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CAPITULO II

MARCO TEORICO

HISTORIA DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Los abusos sexuales a niños son un tipo de maltrato infantil según la Organización

Mundial de la Salud. Los niños no han sido siempre objeto de protección, al contrario, se

puede concluir que a lo largo de la historia los niños han sido víctimas de todo tipo de

abusos y vejaciones, incluido los abusos sexuales. afirmaba a principio de los setenta del

siglo pasado que “la historia de la infancia es una pesadilla de la que hemos empezado a

despertar hace muy poco. Cuanto más se retrocede en el pasado, más bajo es el nivel de la

puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, al abandono, los golpes,

al temor y a los abusos sexuales”. (DEMAUSE, LL. 1991. p. 14)

Grecia y Roma

En la antigua Grecia, los niños sufrían todo tipo de abusos sexuales. En esta época,

la figura de la pederastia griega debe ser distinguida de su significado actual y de los abusos

sexuales a menores de la época. Los jóvenes entre 12 y 16 años eran iniciados por adultos

(erastes) en una relación homosexual regulada por leyes y rituales como parte de su

formación humana, en la que ellos eran sujetos pasivos (eromenos). Posteriormente, ellos

pasaban a ser iniciadores de otros jóvenes dentro de unas leyes estrictas y respetando las

costumbres de la época, los hijos pequeños de los esclavos griegos eran objeto de abusos

sexuales, puesto que al pertenecer al amo estaba a disposición de él. Existía, además el

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peligro de que los niños griegos fueran violados en las escuelas griegas. (DEMAUSE, LL.

1991. p. 35-41)

En Roma los niños eran objeto de abusos sexuales, principalmente el coito anal, y se

producía este abuso con niños tanto castrados como sin castrar. El derecho penal romano

castigaba estas conductas a través de la figura legal del estupro. (DEMAUSE, LL. 1991. p.

80)

La explotación sexual que sufrían centenares de niños y niñas abandonados por sus

padres al poco de nacer. Convertidos en esclavos, muchos caían en manos de codiciosos

proxenetas y alimentaban en todo el Imperio un sórdido y boyante mercado de prostitución

infantil. La literatura cristiana abunda en referencias a este tráfico sexual de menores y lo

condena sin paliativos, lo que ciertamente es una de las aportaciones morales más

encomiables del cristianismo primitivo. (Fernández U. 2006)

Edad Media

Los abusos sexuales a menores entran dentro del concepto de pecado-delito de

sodomía en la Edad Media, y era frecuente que los niños sufrieran la sodomía durante la

Alta Edad Media. La sodomía era considerada el peor pecado, puesto que se actuaba contra

natura siguiendo la doctrina escolástica. Este pecado recibía el apelativo de pecado

nefando, y era castigado tanto por la Iglesia como por la autoridad civil. En la España

visigoda los sodomitas (pederastas), victimarios y víctimas eran torturados mediante la

castración, como estipulaba el Fuero Juzgo. El Fuero Real añade a la mutilación por

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pederastia, la pena de muerte. En las Partidas, se condenaban también a muerte, pero sin

ningún tormento previo. Si los que sufrían el abuso podían demostrar haber sido forzados o

ser menores de 14 años en el momento del crimen, se les eximía de cualquier

responsabilidad28, aunque se les obligaba a presenciar la ejecución. Toda la concepción

que hay detrás de la sodomía es que es un pecado contra natura, porque va en contra de la

procreación, y como señala TOMAS Y VALIENTE “la sodomía es el pecado por

antonomasia y, al parecer ninguno como él altera el orden natural de la creación, puesto que

atenta directamente contra la imagen de Dios”. (DEMAUSE, P. 1991; Real Academia de la

Historia. 1815; Alianza Madrid, 1990, p. 39)

Antiguo Régimen

En la sociedad española del Antiguo Régimen, se añade a la sodomía como abuso

sexual a un menor los abusos deshonestos. Este delito va unido muchas veces y cuesta

diferenciarlo del estupro en el caso de que fueran niñas. Hasta la promulgación del primer

código penal en 1848, existían un conjunto de delitos sexuales como estupro, violación,

abusos deshonestos, y rapto donde el bien jurídico protegido no estaba delimitado. Los

abusos deshonestos durante el Antiguo Régimen eran frecuentes y se cometían dentro de

entornos familiares y las víctimas eran personas de clase humilde. Además, según dos

grandes historiadores de la infancia, los niños vivían en esta época en un ambiente de

excesiva familiaridad sexual, ya que dormían con los padres en casas muy pequeñas,

compartían habitación y eran víctimas de abusos sexuales. (ARIES P. 1988, p. 103;

DEMAUSE LL. 1190. p. 30)

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Siglo XIX

En la España decimonónica, los abusos sexuales a menores eran frecuentes tanto

dentro de la familia como fuera de ella, sin embargo, los abusadores denunciados y

condenados fueron pocos, por razones de un contexto social, jurídico y médico que no

favorecían la protección del menor. Con el contexto social de la industrialización, los niños

eran explotados laboralmente, y los hacía más vulnerables a ser víctimas de abusos

sexuales, o terminar prostituyéndose por la penuria económica, como reflejó

magistralmente Albó “la consecuencia directa de la miseria y de los malos tratos que

recibían en el hogar, tengamos en cuenta que estos pobres niños prostituidos no han nacido

para tales. La orfandad, los malos tratos del padre, de la madrastra; el malestar del hogar, la

barraca, la miseria, el tener que luchar por la vida antes de tiempo, los ha lanzado a la

calle”. (ALBÓ R. 1924. p. 438)

Siglos XX-XXI

En el siglo XVIII, en la ciudad de Londres, era una creencia popular que tener sexo

con menores de edad curaba las enfermedades venéreas. Llamativamente, dos siglos más

tarde, este fue el argumento de muchos pedófilos acusados de abuso sexual a niños menores

de edad en las conocidas situaciones de turismo sexual en el sureste asiático: con la

moderna epidemia del sida, muchos de ellos planteaban que mantener relaciones sexuales

con niños podía curar el virus (Baita, 2010)

En la primera mitad del siglo xx, en Estados Unidos, si bien se consideraba que el

abuso sexual existía, que era un fenómeno real, las idas y vueltas en torno al tema y a su

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conceptualización no cesaban. Por un lado se asumía que los perpetradores correspondían

al estereotipo del hombre extraño, anciano y claramente desviado en su sexualidad; de esta

forma quedaban fuera de escena no solo los ofensores sexuales de las clases más altas o

acomodadas, sino básicamente todos los ofensores sexuales intrafamiliares. Por otro lado,

se hablaba de las víctimas como víctimas participantes e incluso como personas que

disfrutaban secretamente de la actividad sexual, y que por ello la propiciaban; algunos

académicos consideraban que posiblemente el niño fuera un seductor activo más que un

seducido pasivo, y que la actividad sexual entre un adulto y un niño posiblemente no fuera

dañina.

En 1953 apareció el famoso informe Kinsey sobre sexualidad humana. En él, una

cuarta parte de las mujeres que respondieron a la encuesta refirieron haber sido víctimas de

abuso sexual en su infancia por parte de un hombre al menos cinco años mayor, y un 80%

de estas mujeres reportaron haberse sentido atemorizadas por la experiencia. A pesar de

ello, Kinsey desestimó el valor de tales sentimientos, planteando que era difícil de entender

por qué un niño podría verse afectado por ser tocado en sus partes genitales o por estar

expuesto a contactos sexuales más específicos, y que muy probablemente lo que generara la

perturbación en los niños fuera la reacción externa (padres, policía) y no el abuso mismo.

Los datos que más reacción social suscitaron en el momento de su publicación no eran los

que hablaban de situaciones de abuso sexual, que fueron prácticamente ignorados, sino

aquellos que hacían referencia a contactos sexuales prematrimoniales y extramatrimoniales,

lo que muestra cuál era exactamente la preocupación de la sociedad norteamericana del

momento en relación con la sexualidad adulta.

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Abuso sexual

El primer autor en definir el Abuso Sexual Infantil fue Kempe (1978),

considerándolo “la participación de niños/adolescentes dependientes e inmaduros, en

actividades sexuales que no están en condiciones de comprender, que son inapropiadas para

su edad y su desarrollo psicosexual, para la que son incapaces de dar su consentimiento y

que transgreden los tabúes y reglas familiares y sociales. Propone como criterio para definir

Abuso Sexual infantil, el hecho que la victima no comprende totalmente el acto en el que

esta participando y, por lo tanto no puede dar su consentimiento libremente.

David Finkelhor (1980), define “Victimización Sexual: encuentros sexuales de niños

menores de trece años con personas por lo menos cinco años mayores que ello, y

encuentros de niños de trece a dieciséis años con personas por lo menos diez años mayores

que ellos. Los abusos sexuales pueden consistir en coito, contacto anal-genital, manoseos o

un encuentro con un exhibicionismo. Este autor considera que los abusos sexuales a

menores deben ser definidos a partir de dos grandes conceptos.

Para Galdos (1995) y Rodríguez de la C. (1996), se entiende por abuso sexual desde

el punto de vista con respecto al maltrato infantil, a toda acción sexual que una persona

adulta impone, sea con engaños, chantajes o fuerza, a un niño o niña que no tiene la

madurez para saber de lo que se trata. Por otro lado, en el texto Maltrato infantil de la

UNICEF, se especifica que el abuso sexual se presenta en varias formas: desde palabras

insinuantes, caricias, besos, manipulación física y exhibición de órganos sexuales, hasta la

violación.

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No obstante, las conductas que se consideran abuso sexual también han sido objeto

de controversia. En ciertos estudios se incluyen tanto las conductas que implican contacto

físico (caricias, masturbación, penetración), como aquellas que no implican directamente

ese contacto (exhibicionismo, obligar al menor a presenciar actividades sexuales de otras

personas, utilizar al menor para la producción de pornografía). Estudios recientes incluyen

una nueva categoría dentro el abuso sexual sin contacto físico, como es la exposición

involuntaria a material sexual en Internet. En este caso no existiría un agresor directo, si no

que el menor, por sí solo, al utilizar el Internet para chatear, buscar información o jugar, es

expuesta de forma involuntaria a un material con escenas sexuales explícitas. (Mitchell,

Finkelhor y Wolak, 2001).

También es visto como la explotación sexual del niño, niña o adolescente por otra

persona con el fin de obtener un beneficio económico (como la prostitución y la

pornografía) es también abuso sexual (Castro, 2001).

Navarro y Cols, (2003), destacan que la definición de abuso sexual a menores

incorpora la noción de una acción sexual transgresora e impuesta a otro, es decir una acción

abusiva por parte de un agresor contra una víctima. Esta acción abusiva está referida a

conductas sexuales inapropiadas para la edad y el desarrollo psico sexual del menor.

Además estas autoras agregan que la relación en el abuso es asimétrica, debido a la edad

del niño o de la niña y a su dependencia del adulto, en este sentido, existe una desigualdad

de poder. Estos actos implican una explotación de poder porque el menor no tiene las

capacidades para consentir la relación. También consideran que el acto abusivo es realizado

sólo con el fin de la gratificación o satisfacción sexual del adulto, tomando al menor como

objeto.

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El abuso Sexual Infantil (ASI) es considerado un tipo de Maltrato Infantil

caracterizado por contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto en

su rol de agresor usa al niño para estimularse sexualmente, estimular al niño o a otra

persona, incluye abuso por coerción (con fuerza física, presión o engaño) y el de la

diferencia de edad entre la víctima y el agresor; los que impiden una verdadera libertad de

decisión y hacen imposible una actividad sexual común, ya que entre los participantes

existen marcadas diferencias en cuanto a experiencias, grados de madurez biológica y

expectativas (Martínez, Serrano y Hernández, 2003).

González (2004), define al abuso sexual como "cualquier hecho en el que se

involucra una actividad sexual inapropiada para la edad de la/el menor, se le

pide que guarde el secreto sobre dicha actividad y/o se le hace percibir que si lo relata

provocará algo malo a sí mismo, al perpetrador y/o a la familia. Este tipo de experiencias

son consideradas extrañas y desagradables para la/el menor. El abuso sexual incluye la

desnudes, la exposición a material sexualmente explícito el tocamiento corporal, la

masturbación, el sexo oral, anal y/o genital, el exhibicionismo, las insinuaciones sexuales,

conductas sugestivas, el presenciar que abusen sexualmente de otro menor, la exposición a

actos sexuales entre adultos, la prostitución, y la pornografía.

El abuso sexual infantil es una forma de maltrato reconocida por casi todos los

estados del mundo, ha existido desde inicios de la humanidad. La historia universal refiere

varios mementos y formas de abuso a los menores, en la Roma imperial se castraban a los

pequeños varones desde la cuna y luego se los llevaban a lupanares para que los hombres

abusaran de ellos sodomizándolos, en la Edad Media, se creía que los niños eran inocentes

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e inmunes a las corrupciones, argumento utilizado para justificar los actos de violación. A

partir del Renacimiento se empezó a reprobar la manipulación infantil con fines sexuales,

los castigos severos del siglo XVIII a los niños que se masturbaban, consistían en la

circuncisión, la infibulación y la clitoridectomía, esta última práctica se mantiene hasta la

actualidad en los países islámicos, donde se mutilan a las niñas para privarlas del placer

sexual, condición necesaria para que accedan al matrimonio con hombres adultos de 40 a

50 años aproximadamente (Mozon, 2009).

Es abuso sexual infantil cuando un adulto utiliza varias estrategias como la

seducción, el chantaje, las amenazas y/o la manipulación psicológica, para involucrar a un

niño o una niña en actividades sexuales o erotizadas de cualquier índole, esto se da en el

ámbito familiar o en el entorno más cercano al niño, donde éste aparentemente se encuentra

seguro, siendo el incesto (padres, hermanos mayores, tíos, primos) la forma más común”

(Rodríguez L; Echeburúa y Redondo. 2010).

El abuso sexual infantil afecta miles de niños y niñas, estudios realizados a nivel

internacional señalan que aproximadamente el 20% de las mujeres y entre el 5% - 10% de

los hombres refieren haber sido víctimas de violencia sexual en la infancia, asociando a este

hecho el haber presenciado escenas de violencia entre los progenitores, la exposición a

maltrato durante la infancia y actitudes de aceptación de la violencia y las desigualdades de

género, siendo estos a su vez indicadores presentes en las víctimas de violencia sexual en la

adultez. (OMS, 2013)

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Tipos de abuso sexual

Según Barudy (1999) y Ximena Santa Cruz Bolívar, psicóloga de la Universidad de

Chile, (2015), se identifican dos tipos de abuso sexual en menores.

a. Abuso sexual intrafamiliar: Es la agresión sexual cometida por un miembro de

la familia, también conocida como abuso sexual incestuoso. Este es provocado por

familiares cercanos al menor (padrinos, tíos, hermanos, padres, madres, etc).

b. Abuso sexual extra familiar por un conocido: La agresión sexual ejercida por

un adulto que pertenece al círculo social de la víctima, y que por lo tanto, es conocido de la

familia. La relación se da por cercanía física, social o por ejercicio del rol de poder que

posee el agresor. El abusador se excita y goza sometiendo a su víctima por la fuerza, el

dolor y el terror.

En estos casos el abusador, generalmente ocurre en familias de escasos recursos

económicos y con problemas de comunicación.

Comportamientos Sexuales Constitutivos de Abuso Sexual infantil

Es importante respecto al abuso sexual infantil, mencionar que comportamientos

sexuales por parte de un tercero lo constituyen como tal, puesto que teniendo en cuentas

estas, las personas que se enfrente a una develación podrá realizar la denuncia de forma

pertinente oportuna. Al respecto Intebi, (1998) hace una enumeración detallada de los tipos

de comportamientos sexuales que se constituyen en abuso sexual hacia niños, niñas y

adolescentes:
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Comportamientos sexuales sin contacto físico

En decir, comentarios sexualizados hacia el niño (lo más frecuente es que se

realicen en presencia del niño; sin embargo, el agresor puede realizar comentarios obscenos

por teléfono, notas o cartas); exhibición de genitales frente al niño llegando, a veces,

incluso a masturbarse delante de él; Voyerismo (espiar la intimidad del niño); exhibición de

materiales pornográficos al niño (libros, revistas o películas, videos, DVD, páginas de

Internet); inducción a que el niño se desnude o se masturbe delante del agresor.

Comportamientos con contacto sexual

Por encima de la ropa, Es decir, tocamientos en las partes íntimas (genitales,

glúteos, pechos); inducción a que el niño realice tocamientos al agresor; frotamiento de los

genitales de agresor contra el cuerpo o la vestimenta de niño; penetración digital o con

objetos; introducción de su dedo en la vagina o en el ano; inducción a que el niño

introduzca su(s) propio(s) dedo(s) en vagina o en ano; introducción de algún elemento en

vagina y/o en ano; inducción a que el niño se introduzca algún elemento en vagina y/o en

ano; sexo oral (el niño practica sexo oral al agresor o el agresor lo realiza con el niño, o

ambas modalidades); besos de lengua; succionar, besar, lamer o morder pechos;

cunnilingus (lamer, besar, chupar o morder la vagina o colocar la lengua en el orificio

vaginal), felaciones (lamer, besar, chupar o morder el pene), anilingus (lamer o besar el

orificio anal), penetración peneana, Coito vaginal, Coito anal, Coito con animales.

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Intebi (1998) considera importante que los profesionales que trabajan con niños,

niñas adolescentes conozcan los contextos en donde los abusos sexuales pueden ocurrir, y

destaca que los mismos no son excluyentes y que, además, pueden superponerse. Los

divide de la siguiente forma:

Abusos sexuales en un contexto diádico: contexto más común. Participan dos

personas: víctima y agresor.

Sexo grupal: participan varias personas que agreden a una víctima o a varias

víctimas; o una sola persona que agrede a varias víctimas

Rondas de sexo: es una forma de sexo grupal, organizada frecuentemente por

pedófilos para acceder a niños/as con facilidad, que a veces obtienen beneficios de estas

prácticas. Pueden ser reclutados por el pedófilo o por otros miembros de la “ronda”.

Explotación sexual de niños: utilización de niños/as con el fin realizar material

pornográfico o prostituirlos.

Pornografía infantil: puede ser producida por familiares, conocidos de las víctimas o

por personas que se ocupan de la producción de este tipo de materiales para uso personal,

con fines lucrativos, a pequeña o gran escala, a nivel nacional o internacional. Puede

involucrar a uno o varios niños/as que interactúen sexualmente entre ellos o con adultos, o

que se presenten en poses provocativas.

Prostitución infantil: los niños/as pueden ser explotados por sus padres, parientes o

conocidos, o puede producirse de manera autónoma en adolescentes (esto ocurre más a

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menudo en varones y en niñas fugadas de sus hogares que luego pasan a ser regenteadas

por otras personas adultas).

Abuso ritual: es una situación recientemente identificada y bastante polémica.

Resulta muy difícil de probar y algunos profesionales descreen de su existencia.

Lo que diferencia un contacto sexual abusivo de uno no abusivo podría resumirse en

tres factores: las diferencias de poder, que implican posibilidad de control físico o

emocional por parte del agresor; las diferencias de conocimientos, que implican la

dificultad de comprensión de la significación y las consecuencias de los actos de índole

sexual; y por último, las diferencias de las necesidades satisfechas, en donde el objetivo del

agresor es satisfacer únicamente sus propios impulsos sexuales. La presencia de uno sólo de

estos factores puede respaldar la sospecha de abuso. Respecto a lo anterior, podemos

mencionar que mientras los actores educativos más informados estén respecto al

comportamiento sexual constitutivo de delitos seguirá existiendo sanciones punitivas

respecto a estos, así también seguirán existiendo develación con confluyen en denuncias.

Características del agresor sexual infantil

El agresor sexual infantil debe ser analizado de acuerdo a los modelos unifactoriales

y multifactoriales, en el primero se destaca la incidencia de un solo aspecto en la ejecución

de los actos delictivos de carácter sexual en los menores, en el segundo se identifica la

confluencia de varias categorías o circunstancias en el acto punible (Gónzalez, Leyton, y

Bardi, 2004)

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Interacción violenta

Para Perrone & Nannini (1998), la violencia se da en un sistema relacional en el que

los integrantes del sistema familiar participan de manera directa o indirecta en el

funcionamiento y dinámica abusiva. La cual es entendida mediante cuatro premisas básicas,

las cuales se detallan a continuación:

1° premisa. La violencia no es un fenómeno individual sino la manifestación de un

fenómeno interaccional, es decir, el resultado de un proceso de comunicación particular

entre dos o más personas. En el abuso sexual infantil se identifican este tipo de interacción

en el que participan el abusador, la víctima e incluso la familia; en especial en los casos de

incesto donde el agresor es parte del sistema familiar.

2° Premisa. Todos cuantos participan en una interacción se hallan implicados y son

responsables. En los casos de abuso sexual infantil, las víctimas están en una relacion de

poder asimétrica, en la incapacidad fisica, psicológica y social de responder y defenderse en

la dinámica con el agresor, ubicandose los niños en una posición de victimas imprudentes.

3° Premisa. Todo individuo adulto, con capacidad suficiente para vivir de modo

autónomo, es el garante de su propia seguridad. Si él no cumple con esta responsabilidad,

estimula los aspectos no controlables y violentos del otro, y así organiza y mantiene una

interacción violenta, en este sentido los niños tienen un estado de indefensión, no son

autónomos, requieren de cuidado y apoyo de sus padres para la supervivencia, teniendo los

adultos que garantizar su protección.

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4° Premisa. Cualquier individuo puede llegar a ser violento, con diferentes

modalidades o manifestaciones. Un individuo no es violento en sí, sino que su violencia

aparece según el contexto o la modalidad de la interacción en que está inmerso, en este

sentido los agresores sexuales pueden estar en todas las esferas y contextos sociales, por

esta razón es importante se desarrollen mecanismos de cuidado en la familia y en la

macrosistema.

Consecuencias del abuso sexual infantil

Son diversos los signos y síntomas relacionados en el abuso sexual infantil, por ello

es importante identificar su presencia, haciendo la relación entre el hecho de Abuso Sexual

Infantil y la aparición de la sintomatología. Las víctimas de abuso sexual tienen mayor

probabilidad a desarrollar problemas de orden interpersonal y psicológico, en comparación

de otros niños que no han sufrido abuso sexual, el enfoque psicodinámico de Beigbeder,

Barilari, y Colombo (2009), señalan que la afectación puede estar en varios niveles

detallados a continuación:

Nivel emocional: es decir aquellos estados de ánimo que se encuentran en las

vivencias de abuso sexual, caracterizados por la inseguridad, ansiedad, angustia, baja

autoestima, ambivalencia, anestesia emocional. Los niños afectados emocionalmente

tienden a confundir sus emociones y sentimientos vividos, la ambivalencia en sus

percepciones los lleva a dudar cuando se los confronta, es por esta razón que hay

retractación en muchos testimonios de abuso sexual infantil.

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Nivel conductual: frente a la angustia provocada por una situación traumática, los

niños tienden a manifestar conductas compulsivas como robar, mentir, acosar sexualmente,

estas conductas son el resultado del resultado de la interacción entre las defensas primarias

como la disociación y la negación. El conflicto psíquico se expresa de dos maneras

exteriorizando hacía el entorno mediante impulsividad, hiperactividad y baja tolerancia

hacia la frustración, y hacia sí mismo mediante la sumisión, introversión, apatía, desgano y

conductas autodestructivas.

Nivel cognitivo: hace referencia a los procesos cognitivos afectados por la situación

de Abuso Sexual Infantil, entre ellos está la percepción, memoria, lenguaje, razonamiento e

inteligencia. Es frecuente que los niños y niñas con este tipo de afectación, presenten

estereotipia en sus defensas que los lleva a no hacer uso de sus capacidades cognitivas y a

tener construcciones erradas sobre sí mismas, las del grupo primarios y otras personas

significativas.

En este mismo sentido Cantón y Cortés (2000) cita a Feiring, Taszha y Lewis los

cuales plantean que los niños y niñas víctimas de abuso sexual tienen puntuaciones

elevadas en depresión, además de presentar ideas suicidas, teniendo menos competencia y

retraimiento social y mayor agresividad. En los casos donde el abusado es parte de la

familia, los niños y niñas enfrentan un torbellino de emociones como la culpa y

ambivalencia, pues en los casos que se hacen públicos, la familia sufre una desorganización

y fragmentación.

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La familia en los casos de Abuso Sexual Infantil

La familia es el grupo natural de intermediación entre el individuo y la sociedad, a

su vez constituye el núcleo más primario del ser humano, en ella el hombre inscribe sus

primeros sentimientos, sus primeras vivencias, incorpora las principales pautas de

comportamiento, y le da un sentido a sus vidas, son los que brindan a sus descendientes en

el sentido más ideal los cuidados y protección, para el mantenimiento de su seguridad.

(Ares, 2006)

Pese a que el hombre ha dado pasos agigantados en diversas áreas en especial a la

ciencia y tecnología, es la familia el hábitat natural del hombre, cumpliendo funciones

insustituibles por otros sistemas sociales, como grupo grupo natural elabora pautas de

interacción en el tiempo y que tiende a la conservación y la evolución. Como parte de un

sistema social, la familia, se inserta en una cultura (macrosistema) otorgándole el valor de

unidad mínima en la sociedad y además reconoce su complejidad como organismo.

(Minuchin y Fischman, 1997)

Perfil de la victima

Las características de los niños van a estar en relación a su edad, al lugar que este

ocupa en la familia y a su relación con su entorno. La experiencia de abuso mediante

caricias, tocamientos y miradas empieza en etapas muy tempranas, la mayoría de los niños

abusados sexualmente son menores de 13 años, siendo la consumación del acto sexual en

los años de la pubertad donde ya son evidente los cambios de orden secundario en el cuerpo

de los menores. Para las niñas este cambio es la señal para que la realización (coito) y se

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instale la relación abusiva, siendo esto lo que impide que los niños y luego adolescentes

tengan una relación de armonía y confianza con el entorno.

A los niños se los priva de su infancia teniendo una doble posición en la familia: es

la víctima del sacrificio y la que goza del privilegio del amor del padre. Esta posición de

salvadora la obliga a callar pues se los niños/as se perciben como responsables de la

armonía, cohesión y estabilidad familiar, incluso se ve impelida a proteger a sus otros

hermanos/as y aceptar el abuso, anclándose así un secreto conocido y no hablado.

La angustia generada de esta relación abusiva se traduce en síntomas

psicosomáticos: miedo al fracaso escolar, claustrofobia, terrores nocturnos, enuresis,

amenorrea, intentos de suicidio, anorexia; síntomas psicológicos: fatiga, falta de

concentración, cambios bruscos de comportamiento, desinterés, trastornos mnésicos, fugas,

reproches, cólera (Perrone y Nannini, 1998, p. 102)

Consecuencias del abuso sexual infantil

Consecuencias Físicas: Iniciales. Las consecuencias físicas del abuso sexual

infantil son poco frecuentes, extraordinariamente variables y, en muchos casos, compatibles

con otros tipos de lesiones no relacionadas con la experiencia de abuso sexual, provocando

que sean muy difícil de detectar estos casos a partir de los hallazgos físicos. Cabe recordar

que en muchos tipos de abuso sexual no incluye penetración y no produce lesiones físicas, e

incluso si se produce penetración pueden no aparecer lesiones físicas que confirmen el

abuso sexual. Incluso debe tenerse en cuenta que muchos casos de abuso sexual infantil no

incluyen contacto físico entre el agresor y la víctima y, por tanto, no existe lesiones físicas

que permitan confirmarlos.

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Sin embargo, algunas víctimas de abuso sexual infantil sí presentan lesiones

genitales y anales que son claros indicadores de esta experiencia, así como es la presencia

de esperma y, sobre todo, infecciones, enfermedades de transmisión sexual antes de la

pubertad y en ciertos casos el embarazo. (García y Mur, 2001; Hafeejee1991; Pou et al,

2002).

Indicadores Físicos:

1. Dificultad para caminar o sentarse.

2. Infecciones urinarias frecuentes.

3. Dolor al orinar.

4. Orinarse en la cama

5. Presenta en las áreas anales o genitales: picazón, dolor o hinchazón, lesiones

o sangrados, secreción de los genitales.

6. Ropa interior rota o manchada con sangre.

7. Infecciones de transmisión sexual.

8. Embarazo no deseado.

9. Dolor de cabeza frecuente, dolor de estomago y entre otras quejas físicas.

Una dificultad añadir es que, en la mayoría de los casos, estos indicadores

únicamente son visibles durante un breve periodo de tiempo tras el abuso (presencia de

esperma, o bello pubíco, abertura anormal del ano, entre otros) y no es habitual que la

victima sea atendida inmediatamente, si no lo más frecuente es que transcurra meses, e

incluso años, antes de que alguien descubra el abuso o éste sea revelado.

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Consecuencias Psicológicas iniciales, indicadoras

Los indicadores psicológicos del abuso sexual infantil, son aquellos que suelen

situarse en los dos años siguientes al abuso y que, por tanto, suelen encontrarse presentes en

la infancia y la adolescencia. (Browne y Finkelhor, 1986; López, 1993)

de acuerdo a la página de internet esperanza para la familia señala que una

de las consecuencias psicológicas son:

MIEDOS: Las sobrevivientes sufren de temores diversos, miedo a estar solas, a la

oscuridad. Al abandono, incluso de la o el terapeuta, al rechazo, a los cambios, a estar en

público, a la intimidad, por lo que las relaciones de pareja son muy dificultosas. Miedo a

perder el control, miedo a enloquecer, a ser tocada, a la sexualidad y los sentimientos y

sensaciones sexuales; temor a ciertos lugares (regularmente asociados al abuso). Una

paciente mostraba miedo a estar en el cine -el abusador la manoseaba en las salas de cine-;

miedos inexplicables relacionados con sus propios hijos, por lo que los protegen

excesivamente o no los dejan con ninguna otra persona; miedo a los exámenes pélvicos, por

lo que postergan la ida al médico, se rehúsan a asistir o se disocian cuando están siendo

examinadas; miedo a ciertos lugares- parques, bosques, closets, dormitorio, casa, etc. Una

de las integrantes del grupo no puede entrar a baños y vestidores de lugares públicos sino es

en compañía.

LA ANSIEDAD (preocupación, estrés y falta de paz interior) es en general menos

específica. Las victimas de abuso sexual tienden a experimentar miedo y ansiedad.

Semanas y a veces meses después del evento, es común que las victimas se sientan

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inseguras y piensen que algo malo va a ocurrir. Este sentimiento es el que denominamos

ansiedad. Dado que las consecuencias que acarrean el miedo y la ansiedad son similares,

nos enfocaremos en el miedo el cual es mas concreto.

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REFERENCIA

DEMAUSE, LL; Historia de la infancia, Alianza, Madrid 1991

FERNÁNDEZ UBIÑA, J; “El imperio romano como sistema de dominación” en

Polis Revista de Ideas y formas políticas de la Antigüedad Clásica, 18,

2006.

L.III.T. V. Ley 5. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, Fuero Juzgo en Latín y

Castellano, Madrid 1815, Ibarra Impresor de Cámara de S.M.

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