No fue vida, simplemente un camino todo lo que viví; mi niñez, adolescencia… muy duro en

verdad para mí. No sabía o comprendía como pude sobrevivir llena de dolor y sufrimiento
contínuo en mi interior. -´´Que niña tan bella, tan alegre, toda una mujer-´´, todos decían para
sí, mas nunca le preguntaban a esta chica como sentía su corazón, que nunca comprendía
nada siendo guiado continuamente por las experiencias y sentir del pensamiento ajeno,
motivo que me hace creer que alegría no palpaba, siquiera un destello, siquiera una sonrisa
verdadera, siempre regalándola a todos, mas recibiendo duros golpes, engaño, hipocresía
continua. Creo que un misterio, un ser, alguien desconocido aún para mí siempre me guió, me
amó, me escogió, me hizo suya desde aquel momento en que a este mundo tan complejo me
trajo. Pero creo, convicción fuerte y cierta tengo en ÉL, y he decidido llamarlo mi Vida, Jaim, Or
a mi ser, mi Padre fiel. Un nombre, una esencia, algo muy grande y hermoso me regaló; aun no
lo sé, aun no comprendo yo, y es que siempre en perseverancia ha caminado mi ser, sola,
aunque rodeada por muchos, pero ignorada por todos, algo oscuro y tan malvado ha intentado
siempre apoderarse de mí; mas Tú has estado ahí, siempre a tiempo para salvar, para fuerzas
dar, para levantar mi vida que deseo a tí siempre entregar. No fue un sueño, porque lo viví;
creo que la realidad fuera de ÉL, de su pureza nos hace maldición, y esa fue la que viví por
tanto tiempo, manifestada en mi infancia, en aquellos días donde falsamente me alegraba por
haber salido de lo que pensaba que era la ´´religión´´; ¡qué equivocada yo!; esa era mi
motivación que ciertamente continuaba siendo perdición por no haber encontrado, no haber
buscado, por haberme alejado de mi verdadera razón, de mi canción.
¿Mujer? ¿Virtud, belleza, shalom, pureza, integridad, hogar, transparencia, recato… verdad?
¿Qué misterios eran estos que nunca pude descifrar? Es la realidad que viví, difícil proceso ese
de perfección en mí. Mis pensamientos y mi corazón se llenaban de la sociedad que siempre
me rodeó, tan plagada de maldad; personas que mucho hablan, mucho piensan, abundante
oratoria desean manifestar; aparente sabiduría, conocimiento o respeto; mas no sienten, nada
genuino genera su corazón; hieren llenos de valor defendiendo lo que su conciencia como
verdad aceptó, y así lo manifiestan en su corazón, lo llevan a la acción; seres desconocidos,
influencias ancestrales…mi ser todo ello absorbió; por ello llena de dolor, falsedad, sufriendo
en la más cruel oscuridad, como queriendo vivir en soledad y sin quererlo expresando esa
maldad, esta fue mi realidad. No merecía Su Ahabat, sí, el Ahabat de ambos, hoy mi mayor
Verdad, el motivo de mi felicidad que me impulsa, me llena como nunca antes generando en
mí esa ishá que al nacer vio, amó, declaró, que en mi interior sopló, que mi vida abrazó aunque
no lo vivió cuando lo deseó. Tu cariño, todo lo que en Tí puede el hombre y la creación toda
encontrar, tu cálido ser he querido siempre sentir como mujer. A Tí, motivo de honra, motivo
de verdadero amor, de Shalom, a tí decidí entregar mi corazón y créeme, no me arrepiento yo
en mi decisión; no me importan ellos, ya no; devolverte, o mejor, regalarte tanto y más
quisiera yo, no material, nunca ha sido ese mi andar, porque ciertamente Hermoso, perfecto,
tan delicado, valioso es tu corazón. Sepa él, ese pequeño, pero grande porque así lo ve mamá,
que tu amor no tiene precio, que es más bien Ahabat; que mis ojos sienten, tal vez no lo creas
pero siempre han podido verte; que llegaste Tú a nuestra vida para abrazarla tan fuerte
porque así aprendiste de quien todo lo sostiene, de quien todo lo llena, al cual agradezco tanto
pero tanto poder hoy tenerte; a ÉL mi mejor sonrisa, esa belleza que puso en mi ser, a ÉL, mi
alegría, a ÉL,a ÉL: Mi Vida.