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HUMANA.
I. LAS INCLINACIONES NATURALES
El texto parte estableciendo como hoy en día la cultura ha diluido las fronteras entre hombres y
animales. Parte con Santo Tomas y su suma teológica (libro que va a utilizar durante casi todo el
texto), y analiza la Ley Natural, en ella se distinguen 2 inclinaciones:
1) Las Comunes a todas las sustancias: Esta inclinación natural consiste en conservar el
propio ser, y así deduce que es precepto de la ley natural la conservación de la vida humana
prohibiéndose su destrucción.
2) Las comunes a todos los animales: No la precisa, pero de ella deriva los preceptos que a
ella corresponden, como es el caso de la unión conyugal, y la educación de los hijos.
3) Las específicas del hombre: Este tiene que vivir en sociedad y conocer la verdad acerca de
Dios, de ella se explicitan dos preceptos de la ley natural, que el hombre no viva en
ignorancia, y no ofenda aquellos con los que convive.
4) Las comunes a hombres y animales: (No se explicitan, pero el autor las deduce) Estas
son las que conducen a la generación y crianza de la prole (hijos) mediante la conjunción de
los sexos.
El punto de partida es, entonces, que la generación es aquello a lo que inclina la naturaleza
tanto en hombres como animales.
Podemos entoces decir que la generación se da tanto en el caballo que engendra un caballo, como
un hombre que engendra un hormbre.
Santo Tomás, comentando a Aristóteles, afirma que el hombre es por naturaleza más animal
conyugal que político, ya que precisamente por esa inclinación natural a la creación de los hijos hay
políticos.
De la generación tanto en los hombres como animales, puede constatarse que lo engendrado
termina siendo algo distinto al generante. Por esto en la generación del viviente corpóreo se
distingue la concepción, y el parto, que es el momento en el cual lo engendrado se separa del
generante.
Esto lleva a Santo Tomas a afirmar que por la generación el hombre es mas imagen de Dios que el
ángel. Ambos (el hombre y el angel) son imagen de Dios por la naturaleza intelectual, y el angel es
mas imagen de dios que el hombre, porque el hombre debe conocer a través de sus sentidos,
mientras que la concepción angelica es mas intima. A pesar de esto afirma que por la generación el
hombre es mas imagen de Dios, ya que ningún angel puede engendrar otro angel.
“De este modo, a semejanza de la generación del Verbo, que “es Imagen del Padre”, se da en el
hombre la generación de otro hombre, que es asimismo imagen de sus padres”
La naturaleza racional del hombre permite que se de en él una generación intelectual, que va más
allá de la gen. Corpórea. Por su naturaleza intelectual, es imagen de Dios, y por ella puede concebir
intelectualmente y no solo corpóreamente, como consecuencia de esto todo conocimiento
intelectual es por naturaleza locutivo, y expresa lo conocido en un verbo mental Unión
inmaterial con lo conocido.
Esta apertura intencional infinita de la naturaleza intelctual, capacita al hombre para conocer la Ley
Natural Universal escrita por Dios en su corazón, para participar en la Ley Eterna, y de ahí discernir
lo necesario, de lo contingente, lo esencial de lo accidental, capacitándolo para el Libre Albedrío.
Las criaturas libres tienen a su servicio aquellas que no lo son, por eso puede afirmarse que en el
orden del universo las criaturas irracionales están al servicio de las racionales, ya que ellas son
dueñas de sus actos, y en cierto modo, del universo.
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En consecuencia, la naturaleza no incita al viviente solo a la generación, si no que ordena toda la
generación de los vivientes irracionales a la generación humana como su fin.
El hombre es el fin de toda generación no por ser un viviente, sino por ser aquel que puede concebir
interiormente. “Un solo pensamiento del hombre, vale más que todo el mundo”.
Los padres no sólo reciben el ser si no queda ds tienen a cargo Qué alimento y la enseñanza. Recibir
hacer es lo que se alcanza por la generación, qué alimento es lo que se alcanza a través de las señas
a, y recibir la instrucción es algo que se alcanza por medio de la educación. En la hora Santo Tomás
se entiende la educación como nutrición del alma
Los padres no solo reciben el ser, sino que además tienen a su cargo el alimento y la enseñanza.
Recibir el ser es algo que se alcanza por medio de la generación, el alimento mediante la crianza, y
la instrucción la mediante educación. En la obra de Santo Tomas se entiende la educación como
“nutrición del alma”.
La crianza y la educación siguen a la generación como algo exigido por el orden natural. La razón es
porque todas las causas tienden a llevar a sus efectos a la perfección (llevar a la prole a la
perfección).
Ya vimos que en los vivientes corpóreos no basta con la concepción, a diferencia de la concepción
intelectual, si no que se da una sucesión que culmina en el parto, en la que se separa físicamente el
generante de lo generado. Después de esto el viviente puede necesitar de sus progenitores para su
nutrición, como es el caso de algunos animales.
El Alquinate distingue aquellos que se bastan de si mismos para conseguir alimento, aquellos que
solo requieren de leche materna, y los que requieren que el macho colabore en la crianza. En base
a ello concluye que en estos últimos se da una sociedad entre macho y hembra mientras lo
requiera la cría, este macho y esta hembra no pueden ser cualquiera, sino que tienen que ser
aquellos que conozcan las crías y sean reconocidos por estas.
Los hijos requieren de los progenitores, y que ambos sean determinados, no solo para la
nutrición corpórea, sino que también para la nutrición del alma. Esta nutrición del alma humana
no se da en poco tiempo, ya que la razón aprende a vivir prudentemente después de largo tiempo.
Esta colaboración entre padre y madre debe durar mientras viva la prole. Es propio de los hombre
que los hijos sean herederos de los padres en lo material y espiritual.
Esto no significa que el hijo deba estar al cuidado de los padres por toda la vida, si no que hasta
que se valga por si mismo, pero cuando el hijo haya alcanzado esa edad aun podrá encontrar en los
padres su ejemplo y consejo prudente. “Nadie deja nunca de necesitar el consejo de otro”
Distingue Santo Tomas aquello que pertenece a la ley natural, que es común a los animales
(generación, crianza, y educación de la prole) de aquello especifico del hombre, que es el
matrimonio para toda la vida Sociedad indisoluble entre un hombre y una mujer exigida por
naturaleza para la educación de los hijos. A esto se ordena la generación humana, no la animal.
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V. EL FIN DE LA GENERACIÓN, EL FIN DE LA EDUCACIÓN.
Def. de Educación (Sto. Tomas): (se da la definición en latín, y el autor la explica) En esta definición
se ubica a la educación dentro del marco del matrimonio como exigencia de la ley natural, en
continuidad de la generación.
La virtud es el perfecto estado del hombre en cuanto hombre. Si con la generación se recibe el “ese”
(eso, que) y la naturaleza esencial humana, con la virtud se alcanza el “bene ese” (eso bueno), por
eso se dice que la virtud es una segunda naturaleza, y se puede afirmar que la educación es una
“segunda generación”.
Antes negamos que la concepción humana fuera una generación como tal, pero a lo que se ordena
toda generación no es la generación Corpórea sino la concepción intelectual, mediante la cual el
hombre tiende a imitar a la generación intelectual divina.
El estado de virtud de la educación, presupone un estado imperfecto previo, el cual es el niño que
necesita educación. El niño tiene por naturaleza la capacidad de ser dueño de sus actos y provisor
por si mismo, pero al carecer de la virtud, no puede dominarlos, por eso ha de ser apartado del
mal por el educador.
La educación por lo tanto debe conducir a la edad adulta, preparando al niño para realizar labores
propias de los hombres. Al ser educado, ya no necesita de un pedagogo, ya que el perfecto se inclina
por si mismo a un bien, que ya no le es extraño. Es cuando alcanza la virtud de la prudencia, bajo la
cual se ordenan todas las demás virtudes morales, es capaz de ser provisor por sí mismo.
Santo Tomás: “El hombre debe estar bajo la educación paterna, hasta que aprenda a vivir
prudentemente”.
**También se usa prudencia para hablar del fin de la crianza de los animales. En este caso
significa no depender de los padres para vivir, protegerse, y buscar alimento. Pero eso no significa
que haya dominio de los propios actos.
VI. CONCLUSIÓN.
Un hombre prudente, provisor de si miso, manifiesta más la naturaleza humana, que uno recién
engendrado.
Toda generación busca una imagen de hombre según su naturaleza, es en la educación que se
alcanza esa perfecta imagen del hombre según naturaleza, que es el hombre virtuoso.
La virtud no solo manifiesta en el hombre la imagen más clara del hombre, si no que también la
imagen de Dios. La providencia Divina dispuso al universo creado en orden a la criatura racional.
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Para que alcance esa providencia de si, para la que fue creado, Dios educa al hombre por medio de
la Ley natural para que sea ley para sí mismo. Y para esta educación por la Ley Natural, Dios se sirve
de las inclinaciones naturales. En consecuencia, esas inclinaciones nos permiten reconocer lo común
entre hombres y animales, y nos ayudan a comprender mejor la especifidad de la naturaleza
humana y como se diferencia de la animal.