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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA

ÉTICA

BASE ANTROPOLÓGICA DE LA ÉTICA

En este punto analizaremos cómo las acciones y omisiones en el sentido moral están
determinadas por nuestra corporalidad, racionalidad y espiritualidad.

Para analizar el fundamento antropológico de la ética debemos partir de un modelo


interpretativo del Ser Humano. Al existir varias formas de describir la realidad humana,
debemos escoger un modelo específico que nos ayude a analizar el comportamiento
moral. En el presente estudio utilizaremos el modelo fenomenológico. Este modelo,
partiendo de las manifestaciones concretas de las personas, nos permite conocer que el
ser humano es una unidad sustancial de corporalidad, racionalidad y espiritualidad.

Describamos brevemente cada una de ellas: a) Corporalidad: es aquella característica


humana que compartimos con los animales; aquello que le permite al hombre manifestar
el resto de potencialidades. Aquí se manifiestan principalmente los sentidos las
emociones y los instintos. b) Racionalidad: es aquella característica propia del hombre
que se manifiesta en las capacidades de reflexionar y crear. Esta característica ha hecho
que los seres humanos seamos capaces de producir ciencia, filosofía, teología, religión,
etc. Todas las profesiones, desde la más elemental hasta la más sofisticada, se
desarrollan gracias a la racionalidad, así tenemos: ingenieros, arquitectos, doctores, etc.
Por último tenemos, c) Espiritualidad: esta cualidad humana se manifiesta en las
capacidades que evidencian valores superiores tales como: la honestidad, la justicia, la
paz, la solidaridad, el sacrificio, el perdón. Todas estas capacidades tienen un origen
común: la capacidad de amar.

Así pues, la honestidad, la justicia, la solidaridad no son más que manifestaciones del
amor al otro, el que a su vez también es amor a sí mismo. Si la persona es creyente, verá
el origen y el fin de ese amor en un ser supremo. Esta idea se afianza con el hecho de
que, en la concepción cristiana católica, Dios es amor.

Ahora bien, cuando decimos de una persona que es ética, que es moral o que es buena
persona, nos referimos a su forma de actuar, a sus vivencias concretas, a sus acciones
positivas, ya sea en su familia, en el trabajo, con los amigos y aún con los que no
conoce. De acuerdo a lo dicho, una persona moral sería aquella que tiene una
espiritualidad desarrollada, es decir aquella que, en su vida, manifiesta los valores
superiores. Esto a su vez le permite equilibrar las pulsiones corporales: emocionales e
instintivas. Solo aquella persona que tenga una capacidad de amar suficientemente
desarrollada puede asimilar el rencor, el odio, la envidia, el deseo de venganza, así
como ese deseo de placer sin más que es propio del instinto sexual.

Analicemos brevemente el tema del instinto sexual y su relación con el comportamiento


moral. Como sabemos, el instinto sexual es una pulsión ciega, es una energía natural
que nos impulsa a la procreación. Pero el ser humano ya no es puro instinto, él debe
integrar el instinto sexual en su vida de modo que la construya. Los medios que le
ayudan a construir la vida son el respeto, la consideración, el amor, tanto a sí mismo
como a su pareja. De no existir este marco referencial, es decir el de los valores -área
espiritual-, la persona se deja dominar por su corporalidad, causando dolor, destrucción,
y muchas veces hasta la muerte, no solo de sí mismo sino también de terceros: pareja,
hijos, familiares, etc.

No queremos decir que debemos anular el aspecto corporal, emocional e instintivo.


Considerando que es parte de nuestra naturaleza eso sería imposible. Lo que sí debemos
hacer es desarrollar esas capacidades humanas que nos hacen personas, es decir las
capacidades de: ser honesto, de ser solidario, de ser fiel, en una palabra, de ser
amoroso. Solo cuando la persona se haya desarrollado en este aspecto, tendrá las
herramientas necesarias para asimilar e integrar en su vida, de forma constructiva, lo
emocional e instintivo, es decir las pasiones y las pulsiones biológicas que son parte de
nuestra naturaleza.

CAPACIDA DE AMAR Y ÉTICA

Cuando nos preguntamos por el modo de formar personas éticas, muchas veces nos
remitimos a la educación formal –escuela, colegio, universidad-, más aún, dicha
formación se desarrolla únicamente en el plano intelectual, racional, conceptual. Suele
insistirse mucho en las nociones de moral, en los principios teóricos, en las normas, en
las definiciones de ciertos valores. Dicha formación no pasa de reducirse a simples
recetas y listas que los estudiantes aprenden muchas veces de memoria y luego las
olvidan. No se toma en cuenta que la verdadera formación ética y moral, debe realizarse
en aquel aspecto del ser humano que le proporciona su ser de persona, siendo éste su
aspecto espiritual.

Ya mencionamos que el área espiritual no es más que la vivencia de los valores; esto a
su vez es lo que le da a una persona su característica de moral. Ya describimos que la
capacidad de amar es la que hacía posible los valores. Dicha capacidad es parte de la
naturaleza de todo ser humano. Cuando es desarrollada en una forma armónica y
equilibrada, el resultado es un ser amoroso, es decir un ser que vive en base al respeto, a
la consideración, a la solidaridad, a la fidelidad. Como podemos apreciar, éste es un ser
moral, un ser ético.

Hasta aquí hemos dado una visión general del Ser Humano en base al modelo
fenomenológico, hemos visto cómo los distintos aspectos humanos influyen en su
comportamiento concreto. Entendimos que el comportamiento ético tiene que ver más
con el amor que con la razón, las definiciones o los conceptos. La razón nos ayuda a
entender, pero lo que nos hace actuar de manera moral, no siempre es la razón sino el
amor.

LO BUENO Y LO MALO -EL BIEN Y EL MAL-

Cuando se aborda el tema de lo bueno y lo malo, muchos creen que todo depende
únicamente de la opinión personal. En ética y moral eso no es cierto, ya que si el bien y
el mal dependiera de lo que cada quién opina, nadie debería condenar ningún acción
violenta como un robo, una violación o un asesinato, ya que todo sería cuestión de
opinión personal.

Para entender la naturaleza de lo bueno y lo malo, recordemos el tiempo en que el Ser


humano todavía no había pisado la faz de la tierra. Los seres vivos existentes en aquel
momento sobreviven guiados por sus sentidos, emociones e instintos. El instinto de
conservación es la fuerza que los impulsa a sobrevivir. Tanto presas como predadores
luchan día a día por salvar sus vidas. El cazador “sabe” que si no mata no podrá seguir
viviendo. La presa intuye que si no escapa a tiempo morirá. La violencia y la muerte
llevan adelante el proyecto de la vida.

En el mundo biológico, el de los hechos, el de lo fáctico, las leyes que rigen la relación
entre seres vivos son las de la naturaleza: La ley de selección natural, la ley del más
fuerte, la ley de la adaptación. En la naturaleza el bien y el mal “no existen”. Por más
cruel que sea el hecho de que un depredador mate a una presa, nadie condena al
depredador o se apiada de la presa. La destrucción, la muerte, la violencia existe pero
todavía nadie puede evaluar su naturaleza. Solo son acciones naturales.

En un momento dado aparece el Ser humano. Este ser es capaz de recrear en su mente
todo aquello que le rodea, posee conciencia reflexiva, sabe lo que hace o deja de hacer,
premedita sus acciones y tiene un objetivo para realizarlas, se da cuenta que hay ciertas
cosas que le benefician y hay otras que le perjudican. Conoce aquello que le ayuda a
sobrevivir y aquello que lo aniquila. Al darse cuenta que hay cosas benéficas y
perjudiciales, las catalogará como buenas y malas.

De la misma forma se da cuenta de que sus acciones u omisiones también tienen las
características de benéficas o perjudiciales. Actuar en grupo para defenderse de los
predadores o para obtener una presa es algo muy útil y facilita la supervivencia.
Ayudarse mutuamente es bueno. También se da cuenta que, si alguien más fuerte le
quita lo que ha cazado eso es perjudicial, peor aún si para quitarle lo que es suyo
también le quitan la vida. El Hombre se da cuenta que sus acciones y la de sus
congéneres, también tienen la característica propia de buenas o malas.

Aquí nos preguntamos: ¿el hombre se ha inventado, de acuerdo a su opinión, qué es lo


bueno y qué es lo malo? Parece que no. El hombre solo ha descubierto aquello que en sí
mismo le ayuda a sobrevivir y aquello que lo aniquila. Así es como el hombre entiende
que lo bueno es lo que lo beneficia y lo malo es lo que le perjudica. El ser humano solo
ha dado nombre a aquello que ya existía.

En la naturaleza lo bueno y lo malo es más evidente. Pero cuando el ser humano crea
un entorno artificial, cuando surge la cultura y la sociedad, tendrá otros parámetros de
evaluación, aparecerá el mundo subjetivo. Será la persona la que de acuerdo a su
percepción particular catalogue lo bueno y lo malo, muchas veces ignorando la realidad
de las cosas.

Como ya lo hemos indicado, hay cosas en sí mismas malas y cosas en sí mismas


buenas; el bien y el mal moral es algo que sí existe realmente. Como ejemplo podemos
mencionar el hecho de sacrificar a un inocente; entendemos que el acto de quitar la vida
es un hecho que realmente viola los derechos humanos, no solo es una opinión. De aquí
entendemos que, sólo el que haya “auto-cegado” su intuición moral podría decir que
matar a un inocente es bueno.

Siguiendo esta línea de reflexión, para justificar la muerte de decenas de miles de niños,
mujeres y ancianos que ocasionaron las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y
Nagasaki, se argumenta que de esta forma se ahorraron muchas vidas de soldados
americanos. Otro ejemplo es el aborto. Más allá del caso extremo y condenable de una
violación, o el peligro de muerte de la madre, nos referimos a esos casos en los que las
parejas han sido irresponsables y toman al aborto como la vía fácil para librarse de
problemas y responsabilidades. Si se afirma que el mal absoluto no existe, se propiciaría
la carencia de libertad real, la quiebra de una democracia real y la tiranía.

EL SUJETO

En filosofía hace referencia a un ser que es responsable de sus actos. Un ser que libre y
voluntariamente realiza acciones u omisiones, un ser que es capaz de conocer la realidad
como objeto, con independencia de las condiciones propias del conocimiento subjetivo.
Este es el concepto de sujeto cognoscitivo.

SUBJETIVIDAD

En la teoría del conocimiento, la subjetividad es la propiedad de las percepciones,


argumentos y lenguaje basados en el punto de vista del sujeto. Esto hace que los
intereses y deseos particulares influyan en sus decisiones tanto positivas como
negativas. La propiedad opuesta es la objetividad, que los basa en un punto de vista
intersubjetivo, no prejuiciado, verificable por diferentes sujetos.

Desde el punto de vista de la sociología la subjetividad se refiere al campo de acción y


representación de los sujetos siempre condicionados a circunstancias históricas,
políticas, culturales, etc.

SUBJETIVISMO

El subjetivismo es la postura filosófica que toma como factor primario para toda verdad
y moralidad a la individualidad psíquica y material del sujeto particular, siempre
variable e imposible de trascender hacia una verdad absoluta y universal.

El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga


principalmente según su entendimiento y en consideración a su realidad específica -
entorno e interacción social- entendida no como un hecho "externo" sino como parte
constitutiva del sujeto.

No debe confundirse el subjetivismo con el relativismo. El relativismo, que se asemeja


mucho al escepticismo filosófico, tampoco admite ninguna verdad absoluta que tenga
validez universal, pero mientras el subjetivismo hace depender el conocimiento humano
de factores que residen en el sujeto cognoscente, el relativismo subraya la dependencia
casi exclusiva de factores externos. Como tales considera la influencia del medio, del
espíritu, del tiempo, de la pertenencia a un determinado círculo cultural o clase social, y
los factores determinantes contenidos en ellos.

Una variante del subjetivismo es el subjetivismo ético, el cual afirma que lo bueno o lo
malo en la moral depende de las actitudes morales individuales. Por lo tanto cuando
alguien siente que "P" es bueno de manera sincera entonces "P" es bueno, por lo tanto
de acuerdo con los subjetivistas no puede estar equivocado moralmente.
RELATIVISMO

El relativismo es una posición filosófica que sostiene que en ciertos aspectos no existen
hechos o principios universales compartidos por todas las culturas humanas. En general
las discusiones sobre el relativismo se centran en aspectos particulares así se habla de:
relativismo cultural, relativismo moral, relativismo lingüístico, etc.

Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es
relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es
obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando a continuación decimos que
dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen
verdaderas. El relativismo mantiene que existen muchas "verdades" o formas de
conceptualizar ciertos hechos sociales, en general incompatibles entre ellas.

NIHILISMO

El nihilismo deriva su nombre de la raíz latina nihil, que significa nada, aquello que no
existe. Esta misma raíz se encuentra en el verbo "aniquilar" -- deshacer, destruir
completamente. El Nihilismo es una creencia que etiqueta todos los valores como
inútiles, por lo tanto, nada puede ser conocido ni comunicado. De la misma manera se
asocia a sí misma con el pesimismo extremo y un escepticismo radical.

El Nihilismo Ético (nihilismo moral) rechaza la posibilidad de la moral absoluta y de


los valores éticos. El bien y el mal son vagos, y los valores relacionados son
simplemente el resultado de presiones sociales y emocionales.

EL OBJETO

Un objeto es una cosa o un constructo. Todo objeto posee propiedades. Las cosas
poseen propiedades sustanciales y los constructos poseen propiedades conceptuales. Las
cosas son los que son, tienen características intrínsecas que la opinión del sujeto no
puede cambiar.

LA OBJETIVIDAD

Es la cualidad del objeto. Es ver las cosas como son y no como quisiéramos que sean.
Para esto el sujeto debe liberarse de sus intereses, conveniencias, deseos, gustos,
necesidades y hasta temores, solo así podrá ver las cosas tal y como son es decir con
objetividad.

LA MORAL

La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en
concordancia con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un sentido contrario
frente al de “inmoral” (contra la moral) y “amoral” (sin moral). La existencia de
acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano
como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la
libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones.
LA ÉTICA

La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio de la moral, la virtud, el
deber, la felicidad y el buen vivir. La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del
griego antiguo ethos. Es preciso diferenciar al "êthos", que significa "carácter", del
"ethos", que significa "costumbre", pues "ética" se sigue de aquel sentido y no es éste.
De aquí procede la confusión cuando se adjudica el mismo significado tanto a ética
como a moral. Esta última nace de la voz latina "mor, moris", que significa costumbre,
es decir, lo mismo que "ethos". Si bien algunos sostienen la equivalencia de ambas
doctrinas en lo que a su objeto respecta, es crucial saber que se fundamentan en
conceptos muy distintos.

La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y


cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos ámbitos de la vida personal y
social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las
razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.

La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la reflexión


y de la argumentación, este campo es el conjunto de valoraciones generales de los seres
humanos que viven en sociedad.

DIFERENCIA ENTRE ÉTICA Y MORAL

Etimológicamente "ética" y "moral" tienen el mismo significado. "Moral" viene del


latín "mos" que significa hábito o costumbre; y "ética" del griego "ethos" que significa
lo mismo. Sin embargo en la actualidad han pasado a significar cosas distintas y hacen
referencia a ámbitos o niveles diferentes: La moral tiene que ver con el nivel práctico o
de la acción La ética con el nivel teórico o de la reflexión

La moral es como una brújula que nos orienta. Moral es el conjunto de principios,
criterios, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento. La moral nos hace
actuar de una determinada manera y nos permite saber qué debemos hacer en una
situación concreta. Es como una especie de brújula que nos orienta, nos dice cuál es el
camino a seguir, dirige nuestras acciones en una determinada dirección. La brújula nos
indica el camino. En la vida hay que intentar no perder el norte.

Ética es la reflexión teórica sobre la moral. La ética es la encargada de discutir y


fundamentar reflexivamente ese conjunto de principios o normas que constituyen
nuestra moral.

Como conclusión: moral y ética se plantean cuestiones distintas. La moral tiene que ver
con el nivel práctico de la acción y trata de responder a la pregunta ¿qué debo hacer?; la
ética con el nivel teórico de la reflexión y trata de responder a preguntas del tipo ¿qué es
la moral? ¿Cómo se fundamenta? ¿Cómo se aplica la reflexión a la vida cotidiana?

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