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Viaje del Beagle

El viaje del Beagle duró casi cinco años, zarpando de la bahía de Plymouth el 27 de diciembre
de 1831 y arribando a Falmouth el 2 de octubre de 1836. Tal como Fitzroy le había propuesto, el
joven Darwin dedicó la mayor parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme y
a recopilar ejemplares, mientras el Beagle realizaba su misión científica para medir corrientes
oceánicas y cartografiando la costa.22 1 Darwin tomó notas escrupulosamente durante todo el
viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos a Cambridge, junto con una larga correspondencia
para su familia que se convertiría en el diario de su viaje.23 Tenía nociones de geología,
entomología y disección de invertebrados marinos —aunque se sabía inexperto en otras
disciplinas científicas$mdash; de modo que reunió hábilmente gran número de especímenes
para que los especialistas en la materia pudieran llevar a cabo una evaluación exhaustiva.24 A
pesar de sufrir frecuentes mareos —que ya había acusado la primera vez que embarcó su
equipaje a bordo— la mayoría de sus notas zoológicas versa sobre invertebrados marinos,
comenzando por una notable colección de plancton que reunió en una temporada con viento en
calma.22 25

En su primera escala, en Santiago de Cabo Verde, Darwin descubrió que uno de los estratos
blanquecinos elevados en la roca volcánica contenían restos de conchas. Como Fitzroy le había
prestado poco antes la obra de Charles Lyell Principios de Geología, que establecía los
principios uniformistas según los cuales el relieve se formaba mediante surgimientos o
hundimientos a lo largo de inmensos periodos de tiempo, [II]Darwin comprendió ese fenómeno
desde el punto de vista de Lyell, e incluso se planteó escribir en el futuro una obra sobre
geología.26

En Brasil, Darwin quedó fascinado por el bosque tropical, pero aborreció el espectáculo de la
esclavitud.27 28 En Punta Alta y Barrancas de Monte Hermoso, cerca de Bahía Blanca, Argentina,
realizó un hallazgo de primer orden al localizar en una colina fósiles de enormes mamíferos
extintos junto a restos modernos de bivalvos, extintos más recientemente de manera natural.
Identificó al poco conocido megaterio, cuyo pesado caparazón óseo le pareció en un principio
una gigantesca versión del armadillo local. Estos hallazgos despertaron un enorme interés a su
regreso a Inglaterra.29 Cabalgando con los gauchos del interior se dedicó a observar la geología
y extraer más fósiles, adquiriendo, al mismo tiempo, una perspectiva de los problemas sociales,
políticos y antropológicos tanto de los nativos como de los criollos en el momento anterior a la
revolución de los Restauradores. También aprendió que los dos tipos de ñandú poseen territorios
separados, aunque superpuestos.30 31

Contempló con asombro la diversidad de la fauna y la flora en función de los distintos lugares.
Así, pudo comprender que la separación geográfica y las distintas condiciones de vida eran la
causa de que las poblaciones variaran independientemente unas de otras. Continuando su viaje
hacia el sur, observó llanuras aplanadas llenas de guijarros en las que cúmulos de restos de
conchas formaban pequeñas elevaciones. Como estaba leyendo la segunda obra de Lyell,
asumió que se trataba de los "centros de creación" de especies que éste describía, aunque por
primera vez comenzó a cuestionar los conceptos de lento desgaste y extinción de especies
defendidos por Lyell.32 33

En Tierra del fuego se produjo el retorno de tres nativos Yagán que habían sido embarcados
durante la primera expedición del Beagle, con objeto de recibir una educación que les permitiera
actuar de misioneros ante sus semejantes. Darwin los encontró amables y civilizados, aunque los
otros nativos le parecieron "salvajes miserables y degradados", tan distintos de los que iban a
bordo como lo pudieran ser los animales salvajes de los domésticos,34 si bien, para Darwin, esa
distinción estribaba en cuestiones culturales y no raciales. Al contrario que sus colegas
científicos, empezó a sospechar que no existía una diferencia insalvable entre los animales y las
personas.35 Al cabo de un año, la misión había sido abandonada. Uno de los fueguinos
retornados, a quien le habían dado el nombre cristiano de Jemmy Button, vivía con los demás
nativos, se había casado y manifestó no tener ningún deseo de volver a Inglaterra.36

En Chile, Darwin fue testigo de un terremoto, observando indicios de un levantamiento del


terreno, entre los que se encontraban acumulaciones de valvas de mejillones por encima de la
línea de la marea alta. Sin embargo, también encontró restos de conchas en las alturas de los
Andes, así como árboles fosilizados que habían crecido a pie de playa, lo que le llevó a pensar
que según subían niveles de tierra, las islas oceánicas se iban hundiendo, formándose así los
atolones de arrecifes de coral.37 38

Poco después, en las Islas Galápagos, geológicamente jóvenes, Darwin se dedicó a buscar
indicios de un antiguo "centro de creación", y encontró variedades de pinzones que estaban
emparentadas con la variedad continental, pero que variaban de isla a isla. También recibió
informes de que los caparazones de tortugas variaban ligeramente entre unas islas y otras,
permitiendo así su identificación.39

En Australia, la rata marsupial y el ornitorrinco le parecieron tan extraños que Darwin pensó que
era como si "dos creadores" hubiesen obrado a la vez.40 Encontró a los aborígenes australianos
"bienhumorados y agradables", y notó su decadencia por la proliferación de asentamientos
europeos.41

El HMS Beagle también investigó la formación de los atolones de las Islas Cocos, con
resultados que respaldaban las teorías de Darwin. Por aquel entonces, Fitzroy ;mdash&que
redactaba la "narración oficial" de la expedición;mdash& leyó los diarios de Darwin y le pidió
permiso para incorporarlos a su crónica.42 El diario de Darwin fue entonces reescrito como un
tercer volumen dedicado a la historia natural.43 En Ciudad del Cabo, una de las últimas escalas
de su vuelta al mundo, Darwin y Fitzroy conocieron a John Herschel, quien había escrito
recientemente a Lyell alabando su teoría uniformista por plantear una especulación sobre "ese
misterio de misterios: la sustitución de especies extintas por otras" como "un proceso natural en
oposición a uno milagroso".44 Ordenando sus notas rumbo hacia Plymouth, Darwin escribía que
de probarse sus crecientes sospechas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de las islas
Malvinas, "estos hechos desbaratan la teoría de la estabilidad de las especies" (más tarde,
reescribió prudentemente "podrían desbaratar").45 Posteriormente reconoció que en aquel
momento, los hechos observados le hacían pensar que "arrojaban alguna luz sobre el origen de
las especies

A su vuelta al Reino Unido, Darwin publicó la obra Diario del viaje del Beagle. Cuando las
"crónicas" de Fitzroy se publicaron en mayo de 1839, los diarios de Darwin eran ya un éxito tal
que el mismo Fitzroy costeó la publicación del tercer tomo.58 Durante más de una década, se
dedicó a realizar pruebas de cruce de animales y numerosos experimentos con plantas, mediante
los cuales encontró indicios de que las especies no eran realidades inmutables que le permitieron
profundizar las implicaciones de su teoría.1 Durante más de una década estos trabajos
constituyeron el trasfondo de su investigación principal, consistente en la publicación de los
resultados científicos del "viaje del Beagle".59 .

A principios de 1842, Darwin escribió una carta a Lyell exponiéndole sus ideas, quien observó
que su camarada "se negaba a ver un origen para cada grupo similar de especies". Tras tres años
de trabajo, Darwin publicó en mayo sus estudios sobre los arrecifes coralinos, y comenzó a
esbozar su teoría.60 Para escapar a las presiones de la capital, el matrimonio Darwin se mudó a
su "Down House" rural en septiembre.61 El 11 de enero de 1844 Darwin comentó sus
especulaciones con el botánico Joseph Dalton Hooker, admitiendo con humor que era "como
confesarse culpable de asesinato".62 63 Hooker replicó que en su opinión había "series de
producción en diferentes puntos, así como un cambio gradual en las especies", y le manifestó su
interés en "escuchar su explicación sobre cómo puede producirse este cambio, dado que por el
momento las opiniones al respecto no me satisfacen".64

Hacia el mes de julio, Darwin había ampliado su esbozo a un ensayo de 230 páginas, destinado
a completarse con el resto de sus investigaciones en el caso de una muerte prematura.65 En
noviembre la opinión pública reaccionó con polémica ante la publicación anónima de la obra
Vestigios de la historia natural de la Creación, escrita por Robert Chambers. Se trataba de una
obra bien redactada que llamó la atención sobre el tema de la transmutación. Darwin le censuró
su bisoñez en geología y zoología, pero las críticas que recibió esta defensa de la evolución
hicieron que revisara cuidadosamente sus propios argumentos.66 67

En 1846 Darwin ya había completado su tercer libro sobre geología. Recuperó su fascinación
por los invertebrados marinos, que había despertado en sus años de estudiante cuando
diseccionaba y catalogaba con Robert Edmond Grant los percebes recogidos durante su viaje,
observando con placer sus complejas estructuras y planteando analogías con estructuras
similares.68 En 1847, Hooker recibió el "ensayo" y envió algunas notas críticas a Darwin, que le
ayudaron a ver su obra con distanciamiento científico y cuestionarse su oposición al
creacionismo.69

Preocupado por su enfermedad crónica, Darwin acudió en 1849 al balneario del doctor James
Manby Gully, y descubrió con sorpresa las virtudes de la hidroterapia.70 En 1851 su querida hija
Anne Darwin enfermó, avivando los temores de Darwin de que su mal pudiera ser hereditario, y
tras una serie de crisis falleció.71
A lo largo de ocho años de trabajo sobre cirrípedos, la teoría de Darwin le había ayudado a
encontrar homologías que indicaban que mínimas alteraciones morfológicas permitían a los
organismos cumplir nuevas funciones en nuevas condiciones, y el hallazgo de minúsculos
machos parásitos en organismos hermafroditas le sugirió una progresión intermedia en el
desarrollo de seres sexuados.72 En 1853 este trabajo le valió la Medalla Real concedida por la
Royal Society, trayéndole así la celebridad como biólogo.73 En 1854 continuó su trabajo sobre la
teoría de las especies, y en noviembre ya había anotado que las diferencias en los caracteres de
los descendientes podían obedecer a su adaptación a "diversos entornos en la economía
natural".74

A comienzos de 1856 Darwin investigaba si los huevos y semillas podrían sobrevivir a un viaje
en el agua del mar diseminando de ese modo las especies por los océanos. Hooker cada vez
dudaba más de la doctrina tradicional en torno a la inmutabilidad de las especies, pero su joven
amigo Thomas Henry Huxley era un firme detractor de la evolución. Por su parte, Lyell estaba
fascinado por las especulaciones de Darwin, aunque sin percibir el alcance de sus implicaciones.
Cuando leyó un artículo de Alfred Russel Wallace sobre la Introducción de especies, observó
similitudes con los pensamientos de Darwin y le apremió a publicarlos para establecer la
precedencia. Aunque Darwin no percibió amenaza alguna, comenzó a trabajar en una
publicación corta. La contestación de difíciles cuestiones retenían su desarrollo una y otra vez, y
finalmente amplió sus planes a la redacción de un "gran libro sobre las especies" titulado
Selección natural. Darwin continuó con sus investigaciones, obteniendo información y
especímenes de naturalistas de todo el mundo, incluyendo a Wallace, que estaba trabajando en
Borneo. El botánico estadounidense Asa Gray mostraba intereses similares, y el 5 de septiembre
de 1857 Darwin envió a Gray un esbozo detallado de sus ideas, incluyendo un extracto de su
obra Selección natural. En diciembre, Darwin recibió una carta de Wallace preguntándole si el
libro trataría la cuestión del origen del hombre. Él le contesto que evitaría el tema al estar "tan
rodeado de prejuicios", mientras animaba a Wallace a seguir con su línea teórica, añadiendo que
"Yo voy mucho más allá que Usted".91

El libro de Darwin estaba a la mitad cuando el 18 de junio de 1858 recibió una carta de Wallace.
En ella, Wallace adjuntaba un manuscrito para ser revisado en el que defendía la evolución por
selección natural. A petición de su autor, Darwin envió el manuscrito a Lyell, mostrándole su
sorpresa por la extraordinaria coincidencia de sus teorías, y sugiriendo la publicación del
artículo de Wallace en cualquiera de las revistas que este prefiriese. La familia de Darwin estaba
en crisis, y los niños de su pueblo estaban muriendo de escarlatina, de modo que dejó el asunto
en manos de Lyell y Hooker. Finalmente se decidió por una presentación conjunta en la
Sociedad linneana de Londres el 1 de julio bajo el título Sobre la tendencia de las especies a
crear variedades, así como sobre la perpetuación de las variedades y de las especies por medio
de la selección natural compuesta por dos artículos independientes: el manuscrito de Wallace, y
un extracto del no publicado Ensayo de Darwin, escrito en 1844, junto con un resumen de la
carta de Darwin a Asa Gray. No obstante, la hija de Darwin murió pronto de escarlatina y estaba
demasiado abatido como para asistir.92

La presentación de la teoría de la selección natural ante la Sociedad linneana no recibió


demasiada atención. Tras la publicación del artículo en agosto en el periódico de la sociedad, se
reimprimió en varias revistas y recibió algunas reseñas y cartas, pero el presidente de la
Sociedad linneana comentaba en mayo de 1858 que aquel año no estaba señalado por ningún
descubrimiento revolucionario.93 Sólo una reseña le resultó a Darwin lo suficientemente incisiva
como para tenerla en cuenta más tarde: el profesor Samuel Haughton de Dublín afirmaba que
"todo lo novedoso del artículo es falso, y lo verdadero ya es cosa dicha anteriormente".94 Darwin
se debatió durante trece meses para producir un extracto de su "gran libro", sufriendo
enfermedades del corazón, pero recibiendo continuos ánimos de sus amigos científicos. Lyell lo
dispuso todo para que lo publicara John Murray.95

El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas


favorecidas en la lucha por la vida (habitualmente conocido bajo el título abreviado de El
origen de las especies) resultó inusitadamente popular, y el lote completo de 1250 copias tenía
un número de suscriptores superior cuando salió a venta a los libreros el 22 de noviembre de
1859.96 En el libro, Darwin expone una "extensa argumentación" a partir de observaciones
detalladas e inferencias, y considera con anticipación las objeciones a su teoría.97 Su única
alusión a la evolución humana fue un comentario moderado en el que se hablaba de que "se
arrojará luz sobre el origen del hombre y su historia."98 Su teoría se formula de modo sencillo en
la Introducción:

Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en
consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por
débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables
condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente
seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar
su nueva y modificada forma.99

Darwin argumentó contundentemente en favor de de un origen común de las especies pero evitó
el entonces controvertido término "evolución" y al final del libro concluyó que:

Hay grandeza en esta concepción según la cual la vida, con sus diferentes fuerzas, ha sido alentada por el
Creador en un reducido número de formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando
según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un
principio tan sencillo, una infinidad de las formas más bellas y portentosas.100
darwin-online.org.uk
Realismo y Naturalismo.- 1
Naturalismo. En filosofía, con este término se designan todos aquellos
métodos que tienen como
característica común "el considerar la Naturaleza como el único y absoluto
principio de lo real".
Pero, desde el punto de vista literario, el naturalismo es un concepto
estético que hace de las
producciones de la Naturaleza su único objeto de representación. Sin
embargo, en literatura, es
costumbre entender el término como una representación extremada,
desagradable incluso, de la realidad. Entendido en este sentido, como
sucedió con el término de realismo, el naturalismo es
un concepto que puede ser aplicado a todas las épocas de la historia
literaria (por ejemplo, a la
picaresca barroca) en las que aparezcan obras que presenten los aspectos
más desagradables y
descarnados de esa realidad.
Aparte de esta consideración del término de naturalismo como técnica
aplicable a
múltiples obras de la historia, también se denomina Naturalismo a un
período concreto de la
historia literaria (el último tercio del s. XIX, aproximadamente) que se basa
en la exageración de
los procedimientos del Realismo y en su dependencia del positivismo y del
cientifismo que
comienza a difundirse por Europa a partir de 1850. Los naturalistas querrán
aplicar a la literatura
(a la novela, sobre todo) los nuevos métodos científicos (análisis empírico)
de la Biología, la Física,
la Medicina, etc...
2. Ciencia y filosofía en la segunda mitad del s. XIX.
El nacimiento del nuevo movimiento literario no se produce por generación
espontánea,
sino que se explica por las peculiaridades de la vida en la segunda mitad del
siglo. Vamos a
repasar ahora algunos de los fenómenos que explican el nacimiento del
nuevo movimiento y
cómo se relacionan con la creación literaria.
2.1. LA NUEVA FILOSOFÍA.-
La base teórica del nuevo movimiento literario va a ser una escuela
filosófica llamada
Positivismo, inaugurada por el francés Augusto Comte y que llega a su
momento de máximo
esplendor con la publicación del Curso de filosofía positiva en la década de
los 50.
El Positivismo reduce el objetivo del conocimiento humano a los llamados
"hechos
positivos", o sea, aquellos hechos que pueden ser captados por los sentidos
y someterse a
comprobación por medio de la experiencia. Comte, defendiendo su teoría,
afirmaba que la razón
humana "tenía que prescindir de preocupaciones teólogicas y metafísicas"
para reducirse al
estudio de las ciencias positivas (Matemáticas, Física, Biología, Química,
etc...).
La teoría positivista pretendió, también, establecer períodos en la vida (que
se relacionan
con la Historia) del hombre. Con esta intención, Comte formuló su teoría de
los "estados". Según
ella, en un primer estado, el teológico, se buscan las causas y principios de
las cosas, y se recurre
a la divinidad para explicarlos; en un segundo estado, el metafísico, se
siguen buscando los
conocimientos absolutos, pero los agentes sobrenaturales de antes se
sustituyen ahora por
entidades abstractas; finalmente, en un tercer estado, el positivo, domina la
observación y la
mente humana se atiene a las cosas en cuanto son.
La teoría positiva tuvo una gran importancia en los literatos de la época. Sus
tesis
fundamentales contribuyeron al nacimiento de una novela
fundamentalmente agnóstica (aunque,
en el otro polo, también a un Realismo espiritualista, con la figura de Tolstoi
como principal
representante), preocupada fundamentalmente por la realidad externa
(comprobable por los
sentidos) y por las cuestiones sociales (en el Naturalismo, principalmente).
2.2. EL CIENTIFISMO.-
Como consecuencia de la filosofía positiva, y apoyándose en los
"sorprendentes" avances
científicos, toda la segunda mitad del siglo va a estar dominada por la
exaltación de la ciencia,
que se va a convertir en un verdadero "dios", lo mismo que había sucedido
con la razón en el s.
XVIII o con el sentimiento en el Romanticismo. El hombre de la época va a
confiar en los poderes
casi ilimitados de la ciencia como respuesta a los grandes interrogantes de
la vida. Todo debe
apoyarse en datos demostrables, como exige el hombre del "estado
positivo"; y ésto es
perfectamente aplicable a las obras literarias.

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Se presenta una descripción biográfica de Darwin, su primera etapa de trabajo como
naturalista del Beagle durante 5
años, y su segunda etapa en la casa de campo de Down investigando todas las muestras
recogidas, hasta la creación
de su teoría. Luego se describen los pasos que Darwin siguió para desarrollar la teoría de la
evolución y cómo su
camino intelectual se cruzó con el Wallace, que llegó a las mismas conclusiones de forma
independiente. Finalmente
se analizan la influencia e importancia de la teoría de la evolución para la psicología.
Charles Darwin nació en 1809 y murió en 1882. Por todos es conocido como el padre de la
teoría de la evolución, la
cual revolucionó el conocimiento del hombre y plantó el germen de la nueva ciencia del
siglo XX.
Reconocido en su época como el "sabio de Down" o con el irónico "santo de la ciencia",
Darwin fue, sin lugar a dudas,
un hombre muy particular. Un hombre que escribió 17 libros científicos y 155 artículos
(Milner, 1995) en una obra que
reunida equivale a 10.000 páginas impresas, producidas a pesar de su misteriosa
enfermedad, que le agobió durante
más de cuarenta años y que supo mantener a raya el tiempo suficiente, como para alcanzar
a ver la influencia de su
teoría en el mundo.
Por un lado, la historia de su vida puede dividirse en dos importantes períodos. El primero
tiene que ver con la
expedición que duró cinco años a bordo del Beagle. El predestinado médico, por seguir la
herencia de su abuelo y su
padre, abandonó tal profesión para convertirse en clérigo, pero antes de iniciar tal vocación
le fue ofrecida la
oportunidad de su vida para un joven apasionado por la observación y la naturaleza: viajar
para descubrir y estudiar la
naturaleza. Era un naturalista nato, en una época en que no existían como tal. El 27 de
diciembre de 1831 emprendió
como naturalista el viaje de cinco años a bordo del H. M. S. Beagle al mando del capitán
Robert FitzRoy, con tan sólo
24 años (sólo tres años mayor que Darwin). Juntos exploraron Suramérica, Australia, Tahití
y Sudáfrica.
Cabalgó al lado de los gauchos argentinos; sobrevivió a mares encrespados, tormentas y
terremotos; atravesó selvas
bullentes de aves y plantas exóticas. Gracias a ello, observó y coleccionó miles de
especímenes de plantas y animales,
extrajo de los acantilados esqueletos fósiles de perezosos gigantes y descubrió los secretos
de las islas y arrecifes de
coral. Para otro apasionado explorador todo ello podría haberse convertido en el diario de
una serie de experiencias
increíbles y llamativas, pero inconexas; para Darwin no era así, pues su mente buscaba de
forma fundamental
encontrar regularidades y conexiones subyacentes.
Según Darwin el mero coleccionismo de muestras era un vicio de la "horda de naturalistas
sin alma", pero él disfrutaba
de una curiosidad ampliada que le llevó a pertenecer a las filas de los naturalistas
filosóficos que combinaban la
observación con la búsqueda de explicaciones generales o leyes de la naturaleza. Gracias a
ello, después de su
regreso y tras años de investigación cayó en la cuenta de que la clave estaba en la historia
compartida por las formas
vivas que se adaptaban a un territorio cambiante. Un rompecabezas fascinante que tardó
años en ordenar.
Esta primera etapa de explorador, navegante y viajero finalizó en 1836, después de cinco
años tras los cuales se
afianzó el carácter del joven Darwin y se convenció de su real vocación. A sus 27 años,
Darwin había reunido más
recuerdos, impresiones y datos científicos brutos que los acumulados por la mayoría de las
personas en toda una vida.
De su viaje trajo toneladas de muestras, miles de especímenes de rocas, fósiles, aves,
mamíferos, plantas y peces que
ocuparía a los naturalistas del Museo Británico durante varios años. Trajo consigo muchos
cuadernos de anotaciones,
hipótesis, ideas y preguntas, pero también una extraña enfermedad que le abatiría el resto
de su vida.
El origen de su extraña dolencia es un misterio. Algunos autores consideran que era una
forma sub-aguda del "mal de
Chagas" y otros que su enfermedad era de origen psicosomático; el caso es que por el resto
de su vida soportó una
debilidad cotidiana, acompañada de vómitos y fatiga crónica, que le impedía trabajar por
más de tres horas diarias en
su investigación (Milner, 1995).
Charles Darwin: construyendo una teoría
En 1839, y tras haber escrito su primer artículo, Darwin se casó con su prima carnal Emma
Wedgwood, cuyas
creencias religiosas tradicionales eran opuestas a las heterodoxas ideas científicas de su
marido. Pocos años después
(1842) y luego de trabajar para el Museo Británico en Londres, la pareja compró una casa
de campo y decidió
trasladarse allí. En el pueblo de Down, del condado de Kent, a 25 km de Londres, se gestó
la segunda etapa del trabajo
de Darwin: construir una teoría científica a partir de todos los datos recopilados y realizar
los experimentos necesarios
que le permitieran contrastar sus hipótesis.
"Me hallo ahora establecido en el lugar donde quiero vivir hasta el final de mi vida", dijo
Darwin sobre su casa de campo
en Down (Milner, 1995). Allí vivió como un noble rural, tuvo 10 hijos (de los cuales
sobrevivieron siete) y se dedicó al
proyecto de su vida. En Down vivió con su familia cuarenta años en una casa antigua y
espaciosa, con jardines,
campos y un retazo de bosque, un invernadero, una pista de tenis y 15 empleados.
Este hombre "semi-inválido", que evitaba la vida social, pasó sus días escribiendo, leyendo,
paseando por sus
terrenos, diseccionando percebes u orquídeas, hablando con criaderos locales de palomas y
cerdos, comprobando
experimentos botánicos en su invernadero u observando las actividades de sus abejas en el
jardín. En aquel retiro
letárgico e idílico que para un observador podría parecer monótono y aburrido, se gestó
una de las teorías más
revolucionarias hasta ahora, influyendo en la botánica, la paleontología, la fisiología, la
taxonomía, la psicología
comparada, la zoología, lo que ahora llamamos ecología, primatología, genética,
paleoantropología, sociobiología y las
ciencias de la vida. Un hombre famoso en el mundo entero como autor prolífico y popular
que era naturalista, filósofo,
botánico, geólogo, explorador y zoólogo, no tenía, sin embargo, formación en biología,
nunca había pasado exámenes
de doctorado, no aceptó estudiantes formales y le provocaba náuseas pensar en pronunciar
una conferencia pública.
El primer objetivo de esta etapa consistió en describir y clasificar, a través de ocho años, a
miles de percebes
coleccionados y conservados por él. Su meta era describir, desarrollar y consolidar su juicio
y credibilidad científica
para tratar la cuestión de las especies, que al final le permitió entender la amplia variedad
de los individuos. A esto
Darwin añadió observaciones como la producción de variedades domésticas de caballos,
cerdos y palomas criados por
"selección artificial" en la apacible campiña de Kent.
Luego se sumaron otros experimentos: sobre los movimientos de las plantas, los hábitos de
las lombrices de tierra, las
relaciones de insectos polinizadores con las flores, la digestión de las plantas carnívoras, la
fecundación cruzada de las
variedades vegetales, la germinación de las semillas, etc. Para comprobar si ciertas plantas
podían haber llegado a
islas distantes, mantuvo durante meses semillas en barriles de salmuera y luego las plantó
para ver cuál podría
sobrevivir a una larga inmersión en agua salada. Midió la actividad de las lombrices de
tierra en su jardín, calibrando el
ritmo al que se hundía en la turba una pesada piedra. Comprobó las reacciones de una
planta rocío del sol ante cientos
de sustancias, incluidas moscas muertas, veneno de cobra, papel, atropina, nicotina y
cabellos humanos.
A pesar de haber escrito un primer esbozo de su teoría en 1842 y de haberla expuesto en
una carta al botánico
británico Sir Joseph Hooker en 1844, el "gran libro" sobre la evolución por selección natural
siguió sin salir a la luz
A pesar de haber escrito un primer esbozo de su teoría en 1842 y de haberla expuesto en
una carta al botánico
británico Sir Joseph Hooker en 1844, el "gran libro" sobre la evolución por selección natural
siguió sin salir a la luz
hasta 1859, cuando publicó El origen de las especies. A éste le siguieron otros que
abordaron las implicaciones de su
teoría para el origen humano, como El origen del hombre (1871), La expresión de las
emociones en los animales y el
hombre (1872), o la coevolución de insectos y plantas en Orquídeas (1862), la cría
doméstica en la obra La variación
en plantas y animales en condiciones de domesticación (1868), la botánica y la fisiología
vegetal en Movimiento de las
plantas trepadoras (1865) o Plantas insectívoras (1875), entre otros.
Los científicos amigos de Darwin hablaban de su intensa honradez, de la "centralidad" de
su carácter, que nunca le
permitió saltarse etapas en su obra. Disciplinó su vivaz imaginación comprobando sus ideas
en miles de cuidados
experimentos. Buscó compulsivamente la bibliografía científica para hechos que no
encajaban en sus teorías o las
contradecían. En El origen de las especies da la impresión de haberse visto forzado a llegar
a sus conclusiones a pesar
de todas las objeciones posibles que él mismo aduce antes de que puedan hacerlo sus
lectores o críticos.
Cuando Darwin murió, en 1882, a causa de una enfermedad cardiaca, su gran amigo y
defensor, Thomas Henry
Huxley dijo de él: "Entregó a la humanidad una doctrina que trastocó el pensamiento,
provocando la menor inquietud
posible en los sentimientos profundamente enraizados de su época". Luego escribió Huxley:
"Nadie ha luchado mejor y
nadie ha sido más afortunado que Charles Darwin. Encontró una gran verdad que fue
pisoteada e injuriada por los
intolerantes y ridiculizada por todo el mundo; pero vivió el tiempo suficiente para verla
firmemente asentada en la
ciencia, sobre todo por sus esfuerzos personales, e inseparablemente incorporada a las
ideas comunes del ser
humano. ¿Qué puede un hombre desear más que esto?" (Milner, 1995).
Charles Darwin y Alfred Wallace: dos caminos para un mismo resultado
Cuando Darwin empezó a tener una imagen más clara del rompecabezas que implicaba el
germen de su teoría de la
selección natural. Era el año 1842, ya había comentado sus resultados -inspirados en el
trabajo de la selección artificial
llevados a cabo en Down House- a importantes personas como el botánico Joseph Hooker,
su mentor en geología,
Charles Lyell y el botánico norteamericano Asa Gray. Aunque no se atrevió a publicar nada
en años, Darwin hizo
campaña entre bambalinas para convencer a científicos influyentes de la existencia de
nuevos caminos para el
conocimiento desde una perspectiva evolucionista.
Pero mientras Darwin desarrollaba su teoría cuidándose de todos los detalles, el joven
Alfred Russell Wallace había
publicado su artículo Sobre la ley que ha regulado la aparición de especies nuevas, en
1855. Esto hizo que el Lyell
advirtiera a Darwin que debía publicar sus conclusiones lo más pronto posible o correr el
riesgo de perder la
oportunidad de ser el primero en presentar su teoría. Sin embargo, a pesar de las
advertencias Darwin siguió
trabajando con su mismo paso cauteloso.
Wallace, después de un viaje a Indonesia, había formulado una teoría idéntica de la
evolución por selección natural y
sin tardanza puso su descubrimiento por escrito: Sobre la tendencia de las especies a
desviarse indefinidamente del
tipo original (1858). Inmediatamente Wallace envió su escrito a la única persona que, según
él, podía apreciar su
trabajo: Charles Darwin. Wallace pensaba que si Darwin lo consideraba válido podría
pasarlo a sir Charles Lyell para
su publicación. ¡Wallace ignoraba por completo que Darwin estuviera trabajando en una
teoría similar!
Darwin fue presa del pánico al recibir el escrito de Wallace (Milner, 1995). "Sus avisos de
que alguien se me
adelantaría se han hecho realidad con creces", escribió a Lyell, incluso los encabezamientos
del artículo de Wallace
"podían valer como títulos de mis capítulos..., nunca había visto una coincidencia tan
notable". Ante la encrucijada en
que se hallaba, solicitó ayuda a sus amigos, Lyell y Hooker. Sabía que podrían acusarle de
plagio a Wallace y Darwin
quemaría su propio libro hasta reducirlo a cenizas si alguien creyese que había actuado con
bajeza. Y el primero en no
reaccionar de tal forma fue el mismo Wallace, un joven de generosa y noble disposición,
como diría Darwin (Milner,
1995).
La teoría fue atribuida conjuntamente a Wallace y Darwin y se presentó en la Linnean
Society, en 1858. Desde
entonces sus nombres se entrelazaron para hablar sobre una teoría a la que habían llegado
de forma independiente.
Darwin y Wallace no sólo estuvieron juntos en el papel, también y después de los años,
Darwin se convirtió en uno de
sus más firmes aliados e incluso le consiguió una pensión del Gobierno.
Darwin y Wallace habían dado cuerpo a una teoría que sostenía que había un cambio
específico en poblaciones y
especies a través del tiempo, y que el motor de dicho cambio se debía a la selección
natural sobre las variaciones
genéticamente establecidas. Las especies habían evolucionado con el paso del tiempo y
todas las cosas vivas estaban
vinculadas por un origen común, no provenían de creaciones distintas o independientes.
Gracias a la superproducción
de individuos nuevos (descendientes) y a la gran variabilidad que se daba entre ellos, las
diversas situaciones
genéticamente establecidas. Las especies habían evolucionado con el paso del tiempo y
todas las cosas vivas estaban
vinculadas por un origen común, no provenían de creaciones distintas o independientes.
Gracias a la superproducción
de individuos nuevos (descendientes) y a la gran variabilidad que se daba entre ellos, las
diversas situaciones
ambientales podían actuar como filtro selectivo de las especies, de manera que
sobrevivieran o se reprodujeran los
individuos con cualquier ligera ventaja sobre sus compañeros.
La teoría de Darwin y Wallace no se sustentaba sobre la teleología. Nada más equivocado
que la imagen de que existe
una finalidad en la evolución y un fin predeterminado (por fuerzas superiores) a la misma.
Su teoría trataba las cosas
vivas como fenómenos naturales, configurados por causas naturales susceptibles de
demostración mediante
investigación experimental y observaciones sistemáticas de campo.
Pero, ¿qué implicaciones tendría la teoría de la evolución para la psicología y sus
posibilidades como naciente ciencia
a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. ¿Por qué es importante para la psicología
experimental, básica o
aplicada?
La herencia de Charles Darwin para la psicología
Existían dos formas de concebir la evolución de las especies, por un lado estaba la visión
popular y errónea de la
"escalera de la vida", también conocida como la "gran cadena del ser", que hablaba de un
ordenamiento unitario,
continuo y graduado de una especie a otra, bien representado por el conocido dibujo de un
simio que va evolucionando
poco a poco hasta convertirse en un humano, a medida que camina.
Paralelo a ella, y como alternativa, está la visión del "árbol de la evolución", propia de las
investigaciones de Darwin.
Ésta es una visión histórica y no jerárquica, basada no en el sentido común sino en la
paleontología y la morfología
comparada que nos permite ver la semejanza entre especies que comparten ancestros
comunes y que se ordenan en
una serie de ramificaciones constituyendo el árbol evolutivo.
La obra de Darwin fue determinante para la ciencia, en general, y para la psicología, en
particular. Por ejemplo, la
perspectiva de la psicología comparada surge desde Darwin y, como su nombre lo indica,
se basa en comparar los
comportamientos de las diversas especies no humanas entre sí, así como a los humanos
con otras especies.
Sin embargo, como siempre, había diferentes posturas ante el desarrollo que la ciencia
podría hacer, partiendo de la
visión evolutiva darwiniana. Por un lado, estaban aquellos investigadores que utilizaban una
metodología
observacional del comportamiento animal en su hábitat natural, como era la etología. Por
otro lado, estaban aquellos
investigadores que utilizaban el método experimental y el trabajo en laboratorio, la
psicología comparada que se
centraba en las capacidades cognitivas que podían desarrollar los animales.
Dentro de ellos estaban los generalistas, que trataban de encontrar los mecanismos
generales que trascendían las
diversas especies y los mecanismos básicos que podrían dar luces sobre los procesos
cognitivos en humanos. Pero
también estaban los adaptacionistas, que estudiaban los mecanismos especializados de
una especie para adaptarse al
medio, siendo más importante para ellos estudiar la especie con sus características
particulares, que estudiar las
diferentes especies y compararlas entre sí.
Todas estas investigaciones estaban basadas en dos grandes suposiciones: una basada en
el programa
antropocéntrico y otra basada en el programa ecológico. El investigador basado en el
programa antropocéntrico
estudiaba el comportamiento de otras especies con el fin de entender el comportamiento
humano, por lo tanto, lo que
le interesaba era el estudio de mecanismos comunes, ya que estaba basado en el principio
de la continuidad entre
especies. Por otro lado, si el investigador partía de una visión ecológica, investigaba, por
ejemplo, el impacto de la
evolución en la cognición animal sin necesidad de compararlo con los mecanismos
humanos ni con el fin de tratar de
explicar estos últimos. En la actualidad lo que prima es el desarrollo de un marco teórico
general, teniendo en cuenta
las particularidades de la especie.
Obviando una u otra influencia en los modelos de desarrollo de la psicología, el sustento
teórico que ofreció la teoría de
la evolución de Darwin permitió afrontar el estudio de numerosos temas y con
metodologías que antes no se hubieran
aceptado. Al entender que existía una continuidad y correlación a través de las especies, el
hombre caía de su
pedestal, pero permitía trabajar sobre el animal, ya fuera para comprender su
comportamiento por sí mismo o como
medio para entender principios básicos del comportamiento humano.
Partiendo de la suposición del programa antropocéntrico, muchas de nuestras más
complejas conductas podrían
mapearse a nivel conductual y neurológico en el comportamiento de animales más simples.
Gracias a ello se han
podido desarrollar importantes investigaciones para la psicología como ciencia. Como
ejemplos podemos tener las
Partiendo de la suposición del programa antropocéntrico, muchas de nuestras más
complejas conductas podrían
mapearse a nivel conductual y neurológico en el comportamiento de animales más simples.
Gracias a ello se han
podido desarrollar importantes investigaciones para la psicología como ciencia. Como
ejemplos podemos tener las
investigaciones durante más de 30 años de Kandel con el molusco Aplasia (con un sistema
nervioso gigante),
investigaciones que le permitieron desenmascarar los principios biológicos del aprendizaje
pre-asociativo, del
aprendizaje asociativo y de la memoria. Gracias a ellas se ha colaborado en el desarrollo de
fármacos que mitiguen la
pérdida de memoria en humanos.
La ya clásica investigación de modelos animales que tratan de explicar comportamientos
complejos como las fobias,
neurosis, esquizofrenia o depresión son otro desarrollo que se desprendió del trabajo de
Darwin. Recordemos el
modelo animal de laboratorio de la depresión desarrollado por Seligman en los años 70,
conocido como indefensión
aprendida. Más allá de las limitaciones que muchos de estos modelos han demostrado para
la explicación de la
psicopatología, está el hecho de que han abierto líneas de trabajo e investigación
fructíferas que aún hoy se siguen
desarrollando. También están las investigaciones desarrolladas gracias a los principios del
aprendizaje animal
(refuerzo/castigo) que luego fueron aplicadas a la terapia (la terapia de desensibilización
sistemática, la terapia
conductual), a la educación y la escuela e incluso al ámbito laboral.
Otro ejemplo podría estar conformado por las investigaciones de Whiten y Byrne en la
década de los noventa, donde
postulan la teoría de la "inteligencia maquiavélica", refiriéndose a la capacidad que tienen
los primates de dominar
formas cada vez más refinadas de manipulación y fraude en el medio social y que se
manifiesta en el uso de
estrategias de disimulo, mentira y engaño tácticos, convirtiéndose en los antecedentes en
especies no humanas de la
mentira, por no hablar de los antecedentes de características culturales que hasta ahora
considerábamos exclusivas
de los humanos.
Sin lugar a dudas, todavía estamos lejos del desarrollo de modelos explicativos completos
para muchos fenómenos,
tanto en humanos como en especies no humanas, sin embargo, el impulso a la
investigación científica en psicología
debe mucho al sustento teórico que le ofreció la teoría de la evolución y el infatigable
trabajo que durante décadas
desarrolló Darwin en su casa de campo de Down.
Bibliografía
Milner, R. (1995). Diccionario de la evolución. La Humanidad a la búsqueda de sus orígenes.
Barcelona: Bibliograf S.
A.

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