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Introducción
“Este pueblo he creado para Mí, mis alabanzas publicará..." Isaías 43:21. “Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable...” 1 Pedro 2:9.
¿Que es la Alabanza?
Para empezar trataremos de definir el término alabanza. El término en
castellano es definido de la manera siguiente: Alabanza: Elogiar con palabras,
enaltecer, loar. (Diccionario el Ateneo) Para tratar de comprender el significado
podemos también buscar el término en su forma verbal:
Alabar.- tr. y r. Celebrar con palabras. ALABÓSE su gesto; sinón.: elogiar,
encomiar; antón.: censurar, criticar. // r. Jactarse. SE ALABA de ingenioso;
sinón.: alardear, preciarse. // Deriv. : alabamiento. (enciclopedia Premier)
¿Cuáles son maneras Bíblicas de alabar a Dios? Antes de iniciar esta sección,
tratemos de olvidar nuestros prejuicios, nuestros conceptos, criterios y
opiniones; y tengamos una mente abierta a lo que la Sagrada Escritura enseña
con respecto a las costumbres bíblicas que se practicaban en el pueblo de
Israel y en la iglesia neotestamentaria que continuación se mencionan:
I. En todo tiempo. Salmo 34:1, Salmo 119:62.
Con lo que decimos. Salmo 145:4-7.
Con todo el corazón. Salmo 9:1, Salmo 111:1, y con un corazón recto Salmo
119:7.
Con cantos. Salmo 92:1, Salmo 104:33,34; Salmo 147:1.
Con Inteligencia. Salmo 47:1, 6 y 7.
Batiendo las manos. Salmo 47:1.
Con Instrumentos. Salmo 150:3-6, Salmo 33:1-3.
Con danza. Éxodo 15:20, Salmo 150:4.
Con Alegría, gozo y aún Júbilo. Salmo 32:11, Salmo 95: 1-3.
Aplaudiendo. Salmo 98:4-6.
Alzando las manos. Salmo 63:3-4, Salmo 134:1-2.
Conclusiones:
La alabanza a Dios no debiera ser algo que hacemos solo los días domingo, la
alabanza a Dios debe ser nuestro estilo de vida, porque un corazón agradecido
con Dios rebosa de alabanza y bendición, y esta actitud en nosotros redundará
en edificación y ánimo a la vida de los que nos rodean y además estaremos así
cumpliendo uno de los propósitos por los cuales nuestro sabio Dios nos ha
hecho existir.
UN ADORADOR QUEBRANTADO
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines;
cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus
pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo,
santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los
quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo
hombre inmundo de labios, y habitando en pueblo que tiene labios inmundos,
han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. (Isaías 6:1-5)
Dios nos quebranta de diferentes maneras: a través de las situaciones que nos
rodean, por el resplandor de su gloria o simplemente hablándonos cuando nos
encontramos en una circunstancia en la que sentimos que lo hemos arruinado
todo. Pero Él jamás nos deja en ese lugar por mucho tiempo. “Por la noche
durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría” (Salmos 30:5). Habitualmente,
cuando Dios pone sobre nuestras vidas su mano de disciplina, a esta le sigue
rápidamente su mano de ternura. En Isaías 40, el pueblo de Dios pudo
comprobar esta verdad. Después de una serie de duras reprimendas sobre el
final del capítulo 39, viene una dulce y refrescante palabra: “Consolaos,
consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén;
decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado;
que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isaías
40:1-2).
A veces, sin embargo, se nos deja caminar con una especie de “renguera”. Nos
desplazamos dentro de una nueva temporada, aunque Dios deja un
recordatorio de la obra que Él ha hecho en nosotros. El apóstol Pablo estaba
caminando con una “renguera” o – como él la describía – “un aguijón en mi
carne”, que suplicaba le fuera quitado (2 Corintios 12:7). Pero Dios dejó en
claro que este era un recordatorio de su debilidad, y pronto Pablo mismo
comenzó a verlo como aquello que lo guardaba de enorgullecerse (2 Corintios
12:8-9).
Ocasionalmente, mi tendinitis reaparece y, de hecho, me duele bastante hoy
mientras escribo esto. Los doctores han dicho que siempre seré propenso a
esto. Quizás un día quede completamente sano – realmente lo espero – pero
por ahora cada vez que me molesta, recuerdo todo lo que Dios me habló en
aquella situación.
ADORADORES Y ADORACION
No hay tarea más noble ni actividad más provechosa que adorar al único Dios
vivo y verdadero. Adorar a Dios produce un enriquecimiento perdurable y un
fortalecimiento interior generados por una relación íntima y armoniosa con el
creador. Pero ¿qué es adorar? Solamente la Biblia establece las pautas para
una definición correcta de adoración. Rendir homenaje, alabanza,
reconocimiento, culto y exaltación al Dios soberano. Adorar no es una
ceremonia litúrgica sino un acto del ser interior. Los vocablos adorar y
adoración son de uso común entre los cristianos, pero la comprensión de ellos
no está del todo claro. Muchos confunden adorar con ciertos espectáculos
religiosos donde se desbordan las emociones.
Dios quiere sentar bases bíblicas para recuperar una vida de adoración, tanto
en el hogar como en la iglesia. Es necesario tener una filosofía clara de la
verdadera adoración. El hecho sencillo es que Dios hoy, al igual que en
tiempos pasados, sigue buscando adoradores que le adoren en espíritu y en
verdad. Adorar a Dios no es la ejecución de un rito litúrgico sino una realidad de
íntima comunión con Él. El hombre fue creado con el propósito primordial de
rendir homenaje al único, eterno y sabio Dios en conformidad con la verdad
que El mismo ha revelado en su Palabra. Esa adoración debe ser tanto
personal como colectiva, pero siempre debe hacerse de manera que le agrade
a Él. La Biblia enseña la unidad de Dios como su esencia tripersonal. Dios es
Padre, hijo y Espíritu Santo en cuanto a personas, pero es una sola esencia
divina. La Fe cristiana es fundamentalmente trinitaria.
El cristiano que sabe adorar se acerca a Dios Padre por medio del hijo y en el
Espíritu Santo. De este modo puede adorar a Dios plenamente.
La realidad del pecado en la experiencia humana imposibilita que el hombre
pueda acercarse a Dios por sus propios méritos. El ser humano no es capaz de
buscar a Dios porque el pecado se lo impide. Dios, sin embargo, se ha
acercado al hombre. Lo ha hecho de manera personal mediante la encarnación
de Dios el Hijo. Además, Dios ha revelado al hombre su voluntad en las
Escrituras.
Walter Rumierk
Director “Congreso de Adoradores Trayendo el Arca”
wrt7@hotmail.com
DEFINICIÓN:
Los grandes momentos de quebrantamiento, entrega apasionada, devoción
profunda y compromiso con la santidad de Dios que acontecieron en la historia
de la fe tuvieron lugar siempre que el pueblo de Dios pudo ver el trono, y temió
delante de aquel que esta sentado en él.
INTRODUCCIÓN:
Dios quiere producir una adoración integral. Una ADORACIÓN que proceda del
trono de Dios. Esta adoración reafirmará la gloria de Dios, hará que nuestra
vida sea transformada, que nuestras congregaciones experimenten la realidad
de la presencia de Dios, que nuestras ciudades y naciones se dispongan para
que la salvación de Dios se manifieste.
DESARROLLO:
El trono esta en el centro de todos los acontecimientos de la historia que
legítimamente podemos llamar avivamientos. ¿Que ha sucedido cuando Dios
ha decidido visitar a su pueblo? El mismo ha producido un fuerte despertar, una
clara percepción en cuanto a que hay alguien en el trono, y que ÉL es Santo,
Santo, Santo. Mientras adoramos a ese que esta en el trono ÉL volverá a
visitarnos como antaño.
Nuestra adoración debe producir más causas que efectos. Nuestra adoración
no deberá ser solo un desborde de emociones pero sin consecuencias
profundas en cuanto a un cambio de vida en aquellos que asisten a nuestras
reuniones. Dios quiere que nuestra adoración en Espíritu y en Verdad haga que
nos sometamos a su palabra, que andemos en el espíritu y que pronunciemos
un “amen” a la totalidad de la voluntad de Dios para nuestras vidas.
CONCLUSIONES:
La adoración sin una percepción del trono puede producir que se cante mucho
pero que se adore poco. Que se grite mucho pero que se llore poco. Dios no
quiere que al nosotros ignorar a Aquel que esta en el trono reemplacemos el
sonido de su presencia por nuestro propio sonido que muchas veces resulta
extraño frente a la santidad de Dios.
BASE BÍBLICA:
Apocalipsis 4, Isaías 6.
APLICACIONES PRÁCTICAS:
Necesitamos volver a anhelar el tener “Encuentros con Dios” de una manera
personal e íntima. Cada encuentro producirá un sometimiento a la voluntad de
Dios y al cumplimiento del propósito de Dios para nuestra vida.
Necesitamos traer el arca de Dios a nuestras casas y desde allí levantar un
altar de adoración a Dios. Una adoración que se expresa en el servicio y en
acciones y actitudes que honran el nombre de Dios.
Necesitamos entender que la adoración verdadera producirá ministros y
ministraciones enmarcadas por un carácter santo e integro y no solo por un
derroche de dones y talentos.
LA PERCEPCIÓN DEL TRONO
El trono esta en el centro de todas las cosas. Sin una percepción clara de él,
nuestra adoración y práctica cristiana se puede corromper. Sin el temor y el
temblor que viene por una genuina percepción del carácter y la santidad de
Dios, cualquier tipo de alegría que la iglesia experimente no será sino euforia.
Dios primero establece su orden, luego manifiesta su gloria pero cualquier
manifestación irreverente ante esa manifestación acarrea el juicio de Dios.
¿Qué deberíamos hacer para experimentar el avivamiento y la adoración que
proceden del trono?
La primera respuesta sería: “Estar abiertos al mover del Espíritu. Su palabra
dice: el viento sopla de donde quiere, y aun oyendo su sonido no sabes de
donde viene ni para donde va. Dios es libre, misterioso y nosotros queremos
que sea como nosotros para ahorrarnos el camino de ser transformados.
Cuando queremos encajonar a Dios, el ya se ha salido, pero en nuestro intento
de manejarlo a nuestro antojo y parecer construimos muy fácilmente una
imagen distorsionada de Él”.
La segunda respuesta sería: Teniendo claro lo que fluye y emana de ese trono
y de aquellos seres que están alrededor de él para entender claramente la
importancia de exponernos delante de ese trono pudiendo expresar, manifestar
y reflejar una adoración integral, en espíritu y en verdad.
APOCALIPSIS 4: 2-3: Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono
establecido en el cielo, y en el trono uno sentado. Y el aspecto del que estaba
sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del
trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.