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1.

- Definición

La corrosión se define como el deterioro de un material a consecuencia de un


ataque electroquímico por su entorno. De manera más general, puede entenderse
como la tendencia general que tienen los materiales a buscar su forma de mayor
estabilidad o de menor energía interna. Siempre que la corrosión esté originada
por una reacción electroquímica (oxidación), la velocidad a la que tiene lugar
dependerá en alguna medida de la temperatura, de la salinidad del fluido en
contacto con el metal y de las propiedades de los metales en cuestión. Otros
materiales no metálicos también sufren corrosión mediante otros mecanismos. El
proceso de corrosión es natural y espontáneo.

La corrosión es una reacción química (oxido-reducción) en la que intervienen tres


factores: la pieza manufacturada, el ambiente y el agua, o por medio de una
reacción electroquímica.

Los factores más conocidos son las alteraciones químicas de los metales a causa
del aire, como la herrumbre del hierro y el acero o la formación de pátina verde en
el cobre y sus aleaciones (bronce, latón).

Sin embargo, la corrosión es un fenómeno mucho más amplio que afecta a todos
los materiales (metales, cerámicas, polímeros, etc.) y todos los ambientes (medios
acuosos, atmósfera, alta temperatura, etc.).

2.- Corrosión de los metales

La corrosión de los metales es un proceso químico o electroquímico en el que el


metal se transforma en un óxido o cualquier otro compuesto. En general, es un
ataque gradual, provocado por una amplia variedad de gases, ácidos, sales,
agentes atmosféricos, sustancias de naturaleza orgánica… Dada la gran variedad
de materiales que lo sufren, y la influencia de sus características y los entornos
ambientales en el proceso, su estudio es muy complicado. No obstante, se han
realizado grandes esfuerzos, por el interés que tiene para la conservación de los
materiales, y por el enorme impacto económico que supone (en Europa, se
valoran las pérdidas en más de 60 000 millones de euros anuales).

Aun a riesgo de simplificar demasiado, podemos establecer dos mecanismos


básicos con los que poder explicar la mayoría de los procesos corrosivos:

 El ataque químico directo, producido fundamentalmente por sustancias


gaseosas corrosivas, en las que no hay paso apreciable de corriente
eléctrica a través del metal.

 El ataque electroquímico, provocado por el contacto con un electrolito, es


decir, una disolución iónica, en el que se establece una separación entre
ánodo y cátodo, por el que circula una corriente eléctrica.

La susceptibilidad de un metal a la corrosión depende en cierta medida de


su potencial de oxidación, opuesto al de reducción: para el sodio y el calcio, por
ejemplo, es de 2’71 y 2’87 V, respectivamente, por lo que forman óxidos o
hidróxidos inmediatamente por exposición al aire; el oro y el platino, con
potenciales de oxidación muy negativos, no se transforman de manera apreciable
y resisten bien la corrosión.

Aunque muchos metales sufren corrosión, la del hierro es la más importante y la


que estudiaremos en detalle. No se conoce el proceso con exactitud, aunque sí su
mecanismo general: se requiere un medio acuoso y presencia de oxígeno, que
actúa de cátodo; la propia estructura de hierro sirve de ánodo y también como
conductor de los electrones, y cierra el circuito de la propia celda galvánica. En
medio ácido, el proceso redox puede esquematizarse así:
La secuencia del proceso que se considera más probable es la siguiente:

1) Cuando una gota de agua llega a la superficie del hierro, este se oxida:

2) Con los electrones que se liberan en la oxidación se reduce el oxígeno del


aire en el borde de la gota de agua:

3) Los iones que se formaron en el ánodo sufren una oxidación posterior


a por el oxígeno y dan lugar a óxidos de hierro:

El proceso electroquímico expuesto explica que la corrosión se lleve a cabo


rápidamente en medio ácido, ya que los protones actúan de catalizadores (los que
se desprenden en la oxidación de Fe(II) a Fe(III), coinciden con los que se
necesitan en los primeros pasos).

Con el fin de paliar las corrosiones, se han propuesto varios métodos. En general,
se trata de estrategias bien diferenciadas:

 Técnica de pasivado: se sumerge el hierro en una disolución concentrada


de un oxidante fuerte, como ácido nítrico o di-cromato de potasio,
provocando la formación de una capa superficial de óxido de hierro que
impide que la oxidación progrese hacia el interior.
 Recubrimientos superficiales: se trata de evitar el contacto entre el metal
y los agentes externos corrosivos (como el oxígeno y el agua), mediante
pintura, o con un recubrimiento metálico, realizado
mediante electrodeposición o por inmersión en un metal fundido. Si se
rompe la capa protectora, el hierro se oxidará siempre que el metal que
forme esa capa tenga más tendencia a reducirse que él (como el estaño o
el cobre). Si tiene menos tendencia a reducirse que el hierro, se producirá
la oxidación del metal protector; esto sucede en la galvanización, que
consiste en recubrir el hierro de una capa de zinc.
 Protección catódica: se conecta la estructura de hierro que se quiere
proteger a un metal que presente más tendencia a oxidarse, es decir, que
tenga un potencial de reducción más negativo, por ejemplo, el magnesio. El
hierro actúa como cátodo y metal en contacto con él, como ánodo y se
consume, lo que provoca la formación del óxido de dicho metal (ánodo de
sacrificio).

3.- Factores para la Corrosión

La clasificación se basa usualmente en uno de estos tres factores:

1. Naturaleza del electrolito: la corrosión se puede clasificar como “húmeda” o


“seca”. Es necesaria una solución líquida o una mezcla para la corrosión
húmeda, y la corrosión seca implica por lo regular la reacción con gases a
alta temperatura.

2. Mecanismo de corrosión: implica reacciones electroquímicas o químicas


directas.

3. Apariencia del metal corroído: la corrosión puede ser uniforme y el metal


se corroe a la misma velocidad a lo largo de la superficie, o puede ser
localizada, en cuyo caso solamente se ven afectadas pequeñas áreas.

La clasificación más común de la corrosión que se puede encontrar es la húmeda


o acuosa, y este tipo de fenómeno se puede identificar en ocho formas basada en
la apariencia del metal:

 Corrosión uniforme o general: Es un proceso de remoción uniforme de la


superficie del Metal.
 Corrosión por picadura: Es una forma localizada de ataques corrosivos.
La corrosión por picaduras forma agujeros u hoyos en la superficie del
metal.
 Corrosión en resquicios:
 Corrosión galvánica: Es un proceso electroquímico en el que un metal se
corroe al estar en contacto directo con un tipo diferente de metal (más
noble) y ambos metales se encuentran inmersos en un electrolito o medio
húmedo.
 Corrosión-erosión: Cuando el movimiento del medio corrosivo sobre la
superficie metálica incrementa la velocidad de ataque debido a desgaste
mecánico, también que incluye la cavitación-erosión.
 Corrosión intergranular: es una forma de corrosión que se presenta en
algunas aleaciones, y que está caracterizada por la disolución del metal en
las zonas próximas al borde de grano, que también incluye la
sensibilización y exfoliación de aleación.
 Corrosión por fatiga: Tienen como causa principal el verse sometidas a un
esfuerzo mecánico repetitivo de forma periódica.

En teoría, las ocho formas de corrosión son claramente distintas; en la práctica,


sin embargo, existen casos de corrosión que se fijan en más de una categoría;
otros casos no parecen ajustarse a ninguna de esas ocho categorías.

Dependiendo de la forma en que se presenta la corrosión, se puede aplicar la


técnica más idónea para controlarla o prevenirla.

4.- Aplicación

Aplicación por tipo de industria:

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