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UNIVERSIDAD PRIVADA SAN PEDRO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

TEMA:
“Apego en la infancia y la madre”

AUTOR:

Carlos Andrés García Chávez

DOCENTE:

Luis Alberto Sosa

Chimbote – Perú
2016
INDICE

INTRODUCCIÓN 3
EL APEGO
 Historia 4

 Definición 5

 Desarrollo del apego 6

 Elementos fundamentales 6

 Tipo de apego 7

EL APEGO ENTRE MADRE E HIJO

 La relación madre-hijo según john bolwby 8

 René spitz la importancia de la madre en el niño 9

 Konrad lorenz y la búsqueda de la cercanía 10

 Harry harlow y el apego materno 11

 ¿Cuándo se desarrolla al apego entre madre e hijo? 12

 Las bases de una relación de apego 12

 Pilares del apego entre madre e hijo 12

 Como fortalecer el apego entre madre e hijo 13

CONCLUSIONES 14
INTRODUCCIÓN

Al nacer no somos conscientes de nuestras propias emociones, la relación que


establecemos con nuestro progenitor, nos brinda poco a poco la capacidad de
aprender a organizar nuestras propias emociones, permitiéndonos a la vez
establecer un vínculo afectivo con él o ella, donde formamos un sentimiento de
cercanía. El rol de nuestros padres es muy importante sobre todo como
principales figuras protectoras, especialmente el de la madre, ya que desde los
primeros minutos de vida del bebe, el apego de madre e hijo es inmediato,
dándose así un hermoso momento de integración, científicamente ha sido
estudiado la necesidad del bebé de estar cerca a su madre, ya que ella le dará
ese cuidado primordial que hará sentir seguro al bebe. Así él bebe cuando
crezca pueda estar preparado para anticipar, interpretar y responder a la
conducta de sus padres.

En conclusión defino el apego como un vínculo afectivo que se da desde la


primera infancia, donde la madre interviene con un sentimiento de cuidado y
protección, siendo muy importante para el desarrollo emocional y relacional que
tendrá él bebe con su entorno.
CAPITULO I: EL APEGO
1.1. Historia

Fue el psicólogo John Bowlby que en su trabajo en instituciones con niños


privados de la figura materna le condujo a formular la Teoría del apego. (Daniel
Siegel, y Mary Harztell, 2005)

El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o


cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un
buen desarrollo de la personalidad. La tesis fundamental de la Teoría del
Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es
determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de
su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).

El apego proporciona la seguridad emocional del niño: ser aceptado y protegido


incondicionalmente. Está planteamiento también puede observarse en distintas
especies animales y que tiene las mismas consecuencias: la proximidad
deseada de la madre como base para la protección y la continuidad de la
especie. El trabajo de Bowlby estuvo influenciado por Lorenz (1937) quien en
sus estudios con gansos y patos, reveló que las aves podían desarrollar un
fuerte vínculo con la madre (teoría instintiva) sin que el alimento estuviera por
medio. Pero fue Harlow (1958) con sus experimentos con monos, y su
descubrimiento de la necesidad universal de contacto quien le encaminó de
manera decisiva en la construcción de la Teoría del Apego.

El bebé según esta teoría nace con un repertorio de conductas las cuales
tienen como finalidad producir respuestas en los padres: la succión, las
sonrisas reflejas, el balbuceo, la necesidad de ser acunado y el llanto, no son
más que estrategias por decirlo de alguna manera del bebé para vincularse con
sus papás. Con este repertorio los bebés buscan mantener la proximidad con la
figura de apego, resistirse a la separación, protestar si se lleva a cabo
(ansiedad de separación), y utilizar la figura de apego como base de seguridad
desde la que explora el mundo.

Más tarde Mary Ainsworth (1967) en su trabajo con niños en Uganda, encontró
una información muy valiosa para el estudio de las diferencias en la calidad de
la interacción madre-hijo y su influencia sobre la formación del apego.
Ainsworth encontró tres patrones principales de apego: niños de apego seguro
que lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia
de la madre; niños de apego inseguro, que lloraban frecuentemente, incluso
cuando estaban en brazos de sus madres; y niños que parecían no mostrar
apego ni conductas diferenciales hacia sus madres. Estos comportamientos
dependían de la sensibilidad de la madre a las peticiones del niño.
La teoría del apego tiene una relevancia universal, la importancia del contacto
continuo con el bebé, sus cuidados y la sensibilidad a sus demandas están
presentes en todos los modelos de crianzas según el medio cultural.
“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus
demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta
a valorar y continuar la relación” (John Bowlby).

1.2. Definición del apego

El apego se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre


madre e infante o cuidador primario e infante. El vínculo de apego tiene varios
elementos claves:
 Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
 Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
 La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa
ansiedad.
El establecimiento del lazo afectivo, según Bowlby, evoluciona a través de
cuatro etapas:

Fase de preapego: Abarca desde el nacimiento hasta las seis primeras


semanas aproximadamente. Durante este periodo, la conducta del niño
consiste en reflejos determinados genéticamente que tienen un gran valor para
la supervivencia. A través de la sonrisa, el lloro y la mirada, el bebé atrae la
atención de otros seres humanos; y, al mismo tiempo, es capaz de responder a
los estímulos que vienen de otras personas. Tratan en muchas ocasiones de
provocar el contacto físico con el resto de los seres humanos. En esta fase
aparece un reconocimiento sensorial muy rudimentario hacia la madre.
Prefieren la voz de ésta a la de cualquier otro adulto a pesar de que todavía no
muestran un vínculo de apego propiamente dicho.

Fase de formación del apego: Abarca desde las seis semanas hasta los seis
meses de edad. En esta fase, el niño orienta su conducta y responde a su
madre de una manera más clara de cómo lo había hecho hasta entonces.
Sonríe, balbucea y sigue con la mirada a su madre de forma más consistente
que al resto de las personas. Sin embargo, todavía no muestran ansiedad
cuando se les separa de la madre a pesar de reconocerla perfectamente. No es
la privación de la madre lo que les provoca enfado, sino la pérdida de contacto
humano como cuando, por ejemplo, se les deja solos en una habitación.

Fase de apego propiamente dicha: Este periodo está comprendido entre los
6-8 meses hasta los 18-24 meses. A estas edades el vínculo afectivo hacia la
madre es tan claro y evidente que el niño suele mostrar gran ansiedad y enfado
cuando se le separa de ésta. A partir de los ocho meses el bebé puede
rechazar el contacto físico incluso con un familiar muy cercano ya que lo único
que desea y le calma es estar en los brazos de su madre. La mayor parte de
las acciones de los niños (andar a gatas por ejemplo) tienen el objetivo de
atraer la atención de la madre y una mayor presencia de ésta.

Formación de relaciones reciprocas: Esta fase comprende desde los 18-24


meses en adelante. Una de las características importantes a estas edades es
la aparición del lenguaje y la capacidad de representarse mentalmente a la
madre, lo que le permite predecir su retorno cuando ésta está ausente. Por
tanto, decrece la ansiedad porque el niño empieza a entender que la ausencia
de la madre no es definitiva y que en un momento dado, regresará a casa. En
esta fase, los niños a los que su madre les explica el porqué de su salida y el
tiempo aproximado que estará ausente suelen llorar mucho menos que los
niños a los que no se les da ningún tipo de información. A partir de los tres
años, el niño despliega una serie de estrategias con las que intenta controlar la
interacción con su madre “obligándola” en determinados momentos a pactar las
entradas y salidas del hogar.

Elementos fundamentales

 Sintonía: La armonía entre el estado interno de los padres y el estado


interno de los hijos suele ser alcanzada cuando unos y otros comparten
de manera continúen te las señales no verbales.
 Equilibrio: La sintonía con el estado de los padres permite a los hijos
equilibrar sus propios estados corporales, emocionales y mentales.
 Coherencia: Es el sentido de integración que alcanzan los niños cuando,
en relación con los adultos, experimentan conexión interpersonal e
integración interna.

1.3. Tipos de apego


Las formas de apego se desarrollan en forma temprana y poseen alta
probabilidad de mantenerse durante toda la vida. En base a como los
individuos responden en relación a su figura de apego cuando están ansiosos,
Ainsworth, Blewar, Waters y Wall, definieron los tres patrones más importantes
de apego y las condiciones familiares que los promueven, existiendo el estilo
seguro, el ansioso-ambivalente y el evasivo. (s.f)

 Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus
cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados.
Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades, por eso,
tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que
responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio
interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas,
estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio
intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas
coherentes de sí mismo.
 Los niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente
desinterés y desapego a la presencia de sus cuidadores durante
períodos de angustia. Estos niños tienen poca confianza en que serán
ayudados, poseen inseguridad hacia los demás, miedo a la intimidad y
prefieren mantenerse distanciados de los otros.
 Los niños con estilos de apego ansioso-ambivalente, responden a la
separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego
con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la
inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos
niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y
respuesta de sus cuidadores.
CAPITULO II: EL APEGO ENTRE MADRE E HIJO

2.1. La relación madre-hijo

Bowlby (1968); citado por Liliana, Maritza considera esencial para la salud
mental del recién nacido y del niño de corta edad, el calor, la intimidad y la
relación constante con la madre, en la que ambos se encuentren en
satisfacción y goce. La relación del niño con su madre es el nexo más
importante que tiene lugar durante la primera infancia. Es la madre quien lo
alimenta y lo asea, la que le abriga y le presta las atenciones que constituyen la
respuesta frente a sus primeras necesidades de bienestar. El padre aporta la
determinación de la estabilidad emotiva de la madre y la ayuda a mantenerse
en el estado de euforia que constituye el mejor clima moral para el desarrollo
del niño. Para Bowlby, la ausencia de esa relación materna filial se llama
privación materna, término muy amplio que comprende varias situaciones. Se
considera que un niño sufre esta privación cuando vive en el mismo hogar de
su madre y ésta es incapaz de proporcionarle el cuidado amoroso que necesita
o cuando por cualquier motivo se separa de su madre, como sucede en
algunos casos de adopción si la madre sustituta es inadecuada. Los efectos
contraproducentes de esta privación varían en intensidad y conducen a la
movilización de emociones e impulsos en la organización mental del menor
inmaduro fisiológica y psicológicamente. La perturbación en la organización
psíquica resultante de esos estados genera una variedad de reacciones
frecuentemente repetidas y acumuladas, que se traducen en la aparición de
síntomas neuróticos y de inestabilidad. Además, Bowlby señala la existencia de
otros problemas que pueden surgir:

 La actitud inconsciente de rechazo oculta bajo la apariencia de otra de


afecto
 La excesiva exigencia de cariño y de confianza requeridos por el padre o
la madre
 La satisfacción inconsciente y sustitutiva obtenida por uno de los padres
como consecuencia de la conducta del niño, a pesar de condenarla
abierta y conscientemente. En resumen, las nociones centrales
expuestas por Bolwby son tres.

1. Existe un comportamiento instintivo que evoluciona durante el ciclo vital y no


se hereda, destinado a la conservación del individuo. Lo que se hereda es el
código genético que permite desarrollar sistemas de comportamiento o
estrategias.

2. El concepto de vinculación que consiste en la capacidad de la madre para


reconocer la existencia de necesidades primarias de su bebé y que ocurre en la
interacción madre-hijo. El vínculo cumple una doble función: una función de
protección, que es la seguridad proporcionada por el adulto capaz de defender
al niño, y una función de socialización positiva que le permite al niño tener la
certeza de reemprender el contacto con su madre si lo desea y en el momento
que lo desee, y llegar a ser capaz de explorar su entorno.

3. Debe establecerse una auténtica concordancia entre las demandas reales


del niño y la capacidad de la madre para responder a esas demandas. De este
modo, se va incrementando la seguridad con la edad, aunque, ante una
amenaza de pérdida se crea la angustia y ante una pérdida real aparece la
aflicción e, incluso, la depresión.

RENÉ SPITZ LA IMPORTANCIA DE LA MADRE EN EL NIÑO

Uno de los intereses centrales de Spitz era la infancia, concretamente el primer


año de vida, y los factores que incidían en el desarrollo emocional y afectivo de
los bebés. Él fue el primero que utilizó la observación como método de estudio
de la infancia y la aplicó no sólo a niños enfermos, sino también en los que
estaban completamente sanos.
Spitz reparó en un hecho que marcó a partir de entonces sus investigaciones:
La mortalidad de los bebés hospitalizados que eran separados de sus madres
era estadísticamente mucho mayor de lo esperado, especialmente cuando los
niños habían sido ingresados tras haber establecido ya un vínculo afectivo con
sus madres. Spitz descubrió que esta mortalidad empeoraba en relación con el
cariño o el desprecio impersonal con que las enfermeras trataban a los niños.
Es decir, por más que los bebés fueran debidamente alimentados, aseados y
medicados, si eran tratados fríamente, sin ninguna muestra de afecto, ni
siquiera con el tono de voz, la tasa de fallecimientos era anormalmente alta.
Spitz descubrió que los bebés así tratados, mostraban un cuadro similar a la
depresión adulta, que incluía pérdida de la expresión facial, desaparición de la
sonrisa, completo mutismo, pérdida de apetito, insomnio, pérdida de peso y
retardo en las capacidades psicomotoras. Si la separación de la madre era
breve (menos de tres meses) los síntomas parecían completamente
reversibles: Bastaba con entregar el niño o la niña a su madre para que el
cuadro remitiera con rapidez. Sin embargo, si la separación se prolongaba por
más tiempo, los síntomas se agravaban, la tasa de mortalidad crecía y las
consecuencias se volvían irreversibles: Los niños parecían quedar
completamente incapacitados de forma permanente para entablar vínculos
afectivos apropiados, limitación que no remitía tras la salida del hospital, ni en
los años siguientes.
Spitz llamó a este síndrome, Hospitalismo y su investigación supuso una seria
advertencia acerca de la importancia del vínculo afectivo entre la madre y su
hijo, donde los sentimientos de la madre hacia un hijo (actitud afectiva) tienen
una importancia primordial en el tema de la conciencia y en el aprendizaje del
niño. De tal modo que es la actitud afectiva de la madre la que le sirve de
orientación. Por otra parte una vez que el vínculo se había formado, una
ruptura prolongada de éste era virtualmente fatal: Muchos bebés se dejaban
literalmente morir y el resto jamás alcanzaba una normalidad psico-afectiva.
El amor de la madre era sobre todo muy importante para la sobrevivencia del
niño. Los trabajos de Spitz llamaron fuertemente la atención en círculos
médicos y psicológicos y muchas instituciones hospitalarias cambiaron
radicalmente el trato que daban a los niños ingresados. Al mismo tiempo, la
obra de Spitz fue el germen del que nacería, más adelante, la moderna
concepción de apego.

KONRAD LORENZ Y LA BÚSQUEDA DE LA CERCANÍA

Konrad Lorenz era un zoólogo y etólogo austriaco que desde niño había
sentido fascinación por los patos, los gansos y las ocas. Aunque inició su
formación en medicina, dedicó la mayor parte de su vida a estudiar el
comportamiento de los animales en su hábitat natural. Lorenz, como tantas
personas antes y después que él, había observado que los pollitos de estas
aves nada más romper el cascarón, echan a andar detrás de la madre. La
imagen de una hilera de pequeñas ocas siguiendo a la madre oca es
probablemente familiar para todo el mundo; pero Lorenz reparó en que cuando
los gansos, patos u ocas, no encontraban a la madre al nacer, seguían a la
primera figura que encontraran, con tal que fuera más grande que ellos y se
moviera. Así, el propio Lorenz se convirtió en la madre de muchas
generaciones de patitos.
Las imágenes del Konrad Lorenz seguido por una hilera de gansos u ocas
recién nacidos son célebre en los manuales de psicología y etología; también
aquellas en las que aparece trabajando en su despacho y rodeado de multitud
de patos adultos; o aquellas otras en las que nada en un lago mientras algunas
ocas lo hacen a su alrededor: Una vez que los pollitos habían establecido el
vínculo con él mostraban una tendencia inquebrantable a seguirle allí donde
fuera. Lorenz llamó a este fenómeno Impronta e hipotetizó que tenía un
importante valor adaptativo: Para poder sobrevivir, lo mejor que puede hacer un
patito recién nacido seguir a su madre. Y ya que la madre será probablemente
la primera figura en movimiento que vean, la programación genética está
orientada hacia ello: Seguir a la primera figura en movimiento que ven al nacer.
Los trabajos de Lorenz agrietaron seriamente la idea de que toda conducta es
aprendida: ¿Quién enseñaba a los patos a seguir a su madre por el campo?
¿Quién enseñaba a las ocas a seguir a Lorenz hasta su despacho? El
concepto de impronta, entendida como un vínculo entre la madre y su cría,
entraba en colisión directa con los postulados conductistas. Y a medida que
fueron acumulándose las investigaciones y los experimentos de los etólogos,
fue más innegable que había conductas que no eran aprendidas, sino innatas.
El apego, la búsqueda de cercanía y contacto físico entre una madre y su cría,
era una de ellas y tenía un importante valor de supervivencia. Este hecho,
unido a los trabajos del René Spitz en las maternidades, sugería que el cariño
en el proceso de crianza no sólo es lo natural y deseable, sino lo necesario.

HARRY HARLOW Y EL APEGO MATERNO

Harry Harlow en los Estados Unidos de los años 70 realizó estudios que
proporcionaron un gran avance en el estudio del apego, pues demostró la
importancia de éste en el desarrollo social y cognitivo de los sujetos.
El estudio con monos rhesus le llevó a Harlow diseñar unos muñecos que
hacían el papel de madre, uno era de alambre y tenía un biberón para
suministrar comida, y el otro estaba forrado con una especie de trapo o paño.
El caso es que el monito pasaba la mayor parte del tiempo con la madre de
trapo, y es con la que corría a refugiarse cuando le asustaban. En uno de los
tests, el llamado de campo abierto, se ponía al monito en una habitación con
objetos que normalmente despertarían su curiosidad para ver su reacción. Los
monos criados con madres de trapo la usaban como base de operaciones, o
fuente de seguridad, para explorar el entorno regresando de vez en cuando a la
madre. Los monitos criados con madres de alambre se quedaban
aterrorizados, encogidos, sin explorar.
Para Harlow, estos experimentos probaban que las madres eran
fisiológicamente equivalentes pero no psicológicamente equivalentes, y el
monito prefería estar con la madre que proveía confort y sensación de
seguridad. Estos resultados iban en contra de la idea de que el afecto es una
respuesta aprendida asociada con la comida. El contacto corporal proveía el
confort que unía al niño a la madre. Pero, en contra de cómo se interpreta
actualmente, Harlow no dedujo de los resultados que los monos rhesus
necesitaban a sus madres. Para él, lo que necesitaban era confort y él había
demostrado que incluso una máquina inanimada podía proveerlo. Cuando
Harlow tradujo estos resultados al campo humano, su argumento era que podía
haber sustitutos para la madre, incluyendo el padre.
Cuando los monos crecieron, se convirtieron en unos adolescentes extraños.
No mostraban interés en el sexo opuesto. Cuando se les colocaba en una
habitación con otros monos se sentaban solos, mirando al espacio y no
interactuaban con los demás. No tenían pensamientos ni actividades de tipo
recreacional ni procreativas. Incluso, cuando se les emparejaba con monos
normales sexualmente experimentados eran incapaces de adoptar las posturas
de copulación adecuadas. Cuando a las hembras se las impregnaba
artificialmente se convertían en unas madres punitivas, rechazaban, abusaban
y mataban a las crías. Las madres sustitutas no les habían convertido en
individuos sociales. Quizás las madres reales sí eran indispensables, después
de todo. En este punto, los resultados de Harlow parecían confirmar las ideas
de Bowlby, Rene Spitz y Mary Ainsworth de que el amor materno era esencial
para el desarrollo emocional del niño.
¿CUÁNDO SE DESARROLLA AL APEGO ENTRE MADRE E HIJO?

Algunos estudios indican que aquellos niños que han entrado en contacto con
su madre inmediatamente después de su nacimiento tienden a desarrollar
apegos más seguros con ellas.
El contacto físico de madre a bebé, ocasiona conexiones entre las neuronas
responsables del desarrollo emocional, esta primera relación determinará las
bases biológicas y emocionales para las relaciones futuras.

LAS BASES DE UNA RELACIÓN DE APEGO

Las bases de una relación de apego seguro del bebé con su madre son:

 El establecimiento del vínculo afectivo madre hijo (embarazo deseado, parto


respetado, contacto precoz).

 La preocupación maternal primaria (la atención de la madre durante


los primeros meses está absolutamente centrada en su hijo, por un
mecanismo de origen hormonal).

 La lactancia materna a demanda.

Cada vez que el bebé toma el pecho su madre segrega prolactina y oxitocina.
La prolactina, además de ser la responsable de la producción de leche, hace
que la madre esté más pendiente de su hijo. Y la oxitocina, que hace que la
leche salga del pecho y que la madre sienta amor hacia su hijo. Y eso ocurre
cada vez, varias veces al día.

PILARES DEL APEGO ENTRE MADRE E HIJO:

En primer lugar, lo que hay que saber es que el apego viene a ser ese vínculo
o relación emocional que empieza a forjarse durante las primeras semanas de
vida del recién nacido con respecto a su madre y que se sustenta sobre estos
pilares:
 Consigue que el bebé se sienta protegido, feliz, tranquilo y seguro.
 Se considera que viene a ser un vínculo perdurable entre esas dos
personas, madre e hijo.
 Los expertos en psicología coinciden en subrayar que el apego se
convertirá en la base de las posteriores relaciones que el menor irá
forjando con otros individuos a lo largo de su vida. Es decir, se determina
que si ese apego entre el pequeño y su progenitora no existe o es mínimo,
eso le traerá consigo problemas de tipo conductual e incluso afectivo con
otras personas. Mientras, si la relación entre ambos es positiva, cariñosa y
estrecha, existen muchas más probabilidades de que, conforme va
creciendo, comience a establecer relaciones emocionalmente óptimas con
los individuos que van apareciendo en su vida.
COMO SE FORTALECE EL APEGO ENTRE MADRE E HIJO:

Llevando a cabo acciones tales como:


 Se considera que el contacto físico, ya sea un beso o un gesto de cariño, son
de las cosas que más consiguen transmitir a los niños el cariño de sus
mamás y, por tanto, las que más contribuyen a fortalecer esa relación
emocional entre ambas partes.
 Es importante en todo momento que el adulto muestre empatía con el niño,
que intente ponerse en su lugar cuando actúa de una manera u otra y que,
dentro de lo que es posible, le transmita que le comprende. Eso sí, una cosa
es ser empática y otra tolerarle cualquier comportamiento.
 No menos vital es que la mujer siempre mantenga la serenidad y la calma en
la relación con su pequeño, le puede explicar las cosas, reñir cuando no
actúa adecuadamente o incluso enseñarle de una manera tranquila y
relajada. Los gritos no llevan a ninguna parte.
 Asimismo, no hay que pasar por alto tampoco que la madre debe fortalecer la
autoestima de su hijo y darle, por supuesto, también su parte de autonomía.
CONCLUSIONES

En conclusión, se observa la importancia del desarrollo de un apego seguro


para el buen desenvolvimiento durante la vida de cada una de las personas. Se
tocaron las investigaciones de Jown Bolwby quien nos menciona que el apego
es un vínculo emocional reciproco y duradero que le brinda una seguridad
emocional bebe para el desarrollo de su personalidad, por otra parte se
menciona los estudios de René Spitz donde nos menciona que la separación
del bebe de su madre, puede resultar una experiencia devastadora para este,
resaltándonos que la madre es la pieza fundamental para el desarrollo propio
para afrontar la vida, también los estudios de Konrad Lorenz y Harry Harlow
que mediante sus experimentos con animales llegaron a la conclusión que la
madre cumple un rol muy importante, y que estos de por si tenían un
sentimiento innato, sin que haiga una comida de por medio. Entonces concluyo
que a través del apego se construye una base segura desarrollando un
sentimiento de confianza y seguridad, la cual le permite al bebe poder conocer
con confianza todo lo que le rodea, y con tranquilidad de quien estará a cargo
de él, para ayudarlo y acompañarlo cuando este necesite de su apoyo. El
apego es muy importante para el desarrollo social, ya que la primera
vinculación afectiva es con la madre, quien será la persona primordial para el
establecimiento de las futuras relaciones que tendrá él bebe, para una vida
más sana, saludable y efectiva de este.

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