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Colecci6n · Psicologfn Contemporánea

Ricardo H. Etchegoyen
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J Bernardo Arenshurg
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Estudios de clínica
psicoánalitica
sobre la sexualidad

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· Ediciones Nueva Visión


Buenos Aires
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INTilODUCCION

Los cuadros clínicos que tienen relación manifiesta con la vi<.


sexual se agrupan·• en aos clases, Hªs perversiunes ¡Y 1os trastorm
neuróticos ae la sexualida~. lin l_':!~_. P~E"'.~Fstones 1.~ _aesvwcwne
'? t •,'.
el tipo comente de vida sexual se ·auera marcaaameme y quec
rÚmplazado --pár"otro muy distinto; en los trastornos neuróticc
de la se~ualidaa~ ·o· nll.urosis. sexuales, en cambio, se registra sol
!) '\ '!!!nte un~!r:.!.!!IPJ!F.ÍQl1_ . d~ la .fimción sexual. Las perversion,
mas-liñpórtantes son la homosexualidad, el sadismo, el masoqui
mo, el exhibicionismo, el "voyeurísmo" (escoptofilia) y el fetichi
mo. Entl'<! los trastornos neuróticos de la sexualidad los más Ir
portantes son l~ -i~p~t~~cic~_en ~I ho~b~~- -y· ¡~ )rigfdez
~- ~ ·--.... -- ·--,,.··
en la muie
El estudio de las perversiones y de los trastornos neurótic·
de la sexualidad reviste un doble interés: se trata, por una par;
de cuadros frecuentes que es .necesario conocer y tratar; por 0 1
parte, su psicopatologfa abre un camino de especial valor para
estudio de la mente humana.
Antiguamente las perversiones y ·neurosis sexuales se veí
( có~o vicios o _pecados y no como enfe:medades. Los grandes r
:_ quiatras del siglo XIX, como Kra!ft·Ebing, Westphal y· Kraepel
lucharon contra este prejuicio y las estudiaron cientf/icamen
9 1977 por Ediciones Nueva Visión S.A.I.C. Carentes de los necesarios fundamentos psicológicos y f isiológic
fucumán 3748, Buenos Aires, Rep. Argentina estas investigaciones brillaron más por sus descripciones que ~
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 su capacidad explicativa, reducida por lo general a una monóto
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina
Prohibida su reproducción total o parcial referencia a los factores hereditarios y a la teoría de la degene1
ción mental de Morel. Krafft-Ebing, ,sin embargo, atempera es
?
r

tendencia y. da un paso adelante al atribuir im ortancia a los fac- 1


tores adquiridos, lo mismo que met, quien insiste en que a .per- PERVERSIONES. PARTE GENERAL
versi6n puede deberse a factores accidentales, observaci6n que ha
de tener después en cuenta Freud. Bloch, por su parte, combate la
teoria de .la degeneración mentái en los perversos afirmando que
a veces no presentan ningún otro rasgo patológico: 1

El punto de partida de la investigación moderna de las perversio-


nes y las neurosis sexúales se encuentra en los estudios de Sigmund
Freud realizados a comienzos del siglo. El descubrimiento de Ir
sexualidad infantil permitió a Freud contemplar la vida eróticz
normal y patológica desde uria perspectiva unitaria y explicar a Ir
vez las perversiones y los síntomas neuróticos. Graci~s a él sabemo~
hoy que todas las neurosis son, en cierto modo, "neurosis sexua-
-c--o- ,¡
-1 1 ,t;, I-~!·- les", en cuanto siempre está en ellas implicada la vida sexual. fü
obvio, sin embargo, que al hablar en este libro de "neurosis sexua
les" lo hacernos desde el punto de vista clínico y no etio~
nico; es decir, llamamos neurosis sexuales a las que tienen que V":
directa manifiestamente con la función sexual. Por .esto, serf;
preferible darle e nom re, menos conciso pero más exacto, de tras
. tornós neuróticos de la sexualidad.

·l
El concepto de perversi6n en Freud

Si nos basamos en un criterio puramente descriptivo, parece fác


1
definir la perversión sexual; pero si aspiramos a ser más estricto
En la lúcida respuesta de Freud (1895) a las críticas de Léiwenfeld sobre tropezamos de inmediato con dificultades, algunas de las cuate
la etiología de la neurosis de angustia es, tal vez, donde pueden encontrarse
los argumentos más sólidos a favor"de la especificidad en la etiología de la no están todavía resueltas.
enfermedad mental, que vuelve a perderse más tarde con el concepto freu- La simple observación o, mejor dicho, la observación slmplh
diano de series complementarias. ta diferencia claramente la .i:onducta sexual. def-ñonn;¡-y· cieT -pe1
u ---··· . ·····-···--....... " " "" ··~ ·-··~· ... ···~ ··-· ~ •-•>- · ·· " ""·-·--~--·· ·--- --·-· ·····"•" '''- ·~· · · · · ·· ·- ····· ··· ~ - ., ...... ~ -·· - · ---" .·•····· .......~ . ....... ····" ·· ·-·················

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verso: el norm_ªl encuenti.:.a_Ja_satisfacción_en__eLc.o.i,to, y su objetivo


~; ·¡~ . procreación; -el -¡)~~verso. en cambio, no busc-;;·-·a ·-;::oifo nC la t,@!P_()_~Q_q!,1~ J.a~-ªb.~_tr!l~J_o_f!~~-~~~-l!!l I e~.P.~!!.9_ll__I?: .~~P..~ra rse .tajan temen-
finaHaaci-pfóciiiitiva. • te de la . norma. Si esto es asf, concluye, deben .cxisdr·-·iormas- de
Estas diferencias, sin embargo, son más aparentes que reales. ~~~f~~-~~~t~~-J~s~~J_!?.:i_rl. ___~~~-~-~l1. .~~Y-~r.y_;~~-y=~~-~-~jii_b~i;~_-ti;i
Al definir la salud sexual por la "norma" incurrimos en. una pe- Y~-~-'--º°-'~J.l.!~nt~_somjn..J>.~!:.ª,lª.~--.dos.
tición de principio y caemos en contradicciones. En determinadas Entre otras razones, la gran complejidad de la sexualidad se
culturas o, más simplemente, en ciertas circunstancias la no'.ma debe a que el_~~!Q__J'...~Lfi!!___~.~J.~LRU!fil9n..~~'S~.!!Lpueden adquirir
no coincide con la conducta "normal". Recordemos la pederastia com~~-~utono_!llía; y sobre es~~_ base, Freud_ili_sting~e-e-n efprimer
en ciertos grupos sociales de la Grecia Antigua o la frecuencia de ensayo dos tipos de aber:.rnciQit~S-si::x.uales. __ __ __ --·---
la homosexualidad en las cárceles. Estos ejemplos, que podrían Dent~--¡;;-aberraciones en que está@turbado el ~bTaa; . : '.'.~
-----~· multiplicarse, muestran ~~-~I_?_c_!_!yl~~ no~~~~-_per~--~º sexual se clasifican la homosexualidad, la paidofilia y él besttarrs:-'
siempre transitan caminos divergentes. En la Grecia Antigua, aon- mo (o zoofilia) , a los que se puede agregar la necrofilia, que Freud
de, pi:fr '"i:Iivei'sós--fíicfüres socio-ecoñómicos y culturales, la mujer no menciona expresamente. en estas perversiones el objeto de la
ocupaba un lugar· subalterno, el acto sexual con un -púber resul- pulsión es, respectivamente, una persona del mismo sexo, un ni-
taba más · aceptable, más "estético", al menos en El banque/e. 3
Solo la tradición judeo-cristiana, señala Pnul Friedman (1959),
ubica el factor "ético" de la repro.ducción en el lugar de la norma
ño, un animal o un cadáver, en lugar de un individuo del · sexo
opuesto. Entre las aberraciones que se refieren al Qin
registran todas aquellas prácticas que no se proponen la coñ¡unción
~·-·----

....___ ___sexuñl) se ---


en la vida sexual. Si pretendiéramos ser consecuentes con este pun- de los órganos sexuales durante la cópula, entre las cuales pueden
to de vista, sin embargo, deberíamos catalogar corno perversión el ' mencionarse el uso de las membranas mucosas de la bo·c a y del
coitus interrupt14s; la masturbación y hasta Ja vida sext.ial de un ano para obtener el placer sexual, lo mismo que el exhibicionismo, '
matrimonio que utiliza técnicas anticonceptivas. Nadie de hecho el voyeurismo (escoptofilia), el sadismo y el masoquismo, etcétera.
sostiene este criterio, con lo cual et fin _Ero~~-e_!tiv~___det instinto El fetichismo ocupa un lugar especial en este grupo, como se verá
s~~ual no puede tomarse como un factor incuestionabfo--para-oe- . más adelante.
(iniiJ~~~c_oñª~~t""it def.ill.4~-Y!~~º ¡.¡;;·m.i_~r~ --- ----·--·-- --- --· -·· -·· Cuando al final de .su primer ensayo Freud pasa revista a
En su célebre libro "Tres ensayos sobre la teoría sexual" los hechos observados, llega a importantes conclusiones. Las teo-
(1905), Frl{ud afirma que la sexualidad humana es un fenómeno . rías clásicas .trataron · de separar nítidamente las perversiones como
sumamente complejo y sostiene que las ideas entonces aceptadas producto innato de la degeneración mental; pero la versatilidad de
T l,, por los hombres de ciencia no se ajustan a la realidad. No es , es tos trastQt:.OQ~_,_c_on._p.as.osJr.ecuet:ites...de...Jo....n.ormru_JL!.Q..R~~~ i co,
ci~r:to, afirma, que la P.l1l~i6n sexual_ sea_. unitaria e inequív"Oea --ni 1n9_ ª .Y1Qd!;!U!!lDJe.p,ar.ru:j.ó.n_ah.s.olu_tt. Es!e punto de vista se apoya
,.
J . ......
. ) .
¡ e.n el estudio de la neurosis. Los síntomas neurótico. s. .hab. fa.. r. eye- º
La procreación por sí misma no puede ser un c~iterio' de normalidad para
1
2
! lado a Freud ~!!._a_inesQerada rel.ªs:J.9.!L~_®..la vida sexual, de In que

~~~~;~~t:~~ ~~;onr¿~;}~·5-}! ~~~~~~~~~[{!~l~l:~l~·-~:


11' especie umana, ya que epen e a a vez de (muchísimos actores so-
ciales, culturales. y económicos (con inevitables ingredientes ideológicos) y ) 1
de otros tantos factores psicológicos. La situación demográfica de un deter- .·-· .. ' . ...... """··· ·~-·-- - ·· ,_,_,.,,_~ __'....P.,,~.-----·· 1?·-··-..-·--··· -~"9.,.~ ,. . .,._ .,.,,,..........~
minado grupo social influye grandemente en su actitud sobre el nacimiento acuerdo con los consisterttes result.ados de su investigación, Freud
y la procreación, como afirma convincentemente Reisman (1950). Incluso comprueba que la sexualidad de los neuróticos se remonta siempre
el acto tnismo de procrear puede satisfacer .u erso fetichista , a los psi.meros afiOsTe~Id'a-;-yes"te ·e·s -·a ·j)üiüo ·· ae--p-arTiaa-Cief des-
como sefialan y erner Ctíbrimien~<lelii--se~~~ti<lacCfnia~·ú¡·;-·rileñté ·· caniúri -ae-· 13 sexua-
e a 1stor a de la Ciencia, donde George Sarton es- l 1añdd~1-;i~1i-c>J..Yüe·a:_ñónñªJ~:~ii~.!!i~.1¡~Q:~_P.~iY.ir.~~.- ·· ·---
tudia rigurosamente, y .con su reconocida valentía Intelectual, la homose· ··;;

. xualidad (latente) de Platón. La sexualidad infantil, que Freud estudia en el segundo en- ;~~
10 sayo, se caractenZilpor- una gran cantidad de pulsiones parciales
' ·---...... ······-"'· ·~- .. l1
oc
\ ·'"'!
1

(ver, tocar, oler, mostrar, golpear, morder; etcétera), surgidas de individuo normal, en cambio, la sexualidad infantil, que ee reactiva
'Í)) ! .. (' diversas zonas erógenas (la boca, el. ano, la piel en geiieraC
los en la adolescencia, evoluciona hacia la sexualidad normal del adul-
gffiffa1efliiismos·;·· etc"étera) , ql,!~ -~~()¿__!!l'~!~_je un lar¡;_9 _Y •com- to, con su primacía genital y la integración de las pulsiones par·
pl_~esarroJ.lo Jl~.Rf!!l_~-~~~~~~-~-~E-~-~!~-~!.Qª_g:xu~L<!~[.~.~ul_!_o. ciales.
Si este proceso se. realiza satisfactoriamente, las pulsiones P~Esiales
1
se-- suboraiiiánala-prifnacla genTl<iT; pero--Síest0Tracasa;· 1as pul-
- - - ----····-··-···---·· ··- · ·------~---·~·--··· --·---· -----.-,__
siones narciales compiten con el- impulso gemtaiy·ocupan-sutrrgar. 2
----=-----... ---;-:¡--·--·-·-·-----·-·--···--------- -·-
En las pervers1oñes Ja_ -~§fS~2._n._~E_~r~i~.~ --dor_n__i_~~~!_ .:_-~: ex___ter. i~-:~~~-~i- La teoría de las perversiones después de los "Tres ensayos"
1

!
/ ; bremente; enl~-~__Q_('.uros1s, en cambio, queda repnm10oy aparece el
\' sl11tQ.ma. De aquí deri.va- -el famóso áforismo -freüéHano ...de. que La teoría que se acaba de exponer contiene una base de verdnd,
la neurosis es el negativo de la perversión .. Corolario de los hallaz- pero no da cuenta de todos los fenómenos. La simple fónnula
gos es que Freud califique a la sexualidad infantil de pq_lj_rno_rfa, · <l~..9.1:.1.~.J.~- .11~1J.'...C>.~~--~.:>..tl.!}~g~_ t_!Y2...~~.l!!...Pl'. ryEr~J.Q.ii::JmiÜE.~=.9.t:~~=§~ et
en cuanto e.ii.r·c_o.:~~t-~üíaa·e:o.~.. -J?.iilsfü.~tj-~{ <~E(é_ Jfütte.·ñ ~siil ()rd.en ni perverso no existe la....represión de la sexualidad infantil y que U-ña
CQ.RCÍertO de diversas zoñas er6genas, y de perversa, ya que SUS
-········ ............ T . . ..... ........- ........, .., ....... ....- ---·-·-···--······--· .. .... ... ......... ,.-.. ·....... -., ...... , .
d_e terminaua pulsión-·parcial persiste desde la infancia hasta la ad..ul-
fines se. apartan de -la meta procread.va de la cópula sexuaC . teZ- ·sin que riada se cfüce ··¿fi-su·. éamiño: üñ·-·esti.i"éHo m¡s-deieñido
f:L r_igor_cJe. ..es_tp_s _con_~e¡>!Q~ . se modifica, sin embargo, e!l.JO.s ñiQsfró, -sfo-:-e-mbargo;-·q:µ¡;~ ·iambié·~ · ·T; -~~·;~~1\ci-;;~C íi1r anüC"cié ·1os
años posteriores a la publicacióri. de ·10s··--mrres ensayos"' a medida perversos sucumbe a la represión. . - - -----·-·· --· ··· ----·--····
que·F -reua: --RarCAbrahani-..y..ofros·-maesfros · ·aei ··¡;sicóánálisis px:q- . · · ·Ya~· eñ. ' ' üñrecuerd·o-·Iñrañfirde Leonardo da Vinci" <191 O) •
siguen el estudio de la sexualidad infantil, dado .. que descµ~ren un
1
Freud descubre que la homosexualidad masculina tiene por base
cierto orden en)as caóticas . pulsi<mes .PªEciales. En "La disposi- una identificación con la .madre, que rechaza de la conciencia el
ción a la neurosis obsesiva" (1913), Freud describe la etapa anal ( ~ . componente heterosexual de la libido. Esto importa reconocer que
·' \ -.-<·
(o anal-sádica) de la sexualidad infantil, que ubica en el segundo . ·,./,\ en la perversión uedan re rimidas determinadas ulsiones arcia-
año de la vida y cuyo órgano . efector es el ano; y en la tercera es e a sexualidad infantil, igua que en a neurosi~
edición de los "Tres ensayos" (1915), delimita la etapa oral, pre- El cambio decisivo en esta dirección sobreviene en "Pegan a
via a la anterior, que abarca el primer año. Quedan así definidas !!..ll. niño" (1919), donde ):re.ud_J!_studj!:\_'!..1!._J.!P-º--~....e.~Lg_~_J-ªn·
1 ·dos organizaciones pregenitales que se desarrollan una después de tª~(!ls __pei:.versas sadomasoquistas y las encuentra claramente vincu-
la otra y culminan en la etapa fálica de la sexualidad infantil, que ladas a la . represióñ....<lei""cóm.¡;Ie]o-J~-ifcü¡;~ :--L~--Per~ersióñ-- sado-
nbarca los tres años siguientes de la infancia, en la cual se masoquista no. d~riva;--¡;ties:-siñipfome;:.;te ¿~· la persistencia de los
desarrolla el complejo de Edipo, es decir, la relación erótica del impulsos agresivos en la estructura mental del paciente: estos im-
niño con sus padres. Solo después, en la pubertad, el individuo pulsos eluden. justamente la represión porqué se los emplea para
logra una verdadera rel~ción (no incestuosa) de objeto y accede mantener inconsciente el conjunto de la sexualidad infantil y el
1: a lo que puede llamarse etapa genital (o genital secundaria, si se complejo de Edipo.
reserva el nombre de primaria a' la fálica) . A partir de este trabajo, la perversión y la neurosis ya no se
So~~-- la pJ!§~.. <leJa t€.9!Í.Cl. <!.<:. la libido, formulada P()r Ereud C.Q!!.s.{<1.exañ=·~a.~~~Lpositivo y el _!i~~tiyQ_~~---t!fi.:'!!1Eiiñ6"'_p.roceso.
~- ~brahaf.1:1_ ..eñ la .segunda décatja def siglo,"í~s 'pci:veisfories.:Seex- La perversión d~~~ .es_tE°4!~f~~:;:~P~6.! ~g"-1º...IJ n f en6nú!ñó-·iñ-¡ff·com- .
plican como procesos el.~ f ijaci6n y regresión a los niveles prege- plejo, donde partici an a Ja vez ulsiones y defensas.
nltaies --deT~Ci~.iúi~ifo, . con el consiguiente reforzamiento ~.4e.. una . o re esta ase surge el valioso aporte e Han11~ §ac~. Zur
dete®-i!1Jl.<liLpuJ;;ióq~p~~ci_iai ..que d~;plaza h o;ga~i~~~fori ··ge11,i,tf!l y Genese der Perversionen--( t 923),- que-·-graOlece el . vínculo .enfre
se.--~oI1:sti.tu)!e en el marcapasÓ de i~ ~Yi_~:a.:··s~xual ó~[per~erso . En el perversióil; complefo- ae"Ea1poy repres.ióñ~ T.a'" puisi6·¡.¡ · ·¡;3~Cfa1 de
/)__ . . . ....... · -· ¡3_
~r ~: :(
,

la sexualid~g_JI_lfa_I_I_t_i_l_q.9.!!~- E<?~na en la _Eerversi?E.~'.1~.¿ontinúa en que Freud publica "El yo y el ello", donde establece la clásica
' dfreC:t_~ffi_~t~ _~esae la inilincla-ha~ta, l~. adt.iJtez, sino ' ue p~sa - n- división del aparato mental. en tres instancias.
~-~- .9t el .C!Qlll Jsi~L~!!:.Jic!_i,Rg_, ~-perv~i:_~Q_I_l_~~- -~2.!E___~ - P._~_r. e Las investigaciones ulteriores siguen esta orientación y ex·
·\ consciente de .todo un sistema _<_:_ h~~-~,9§ ___ r,,~pri.m!9.:os, y en este plican la t~~~~!:.~.i.® como una especial técnica defensiva con!r~_la
sentido 'ya no sé' Ja puede 'contraponer sencillamente ala neurosis. angustia (de castración) y el sentimiento de culpa (que proviene
r.
· La dif;rencia eptre pirver::s~ó.n .. ne1,1ros~s ;adi~a, ~ás q J.?i:.!1• J>~ra d·ersüvei-Y6f-:.---------·- ·--·--...--..------·. -----
Sacfís, en que el síntoma neurótico es .e,_$~_9!~!-~9~E'? (extrano al tn· un desarrollo consistente de este punto de vista se puede
ii:~d~~~~m~~~~~ci!-·~üe. ~~::~:~º~ªd~ert!~~i.- ~~-~ig{1¡f:7Je~%~·-;!~
'gemta: . · ri"Cü'ifnfO"resiCtúos ·--de' '}a- sexualidad infantil, en cÜanto
encontrar en Teoría psicoanalftica de las neurosis (1945f, de Otto ·
Fenichel uien considera a la erversión como una técnica (de- 1\
fensiva) ara a an ustta de castración el sentimi to l '
'cñStiílízación consciente de impulsos reprimidos, neurosis y per.:- de cu pa) con el fin de alcanzar el or asmo enital. §.i~l..Rs.rv~.rso
vers1 n no son radica mente rntmtas. e a que se vea mue as
veces a a ternancia de síntomas neuróticos erversos. ac s men- ;ª::;;;e.e.s~!}0!q~~n~ifr:;:t:· 1~:r!;;;~*~r~Yªs~i~-g~~·tf~~Y~~rl~~llr1;a~eii~~
ciona, por e1emplo, e cas e 'una o in a los golpes que en. el · ·Ie'Iiiii)IClen eT c;·r-sasiño'"ienitaí. JiorralJ.cíó ·í)0-;· compfoto ·ra-<Hsffñción
curso del análisis se trueca en masturbación compulsiva con fanta- eiifre' sfüto'rna ·neuf6Hco ' y actó pervers·? ; yen~~hel"iOduye "la's---per­
sías masoquistas. El caso opuesto no es,. por cierto,. menos fre- versiOñff -eñffe~Iiis"ñetiFósis"'impulsivai, c omo también lo hicieron
cuente. Hemos visto, por ejemplo, una mujer que al abandonar la reciente.mente José Bleger, Natalio Cvik y Beatriz Grünfeld (1973).
perversión homosexual (que satisfacía un impulso inconsciente de Con esto, sin embargo, no se resuelve totalmente el problema.
meterse dentro del objeto y confundirse con él) presentaba una
El neto perverso es, sin duda, egosintónico, como el acto
claustrofobia, claro equivalente neurótico de dicho impulso. En
impulsivo del psicópata, p~ro también son sintónicos el síntoma
un paciente cuya vida sexual antes del .análisis se reducía a la mas-
psicótico, la adicción a las drogas y los rasgos patológicos del ca-
turbación con fantasías sadomasoquistas, el comienzo de la vida de
rácter, sin que nadie piense por esto en colocar a todos en la misma
pareja adquirió una fuerte ton11Iidad de ese tipo, con peleas y
bolsa. A diferencia de Jos otros, el acto perverso se acompaña
agresiones frecuentes, que resultaban . la dramatización de las fan-
siempre de una descarga genital, y estolo-"destii'i:a cfínic:ifrñen'fe "élel
tasías masturbatorias. La práctica de todo analista puede ofrecer
innumerables ejemplos de este tipo de transformaciones. Vale Ja
¡:es·10:-tampocó-;s-ésta _u_ña.,afirmaci6n absoluta, ya que la perver-
pena mencionar aquí un ejemplo de Gillespie (1964) en eJ que
sión puede acompaña.rse de una inhibición del orgasmo; por
ejem-
al reman fantasías o actos perversos de flagelación con una fobia
plo: el ' caso -frecuente-= 'de ~1a"' iiñpoteñd~'' é~ ·~~""homosexual
activo.
a las víboras, donde el látigo y la víbora resultan ser un indudable
símbolo del pene (p. 131). Lo que separa a la sexualidad normal de la perversa es, como
dice Fenichel, .que esta última opera con una descarga genital rígi-
--,
E~ Ja perversión~ffice Sachs, solo es consciente un fragmento damente subordinada a una tendencia parcial de la sexualidad in·
de la Jeiyalldad inít; ltil; si el yo franquea el camino a este im- Cantil: si esta tendencia parcial no es satisfecha, el orgasmo genital
pulso es; precisamente; para reprimir el resto. El yo "divide para se hace imposible. Esta delimitación es clara, pero también discu-
versiones.
y
reinar", en esto ve Sachs el mecanismo fundam.eñiai
'<' '. ·
las
,
de per- tible.
La vida sexual del individuo normal es sumamente- complica-
L!i~. _n~evas
ideas ~arcan una diferencia· nota.ble eón las ante. ·
1

da, y eri ella las pulsiones parciales encuentran una . adecuada sa-
riores. Si bien se apoyan en Ja sexualidad infantil y la teoría de tisfacción en el llamado placer preliminar. Los juegos sexuales
la libido, tienen fundamentalmente en cuenta la estructura psí- que inician· el acto sexual :normal responden obviamente a las ten-
quica. No es casual que el trabajo de Sachs aparezca en 1923, año dencias pregenitales (besos, caricias, contemplación y exhibición
11
15
del cuerpo, etcétera) y contribuyen a aumentar la excitación hasta Freud y de Sachs en el marco de un creciente interés por la psi-
que el orgasmq genital provoca el clímax de la satisfacción y la cología del yo. Gillespie parte de las ideas ele Sachs y sostiene
descarga, No hay límite neto entre la predilección por ciertos jue- que el yo del perverso admite un fragmento de Ja sexualidad in-
gos (o ritos) sexuales y la .conducta aer:;Pcrverso, que tamfüén fantil como parte de su propia estructura para reprimir el resto,
culmina, al fin. y al cabo, en un orgasmo genital. Las diferencias y principalmente el complejo de Edipo. Sachs había sostenido que
son de grado y no de índole: los juegos sexuales del adulto normal esta tendencia tiene qu~ ser admitida justamente por su fuerza,
son más vatiados flexibles, mientras que en los .perversos son que hace imposible que\cl yo Ja reprima totalmente; pero Q!.::
r idos e imperiosos. En los casos extremos la diferencia es notoria, llespie agrega que en la estructura de Ja perversión también de-
como cuando el fetichista ·logra la excitación y el placer aferrán- sempeñ'a Un papel importante la· peculiar conformación del Sll·
dose al zapato de una mujer .cualquiera; pero, por ejemplo, ¿qué pery6, que uede mostrarse más ermeable en esa área. dillesp1e
individuo normal deja de derivar cierta excitación sexual de la entien e, con razón, ue al admitir una arte de la sexualidad
ropa de su mujer? ·se entiende, con razón, que este rasgo "feti- in anti para re rimir el resto el o sufre un roceso de
chista" del individuo normal nunca es determinante y podrá ser ciación a como sabemos, Freud mismo
obviado cuando las circunstancias lo exigen, de modo que la exci- 'portancia.
tación preliminar se alcanzará por otro cambo; pero, como señala · También Gustavo Bychowski (1956) ,_al estudiar la rela·
Balín (1956), la línea divisoria entre lo i;..:rmal y lo patológico se ción entre homosexualidad sicosis,Jl.firma la importancia de
hace aquí muy tenue y no autoriza una clara delimitación con- l procesos e isociactón el o erverso . En este y en otros tra
ceptual. oa1os 1945, 1954), Bychowski se ocupa del yo del homosexua!
Hay, pues, una zona imprecisa entre las actividades pregeni- y lo describe corno profundamente dividido, como el yo esqui:zo
tales del individuo normal (sobre todo durante el placer prelimi- frénico, en el que una fuerte constelación homosexual es un ele·
nar) y los rígidos recursos del perverso para alcanzar el placer or- mento constante y especialmente significativo. Esta constelaciór
gástico. El problema se vuelve todavía más difícil porque los hechos homosexual se basa en una identificación con la madre, que sr
clínicos obligan a se arar la erversión, en sentido estricto, de los mantiene disociada. En términos más generales, esta disociación ex
.ac os perversos de los individuos .neuróticos, on e se o servan presa la lucha, dentro del yo, del introyecto materno con el intro
rasgos o actividades perversas sin que la primacía genital quede yecto paterno, para usar la nomenclatura del autor.
susfancralmente alterada, Al contrario, gracias· a dichos actos per:
versos el individuo neurótico puede alcanzar la sátisfacci6n sexual
en un coito genital "normal". (Si se investiga a fondo la vida se- ·3
xual de los neuróticos se encuentran siempre, de hecho, rasgo~ Las perversiones y In tcorfo de lns rclncioncs objctalcs
perversos, que se consideran -convencionalmente-. síntomas de
la enfermedad.) · El descubrimiento de la sexualidad infantil llevó a FreUd a otro no
En resumen, podemos decir que la teoría psicoanalítica de las · menos importante, eJ de que el niño establece. .desde muy tempran o
perversiones después de los "Tres ensayos" fue · imponiendo gra- . relaciones eróticas con otras p¡;:rsonas, y éste es el punto ge .P.f!X~i.do
dualrnente un punto de vista estructural, según el cual el acto per- de la teoría.de las··;.eiadonés~de objeto del psiéoanálisis, que ha sido
verso tiene la estructura de un síntoma especial, egosintónico y pla- especialmente desarrollada por la llamada Escuela lnglesa. donde
centero, con lo que se borraron los límites entre perversión y neti~ figuran Melaine Klein, Fairbairn, Winnicott, Balint y muchos otro'.>
rosis. · · investigadores.
Las investi~aciones de Gillespie sobre las perversiones se- En los "Tres ensayos"', y en realidad antes, en "La interp re
xuales en sus trabajos de 1956 y 1964 desarrollan las líneas de tación de los sueños" ( 1900) , Freu<l había descubierto que el rasgcJ

16
H

rnás importante y sorprendente de la sexualidad infantil es que está


libido se desliga del yo y se dirige resueltamente al objeto (exter-
dirigida hacia los padres, es decir, que es incestuosa. 4 Así se confi- no), en la etapa"fálic1c · ·· . . -·-··· ------·-· ·····-······--·· "···· ---
gura el llamado complejo' de Edipo, según el cual todo niño atra-
Durante la segunda década del siglo sobrevienen los funda-
viesa un período en que toma al progenitor del sexo opuesto como
objetb sexual y entra en rivalidad con el de su mismo sexo, tal co-· . mentales aportes de Abraham, quien complementa la teoría de la
mo lo hace el personaje de la tragedia de Sófocles. A este complejo libido de Freud y destaca especialmente la relación de objeto.
de Edipó positivo (o heterosexual) se agrega el complejo de Edipo EQ cada etapa_. del desarrollo, Abrnham distingue dos fases:
negativo (homosexual) , donde el objeto de amor es el progenitor etapa oraLprimaria (o de sucdón)'; ..etapa orñl secundaria . (o 'cañ·i-
del mismo sexo y la rivalidad se' dirige al opuesto. Dada la natu· balística), etapa anal primaria (o de expulsión) , etapa anal secun·
raleza bisexual del ser humano, estas dos _configuraéiones coexis- daria (o ·de retención), etapa genital primaria (o fálica) y etapa
fénen· t6do· iri-dividu~ :Y. -p~r t~ñto, .~l ~complejo de .Edipo . siempr.e..es genital secundaria (o genital propiamente dicha).
~omplejo · {hétero y hom.\?.~~xuaL aJa ..xc::.:z;L,_~omo afirma Freud en
1923:---------·---
----·---··- . No vamos a entrar en la descripción de estos descubrimientos,
que el lector podrá encontrar en el "Breve estudio de la libido a la
Al complejo de Edipo continúa el llamado período de latencia luz de Jos trastornos mentales", que Abraham escribió en 1924, po-
sexual, que abarca la segunda infancia, durante el cual las puls-io- co antes de su muerte. Ba~ta decir que las d_e scrlpciones de Abra-
nes sexuales disminuyen marcac;lamente. Con los cambios fisiológi- h~~ tienen en cuenta no sol.o la zona erÓgena la ulsión corre's-
cos (y culturales) de la pubertad sobreviene un incremento de pon 1ente en su aspecto 1 idinoso y agresivo, sinp también los ob-
las pulsiones sexuales y se llega, por fin, a la fase genital, en la que je7os a ue esas ulsiones se aplican: e_lpecho, la madre, los pa~~es
el individuo normal logra una elección de objeto no incestuosa. um · 9~.. en <:Lacto sexua a amad.a escena primaria) , etcét~ra.
El concepto- de~·retadón - de"-objeto que aparece en los trabajos
La fase fálica del desarrolJo infantil coincide con el complejo
de E9ipoj péro-· las etal?as pregenfraies . no son -prÓpiamente" ob- de Freud y de Abraham de la segunda década del siglo abarca
fet~l~~ -P~.r__~¡::!~~~-: __l_a~:_p1.1_!s~o.n~s parciales .pasan por gos moJ:llentos no solo las relaciones con los objetos que configuran el entorno real
eypJ.!,J.!j_vos, autoerótico y narcisista. La~ etapa autoer6tica consiste de la vida del niño, sino también los procesos a través de los cuales
e'.1 }ª actividad anárquica de las zonas et6géi1au_~~Jasjmlsi?nes esos objetos ingresan en el mundo interno para desempeñar un pa-
parciales, que se descargan sin · que haya todavía una relación de pel estructurante en el •psiquismo inconsciente.
objeto. Se opone, así, la sexualidad autoerótica a la aloer6ticg, que . La comprensión de estos fenómenos había sido alcanzada ya,
viene después, con un paso intermedio entre ambas', la et~p~ nar• en parte, por Freud en "Duelo y melancolía" (1917), donde sos-
cisista, donde el propio yo del _su jet~ es el objeto sexmd. De esta tiene que el proceso de duelo se debe a In pérdida del objeto y
mariet'li, ·segú·n · Freud Jo formula en su "Introducci6n al narcisis- está acompañado por un mecanismo específico para recuperarlo. la
mo" (1914), el_primer objeto de"la libido sexual es siempre el pro- introyecci6n del objeto en el yo.G Cuando el objeto se instala en el
pio sujeto, y solo- af"coilipás del desarrollo de · Ja personalidad -la yo, se establece una relación narcisista, en la medida en que no se
. - .. . .. - ..
trata de una simple representación puntual del objeto introyectado
• En la carta n? 69 del 21 de setiembre de 1897 de su correspondencia con sino de una imago deformada por atributos que perienecen al su- '
Fliess, Freud (1950) señala que, de confirmarse su teoría de la sedúcci6n,
habría que concluir que hay más (padres) perversos• que histerias; y agrega
a En realidad, muchas de los ideas de Freud en esos años tienen su punto
su primera intuici6n con respecto al complejo de Edipo y a la fantasía in·
de partida en "Tótem y tabú" (1913) ,: una obra que, a nuestro juicio, es
consciente al decir que queda abierta, as{, la posible explicación de que la
fundamental en el desarrollo de1 pensamiento psicoanalítico, ya que sin ella
fantasfa sexual adopte invariablemente el terna de los padres. Poco después,
resulta poco menos que imposible comprender el valor estructurente del
en la carta n? 71, del 15 de octubre, Freud mencionará por primera vez a
Edipo Rey, de Sófocles. complejo de Edipo a partir de la identificación (introyectivn) con la ima-
1~
go paterna. -1'9
r

jeto y, sobre todo, porque tnhora el objeto está incluido en la e~­ defensa a la introyección del objeto, para identificarse con él (iden-
tructura yoica. tificación intro_yectiva) .ª
..
L_a_f!@!:.~Lffi#§.jm,pg.rJª!l~~--- º~·J-ª.. e.s~ue).¡¡_ .~e. i~.s": ~~~~9_i~_i:i,~~L.~P:­ ·Esto lleva a distinguir dos tipos de identificación, lo que es
j_eta~~-·-~iün_dJ..1da,_Me.lª-!iJ~ _Iq~J..!1,. Siguiendo los trabajos de Freud fundamental para comprender el aporte de Melanie Klein y sus dis-
y de Abraham, Melariie Klein estudió el desarrollo temprano me- cípulos al estudio de las perversiones. Durante la posición esquizo-
diante Ja técnfr:a del juego~ que le permitió analizar a niños muy paraooide, el yo del niño, sumamente lábil, tiende a desintegrarse
pequeños. Según esta autora, la estructura psíquica aparece desde ante la intensidad de la angustia y recurre a un tipo especial de
el comienzo de la vida, y con ella, también la relación de objeto. defensa, la identi/ica<¡ión proyectiva: coloca mágicamente sus im·
Es decir que el__g!fí.9-t..2~~-~-~ .. q1:1e __Qªc;e_. ..~:füp()t1eAt< .µp __,Y.Q . P!P;t~ . ~ pulsos, especialmente la agresión y la envidia, junto con partes de su
diE.i.gi~ --~-u-~_J!PP.l!lso~ y de vinc_1:1Ia,rlg_s cqn Q}?jetºs •..~n primer lugar yo en el pecho de la madre, con el que queda identificado. A través
el pecho de la madre. --- de la identificación proyectiva el niño se libera de todo lo bueno y
·--··-·15¡;·9c-ü-erdo..con. Abraham, Melanie Klein sostiene que en las lo malo que no puede toleror dentro de él; borrada así la diferencia
primeras etapas del desarrollo los objetos son parciales (pecho, entre objeto y sujeto, con la consiguiente pérdida de la identidad,
·pene, boca~ nalgas, ano, manps, ojos, etcétera), y que constituye un surge In vivencia (omnipotencia) de ser él mismo el objeto, es de-
logro valioso del desarrollo integrarlos en un objeto total, la.madre. cir, en primer lugar, el pecho de la madre, tan necesitado y admi-
La relación del niño con . el pecho, primera relación de objeto rado, como temido y odiado. La identificación proyectiva está acom-
y modeló de todas las demás, es el campo fundamental de la inves- pañada siempre de una vivencia de control sobre el objeto y de falsa
tigación kleiniana, que conduce a la teoría de las posiciones, desa- sensación de poder. Desempeña un papel fundamental para luchar
rrollada en el _curso de unos veinte año~;. a partir de El psicoaná- contra la angustia persecutoria y la envidia, ya que permite colocar
lisis de niños ( 1932) , y expuesta con rigor en Algunas conclusiones en el objeto (el pecho de ln madre) los aspectos peligrosos y des-
teóricas sobre la vida emocional del lactante (1952). tructivos del yo y los objetos internos, o las partes buenas del yo
Presionado por sus impulsos de amor y. de odio, el recién · y los objetos que deben ser preservados. Es clara, pues, la diferencia
naddo recurre a mecanismos de defensa sumainerite prim1t1vos, · con la identificación introyectiva, ·propia de la posición depresiva,
uno de los cuales consiste en dividir al pecho en buenq (gratifica- que siempre va acompañada de vivos sentimientos de depresión y
1
dor, idealizado) y malo (frustrador, perseguidor). Esto configura culpa,' como también de esperanza y deseo de reparar.
la posición esquizo-paranoide, que abarca los tres primeros meses Sobre la base de estos descubrimientos se desarrollan las inves-
de la vida, donde la principal defensa es la disociación, y la an- tigaciones más recientes de la escuela kleiniana (Rosenfeld, Hanna
gustia es de tipo persecutorio (paranoide). Segal, Bion, Esther Bick, Betty Joseph, Meltzer, Money-Kyr\c y
A medida que el desarrollo progresa y la capacidad de inte- otros) sobre las perversiones y tei:nas afines, como la adicción a las
gración del niño aumenta, esta configuración' cede su lugar a la drogas, lá psicopatía, etcétera.
posición depresiva. El niño comprende que el objeto de su amor ·En su libro Estados sexuales de la mente (1973), Donald Melt-
(el pecho bueno) es también el objeto malo que odia y quiere ~

destruir, con lo que ingresa a una situación ele duelo (similar a la


que Freud describió en 1917), en la que siente que ha perdido el
pecho porque sus impulsos agresivos lo destruyeron, y trata de re- o Grinberg (1971)
depresiva, una cu!
pararlo por todos los medios a su alcance. Como puede verse por
qu1zo1e1es oa10 et
esta breve descripción, en la posición depresiva la persona adquiere del seu.
conciencia de su conducta (insight) , siente culpa por su maldad y 7--pa¡:¡¡-una exposición detallada y r'igurosa, véase Introducción a la obra
trata de reparar lo que su fantasía dañó recurriendo como principal de Melanie Klein, de Hanna Sega! (1964). :2)
20
. ·.!?.···
. / /í,y/,/ ~· .
r-i\0S:;:;;;;:
r _.0/"/

zer parte de los dos tipos de identificación recién señ~lados


·diferenciar la sexualidad del adulto, del niño y del perverso. Su
ª para )./
rpri~a_..: Solo~uand CJelabofif' su comple ¡O"' d-e E-dipo, superando
sus ~s y su rivalidad, el individuo uede intro ectar a los pafües
re ara os como una pareja eliz y unida~ Esto implica e ue o por
empresa es, sin embargo, más ambiciosa, en cuanto propone una los pa res como o Je os e amor sexua y la discriminación entre
revisión de la teoría sexual de Freud a la luz de los descubrí· el sujeto (el niño) y los adultos (la pareja parental), a través de
mientos de Melanie Klein y sus discípulos. / un proceso simbólico en el cual el superyó introduce sus valores. 8 bt•
Sin duda, . la idea_ más .original de Meltzer, la que impregna Una vez reparada, la pareja de los padres puede funcionar en el
toda su investigación, . consiste~en-distingüír:ta rncualidad del ,adul· mundo interno del sujeto con plena autonomía, en un intercambio
to, básicamente introyecti~'a.-de la del nmo y el erverso, fuñ:i sexual que es para ambos placentero y benéfico. ~ Con estos padres
amentalmente royecfivas, impu s1vas. ste contraste no toma ~ troyecrados se identifica el su'eto norma-1.. durante su propia d·
·:· so amente como parametros os pr de identificación ya seña· periend a sexual para · obtener su satisfacción y procurárse a a su
lados, sino también las ansiedades correspondientes, persecutoria y
depresiva, los impulsos y los objetos. De esta forma, Meltzer se
~~ ~ -
La sexualidad infantil es, en cambio, impulsiva: trata de des-
procura una base teórica, firme y a la vez móvil, para comprender cargar los impulsos sexuales para aliviar la angustia que proviene
las variadas identificaciones del sujeto en la escena primaria como de los celos y de la rivalidad con la pareja de los padres; bus~a
fundante de la estructura psíquica. Puede contemplar, así, la se- el placer sin preocuparse del compañero sexual, a través de me-
xualidad del adulto, no ya desde .el ángulo un poco victoriano de la canismos proyectivos . El predominio de 'las pulsiones parciales
primacía genital, sino en todo str rico, su inagotable, su inédito poli- lleva a uha constante confusión. de las. zonas erógenas y de sus
. modismo. La sexualidad del adulto es, pues, polimorfa, como la
distintos modos de gratificación, lo que equivale a decir que la
del niño y el perverso, pero su significado es propio, en cuanto
primacía genital no se ha establecido con plenitud. A pesar de su
las angustias depresivas configuran un nuevo mundo de. objetos y carácter impulsivo, .@'SeXUalidad 1nfant_iLe_s,~para Meltzer,- o ásica-
el individuo puede desarrollar armónicamente su bisexuali<lad, es mente buena, ya ue buscJLllnte todo aliviar las tensiones causa·
decir, integrar el otro sexo a la estructura del self sin perder por as- por la-escena primatia~•~c_on su~cnrolario d_e excitación e insal
esto su identidad de hombre o mujer. · ~1Sfacd6n, celos edípicos y odig:--Oa!o no solo 'COfilra los padres,
En su minucioso estudio de la escena primaria con todos sus sino~también _f.ontra el bebé, interno, gue imagina participando y
integrantes (o actores), M~ltzer sigue casi al pie de la letra las
geniales observadones de Freud (1918) al describir la escena
gozando del espectáculo ae
Ilr1!"seeññ primaria ;
b a~sexualidad infontil es, pues, egocéntrica y se caracteriza
primaria de "El hombre de los lobos", al final del capítulo VIII.
por su movilidad y polimorfismo, que no solo se expresan en la
Allí señala Freud las complejas identificaciones del paciente, que
variedad de~zonas excitadas. excitables sino or la confusión~ de
identifica su pene con un bebé que, dentro de la madre, va a ser
la~ mismas y de los~ mooos de satis acción!
copulado por el padre; a la vet que este mismo pene es, también, 1
el niño que posee a la madre. Quedan así definidos ~Metfür' ;. J n la sexualidad perversa, por fin, el vínculo e~ fundamental-
cinc-~ a -tici antes en la- escena pri® ia: el J!dre lamaClre el mente narcisi~tO_~e un nuevo objeto interno, un sexto per-
niño rla niña y, mamen e. e fnterno- ~ntro ele! cuerpo"de
a bh Para Melt.zer la sexualidad del adulto es simb6\iCR, en cuanto deriva
la maW'.e.'.) !. de un roceso de identificación intro cctiva con os n res internos Des e
. - ~J.f._xaalidcrd aciUll~@n~a tñ~canisrnos introy_ectivos a ~~ e c s1co trn ªJº e anna Segal (1957), esta escue a nceptn que el proceso
partir del-duelo poda~pare1a-{sexual) de~ los..padres en la escena'"" )' slmb61ico está ínsitamente ligado a la posición depresiva. También Lncnn
,, afinna que el complejo de Edipo introduce ni sujeto en el orden simbólico, si
8 Veremos más ndelnnte otro tipo de identificación narcisista, In identifi- bien su reflexión se desarrolla en un campo teórico muy diferente del de
cación adhesiva, corolario de la rela~ión del niño con In piel de la madre Hannn Segal y Meltzer·. · 23
(Esther Bick [1968]; Mcltzer [1975]).
22-
r \ o\:¡ef.. l'~.swlor r"''tecfe._.b
rl A~ l"
... .- f"'e •r;.. c..6 /'e,íi<.,,
r
t '
t.
sortaje, el outsider, el tirano, que entra en complicidad con las par·
tes mlantilesjful self del sujeto.. para atacar envidiosamente a los oscila, así, entre depender del pecho o entregarse al yo narcisista.
padres internos º· con más exacfttuó, a toda la lam1lia.9 creemos
~
•:. Este esquema de Rosenfeld, preciso y exacto, es de fácil apli·
que el tirano de Meltzer no debe destacarse como un nuevo per~ cación clínica.
sonaJ~la escena primaria, sino más bien cpmo un_papel asig- Money-Kyrle- (197 t) habla en este contexto del
nado, a alguno de los cinco miembros ya descritos; según este
c'r1terio -que coincide, creemos; con las ideas de Rosenf eld que ¡):

vienen a continuación-, el tirano puede tomar el papel de un pa- t·


dre, de un · hermano o del propio sujeto. Al asumir el lugar de un t. I
padre (o del pecho, el pezón, el pene, etcé~~ra), el tirano se con-
funde con el superyó; una confusión que también alcanza al pensa-
miento teórico de algunos analistas.
En el mundo externo (real) este conflicto estructural se tra-
duce por conductas en las cuales_el compañero· sexual es el reflejo
de .este ligamen narcisista. La relacíOn externa es "mdilerente", con
lo cual queremos decir, a la vez, que no hay diferencia entre sujeto
y ob'eto a ue el objeto puede ser cual uier cosa (y es siempre
" e~ ' y, por otra par e, quej o 1eto es~tivamente indife-
rente parael sujeto perverso, que lo usa para slis propios fines y lo
~ 7' 1 :ZA -

4
13
9 Ver Los estados sexuales de la mente, cap. 14: "Terror, persecución· y te- Teoría de la perversión según la Escuela Francesa
mor", y cap . 20: "Tiranía".
10 Al estudiar la pareja perversa desde otro enfoque teórico, Clavreul
( 1966) afirma que se constituye como una forma deliberada de desconocer
! La Escuela Francesa enfoca el concepto de perversión desde otro
ángulo, más que antagónico, complementario de los anteriores, lla-
Ja inte~ci6n del otro •. de modo que c?da uno de sus integrantes es para el
companero un_ mero_ iuguete que consiente. 12 Veremos en seguida algunas coincidencias de este punto de vista con los
1 1 "Qn the psichopnthology of nnrcissism:-8 clinical approach", en Psy:
de· la Escuela Frnnéesa.
chotic States, cap. 11, p. 169. 1s Agradecemos cordialmente al doctor . Guillermo Mocci las valiosas suge-
.renclns que nos ofreció para este capítulo.
-i.4
:i!G

\
innegable que Freud no se refiere al objeto del conocimiento, sino
mando la atención sobre la existencia de un es ecial mecanismo de
a la dialéctica del deseo. Es éste un problema de alcance filosófico
defensa, la renegacz n o reprobación), Verleugnung, como e ave.
que puede encontrarse en pensadores anteriores a Freud, como He-
· del proceso. Es un concepto que Freud introduce en 1923 y emplea
gel,10 pero que Freud plantea en toda su profundidad porque parn
con cierta laxitud hasta 1938, cuando recisa su significación en
él se trata de un deseo inconsciente.
e "Esquema del psicoanáli'iis", publicado póstuniamente os anos
después. Podríamos considerar al sujeto como agente que busca lo a.ue
le falta; ·pero ta;m poco es así: k~S~!l. va más lejos todavía. Afirma
En el seminario sobre "La relación objeta! y las estructuras
freudianas" (195q/57), Lacan retoma el problema de la relación que el;<~bjeto, atme~a.l..s.uli!.t9,..Y. 1:!0 al.).:~yés. El sujeto no sabe -íoque
de objeto que plantea Fretid en los "Tres ensayos" (1905), y se busca·. porque el deseo incon~ci~!1t~.,~~~- .11J_g;-qu-e-·éCñ(; "';eifüJ.:ii'> -'El
·pregunta cuál es su función en diversos cuadros clínicos. Estudia sujeto· busca
·argo-que..es.siempre ausencia; üria ..blEqúeda en la e·s
la histeria de Dora · (Fr,eud [1905]) y la fobia de Juanito (Freud . que el sujeto se ve arrastrado or el Otro en la ue el obºeto co-
[ 1909]) contrastándolas con las perversiones, que ilustra también mo causa e eseo, lo re u a determina. El sujeto aparece pues
con los escritos de Freud (1919, 1920, 1927). Para Lacan, como su¡e a o a o Jeto de su deseo, al . Otro (el orcle·n · sin1o6HcO; la
culturaf. . ' ' . . .. ·-· . ... ' - <' • _ . . ... . . -- •

para muchos otros autores dentro y fuera de la Escuela Francesa(•


el fetichismo es el ineludible punto de parhda para una teoria Con el objeto faltante se da la paradoja de que una falta es
general de las pervers1one~. 1 ª ···· causa, tiene una eficacia, estructura la relación, y se puede decir
Lacan sostiene que la noción de objeto en Freud solo puede que esta causación es metonímica, en cuanto la causa está ausente,
comprenderse cuando se abandonan a la vez los enfoques empi- como en la metonimia, donde hay un significante que está faltando
rista y epistémico. ,, a través de su deslizamiento sintagmático. Como dice Lacan en
En su versión empírica, como lo postula sobre todo la psicolo- ~no de sus Eáits (1966) ,1 7 es la estructura metonímica, en cuanto
gía del yo a partil' de Hartmann (1939), la relación de objeto '' conexión del significante con el significante, lo que permite la eli·
supone un ajuste radical entre la pulsión y el medio (el objeto). En si6n por la cual "le signifiant installe le manque de ntre dans la
el tercer ensayo (p. 222), sin embargo, Freud (1905) habla más relation d'obiet, en se servant de la valeur de renvoi de la signifi-
bien de un hallazgo del objeto (Objektfiiúíüñg) y no d.e-un 1 'éi'es·2 cation pour !'investir du désir visant ce manque qu'il supporte",
p. 515.18 '
cubrimiento"; y este "füillñzgo-'es"t"á- siempré- iñarciiClo'-porl"a"-'iiiisen-' ''
cfá~1a- falta.-·Freud habfa..deuíiob}eto-~n e~é-ncia':~~g~~@=gue { En "La organización genital infantil" 1923 Freud dice ue
el sujeto busca retrosp_ect!,v.:~.m~nte!.. ~'-:~ nostalgia. :gt~_l_i_llfü!:z_g9:'._p9p.e '.· los ninos ren egan o reprue an la falta del • ·
el reencuentro bajo el signo de ur.ia .re¡J.efidón Íll1J?.~~~~!!!....P.~~9.~: l
- . _ - Hu - -- _t - - - "• • .. - ' 1 - • f - '

la naturaleza del objeto pertenece al registro (simbólico) de la


repetfCi6ñ y- n~:d_eia n.ecesidacL.Nada lo p~eba mejü;- qüelasper-
veisiones, donde la idea de necesidad (biológica) no tiene cabida.
.
Tampoco se puede comprender lo que significa objeto en tér- ie En el Diálogo del amo y el esclavo, de la Fenomenologta del espfritu,
minos epistémicos, es decir de r.elaci6n sujeto/objeto, porque es Hegel considera que el objeto queda mediatliado por el deseo del otro.
17 "L'instance de la lettre dans l'inconscient ou la raison depuis Frcud",

u En este trabajo se entiende por Escuela Francesa el aporte de todos los pp. 493-528.
investigadores de ese país, sin desconocer las diferencias entre ellos. Es is "El significante instala la falta del ser en la relación de objeto utilizan-
una nómenclattira más geográfica que teórica, que hace justicia al pensl!- . do el valor de remisión de In significación para llenarlo con el deseo que
miento de los psicoanalistas de ese país. apun'ta hacia esa falta a la que sostiene." Lectura estructuralista de Freud,
l
5
Véase, por ejemplo, Gillespie (1964). Siglo XXI, México, 1971, p. ~OO.
:lb 2?,
realidad exterior, y en este sentido se acerca a un mecanismo psi- perversión, nos muestra el vínculo ctiopatogénico de los trastornos
cótico, sin serlo ca6almente. 1 " La represión, Verdriingung, en cam- · neuróticos y perversos y hace comprensible su coexistencia en un
6io, opera contra la representación, confinándola al sistema Inc:-· solo individuo, como nos Io muestra a diario la experiencia clínica.
Debe también distinguirse la Verleugnung de la Verneinung, nega- A partir de estas precisiones sobre la rcnegación (que, dicho
ción o denegación, que fieud estudió en 1925, a la que considera sea de paso, no preocupan demasiado a otros .autores), la Escuela
una for~a es ecial de tomar conocimiento de lo reprimido sin acep- Francesa ·estudia la relación del perverso con la realidad y llega a
taro como tal en Ja conciencia. a negac1 n anu a e aspecto mte- conclusiones interesantes .
lectual de la represión, aunque lo esencial de . la represión persiste Aquí el punto de partidn es que la organización genital infan-
(p. 236). Según Ana Freud (1936), la negación ·puede operar a til, tal como Ja describió Freud en 1923, es escnci.almcntc fálica:
través de la fantasía, el acto o la palabra. tanto el niño como la niña admiten que hay un solo y único órgano
En 1927, en el ensayo sobre fetichismo, Freud muestra cómo, genital, el falo. Sobre esta base0, Lacan (1958, etcétera) desarrolla
gracias al mecanismo de la renegación, el fe ti chista hace coexistir su idea sobre la castración como corte simbólico, como "ley del
e! desconoc1m1enfo y el reconocimiento de la castración femenina. padre" que rige la diferencia (y la relación) entre Jos sexos. Por
Critica .allí el con ce t de escotomización, introducido por Lafor- medio del Edipo el niño asume el fofo como significante y ncccde
gue, ya que en estos casos la percepción tuvo lugar y persiste· en a (¡se sujeta!) al orden simb6Úco: admite que no es el falo descodo
mente, pero no lle a a ser ace tada, justamente · or ue se reniega por la madre. . -
e e a. e esto refiere Freud una consecuencia estructural muy im:-
portante, la escisión del yo, ue retom !m..J últimos ·trabajos Puede decirse, entonces, con Rosolato (1966), que en el
( orno consecuencia de la angustia de castración, e yo no verso redomina un hedonismo ue marca el fracaso del rincí ío
soporta la inexistencia del pene en la mujer y se divide, negando y de a realidad frente al principio del placer. El establecimiento del
afirmando simultáneamente. · principio de la realidad (en el sentido de realidad psíquica) im-
La presencia de este mecanismo complementa la línea teórica se- plica reconocer y aceptar la prohibición del incesto, ley que ordena
guida por el estudio de Sachs y contribuye a que se haga todavía los sexos y sus diferencias. El castigo por coptravcnir esta ley es el
más discutible el concepto de la neurosis como negativo de la riesgo de In castración, y se. sobrentiende que aceptarla supone
perversión. el sacrifiico narcisista de reconocer la condición fálica de la madre.
En relación con los estudios de Sachs se dan coincidencias El infante depende de la madre no solo en sentido biológico, sino
y diferencias~ Este autor destacó la existencia de alteraciones de también en sentido amoroso: él es el objeto del deseo de ella,
la conciencia en el perverso, la Escuela Francesa demuestra el básicamente su deseo por el falo, y el deseo del bebé es ser de-
carácter específico de estas alteraciones, ligadas a la renegaci6n; seado por ella como falo, como aquello que colma su falta.
Es así como puede superarse un enfoque puramente genético y re~ Desde una posici.9 n en que la ilusión narcisista impera en
mitirse a lo tópico y estructural, lo que enriquece la comprensión su vida sexual, el" perverso crea, a partir de la rene ación una
de estos cuadros. En relación con la neurosis como negativo de la 1 alidad particular, que relaciona eseo, placer le de u
tal que, como. ice oso ato (1966 , e lacer es el si no de
t9 El mismo Freud, en "Neurosis y psicosis" (1924) y en "La pérdida de
Ja ey es su deseo" ("la 01 est mon ésir") .
realidad en la neurosis y en Ia psiCosis (1924), usó Verleugnung para la Este deseo subvierte el orden simbólico instaurado por el
realidad exterior en la psicosis. complejo de Edipo. El perverso crea una sexualidad que escapa a las
20 Siguicnd · l el
es in ras sUmlco (dentro del vQl y reglas del lenguaje del sexo. y se constituye en un discurso sexual
pcryo ni al ello). [ pnvaao, que suprime todas las diferencias que se podnan sacar al
•!
~.·.

t ~
28 29
su'eto del mundo ima inario in en el cual se reencuentra e ma-
nentemente C0m0 Objeto del deseo de la ml'ldrP nn.. ""' 1-I- -- II
héroe de tin trl11nln ""~•~- '- " L
_ -- ----•uvVVULLQ JQ
-----·~ rv-• "' •a1v y CO!llO
Jey del adre",
PERVERSIONES. PARTE ESPECIAL ·
Esta perspectiva permite compren er aspectos importantes del
fetichismo en particular y de las perver~iones en general. El objeto
del deseo perverso es el falo materno. en la wedjda en que éste ea
el núcleo de la jdeptificru:ión narcjsjsta.~ecular) y de la uniQ.Q
imaginaria del sujeto con aquello en lo cual se condensa y se des.
plaza el deseo de la. madre, en oposición a la "le~ del padre" -[Lac"in
(1966)].

Una vez esbozados Jos conceptos" básicos sobre la . perversión, nos


toca ahora estudiar los casos partir;ulares:

1
Homos_exunlidnd

La homosexualidad es, sin duda, la m~recuente de las perver·


sioneS--..y la que ha merecido li:>s estudios más amplios. Su conoci-
miento es, por tanto, de importancia teórica y práctica. A pesar
de los avances logrados, se está topavfa lejos, sin embargo, de
haber solucionado los problemas que plantea.
Como entidad clfnica, la homosexualidad co!!?prende formas
~saS).y es posible que el progreso de In investigación lleve a
distinguir cuadros muy diferentes/ Meltzer¡ por ejemplo, en su libro
" - - - .!:'...: '
Esfiii!os sexuales. de la mente ( r9r3) , · intenta aisctiiñinar algunos
fü~':"\, Es posible también, sin embargo, que a medida que se
vaya precisando el concepto de perversión pueda destacarse su
unidad más allá de sus (contingentes) vari,edades.
tDesde•ielit}'.>~~§taiaji_ijjmlc.o ,~·s:~:>~djs:ttnguen'.~1ttesi4ip.e.s.,;,,q~
<ffOlñl)$exualid@~bsoluta, anfígena y esporádica .
.-~; ~;hfl~:hóffrót~ij~J#j$1fft~~~a:ñli{f) J S la de las per·
sanas que (Solo ti-enfilíié'lac10nes sex.u~s ~ol}JU mismo sexo~
21
Imaginario quiere decir para Lacan 1o que depende de una reJaCI6n
especular,: de imagen, con 111 madre. Véase "El estadio del espejé (1949). mientras que el opuesto las deja indiferentes. ($i intentan a-Jgú
acercamientó heterosexual es más por deseo de ser "normales.!L, de
30
3>
./

ep-tteeto.¡¡sea~
Fliess y fue una de las
humana.
33
.,.,
.,;¡,sµ;~}a!!r :eµ~Q;~~pri~~~'ti~s~ieff~é§:te~é'a'íñ'pojf~cc&h:~p1.1o;t~~chcr¡· ·
9.~·~· "l·a·- ~
•·•"""""··. ·:~.·-d·.e•',,,," , ~~:l.Rl'Afi'i%íC\'.;f.~l!
. . . em:e-rl'l'!!D ··"'' . '·' .i:l~,..,.
l-~l.Wíff~~ét~::E\
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~-- : ~--.¡;¡.·~~!- .. ,.
q~j:ijdJi~nli.\li~g1<n'fNlV¡¡¡.l_<!f!.l"llWl'>"'=""'W,a. ; ' .
La bisexunlidad como hecho 'clínico es indiscutible, pero es
difícil decidir con precisión si debe entendérsela como un factor
exclusivamente biológico. Una mejor comprensión de las relaciones
tempranas de objeto, con stt calidoscópico juego de identificacio-
nes, puede hacer que en un futuro próximo delimitemos y preci-
semos lo que debe entenderse por biológico y por psicosocial en la
tendencia del ser humano a orientar su libido hacia los dos sexos.
~erse encuenta, por ejemplO,la O'íñfüR-º-t~ncia.infantiLcomo
~rtante jaCtOr psicglógjco en el _de..§..CQ de abarcar los ®s sJ<xoS:
de ser a la vez hombre y mujer, CY:TOJñiS'mocaoe· decir para la
~idia_,_que-no~a.c_e_pta~que .otrosªp~n.lo gue uno no tien~ Esta
discusión se inserta, en realidad, en un problema mucho más 23 am-
plio, como es el ·de los modelos biológicos en psicoanálisis.
Franz J. Kallman ( 1959) y ot~os autores han aportado datos
estadísticos que prueban una incidencia significativamente mayor
de la homosexualidad en los gemelos univitelinos; pero estos da-
tos ·deben revisarse a la luz de la teoría de la seudoherencia. Es
obvio que en estos casos se refuerza notablemente la elección nar-
cisista -especular, cabría decir- de objetos ~qlle~gr,!'vita no-
tablemente en todo el desarrollo psicológico.\~p~P;fl@~e-Jobn.J).
~-- -~~~~~ ~~iá9!!_ .se -d~ij~,l~,ttn
. · -~"",, .. . ·:"'·':· :· ··~: . • .":: ,)!'f...º . ~¡';4{ ··~~::,;.s, ,, '
.~
.
, .. ...-_ -J.'1L. ,} ...... ~._t
· ,., :!l! · u•~"''"ue • . ac·
· · ;tm\'(;l)'G!!:\~!f>i1.\P~~J:~~~®~~d·c

22 Véosc "Introducción_ ni pslcoant\lisis" (1916/17), pnrte tercero, conferen·

3 .!i>
34
Con el objeto de lograr una mayor precisión conviene estu-
diar la homosexualidad por separado en hombrüs y mujeres.

a) /iQ]Jlosex.udlida<i. mascpli,na

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"'-~~~ ·de Ferenczi se apoyan en un hecho que ya hemos > l"
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discutido. La diferencia entre el tipo activo y el pasivo de la ho- e i
e: d
mosexualidad masculina es menos firme de lo que parece, y en
esto radica el punto más débil de su argumentación . Con matices ~~
distintos, sin embargo, veremos ªP.arec~r estos conccptosTcn"'"otros
Al estudiar la g6nesis de las elecciones de objeto de un homosexual mns- ·autoFes-;--como~Fenicflcl) -
!ino, Liberman (19.51) expone claramente estas fluctuaciones. ·En el "Análisis de la fobia de un niño de cinco ai1os" (1909)
31
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42-
43
.3 TíEIVfro5 OEL Ff>IPO :>[GÚN lACAIJ
t

:n Las formaciones del inconsciente, pp. 84/91.


n Notable coincic1encin con el objeto combinndo de Melnnie Kl~n .
,,¡5
b) Homosexualidad femenina tipo: una mujer seducida en su infancia por el padre que la obli-
gaba· a masturbarlo inicia su homosexualidad haciendo que su :_,
hermana menor la estimue en el clítoris.
La clínica demuestra, sin embargo, que estos dos tipos polares
no son los únicos ni los más frecueºntes. Más común es que la pareja
homosexual · femenina desta ue los apeles de la madre y la hiia,
como escri ió originariamente He!erie DetitséE ·en 193~. ·Estcrtm-
plica ue rla ide · icación ató ena rinci al en la mu'er lesbiana
¡rue e ser con- a ma re y ng con el padre. Marie Lan_g~9481
- Etch~en ( 1970) subrayan la im,.eortiiiéiadel pecho destrui-
do ae la maClre en la hOinosexu-alidao femeninal
Las fallas- que señalamos a la clasificación de Fenichel al es-
tudiar la homosexualidad masculina surgen aquí de nuevo, y con
más fuerza. Se trata, en realidad, de dos modalidades caractero-
16gicas, activa y pasiva, que corresponden al carácter fálicO-nar-
cisista.y al pasiyo-femenino. En la lesbiana de carácter fálico-narcisis-
ta la identificación .fundamentl!J es con el padre (o con la madre
fálica) . y está a_c m añada de la fantasía. de ser un hombre
de tener un ene homoer tica-su eta · . La mujer ho-
mosexual pasivo-femenina. en ~ªmbiº'-Il_Q.J!..lterª_ru;cesariamente los
· atributos femeninos d~arácter y hl.!sca_una....bamasexual "i.rili-
zada como objeto de amor íhom®róti~e.tQl.
El juego de las identificaciones es, pues, más complejo que
lo que dicen Freud y Fenichel, de modo que tla horllQ.SS:xualidad
/ f~nina ~arse: 1) a partir de una identificación con er
V/ piclre en busca Cle la madre o la bii!!.;_))~n la madre (activa,
. fálica) frente al bebé,..:Y 3) con el ocbé ante- la madre, '
. En todos estoscasos~ desde lueg;, lo~ pap~i"es pueden quedar
fijados, y' en esto influye, sin duda, la rigidez de la estructura ca-
racterológica; pero lo m)1s corriente es que alternen, lo mismo que
en la homosexualidaéf masculina. Como enseñó Helen Deutsch, en
las parejas homosexuales donde juegan principal~ente los pape-
les de la madre y la hija la regla es la alternancia. 23
----=-------·- --------·-·- -.
De acuerdo con lo dicho anteriormente, es fácil deducir que
en las lesbiam1s, al revés que en el hombre, el carácter f állco-nar·
cisiStaó1recera ·mayorfa-(feé8sü;~-b;o/~~i~;, ¡;~;-~~-;;nto_ es e_n éstos
donde es más temida y rechazada la situación pasiva (y masoquis-

16
28 Véase ni respecto el trabajo de Luis Rnvskovsky (1953).
Lll l
ta). El tipo anf ígeno, en cambio, ~~--_y~ó1~ lo general en· los ca- cimiento de que la mujer no tiene pene, punto que retomaremos
racterespas1vo-femenino, ya que en estos casos es posible el. co- más adelante.
merc10 sexual con mujeres masculinas o maternales al par que con Jones (1927), coincidiendo básicamente con Karen Horney, afir- ,\
hombres. Estas mujeres llegan a veces a casarse y a tener hijos para ma que el impulsópr1mor<lial dilaniña.Trente al pene del padre ¡.\ \',/
alejarse de la homosexualidad. - es el de incorporarlo por Ja boca (/ellatw), el ano o la vagina, y no \ \
En el caso descrito por uno de nosotros en 1970 estos tipos se de poseerlo como parte de S~Jlli1S_QIQQ!11l. Cuando este intento
van sucediendo uno a otro, a medida que el análisis modifica la falla, la niña abandona al adre y busca su sustituto exogámico
personalidad de la paciente, que primero se comporta como un (desarrollo normal) Ó- abandona a vagma y sus representantes
1ombre con las otras mujeres que representan a una madre sufrien- pregenitales: laboCá y el ano) para identificarse con el padre:
:e, luego como una madre frente·a ellas y, por fin, antes de aban- solo entonces desarrollará la envidia fálica, 5as~ del desarrollo anor-
Ionar la perversión, acepta ser hija en sus relaciones homose-
ma1es . · -
mal y la homoaüXUalidad .
... \ - 1
·
Melanie Klein) (1928) afirma que la njíia percibe desde muy
temprano su vagiíÍa, se identifica con la .. madre cuando se instala
A pa~tir del trabajo de Freud de 1920 aumenta el interés de los el complejo de Edipó temprano y fantasea con atacar su cuerpo
>sicoanalistas por la sexualidad de la mujer. Algunos autores, para vaciarla de süs valiosos contenidos: el pene del padre," los
orno Karen Horney, Ernest Janes y Melanic Klein, discrepan con bebés, eJc;;.~~~ra: En el capítulo 11 de Et psicoanálisis · de .11iíios
~reud en cuanto no consideran que la enyidia fálica sea el hecho (1932), Melanie Klein señala que el miedo más profundo de la niña, / 1
Central de la sexualidad ·de la niña (y por consiguiente de la ho- es sentir distruido y vaciado el interior de su cuerpo, como ven- V
nosexualidad de. la mujer), mientras que otros, como Helene ganza de la madre. El compleio de Ed1po temprano se 1mcia, pues,
,eutsch (1932) y Ruth Mack-Brunswick (1940), se mantienen ads- en la niña con erdeseo de atacar el cuerpo de la madre para apro-
ritos al pensamiento del maestro, que él mismo reafirma en 1931 piarse del pene del padre en la llamada fase femenina. Sobre la
1933. Lacan y sus discípulos volvieron a estudiar este tema en base de estos estudios y los de P~ula Heimann (1952), que Jos
>s últimos años. continúan, postula Arminda Aberastury (1964) la existencia de una
Karen Horney (1924, 1926, 1933) fue la primera en afirmar fase genital p_revia en la mitad del primer año de Ja vida . Todos
' ··'ue el d~-~~Q--~~--S.~.1'. ..~.QillPE~ ..Y . ..9~--t~~~r . _u~..Pl;:.l!!~_JJ_Q.J~s__~Limpµlso estos autores .afirman explícita o implícitamente que Ja niña conoce
·úginario .de la mujer; hay un .periodo previo . en.,..eLqu.e..la~niña_ se su cuerpo a través de sensaciones éxtero, íntero y propioceptivas y
Jentifica con la madre y toma el pene del padre e.orno. objetq. de las fantasías concomitantes. Del mismo modo, el niño tiene un
:;xµ¡;¡J. Solo P9...L.i;:L.Ji-ac;.i:i_s.o Ae estos impulsos (y como defensa conocimiento temprano de la vagina como órgano que ha de conte·
ente a ellos) sl,!_~~!_a <:_nvid~~- f~!-~~~-j~_ el_~~orrip~j_~-i~---~~~5~t~n . . ner el pene (como la boca contine el pezón y el recto el cilindro
n su famoso trabajo de fgJ3, esta autora afirma que la niña tiene } fecal). De igual manera, la niña imagina la existencia del pene. Un
'i. ·iginariamente conciencia de su vagina, aunque la niegue, punto desarrollo lúcido de estas' ideas puede encontrarse en "La natura-
. ~ vista que tamfüén sosUeñe1Vfelame Kieín desde sus primeros... leza y función de la fantasía", de Susan Jsaacs (1948), especial-
• • .• .1 :i5ajos, y que más tarde fue igualmente defendido por muchos au- mente en el acápite sobre las fantasías y la experiencia sensorial,
. res, entre eIIos Arminda Aberas~ (1964). En su comentario al página 91.
~bajo de Rosolato (1966) sobre el fetichismo, Jean-Paul Vala- j

ega señala inteligentemente que Karen -Horney utiliza el término En resumen, podemos concluir que l,g_ ho~_Q§!;2S_t,!.?JL<J.?_gJ~m~nina ..se
?rleugnung para definir la actitud de la niña frente a sus órga- e__structur_~ ~1l.,d9s pl1mQ¡; _ Q!~.tinJQ~.•_.~l..cJ~J_<_1 ._e_l]yj_c:UaJálica, donde el
1s sexuales. De esto se puede deducir que d desconocimiento de
complé,fo _4~. E.dip.Q_tardfo... :v~!__g9_11fü.fto.. s;9n. gLp_~ ~ r~ ·-· ~c:i.n . .rel eva n tes,
vagina en la niña es tan Verleugnet como en el varón el descono- y el de la e!lyidia .l:!.lélJJJad.rs:, __ª _-~u . Eecho y a su cuerpo, doride"lYte-
L)~ - ('. ··· - · ·--···--·.. . ..···-····· · ·-·-·· ----·· ···-···--··· 49
r
dominan los factores pregenitales y el complejo de Edipo temprano. la cojera, etcétera. Los objetos de goma y las piele;;_~on_l~.!~hes
En .este úl ti_II!() _ l2J~!].O_ es dond~ --~~-.Y.~--~911 . !!l!Í~_!ii~-rzEL_ el sonfücto corrientes. - - ---- ---- ----· ·- ......... -·--
de iae'i:itida d de la mujer"hüillos~xual (y de lo~ homq_~e.!11._a.Ies en ge- . Toda relación amorosa normal, decía Krafft-Ebing (1906), im-
ner-aü, que se traduce por un impulso continuo ..a bon.:<1i]:?iCª!fe-- plica un cierto rado de fetichismo, ya que, s1 bien se mira, el ieti-
rencia·s (entre sujeto y objeto, entre hombre y mujer, entre padres c e es simplemente algo que se destaca en el interés del individuo,
e hijos, etcétera). ·· ··· · · ·~: :,;· ·--- ----· ·------ --···" ·· ·· :~:- .... ·-;-.·~- -~~-~-: ..- : ... algo que lo atrae ' y e9canta. Cuanto más poderosa, selectiva y
excluyente sea esta afinidad, cuanto más excéntrica y extraña, tanto
más se pasa de las veleidades del hombre normal al entusiasmo
2 irracional, incomprensible y muchas veces grotesco del perverso.
Fetichismo En el "fetichismo" del individuo normal una parte del cuerpo ,
del serarñaa21_ª_fsü~ntQ.mQ_Q_ULiui..nfi:1b-úfu-s se valora CSIJ!" ' ,
Casi· exclusivo del hombre, el fetichismo es una curiosa perversión_ · cíaTmente por su sentido· nostálgico o cvoca<lor, que puede girar
donde cristalizan transposiciones del fin y del objeto sexual para desde lo más sofisticado, personal y alegórico hasta el mecanismo
formar un iebche como objeto de amor o, me1or dicho, como tuente innato de liberación que describe el etólogo como patrimonio ins- ,
de placer sexual. La palabra fetiche viene del francés jétiche y del tintivo de la especie. Como dice Gillespie (1964), el fetichismo es_
portugués feitico, y ésta a su vez del latíñ ·facticiys. lo hecho, lo en esencia la caricatura de ciertos ras os im ortantes_Q_tl_!!~
artificial. Según el Diccionario de la Lengua Espafíola, 1956, el fe- xua normal. No advertimos que es así porque damos por sentado
tiche es un "ídolo u objeto de culto supersticioso en algunos pue- que debe haber siempre un alto grado de selectividad en la elec-
blos primitivos" . El término proviene, pues, de la antropología y . ci6n del compañero sexual. No consideraríamos humano, por cierto,
se emplea por extensión para cualquier tipo de veneración o ido- al individuo que para enamorarse solo exigiera que su objeto de
latría . amor tuviera los órganos dd otro sexo.
En el fetichismo patológico, es · decir, en el fetichismo a secas
parece que la diversidad de los estímulos ·se va circunscribiendo
ri) Descripción clínica gradualmente, y Krafft-Ebing señala, con razón, que hay partes
del cuerpo, atributos corporales y objetos que acceden privile-
El. fetiche es una "cosa" que ejerce sobre el perverso un es ecial giadamente a la condición de fetiches. Más allá de las infinitas
:stímu o . < n cuanto a su origen, pue e ser un o Jeto natura. formas de tránsito, la e_~~Y.-~_::_i?.n fetichi~!~ _se --~-~~~_ca claratnent. e \
) artificial; ero será siempre artificial en tanto es creado por el por su índole monocorde_J su rj_gidez, así como__porgue la vida
)erverso para lograr e p acer. sexual del sujeto Ié-estátotiliíílente subordinada. Para- elperv·e-rsó; ·
De acuerdo con esta definición, se comprende que el número la presencia -del fetiche es neo solo condición necesaria sino sufi-
le fetiches sea infinito y que cada fetichista cQn1_truya el propLo; ciente de la excitación y la descarga genital: el fetiche contiene
>ero la clínica si uiátrica muestra ue al unas partes del cuer¡:o po.r e?_ter9 la id~ay _la pos_ibili_q ad ,dyLpJacer se;~~[' ETfetici{i~ta.
·cierta~ rendas de vestir son los más comunes: e pie, la mano, la dice Krafft-Ebing, es un monstrum per defectuum: le sobra el
11 \tanz, e cabel o (especialmente las trenzas) y, en general, las fane- resto, todo lo que no sea el fetiche. En et individuo normal, apun- ',
as entre los anatómicos, lo mismo que los producfos corporales ta con acierto Paul Friedm_an (1959) . el interés por el objeto de
orina, heces) ; el za ato, la media, el cálz6n y otras prendas de amor puede desplazarse hacia sus partes o sus ropas, mientras ¡
,¡ estir entre los manufactura os, 1gua que as alhajas (aros, ani- que en el fetichista el interés se concentra en Jo parciaT;-y-Soío /
11 ~Hay aun fetiches más anonadadores: el pie maloliente, la ropa secundariamente en el todo. ·
'. )lCia, la expresión de los ojos o de los labios, como por ejempTo .De cualquier forma; es innegable que el fetiche n~ actúa por
1
51
so i
s~alidad objetiva, sino por su valor significativo; ocupa un 1\.1~ dad, ya gue gracias a él r:uedc buscar e~1 el genital de la
gar en una cadena de desplazamientos sTgnificm1tes gue, en última müfer. La ráctica muestra sin embargo, que las dos perversiones
instancia, remiten a un significado único, el falo femenino.~º mue as veces coincidcn.-11
En el fetichismo, dice Freud, arraigan dentro del yo dos co-
rrientes distintas, una que conoce y otra que desconoce que la mu-'
b) El pene femenino
jer no tiene pene: aqu~lla es consistente con Ja realidad, ésta se
Es aquí donde se inserta el descubrimiento freudiano: el fetiche,. conforma al deseo, y ambas coexisten paralelamente. La aceptación
efectivamente, es el .significante del falo, y .específicamente del falo y el rechazo de la castración femenina se abren paso, pues, en la
deTa-mu}er~de-la-m-;d~~' y por e~tensÍón significª-._gue no existe la mente del fetichista a través de un singular proceso psíquico, la
castración de la mujer. En la parte general nos he~ referido a renegaci6n: v2 el fetiche significa, a la vez, que la mujer tiene pene
la-- illiportañCia·-a;;·este descubrimiento de Freud, en su artículo de y está castrada. Un claro ejemplo de esto es el caso del fetichismo
1927, para la teoría de las perversiones y en cuanto forma de del suspensorio que menciona Freud en su artículo. El suspenso-
funcionamiento mental de toda la vida sexual. Aquí corresponde rio expresa, n In vez que oculta, el pene; y es todavía más clara
estudiarlo en relación con la psicodinamia del fetichismo. su significación en cuanto su antecedente pudo ser rastreado hasta
El fetiche es, pues, el sustituto del pene¡ pero no del pene · la experiencia del sujeto en la infancia al ver una estatua con una
como tal, sino de una conee ción del ene en la infancia, ~ne hoja cubriendo los genitales.
que e niño cree que tiene la mujer, l.? ma re, y esta creencia Je En sü artículo dé 1927 Freud da también un ejemplo del em-
sirve para vencer su angustia de castración. Cuando ·el niño con- pleo de la rencgación para aceptar y renegar a la vez la muerte
templa por primera vez los genitales femeniop-; (de su madre o del padre en la infancia, en un caso de neurosis obsesiva; y este
hermanas, de alguna compa.ñerita de juegos, etcétera), sufre una ejemplo no es casual, ya qu; la renegación de la muerte del padre
fuerte impresión y tiene que desconocer el hecho. Lo hace por está íntimamente Jigada a la amenaza de castración y a la injuria
medio de dos mecanismos de defensa: reprime el afecto y reniega narcisista. 33 La muerte del padre se reniega en la medida en que
(repudia) la idea ubicadª en esa percepción de la realidad ex- aceptarla implica para el sujeto la certeza de la propia castración co-
terna.ªº La percepción de la realidad se conserva, pero se mantiene mo castigo por su fantaseada participación en esa múerte. Freud
p-eññanentemente repudiada, renegada. De esta forma, después de emplea también el mismo concepto para referirse a la actitud del
la experiencia traumática de ver el genital de la mujer, la~ psicótico frente a la realidad en "La pérdida de la realidad en la
del falo femenino se mantiene a la vez que se abandona. En . el neurosis y en la psicosis" (1924), p. 184.34
m"'ündo de la realidad sí uica ]a muje.r tiene el ene que e~ 3 1 En el caso de Luisa de Urtubey las prácticos fetichistas, las más antiguas

le adiudica. oero este nene va no es e mismo - y firmes, no evitaron al sujeto el tránsito por la homoscxunlidad. En un
!I fetiche, ha venido a ocu_Qar su rn1rnr y subsiste co~10 emblema caso supervisado por uno de nosotros, la homosexualidad dominante co-
fel triunfQ sobre la amenaza de castra~iQ.lL Freud va más lejos tO: existía con prácticas fetichistas 4ue culminaban en la masturbación. El
ejemplo más convincente de esta coincidencia se observa en el interesante
!avía y afirma gue el fetiche protege al sujeto de Ja homosexuifi-
--... .
estudio de Masud Khan (1965), donde el prepucio como fetiche no solo no
prevenía de la homosexualidad sino que la condicionnbn.
' Locon gusta de este ejemplo para apuntalar la tesis de que la relación a2 Como explicamos en la parte general, distinguimos aqu{ VerleugHen y
le objeto no es de ajuste, de necesid11d: ¿qué necesidad (biológica) llena el Verleugnung (renegar y renegnción; reprobar y reprobación) de Verdriigung
etiche?
(represión), etcétera.
' En el cap. v111 del "Compendio del psicoanálisis" (1940), Freud preci-
ará ésta delimitación: In represión se 11p!ica a los estímulos internos, ins-.
ntivos; la re_negación, a la· realidad exterior o, mejor dicho, a la idea ubi-
s3 Veremos, al hablar de impotencia, In relación entre la amenaza de cas-
tración y la muerte del padre en el caso de "el hombre de las ratas".
s• Para Freud la renegaci6n, Verleugnung, no parece ser tan específica del
l
ada en la realidad exteriQr. fetichismo o de las perversiones como para la Escuela Francesa. · }j
S3
52
d) Factores pregenitales cialmente contra el~ del padre. Las fantasías fetichistas con el
perramus no solo estaban vinculadas n fa -angustia de castración si-
Los procesos de identificación recién descritos y los conflictos ora- no tamfüen a la tctma del biberón y al destete~ene femenino
les subyacentes vuelven la aten~ión a los factores .pregenitales en el se buscaba no solo para vencer la angustia de castración; sino tam-
f etidiismo. · Ya el mismo Freud había señalado en los "Tres ensa- bién como fuente de alimento (lo 9.!lL?Ctl!.ªlment.L fu!.mariamos
yos" que el olfato desempeña un papel importante en esta perver- confusión de modos y zon~ .
sión, y la clínica muestra a menudo que el fetiche tiene mucho que T ambién Qarma ( 1956) señala la importancia de lo~ iwpul-
ver con tendencias ..12arciales anales y uretrales (y tambi~n orales}. sos pregenitales en el fetichismo, reactivados por la fuerte angustia
Abraham ( 191 O) señaló la im ortancia de los im ulsos co- de castración causante de la regresión genital. En el caso que des-
profílicos y esco¡:to í icos en el fetichismo del pie y el corsé, Y. más cribe, ei cilindro fecal y el chorro de orina representan el 1Jene
recientemente. Balint (1956) reafirma igualmente que el fetiche fe.menino, que se transforma en fetiche.
puede representar no solo el 12_ene sino t~mbién los genitales feme- En un trabajo reciente, Bett~ Joscph (1971) penetra aguda-
ninos, el útero y las heces.37 De la misma opción es S. M. P ayn~ mente en los mecanismos disociativos del fetichismo, subrayando la
(1939), quien, enfocando el fetichismo a la luz de la teoría de los importa{lcia dclTetiche como reemplazante espurio de la (unción
objetos parciales de Abraham y Melanie Klein , concluye que e~ continente de la madre, en el sentido de Bion (1962, 1963) _se En-
tiche por ella estudiado, el perramus, representa todas las instancias cuentra que el fetiche como oh.jeto inanimado ofrece 1!1ejores posi-
de la sexualidad infantil. Así, el olor de la goma tiene que ver bilidades de relación ara el erverso, ue teme a su ro · ia exci-
con impulsos olfativos frente a los olores 'corporales y las heces, y tac1 n vital y sexual) y solo puede vincularse con un objeto sin
con impulsos oral-canibalísticos a través de su enlace con la goma vida (y que al mismo tiempo lo separe de la vida) , en cuanto
de mascar; la textura del perramus alude a la piel y a las bomba- vida representa excitación sexual, dolor psíquico, dependencia, ce-
chas de goma que usó el paciente en la época de su educación los, envidia y, en fin, una serie de sentimientos difíciles de aceptar.
esfinteriana, etcétera. En el interesante caso de Luisa de Urtubey De ahí, señala Betty Joseph, que una forma específica de la rela-
(1971 /72) , el fetiche no tenía una significación fi ja e inmutable, ción objeta! de estos pacientes sea colocar en el otro sus propios
de modo qÚe su significado fue evolucionando según los diferen· sentimientos y quedar entonces inerte y desvitalizado , como el fe~
tes momentos del análisis (p. 412). tiche con el cual puecle finalmente excitarse. Esto crea dificultades
Casi contemporáneo del trabajo de S. M. Payne (y también in~ técnicas muy específicas.
fluido por Melanie Klein), el estudio de Gillespie ( 1940) sub- También en el caso presentado por Luisa de Urtubey (1971-
raya la importancia de los factores pregenitales (y de los fenó- 72) son conspicuos los factores pregenitales . Esta autora encuen-
menos de introyetción y proyección) en el fetichismo . En el inte· tra que la imago de la mujer fálica ocupa un lugar importante en
resante caso que relata Gillespie, en un joven de 21 años, que s la psicodinamia del fetichismo, pero piensa que la mujer con pene
analizó tres veces, hasta que estalló la guerra de 1939, eran visible. no es simplemente un_~_Q~f:..~D.~~nt!'a la _~!'.lg\j_~_ti.a __:cf~_~as~rnCíón.
las fantasías de atac_ª-!:_.Y_!Obar d ~g~~E_~j~-~-~~-~- 9J!:_i_g~as espe: ·s.ino que expresa, más bien, el complejo de Edip~J~-~E.~~.!1~~0~_ :1
pene del padre e,n__~L~l!.~!P-º de Jg__ffi{l~t:_~. de acuerdo con la
teoría de ·Ja figura combinada d~ Melanie Klein. Cuando este con-
,;1 Freud mismo, en una nota al pie de la p. 155 de la S.E., agregada a los flicto aparecía en la transferencia, su paciente recurría a las prác-
"Tres ensayos", en 1910, contrasta el simbolismo fálico del'pie con la zapa- ticas fetichistas , en un intento de separar y controlar el pene del
tilla y el zapato ccimo símbolos del genital femenino . Digamos, de paso, que
en el caso de Abraham, recién mencionado, aparece por primera vez el feti- ~a También Gillespie, en su trabajo de 1940, cncµcntra que el impermeable
che como símbolo del ene de la m~_(el taco), aungue no explícitamen- representaba para su enfermo el cuerpo de la madre, donde él se meda para
te como e ensa frente a la angustia de castraci6n . . ••, e , , ,

S"6 S.?.
ue ¡el objeto trnnsiciona1 or su índole sin ular odía ser la base
padre dentro de la madre. Estas pi;ácticas se habían iniciado a los
9euna pervers1 n eti_c:hi~~ Eunto de vista que comparten~­
nueve años y consistían en juegos con un par de zapatillas de sue-
rosos autores y que desarrollaron, entre otros, Gillespie ( 1964 ~ ~l
la de yute (alpargatas), de color azul, dentro de una de las _cuales
mismo La can ( 1956 , en su seminario sobre la relación de objeto.
el paciente introducía su pene, mientras la otra zapatilla "miraba"
n e caso presentado por Luisa de Urtubey pudo rastrearse
la escena.
convincentemente la relación entre el objeto transicional, la impres-
. . . • /
r:' ; . ve·\_,,,. ::,,e/
.. . . . - .J..
,
n.·n· ,~ . , .. .
¡ c..·. . ' .
. cindibte colcha azul del primer año de vida (cuya falta literalmen-
eJ El ob¡eto trans1c10na{}. f () l O \.:. ·"' ·¡ ' ·
!
te enfermaba al niño), y las alpargatas de las prácticas fetichistas,
también invariablemente azules.
Una nueva :vertiente para estudi_a r el fetichismo, · no por cierto
incompatible con todo lo dicho, deriva de las investigaciones de
D. ffW. Winnicott:"sobre los primeros estadios del desarrollo, cuan- f) Fetichismo y mecanismos fetichistas
do..,describe (1953) el objeto transicion_al como la P-rimera posesión
(yposición, cabe agregar) no-yo del sU}eto.· - - · --
El objeto transicional es como mn frea intermedia a la que la
r~~liaa~_ i~~~~~.. _y_!~_Yl.~ ~"'~i_<?.E..~-ocm_.t.~P:~-~~~-t!!F.~riI~~~
Situaclo entre realidad interna y extermr, el objeto transicional no
forma parte del cuerpo del niño y tamp_oco se lo reconoce como
pertenecieQfe_ al mundo de k>s objetos:"'"'En tanto no es totalmente
controlable (en forma mágica) como un objeto interno y tampoco
está del todo fuera de control como el óbjeto externo (la madre),
el ob~to transicional ocupa lo gue Winnicott llama el área de la . 'r-
....;
,, ~

•;'
i·IUsMn~ de i-a~ ue · la madre. -debe ir radualmente-an•anc-añ1ioal
~.~1 objeto transic1on~~~ontr10~~ arealizar este apren-'
~ ,d izaje, esta desilusión, Cr1formrgradual, tolerab!~.: p-er<:> puede
•.,,,r

~'\
t~mEie!L~o11a1,,1,~ir:.!11:!~Y?m~!l.~ ::ªJ'.:'.'.!}Jf?:q~ajd!.lul!.~!~J~J!.11!~~"{!.t. __ ¡
extrañarlo
:..__ - _... ·-·-" de la reali<laa.\,_ ·--- ·,., ' ¡ 1
Como es sabido, Winnicott describió el objeto transicional a
partir de su experiencia clínica de nnalistn y pediatra. Se. trota. de ·. ~~·\ ·
"algo del entorno, como un juguete, un almohadón, una frazada (o
<i:.\
en general ropa de cama) y aun otros elementos menos concretos;
Este objeto se convierte de pronto en algo vital para el niño, que ·--
..
·~
\ .......

1Q. r~GJagig ::i ~!! .. ~-El~~1 ..E..<2fü:~--~?d~~-~Ll!-!.~..~t~32!si_.ose Ueñe Adenda: El objeto desmantelado y la identificación adhesiva
/ que dormir. En general, el objeto transicional importa enerprfüier
(;/o anó '-Je"vida y _luego se va desdibujando hasta que el niño puede
~·;,,,-,,:./
prescindir de él. La teladón ·del niño con este objeto es muy par-·
ticular, ya que lo quiere y también lo ataca, y no permite que se
lo quiten o que cambie de ninguna manera (por el aseo, por no ~Je los Bnranger (1961/62) describen como baluarte eri el c11mpo
ejemplo). · psicoanalítico, concepto esencialmente técnico, coincide notoriamente con
Desde el comienzo de sus investigaciones, Wi.nnicott supuso
- - - - - --· -·--- - - · - - -- -----·--······-· _ __,
lo que nqu{ decimos ·del fetiche.

59
58
r: r..
J: ; ;7 ~ ~~-~.:
, U !,
/
t
Í' ¡ , '

\\
Bitl_, porqµe la. obseryap opernndo continuamente en
.los. nm,os autistas. ·
· Hasta el tf;bajo de 1968, la escuela kJcjniana aceptaba dos
tipos de identificación, proyectiva e introyectiva, y las adscribía
con seguridad a las dos fases (esquizo-paranoide y depresiva) de
Melanie Klcn. La identificación adhesiva viene a mostrar, ahora,
que las cosas pueden ser más complejas.
La iaentffiCiici6ñ intr~ctiva, corolario del. P-roccso de duelo
que~diaron Freud_ (1912) y Abraham [[§24), oCiij?a un lu-
gar único, singular; ya sabemos la importancia qli"e- tien.e, segúd
Mefanie Klefo~ ara el crecimiento mental, para la humaniza-
cÍÓn-clel~ño'ffibre: . insigh_t ,_resRonsabilidad, reparación, gratitud ...
L~os restantes tipos ' de ide-;;'tificacion se 'fls'Ciñe¡ññ eil."tre sí por
su índole narcisista, por la superposición de sujeto y· ob'eto, ero
también presentan rasgos ~uy dispares. e tzer et al. (1975)
dascriben estas dif er~_nciª-s__~rtir del e~pa~~_!_ de _la dimensiona-
li ad.
- ·
Dej a nd~-d~Ja~()_ eL mundo Jt~nid_imensiQI!al de estímulo y res-
puestn yqUe podría coiñCTCílr--con la caracterización freu<liana de
füéñtey objeto de la pulsión en los procesos autoeróticos) t ñOSén-
f O'iitriimos con liffIY.lundo rbidimensional,.J<.tLeiq_üe.hnciona IáTcfeñ-
tificación adhesiva, y~ otro tridimensional, propio de la identifica-
~P..!Q~~2 cuarta dimensi61l=e[ll~!f1PO- ~fil.ª-.M&g
~nte \_·
. d.i!ilQl aCtscrita_a_Ja_identiftca~ón
_ _ _ ______ .. _Í'-1_tro~tiva
--- y al _P.roce~_9
- ___de
~--- --- ---
n el mundo bidimensLo.llª1..!!_Rredominan_las_c_u_~ se!!:
---
~_fil@ as características de las superficies, y el yo, identificado
con este ttpo Cíeüb]eto, será también una su-perfíCíé (como d110
Freud en una frase memorable de "El yo y el etlo") que reflejar~ y
se reflejará en el objeto.º Serasiempr~ n .ñfüñelo guieto~e inalte-
rable don~ falta el espado mental para el desarrollo de la fan··
tasia, el pensagiiento, Ja experiencia . .--Cuanoo las circunstancia~
amenazan a este m~ndo, Jo que se siente es que álgo se rompe
o se desgarra.

H Por un camino muy distinto, postulando In existencia de un psiquismo


fetal, ' Amoldo Rascovsky (1960) lleg3 acc;nc1üSiones notnolemente coin-
~'identes, ·ya- que" definió la vida mental del feto como bidimensional.
•2 Vale la~pena-señnlarla coiffi:idenci-n.con rñ in vestigación de Lacnn (1949)
•° Compárese con la hipótesis - de José- Bleger (1967) sobre la . p0sici6n
glishr82árica"".' ~ - sobre el estadio del esp<j_o.

60 61
bio desvalorizadu_gueda así sin protección frente a los ataques
siíd1cos de las partes ma)as d<lj'.Q.
- Con estas reflexiones, Meltzer se aproxima a la idea origi-
nal deFreud, en cuanto considera que la formación del fetlctie
depende de un proceso de escisión del y_o, y trata de diferenciar
este proceso de la disociación que Melanie Klein d~s.cril>lrfa más
tarde. Si bien típico del fetichismo, el objeto dcsm_~ntelado es i¡;ual-
mente característico de todas las perversiones sexuales.
Úe esta forma, Meltzer intenta abrir un nuevo c;"mpo de in-
vestigación, al mirar las perversiones sexuales a partir de la iden-
tificación adhesiva (y no solo de la proyectiva). Es lógico contem·
PJar esta apertura con optimismo, aunque todavía es muy pronto
para predecir su desarrollo en el futuro.

3 . -·¡- f
_;,--- 1-.
Sadismo y masoquismo ,. · ....... ~
.! '

Así como la homosexualidad es el pEtradigma de las perversiones


con respecto al objeto, en el sadjsmo y el masoquismo j_o que se
pec1a pervierte es el /in-irsexu~ . El plac~r sexual _se der~v~....P.~_l;....c[q,1Er,
¡irovocado activamente BQ.t el sádico o sufrido pasivamente por el
~uista. "
El sadismo y el masoquismo tienen peculiaridades clínicas
que autorizan a estudiarlos separadamente, pero es también legítimo
considerarlos en conjunto. nQ..SQ!o porqu( forman una uoidaXc(ji)..
ce tual ~ino p.Qr_gue, de 1Jecho,(tienden a cristalizt!_r_ en una pareja :
~a pareJa sa o-masogu1sta, on e los ~eles pueden ser fijos o cam-
biantes
i
~
..
,- . . --.
.
--ros casos más raves son, or Jo eneral, los que se dan ais-
ladamente: el sádico buscará entonces una v1ct1ma y no un com-
pafiero sexual) para satisfacer su impulso, mientras que el maso-
quista recurrirá a una prostituta para oue Jo haga sufrir, por ejem-
plo, por medio de Ja flagelaci6n .41 Las formas graves, como se com-
prende, pueden derivar en severas injurias físicas, con Jos proble-
18 Elements of psycho-analysis (1963), cap. 3. mas médico-Iegafes consiguientes, y culminar con Ja muerte de la
44 Learning from experience (1962), pássim.
45 Con fuertes reminiscencias de la etAp,a pre-mitbivalente de Abraham .

0
Se>:ual state5 of mlnd (1973), cap. xv: "Thc orlglns of the fetlshlstlc 47 En el escaloírlontc cato descrito oor Mlchel de M'uzan (1972). 10 trnu 1
plaything of sexual perversions". · de una plireJ11 de masoqu!st11s que lnternctt'lnn con un sádico y llevan unn
vida matrimonial por lo demás nrm6nlca.
61. 6_?,
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n· -.::.1·'9, r
,(1 ,, r.1ui.e o V\<)('\A (vAV' [ IÍ V '.
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víctima y hasta la profanación del cadáver, como formas de trán- el rito de la conqubta y la entrega; pero la perversión sado-ma-
sito a la necrofilia. soquista no sol<;> exige una aumento cuantitativo de estos impulsos,
El rérmi~o~al~olagnia, u:ad~~~lg~os autores-ª- partir de sino que la vida sexual se subordine por entero a ellos _y, además,
Eulenl5Urg"" (citado 2or RraffFEb!,ll& [ 1906]) , comprende en una que se agregue a la agresividad normal del cortejo un elemento
sora denominación a las dos P,erversiones, que 'i,_clasifican enton- nuevo y cualitativamente distinto, la crueldad.
~~ ;glla. ac!Va ;;- i7mo ~ asiva ma~qmsmo); pero Krafft-'Ebing considera ue el im ulso radicalmente patoló-
Ia_n_ome.nc_filu,ra qi¿e ina mente se- l:lalmpuesto es a que da tí- gico en eL~.a.displO el masoquismo es el deseo e ommat y 1u-
tg lo a esta sección, derivada del n,ombr~Ero2io de do~_)iteratos, .míllar al otro sexo, de ese av1zar o; y ve en este impuso, en esta
el Marqués de Sade,'lue expuso claramente en sus obras el víncu- ~erv1dumbre sexual (sexual bondage, como él h1llama), la clave de
lo entre la crueldad y el placer sexual, y""'el P,OetaSacher-Masoch, eSias dosperversiones'. El tránsito entre la .dependencia normafdei
que cantó en sus obras la perversión que llev~ra Siiñombre.
48
conyuge, la servidumbre sexual y la perversión completa es aquí
Fuera de los casos extremos; encontrados más en hombres nuevamente, como en otros territorios, impreciso.
que en mujeres, el sadismo y el masoquismo aparecen, en gene- En su artículo "Pegan a un niño" (1~18), Freud estudia las
ral, con t~nalidades más m~ªeradas, donde los, juegos prelumi'.!_- ~ \ fantasías de flagelación como un modelo de la perversión sado-
res del c01to asumen un carácter suma~nte violento o cruel, a \\· . masoquista y demuestra qué tales fantasías sufren una compleja evo-
veces teatralizados en castigos o agravios, indispensables para ·la lución porque sirven para reprimir el amor por. el padre del otro
consecución del acto sexual la desear a or astiCa. De agui se sexo y los celos y la rivalidad por el del mismo sexo y los herma-
pasa, sm so ución de continuidad, a la organización d . unq vida nos. En la primera fase, el padre aparece ·pegando a otro niño, de
amorosa llena de frustraciones y hostilidad don ··Já ín o er- donde el sujeto obtiene una satisfacción sádica; en la siguiente, el
versa e a re ac1on se encu re en conductas egosintónicas en sujeto ocupa el lugar del ·niño castigado por ei padre, con lo que el
¡ que os cónyuges riñen y se agravian e pa a ra d a placer asume un carácter masoquista; en la tercera, como producto
,\l:' \ después reconciliarse en un acto sex:ial apasionado y, al menos de la represión, ni el padre ni el sujeto aparecen ya en la fantasía
. F .-. ~ <pata ellos, placentero. En estos casos, por ci'erto frecuentes, se
1
manifiesta. La primera fase expresa fundamentalmente los celos del
r : '\
1 ,y \ borran los límites entre perversión sado-masoquista y conflicto sujeto frente a los hermanos: "El pa.dre no quiere a ese otro niño,
;\ , matrimonial. Dado que el trastorno es sintónico, la pareja cQ!lSUl-\\~ / solo me quiere a iní" -puesto que le pega.:._; pero este triunfo
(,
1
i '\ ta por sus reyertas y desavenencias y no por su perversión. La¡\ Y sobre el rival encuentra de inmediato su merecido castigo, y en la
'' ~ ·, \ alternativa de sumisión (masoguista) o rebelión _(~~_g~~) fren~
11
otra fase es el ·sujeto mismo quien recibe la paliza. De esta forma,
cónyuge ¿_e vinc::~~-·~nfJ.L~t().S.. ~e_tpJ!!-ª..n..Q§.~J.°-~--CJ.Y.~ ..PL~domina~ el sentimiento de culpa transforma el sadismo en masoquismo. Al
la angustia persecutoria y la identificación proyectiva de partes del mismo tiempo, el acto de Ja flagelación asume un carácter sexual,
0
sujeto en el objeto (el cónyuge), como señala Liberman (1956) .• equivalente a copular con el padre. La conjunción del sentimiento
J';'~\,O . Como las otras aberraciones. sexuales, el ;mdismo y el maso- de culpa y el erotismo (anal-pasivo), dice Freud, es la esencia del
.. u ' qmsmo no son por completo aJenos a la ·vida sexual normal: masoquismo. ·
\<.)y /';-() la agresividad es, d_e hecho, un ingrediente del sex~, imfil©.to....eri Ya vimos en la parte general que, precisamente en este punto,
Freud comprende que la neurosis no es simplemente el negativo de
' (ª..., El tét-mino ...!!masoquismo" lo""'JDtroé!UlO Kñifft-Ebi~enafirmo, por la perversión, puesto que mediante este arbitrio queda reprimido el
otra parte;" que el artista Sacher-Masoch padeció esta perversión.o:: complejo de Edipo. De hecho. en I.a tercera fase de la fantasía el
1iíTara este tipo de vínculo de extrema Clepehdencia puede utilizarse con primitivo anhelo de poseer a la madre ha sido por completo modi-
provecho el concepto de simMosis de Tosé Ble er (1967), que se refiere a las
ficado y reprimido: se ha transformado, en primer lugar, en el deseo
partes más inmaduras de a persona idad, la parte psicótica, donde no hay
discriminaci6n entre yo y no~yo (cap. 4, p. 82). pasivo de copular con .el padre (invirtiendo el complejo de Edipo),
bA, 6S
más alejado de la sexualidad, se configura como un impulso a sufrir
y la actividad sado-masoqmsrn queaa. a su vez reprimida, en tanto el
y a dañarse, que arraiga en el sentimiento inconsciente de culpa y
sujeto aparece solo como espectador (y no como protagonista) del
conlleva la necesidad de castigo. Dado que el complejo de Edipo es
castigo, miéntras el padre queda sustituido por otra figura de auto-
la fuente de este sentimiento de culpa, freud concluye que en el
rid ad, como por ejemplo un maestro. La fantasía de la tercera fase
masoquismo moral vuelve a realizarse Ja fantasía de ser castigado
es análoga a la de l.a primera, pero la satisfacción del sujeto es de
(y poseído) por el padre, alrnra representado por el supery~. EtlTla-
naturaleza masoquista (y no sádica como antes) , porque arraiga en
soguismo moral, pues, recrea la fantasía masoquista del complejo
una identificación con el niño que sufre el castigo .~º De esta
de Edipo y vale tanto como una resexualización de Ja moral., que
manera, Jos celos y el sadismo del comienzo quedan superados y
resulta de un superyó sádico y un yo masoquista.
convertidos en masoquismo.
La tesis fundamental de Freud en 1919 es, ues, que el ma- . Si bien no está cerrado todavía el debate entre quienes con-
soquismo nace e sa ismo vue to contra la propi./l . persona, bajo .sideran que el sadismo es primitivo y el masoquismo secundario
Ja influencia del sentimiento de culpa. La nueva teoría de las pul- y quienes piensan l~ contrario, 51 basta decir aquí que Ja observa-
siones, que introduce en "Más allá del principio del placer" (1920), eión clínica muestra regularmente que CTSacllsmo-mmYir~e
sin embargo, pronto lmbría de modificarla . invirtiendo causa y acampana siempre de un masoquismo inconsciente, y al revés. La
efecto. 1
evolución del tratamiento psicoanalítico revela muchas veces es-
tos cambios, lo mismo que la simple observación de parejas donde
En "Ef problema económico del masoquismo" (1924), Freud
parte ya, en . su argumentación•, de la teoría de las dos pulsiones . los dos papeles,. sádico y masoquista, se cambian o se entremezclan.
La pulsión de muerte tiende a retrotraer la materia viva· a la esta~
bilidad propia de lo inerte, y contra esta tendencia lucha la eulsi6n
de vida (eros, la libido) orientando la pulsi6n de muerte hacia el !i
exterior, principalmente gracias al sistema muscular. Así se cons- Otras perversiones ª'
tituye el sadismo, que ya no es prim1hvo, porque deriva de la pul-
~íün de muerte mod1ftcada por obra de la libido. Otra arte de la El resto de las perversiones SC{¡lo merece una mención sumaria, ya
vue ca acia e exterior persiste en el que son poco frecuentes y muchas de ellas, carentes de individua-
organismo, fi'ada i 1. mosamente, ara constituir el masoquism<.?. lidad, no llegan a constituir cuadros clínicos autóctonos.
Primitivo erógeno. ste debe adscribirse, pues, básicamente, la
perversión maso uista, que puede, sin embar o reforzarse or una
nueva vuelta hacia a entro e sa ismo que, reintroyectado, forma a) Exhibicionismo y "voyeurismo"
el masoquzsmo secundario.
- Et maso uismo er6geno rimitivo o secundario) asume fre- Dentro de las pulsiones parciales de la sexualidad infantil hay dos
cuentemente una mo a i ad especial, en cuanto os deseos maso- muy importantes vinculadas a la curiosidad sexu~L.2.L~s:~de
·1 quistas de ser maltratado, golpeado, flagelado y humillado colocan ver o mostrar los genitales. Cuando crecen desmesuradamente y
al sujeto en una situación ue remeda la de la mu"er y cristttliza eo llegan a constituirse en el marcapaso de la sexualidBd, se configura
fantas as e ser castra o, soportar el .kQito o parir: ~:s el masoqui~­
mo femeninq_ de Freud, similar a la servidumbre sexual de Krafft- u Angel Ganna, por ejemplo, abraza decididnmentcJ.E. idea c;ltl.ffi.osogui~o
Ebing . . primlirio y deriva de ella consecuencias muy amplias pnrn la psicopatologfn
y"1iitecnica. Un resumen de sus ideas puede encontrarse en su trabajo al
~ masoquismo moral de Freud, · por último, aparentemente Congreso de Viena (1971).
az Agradecemos especialmente al doctor Eduardo Teper el valioso material
5 º No puede excluirse, desde luejlO, una · identificación con el que pega. clfnko que nos aportó para redactar este capitulo.
(Véase al respecto el excelente análisis de Money-Kyrle [1971) .)
67
66
un par de perversiones con respecto al fin, el exhibicionismo y la
anclan en la grave alteración del juicio, mientras que en !os de-
escoptofilia ("voyeurismo") . De ambas, solo el exhibicionismo tiene
mentes seniles el diagnóstico se aclara al advertir las fallas mnémi-
individualidad clínica; ap~p-~~.Y!J..S'..de hablarse cJCYo~urismo..'..:.J:Q-
cas y la arbitran edad de la conducta y el afect<?. ·
mo entidad nosoi6gica. .
La explicaci6n psicodinámica de esta perversión debe buscarse
El exhibicionismo fue introducido como perversión por el psi-
en la angustia de castración, que se niega gracias al acto perverso;
quiatra fr~ncés Lasegue (citado por Friedman), en fa77. Se lo en-
y es un requisito de la exhibición que la víctima, con su actitud
cuentra solamente en hombr~, que gozan mostrando sus genitales a
. de terror o rechazo, certifique que el sujeto tiene pene. Esto per-
mujeres o niñas en lugares públicos o, menos frecuentemente, desde
mite al individuo superar por un momento su angustia de castra- \(
la ventana de su propia casa. El acto se cumple desprendiéndose
ción y excitarse. Al mismo tiempo, la exhibición es un acto má- {(;\ -~~)'
los pantalones frente a la víctima, para exhibir los genitales fre-
gico que demanda fa reciproc1da e a mu cr es decir, gue ella e;\:(~ /
también muestr~ "su" pen~ .. ~¿!__. se denuncia el subyacente im- ()."~¡'- \
1
cuentemente sin erección. Como subraya Hans Christoffel (1956),
la exhibición abarca los genitales en su conjunto y no solamente
pulso esco tofíhco del exh1b1c1omsta ue t11ere er el ene fe- · C.·
el pene. Ante la sorpresa y el .e scandalo de la víctima, que huye
menino. El -acto exhi icionista implica, por fin, la proyección en
despavorida, sobreviene la: excitación que culmina en un acto·
Iavfctima de la parte femenina del perverso 1 asustada y excit.ada
masturbatorio. por el pene.
La conducta del exhibicionista frente a .su trastorno es por
demás variada. Algunos lo mantienen celosamente. oculto y llevan La escoptofilia ("voyeurismo") nQ_s_Lilll_ como una· perver-
una doble vida, en la que nada hace pensar en su miseria, hasta sr6n _alsladaL sino más 'en en el contexto cie una vida sexual anor--
que caen en manos de la policía o de alguien que los sorprende mal, donde el individuo goza econ las desnudeces e otros o mira
y los denuncia. Estas personas, es fácil comprenderlo, rara vez (o espía)· a una pareja que realiza el coito, por lo general en
consultan al médico espontáneamente, lo que contribuye a que actividades sexuales proniiséuas o en el prostíbulo. (La llamada
sean pocos los casos de exhibicio·nismo sometidos a psicoterapia. "cama redQU.da.: encub~r regla general esta perversión.)
Otras veces, el exhibicionista rui se cujda..filL_ocultarse, y así En ·un caso tratado por uno de nosotros, el "voyeurismo" ocu-
resulta que la tendencia abarca a la vez el deseo de exhibir los paba un lugar importante en la vida y los síntomas del paciente. Se
genitales y la conductª misma. En estos casos es frecuente que par- trataba de un músico joven y destacado con grandes dificultades
ticipe un deseo (masoquista) de ser .descubierto, castigado y es- sexuales, tanto a nivel de su funcionamiento genital (coito prolon-
carnecido. gado, anorgasmia) como de su . vida amorosa, donde se procu-
raba un rápidQ rechazo de su pareja por s~ excesiva posesividad,
Es necesario diferenciar el acto exhibicionista de la .perver-
que lo conducía finalmente a no poder "retener" a la mujer. El
sión propiam~ diclía. Actos -exhibicionistas aparecen frecuente~
exhibicionismo consistía en la necesidad de ver mujeres desnudas,
mente en Ja epilepsia (psíquica), en el daño cerebral y aun (más
discutible) en el psicópata. El diagnóstico diferencial se hará se- que 1o Ilevaban a una búsqueda incesante desde su ventana,_ con
logros cle veras sorprendentes. Gracias a estos "descubrimientos"
gún el resto del cuadro clínico: falta de an ustia de culpa en el
lograba un orgasmo satisfactorio, en tiempo relativamente breve,
psicópata, estrechamiento de la conciencia amnesia en e ept p- mediante la masturbación.
tico, e c era.
- - En oligofrénicós, (débiles profundos, imbecílicos), dementes Eri este caso, Ja erotización del acto de mirar (y ver) puede
entenderse como una forma de reriegaci6n (Verleugnung) de una
y psicóticos pueden encontrarse también actos exhibicionistas que
vivencia de castración que implica para él la separación del cuerpo
son ya claramente sintomáticos, es decir, derivados del cuadro prin-
femenino (materno). Esto se comprende fácilmente si se compara
cipal. Fue clásico decir que el perfodo de invasión (o médico-legal)
Ia necesidad de un contacto a distancia,..EE_r la mir~da, con su im-
de la parálisis general se acompaña de actos exhibicionistas que
l-,>r¡:r ;10 _1)-'': v1 ·f i r \
68 69
posibilidad de enfrentar la· separación de los cueE.eos en el acto sigue creyendo en la condición fálica de la mujer y, además, se
s~al (anorgasmia y eyaculación retardada). identifica con esta mujer c~J.raL.íii\1ª6..111~•=fo.....1<.s_i;_ñ-
cia del travest1smo es la identificación con la m~a,
b) Trav.estismo El esposo de una mujer tratada en Europa por uno de nosotros
prac;tic6 durante largos años una -actividad perversa que consi~tía
El travestismo es una perversión menor, casi siempre vinculada en vestirse de mujer, con las medias, las bombachas y el camisón
con la homoséxuahdad o el fehcfüsmo, donde et placer sexual se de su esposa, como requisito previo al acto sexual. Los juegos pre-
!~~tiendo ropas del ofr9_$X9_:_ Si el ~a....está_p.uesta_rn liminares tenían que realizarse con ese atuendo y así lograba ex-
representar el papel . del se;xo opuesto, la base del travestismo es la citarse, para consumar finalmente .el coito levantando "su" ca-
homosexualidad; y es el f ehcfüsmo, en cambio, si el estÍmulo Qrin.- misón. Vale la pena destacar un rasgo significativo en Jos rituales
cípal de la perversión soJl:Tuu:QpllS..J!.tllizªda.s.ti 3 C_!'J.~Q....el traves- perversos de este caso: las ropas femeninas usadas quedaban guar-
tista us1!.,en su atuendo so~as, cuerdas ·o cosas simifares, el tránsito dadas en un paquete hasta la próxima vez, lo que marca el punto
ál sado-masoQl.liSffiQ es evidente. de contacto con el fetichismo .

Magnus ·Hirshfield (1919) (citado por Friedman) considera, El primer matrimonio de este hombre había fracasado porque
sin embar o, ue los travestistas tienen en eneral una orientación su mujer no aceptó estas prácticas y lo demandó por divorcio acu-
heterosexual, y por eso 10 a esta perversión carácter autóctono:· sándolo de homosexual. En su segundo casamiento se encontró tam-
separándola de la homosexualidad. Steckel, en éarr~bio, citado por bién con una mujer que no toleró su desviación, pero que, en lugar
Fenichel ( 1930), considera que et traveshsmo es la máscara de la de romper.el matrimonio, le exigió que se tratara.
homosexualidad. . Intacto por lo demás el resto de su personalidad, el ana-
La explicación psicopatológica del travestismo se centra clá.sica lista tratante pudo hacer de entrada un buen pronóstico, lo que
y básicamente en la angustia . de castración, según Xo expuso Feni- se confirmó por el curso del tratamiento. En el cuarto año de
chel (1930). El travestista masculino representa obviamente a la análisis el paciente 'Bbándonó la perversión y comunicó un día al
mujer fálica, a la hembra que entre sus ·ropas esconde un pene. analista que había tirado al incinerador el último atado de ropa
En el travestismo femenino, la mujer se viste de 'hombre y cree de mujer, foego de lo cual el análisis continuó todavía más de
tener un pene (y se lo hace creer a los demás), clara expresi6n dos años, atendi_endo a otros conflictos y rasgos de carácter. Fue
de su envidia fálica. dado de alta en buenas condiciones y así siguió en Jos años si-
Para explicarlo con mayor detalle, Feniche1 (1930) parte guientes.
de la posición clínica que ocupa el tra:vestismo, a mitad de !r.runinQ . Los cambios de personalidad del marido alteraron el equi-
entre el fetichismo y la homosexualidad, y supone que debe pre- !iqrio .de la pareja, y finalmente llevaron a la mujer al análisis.
sentar los mecanismos de las dos perversiones entre las qµe cabal- Del análisis de esta mujer pudimos inferir algunos hechos
ga. De acuerdo con los estudios psicoanalíticos, el fetichista (a interesantes en la dinámica matrimonial e, implícitamente,· en la
causa de la angustia de castración) tiene que proveer de un pene a perversión. travestista. La necesidad de usar las ropas de su mu-
la mujer (el fetiche), mientras que el homosexual (también por la jer para excitarse sexualmente coincidía con una condúcfo auto-
angustia de castración) se identifica con la mujer,' la madre que ritaria y despótica .que definía muy claramente los papeles de ma·
busca al padre o al hijo (él mismó). El travestista -concluye cho dominador y hembra sumisa. Al abandonar la perversión y
silog{sticamente Fenichel......, acciona los dos mecanismos a la vez: modificar su caracteropatía "piachista", el marido se hizo más
considerado y democrático. Esto nd pudo ser tolerado por la es-
~3 Véase, por ejemplo, el caso de fetichismo del trajo do goma presentado posa, que no se adaptó a un trato más tierno e igualitario. Empezó
por Betty Joseph er: 1971, que ya comentáramos. ·· a cambiar su relación con el .marido provocándolo inconsciente-
'!" \
79
mente con errores, actos fallidos u olvidos que hacían que él se A la luz de conocimientos actuales, podríamos suponer los di-
sintiera agraviado y agredido. Así, entonces, fue esta vez el marido namismos descritos por Meltzcr (1906), que unen Ja masturbación
quien impuso a la mujer el tratamiento psicoanalítico. El análisis a~al con la identificación ,proyectiva (y la envidia, ag™JllQS).
de la esposa reveló un singular "juego de roles" en la pareja, co-- Fenichel señala, por otra parte, que la envidia a la hermana era
mo. si cada. uno necesitara "vestirse" con la personalidad del otro. muy fuerte, de donde podemos inferir el deseo de ocupar su lugar
Así como el marido se.
analizó por impo~ición de la mujer, ella (por identificación proyectiva) . ·
lo hizo por exigencia del marido, ya que el nuevo equilibrio Detrás de la identificación cori la I1crmana, sigue Fenichel,
(neurótico) de la pareja parecía girar alrededor de un rígida aparecía Ja identificación con la mad.te, en un intento de re.- crear la
distribución de los papeles masculino y femenino que no admitía escena primaria con el padre, para que éste no olvidara a su pri-
ningún tipo de intercambio o de mezcla. mera mujer. La idea de que la madre había muerto por su activi-
dad sexual con el padre aparecía ligada al temor a quedar emba-
Aunque no hay estudios concretos al respecto, el tiravestismo es un razado por el padre. Era evidente, dice Fenichel, la envidia in-
campo prometedor para la teoría de la identifi<;aci6n proyectiva que consciente al embarazo y el parto.
Melanie Klein introdujo en 1946 y desarrolló en su ya clásico Fenichel señala, así mismo, que el travestista siempre presenta
ensayo de 1957 sobre la identificación. En este artículo se estu- fuertes componentes narcisistas y que no es raro encontrar en estos
dian fas múltiples personalidades que va asumiendo Fabián Es- enfermos la fantasía de un coito entre su parte femenina y su arte
pecel, el personaje de la famosa novela de f ulien Green Si yo mascu m~ . Es ta~n_!'ecue_0e, .ice Feniche , que a manifiesta
fuera usted, al meterse mágicamente en los otros, impulsado prin- conducta heterosexual que impresion6 a Hirschfield tenga la confi-
cipalmente por la envidia. En el travestista la identificación proyec- guración de unareTac1ón entre dos mujeres: señora_y~sclava. (Así
tiva resulta obvia, ya que, literalmente, se -mete en (las ropas aer aparecía claramente en la pareja recién descrita.)
el objeto. Esta línea es, justamente, la que aplicó Betty Joseph al Hemos citado in extenso el ilustrativo caso de Fenichel por-
estudto de su caso, aunque poniendo más énfasis. en el traje de goma que, a falta de casuística personal, abona la hipótesis de la impor-
como . fetiche ue como indumentaria. tancia de la identificación proyectiva y la envidia en esta per-
n e caso 1;malizado por Fenichel, la perversión aparecía vincu- versión.
lada a una época de intensos juegos sexuales con una hermh-
na tres años mayor, que vestía a.l paciente como si fuera una Es también probabie que las ropas representen__,eara el .travestista
muñeca. Estos juegos asumían formas muy variadas y culmina- la falsa piel gue_describe E~Bicl.--(I968), lo que permitirla
ban en masturbación recíproca; se extendieron desde los cuatro estudiarlo a la luz de la angustia de separación y de la idenhftca-
años hasta la pubertad, época en que la hermana los interrumpió. cÍ<Sn adhesiva (Meltzer, (1975], Grmberg (1976]).
A los 17 años el paciente empezó a masturbarse vestido' con ropas En un trabajo reciente, David Rosenfeld (1975) estudia al-
de mujer, y la perversión qued6 establecida. gunas correlactones en los trastornos psicoanalíticos cutáneos gue
Fenichel pudo rastrear las complejas relacione:s de .objeto de mocfiFican en el esguema corporal la representación . de la piel y_ el
su paéiente desde los juegos sexuales con la hermaina hasta la re- esqueleto. Son pacientes que tratan de recubrirse con \mª falsa piel
laci6n con la madre y la madrastra. La madrastra le obligaba a (que Rosenfeld compara al seudoself de Winnicott), representada
usar guantes para que no se masturbara y solía 'reducirle manual- en uno de sus pacientes por las ropas. Como en el cuento de Pe-
mente su prolapso rectal luego de la defecación, acto que . procu- rrault Piel de asno, las ro ns significan la piel faltante de la madre,
raba al paciente intenso placer~~· · ' que se egra a a una envoltura feca 1 ea iza a. Si bien en el tnt-
~ 4 Nora Bisi (1969) recalcó la importancia de la inconsistencia de los pa-
º!ljo de Rosenfeld no hay alusiones al travestismo, los procesos que
dresrn IoS" Iufuros perversos. · ' discute resultan esclarecedores para comprender esta perversión.

72 ?.3
7.:::J
e) Zoofilia, necrofilia y paiaofilia En la paidofilia es notoria In identificación narcisista (en el
sentido de Fenichel) del sujeto perverso con el objeto. El paidoff-
Debemos. estudiar) por fin, un grupo de perversiones con respecto lico coloca proyectivaniente su propia parte infantil en el niño
al objeto sexual, en las que el lugar de la pareja Xo ocupa un ani- atacii"ao, mientras a su vez se identifica con un adulto amenaza:-
mal (zoofilia) , un cadáver (necrofilia) o un niño (paidofilia) . Son dor, siguiendo el modelo de la 1dentiftcaci6n con el agresor (Ana
perversiones infrecuentes y poco estudiadas, de más · importancia Freud 11936]) . En un cas~ estudiado por Benjamín Karpman
en los tratados de psiquiatría o medicina legal (cuando no en la (1950) (citado por"""FrleCiman), la perversión arareda vinculada a
crónica policial) que en el consultorio. un temor arverro-·pu61ano-(como corólario de la angustia de cas-
tración).
La zoo/ ilia, descrita por Krafft-Ebing, llamada también ~bestialismo
º~zooerastia, se ve en algunos individuos psicótjcos_ o frenasténicos :
en los que es, entonces, solo un eleroento_ sintomático del cuadro clí-
nico. El comercio sexual con animales puedee nc9ntrarse también
en púberes o adolescentes ca~pesin?s como una __ práctica esporá-
dica y .eventual, por tanto, no perversa;. Es proverfüal elpensa~
ñi'íento de que la sífilis l1egó al homBre a trav~s del comercio se-
xual del indígena sudameric~no con la u;ma. -

Las prácticas paidofílicas son variadas y .pueden consistir en


coito o simulacro decoito, exhibid6n o. contern lación de los
genitales, toquetees, mastur acx n rec!Jlroca, fellati~ cunnilingus,
etcé¿~ ~ Si el niño es muy peque.~o y el perverso pretende con-
sumar el coito,( pu;aen resultat_ graves- dafios perineales y hasta
ra muerte de la víctima, como iina forma-"de trá_q~j~g_]l~@_:g.tms.
perversiones · (sadismo, necrofilia).. Cuando esta actividad se en-
cuentra en personas de edad que la ejercitan con sus propios nie-
tos , estamos por lo general nuevamente en el campo de la per-
versión sintomática de una 'demencia senil. ·
:¡4
?S
1
Ill
TRASTOH.NOS NEURÓTICOS DE LA SEXUALIDAD

Consideraciones generales

En la tercera parte de este libro trataremos de los trastornos neuc


róticos de la · sexualidad, también llamados neurosis sexuales. Si
füen esta última denominación es más conocida y usada, Fiemos
preferido la primera porque, como dijimos en la introducción, todas
las neurosis son sexuales en cuanto a su patogenia, ya que siempre
existe una perturbación de la vida sexual. Es éste uno de los más
grandes descubrimientos de Freud. El síntoma neurótico, no merios
que el psicótico, el perverso u otro cualquiera, expresa siempre una
tendencia sexual, a ta par que las defensas contra ella.
Por detrás de la aparente unidad que en el plano descriptivo
podrían tener · 1os trastornos del funcionamiento sexual genital, es
importante buscar criterios etiopatogénicos que discriminen y de-
limiten aquellos de carácter específicamente neurótico más allá de
una categorización meramente clínica o sintomatológica. Es posible,
aunque muchas veces el sfntof.na esté ligado estructuralmcnteaÜna
eatologfa más severa, psícóttca o erversa, agrupar los trastornos
neuróticos por ten~~·eñj:_si_mún una ma .~ per ormance sexua , msu-
ficiente, jnsatisfactoria y po~n~r;:i.~odistónica. Pero haciendo
un distingo etiopatogénico se puede calificar un trastorno sexual de
·específicamente neurótico- por estar inscrito de determinada ma-
nera en el recorrido del deseo en tanto constituido por la . represión.
A diferencia de un instinto considerado como estructura bioló-
gica, el "instinto sexual" se caracteriza justamente por no ser ho-
meostático, y apoyarse en un vacío biológico que ningún otro ins-
7l'
tin to ofrece; dijo Lacan que es ·el único instinto que podría sa- ran la vida sexual de la mujer; se las es ludia siempre como cnfcr-
tisfacerse con una zapatilla.54 hl• Ahora bien, este vacío convierte. medades psicosomnticas. Lo mismo cabe decir de In infertilidad
el ejercicio de la sexualidad en un campo privilegiado para la psicógena del hombre, tan poco estudiadn.
articulélción de la demanda en relación con el . otro, y hace a la
sexualiclacl particularmente vulnerable a toda la problemática neu-
rótica del sujeto. l
Desde este punto de vista, en la medida en que lo sexual se Impotencia
acerca o se aleja demasiado de larealización del deseo, hallamos
la ia espec1hcamente neurótica de la sexualidad. Freua,
La impotencia genital en sus diversas formas clínicas configura el
191 , muestra con c an a la primera variante. La · sombra del trastorno básico de Ja sexualidad masculina y representa unn exi-
deseo edípico de la madre cae sobre un objeto determinado; esto gencia asistencial apremiante no solo para el psicoanalista sino
está muy cerca del deseo y la imposibilidad sexual es una exigen- tam,bién para el psiquiatra, el psicólogo y el médico general. En
cia estructural de la situación. Habría inhibición por erotización, épocas pasadas podía suponerse que estos trastornos estaban su-
como describe Freud, 1926, o una sexualidad sm tomática, con las bordinados n una moral victoriana, que prohibía y coartaba la
características de una formación de compromiso deficiente (tras- sexualidad, pero la mayor libertad de los tiempos modernos no
tornos conversivos) . alteró sustancialmente su frecuencia. La revolución sexual actual,
Cuando, por el contrario, las situaciones sexuales se alejan pues, no parece haberlos disminuido apreciablemente, pero ha
demasiado del deseo, nada se puede articular con respecto a ellas creado una mayor conciencia de su naturaleza psicógena y de la
coiñOW1a demanda porque el objeto es excesivamente "distinto". necesidad de tratamiento. La relectura de la obra de Freud nos
Habrá imposibilidad or inapetencia y, a la vez, una falta de com- permite comprender cómo una mayor tolerancia cultural no es
p~m1so narcisístico; aqu1 e o Jeto no ice na -ª a su1eto. razón suficiente para un cambio en la estadística y en el trabajo
Las situaciones neuróticas suelen darse en general mucho más diario del consultorio, en cuanto la problemática sexual arraiga en ,
ligadas a la excesiva cercanía que a la excesiva distancia. Sin problemas internos, cuales son el compkjo de Edipo y de cas-
embargo, en la vida conyugal, con posterioridad a la maternidad traci6ri.
y a las transformaciones corporales a que ésta da .lugar, por ejem- Los trastornos de la sexualidad a los que nos referimos remiten
plo, pueden aparecer trastornos por la excesiva distancia del deseo, necesariamente a la problemática del goce sexual y vital.
en la medida en que ese cuerpo no es un cuerpo falo, apetecible. La impotencia sexual es generalmente_.~g9_distónica y va acorri-
En contraste con los trastornos neuróticos, la actividad sexual pañada a~ unª nota de rnfrimiento particularmente intensa, junto
"normal", vale decir, el ejercicio fácil y placenterQ de Ja vida se- con una com leta insatisfacción vital ue uedc hasta llevar al sui-
xual, se daría cuando .el sujeto y su objeto se encuentran a una S!Q!Q, Recuérdese al respecto el clásico trabajo de Freud ( 1901)
distancia óptima en rel~ción con el deseo. sobre el olvido de nombres propios en la "Psicopatofogía de Ja vida
Si bien son múltiples y complejos los cuadros que vamos a es- cotidiana", en el cual se señala ue la érdida de la capacidad de
tudiar, caben en dos grandes clases, la impotencia en el hombre y goce sexua a muerte aparecen íntimamente unidas como conte-
la frigidez en la mujer. Vale lP, pena destacar también que otros n~rimarios del inconsc1ente. El concepto d_<".. _ ?fAnLsi~.ci~J.Qne~
trastornos de la vida sexual de la mujer, como por éjemplo la aga- (1927), distinto del de castración, más abarcativo, tiende a accn-
lactia, el rechazo de la lactación y ciertas formas de esterilidad no . tuar esta misma problemática. ·---------- -·-·
se incluyen nunca entre las neurosis sexuales, a pesar de que alte-
~ 1'9
54 h••Se trata del recuerdo personal de uno de los autores, de un seminario
dictado por Lacen en Saint-Anne;.París, en 1954.
:¡<.¡
o) Formas clínicas Si bien esta forma de impotencia es probab1emente la más
generalizada, su diagnóst.ico rió siempre. es fácil; y más difícil aún
Existe una tendencia a considerar la impotencia corno una entida.Q resulta que el sujeto mismo lo admíta. Para esto hay motivos que
clínica glObal, y esto en cierta medida se justifica, si atendemos ex- podríamos considerar, caricaturalmentc, de selección natural; frente
clusivamente a razones etiológicas. Sin embargo, nos parece impor- a la situación· amorosa que genera la dificultad, el im otente selec-
tante destacar, én primer término, la existencia de epü;odios ocasio- tivo opta por . una companera que no lo in iba y refrenda con ella
aales o aun relativamente sostenidos de impotencia que -al igua' su capacidad sexual, al par que se libera simultáneamente del dolor
ql]e muchos otros fenómenos psicopatológicos- no salen necesarla'- . diUñá" situación humillante y de confrontarse con sus conflictos in-
mente de la norma. La ausencin de condiciones adecuadas para .una conscientes. Merece destacarse que el impotente selectivo se puede
0

viaa sexual satisfactoria, la elección desacertada de pareja, la mala presentar, paradójicamente, como h iperpotente siempre y cuando en-
asunción del papel complementario y otras circunstancias pueden cuentre los objetos adecuados a su sexualidad neurótica. Esta "ade·
vulnerar la capacidad y/ o la apetencia sexual, sin que ello justifique cuación" no es infrecuente cuando la búsqueda del impotente se-
sin más el diagnóstico de impot~ncia. A lo sumo podríamos hablar lectivo da con un tipo de mujer que está plenamente identificada
aquí de im.P.otencia contingente. con el objeto buscado.
Dejando de lado los casos recién mencionados, desde el án-
gulo descriptivo podemos diferenciar las siguientes formas clínicas: 2) Impotencia total y permanente
1) impotencia selectiva; 2) impotencia total y permanente; 3) eya-
culación precoz; 4) anorgasmia y orgasmos retardados; 5) impo- A pesar de qtte esta forma dínica es relativamente infrecuente,
tencia orgástica; 6) impotencia, eyaculación precoz y ariorgasmia · constituye por su intensidad y dramatismo una situación asisten-
episódicas, y 7) impotencia de las neurosis actuales. cial de extrema gravedad y difícil manejo. Tal como su nombre lo
indica, el impotente total está incapacitado para lograr la erección
1) Impotencia selectiva y/o penetración va inal en todos los casos circunstancias. En
a gunos casos la erección puede alcanzarse, pero se pierde antes
La dificultad de realizar el acto sexual se manifiesta exclusiva- de penetrar o a poco de hacerlo, generalmente sin culminar en la
mente con una pareja particular o con otras susceptibles de ser eyaculación. La impotencia total no implica necesariamente la pér-
adscritas al mismo. género o clase. La capacidad de erección y dida de la capacidad ornástica. ciue ouede mantenerse
orgasmo se conserva plenamente, en cambio, con las otras mujeres. a
En el caso de un médico tratado por urio de :nosotros, la vida Conviene distinguir dentro de este grupo la impotencia ab-
sexual era plenamente satisfactoria con toda mujer que no fuera soluta y la impotencia crónica, aunque descriptivamente pueden
su esposa. Con ésta la erección era deficiente y el orgasmo imposible. superponerse. El distingo entre ambas está ligado a la evolución.
La investigación psicoanalítica descubre el temor frente a una inten- La impotencia absoluta (o total) se caracteriza por su inicia-
sa reivindicación masculina en Ja esposa (envidia fálica) y también ci§I?-_ precoz: el paciente ha sido siempre impotente, desde Io.s pri-
!a importancia que la esposa tiene para él como el objeto sexual . meros intentos de comenzar la vida sexual. En la impotencia cró-
más deseado (inconscientemente), en cuanto ella encarna la mujer nica hay, igual que en fa total. una incapacidad absoluta para la
fálica por excelencia. (Un mecanismo frecuente en estos casos es el relación sexual, en todo momento y con cualquier objeto, pero esta
rechazo de la fantasía homosexual de buscar el pene en este tipo duradera incapacidad, vinculada con angustias de la edad, con si-
fálico de mujer, lo que, por otra par~e, deriva frecuentemente de tuaciones conyugales o traumáticas, etcétera, se ha instalado en
una actitud sádica, con el inconsciente significado de· arrebatar un momento determinado de la vida del sujeto. ·Si quisiéramos
ese pene y sentirse viril.)
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emplear el modelo de la psiquiatría clásica, diríamos que la im-
4) Anorgasmia y orgasmo retardado
potenica total es endógena. y la crónica exógena.
Es importante agregar a . esta diferencia evolutiva una presun-
ción psicopatológica: la impotencia absoluta se da en personas Estos trastornos, s i$!1ific_~tivnmente m4~__j_12_fI~~1J..«;.nte_s que la impo-
tencia y la eyaculación precoz, . constituyen, sin embargo, formas
cercanas a !a psicosis, que detrás ·de la impotencia ·~ ocultan
una notoria megalomanía, gracias a la cual se suponen plenamente clínicas aflictivas de la vida sexual.
La abolición del placer y de la relajación asociadas con la
P:Qtentes.g impotente crónico nq_ presenta estas características y
anorgasmia reducen la actividad sexual del sujeto a un ejercicio me-
su aflicción es generalmente mu.cho xpayor y genuina. Es aquí,
e~ interminable y displaciente no sofopara q<IT. sino también
justamente, donde el trastorno .adquiere su máxima tonalidad ego-
distónica.. para su pareja.
Los casos de impotencia llamada eréctil pueden considerar- En el orgasmo retardado, si bien el sujeto llega al placer, la
se como los más graves de la forma total, como demuestra un pareja sufre el retardo . de un modo semejante a la del anorgástico.
reciente trabajo de T. Gioia (1975) que de_staca la relación de Cabe destacar que, en ciertos casos, el orgasmo retardado se con-
la impotencia con los aspectos narcisistas y perversos de la per- vierte en .un~a intencion4 racionJ!fu!ldn casi s1emE_JJor el
sonalidad. En ciertos sujetos con impotencia total la erección. pue- su1eto; se borran aquITas fronteras de In neurosiS_Qf!Iª entrar eñcl
de ser alcanzada, pero no es suficiente o se desvanece en el mo- terreno de la perversión.
mento de la introducción; puede suponerse que estos casos tienen La anorgasmia y el orgasmo ret~_rQ.ado voluntario o involunta-
menor gravedad y se vinculan con un terror. al interior de la vagina . rio ponen de manifiesto el sentidQ retentivo 1 controlador y tiránico
que _tiene en estos pacientes la vida sexual.
3) Eyaculación precoz
5) Impotencia orgástica
Con este nombre se engloban los trastornos de la sexualidad mas-
culina que implican una emisión seminal prematura, antes o a los Este trastorno ha sido descrito por Wilhelm Reich y estudiado
pocos instantes de la . penetraci~n. Acentuamos el carácter prema:' en dos libros famosos, Análisis del carácter (1933) y La función del
foro de la emisión ~y no del orgasmo- porgue la sensación or- orgasmo (1942), textos que marcan también las contribuciones
gástlca suele estar ausente, especialmente en la e aculación re- más importantes de este autor al psicoanálisis y su tránsito a la teo-
coz an teportaJ. Esta prematuridad de la emisión es, como bien o da del orgón. La impotencia orgástica presenta un carácter paradó-
díce el nombre, el sentido psicopatológico esencial del síntoma. jico: ni la erecci6n, ni la penetración, ni el orgasmo se encuentran
En los casos qu~Yi~l~n un grado_y_ cronicidad sufiéiente como abolidos, pero el clímax es siempre insatisfactorio y dec~ciona las
para ser considerados graves, el orgasmo, aungue exista, pierde su expectativas del propio sujeto, que, por lo demás, mantiene también
carácter y es sentido como una torturante pérdida de control o co- intacta su apetencia sexuªI.. El trastorno es mu oco distónico y,
mo una barrera para 1!nl!_ relación placentera con Ta _pareja. Es muchas veces , el sujeto trata de encu rirlo implicándose en una ac-
conveniente señalar que el trastorno se ·define más Eºr la vivencia tividad sexual intensa, reiterada, gue nunca termina interiormente
de pérdida de control que por la duración del tiempo cronológico. de satisfacerloi aungue se jacte de sus proeza.§.. La not¡i prevaleciente
. Los efectos de una eyaculación precoz grave en la vida sexuñl es la insacfabilidad . la ausencia de rela'ación que sigue normal-
del sujeto y de la pareja son equivalentes a los de la impotencia mente a coito sutisfactorio. El individuo sería impotente en Ja me-
total. dida en que su actividad sexual no culmina nunca en un goce reso-
lutorio, y puede inferirse que sus coitos o repetición son inadecua-
~2 dos para alcanzar ese fin. Reich considera que la impotencia orgás-
33
tica denuncia siempre la neurosis, en cuanto implica desarregio de ble. Apoyado en una amplia casuística, üírcamo b..fil:_~.J.ít.~.Dtica del
la economía libidinal.66 • concepto y sostiene que entre las neurosis actuales y las psiconeu-
-.-·---,- -
ros1s no existe una diferencia de fQ,nd.Q. En ambas categorías está
6) Impotencia, eyaculación precoz y anorgasmia episódicas indiéado el tratamiento psicoanalítico y no la mera ilustración so-
bre los inconvenientes de las prácticas sexuales irregulares. De he-
Todos los trastornos que hemos revisado con anterioridad pueden cho, el análisis no difiere de uno a otro caso revela siem re tras-'
presentarse episódicamente, con un duración refativa de días, me- neur
t'2E_nos tlcos _e~ios \:i en general seyeros) en el Eº~rtador e
ses o más raramente años, en relación con una o varias parejas po- !~ neurosis actual. La imEqtencia de las neurosis actuales, concluye
sibles. ' · · Cárcamo, es más bie_12..~L"'.2SP2nel}te_de lª-IJ..~..t~Qrntli.Qad neurótica
La evaluación clínica de estos episodios no siempre ·es fácil, que ef resuTtado.Cíefcoitus i1Jferrupt~Q_}_~o_tr_~pnQ.I)l.alí?.._s~le la
pero la trayectoria sexual y amorosa previa del paciente y la na- vida sexual -~ctual.
turaleza del conllicto desencadenan~c:_onstituyen generalmente
un ind1cador diagnóstico más im.Q.ortante gue la intensidad el.el 8) Inapetencia neurótica
episodio en sí.
En estos casos es fundamental la pesquisa de los factores des- Es dable observar en la práctica clínica algunos casos en los cua-
encadenantes, que generalmente revela una descompensación del les no existe ninguna perturbación, ni de Ja capacidad eréctil, ni
aciente que va más allá de su pura capacidad genital e implica· de la de la duración del coito para el logro de un orgasmo ade-
una ruptura e as defensas caractena es una crisis de edad o vita!: cuado de la pareja, pese a lo cual se observa una muy baja frecuen-
'n t rmmos psicopatológicos, l_a depresión 1. la , angustia 91.!e cia de la actividad sexual. Esta escasez es notoria para uno o para
suelen acompañar. a estos episodios deben consi~­ Jos dos cónyuges: la esposa se siente víctima de una privación o
maria más gue fenómeno acompaña~ En otras palabras, l~s­ el marido víctima de un extrañamiento frente a lo pobre de su ac-
tornos episódicos de la sexualidad son, por lo general, parte de un tividad sexual. Estas parejifs pueden tener, cuando las tienen, rc-
síndrome ansioso o depresivo, en el cual el miedo a la pérdida del lacianes sexuales normales; pero en algunos casos clínicos hemos
objeto y/ o de la autoestima desempeña tUL.PaPfJ....central. observado solo dos coitos en un año, por ejemplo.
Podríamos pensar qµe en estas .perturbaciones se da una co-
7) Impotencia de las neurosis actuales n~ con~nó~eno~- de __!.!.p<?__E_euró~~~~ abulié!__~_resiva o
terror claustrofóbico a Ja cag_tura materna en el varón. En todo
En uno de sus primeros trabajos sobre la economía libidinal, caso, esta disminución de la actividad sexual se inscribc 1..J2QL. cier-
Frcud (1895) propuso distinguir las neurosis actuales de las psi- to, en el marco amplio de un compro~i~o_!!_eurótic_2._e_'ll<l .. vid-ª.._9.tl
coneurosis. Fn las neurosis .actuales (neurosis de angustia, neu- sujeto.
rastenia, hipocondría y despersonalización) no interviene un me-
canismo psicológico inconsciente, sino una modalidad anómala de
la actividad sexual, como es el coitus interruptus, la masturbación, b) Psicodinamismos
etcétera. En las neurosis actuales es frecuente la aparición de la
impotencia, tema que mereció la atención de Celes Ernesto Cár- Antes de comenzar. el estudio psicodinámico de Ja impotencia se-
camo en un trabajo de 1944 que ha tenido una vigencia perdura- :rnal conviene aclarar que partimos del ;opuesto, ampliamente pro-
bado poda clfnica, de que la e.tiología de la impotenda esencial es
~3 La repetici6n del coito, frecuente en los jóvenes, no debe confundirse psicógena. Todo intento de explicación biológica fracasa, hasta el
con este trastorno. punto de que individuos castrados por diversas razones pueden
i4 SS
conservar tanto la capacidad de erección como de goce orgástico, del a) Rechazo de la pulsión incestuosa hacia la m·adre
mismo modo que el climaterio no tiene por consecuencia anular la
En su clásico artículo "Sobre una dcgrndación general de la vida
vida sexual de la mujer. Esto explica por qué el tratamiento hor-
erótica" (1912), Freud nos ofrece una comprensión de la etio-
monal de. la impotencia esencial fracasa siempre.
logía de la impotencia vinctrlándola con los residuos de la relación
La impotencia de etiol_9gía somática puede decfrse que es sfom~
pre sintomática (y no esencial) : se reduce, por ende, a lesiones del edípica dd hijo con la madre. ·
sistema nervioso (vasculares, tumorales, etcéter_!!) y entonces acom- La prohibición de la madre como objeto de satisfacción eró-
paña a Qtros trastornos neurológicos, por lo general má& signifi- tica directa empuja necesariamt!nte a una escisión de los objetos
cativos, o a las lesiones locales del pene, como la ateroesclerosis, que y a una disociación entre las corrientes tiernas y sensuales (co-
también será generalizada.3~ "'" existentes en la sexualidad normal) , de tal forma que quedan
Enfocaremos los psicodinamismos de la impotencia sexual mas. orientadas hacia objetos polarmente opuestos. El mundo de las
culina en la perspectfva de dos situaciones fundamentales: 1) mujeres queda así dividido en dos clases: el de las mujeres sexual-
complejos de Edipo y de castración; 2) fijaciones y defensas pre- . mente accesibles, pero desvalorizadas y concebidas como antité-
tica~ de la madre valorada, y el de las mujeres idealizadas, sexual-
genitales.
mente intocables y que solamente pueden ser objeto de la corriente
1. COMPLEJO DE EDIPO Y DE CASTRACIÓN erótica tierna.
En buena parte de la literatura freudiana la patología de Ja
Revisendo la obra de Freud encontramos-a· menudo referencias a la potencia sexunl se organiza casi siempre alrededor de esta di-
i~otencia, pero solo ~exto (1912) es .un -ai:orte específico a cotomía, que si bien se presenta como normal en la adolescencia,
la comprensión de la impotencia en una de sus formas, la se- habitualmente es resuelta a favor de una síntesis armoniosa al
lectiva. Sin embargo, las líneas teóricas que hacen comprensible final de esa época.
la psicodinamia de -las impotencias se encuentran esbozadas en En cualquier caso, la escisión se debe al horror al incesto por
muchos de sus trabajos (1905, ,1 908, l909, 1910, 1912, 1919, sus consecuencias · castratorias y culpógenas, entendiendo la cas-
1922, 1923, 1924, 1925, 1926, etcétera). Del conjunto de estos tración casi como ingenuamente anatómica. Ahora bien, desde el
áportes se pueden extraer los dinamismos básicos en la psicógé- ángulo de la conceptualización de Lacan (1938 y 1976) sobre el
nesis de la impotencia correspondientes a la etapa fálica, y estruc- primer tiempo del Edipo, .el problema _no sería tan claramente
turados en torno del complejo de Edipo y de castración. Estos abordable de esa manera, o· al menos no únicamente. La diferen-
dinamismos pueden delimitarse en tres puntos nodales: a) el re-
chazo de la ulsión incestuosa hacia la madre, cuya persist~
cia enttela "mujer madre" y .In "muºer no madre" se daría se ún
estOenterm!~ª la captura por parte de Ja "mujer
ene inconscien~generaliza hacia todas fas mujeres o hacia madre". y_ el retorno al cero. El incesto CO~_l.LIDadr_c_cº-I!:!.P.Q!!a
un género de mujeres equipi:iradas con ella; b) la predominanda necesariamente la muerte para el sujeto en la m_~cjj__dn el).__gl.f_Ll.e
de una relación. edípica pasiva hacia ~~re, coi~ una identifi- disuelve en el deseo, fálico, de ella.
cación materna y/o una extrema ambivalencia ha9iª él; c) los
La resultante patológica extrema de estas estructuraciones es
terrores inconscientes de castración. (Conviene recordar que los
una impotencia selectiva frente a toda mujer sobre la cual caiga
conflictos con la madre y el padre pueden aparecer desplazados
la sombra de la madre, empezando muchas veces por Ja esposa.
hacia Ios hermanos.)
Esta impotencia se acentúa después del primer parto, con un co-
ss bl• Un ejemplo sería In enfermedad de Ln Pe ·roni im!.t.U:acifuLplástica-de rrelato racionalizador referido a las modificaciones corporales de
lo! cue~3 cavernosos que ncompaf\a regu armente al carcinoide y se vincu- la primípara, que aparece menos excitante.
la tarnbí'ñ a los colngenopntfas) que puede provocar dificultades en la crec-
El complemeºnto de esta situación de impotencia selectiva pue-
cl6n o al menos erecciones viciosas.
~6 87
de ser una potencia igualmente selectiva, o una promiscuidad que
T u
vado como no menos importante otra estructura conflictiva, de
al .más mínimo examen clínico se revela ·como una solución seu-
dogenital, donde el sujeto resuelve simultáneamente el tabú del
incesto y las pulsiones agresivas contra la madre.
Los re uisitos de la com añera sexual pueden ser' muy varia-
· ' la cual no se encuentran muchas referencias bibliográficas. Efec-
tivamente, en muchas impotencias existe un tipo muy particular
de rivalidad con el padre; cuyo sentido más profundo parecería
ser un intento de borrar la diferencia al comparar el pene anató-
dos, e acuerdo con las particularidades del conflicto neurótico, mico del niño con el sentido simbólico del falo y del "nombre del
pero con un común denominador: será un objeto desvalorizado, padre". En estas impotencias parece que Jo esencial es privar a la
que no implique compromiso, cuya única relevancia es su conCH- imagen del padre de su valor de representante de una legalidad que
ción de fuente de _goce or~stico. Es decif, frente a la esposa el introduce al sujeto en la identidad sexual desde su posición de
sujeto es impotente e inapetente y, en cambio, se excita con · una pater familiae. Con su impotencia el paciente diría: "No estoy dis-
prostituta o una amante de condición social inferior (o superior, puesto a someterme realizando tu de~eo de tener un hijo potente,
altamente valorizada a veces por el sujeto: en cualquier caso la ya que esto probaría la po..©leia....dLI.!LfuLQ. Renuncio entonces a
ventaja r.esidiría en la distancia, la no convivencia._el no comprO:: mi propia potencia para denunciar la tuya". Este mecanismo de
miso conyugal) . Lo eseneial es, · por tanto, la · diferencia con . el ~ impotencia es, quizás, el principal obstáculo técnico en la remoción
ob'eto materno, capaz de resolver las dos vertientes de la angustia:
tanto a castrac1 n a manos e pa re como a captura materna. ~ de los cuadros severos, con su típica y persistente reacción terapéu~
· tica negativa.
En las impotencias totales, las fantasías incestuosas y en con- En otros términos, podríamos decir que hay aquí un fracaso en
secuencia las defensas contra las mismas · son probablemente de
l~ identifi.f_~ión co_n el padre potente y, J!!UY probablemente, una
mayor intensidad, aunque también se suman otros factores, ~
aITanza incqnsciente· con los ataques de la madre .(en la cual el
eI punto de hacer peligroso o indeseable el contacto CQD toda muje(. paciente proyecta su envidia) al pene del padre. Claro que por de-
trás de esta relación psicopatológica, la relación que el sujeto guar-
b) Relación edípica con el padre ~ da con el falo es, en todo caso, imaginaria: no se relaciona con
·r

1 el padre como representante del falo, sino como :portador de un


Otro aspecto fundamental en la psicodinamia de la impotencia (to- falo imaginario (Lacan [1976]). Lo cual indica, desde ya, un ac-
tal o parcial) arraiga en 'estructuras inconscientes relacionadas con ceso . defecti.Ioso a aquellas identificaciones que 'ubican al sujeto
el padre edípico. En este sentido, . el sujeto vive su deseo sexual inserto en un orden simbólico que ordena los sexos en masculino y
como una amenaza a la posesión que el padre tiene de la madre o femenino y reconoce las diferencias anatómicas como tales. Meltzer
al monopolio de la actividad sexual que el niño le atribuye en el
seno de las relaciones familiares. Esto determina que la propia
. (1967) ha señalado que uno de los elementos más difíciles de ela-
borar al final del análisis es el reconocimiento ci~T valor del pene
actividad ·sexual sea vivida como una agresión, incluso mortal, ~ del padre y sus t~~fE_ulos e~'l_.-~~pacidad cren<lof:1y--re-parad0-ra
contra la figura paterna. De esta manera el sujeto se ve obligado
1
e la escena primaria (p. 48). ------ ----·--- - - - - - - ·----
a un renunciamiento protector, que nos permitirá comprender la
~ En el trabajo de 1919 varias veces citado Jlru;e 1ma es-
impotencia como una ecuación simbólica en la cual , con su inac-
tividad sexual, el impotente diría: "renuncio a gozar del sexo
para no usurpar la mu'er de mi adre, ara no atacar su mono-
po 10 e a o., para no matarlo con mi rivalida . ' .
, pecífica referencia a as relac10nes existentes entre una identifica-
ción femenina maso uista y la im otencia masculina . Esto condice
Pfenamente con la posición el varón frente al padre en la situación

~
edípica (Freud ., [ 1924 ])', que puede simultáneamente ser activa
Esta hipótesis es la más consistente con las formulaciones . ("situarse en el lugar del padre y tratar como él a Ja madre") y
habituales de la posición del hijo en relación con el padre en la
tríada edípica; pero en nuestra experieneia clínica hemos obser- ·

88
¡ pasiva ("querer sustituir a 1n madre y dejarse amar por el padre") .
plenamente con la posición del varón frente al padre en la situación
39
La identificación con ~l lu ar del adre resulta así uno de los so-
pertes centra es e toda actividad ,sexual, pero también, a la vez,
uñO de sus :euñtoS débiles. En la medida en que lmplica una J.i.
lativa exigencia de des ersonalización para el actor masculino,
1 tencia del pene en la mujer no se registra como una especificidad
sexual, sino como una peligrosa mutilación que podría llegar a
ser sufrida por el propio sujeto, dentro de la configuración de sus
relaciones edfpicas.:ió
lmp ica a emús un aceptación de esa imagen identificatoria que no Como lo señala Ferenczi ( 1908) : "Además de las fantasías
haga correr un excesivo riesgo de imputación de homosexualidad. incestuosas ... , el m,iedo a lac castración es lA.S.1,tVaJJJlÍLÚ:~_(Jl_~­
Cuando esta despersonalización es excesiva el ríes o de imputa- te de" la impotencia psíquic~; más frecuentemente, la causa son
don mosexua idad se concreta inconscieñteilli:nte ara e sü- ainEos {temor a la castraCiOn a causa de los deseos incestuosos)".
. (La bastardilla es nuestra.)
je'to, ocÜpar el lugar del padre se hace absolutamente 1mpos1 e, ·
dando lugar a una im otencia cu o fondo ha de ser él déficit de las Una breve nota clíniéa de Glover (1929) ilustra dramáti-
i~s. Ocurriría como si el sujeto debiera
camente la génesis de una impotencia total a partir del trauma de
mantenerse, en lo que a sexualidad se refiere, en uria especie d~ una circuncisión tardía, que el paciente vivió y reprimió como una
no man's lat:zd, ue lo aleja tanto de un sometimiento al padre como auténtica experiencia de castración.
de una identificación con a madre. La im otencla sería aquí una F~d (1927, 1940) otorga a la renegación de la perce~ción
.. expres1 n transacc1ona y rustra a e · am as po Elrldades. del enitaTleiñeñino como castrado un valor u rascien e el
problema e et1c ismo. stos artículos remiten, en efecto, a un
La referencia a un episodio de impotencia que: Freud (1909)
problema mucho más amplio en lo referente a la vida sexual y al
consigna en la historia original de "el ho¡;nbre de las ratas" (S.E.,
pensamiento humano. Podríamos decir que el rechazo de la per-
tomo 1O, p .. 317) aparece vinculada a la fantasía específica de ori-
cepción· de la castración como. probabilidad de la propia castra-
nar en el cuerpo de la mujer para fecundarla. Dejando de lado
los elementos pregenitales, que son aquí conspicuos, este ejemplo ción em ÜJa mexorablemente a una necesidad de ne ar el .cono-
c¿p1ento y~ a post 1 1 . a e. gozar. ~ 1 63) a señalado que
ilustra un tipo de impotencia distinto del que Freud describe .en
el complejo de Edipo opera como una preconcepción que permite
"Sobre una degradación general de la vida erótica". Se trata de la
importancia del padre en la etiología de la impotencia, sea como el comprender las relaciones familiares y en general humanas, punto
destinatario de los deseos pasivos o bien como el ag1ente de la temi- de vista que coincide en cierto modo con lo que afirma Lacan
da castración. · (1938) en el Seminario sobre la familia. El que no reconoce
ni acepta' la diferencia sexual está necesariamente privado del
goce sexual, en la medida en que debe ignorar sus verdaderas exi-
e) Terror inconsciente de castración
gencias y se ve conducido a una posición omnipotente de negación
de fas diferencias que ordenan los sexos, las relaciones sexuales y
En estos párrafos abordaremos uno de los aspectos más destacados humanas.
por Freud de la sexualidad humana, el impacto de las diferencias
Pero además de esta problemática quizás excesivamente ana-
anatómicas de los sexos en la mente del individuo (1925). En su
tomicista, se puede reenfocar el .complejo de castración como la
artículo sobre "La organización genital infantil" (1923), Freud
inclusión de! sujeto en un pacto simbólico que le brinda una doble
destaca que durante la fase fálica, contemporánea del complejo de
posibilidad: escapar a la captura materna y, por ende, disminuir en
Edipo, se toma en cuenta un. solo 6rgano genital: d masculino. La
cierta forma su ansiedad, e inaugurar para él el campo de una elec-
primacía, por ende, no es de los genitales, sino del falo. En este
ción sexual posible. En este sentido, y paradojalmente, poder acce-
contexto, Mack-Brunswick dirá después (1940) que la polaridad
básica no se produce ya entre activo y pasivo -p1redominante en S<S Ya nos referimos a este problema al hablar de fetichismo. Sobre In con-
los primeros estadios del desarrollo-- ni entre masculino .y femeni· ciencia (y renegncl6n) de In vagina en le nlf'ín y et nlf'ío, véase el capítulo
no --como en la pubertad-, sino entre f á!ico y castrado. La inexis- sobre- homosexualidad femenina.

90 91
cual corre el eli ro de ser pasivamente vaciado, absorbido, muerto.
der a la potencia sexual implica" aceptar la castrac1on, es decir, re- erencio Gioia ( , por su parte, señala la prcdominancrn
conocer este pacto simbólico que pone un límite al deseo materno , ·de una or~ización _(k'f;ns~~'2.~~~':1.Dil..kL<J.i;:_J11qQJc._c_QDfusj_g­
de ser el falo. nnl, susten ta as en an~stias psicóticas infantil~~ILtl.Jls_~
Como dice ~~!_._e~...E9_E_cepta 1!1Si!.S1tªº9_n cultiva un lógico de la iderrtITiG;-ci'ón prnyect.iYa. Gioia describe un desarrollo
deseo abéITañte" ue es el de ser el falo,J.._JLQI ende ne¿_ puede pñrti~de" Ja parte psicótica de Ja personalidad de especinl rele-
ar o ni recibirlo; es decir, ser hombre Q~ ("Las formaciones vancia, a su JUICIO, en la impotencia, sobre todo en su forma crónica
del inconsciente" [1958], Ecrits, pássim). y severa:56 bis
· En la obra de Mclanie Klein y de algunos de sus continua-
2. FIJACIONES Y .DEFENSAS PREGENITALES dores se enc'uentran referencias que, aunque dispersas, ofrecen una
:·.
visión coherente de las condiciones pregenitales de estos trastornos
Una acabada comprensión de las impoteneias exige estudiarlas a de la sexualidad masculina. Resumiremos Jo esencial de este en-
la luz de las eta as re e ·tales y de las formaciones patológicas foque.
qüe erivan de fijaciones y defensas ·frente a impulsos, fantasías y Bajo los efectos de Ia relación objctal temprana .durante la
experiencias tempranas. posición esquizo-paranoide, la imago materna se encuentra reduci-
Los aportes que se refieren a factores pregenitales en la impo- da, en la fantasía del sujeto, a la calidad de objetos parciales car-
tencia masculina provienen de diversas fuentes, incluyendo indi~ gados de peligro por la identificación proyectiya de fantasías sado-
rectamente a Freud (1917.), en sus reflexiones sobre los antece- ·masoquistas y de aspectos malos del propio self, que pasan a residir
dentes pregenitales de la castración. en el interior del pecho y del cuerpo de la madre.
El clásico trabajo· de Abraham sobre eyaculación precoz La fantasía inconsciente del niño con respecto al cuerpo fe-
(1917) no hace rcf erencias es ecíficas en este sentido; pero a la menino --homologado con el cuerpo materno primitivo-- es Ja
luz e os desarrollos actuales, su énfasis en el valor causal del de un · ámbito lleno de objetos parcrnles amenazantes, cargados de
narcisin:io, cuyo paradigma es " uedarse en sí mismo", sus refe- ?adismo Eºr la proyección de l?~JA!!_tasías_§JldQ::nmso.quist.a.~..JW
rencias a a importancia e as antasías de ensuciar y a la valo- pro io sujeto. Entre estos objetos se incluyen generalmente eLJ?.ene
ración de las secreciones cor orales remiten a caracterísfü;as~- del pqdre, os bebés dañados por la agresión y_ las fantasías de va-
geñita es de la fantas a y a pulsiq_n. . gina dentada .· La impotencia que se configura alrededor de estas
- En el enfoque de Bergler (19472, citado en su Neurosis básica, tornWC!onCsíñéonscientes es básicamente de naturaleza paranº1.Q!hj'
la impotencia, la eyaculación precoz y, en general, los trastornos en la clfñ~senta, por ~general, una forma f6bica.
de Ja sexualidad provienen de fijaciones oraies, . de angustias es-_ En estas condiciones prevalece sobre la angustia persecutoria,
pecfficas de la fase oral y de las estructuras defensivas en que precursora de la angustia de castración. La existencia de fantasías y
éstas culminan. mecanismos inconscientes pregenitales gue incrementan Ja angustrn
En la Argentina cabe destacar por lo menos dos trabajos so- p~ecu~~i~-~-tI~ factor:. fundamental y constante en la in.:potencia.
b;e impotencia que, inspirados en la Escuela Inglesa, siguen li-
neamientos teóricos concordantes en . el énfasis en los factores 5ó bl• El trabajo de Gioia, y en general los que plantean la importancia de
pregeni tales . !ns partes psicóticas de la personalidad, abren un terreno de difícil definición
diagnóstica. La pregunta básica es si no existiría diferencia entre una impo-
En el caso estudiado por Racker ( 1948) , la impot~ncia del tencia psicótica (o impotencia en' un psicótico) y un trastorno neurótico de
paciente se origina en deseos ávíc!OS~generan una ihtensa ·1á sexualidad que se manifiesta como impotencia. Pensamos que si existen
frustracl6n oral , consecuentemente, una agresión contra el pe- diferencias estructurales entre trastornos neuróticos y psicóticos, Ja im12Q-
cho rustrador. La identificación proyectiva e estos impulsos tencia en un psícOtíco y en un neurótico de nm@ñ-rim'élo .. pocfríñn'í;-ncr
un estatuto significante equipnrnble.
cülOCi:í al sujeto en una posición angustinnte frente al coito, -en el
93
9h
/

Uno de los componentes destacables de la relación entre las de la posición del sujeto impoten_te en rehición c~1 u\!sco m~­
forrnaciones pregenitales y la i~E_<?~~tIT_~@x_d.i;-1I1 inte117 terno y el primer tiempo del Edipo . (Lacan, Formaciones deTin-
sificación, de la _envidia temprana al ~~ consc1ente, p. 86 y siguientes).
Bn pacientes de este tipo se observa una ac~itud en la cual En este primer tiempo, adscrito al estadio del e~~--eLP.a­
prevalecen un narcisismo y una omn3J2otencia intcn~os gue hacep dr~tod_avía como el objetQ..._d~_la_.riYalidad____p_rimQ_r_9j.l.ll
inaceptable a la muíer y llevan a desvalorizarla. La sexualidad e§tá (fÍ'aternn) y no como aquel q~ enl:!!1-S:.i!l....lf\Jey__c_impo.o.e~L<,;9I~~ -
redll;ida a una finalidad E::!.vadora, cargada de oralid;-d, en la cual con el cuerpo de la madre. -
fo esencial es la retención de los contenidos del cuerpo - (y los flui- ---(;(in" esta perspectiva, la impotencia puede comprenderse co-
cfo5 corporales) y del places. El complemento de esta actitud pri- mo una protección frente a la posible captura por el deseo materno,
viiCíüríl --0.esde ya ignorada por el sujeto-- es la existencia de una en virtud del cual el sujeto corre el peligro de disolución en un
ecuación simbólica que equipara semen con leche y materias feca- cuérpo qtie lo reduce a ser su complemento (fálico). La impoten-
es ,_x_p.:21e con pediO. En esta posicióñ, el sujeto tiene una doble cia sería el terror de la faÜa del O~ro, como lo muestra Lacan en
razón para mantener su impotencia: retener todo lo valioso como su Seminario de la relación de objeto. Si Juanito hubiera llegado
propio y como fuente de autoidealizació~evitar t<2_.q,!lJ_Qll$iQn que, a ser impotente, ahí habría de buscarse la raíz de su trastorno.
aídr.íñ8r'Tobjeto, desencaaena su retaliación. · .
---Terminaremos este resumen de los aportes de la Escuela Klei- Pensamos que los factores pregenitales de la impotencia se presen-
niana a la patología pregenital de la impotencia con una referencia tan prácticamente en todos los casos que concurren al análisis.
a la ligazón adictiva con la pareja combiqada interna. En la medida Vale decir q ue constituyen uha condición necesaria de la altera-
e~ que el individuo está fijado (adictivamente) a la pareja interna ción. Sin embargo, el hecho de encontrar estas mismas estructura-
no puede desplazar su interés a la pareja externa. De esta situa- ciones en las perversiones, e incluso en las neurosis, indica que no
ción resuifon tanto una im osibilidad de des Iaza~entido eró- se trata de una motivación específica. Podemos suponer que los
tico a a com af'íera sexual como una visión de la sexualidad profun- vínculos -motivacionnles se estructuran Begún la forma en que los
..!mente s ica y peligrosa, que crista -~E: en la Jinpotencia. '.La factores pregenitales comprometen la solución adecuada del com-
identificación proyectiva normal, cohlo señala Bion (1963), es plejo de Edipo (tardío) y del complejo de castraci6n. Las diversas
un soporte de las relaciones de óbjeto con -el mundo externo. evoluciones de estos factores dan especificidad a esta patología
En la medida en que la adherencia adictiva a los objetos internos y hacen insoslayabi.e su análisis.
sélñTerfiere en la jdentificadón Eroyectiva norrt].al1.. el reEliegu.e Por otra parte, los factores pregenitales y los mecanismos psi-
narcisista del sujeto imJ?ide que se establezcan vínculos objetales cóticos tempranos cobran mayor importancia cuanto más intenso
externo~ porque sin una cierta cuota de identilkaci6n proyectiva y crónico es el tr1;1storno.
no existe una posibilidad vincular que cargue el mundo externo li-
bidinosamente. En una representación típica tlel ]problema podría-
mos decir que no exis~~2~~!o y que las re~~ciones -vinculares 2
s_e dan en el endoes~acio, mientras ~el mundo externo es utilizado Frigidez
57
únicamente para la evacuación, dominada_ Eor la analidad.
Bajo el nombre de frigidez· se agrupan todos los trastornos que

-
Desde el ángulo de la Escuela. Fnm~~sa. la problemática que abar-
damos en. los párrafos anteriores podría ser enfocada en función
afectan directa o indirectamente el goce sexual de la mujer. sea en
forma permanenttY o transitoria. .
Aunque asumen diversas formas clínicas, estos trastornos po-
s1 Véase Resnlk, ob. cit. seen una raíz común. Forman un continuo en el ·que incluso se
94 95
/

cuentra ligada a una seria perturbación de la personalidad que


pueden comprobar manifestaciones paradójicas, pero que a la luz
frecuentemente se racionaliza con consideraciones morales o de
de su sentido psicológico revelan unidad.
otro tipo (higiénicas, por ejemplo).
La situación de la mujer con trastornos en la vida sexual ha
E!:!_Y_g_tQ:_ndo__~~?!_.prefercntcmentc . cn_J)~rsonalidndes de-
sido profundamente influida por los cambios culturales de las úl-
presivas, se cnc~~~_:;_os e~1_os cu~1les, ~-pesar de la frigidez
timas décadas. Hasta bien entrado nuestro siglo las consultas por
total, se da . u~a mtensa actividad sexu'.11 _sjn gsi~_g¿Je pueae a~:
frigidez eran infrecuentes. El cambio de actitudes y :normas ha re-
vertido esta situación drásticamente: la mayoría de IEls mujeres (al rece~_~m-~_J2r~~!~.c:.~l~~-C[_ y_ª_<:fü~_diJeE~l1.S:I!1E.~f!-.~~_J?. ni11_forpanfa.
La actividad sexual de estas mujeres no persigue un fin sexual. La
menos de clase media) aspira a una realización sexual placentera y
entrega .se produce en función de una actitud sumisa y necesitada
no solamente a la maternidad y a una vida conyugal tranquila y des-
que les hace imposible rehusarse ante la solicitación masculina.
erotizada. La búª-9J!~_d_él_(J_e una compañía, de una p_t~~~~-11.c.@__b.~!lllªna que les
L~gid~.urn convertido en un motivo de consulta por de- demuestre intq:és_iaungue sea un ·Tñte~és. degradaJ:lt.tl_Jleva a una
~cho propio_. y quien la "padece tiende a no aceptarla como una fata-
conducta promiscua que, frecuentemente, se asocia con un intento
lidad; por el contrario, la vive en general como un estigma y reco-
noce su carácter psicógeno, ya sea como propio o imputándolo a la
(siempre condenado arfracaso) de superar el trastorno sexual,
con el deseo (narcisista) de ser igual a las demás.
pareja.

2) Frigidez orgástica
a) Formas clínicas
Si bien para algunos autores, como Be.rgle.r_cJlit~~hm?E..J 1934),
Como la impÓtencia masculina, la frigidet de la mujer es una enti-
dad clínica unitaria, pero sus matices y características justifican que
el único criterio clínico de la frigidei es
la incapacidad de una
mujer de tener un orgasmo vaginal/cabe hacer distingos diagnós-
se discriminen diversos tipos: .1) frigidez total; 2) frigidez orgás- · ticos que permiten considerar· no solo los grados de gravedad del
tica; 3) frigidez selectiva; 4) frigidez seudoorgástica; 5) frigidez' de
trastorno sino también la actitud especial frente a la propia expe-
iniciación; 6) vaginismo y dispareunia; 7) retardo orgástico, y 8)
riencia sexual y a la patología asociada con el trastorno orgástiCo.
frigidez episódica. Si tomáramos exclusivamente la capacidad orgástica como de-
mento de juicio excluiríamos, por ejemplo, todos los casos de frigi-
1) Frigidez total dez sefoctiva . ·
~n la frigidez orgastica el orgasmo es imposible con cualquier
La /rig~dez total es la forma más grav~ de los trastornos de la partenaire y en cualquier circunstancia, pero hay respuesta a los
sexualidad temenina. Son casos en los que no solo se encuentra
estímulos en las zonas erógenas (piel, mucosas) ·y a las pulsiones
impedido el orgasmo sino que también falta el deseo o el interés parciales (tacto, vista) .y, por consiguiente, una actitud positiva
sexual. El placer preliminar y los contactos. eróticos orev1os al hacia la vida er6tica en general, particularmeriteh~- el placer
actOSexual son para 'la mujer di~placenteros o la dejan indife-
prdimina.r. No se rechaza el c01to, que puede ser deseado, exci-
rente. La anestesia vaginal ·se acompaña de ausencia de secrecio...
tante y hasta· 'placentero, a pesar de no culminar en orgasmo.
nes . En resumen, faltan la excitabilidad sexual y la complacencia
Se trata, en· general, de pacientes con personalidades irima-
erótica. Se trata de una anorexia sexual con poca o nih¡zuna con-
duras, aún no abiertas a la sexualidad; muchas veces histéricas.
ciencia de esta falta de apetito, y hasta__son repugnancia o anes- Frente a esfos casos debe.. observarse·un;-·~ctÍtud-~~uta. El acceso
tesia frente a las actividades sexuales co~ cualquier~
al orgasmo en Ia mujer implica casi siempre un aprendiza_ie ligado
cualquier oportunidad. Esta forma extrema de inhibición se en-
------- ~~-~---- 91
<1b
---
a las dificultades psicológicas que le proponen la vida sexual y el En los párrafos dedicados a esta alteración ele la sexualidad
ajuste a su pareja, que por lo . demás debe ser recíproco. fomcn ina, Freud hace referencia a formas de agresión física contra
Tanto en la frigidez total como en la orgástica el orgasmo el varón después del orgasmo; pero nuestra impresión es que la
masturbatorio puede estar conservado e, inclusive, llenar transito- conducta hostil no se ajusta a este único patrón. El coito puede
riamente una función importante en la vida sexual. En otros:casosR estar precedido por tnanifcstaCÍOiiCS agresivas físicas 0 verbales.L~~
en cambio, la frigidez se acompaña de una inhiibición de la mas- son r~iS!l0_~!'.ara I9_grnr Tilcxc1 taciony f.LQ.rga.s.moJ~.Jl...Otro_~.._0!SOS
turbación, que Implica por lo general 1:1E__Brado más profundo de Ja agresión es ulterior al coito, pero no se manifiesta ncccsariamen-
-- - ---------~· -·--yr¡·---·· ---- ··· - - - --------------
tu.!LlP..!:_illª física, sino tarno1en como vivencias, actitudes y pala-
alterac1on.
b!as con lascuaTes se .~resa distancia,rcc¡-rnzo, frialdad, repug-
nancia, desprecio y toda clase de sentimientos hostiles y deni~­
3) Frigidez selectiva
rios. Es obvio que en la medida en que esto se acentúa encontramos
forma s de tránsito hacia la perversión, hasta el punto de que resulta
Asf como en el varón existe una impotencia sujeta a las condiciones imposible delimitar conceptualmente ambas circunstancias. En otras
de la pareja, también la mujer puede verse afectada por una frigidez
palabras , frigidez seudoorgástíca y perversión son, más bien, las
selectiva frente a un partenaire determinado.
dos caras de una misma moneda, y aun habría que -~~g~a
Las .condiciones psicodinámicas subyacehtes a esta sintomato-
tercera alternativa, el conflicto matrimonial. En la práctica, el diag-
logía pueden diferir de las del varón, pero el resultado es coinci-
nóstico se hace simplemente por el mayor énfasis de una de estas
dente. El orgasmo, inaccesible, por ejemplo, en la relación conyu-
tres situaciones, que vale ·tanto como decir por el grado de distonía
gal, puede alcanzarse en una relación Clandestina (Freud [1912]).
con el yo.
La vulnerabilidad ~altrato, a las circunstancias de
desprotección o inseguridad _puede, por otra parte, dañar selec_!!Yjl-
mente Ia capacidad orgástica cori una pareja determinada. 5) Frigidez de iniciación
EJL~gunas mujeres no casadas, con .d~ruL1fü!.d.en.l<~
miscuidad, hemos visto la hi idez selectiva en circun$tancias ~­ Al .estudiar un caso de paranoia femenina, Frcud (1915) nos in-
r~-~ el orgasmo les resulta imposible . con un su~to del cual troduce en una patología de extrema dificultad en la iniciación se-
están sumamente enamoradas o al que sienten· excesivamente ex- xual, que puede generalizarse a muchas situaciones análogas. Se
cítante, mientras que pueden alcanzarlo con un partenaire afecti- trata de mujeres con una particular inhibición para iniciar su vida
váiñéñteneutro y hasta despreciado-:- sexual que ]es impide el acercamiento erótico o la penetración en
el momento de consumar el acto. En este último caso el deseo
4) · Frigidez seudoorgástica sexual puede estar presente, e incluso ser intenso, pcw no alcanza
a superar las barreras que se oponen a la realización genital, evi-
Introducimos esta denominación (que contradice la definición clí- tada y postergada sistemáticamente Así se configura Ja llamada
nica de Bf!rgler e Hitschman~ para referirnos específicamente a los coitofobia, donde· los 'uegos eróticos se perpetúan con intenso
éasó'; que · presentan, en forma más o menos abierta, un trastorno p acer e , me uso con orgasmo perivagma , pero la penetración no
como el descrito por Freud (1918) al aludir al tabú de la vir- puede realizarse por~rovoca una .súbita e invencible crisis
ginidad . de ªIIB!l§.!ia.
Se trata de mu 'eres que pueden tener orgasmos vaginales Ela- Esta característica coincide con una observación clínica que
centeros so o a cqndición e que e goce comc1 a con una expresión hemos podido comprobár en reiter,adas ocasiones. En el curso del
a~hostilidad hacia la pareja. tratamiento de Ia frigidez, y frecuentemente cómo anticipo de la
99
98
\
adquisición de la capacidad orgástica, la paciente relata haber Menos conocido es el trastorno opuesto f)L.Yi!Rlli~Jl.JJ..IJC
estado a punto de gozar, pero que en vez de orgasmo tuvo una sobreviene una excesi\ a falta del tono muscúlar de la vagina,
1

reacción, que coincide con la descripción clínica de un acceso de acompañada por una incapacidaa-parn senti~ el pene y la penetra-
angustia. r@..: Al rn1crnr su vicia heterosexual, una ioven homosexual tratadñ
Muchos casos de coitofobia linsl~IliLrn~~ign fre- por uno de nosotros presentó este trastorno, coi1 el que expresaba
cuente pero .poco des~Cf[rottage.ns al mismo tiempo su temor y su desprecio por el pene.
· Hemos visto dos casos en que la desfloración se postergó
meses y creó un conflicto matrimonial cuya. solución exigió un 7) Jlctardo orgiístico
prolongado trabajo psicoterapéutico. Es clásico admitir, y estos
dos casos no fueron excepción, que la fobia a la· desfloración o Es un hecho generalmente aceptado que el clímax orgástico de la
coitofobia es una enfermedad de la par~ja y no solo de la mu]er. mujer se alcanza con más lentitud que en el varón, lo que exige
En nuestra experiencia vimos, efectivamente, que al compás de la que el. acto sexual se prolongue suficientemente. Mientras la cur-
recuperación de. la mujer el hombre empezaba a presentar tras- va de excitación del hombre e(;) crítica, puntíforme, la de la mujer
tornos severos de impotencia erécfil y/ o eyacula_tj.Qg_p.recoz;. dibuja una meseta. Hay, por supuesto, muchas variaciones de una
¡,.
mujer a otra, y en la mi~ma mujer en distintas etapas. de la vida,
6) Vaginismo y dispareunia con uno o diferentes compañeros.
El fenómeno que acab-amos de describir como normal_ pre-
El vtiginismo es una forma especial de. frigidez, en la cual el senta formas patológicas equivalentes a la eyaculación retardada
coito se hace imposible (o al menos sumamente doloroso~­ del varóñ. Como en éste, el orgasmo retardado de la mujer coloca
bido a un es_Easmo fómco de la vaginll que imposibilita · Ia ·pe- .a su pareja en una situación insostenible, de sometimiento sexual
netración. Existen formas leves de vaginismo g_ue pueden expre;- y exigencia. Es el tipoae muier que el cinc italiano pintó magis-
sarse como sensacio-nes bizarras o desag?dables y configuran tin tralmente como la Ape regina.
cuadro especial llamado dispareunia o coitodiniat también moti· Independientemente de la· diferencia en la curva ele la exci-·
vada por espasmos tónicos o clónicos de la musculatura vaginal taci6n sexual, en ambos sexos se observan ·variacione.:'!___ eEis9dicas
de naturaleza psicógena. ligadas con el gradíeñté de excitación, el mi~_el r<:_~~~!_~mient9
Es fácil comprender . que algunas formas de vaginismo lindan y aun con el .deseo consciente de prol~r el placer del acto se-
con !a coitofobia recién descrita. · · xual que no pueden considerarse patológicns.---·-----··- ···----- -- -
·- -··--·-·- - - - - -
r.s En un hombre frotteur, tratado por uno de nosotros, la perversión no 8) Frigidez episódica
aparecía al principio, ya que colocaba toda la dificultad en su novia. Era
ella, alegaba, la que no Jo dejab.a penetrar y lo obligaba a culminar sus jue·
gos sexuales restregando sus genitales hasta eyacular ad-portas. Sólo cuan· Tal como sucede con los· trastornos de la potencia masculina, la
do cambió de pareja y la situaci6n volvió a reprodui<irse: pudimos hacerle frigidez puede revestir carácter episódico. Las consideraciones clí-
comprender su propia dificultad. La aceptó en parte, pe1ro persistió en sti nicas que hicimos de este trastorno en el varón tienen vigencia para
conducta, ahora justificado en el temor a· desflorar a su nueva compañera. la mujer.
Sutl sentimientos depresivos, sin embargo, ocultaban una fuerte angustia pa·
ranoide con le clásica configuraci6n de la vagina dentata, que aparecía en la
conciencia como un temor a "quedar atado": una vez que la desflorara se 9) Inapetencia neurótica
le impondría un compromiso ineludible; pero ¡!Stas consideraciones morales
volvieron a mostrar su carácter d~ racionalizaci6n frente: a temores claus- Podemos describir en la mujer un-trastorno semejante a la inapeten-
rrof 6bicos al interior del cuerpo fbmenino. cia neurótica masculina, que ya vimos. No hay ninguna pérdida de la

'º º 10 7
.T _11~~-Ed~E~or su angustia de castración; es decir, se alej~
capacidad orgástica ni de la capacidad de goce, sus mecanismos es·· de le madre con rencor ~ no haber recibido de ~lla_.cLan.siu::..
tán plenamente conservados. Sin embargo, se da una notoria dismi-
do pene~r t
n=i6n de la 8ctividad sexual, específicamenteagüfJQQ.ulll.fuliiUJe En el caso de paranoia ya citado, Freud (1915) nos da pro-
c~ia del apetito: más inapetencia, por lo ~que a~rexi_!!
bablemente las líneas más claras de su pensamiento respecto n los
sexual. obstáculos edfpicos para e.l l\CCeso a la sexualidad y nl goce or-
-Este tipo de trastornos ~e_l].0~.ªP?mpañado de resentimiento gástico en la mujer. La interferencia es doble: fijación narcisista
re_~pecto del partenaire, ni de desamor, ni de nin una mariifestaci6p
homosexual a JlLmadre urohibición de u_sur~~ .lugar por el
consciente que los haga comprensíbles. o obstante.son notorio~, y la
i§'.ulso in~~stuq_1º-.J?.11cia_sl....Rª.9E. Esta situación implica que la
mujer debe vencer una"real inerda ·para satisfacer las demandas de
~~dre puede dcEcubrir, prohibir y castigar to9~si6n sexual
su cóny~~ en caso de que lle~ hacerlo.
vjnculada a la fantasía incestuosa reprimida y que es una nval
Podemos suponer una relación ¡:l'e estos trastornos con una pro- o~~ot<mts;_y_p_~li&E~ª. -·--------
blemática del recorrido del. deseo: la imagen del marido se habría Las relaciones de esta estructura inconsciente con Ja frigidez
dejado del deseo; o bien con alguna situacíOñ.TeaiiguStíañiañteñlifa pueden ser comprendidas en la perspectiva de la formación de sín-
muy disociada dentro de la vida psÍquica_y sexual d1~ la paciente.
tomas como efecto característico de lo reprimido. Todo estímulo
· sexual que despierte excitación dese!lcadena _tl_!_etorno ~-~9-~ri­
mido y moviliza la angystia, que transforma sexo en peligro~­
b) Psicogénesis de los trastornos sexuales-femeninos
nichtl_l!2_±_5]) . Los síntomas tienden a abolir el peligro, resultan-
do una imestesia genital que logra negar lo sexual e ignorar sus
Abordamos el estudio de la psicogénesis de los tra~:tornos descritos
sensaciones (tal como, según l'ernchel, o-curre en fos trastornos sen-
en esta sección en tres acápites: 1) el complejo de Edipo femenino;
soriales ele la histeria). También. ~j_d¡ ( 1933) enfoca el modelo
2) la angustia de castración en la muJeri~u lm_portancta t?n eire-
do la formación de síntomas a partil- de In ecuación sexo-peligro;
chazo de la femineidad, y 3) los~~res ~genital~~..
pero según este autor la f!igidcz sei;ía una soluci6n_!~~!!~~ccional
P~-~.olyer..Ja~tensa excitación, fa estasis libidinosa, al buscar
1r El complejo de f:dipo -femenino el acto · sexual pero sin gozarlo.
Es de suponer que el resentimiento edípico contra los placeres
Las particularidades del complejo de Edipo en la mujer llevan por compartidos por Jos padres en la fantasía de escena primaria desem-
un camino azaroso al amor por el progenitor del sexo contrario, pería un papel importante en la frigidez. El co1 to-·Ta ntasendo (fe
el padre . La primera fijación amorosa de In rnujer (:s, en cierto mo- los padres se transforma en coito paralelo, que llena a In paciente
do, homosexual, ya que su objeto es la madre. Es 1caracterfstico de de hostili.dad hacia su prOJ?lO coito_, se mterf iereenety Ia man-
la mujer el largo período de intensa fijación (pre-edípica) en la tieñeei1ofrii ..esceñ·a-l!:i.i!lgfnn.rfá- ·afe'uda-d<!sii-prolapartíclíiCión
madre, que Freud señaló en muchas de sus obras (1912, 1924) y e,;:2._[~. Conrufrigidez la paciente dirf~: "e placer es solode
recalc6 en sus dos últimos estudios de 1931 y 1933 sobre la sexua 4

ellos, y yo estoy excluid<!"· Otra forma de explicar esta configii-


lidad femenina. Idéntica tesis desarrolla Ruth MackrBnmswick raciQ_Il_e-'<;_~_l?ardr dela identificaci6n ro ectiva en la are· a rn-
0940) en su clásico trabajo sobte la fase pre-edl'.pica del desarrollo tema de los padres~-concÜ~pareja atacada se i cntifica el yo .
de fa libido. Si la niña logra superar esta primera etapa se estable-
.·., cerá la fantasía incestuosa hacia el padre como una compensaci6n ~& Para Melanie Klein, en cambio, 19. prolongada lignz6n de la niñn n su
por la vivencia de castración, de no "haber recibido un pene. madre nunca es ura y está ligada con impulsos e<!Jpicos. (The psicho-ana-
Recuérdese que, para Freud, el varón sale del complejo de Edipo ys1s o e ildren, cap. 11: "J'he sexual development of the girl", pássim,
por la angustia de castraci6n, mientras que l~n entra al com- especin!mente " Postcripts", pp. 323-335.) ·

101.. 19_3,
Cuando disminuye la identificación proyectiva :W.Igt;;U los m!Ea- 2) El complejo de caslrnción en la mt¡jcr
nismos obsesivos de contr<2.ill.LYJ.frl?~LJE!.d~'Lint~on
/ lo que la fri idez crm-1.mc:c.e..._Sclo la reparación de la pareja de El comp lejo de cnstrnción ocupa no solo ..en el varón sino también
lospa res internos permi_te Ja identj!i c_QCi.Ó.U.:..i.n.U1m<~JiY.ª Y rcstau-
en la m uj er u n lugar central en el desarrollo psicosexual y en la
¡:a el ¿¿oce de la m~.
formación del carácter. En el ya citado artículo sobre la importan-
El conflietó entre el deseo del ilficesto y su interdicción cons-
cia de las diferencias al).atómicas en la sexualidad, Freud afirma que
tituye, pues, un factor de mucho. peso en la frigidez, si bien haY el complejo de Edipo del niño se destruye por el complejo de cas-
au tores para quienes esta variable no es tan importante como en
tración, mientras que en la nifía el ·complejo de castración pone en
el varón. Tal vez exista en la rr.iujer una tolerancia mayor a las
marcha . el complejo de Edipo.º 2
fa ntasías inces tuosas, como . afirma Freud (1925), o bien no son
. La niña comparte con el varón la teoría de un pene femeni-
éstas tan intensas como en el varón. El deseo elemental se orienta
no, · y la sensibilídad de su clítoris le permite susten tarla y mas-
haci a la madre, m ien tras 91.!L~!L~Ldeseo por el padr~ el placer
. turbarse como si no hubiera dif ercncia, dice Fre ud (1908) al es-
genital es secundario: lo fundamental es el deseo de recibir un hiio
tudiar la s teorías sexuales infantiles.
que la compense por la castración, afirma Freud (1924) al estu·
diar la disolución del complejo de Edipo. Idénticas razones expon-
El descubrimiento por parte de la niña ele su verdadera con-
dición no fálica importa una profunda herida narcisista que no
drá en su artículo de 1931 sobre la sexualidad femenina y en el
todas las mujeres logran superar y que se constituye en el núcleo
capítulo 33 de las "Nuevas aportaciones", dos años después. 60
patógeno más importante • de las neurosis femeninas. Así, pues, la
Desde la perspectiva de un párrafo de "El tabú de la virgini-
frigidez ap arece fnsítamente ligada a . los efectos del complejo de
dad" (Freud [1918]), podemos comprender la complicidad in-
castración.
consciente con el incesto: el marido (o cu~ otro hombre) no
Freud se refiere específicamente a la relación entre frigidez y
despierta exc1tac10n ni Ileva al orgasmo justament<~Q!_gye no es el
castración en " El tabú de la virginidad" (1918). La mujer se
paare. El mando es siempre, por decirlo así, un "sustituto". La fri-
percibe castrada y, herida en su narcisismo, siente frente al varón
gidez, entonces, no parte de una confusión hombre = no padre, ·
una particular hostilidad, la envidia del pene. Busca entonces una
sino de una discriminación inversa: hombre = no padre, no de-
compensación en la rivalidad, asume una actitud masculina, com-
seable. En este punto Freud sostiene que cuando mayor es la ten-
petitiva, que perpetúa y acentúa la sensibilidad cl i toridiana y, por
dencia incestuosa mayor es la probabilidad de frigidez y/o mayor
consiguiente, In' masturbación fálica y la fijación masculina. Ln
la~ón de orgasmo en relaciones clandéSTiiül:s. De esto podrla
anestesin vaginal de la mujer frígida es el complemento n~o
inferirse. udemás, que la frigidez selectiva de la r~ujer se configu-,
de fa diferencia nnatómicu, en cunnto 1lorrn su significado humi-
rarfu como reverso d~.~mfaj:e , en lo gue-ai 'iii."cesto._se''"re- llante. -----
fiere .ª'"--
En su artículo "Manifestaciones del complejo de castrac ión
femenino", Abraham (1920) desarrolla estas ideas ele "El tabú
de la virginidad". La desfloración reedita en la. mujer la fantasía
de castración y c9nfirmaTaTñ]üStícrn de no haber recibido un pe-
~ la inevitable respuesta es desear la castración del hombre
ºº Ya hemos discutido e~tos conceptos extensamente en el ~apítuÍo de la
homosexualidad femenina.
61 Solo Ja observación clínica, atenta · y desapasionada podrá discriminar
º2 "As regards the ·rcfotion between the Ocdipus and castrntion complcxcs
there is a fundamental contrnst betwecn the two scxcs . ivliereas in boys the
cuánto ha de realidad y cuánto de ideología en esta~ afirmaciones freu· Oedipus complex is destroyed by tlie castration complex, in girls it is made
d ianas. (Para e punto e vista opuesto v ase : Marie Lan r · possible and led up to by the castration complex." S.E., vol. x1x. p. 256.
Etchego:y_en , etcétera,) ·
(La bastardilla es de Frcud.)

104
105
(marido, sustituto del padre) . El vaginismo es fa fomn1 conversiva
de esta fantasía, donde . el peneess1miiitaneamente. estrangü'rado,
T · De acuerdo con Ins primeras teorías del psicoanálisis, dice ~.
la mujer no podría tener angustia de castración como el varón:
siendo ya castrada, no la temería; solo podría existir envidia al
cortadO- e ilusoriam~.D1Lt9.hruiQ.o.. pene; .y los caminos que salen de allí serían la compensación en
· De la percepción de la castración <lerlvan doi; tipos de ncti- el hijo; la venganza castrntoria o la asunción de una identidad
tu_~atolügica en la mujer, sigye Abraham: a) el tlpo -Oe realiza- masculina. Ra do cuestiona estos conceptos a partir de . la experiencia
cíüii_ de dese?..t, donde l~~al es sostener ·Ia ilusi6n de la igual- . clínica, ya que las mujeres presentan síntomas e inhibiciones inne-
di:Cf anatómica con el var y b) el ti.E_? ven afrv-o, que lleva ~ gablemente originados en la angustia de castración que en nada
atacar a v1ri i ad y el pene de manera castra ora .. difieren de los masculinos (terror a los tratamientos dentados o
La fri~idez del ppmer tipo se fonda en la ~ación de la quirúrgicos, a cortarse el cabello o las uñas, etcétera).
vagina y en rBeXace~ó.n...d_tl..cií.toris como -zona erógena, mientras La niña puede mantener la creencia de tener un pene y ser
que la frigidez de tiEo vegeta~l29-~~s.l@J!LIV igual al varón, y a esta fantasía Rado la denomina pene ilusorio.
hombre y de · castrarlo ilusoriarn.@~ El hecho de: no reaccionar El abandono (consciente) de la creencia de tener pene, 'St!Stentadn
frente al pene es reducirlo ..a algo sin sentido, inexistente: "si no me enlacompr~ación.empinc!.\ de--SU:-TaTfa:--¡?ü.éde acompafiarse<Ie
hace sentir nada es porgue e§ .nada". la persistencia de la fantasfa de pene· ilusorio en el inconscien_!._u_
Los dos tipos de actitud psicológica descritos por Abrahnm con un desplazamiento de su representación a otras partes del
amplían, pues, las formulaciones freudinnas respecto de la capaci- cuerpo: nariz, OJ<?5, laneras, manos, pie, piezas dentarias, etcétera.
dad de goce (incestuoso, clandestino) en la frjgjider selectiva y E'.sfos puntos del desplazamiento son en la mujer, de hecho, par-
sitúan la etiología del t.rastorno en la línea del complejo de cas- tícularmente vulnerables a la conversión fuentes de an mtin de
tración femenino: el goce solo puede ser obtenido en condiciones castrac1 n y e trastornos narc1s1stas e ipocondrfacos.
de masculinidad ilusoria o negando vengativamente las diferencias: En rigor, la diferencia entre el planteo de Rado y el de·
con un varón ferninizado y sometido, reducido a ser ·solo el pene Freud respecto al rechazo de la castración en la mujer no es tari.
di}a mujer, con desvalorización del resto, o c~11 ..~~E.t!len metafó- irreductible como parece a primera vista. El concepto de escisión
ricamente castrado (amputado, cojo o físicamente defectuoso).. · del yo como corolario de la renegación permite comprender que
- Una mujer -;bsolutamente frígida en su vida sexual conyligal la mu1er puede desmentir la castración y eng1r el "Eene ilusori:;?n
(y extraconyugal), y muy infeliz por ello, vino· ni análisis para de Raao como eiecfüdelilfC~6n. Esto no ife e_extrafí..a.mQ_~
curar su frigidez. Hasta poco antes de iniciar el tratamiento había ya fcue se acerca al muy reu iano criterio de Ja maternidad COJil9
sido modelo (de modas femeninas), pero decide ú1mbiar de profe- la orms. específica ~e superar la ClͧtrnG!Qn. · A partir de estas
sión considerando que ya había . pasado la edad cbnvenientb para meas, dos autores franceses, Granoff y Perricr (1964) , abordan
ésa labor. Inicia un nuevo trabajo, vendedora en una gran libre- la maternidad como una forma "normal" de fctichi~mo.M
ría, donde el propietario, un cojo (amputado), se convierte en
el primer hombre que la hace acceder al orgasmo. Importa se:-
H~~:_r.t~e_I_!!~Í!!\l.Zn entr~e!_c_9_ncepto de__ f~.rie . ~lli3_<?!_Í_9- de Rado ~de
68
.
ñalar que la. vida sexual extraconyugal de esta. muchacha era falo imaginario que propone Lacan (f9So/57) en et :Seminario de la relaci6n
intensa, con hombres distintos, pero con ninguno de ellos había ae"obfetotiré9fü<'liiirer-caao0e}üíi'nlto. El concepto de falo fmeginario, sin
tenid o orgasmo, antes o· después de su aventura con ·et duefio de embargo, no implica que la relación de Juanito con In madre sen du11l. Se
la librería. Es decir que la variable. ligatla al goce, más allá de tirata en rtlllllded do tres términos: el nlfto, el falo y la madre, quo pa3n o
toda otra diferencia, parecía ser la cojern del partenaire, lo que ser duni cuando Juanito ocupa el lugar del falo y opera con el valor de una
meton!mln del falo materno (por contlgUidad). La relación dual imaginaria
confirmó el análisis. - -~-
oe constituye ·sobre esa tríada porque el orden simbólico precedo al sujeto
En El temor a la castración en las mujeres, Rndo (1933) (Guillermo Macci, Comunicaci6n personal).
discute y amplía los conceptos 'teóricos de JFreud y de Abraham.
/ ()fo 107
El cuerpo entero y el intelecto, dice Harnik (19242 (citado 3) Factores pregcnitalcs
por S.!<.ado · [ 1933 J) , también pueden ser investidouor el pene .
ilusoriQ. S~ún los_conceptos de_"Ja~. eLITl.ª§.9..9.!1-i~filQ_~cnino Las evidencias de fijaciones, fantasías y defensas pregenitales son
reSufüt de una transformación dels..Q!!!Y.Laj_9_s:l..s_~astración_JJ_i;1r11..2.!,t un hallazgo habitual en el diagnóstico y tratamiento de la frigidez
perar laangüst~l;-¡:;:~rid_;;:_..E_~rcisista. En tanto con:pensación femenina.
ñarcísrsta, este maso_9..1:!.~mo refueJza la fantasías de!__Eene il~o­ Entre los cstúdiosos de la sexualidad no pertenecientes a la
rIO, J)ÚO junto con ello los riesgos de verse castrad<!. 0
Escuela Inglesa probablemente sea Berglcr quien haya puesto más
Frente ~angustia de castración del pene ilusorio el "f.? énfasis en la importancia ctiopatogénica de fa pregenitalidad para
movilizatt.CS tipos de=-atlffisas: huir, luchar y elegir de un...mal la comprensión de la frigidez. Este autor llega a descartar como
eT!nenor. La fri idez es básicamente una forma de huida; la irrelevantes las explicaciones que giran alrededor del complejo
relación sexual pierde significado, e órgano genitarTemeníñb no de Edípo y de las diferencias anatómiCas. Su investigación se cen-
existe, no provoca placer ni dolor, el pene ilusorio se mantiene y tra en el sadismo oral y el masoquismo~
confirma.
El modelo psicodinámico de Bergler se resume en una cadena
Siguiendo el modelo de Rado, podríamos pensar que en las de ecu~írñbó!icas inco-nscientes. La existencia de un intenso
mujeres con frigidez orgástica-e[pene ilusorio se encuentra dis- sadismo lleva a equiparar el coito con morder el pecho, y se so-
tribuido en la __s_u_E..erficie cutáneilt en la totalidad del cuerpo. El bjentiende que detrás de esta equiparación se encuentran las ecua-
goce Teféontacto, del placer preliminar, del ~brazo, del coit~ dones · clásicas: ene- echo, va ina-boca es_perma-leche. La fn-
rlan esdmulaciones masturbatorias del ¡>ene·ilusorio; la vagina, en g1 ez resultante sería igual a decir: "No muerdo nada or ue no
cam'Sio, permanece excluida como res1deñ'Cíaytestimonio de la síento naaa en ro e mt vagma .· e esta manera, la mujer frígi a
vivencia de castración. podría negar su ataque sádica-oral al pecho. Esta posición sádica,
De los aportes que hemos reyisado se desprende una con- sigue Bergkr, es, sin embargo, In capa más superficial del conflicto.
clusión casi obvia: en la base de la frigidez se encuentra siempre Detrás se ocupa una posición masoquista cuyo sentido es com-
un rechazo de la condición femenina ~artir de una desvalori- placerse afrrmandoe!carikter prlvador~-Cla madre ("M~.!.I!LI!l~
zación de la propia anatomía o, dicho de otro modo, a~artir de niega el pccllO"). · - - - - - -·· -----
üna iaeaiizaGion <le! falo como proto6_IBano de la se2Llidac[y El enfoque de Bergler resulta coherente en sí mismo, pero
dclgo~ Este rechazo de la condición femenina asume: la fonna de conceptualmente es débil en la medida en ue reduce toda la ato-
una huida de los propios genitales, como dice Rado, pero se ex- l~ a un momento. e esarro o ps1cosexua y coru.rn.Q~ip
presa también en ataques envidiosos al hombre y en la usurpaCión mnguna ari:TCi:ilacion posible, otros hnIIazg_os clfn~~~ a los cuales
clesusatiiliutos, como señalan Freud y Abraham: La presencia del nos hemos ·relenaoen los adpites anteriores.
pene en la vagina es, por excelencia, la situación desen~adenante · ---~---·-------

de la dolorosa vivencia de la diversidad anatómica. La frigidez


Las contribuciones de Melanie· Klefo y la Escuelª--1.ng_lesa y de sus
aparece así como una defensa y una victoria; pero su carácter por
seguidores argentinos, especialmente Henrich Rackcr ( 1948), Ma-
lo general egodistóriico obliga a reconocer que la mujer que la su-
rie L.-ªnger: (1951) y Wllly y Madeloine Barnnger(i'964), ofrecen
fre conserva una parte intacta de su identidad femenina. El deseo
una comprensión mucho más acabadi1 de la psicopatologfa pregeni-
de la femineidad y del goce se encuentra en algún tém1ino del con~
flicto neurótico.º~ ···· tal de la frigidez.
Las referencias específicas a la frigidez son escasas en las obras
o• Sobre !a nesrncl6n do la vagina y In angustia sobre el !nterlor del cuerpo básicas de la Escuela Inglesa. En el índice analítico de Contribucio-
de la mujer, véanse los aportes de Karen Horney, Mdanie Kfotn y Arminda nes, Desarrollos y Nuevas dÚecciones se encuentran en conjunto
Aberastury ya discutidos. · solo cuatro entradas en el ítem ftigidez. La frigidez es siempre una

l08 1~
1reforencia marginal en art:fculos dedicados a otros temas: Melanie la fanta~ía de ver el proJ2io cuerpo penetrado para ser dañado
Klein (1927); Paula Heimann y Susan Isaacs (1952); Meltmie destruido. (Rosenfeld, cita2o por M. Klein [ 1946] .)
K!ein {1946); Thomer (1957), etcétera. La significación .de los [enitales masculinos y femeninos se ve
A pesar de este vacío bibliográfico, la teoría del desan·ollo alterada, de modo qu~~l pene pasa a ser una boca que devora y In
temprano expuesta en lá Escuela Inglesa. constituye un basamento vjlgillatmpech~que c~rre el rfosgo de ser devorado, como señala
claro para el estudio de Jos dinamismos de la frigidez tal como se Racker J.illfil. En otra pcrspectiv:1, la vagina sería la boca ham-
observan en la clínica psicoanalítica. Mmie JLanger (1951) ha teali· br:reñta°que devora el ~echo; y ermodo de anular la consi-
zado una excelente síntesis de estos aportes, Así mismo, el artículo gu1entea:ñgUstia persecutoria no puede ser ofro gue · la anorexia
de Melanie Klein "Oedipus complex in the light of early anxieties" ..._.,.---.-

(1945) y el cap. x1 de Psicoanálisis de niííos (1932) constituyen ~!· .


Un trabajo de Madeleine y Willy Baranger y colaboradores
una introducción indispensable para el entendimiento de este mo- ·(1964) pone el énfasis en aspectos funcfamentales de la prege-
delo psicopato16gico en la medida en que especifican la continuidad nitalidad; se-trata éfe las transformaciones de la fantasf a de la
de Ios procesos pregenitales hasta su desenlace edípico tardío. Cloaca{qtle ya cfescubrIO Freucrci11905) y sÜs efectos en la se·
En el cap. recién citado, Melanie Kle!n...afi~.ue la m1- ~ualidad femenina. La fantasía .de la cloaca define un estado
~sti1~Tca,ei_tal del~ mujer está re~a§íona,da co~l i~terior de su cuer- delñditerenciaciÓn de los orificios anales, uretrales y vaginales
po: n my 'Ear1y Stages of the CTechpus Confht' (1928) · I have y de las cavidades corporales correspondientes (vejiga, genita-
endeavoured to throw sorne light on this still. unsolved problem and les internos, recto é intestinos), En esta concepción corporal fan-
nave put forward the view that the girf-s·· deepest fear is having the taseada prevalece lo anal. M. y W. Baran er enri uccen ·erar-
fnsido of her body robbed arid destroye;d" (p. 269). El concepto, uizan el sentido de la fantasía de la c oaca: "La cloaca contiene
como surge de esta misma cita, aparece temprariamente en la obra
kieiniana y la recorre en toda su extensi6n. .
sUs1aoc1rs-oraies 1 alimentos, pechos destruidos, despedazados . o
~féiores, _eenes nutricios o destrnctivos, excrementos niño:;
Podemos- pensar que esta angustia; de índole ersecutoria se vivos o muertos, edazos de ór anos del ro io cue o ertene-
encuentra altarryente intensi.ITé8criieñ~ir lrtglWl. La rig1 ez, c"ieñteS a sistema digestivo y al enital, todos los contenidos an-
aTa~:'oveer C!e sent'iao al Pfu i.7í ii'"""~~~.Q.Qstituye en tasmAficos buenos ma os e .cuer o de la madre reintro ec.ta os
t~::§..mQ..Q§fensa, por negación omniEot.ente, ante el peligro de dentro e cuerpo de la niña". ..
s~~da y destruida. · -0-9..Ye entra en iaCiüaca sé altera y transforma en excre,-
Este incremento de la angustia persecutoria se sustenta en una mento. En la medida en que el o no está en e · ci es de
intensificación patológica de los impulsos sádico-orales tempranos c:iISCTiiñinar, la fantasía e a cloaca es fuent~ias
orientados hacia el cuerpo y eI pecho de la madre,. con lo que se confusionales.
comprometen las sucesivas integraciones de objetos internos que ----
.cu!minan en una relación normal con-el pecho, el pene y las imagos
parentales . ·
. L~u·er frí ida desea envidiosamenté el E_ene contenido en
el vientre materno, y a a vez ans a apo erarse ora:!mente del pene
deÍpadre externo como arma de ataqÜe c_smtra el cue~ de la madre
--rasraeñBTICaciones proyectivas de estas fantasías sádicas hacen
que 1a situación sexual sea vivida ~im:as.a...1a irruE:..
d3n sádica en el cuci'po materno, expresada en la pulsión;se
trsns(~:mna en terror frente a Ja posible retaliaci6n que desencad~n~
11 o 11 I
gustias confusionales y de . fantasías ª!1!1Lcs E,rüyectndª_LJ!.XLM
geñit~.

"
......,.,,.~_,.-

.J

Ccnsideradones generales
--- · · ·
1 copntolót;i~-~~b¡:acente. del cual la neurosis sexual puede s~
u"€. sf~or~--~obrecnrgado o sobreval_Qrado por el pacienty .
n) füi esm1cturns de personalidad en las cuales se encuen-
trnn muy ncentundos los rasgos pregenitalcs del carácter, de índole
oral yruiiti,cr.pronóstico se hace francamente · más severo. La oiñ-
m potenCia,'. el-narcisismo y la en_vidia acantonan al paciente en
:.. .._·
la retención. del sfxito~a y en una tendencia a neutralizar, anular
Al resefíar los psicodinamismos edípicos y preedípicos en la etio- o interrumpir el tratf\miento cuando decide abordarlo; en los cQsos
patogenia ..de la impotencia y de la frigidez hemos querido pre- extremos ~s frecµente una agravación sintomática corr10"te8~n
sentar n0 solo un doble enfoque teórico, sino también ajustarnos terapéüticañégativa.
a las exigencias de los hallazgos clínicos con que nos confrontan --utro demento de mal pronóstico se liga directamente con la
imestros pacientes. problemática de castración.
. Qu~a en_pie la in_c6g.,?ita xespecto...:.i~__Eredomin~i!_~s La excesiva n_Egustia de c~tensidad de las
k,octores ~uestos en e~i'Q'a.~ Estamos aqureñ un terreno defensas contra ella en el varón y el rechazo del genital femenitio
controvertido de la psicopatologfo analítica, con respecto al cual y la envidia al pene en I~ mujer constituyen, por un lado, la base
eyJsten profundos desacuerdos. . . . ps1cogenetíCadel síntoma-y, por otro; la inercia máxima que debe
En .un orden . genético· podemos pensar que las formaciones · vencerse para lograr una evolución clínica favorable.
inconscientes pregenitales · serían hist6ricamcmte D;láS determinan· . El .eso del beneficio secundario del placer sexual intenso y_
tes, pero también es posible que ellas . tengan la fonci6n de es-. disociado en os casos de impotencia y frigidez selectivas configura
tructurar un terreno 'predisponente que compromete Ya evoluci6n igualmente un elemento de pronóstico negativo, en la medida en
edípica tardía y hace sucumbir al pacieqte frente a los peligros y que puede llegar a abolir toda conciencia de enfermedad o voluntad
dolores de la amenaza de castración. .. · .' de curación.
El concepto (,le posterioridad (Nachtriiglichk,eit) de Freu9 b) La correcta evaluación del trastorno psico2atolói;kQ.. sub-
(véase Laplanche ºyk>ontalis [1968]) podría, tal vez, dirimir el yacente es ae capital importancia en cuanto al pronóstico y trata-
litigio. Nada de lo pasado sería. trivial cuando fo específicidad · miento del síntoma sexual. El apelativo de neurosis sexuales que
de un mO'iñiITTo evolutivo lo revTsteretrOactivamente de eficacia. se usa corrientemente para referirse a los trastornos de la sexua-
m1i61ar de
la transmutación de los 1nstlñfos, "Preüd:Tl9Wre· lidad abordado~ en esta sección constituye un término ambiguo, por
conoce los antecedentes orales y ana1es del complejo· de castra· lo menos para muchqs casos.
ci6n, pero al mismo tiempo afirma irrevocablemente su especificidad Es frecuente ue el síntoma sexual sea la parte egodist6nica
evoluti'{a, ligada al complejo .de· Edipo y a las ·fantasías que. acom· o la más---evfcfentemente sintomática e un roceso neurótico e
¡;rnfian el descubrimiento de las diferencias anatómicas sexuale~. mayor amp itu que aqueja a paciente, cuando no de una psicosis
o deti"ñaperversi6n.
Pensamo~ que esto es especialmente así en los siguientes
a) Pronóstico cuadros:
. 1) La histeria, asociada con impotencia selectiva C!l el va.!:Qn
El pronóstico de estos trast~rn9~gá t~n ligado S.2!1 su intemi· y con frigidez selectiva y ·orgástica en la muje_r.
a'ad_2....dramatisr.a2.i,_ sino más bien con dos órdenes de factores que 2) La de resión, asociada con la frigidez
hacen a Ias dificultades o facilitaciones de'un proceso terapéutico: mente con promiscui a en a muier v con la

-
a) 1a estructüra de personalidad de! ·12a.fknt:zi y b) el,sfndrome psi·

112.. '
el varón, y con Ja inapetencia sexual en ambos.
1 1)
3) La neurosis de an~_!ia u otras formas clínicas del Gíndro- Sin embargo, debemos introducir al respecto ciertas conside-
m.e ~msioso, ligadas con la eyaculación pri:coz mascu:~~~wito- raciones clínicas y pragmáticas.
fo~~~!!.J~fil~r. · - Hay n16s i:rnstomos de la sexualidad que pacientes que satis·
4) Las neurosis obsesiva~;, . ~sociadas con alguri:as impotencias fogan adecuadamente los criterios de analizabilidad y las exigencias
seiective.s añ~~~~~.tl9!s. ~-,~~'~ ? -~-----­ de tiempo, dinero y, sobre todo, de esfuerzo personal que irroga
~) ~~.S .neua:astenias, cone~.!~da~s~l~ . ey~.f.!!!~<::ión,-1_~ un análisis. Frente a ello todo o nada puede ser terapéutico. No es
y/o con lID:EotenJia tobal o ~rcial. · · . info:;:cuente que un curandero mejore una impotencia grave. En la
·.-g¡ Los c~s ordefli~Jjgados con ktiJ:!!J22..terid!!__total. práctica privada hemos qbservado remisiones sintomáticas que en
'·.Esta iñüñieración está lejos de agotar las relaciones existentes rm esenciG no di fieren de estas curas mágicas. Se trata en general
entre los procesos neuróticos y los trastornos sexuales; Solo corres- de p_~_0~~--q:q~-~stah.l~en._ymi 1~a transferencia idealizada y
ponde a lo que con más frecuencia se observa en ·Ia ·práctica:. "mejoran." antes de que haya podido tener efecto cualquier labor
Naturalmente, los problemas pronósticos que se ¡'.>lari.tean frente interer::t~Hva: L~~merg_encia Y. el intento de analizar la transferepcLa
a es·tas condiciones son correlativos cor'!, la -gravedad del proceso neu- negativa .:ae-estos pacientes generalmente trae comQ consec.uencia
rótico de fondo y con el papel del síntoma sexual en la constelación üña recaíéía;cüando no un abandono del análisis.
.ueurótica. · · · ~ié-aestas circunstancias caben a nu~stro juicio dos caminos
En esta perspectiva dos cortdidones.sor1 particular.mente iin~ psicoterapéutkos:
·portantes para un mal pronóstico . . a) El aprovechamiento del carisma terapéutico para una me-
a} La e~stencia de una neurosis de carácter, con una buena jorfa inic@ que sirva de sostén . y mantenga la con.tinuidad del
adaptaci6n general del paciente; que presenta al mistho tiempo una ·tratamiento. Esta situación fue taxativamente evaluada por Freud a
relativa ausencia de angustia o _tina b;!lf! indifl¿rence, cuadro en el partir de "Psicoterapia de la histeria" y en rimchos escritos técni·
cual el trastorno sexual aparec·e . como una neurosis tnonosintomá- cos posteriores. Esta línea se puede seguir con pacientes que por su
t~ menor monto de envidia puedan aceptar dicha mejorfo. Ello no
- b) La emergencia de intens~~_!ia frente a ~inuci6n implica éle ningún modo una 9omplicidad intencional o encubridora
del síntoma o como correlato de un cierto grado de mejoriaO<re con el paciente y menos aun el uso de Ja sugestión como instnimen-
prob~bilidad de mejorla,. • . to terapéutico. ·
Ambas condiciones ápuntah hacia el valor defensivo y resis- El uso activo de la .gestión representa ciertamente un peligro
tencia! del síntoma, que se ha constituido en el guardián de las para eI padente y para su equilibrio psíquico global, si se considera
fantasías inc~stuosas del paciente y de sus temores cástratorios . . el síntoma en su vertiente defensiva. Por parte del terapeuta no es
- una maniobra gratuita. Implica escotomizar aspectos importantes
de la personalidad del paciente, violar su confianza usando la pro-
b) Tratamiento pia omnipotencia y apoyarse e,u sus características más regresivas.
b) En Jos casos en los cuales la dificultad de asúrriir un
No cabe duda de que la indicación de tratamientó ·por excelencia . análisis se sitúa más en las dificultndes externas que en los et?·
para estos trastornos es el ¡>sicoanálisis en su forma clásica. La terios de analizabilidad la indkaci6n obvia es la de una psicotera-
etiopatogenia general justifica esta indicaci6n .como específica. En pia anaHtica. Pensamos que ·en estos casos, especialmente en con-
estas condiciones, la tarea del imalista ·no difiere de la que se le siiltorio externo, con todas sus restricCiones de tiempo, la. focali-
plantea frente a otros pacientes: analiza al paciente y no elsíntoma. zaci6n del tratamiento en el análisis del síntoma y la transf eren da,
La cura resulta de lbs cambios dinámicos y estructurales que · pro- siguiendo la técnica de Matan 1963) como la más rndlcalmente
mueve la labor interpretativa. r:ma tica, resulta a más fructffern y profunda.
I 1..5
1'f4
l~
Es obvio que los casos leves, epis6dicos, tendtfon igual indi- JJUlLKOGHAFiA
cación, independientemente de· todn otra consideración.
J,..os recientes aportes técnicqs de M:.~...YJ.Qh_~~· basados en
un estt1dio psicofisiológico de fo sexualidad, parecen haber logrado
notables éxitos sintomáticos en casos de impotencia, frigidez y
eyaculación precoz. No cuestion_amos estos r.esultadc~: pero creemos_
necesario refle;donar sobre su inserción en ei proceso patQIQgkQ.
~~nn-ípifoysooreliRma de sue-·~ndicaci~

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