Sunteți pe pagina 1din 22

PAUTAS PARA LA ELABORACIÓN DE LA ANAMNESIS

LA HISTORIA CLINICA

Resumen tomado de las pautas propuestas por el Doctor Carlos Alberto


Seguín.

Es una breve historia clínica la que nos permite ver al hombre detrás del caso
clínico y comprende el caso clínico en función del hombre.

Formalmente, la historia clínica clásica y la hecha siguiendo las normas de la


orientación psicosomática son parientes. Ambas constan de diferentes partes,
colocadas generalmente en el orden pre-establecido.

I. Anamnesis
II. Examen físico
III. Examen de laboratorio
IV. Procedimientos complementarios
V. Evolución
VI. Terminación

El análisis de ellas nos lleva sin embargo, a encontrar diferencias. Estas


diferencias son fundamentales en la anamnesis, parte principal de toda historia
y especialmente importante en este caso.

LA ANAMNESIS PSICOSOMÁTICA

La principal preocupación de obtener una “buena” anamnesis era la de


coleccionar datos sobre síntomas o enfermedades, olvidándose completamente
de hombre que los presentaba. La de la medicina actual es la de conocer al
paciente historiado como un ser humano, como un individuo que tiene una
biografía en la cual se encuentra, en medio de otros datos tanto o mas
importantes, los síntomas y las enfermedades.

Si revisamos las obras de semiología mas conocidas, encontramos una


variedad de puntos de vista y una serie de consejos sobre lo que la anamnesis
debe ser y contener. En ellos, sin embargo, se toma casi exclusivamente en
cuenta lo que pudiera volver como “antecedentes psicológicos”, sin dar ninguna
importancia al enfermo como una persona. Una anamnesis hecha de esa
manera es mutandis, la que un veterinario varía tomando los datos al dueño de
un caballo o de un perro enfermo. Ni más ni menos. El sabio medico no se ha
preocupado ni un solo momento en ver al hombre que tiene la enfermedad, de
pensar que es hombre no solo ha pasado a través de la vida siendo expuesto

Al raquitismo o ala guerra, si no que ha vivido y que sus vivencias no son tan
importantes para comprender su enfermedad actual como su exposición a
tóxicos o microbios. Recordemos siempre que el enfermo es un ser humano al
que debemos comprender y tratar como tal y adoptaremos con ellos la actitud
justa ante el interrogatorio.

El punto de vista terapéutico. Si el médico ha sido capaz de obtener el rapport


del paciente, si este ha sentido que tiene en frente, no ha un preguntón
impersonal si no ha un amigo, sedera a la necesidad experimentada por todo
ser humano “franquearse” a dar salida a la presión que sus preocupaciones
han estado manteniendo. Nos dirá muchas veces, en medio de lagrimas, “su
secreto” y al hacerlo, si encuentra en su interlocutor la actitud justa, se sentirá
enormemente tranquilizado “como si se hubiera quitado un peso de encima”.
Sentimientos de culpa tendencias agresivas contenidas, temores
sobrevalorados, al ser expuestos y “vividos” frente a un observador humano y
comprensivo, perderá su fuerza y el paciente se sentirá realmente liberado. Es
la conocida “catarsis” de tan decisiva favorable. Si se produce, basta muchas
veces para que un ser que viniera a vernos deprimido y angustiado, abandone
la entrevista “cambiado” por la descarga de presiones emocionales hasta
entonces contenidos. La sensación de tranquilidad que ello produce, actúa
sobre “la tranquilidad” del enfermo-hombre produciendo incluso cambios en el
equilibrio neuro-vegetativo que, al traducirse en regulaciones metabólicas y
endocrinas, realiza un verdadero milagro de mejoría psicosomática.

La técnica del interrogatorio

Al acercarnos al enfermo, debemos saber oralmente que es lo que vamos a


preguntar y para ello necesitamos un plan perfectamente definido.
Establecemos ante todo lo que por medio del interrogatorio queremos obtener.
Ello es, por supuesto, un conjunto de datos que nos permita orientarnos en el
diagnostico de la “enfermedad actual”. Algunos de estos datos se refieren a los,
“antecedentes patológicos” pero, al lado de ellos, hay muchos otros que se
refieren al enfermo en si, al paciente como una totalidad.
Condiciones para llenar un plan interrogatorio:

1. Proporcionar un medio para el conocimiento del paciente como ser


humano individual, actuando en un medio ambiente definido, es decir,
poder comprenderlo como una personalidad.
2. Obtener todos los datos necesarios para una buena anamnesis médica.
3. Ser fácilmente aplicable, evitando el dar la impresión de un interrogatorio
judicial.
4. Permitir la discusión de tópicos “difíciles” entre los que se encuentran en
primer término, la cuestión sexual.
5. Tener en cuenta el factor tiempo.

La objeción principal a todo intento de ser obligatoria la anamnesis


psicosomática, ha sido siempre el que ella toma demasiado tiempo. Para los
que, actuando en un hospital general de gran movimiento, vemos
continuamente como un interrogatorio deficiente en el sentido psicosomático
hace que un enfermo pierda y haga perder muchas horas a muchos médicos
sin ningún provecho, esa objeción no es valedera. Estamos convencidos de
que el “perder” una hora en una anamnesis nos hace generalmente ganar
muchas durante el tratamiento, no solo por que nos permite llegar a un
diagnostico y a una terapéutica mejor orientados, si no por que coloca al
enfermo en tal relación con su medico que le permite ayudarlo y cooperar
eficazmente, a parte del poderoso efecto psicoterapéutico que ello implica.

Los temas básicos alrededor de los que giran nuestro interrogatorio serán:

1. Enfermedad actual
2. Historia familiar
3. Niñez
4. Educación
5. Trabajo
6. Cambios de residencia
7. Enfermedades y accidentes
8. Vida sexual
9. Hábitos e intereses
10. Actitud para con la familia
11. Actitud frente a la enfermedad
12. Sueños

La experiencia nos ha enseñado que el orden de estos tópicos es el más


lógico, facilita el interrogatorio y evita esa impresión de esa encuesta judicial a
que nos hemos referido; su secuencia es natural y nos permite obtener de una
manera ordenada los datos necesarios.
Algunos problemas que debemos considerar

¿Debe escribirse delante del enfermo lo que él va diciendo? A primera vista la


respuesta justa pareciera la negativa. Así lo creíamos al principio y durante un
tiempo, redactamos la anamnesis solo después de que el enfermo se había
retirado.
La experiencia nos ha enseñado que ello no es indispensable.
En la mayoría de los casos, por el contrario, parece que el enfermo ve mas
interés en el medico si este escribe todo lo dicho, da la sensación de ser
importante y muchas veces el paciente se resiente de que el medico haya
dejado pasar algunas de sus afirmaciones sin anotarlas. Hacemos una
excepción con los datos de la vida sexual, cuando ellos son manifiestamente
penoso, en estos casos dejamos de anotar, a veces abandonamos
ostensiblemente el lápiz durante el interrogatorio de esa parte, lo que no impide
que, ya sea inmediatamente luego de hacer alguna pregunta sin importancia, o
después, cuando el enfermo no a retirado, registremos cuidadosamente todo
lo obtenido.

Otra cuestión practica e interesante es la de presencia de otra persona durante


la entrevista. A de experiencia nos permitimos afirmar, que, en la generalidad
de los casos (hay excepciones), la presencia de una tercera persona, en
ciertas condiciones, no influye mayormente. En nuestro servicio hospitalario
una secretaria se encuentra rutinariamente presente y es la que toma
taquigráficamente las palabras del paciente, mientras que el medico interroga.
En algunos cosos, al tratar problemas sexuales, los enfermos hombres, por
medio de sus gestos o sus palabras, demuestran cierta resistencia al discutir el
tema delante de la mujer. Una actitud benévola pero firme, la aclaración de que
“se trate de una enfermedad que esta acostumbrada a oír cosas”,
generalmente basta:

Y ello nos lleva a una tercera consideración: ¿Cómo se obtiene que los
pacientes hablen de sus problemas más intimos? Creemos que ello es fácil si
se sabe manejar el interrogatorio.
Contribuye al buen éxito; una actitud benevolente y comprensiva aun frente a
las confesiones mas graves, una firme insistencia cuando e s necesario, una
explicación amistosa en el momento justo. Explicación necesaria frente a
enfermos que desde el primer momento se muestran desconfiados,
acostumbrados a aclarar la situación al comienzo:”voy a hacerle muchas
preguntas, algunas de las cuales le parecerán no tener relación con su
enfermedad. Todas ellas son necesarias y ud, debe contestarlas. ¿Estamos d
e acuerdo? “.De esa manera se eliminan muchas veces, de una ves por todas,
los obstáculos. Cuando notamos resistencias al hablar de ciertos temas,
insistimos: “discúlpeme que le haga estas preguntas pero son indispensables”.
A lo que sigue una somera explicación de cómo las “explicaciones” influyen
sobre la salud.

A veces notamos que el enfermo nos miente. Ello es fácil de advertir cuando se
ha interrogado a muchos. Generalmente hay algunos signos delatores: el
sujeto duda, mira la cara del interlocutor, se ruboriza. Entonces decimos
firmemente: “Debe ser Ud. franco conmigo. Me. Comprende que si le pregunto
todo esto es porque es necesario, si Ud., trata de engañarme, no hace mas que
engañarse a si mismo, porque al hacerme equivocar por miedo a una mentira,
yo pierdo nada pero Ud.; si, ya que no puedo darle el tratamiento justo”.

Pero sobre todos estos detalles de técnica; cuando el médico se ha


familiarizado con el interrogatorio y su secuencia, le es fácil conducirlo de
manera que, insensiblemente responda el paciente a todo lo que se le
pregunte: varias veces hemos visto enfermos que se habían prometido “no
decir nada “y que luego de haber suministrado una anamnesis completa. Ha
manifestado: “yo no se como me ha sacado todo esto “.

Algo mes aun, autores de la experiencia de Flanders Dumbar proponen, no un


interrogatoric, sino una, “conversación” en la que el medico, sin una prueba
rígida trata de obtener informalmente todos los datos. Deutach ha estudiado
esa técnica de “anamnesis asociativa”. No podemos negar las grandes
ventajas que ella posee, pero tiene un gravísimo inconveniente: el tiempo que
requiero: tiempo empleado, no solo en el interrogatorio en si, sino en la
ordenación de los datos luego. Aconsejamos un término medio: el seguir la
prueba que trazamos más adelante intercalando periodos de “conversación”,
de “anamnesis asociativa”, cada vez que lo creemos conveniente. En
determinados casos, una segunda entrevista puede ser dedicada a la
aplicación de esa técnica, la que gana de la comprensión obtenida ya que en
la primera y de la confianza adquirida con el enfermo.

Exponemos a continuación las putas de la experiencia nos ha


dictado.siguiendola puede completarse el interrogatorio en un plazo que oscila
entre media hora y hora y media.
Queremos insistir en que no debe tomarse como en un marco rígido, del que
no se puede salir. Por el contrario, nos ofrece la oportunidad de conocer
rápidamente el problema, y nos permite detenernos en algunos de los temas si
lo creemos conveniente.

En cada párrafo enumeramos las preguntas a contestar.


Muchas veces no es necesario hacerlas; basta la primera para que el paciente
nos hable con amplitud. En tal cado no lo interrumpamos sino cuando se salga
del tema y, entonces, discreta y benévolamente: obsérvese que la secuencia
propuesta es la natural en una conversación; nos permite pasar de un tema a
otro y facilita la obtención de datos “difíciles”.

1. ENFERMEDAD ACTUAL

Un gran error seria, indiscutiblemente, el comenzar el interrogatorio por


cualquier cosa que no fuera de enfermedad actual. El paciente viene por sus
síntomas y de ello quiere hablar. La mejor manera de empezar es, pues,
permitiéndole explayarse acerca de ellos. La primera pregunta será:

a) ¿Qué le pasa?
El paciente comienza entonces a enumerar sus síntomas. Precisemos:

b) ¿Desde cuándo esta usted enfermo?


El enfermo tiene la tendencia a responder, no con la fecha en la que su
enfermedad comenzó, sino con la de la primera vez que por ella busco un
medico. Insistimos entonces:

c) ¿Estaba usted bien, completamente bien, antes de esa fecha?


Es entonces cuando el enfermo recuerda que ya antes había comenzado a
sentir algo. Es el momento de preguntar:

d) ¿Recuerda usted cuando sintió el primer síntoma?


Ello es importante. No nos contentaremos con una fecha:

e) ¿Dónde estaba usted cuando lo sintió? ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué


había hecho ese día, el anterior?
Estas preguntas llevan al enfermo a situarse en el momento del comienzo.
Generalmente; nos dan datos precisos respecto a coincidencias cronológicas
(infecciones, intoxicaciones, traumatismo, factores psíquicos, emociones,
cambios de situación, etc.)En este momento provocamos una pequeña
conversación tratando de “ubicar” al hombre en la situación en la que la
enfermedad comenzó. Creemos que ello es realmente importante.

f) ¿Qué hizo entonces?

Esta pregunta nos informará sobre la primera actitud del paciente frente a la
enfermedad. ¿No le dio importancia? ¿Le dio tanta que abandono el trabajo, se
puso en cama? Etc. ¿Cuál fue el primer tratamiento y sus resultados? Es
necesario obtener aquí detalles de la actitud, no solo del enfermo, sino de sus
familiares, jefe, medico, etc.
g) ¿Cómo siguió?

Debe tratar de obtenerse todos los datos posibles, con fechas, sobre
tratamiento, mejorías, tratando de precisar, en el caso de que estas últimas
hubieran ocurrido, las condiciones en las que cada una se presentó. Ello
permite muchas veces, establecer interesantes paralelismos entre factores
exteriores y enfermedad.

En muchos casos consideramos útil completar esta parte de la anamnesis con


una distribución cronológica especial. Dividimos la página en dos columnas;
colocamos en la derecha los factores importantes de la vida del paciente y en
la izquierda la evolución de la enfermedad. Ello es interesante en caso de
afecciones que evolucionan, que pueden estar ligadas a factores ambientales
(asma, fiebre del heno, paludismo, ulceras gastroduodenales, órgano-neurosis,
etc.)

Algunos autores, especialmente americanos, aconsejan el averiguar


ordenadamente los síntomas que pudieran existir en diferentes partes del
cuerpo.

Aconsejamos tener presentes estas listas solo como referencia. Todos los
datos en ellas consignados pueden y deben obtenerse en un interrogatorio bien
conducido, sin necesidad de sugerirlos. El interrogar al paciente
afirmativamente a muchos de ellos, sin haberlos tenido, o que comience a
tenerlos a raíz del interrogatorio.

Una vez obtenido la historia de la enfermedad hasta el momento actual, una


ultima pregunta:

h) ¿Qué es lo que siente Ud. ahora?

Que debe completarse siempre con uno o dos: ¿nada más? Ello es importante.
El paciente se queja de primera intención de los síntomas que más lo molestan,
lo que no quiere decir que sean los más importantes.

Al terminar esta parte del interrogatorio debemos tener una idea clara de todo
el desarrollo de la enfermedad, los tratamientos seguidos y la actitud del
enfermo durante ella.
2. HISTORIA FAMILIAR

a) ¿De donde es usted?


Registrar precisamente el sitio de nacimiento.

b) ¿Vive su padre?
Si la respuesta es afirmativa, ¿Cuántos años tiene? ¿Es sano? ¿Qué
enfermedades ha tenido? ¿En qué trabajas? ¿Que carácter tiene?

c) ¿Vive su madre?
Iguales preguntas que a anterior

d) ¿Tiene usted hermanos?


En caso afirmativo interrogar por cada uno de ellos cronológicamente y anotar
datos numerando los hermanos. Por cada uno de ellos repetir las preguntas
arriba indicadas, añadiendo si viven.

¿Soltero o casado? ¿Hijos? ¿Dónde esta ahora? ¿Desde cuando?

e) ¿Ha conocido usted a sus abuelos?

Igualmente averiguaciones
.
f) ¿Ha habido enfermos nerviosos en su familia?
¿Tíos, primos, et? ¿Suicidas?, ¿personas “raras”?
Hay una gran tendencia a negar esos antecedentes. Si existen, tratar de
conocer detalles.

Como resultado de este interrogatorio, el medico debe tener una idea que se
completara con las preguntas siguientes destinadas a estudiar esa familia
“dinámicamente”

g) ¿Ha vivido siempre con sus padres?


Es fácilmente comprensible que, si el paciente ha sido sacado tempranamente
del seno familiar, todas las condiciones cambian. Si la respuesta es negativa:
h) ¿Por qué?
Conseguir detalles de las causas para la separación, el tiempo, etc.; así como
las personas que el paciente vivió, investigando cerca de ellas en la misma
forma que acerca a los familiares.

i) ¿Cómo ha sido usted criado? ¿Engreído o educado severamente?


Es la mejor manera de averiguar las condiciones de la constelación familiar y
de la vida infantil del paciente. En este momento se fomenta una conversación
que permite comprender el ambiente como interrelación dinámica, orientándola
hacia la obtención de los siguientes datos.

¿Ha sido castigado? ¿Mucho? ¿Por quién? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo
reaccionaba a los castigos?

¿Quién lo engreía más?


¿A quién quería más? (el paciente): ¿a su padre o a su madre?
Generalmente la respuesta es esta; “a ambos” debe insistirse con una sonrisa
“si claro pero siempre hay una pequeña diferencia”. Si la ha habido ¿Por qué?

¿A quién prefería su madre? ¿Su padre? Generalmente la respuesta es


“a nadie”. Una sonriente insistencia nos permitirá ratificar el dato.

j) ¿Cómo se lleva usted con sus hermanos?


Rivalidades, rencillas, apegamiento: ¿a cual preferiría usted? ¿Por qué?

k) ¿Estaba usted contento en su casa?


Esto nos permite obtener una versión sintética de la situación y sobre todo de
la reacción del paciente ante esa situación.

l) ¿Cómo se llevaban sus padres?


Rencillas, celos, dificultades de toda clase y su repercusión sobre el paciente.

3. NIÑEZ

Con esta sección comenzamos a conocer al enfermo en su evolución


psicobiológica.

a) ¿Qué clase de niño era usted?


Tímido, agresivo, retraído, juguetón, obediente, rebelde, caprichoso; etc.

b) Datos de la evolución
¿Embarazo y partos normales? ¿Alimentación al pecho? ¿Artificial? ¿Por qué?
Fecha del destete y reacción de él. En relaciona este debe suscitarse también
una conversación que nos informe sobre gustos y costumbre particulares,
especialmente en cuanto a la alimentación ¿Peculiaridades y preferencias?
¿Rechazo de alimentos? Reacción de la familia.
c) Datos del desarrollo psicosomático
¿A qué edad camino? ¿A qué edad hablo? ¿Enfermizo?
d) Síntomas neuróticos
Para averiguarlos debe utilizarse cierta técnica. Las preguntas corrientes
provocarían negativas o respuestas vagas e aquí lo que aconsejamos: ¿hasta
que edad se orino en la cama? Alrededor de este tema averiguar la manera
cómo el control de la eliminación fue obtenido.

¿Ha tendido pesadillas? Terrores nocturnos y reacciones de los padres ante


ellos.
¿Hasta que edad se chupo el dedo? ¿Se comió las uñas?
¿Ha tenido pataletas? ¿Con qué motivo?
¿Masturbación infantil? ¿Fantasías sexuales?
¿Otras particularidades?

4. EDUCACION

a) ¿A qué edad se fue al colegio?


Alrededor del tema debe permitirse también una pequeña conversación. Al ir a
la escuela el niño enfrenta por primera vez la realidad “social”. Fuera del ámbito
familia, debe realizar su primera real adaptación. Sus reacciones son pues,
importantísimas. Si ellas no quedan definidas en el curso de la conversación,
debe aclararse:

b) ¿Le gustaba ir a la escuela? ¿Por qué?


c) ¿Tenia muchos amigos? ¿A qué jugaba? ¿Tenia mucha tendencia ser
líder o a seguir a los otros? Investíguese las características de la
reacción social.
d) ¿Termino la instrucción primaria? ¿A qué edad? Si no la hizo ¿Por qué?

Sígase paso a paso la historia educacional (instrucción media, universidad),


precisando fechas. He aquí algunas preguntas complementarias:

¿Qué materias preferiría? ¿Por qué?


¿Qué hubiera querido ser? ¿Por qué?

e) ¿Ha seguido estudiando después de haber abandonado el colegio?


5. TRABAJO

Sígase la biografía del enfermo averiguando en una secuencia natural, las


actividades seguidas al abandonar los estudios.

a) ¿Cuál fue su primer trabajo?


¿Le gustaba? ¿Por qué lo eligió?
¿Cuánto tiempo estuvo en él? ¿Por qué lo abandonó?

Averígüese lo mismo de las sucesivas ocupaciones del paciente hasta la


actualidad. Investíguese las condiciones de trabajo (enfermedades
profesionales).

b) ¿Le gusta su trabajo actual?


c) ¿Esta usted contento en el? ¿Por qué?
d) ¿Cuáles son sus aspiraciones?
e) ¿Cuánto gana actualmente? ¿Esta contento con su salario?

Coméntese aquí cordialmente las condiciones de vida. Investíguese la actitud


del sujeto frente a ellas en preocupaciones económicas, tensiones emocionales
traumatismos psíquicos, etc.

En esta forma hemos hecho, en realidad, una pequeña biografía del paciente.
Lo hemos seguido paso a paso desde su infancia hasta el momento en que lo
vemos por primera vez ya que la vida familiar, la educación y el trabajo son las
etapas fundamentales de la evolución individual. Hay algo sin embargo, que
debemos tener presente y que muchas veces de desliza entre los otros datos.

6. CAMBIOS DE RESIDENCIA

El conocimiento de ellos, aparte de suministrarnos datos importantes sobre


ambientes biológicos en los que el paciente ha vivido y su relación con el
presente o antigua patología (zonas palúdicas, enfermedades tropicales, paso
de la altura a la costa, etc.), nos ofrecen otra información igualmente
importante. Para obtenerla, no olvidemos las siguientes preguntas:
a) ¿Cuándo salió usted, por primera vez de su lugar natal?

b) ¿Por qué hizo ese viaje?


Ello nos da datos preciosos sobre la personalidad en su relación al medio.

a) ¿Cómo le fue en su nueva residencia?


Cuya respuesta nos informa sobre la capacidad de adaptación del enfermo a
situaciones y ambientes nuevos.
Estas preguntas deben repetirse si el paciente ha cambiado más de una vez de
residencia.
Entremos luego a investigar otros aspectos de la vida del ser humano que
tenemos delante. Para ello el orden del interrogatorio es importante.
Aconsejamos el siguiente que la experiencia nos ha demostrado válido

7. ACCIDENTES Y ENFERMEDADES

Comenzamos por la averiguación de los accidentes ocurridos y damos a ellos


más importancia que el considerarlos solamente desde el punto de vista de sus
defectos sobre la salud. Los modernos conocimientos sobre la “predisposición
a accidentarse” o el “habito de accidentarse” nos preparar para conocer los tipo
de personalidad en la que los accidentes no ocurren “por accidente” sino que
tienen una razón de ser enraizada en las características personales mismas.
Averiguamos pues, en relación con cada uno de los accidentados; condiciones
de ocurrencia, especialmente en relación al momento psicológico, en el que
tuvieran lugar; reacciones ante ellos, invalideces, etc.

Pasamos luego al interrogatorio sobre las enfermedades padecidas durante


toda la vida, no solo a los procesos patológicos que “ha sufrido” el paciente,
sino a su reacción a ellos, a su actitud frente a las adaptaciones a que
obligaron. No necesitamos insistir en la importancia de ello para el estudio de la
personalidad en acción. Por supuesto que no nos contentaremos con los
nombres de las enfermedades, sino que tratamos de obtener cuadros
sintomatológicos claros.

En los enfermos hombres terminamos esta parte con la averiguación de datos


concernientes a las enfermedades venéreas, lo que nos prepara el camino para
entrar fácilmente en la investigación siguiente.
8. VIDA SEXUAL

Esta es, por supuesto, la parte más difícil del interrogatorio. Y es difícil en
realidad, la experiencia de enseñar no los ha probado, más que por resistencia
consciente o inconsciente que el médico, mismo presenta. Si el médico tiene
frente a los problemas del sexo una actitud frente a sus propios problemas, el
interrogatorio no es difícil. Ante un benevolente interés que no se modifica
durante toda la entrevista; ante una anaturalidad dada, que permite tratar el
tema como cualquiera de los otros, no solo el enfermo o la enferma no se
resistan sino que cooperan interesantemente. En nuestra organización social el
tabú del sexo impide que tanto hombres como mujeres de hablar sueltamente
de este tema con alguien en la mayor de los casos sufran la angustia de la
ignorancia y un consejo sano y autorizado. Por otra parte, el solo hablar de sus
problemas o sus preocupaciones, brinda tranquilidad y desahogo. Es corriente
ver pacientes de ambos sexos, una vez, una vez roto el hielo, se explayen
ampliamente, “abren su corazón” y digan agradecidos al final “Nunca hable de
esas cosas, doctor con nadie y me ha hecho bien el decírselas”

Naturalmente que ello no puede producirse si la actitud del medico no solo la


que pretende sino la que auténticamente tiene no es claramente la justa: una
benevolente comprensión amistosa y segura. Si hay inseguridad. Falsa
vergüenza: curiosidad mal sana, “picardía”, interés extramédico, ello bloquea
inmediatamente al paciente, que le percibe a través de todas las caretas que se
quisiera usar para disimularlo. Aquí, como siempre, el ser médico, es decir, el
estar guiado por un autentico cariño hacia nuestros semejantes y un sincero
deseo de ayudarlos; el hacerlo es una forma madura y noble, es la mejor llave
para penetrar en lo mas intimo de su vida.

Si el interrogatorio ha sido conducido hasta aquí concretamente, el paciente ha


perdido ya la inseguridad de los primeros momentos y “simpatiza” con el
médico. Esta pues, dispuesto a responde a sus preguntas lo mejor que puede,
pero, aun en las condiciones mas favorables, es necesario “romper el hielo”,
para ello la experiencia nos ha enseñado una técnica que creemos eficaz. Es,
naturalmente, distinta frente a enfermos hombres o mujeres.

A. En los hombres, hecha de propósito como final la pregunta sobre las


enfermedades venéreas, es fácil pasar, como complementaria, a la
siguiente:
a) ¿Ha sido usted mujeriego?
En realidad ella no es prácticamente útil. No sirve sino de introducción, de
preparación para las siguientes.

b) ¿Cuándo tuvo usted los primeros conocimientos sexuales?


Generalmente se recuerdan los de la adolescencia. Debemos guiar al enfermo
hacia recuerdos previos, episodios infantiles:
¿Tuvo curiosidad por cuestiones sexuales? ¿Presencio actividades de ese
género? ¿Cuándo se dio cuenta entre la diferencia entre los sexos? ¿Qué
pensó de ella? ¿Qué creía acerca de “dónde vienen los niños? ¿Del
matrimonio?
Trataremos de reconstruir la actitud infantil frente a esos problemas así como la
manera como la familia, los enfermos

c) ¿A qué edad comenzó a masturbarse? Si ello no ha sido dicho


espontáneamente durante la conversación anterior, la pregunta debe
plantearse de esa forma. Es ingenuo el interrogar: ¿se ha masturbado
alguna vez? Es casi una invitación a la negativa. Este pequeño detalle
de técnica es importante. Hemos visto casos en los que el enfermo negó
al medico que le tomaba la historia clínica en privado, para confesarle
con detalles durante un interrogatorio en clase, durante una
presentación.

Aunque no podemos ahora detenernos en el tema, debemos decir algunas


palabras en conexión con esta pregunta. Ella es hecha especialmente para
conocer la actitud frente a la masturbación. Creemos que esa practica en
nuestro ambiente, es un fenómeno normal en la pubertad. Sin embargo, esta
acompañada generalmente de un profundo sentimiento de culpa y de la
convicción de que es horriblemente dañina. Se establece pues en el espíritu del
adolescente una lucha en el deseo y esos sentimientos, con la correspondiente
sobrecarga emotiva que es la que produce una serie de síntomas sin negar la
dinámica mas profunda de estas reacciones, sobre la que ahora no podemos
detenernos, podemos afirmar que muchas de las neurosis de los adolescentes,
neurosis clasificadamente por el médico como anemias “debilidad”, “trastornos
del crecimiento”, etc. y tratado como fosforo, calcio, hierro y vitaminas, los
amen de consejos a admoniciones que naturalmente agravan el problema, son
debidas al mecanismo expuesto y desaparecen con la mas superficial de las
psicoterapias que puede hacerse, inclusive, durante la entrevista anamnesica.

Debemos tratar de averiguar, como comenzó el paciente a masturbarse,


frecuencias de las practicas, fantasías que la acompañaba y tiempo de
continuación. No preguntemos nunca: ¿hasta cuándo se masturbo? Sino:
d) ¿Se masturba todavía algunas veces?
Lo que, no solo nos dará la respuesta justa, sino que nos informara sobre la
actitud actual del paciente frente a esa practica. En caso de una respuesta
afirmativa investiguemos detalles.

La próxima pregunta sebe hacerse también en la forma siguiente:

e) ¿Fue su primera relación sexual? ¿Con un hombre o con una mujer?


Es la mejor manera de provocar la confesión de prácticas homosexuales. Si
la respuesta es “con una mujer” se puede insistir: ¿había tenido Ud. prácticas
con hombres? ¿Las ha tenido Ud. después? En caso afirmativo, averiguar
detalles.

f) ¿Cuándo tuvo ud su primera relación sexual?


¿Con quien fue? (prostituta, enamorada, sirviente, etc.)¿Cómo fue? (impulsado
por amigos, propia iniciativa, seducido, etc.) ¿Qué le pareció?

g) ¿Cómo ha continuado usted sus prácticas sexuales?


Desde aquí hay oportunidad para una conversación en la que el enfermo
describa sin historial sexual hasta la fecha. Anótense características de ella;
sobre bases comerciales, sentimentales, de aventuras pasajeras, affaires más
o menos serios, etc.

h) ¿Cómo son ellas en la actualidad?


Lo que nos permite preguntar: ¿Es ud muy excitable sexualmente? ¿Cada
cuánto tiempo tiene Ud. relaciones sexuales? Y luego la investigación de
todos los datos concernientes a variables sexuales y problemas en conexión
con el acto mismo (ejeculativo precoz, importancia, etc.)¿Cómo se siente ud.
después de cada relación sexual?
La práctica nos ha enseñado el dejar para una segunda parte un diferente
enfoque del interrogatorio que completara los datos ya obtenidos.

A causa de nuestra educación y ambiente socio-sexual, que actualizan


mecanismos muy bien estudiados por los psicoanalíticas, nuestros hombres
sepa, más o menos definidamente, dos tipos de mujeres: la que se ama
“espiritualmente” y la que se desea. Esa aberración en cuyo estudio no
podemos entrar ahora, nos obliga a dividir el interrogatorio en dos partes. La
primera es la descrita. Vamos a entrar a la segunda.

i) ¿Ha sido ud muy enamorado?


Ello, nos describirá las características de la personalidad en su relación con
el otro sexos: tímido, don Juan, voluble, persistente, insatisfecho, etc.
j) ¿Cuál ha sido su primer amor? ¿por qué se enamoro?¿cuánto tiempo
duro ese episodio?¿hasta, dónde llegaron en sus relaciones ¿Por qué y
cómo terminaron? Reconstrúyase en lo posible este episodio, que es
siempre importante.

k) ¿Otros amores?
Iguales preguntas, que nos dieron una idea clara de la manera como el
enfermo encara estos aspectos de su vida, así como los traumatismos
emocionales que pudieron haber ocurrido y la reacción a ellos.

l) Matrimonio

En el curso de este interrogatorio se llega, si el enfermo es casado, a tocar el


tema de su matrimonio. Es interesante averiguar en este coso, con más
detención que en los demás; los detalles del proceso. ¿Como conoció a la
mujer que fue su esposa? ¿Por que le gusto? ¿Cuanto tiempo la enamoro? y
una pregunta fundamental.

m) ¿Por qué se caso?


La pregunta de esta interrogante es sorprendentemente fructífera en
información relacionada, no solo con el matrimonio en si, sino con la
personalidad del enfermo, desde el que nos responde:”porque quería a mi
novia “hasta el que confiesa “me obligaron a hacerlo”, pasando por que el
afirma:”necesitaba alguien que me cuidara”, casi cada individuo tiene su razón
para haber dado paso tal fundamental en su vida.

n) ¿Se pelea ud. mucho con su esposa?


No caigamos en el error, tan común, de interrogar: ¿Cómo se lleva ud. con su
señora? Porque la respuesta obligada será: “bien” planteada la pregunta en la
forma que propugnamos nos permite obtener datos mas ciertos. Averígüese
las causas de los disgustos, la importancia de ello, etc. Hasta llagar a un
concepto claro acerca de lo real, situación familiar. Dejemos hablar al enfermo
de sus problemas y demostramos simpatía para ellos.

o) ¿Tiene ud. hijos?


Si no, ¿si no porque? ¿Medidas anticoncepcionales? ¿Cuales?
En caso de respuestas afirmativas ¿Cuántos? Obténgase detalles acerca de
los embarazos, partos, abortos, así como de la evolución de los hijos hasta la
actualidad.

p) ¿Cómo se entiende ud. sexualmente con su esposa?


Nos lleva a averiguar acerca de desarmonías sexuales.
¿Frigidez? ¿Falta de satisfacción sexual? ¿Variantes sexuales?
q) ¿Tiene ud. aventuras fuera de su matrimonio?
Sea afirmativa o negativa la respuesta, interróguese: ¿Por qué? Trátese de
obtener una idea de lo que esas aventuras significan, las preocupaciones que
emanan, etc.

r) ¿Qué piensa ud. de las mujeres?


Esta pregunta final nos da la oportunidad de conocer la actitud del enfermo
frente al otro sexo, índice tan importante de la personalidad.

B. Las dificultades de esta parte del interrogatorio frente a las mujeres no


son mayores si él es bien conducido.
Generalmente, para “romper el hielo”, comenzaremos con una pregunta leve:

a) ¿A qué edad comenzó Ud. a menstruar?


A las mujeres en general, les agrada explayarse sobre los detalles de su
función menstrual. Continúese:

b) ¿Estaba Ud. preparada o se asusto, cuando se le presento la primera


vez?
De esta manera entramos, de una manera natural, en la investigación de la
sexualidad infantil. Si la paciente no estaba informada acerca de la
menstruación, preguntamos: ¿no sabia nada respecto al sexo, antes? Si ya lo
estaba ¿Cómo lo supo? Insistiendo luego sobre las preguntas enunciadas
respecto a la sexualidad infantil en el interrogatorio de los hombres.

c) ¿Cómo ha sido su menstruación?


Averígüese caracteres de cronología y presentación.
Si la paciente es soltera, averígüese sobre periodos de amenorrea. Ello nos
dará una impresión clara si observamos turbación, enrojecimiento, duda, ante
una negativa, no insistamos.
Preguntemos luego benévolamente:

d) ¿Ha tenido muchos enamorados?


Siempre los ha tenido

e) ¿Cuándo tuvo el primero?


Continúese el interrogatorio sobre la pauta ya trazada.
En un gran porcentaje de los casos, dadas las condiciones ya establecidas, la
enferma habla más o menos francamente y confiesa su exploración en el
campo psicosexual. Si no lo hace pueden hacerse algunas preguntas que,
hechas a tiempo, nos brindara información. Una de ellas es: ¿es usted
afectuosa o fría? Si hay resistencia manifiesta a responder, tomamos una
actitud considerada:

Perdóneme que insista en estas preguntas, pero son necesarias para


comprender perfectamente su caso. Ud. sabe que muchas veces un detalle
hasta para orientar un diagnostico. Naturalmente que si usted prefiere no
hablar de ello. Si la enferma prefiere “no hablar de ello” podemos estar seguros
de que “hay algo” de lo que no quiere hablar y lo tendremos en cuenta.

Si la enferma es soltera:

f) ¿Tiene usted, enamorado ahora?


Se repite el interrogatorio ya explicado.
Si es casado, se investiga como en el caso de enfermos hombres, las
características del proceso hasta el casamiento, repitiendo las preguntas:

g) ¿Por qué se caso?


Luego nos será fácil seguir.

h) ¿Cómo la impresiono su noche de bodas?


Continuando luego de una conversación que nos lleve al conocimiento de los
detalles, incluidos en los párrafos anteriores del interrogatorio masculino. En el
caso de infelicidad matrimonial, que las mujeres confiesan mas fácilmente que
los hombres, puede preguntarse:

i) ¿No ha pensado que podría ser feliz con otro hombre?


De donde: ¿no lo ha intentado? Si puede hacerse esa pregunta manteniendo
una actitud de benevolente comprensión. Ello nos dará información sobre aires
extramatrimoniales y sobre la actitud de la enferma acerca de ellos.

Terminamos con:

j) ¿Qué piensa usted de los hombres?


Como se habrá notado, damos mucha importancia sobre la vida sexual de
nuestros pacientes. La experiencia nos ha enseñado que ello es indispensable.
Piénsese lo que se quiera sobre las teorías psicoanalíticas, lo cierto es que el
desequilibrio de una personalidad se refleja directamente en su actividad
psicosexual, la que puede servirnos de índice para el conocimiento de los
problemas que esa personalidad enfrenta y sobre su manera de resolverlos.
9. HÁBITOS E INTERESES

a) ¿Qué hace ud. cuando no trabaja?


Es interesante conocer las aficiones del individuo, sus diversiones, sus
hobbies, de manera como emplear su tiempo fuera de su trabajo. Si lee, ¿Qué
clase de libros? ¿Por qué? Si va al cine, ¿Qué películas prefiere? ¿Por qué? Si
practica deportes, ¿Cuáles? Si no hace nada, ¿Por qué? ¿En que ocupa sus
días libres?

b) ¿Tiene ud. amigos?


¿Intimos? ¿Qué hace en compañía de ellos? Si no los tiene, ¿Por qué?

c) ¿Es ud. religioso?


En nuestro ambiente casi todos lo son (?)
Averigüemos hasta donde ello es verdad.

d) ¿Bebe ud. mucho?


No nos contenemos con respuestas como “regular” o “como todos”.
Precisemos: ¿aperitivo? ¿Bebía en las comidas? ¿Fuera de ellas? ¿En
fiestas? ¿A menudo? ¿Te causa daño?

e) ¿Fuma mucho?
Numero de cigarros por día.

f) ¿Otras drogas?
Café, te, drogas heroicas (difícilmente confesadas).

g) ¿Qué ideas políticas tiene?


Aquí hay que aclarar generalmente que nuestro interés puramente profesional.

h) ¿Concocciones filosóficas?
No se trata de buscar erudición, sino de saber los principios a los que el
paciente ajusta su conducta, sea o no consiente de qué ellos constituyen su
filosofía.
10. ACTITUD PARA CON LA FAMILIA

Es hasta un tópico de real interés ya que su conocimiento nos informa, no


solo de su personalidad del paciente, sino sobre la situación familiar con sus
complejas reacciones y posibilidades.

a) ¿Con quien vive ud?


Ella es importante por que nos permite apreciar la estructura de la
“constelación familiar”. Averiguamos:

1. Si el paciente es soltero, ¿vive con sus padres?


En caso negativo ¿Por qué? ¿Con quien vives? ¿Por qué?
2. Si es casado, ¿vives con sus padres? ¿Con la familia de su esposa? En
caso afirmativo, ¿Por qué?

b) ¿Vive ud. Tranquilo en su casa?


Estudiemos la dinámica de la vida familiar en una conversación que nos
permita interiorizarnos en los detalles de esta interrelación.

c) ¿Dónde vive ud?


Sepamos las condiciones materiales de vida, lo que al mismo tiempo nos
informara apreciar la actitud del paciente frente a sus deberes familiares.

d) ¿Qué relaciones tiene ud. con el resto de la familia?

e) ¿Qué hacen sus hijos?


Importante para apreciar proyectos, esperanzas, preocupaciones
resentimientos, etc.
Este grupo de interrogantes deben dejarnos con una clara idea sobre la vida
actual del enfermo en todo valor psicosocial.
11. ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD

E aquí un tópico que el médico olvida casi siempre y que nos parece de
fundamental importancia.la actitud del paciente ante su dolencia es decisiva, no
solo `para el conocimiento de su personalidad y para el diagnostico, sino para
la conducción y el éxito del tratamiento. Preguntamos:

a) ¿A qué cree ud. que se debe su enfermedad?


Las respuestas a este interrogante son realmente ilustrativas. Posiblemente
nada hay que hoz diga mas sobre la conciencia, temores, supersticiones, etc.
(1). Constituyen su versión de la enfermedad, quizás mas importante, desde
muchos puntos de vista, que la del médico.

b) ¿Cómo cree Ud. que podría curarse?


Ello nos permite completar las informaciones ya obtenidas y nos descubre
mucho de la actitud del enfermo.

c) ¿Qué hará Ud. cuando se cure?


He aquí una pregunta, sugerida por Alfredo Adler, que creemos interesante.
Adler asegura que, considerada la enfermedad (se refiere a la enfermedad
nerviosa, pero en nuestra opinión ello puede hacerse extensivo en parte a
todas las enfermedades) como una huida frente a los problemas que la realidad
plantea, la respuesta a esa interrogante generalmente nos indica.

Precisamente lo que el enfermo quiere hacer, de lo que está huyendo.

La experiencia nos ha confirmado ampliamente ese punto de vista. Es de todos


los días escuchar de la boca de los que padecen de neurosis de renta:”o que
haría es volver a trabajar inmediatamente”, por ejemplo.
12. SUEÑOS

Indispensable complemento según nuestra opinión, de una anamnesis bien


conducida es una investigación de los sueños del enfermo. Muy a menudo el
relato de esos sueños nos provee de una inapreciable información sobre sus
preocupaciones, complejos y actitudes (1).

Preguntemos:

a) ¿Duerme Ud. Bien?


Si, no ¿Por qué?
b) ¿Tiene Ud. pesadillas?
En caso afirmativa, hágase que el enfermo las relate y anótese, si es posible,
sus propias palabras.

c) ¿Sueña Ud.?
Muchas veces la respuesta es negativa. Hay una resistencia inconsciente a
recordar sueños ante el médico. Insistamos: ¿nunca? generalmente, de una
manera obtenemos datos:
“algo que ocurre muy a menudo es que el paciente nos responda:
“¿no recuerda ningún sueño?” ¿Ninguno?”Cuénteme cualquiera”.
Es muy raro en el caso en el que no hemos podido obtener el relato y, cuanto
más trabajo nos ha costado, más interesante el sueño obtenido.
Con esto hemos, terminado el interrogatorio, que, si ha bien conducido nos
dará una idea clara de la personalidad en sus relaciones con el ambiente y nos
permitirá encarar, con las otras partes de la historia clínica, el diagnostico, el
pronóstico, y la terapéutica en funciones del hombre como tal.

S-ar putea să vă placă și