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En las sesiones de Psicoterapia Corporal, manejar el concepto de arraigo, experimentar el

arraigo, enseñar el arraigo, determinar si se esta en arraigo o no, evaluar, es algo fundamental,
para facilitar procesos personales y grupales. Encontre este bello articulo sobre el "arraigo", el
cual explica la dimension que tiene este concepto, y sobre todo su importancia. Muy propicio
para todos los estudiantes de Psicoterapia Corporal, los pacientes, y para todas las personas
que desean mas herramientas para sentirse mas conectados,focalizados, presentes y deseosos
de lograr sus metas. de Zullymar Guerrero para www.terapiasmentecuerpoalma.blogspot.com.
Arraigarse en el Ser Superior Por: Mtra. Ilse Kretzschmar Conferencia presentada en la
Convención Internacional de Core Energética, en Konocti Harbor, California, en agosto de
2001. INTRODUCCIÓN Cuando conocí a John Pierrakos, en uno de los talleres de Trimurti, en
los 80, me puso a saltar, a trabajar en el rodillo, a ejercitar mis músculos y mis pantorrillas; me
puso a estirarme en una cama, a patear con fuerza y, así, pasaron muchas cosas más física y
psicodinámicamente hasta que la sesión terminó. Podía sentir mi energía palpitar y mi cuerpo
vibrar, podía ver claramente, mis oídos estaban totalmente abiertos y mi voz era plena y
profunda. Sentía un gran equilibrio en mí mientras estaba parada de manera firme y flexible,
respirando suavemente y, a la vez, estaba un poco temblorosa por todo el movimiento
interno, sin embargo, sentía una gran satisfacción y una gran paz dentro de mí. “Te percibo
más arraigada”, me dijo. Y, de hecho, así me sentía: podía sentir una fuerte conexión con el
suelo, con mi cuerpo, con mis emociones, con mi ser interno y con lo que me rodeaba, podía
sentir “el cielo en la tierra”, dándole igual importancia a la tierra que al cielo. A través de mis
experiencias personales y de las de los estudiantes y, posteriormente, de los pacientes de Core
Energética, me di más cuenta de la importancia del concepto de “arraigo” y de su aplicación en
nuestro trabajo; éste es el elemento fundamental cuando se inicia un proceso terapéutico, ya
que si no logramos entender completamente su significado y si no conseguimos vivir en su
realidad, muchos o incluso todos los demás objetivos personales y terapéuticos no se podrán
alcanzar, y tampoco se podrán desarrollar los aspectos más importantes de todos los niveles
de la personalidad. Así pues, el objetivo de esta conferencia es ver el proceso de la Core
Energética a la luz de los aspectos del arraigo. Asimismo, señalaré, por un lado, la importancia
que tiene en nuestro trabajo la conexión con la tierra y con el mundo y, por otro lado, la forma
en la que podemos alcanzar el arraigo en nuestro ser interno partiendo de ahí: abriéndonos a
las dimensiones espirituales de nuestro ser superior. EL CONCEPTO DEL ARRAIGO: ¿A qué nos
referimos cuando hablamos del arraigo?, ¿de arraigarse?, ¿de estar arraigado? Por lo general,
cuando pensamos en este concepto nos imaginamos un árbol bien plantado, con un tronco
derecho y fuerte, con ramas llenas de hojas, tal vez con flores y frutas retoñando, moviéndose
suavemente de un lado al otro. Para empezar, el arraigo es encontrarse sobre este planeta en
un intercambio energético con él, pararse y moverse en constante conexión con la tierra y con
lo que nos rodea, tener tierra debajo de nuestros pies y sentir que pertenecemos a ella, a este
mundo. Decimos que alguien está “con los pies en la tierra”, “bien arraigado” o “bien parado
en la tierra”.El estar arraigado se relaciona con estar en la realidad, con estar presente en el
“aquí y ahora”, con estar en contacto tanto con el mundo externo como con el ser interno.
Dentro de la estabilidad hay flexibilidad y dentro del intercambio con los demás hay
independencia. El arraigo está estrechamente relacionado con nuestra existencia como seres
humanos sobre el planeta tierra y, como señala Walid Daw, “es tanto un estado como un
proceso”1. Si echamos un vistazo a la literatura posterior a Reich que trata de las psicoterapias
con una orientación corporal, podemos encontrar muchas descripciones de distintos niveles,
facetas y componentes dentro del concepto de arraigo. En especial, Alexander Lowen, John
Pierrakos, Stanley Keleman, David Boadella, Ron Kurtz, Ken Dychtwald y Anodea Judith, entre
otros, han contribuido a definir el significado del arraigo y a señalar su papel esencial dentro
de las terapias que abarcan al cuerpo; asimismo, han desarrollado formas, métodos y técnicas
para mejorarlo a través de ejercicios prácticos.2 Es cierto lo que dice Walid Daw de que Reich
nunca usó la palabra “arraigo”, pero que su trabajo se puede ver como ciertos “conceptos u
objetivos del arraigo dentro de un entendimiento biológico-energético”. Reich quería
reestablecer la conciencia acerca de las corrientes vegetativas en el cuerpo y de sus
movimientos pulsantes naturales.3 El concepto de arraigo se introdujo al trabajo terapéutico
corporal cuando Alexander Lowen y John Pierrakos crearon la Bioenergética; a diferencia de
Reich, ellos dejaron atrás el trabajo en el que sus clientes permanecían únicamente recostados
y empezaron a trabajar con ellos mientras estaban parados, haciendo énfasis en su realidad
como adultos en el presente. El arraigo significa estar bien parado y en pleno contacto con la
tierra.4 Sin embargo, cuando éramos niños y mucho tiempo antes de que pudiéramos
pararnos, teníamos contacto con el mundo de muchas formas, las cuales nos prepararon para
“aterrizar” en él, para arraigarnos en él y para movernos en él. Boadella señala que la primera
experiencia de arraigo para el ser humano ocurre durante el parto natural cuando el bebé
“entra” al mundo con la cabeza por delante5, más tarde él descubre muchas “tierras” en las
que puede “echar raíces” mientras está acostado sobre el vientre de su madre, cuando lo
cargan y cuando empieza a agarrar las cosas con las manos. Cuando chupa las cosas, el bebé se
está arraigando a través de la boca; cuando mira la cara de su madre, se está arraigando a
través de los ojos; cuando empieza a hablar, empieza a arraigar sus ideas; a través de todos sus
movimientos, desde ponerse boca abajo, levantar la cabeza, pasar de gatear o arrastrarse a
finalmente sostenerse en pie, el bebé experimenta un buen o mal contacto con la tierra física.
Es muy importante ver qué es lo que pasa “cuando la energía fluye hacia fuera, hacia lo
superficie del cuerpo y qué tipo de contacto encuentra ahí” 6. A lo largo de las últimas
décadas, la ciencia ha empezado a observar de manera más atenta qué es lo que pasa durante
el embarazo, por lo que, tal vez, podamos hablar de una etapa de arraigo prenatal, que iría
desde el momento de la concepción hasta el nacimiento, periodo que podemos intuir influye
fuertemente en el feto, de lo cual se dan cada vez más pruebas.7 John P. Conger, al igual que
Boadella, hace énfasis en el principio del proceso de arraigo al momento del nacimiento. Él
contribuyó a profundizar la comprensión del arraigo al explicar los cambios por los que
pasamos con la edad, al crecer y al desarrollarnos. Afirma que “el cuerpo es el mejor vehículo
para el ser atrapado en la particularidad del tiempo: el arraigo relaciona al ser con el
movimiento del cuerpo, movimiento por movimiento”8. Así, él menciona la primera etapa en
la que “nos arraigamos en el vientre de nuestra madre y nuestros cuerpos se hacen concientes
al ser tocados con amor. Nuestro ego corporal primero se forma horizontalmente y a través
del contacto con nuestros ojos y manos se despierta la parte superior de nuestro cuerpo. No
nos contraeremos a la vida si nuestro cuerpo es bien recibido y apoyado”9. “Mientras que la
primera etapa de desarrollo es horizontal, la segunda es vertical y es en donde se despierta la
parte inferior del cuerpo. Aprendemos a gatear, a pararnos y a caminar, y desarrollamos los
límites y el territorio. Aprendernos a defendernos solos, a defender una naturaleza y una
identidad distinta a la de nuestra madre”10. “El tercer nivel de arraigo tiene que ver con las
relaciones íntimas y con nuestra sexualidad. […] éste es el momento en el que el niño busca la
posesión exclusiva de uno de los padres […] y debe encontrar la manera en la que el amor
perdure sin ser el propietario exclusivo del padre adorado o, incluso, sin controlarlo”11. “El
cuarto nivel de arraigo se relaciona con salir del núcleo familiar hacia el mundo exterior para
establecernos entre los demás. En el quinto nivel de arraigo, en la adolescencia, vamos de lo
concreto a lo abstracto […] [y] se despierta un fuerte mecanismo de rebeldía de nuestra
naturaleza”12; “mientras que la quinta etapa de arraigo se trata de expandirse, de tener una
visión, salir adelante por uno mismo, la sexta etapa, que tiene lugar en los inicios de la adultez,
representa la limitación y la restricción de la realidad. […] Tenemos que ganarnos la vida y
trabajar por una vida digna. Ese es el momento en el que tenemos que aceptar nuestras
limitaciones y construir nuestra vida”13. “En la séptima etapa, después de estar caminando
muchos años sobre este planeta, en ocasiones nos alejamos de él y de los asuntos de este
mundo. Una vez que encontramos nuestro equilibrio en el mundo, empezamos a buscar
nuestra relación con una naturaleza superior. Finalmente, cuando incorporamos a nuestra vida
nuestra naturaleza espiritual, se establece nuestro arraigo por completo”.14 Karlfried Garf
Dürckheim, filósofo, psicólogo y líder espiritual alemán, relacionó más esta última etapa del
arraigo con la madurez. Él habla de que el ser humano, gracias a la integración con su ser
esencial y en unión con el mundo supranatural, alcanza la madurez, la cual es la aceptación
conciente del ser, la manifestación de éste en el mundo, la fe en la trascendencia descubierta,
el progreso interno a pesar del sufrimiento y el testimonio de la existencia de un ser superior.
Alcanzar esto “permite que haya transparencia” y “esta transparencia siempre se expresa de
alguna forma”.15 EL ARRAIGO EN LA CORE ENERGÉTICA En la Core Energética buscamos
establecer un contacto profundo con la tierra en todos los niveles de la personalidad. John
Pierrakos escogió el símbolo de una pirámide para mostrar los niveles de la personalidad en
capas, en la que el cuerpo es la base para el desarrollo de los otros aspectos. Si no se tiene una
conciencia clara y sin el fortalecimiento del flujo de energía en el cuerpo, resulta imposible que
haya arraigo en los demás niveles y, por lo tanto, permanecerán débiles y distorsionados. La
base de la Core Energética es el trabajo con el cuerpo, el arraigo en nuestro ser corporal, el
volver a contactar con una respiración más profunda, con nuestra vibración, con nuestra
vitalidad, con nuestra sexualidad, con nuestro estar y movernos sobre este planeta y con el
saber que vivimos en este cuerpo. Entre más seguros nos encontramos al arraigarnos en
nuestro cuerpo, más podemos desarrollar la expresión y la conciencia emocional. Jerry Nabb
también señaló que “el arraigo a nivel físico proporciona seguridad y que con esta seguridad
podemos rendirnos ante las emociones profundas y dejarlas que fluyan”.17 Ahora vamos a
pasar al segundo nivel de la personalidad. Pierrakos fue un gran terapeuta y maestro y, así,
logró demostrar cómo es que la gente se siente más viva cuando sentimientos que habían
estado estancados en el cuerpo por años finalmente se liberan y el movimiento pulsatorio de
la fuerza de la vida empieza a pasar otra vez y, así, también crea una conexión más profunda
con la verdad y la realidad propias. Para mí, en el nivel mental el arraigo se lleva a cabo sobre
todo cuando logramos entender quiénes somos, cuáles son nuestros patrones destructivos,
cómo nos traicionamos a nosotros mismos (una pregunta que John hacía constantemente), y a
qué imágenes nos aferramos. Se trata de llegar a comprender, a aclarar y a conectar las
preguntas y las repuestas que nuestro cuerpo y nuestros sentimientos nos hacen. Para poder
cambiar tenemos que entender, pero el hecho de sólo entender no provoca ningún cambio; la
mente tiene que estar conectada con el resto del cuerpo, tiene que abrirse como parte del
cuerpo y tiene que participar en una integración profunda con él. A veces Pierrakos hacía que
gente que era muy arrogante se arrodillara y pusiera su frente en el piso; en una ocasión, un
estudiante se paró después de eso y se quedó sin habla por unos instantes y luego dijo:
“Gracias, eso es lo que siempre había estado evitando, quedar con la cabeza sobre el piso, qué
desconectada ha estado de la tierra”. El aspecto de la voluntad tiene una relación dinámica
muy importante con los otros niveles. La parte activa de la voluntad exterior casi siempre
empuja hacia delante dejando atrás los sentimientos, las sensaciones corporales o los
pensamientos sutiles. Esta voluntad exterior debe entrar en equilibrio con la voluntad interior,
es decir, la voluntad del corazón, la cual ayuda a dirigir la fuerza de la voluntad con amor, con
comprensión y con fuerza interna para saber cuándo está bien luchar o cuándo es momento
de rendirse. La Core Energética busca la integración de los dos aspectos de la voluntad, y a
medida en que ésta se desarrolla, se abre la puerta a la identificación de la persona con el ser
interior, que es el lugar desde el cual la gente encuentra cada vez más la verdadera afirmación
positiva de la vida, del amor, de la verdad y del ser superior.18 El maestro Eckhart, conocido
como el místico alemán más importante, afirmaba que “la voluntad es muy hábil y todas las
virtudes se encuentran dentro de la voluntad cuando es acertada”. Él también decía que “todo
el amor se encuentra en la voluntad, quien tiene más voluntad también tiene más amor. […] La
voluntad está completa y es acertada cuando el ego no la limita, cuando se libera desde la
propia voluntad y cuando se forma y se establece dentro de la voluntad de los Dioses”19. Aquí
se puede ver claramente cómo es que esta voluntad “acertada”, esta voluntad integrada,
busca la conexión de uno mismo con el core (núcleo) interno y busca que uno sea cada vez
más receptivo para, así, unificarse con las fuerzas divinas o superiores. Antes de empezar a
hablar del nivel espiritual y de su lugar en el arraigo, sólo quiero mencionar la compleja
relación que existe entre las diferentes capas de la personalidad y cómo las estructuras de
carácter están profundamente relacionadas con la forma en la que nos abrimos paso en la
vida, en la que nos encontramos y nos movemos sobre este mundo, con todas nuestras
distorsiones y con cuánto y cómo nos hemos involucrado con la vida. Entonces, tal como
abrimos nuestra visión hacia los niveles de la personalidad, tenemos que ver los distintos
sistemas de defensa, la forma en la que éstos se relacionan con la tierra, los puntos en los que
cada estructura tiene ciertas deficiencias y necesita encontrar una conexión más fuerte y
auténtica para arraigarse por completo. Podemos ver y sentir las distintas formas de lucha que
existen con la tierra en cada una de las estructuras: en la personalidad fragmentada hay un
tenue contacto con la tendencia a meterse y salirse de la mente; en el carácter descargado hay
un soporte frágil y se aferra a otro ser; en la personalidad con mucha carga desproporcionada
hacia la parte superior del cuerpo, los pies y las piernas son muy ligeros en comparación con el
tremendo peso y energía que llevan en la parte superior; la persona sobrecargada tiene una
postura muy pesada, pero a la vez algo flácida, y el carácter rígido tiene una postura
extremadamente sólida, es como una especie de postura externa en la que hay muy poca
participación interna. En todas estas y en muchas más formas individuales de defenderse de la
gravedad y de su realidad física y psicológica resulta muy obvio que entre más tiempo vive una
persona en la neurosis menos “tierra” ha encontrado, menos arraigado está. Desde la máscara
hay una falta de arraigo, simplemente hay una relación distorsionada con la tierra en sus
distintas expresiones. Cuando se trabaja para asumir, expresar, liberar y entender los
sentimientos que habían estado contenidos por tanto tiempo, detrás de la máscara en el ser
inferior, la relación neurótica con la tierra empieza a sacudirse, la energía empieza a moverse,
a cambiarse de lugar, a buscar una nueva fuerza en este abrirse hacia una verdad más
profunda, hacia una realidad que rompe el viejo sistema de defensa, lo derrite y lo disuelve
paso a paso. Trabajar con el ser inferior significa meter nuestros pies y nuestras piernas al
suelo, respirar profundo, conectarse tanto con la tierra como con nuestro ser interno.
Hacernos concientes ayuda a tener valor y, así, revelar lo que está ahí para que los bloqueos
físicos, las emociones contenidas, las imágenes estancadas y los desvíos de la voluntad puedan
rendirse y, entonces, la verdad oculta se abra paso. En este proceso de transformación de la
Core Energética también tomamos en cuenta el sistema de chacras, su disposición interna, su
relación con nuestras necesidades y defensas, y aprendemos a cómo reestablecer el equilibrio.
20 EL ARRAIGO EN EL SER SUPERIOR ¿Qué significa el arraigo en el nivel del ser espiritual y
cómo aprendemos a anclarnos más en este espacio interno de nuestro ser superior? Desde el
ego, sobre todo desde su parte conciente, así como desde la máscara o falsedad cuando surge
en ciertos momentos, hay una falta de “ser” y, al mismo tiempo, hay un anhelo por alcanzar el
ser superior, el alma, el “ser auténtico”, la “esencia”, la “realización”, la “iluminación”. El ser
humano pierde estas dimensiones de abertura, de luz, de unidad, del “ser integrado” y quiere
encontrarlas, quiere alcanzarlas. El arraigo espiritual significa estar completo, conseguir la
totalidad, tener el valor para confrontarnos a nosotros mismos, confiar en nuestro ser interno,
ser capaces de mostrarnos a nosotros mismos, alcanzar la parte divina que está dentro de
nosotros. Susan Thesenga afirma que “cuando nos ponemos en contacto con nuestro ser
superior, podemos expandirnos hacia el infinito. El ser superior, o la divinidad individual, es
nuestra ventana al cosmos, al Todo”.21 El arraigo en este lugar de vitalidad espiritual
representa el “despertar de nuestra identidad más profunda como Ser”22, cultivar nuestras
cualidades y entender con amor y compasión nuestras limitaciones y las de los demás. Creo
que en este punto es muy importante estar desde un lugar de verdad. La mayoría de los seres
humanos luchan por llegar al nivel más alto de su ser, pero es muy fácil conformarse con el ser,
es decir, idealizarse y convencerse de que ya se logró alcanzar este nivel superior del ser.
Desde un punto de vista conceptual, esto suele ser verdad, se logra entender bien y se anhela,
pero resulta esencial no engañarse a uno mismo. Estamos más cerca de lograrlo cuando
asumimos en todo momento dónde estamos y quiénes somos. Si uno lo hace desde la máscara
o desde el ser inferior, esto tiene mucho más valor para el crecimiento personal que si se
falsifica una supuesta actitud de ser superior. Cuando hablamos de arraigarse en el ser
superior no nos estamos refiriendo a una idea abstracta sino a una conexión divina o cósmica
que sentimos en la pulsación de cada célula. Buscamos experimentar nuestra propia esencia,
sensibilizarnos con el núcleo (core) más interno de nuestro ser, ser testigos del nacimiento de
nuevos elementos de conciencia, estar más concientes de que hay algo más allá de este ego,
más o menos, funcional. Encontrar el terreno espiritual propio en esta esfera de luz en la que
las sombras ya no la obscurecen significa abrir una puerta al centro más interno de lo que
somos realmente. La condición más importante para llegar al nivel del core más interno de
nosotros mismos y para encontrar cada vez más nuestro verdadero hogar, es haber trabajado
mucho con los otros niveles de la personalidad y seguir trabajando con ellos. John Pierrakos
decía que “no se puede engañar a la vida. No puede saltarse el ser inferior y llegar directo al
ser superior”23; sin embargo, una vez que nos asomamos y nos familiarizamos más con este
estado y podemos diferenciar de manera más clara cómo es que nos movemos dentro de cada
una de las capas de la personalidad y a través de ellas, podemos sentir más este espacio
interno de esencia que se hace conciente y se manifiesta energéticamente cuando se trabajan
nuestras negatividades, cuando sanan nuestras heridas y cuando nos volvemos más
perceptivos. Después tenemos que alimentarnos para fortalecernos, para expandirnos, para
profundizar en nuestra conciencia, para energetizarla y para disfrutar esos momentos
fructíferos o esas etapas satisfactorias. John Welwood dice que “darse cuenta es pasar de la
personalidad al ser—yendo hacia la liberación de la prisión del ser condicionado. La
transformación significa recurrir al darse cuenta para poder penetrar en los densos patrones
condicionados del cuerpo y de la mente para que lo espiritual pueda integrarse en lo personal
y en lo interpersonal y, así, la vida personal se convierta en un recipiente transparente de la
verdad primordial y de la revelación divina”24. Dürckheim afirma también que “arraigarse en
el ser esencial no se opone a las exigencias del mundo, al contrario, esta condición permite
satisfacer dichas demandas en una forma adecuada. Sólo por medio del contacto con el ser
podemos percibir la verdadera esencia del mundo”25. Echar raíces en nuestra esencia no
significa para nada que el ser humano tenga que dejar atrás lo terrenal o terrestre, en palabras
de Dürckheim, es “la manifestación de la vida supra-natural en la individualidad al estar
presente en este cuerpo terrenal”26. El guía espiritual de Eva establece que “aquél que toma
la decisión conciente y deliberada de vivir su vida con el objetivo primordial de activar el ser
real o superior y se compromete con esto verdaderamente puede encontrar paz genuina por sí
mismo”27. John Pierrakos afirma, en el capítulo “Centrándose en el ser superior” de su libro
Core Energética, que “en la tercera etapa del tratamiento el ego creativo, como opuesto al ego
limitado de la voluntad, empieza a valorar el potencial del core”28 y que “la conciencia
interna, el core del ser humano, necesita concentración y trabajo para activar todo su
potencial para moverse en fuerza y armonía con la realidad exterior”29. Él hace énfasis en que
en esta etapa practicar la meditación es fundamental, ya que nos ayuda a reorientar la
conciencia y la intencionalidad de lo negativo a lo positivo30.Él continúa diciendo que “en esta
tercera etapa del trabajo, centrarse en el core da la preparación para llegar al objetivo final de
la Core Energética, el cual se descubre en la etapa final. En pocas palabras, lo que la Core
Energética busca es ayudar a los seres humanos a liberar su core”31. Para trabajar
directamente con la conciencia, Pierrakos propone un proceso de meditación en el que 1) “el
primer enfoque busque generar ideas claras de la verdad interna. Éste es principalmente el
trabajo del ser perceptivo, que confronta la negación agobiante de la máscara y evalúa de
manera objetiva a la persona que está detrás de ésta”; 2) el segundo enfoque permita “que el
calor y la suavidad del movimiento del amor fluya a través de la mente y plasme en el core las
ideas de la persona desarrollada, satisfecha e integrada que se visualizó en el primer
enfoque”32. Ahora, en lo que se refiere a lo externo, 3) “el tercer enfoque se centra en hacia
dónde quiere ir la persona”. La pregunta principal es “¿cuál es mi tarea como ser?”33
Pierrakos hace énfasis en la opción que tenemos al comprometer nuestra conciencia con “el
funcionamiento de la intencionalidad positiva”34, de “buscar lo mejor entre las alternativas
que podemos percibir” 35; 4) el cuarto enfoque, que va tanto hacia lo externo como a lo
interno, tiene que ver con confiar en el “principio unificador y creativo que los seres vivos
buscan conseguir”36. Éste es un proceso valioso, ya que ayuda a que la persona permanezca
abierta hacia su verdad interna, evoque las cualidades del ser superior y elija hacia dónde
quiere ir y qué es lo que quiere alcanzar. Yo nunca tuve la oportunidad de estar con John
viendo cómo dirigía este proceso a manera de práctica espiritual estructurada, sin embargo,
estos pasos estaban presentes en diferentes partes de sus enseñanzas y estaban vivos y
latentes en su presencia amorosa y confrontadora. Esto se puede trabajar de manera
conciente en una actitud interna meditativa cuando se lleva a cabo como una práctica de
meditación. Otro método de meditación, que es muy afín con la terapia core energética es la
meditación con las tres voces, como la describe Eva Pierrakos 37. En este proceso, el ego
conciente activa tanto al ser egoísta y destructivo como al ser supra-conciente y universal, y se
da cuenta de la interacción constante que existe entre estos tres niveles: el ego conciente
acepta y entiende los lados oscuros del ser, apoya que estas partes oscuras se hagan
concientes y toma el papel de observador gentil sin juzgar. Al mismo tiempo, éste le pide
ayuda a los poderes superiores para “reeducar” al ser destructivo y que lo apoyen para que su
transformación se realice de manera firme y amable. Esto se lleva a cabo gracias al diálogo
activo que entablan las distintas partes del ser en el que confiesan y definen sus motivaciones
y objetivos, lo cual tiene un tremendo impacto de integración si la persona está comprometida
con un crecimiento verdadero y profundo. Algo que ayuda a desarrollar la actitud meditativa
del observador interno es preguntarse a uno mismo, en cualquier situación difícil: ¿cómo están
interactuando los distintos aspectos de mi ser aquí?38 Esta meditación conduce lo humano,
con sus problemas, estructuras condicionadas, identificaciones erróneas y trabajos en su
proceso de transformación, hacia un terreno espiritual para alcanzar lo que está más allá de la
lucha y el sufrimiento en las raíces y en el core de la existencia humana. Otro proceso
poderoso para ir hacia este nivel del ser verdadero es orar, el cual es el punto central de la
meditación cristiana. Orar evoca la presencia de la divinidad y puede evocar amor, serenidad,
gratitud, adoración, inspiración, entrega y orientación. Se puede llevar a cabo de manera
individual y puede ser realmente útil si la persona que lo hace y cree en ello entiende, al
mismo tiempo, la responsabilidad que tiene dentro de su proceso de crecimiento y está
dispuesto a rendirse ante la voluntad de Dios. Si miramos a nuestro alrededor aquí y ahora,
podemos ver que hay muchas enseñanzas espirituales y se ofrecen muchas prácticas de
meditación. El occidente se abrió al oriente y a muchos buscadores de ambas culturas les
atraen los distintos caminos que los gurús, guías y maestros de las diferentes disciplinas
espirituales ofrecen. Yo estoy de acuerdo con Pierrakos cuando reiteraba que no hay
desarrollo espiritual posible cuando éste se aísla de las dimensiones humanas del cuerpo, las
emociones, la mente y la voluntad. 39 Al menos esto parece ser cierto para la gente de nuestra
cultura occidental. John Welwood dice que “en los caminos tradicionales de Asia, una opción
viable y aceptable para un yogui era buscar la liberación o el desarrollo espiritual como un fin
en sí mismo, vivir puramente como un universo impersonal, sin tener mucha vida personal o
transformar las estructuras de esa vida”40. Si las personas de la cultura occidental descuidan
su vida personal y sólo viven para buscar la iluminación o la realización, por lo general
fracasan. “Esos intentos por alcanzar la trascendencia prematura refugiándose absolutamente
en lo impersonal para evitar enfrentarse a la psicología, a los problemas personales, a los
sentimientos o a la vocación de uno mismo llevan a la negación”41. Así como mucha gente de
occidente han recurrido a tradiciones orientales en busca de la iluminación, la cultura oriental
se ha dado cada vez más cuenta de las aportaciones que la psicología y algunas escuelas
psicoterapéuticas occidentales pueden proporcionar a su desarrollo. Yo creo que la Core
Energética, con su visión integradora del humano y de la esfera espiritual, puede ser una de las
bases dentro de este acercamiento entre el oriente y el occidente. La Core Energética puede
iluminar las prácticas espirituales con sus principios prácticos fundamentados y con sus
maneras de realizar el trabajo personal en todos los niveles de la personalidad, y, a su vez, esta
corriente puede profundizarse al abrirse a prácticas espirituales que toquen el corazón del
trabajo core de maneras muy sutiles y profundas. Meditar es un medio para crear las
condiciones necesarias para fortalecer directamente al ser superior. Tal vez algunas veces lo
hayamos hecho: al ver luz en los ojos de nuestro amado o amada, al conmovernos con la
belleza de la naturaleza, al sentir la mano de un niño entre las nuestras, al sentir que la gracia
de Dios ha tocado nuestra alma, pero para que uno pueda convertirse realmente en una
persona, que esté presente en la realidad, en contacto con el core y deje que brille su luz, se
necesita encontrar una manera, un camino para practicarlo, incluyendo una disciplina que lo
sustente, para poder llegar cada vez más profundo como ser humano, para escucharse
internamente y para dejarse encontrar por el ser interno en una actitud de serenidad, de
placer, de amor y de paz. Centrarse más en nuestro ser superior a través de meditaciones que
desarrollen una actitud de conciencia, de auto-reconocimiento y autenticidad facilita, al mismo
tiempo, una conexión interna de arraigo con la tierra. Desde mi experiencia puedo decir que
estoy de acuerdo con Claudio Naranjo, psiquiatra y maestro espiritual chileno, cuando
recomienda particularmente que “al principio de la tarea del reconocimiento se concentre la
atención en el vientre, tal como lo describe Dürckheim en su libro Hara”43. “Esencialmente, la
práctica consiste en mantener, durante la vida diaria, prestar atención a un punto dos dedos
debajo del ombligo al tiempo que se mantienen el abdomen y los hombros relajados, el eje
corporal alineado con la gravedad y la respiración conciente”44. Dürckheim se refiere a la
adultez como una etapa en la que existe un origen doble, uno es celestial y el otro, terrenal. La
lucha entre los dos se traduce en volver a querer encontrar el ser esencial, en atraerlo e
invitarlo y en manifestarlo en la vida. Él dice que hay que ser claros con nuestra presencia
intemporal y dar un testimonio de la existencia de ésta en la tierra. Para él, la meditación está
profundamente relacionada con el cuerpo. “La manera en la que una persona está presente en
su cuerpo muestra cómo es como ser humano, como persona, en el mundo”45. “Cuando se
trata de la transformación del ser humano hacia su ser interno, el cuerpo, como unidad de
expresiones en los que se refleja su humanidad, es un medio en la transformación de la
persona”46.La meditación, como práctica transformativa, no puede dejar de lado la forma en
la que estamos presentes en este mundo”47. Para Dürckheim, lo primero que tenemos que
aprender en la práctica de la meditación a través del cuerpo es la capacidad de soltar, de
rendirse…de ponerse en contacto con el ser que realmente somos, tenemos que interpretar lo
que se nos pone enfrente: el ego, que quiere conservar su lugar y mantenerse a sí mismo.
Tenemos que crear lo que permite que tengamos este sentimiento y declara que: “la
transparencia del cuerpo es como un instrumento que se puede “afinar” para percibir otra
dimensión en la percepción del cuerpo”48. “El cuerpo que constituimos se hace conciente al
trabajar tres niveles: la postura, la respiración y el sistema de tensión y relajación”49. La
postura o actitud significa anclarse en el centro de gravedad correcto, y es correcto cuando
nos liberamos de las contracciones en la parte superior del cuerpo sin llegar a perder el centro.
Entonces, se trata de encontrar un nuevo centro que conecte al mismo tiempo el cielo y la
tierra. Cuando estamos sentados, en la forma en lo que lo hacemos aquí, ésta postura se
ocupa de lo vertical, a lo cual sólo se puede entrar cuando la fuerza se concentra en el vientre
y puede ir fácilmente desde esta amplitud pesada hacia lo alto sin perder sus raíces. Así pues,
el concepto del Hara se refiere a un estado del ser humano en el que ya no es víctima del ego,
sino que está abierto y es libre para actuar desde su centro.50 Estar en el Hara es estar
arraigado. Esta “meditación a través del cuerpo” es un medio fuerte y sutil para abrir y
profundizar nuestra conciencia, crear las condiciones energéticas que nos dejen acercarnos a
la tierra de nuestro ser interno, y al mismo tiempo nos permite estar conectados con este
mundo. En la Core Energética, hacemos énfasis en desarrollar un medio personal espiritual
arraigado para relacionarse con la vida y para rendirse ante el absoluto desde dentro, pues
necesitamos integrar nuestra “naturaleza superior”, lo “que va más allá de lo humano” o lo
“supra-natural” en una “expresión individual de la verdadera naturaleza”, la cual “es la única
forma en la que cada uno de nosotros podemos fungir como medio para expresar sabiduría
suprapersonal, compasión y la verdad de la naturaleza absoluta verdadera”.51 Otro método de
meditación muy antiguo que puede ayudarnos para abrir y ampliar nuestra experiencia del
core es “desarrollar nuestra capacidad para experimentar el momento sin conceptualizarlo ni
juzgarlo”52. Esto se puede hacer “practicando la meditación vipassana […] poniendo especial
énfasis en estar conciente de las sensaciones y emociones”53. Existe mucha literatura que
describe esta práctica de meditación tan difundida y que se usa en el Budismo y en el Sufismo,
por lo que sólo quiero hablar de lo que he experimentado y de lo que considero muy valioso
para el desarrollo de las etapas finales de la Core Energética. En esta meditación se relaja el
cuerpo profundamente, sobre todo la lengua, la cual está más conectada con los diálogos
internos de lo que creemos; también se pone atención en la respiración, en la tensión de los
músculos y se hace la pregunta: “¿qué es lo que estoy experimentando?”54. Además, se trata
de “estar concientes de la vida diaria en una actitud neutral para hacer espacio a lo que está
ahí y, de manera aún más profunda, es una actitud para no tomar ni rechazar nada –una
actitud de abertura y ecuanimidad no dependiente”55. Lo que suele surgir de manera
espontánea con esta práctica es la auto-aceptación y aumenta la veracidad y transparencia
para con uno mismo y con los demás: es muy útil para crear este espacio interno de ausencia
de movimiento, de más vacío, de simplemente estar con lo que está ahí. Este método nos
prepara para la etapa más profunda, la cual se centra en el desarrollo y la cultivación de las
cualidades del core, de las cualidades del Cristo o del Buda interno, de las virtudes como el
amor, la compasión, la ternura y la sabiduría. Aquí es apropiado practicar el Shamata poniendo
énfasis en la tranquilidad de la actitud del cuerpo y de la mente. En este lugar podemos lograr
estar unidos y compenetrar con el absoluto. Quiero mencionar otra forma de meditación
desarrollada por Claudio Naranjo en la que el oriente y el occidente se unen: la meditación en
relación o meditación interpersonal. Ésta es un puente entre la meditación tradicional y los
ejercicios terapéuticos56. Me tomaría mucho tiempo explicar de manera profunda los
conceptos, significados y procedimientos, pero la idea general es: cómo estar con otra persona
y mantener y actuar desde el estado de la mente, desde el centro, desde el contacto que
hemos encontrado dentro de nosotros, desde la espontaneidad, desde la concentración
original que hemos logrado57. A veces, esto puede salir de manera natural, pero por lo general
es muy difícil hacerlo en la vida diaria. Entonces, practicar la meditación e incluir, hasta cierto
punto, a otra persona nos permite aprender a desarrollar la aceptación, el valor, la compasión,
la vulnerabilidad; nos ayuda a estar bien parados en nuestra tierra, a ser verdaderos frente al
otro y durante el intercambio con él. Asimismo, busca la conexión con la energía universal y
que podamos reconocerla y percibirla dentro de nosotros mismos y dentro del otro. El ser está
totalmente expuesto: cómo me transmito energéticamente, desde el subconsciente, desde la
conciencia; cómo recibo lo que la otra persona me está mandando; cómo integro las
sensaciones, los sentimientos y los pensamientos que van y vienen durante la experiencia de
meditación58. Todos los ejercicios buscan que se compartan experiencias, que haya una
retroalimentación honesta con la pareja y que se integre el proceso de aprendizaje de manera
conjunta. Existen muchas otras formas de meditación. En todas las tradiciones espirituales hay
métodos para practicar, para confrontarse a uno mismo, para trabajar en la introspección,
para modificar creencias falsas con el objetivo de sanar la separación que existe con Dios o con
el infinito y, así, conectarnos con las fuerzas divinas, para encontrar el camino de regreso a
casa. Pienso que algunas de estas prácticas, especialmente las que mencioné, pueden ser de
mucha ayuda en el camino para conectarse con el core, para centrarse ahí, para fortalecer
nuestra confianza mientras nos encontramos ahí, para llegar más profundo en las fuerzas
superiores, para anclarse ahí, para ser más transparentes, para trascender y para integrar la
conciencia que se está desarrollando a nuestra vida diaria. Tal como lo han dicho grandes
maestros, no es una cuestión de “cuándo y qué tan rápido” se puede llegar ahí o de alcanzar
un objetivo, sino que es más una cuestión de “estar en el camino”, hacer del camino el
objetivo permitiendo ir cada vez más profundo en este proceso de estar arraigado en nuestro
core y ser uno mismo con nuestra esencia

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