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Texto central: “Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra”. Salmo 8:5.
Periodo greco-cristiano
Se ha denominado periodo greco-cristiano al tiempo en el que el cristianismo vivió una
experiencia de sincretismo con la filosofía griega, en este periodo es común encontrar a
famosos teólogos que en honor a la verdad fueron también grandes filósofos, entre los
cuales están:
Agustín de Hipona
Nació en Tagaste, Numidia y vivió entre el 354-430 d.C. entiende al alma como sede y
habitáculo de la divinidad. Para él el alma es una sustancia completa, unida
accidentalmente al cuerpo, dijo San Agustín: Entonces me dirigí a mí mismo y me dije:
¿Tu quién eres y respondí: Un hombre he aquí, pues, que teniendo en mi presto un cuerpo
y un alma, la una interior; el otro exterior… Mejor, sin duda, es el elemento interior,
porque a él es a quien comunican sus noticias todos los mensajeros corporales, como a
presidente y juez, de las respuestas del cielo, de la tierra y de todas las cosas que en ellos
se encierran… El hombre interior es quien conoce todas estas cosas por ministerio del
exterior, yo interior conozco estas cosas; yo alma por medio del sentido de mi cuerpo.
Sobre el origen del alma el pensamiento de Agustín pasa por dos etapas. En la primera
dice él, el alma se transmite directamente de padres a hijos. Pensando defender así el
dogma “del pecado original”. En una segunda etapa, él dirá, el alma del hombre fue
creado directamente por Dios, sin embargo no define el momento de dicha creación.
Para él la estructura del alma manifiesta la “imagen y semejanza” de Dios, por ello cree
él, que el hombre tiene la posibilidad de encontrar a Dios en su interior. Para él la
estructura de la supuesta alma se basa en tres facultades que el hombre posee, memoria,
entendimiento y voluntad, que para Agustín se corresponden con la Trinidad, Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Tomás de Aquino
Filósofo Italiano que vivió entre el 1225-1274. Asume la teoría de Aristóteles pero
concibe al alma como principio vital y de conocimiento, rechaza la interpretación de
Platón donde le atribuye al alma, y no al ser humano las funciones vitales y cognoscitivas,
Santo Tomás atribuye esas funciones al “hombre”: es el ser humano, el individuo, el que
vive y conoce, el que razona y entiende, el que imagina y siente. Todo ello es imposible
sin tener un cuerpo, dice él, por lo que el alma y el hombre se pertenecen en igualdad de
derecho para él.
Dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, Santo Tomás afirmará que en ella
existen ciertas facultades que no dependen para nada de su relación con el cuerpo, las que
para él pueden ser clasificadas en tres grupos jerárquicamente relacionados: Facultades o
potencias vegetativas, sensitivas y raciona- les. Clasificación similar a la de Aristóteles,
pero él no habla de tres tipos de alma, sino de tres facultades o potencias de lo que para
él es una misma alma racional.
Periodo filosófico
Descartes
Es claro entonces, que Descartes sostuvo el dualismo alma cuerpo planteado por
Aristóteles, habló de la sustancia como aquello que existe por sí mismo y no necesita de
otra realidad para existir. El único conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus
investigaciones lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum, “Pienso, luego
existo”.
Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia
existencia, mantuvo la existencia de Dios.
Immanuel Kant
Fue un filósofo alemán que vivió entre 1724 - 1804, mantuvo una corriente dualista y
definió al alma como el principio inmaterial, simple y espiritual fundamento de nuestra
vida. Para él es la percepción externa (los cinco sentidos) lo que nos muestra el cuerpo, y
el sentido o percepción interna nos muestra al yo como ser pensante, Aunque no negó la
existencia del alma consideró imposible su conocimiento.
Nietszche
Filósofo alemán, que vivió entre 1844-1900, no concibe a la antropología como dualista,
es decir, para este filósofo el hombre no está compuesto de cuerpo y alma. Propone
básicamente a un hombre que debe ser creativo, debe crear sus propios valores, hacerle
frente a la cultura y a la sociedad.
Parece, pues, que el superhombre es para Nietzsche un ideal. Y en alguna media lo es, en
cuanto que es “cosa del futuro”. Pero se trata de un ideal distinto de todos los ideales,
porque consiste en ser “el ser más real de todos” el superhombre es respecto al hombre lo
que éste es respecto al mono; el superhombre es el otro cabo de la cuerda sobre al cual
anda, como un funámbulo, el hombre. Entre el superhombre y el animal anda, sobre el
abismo, el hombre. El superhombre es, pues, algo que, por decirlo así, “tira del hombre”.
El superhombre es todo lo contrario a la mediocridad, de conformidad a lo establecido,
porque aspira a erigir una nueva tabla de valores. El superhombre es como “la más alta
especie humana” o “lo más alto en la especie humana”; al fin y al cabo, el súper hombre
es “súper” pero es asimismo “hombre”, está “más allá” del hombre, pero el hombre es su
punto de partida. El súper - hombre es una transfiguración del hombre.
Para este filósofo el hombre es pensado como un ser mediocre, miserable, incapaz de
grandes valores. Un ser defectuoso y enfermo, que se niega a evolucionar, a abandonar
los errores de la cultura occidental, sin ser consciente de que se vence a sí mismo mediante
la superación.
Nietszche, abre nuevos caminos y crea una nueva moral, una nueva ontología y una nueva
antropología. Trata de expresar la idea de que el ser humano es una fuerza destructora
que se encamina hacia alguna dirección, como si quisiera efectuar algo determinado pero
que pueda cambiar, y de hecho cambia constantemente. La voluntad de poder no quiere
decir deseo de poder ni querer el poder. El concepto del hombre Nietzsche lo expone en
su “Idea del Superhombre”, un ideal o mito que se desea que llegue a ser, no para que
actúe como salvador de nadie, ni sea líder de masas, sino que inaugure la época de los
hombres: es el primer hombre.
Sartre
Filósofo francés, que vivió entre 1905-1980. La actividad filosófica de Sartre se vuelca
hacia el existencialismo que, a partir de la publicación de “El ser y la nada”, lo van a
convertir en el principal, o al menos en el más popular y conocido, representante del
existencialismo. Para él lo que propiamente existe es el hombre, no las cosas, que toman
su ser en el hombre o a través de él. El hombre no tiene una esencia que le determine a
ser o a comportarse de una manera concreta, sino que él mismo se hace, es su propio
existir.