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Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Departamento de letras
Asignatura: literatura latinoamericana
Catedrático: Carlos Obed Velásquez
Análisis de la obra: “historia verdadera de la conquista de nueva España”
estudiantes:
Loriel Sánchez /20143000276
Jader Javier Sánchez /200091004415

14/6/2018
Introducción

Este trabajo intenta reconocer en la vasta obra de Bernal Días del Castillo,
elementos de tipo literario. Para ello, se ha esbozado un marco conceptual
constituido por tres pilares fundamentales: el contexto histórico en la cual la
obra fue escrita y que nos ayuda a comprender la cosmovisión de Días del
Castillo (y de la mayoría de peninsulares) así como su limitada formación
académica del mismo, que determinan el estilo del relato histórico. El
segundo estaría constituido los diferentes enfoques con que el texto: “El
lenguaje literario en la historia de la conquista de la Nueva España y el viaje
a las Hibueras de Bernal Díaz del Castillo” que nos permiten reconocer a
partir de una teoría literaria, las cualidades estilísticas de la obra, evidenciada
en algunos fragmentos. Por último, un enfoque filosófico que intenta
reivindicar la obra literaria como obra de arte que no necesariamente debe
estar supeditada a una “intencionalidad” o a una escuela o movimiento
determinado.
Un atisbo literario a la “Historia verdadera de la conquista de Nueva
España”

1. Contexto histórico

Toda obra y todo autor son hijos de su tiempo. El contexto histórico


europeo en el que se enmarca el descubrimiento y la conquista de las
grandes civilizaciones americanos lleva sobre sus hombros todo el peso
de la edad media. Es decir, su visión de un mundo regido por la religión
y cristiana y su divinidad, así como un humanismo raquítico que impedía
al español hacer a un lado sus fueros de conquista y respetar la vida de
los indígenas.
El encuentro entre indígenas y españoles es mas bien un choque de
civilizaciones. Las cosmogonías, la idea del bien y del cosmos no son
universales. La ingenuidad de los indígenas hacia contraste con las
astucia y cinismo de los españoles. Sumado estas formas-de-ser propias
de cada continente, esta la basta experiencia bélica de los españoles
enfrascados en siete siglos de constantes luchas con los moros. Es
evidente que el español que llegó a América, si bien no sabia que arribaba
a un nuevo continente, despejada esa incógnita trazo en su mente una
estrategia y unas acticas de combate muy superiores al sistema bélico
indígena.
El hecho de que Bernal Días del Castillo, un soldado raso, haya
redactado la crónica acaso mas importante del descubrimiento y
conquista del reino de México es producto del poco o nulo interés por
parte de la corona española en documentar y comprender a ese nuevo
mundo que se vislumbraba. En sus navíos, pocos eran los hombres
cultivados en letras y muchos los diestros en las artes de la guerra. De ahí
nuestra pesquisa en intentar rastrear atisbos literarios en una
crónica/relación que surge de manera fortuita, y llevada a cabo por un por
hombre de “modestas letras” como el mismo lo confesara.

2. Intencionalidad

¿Hay un lenguaje literario en el texto celebre de Bernal Días del castillo? La


respuesta a esta pregunta es un tajante, sí. Sin embargo, surge de inmediato
un nuevo corolario de preguntas en torno a la empresa que nos interesa: ¿Qué
es lo literario? ¿hay diferencias entre la literatura y la historiografía? de ser
así, ¿cuáles son estas diferencias?
Dos piedras angulares se utilizaron para la elaboración de este trabajo:
primero el texto “Huellas de España en América” escrito por Alfredo León
Gómez y en segundo lugar, la humilde perspectiva filosófica-estética, que si
bien no es determinante (como nada en la filosofía lo es) resulta pertinente
para ubicar la obra de Bernal Diaz dentro de un espacio histórico-cultural y
además arrojar luz sobre el quehacer artístico y su terca intencionalidad de
conmover la sensibilidad humana.
Es esta palabra “intencionalidad” la que se utilizara como punto de partida
en la búsqueda de determinadas aptitudes y actitudes en Días del Castillo
como autor/artista. En la actualidad determinar lo que es o no “arte” es un
debate inacabable debido a las variadas y a veces antagónicas perspectivas
que los movimientos artísticos contemporáneos tuvieron del mismo. Un
factor genérico en medio de estos agudos contrastes es la idea de
“intencionalidad” y que a grandes rasgos no es mas el deseo que tiene el
artista de que su obra despierte en el espectador determinadas emociones o
ideas que trasciendan las formas mas crudas de la realidad. Las razones que
motivaron a Diaz del Catillo a escribir su obra no son en absoluto “artísticas”
más si lo son históricas.
Heródoto acaso el historiador de mayor peso en la tradición occidental
tampoco redacto sus “nueve libros de historia” para el deleite de las
sociedades mediterráneas. Su thelos (como lo será el de Días del Castillo) es
el de documentar la vida, las costumbres y los acontecimientos relevantes de
las diferentes culturas que visito. No obstante, para Plutarco, (historiador
romano) Heródoto parece mas un poeta que un historiador y el titulo de sus
nueve libros parece la suma de las musas griegas. Coleridge en cambio
nombra a Heródoto como el padre de la prosa. Los honores y las loas de
celebres escritores, hacen replantearnos la función definitoria de la
intencionalidad. En todo caso, la obra creada trasciende las intenciones del
autor, lo rebasa, y lo destierra de si misma. De ahí la necesidad de volver a
las cualidades literarias del texto, a su ritmo interno, a sus metáforas o
hipérboles que acuden a la pluma del autor como herramientas necesarias
para describir una realidad exuberante como debió serlo la virginal América.
El celo de historiador es también motivo para que Días del Castillo narre
su historia. El capellán de Hernán Cortés, francisco López de Gómara,
escribe el “Hispania Vitrix”; una historia general de las indias desde la
conquista hasta 1551. Crónica que será cuestionado fuertemente por Diaz del
castillo, dado que la considera inexacta puesto que coloca a Cortez como un
líder todo poderoso y coloca en un segundo plano a los soldados de bajo
rango.

Y lo bueno es que ensalzan a unos capitanes y abajan a otros y los que


no se hallaron en las conquistas dicen que fueron en ellas y también
dicen muchas cosas y de tal calidad, y por ser tantas y en todo no
aciertan, no declarare. Pues otra cosa peor dicen: que Cortes mando
secretamente barrenar los navíos; no es así puesto que por consejo de
todo los mas soldados y mío mando dar con ellos al través, a ojos
vistas, para que nos ayudasen la gente de la mar que en ellos estaban,
a velar y a guerrear. En todo escriben muy vicioso. ¿y para que yo
meto tanto la pluma en contar cada cosa por si, que es gastar papel y
tinta?

Es difícil saber si el deseo de pasar a la posteridad es un aliciente para Días


del Castillo; en cambio no podemos dudar de su preocupación por la
descripción verídica de lo acontecido. Al igual que Heródoto , Dias del
Castillo utiliza como principal fuente de documentación la observación
(opsis). De esta relación, Castillo-realidad, surge la contundente
exclamación “yo estuve ahí, por eso deben creerme”. Acaso esta
preocupación recurrente por el recuento de los hechos llevado a cabo por
otros españoles es otra forma de reconocer la importancia histórica que
tenían los acontecimientos vividos. Dicho de manera clara, Diaz del Castillo,
era consciente del impacto global de la conquista en toda la civilización
occidental. La historia, la ciencia, la filosofía, la religión, se verían
profundamente estremecidas con el “hallazgo” de un nuevo mundo, que por
si fuera poco, ha comenzado a ser esférico. Poco sabemos de la formación
académica de Días del Castillo, poco de sus gustos por la lectura o su mayor
o menor conocimiento de la producción literaria española propia de esa
época. A pesar de la sencillez académica de nuestro autor, el parece sentirse
llamado, ante la ineptitud de otros esfuerzos, a contar los pormenores de la
conquista. Se puede afirmar que hay un claro reconocimiento de la
trascendencia histórica de aquellos acontecimientos:
…y porque haya fama memorable de nuestras conquistas. Pues hay
historias de hechos hazañosos que ha habido en el mundo, justa cosa
es que estas nuestras tan ilustres se pongan entre las muy nombradas
que han acaecido.

3. Estilo, historia y literatura

De manera paralela a las pesquisas de carácter histórico, la obra de Días del


Castillo también escudriñada por la litera como ciencia. Según León Gómez,
lo primero que se ha intentado determinar es el carácter literario no literario
de lo que sería la formación textual de los escritos del descubrimiento y la
conquista.
El dilatado periodo de la conquista dio origen a una numerosa cantidad de
escritos que han sido conocidos como “cartas”, “crónicas” y “relaciones”,
teniendo todos ellos en común el descubrimiento y la conquista de las indias,
así como el marco cronológico, cultural, ideológico y motivacional que
movía a los autores de los mismos. Este “genero de indias” además, esta
caracterizado por ser estrictamente descriptivo y documental.
Se debe hacer énfasis en el hecho de que Bernal Díaz del Castillo, que fue
uno de los soldados que más participó en las jornadas de la conquista de
México en siglo XVI, nos relata una parte de la historia no tan conocida
como la que se nos da normalmente. Nos narra no solo la aventura que vivió
en la conquista, sino también los paisajes, las vivencias, los peligros y logros
en los que se vieron envueltos.
Cuando se habla del estilo de una obra, se entiende el conjunto de rasgos
que circunscriben la obra de un autor, en una escuela, una época o un género
artístico y que la diferencia de las demás. Si existe un estilo en Bernal Días
del Castillo, este es conciso. Es también llano, dada la escasez y la parquedad
de las imágenes que utiliza. El lenguaje en el que se encuentra escrito, aparte
de ser español antiguo corrido, son enumeraciones secas, parcas de noticas
sin méritos de exposición. Sin embargo, las características de una realidad
que superaba a la ficción volvían a la descripción más objetiva, un vuelo
creativo. Las descripciones de las batallas, las penurias, las fatigas y el
paisaje urgen de metáforas para poder ser construidas. A pesar de lo anterior
la trama épica cautica al lector y lo sumerge en una vorágine belicosa de
intrigas conspiraciones y engaños. Destaca el intento de Cortés por capturar
a Cristóbal de Olid que se había amotinado con una buena cantidad de
hombres. Cortés envía a Francisco de Las Casas que perdiendo la batalla
frente a Olid termina uniéndose a él.
También podemos encontrar en la narración de Días del Castillo, figuras
literarias e incluso atisbos de un estilo jocoso, alegre y pomposo. El sobrino
de Cortés pide cantando desestimar su empresa, a su petición cortes también
responde cantando:

“¡ay tío y volvamos!¡ay tío volvamos que esta mañana he visto una
señal muy mala! ¡ay tío y volvamos! A lo que cortes responde
cantando: “¡adelante mi sobrino¡ ¡adelante mi sobrino y no creáis en
agüeros, que será lo que dios quisiere¡”

La hipérbole se evidencia al deformarse la verdad por la exageración, pero


casi dos décadas de guerra podrían hacer del término mil una descripción
objetiva y no una exageración: “pues yendo en sus jornadas, el factor
Gonzalo de Salazar y el veedor chirino iban haciéndole mil servicios a
Cortés”.

Otro ejemplo de las características narrativas de la obra se muestra en el


segundo capítulo titulado “Del descubrimiento de Yucatán, y de un
reencuentro de guerra tuvimos con los naturales”. Desde el título se percibe
la metáfora en “sus naturales” hace referencia a los moradores originales
de ese lugar recién descubierto.

“y venían estos indios vestidos con unas xaquetas de algodón, y


cubiertas sus vergüenzas con unas mantas angostas” (Castillo, 1632,
p. 11).

Encontramos en esta cita una metáfora y una comparación que hace Bernal
en los indígenas respecto a sus atributos físicos íntimos.
El primer tomo del libro nos habla sobre los descubrimientos de los lugares
mexicanos y cómo sus habitantes defendías sus tierras.
“Y estando en las estancias y maizales, por mí ya dichas, tomando
nuestra agua, vinieron por la costa muchos escuadrones de Indios del
pueblo de Pontochan con sus armas de algodón… Y desde aquello
sentimos, bien entendimos que no se juntaban para hacernos ningún
bien… Y luego hechos sus esquadrones nos cercan por todas partes,
y nos dan tal rociada de flechas, y varas y piedras con sus ondas que
hirieron sobre ochenta de nuestros soldados”. (Castillo, 1632, p. 17).

Una parte fundamental de la historia es cuando entra en ella Hernán Cortés,


a quien ellos eligieron como capitán después de varias disputas, pero quien
los supo guiar y hacer buen contacto con los indígenas.

“Vinieron donde Cortés estaba y le sahumaron ya los soldados que


cerca dellos estábamos, y con grandes reverencias le dicen que les
perdones que no han salido a recibirnos, que fuésemos bienvenidos y
que reposásemos”. (Castillo, 1632, p. 50).

Este es un fragmento tomado del capítulo XXXVI Cómo vinieron todos los
caciques é Calanchonis del río de Grijalva, y truxéron un presente, y lo que
sobre ello pasó.
Otro punto de real importancia que habla Bernal Díaz del castillo es sobre la
llegada a Tenochtitlan:

“Al ver tantas ciudades y pueblos construidos en el agua, y otras


poblaciones en tierra firme, nos quedamos admirados. Hubo quienes
pensaron que se trataba de un hechizo, pues había grandes torres,
templos y pirámides erguidos en el agua. Otros se preguntaban si todo
eso no sería un sueño”.

Y la pequeña reseña no puede finalizar sin “La Malinche”. Indígena


traductora amante de Hernán Cortés. Esta mujer es punto de partida de
excesivas referencias literarias, pues según fuentes históricas indígenas es
una leyenda, más las fuentes españolas se basan en los manuscritos
medievales que de ella hablan.
Entre las negociaciones de paz que hubo entre los conquistadores y los
indígenas, ofrecieron estos a aquellos muchas joyas, alimentos y veinte
mujeres esclavas entre las que se presentaba Malinche. Algunos días después
la expedición llegó a donde hoy es el puerto de Veracruz ahí los recibió
Moctezuma, que solicitaba hablar con Cortés. Como Moctezuma hablaba
solamente Náhuatl les fue imposible traducirlo. En ese momento Malinche,
alzó la voz y tradujo el mensaje al Maya y Aguilar, traductor conquistador a
su vez la tradujo en español. Desde ese entonces Malinche se convirtió en
una pieza clave de la conquista. A partir de ese momento los españoles la
comenzaron a llamar doña Marina tal cual como llamaría a una mujer de la
alta costumbre española. Después de la conquista de Tenochtitlán en 1521
tuvo un hijo con Hernán Cortés. Aquí un fragmento:

Antes que más meta la mano en lo del gran Montezuma y su gran


México y mexicanos, quiero decir lo de doña Marina, cómo desde su
niñez fue gran señora de pueblos y vasallos y es de esta manera: que
su padre y su madre eran señores y caciques de un pueblo que se dice
Painala…y la doña Marina tenía mucho ser y mandaba absolutamente
entre los indios en toda la Nueva-España. Y estando Cortés en la
provincia de Guazacualco, envió a llamar a todos los caciques de
aquella provincia para hacerles un parlamento acerca de la Santa
doctrina y sobre su buen tratamiento, y entonces vino la madre de doña
Marina, y su hermano de madre Lázaro, con otros caciques. Días había
que me había dicho la doña Marina que era de aquella provincia y
señora de vasallos, y bien lo sabía el capitán Cortés, y Aguilar, la
lengua; por manera que vino la madre y su hijo, el hermano, y
conocieron que claramente era su hija, porque se le parecía mucho.
Tuvieron miedo della, que creyeron que los enviaba a llamar para
matarlos, y lloraban; y como así los vio llorar la doña Marina, los
consoló y dijo que no hubiesen miedo, que cuando la traspusieron con
los de Xicalango que no supieron lo que se hacían, y se lo perdonaba,
y les dio muchas joyas de oro y de ropa y que se volviesen a su pueblo,
y que Dios le había hecho mucha merced en quitarla de adorar ídolos
ahora y ser cristiana, y tener un hijo de su amo y señor Cortés, y ser
casada con un caballero como era su marido Juan Jaramillo que
aunque la hiciesen cacica de todas cuantas provincias había en la
Nueva-España no lo sería; que en más tenía servir a su marido e a
Cortés que cuanto en el mundo hay; y todo esto que digo se lo oí muy
certificadamente, y así lo juro, amén. Y esto me parece que quiere
remedar a lo que le acaeció con sus hermanos en Egipto a Josef, que
vinieron a su poder cuando lo del trigo.

Conclusiones

La obra de Bernal Días del Castillo es sin duda de mayor relevancia histórica
que literaria. Sin embargo, es preciso reconocer la asombrosa capacidad
descriptiva. El desarrollo cronológico y veraz de los acontecimientos que
Días atestiguo, evocan de alguna manera las intrigas, los juegos mentales,
las tretas militares, traiciones y venganzas presentes en algunas obras
relevantes de la literatura universal. la historia verdadera de la conquista de
nueva España es de alguna manera, un tímido precursor de la cosmovisión
literaria Latinoamericana.

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