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Derecho Penal Peruano>>.
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Publicaciones del Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional. Algunos derechos reservados.
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
EN EL DERECHO PENAL PERUANO"
MIGUEL PÉREZ ARROYO
Becario Doctoral y de Investigación del Ministerio de Asuntos Exteriores del
Gobierno español. Adscrito al Departamento de Derecho penal de Albacete de la
Universidad de Ct1stllh1·La /\lancha. Profesor de Derec/10 penal)' Procesal penal de
lt1 Pontif1cia Universidad Católica del Peni )'de la Universidad de Lima*·+
A mis amigos, los insignes Profesores Victor Prado Saldarriaga y Pablo Velarde
y a la Universidad de San Marcos de Lima, mi primera casa de Estudios.
( 1) Véase, por ejemplo, el artículo 15 del CP de 1991 que acoge la doctrina de E. Raúl ZAFFARONI sobre
el error de comprensión culturalmente condicionado. De igual modo otros, aunque totalmente ne¡.{ativos
tanto en el plano del mal precedente que fija como de lo equívoco en la opción político-criminal, con10 es
la Ley antiterrorista (tanto en su aspecto sustantivo como procedimental) o de la prisión perpetua.
(2) Todo ello con un mensaje claro y en una línea totalmente crítica: debemos pensar nuestro derecho
penal a la luz de ese concierto internacional, sin enajenamientos y con el claro propósito de des0rrollar,
cada vez más una Ciencia pei:tal ajustada nuestros parámetros socio-económicos y, sobre todo, culturales.
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EDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
,pE_A CABRERA, Raúl Tratado de Derecho penal. Estudio programático de la parte general.
: Grijley, 2 ed. 1995. Pág. 495.
Z _CONDE, Francisco. Introducción al Derecho penal. Barcelona: Bosch, Ca<ia editorial, 1975. p.
---------------------- ----·----
1) En la segunda mitad del siglo XIX, con motivo del predominio del
postivismo sociológico (Inaugurado por Augusto COMTE, entre 1822
y 1842), y;
(') No cabe duda que esta afirmación nuestra está respaldada por muchos tratadistas y juristas del
Derecho penal moderno, pero a lo que apuntamos es a afianzar que mientras más utilitarios seamos
respecto del Derecho penal, tanto material y procesal, en el Perú, más insegura e incoherente será la
administración de Justicia (retomando la afirmación de von LISZT: Cfr. Rechtunsgut und flandlungsbegriff
int Bindingeschen Hanbuche, in, Strafrechtliche Vortrage und Aufsütze, tomo, I, Berlin 1970. pp. 218-2 l9.
Tanto más si con esa conducta permit.imos que el Estado se afianze en una concepción autoritaria r no
democrática en su política criminal.
( 6 ) SILVA SÁNCHEZ, Jesús tl'faria. Aproximación al Derecho penal contemporáneo. Barcelona: Jfll Bosch,
1992. p. 44.
(i) ".. .la teoría general del delito co1nprende la dogmática jurídico-penal, en cuanto la teoría dr las
consecuencias jurídicas del delito se inserta en el ámbito de la política criminal(... ) "por lo que" la teoría de
las consecuencias jurídicas apenas ocupan un nivel derivado, accesorio o instrumenta/ de la teoría del
delito". Cfr. PE A CABRERA. Ibid. Loe. Cit.
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LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
8
( ) MIRPIBG, Santiago. Introducción a las bases del Derecho penal. Barcelona: JM Bosch, 1976. pp. 227
:;SS.
9
( ) En el Derecho penal peruano y fuera de su alcance temático, esta situación ha propiciado no sólo
resiones desde la que estamos partiendo, en nuestro discurso teórico referida a la dogmática penal y
--~--Política criminal, sino también otras de rechazo a todo el discurso formal del Derecho en general. Por
lado se ha satanizado a la dogmática atribuyéndole un rol distorcionador de la "realidad" jurídica, y,
r-otro, se pretende escapar al alcance de lo que él pretende "explicar" dada el excesivo tecnicismo, o lo
é es peor, su divorcio con el Derecho "vivo". Se han generado así, modas sociológicas que pretenden
artarse del Derecho oficial y su dogmática (como mera descripción de la norma) a fin de devolver la
"ón socializadora y de paz social que aquel perdería, movimientos que han calado en la práctica
ídica y en la manera de visionar el Derecho más por desidia de los aparentemente llamados a fortalecer
:p:na dogmática penal abierta y humanista, comprensiva de los fenómenos sociales en cuyo seno cobra
-Jlnportancia y verdadera utilidad.
MIGUEL PÉREZ ARROYO
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AS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
l1--'} SILVA SÁNCHEZ,Jesús i'l'faría. Política Criminal en la dogmática: Algunas cuestiones sobre su contenido
es, en, Política criminal y nuevo Derecho penal. Libro Hmnenaje a Claus Roxin. J.Ivl. SILVA SÁNCHEZ
arcelona: JlvI Bosch, 1997. pp. 17 y ss.
(Hi) SILVA SÁNCHEZ, j.l\·L Política Crin1inal ... Oh. Cit. p. 19.; Vid. ROXIN, Claus. Strafrecht AT. BandI,
E!_d. § 7, III, Ntvf 24 .
.. (r') Cfr. TORÍO LÓPEZ, ÁngeL Concepto individual de culpabilidad, en, ADPCP, T. XXXVIII, Fase. l,
o-abril, 1985. Págs. 286-287.
18
, ) Cfr. GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. El sistema de Derecho penal en la actualidad, en, Estudios de
echo penal, 2 ed. 1981, Págs. 146 y ss.
19
· { ) Cfr. fltlR PUIG. El Derecho penal en el .... Ob. Cit. p. 49 y ss.
••11 MlGUEL PÉREZ ARROYO
{2°) En el Derecho penal peruano, hemos sostenido, no sin muchas discrepancias y tanto más debido a
incomprensiones, una postura similar a la antes planteada; sobre todo para los casos de los delitos c01nctidos
por individuos de culturas nativas. En su momento expusimos una línea de re.interpretación tanto en la
función del error en la teoría del delito como en los criterios de prevención y necesidad de la pena en los
casos en los que hemos acotado. De esta manera, la solución, dogmáticamente acertada, la propusin1os
desde la exclusión de culpabilidad a falta del cumplimiento en el fin preventivo de la pena así con10 en su
innecesariedad; descartando las posturas de quienes postulaban una forma especial del error e introduciendo
el discurso de la identidad cultural y su posible condicionamiento en la conducta del individuo dentro de la
lógica de la evitabilidad o no, en la teoría del error (Cfr. PÉREZ ARROYO, l\>liguel. Error, culpabilidad y
diversidad cultural en el Derecho penal. Tesis para optar el Tínilo de Abogado, PUCP, 1996).
F 1l Vid. SILVA SÁNCHEZ, Jesús l\>laría. Política Criminal ... Ob. Cit. p. 21-22.
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1
s. MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
22
)-Cfr. TERRADILLOS BASOCO, Juan y MAPELLI CAFARENA, Borja. Las consecuencias jurídicas del
to. Madrid: Civitas, 3era. ed. 1996, p. 19.
~-----------------~------------ ---
·--------------------------------~-
e:il Cfr. PÉREZ ARROYO, J\.Uguel. Las consecuencias jurídicas del delito en el Derecho penal peruano, en,
Derecho y Sociedad. Revista de Derecho. Llma: PUCP-P, 1996. pp. 227 y ss. Respecto de las consecuencias
jurídicas del delito, nosotros concebimos en ellas, en tanto nuestra postura ya definida, rnecanisn1os
accesorios de control en la que la finalidad de ella es la hacer interiorizar, a quien utiliza la empresa o el
colectivo social, los costos de su comportamiento delictivo. Nuestra postura se identifica así también con
un discurso del Law and Economic. Por tanto no consideramos productiva la discusión actual de si las
personas jurídicas son susceptibles de responsabilidad penal o no, pues a nadie se le ocurre que afirmando
su capacidad penal éstas puedan ser condenadas a una pena privativa de libertad. Sobre el tema consultar:
ALONSO DE ESCAJl.ULLA, A. Responsabilidad penal de los directivos y órganos de empresa'> y sociedades,
Madrid: Tecnos, 1996. AL\VART, H. Strafrechtlich Haftung des Unternehn1ens-von Unternehmenstiiter zum
Tiiterunternehmen, ZstVV, Heft 4, 1996; GRACIA il'fARlÍN. El actuar en lugar de otro en Derecho penal,
Tomos 1 y II, prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza 1986; La cuestión de la responsabilidad de las
propias personas jurídicas. Revista peruana de Ciencias penales, N. 4, 1994; HIRSCH, H. Strafrechtliclie
Verantworttlinchkeitvon Unternehn1en, ZStW, 1995, Heft, 2.; entre otros más.
O e C- 7 (1999)
...---- ---
L.as penas y las medidas de seguridad son las dos consecuencias jurídicas
¡telito principales y que, desde una perspectiva del Derecho material,
en el carácter represivo-preventivo de todo sistema penal. Tanto las
s como las medidas de seguridad constituyen el núcleo básico de la
C;ón penal, entendiendo algunos autores a tales como de sanciones
/es, en el más amplio sentido de la palabra24, nomenclatura con la que
. stamos de acuerdo. Tanto una como otra reconocen distintos pre-
estos para su imposición pues en tanto que para la pena será el de la
bilidad, para las medidas de seguridad será el de la peligrosidad criminal
ujeto.
De esta forma tanto las penas como las medidas de seguridad integran el
eo punitivo estricto de nuestro sistema de reacción penal. Así, ni la
onsabilidad civil ni las consecuencias accesorias lo serán con tal
dencia pues en tanto que en el primer caso su incorporación a un sistema
..acción penal obedece a razones politico-criminales de tutela efectiva a
nte.reses de la víctima del delito, pudiendo no estar y sin embargo no
r de ser exigible en una vía civil; hace que en su naturaleza jurídica
.alezcan razones ajenas a la comisión de un delito o falta, sino que se
·gan a la eventualidad de haberse producido, con tales hechos, da os
ente relevantes. Esto es, debiéndose evaluar de acuerdo a las reglas que
.erecho civil franquea para los supuestos de da os y de responsabilidad
..· Así, tampoco en el supuesto de las consecuencias accesorias se plantea
base netamente punitiva ya que ellas se estructuran en base a un
namiento de control accesorio y de internalización de los costos del
portamiento de quien tiene a cargo la persona jurídica25 o, como apunta
CIA MARTÍN, en base a una situación patrimonial ilícita (en el caso de la
ción de las ganancias) y la peligrosidad objetiva de la cosa (en el caso del
·s.o de los instrumentos del delito)". Reconociendo siempre que aunque
consecuencias accesorias sean aplicables únicamente en la jurisdicción
y previa verificación de la comisión de un delito, su naturaleza es ajena
, arco punitivo de su realización, siendo de orden civil y/ o administrativo,
· el caso.
_ tF~) Cfr. TERRADILLOS BASOCO, Juan y MAPELLI CAFARENA, Borja. Ob. Cit. p. 21.
( , ) Vid. PÉREZ ARROYO, ~liguel. Oh. Cit. pp. 227-228.
25
fG.) Cfr. GRACIA MARTÍN, Luis. El sistema de las consecuencias jurídicas del delito, en, Las consecuencias
ciis del delito en el nuevo código penal espa ol. Luis Gracia tl1artín (Coord.) Valencia: Tirant lo Blanch,
' pp. 34-35.
MIGUEL PÉREZ ARROYO
No hay lugar a dudas, entonces, de que las penas y las medidas de segundad
son las consecuencias jurídicas del delito por excelencia y que sobre ellas
recaen una serie de precisiones jurídico-penales sobre las que debemos
abondar. Hemos de ocuparnos empero, por abara, sólo de las medidas de
seguridad, ya que ellas, reconociendo como presupuesto para su imposición
el de la peligrosidad criminal (con muchos matices), habrán de ser las propias
para quienes, en la lógica de GRACIA MARTÍN (de pluralidad de supuestos y
hechos configuradores en las consecuencias jurídicas del delito)", reconozcan
en su comportamiento un estado de no culpabilidad producto, en principio,
de la inexistencia de imputabilidad o de la afirmación de semi-imputabilidad;
configurando con ello un estado necesariamente peligroso y ampliando, de
este modo, su aplicación, bajo una perspectiva vicaria! del sistema penal, al de
los imputables peligrosos, como se verá después.
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)LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
,-~f1 11) Con esto se pretendió la realización de la justicia en sí misma. Sin embargo, como sostiene ROA1N,
estado social y democrático de derecho que mantiene separados lo moral con lo jurídico, estas
ya no tiene cabida (Cfr. VILLAVICENCIO TERRERO, Felipe. Lecciones de Derecho penal. Parte general.
ª:--cuzco, 1990. Pág. 36.)
JH) Cfr. GARCÍA-PABLOS, Antonio. Derecho penal. Introducción. Madrid: UCl'vl, 1995. p. 128-129.
~ 7 (1999)
MI ....•.._~~~~~~~~M_IG_U_E_L~PÉ_R_E_Z_A_R_R_O_Y_O~~~~~~~
!ll'il
(!~) Cfr. WELZEL, Hans. Derecho penal alemán. Traducción de juan Bustos Ramírez y Sergio l'á ez
Pérez. Santiago: Editorial jurídica de Chile, 4 ed. Castellana, 1993. p. 286. Según esta propuesta, las penas
deberían complementarse con las medidas de seguridad (lo cual se satisface en el CP peruano al haberse
asumido un modelo ya no meramente dualista sino VICARIAL). La intensidad y duración de Ja medida
estarían dadas por la peligrosidad y no por la culpabilidad.
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13
,{ ) Cfr. GARCÍA-PABLOS, Antonio. Ob. cit. pp. 129-130, 72·74, 79.
p:i)En Alemania se introdujeron por Ley del 24 de noviembre de 1933, en Italia en el código de 1930,
pa a aparecen con ese nombre en el CP de 1928 {ampliada y modificada hasta la Ley de peligrosidad
abilitación social del 4 de agosto de 1970 - reformada parcialmente por Ley del 28 de noviembre de
A-y del 26 de diciembre de 1978). En el sistema peruano se introdujo con el Código penal de J\1aurtua
924.
t':5JCfr. STOOS, Carl.
Lehrbuch des Osterreischischen Strafrecht. Viena-Leipzing, 1910. pp. 22 y ss.
bién GARCÍA-PABLOS, Antonio. Ob. Cit. p. 13 ly ss. .
MIGUEL P'REZ ARROYO
serio sobre la función de la pena, al punto de encontrarse entre algunos autores posiciones contradictorias
sobre sí mismos (Cfr. PRADO SALDARRIAGA, V. Conientarios al Código penal de 1991. Lima: Alternativas,
1993. p. 4.) Esto ha motivado que frente a lo que ha sucedido respecto de la regulación de la pena
privativa de libertad, en cuanto a la contrarieda.d de lo establecido por la Constitución Política del Estado
y lo regulado por el ntismo Código penal, en torno a la función de la pena, no se hayan pronunciado
debidamente, a excepción de PE A CABRERA (Cfr. PE A CABRERA, Raúl. Ob. Cit. p. 509 y ss). La ftmción de
la pena, en el ordenamiento penal peruano, es suceptible de valorarse positivamente desde posturas
plurifuncionales, eclécticas o de la unión; en las que tanto la retribución como la prevención se aproximen
con vistas a una mejor respuesta penal frente al delito. Por un lado se tiene el art. 139.22 de la Const. per.
la cual establece que "el sistema penitenciario (fase ejecutiva de la pena privativa de libertad) tiene como
función la reeducación, rehabilitación y recuperación del penado para la sociedad", esto es que debe
resocializar al reo. A su vez el art. l de la misma carta magna establece que "la persona humana es el fin
supremo de la sociedad y del Estado", por tanto toda política social (incluida la Política crin1inal del
Estado) debe atender a su bienestar y la vez que su aseguramiento dentro de una vida en sociedad. En la
misma linea se ubica el art. IX del Cód. penal peruano. Ahora bien, a pesar de lo que constitucionalmente
y por mandato del artículo IX del Título preliminar del código penal se orienta en razón de una finalidad
plurifuncional de la pena - pero descartando una base retribucionista exclusiva-, el actual sistema penal
mantiene una perspectiva utilitaria de la pena, asignándole funciones exclusivamente retribucionlstas
claramente inconstitucionales y contrarias al Estado de derecho y los postulados democráticos que inspiran
la Constitución, en cuanto a la forma de Estado (art. 43 Const. per.), así como de la persona - fin supremo
de la sociedad y del Estado - (art. 1 Const. per), Esto en razón de la modificación del art. 29 del CP de 1991
e cuanto se establece que la pena- privativa de libertad - tiene como duración máxima la vida del condenado;
esto es, que no tiene duración- prisión perpetua - (Ley 26369 del 29 de septiembre de 1994). En resuinen
el carácter resocializador de la pena, como arista aproximativa, en un sistema de corte vicarial, entre
penas y medidas, entre retribución y prevención; no existe en la práctica, siendo susceptible de una
incoación de inconstitucionalidad respecto a la referida Ley.
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S MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
( 4 ~) Cfr. RODRÍGUEZ DEVESA, José l\1aría. "Alegato contra las medidas de seguridad en sentido estricto,
en, ADPCP, T. XXXI, Fase. l, 1978. pp. 7 y SS.
41
( :) Vid. VELÁZQUEZ V., Fernando. Derecho penal. Parte general, 2da. ed. Bogotá: Then1is, 1995. p. 104
y SS.
(~ ) Cfr. PRADO SALDARRJAGA, Víctor Roberto.Oh.
4
Cit. pp. 93 y ss.
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\.:'.-~:::IE~D_ID_A_S~D_E_S_E_G_UR_l_D_AD_E_N_E_L_D_E_R_EC_H_O_P_EN_A_L_PE_R_U_A_N_O _Dm\11
a acabado de prevención especial y sobre los pilares de la da osidad
.N la asocialidad del autor, con miras a la construcción de un sistema
·. ás completo y armónico'º· Estas propuestas como recuerda GARCÍA-
$, resultan más doctrinarias que prácticas por la poca o ninguna acogida
¡¡tenido en los Derechos positivos, tanto como las que en su momento
e .proyecto FERRI de 1921 46 ya sea por sus anómalos efectos sobre una
ciada aplicación de consecuencias jurídicas a quienes sí eran diferentes
r sus rasgos demasiado tendentes a posturas autoritarias (un modelo
as características justificaría las castraciones o, incluso, inocuizaciones
rtamentales por tratamiento qllimico).
otro lado que sean las penas las que absorban a las medidas de
dad. Esta propuesta parte del giro resocializador que últimamente ha
· . la pena en la mayoría de países con un sistema afianzado en la
racia y el Estado de derecho. Como hemos visto esto no sucede en
.n donde la pena, actualmente, cumple una función esencialmente
tiva. Si las medidas de seguridad aparecieron en el escenario de las
ones penales para complementar el ya desprovisto sistema de
entos preventivos y si, además, la pena se orienta ya hacia la
·zación del delincuente; esto es, que ya no es sólo retributiva sino
'n preventiva (general y especial) y tiende también a resocializar al
le, entonces, las ll)edidas de seguridad no deben seguir teniendo
cia o, por lo menos, autonomia, al punto de sostener un sistema de
vía. En la base de esta propuesta podemos encontrar los fracasos de
de las medidas de seguridad privativas de la libertad en las que la
ón de tal libertad, en cuanto a su ejecución similar a las penas. También
risis de la ideología del tratamiento, propiciado por la criminología
.o de la reacción social. Es de resaltar que en estas propuestas late un
() sumamente preocupante que es que si la duración de una medida
· e a la peligrosidad del sujeto, en un sistema en el que estas sean
Jdos por las penas, se originaría una nueva forma de punir que es
espectro de las penas indeterminadas.
r último las propuestas de unificación. Basados en fines resocializadores,
ta de sintetizar en una consecuencia jurídica única: penas de seguridad
idas de seguridad penal. Con ello las funciones asignadas, en un sistema
· ta o dualista clásicos, tanto a las penas como a las medidas de seguridad
dirían en una consecuencia cuyo contenido sería el mismo que el de las
medidas pero con una duración similar al de las penas. Su aplicación estarí
limitada para aquellos que quedasen fuera de la aplicación estricta de la Pena
(imputables no peligrosos) y de las medidas de seguridad (inimputab!e:
peligrosos). Distintas a su vez de las. medidas policiales destinadas a la
protección social de las conductas pre-delictuales47 •
Modernamente las muchas similitudes en cuanto la ejecución de las
medidas de seguridad y las penas, sobre todo en cuanto el bien jurídico a
limitar es la libertad a la vez que el tratamiento de una criminalidad reincidente
y juvenil (en donde las medidas de seguridad han fracasado siendo en éstas
en donde se justificaron en un primer momento); permiten postular un dualismo
flexible. Las soluciones, creemos, no están por negar la legitimidad de las
medidas de seguridad y rehabilitación social, sino que afirmando la distinción
entre ellas en tanto parten de presupuestos distintos, procurar un mayor
acercamiento entre ambas. Dado los muchos puntos de coincidencia mutua,
pero sobre todo dada una orientación funcional en cuanto a los valores político-
criminales que las informan. Esas zonas comunes descubiertas por la moderna
dogmática penal se entiende deben ser potenciadas para de ese modo escapar
de la antigua lógica monista-dualista sino optar por un plano más práctico y
funcional, orientado, como ya lo dijimos por valores político-criminales, en
cuanto al sistema de reacción penal ya sea porque en tales zonas comunes se
encuentran en sus fases ejecutivas como en las funciones que cumplen al
estar pensadas como instrumentos de lucha contra el delito. Esta mayor
aproximaci<'m se ha dado desde la perspectiva vicaria! de los sistemas penales,
como lo anota SIERRA LÓPEZ, de la vicarialidad del sistema".
Así, tal aproximación orientada por razones de política-criminal estarían
definidos en cuanto a que tanto las penas como las medidas de seguridad,
desde una perspectiva moderna, pretenden alcanzar ya sea una protección de
valores sociales - función ética-social del Derecho penal o función pedagógica
- (WELZEL) o de bienes jurídicos (ROXIN), a la vez que recuperar al delincuente
para la sociedad (concepción de la pena como resocializadora), por lo que son
semejantes en cuanto a sus finalidades. Más aún cuando en medio está la
medida privativa de libertad asegurativa y terapeútica y la pena privativa de
libertad. De esto, si se tiene además que, como ya lo expresó ROXIN, que el
principio de culpabilidad, entendido ya no como legitimador de una pura
función retributiva de la pena sino como límite de la misma, lo único que la
diferencie de las medidas será el que éstas se fundamentan en una de tipo
• 4
( ') Cfr. ANTOLISEI, Francesco. "Pena e misure di sucurezza", en, Revista italiana di diritto pena/e,1933.
pp. 129 y ss. r.1arcando el paso de la ilustración sobre el tema: GARCÍA-PABLOS, A. Ob. Cit. p. 1-l-/.
4
( x) Cfr. SIERRA LÓPEZ, M del Valle. Las n1edidas de seguridad en el Nuevo C.P. Valencia: Tirant lo
blanch, 1997. p. 18.
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S MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
·pista que en este caso será el del interés preponderante". De manera que
iialista, la diferencia entre penas y medidas aunque importantes, permite
··· tiblemente una mayor proximidad y coordinación entre ambas en cuanto
tensidad de la acción terapeútica y la diversa acentuación de los aspectos
rtvos generales y especiales a la vez que la diversa ponderación de los
es en juego (intervención y libertad).
s, entonces, esa proximidad ya explicada, lo que ha permitido y definido
artción y potenciación de los sistemas vicariales en cuanto a las formas
~cción penal. En estos se parten de bases diferenciadoras entre penas y
as de seguridad y rehabílítación social pero se flexibiliza la ejecución,
erito a esas zonas comunes y fines conjugables en armorúa a valores
·co-criminales. Lo característico del sistema vicaria! reside en el plano de
ecución de la pena y la medida. En la posibilidad de aplicar primero la
'da y luego la pena a la vez que computar en favor del plazo de la ejecución
pena el tiempo transcurrido para la medida, lo cual, a veces, haría
saria la ejecución de la pena privativa de libertad. Con esto, como anota
trina, se afirma la diferencia entre pena y medida pero a la vez se evitar
onvenientes político-criminales de anteponer la pena frente a la medida
auto a si ejecución), sobre todo de tipo privativo de libertad e inoportuno
·o la llegada de la medida de seguridad y rehabílítación social a la vida
ondenado. Este sistema, sobre todo, es óptimo para los delincuentes
·1Ua1es (imputables peligrosos) y los menores delincuentes (inimputables
osos) en donde la posibilidad de acumulación entre pena y medida o de
licación de ambas en vía sucesiva, hacía preferible la priorización de la
a o desastroza la aplicación de cualquiera de ambas por cuanto no se
·taban con la legitimidad necesaria (en el caso de los menores infractores o
· cuentes" como últimamente se les viene llamando por la criminología
añ.ola) .
.Por todo lo antes dicho no creemos que la deslegitimación si acaso inicial
as medidas de seguridad o la utilización de él, en algunos sistemas penales,
11so en el nuestro en el que existían para los casos de "salvajismo" "semi-
lización" o "degradados por el alcohol y la servidumbre" de los nativos y
ersos culturales que, a juicio del CP de 1924, eran peligrosos por lo que
.. ían ser sometidos a medidas que teman como fin su "occidentalización",
.~instrumentar mecanismos de opresión y discriminación; ni siquiera eso,
decir, como los propulsores de la llamada escuela negativa de las medidas
·seguridad, que no sirven y que atentan contra el Estado de derecho. Hoy en
,_,-,(~i•) Cfr. ROXIN, Claus. "Reflexiones político-criminales sobre el principio de culpabilidad", en, CPC, N
1977, pp. 151-152.
MIGUEL PÉREZ ARROYO
('º)Cfr. PETROCEW, B. La pericofositá crimínale e la sua posizin1e giuridica. Padova, 1940, p. 238.
('l) Cfr. ROCCO, A. "Le misure di sicurezza di altri mezzi di tutela guiridica", en, Rivista di diritto
penitenziario, 1930, p. 1273-1274.
( 5 ~) Vid. ANTÓN ONECA, J. Derecho penal. Parte general. Madrid, 1949. p. 580.
5
{ :1¡ Cfr. LANDROVE DÍAZ, Gerardo. Las consecuencias jurídicas del delito. Madrid, 1984. p.157.
(H) Esta misma definición la adopta RODRÍGUEZ RAI\t10S, Carmen (Cfr. "Las medidas de seguridad en
el ordenamiento jurídico español", en, Reflexiones sobre las consecuencias jurídicas del delito. f\ladrid:
Tecnos, 1995. p. 192), la misma que fue asumida, en su momento, por nosotros: Cfr. PÉREZ ARROYO,
Miguel. Oh. Cit p. 229 y ss.
DeC-7(l9~9)
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
(5H) Cfr. KAlSER, G. Kriminologie, C. F. Müller, Heilderberg, 9 Aufl., 1993. p. 603. Concepto que ha sido
asumido, desde perspectivas más modernas, aunque sólo en la forma y no en el fondo, SIERRA LÓPEZ,
fv.[aría del Mar. Ob. Cit. p. 67-68.
(>!1) Vid. ARROYO ZAPATERO, L., GARCÍA RIVAS, N., y Otros. Lecciones de Derecho penal. Parte general.
Barcelona: Praxis, 1996. p. 277-278. En este mismo sentido, GARCÍA PABLOS, Antonio. Ob. Cit. p. G4 y ss.
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/\.$ MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
( 6 ~) "Parto del supuesto de que con el ténnino peligrosidad se vincula el exacto y verdadero significado
)'que no se entiende otra cosa que la característica de la persona en la cual existe una base de probabilidad
de que efectivamente lesionará derechos" Vid. FEURBACH, Anselm. Revision der Grundsiítze und
Grundbegriffe des positiven peinlichen Rechts. Erfurt, 1799. p. 365 y ss. Cfr. ROlv!EO CASABOJ\A, Carlos
Maria. Peligrosidad y Derecho penal preventivo. Barcelona: Bosch, 1985. p. 16.
63
( ) Cfr. ROMEO CASABONA, Carlos T>.1aría. Ob. Cit. p. 17.
De C- /{1999l
5 MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
DeC-l(l9'J9)
s MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
67
{ ) Por ejemplo el Código penal español de 1995 (LO 10/1995) establece en sus artículos 95.l y ss. un
sistema medianamente sofisticado de medidas de seguridad y rehabilitación social: "art. 96.2. Sonn1edidas
privativas de libertad: l. El internamiento en centro psiquiátrico. 2. El internamiento en centro de
deshabituación «para roxícó111anos, alcohólicos, etc». 3. El internamiento en centro educativo especial «Con
fines a inserción y reínserción social». art. 96.3. Son medidas no privativas de libertad: l. La prohibición de
estancia y residencia en determinados lugares. 2. La privación del derecho a conducir vehículos a motor y
ciclomotores. 3. La privación de licencia o del permiso de armas. 4. La inhabilitación profesional. 5. La
expulsión del territorio nacional de extranjeros no residentes legalmente en Espa a. 6. Las demás previstas
en el art. 105 de este Código. art. 105. (Para casos concretos - art. 101 al 104 CPE -. l. Por un tiempo no
superior a cinco a os: a) Sumisión a tratamiento externo ... , b) Obligación a residir en lugar determinado. e)
Prohibición de residir en lugar o territorio que se designe. d). Prohibición de acudir a determinados
lugares ... e) Custodia familiar. O Sometimiento a programas de tipo formativo, cultural, educativo ... 2. Por
tiempo de hasta dos a os: a) Privación del permiso de licencia de armas. b) Privación del derecho a la
conducción de vehículos... " Tvlás de una de las medidas antes enunciadas, pPopias del ordenamiento espa
ol, en el Perú, las hemos incorporado dentro de nuestro ordenamiento de penal no necesariamente con el
mismo revestimiento. Así, las inhabilataciones de derechos {a manera de penas - art. 36.6 y 36.7 del CP),
la prohibición de ausentarse del lugar de domicilio (a modo de reglas de conducta procesal al iniciarse el
sumario art. 143.3 .del Dec. Leg. 638 - Código procesal penal - aunque de modo limitado sólo al proceso),
etc. Hay medidas que no existen en nuestro ordenamiento. Definitivamente, todo esto es muestra de la
infraestructura con que un sistema penal cuenta a fin de dar cumplimiento a lo que la Ley dispone en
función a los fines que se quieren conseguir. Como veremos más adelante en el Perú el sistema penal va
por un lado y la Ley por otra.
68
( ) Cfr. PRADO SAIDARRIAGA, Víctor. Ob. Cit. Pág. 113.
ocC-70999)
·¡
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
,,,_
'El sistema de medidas de seguridad en el Código Penal Peruano de 1991,
noce dos clases de medidas:
6
( !1) Sin entrar en detalles teóricos respecto del concepto de imputabilidad, sus antecedentes (desde
tóteles - libre albedrío-, hasta Welzel - capacidad de culpabilidad-, pasando por Southerland, von
t y Frank - modelos psicológicos de la imputabilidad: relación psicológica entre el querer y el hecho
ti.va-) y modernos enfoques; debemos decir, para una mejor lectura de este trabajo que, en tanto
epto normativo, la inimputabilidad es la negación conceptual de la imputabilidad. La imputabilidad,
ernamente concebida, es la capacidad de capacidad de motivarse conforn1e a la norma penal prohibitiva
ceptiva (Cfr. VVELZEL, H. Ob. Cit. p. 171 y ss). De esto se considera que se tiene esa capacidad sólo
,·en ha llegado a una edad suficiente (lo cual lo determina la Ley penal por criterios de política-criminal)
MIGUEL PÉREZ ARROYO
y no padece de ningún transtomo psíquico, será pasible de tener tal capacidad penal; esto es, será imputable
(Cfr. JESECHECK, H. Ob. Cit. p. 391). Con razón, a pesar de que nuestro ordenamiento penal no ha
desarrollado una noción de imputabilidad, sí lo ha hecho respecto de la inimputabilidad, en1pero, detallando
los n1otlvos {en una lógica de nun1erus c/ausus) por los cuales quien realiza una norma penal no será
imputable; es decir, será inimputable. Estos son los detallados en el artículo 20.1y20.2 dd Código penal
peruano de 1991. En el primer caso debido a una alteración en la percepción que afecte gravcn1ente su
concepto de la realidad (base intelectiva perturbada -del conocimiento -) o no posea la facultad de
comprender el carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensión (bases volitivas
perturbada - del comportamiento-). En ambos casos se debe partir de rma alteración de la percepción
(Cfr. AGUDELO BETANCUR, N. Los "inimputables" frente a las causales de justificación e inculpabilidad.
Bogotá: Temis, 1986. P. 25 y ss). En el segundo caso se debe tener llll máximo de edad, a fin de ser
considerado inimputable, lo que en nuestro ordenamiento es de 18 a os, para los casos con1unes, y 15 a
os, para los casos de terrorismo (art.l Decreto Ley 25564).
(7°) Como ya lo sostuvimos anteriormente (Cfr. PÉREZ ARROYO, M. Ob. Cit. p. 229), esta norma no
contiene mayor vigencia que el meramente declarativo si se trata de verificar la realidad de quienes deben
someterse a estas medidas, por habérsele encontrado insano mental y declarado inimputablc en e.l proceso
penal respectivo.
( 71 ) De acuerdo a la definición medianamente construida en la nota "70", respecto de la Lnirnputabilidad,
a quienes el ordenamiento penal considere semi-imputables, imputables disminuidos o imputables
restringidos, serán aquellos sujetos quienes por no cumplir los niveles requeridos por la Ley a efectos de
tener una plena capacidad de motivación normativa; esto es una edad determinada o un estado mental
óptimo. En el primer caso (de la edad) la solución es fácil dado que el artículo 22 Cód. penal establece
quiénes son imputables disminuidos: los comprendidos entre 18 y 21 a os y los mayores de 65 a os
(solución que no es apreciada por PRADO SALDARRIAGA, V. Ob. Cit. p. 94). En el segundo caso no se ha
regulado nada y la solución la debemos extraer de la interpretaciÓJ;l integrada del artículo 20.1 Y 21 del
Cód. penal. De esto se obtendrán supuestos en los que la grave alteración de la conciencia o los sufridos
sobre la percepción no han mellado las bases intelectivas ni volitivas del sujeto, al punto de bloquearlas de
modo absoluto~ pero sí han incidido sobre ellas. Todo lo cual nos arroja como resultado que la jurisprudencia
deberá apreciar esto a fin de una consideración disminuida de la imputabilidad o restricción de la misma,
habiéndose pronunciado ya la Corte suprema en muchos casos.
D eC- 7(1999)
AS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
7 (1999)
MIGUEL PÉREZ ARROYO
De C- /(]9Q9)
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
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Sólo la antigua! Ley de higiene mental 11272 (Cap. m art. 33-38 de su reglamento), regula el tema
nfermos mentales dependiendentes de Poder Judicial.
En un país como el Perú, en donde sólo existe un centro hospitalario especializado (el Víctor Larco
) Yun sólo pabellón (Pabellón Psiquiátrico Judicial - el dieciseis -) para los que han sido declarados
tables por el Poder Judicial, y en donde existe un reducido número de internos a causa de un
puesto miserable que no asegura en unnúnimo el tratamiento de dichos internos. Es por ello que en
celes públicas es en donde la mayoría de ellos vienen cumpliendo una "condena sin culpa". De este
los fines preventivos-asegurativos y terapeúticos en la imposición de estas medidas (recogidas y
actas por el CP) se vuelven meras declaraciones simbólicas y sin niayor vigencia para quienes se
de la Política criminal peruana. Méls detalles, revisar el excelente trabajo de Víctor Prado Saldarriaga:
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MIGUEL PÉREZ ARROYO
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