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FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES FINANCIERAS Y


ADMINISTRATIVAS

ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

DERECHO ADMINISTRATIVO

KELY GUISELA, CALERO PONCE


RONAL VARONY, BRAVO BUSTILLOS
RAUL, HINOSTROZA GOMEZ

Actividad Nro. 08 Investigación Formativa/Revisión


catalogo de tesis/Biblioteca Virtual - II Unidad: La Tutela
Jurídica del Consumidor

Prof. RUTH ROCÍO REYNAGA MARTÍNEZ

HUÁNUCO, 2018
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AGRADECIMIENTO

Agradecer a todos mis docentes de la

Universidad Católica los Ángeles de

Chimbote, por las enseñanzas que nos

imparten cada día de clase; y que gracias a ello

seremos buenos profesionales del mañana.

DEDICATORIA

Dedico el presente trabajo a mis padres,

porque gracias a sus sabios consejos

sigo luchado en la vida, para cumplir

cada uno de mis metas trazadas para el

futuro.
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INTRODUCCIÓN
El ser humano se interrelaciona en un mundo socio-económico, donde el mercado es cada día
más dinámico y, para la masa consumidora, en muchos de los casos resulta difícil o casi
imposible poder seguirle los pasos. Esto genera constantes frustraciones e inseguridades, lo
cual, de puede generar en violencia si los mismos encuentran los canales para expresar esas
pequeñas pero constantes frustraciones.

Por eso, la política de defensa a los consumidores, no debe únicamente servir para la simple
corrección de imperfecciones de mercado, sino toda una estrategia en busca de la justicia
socioeconómica del consumidores.

Por lo anterior, la adecuada articulación de la misma contribuye a la paz social del país.
Dentro de la realidad económica que vivimos, el consumidor tiene escasas posibilidades de
defender sus legítimos intereses, dado que él casi nunca está en condiciones de juzgar por sí
mismo sobre la bondad de los bienes o servicios que se le ofrecen. Como sujeto individual no
tiene la más mínima posibilidad de influir en el mercado, ni en cuanto a precios ni en cuanto
a calidades.

La capacidad de crítica es reducida al máximo por los mismos oferentes con técnicas
especializadas de mercadeo como la publicidad, ventas a crédito, ventas directas, generación
de necesidades artificiales, etc. La diferencia entre los medios que cuenta un consumidor con
los que disponen las empresas es que apenas pueden en la realidad hacer meridianamente
respetar sus derechos.

Esta realidad hace que los consumidores constantemente se conviertan en víctimas de abusos,
daños, engaños, contra los cuales las reglas de derecho tradicional constituyen en vez de una
solución otra frustración dado el reducido efecto positivo que tiene en la corrección de los
problemas de la vida diaria.

Visto lo anterior, en los últimos años muchos países han generado un moderno desarrollo
legislativo de disposiciones en protección de los consumidores que en la mayoría de los casos
constituye un conjunto heterogéneo de normas tanto de Derecho Privado como de Derecho

Público. Esto ha afectado campos jurídicos como el Derecho Civil, Comercial,


Administrativo, Penal, dela Competencia, Financiero, y en muchos casos hasta la propia
Constitución Política del país.
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LA TUTELA JURÍDICA DEL CONSUMIDOR

1. DESARROLLO DE LA PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR.


Se indica que las primeras medidas que se conocen en protección al consumidor fue la
tutela de la salud mediante leyes y reglamentos que imponían ciertas condiciones de
calidad para productos de primera necesidad. (Francia 1905 adulteración de la leche e
Inglaterra 1893). Para mediados del siglo XX se perfila un movimiento en defensa de los
derechos del consumidor donde se pone énfasis en los aspectos contractuales y los
efectos de la publicidad todo con el fin de promover las relaciones mercantiles, lo cual,
genera importantes reformas al ordenamiento jurídico interno.
Es decir, el movimiento de consumidores nace no como un movimiento subversivo
contra los empresarios, todo lo contrario, nace como un elemento vital del mercado
mismo con el fin de otorgar mayor seguridad a los consumidores y facilitar el
intercambio de bienes y servicios. El impulso definitivo al movimiento de los
consumidores se da con el discurso del Presidente J.F. Kennedy a los ciudadanos
norteamericanos el 15 de marzo de 1962, en el cual, indicó:
“Consumidores, por definición, nos incluye a todos, es el grupo más grande de la
economía, que afecta y que está afectando por casi todas las decisiones públicas y
privadas, es el único grupo importante en la economía que no está organizado de manera
efectiva, y cuyos intereses muy a menudo no son escuchados.”
En esa ocasión el presidente norteamericano mencionó y estableció cuatro derechos
básicos del consumidor:
 El derecho a la seguridad.
 El derecho a la información.
 El derecho a la elección.
 El derecho a ser oídos y representados.
2. HECHOS JURÍDICOS RELEVANTES EN LA EVOLUCIÓN DE LA TUTELA
DEL CONSUMIDOR.
A. NIVEL INTERNACIONAL.
Declaración Universal de Derechos Humanos. (1948). Se proclamó el derecho de
toda persona a un nivel de vida que le asegurara a ella y a su familia la salud y el
bienestar, y en especial, la alimentación, la vivienda, la asistencia técnica y los
seguros sociales necesarios, así como los seguros necesarios en caso de
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desempleo, enfermedad, invalidez, vejez, viudez u otros casos de pérdida de sus


medios de subsistencia, por circunstancias independientes de su voluntad.
Resolución 39/246 de la Asamblea General de la Organización de Naciones
Unidas. (16 de abril de 1985).
Se reconoce que el consumidor generalmente está en una posición de inferioridad
con respecto a aquellos entes o personas que le ofrecen lo que necesita. Esto
conlleva numerosos desequilibrios en el mercado y promueven un inestable
desarrollo económico y social, de manera que las normas buscan los siguientes
objetivos:
 Facilitar las modalidades de producción y distribución que respondan a las
necesidades y los deseos de los consumidores.
 Instar a quienes se ocupen de la producción de bienes y servicios y de su
distribución a los consumidores a que adopten estrictas normas éticas de
conducta.
 Colaborar con los países para poner freno a las prácticas comerciales
desleales y abusivas de todas las empresas, tanto a nivel nacional como
internacional, que perjudiquen a los consumidores.
 Fomentar la cooperación internacional en la esfera de la protección del
consumidor y en todas las relaciones en que éste intervenga en calidad de
tal.
Se establecieron los siguientes principios generales:
a) El acceso de los consumidores a una información adecuada que les
permita hacer elecciones bien fundadas conforme a los deseos y
necesidades de cada cual.
b) La protección de los consumidores frente a los riesgos para su salud,
su seguridad e integridad físicas, y sus intereses económicos.
c) El deber de cada país y sus gobiernos de establecer o mantener una
infraestructura adecuada que permita formular, aplicar y controlar el
funcionamiento de las políticas de defensa del consumidor.
d) Tener en consideración el papel positivo de las universidades y las
empresas públicas y privadas a la hora de elaborar políticas de
protección al consumidor. Las anteriores, directrices de la ONU
fueron las bases, por las cuales, se construyó la reforma integral a la
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Ley de Protección del Consumidor de 1975 y la del artículo 46


Constitucional.
3. ¿CÓMO AFRONTAR LA PROBLEMÁTICA DE LAS FALLAS EN EL
MERCADO?
Desde la perspectiva de la tutela al consumidor se puede afrontar dicha problemática
de modo concreto y directo: incentivando la competencia y la información en el
mercado.
Es decir, reduciendo costos de acceso y salida del mercado, costos de transacción y
dando una solución a las externalidades.
Si bien la Ley de Protección al Consumidor confiere el derecho del consumidor a
tener opciones en el mercado, cabe resaltar que éstas sólo serán posibles en la medida
que se eliminen las barreras de acceso burocráticas, así como las barreras de acceso
provenientes de prácticas exclusorias o de prácticas restrictivas de la competencia.
Asimismo, se deben sancionar todas aquellas prácticas que se constituyan en
desleales, así como las que atenten contra las prácticas de buena conducta en el
mercado, o todas aquellas que causen desinformación al consumidor. Cabe destacar
que es con dicho fin que se reconoce la titularidad del consumidor para denunciar
infracciones respecto de las leyes reguladoras de la Competencia (Libre Competencia,
Competencia Desleal, Publicidad y Protección al Consumidor).
4. ¿POR QUÉ EL SISTEMA TUTELA AL CONSUMIDOR?
La defensa y protección de los consumidores es una pieza clave del sistema de libre
mercado consagrado en nuestra Constitución Política.
“El rol de los consumidores en el mercado es esencial. No es posible imaginar un sistema
económico de este tipo sin entender que su figura central es el consumidor. El mercado
existe por y para los consumidores. Nada se justifica en términos de su 4 funcionamiento
sin comprender su rol. El consumidor es soberano del mercado porque en el fondo el
desarrollo no es otra cosa que aumentar el nivel de bienestar que atraviesan la sumatoria
de los consumidores”
5. ASIMETRÍA INFORMATIVA
La Asimetría Informativa es una característica intrínseca a cualquier transacción
económica (e incluso a otros aspectos sociales), en tanto que siempre en un intercambio
de bienes y servicios habrá un actor mejor informado que otro. En efecto, dicho actor
suele tener mayor y mejor información sobre los productos y servicios que ofrece en el
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mercado, lo que genera que ciertas prácticas puedan distorsionar excepcionalmente el


buen funcionamiento del mismo.
En términos económicos, la asimetría informativa genera costos de transacción en el
mercado, los cuales deben entenderse como aquéllos en los que las partes deben incurrir
para llegar a celebrar un contrato que satisfaga de la mejor manera posible sus intereses,
tendiendo así a maximizar la utilidad social.
Este sentido, del concepto de Asimetría Informativa se desprenden dos aspectos que se
encuentran estrechamente vinculados como dos caras de la misma moneda: el deber de
Información y el deber de garantizar la idoneidad.

6. DEBER DE INFORMACIÓN
El deber de información de los proveedores debe ser entendido como el derecho de los
consumidores a recibir de los proveedores toda la información necesaria y oportuna para
tomar una decisión adecuada en la adquisición de un producto.
Stiglitz señala que el objeto del derecho a la información “versa, en esencia, sobre el
adecuado conocimiento de las condiciones de la negociación y, en su caso, las
características de los productos comercializados.
Visto del lado del proveedor, consiste en la obligación de poner en conocimiento de los
consumidores toda la información relevante, con la finalidad de que éstos puedan realizar
una adecuada decisión de consumo o, más bien, un uso correcto de los bienes y servicios
ya adquiridos. Esta información debe cumplir tres requisitos: ser veraz, suficiente (o
adecuada) y oportuna.
7. IDONEIDAD
De otro lado tenemos a la Idoneidad, que constituye otra de las manifestaciones de la
Asimetría Informativa. Así se presenta un supuesto de falta de idoneidad cuando no
existe coincidencia entre lo que el consumidor espera y lo que el consumidor recibe;
naturalmente lo que el consumidor espera depende de la calidad y cantidad de
información que le ha brindado el proveedor.
Si la prestación no corresponde a lo esperado por un consumidor razonable, quien
justamente ha fundado sus expectativas en la información brindada por el proveedor, éste
tendrá que asumir la responsabilidad por la falta de correspondencia entre la prestación
ejecutada y la prestación ofrecida (y esperada por el consumidor).
Ello en buena cuenta significa que si quien brinda información abre o crea una serie de
expectativas que cualquier consumidor razonable podría esperar, entonces tiene que
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asumir el costo de las mismas, dado que es su información la que ha movilizado dicha
demanda, información que no debe adolecer de defectos.
8. PEQUEÑAS EMPRESAS Y LA LEY DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Las interrogantes que inmediatamente este título produce son las siguientes:
¿Cómo ingresan los pequeños empresarios a la legislación de protección al consumidor?,
¿qué interés se está tutelando?, ¿qué tiene en común este consumidor intermedio con un
destinatario final?.
Algunos sostendrán que los pequeños empresarios también son destinatarios finales de
algunos bienes y que por ello se debe generalizar su defensa, o que también se hallan en
asimetría informativa y que incluso ésta –en ciertos casos- puede ser equivalente a la de
los destinatarios finales.
Si se quiere ser justo debe tenerse en cuenta que el pequeño comerciante carece de
capacidad negociadora frente a la empresa vendedora, por lo que concurren
circunstancias que justificarían en supuestos de esta naturaleza equiparar al pequeño
empresario con el consumidor.”
Los proveedores tienen la ventaja de un acceso menos costoso a la información, la cual
facilita las condiciones de prestación y estructuración de su oferta en cuanto a la cantidad
y calidad de información que van a brindar al consumidor, sea sobre la situación del
mercado, los productos a ser ofrecidos o las percepciones de los propios consumidores.
En este orden de ideas, es lógico que la tutela al consumidor se encuentre dirigida a
proteger a aquellos individuos afectados por la desigualdad informativa que puede
afectar negativamente la asignación de recursos a través de las relaciones de consumo, es
decir, a los consumidores, entendidos como destinatarios finales de bienes o servicios.
En tal sentido, el término “destinatarios finales” limita la noción de consumidor
únicamente a aquellas personas naturales o jurídicas que puedan ser consideradas como
“últimos compradores” o “consumidores finales”.
Para tal efecto, la noción de consumidor final implica que se adquiere un producto o se
usa un servicio como último eslabón de la cadena de circulación del bien. En esta última
parte de la cadena de circulación está el consumo o uso personal del adquirente, así como
el consumo o uso colectivo, ya sea de su familia o de su grupo social inmediato.
Lo curioso es que en la Ley de Protección al Consumidor la noción de consumidor
comprende tanto a las personas naturales como a las jurídicas que adquieren, utilizan o
disfrutan como destinatarios finales productos o servicios. En verdad, no cuesta mucho
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imaginarse a una persona natural como destinatario final, pero sí cuesta mucho
imaginarse a una persona jurídica como consumidor final.
La razón es obvia: difícilmente una persona jurídica o incluso un pequeño empresario se
constituyen en el “último eslabón de la cadena de circulación de un bien”, pues
evidentemente ellos no se hallan en general en situación de destinatarios finales de los
bienes, lo cual los aparta de la categoría de “consumidor final”.
9. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN:
El criterio del uso mixto Como ya adelantamos, cuando las personas naturales operan
directamente (sin crear persona jurídica alguna) como empresarios individuales (es decir
“empresas unipersonales”), la habitualidad en la intermediación es el elemento fáctico
que distingue su actividad “profesional” o “empresarial” de su acción personal o familiar
destinada al consumo e inclusive permite diferenciarla de un acto de intermediación
ocasional o aislado.
Bajo esta perspectiva debería ser muy fácil distinguir la porción o segmento de actos en
los que la persona natural opera como destinatario final de otros en el que ello no es así;
sin embargo, como en la práctica esta tarea puede resultar compleja, la Comisión de
Protección al Consumidor ha adoptado como criterio el determinar si el bien o servicio
adquirido ha sido destinado a un uso mixto. “La Sala debe reconocer que el principio, tal
como ha sido enunciado, puede enfrentarse a zonas grises, en las que no es sencillo
determinar con toda precisión si el valor del bien se agota o no con su uso por el
destinatario.
Ello ocurriría, por ejemplo, con el caso de quien adquiere un bien para su uso simultáneo
como consumidor final y como proveedor. El padre de familia que utiliza el automóvil
familiar como taxi en sus horas libres o la madre de familia que usa una máquina de
coser para prestar el servicio de confección de vestidos son ejemplos gráficos de este
supuesto. En estos casos, la Comisión y esta Sala deben actuar con cautela a fin de evitar
que actividades accesorias priven a los destinatarios finales de protección, de manera que
en caso de duda sobre la naturaleza del destino que se da al bien, debe presumirse que el
mismo es destinado al uso personal, familiar o del entorno social inmediato del
consumidor.”
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CONCLUSIONES

En conclusión la tutela del consumidor se ha apoyado eficientemente en la noción de


“asimetría informativa”, concepto que sintetiza lo costoso que puede resultar para el
consumidor informarse adecuadamente para efectuar una adquisición satisfactoria.
De ahí la importancia de establecer el deber del proveedor de brindar información relevante
y de garantizar la idoneidad del bien o servicio respectivo.

Un tema que se encuentra aún en desarrollo es cómo extender lo más objetivamente las
nociones tutelares del “consumidor final” al pequeño empresario, tratando de circunscribirlas
a los casos estrictamente necesarios con el fin de no distorsionar los incentivos y castigos que
el propio mercado impone a un “proveedor” que, justamente, cuando actúa como un
consumidor intermedio debe buscar informarse adecuadamente para adquirir algo bueno, si es
posible bonito y mejor si es barato.

Los derechos inherentes a los consumidores y usuarios son parte indispensable de la


concepción del Estado Social de Derecho y es parte integral del nuevo régimen económico de
la globalización económica. Es decir, no podemos concebir un mundo cada vez más
globalizado sin visualizar una adecuada protección al consumidor. Esta visión creemos que
claramente la sustenta la Sala, salvo el voto salvado que se mencionó, donde el voto de
minoría se confunde en el planteamiento filosófico económico, dado la apertura comercial y
la tutela del consumidor no son dos cosas diametralmente opuesta, todo lo contrario, son
complementarias.
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BIBLIOGRAFÍA

 http://www.protectora.org.ar/procedimiento-de-defensa/tutela-procesal-
delconsumidor-beneficio-de-justicia-gratuita/21112/
 Adhieren también a esta postura VAZQUEZ FERREYRA y AVALLE – La Ley
2009-C-401

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