que son de elevado costo de los consumidores y amenaza la libertad de
y baja eficiencia y que están plagados de prácti- expresión.
cas restrictivas, y también se les critica por ig- A juicio de los partidarios del mercado, «la
norar los intereses de la industria publicitaria. idea del personal de comunicación c o m o fidu-
La restricción de la publicidad ofrecida a pre- ciarios de la comunidad debe sustituirse por
cios competitivos parece tener consecuencias una imagen de este m i s m o personal c o m o par-
poco convenientes para la economía en general ticipante en el mercado» 2 . L a reglamentación
y para los consumidores de los medios de difu- pública monopolística de los medios de c o m u -
sión en particular. Los mercados de publicidad nicación ya no está justificada. Es una especie
libres proporcionan una mejor información. de socialismo ya superado. D a d o que el socia-
Estimulan los productos innovadores, reducen lismo se considera c o m o una desviación provi-
los precios y promueven la competencia entre sional en la ruta del capitalismo al capitalismo,
las empresas. En cierta medida, la publicidad lafinalidadamplia de una política de medios
de mercado proporciona también unos medios de comunicación debe consistir en «romper el
de comunicación «libres», ya que los costos pu- lomo» del socialismo, desarrollando un siste-
blicitarios no se imponen directamente a los m a de competencia basada en el mercado que
lectores del periódico o a los televidentes. Los proporcione a los lectores, televidentes y radio-
mercados de publicidad libres garantizan a las yentes el mayor número posible de fuentes al-
audiencias una selección auténtica de progra- ternativas, y los considere así c o m o pueblo so-
mas y a los publicitarios que gocen de una c o m -berano. El m e r c a d o competitivo es u n
petencia genuina en la compra de tiempo de mecanismo no superado para descubrir, m e -
emisión. diante su ensayo en la práctica, lo que quieren
Por último, los liberales partidarios del los consumidores, c ó m o pueden satisfacerse
mercado atacan el paternalismo de los medios sus necesidades al costo m á s bajo posible y qué
protegidos por el Estado. Según ellos, el princi- ideas y gustos nuevos y apasionantes pueden
pio de la radiodifusión c o m o servicio público llamar su atención.
es elitista, esnob y basado en prejuicios antico- E n la práctica, esta afirmación tiene conse-
merciales. Presupone erróneamente, además, cuencias radicales. La radiodifusión y televi-
que todo país puede y debe tener acceso al mis- sión públicas han de hacerse m á s ágiles, c o m -
m o número de canales, que ofrezcan todos ellos petitivas y eficientes, y si quieren sobrevivir a
programas de amplio atractivo y que atiendan largo plazo (los liberales partidarios del merca-
a todos los gustos. Los medios de titularidad o do están divididos en cuanto a la conveniencia
de servicio público afirman ser un instrumento de que sobrevivan) deben reducirse a la condi-
La democracia y los medios de comunicación 551
ción de ser sólo uno m á s entre muchos compe- proporcionan un espectro suficiente para con-
tidores que buscan el dinero de los ciudadanos. seguir un aumento espectacular del número de
H a y que alentar la creación de nuevos canales canales. D e ahí que ofrezcan una mayor elec-
de radio y televisión bajo control privado. Los ción al consumidor desde el punto de vista cua-
servicios de transmisión deberían privatizarse litativo, y por consiguiente la posibilidad de
gradualmente. Habría que someter a licitación poner fin a la conocida división entre edición y
competitiva contratos de explotación concedi- emisión, facilitando la competencia de merca-
dos a empresas independientes. E n vez de la do en ambas esferas. Algunos liberales partida-
práctica consistente en que el gobierno asigne rios del mercado ponen de relieve la manera en
frecuencias a los receptores elegidos mediante que la aparición del cable ha eliminado las li-
un proceso político, esas asignaciones deberían mitaciones del espectro4. Otros hablan de «una
arrendarse, venderse o licitarse al precio exis- cornucopia mundial de programas» ( M u r -
tente en el mercado. Los actuales concesiona- doch), que abarcaría un número casi infinito de
rios podrían recibir derechos de participación bibliotecas de datos, educación y entreteni-
en las frecuencias de que disponen. U n a vez miento conectadas por un cable defibraóptica
efectuada esta concesión inicial, los concesio- a telecomputadoras, todas ellas con plena capa-
narios y los participantes en la licitación po- cidad de interactividad. Otros aun (especial-
drían comprar y vender libremente las licen- mente los que se sienten atraídos por el deter-
cias de difusión3. Las tasas en concepto de minismo tecnológico) prevén una era en la que
licencia deberían eliminarse gradualmente, «las tecnologías de la comunicación servirán
sustituyéndose por la suscripción. Habría que para ampliar la libertad h u m a n a en todas par-
suprimir todas las restricciones de los sistemas tes y para que la gente se vea aconsejada»5. T o -
de canales y programas de pago, no sólo por dos ellos están de acuerdo en que las fuerzas de
cable sino también de funcionamiento terrestre mercado y los «dólares de la publicidad», y no
y por satélite. Habría que promover la exten- los «megahertzios»6 son hoy día el elemento
sión de los sistemas de distribución por cable y fundamental que determina el volumen de ra-
por vídeo multipunto ( M V D S ) que utilizan fre- dio y televisión a disposición de los consumi-
cuencias de microondas para suministrar imá- dores.
genes. Se afirma que los medios de este tipo
basados en sistemas de suscripción son m u y
convenientes porque permiten un mayor grado Fallos del mercado
de elección gracias al vínculo directo contrac-
tual y monetario existente entre las audiencias Los que se oponen al liberalismo de mercado se
y los difusores. Asimismo, debería incluirse un sienten alarmados por estas proposiciones, y
mayor volumen de publicidad en la política de con razón. Sus críticas son fuertemente e m o -
difusión. Por regla general, deberá instalarse un cionales. El ataque de los partidarios del libera-
régimen de programación «ligero». lismo de mercado contra la publicidad y el pa-
E n resumidos términos, los liberales parti- ternalismo monopolístico, la m a n o de obra y
darios del mercado insisten en que hay que ani- costos superfluos, de los medios protegidos por
mar o encauzar el sistema de medios de c o m u - el Estado -afirman estos oponentes-, es en rea-
nicación para que se conviertan en productos lidad una receta para la «americanización» de
corrientes. El sistema ha de hacerse m á s c o m - los medios de comunicación, un permiso de ac-
petitivo y rentable, ha de aprender a apreciar la tuación de los publicitarios y los grandes nego-
desreglamentación y, en el campo de la radiodi- cios. Los críticos señalan los efectos decadentes
fusión y la televisión, ha de reconocer forzosa- de la desreglamentación de la difusión en Ita-
mente que ha dejado de ser cierta la vieja afir- lia, especialmente el crecimiento de la TVspaz-
mación de los servicios públicos de que n o zatura (televisión-basura). Los críticos de la re-
existe un espectro suficiente de frecuencias pa- glamentación insisten en este punto a nivel de
ra crear m á s canales de televisión y de radio. la C E E . Estos críticos admiten que el intento de
Las nuevas tecnologías evidencian claramente armonizar las políticas de los Estados M i e m -
que la escasez no es u n hecho objetivo y que es bros en materia de medios de comunicación y
la política y no la física lo que produce una es- crear un mercado europeo unificado (de con-
casez de frecuencias. Las nuevas tecnologías formidad con el Tratado de R o m a ) aumentará
552 John Keane
La televisión, instrumento de información, pero también de banalización: una joven contempla en la pequeña
pantalla una imagen violenta, p. Zachmann/Magnum.
por los «mercados libres». U n ejemplo de ello obtienen sus beneficios de la venta de los apa-
es la poca disposición de los capitalistas a in- ratos y del desarrollo subsiguiente de los mer-
vertir en empresas de videotex. En Francia, se cados de productos de consumo duraderos, ta-
proporcionó por primera vez a un amplio pú- les c o m o los descodificadores de télétex.
blico un servicio gráfico de videotex, Teletel/ La afirmación de que el mercado permite
Minitel, gracias al apoyo activo de la D G T , el un m á x i m o de libertad de elección individual
organismo oficial de telecomunicaciones fran- también es dudosa. E n la práctica, la compe-
cés. E n otros países, esta tecnología sólo se ha tencia de mercado ilimitada tiende a operar
proporcionado mediante grupos cerrados de fuertemente contra las posibilidades de elec-
usuarios, sin facilitar grandemente la utiliza- ción de los ciudadanos, especialmente de las
ción del sistema - c o m o en los casos de Prestel minorías o de las mayorías provisionales o flo-
en el Reino Unido, Telidon en Canadá, y Bild- tantes. Las empresas de radio y televisión, por
schirmtext en la República Federal de Alema- ejemplo, saben que cuando compiten, el mejor
nia- porque ningún inversionista privado, pu- m o d o de conseguir una audiencia m á x i m a es
blicitario o gobierno estaba dispuesto a asumir atender los gustos m á s elementales, ofreciendo
los riesgos resultantes de la introducción del programas de carácter popular. Esto conduce a
sistema para el público en general. una insuficiente diversidad de programación y
Debido al rendimiento relativamente bajo a una duplicación antieconómica de los tipos
de las amplias inversiones estructurales reque- de programas. L a oferta global de programa-
ridas, el capital privado dirige sus inversiones a ción se hace m á s reducida, m á s repetitiva y
otros lugares o bien espera la intervención del m á s previsible.
Estado, lo que hace que en la práctica los con- La competencia de mercado ilimitada ope-
tribuyentes asuman el costo del sistema de dis- ra también por otro concepto contra la capa-
tribución. Entre tanto, las empresas privadas cidad de elección de los ciudadanos. L a par-
554 John Keane
tad de comunicación. Estos mercados crean ba- reputación, tamaño, diversidad y posición pri-
rreras al ingreso, monopolios y restricciones a vilegiada les permite atraer a personas con ta-
la posibilidad de elección, y hacen que en la lento, innovar y producir programas equilibra-
actualidad la información pueda definirse co- dos y de calidad.
m o un producto susceptible de convertirse en N o hay que subestimar las importantes rea-
propiedad privada, m á s que c o m o un bien pú- lizaciones prácticas de los medios del servi-
blico. Existe una contradicción estructural en- cio público en este sentido13. El intento del si-
tre la libertad de comunicación y la libertad ili- glo X X de proporcionar un servicio de progra-
mitada del mercado. Los mercados son estruc- m a s mixtos en los canales nacionales de radio y
turas complejas, dentro de las cuales los televisión a disposición de todo el m u n d o , con
decisores de las empresas actúan habitualmen- frecuencia superando problemas técnicos y
te c o m o censores. La competencia del mercado consideraciones comerciales apremiantes, ha
produce la censura de mercado 1 '. La propiedad ampliado posiblemente los horizontes del reco-
privada de los medios favorece la arbitrariedad nocimiento de la vida social por parte del pú-
privada. Los que controlan el mercado de pro- blico. Durante un tiempo, la práctica de la
ducción y distribución de la información deter- «provisión básica» (Grundversorung, en térmi-
minan antes de la publicación qué productos nos del Tribunal Constitucional Federal de
(libros, revistas, periódicos, programas de tele- Alemania) contribuyó a reducir el carácter de
visión, programas informáticos) se producirán producto de los medios de comunicación. Esta
en masa y, por consiguiente, qué opiniones se práctica reducía el papel de la contabilidad, la
introducirán oficialmente en el «mercado de insolencia de las empresas y la codicia en gene-
opinión». ral c o m o principales cualidades necesarias pa-
ra la gestión de los medios de comunicación.
Gracias a ello se han aplicado normas naciona-
Los medios de comunicación c o m o les específicas que abarcan cuestiones c o m o la
servicios públicos cantidad y el tipo de publicidad, el acceso a la
política, un tratamiento equilibrado de las no-
Es evidente que si se quiere defender el papel ticias y las cuotas de programación extranjera.
de los medios de comunicación c o m o un bien Durante un tiempo se consiguió proteger los ni-
público -contra el control estatal y las iniciati- veles de empleo en las industrias nacionales de
vas de privatización del liberalismo de merca- radiodifusión de países c o m o Canadá, Austra-
d o - es necesario determinar claramente y de lia, Reino Unido y República Federal de Ale-
m o d o plausible su papel e importancia. Por mania. El modelo de servicio público ha legiti-
desgracia, el argumento actual en favor de los m a d o la presencia de ciudadanos corrientes en
medios c o m o servicios públicos se ve obstacu- programas que tratan de cuestiones y proble-
lizado por un profundo problema de legitimi- m a s controvertidos. También ha contribuido a
zación. Al igual que los sindicatos, los partidos dar respetabilidad a los estilos idiomáticos y
políticos y los órganos legislativos, los medios coloquiales. Y , lo que es m á s importante, ha
de comunicación públicos están sumidos en puesto en conocimiento del público los place-
una profunda incertidumbre en lo que respecta res de la vida corriente, creando programas de
al alcance y naturaleza de su actual papel en entretenimiento con juegos que practican los
representación de su audiencia en el Estado y ciudadanos, hablando de sus experiencias o
en la sociedad civil. Los medios públicos adole- complaciéndose en manifestaciones tan dispa-
cen en la actualidad de un profundo descon- res c o m o son un partido de fútbol o de tenis,
cierto, causado por la debilitación y la «balca- ceremonias religiosas o las últimas novedades
nización» de las antiguas formas de represen- de música ligera.
tación12. N o obstante, no es seguro que los medios
U n síntoma de este desconcierto es el m o d o existentes sean un baluarte contra las confusio-
en que los partidarios del servicio público de- nes y las limitaciones de los medios comercia-
fienden sus ideas con una tautología paralizan- les. La reacción de considerar los medios públi-
te: los medios públicos se ven c o m o un sinóni- cos existentes c o m o parangones de «calidad»,
m o de instituciones tales c o m o la R A Í , la B B C «equilibrio», y «accesibilidad universal» es
y las emisoras de los Länder de Alemania, cuya miope, ya que subestima la manera en que el
556 John Keane
cambio tecnológico -el advenimiento del ca- de hablar y de ser visto y oído. Estos medios
ble, el satélite, la televisión y la radio comunita- establecen una plantilla de personal habitual
ria- ha destruido lentamente pero con seguri- -periodistas, presentadores, comentadores, ex-
dad el argumento tradicional de que la escasez pertos académicos, hombres de negocios, polí-
de frecuencias disponibles confiere a la radio y ticos, sindicalistas y personalidades culturales-
a la televisión del servicio público la condición que se convierten en representantes acredita-
de «monopolio natural» dentro de los límites dos de la experiencia y del gusto del público
de una determinada nación-Estado. Los defen- gracias a su participación regular en la pan-
sores de los actuales medios de titularidad pú- talla.
blica subestiman también el m o d o en que el Todos estos son argumentos en favor de los
universalismo y las supuestas normas de «equi- partidarios del mercado, y por ello los defenso-
librio» y «calidad» de los medios públicos exis- res del modelo de servicio público, que sólo ha-
tentes suelen ser percibidos por ciertas audien- blan de preservar la calidad y el «equilibrio»
cias c o m o «poco representativos». El reperto- del sistema existente, cometen u n error estraté-
rio de programas emitidos en un medio de gico crucial. «Salvemos el modelo de servicio
titularidad pública no puede agotar la multipli- público» es una posición destinada al fracaso
cidad de opiniones de una sociedad compleja en el combate contra el liberalismo de merca-
(aunque no plenamente pluralista) en movi- do, porque concede demasiado. Los liberales
miento. El alegato de representatividad del ser- partidarios del mercado tratan de reescribir la
vicio público es una defensa de la representa- historia, presentando la reglamentación públi-
ción virtual de un todoficticio,u n recurso a la ca c o m o un factor paternalista, timocrático, y
programación que simula las opiniones reales y un ataque contra el viejo patrimonio america-
los gustos de algunos de aquellos al que va diri- no y europeo de libertad frente al control esta-
gido. tal. Esto sirve para recordar que las tradiciones
La música es un ejemplo pertinente. A u n - no crecen en los árboles, sino que se hacen, re-
que, por razones obvias, la música ha ocupado hacen y deshacen constantemente. Ello nos re-
siempre la mayor parte del tiempo radiado, a la cuerda también que los que controlan la pro-
larga ha resultado imposible prever una progra- ducción de tradiciones, que dominan el presen-
mación que atraiga en general a todos los públi- te y manipulan el pasado, controlarán también
cos de la radio pública porque no ha existido el futuro. Y h e m o s de recordar, asimismo, que
nunca una cultura musical c o m ú n . Diferentes debería haberse planteado desde hace tiempo
músicas atraen a diferentes públicos, cuyo re- el debate sobre quién heredará la vieja termi-
chazo suele ser tan vivo c o m o sus preferencias, nología europea y americana de la «libertad de
y por ello la historia de la radio en el siglo X X ha prensa». A d e m á s , imponerse en estas contro-
dado lugar a una fragmentación gradual de las versias es indispensable para la supervivencia y
audiencias masivas en públicos de gustos dis- el desarrollo de u n sistema de comunicaciones
tintos14. Los medios públicos encorsetan a las de titularidad pública que supere las deficien-
audiencias y vulneran su propio principio de cias del liberalismo de mercado, y que, en con-
igualdad de acceso de todos a los programas secuencia, sea m á s auténticamente abierto y
recreativos, las noticias y los programas cultu- pluralista, así c o m o m á s accesible a los ciuda-
rales en u n sector de dominio público. Por u n danos de todas las creencias.
afán de «equilibrio», y debido también a las Pero, ¿cómo se verá en la práctica un m o d e -
previsiones oficiales y a la posibilidad de liti- lo de servicio público redefinido, ampliado y
gios, la representación en el servicio público de m á s accesible y responsable? ¿Cuáles serán sus
temas tales c o m o la sexualidad, la política y la principios rectores? ¿ C ó m o podrá abordar las
violencia también suele ser tímida. Algunas co- tendencias paralizantes de las comunicaciones
sas no pueden transmitirse, o no pueden trans- con base en el mercado y las nuevas formas de
mitirse de un m o d o determinado, y cuando se censura política en los regímenes democráti-
transmiten se suele pasar por alto sus efectos cos? ¿ C ó m o podrá un modelo revisado legiti-
m á s perturbadores, preocupantes u ofensivos. marse a sí m i s m o de un m o d o m á s convincente
Los medios públicos -que a este respecto no se que en la actualidad? E n resumen, ¿qué podrá
diferencian de sus competidores comerciales- significar «libertad de comunicación» a finales
distribuyen desigualmente las posibilidades del siglo X X ?
La democracia y los medios de comunicación 557
La forma en que los medios de comunicación transmitieron la guerra del Golfo, en enero-febrero de 1991, ha sido
cuestionada: bombardeo de Bagdad, a través de la cadena americana C N N . Gamma.
Los medios de titularidad pública deben ción que funcionen c o m o aguijones permanen-
constituirse sobre la base de las realizaciones tes del poder político (contribuyendo así a re-
del modelo original de servicio público en lo ducir al mínimo la censura política) y que sir-
relativo a la disminución de su carácter de pro- van c o m o medios primarios de comunicación
ducto, reconociendo al propio tiempo que se de los ciudadanos que se encuentran en una so-
han sumido en una crisis profunda e irreversi- ciedad civil pluralista. Ello exige también la
ble. U n modelo de servicio público fundamen- adopción de medidas que protejan a la socie-
talmente revisado tiene que tener por objetivo dad civil contra los efectos paralizantes de los
facilitar una comunidad auténtica de formas de medios basados en el mercado. Requiere asi-
vida, gustos y opiniones, para habilitar a una m i s m o la reglamentación y la m á x i m a reduc-
pluralidad de ciudadanos que no están gober- ción posible del poder empresarial privado so-
nados por estados despóticos ni por las fuerzas bre los medios de comunicación. N o es pro-
de mercado. Debe distribuir entre ellos una bable, desde luego, que se pueda llegar a elimi-
amplia variedad de opiniones. Debe permitir- nar las transacciones del mercado en el seno de
les vivir dentro del marco de estados constitu- una sociedad civil, compleja y pluralista. Las
cionales multifacéticos que sean responsables transacciones de mercado pueden funcionar
ante sus ciudadanos que trabajan y consumen, c o m o útiles accesorios de la vida social, promo-
viven y a m a n , discuten y se reconcilian dentro viendo suflexibilidady eficiencia16. Pero al
de sociedades civiles independientes y autoor- contrario de lo que quieren los liberales parti-
ganizadas que soportan y trascienden los estre- darios del mercado, ello no significa que la so-
chos límites de las instituciones estatales15. ciedad civil y sus medios de comunicación de-
E n la práctica, la redefinición del modelo de ban estar dirigidos por las «fuerzas de merca-
servicio público exige el desarrollo de una plu- do». N o hay nada «natural» ni «necesario» en
ralidad de medios no estatales de comunica- unos medios de comunicación de propiedad y
558 John Keane
medios de comunicación abandonados. La li- suprimir el presente sistema por el cual el go-
bertad de comunicación exige el apoyo público bierno nombra a su dirección, reconociendo
a nuevas empresas, particularmente en sectores que su mandato inicial no es plenamente ase-
c o m o el videotex y el correo electrónico, en los
quible y promoviendo su democratización in-
que los costos de entrada y los peligros para losterna (quizá con criterios similares a los del sis-
inversionistas potenciales son prohibitivamen- tema adoptado en Alemania, donde represen-
te altos. La libertad de comunicación exige in- tantes de «grupos socialmente relevantes»,
dudablemente el establecimiento de empresas incluidos los partidos políticos, han ejercido
de edición y difusión de propiedad pública, que cierta influencia en cuestiones tales c o m o los
utilicen los fondos recogidos mediante la impo- programas, los presupuestos de personal y la es-
sición sobre los ingresos de publicidad o un de- tructura de la organización). Otros ejemplos en
recho por utilización de las diversas frecuen- este sector son el desarrollo de una industria
cias para facilitar el establecimiento de nuevas cinematográfica y estudios de grabación locales
empresas innovadoras que pongan a prueba el independientes y el arrendamiento de instala-
mercado. Hace falta un mayor apoyo público ciones de radiodifusión. Los periódicos políti-
para las empresas de producción pequeñas que cos pueden recibir subvenciones del sector pú-
operan dentro de un mercado reglamentado y blico. Puede establecerse una red densa y de
realizan una programación especial. Y , sobre fácil acceso de bibliotecas comunitarias equi-
todo, en la transición hacia un orden m á s de- padas con las tecnologías de información m á s
mocrático, la supresión de la censura estatal y recientes. Los editores y distribuidores consti-
. del mercado exige dar trato preferencial a los tuidos en cooperativas, las estaciones de radio
editores de información que sigan u n criterio comunitarias y otros medios tradicionales no
pluralista. A este respecto, cabe citar c o m o lucrativos seguirán desempeñando un impor-
ejemplos los medios de comunicación indepen- tante papel en el fortalecimiento de las bases de
dientes y rigurosos c o m o El País, diario funda-
una sociedad civil pluralista. U n a comunica-
do unos pocos meses después de la muerte de ción interpersonal m á s ágil podría asegurarse
Franco, y el periódico checoslovaco Lidové No- mediante lafinanciaciónpública y la distribu-
viny, los cuales han desempeñado un papel fun- ción equitativa de contestadores automáticos,
damental en la lucha por los derechos democrá- telefax, videotex y sistemas de correo electróni-
ticos. co. El desarrollo de servicios de compra por te-
Es inevitable que la imposición de límites levisión con fondos públicos, que son extrema-
m á s estrictos a la producción y circulación de damente útiles para los ciudadanos de la terce-
opiniones mediante transacciones de mercado ra edad o que no pueden salir de sus domicilios,
implique una mayor supervisión estatal de la debe gozar también de prioridad. Asimismo,
sociedad civil. Por eso es tan importante una puede proporcionarse asistencia para el desa-
disposición constitucional nueva que garantice rrollo de nuevos tipos de equipo -televisiones
que el poder político sea permanentemente res- interactivas, copiadoras digitales, cámaras de
ponsable ante sus ciudadanos. Por ello, tam- vídeo y sintetizadores musicales- que puedan
bién, para socavar el poder estatal secreto y el contribuir a la comunicación de opiniones en-
poder del mercado, es necesario desarrollar tre grupos de ciudadanos.
una densa red de medios de comunicación que E n la medida de lo posible, estos medios de
no estén controlados por el Estado ni por los comunicación no estatales ni pertenecientes al
mercados comerciales. Instituciones de comu- mercado deberán aprovechar la mayor flexibi-
nicación de la sociedad civil, financiadas públi- lidad y poder y los menores costos de elabora-
camente, no lucrativas y legalmente reconoci- ción de la información gracias a las nuevas tec-
das, algunas de ellas administradas por volun- nologías microelectrónicas. Estas tecnologías,
tarios, son un ingrediente esencial de un c o m o han señalado en seguida los liberales par-
modelo revisado de servicio público. Se nos tidarios del mercado, tienen profundas conse-
ocurren numerosos ejemplos. El modelo de ins- cuencias para un modelo revisado del servicio
titución que representa la B B C , financiada con público. Son tecnologías revolucionarias de im-
los derechos de licencia, podría seguir siendo portancia decisiva, cuyos efectos de reducción
un símbolo para el sector no estatal y tampoco de costos y capacidad de aplicación cada vez
vinculado al mercado, pero sólo al precio de m á s amplia en toda la sociedad civil y en el
560 John Keane
Estado permiten que los ciudadanos se pongan emisión son intangibles («éter») y sólo adquie-
en comunicación por medios antes impensa- ren significación c o m o propiedad en conjun-
bles. E n potencia, son una especie de «técnicas ción con los medios técnicos de transmisión y
democráticas» (Mumford). Su funcionamiento recepción. U n problema similar de definición
necesita todavía ciertas mejoras. La capacidad se observa claramente en el trato de los siste-
de los canales defibraóptica, la calidad de los m a s postales y las redes telefónicas c o m o trans-
programas informáticos, la capacidad de m e - portistas comunes de señales. Este problema de
moria de acceso aleatorio, la densidad de cir- definición de los derechos de propiedad se ve
cuitos integrados y la velocidad de elaboración sumamente complicado por las tecnologías mi-
siguen conociendo una rápida mejora. N o obs- croelectrónicas. Para los productores de infor-
tante, estas tecnologías tienen en c o m ú n diver- mación resulta difícil mantener sus «produc-
sas características propias. Todas ellas tratan tos», escasos y exclusivos. Estos productores
en forma digital toda clase de información (ha- alegan leyes de derechos de autor, frustran in-
blada, textual, vídeo, gráfica) facilitando así la tentos de copiar datos, interfieren las señales y
transferencia de los mismos datos entre los di- organizan otras acciones de retaguardia. Pero
ferentes medios. Las nuevas tecnologías redu- la información es ampliamente reproducida,
cen el costo relativo de la elaboración de infor- transmitida, muestreada y reconfigurada sin
mación; hoy día pueden realizarse operaciones permiso. E n Estados Unidos, donde el «robo»
en gran escala que anteriormente habrían sido de señales de televisión por satélite debía pre-
impensables. El tamaño cada vez menor del venirse interfiriendo estas señales con el sistema
equipo y la velocidad creciente de elaboración supuestamente seguro VCII, se calcula que en la
de la información y las capacidades de verifica- actualidad se utiliza ilegalmente u n 50 % de los
ción de errores permiten también la realización aparatos antiinterferencias, que se emplean para
de operaciones en pequeña escala, descentrali- burlar los controles de los transmisores. Estas
zadas y de fácil acceso, en un marco de mayor prácticas ponen en tela de juicio el principio de
coordinación y control estratégico que caracte- los medios de comunicación de control privado.
riza a las operaciones a largas distancias. A d e - La comunicación acaba viéndose c o m o un flujo
m á s - y esta característica es crucial- las nuevas entre diversos públicos, más que c o m o un produc-
tecnologías de la información ponen fin al m o - to que puede ser objeto de propiedad privada,
delo tradicional de la televisión y la radio con- c o m o una cosa. Esta tendencia podría verse re-
sistente en ofrecer una serie continua de pro- forzada por las redes digitales de alta capacidad
gramas a audiencias masivas. Los nuevos servi- (como la I S D N ) que se están proyectando y cons-
cios electrónicos, en cambio, refuerzan el papel truyendo en Japón, Europa, Estados Unidos y
de la emisión limitada, frente a la emisión ge- otros lugares. Estas redes permiten que indivi-
neral. Ofrecen información de carácter m á s in- duos y grupos transmitan mensajes «privados»
dividualizado; en un m o m e n t o determinado, el mediante una red común, con la única condición
«receptor» tiene que elegir o procesar la infor- de sufragar el costo de la transmisión, que en to-
mación específica que desee20. do caso podría reducirse tratando las redes como
un servicio público y no c o m o una fuente de be-
Al propio tiempo, y paradójicamente, las
neficios privados.
tecnologías microelectrónicas tienden a «socia-
21
lizar» ciertos medios de comunicación . Estas
tecnologías refuerzan el principio de que los
medios de comunicación pertenecen al público ¿Y la democracia?
en general. Las nuevas tecnologías fortalecen la
tendencia a que el derecho a disponer privada- E n la práctica, estas prioridades alterarían radi-
mente de la propiedad quede anticuado en el calmente la definición actual del modelo de
c a m p o de las comunicaciones. Siempre ha sido servicio público, sin capitular ante los encantos
difícil definir el derecho de propiedad en los del neoliberalismo. E n adelante, los medios de
medios de difusión. Los titulares de derechos a servicio público se remitirían a la entera in-
ocupar una parcela de tierra o a explotar un fraestructura de instituciones de comunicación
yacimiento de oro debajo de su superficie pue- no estatales o financiadas y protegidas por el
den establecer con precisión las dimensiones Estado que sirven para distribuir opiniones en-
de su pretensión. E n cambio, las frecuencias de tre una amplia pluralidad de ciudadanos. Entre
La democracia y los medios de comunicación 561
Faye Dunaway en «Network» (1977), película americana de Sydney Lumet inspirada en las grandes compañías de
televisión de E E . U U . D . R .
las principales ventajas del modelo de servicio cio público revisado ofrece una ventaja adicio-
público revisado, aquí descrito,figurael reco- nal, por cuanto tiene en cuenta las dudas sobre
nocimiento teórico y práctico de su compleji- si puede confiarse en que una persona, grupo,
dad. El modelo reconoce que la «libertad de co- comité, partido u organización determinado
municación» consiste en un conjunto de liber- decida opciones superiores sobre cuestiones de
tades (potencialmente) conflictivas. Reconoce interés para los ciudadanos. E n resumidos tér-
asimismo que en una sociedad compleja es in- minos, el modelo de servicio público puede
viable el supuesto original del servicio público verse c o m o un requisito fundamental de una
de que los ciudadanos de una nación-estado sociedad abierta, tolerante y viva, en la que se
puedan hablarse entre sí como una familia sen- ponga freno a los grandes dogmas y las peque-
tada en torno al hogar, que es imposible que ñas ortodoxias de toda clase y en la que, gracias
todos los ciudadanos se dediquen simultánea- a la existencia de una auténtica pluralidad de
mente a enviar y recibir información, que en los medios de comunicación, diversos indivi-
un determinado m o m e n t o de tiempo y espacio duos y grupos puedan expresar abiertamente su
sólo ciertos individuos y grupos optarán nor- solidaridad (o su oposición) con las preferen-
malmente por comunicarse con otros, y que cias, propuestas, gustos e ideales de otros ciu-
(como se afirmaba en la famosa decisión «Red dadanos.
Lion» del Tribunal Supremo de Estados Uni- E n este punto se plantean cuestiones funda-
dos)22, esta libertad de expresar públicamente mentales en relación con la democracia: ¿servi-
opiniones no equivale a la libertad de poseer y rá un modelo de servicio público revivificado y
controlar los medios de comunicación, a la li- ampliado para reforzar los acervos tradiciona-
bertad del público a ser informado, ni de guar- les de la democracia? ¿Podría imponer un cam-
dar silencio. Al reconocer la complejidad, la di- bio radical en nuestro conocimiento de sus
versidad y la diferencia, este modelo de servi- principios y conocimientos? ¿Podría profundi-
562 John Keane
zar nuestra apreciación de sus ventajas positi- vil mediante diversos mecanismos -partidos
vas y sus limitaciones? políticos, parlamentos, medios de comunica-
Es importante dar respuestas claras a estas ción- que mantienen abiertos los canales entre
cuestiones, aunque sólo sea porque el concepto el Estado y las instituciones sociales23.
de democracia se encuentra actualmente sumi- «Pero, ¿qué tiene de tan bueno la democra-
do en la confusión. ¿Qué significa exactamente cia, aparte del hecho de que casi todo el m u n d o
democracia en este contexto? El concepto de dice hoy día que es algo bueno?» -podría pre-
democracia ha recibido diversas interpretacio- guntar un crítico. «¿Por qué simpatizar con el
nes, a medida que sus custodios cambiaban. La método democrático, especialmente teniendo
lucha por controlar la definición de democra- en cuenta que en la historia del pensamiento
cia es una característica intrínseca de las socie- político la democracia ha tenido muchos más
dades modernas. Sin embargo, democracia no enemigos que amigos?»
es una palabra a la que pueda dársele cualquier Estas preguntas aprovechan la falta de con-
significado. La democracia se define mejor co- fianza de la democracia en sí misma, desde el
m o u n sistema de reglas de procedimiento con punto de vistafilosófico.Es necesario respon-
implicaciones normativas. Estas reglas especi- derlas. En un famoso aforismo, Novalis señaló
fican quién está autorizado a tomar decisiones que lafilosofíatenía que explicarse en sí m i s m a
colectivas y mediante qué procedimientos de- c o m o tal filosofía. Este aforismo se aplica
ben adoptarse estas decisiones, independiente- igualmente a la teoría democrática contempo-
mente del sector en el que se practique la d e m o - ránea, que se está despertando lentamente de
cracia. E n contraste con todas las formas de go- un largo período de jubilosa celebración. Pese a
bierno heterónomo, la democracia comprende su actual popularidad, los ideales democráticos
procedimientos para llegar a decisiones colecti- pueden compararse hoy a un vagabundo ebrio
vas de m o d o que se garantice la participación que se dirige tambaleando a una farola buscan-
m á s completa posible y mejor desde el punto do apoyo y no iluminación. Esto no ha sido
de vista cualitativo de las partes interesadas. siempre así. En los dos últimos siglos, los pen-
C o m o mínimo - y aquí se ven claramente las sadores democráticos de Europa y otros lugares
implicaciones normativas de mi definición de trataron de justificar la democracia remitién-
democracia como procedimiento- los procedi- dose a un principio sustantivo básico. Pueden
mientos democráticos incluyen el sufragio citarse muchos casos: la creencia de Mazzini y
igual y universal de los adultos, la norma mayo- de otros en que el desarrollo de la democracia
ritaria y la garantía de los derechos de las mino- es una ley de la historia; el argumento de T o m
rías, lo que asegura que las decisiones colecti- Paine, Georg Forster y otros en el sentido de
vas sean aprobadas por un número considera- que la democracia está enraizada en los dere-
ble de los que tienen derecho a tomarlas; chos naturales de los ciudadanos; el supuesto
incluyen también el estado de derecho y las ga- de Benthamite de que la democracia es una
rantías constitucionales de libertad de reunión condición implícita del principio de utilidad; la
y expresión y otras libertades, que contribuyen convicción de Theodor Parker y de otros de
a garantizar que los que tengan que decidir, o que la democracia es una forma de gobierno
hayan de elegir a los que decidan, puedan optar basada en el principio de justicia eterna, en la
entre alternativas reales. E n las sociedades ley inalterable de Dios; y la afirmación (marxis-
complejas y de gran escala, es técnicamente im- ta) de que el triunfo de la auténtica democracia
posible reunir asambleas regulares de todo el depende de la lucha histórica del proletariado.
«pueblo». La democracia directa sólo es apta H o y día la creencia en estos diversos principios
para pequeños Estados y organizaciones. Por se ha derrumbado, y por ello la democracia no
ello la democracia moderna exige un mecanis- puede entenderse ya c o m o una serie evidente-
m o de representación y la división institucio- mente conveniente de normas de procedimien-
nal del Estado y la sociedad civil, esto es, la to. La democracia sufre hoy día una profunda
construcción de una sociedad civil pluralista y crisis de legitimidad. La inseguridad filosófica
autoorganizada (internacional), coordinada y es la quintaesencia de la identidad democrática
garantizada por instituciones estatales (supra- contemporánea, que en consecuencia se siente
nacionales) múltiples, que a su vez deben res- inquieta y vulnerable ante sus críticos funda-
ponder permanentemente ante la sociedad ci- mentalistas, que profesan las enseñanzas de
La democracia y los medios de comunicación 563
Alá, la ley y el orden, la lucha de clases o cual- crático y las comunicaciones de titularidad pú-
quier otro principio sustantivo. blica. Consideremos un ejemplo extraído del
¿Puede atenuarse esta inseguridad, si no su- c a m p o de la política ambiental.
perarse? E n mi obra Public Life and Late Capi- Por doquier aumenta la preocupación acer-
talism, sostuve (contra Habermas y otros) que ca de los efectos del deterioro ambiental y la
la democracia no debe considerarse c o m o una degradación que supondrá para la vida h u m a -
forma de vida guiada por principios normati- na en el siglo venidero. Hay temores justifica-
vos sustantivos. Siguiendo una indicación que dos de que se agoten ciertos recursos funda-
figura en el trabajo de Hans Kelsen Von Wesen mentales, que los desechos tóxicos afecten a
und Wert der Demokratie2*, expresé la opinión nuestra salud y que se produzcan cambios cli-
de que lafilosofíade la democracia no puede máticos. Es m á s , tanto la escala c o m o la c o m -
convertirse en un juego lingüístico universal, plejidad de estos problemas ecológicos y la difí-
capaz de conocerlo todo, refutando a todos sus cil tarea de adaptar modelos sostenibles de cre-
oponentes e indicando la síntesis práctica de cimiento nos enfrenta a riesgos masivos25. L a
todas las diferencias. Propuse también que el producción y repartición de riesgos ambienta-
mejor m o d o de entender la democracia era co- les se está convirtiendo por primera vez en un
m o condición implícita y consecuencia prácti- problema de escala mundial. Los riesgos noci-
ca del pluralismofilosóficoy político. D e ahí la vos derivados de la contaminación del agua, la
conclusión de que la separación de la sociedad radiación y los efectos de invernadero afectan
civil y el Estado, así c o m o la democratización por igual a todos nosotros. N o están limitados
de cada uno de ellos -una sociedad civil posca- desde el punto de vista geográfico o sociológi-
pitalista protegida por un sistema político de- co. Cruzan las fronteras nacionales y atacan por
mocrático- son condiciones necesarias para igual a ricos y pobres, a poderosos y menos pode-
que una pluralidad genuina de individuos y rosos. Tienden a mermar el valor económico y
grupos pueda expresar abiertamente su solida- estético de la propiedad (como muestra la muerte
ridad u oposición respecto de los ideales y for- de los bosques), y muchos de estos nuevos riesgos
m a s de vida de otros. Entendido de esta m a n e - ambientales -desde los aditivos tóxicos en los ali-
ra, el concepto de democratización coincide mentos a los contaminantes nucleares y quími-
con el modelo revisado de medios de comuni- cos- son «invisibles». Escapan a la percepción
cación públicos. Los dos se necesitan mutua- humana y en algunos casos sus efectos sólo son
mente, aunque sólo sea para recalcar su aban- détectables en los descendientes de los ahora
dono de la búsqueda fútil de ideales transhistó- afectados. La cantidad creciente deriesgosa m -
ricos, verdades definitivas y caminos seguros bientales indica que nos encontramos en medio
en la existencia humana. Cada uno está basado de un experimento masivo y a largo plazo con
en un profundo excepticismo y desconfianza nosotros mismos y con nuestro entorno biosféri-
hacia el poder y los ideales. Juntos, nos permi- co, que nuestras capacidades productivas son tan
tirán vivir m á s fácilmente sin las afirmaciones temibles como poderosa es la obligación de ejer-
ideológicas indefendibles que son el orden, el cerlas con prudencia.
progreso, la verdad, la historia, la humanidad, Bajo la presión de estos riesgos ambientales
la naturaleza, el socialismo, el individualismo, sin precedentes, los procedimientos democráti-
la utilidad, la nación o la soberanía del pueblo, cos -respaldados por los métodos de servicio
en las que los modernos defensores de la d e m o - público que sirven de mecanismos de alerta al
cracia y la «libertad de prensa» basan sus peti- difundir nuevas y controvertidas opiniones
ciones de mayor libertad e igualdad. acerca de estos riesgos- tienen una pertinencia
renovada y sin precedentes. E n el pasado, la
estrecha relación existente entre la democracia
Riesgos y efectos contrarios y los medios de comunicación se justificaba
por diversos conceptos. Por ejemplo, existe la
Esta interpretación no fundacional de la d e m o - tesis utilitaria de que los mecanismos democrá-
cracia y los medios de servicio público requiere ticos y la prensa libre garantizan que los mejo-
una ulterior explicación. Hacen falta argumen- res intérpretes de los intereses, o sea las propias
tos nuevos y no dogmáticos en favor de la c o m - partes interesadas, consideren diversas opcio-
patibilidad y la superioridad del método d e m o - nes y decidan por sí mismos. Otros han insistí-
564 John Keane
do en que la democracia y los medios indepen- cos aumentan el nivel deflexibilidady revoca-
dientes se justifican por su capacidad de obte- bilidad - o «biodegradabilidad» de la adopción
ner un m á x i m o de libertad en el sentido de au- de decisiones. Estos procedimientos favorecen
tonomía de los individuos o los grupos. Y otros la contestación y crean una insatisfacción con
ven en la democracia y en la libertad de prensa respecto al estado actual de las cosas, e incluso
un factor importante, por constituir el mejor provocan la irritación de los ciudadanos. A d e -
antídoto contra el abuso de poder. Frente a los m á s , reconocen la ineludible necesidad de re-
nuevos riesgos, cada uno de estos argumentos currir a juicios salomónicos en la vida social y
tradicionales parecen poco convincentes. H a - política (Elster). Frente a la incertidumbre so-
cen m u c h a falta nuevas justificaciones de la ín- bre c ó m o abordar nuestra propia ignorancia,
tima relación existente entre la libertad de co- los procedimientos democráticos fomentan el
municación y la democracia. aprendizaje paulatino y la modificación basada
El argumento basado en el riesgo, que aquí en la práctica de, podría decirse, «avanzar equi-
describimos someramente, parece ofrecer una vocándose». Las decisiones se basan en preferen-
de estas justificaciones. Pone al descubierto la cias revocables que, a su vez, son el resultado de
falacia del argumento tradicional según el cual enfrentamientos deliberados y estudiados entre
la cualidad más importante de la libertad de varios puntos de vista contrastados.
información y los procedimientos democráti- Sólo los procedimientos democráticos, re-
cos es que permiten aprobar decisiones de inte- forzados por una pluralidad de medios de co-
rés para toda la colectividad, o por lo menos municación, pueden seleccionar de manera
para una mayoría de ciudadanos. Este argu- abierta y justa ciertos tipos de peligros que han
mento no tiene en cuenta el punto principal: de señalarse a la atención pública, y vigilar cui-
que los procedimientos democráticos y los m e - dadosamente y controlar a los responsables de
dios de servicio público facilitan también el des- la gestión de organizaciones peligrosas, redu-
acuerdo. Estos procedimientos permiten la des- ciendo así al mínimo la posibilidad de error y
aprobación y ¡a revisión de los acuerdos esta- limitando las posibilidades de una equivoca-
blecidos, y, por este motivo, son especialmente ción de grandes proporciones. Los procedi-
aptos para sociedades complejas aquejadas de mientos democráticos y los medios de comuni-
problemas ecológicos. Los procedimientos de- cación públicos son a este respecto correctivos
mocráticos, cuando están respaldados por una esenciales de la creencia ilusa (Hayekian) en el
pluralidad de medios no censurados, son supe- anonimato descentralizado del mercado c o m o
riores a todos los demás tipos de mecanismos mecanismo superior autocorrector en un m u n d o
de adopción de decisiones, no porque garanti- de presiones e interconexiones complejas. Son
cen a la vez un consenso y la adopción de «bue- también elementos importantes de corrección de
nas» decisiones, sino porque permiten que los la confianza errónea en los poderes terapéuticos
ciudadanos afectados por determinadas deci- de los conocimientos técnicos no controlados. El
siones tengan la posibilidad de reconsiderar sus poder tecnocrático no controlado, con su creen-
juicios acerca de la calidad y las consecuencias cia en la omnipotencia y el carácter benéfico del
no deseadas de esas decisiones. Los procedi- progreso científico-técnico, ha sido responsable
mientos democráticos permiten a veces que la en parte de la creciente frecuencia y gravedad de
mayoría decida cosas que ignora completa- los daños ecológicos. L a creencia en soluciones
mente. Pero también permiten que las mino- tecnocráticas está vinculada a hipótesis supera-
rías impugnen lo que han decidido las m a y o - das acerca de la naturaleza de la ciencia y no tie-
rías ignorantes, y hacer que éstas recobren el ne en cuenta las fluctuaciones claramente caóti-
sentido c o m ú n . Por este motivo, los procedi- cas que ocurren en el ecosistema26. También es
mientos democráticos son m á s aptos para la ta- peligrosa en la medida en que puede promover la
rea de supervisar y controlar públicamente (y a tentación de hacer frente a los peligros ambienta-
veces, cerrar) organizaciones complejas y estre- les mediante políticas dirigistas o recurriendo a
chamente interrelacionadas de «alto riesgo» estados de urgencia y a la represión de los medios
cuyo fallo (como en los casos de Bhopal, Three de comunicación.
Mile Island, Chernobyl y Ust-Kamenogorsk)
La democracia y los medios del servicio pú-
puede tener consecuencias ecológicas y sociales
blico son remedios sin igual para las desilusio-
catastróficas. Los procedimientos democráti-
nes tecnocráticas de este tipo. Son medios in-
La democracia y los medios de comunicación 565
dispensables para hacer que asuman su respon- en u n conjunto desconcertante de botones re-
sabilidad los políticos y empresarios que pasan guladores y juguetes electrónicos, cantidades
por alto los daños ambientales y los «acciden- ingentes de programas de radio y televisión,
tes normales» (Perrow), abundantes en los pro- centenares de revistas y periódicos, miles de fo-
yectos de alto riesgo. Son medios vitales para lletos, boletines y publicaciones electrónicas y
controlar a los expertos profesionales que tra- millones de libros. Existe desde luego el peligro
tan de definir niveles aceptables de riesgo m e - -puesto de manifiesto en el reciente análisis de
diante análisis técnicos de probabilidad, o sim- Jean Baudrillard27- de que los ciudadanos que-
plemente recurriendo al solipsismo infantil de den atrapados en una tormenta inacabable de
que lo que no se cree no puede causar daño. La información, sin disponer de tiempo libre su-
democracia es un medio autorreflexivo de con- ficiente para digerir o entender los flujos de
trolar el ejercicio del poder. Es un medio no información que los envuelven. El trabajo de
superado de poner coto a la arrogancia sin lími- Baudrillard constituye un sano antídoto con-
tes y a la estupidez de los que ejercen el poder. tra la injustificada confianza en el escepticis-
A diferencia de lo que ocurre con los conserva- m o público natural. Sin embargo, los peligros
dores, que confían en la sabiduría de los ungi- de una tormenta de información n o deberían
dos, la democracia es el mejor amigo de la pre- exagerarse (como hace Baudrillard). El poder
caución y la prudencia. de los medios de comunicación de masas de
modelar nuestras vidas es limitado; pese a su
carácter profundamente manipulador, están
Tormentas de información condenados a seguir siendo solamente medios
de comunicación y de controversia.
Este ensayo ha presentado un resumen m u y Ante todo, hay señales de inquietud creciente
conciso de una compleja controversia política acerca de los privilegios constitucionales conce-
sobre los medios de comunicación y la d e m o - didos a los periodistas de la prensa escrita y de la
cracia. Sus propuestas en favor de los medios radio y televisión. E n Estados Unidos, por ejem-
de servicio público frente al liberalismo de plo, han surgido controversias sobre cuestiones
mercado, en cuyo poder la libertad y la igual- tales c o m o el acceso de los periodistas a las insta-
dad no están seguras, necesitan sin duda alguna laciones públicas28 y la invasión de la vida priva-
un desarrollo m á s amplio. N o se ha aportado da personal por parte de los periodistas29. Los
ningún modelo de legislación o de presupuesto peligros de una tormenta constante de informa-
ni una estrategia política detallada. Los detalles ción se ven frenados también por las reacciones
económicos y de organización tan necesarios imprevisibles de la audiencia. La importancia de
para una reconstitución positiva de un modelo las opiniones transmitidas por los medios de co-
de servicio público se han pasado por alto. Y municación se origina en la interfaz de un medio
hasta ahora no se han tenido en cuenta los nue- y sus usuarios. Esta interfaz es el lugar de trans-
vos peligros que puede albergar el modelo de formación del mensaje, el medio y el usuario. El
comunicaciones aquí descrito. Consideremos medio no es nunca simplemente el mensaje. Fis-
el siguiente ejemplo: ke y otros han exagerado este punto, pero las ten-
A comienzos del período moderno, se supo- dencias son claras. Existen considerables limita-
nía frecuentemente que los ciudadanos estaban ciones de tiempo para las audiencias. U n gran
amenazados por una escasez de información, y éxito del periódico fue la creación de una opinión
que utilizando la prensa para que arrojase las pie- m u y fugaz y, en consecuencia, la necesidad de
dras de la opinión crítica contra las ventanas del volver a consumir una opinión nueva. Este poder
poder secreto se causaría una sensación pública. de los medios de comunicación de manipular el
H o y día, con pocas excepciones, lo contrario pa- tiempo de los ciudadanos disminuye posible-
rece más cierto. El m u n d o está tan lleno de infor- mente cuando se produce un alud de informa-
mación que lo que escasea es la capacidad de los ción, ya que el tiempo de que disponen los ciuda-
ciudadanos de darle un significado. danos para consumir información es material-
U n sistema plenamente democrático de co- mente limitado. U n a creciente proporción de
municaciones podría exacerbar esta tendencia. información no llega a recibirse, y m u c h o menos
Podría producir un exceso de información, que se interpreta. La mayoría de los ciudadanos -co-
haría que los ciudadanos quedasen sumergidos m o indica el notable crecimiento de la piratería
566 John Keane
de vídeo- retiene hoy día una capacidad natu- rada, de una democracia no es que garantice la
ral (aunque insuficientemente desarrollada) de paz, la tranquilidad y las buenas decisiones, si-
reducir a proporciones manejables la compleji- no que ofrece a los ciudadanos el derecho a juz-
dad de los flujos de información y de selec- gar la calidad de estas decisiones (y a reconside-
cionar, criticar y reinterpretar losflujosde in- rar sus juicios). La democracia está dirigida por
formación o, c o m o las tortugas, acorazarse personas que expresan juicios en público. Por
completamente contra ellos. Algunos indivi- ello, el modelo de servicio público defendido en
duos y grupos de ciudadanos conducen incluso este ensayo n o suspendería en la práctica las
«guerrillas semióticas» (Eco) utilizando fotoco- controversias públicas acerca del significado y
piadoras, teléfonos y computadoras para atacar alcance de la «libertad de prensa». L a libertad
a los consorcios de comunicación y sus imáge- de comunicación no es algo que pueda conse-
nes dominantes de la realidad. A d e m á s , la m a -
guirse de manera definitiva o perfecta. Es un
yoría de los ciudadanos son conscientes, por lo proyecto en marcha sin una solución definitiva.
menos vagamente, de que los medios de c o m u - Es u n proyecto que genera constantemente nue-
nicación se dedican a actividades de creación y vas miríadas de dilemas y contradicciones.
narración guiados por su conocimiento de rece- Dworkin ha señalado, correctamente, que la li-
tas, rutinas institucionales y trucos técnicos bertad de comunicación sufre los efectos desfa-
que van desde diversas clases de escenificación vorables de los análisis de rentabilidad y la bús-
hasta categorías de la prensa escrita c o m o son queda desesperada de normas generales y sus-
las «exclusivas» y los «titulares del segundo tantivas para decidir controversias particulares
día». N o es sorprendente pues que exista una acerca del alcance y significado de la «libertad
fuerte tendencia por parte de los ciudadanos a de comunicación»30. U n a sociedad plenamente
prestar atención a los mensajes y las historias democrática, garantizada por medios de servi-
con los que ya se identifican. Los ciudadanos cio público, sufrirá seguramente «conflictos ju-
perciben principalmente las características, risdiccionales» prolongados31, c o m o el saber si
cuando se trate de historias ambiguas o c o m - la radiodifusión y la televisión deben controlar-
plejas, que encajen con sus gustos. Tienden a se localmente o ser objeto de una definición te-
confiar en amigos y familiares de confianza pa- rritorial, o bien basarse en identidades éticas,
ra hacerse su opinión acerca de la situación culturales, económicas o políticas relativamente
mundial. homogéneas. Habrá debates sin fin acerca de la
Por último, es importante observar que las pornografía, o de si un discurso determinado
tormentas de información son una característi- constituye un delito de sedición o difamación.
ca inevitable de las sociedades democráticas. ¿Hasta qué punto debe permitirse la terminolo-
Bajo dictaduras prolongadas (la España de gía empresarial? ¿Es conveniente la televisión
Franco o la Checoslovaquia de H u s á k son por abono? ¿Debe garantizarse constitucional-
ejemplos recientes) las cosas son m u y distintas. mente la libertad de expresión a través de las
El tiempo parece detenerse. L a vida es m u y fronteras de las naciones-Estado? ¿Qué se entien-
aburrida: una «siesta permanente» (Bastos). En de por «peligro claro y presente» para el Estado?
los sistemas plenamente democráticos, en cam- ¿Está perdiendo la televisión su garra? Imaginar
bio, todo está en movimiento constante. Los un m u n d o libre de cuestiones de este tipo y ca-
ciudadanos se ven catapultados por su libertad rente de debates sobre lo que se puede o no publi-
a u n estado de inquietud permanente. Existe la car, transmitir, leer, ver u oír es c o m o imaginar
diferencia y una competencia constante entre una sociedad sin política: todos sus miembros es-
los grupos de poder para producir y controlar la tarían muertos. E n las sociedades democráticas,
definición de la realidad. D e ahí que exista en el alcance y significado de la libertad de comuni-
todo m o m e n t o una abundancia deflujosde in- cación y el proceso de representación será siem-
formación. Y se producen escándalos públicos, pre conflictivo, mientras que una sociedad dro-
que se revelan cuando la gente se entera de co- gada por el dinero o por la autoridad política, en
sas que se habían mantenido en secreto porque, la que no haya controversia sobre la libertad de
de haberse comunicado antes, no se hubieran expresión y representación, es una sociedad segu-
podido llevar a cabo. ramente moribunda, o muerta ya.
T o d o esto es inevitable y conveniente. Y
ello se debe a que la principal ventaja, no supe- Traducido del inglés
La democracia y los medios de comunicación 567
Notas
1. Rupert Murdoch, «Freedom in que decía: «Te vamos a mostrar lo 14. Padd Scannel, «Music for the
Broadcasting», MacTaggart que queremos decir cuando multitude? The Dilemmas of the
Lecture, Edimburgo, International hablamos de libertad de prensa». B B C ' s Music Policy, 1923-1946»,
Television Festival, Edimburgo, Este chiste se convirtió en realidad Media, Culture and Society, vol. 3
25 de agosto de 1989. en Hungría a comienzos de 1990, (1982), págs. 243-260. La
cuando el gigante alemán de la decadencia de la tradición
2. M a r k S. Fowler y Daniel L. edición, Axel Springer Verlag A G , paternalista en la radio inglesa es
Brenner, «A Marketplace se aprovechó de una omisión objeto de un examen a fondo en el
Approach to Broadcast jurídica para adquirir el control de trabajo de Richard Barbrook,
Regulation» Texas Law Review, cuatro periódicos húngaros sin «Melodies or rhythms?; the
vol. 60, 207 (1982) pág. 209. pagar ni un solo pfenning. E n competition for the Greater
ausencia de una ley húngara sobre London F M radio licence»,
3. Loe. cit. págs. 242 y siguientes. la colocación de los activos de Popular Music, vol. 9, 2 (1990),
U n a defensa clásica de la propiedad del Estado, la empresa págs. 203-219.
asignación del espectro de consiguió el acuerdo de la
frecuencias por medio del mercado dirección para cambiar de
15. Véanse los esbozos que figuran
se encuentra en el trabajo de R . H . empleados. El director gerente de
en los trabajos de G r a h a m
Coase, «The Federal Springer-Budapest, Jzsef Bayer,
Murdock y Peter Golding,
Communications Commission», anunció la operación c o m o sigue:
«Information Poverty and
Journal of Law and Economics, 2 «Hungría se encuentra en un vacío
Political Inequality: Citizenship in
(1952), págs. 1-40; compárese con judicial. Pero cuando se trata de
the Age of Privatized
la aguda respuesta de Dallas negocios, no hay vacío de poden>.
Communications», Journal of
Smythe, «Facing Facts about the Communication, 39 (3), 1989,
Broadcast Business», University of 9. Guiseppe Rao, «The Italian págs. 180-195, y de Jeffrey B.
Chicago Law Review, 20 ( 1952), Mass Media and the Role of the Abramson y colaboradores, The
pág. 96. Judicial System» manuscrito, Electronic Commonwealth. The
European University Institute y Impact of New Media Technologies
4. Ithiel de Sola Pool, Università degli Studi di Firenze, on Democratic Politics, Nueva
Technologies of Freedom, Facoltà di Giurisprudenza, junio York, 1988.
Cambridge, Mass. y Londres, de 1990.
1983, capítulo 7. 16. Alec Nove, The Economics of
10. J . M . Keynes, The General
Theory of Employment, Interest Feasible Socialism, Londres, 1983.
5. Leonard R . Sussman, «The
and Money, Londres y Nueva
Information Revolution, H u m a n 17. Karl Polanyi, The Origins of
York, 1960, pág. 161.
Ideas and Electric Impulses», Our Time, Londres, 1945.
Encounter, vol. 73, 4, noviembre,
11. Sue Curry Jansen, Censorship:
1989, pág. 60. Este argumento se
The Knot that Binds Power and 18. Véase Nicholas Garnham
desarrolla ulteriormente en la obra
Knowledge, Nueva York y Oxford, «European Communications
del mismo autor, Power, the Press
1988. Policy», CCIS, Londres, octubre
and the Technology of Freedom,
Nueva York, 1989. de 1988.
12. Véase Pierre Rosanvallon,
«Malaise dans la representation»,
6. M a k S. Fowler y Daniel L. 19. Véase J . W . Freiberg, The
en François Furet y colaboradores,
Brenner, op. cit., pág. 223. French Press, Class, State, and
La République du Centre, Paris,
Ideology, op. cit, capítulo 3.
1988.
7. Ibid, pág. 210.
13. La defensa m á s elaborada del 20. lam Miles, Information
8. U n dibujo humorístico en el modelo de radiodifusión y Technology and Information
periódico comunista de Alemania televisión de servicio público se Society: Options for the Future,
Oriental Neues Deutschland encuentra en el trabajo de Paddy Brighton, 1988.
representaba una apisonadora Scannell, «Public Service
cuya rueda delantera era un gran Broadcasting; history of a 21. G.J. Mulgan, Rethinking
rollo de papel de periódico con los concept», en A . Goodwin y G . Freedom in the Age of Digital
nombres de los cuatro principales Whannel (eds.), Understanding Networks, CCIS, Londres, octubre
editores de periódicos de Alemania Television, Londres, 1989, y en de 1988.
Occidental, que aplastaban contra «Public service broadcasting and
el suelo un frágil barquito de papel modern public life» Media, 22. Red Lion Broadcasting v.
con el nombre «Este». Al pie de la Culture and Society, vol. 11 (1989), F C C , 395 U S 367, 23 L . ed. 2d
caricatura figuraba una leyenda págs. 135-166. 371, 89 S,Ct, 1974(1969).
568 John Keane
23. Este tema se desarrolla 26. Ian Stewart, Does God Play asunto Nixon contra Warner
ulteriormente en Public Life Dice?, Harmondsworth, 1990. E n Communications, Inc., 435 U S 589,
and Late Capitalism, lo relativo a la superación de 608-609 ( 1978), se afirmó que el
Cambridge y Nueva York, 1984, y muchas ideas acreditadas sobre la caso implicaba el «derecho de
en Democracy and Civil coherencia y la estabilidad en el acceso de la prensa». Véase también
Society, Londres y Nueva York, campo de la física de la radiación, Larry Gross y colaboradores (eds.),
1988. véanse las observaciones Image Ethics: The Moral Rights of
introductorias en el trabajo de F . T . subjects in Photographs, Film, and
24. H a n s Kelsen, Von Wesen und Arecchi y R . G . Harrison (eds.), Television, Nueva York, 1988.
Wert der Demokratie, Tübingen, Instabilities and Chaos in
1981 [1989], pág. 98-104, y su Quantum Optics, Londres, París, 30. Ronald Dworkin, «Devaluing
«Foundations of Democracy», Tokio, 1988. Liberty», Index on Censorship,
Ethics, vol. 66, octubre de 1955, vol. 17, 8, septiembre de 1988,
págs. 1-101. 27. Jean Baudrillard, L'Autre par págs. 7-8.
lui-même, París, 1987.
25. Ulrich Beck, Risikogesellschaft 31. E n lo que respecta a los
- Auf den Weg in eine andere 28. Houchins v. K Q E D , Inc., 438 conflictos de jurisdicción, véase
Moderne (Frankfurt a m M a i n , U S 1 (1978). Robert A . Dahl, Dilemmas of
1986) y Gegengifte - Die Pluralist Democracy, Autonomy vs.
organisierte Unverantwortlichkeil, 29. C o x Broadcasting Corp. v. Control, N e w Haven y Londres,
Frankfurt a m Main, 1989. C o h n , 420 U S 469 (1975). E n el 1982, pág. 85.
A la búsqueda de la comunidad perdida.
Los retos de la democracia
en América latina
Norberto Lechner
R I C S 129/Septiembre 1991
570 Norberto Lechner
vez dentro del sistema capitalista y excluido. tico se legitimiza igualmente a través de valores
La sociedad latinoamericana deviene una «so- y creencias. Aunque sus contenidos sean difu-
ciedad de dos tercios» en que un tercio de la sos y contradictorios, tal marco normativo es
población es superfluo, viviendo de los dese- indispensable tanto para renovar día a día la
chos. El problema reside no sólo en la falta de confianza en las promesas de la democracia co-
recursos para la asistencia pública. La cuestión m o para aceptar su incumplimiento5. U n ele-
de fondo consiste en la disgregación de la vida mento crucial del credo democrático es la idea
social. Ésta m e parece ser el fenómeno decisi- de «comunidad» en un sentido lato: la perte-
vo y directamente vinculado al proceso de m o - nencia a un orden colectivo. Este es uno de los
dernización a escala mundial. D e hecho, la cre- ejes centrales de la modernidad; el principio de
ciente integración transnacional del m u n d o autodeterminación remite precisamente a la
provoca simultáneamente una desintegración constitución de la sociedad en tanto orden co-
nacional4. lectivo. Pues bien, ¿es ello compatible con el
La reestructuración de la sociedad mundial proceso de modernización y la consiguiente
segmenta las sociedades nacionales, creando disgregación social?
circuitos y mercados m u y cerrados entre sí. Es
notorio que las élites en Santiago o Sao Paulo
tienen -económica y culturalmente- un estilo Posibilidades de un reformismo
de vida m u c h o más similar a grupos equivalen- democrático
tes en Nueva York o Madrid que a sectores ve-
cinos en su propia ciudad. Las distancias socia- La primacía que adquirió la idea de democra-
les no sólo aumentan, sino que son modificadas cia en América latina durante los años recien-
cualitativamente de m o d o tal que cambia el ca- tes contrasta notoriamente con el clima políti-
rácter de la diferenciación social, propia a la co de los años sesenta, marcado por la idea de
sociedad moderna. Surge una nueva «heteroge- la revolución6. Entonces la perspectiva apunta-
neidad estructural» que se caracteriza por un ba a una ruptura con el orden existente, un
debilitamiento general de las entidades colecti- cambio del sistema capitalista y el advenimien-
vas, sean éstas étnicas, de clase social o de base to de un hombre nuevo. El enfoque revolucio-
territorial. Si a ello agregamos la debilidad his- nario perdió vigencia en América latina m u c h o
tórica de los partidos políticos y, en particular, antes de los cambios en U R S S y Europa cen-
del sistema de partidos en América latina, co- tral, principalmente a raíz de las dictaduras
menzamos a tener una imagen de las dificulta- neoliberales en los años 70. Aunque de signo
des que enfrentan las democracias emergentes. inverso, el intento radical de imponer una «so-
T o d o régimen democrático ha de compati- ciedad de mercado» demuestra las posibles
bilizar legitimidad y eficiencia. Generalmente, atrocidades de cualquier fundación revolucio-
las democracias pueden contar con un margen naria del orden social, dando lugar a una reva-
de confianza en la legitimidad del orden, que loración de la democracia en tanto cambio so-
les permite enfrentar los criterios de eficiencia cial concertado. Se altera la manera de concebir
con cierta holgura. E n el caso de América lati- la transformación de la sociedad no sólo de
na, sin embargo, hemos de preguntarnos si a m - parte de las izquierdas, que abandonan la estra-
bos elementos son acaso compatibles. La efi- tegia revolucionaria, sino también de parte de
ciencia exige políticas de ajuste estructural que las derechas, que abandonan la defensa intran-
mejoren las condiciones del país para insertar- sigente del status quo y propugnan la necesidad
se dinámicamente en la economía mundial, lo de cambios. Parece emerger una nueva dere-
cual, por otra parte, agrava la desintegración cha, alejada del tradicionalismo y sensible a los
social y, por tanto, socava las bases legitimato- procesos internacionales. Así se configura, por
rias de la democracia. primera vez, un horizonte de futuro m á s o m e -
E n realidad, la democracia no descansa so- nos compartido. Esta es una condición impor-
lamente en una «legitimidad por legalidad» tante para los procesos de transición, pues faci-
(Weber) o una «legitimidad por procedimien- lita a todas las fuerzas asumir las reformas
to» (Luhmann). Los procedimientos formales democráticas c o m o un marco estratégico co-
son condiciones necesarias, pero no suficien- mún.
tes. D e manera implícita, el régimen democrá- Los contenidos de tal política de reformas
572 Norberto Lechner
son, por cierto, controvertidos. Posiblemente tuando igualmente los procesos de disgrega-
los diversos grupos puedan estar de acuerdo ción social.
con la propuesta de «transformación producti- L a reciente experiencia latinoamericana
va con equidad» que presentó la Comisión nos alerta acerca de un hecho básico: para c o m -
Económica para América latina ( C E P A L ) co- patibilizar desarrollo y democracia hay que re-
m o perspectiva para la nueva década7. Sin e m - pensar a fondo la relación entre las formas polí-
bargo, m á s allá de la retórica, subsisten dudas ticas y las transformaciones capitalistas. Por
si transformación productiva y equidad son ahora, la crisis nos ha enseñado dolorosamente
principios compatibles. la necesidad de convertir los procesos econó-
Tal vez pueda lograrse un acuerdo no sólo micos, pero n o ha ocurrido una similar recon-
sobre la necesidad de un ajuste estructural de versión de las instituciones políticas. Prevalece
las economías latinoamericanas, sino también una visión conservadora de la democracia.
sobre algunas opciones básicas8. Así, por ejem- Quiero decir: la revaloración de la democracia
plo, es imprescindible aliviar la carga de la deu- no ha tenido en cuenta adecuadamente las
da externa para sanear el desequilibrio fiscal, transformaciones estructurales en curso. Se
reorientar recursos hacia las transformaciones concibe la democratización c o m o un «simple»
productivas y facilitar la entrada de capitales. retorno a las instituciones conocidas, supo-
N o menos ineludible es incrementar el conteni- niendo que éstas son m á s o m e n o s autónomas
do tecnológico de las exportaciones latinoame- del patrón de desarrollo. Quizá c o m o efecto del
ricanas y, por tanto, su competitividad en las m i s m o proceso de modernización, se afianza
áreas m á s activas del comercio internacional. una concepción instrumental que presupone
La dinámica de las economías latinoamerica- una «neutralidad» de las instituciones políticas
nas debiera radicar en tal apertura exportadora respecto al desarrollo económico. Entonces la
y la consiguiente reorientación de las inversio- formulación de políticas públicas eficaces se re-
nes. T o d o ello supone un cambio en las pautas duce a la formación de equipos de gobierno
de acumulación con el fin de aumentar las in- competentes y comprometidos con orientacio-
versiones a través del ahorro interno. Ello im- nes «progresistas». D e hecho, sin embargo, las
plica, a su vez, terminar con el consumo imita- experiencias nos señalan que las instituciones
tivo de los estratos altos que distorsiona las estatales no son neutras ni indistintamente efi-
importaciones y el sistema productivo nacio- caces para llevar a cabo cualquier tipo de políti-
nal. E n fin, pareciera ser igualmente indispen- ca10. Así lo entendieron los neoliberales al ini-
sable una reforma que permita enfrentar la fra- ciar una reforma del Estado que limitara al
gilidadfiscaldel Estado (tanto tributaria c o m o m á x i m o las posibilidades de intervención esta-
en inversiones) y mejorar su capacidad admi- tal en la economía.
nistrativa. Ahora bien, incluso suponiendo una En cierto m o d o , hoy nos encontramos en
convergencia de las diferentes posiciones en una situación análoga a la de los años veinte y
torno a tales criterios, todavía queda por verse treinta cuando los cambios económicos exigie-
si es posible emprender estas medidas de m o d o ron una nueva institucionalización política,
tal que den lugar a una mayor equidad social. dando lugar a las respuestas estalinista y fascis-
Hasta ahora, las políticas de ajuste llevadas ta, al Estado keynesiano de bienestar, etc.
a la práctica en América latina provocaron una Todas las propuestas, tan opuestas entre sí,
mayor segmentación de las sociedades y confir- tenían en c o m ú n incorporar el «modelo econó-
maron la exclusión de una proporción crecien- mico» a las instituciones estatales. La situación
te de la población. En las dictaduras neolibera- actual de las sociedades latinoamericanas es di-
les c o m o Chile, el ajuste estructural n o ferente, por cierto; no obstante, c o m o la socie-
contemplaba criterios de equidad social por dad europea de entonces, también ellas han de
considerarlos contrarios a la dinámica econó- dar forma a la nueva interrelación entre las es-
mica; en lugar de buscar una mayor equidad tructuras económicas, políticas y culturales. En
social se optó por amortiguar las situaciones de esta perspectiva, la vinculación de democracia
extrema pobreza mediante una asistencia foca- y desarrollo se plasma en la reforma del Estado
lizada9. Por su parte, gobiernos democráticos c o m o el tema prioritario de esta década.
c o m o los de Argentina o Brasil fracasaron en Al emprender una política de reformas en
sus planes de estabilización económica, acen- un tiempo de crisis económica, salen a la luz las
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los reíos de la democracia en America latina 573
BRE
Las madres de la Plaza de M a y o , Buenos Aires, 21 de septiembre de 1989, protestando contra la amnistía concedida
a los militares acusados de violación de los derechos humanos, c. Carrtón/Sygma.
en que se juega al «todo o nada». En tales cir- tivas de recompensa; las penurias de hoy son
cunstancias no se puede pedir a los actores que sobrellevadas en la esperanza de un mañana
desarrollen una racionalidad estratégica en su mejor. M a s las expectativas del futuro no se
interacción. cumplen. A pesar de notables esfuerzos en m a -
La cuestión del tiempo nos señaliza que, teria de ajuste económico no se visualiza por
m á s allá de los problemas institucionales, la po-ahora una mejoría sostenida. Menciono tan só-
lítica de reformas se enfrenta a obstáculos que lo un ejemplo. Al finalizar 1989, el volumen de
podríamos denominar «culturales». Paradóji- las exportaciones latinoamericanas se había ex-
camente (considerando la crisis económica), tal tendido en 57 % en relación a 1980; sin embar-
vez los desafíos mayores de la democracia en go, ello rindió un aumento de sólo 24 % del va-
América latina provengan del contexto cultu- lor de las exportaciones, dada la disminución
ral. de los precios internacionales. Además, no obs-
tante la expansión exportadora, alrededor de
un tercio de los ingresos, en promedio, deben
El deseo de comunidad seguir siendo destinados al pago de la deuda ex-
terna.
La crisis económica y las políticas de ajustes D e este m o d o , los sacrificios realizados pa-
han impuesto a la población latinoamericana ra lograr el superávit comercial no se traduje-
un severo deterioro de sus condiciones de vida. ron en un mejoramiento de las condiciones so-
La década concluyó con un producto medio cioeconómicas. Por el contrario, la mayoría de
por habitante más del 8 % inferior al de 1980 y la población ha visto disminuir su nivel de vi-
un ingente costo social. Tales sacrificios son so- da. La causa radica no sólo en causas externas,
portables en la medida en que existan expecta- sino en el carácter excluyeme del «modelo neo-
576 Norberto Lechner
mocracia. Las ideas y propuestas políticas son Visto así, el deseo de comunidad sería, por
consumidas al m i s m o ritmo vertiginoso en que encima de todo, u n miedo al conflicto. Dicho
el futuro pierde valor. Ese vértigo, por otra par- en otras palabras: el deseo sublime de fusionar-
te, intensifica la ansiedad por algo que contra- se con el todo permite obviar la diferenciación,
rreste la futilidad de u n a repetición continua oposición y negociación de intereses. Tal tras-
del presente. fondo cultural n o deja de afectar, por supuesto,
E n s u m a : desestructuración del espacio, la imagen que nos hacemos de la democracia.
desprovisto de todo topos aglutinador; deses- L a mayoría de la ciudadanía en nuestros
tructuración del tiempo, cuyo horizonte se des- países prefiere la democracia a cualquier otro
vanece en u n presente permanente 12 . régimen. E n concreto, esta preferencia parece-
Esta disolución de todo lo establecido, esta ría estar motivada por la identificación de la
desolación crea una nueva d e m a n d a . M á s bien, democracia con la restauración de una comuni-
recrea la d e m a n d a de comunidad. Su significa- dad. U n a cultura política de estas característi-
do histórico en el marco de la gran transforma- cas resulta problemática para una consolida-
ción que lleva a cabo el capitalismo, es conoci- ción de la democracia. Por u n lado, la idea de
do 1 3 . U s ó la categoría anticuada de «comuni- comunidad privilegia u n a visión monista de la
dad» para destacar precisamente el carácter sociedad que inhibe de intereses particulares
reactivo frente a la destrucción de viejas estruc- c o m o la confrontación de alternativas. Es de-
turas de solidaridad. El m i s m o proceso de m o - cir, n o permite concebir creativamente el con-
dernización que r o m p e los antiguos lazos de flicto. A d e m á s , el temor a los conflictos n o per-
pertenencia y arraigo, da lugar a la búsqueda de mite valorar la pluralidad; en consecuencia, se
una instancia que integre los diversos aspectos tiende a ver en los procedimientos formales de
de la vida social en una identidad colectiva. Es- la democracia m á s u n mecanismo de división
ta búsqueda ya no se deja expresar en términos que de negociación. Sin embargo el énfasis en
de progreso histórico o de interés de clase ni se la función expresiva de lo colectivo frena diná-
reconoce en el discurso individualista-utilita- micas centrífugas. A ú n m á s importante es la
rista del mercado. Ella se nutre de deseos y te- perspectiva de futuro que ofrece. Expresada co-
mores que nos remiten a las necesidades de so- m o expectativa, la noción de comunidad pro-
ciabilidad y seguridad, de desamparo y certeza, mete una gratificación diferida que permite
en fin, de sentimientos compartidos. E n este sobrellevar las penurias y frustraciones del pre-
sente.
sentido, p o d e m o s ver en la d e m a n d a de c o m u -
nidad una «solidaridad postmoderna» 14 en tan- E n resumidas cuentas, enfrentamos una si-
to es m á s expresiva de una comunión de senti- tuación paradoxal: la revaloración de la d e m o -
mientos que de una articulación de intereses. cracia en América latina se apoya en una de-
Por lo m i s m o es una d e m a n d a difícil de formu-
m a n d a de comunidad, o sea u n principio legiti-
lar: no tiene u n objetivo preciso y no existe una matorio q u e , por otra parte, dificulta el
instancia destinataria que sea responsable de fortalecimiento de una democracia representa-
satisfacerla. Se trata de una d e m a n d a sumergi- tiva. L a situación nos plantea la pregunta acer-
da, pero que permea todas las reivindicaciones ca de la relación entre la motivación subjetiva
manifiestas. de la gente para preferir la democracia y la or-
El deseo difuso, pero m u y intenso, de c o m u - ganización institucional de ésta. ¿Puede el régi-
nidad m e parece ser un rasgo sobresaliente de m e n democrático, con sus instituciones y pro-
la cultura política en América latina. E n reali- cedimientos necesariamente formales, dar
dad, n o es únicamente u n a d e m a n d a que reac- cuenta del deseo de comunidad en tanto base
ciona en contra de la acelerada disgregación so- subjetiva de su legitimidad?
cial; es también la otra cara de una cultura que
concibe la política c o m o una lucha a muerte
entre el bien y el mal. Esta concepción, llevada Los riesgos de una satisfacción
a su extremo por los regímenes militares, tiene sustitutiva
por reverso la apología del consenso15. D e he-
cho, la experiencia autoritaria genera u n pro- El límite entre lo que p o d e m o s esperar de la
fundo rechazo al enfrentamiento y a todo ele- democracia y lo que n o le p o d e m o s pedir será
mento de división. siempre ténue y cambiante. Tal indetermina-
578 Norberto Lechner
ción hace la dinámica del régimen democráti- del pensamiento latinoamericano; sin embar-
co, pero también es el origen de problemas. La go, ante todo expresa una experiencia actual
d e m a n d a de comunidad podría representar -la de identidades colectivas amenazadas por
una «sobrecarga», imputando a la democracia la acelerada fragmentación social. Destruidas
una tarea que no puede cumplir. E n realidad, las viejas relaciones de solidaridad, frustradas
habría que constatar una «sobrecarga» de de- las expectativas de una integración social a tra-
mandas si adoptamos alguna de las «definicio- vés del mercado o de la burocracia estatal, la
nes mínimas» de la democracia, tan usadas en expresión de «lo colectivo» es transferido al
los estudios por razones m u y comprensibles. ámbito político y, en concreto, a la democracia.
En este caso, sin embargo, el saludable vigor Reitero: con seguridad la democracia no es la
conceptual conduce a ignorar el problema. única responsable de satisfacer la demanda de
Nuestra adhesión a la democracia no descansa comunidad. Es una instancia complementaria,
únicamente en la preferencia por un método. pero, particularmente en nuestras sociedades
Tenemos un interés en la vigencia de un con- de cultura poco sedimentada, el «éxito» de la
junto de reglas que establecen quién está auto- democracia dependerá en buena medida de la
rizado a tomar decisiones colectivas y con qué respuesta que ella ofrezca a tal demanda.
procedimientos. Pero además creemos en la de- Volveré sobre este punto, pero antes quiero
mocracia c o m o un valor cuyo contenido con- esbozar el argumento contrario, preguntando
creto podrá variar de individuo a individuo, por las consecuencias que tendría un régimen
mas retomando siempre, con énfasis diverso, democrático que no se hiciera cargo de esta ta-
las promesas de «libertad, igualdad, fraterni- rea.
dad». Este credo orienta nuestras interpretacio- M i reflexión surge precisamente de la preo-
nes, preferencias y expectativas, y crea ese cupación acerca del déficit de modernidad en
arraigo afectivo sin el cual ningún orden perdu- América latina. M e refiero específicamente a
ra. A fin de cuentas, no hay democracia sin una normatividad inadecuada a los cambios es-
«credo democrático». tructurales de nuestra época. E n caso que no
M e parece no sólo insatisfactorio, sino peli- desarrollemos una racionalidad normativa
groso enfocar el régimen democrático exclusi- acorde al avance de la racionalidad técnico-ins-
vamente bajo el prisma de la «estabilidad del trumental, ésta -la modernización- sólo podrá
sistema». La preocupación por la estabiliza- asentarse en base a formas autoritarias de do-
ción del régimen, compartida por todos, queda minación. Dicho en otros términos: m e temo
en la superficie de las formas institucionales si que si la democracia en América latina no asu-
no aborda la sustancia normativa. Sólo una re- m e la demanda de comunidad (y el problema es
flexión sobre los contenidos normativos puede ¿cómo?), presenciaremos en los próximos años
ofrecernos orientaciones acerca del desarrollo un auge del populismo o fundamentalismo pa-
de la democracia en relación a las transforma- ra asegurar - e n formas no democráticas- un
ciones estructurales y, en especial, ayudarnos a sentimiento de comunidad. Los rebrotes popu-
analizar el origen de ciertos problemas institu- listas ya son visibles en las recientes campañas
cionales c o m o los mencionados en el punto an- electorales en Argentina, Brasil y Perú. Puede
terior. La tendencia hacia formas plebiscitarias verse en ellos una reacción agresiva en contra
o el recelo frente a los partidos políticos que, del festín deriquezasy privilegios. M á s allá de
según vimos, caracterizan la política en Améri- la reivindicación redistributiva, empero, el po-
ca latina no son sólo faltas en el diseño institu- pulismo expresa por sobre todo una defensa de
cional. Son síntomas de carencias m á s profun- la comunidad. Tal defensa se apoya general-
das, señalizando demandas no satisfechas. E n mente en un pasado idealizado, una solidari-
este sentido, el temor a una eventual «sobrecar- dad irremediablemente perdida. N o importa la
ga» de demandas, en lugar de cuidar la estabili- ausencia total de perspectiva del futuro; lo de-
dad democrática, puede paralizar la dinámica cisivo es el presente: la restitución aquí y ahora
política y profundizar la crisis. de un sentimiento de comunión. Apelando a
Quiero decir: el deseo de comunidad, por formas emotivas de cohesión e identidad, el
balbuceante y confuso que sea, no puede ser populismo es indiferente a contenidos progra-
descartado c o m o mero residuo tradicional. Por máticos. Por eso, formas populistas pueden
supuesto que se nutre de la tradición holística combinarse con programas de modernización
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en América latina 579
fíos. Para abordar las reformas indispensables, secuencia, a m i entender, no son los movimien-
tanto económicas c o m o políticas, debemos ase- tos sociales quienes contienen al Estado buro-
gurarnos de los criterios que orientan tales crático; ambos pueden convivir m u y bien. El
transformaciones. Es justamente una tarea m a - «estatismo» se combate mediante m á s ciuda-
yor de los intelectuales contribuir a cristalizar danía. E n esta perspectiva, creo yo, hay que ex-
nuevas claves interpretativas y organizativas plorar las posibles respuestas de la democracia
de la sociedad latinoamericana en la perspecti- a la demanda de comunidad.
va del año 2000. U n rasgo que comparten los procesos de de-
Las debilidades teóricas del pensamiento mocratización en América latina con los de Eu-
político contemporáneo impiden llegar a con- ropa Central es la invocación de la «civilidad».
clusiones fuertes. Parece plausible suponer La noción tiene, por supuesto, múltiples signi-
que, en primer lugar, el deseo de comunidad ficados. En América latina expresa, en primer
condiciona de m o d o importante la imagen de lugar, el rechazo a u n gobierno militar. M á s re-
la democracia en América latina y que, en se- levante, empero, es la vinculación a los dere-
gundo, sólo asumiendo tal demanda podrá im- chos humanos. L a reivindicación de la civili-
ponerse la democracia representativa a reac- dad frente a la dictadura implica, por encima
ciones populistas y fundamentalistas. E n cam- de todo, reivindicar «el derecho a tener dere-
bio, resulta difícil adelantar de qué forma la chos». Este principio es, c o m o señalara H a n -
democracia podría responder efectivamente a nah Arendt, el derecho h u m a n o en que se fun-
la demanda de comunidad. da toda la comunidad. Al invocar la civilidad,
Durante los años ochenta, las ciencias so- se exige no sólo el imperio de la ley -el Estado
ciales latinoamericanas han hecho hincapié en de Derecho- sino también la ciudadanía, la co-
los nuevos movimientos sociales17. Ellos expre- munidad de ciudadanos. M e parece que éste es
san, en efecto, nuevas formas de solidaridad de el sentido fuerte de civilidad. M a s existe un ter-
cara a la «destrucción constructiva» de la m o - cer referente, no menos importante: lo público.
dernización. Sin embargo, estos movimientos La dictadura neoliberal limita el ámbito públi-
sociales parecen constituir m á s bien movi- co al mercado. L o público, empero, no consta
mientos «reactivos»; una reacción corporativa sólo de relaciones de intercambio. Es la esfera
en contra de la crisis y no formas innovadoras del reconocimiento recíproco: saliendo de la
de integración social. Ello explicaría la impor- privacidad a la luz pública, el individuo es re-
tancia que tienen c o m o resistencia frente a los conocido c o m o tal. El requiere del espacio pú-
gobiernos autoritarios y, posteriormente, su dé- blico en tanto espacio común; la idea de c o m u -
bil influencia política en los procesos de d e m o - nidad es la premisa para aquel reconocimiento
cratización. E n realidad, en los nuevos movi- del otro c o m o alter ego. Nuevamente se alude a
mientos sociales «lo social» conlleva una oposi- la ciudadanía. D e hecho, cuando reivindica-
ción a «lo político» de m o d o tal que les m o s lo público frente al mercado, reivindica-
dificulta expresar la demanda de comunidad m o s que las leyes de la vida pública sean un
en referencia al Estado. Posiblemente la exis- asunto público.
tencia de dictaduras haya favorecido un «alter- Basta este ejemplo para ilustrar la difícil
nativismo» antiestatista. búsqueda de comunidad (tan difícil en Améri-
Pues bien, es tiempo de recordar que el for- ca latina c o m o en otras regiones). U n a comuni-
talecimiento de la «sociedad civil» no es una dad que respete los procesos de diferenciación
alternativa al Estado. Por el contrario, consiste individual y asegure una integración colectiva.
primordialmente en una reforma del Estado ¿Qué otra cosa es la ciudadanía? El ejercicio de
que fortalezca su carácter democrático. E n con- la democracia.
A la búsqueda de la comunidad perdida. Los retos de la democracia en América latina 581
Notas
Pese a las dudas expresadas acerca de la auto- gran diversidad regional de India en lo relativo a
nomía política en vísperas de la independencia la participación en las actividades políticas y la
de India', la democracia en dicho país ha de- solidez y duración de las instituciones democráti-
mostrado ser resistente, en contraste con la ex- cas. Además, aunque los antecedentes culturales
periencia de sus vecinos que comparten algu- figuren sin duda alguna entre los factores que re-
nos de sus legados culturales, políticos e histó- fuerzan la democracia india, ello no explica los
ricos. El deterioro de la democracia en casos de colapso del régimen democrático a nivel
Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka ( M . Moore regional y local, o el intervalo autoritario de
en Mitra, 1990b), c o m o también en muchos 1975-1977, cuando la señora Gandhi impuso
Estados poscoloniales confirma el postulado de el estado de excepción a nivel nacional (Das
que, para que tenga éxito, Gupta, 1978).
la democracia política re- M á s allá de la visión
Subrata K u m a r Mitra es profesor de
quiere c o m o condiciones ciencias políticas en la Universidad de convencional de la d e m o -
previas la alfabetización y Hull, H U 6 7 R X , Reino Unido. Sus cracia en India c o m o u n
el desarrollo económico obras publicadas son: The Politics of Po- proceso normal del régi-
sitive Discrimination: A Cross-National
(Lipset, 1959), la institu- Perspective (1990), The Post-Colonial m e n colonial al gobierno
cionalización del poder po- State in Asia (1990) y Power, Protest popular, en el presente ar-
lítico antes de la introduc- and Participation: Local elites and deve- tículo se explora el proceso
lopment in India (1991).
ción de la participación po- de ruptura de las institucio-
pular (Huntington, 1968)o nes democráticas y su re-
una burguesía victoriosa constitución. Se sugiere
que sirva de base social pa- que los desafíos a la d e m o -
ra las instituciones d e m o - cracia, consecuencia de la
cráticas (Moore, 1966). El rebelión política, la intole-
«ejemplo contrario» de la rancia de las minorías cuya
India plantea pues la si- manifestación extrema son
guiente cuestión: ¿Por qué India, a pesar de una los disturbios comunales, y la violencia políti-
cultura enraizada en la jerarquía social, la po- ca, la «criminalización de la política»2, el uso
breza y el analfabetismo, consiguió mantener excesivo de la fuerza y el ascenso del «autorita-
un orden político democrático? (Das Gupta, rismo popular» no son características mera-
1989; Brown, 1985; Kokli, 1988; Kotbraje, mente incidentales de la democracia india, si-
1988). no que, de hecho, están emparentadas con el
El caso excepcional de India ha inducido a proceso que en primer lugar hizo posible la de-
algunos estudiosos a sugerir que factores mocracia en India. M á s que definir la democra-
etnocéntricos tales c o m o el «genio de la cultura cia solamente en función de la participación
india» explican el éxito de sus instituciones de- popular, este concepto se utiliza en u n sentido
mocráticas. El argumento, presentado en esta m á s amplio, c o m o «una forma de gobierno que
forma, es claramente inadecuado por razón de la promueve y protege los derechos» (Jothari,
R I C S 129/Septiembre 1991
584 Subrata Kumar Mitra
Porcentaje de votos
Electorado Participación Partido Partido Otros partidos
Año (millones) (%) gobernante Comunista de la oposición
1952 173,2 46,6 45 3,3 51,7
1957 193,7 47,1 47,78 8,92 43,3
1962 217,7 55,1 46,02 9,96 44,02
1967 250,1 61,1 40,73 9,4 49,87
1971 274,1 55,3 43,68 9,85 46,47
1977 321,2 60,5 43 6,1 50,9
1980 355,6 56,9 42,66 8,83 48,51
1984 375,8 63,4 49,16 8,66 42,18
1989 498,6 59,9 17,73* 8,93 73,34
Fuente: Press Information Bureau, Gobierno de India.
* E n las elecciones de 1989, no hubo mayoría absoluta. El Janata Dal, que ganó 142 de un total de 524 escaños
sometidos a votación, formó gobierno con apoyo del Frente de Izquierdas y el Partido Bharatiya Janata. El
partido del Congreso, que obtuvo el 39,33 % de votos y el 37 % de los escaños, es el principal partido de la oposi-
ción.
Crisis y resistencia de la democracia india 585
emergencia nacional (Morris Jones, 1977; Das cias reformistas y políticas del nacionalismo in-
Gupta, 1978). Los casos de revocación de go- dio, adquirió una nueva profundidad social
biernos elegidos regionales y de gobierno direc- cuando bajo la dirección de Gandhi recabó el
to desde Delhi, si bien no eran desconocidos en apoyo activo del campesinado, los obreros y
la época de Nehru, se han hecho m á s frecuentes otros grupos de las zonas rurales y urbanas.
recientemente4. Por otra parte, la robustez de la E n el centro del movimiento nacional se en-
democracia india se demuestra por el hecho de contraba el Congreso Nacional Indio, que se
que el régimen autoritario, en vez de hacerse convirtió en un puente efectivo entre la socie-
permanente c o m o en muchos países en desa- dad y el Estado colonial, compitiendo o colabo-
rrollo, se utiliza con frecuencia c o m o medida rando alternativamente y sentando las bases
temporal para allanar el camino hacia la reanu- para la creación de una autoridad política na-
dación de la política democrática, procedi- cional cohesiva (Manor: 1990). Asimismo, el
miento autocorrectivo que figura en la Consti- Congreso demostró una considerable habilidad
tución. N o obstante, ello suscita cuestiones para apropiarse los programas y el personal de
preocupantes acerca de lo profundo de la acep- otros movimientos. El impulso inicial de la
tación de las instituciones democráticas en In- constitución de sindicatos u organizaciones de
dia. campesinos y de otros grupos de trabajadores
no siempre comenzó bajo la dirección del C o n -
greso. Sin embargo, los dirigentes del Congreso
Cultura autoritaria, legado colonial de las diferentes regiones se sumaron gradual-
y política pluralista mente al movimiento o establecieron un estre-
cho contacto entre los organizadores autóno-
E n vista de los excelentes trabajos históricos m o s y la organización del partido. Así empezó
existentes sobre el movimiento anticolonial en un proceso de integración consistente en vincu-
India (Bowra, 1958;Manot, 1990), esta sección lar a una organización nacional institucionali-
se centrará en la cuestión relativamente limita- zada la participación de las masas en la acción
da del impacto de la lucha por la libertad en el política y económica, que requirió con frecuen-
desarrollo de las instituciones democráticas en cia un proceso delicado de equilibrio de intere-
India. Convendrá empezar con la conceptuali- ses contradictorios. La «tarea conjunta de alen-
zación de la sociedad india c o m o una jerarquía tar las exigencias y contenerlas mediante la
de relaciones, organizadas en torno a la desi- conciliación, en el interés; m á s amplio del m o -
gualdad de la condición jurídica, la riqueza y el vimiento nacional, contribuyó a capacitar al
poder (Bose, 1989:86-103) c o m o punto de par- grupo dirigente, a lo largo de los años, en el arte
tida del análisis, ya que el problema de los into- de manejar los intereses de conflictos en los
cables, enraizado en el sistema de castas, se pre- sectores industrial y agrícola de la economía»
senta con frecuencia c o m o la demostración (Das Gupta, 1989:62).
m á s convincente de la insuficiencia de la de- Bajo la dirección del M a h a t m a Gandhi, el
mocracia india. Las primeras voces contra los Congreso fomentó la adopción de decisiones
aspectos degradantes de la tradición india per- por consenso y el ajuste a la gama m á s amplia
tenecieron a reformadores sociales del siglo posible de intereses. La rápida transición de un
XIX, en particular R a m M o h a n R o y . Estos re- foro de protestas originado en las élites del país
formadores, que incluían en su programa algu- a una organización institucionalizada que in-
nas propuestas de los utilitarios, vieron al go- corporaba una amplia variedad de intereses
bierno colonial c o m o un aliado en una lucha dotó a la dirección de Gandhi de una autoridad
c o m ú n . Sin embargo, el apoyo que esos progra- nacional m u c h o antes de que adquiriera un po-
m a s recibieron de u n gobierno británico gene- der estatal. La insistencia de Gandhi en la no
ralmente favorable perdió intensidad después violencia y la solución pacífica de los conflictos
del motín de 1857. A partir de entonces, el go- sirvió para promover la coherencia orgánica y
bierno colonial se abstuvo en general de toda ofreció a la vez una técnica nueva de resisten-
intervención directa en la sociedad india. Pero cia anticolonial. Bajo su dirección, el Congreso
la reforma estaba ya programada y el Congreso pudo conglomerar las quejas de los campesinos
Nacional Indio (fundado en 1885) hizo suya es- locales contra los terratenientes, los conflictos
ta causa. El Congreso, que agrupó las tenden- laborales y los intentos de las castas bajas por
586 Subrata Kumar Mitra
obtener respetabilidad social, dentro de la cau- Así, pues, durante m á s de medio siglo el
sa general del movimiento nacional. Este pro- Congreso se convirtió en el centro de la lucha
ceso se extendió horizontalmente a sectores nacional por la independencia. Seguía una es-
que no habían participado en el movimiento trategia que combinaba los objetivos políticos
nacional, y verticalmente a los campesinos, las con la reforma social. Su compleja acción, ba-
castas m á s bajas y los trabajadores pobres de sada en la competencia y la colaboración con
las ciudades. El ejemplo de Gandhi fue seguido los ingleses, fue ampliando regularmente el
por otros, c o m o Nehru quien aportó al movi- programa político, hasta que al final incluyó
miento las ideas occidentales de socialismo, prácticamente todos los aspectos de la vida na-
planificación y desarrollo industrial. cional. Esta herencia de acción directa, movi-
Las clases medias indias, otro elemento miento de masas y cooperación constructiva se
importante del gobierno democrático del futu- convirtió en un importante ingrediente de la
ro, crecieron hasta cierto punto dentro del m o - cultura política que ha sostenido al régimen de-
vimiento del Congreso, y hasta cierto punto mocrático de India después de la independen-
también fuera de él y en algunas ocasiones en cia.
oposición a él. Las clases medias fueron un
producto de la política británica consistente
en introducir un sistema educativo moderno India, después d e la independencia:
en el decenio de 1820. Las reformas constitu- la dialéctica d e la política
cionales de 1909 concedieron una limitada re- y la cultura
presentación parlamentaria india, pero el de-
recho de voto y la responsabilidad de los Cuando accedió a la independencia en 1947,
miembros elegidos se limitaron severamente. India poseía ya varios atributos que facilitaron
Las reformas de 1919 previeron una responsa- con el tiempo el desarrollo de la democracia
bilidad relativamente m á s amplia a niveles lo- política. La transferencia pacífica de poder per-
cal y provincial en materias tales c o m o educa- mitió la continuidad del equipo dirigente y las
ción, sanidad y obras públicas, que no se estructuras institucionales. Existía ya u n cuer-
consideraban «reservadas» ni fundamentales po profesional de funcionarios y policía que
para el control colonial. U n sector del partido podía utilizarse inmediatamente y ampliarse
del Congreso aprovechó estas reformas para en el futuro. Sobre todo, el desarrollo de la or-
participar en las elecciones locales y munici- ganización del Congreso hasta constituir una
pales. D e ello se siguieron dos consecuencias, institución política nacional, que llegaba a los
que fomentaron considerablemente la solidez puntos m á s remotos e incorporaba los princi-
y el vigor del gobierno democrático después de pales sectores políticos de la población que
la independencia. El Congreso, al hacer causa representaban a los diversos grupos laborales,
c o m ú n con las aspiraciones de la clase media, permitió el ejercicio unificado del poder. L a
ganó la confianza y lealtad de ésta, al m i s m o partición del país y la formación del Pakistán
tiempo que desafiaba la autoridad y legitimi- pareció reforzar el sentido de unidad al elimi-
dad del Gobierno británico, que mantenía es- nar un importante oponente del nacionalismo,
trechos vínculos con esos mismos grupos so- y contribuyó a establecer un nuevo vínculo en-
ciales. E n segundo lugar, el Congreso, tre el partido del Congreso y las minorías de
mediante su vigorosa participación en las elec- India, pero los nuevos dirigentes no dieron por
ciones, sobre todo en las de las legislaturas supuesto el reconocimiento de su patrimonio
provinciales, con arreglo a la Ley de Gobierno nacionalista. Gracias a la competencia electo-
de India de 1935, fomentó entre sus dirigentes ral a la que se adaptaron rápidamente, los diri-
la capacidad de conglomerar intereses y desa- gentes del Congreso trataron de crear u n siste-
rrollar una acción política sostenida y coordi- m a constitucional basado en la representación
nada, y de conocer las técnicas de la adminis- política. Por último, la adopción por Nehru del
tración. Asimismo, les confirió lo que pocos principio de no alineamiento c o m o piedra an-
movimientos anticoloniales tenían, es decir, gular de la política exterior de India creó una
u n gusto por la competencia política genuina y generación de dirigentes políticos orientados
la experiencia del patronazgo c o m o instru- hacia el interior, que trataron de conseguir la
mento de transacciones políticas. legitimidad mediante u n sistema político au-
Crisis y resistencia de la democracia india 587
ténticamente indio, relativamente libre de in- el régimen indio del régimen de partido único y
terferencia extranjera directa. del sistema de multipartidismo.
Vistos retrospectivamente, los dos primeros Kothari ( 1988; 164-165) ha descrito gráfica-
decenios siguientes a la independencia, corres- mente la interconexión de las normas de la po-
pondientes aproximadamente al dominio de lítica democrática, la transacción política y la
Nehru sobre la política india, fueron cruciales sociedad india después de la independencia en
para la transición de un Estado colonial a un su noción del «sistema» del Congreso, según la
gobierno democrático. Los años comprendidos cual «la competencia política quedó internali-
entre 1950 y 1967 se caracterizaron por el sóli- zada y se llevó a cabo dentro del Congreso».
do dominio del Congreso. Aunque los partidos Esto fue posible por la existencia de un sistema
de la oposición no se alternaron con el partido de patronazgo mediante el cual se tenían en
dominante en el gobierno del país, su exclusión cuenta las instituciones tradicionales de paren-
de la determinación de la política pública fue tesco y casta y se desarrolló una estructura de
m á s formal que real. D e hecho, eran indispen- presiones y transacciones. Incluso sin la venta-
sables para el funcionamiento del sistema del ja de la alternancia de los partidos, gracias al
Congreso. Ello quedó ampliamente demostra- sistema de partido dominante y a una prensa
do por el grado de influencia en la política gu- libre la competencia política se intensificó, se
bernamental (aunque esta influencia se ejercie- registraron cambios, llegaron al poder nuevos
se indirectamente) de los partidos de la dirigentes procedentes de una base social m á s
oposición. Esta fue la característica básica del amplia y se desarrolló una intrincada estructu-
sistema del partido dominante que distinguió ra de mediación en los conflictos, negociación
588 Subrata Kumar Mitra
conflicto12. U n sistema oficioso de cuotas tien- aparecido nuevos problemas, descritos por Ja-
de a equilibrar la necesidad de atraer a perso- mes M a n o r c o m o crecientes «anomias»13, por
nas capaces hacia los servicios públicos y las Morris-Jones (1987, Epilogue) c o m o u n
fuerzas armadas con la necesidad de mantener aumento importante de los conflictos políticos
una proporción regional y social, creando en y bélicos internos a los que el sistema no es ca-
este proceso nuevas fuentes de legitimidad y paz de adaptarse, y por Satis Saberwal (1986)
globalidad para el orden político democrático. c o m o una crisis resultante de la incapacidad de
En comparación con la situación existente en desarrollar una serie de normas coherentes y
el m o m e n t o de la independencia, las fuerzas legítimas a nivel local, regional y nacional. E n
armadas han aumentado considerablemente, esta sección examinaremos los acontecimien-
pero el gobierno sigue manteniendo un firme tos que condujeron a la aminoración del equili-
control, lo que c o m o mínimo explica la ausen- brio político de años anteriores y contribuye-
cia de toda amenaza de intervención militar, ron al auge del autoritarismo popular.
en acentuado contraste con la situación preva- E n el m o m e n t o álgido de dominio del C o n -
leciente en el Africa poscolonial, donde «las greso, el faccionalismo había proporcionado
escasas posibilidades de educación y de parti- un mecanismo mediante el cual el partido po-
cipación africana en la administración induje- día adaptarse a las estructuras políticas locales
ron a muchos jóvenes ambiciosos a entrar en y combinarlas para formar una maquinaria po-
el ejército, creando una gran reserva de h o m - lítica m á s amplia. Los costos de este proceso
bres con contactos m á s allá de su aldea o re- eran una serie de intereses y expectativas con-
gión que disponían de medios de fuerza y no tradictorias que el partido tenía que atender y
se contentaban con hacer de espectadores si cumplir. U n a de las consecuencias fue la inco-
los políticos parecían ineficaces o absoluta- herencia en el plano de la formulación y ejecu-
mente incapaces de crear un gobierno estable. ción de políticas y la otra la disidencia en el
La oficialidad de India, por disposición, for- partido, que se manifestó en conflictos entre el
mación, tradición y estructura de control civil, sector de organización y el sector parlamenta-
ha permanecido apolítica, incluso en épocas rio. Estos conflictos eran el pan nuestro de cada
de disturbios políticos» (Cohen en Kokli ed., día durante el m o m e n t o de m á x i m o dominio
1988:99-143). del Congreso. Los primeros años que siguieron
a la independencia se caracterizaron por los in-
tentos de la organización por afirmar su supre-
Atrofia de la organización. macía, pero el centro de gravedad político ha-
Aminoración del papel mediador de bía pasado del partido al gobierno. E n 1951,
los partidos y alza del autoritarismo Nehru fue elegido presidente del Congreso, so-
popular metiendo así al partido y al gobierno al control
de un solo dirigente. Su elevación c o m o jefe
La fórmula del Congreso para obtener éxitos indiscutido del partido del Congreso «confir-
electorales no creó necesariamente las condi- m ó el papel predominante del Primer Minis-
ciones para un gobierno eficaz. Este extremo tro...»14. Nehru ocupó la presidencia del parti-
fue demostrado por Morris-Jones, que hacia el do durante tres años solamente, pero después
final del período de dominio indiscutido del se aseguró la subordinación de la organización.
Congreso observó: «Para dominar, el Congreso C o n Nehru, el Comité de Trabajo del Congreso
debe adaptarse, y sin embargo la adaptación quedó sometido al dominio del sector parla-
promueve la incoherencia que destruye la capa- mentario, del que los ministros y subsecreta-
cidad de dominar» (Morris-Jones, 1966:460). rios m á s poderosos e importantes constituye-
Gunnar Myrdal calificó este mismo problema ron un núcleo. El Comité se convirtió en «la
c o m o «estado blando» y Barrington Moore lo caja de resonancia con que el Primer Ministro
denominó «estancamiento pacífico», lo que a podía poner a prueba la aceptación de nuevas
su juicio era el precio que había que pagar por políticas, así c o m o un importante mecanismo
la democracia en este país. La India posterior a de retroinformación que permitía evaluar las
la Revolución Verde, c o m o hemos visto antes, reacciones del partido y los dirigentes estata-
ha invalidado parte de los pronósticos pesimis- les» (Kochnek, 1968:307). Nehru trató de utili-
tas que se hicieron anteriormente, pero han zar al Comité de Trabajo para dirigir a los mi-
Crisis y resistencia de la democracia india 591
Cartel de campaña electoral en la India: el héroe (Partido del Congreso) salva a la bella (democracia india).
R. Bedi/Camera Press.
nistros estatales del Congreso. El Comité se parlamentaria hasta un 54 %, cifra sin prece-
convirtió en un agente de arbitraje, concilia- dentes, fue consecuencia de un anticongresis-
ción y mediación, en un intento por conseguir m o amorfo del que salieron, sobre todo, benefi-
un nuevo consenso nacional sobre el programa ciadas las amplias coaliciones contrarias al
económico del partido. Las facciones discre- partido15. N o obstante, la derrota del Congreso
pantes se sometieron a una disciplina mediante sentó las bases para cambios de vasto alcance
un proceso de persuasión, conciliación y ajuste. en la naturaleza de la organización y en su es-
N o obstante, en el curso de este proceso, a m e - tructura de poder interno. A d e m á s de reducir
dida que el poder se delegaba a los dirigentes de la fuerza parlamentaria general del Congreso,
nivel regional, el partido tuvo que hacer frente en 1967 el electorado condenó con particular
a los peligros de caciquismo, persistencia en los severidad a los «caciques», incluyendo muchos
cargos e indisciplina. elementos fundamentales de la organización
Algunas de las consecuencias de la decaden- del partido. Liberada de la presión de los viejos
cia de la organización del partido se vieron cla- caciques del partido por su derrota electoral, la
ramente en las elecciones generales de 1967. La Sra. Indira Gandhi, que apenas un año antes
derrota del Congreso en la mitad de los Estados había sido designada m á x i m o dirigente por los
de la Unión y la disminución de su mayoría buenos oficios del «sindicato» del Congreso
592 Subrata Kumar Mitra
(una alianza de los dirigentes de la organiza- poder de cualquier posible rival político»
ción y algunos dirigentes regionales), trató de (ibid, págs. 96-97).
asegurarse el dominio del gobierno. Desde el m o m e n t o de la escisión del partido
Para permitirle llevar la iniciativa, la señora en 1969, Indira Gandhi trató de centralizar lo
Gandhi emprendió una serie de medidas entre que era fundamentalmente un partido federal.
las cuales figuraba la nacionalización de los Mediante la intervención directa en las unida-
bancos y la reorganización de la dirección del des regionales del Congreso, destituyó a minis-
partido al m á s alto nivel con objeto de excluir a tros que habían echado raíces en sus cargos y
las personas de opiniones conservadoras, lo los sustituyó por hombres de su confianza, lea-
que al ñnal dio lugar a una escisión. Reducida a les personalmente pero sin bases en sus propias
una minoría por la escisión, el partido del C o n - regiones. Asimismo, trató de transformar la ba-
greso de la señora Gandhi (en el gobierno) cul- se social del partido del Congreso, con la incor-
tivó el apoyo de los partidos de izquierdas y se poración de las «secciones m á s débiles» de la
presentó a las elecciones de 1971 con un pro- sociedad, o sea, los jóvenes, las mujeres, los
grama radical. La señora Gandhi, que era m u y musulmanes, las castas y tribus m á s bajas y los
popular, trató de dirigirse directamente a los pobres. Pero su esfuerzo quedó circunscrito
votantes sorteando las estructuras intermedias: principalmente a la retórica. E n ausencia de
los notables de las aldeas y los «bancos de vo- elecciones de organización, la estructura del
tos», que habían constituido la base de la vieja poder dentro del partido permaneció en gran
maquinaria del Congreso. El resultado de las parte inalterada. Así, mientras que los lemas
elecciones de 1971 al Lok Sabha fue una victoria populistas daban lugar a crecientes expectati-
aplastante del Congreso de la señora Gandhi, vas, ello no se correspondía con un éxito econó-
reforzada aún m á s por la victoria igualmente mico espectacular ni con la organización políti-
masiva en las elecciones de 1972 a la A s a m - ca necesaria para atraer hacia el partido a los
blea que se celebraron inmediatamente des- nuevos grupos movilizados. La crisis resultante
pués de la decisiva victoria india en la guerra se vio empeorada por una combinación de fac-
contra Pakistán en 1971; el partido del C o n - tores desfavorables: los costos de la guerra de
greso conquistó m á s del 70 % de los escaños de 1971 y el socorro a los refugiados, las graves
la Asamblea. El control del Congreso sobre los sequías de 1972 y 1973 y la escalada de precios
Estados confió a Indira Gandhi un poder sin que siguió a la crisis energética mundial de
precedentes. Basándose en gran medida en su 1973.
carisma personal y en una política populista, El mecanismo de solución de conflictos del
Indira Gandhi había destruido la estructura partido del Congreso durante los primeros de-
caciquil del viejo Congreso, pero no la sustitu- cenios que siguieron a la independencia había
yó por una estructura eficaz de vinculación del tendido a localizar los conflictos y a poner en
centro con las unidades locales del partido. activo una extraordinaria combinación de inte-
Tanto dentro del partido c o m o en el gobierno, reses mediante la intervención de los «observa-
la autoridad estaba centralizada y personaliza- dores» enviados por el partido para hacer de
da, y las decisiones las tomaba directamente la arbitros entre las fracciones rivales. La pérdida
Primera Ministra. Los miembros del gobier- de dirigentes de nivel intermedio, que fueron
no, los presidentes del partido y los principa- gradualmente sustituidos por una nueva clase
les ministros ocupaban sus cargos en función cuya autoridad se derivaba de la lealtad a los
de su lealtad personal hacia la Sra. Gandhi. dirigentes máximos, y no de una base masiva
Los cargos en el gobierno se cambiaban regu- independiente, privó al sistema político en ge-
larmente para desequilibrar a cualquier posi- neral de esas barreras de contención - d e resul-
ble rival, y muchos ministerios clave estaban tas de lo cual los conflictos locales y regionales
bajo el control directo de la Primera Minis- tendieron a extenderse de una región a otra.
tra16. U n a evolución similar dentro del parti- Así, por ejemplo, los conflictos políticos regio-
do, característica del estilo político de la seño- nales en Bihar y Gujarat asumieron proporcio-
ra G a n d h i , causó u n a atrofia de la nes nacionales. La crisis se vio empeorada con
organización. D e 1969 a 1977, el Congreso tu- la impugnación legal de la permanencia de In-
vo cinco presidentes, «con lafinalidadaparen- dira Gandhi c o m o Primera Ministra por una
te de evitar la consolidación institucional en el presunta vulneración de las leyes electorales.
Crisis y resistencia de la democracia india 593
La solución ideada por la señora Gandhi para comités provinciales, de distrito y locales del
superar estas dificultades políticas fue una do- Congreso, si es que funcionaban, eran tributa-
sis de régimen autoritario, impuesto en forma rios del «alto mando» del partido central, eufe-
de estado de excepción nacional. m i s m o para designar a la señora Gandhi.
Durante el estado de excepción, el sistema El fomento de las tendencias autoritarias
democrático de India sufrió una m e r m a sin dentro del Congreso y el entorno político en el
precedentes. Sus repercusiones sobre los resul- que operaba ofrecen similitudes con evolucio-
tados del Congreso en las elecciones de marzo nes parecidas en otros lugares del Tercer M u n -
de 1977 fueron devastadoras. Dividido acer- do. E n esas sociedades, caracterizadas por un
bamente en torno al Estado de excepción, y alto nivel de participación y la rápida moviliza-
por el regreso de Indira Gandhi a la política, el ción de grupos sociales antes pasivos, «los nive-
Congreso se escindió. E n enero de 1978 se les cada vez m á s elevados de activismo político
constituyó un ala escindida (Indira). El sector de la clase obrera han inspirado un tipo de go-
mayoritario del partido, dirigido por los ex bierno que es a la vez popular y autoritario. Ese
ministros Swaran Singh y Y . B . Chavan, recha- autoritarismo popular fusiona una moviliza-
zó el estado de excepción y condenó sus «exce- ción política intensiva de sectores sociales an-
sos», mientras que el Congreso (I) de la señora tes excluidos y estructuras políticas que limitan
Gandhi lo justificaba en nombre de los pobres estrictamente la capacidad de esos grupos de
y apelaba a los desasistidos -los campesinos afectar a la política nacional»17. Después de la
sin tierras, las minorías y, especialmente, los escisión de 1969, el Congreso, bajo la dirección
harijans- para obtener sü apoyo. El Congreso de la señora Gandhi, siguió muchas de las polí-
de Indira Gandhi probó en seguida que era ticas y métodos de organización habitualmente
m á s efectivo que su rival, muchos de cuyos atribuidos al peronismo. Así, por ejemplo, los
miembros empezaron a gravitar hacia el C o n - llamamientos directos a las masas en nombre
greso (I) a medida que el partido marchaba del nuevo orden fueron seguidos de una reduc-
inexorablemente hacia la recuperación de su ción de los temas de debate en el parlamento y
posición perdida. Entre tanto, el gobierno Ja- del poder de supervisar la acción administrati-
nata hacía frente a las consecuencias de sus va por parte del poder judicial y la oposición.
contradicciones internas, en forma tanto de La limitación de la actividad política autóno-
conflictos de personalidad c o m o de diferen- m a se reflejó en la supresión brutal de la huelga
cias ideológicas persistentes. L a victoria del de ferrocarriles de 1974, que iría seguida del
Janata en 1977 se había recibido con euforia y estado de excepción en 1975. El Congreso m a n -
ensalzado c o m o la revolución democrática. tuvo los atributos básicos del autoritarismo po-
Sin embargo, 28 meses después, el gobierno se pular, c o m o el poder de decisión de un peque-
derrumbó entre desavenencias, descontento y ño grupo, la afición por el secreto y los amplios
decepciones. Las elecciones generales subsi- llamamientos a los sentimientos populares, en
guientes presenciaron el retorno triunfante de detrimento de la organización tradicional del
una impenitente Indira Gandhi. partido, incluso después de la derrota de 1977.
La «desinstitucionalización» del partido Lo acertado de esta estrategia c o m o instrumen-
del Congreso formaba parte integrante del esti- to de éxito electoral se demostró en la «restau-
lo y el m o d o de gobernar de Indira Gandhi. L a ración» del Congreso en 1980 18 .
señora Gandhi había tratado de transformar el Inmediatamente después de su victoria
partido en un instrumento de poder personal y electoral de 1984, Rajiv Gandhi hizo un inten-
garantizar que ninguno de sus miembros pu- to de reestructurar el Congreso en forma de
diera desafiar su posición de primera ministra partido m á s abierto y democrático, pero una
o poner en peligro la sucesión de su heredero serie de derrotas electorales le fueron empujan-
predilecto, primero Sanjay y después Rajiv. N o do cada vez m á s hacia el modelo de autoritaris-
había habido elecciones de organización desde m o popular. La característica familiar de inac-
1972. El Comité del Congreso Panindio y el cesibilidad del dirigente m á x i m o , que gobierna
Comité de Trabajo, que habían sido el centro a través de personas de su confianza y trata de
fundamental de adopción de decisiones del llegar directamente a las masas en detrimento
partido, entraron en agonía. Las unidades esta- de la autonomía de la organización y los diri-
tales del partido carecían de autonomía y los gentes de nivel intermedio, se ha dejado sentir
594 Subrata Kumar Mitra
de manera creciente en el partido del Congreso tas, universitarios, agentes sociales y activistas
desde 1986. Después de su derrota electoral de políticos que se convirtieron en un importante
1989, hubo alguna especulación sobre una po- grupo de presión en la política de los años
sible escisión y reorganización del partido. N o ochenta. Su presencia e intervención ha contri-
obstante, la posibilidad de llegar al poder c o m o buido a dar publicidad a las luchas de los gru-
resultado del probable colapso del gobierno Ja- pos sociales vulnerables y a exponer injusticias
nata con una repetición del escenario que si- administrativas y, en los casos m á s extremos,
guió a la derrota del Congreso en 1977, sigue actos de represión del Estado. El activista parti-
manteniendo cohesionado al partido, cuya es- cipante en estos movimientos, que ha apareci-
tructura autoritaria está en estado de anima- do c o m o «una nueva clase social de mediado-
ción suspendida. res en el proceso político», suele pertenecer a la
clase alta o media y tiende a «identificarse con
las capas m á s bajas de la sociedad -los pobres,
El descenso de las estructuras los oprimidos y los segregados, una amplia va-
intermedias y el ascenso de los riedad de estratos sociales que va desde las cas-
movimientos locales de protesta tas de intocables y los indigentes de las tribus y
c o m o factor de equilibrio las minorías étnicas hasta las víctimas de dis-
criminaciones sexuales, ecológicas y generacio-
Todo sistema de competencia depende del res- nales, y de atrocidades y violencias» (Kothari,
peto general por la autoridad del gobierno, la 1988:125). Estos movimientos abarcan u n a
obtención de esta autoridad mediante un m a n - amplia variedad que comprende movimientos
dato popular y la existencia de una estructura ecológicos, el movimiento feminista, el movi-
jurídica que prescriba los derechos y deberes en miento de libertades civiles, los movimientos
los campos esenciales de la vida social. T o d o de autodeterminación y autonomía regional y
movimiento que reduzca el gobierno a una se- los movimientos de campesinos (ibid). El obje-
rie de cargos, y los cargos a una serie de inte- tivo general de los movimientos de protesta no
reses especiales, perjudica estas condiciones y es negar el progreso sino adaptarlo a las necesi-
coloca a u n sistema democrático que funcione dades locales. La democracia aparece c o m o el
ante un dilema peculiar. Las menores posibili- poder de los que carecen de poder y los privile-
dades de articulación y agregación de los inte- giados de las ciudades, que han aprendido algu-
reses limita la eficacia del proceso político nor- na lección del estado de excepción d e
mal. Por otra parte, la agitación para cambiar 1975-1977 acerca de los costos encubiertos de
la ley al margen del poder legislativo y judicial, las soluciones autoritarias a los problemas polí-
que puede ser la forma m á s efectiva de política ticos, han hecho causa c o m ú n con ella. La coa-
en estas circunstancias, aminora el respeto de lición que llevó el partido Janata al poder en
la ley y un gobierno ordenado y, a la larga, tam- 1989 se benefició por muchos conceptos del
bién de la democracia. El crecimiento de las amplio deseo de participación democrática y
tendencias autoritarias en el partido gobernan- acceso al centro de adopción de decisiones.
te que limitó en gran medida el alcance y la A un nivel m á s amplio, la aparición durante
eficacia de la prensa, el poder judicial y los sin- el último decenio de esa nueva conciencia de
dicatos, creó una aguda crisis en la democracia los derechos civiles, unos partidos de oposición
india durante los años setenta. El vacío así rejuvenecidos y u n poder judicial activo ha
creado en el proceso de mediación política en- constituido un factor de equilibrio frente al cre-
tre el Estado y la sociedad ha sido llenado hasta cimiento de las tendencias autoritarias disimu-
cierto punto por los movimientos locales de ladas de los partidarios de un Estado fuerte y
protesta y los activistas de los derechos civiles dedicado al desarrollo, la gestión racional de
(Kothari y Shethi, 1989), así c o m o por la con- los recursos y una tecnología moderna, cuyo
certación de los partidos de la oposición en de- ejecutor sería una burocracia racional. Kothari
fensa de la democracia. (1988:175) llama la atención sobre las conse-
U n a de las consecuencias del estado de ex- cuencias m á s amplias de esta nueva evolución
cepción fue la agrupación de una amplia varie- de la política india: «el período de erosión del
dad de fuerzas políticas en defensa de las liber- parlamentarismo, el partido y las instituciones
tades civiles, formadas por abogados, periodis- federales y de decadencia de la autoridad del
Crisis y resistencia de la democracia india 595
biemo, así c o m o el éxito de la transición de las favorables. Rajni Kotharí resume este senti-
unidades administrativas coloniales a las regio- miento general: «Para nosotros, los del Tercer
nes culturalmente homogéneas dotadas de una M u n d o , la democracia no es sólo la forma de
considerable autonomía, consiguieron arraigar gobierno preferida, sino que es una cuestión de
la confianza en la democracia c o m o método vida o muerte» (1988:135).
efectivo de transacción política. A ello se debe Por último, así c o m o la vida política endó-
que grupos políticos de la izquierda o la dere- gena de India se ha visto enriquecida por la in-
cha que son hostiles por principio a la d e m o - troducción de ideas que nacieron y maduraron
cracia liberal hayan aprendido a acomodarse a en las democracias liberales occidentales, las
la estructura democrática de India en la prácti- realizaciones nacionales tienen consecuencias
ca, sobre todo cuando consiguen cargos políti- que van m á s allá de su caso específico. E n con-
cos gracias a las elecciones. traste con los estrechos intereses de anteriores
A veces se afirma que la democracia en In- estudios que se concentraban en las condicio-
dia funciona solamente al nivel de agregación y nes sociales y económicas previas a la introduc-
adaptación de los intereses. Algunos estudiosos ción de la democracia política, la experiencia
de la política india han mantenido que no es india muestra la autonomía e importancia de la
posible asentar una democracia estable sobre política para implantar una estructura política
estos fundamentos, pues un régimen autorita- democrática a pesar de la pobreza, la desigual-
rio podría efectuar la agregación de los intere- dad, el analfabetismo y las profundas divisio-
ses casi con igual eficacia. La crítica refuerza nes étnicas y religiosas. La importancia univer-
además el peligro potencial de un posible co- sal de la realización india consiste en que es
lapso o, lo que es m á s probable, un gradual y una demostración del potencial democrático
subrepticio deterioro de las instituciones de- de una acción política decidida a nivel local,
mocráticas hasta que el sistema quede reducido c o m b i n a d a con instituciones políticas
a una cascara vacía. Si bien no se puede descar- representativas y vinculada a la competencia
tar por completo la existencia de este peligro, política y la reforma social, a pesar de que no
nuestro análisis muestra que se es consciente exista una riqueza material ni un individualis-
de esta amenaza y pone de manifiesto las m e - m o posesivo c o m o parte integrante del patri-
didas adoptadas para contrarrestarla, en for- monio cultural.
m a de movimientos de base para la democra-
cia de una variada coalición de fuerza a ella Traducido del inglés
Notas
and the Gandhis: An Indian 7. Véase Mitra, 1990, en relación 15. Véase Stanley Kochanek, The
Dynasty (Londres: Pan Books, con los motivos que informan la Congress Party of India: The
1985). Para un estudio teórico de discriminación positiva, y Roy y Dynamics of One Party Democracy
las normas de sucesión que pone Singh en ibid para la prueba de la (Princeton: Princeton University
en entredicho esta opinión, véase movilidad social de los harijans Press; 1968) pág. 307.
Mitra (1988). c o m o consecuencia de la política
de reserva. 16. Véase Subrata K u m a r Mitra,
4. El régimen presidencial, con Governmental Instability in India
8. Rudolph y Rudolph (1988) lo States (Delhi: Ajanta; 1978).
arreglo al cual una región es
denominan «pluralismo dominado
gobernada directamente por el
centro durante un período por el Estado» y «modelo de 17. Stanley Kochanek, «Mrs
concreto, es indicio del fracaso del comisión salarial» para la solución Gandhi's Pyramid: the N e w
gobierno representativo. Durante de las negociaciones celebradas por Congress», en Henry Hart, ed.
los dos primeros decenios de la los sindicatos en esa esfera. Indira Gandhi's India: A Political
independencia, ocurrió con poca System Reappraised (Boulder,
9. Respecto del concepto de Colo Westview Press, 1976),
frecuencia, siendo el caso m á s
«estado de desarrollo», véase pág. 101.
conocido la renovación del
Chalmers Johnson, MITI and the
gobierno comunista elegido en
Japanese Miracle: The Growth of 18. Lars Schoultz, «The
Kerala en 1959. Durante la
Industrial Policy, 1925-1975 Socio-economic Determinants of
inestabilidad gubernamental de
(Stanford: Stanford University Popular Authoritarian Electoral
mediados de los años sesenta se
Press; 1982). BehaviouD>, American Political
hizo más frecuente, elevando a
ocho el total de casos de Science Review 1 \ (4), pág. 1.424.
imposición del régimen 10. Véase en Das Gupta (1989:95)
presidencial durante el primer y H . R . Chaturvedi y Subrata
19. Myron Winer, India at the
gobierno de Nehru y Shastri, de Mitra, Citizen Participation in
Polls: the Parliamentary Elections
1950 a 1966. Sin embargo, durante Rural Development (Delhi: Oxford
of 1980 (Washington, D . C . ;
los dos mandatos de Indira e I B H 1982) la satisfacción general
American Enterprise Institute;
Gandhi, el régimen presidencial se por el nivel de desarrollo que se ha
1983).
impuso 42 veces, «a m e n u d o por logrado en los últimos años, sobre
motivos partidistas» (Hardgrave y la base de una encuesta realizada
en dos Estados de India. 20. Kothari resume los objetivos
Kochanek, 1987:70). de los «movimientos de base»
c o m o «... un intento de
11. Para información sobre el
contrarrestar la tendencia
5. Si el Presidente de India está logro de la autosuficencia
principal hacia la despolitización
convencido de que existe un grave alimentaria en India, véase John
promovida por una dirección
estado de excepción, puede Wall, «Foodgrain Management:
populista que hacía que un número
proclamarlo mediante una Pricing, Procurement,
creciente de personas quedasen
declaración en este sentido Distribution, Import and Storage
marginadas de la política y de la
(Artículo 352). Mientras esté en Policy in India», Occasional
economía organizada» (1988:175).
vigor el estado de excepción, nada Papers, World Bank Staff Working
U n a amplia documentación acerca
de lo previsto en el Artículo 19 Paper N . - 279, M a y 1978
del movimiento de base y el debate
limitará el poder del Estado en (Washington, D . C . , Banco
entre ellos sobre un orden político
promulgar una ley o adoptar Mundial; 1978), págs. 88-89.
alternativo, los dos vinculados
cualquier medida ejecutiva... históricamente con la lucha de
(Artículo 358). El artículo 356 12. Véase Larry Diamond, Juan Gandhi por el swaraj,figuraen
prevé disposiciones similares para Linz y Seymour Martin Lipset, IFDA Dossier 41 (mayo-junio de
la suspensión del gobierno Democracy in Developing 1984).
democrático en una región. Pero Countries (Boulder, Colorado:
los estados de excepción se Lynne Rienner Publishers; 1989)
conciben c o m o medidas pág. 38. 21. Naipaul se refiere al Estado
temporales y la responsabilidad democrático c o m o «una voluntad
ante el legislativo no queda 13. Véase Rudolph y Rudolph central» que es «mayor que la
totalmente en suspenso durante la ( 1988) y Atul Kolhi, The State and suma de sus partes». Incluso los
excepción. Poverty in India (Cambridge: movimientos de protesta refuerzan
Cambridge University Press; el Estado «al definirlo c o m o la
1985). fuente del derecho con la civilidad
6. Véase Myron Weiner, Party y la razonabilidad». La
Building in a New Nation: The 14. Véase James Manor, «Anomie institucionalización del poder en
Indian National Congress in Indian Politics», Economic and forma de Estado democrático da al
(Chicago: The Chicago University Political Weekly of India, annual pueblo «una segunda oportunidad,
Press; 1968). number, 1983. rescatándolo de los excesos que, en
Crisis y resistencia de la democracia india 599
otro siglo o en otras circunstancias Podría afirmarse que el políticos de Punjab, Cachemira,
(como se vio en países vecinos), «proceso de localizar el conflicto y Assam y Gorkhaland en Bengala
quizás hubiera tenido que vivir: el aislar las zonas perturbadas Occidental no abona esta opinión.
nacionalismo destructivo del Shiv acarrea el peligro m u y real de Así, a pesar de que el régimen
Sena, la tiranía de los muchos tipos hacer que las políticas democrático quedó en suspenso en
de fundamentalismo religioso, ...la democráticas de transacción no Punjab debido a la imposición del
corrupción de las estrellas de cine y sean pertinentes para esas zonas. A régimen presidencial, en dicho
la política racial del sur, la piadosa medida que m á s y m á s regiones Estado se celebraron elecciones
holgazanería y nulidad marxista de quedan al margen de la política parlamentarias c o m o en el resto
Bengala». V . S . Naipaul, A Million general, ¿no queda menoscabada la del país. D e m o d o análogo,
Mutinies Now; próxima viabilidad y credibilidad del después de los cambios políticos
publicación (Londres: William Estado democrático?» registrados en Delhi, se ha
Heinemann), extractos publicados (Chiriyankandath: 1990. intensificado elritmode
en Indian Today (Delhi), Comunicación personal). U n una solución negociada del
15 de agosto de 1990, análisis de los planteamientos de problema de la disidencia en
página 106. India frente a los disturbios Cachemira.
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600 Subrata Kumar Mitra
Pierre Birnbaum
R I C S 129/Septiembre 1991
602 Pierre Birnbaum
autonomía de la esfera política y una reacción del posición derechista, muchas veces aún monár-
Estado favorable a la aparición de una ciudada- quica, que deniega el principio de la soberanía
nía militante; de este m o d o el catolicismo contri-
popular a cuantos sólo pueden concebir la so-
buye involuntariamente, además, a instaurar un ciedad francesa en función de una ciudadanía,
rápido proceso de secularización favorable a la basada ineluctablemente en el laicismo. Por
democracia2 e incluso a crear dentro del Estado consiguiente, el triunfo de la República es emi-
las condiciones indispensables propicias al naci- nentemente frágil, data apenas de un siglo y se
miento de toda una ciudadanía3. basa en realidad en numerosos equívocos sobre
Dentro de este código cultural católico do- los que se volverá m á s adelante4.
minante, la historia de la Francia moderna Nunca se ha insistido bastante, al parecer,
puede, con todo, interpretarse c o m o una lucha en la concomitancia entre el m o m e n t o en que
entre las fuerzas favorables a la democracia po- se libran estos enfrentamientos ideológicos
lítica y las fuerzas que le son hostiles porque, fundadores de la Francia actual y el auge, por
siempre en nombre de un catolicismo que se otra parte, de «doctrinas de odio», por ejem-
supone eminentemente conservador, prefieren plo, el antiprotestantismo y el antisemitismo,
el mantenimiento de una identidad orgánica de que son, con creces, las más virulentas y apasio-
la sociedad, a la expresión individual de la vo- nadas. M á s allá de las luchas políticas desenca-
luntad general mediante el sufragio universal. denadas por el caso Dreyfus o incluso durante
Las corrientes antidemocráticas, en sus diver- el Frente Popular, y m á s allá de las luchas so-
sas formas, invocan siempre la continuidad de ciales, las huelgas y los escándalos financieros,
la solidaridad comunitaria para impugnar el se trata de demostrar que la problemática más
principio de un racionalismo consustancial a la simbólica y determinante de las guerras inter-
naturaleza h u m a n a , que reivindica siempre el nas de Francia se sitúa en otro terreno, el de la
Siglo de las Luces y legitima el principio de «un legitimación del sufragio universal, cuyo indi-
hombre, un voto». En este sentido el régimen vidualismo igualitario constituye por sí solo la
de Vichy, que aparece c o m o su m o m e n t o cul- sustancia de la República. Este individualismo
minante, anula los principios de la Revolución desbarata definitivamente el antiguo orden
francesa e, incluso, la propia lógica de la Terce- monárquico de una Francia católica, despro-
ra República que institucionalizaba en los he- vista en adelante de toda sustancia propia; este
chos el sufragio universal, aunque todavía limi- atentado contra su identidad sólo puede ser
tado a los hombres. El régimen de Vichy, al obra del propio Satanás, por medio de sus alia-
invalidar el principio que instaura la igualdad dos terrestres, los judíos y los protestantes, pro-
política entre todos los hombres considerados pagadores unos y otros de las doctrinas indivi-
en su naturaleza universalista a través de su ca- dualistas destructoras de la c o m u n i d a d
lidad de ciudadanos, marca el retorno al anti- católica.
guo régimen, cuya coherencia se basaba en la Y a a comienzos del siglo xix, por ejemplo,
osmosis entre la religión católica y el Estado, para de Bonald, el individualismo era respon-
m á s que en un sistema de corporaciones su- sable de la decadencia de Francia, pues atomi-
puestamente garante de la representación fun- za el cuerpo social y destruye su unidad, desune
cional de todos los grupos sociales. la familia y los órganos intermedios, fomenta el
Las guerras internas de Francia llegan a su crecimiento del Estado, que aniquila la sociabi-
paroxismo durante la Tercera República y nun- lidad provincial, conduce a principios educati-
ca m á s , hasta nuestros días, han vuelto a alcan- vos que se apartan del catolicismo y trae consi-
zar una intensidad semejante; la razón es que el go inevitablemente la instauración del divorcio
período de 1870 a 1940 coincide con combates que, en sus Lettres sur le divorce ( 1790), el abate
que se estiman definitivamente ganados, c o m o Barruel consideraba ya c o m o el principio por
la lucha por el sufragio universal y el triunfo de excelencia de la disolución del orden social. Pa-
la ciudadanía, sin precedentes desde la Revolu- ra el abate Barruel, de Maistre, o incluso de Bo-
ción, además de la instauración del laicismo y nald, la instauración de la República supone el
la separación de la Iglesia y el Estado, la ins- advenimiento definitivo de la decadencia, pues
trucción pública y el positivismo racionalista. a su juicio el triunfo del liberalismo y el régi-
Aparece con claridad la problemática que opo- m e n representativo constituían las armas desti-
ne a la Iglesia católica y los partidarios de una nadas a atacar las propias raíces del catolicismo
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 603
Çà, c'est pur l'ennemi du. dehors, poirr le dedans, voici c o m m e T o n combat 1 ojale m e lit
les alversaires. . . .
francés5. En este sentido, aunque es cierto que son muchos por el contrario los que n o tienen
la derecha contrarrevolucionaria no anuncia intención de renunciar a otra legitimidad más
ineluctablemente los movimientos fascistas tradicional, basada en u n catolicismo profun-
contemporáneos, cuya composición plebeya damente hostil al binomio individuo-ciudada-
estima poco compatible con la soberanía de la no. La Iglesia de esta época no tolera la distin-
religión, ni comparte tampoco la admiración ción entre el ciudadano y el creyente, ni admite
que esos movimientos a veces profesan por los la existencia de un ámbito público autónomo y
acontecimientos de 1789 6 , tiene en c o m ú n con separado de la religión.
ellos, para empezar, el rechazo del individualis- Albert de M u n se sitúa en la vanguardia de
m o y del sufragio universal; pese a sus diferen- este combate. Si se considera por ejemplo su
cias, la derecha contrarrevolucionaria y la par- discurso con motivo del X I V centenario del
te de la derecha moderada sometida a su bautismo de Clodoveo pronunciado en m a y o
influencia coinciden con la derecha fascista en de 1896 ante el Congreso de la Juventud Cató-
acusar juntos a los judíos, y a veces a los protes- lica de Reims, en el que celebraba «la filiación
tantes, considerados responsables del estableci- cristiana surgida del baptisterio de Reims», de
miento de este régimen político atomizador y M u n muestra c ó m o desde los primeros tiempos
racionalista, esta «República judía» que se les de «nuestra raza» el grito de Clodoveo «suscitó
antoja impuesta desde fuera por las fuerzas del la ayuda divina» que decidió el destino de la
Mal, interesadas desde siempre en quebrantar «pequeña tribu» en «suelo galo»; «ya está», in-
la identidad católica de Francia. A juicio de siste de M u n , «la suerte está echada. L a nación
de Bonald, «la Francia republicana significaría franca ha recibido su misión»10. Reiterando in-
el fin de la Europa monárquica, y la Europa cansablemente esta idea, celebra el «cimiento
republicana representaría el fin de la civiliza- cristiano» que sustenta por sí solo la sociedad
ción, la religión, la política, el fin de la socie- francesa; subraya incluso que «ser cristiano no
dad, el aniquilamiento total». Ahora bien, se- significa solamente practicar devotamente su
gún el mismo de Bonald, el abate Barruel y, en religión en la vida privada», sino también par-
menor medida, el propio de Maistre, detrás de ticipar en la sociedad entera para consagrar los
este régimen tan aborrecible se disimulan ju- principios del cristianismo. A su juicio, la sepa-
díos y protestantes, promotores de ese indivi- ración entre la esfera pública y la esfera priva-
dualismo disolvente que lleva derecho a un su- da, que proponía en esa época la República, de-
fragio universal inaceptable. seosa de un compromiso con la Iglesia, era
E n el decenio de 1880, la problemática no absolutamente imposible. Al igual que los par-
ha variado prácticamente. Simplemente se tidarios del catolicismo intransigente, desde de
plantea en condiciones tal vez m á s dramáticas, Maistre, el joven Lamennais o incluso Louis n
pues parece definitivamente saldada de una Veuillot, hasta el Maritain de Antimoderne ,
forma que compromete el destino de la socie- que en su juventud, c o m o otros muchos católi-
dad francesa, tambaleante entre la victoria de cos hostiles al liberalismo, desprecia los «Tres
la República y la del régimen de Vichy. Ferdi- Reformadores», Lutero, Descartes y Rousseau,
nand Brunetière esboza desde un principio la pasando por E m m a n u e l Bailly, fundador de
índole de la situación; a su juicio, «al igual que «La Croix» (La Cruz), y algunos fundadores de
el protestantismo se encarna en Inglaterra y la la corriente demócrata cristiana de fines de si-
"ortodoxia" en Rusia, Francia se identifica con glo, de M u n sostiene que la separación entre lo
el catolicismo... E n la medida en que admita- profano y lo religioso es intolerable, y mediante
m o s en el m u n d o cualquier afrenta contra el ese juicio condena al m i s m o tiempo toda pre-
catolicismo, estamos aceptando el menoscabo tensión de autonomía de lo político. C o m o se
de nuestra influencia en el m u n d o , a contrapelo ha señalado con frecuencia, esta negación de
de nuestra historia y, por último, a costa de las una esfera política independiente del catolicis-
cualidades del alma francesa»7. E n esta época, m o aparece tanto en de M u n , La Tour du Pin o
que asiste a la edificación del triunfo de la «Re- incluso Maurras, c o m o en los fundadores de
pública absoluta»8 en torno a una ciudadanía Sillon, que manifiestan a ese 12 respecto una posi-
exigente basada en la Razón y la Ciencia9 y cu- ción igualmente intransigente . Robert Cornil-
ya legitimidad deriva del sufragio universal, leau, periodista demócrata cristiano y redactor
justificado de la manera más abstracta posible, en jefe del Petit démocrate entre las dos gue-
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 605
iras, atribuye a uno de los personajes de su no- condición de católico quien pertenece en cuer-
vela Le navire sans capitaine la frase siguiente: po y alma a la sociedad universal instituida por
«Francia ha sido la primera nación cristiana y Jesucristo, es decir, quien es ciudadano de la
volverá a serlo, ya no con el rey sino con el pue- gran ciudad cristiana con sus leyes, su jerarquía
blo»13. Por su parte, Marc Sangnier, fundador y su jefe supremo» 18 . U n a vez m á s , civismo y
de Sillon, situado políticamente en las antípo- catolicismo se mezclan irremediablemente,
das de las diversas posiciones de ultraderecha, y se rechaza implícitamente del cuerpo social a
y condenado por R o m a por haber proclamado todos los no católicos que, por definición, no
demasiado abiertamente su aceptación de la pueden ostentar la condición de ciudadanos.
soberanía popular, estima, en su obra Le Sillon, E n nombre de u n catolicismo «intransigente»,
Esprit et Méthodes (1905)' 4 , que la democracia se niega la igualdad de todos los ciudadanos en
preconizada por su movimiento representa la esfera pública. El paradigma católico ocupa
«una de las diversas formas particulares que así un lugar central en el rechazo de la d e m o -
puede adoptar la democracia cristiana», y a su cracia política.
vez condena sin vacilar el «liberalismo corrup- A fines de siglo se asiste a la aparición de
tor». Algunos historiadores destacan incluso el una verdadera refutación sistemática de la con-
aspecto comunitario de la organización interna cepción puramente racionalista y universalista
del movimiento fundado por Sangnier y su as- de la ciudadanía. Lógicamente esta actitud lle-
pecto carismático y disciplinado que, m á s allá va, esta vez desde el punto de vista católico, y
de la extrema diversidad de las actitudes políti- no socialista c o m o sucedía a m e n u d o en la épo-
cas, asimilan al de la propia Action Françai- ca, a un razonamiento construido siempre en
se15. términos de alienación y manipulación, idénti-
Así, pues, de un extremo a otro del espectro co en muchos aspectos, y a una condena seme-
político, es indispensable referirse al catolicis- jante del sufragio universal, acusado ya no de
m o c o m o principio que debe predominar sobre reflejar mal el verdadero interés económico de
la democracia c o m o tal, y rechazar del m i s m o los actores sociales, c o m o sostenían los socialis-
m o d o el liberalismo, destructor de una dimen- tas, sino de no representar sus valores funda-
sión comunitaria vivida c o m o primordial. mentales, es decir, su identidad cristiana. Así,
Abundan los ejemplos en este sentido. Barres, para Pernolet, «puede suceder que los sectores
dirigiéndose a sus «correligionarios» de la C á - m á s imprevisibles o m á s pasivos del sufragio
mara de Diputados, los amonesta insistiendo universal se desinteresen cada vez m á s , no sólo
en que «si se extirpa de la nación el catolicis- de los cultos tradicionales de Francia, sino tam-
m o , es imposible prever todas las fuerzas mora- bién del sentimiento religioso y, en consecuen-
les, sentimientos elevados y virtudes creadas cia, de la idea de Dios...; esta minoría es omni-
por el catolicismo en las almas francesas que se potente porque la organización actual del
extirparían al m i s m o tiempo» 16 . Llevando este ejercicio del sufragio universal, al estar tan vi-
razonamiento hasta sus últimas consecuencias ciada, deja a los sectores prudentes o con expe-
Barres declara: «considero que la nación fran- riencia al margen del escrutinio»19. L a interpre-
cesa está estrechamente vinculada al catolicis- tación marxista ortodoxa basada en la
m o ; se ha formado y desarrollado en una at- alienación, que supone la conciencia falsa de
mósfera católica, y si se intenta destruir, los actores, las teorías de las élites manipulado-
extirpar de la nación este catolicismo, tan estre- ras, sostenidas por Pareto o Mosca, que supues-
chamente ligado a nuestros sentimientos, es tamente pervierten la naturaleza del debate y
imposible prever todo lo que se extirparía»17. controlan la voluntad de los actores, y el para-
E n esta perspectiva extrema, la nacionalidad digma católico, que impugna el parlamentaris-
depende estrechamente de la adhesión al cato- m o c o m o forma de expresión de la voluntad
licismo; según esa lógica, todos los que no se general, inducida a error por caudillos que la
adhieran a este sistema de creencia no pueden desvían de su fe natural, son otras tantas pers-
pretender ser franceses. La democracia política pectivas que, claramente, se refuerzan entre sí
queda limitada, pues, a los católicos, únicos y vulneran considerablemente, en período de
dignos del derecho de voto, por merecer la na- crisis, la democracia política y su concepción
cionalidad francesa. Llevando aún m á s lejos es- del ciudadano ilustrado.
tas tesis, el abate J. Julien sostiene que «tiene la Es comprensible que en todos estos casos la
606 Pierre Birnbaum
escuela aparezca c o m o un elemento fundamen- del número, contra el número se dispone sólo
tal, en la medida en que representa el lugar de de u n arma, la educación católica, que aparece
socialización política de las futuras generacio- así c o m o la única capaz de asegurar la plenitud
nes; por consiguiente, la victoria en las eleccio- de la democracia»; c o m o asimismo afirma, «el
nes futuras se decide en este terreno, a condi- catolicismo, al satisfacer las aspiraciones m á s
ción de que la escuela transmita a los niños la íntimas y nobles del alma h u m a n a , se convierte
verdad y los convierta en ciudadanos conscien- en el auxiliar m á s preciado de la democra-
tes de sus verdaderos valores. El rechazo de la cia»23.
escuela laica se sitúa en gran parte en este con- El propio sufragio universal constituye u n
texto, pues este combate determina la utiliza- problema, habida cuenta de la ley del « n ú m e -
ción del escrutinio universal. C o m o subraya ro» inherente al advenimiento de la democra-
Pierre Blétry, «por vez primera, el alejamiento cia y al imperio de las «masas», descrito, por
del padre de familia coincide con la tentativa ejemplo, en profundidad por elfilósofoOrtega
desembozada de desterrar a Dios y, sobre todo, y Gasset, y del presunto irracionalismo de las
la fe católica, que es la que profesan la mayoría multitudes, analizado en la m i s m a época por
de los franceses de las escuelas del país»20. L a pensadores c o m o Gustave L e B o n o Gabriel
escuela tiene la misión de transmitir a los futu- Tarde, para quienes «la sugestión» o incluso
ros electores los valores de la «mayoría de los «la imitación» conducen a comportamientos
franceses» para que éstos, aun en las urnas, si- emocionales indiferentes a la cuestión del sen-
gan siendofielesa esos valores católicos y pon- tido y poco favorables al respeto de los valores
gan así término a la estructura «viciada» de es- tradicionales y, en particular, al d o g m a católi-
ta forma de expresión, absolutamente pagana, co. Por su parte, Gabriel Tarde, el famoso au-
de la representación nacional. E n armonía con tor de Les lois de l'imitation, condena explícita-
este razonamiento, muchos exigen que se tenga mente el recurso al sufragio en las cuestiones
en cuenta el carácter mayoritario de los católi- propiamente políticas, en la medida en que
cos y desean la aplicación de una «representa- desconfía de una opinión pública que conside-
ción proporcional» en la escuela en cuanto a la ra u n fenómeno de psicología colectiva24. A d e -
distribución del presupuesto y las ventajas es- más, c o m o ya se ha dicho, una parte de la tradi-
colares; exigen que la representación propor- ción marxista rechaza también, durante el mis-
cional en el Parlamento se refleje también en m o período, la lógica del número, acusándola
una representación proporcional en la escuela, de incitar a los individuos aislados no cons-
ambas destinadas, con arreglo a esta nueva in- cientes de sus verdaderos intereses de clase a
terpretación de la democracia que percibe a los votar posiciones de derecha. Estas dos perspec-
ciudadanos en virtud de sus religiones específi- tivas, aunque opuestas entre sí, coinciden en no
cas, a garantizar una mayoría automática a la considerar a los actores capacitados para deci-
población católica, a condición de que cumpla dir racionalmente su destino político.
decorosamente con sus «deberes cívicos»21. Curiosamente, se asemejan a la negación ca-
El debate sobre la escuela, sumamente vio- tólica del sufragio universal o, al menos, al te-
lento en esta época en la que, poco a poco, los m o r a que sus consecuencias afecten en este ca-
republicanos logran imponer la «laicización» so, n o ya a la identidad de clase, sino m á s bien a
del sistema escolar, difundiendo también sus la identidad católica de la población francesa,
propios manuales de instrucción cívica, donde pese a ser ésta mayoritaria en el país, algo así
se ensalzan la Razón y la Ciudadanía, orienta- c o m o que un proletariado no alienado, también
da al universalismo y, por consiguiente, libera- mayoritario en la sociedad, debería ganar las
da de sus múltiples adhesiones particularistas elecciones, según las esperanzas de los últimos
al terruño y a la religión22, repercute de inme- tiempos de Engels. Al igual que Jules Guesde se
diato en la misión reconocida al sufragio uni- opone a todas las manipulaciones posibilitadas
versal que, según los defensores de la identidad por el uso del sufragio universal, entre los católi-
católica, debe someterse a esta religión mayori- cos, el padre Joseph Burnichon se indigna con-
taria, por poco que los electores puedan cobrar tra un plan que consiste en «modelar el ciudada-
conciencia de su verdadera identidad. C o m o no corriente para que prescinda de la religión»
señala también el abate Charles Calippe, «en y considera él también que «el poder está en
un país que consagra en los hechos la soberanía m a n o s de quien sabe explotar al pueblo»
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 607
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Caricatura de Pépin sobre el caso Dreyfus, que constituyó un episodio m u y importante en la democratización de
Francia, durante el último decenio del siglo xix y los primeros años del siglo XX. D . R .
608 Pierre Birnbaum
manipulando descaradamente «la soberanía la causa de ese mal moderno que corroe las so-
irrisoria» del sufragio universal truncado por ciedades católicas y destruye las estructuras co-
aquellos que, sabiendo «adular», consiguen ha- munitarias que garantizan la transmisión de
cer olvidar a los electores su identidad católica, una cultura propia.
exactamente igual que, según la perspectiva M e n c i o n e m o s nuevamente a Ferdinand
marxista, la burguesía conseguiría engañar a Brunetière, que, c o m o ya se dijo, insiste en de-
los electores obreros destruyendo su conciencia finir Francia c o m o una entidad puramente ca-
de clase. tólica; para él, «el exceso de individualismo»
La izquierda marxista se opone a m e n u d o al que la consume procede claramente de la C o n -
sufragio universal por considerarlo desintegra- trarreforma y hace rebrotar un nuevo paganis-
dor; por ejemplo, Gramsci, siguiendo al propio m o 2 8 . Consagrado a una Francia católica des-
Marx, siente nostalgia por la fusión en grupo, la truida por el Estado moderno, el futuro monár-
comunión y la Gemeinschaft, y opina que el quico Charles Benoist, que se afiliará a Action
movimiento obrero «es la reacción de la socie- Française, exclama también: «el gran mal y el
dad que quiere transformarse en un organismo gran peligro reside en la "soberanía nacional"
armonioso y solidario, regido por el amor y la molecular, en el sufragio universal inorgánico
compasión». El «camarada» reniega del «ciu- que sólo puede ser sufragio universal anárqui-
dadano» y la organización del atomismo so- co» 2 9 , señalando c o n dedo acusador
cial25, de ahí la creación de las estructuras sin- a los protestantes. Desde de Maistre a M a u r -
dicales o políticas integradoras. También en es- ras, y desde la Revolución francesa hasta la
te sentido, los que desean proteger la identidad Tercera República y Vichy, no deja de acusarse
católica traicionada por este tipo de escrutinio, a los protestantes y a los judíos de ser los res-
proponen contrarrestar sus efectos mediante la ponsables del auge de ese individualismo que
formación de asociaciones capaces de preser- se manifiesta en un sufragio universal perver-
var las tradiciones colectivas católicas. Vea- so. Los ejemplos abundan: de M u n ve en el ra-
m o s , a este respecto, el sorprendente texto del cionalismo de la Reforma, difundido por la
abate E . Julien: para él, «por mucho que una obra de Rousseau y las de losfilósofosalema-
democracia individualista cuente con millones nes c o m o Kant, el triunfo del individualismo
de votos, se la puede representar c o m o una se- absoluto, y emprende, invocando a Taine o a
rie de ceros precedidos de una sola cifra positi- Le Play, la defensa de una comunidad cristiana
va. Los electores son los ceros, el gobierno, la orgánica apegada al «suelo patrio» para con-
cifra positiva, de manera que no existe término cluir apostrofando, según su propia lógica: «el
medio entre el absolutismo y la anarquía. E n parlamentarismo es el enemigo», transforma-
este caso, una vez m á s , la solución consiste en ción cabal de la tan aborrecida fórmula de
asociarse»26. Gambetta: «el clericalismo es el enemigo» 30 . La
Se ve claramente que lo mismo que el pen- derecha monárquica católica expone claramen-
samiento marxista rechaza el individualismo, te su objetivo: volver a la situación anterior a
todos los que invocan el paradigma católico los acontecimientos de 1789 provocados por
condenan el principio responsable de un sufra- los complots protestante, judío y francmasón
gio universal que desnaturaliza los verdaderos que propagaron deliberadamente u n indivi-
valores de la mayoría de los franceses. Antes de dualismo destructor, y reconstruir una socie-
examinar brevemente las soluciones propues- dad de orden y jerarquía, incompatible con el
tas por los teóricos católicos para transformar sufragio universal.
el sufragio universal y hacerlo másfiel,repase- Ampliando la visión populista de Drumont,
m o s sus análisis de los fundamentos de ese in- que considera que los protestantes están mar-
dividualismo casi demoníaco. D e acuerdo con cados por el Antiguo Testamento y el indivi-
este punto de vista, los difusores del individua- dualismo judío, Charles Maurras teoriza este
lismo destructor de los valores colectivos de la rechazo católico de la democracia política indi-
Francia católica son indudablemente tanto los vidualista entendida c o m o el marco formal tras
protestantes como los judíos. Contra ellos van el cual reinan los «cuatro estados confedera-
a surgir, según la famosa expresión de Anatole dos»: protestante, judío, masónico y meteco.
Leroy-Beaulieu, «doctrinas de odio»27 que los Según él, es necesario «buscar algo que no sea
estigmatizan continuamente y los acusan de ser la democracia... organizar mejor el sufragio
Identidad católica y sufragio universal: el ejemplo de Francia 609
Notas
1991
17-20 sept. Istanbul European Network for Housing Research: Coloquio sobre la vivienda
(Turquía) para pobres en la zona urbana.
ENHR Int. Symposium Housing for the Poor, Secretariat, P.K. 22,
80192 Teknik Universite, Istanbul (Turquía)
22-27 sept. Belfast y Asociación internacional para el desarrollo y la gestión de ciudades an-
Dublin tiguas y nuevas: Conferencia (Tema: La innovación urbana - Establecer
el equilibrio)
AIVN, 26 rue Emériau, F-75015 Paris (France)
2-4 oct. Angers Universidad católica del Oeste; Instituto de Psicología y Ciencias So-
(Francia) ciales aplicadas: coloquio - El proyecto, ¿moda o necesidad?
Colloque PROJET, Laboratoire ROPS - IPSA, BP 808, 49008 Angers
Cedex 01 (France)
3-4 nov. Minia Unión geográfica internacional; grupo de estudio sobre el hambre y la
(Egipto) investigación de sistemas de producción alimentaria: Conferencia in-
ternacional sobre las zonas y lugares críticos.
Prof F.N. Ibrahim, Instituto de Geociencia, Universidad de Bayreuth,
P.O.Box 3008, D-8580 Bayreuth (Rep. federal de Alemania).
614 Servicios profesionales y documentales
18-21 nov. Bangkok Economie and Social Commission for Asia and the Pacific: Seminario
sobre las consecuencias de los cambios de población en Asia.
ESCAP c/o UNDP, P.O. Box 7285 ADC, Pasay City, Manila (Philippines)
27-29 nov. Litxemburgo Agencia estadística de las comunidades europeas: Conferencias sobre
los recursos h u m a n o s a principios del siglo X X I .
EUROSTAT, François Bégeot, Synthèses des statistiques sociales,
L-2920 Luxembourg
1992
20-24 enero Ibadan Unión geográfica internacional; Comisión «Salud y desarrollo»: Reunión.
(Nigeria) Dr. Bose, F. Iyun, Dept. of Geography, University of Ibadan, Ibadan (Ni-
geria).
20-24 enero Marruecos Unión geográfica internacional; Comisión para el medio ambiente de
la costa: Reunión.
Dr. Mohamed Berriane, Dept. de Geografía, Universidad Mohamed V,
Rabat (Maroc).
25-29 m a y o Saint-Cloud, Centro de biogeografía - Ecología; European Society for Soil Conserva-
Paris tion; Unión geográfica internacional: Coloquio internacional sobre la
erosión de tierras agrícolas en medio templado de llanuras y de colinas.
Stanislas Wicherek, Centro de Biogeografía - Ecología, Ecole normale
sup. de Fontenay - Saint-Cloud, Av. de la Grille d'Honneur - Le Parc,
92211 Saint-Cloud (France)
1-12 junio Rio de Janeiro Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente: Conferencia
(Brasil) sobre el m e d i o ambiente y el desarrollo.
PNUE, Tour Mirbabeau, 39-43 quai André Citroën. 75739 Paris Cedex
15 (France)
Servicios profesionales y documentales 615
15-20 nov. New York City Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Development in
the Third World: Conferencia, 1992, sobre el Nuevo orden mundial -
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Mekki Mtewa, Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Deve-
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* Cómo obtener estas publicaciones: a) las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la
Editorial de la Unesco, Servicio de Ventas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París, o en los distribuidores nacionales;
b) las co-publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas las librerías de alguna importancia o en la Editorial
de la Unesco.
Números aparecidos
Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de international Social Science Bulletin/Bulletin international
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la U N E S C O . División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfíchas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, Ann Arbor, M I
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfí-
chas también están disponibles en la U N E S C O , División de publicaciones periódicas.
SUMARIO
ARTÍCULOS.
DOCUMENTOS.
España, Centro
y Sudaménca Resto del m u n d o
(dolares) (dolares)
Personal $25 00 $35 00
Universidades,
bibliotecas
e instituciones $35 00 $100.00
Paul Armbrusler
El pape! de las cooperativas en el crédito agrícola de países en vías de desarrollo
Claudio Wiliman
Las raices cristianas en el pensamiento del Partido Nacional del Uruguay
Néstor Stancanelli
Roberto Escolar Budge
La ronda Uruguay y la negociación de acceso a los mercados
Mitos y utopias como proyección política
Pablo Villarroel
Klaus Weigelt
El «enverdecimiento» de la economía chilena
/;'/ conocimiento económico como elemento necesario de la formación política
Documentos
Comentario de libros
David F Epstein
La teoría política de El Federalista,
Christoph Graf por Laura Villarruel
¿Cómo se puede fomentar las microcmpresas en países en vías de desarrollo'.'
Carlos Zapata
Perspectiva v limites de las cooperativas de producción en el sector informal
urbano de América Latina