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Comunicar malas noticias

Los objetivos generales que pueden evitar la aparición de complicaciones tras el


fallecimiento de un ser querido y que en su mayoría pueden ser desarrollados por
profesionales bien formados, no necesariamente especialistas en salud mental.

No podemos quitar el dolor que implica recibir una mala noticia pero sí podemos
mitigarlo en la medida que desde nuestra profesionalidad potenciemos las habilidades
de comunicación y psicológicas necesarias en estos momentos.

Así podemos afirmar:

 A comunicar malas noticias se aprende.


 Aprender a comunicar malas noticias tiene beneficios tanto para el emisor como
para el receptor de la noticia.
 Nuestro objetivo al comunicar malas noticias no debe ser eliminar el dolor del
receptor.
 En algún momento será necesario contestar con un “no lo sé” al receptor de la
noticia. Esto no desvalorizará nuestra profesionalidad, sino que aumentará la
confianza del receptor en nosotros.
 La comunicación de malas noticias no debiera ser improvisada, sino que se
sugiere que se cuiden cada uno de los factores que intervienen, incluso el
espacio físico donde se desarrolla la comunicación.
 La información transmitida en la comunicación de malas noticias debe ser clara
y evitando tecnicismos.
 Cada receptor es diferente y por eso es necesario individualizar cada
comunicación según las características de cada familiar o amigo.
 El receptor tiene derecho a expresarse como mejor pueda en ese momento
(llorando, gritando, en silencio), por eso todas las respuestas que no pongan en
peligro la integridad física o mental de familiar o amigo son legítimas.
 La comunicación de malas noticias con menores se sugiere que sea sincera y
cercana al menor, adaptada siempre a su nivel.

En concreto los objetivos generales ante la comunicación de malas noticias a un adulto


hacen referencia a:

 Informar sobre el duelo, sus manifestaciones y duración.


 Abordar las circunstancias de la muerte.
 Hablar de la historia de la relación perdida y revisarla tanto en sus
aspectos positivos como en los negativos.
 Favorecer todo aquello que aumente la realidad de la perdida.
 Reforzar los elementos adaptativos existentes.
 Favorecer las expresiones de emociones así como las costumbres y rituales.
 Normalizar la expresión de emociones y desculpabilizar por experimentarlas
(sentirse bien, reír, disfrutar no son incompatibles con el amor a quien ya no está
presente)
 Identificar las necesidades, dificultades, preocupaciones y emociones.
 Brindar ayuda práctica y potenciar que su entorno más próximo también lo haga
 Estimular el enfrentamiento de la nueva realidad que resulta de la perdida
(incluso cualquier alteración en el estatus o rol).
 Potenciar el manejo de los estresores de vida concurrentes.
 Identificar y potenciar las estratégicas de afrontamiento utilizadas por el
doliente, así como otros recursos disponibles y mostrar que "pueden hacer algo"
por mejorar su situación.
 Incrementar la respuesta de apoyo de entorno social. Durante el proceso es
importante ayudar a mantener las relaciones interpersonales que suponen una
fuente de afecto real para el doliente. Cada momento puede presentar diferentes
necesidades relacionales que impliquen distintas actividades. así, se podría
reforzar la idea que nuestros seres queridos se sentirán bien sabiendo que es lo
que necesitamos compartir con ellos.
 Favorecer la toma de decisiones.
 Mantener la salud y potenciar el autocuidado

¿queréis compartir alguna experiencia sobre este tema?


Nos ayudará a entender mejor cómo realizar esta comunicación tan complicada.

Aura Marqués.
Psicóloga integrante del Grupo de Intervención Psicológica en emergencias y
catástrofes de las Islas Baleares del 112. GIPECIB112

www.psicologiaviva.com

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