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¿QUÉ ES UNA CRISIS DE ANGUSTIA?

Por Silvia M. Cossio


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Lo primero que debiera aislarse en el sintagma “crisis de angustia” es la


implicación de estas dos palabras en dicha asociación: si una crisis afecta a una
persona entonces hay una discontinuidad temporo-espacial en la historia del
sujeto que además puede eternizarse, pero si esta crisis es de angustia, aparece
asimismo una urgencia subjetiva que la crisis per-se no trae, un compromiso
singularísimo del sujeto con esa zona de quiebre que lo pone en apremio desde
un tiempo propio.
Distingamos aquí dos tiempos distintos, uno lineal que una persona puede
transitar de modo inmutable y el otro radial y ciertamente turbulento cuyo tránsito
implica siempre una novedad -y no en el sentido de descubrimiento de algo que ya
estaba allí de algún modo ignorado- sino que es novedoso por nuevo, ya que
experimentar ese tiempo alborotado puede resultar también en una actividad
creadora, y creadora de un nuevo sujeto.
Se puede traer el peso de una crisis a una cura, y con ello los avatares de una
historia. Quien la traiga pondrá en palabras un pasado, un presente y un futuro
lineal, puede con esas palabras ir y venir en el tiempo, manejar su entrada y su
salida de esa historia, podrá reconocerse allí, incluso recordarse, y esto sin que el
tiempo, los hechos, o la persona misma sufran ningún cambio más que el alivio de
una lábil descarga discursiva. Es que el peso de esa crisis que indudablemente
atañe al individuo no está amarrado necesariamente por “crítico” a un necesario
“factor de cambio”.
Distinto es cuando alguien habla desde el apremio angustioso en transferencia, ya
que está en condiciones de justamente “transferir” a otro espacio -y no
precisamente físico- el fundamentoi de esa angustia.
Cuando la crisis es de angustia…quien la padece está exigido a apostar en el
juego de la vida, quiera o no.
La urgencia se hace presente porque responder es la llave de salida de la
situación angustiosa ya que la existencia que atañe al individuo de semejante
crisis lo concierne radicalmente, no es una situación límite es “su” situación límite
que precisa una respuesta sobre “su estatus de ser” antes de dar cualquier paso.
Aquí podemos situar una clave fundamental: una crisis puede convivir con lo
mismo, la angustia no.
Una persona puede estar largo tiempo en crisis, el sufrimiento no va de suyo con
un cambio, o con el límite.
No tardamos en asociar la desesperanza y concomitantemente cierta depresión, a
esta “naturalización” de la crisis como “inclinación sigilosa hacia la mismidad”. A
quien está viviendo en el marco de una crisis no le falta nada. Básicamente está
crisis no pone en juego al sujeto efectivamente.
Estar angustiado, sin embargo…. es sentirse en juego.
Quién atraviesa una crisis de angustia por lo tanto está viendo el mundo a través
de la ventana de su propia muerte ii, lo que implicaría la necesidad de introyectar
algún referente para que esa falla que se acoge parta en dos el corazón de Eros iii,
porque sólo quien haya entrado en el juego de la vida podrá “contar con su propia
falla”, y digo “podrá” como quien dice “facultad de poder” como un logro psíquico,
muchas veces obtenido en el transcurso de un tratamiento.
Es una y otra vez la entrada a la existencia -que entre tantas otras cosas
constituye el paradigma del juego como tal- que no podría fundarse de otro modo
que jugando-se. El asunto es cómo y dónde. Si la cosa es así de radical, ¿cómo
no pedir ayuda?
El ser/aquí se enlaza al tiempo subiéndose en la angustia existencial. Es el
ingreso a un tiempo propio al que se accede y nada menos, que desde el alojo de
la certidumbre de un ser que empieza a saberse nada menos que mortal.
Es condición de la cura que ese ser se apropie de su instante y se revele.
La urgencia lógica de anticiparse es el punto de angustia que posibilita el cambio
de chip, pudiendo alterar la lógica misma del tiempo en que se vive que sin el
acopio de esa urgencia angustiosa podría volverse un tiempo ensombrecido y
eterno.
La Angustia se vuelve así una oportunidad y la Prisa una vía regia.
Es preciso tender las bases de una proyección anticipada que “ligue” con lo
abierto que desorganiza, es preciso que esta persona en estado de una angustia
crítica logre servirse de su suspenso “porque” -y merced a la facultad del
significante de hacer luz sobre un campo no significado- sólo así podrá alojar el
elemento tercero entre lo cerrado y lo abierto, que al fin y al cabo son dos lógicas
distintas que lo apremian y se le presentan como desarticuladas y desarticulantes:
ese elemento tercero a situar es el hiato “tierra exclusiva de la angustia
existencial”.
Un Hiato se integra sólo con las mociones en suspenso de las que se sostiene,
por eso el tratamiento es necesario, porque hace red para que el sujeto en
cuestión pueda dejarse caer –contenidamente- de ese suspenso.

LO OTRO EN LO UNHEIMLICH
Freud asoció la angustia directamente con lo Unheimlich, lo siniestro, lo extraño
tan familiar, lo “éxtimo”, lo Otro habitando en lo más íntimo del ser que puede
resultar una amenaza viva.
La Angustia en cierto espacio crítico hace a la constitución más basal del aparato
psíquico proponiéndonos una problemática muy rica y de una gran complejidad
clínica para el psicoanálisis:
 Por un lado marca el develamiento del nudo del sujeto a su existencia
 Así mismo implica el corrimiento de un velo estructural y operativo para la
economía de los afectos
 Semejante status crítico suspende la operatividad psíquica. siendo la
angustia el único capital disponible
 Revela a su vez que el psiquismo se sostiene de una función dinámica
capaz de cultivar su tiempo singular y que su fundamento es un “sin
fundamento” puesto en marcha
 Una crisis de angustia anuncia que este engranaje “complejo y dinámico” se
ha interrumpido y en lugar de un fluir dinámico y creador el sujeto parece
haber pasado a manejarse por “espasmos” donde los actos desesperados o
las inmovilizaciones panicosas se hacen lugar en un fuera de tiempo
 De igual modo cuando la crisis de angustia puede ser vivida como un
pasaje habilita al sujeto a otro goce, el de un universo expandido que
oxigena su vida con deseo.
i Aludo aquí al fundamento de la angustia como un “sin fundamento” concepto de Heiddegger.
ii Bataille, G. El amor, el erotismo y la literatura
iii Klosowsky, Un tan funesto deseo: “Nietzche dice Dios ha muerto, y parte en dos el corazón de Eros, de esta fisura se
desprenden dos voluntades simultaneas: la voluntad de lo eterno creadora de dioses y la voluntad creadora que por tal se
nutre de la discontinuidad que introduce la muerte

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