EL CONTRABANDO, EN EL OJO DE LA TORMENTA
En los países subdesarrollados el
contrabando se constituye en una
pesada carga para el Estado porque
destruye empleos en el aparato
formal, sustituye la producción
nacional, el fisco no recibe los
impuestos necesarios y se convierte
en una competencia desleal para las
empresas legalmente constituidas.
Obviamente que Bolivia no está
exento de esta flagelo y las pérdidas
anuales que el país soporta son
irrecuperables.
Estudios desarrollados por el CEBEC
de Cainco y del Instituto Boliviano de
Comercio Exterior sobre el
contrabando, nos han mostrado que
la internación ilegal supera los $us.
1.000 millones anuales y que el
Estado deja de percibir tributos
aduaneros por nada menos que $us.
267 millones con lo que
tranquilamente se podría financiar la
Renta Dignidad ($us.220 millones) y
el Bono Juancito Pinto $us. 55
millones. Pero hay algo que es mas
grave, se pierden aproximadamente
200 mil empleos formales anuales.
Cuando precisamente, el país
necesita crear 120 mil puestos de
trabajo (estudio del INASET) para el
ejército de jóvenes que en forma
anual se lanzan al mercado laboral en
busca de una oportunidad y al no
conseguirlo están condenados a
sumirse en el mundo de la
informalidad o a perderse en el
laberinto de la pobreza.
Sin embargo, hoy en día la Aduana
Nacional (ANB) –institución
encargada de luchar contra el
contrabando-, goza de una bajísima
asignación presupuestaria, no cuenta
con medios logísticos y tecnológicos
y carece de recursos humanos
capacitados. La tarea que desarrolla
la zarina anticontrabando Lic.
Marlene Ardaya quién tiene un buen
perfil por su excelente trabajo
desarrollado en el SIN es quijotesca.
Lo dijimos en anterior oportunidad, si
el Estado no respalda su trabajo es
muy poco o nada lo que se puede
hacer, al fin y al cabo una golondrina
no hace verano.
Ante el anuncio de una nueva Ley de
Aduanas que aumenta las
potestades de la ANB y endurece las
sanciones para los corruptos y
corruptores, inevitablemente se debe
reforzar su trabajo, y ya se debe
trabajar para desburocratizar los
trámites y sobre todo facilitar la
internación legal, y por supuesto,
extirpar a los funcionarios corruptos y
munirse de servidores públicos
capacitados, por supuesto con
buenos salarios incluso por arriba de
los que ha fijado la Ley Financial. A
su vez debe haber una decisión
política del Estado de combatir este
flagelo

Ha corrido mucha agua bajo el
puente, y en un país donde
últimamente nos han inculcado la
mentalidad de los derechos y no de
las obligaciones, no será nada fácil
llevar adelante semejante
emprendimiento.
Si el Estado Nacional ha tomado la
decisión de combatir este flagelo
endureciendo la lucha a través de
una nueva ley, tenga la certeza el
Organo Ejecutivo que la medida será
aplaudida por el 98% de los
ciudadanos bolivianos; y lo puede
hacer, y lo debe hacer porque el 64%
de respaldo que recibió el Pdte.
Morales en Diciembre y su partido de
gobierno es también un respaldo para
proteger los empleos formales y las
empresas legalmente constituidas
que sagradamente aportan al Estado
sus tributos para que éste pueda
cumplir sus funciones
constitucionales. El tiempo nos dirá
si de verdad se trata de una decisión
política del Estado de combatir este
flagelo.