Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
La fiebre es una temperatura del cuerpo más elevada de lo normal. Una temperatura
normal puede variar de persona a persona, pero generalmente es alrededor de 98.6 ºF
o 37ºC. La fiebre no es una enfermedad. Por lo general, es una señal de que su
cuerpo está tratando de combatir una enfermedad o infección.
Las infecciones causan la mayoría de las fiebres. Tiene fiebre porque su cuerpo está
tratando de matar el virus o las bacterias que causaron la infección. La mayoría de
estas bacterias y virus sobreviven bien cuando su cuerpo está a su temperatura
normal. Pero si tiene fiebre, es más difícil para ellos sobrevivir. La fiebre también activa
el sistema inmunitario de su cuerpo.
Cánceres
Enfermedades autoinmunes
Niveles de Fiebre
Facies: Observamos lo que se denomina facies febril. Así el sujeto febril presenta
una expresión poco vivaz, hay atontamiento y hasta a veces delirio.
Sudoración
Dolor de cabeza
Dolores musculares
Pérdida de apetito
Irritabilidad
Deshidratación
Debilidad general
Ausencia de escalofríos.
Piel que se nota caliente.
Sensación de no tener ni frío ni calor.
Incremento del pulso y la frecuencia respiratoria.
Incremento de la sed.
Deshidratación de leve a severa.
Ligera somnolencia, incapacidad para descansar, o delirio y convulsiones debido a
irritación de las células nerviosas.
Lesiones de herpéticas en los labios.
Pérdida de apetito (si la fiebre es prolongada).
Apatía, debilidad y dolores musculares debido al catabolismo proteico.
Defervescencia (declinación de la fiebre).
La piel aparece enrojecida y se nota caliente.
Sudoración.
Disminución de los escalofríos.
Posible deshidratación.
Efectos y complicaciones de la fiebre
Taquicardia
Es la elevación de la frecuencia del corazón, de tal forma que por cada grado centígrado de
subida de la temperatura corporal, por encima del 37º C, se produce un incremento de 10-
15 latidos en el ritmo cardiaco. Ello puede ser muy grave e incluso fatal en pacientes
cardiológicos, especialmente ancianos.
Taquipnea
Es el aumento de la frecuencia respiratoria, siendo el ritmo normal respiratorio de 12-18
respiraciones por minuto. Este hecho produce una disminución del CO2 (dióxido de carbono)
en los capilares pulmonares, lo que puede producir sensación de hormigueos en las
extremidades.
Disminución del umbral epileptógeno (favoreciendo crisis convulsivas)
La fiebre puede desencadenar una crisis en pacientes epilépticos, así como en pacientes muy
jóvenes o muy viejos y en los debilitados. Por ello, siempre debe descartarse la existencia de
fiebre en pacientes que acuden al hospital por una crisis convulsiva, especialmente en niños.
Por si solas no son una enfermedad, sino la manifestación de un trastorno de la función
cerebral que se expresa de forma súbita.
Igualmente, la propia convulsión puede causar una elevación de la temperatura durante las
horas siguientes.
Deshidratación
La elevación de la temperatura corporal conduce a un aumento de la eliminación de
agua a través del sudor y de la respiración acelerada. Si la causa de la fiebre es una
gastroenteritis, se suma la deshidratación producida por los vómitos y las diarreas.
Pérdida de masa corporal
En el paciente con fiebre prolongada se produce un exceso del metabolismo celular, por lo
que será necesario administrar dietas ricas en calorías. Si no, se produce cansancio,
adelgazamiento y pérdida de masa muscular.
Síndrome de abstinencia
En pacientes adictos a drogas (como la heroína) y alcohol la presencia de fiebre puede
provocar abstinencia. Este cuadro se produce en pacientes alcohólicos crónicos y/o
adictos a drogas cuando llevan algún tiempo sin probar la droga o el alcohol, y
consiste en ansiedad, inquietud, irritabilidad, lagrimeo, sudoración, vómitos, temblores
y dolor abdominal, pudiéndose producir convulsiones y parada cardiaca. La presencia
de un proceso febril puede disparar el cuadro.
Convulsión febril
Es posible que los niños de entre 6 meses y 5 años sufran convulsiones provocadas
por la fiebre (convulsiones febriles) que suelen suponer la pérdida del conocimiento y
temblores en las extremidades a ambos lados del cuerpo. Aunque es alarmante para
los padres, la gran mayoría de las convulsiones febriles no causa efectos duraderos.
Cuando los niños pequeños tienen una convulsión, a menudo es causada por una
fiebre superior a 102 ° F (38,9 ° C). Estos se llaman “ataques de fiebre” o
“convulsiones febriles”. Las convulsiones febriles pueden ocurrir en niños de 6 meses
a 5 años, pero son más comunes en niños de entre 12 meses y 18 meses.
Pirógenos Exógenos
Son sustancias externas al cuerpo humano. Puede tratarse de microorganismos,
productos de los microorganismos como endotoxinas liberadas por bacterias gram (–), o
el ácido lipoteicoico o el Peptidoglicanos de las bacterias gram (+); agentes químicos
(anfotericina, fenotiazidas).
En general los pirógenos exógenos actúan sobre todo estimulando a las células del
huésped (monocitos y macrófagos) para que sinteticen pirógenos endógenos.
Origen microbiano
Complejos inmunes
Inducidos por la linfocina
Esteroides pirógenos
Polinucleótidos
Bleomicina
Coadyuvantes sintéticos
Cristales de urato
Pirógenos Engodenos
Prevención de la fiebre
Lávate las manos con frecuencia y enséñales a tus hijos a hacer lo mismo,
principalmente antes de comer, luego de ir al baño, después de pasar tiempo
en lugares con mucha gente o con una persona enferma, luego de tocar
animales y de viajar en transporte público.
Muéstrales a tus hijos cómo lavarse bien las manos: abarcando ambos lados
de cada mano con jabón y enjuagando por completo bajo el agua corriente.
Lleva contigo desinfectante para manos para cuando no tengas acceso a agua
y jabón.
Evita tocarte la nariz, la boca y los ojos, ya que estas son las principales vías
por las que los virus y las bacterias pueden ingresar al cuerpo y causar
infecciones.
Cúbrete la boca cuando tosas y la nariz cuando estornudes, y enséñales a tus
hijos a hacer lo mismo. Siempre que sea posible, aléjate de otras personas
cuando estornudes o tosas para evitar la propagación de gérmenes.
Evita compartir vasos, botellas de agua y utensilios con tu hijo o hijos
Mantenga siempre una buena hidratación con seis a ocho vasos de agua al
día.
Evite ponerse en contacto estrecho con personas que presenten enfermedades
infecciosas.
No se mantenga por mucho tiempo rayo del sol.
Evite cambios bruscos de temperatura.
Para enfriar el cuerpo, dese baños de agua fría con esponja.
No use alcohol para friccionar, pues genera emanaciones malsanas.
Nunca le dé aspirina a un niño cuando tenga fiebre.
Cúbrase adecuadamente cuando la temperatura es baja.
No consuma alimentos sólidos mientras tenga fiebre y dolor en las
articulaciones. Luego, realice una dieta ligera que incluya frutas y vegetales
frescos, yogur, queso y jugos de fruta.
Tómese la temperatura continuamente para controlar que no suba demasiado.
Diagnostico de fiebre
Siempre debe realizarse mediante la termometría clínica, y constatada por el médico
Antecedentes personales
Nos permiten sospechar el cuadro actual y valorar la gravedad del paciente. Así, por
ejemplo, ante los antecedentes de cólicos renales, si el paciente refiere fiebre,
molestias urinarias y dolor al golpear con el puño en la zona lumbar, podemos
sospechar una pielonefritis, es decir, infección renal grave que requiere un tratamiento
agresivo.
Debemos preguntar por la existencia de enfermedades cardiacas y respiratorias, que
se pueden agravar por la fiebre excesiva y que obligan a un tratamiento inmediato.
También la existencia de disminución en la inmunidad, ya sea por tratarse de un
paciente VIH positivo, en cuyo caso los gérmenes causantes de la fiebre suelen ser
muy agresivos requiriéndose el ingreso hospitalario, o bien por la toma de fármacos
como los corticoides.
Antecedentes epidemiológicos
Preguntaremos por la presencia de casos similares en la familia o en el trabajo, el
lugar de residencia, la profesión, si existen contactos con animales, los hábitos
personales, viajes a países exóticos y la toma de fármacos. Este último aspecto es
muy importante, y deberemos preguntar no sólo por los fármacos que pueden haber
ocasionado la fiebre (normalmente en estos casos la fiebre aparece durante los
primeros diez días tras la toma), sino también por aquellos que pueden modificar el
cuadro febril (corticoides y antipiréticos, como la aspirina y derivados).
Enfermedad actual
La forma de inicio, el curso de la fiebre y las molestias acompañantes pueden ser muy
útiles para establecer una sospecha diagnóstica. Así, ante la presencia de fiebre
acompañada de náuseas, vómitos y diarreas intensas tras la ingesta de mayonesa en
un restaurante, sospecharemos gastroenteritis por Salmonella. Otras veces las
molestias son inespecíficas y no nos orientan hacia el agente causal: mialgias (dolores
musculares), artralgias (molestias en las articulaciones) y escalofríos (temblores que
duran segundos o minutos con sensación de frío, castañeteo de dientes y, a veces
erección pilosa).
Toma de constantes vitales
Se registrará la temperatura, la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria y la
presión arterial. Estos parámetros nos permiten realizar una primera evaluación
objetiva de la gravedad del paciente.
Exploración física por aparato
Mediante la inspección (por ejemplo, de manchas en la piel), palpación (buscando
zonas dolorosas o inflamación de algunos órganos), percusión (en las gastroenteritis,
por ejemplo, al percutir se oye un sonido timpánico que traduce la producción de gas
por los gérmenes) y auscultación mediante fonendoscopio (en lesiones pulmonares
ocupantes de espacio, como la pus de una neumonía, no se oirá la entrada de aire).
Exploraciones complementarias
En ocasiones es necesario realizar análisis de sangre, orina, radiografías y otras
pruebas más específicas, como los cultivos del germen causante de la fiebre.
Tipos de temperatura
Tipos de Fiebre
Fiebre chikunguña
Fiebre aftosa humana
Fiebre aftosa del ganado (glosopeda)
Fiebre amarilla
Fiebre botonosa mediterránea
Fiebre de las Montañas Rocosas o fiebre manchada
Fiebre de Malta o fiebre mediterránea o enfermedad de Bang (brucelosis
humana).
Fiebre de origen desconocido (FOD)
Fiebre del heno (rinitis alérgica)
Fiebre eruptiva
Fiebre héctica
Fiebre hemorrágica del dengue
Fiebre hemorrágica viral
Fiebre intermitente
Fiebre paratifoidea
Fiebre puerperal
Fiebre Q
Fiebre reumática
Fiebre terciana
Fiebre tifoidea
Tratamiento de la fiebre
Hay que tener en cuenta que no siempre es necesario combatir la fiebre ligera
(décimas de fiebre), salvo en casos de embarazo, niños con convulsiones febriles o en
pacientes con enfermedad cardiaca, respiratoria o cerebral.
Medidas generales:
Mantener en ambiente no caluroso.
Hidratar adecuadamente al paciente.
Proporcionar una nutrición equilibrada.
Medidas físicas:
Disminución de la temperatura ambiental.
Compresas de agua fría sobre la superficie cutánea.
Ingesta de fármacos.
Baño corporal con agua templada.
Fármacos:
Paracetamol cada 4-6 horas, mejor así que de forma intermitente, pues
entonces se acentúan los escalofríos y los sudores. Se prefiere en principio
el Paracetamol en los niños porque no enmascara los signos inflamatorios y
presenta menos efectos secundarios indeseables.
Acido Acetil Salicílico cada 4-6 horas.
AINES (un grupo de fármacos llamados Antiinflamatorios No Esteroides"
entre los que se encuentran la Indometacina y el Ibuprofeno). Útiles para
tratar la fiebre de un proceso maligno.
Metamizol, útil bebido o en uso endovenoso con gotero.