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Cuando hablamos de categorías dentro de los distintos tipos de EPI’s, pretendemos definir el
distinto NIVEL DE PROTECCIÓN frente al riesgo para el que dicho EPI está diseñado y fabricado.
La legislación vigente, especifica de manera muy clara que será el fabricante el responsable de
la clasificación del EPI en alguna de las categorías posibles:
Categoría 1
Aquellos que, debido a su diseño sencillo, el propio usuario puede juzgar por sí mismo su
eficacia contra riesgos mínimos y cuyos efectos, cuando sean graduables, pueden ser
percibidos a tiempo y sin peligro para el usuario. Estos equipos protegen al usuario de una
serie de riesgos, entre los que podemos citar:
Categoría 2
La normativa vigente, al definir los Equipos de Protección Individual de categoría 2, no
realiza una descripción detallada o exhaustiva de requisitos que deben reunir los EPI’s
pertenecientes a esta categoría. Se limita a definir los EPI’s de categoría 2 como aquellos
que no siendo de diseño sencillo, ni reuniendo las características de los de categoría 1,
tampoco reúnen las características necesarias para considerarlos dentro de la categoría 3.
Se trata de una categoría excluyente: serán EPI’s de categoría 2 AQUELLOS QUE NO
PUEDAN CONSIDERARSE DE CATEGORÍA 1 NI DE CATEGORÍA 3.
Categoría 3
Los EPI’s pertenecientes a esta categoría son aquellos que tienen un diseño complejo,
destinados a proteger al usuario de todo peligro mortal o que pueda dañar gravemente y
de forma irreversible la salud, sin que se pueda descubrir su efecto inmediato.
Esta categoría queda limitada a aquellos equipos que reúnan alguna de las siguientes
características:
• Equipos de protección respiratoria filtrante que mediante filtros químicos o físicos
protejan contra aerosoles sólidos, líquidos o contra gases irritantes, peligrosos y
tóxicos.
• Equipos de protección respiratoria completamente aislantes de la atmósfera
(equipos de respiración autónomos).
• Equipos contra agresiones químicas o contra radiaciones ionizantes que sólo
proporcionen una protección limitada en el tiempo.
• Equipos de intervención en ambientes cálidos que superen los 100ºC.
• Equipos para ambientes fríos con temperaturas inferiores a -50ºC.
• Equipos que protejan al trabajador de caídas de altura.
• Equipos que protejan al trabajador de riesgos eléctricos en tensiones peligrosas.
Los cinturones de seguridad evitan la caída del operario en trabajos en altura, protegiéndole
de graves lesiones e incluso de la muerte. Pueden ser de varios tipos:
Las cintas no estén deterioradas, cortadas o desgastadas y que las costuras estén
intactas.
Las hebillas y los anillos de anclaje no estén defectuosos o que falten.
Que el arnés de suspensión haya sido retirado de servicio si no ha sido aceptado por la
inspección y que haya sido reemplazado.
Se tiene que hacer una verificación anual por una persona competente.
Nunca:
• Cubrir la zona afectada con apósitos estériles o, en su defecto, muy limpios (sábanas,
fundas de almohadas, etc.) y humedecidos.
• No quitar, como norma general, la ropa a la víctima, sobre todo si está adherida a la
piel. Solamente quitaremos la ropa en caso de que esté impregnada en productos
cáusticos o hirvientes.
• Si la persona está ardiendo, impedir que corra. Apagar las llamas cubriéndola con una
manta o similar o haciéndola rodar en el suelo.
• Necesarias: es la primera condición para que una norma sea eficaz. No se debe caer en
el abuso, ya que un exceso de normas podría:
o Provocar confusión, llegando a producir un efecto negativo y perjudicial.
o Contribuir a que no se cumpla ninguna.
• Posibles: las normas deberán poder llevarse a la práctica con los medios disponibles.
La implantación correcta de normas de seguridad en una empresa, es una forma
válida, pero complementaria de hacer seguridad.
• Actuales: las técnicas evolucionan, los procesos cambian, una norma que en su
momento era perfectamente válida, puede dejar de serlo, quedando anticuada e
inservible. Por ello toda norma debe ser actualizada.
En caso de que se produzca un incendio, una explosión o alguna otra causa de emergencia, es
frecuente que la corriente eléctrica se corte, ya sea por el mismo accidente o porque se hace
voluntariamente para evitar males mayores. Aunque no exista una situación de emergencia,
dejar a oscuras a un grupo de personas puede dar lugar a accidentes y alarmas.
La situación se agravaría si hubiese una alarma por un incendio u otro accidente y las personas
encerradas en un local se encontrasen en total oscuridad. Entonces, además de hacer
imposible la evacuación; se provocaría el pánico, la confusión y el desorden, con todo lo que
ello conlleva.
Alumbrado de emergencia
Este alumbrado entra en funcionamiento automáticamente al producirse un fallo de
alimentación en el alumbrado normal, en las zonas de fábrica o instalaciones obligadas a
disponer de estos equipos. Se entiende por fallo de alimentación el descenso de la tensión
de alimentación por debajo del 70 % de su valor.
Tienen que ser alimentados mediante fuentes propias de energía, nunca con fuentes de
suministro exterior.
Es necesario que funcionen al menos durante una hora, proporcionando una iluminación de
5 lux como mínimo, al nivel del suelo en los recorridos de evacuación, medida en el eje de
pasillos y escaleras y en todo otro punto a lo largo el recorrido de evacuación.
La instalación, no tratándose de equipos autónomos, se realizará suficientemente
protegida, con empotramiento de canalizaciones y usando conductores protegidos con
material de revestimiento resistente al fuego.
Las características constructivas exigibles a dichos equipos son las establecidas por las
normas: UNE 20.062 - 73 y UNE 20.392 – 75.
Alumbrado de señalización
Son puntos de luz capaces de funcionar de modo continuado, tanto en presencia como en
ausencia del alumbrado general.
Estos puntos se emplearán para señalizar permanentemente la situación de las puertas,
pasillos, escaleras, salidas de los locales, extintores, etc.
Estarán alimentados al menos por dos suministros: el general de la red y un suministro
complementario o procedente de una fuente propia de energía.
Cuando el suministro habitual falle o baje su tensión por debajo del 70 % de su valor
nominal, la alimentación del alumbrado de señalización deberá pasar automáticamente al
suministro complementario.
Alumbrado de reemplazamiento
Permite la continuación normal del alumbrado y, por tanto, de la actividad, cuando falla el
sistema de alumbrado general.
La señalización empleada como técnica de seguridad puede clasificarse, según su tipo, en:
Las señales son percibidas por nuestros sentidos. Atendiendo a ellos, la señalización se clasifica
en:
De todas ellas la más importante por su efectividad y mayor utilización es la señalización óptica
en sus diversas variantes.
En el Real Decreto 485/1997 que regula la señalización de seguridad en los lugares de
trabajo, tan sólo se contempla la óptica, acústica y gestual. La señalización óptica está basada
en la utilización y apreciación de los colores. Ésta se configura a través de un proceso visual en
el que entran en juego:
• La luz como energía radiante.
• El ojo como receptor de esta energía radiante y formador de imágenes.
• Los objetos como modificadores de la energía radiante.
• El cerebro como intérprete de los mensajes que recibe en forma de impulsos nerviosos
y como traductor de la imagen formada sobre la retina, comparándola con otras
archivadas en la memoria.
La visión, como elemento esencial de la señalización óptica sufre una evolución con la edad de
una persona. La agudeza visual (capacidad del ojo para distinguir objetos pequeños o detalles
muy próximos entre sí) alcanza un máximo entre los 15 y 20 años y decrece notablemente a
partir de los 50 años. Por lo que resulta interesante conocer la edad media de los colectivos de
personas para optimizar la elección de las características de la señalización en lo que concierne
a los factores de iluminación y colores.
o Señales de Advertencia
Advierten de un peligro. No obligan ni prohíben, sino que dan una información
esencial que puede ser imprescindible para la persona que entra en zonas bajo el
peligro señalado.
Forma triangular. Pictograma negro sobre fondo amarillo, bordes negros.
o Señales de Prohibición
Como su nombre indica, prohíben un comportamiento del cual se puede derivar un
peligro.
Forma redonda. Pictograma negro sobre fondo blanco, bordes y banda rojos.
o Señales de Obligación
Obligan a un comportamiento determinado que, en su mayoría, lo es para el buen
uso de los medios de protección.
Forma redonda. Pictograma blanco sobre fondo azul.
o Señales Luminosas
La luz emitida por la señal deberá provocar un contraste luminoso apropiado
respecto a su entorno, en función de las condiciones de uso previstas. Su intensidad
deberá asegurar su percepción, sin llegar a producir deslumbramientos.
La superficie luminosa que emita una señal podrá ser de color uniforme o llevar un
pictograma sobre un fondo determinado.
Si un dispositivo puede emitir una señal tanto continua como intermitente, la señal
intermitente se utilizará para indicar un mayor grado de peligro o una mayor
urgencia de la acción requerida, que la señal continúa.
o Señales Acústicas
La señal acústica deberá tener un nivel sonoro superior al nivel de ruido
ambiental, de forma que sea claramente audible, sin llegar a ser innecesariamente
molesto. No deberá utilizarse una señal acústica cuando el ruido ambiental sea
demasiado intenso.
Señales Gestuales
Una señal gestual deberá ser siempre precisa, rápida, amplia, fácil de realizar y comprender
y claramente distinguible de cualquier otra señal gestual.
La utilización de los dos brazos al mismo tiempo se realizará de forma simétrica y para una
señal gestual. Los gestos utilizados podrán variar siempre que su significado y comprensión
sean equivalentes.
La persona que emite las señales, denominada encargado de las señales, dará las
instrucciones de maniobra mediante señales gestuales al destinatario de las señales,
denominado operador.
El conjunto de gestos a utilizar está codificado en el RD 485/1997, El conjunto de gestos
codificados que se incluye no impide que puedan emplearse otros códigos.
Las diferentes formas en las que se presenta una pérdida de consciencia, según su grado, se
clasifican en:
• Como norma general de suma importancia, a toda persona inconsciente que haya
podido sufrir un traumatismo importante, siempre la consideraremos y la trataremos
como si tuviera lesión en la columna vertebral, controlando en bloque el eje cabeza-
tórax.
• Nos aseguraremos de que esté presente la ventilación, observando, escuchando y
sintiendo la respiración; no debería emplearse en ello más de 10 segundos.
• Control de las hemorragias agudas y tratamiento, si existen.
• Valorar el resto de las lesiones y mantener la temperatura corporal.
• Si respira, giraremos ligeramente hacia un lado la cabeza de la víctima o la
colocaremos en posición lateral de seguridad (PLS) según la secuencia de pasos abajo
indicada, con el fin de prevenir la asfixia causada por lengua caída, posibles vómitos,
mucosidades o secreciones. De suponer lesión en la columna, pasar directamente a
(PLS), controlando el eje cabeza-tórax.
• Si ha perdido sangre abundantemente (hemorragias externas o internas), colocarla en
posición antishock.
• Si no respira comenzaremos la RCP
• Reevaluar periódicamente las constantes vitales y trasladar a un centro sanitario en el
medio apropiado.
Si se trata de un síncope:
Si se trata de un coma:
Según su naturaleza:
• Externas.
• Internas.
• Orificios naturales.
Según su procedencia:
Tras un fuerte traumatismo en la cabeza, puede haber signos de hemorragia por la nariz, por
un oído o ambos; acumularse sangre o líquido transparente en las zonas alrededor de los ojos
o algunos de estos signos simultáneamente. Si esto ocurre, no confundir con hemorragias
aisladas. Esto puede ser más grave: puede tratarse de una fractura de cráneo.
Hemoptisis: salida de sangre por la boca procedente del aparato respiratorio; tos,
sangre roja mezclada con esputo.
o Frío local.
o Posición decúbito supino semi-sentado.
o Traslado urgente, guardando muestra del esputo.
o Valorar la presencia de síntomas del shock hemorrágico.
Hematemesis: salida de sangre por la boca procedente del aparato digestivo; vómitos
mezclados con sangre digerida (similar a pozos de café).
o Frío local.
o Posición lateral de seguridad o decúbito supino, con ambas rodillas
flexionadas.
o Traslado, con una muestra del vómito para valoración facultativa.
o Valorar la presencia de síntomas del shock hemorrágico.
Puede existir un tercer tipo de hemorragia cuya salida es por la boca y es producida por
cualquier herida en la cavidad bucal o en la cavidad faríngea.
Melenas: salida de sangre por el ano de color negruzco, maloliente, mezclada con
heces. En este caso se debe trasladar al paciente a un centro sanitario lo antes
posible, en posición semi-sentado con las piernas flexionadas, para evitar el retroceso
de la sangre hacia el aparato digestivo.
Hematuria: salida de sangre con la orina. En este caso se debe trasladar a un centro
sanitario para su valoración.
Para ello, los equipos deberán reunir una serie de CARACTERÍSTICAS GENERALES Y
ESPECÍFICAS, estipuladas en el RD 1407/1992. Características EXIGIDAS para que cualquier
equipo PUEDA SER COMERCIALIZADO, y por tanto, UTILIZADO.
Existen exigencias aplicables a todos los equipos, exigencias complementarias a varios equipos
y exigencias específicas ante los riesgos que hay que prevenir:
• Los equipos deberán estar concebidos y fabricados de tal forma que proporcionen
una protección eficaz frente a los riesgos que motivan su uso, sin ocasionar riesgos
adicionales ni molestias innecesarias.
• Los equipos han de estar compuestos por materiales que no sean nocivos para la
salud o la higiene del usuario.
• Cualquier parte de estos equipos que esté o pueda estar en contacto con el usuario
durante su utilización, deberá estar libre de asperezas, aristas vivas, puntas
salientes o cualquier otra característica que pueda causar irritaciones o lesiones.
• Estos equipos se adaptarán al máximo a las características morfológicas del usuario.
• Los equipos serán lo más ligeros posible, sin que ello perjudique su solidez de
fabricación ni obstaculice su eficacia.
• El fabricante está obligado a entregar, junto con sus equipos comercializados, un
folleto informativo en el que, a parte de su nombre y dirección, se detallen los
siguientes datos:
o Instrucciones de almacenamiento, uso, limpieza, mantenimiento, revisión y
desinfección.
o Productos de limpieza, mantenimiento o desinfección aconsejados.
o Rendimientos alcanzados en los exámenes técnicos (grado de protección).
o Accesorios que se puedan utilizar y características de los repuestos.
o Fecha o plazo de caducidad.
o Los EPI’s llevarán una marca que indique especialmente el tipo de protección
y/o la tensión de utilización.
o En su folleto informativo el fabricante indicará el uso de estos equipos y la
naturaleza y periodicidad de los ensayos dieléctricos a los que habrán de
someterse durante el tiempo que duren.
Marcado CE
Para que los Equipos de Protección Individual puedan ser comercializados y, por tanto,
utilizados en las empresas, se les exige la marca de conformidad, la cual estará constituida
por el símbolo que figura a continuación:
Se pondrán un máximo de dos pictogramas por etiqueta, acompañados por las indicaciones
de peligro correspondiente.
Como puede observarse, la etiqueta ofrece una primera información sobre un producto
peligroso; además, sirve como recordatorio y advertencia sobre los riesgos que entrañan su
manipulación y utilización y sobre las principales reglas de prudencia a considerar.
MÓDULO 6. Contenido de las fichas de seguridad y características.
Por lo tanto, a la identificación de la naturaleza química del producto se deberán añadir los
datos de sus propiedades físicas y químicas, su estabilidad y reactividad, identificación de
riesgos, medidas a tomar en caso de vertido o fuga accidental (incluidos los primeros auxilios
pertinentes) y, en su caso, las medidas adecuadas de lucha contra incendios, las precauciones
a observar en su manipulación y las condiciones idóneas de su almacenamiento y transporte,
información toxicología y ecológica, controles necesarios de la exposición y recomendaciones
de protección personal, métodos apropiados para su eliminación o desecho y usos para los
que está destinado principalmente, restricciones o contraindicaciones de su utilización.
Riesgos:
o Información sobre los riesgos de cada sustancia, sobre sus impurezas o de sus
productos de descomposición.
o Los efectos a corto plazo (agudos) o a largo plazo (crónicos) tanto de exposiciones
aisladas como de exposiciones repetidas.
o Los síntomas de una intoxicación aguda y de una intoxicación crónica.
Límites de exposición:
o A qué concentración o dosis se producen efectos.
o Los límites especificados (VLA, VLB o similares).
Primeros auxilios:
o Medidas de emergencia/primeros auxilios: en caso de contacto con los ojos, con la
piel, inhalación o ingestión.
Derrames/vertidos accidentales:
o Cómo actuar en caso de derrames de la sustancia.
o Qué hacer con los residuos.
Métodos de control:
o Las medidas que el empresario debería tomar para controlar la contaminación en el
lugar de trabajo.
Estabilidad y reactividad:
o Materias y condiciones a evitar.
Información toxicológica: vías por las que puede penetrar el tóxico en el organismo:
o Por inhalación.
o Por ingestión.
o Por la piel
Los exámenes de salud son el medio más habitual para valorar la salud individual de los
trabajadores. De sus resultados se obtiene información sobre la necesidad de adaptar un
determinado puesto de trabajo según las aptitudes del trabajador (prevención primaria) o
sobre una eventual afectación precoz de la salud individual que requiere una actuación
preventiva inmediata para evitar un deterioro mayor (prevención secundaria).
Los profesionales sanitarios deben tener la capacitación adecuada para cumplir con rigor
sus funciones en materia de vigilancia de la salud, recurriendo cuando sea necesario a un
adecuado apoyo especializado.
Igualmente deben establecer lazos de cooperación entre el resto del equipo multidisciplinar
encargado de la prevención y actuar coordinadamente con el Sistema Nacional de Salud.
Toda la población debería tener nociones mínimas para prestar los primeros cuidados a las
víctimas de cualquier accidente o enfermedad repentina hasta la llegada de los equipos
asistenciales, basándose siempre en la premisa PAS: Proteger, Avisar, Socorrer:
Proteger y asegurar el lugar de los hechos, con el fin de evitar que se produzcan
nuevos accidentes o se agraven los ya ocurridos. Para ello se asegurará o señalará
convenientemente la zona y se controlará o evitará el riesgo de incendio,
electrocución, caída, desprendimiento, etc., que pudiera afectar a las víctimas e,
incluso, a los auxiliadores.
Avisar a los equipos de socorro, autoridades, etc., por el medio más rápido, posible,
indicando:
o Lugar o localización del accidente.
o Tipo de accidente o suceso.
o Número aproximado de heridos.
o Estado o lesiones de los heridos, si se conocen.
o Circunstancias o peligros que puedan agravar la situación.
Pero, aun siendo importante saber lo que hay que hacer, es muy importante saber lo que no
debemos hacer y, por tanto, sólo se hará aquello de lo que se esté seguro. De estos primeros
cuidados depende la posterior evolución de los afectados.
El socorrista debe tener muy claros estos puntos:
Los primeros auxilios prestados en el lugar donde ha sucedido el accidente y para los que no se
necesita ningún tipo de equipamiento se le conoce con el nombre de SOPORTE VITAL BÁSICO
(SVB), el auxilio prestado por personal de los servicios de emergencia y para lo que utilizan un
equipamiento médico especializado se conoce con el nombre de SOPORTE VITAL AVANZADO
(SVA).
Hay que señalar, que una incorrecta utilización o una deficiente conservación pueden, por sí
mismas, entrañar un riesgo añadido, debido a:
• Alteraciones de la función protectora.
• Falta de higiene en el equipo.
• Incomodidad y molestias del usuario.
El EPI deberá ser llevado durante todo el tiempo que se estime oportuno, ya que está
demostrado que el hecho de portar el equipo durante un período más corto del previamente
establecido supone un decrecimiento exponencial del grado de protección, siendo en la
práctica equivalente a no haber utilizado el equipo.
• La gravedad de riesgo.
• Las condiciones del puesto de trabajo.
• La frecuencia de exposición al riesgo.
• Las prestaciones del propio equipo.
En principio, los equipos de protección individual son de uso personal, pero si las
circunstancias exigiesen la utilización de un mismo equipo por varias personas, se deberá
garantizar que el grado de adaptación a cada una de ellas sea tal que permita protegerlas a
todas, al menos, por encima del nivel de protección aceptable predeterminado en la
evaluación del riesgo.
En este caso, también se deberán tomar las medidas necesarias a fin de evitar que ello
suponga un problema higiénico o sanitario para los diferentes usuarios.
Las siguientes tablas resumen por un lado aspectos a considerar a la hora de utilizar EPI’s y por
otro, aspectos de conservación de los mismos:
MÓDULO 6. Sustancias peligrosas según los daños para la salud humana.
Según los daños para la salud humana, las sustancias y preparados peligrosos se clasifican en:
• Tóxicos: si por las mismas vías de entrada, en pequeña cantidad, pueden provocar
efectos agudos o crónicos, o incluso la muerte.
• Corrosivos: si en contacto con tejidos vivos, pueden ejercer una acción destructiva.
• Irritantes: los que no siendo corrosivos, por contacto breve, prolongado o repetido
con la piel o mucosas, pueden provocar una reacción inflamatoria.
• Sensibilizantes: los que por inhalación o penetración cutánea, puedan ocasionar una
reacción de hipersensibilización, de forma que una exposición posterior de lugar a
efectos negativos característicos.
• Tóxicos para la reproducción: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea,
pueden producir efectos negativos no hereditarios en la descendencia o aumentar la
frecuencia de éstos o afectar la función o capacidad reproductora masculina o
femenina.