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Burbujas nanotecnológicas para

recuperar lagos contaminados


por Jeanfreddy Gutiérrez Torres en 11 Noviembre 2015

https://es.mongabay.com/2015/11/burbujas-nanotecnologicas-para-recuperar-lagos-
contaminados/

 Morikawa diseñó un sistema que combina la nanotecnología con sistemas


biológicos que aprovechan los materiales locales para purificar el agua del
humedal de una forma más económica, rápida y eficiente.
 Su metodología genera dudas y críticas en algunos actores, ya que no ha
publicado ningún artículo científico al respecto.
 Ahora se ha propuesto descontaminar el Lago Titicaca empezando por uno
de los puntos críticos -- la Bahía Interna de Puno (BIP).

Un documental de NatGeo Latinoamérica sorprendió al Perú con la hazaña de


un hombre. Marino Morikawa, un científico peruano-japonés, se había
empeñado en recuperar sin ayuda el humedal El Cascajo, a tan solo metros del
Océano Pacífico, en el litoral del distrito Chancay en la provincia de Huaral del
Departamento de Lima, Perú.

El lago, que de niño visitaba para pescar con su padre, se encontraba


completamente verde en lugar del recordado azul marino. Estaba eutrofizado
— cubierto de una especie de lechuga acuática conocida como Pistia Stratiotes
— una clara señal de contaminación ambiental por exceso de nutrientes, que al
impedir que la luz del sol penetre en el agua, reduce la cantidad de oxígeno
disuelto — lo que es fundamental para la vida.

Morikawa cuenta que se hincó al ver el lugar, en 2010, sorprendido después de


dos décadas de su última visita. “Le pedí perdón y empecé a estudiarlo”. Lo
que encontró fue que el cuerpo de agua, que proviene de 30% de infiltración
salina de la costa y 70% del río Chancay, estaba afectado por tres fuentes
contaminantes: aguas cloacales sin tratamiento, un criadero de animales
(porcino, vacuno y bovino) de una invasión que había llegado en los años 80 y
un vertedero de basura a cielo abierto. Conjuntamente, todos aportaban una
alta carga bacteriana.

“Allí se bañaban y defecaban los cerdos, que también eran abandonados allí
envueltos en bolsas plásticas cuando morían, mientras algunas empresas
cercanas lanzaban sus desechos”, dijo Morikawa. “Así que me fui a tocar
muchas puertas e incluso hablé con el alcalde, quien me dijo que estaba loco,
que la gente salía de allí con sarna”, cuenta aún con asombro, cinco años
después.

Así lucía el Humedal El Cascajo antes de la llegada de Morikawa, casi totalmente cubierto
de lemna o plantas acuáticas. Foto cortesía de Marino Morikawa.

Las cuadrículas hechas con bambú para sectorizar el lago, que ahora Morikawa dice que
podría tener 70% de nueva “lechuga de agua” por falta de mantenimiento. Foto cortesía de
Marino Morikawa.

Nanotecnología ecológica

Los datos científicos eran alarmantes. El índice de Demanda Química de


Oxígeno (DQO), que se espera esté entre 1 y 8 miligramos por litro (mg/L) y en
el agua radical puede alcanzar un valor entre 900 y 1000, se encontraba en
1380 en julio de 2011. Mientras tanto, los niveles de nitrógenos totales (NT)
que alimentan a la lechuga acuática y provienen principalmente de las
deposiciones humanas, estaban en 167, aunque la norma ambiental japonesa
lo ubica como deseable en menos de 1 mg/L.

Además de voluntad y sentimiento de pertenencia, Morikawa emprendía esta


tarea con una amplia experiencia académica. Es profesor de la Universidad de
Tsukuba, Japón, donde llegó en 2007 para estudiar ciencias de la humanidad y
ecosistemas. Allá llegó después de haber observado que en las empresas
donde había trabajado se vertían efluentes en los ríos sin demasiada
preocupación. También formó parte de equipos científicos de alto nivel para
monitorear el Humedal Ichkeul y el Lago Bizerte en Túnez y el río Matanza-
Riachuelo en la provincia de Buenos Aires, Argentina.

Con el conocimiento adquirido, diseñó un sistema que combina la


nanotecnología con sistemas biológicos que aprovechan los materiales locales
para purificar el agua del humedal de una forma más económica, rápida y
eficiente que las opciones existentes en el mercado actual. Su técnica consiste
en el micro-nano-burbujeo y los bio-filtros para reducir la carga contaminante.
En contraste, otras técnicas en el mercado permiten que las pequeñas
burbujas “envuelvan” a los contaminantes, llevándolos a la superficie.
Con tan sólo un grupo de amigos, Morikawa dividió El Cascajo en ocho áreas
mediante cañas de bambú. Esta sectorización cumplía una doble función:
como barrera física para que las plantas acuáticas superficiales no invadieran
las áreas que se limpiaban y como un filtro natural para las partículas
suspendidas en el agua.

Marino
Morikawa, un PhD que volvió a Perú para usar la nanotecnología para salvar un humedal
de su infancia. Foto cortesia de Marino Morikawa.

De la invasión al abono orgánico

El Cascajo se empezaba a transformar, y el ejemplo contagió a los habitantes


cercanos. Lograron sacar 290 toneladas de la lechuga acuática, con lo que se
hizo abono orgánico que fue usado junto a la municipalidad para recuperar
zonas áridas y desérticas para la agricultura, otra de las líneas de investigación
de Morikawa. En el artículo científico “Hydrogen production by anaerobic co-
digestion of rice straw and sewage sludge” (2011), demostró el potencial para
hacer etanol. “Usando 10 kilos de lechuga en un biodigestor, logramos producir
gas metano suficiente para alimentar una bombilla LED durante un mes y cinco
días en un experimento”.

En los primeros espejos de agua insertó envases hechos con arcilla local, para
que actuaran como biofiltros que lograran absorber metales como cadmio y
plomo, microorganismos y carga inorgánica. Con una bomba de aire como las
usadas para pintar, un motor electrógeno y varias mangueras que compró en
una ferretería, emuló la oxigenación de una pecera casera, para implementar la
técnica del micro-nano-burbujeo.
Su metodología genera dudas y críticas en algunos actores, y de no haber
publicado ningún artículo científico al respecto, Mirian Arce, representante del
Comité de Vigilancia Ambiental del Humedal de Santa Rosa — que reclama así
un nombre distinto para el lugar — ha señalado en distintas ruedas de prensa
que el lugar no se ha descontaminado. Por otro lado, han señalado que
biólogos como Beatriz Alcántara y Héctor Aponte del Gobierno Regional de
Lima ya habían encontrado aves entre 2007 y 2009, años antes de la llegada
de Morikawa.

Bombardeo de radicales libres

Morikawa usa un ejemplo simpático para explicar el tamaño de las


micronanoburbujas, que son la millonésima parte de un metro. “Son muchísimo
más pequeñas que las que ves en una gaseosa”, explicó. Formadas de iones
electrolíticos, actúan como una especie de imán de virus y bacterias que se
adhieren a su superficie, para entonces estallar liberando las partículas con
carga negativa, conocidas como radicales libres, que exterminan a estos
patógenos.

Ernesto José González Rivas, experto en ecología de aguas y de ecosistemas


lóticos (ríos, arroyos o manantiales) y quien trabaja en el Instituto de Biología
Experimental de la Universidad Central de Venezuela, certifica la utilidad de la
técnica. “La generación de burbujas generan una cortina de aire en el agua,
que inactiva el fósforo — gran responsable de la eutrofización — que al
oxidarlo no es soluble, así que no puede ser usado por los productores
primarios (fitoplancton y plantas acuáticas) y se precipita a los sedimentos. La
oxigenación también ayuda a degradar la materia orgánica, así que sólo la
aireación es altamente efectiva como hicimos en el Embalse de Pao-Cachinche
(ubicado en Carabobo, al centro de Venezuela). En el caso del humedal, es un
sistema [que actúa por encima de la superficie], así que es relativamente más
fácil”, le explicó a Mongabay.

El profesor Alfonso Gañán-Calvo, catedrático de la Universidad de Sevilla, ha


trabajado en proyectos de micro y nanotecnologías para aplicaciones
biomédicas, biotecnológicas y de salud pública. Es presidente fundador de
Ingeniatrics Tecnologías, una empresa que posee la plataforma tecnológica
para la producción de micro/nano gotas, partículas o cápsulas con estructuras
internas complejas. Tras escuchar la participación de Morikawa en un evento
TEDx en Chancay, felicitó su idea aunque señaló que no poseía suficientes
datos para hablar en detalle.

“En principio, con los medios que menciona es cierto que se pueden producir
microburbujas utilizando un invento mío: Flow Focusing, muy conocido en la
literatura científica”, apuntó. Añade que la idea de la “microbomba” para
destruir patógenos requiere de una tecnología que no está especificada por el
científico japonés, pero que ya habría sido considerado por su empresas y
otras más como método de control biológico.

La mancha blanca

En enero de 2013 otra llamada telefónica lo volvió a hacer volar de emergencia


a Perú.

El Cascajo estaba completamente blanco. Morikawa temió que fuese cloro,


comúnmente usado para la potabilización de agua, que en exceso resulta
perjudicial. Pero lo que descubrió fue que miles de garzas habían vuelto al
humedal, señalando el retorno del equilibrio ambiental perdido. Entonces
encontró 400 distintas especies de aves, migratorias y endémicas, e incluso
tres especies de peces. “Llegaron las gaviotas de Franklin, que vienen desde
Estados Unidos y se contabilizaron más de 60 mil aves de enero a marzo”,
precisa.

“Lo dejé 95% limpio hasta 2013, cuando debí volver a Japón. Entonces le dejé
el proyecto documentado a la alcaldía y la población, quienes debían hacer el
mantenimiento”.

Esta labor ha sido reconocida ampliamente. Gracias a su trabajo, Morikawa


ganó la Medalla de la Orden al Mérito a la Investigación e Innovación
Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Tecnológica (CONCYTEC), como uno de los tres mejores científicos del Perú
en 2014.
Sectorizar evita que las plantas acuáticas vuelvan a las zonas ya liberadas de la misma. Foto
cortesia de Marino Morikawa.

Objeciones alternas

Williams Jurado Zevallos preside el Comité de Vigilancia Ambiental del


Humedal de Santa Rosa. Su objeción se basa en un examen de calidad de las
aguas superficiales, solicitado por la Gerencia de Recursos Naturales y Gestión
de Medio Ambiente de la Región Lima fechado en febrero de 2014.

Entre las conclusiones del documento, confirma que “los elevados niveles de
parámetros bioquímicos evidencian un proceso eutrófico y anóxico” pero
matiza al revelar que al estar el humedal en su nivel más bajo del año
“pareciera ser un comportamiento natural como para de su ciclo” por lo que
mostraría una más alta concentración de microorganismos y metales pesados
como cadmio y plomo. Además advierte que “la alta concentración de
coliformes fecales cerca a la población y a la tubería de desagüe” podrían
provenir de humanos o animales domésticos. El texto también alerta sobre la
permanencia de un “botadero ilegal de residuos sólidos”.

Limpiar el Titicaca

En abril de 2015, Morikawa conformó una empresa llamada Nano+7 junto a


dos firmas japonesas y una peruana que le den carta aval para trabajar,
además de solicitar los permisos necesarios. Tras cinco años de visitas, ahora
se ha propuesto descontaminar el Lago Titicaca empezando por uno de los
puntos críticos — la Bahía Interna de Puno (BIP), que está separada por una
barrera natural que concentra los contaminantes provenientes de la minería
ilegal, el vertido de aguas residuales e industriales sin tratamiento. Junto a la
presencia de la lenteja de agua producto de la eutrofización, se agrega la
presencia de la bacteria Microcystis, una toxina que puede producir daños en
el sistema digestivo, irritación y alergias.

“Supuestamente va a reducir 60% de la carga contaminante; voy a aplicar una


tecnología en éstas para que sean mejor. Esto demora entre dos a tres años”,
ha matizado Morikawa al respecto.

Alfredo Mamani Arias, director de la Autoridad Binacional Autónoma del


Sistema Hídrico del Lago Titicaca, Rio Desaguadero, Lago Poopó y Salar de
Coipasa (ALT), difiere de Morikawa. “No se puede descontaminar lo que no
está contaminado”, ha dicho, al señalar que solo el 5% del Titicaca ha
demostrado valores fuera de norma ambiental, en puntos específicos, que
incluyen la desembocadura del río Ramis y la bahía interior de Puno, así
como la bahía de Cohana y en Copacabana en el lado boliviano. En un
informe ambiental de 2014, el ente habría encontrado “un nivel alarmante” de
contaminación por efluentes industriales como hierro, plomo, arsénico, bario y
zinc desde la ciudad boliviana de El Alto.

Mamani lo llamó un “cóctel mortal de sulfuro de hidrógeno” que afectaba a flora


y fauna pero que alcanzaba “solo 1% del cuerpo de agua”. Arturo Muñoz,
biólogo e investigador del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny en
Bolivia, ha alertado sobre el mayor peligro de extinción de la rana gigante del
Titicaca (Telmatobius celeus), por las condiciones ambientales del cuerpo de
agua mientras que en 2012 la ONG Global Nature Fund, lo consideró “Lago
Amenazado” por la presencia de contaminación bacteriológica producto de la
minería informal, los vertederos de basura y los desagües cloacales.

En octubre de 2015, la ALT inició el proyecto piloto “Recuperación de


Ecosistemas Contaminados”, según detallaron a Mongabay. Advierten que
Morikawa no podría “atribuirse actividades que no siguen la línea de las
estrategias institucionales ya en curso”.

El trabajo del científico peruano-japonés — que comenzará en enero de 2016


— incluye el trabajo de cuatro PhD japoneses, más de 3 mil voluntarios y la
formación de estudiantes de varios colegios locales en materia de reciclaje y
emprendimiento.

Morikawa ha pedido un poco de paciencia para terminar de patentar sus


invenciones, que asegura que transformarán tanto el mercado como la forma
de limpiar hábitats naturales. “Lo que me importa es que la gente está
cambiando. A su ritmo, lo que require el aprendizaje natural”, añade.

“Los propios chanceros se nos unieron más tarde”, cuenta Morikawa sobre los vecinos que
viven en las riberas. Foto cortesia de Marino Morikawa.

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