naranjero> es lógica y no sería diferente la favorables a España de algunos medios de
que adoptarla España si fuera miembro de la consumidores de los países miembros de la CEE. Italia, que ha tenido que soportar la CEE- ningún gobierno de los K seis » ha dado desventaja que para ella representó la fijación garantías al español de que la medida no se de los precios de los cereales por las autori- adopte, sobre todo por lo bien fundado de las dades de Bruselas, quiere ahora, para conservar peticiones italianas y por la necesidad de el equilibrio, que como contrapartida se le acelerar la política agrícola común, lo más proteja su hortofruticultura. seguro es que las autoridades de Bruselas se decidan a poner en vigor el « Reglamento u 23. En realidad, el fondo del problema está en que Y en este supuesto, la sensible disminución de España pueda o no asociarse al Mercado las exportaciones españolas es de esperar que Común y no decimos integrarse puesto que, produzca un efecto beneficioso: el de que los por razones que son obvias, no es eso lo que productores comiencen a darse cuenta de algo puede intentar en este momento. En efecto, las que es evidente, de que su principal enemigo diferencias que hoy separan a Italia de España, no es Italia sino la existencia del sistema ya empieza a tenerlas España con los demás u paternalista » regido por el gobierno de países productores de naranjas. Es decir, la Madrid. elevación de los costes, debido al aumento de los salarios y al general del nivel de vida. Así, Es indudable que la llamada n guerra de la única soluci6n al conflicto suscitado por la naranjas > es ~610 uno, de los múltiples aspec- competencia en el sector de los agrios en el tos : económicos, sociales,, culturales, que plan- Mercado Común, consiste en que España logre tea la pervivencia del regimen, que son inhe- asociarse a él. De este modo quedaría solucio- rentes a 61 y que sólo han de desaparecer nada la cuestión actual de los precios al cuando los españoles tengan unas instituciones productor, que son muy bajos en España, y políticas similares a las de los demás países de además el de la competencia italiana que -en la Europa en formación. Y esta « guerra » condiciones de mercado semejantes- no ten- quizá pudiera tener una virtud, la de contribuir dría gran importancia debido a su escasa pro. a la aceleración del proceso irreversible que, ducción. a plazo más o menos corto, habrá de permitirles a los españoles salir del largo y penoso sistema Pero, como es sabido, la asociación, i ual que dictatorial bajo el que viven. Cuando ese requi- la integración económica, exige que ef Estado sito -condición sine qua non-, se cumpla, que formule esa petición tenga un régimen España podrá solicicitaq, con la seguridad de democr&ico semejante al de los dem&s paises obtener una respuesta afirmativa, su asociación, miembros del Mercado Común, puesto que éste e incluso su incorporación al Mercado Común, .,sólo es, en esta etapa, una plataforma econó- remediando así los graves problemas que mica, con vistas a la realización futura de la plantea a nuestra agricultura de exportación su integración política que ha de dar lugar a la situación marginal en relación con aquella zona creación de una Federaci6n Europea. Es pues económica europea. evidente que la única causa de que España M. S. no pueda incorporarse a la CEE es la perma- nencia en el poder del régimen actual, que la hace incompatible con las naciones que integran esa organización. Esto lo sabe mejor que nadie el propio gobierno de Madrid que emplea toda clase de argucias con el propósito de desviar la atención de los españoles, acudiendo a la Banca diversión estratégica -al fin y al cabo táctica militar-, de culpar unilateralmente a los italia- nos a los que acusa de no tener en el problema y Opus Dei otra preocupación que la sórdida de defender con censurable materialismo unos intereses que Pública y notoriamente, el Banco Popular Espa- califica de bastardos. ñol pertenece al Opus Dei. Si la lista de sus consejeros y de sus directores no fuese bas- Está claro para quienes conocen los entresijos tante elocuente, bastaría observar el especta- del problema, que éste no ha de resolverse cular desarrollo de esta entidad bancaria desde antes del comienzo de la campaña de expor- 1957, momento en que fueron designados minis- tación, y como -a pesar de las reacciones tros Navarro Rubio (exconsejero-delegado del 117