Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
(Descargar)
Muy a menudo a uno se le olvida pensar ¿qué es lo que quiero ser? ¿cómo
quiero ser? Y seguimos siendo únicamente lo que nos enseñaron a ser. Se
necesita la introspección, la reflexión interna para asomarnos un poco a
nuestra vida, ya que todos, aunque no lo hayamos pensado mucho, hemos
tenido metas muy profundas.
Cuando uno tiene un héroe, uno identifica su meta su objetivo allí, porque
quiere a esta persona, porque respeta a esta persona y porque algo en
nosotros dice: yo también quiero ser así.
¿Por qué y para qué estarían ustedes dispuestos a vivir? Luego observen
qué es lo que les impide en la realidad diaria hacer esto.
Lo que nos impide ser como queremos ser muy a menudo son nuestros
miedos. Si yo no pienso en qué quiero ser, cómo quiero ser, no lo voy a
lograr. La meta que uno se fija determina el lugar de destino que uno tiene
en la vida.
Muchas veces lo que nos impide morir tranquilos es la calidad de vida que
hemos tenido, porque sentimos que no hemos cumplido con lo que teníamos
que hacer. Es como un chico que llega a la escuela con la idea de que va a
aprender a pintar, va aprender a dibujar, va aprender a bailar y toda la vida
en la escuela pasa aburrido, esperando aprender a bailar, a pintar y a
dibujar. La vida es así, una persona puede morirse en paz cuando ha
logrado hacer en la vida lo que realmente le gusta y eso
independientemente de que se esté muriendo en un suburbio o en un
palacio.
Cuando logro vivir como yo quiero, cuando logro ser quien yo quiero ser,
hay una unión conmigo mismo, hay una congruencia, me siento en acuerdo
conmigo mismo. Eso implica que estoy listo para irme, porque ya viví lo que
quería vivir. Cuando no decidimos vivir lo que queremos vivir tenemos la
impresión que la muerte nos esta robando la vida.
Estamos tan ocupados en cumplir con lo que pensamos que tenemos que
ser, que se nos olvida pensar en quién quiero ser en realidad. Ser quien uno
quiere ser, es una construcción de cada segundo, de cada instante, cada
pensamiento, cada emoción, cada día es una oportunidad.
Estamos muy condicionados: que una mujer tiene que vestirse así, que un
hombre tiene que comportarse asá, que tiene que buscar tal tipo de trabajo,
tiene que tener tal tipo de actitud; internamente estamos agarrados de
estas cosas que esconden montañas en nosotros.
¿Como quiero ser? quiero ser feliz. Entonces date una hora de felicidad
diaria.
La sociedad nos pone sus metas, pero nosotros en la medida que vamos
echándole la culpa a ella, estamos quitándonos el poder de ser lo que
queremos ser. Así que por un lado hay que reconocerlo, y por otro lado hay
que sostener el compromiso con nosotros mismos. Por ejemplo, si tu sabes
que la televisión sigue mandándote tales malos ejemplos, apágala. Se
necesita voluntad y determinación.
Tenemos miedo que nos vean como bichos raros, pero ¡somos bichos raros!,
esta sociedad es una sociedad productora de bichos raros. Por eso es muy
importante entender que buscamos cumplir con una meta muchas veces
irreal, por eso es muy importante también calificar internamente: "esto me
parece bueno, esto me parece malo", y tenemos todos los días el derecho de
cambiar de idea.
En varias ocasiones lo que nos sucede es que nos dejamos llevar como una
pluma: va el viento por allá yo voy por allá, va el viento por aquí, yo voy por
aquí, mi esposo quiere ver la televisión, veo la televisión, mi hijo quiere que
yo vaya a su graduación, voy a su graduación, mi mama esta de mal humor,
entonces yo estoy triste, etc. Y… ¿cuando me ocupo de lo que yo quiero? el
día de la muerte ya es muy tarde, eso se llama pasividad.
En Francia hay una historia que se cuenta de una niña llamada Petra la
Lechera. La lechera iba al mercado con un cántaro de leche, y ella caminaba
pensando: "con este cántaro de leche que voy a vender me voy a comprar
una gallina, y la gallina me va a dar muchos huevos, y con estos huevos que
voy a vender en el mercado voy a comprarme un puerco, y el puerco tendrá
crías que voy a vender en el mercado y me compraré una vaca, y con la
leche de la vaca...y de repente ¡pluf! se cayó y se le regó la leche. El cuento
nos enseña que si no hacemos las cosas en la realidad estamos
desperdiciando el capital. Si se fijan el problema de la Lechera era que no
prestaba nada de atención a la realidad, por lo tanto, prestando atención a
la creación de mis pensamientos, de mis emociones, de cada una de las
palabras que digo, de las cosas que hago, estoy creando calidad.