LA CONQUITA NEGOCIADA: guarangas, autoridades locales e imperio en
Huaylas, Perú (1532-1610)
Autora: Marina Zuluaga Rada. IFEA; IEP, 2012. INTRODUCCIÓN Guarangas: organización sociopolítica. Tema de exploración: las guarangas y sus líderes entre los años 1532 y 1610. Exactamente su dimensión y significación política. Centrando el análisis en los sistemas organizativos y de gobierno de los guarangas y en sus principales representantes, los caciques de guarangas. Huaylas: fue una identidad política definida e identificada. Fue una provincia inca y luego una reducción en la época colonial. Es una historia regional. Sin embargo trasciende a la región de Huaylas, ya que buscan entender las relaciones de poder en un área más amplia, sierra norte del Perú, donde las guarangas constituían el elemento más significativo del sistema político indio en la época colonial. También constituye una historia política local y regional. Guarangas y sus caciques. La historia analizada, está situada a una coyuntura o contexto en que se replantea, rehaciendo, construyendo y reconstruyendo. Pueblo de indios: concepto trabajado por Bernardo Gracia Martínez. Los españoles para imponer su poder colonial tuvo que conocer los elementos fundamentales de la organización política y económica de la sociedad indígena en el ámbito local y regional. Sistemas andinos de organización socio político. Los españoles buscaron líderes locales más ilustres o conspicuos que los representarán. Justamente aquellos líderes que sirvieron de engranaje o intermediario fueron la Curacas -término utilizado en la época incaica-, en época colonial este término será cambiada por cacique – término caribeño-. Las guarangas fueron una organización política intermedia entre los señoríos y los ayllu. Esta estructura política fue la base de cualquier organización mayor. Ya sea en la época pre inca, inca e hispánico. Las autoridades de estas guarangas hicieron factible la conquista, fueron los mediadores entre los conquistadores y la población conquistada. Con sus participaciones se construyó el nuevo sistema colonial. Que hizo posible el tránsito del mundo incaico a los hispánicos. Sobre esta base -guarngas- se establecieron las encomiendas. Guarangas: es una estructura política intermedia entre los pequeños y grandes curacazgos (señoríos, reinos confederaciones) y ayllus. Concepto de análisis: sistema político andino. Nota: revisar el texto reproducción y transformación de las sociedades andinas siglo XVI – XX. Dos tomos. Editores Segundo Moreno y Frank Salomón. Texto de la autora en cuestión: “la organización política India”. “La historiografía y las guarangas” Capítulo 1: las guarangas y la conquista Los primeros informantes de la estructura política andina fueron los funcionarios del imperio incaico. Una de esas provincias incaicas fueron los Huaylas. Estaba segmentada en dos mitades y cada una de ellas, estuvo dividida en seis guarangas. Los caciques fueron los principales interlocutores, participaron directamente para identificar la organización política local. Huaylas y Recuay, ya desde mucho ante habían sido reinos constituidos por varios curacazgos o guarangas. En la época pre inca, el Reino de Chuquirrecuay, habría estado constituido por tres guarangas: Ichocpomas, Allaucapomas e Ichochonta. Posiblemente, también Marca. El Hanan Huaylas, se encomendó el mismo Pizarro; luego esto paso o fue concedido a Vasco de Guevara. En cambio el Hurin Huaylas, corrió dista suerte, esta zona sur antes de los incas fue denominada Chuquirrecuay. Este territorio, fue entregado como encomienda a Sebastián de Torres y a Jerónimo de Aliaga, en el año de 1538, al inicio fue compartida por ambos, luego se dividieron y quedará estructurada de la siguiente manera: encomienda Recuay y Guaraz (ahora serían dos). La primera incluía a las Guarangas de Ichocpomas, Allaucapomas e Ichochonta; mientras que la segunda pertenecieron las de guarangas de Ichoc Guaraz, Allauca Guaraz y Marca. Con la primera se quedaría Jerónimo de Aliaga y con la segunda Sebastián de Torres. Posteriormente la encomienda de Guaraz es subdividida, cada una de las tres guarangas se convierten en encomiendas, el artífice de tal división fue Vaca de Castro. La encomienda Allauca Guaraz – capitán Rui Barba, Ichoc Guaraz- Hernando de Torres, Marca-Cristobal de Torres. En esta zona el principal cacique fue Guaman Cochachi. Muchos historiadores coinciden que Marca o Collana habría sido creada u organizada por los incas, mediante los Mitimaes; sin embargo existen testimonios de muchos indios del años 1574, que afirman, que tanto Allaucapomas, Ichocpomas, Ichochonta y Marca habrían pertenecido al reino de Chuquirrecuay, antes de los incas. Y uno de los Curacas gobernantes habría sido Hinchiraque. Las doce guarangas que constituyeron a la provincia de Huaylas. “podemos definir las guarangas como un cuerpos políticos formados y consolidados a los largo del tiempo. El nombre de guarangas (que significa mil) se ha relacionado con la organización decimal inca, pero ello no nos debe confundir. Los especialistas concuerdan en que las guarangas representaban complejas organizaciones sociales previas a los incas y propio del norte peruano.” (p. 44). Las guarangas más que una representación numérica es un concepto político- social. Las guarangas se caracterizan por ser segmentadas, esto al contener a su interior partes menores jerarquizadas (pachacas o ayllus). Pachacas, representación numérica=100. Esto remite a una referencia fiscal- tributaria. Este al igual que las guarangas en una unidad política, pero de menos rango y un nivel básico de liderazgo político. Luego las pachacas serán denominadas, ayllus, en esta predominaba más las relaciones parentales. Las guarangas son plenamente una organización política. Los españoles, buscaron como aliados esencialmente a los jefes de las guarangas, cacique. Al interior de las guarangas existieron muchos ayllus. La fortaleza de las guarangas consistía en la capacidad de articular la heterogeneidad de las pachacas o ayllus. La cohesión del grupo [en guaranga] se expresaba políticamente en la figura del curaca de guaranga, que asumía el gobierno común, conjugaba todos los poderes: gubernamental, religioso, fiscal, judicial y militar, y se aseguraba espiritualmente “por el hecho de ser todos protegidos por un antepasado mítico.” (p. 49) En la época preinca, la Unión de varias guarangas constituían un reino, confederaciones o señoríos; en la inca, entidades políticas conformaron las provincias incas; y en la época colonial, las encomienda y posteriormente los corregimientos. (p. 50) [En la época inca, algunos cambios que se introdujeron fueron]… la incorporación a una nueva demarcación administrativa con patrones externos, tales como la estructura Hanan y Hurin; la reordenacion del espacio y del acceso a los recursos;la imposición de dioses regionales (provinciales) y estatales (sol); la introducción de autoridades políticas y regionales jerárquicamente superiores a las locales; y el traslado masivo de pobladores locales -muchas de las cuales seguían perteneciendo políticamente a sus guarangas- junto con el asentamiento (permanente o temporal) de poblaciones étnicas y políticamente diferentes. (p. 59) El cambio más importante fue: la creación de las provincias (organizaciones político-administrativo inca). La cual es más probable que estuvo constituida por diez mil unidades domésticas. Esto en las zonas norte de los andes. La provincia inca de Huaylas, estuvo constituido aproximadamente por doce mil unidades domésticas. El principal nexo entre ambas mitades (Hurin y Hanan) era la existencia de una autoridad política que se situaba por encima de ambos y representaba al Estado inca -Tocricoc-….. (p. 62) Las atribuciones de los caciques de guaranga incluían hacia dentro las funciones de gobierno, organización y administración de justicia, además del liderazgo religioso y militar y la representación del grupo hacia fuera. (p. 71) Administrar los recursos, regular los accesos de las familias que componían a las guarangas, organizar sus prestaciones de trabajo y establecer los turnos. Con el fin de asegurar el bienestar del grupo, tenían que ampliar las tierras, mejorar la infraestructura y programar tares productivas, prevenir riesgos y a la vez defender los recursos de las usurpaciones. Por último dentro de su jurisdicción ejercía justicia. En el jerarquizado sistema de poder andino, en el que predominaba un sistema piramidal de lealtades políticas, las guarangas -organizaciones políticas compuestas por varias pachacas- constituían instancias políticas esenciales para ligar las organizaciones más básicas del sistema, las pachacas (que constituían pequeños grupos de familias emparentadas entre sí y que reconocían antepasados comunes)… (p. 72) Cuando se descompuso la provincia incas, Huaylas, en tres (Chuquirrecuay, Guaraz y Huaylas). Producto de este hecho afloraron como protagonistas indiscutibles las guarangas. Los caciques de guarangas se mantuvieron como actores políticos primordiales en la reorganización del sistema de poder local durante el período temprano colonial. Capítulo 2: Las guarangas y las encomiendas (1532-1548) Los encomenderos: el nuevo orden. La cesión o la entrega de encomienda no incluía el otorgamiento de derechos judiciales ni de gobierno al encomendero, lo que limitaba su acción legal. Los encomenderos dependían de los caciques. La posesión de encomiendas, era el principal vehículo de ascenso social para los conquistadores y ella, por si sola confería honra, estimación y autoridad. Cacique de Marca: Hernando Caquexambo. El encomendero tenía la obligación de evangelización y la seguridad de indio, según la Cédula, pero esta no estaba reglamentada. La simbiosis entre encomendero y caciques. Vínculo o alianza entre ambos. Los encomenderos no vivían en sus encomiendas. Los caciques viajaban a la ciudad, tres veces al año, para entregar los tributos a sus encomenderos, luego este podía quedarce a vivir durante días en la ciudad. Los caciques: cacique principales, fueron nombrado por los españoles. El cacique principal era elegido entre todos los cacique de guaranga. Aunque esto no fue una novedad en los andes. Las guarangas y sus caciques se insertaron en el sistema de encomiendas. […] las reformas incas tendieron a una mayor centralización y, en consecuencia, bien pudieron contribuir a alterar los sistemas políticos locales, caracterizados como vimos por patrones de poder dispersos, negociados, basados en un equilibrio de poder entre los diferentes líderes de las guarangas que lo componían. Este equilibrio podría haberse rato al designar en el mando de la provincia inca y de sus mitades a algunos de los linajes de determinar guarangas situándose por encima del resto. (p. 95) Nota: la organización inca fue jerárquica y tensas entre el cacique principal nombrado por los incas y las guarangas. La cual fue desmontada por los invasores. Los españoles a la hora de designar a los caciques principales, recurrieron a la tradición histórica local, tratando de trasladarla a su propia lógica sucesoria. Los cacique “administraron” la información histórica y la acomodaron a sus intereses, intentando hacerlo legible a sus patrones hispanos. (p. 96) El poder autónomo de los caciques de guarangas dentro de la encomienda. Los caciques de guaranga fueron muy independientes del cacique principal en los asuntos referidos al ejercicio de la autoridad dentro de la guaranga. La permanencia de las guarangas y de sus caciques no solo se basó en el hecho de que fueron las estructuras políticas locales sobre las que se asentó el reparto de encomiendas, sino en que internamente (dentro de cada una de las encomiendas) Estas estructuras fueron reconocidas, cada una de ellas autónomamente, como elementos fundamentales para el buen funcionamiento de la encomienda en los ámbitos organizativo, administrativo y político. (p. 100) La encomienda estuvo constituido por varias guarangas, los caciques de cada uno de ellas, tuvo la obligación de recaudar los tributos. Los caciques de guaranga mantuvieron sus autonomías. Cada guaranga, así tuviera un número reducido de tributarios que otros, era considerado igual al resto. Los españoles, ya desaparecido las provincias incas, respetaron el orden local, caciques de guarangas. Fueron elementos fundamentales para el mantenimiento del cargo local: respeto al pacto político, la cristianización y el reconocimiento de la legitimidad del cacique en su guaranga. Funcionamiento del pacto político: entrega de tributos y de paso mantenían su poder local. Todos los caciques de guaranga se mantuvieron fieles a sus respectivos encomenderos. Colaborando activamente con ellos, incluso contra los propios indios. Exactamente, la n primera vez, que pucieron a prueba su apoyo a los españoles, fue cuando Pizarro los necesitaba para defender ante la amenaza de las tropas rebelde de Manco Inca. Exactamente, quienes apoyaron fueron los Huaylas, encabezado por el cacique principal, Cristóbal Vilcarrima, junto a caciques de otras guarangas. Entre los años 1538 y 1540, las zonas de Conchucos y Huánuco permanecieron en guerra. Sebastián de Torres, encomendero, fue asesinado por lis indios de la guaranga de Marca. También hubo rebeliones de los indios de Conchucos. Pero estas revueltas fueron sofocado por los caciques. La cristianización: la cristianización de los caciques estuvo ligado al encomendero, muchos de los caciques adoptaron como nombre de bautizo el de su propio comunero. Legitimidad del cacique en su guaranga: el cacique tenía que mantener su legitimidad entre la población de su propia guaranga. Los conquistadores, respetaron la autonomía de gobierno y el liderazgo de los caciques de guaranga dentro de cada encomienda. Y respetaron la sucesión. El sistema de la encomienda, pues, se basó en la simbiosis de encomendero y caciques y en los poderes que representaba cada una; la legitimidad y la legitimación de estas respectivas autoridades y del ejerció de su poder eran interdependientes. Ambas crecían y se fortalecía si encajaban entre sí. El relativo éxito del régimen de las encomiendas para hacer viable políticamente el difícil tránsito entre los sistemas incas y español se basó en la facilidad desde ajuste entre ambos poderes. (p. 113) […] ambos protagonistas encontraron márgenes para reinventar y recrear las normas, reelaborar y reafirma sus propias identidades sociales y políticas en un nuevo contexto e ir estableciendo una organización política a partir de sus propias tradiciones, pero asumiendo las de los otros para crear un orden político nuevo y factible en ese tiempo específico -aunque móvil y dinámico- y en ese lugar concreto, generando nuevos significados políticos a partir de la experiencia adquirida por ambas partes.(p. 114). Capítulo 3. Una época de transición: las guarangas y los corregimientos (1548- 1570) El nuevo acercamiento del poder imperial al escenario político local. Los españoles mediante sus visitas realizaron recojo de informaciones cuantitativas y cualitativas del territorio Andino. Gracia a ellos se tuvo información sobre la población, la organización sociopolítica y los recursos de las diferentes unidades sociales y políticas que componía el imperio incaico. Las primeras visitas fueron impulsadas por Pedro de la Gasca. Las primeras visitas que llegaron a Huaylas fue dirigido por Merlo y Gómez de Caracas. Luego seguido por el arzobispo Loayza, Tomas de San Martín y Fray Domingo de Santo Tomas. La situación política de Huaylas entre 1548 y 1560. 1. El declive del poder de los encomenderos y el fortalecimiento el poder de los caciques y el ascenso de la iglesia (curas o sacerdotes). La caída de los encomenderos se da después de las guerras civiles protagonizadas con la corona. Jerónimo de Aliaga abandonó la encomienda de Recuay en 1550, se retiró a España, esta quedo bajo la administración de dos de sus descendientes desde Lima, ambos terminaron disputándose. En cambio la encomienda de Huaylas fue entregado a Vasco de Guevara, de ese modo se le quito definitivamente a doña Francisca Pizarro, su encomienda. 2. El afianzamiento del poder de los caciques. La visitas de la década de los 50, demostraron que los caciques aún seguían manteniendo y ejerciendo atribuciones de gobierno y justicia. El control de información aún estaba en sus manos. Los caciques controlaban el censo y el tributo de la población y a la vez controlaba la fuerza de trabajo, esto los hacia insustituibles como intermediarios ante los españoles. La presión tributaria recaía en los caciques, esto fue muy agobiante al inicio de la conquista. La exigencia tributaria se flexibiliza a partir de la década de los 50 y 60, mediante las retasas y tasas. Se reduce significativamente la tribulación global a cada una de las guarangas. Ejemplo: se eliminó el oro, se redujo a cuatro mil pesos la cantidad de plata, disminuyó el número de ovejas a entregar etc. (ver página 127 y 128). Los caciques podían reclamar derechos, muchas veces se le concedió. Para lograr una exitosa gestión económica, los caciques, además de ocuparse de la distribución y organización de la mano de obra de su guaranga, controlaba y administraban los bienes de la comunidad, un hecho que les facilitó enormemente su misión y que además les daba un inmenso poder. (p. 131) bienes de la comunidad: tierras agrarias no distribuidas, las aguas, los montes, los pastos de estas los miembros de las guarangas se beneficiaban colectivamente o individualmente. Al poder político y el prestigio social y religioso de los caciques se suma su poder económico (patrimonio privado, esta se incrementó más a partir de la conquista). Los caciques seguían manteniendo sus privilegios económicos prehispánicos, como el derecho a determinados bienes y servicios (recibían camaricos, disfrutaban de servicios personales, se beneficiaba de mitayos). A la vez podían ser, conjuntamente con su linaje dueños de tierras y animales. Muchos de ellos adquirieron propiedades a inicio de la conquista, ya sea individualmente o en sociedad con algún español. 3. El creciente poder de los curas. Al inicio de la invasión los frailes y curas, practicaron muchos abusos a los indios, por ejemplo: amancebamiento, servicios personales, cobros indebidos a los indios por supuestas faltas, cohecho con los caciques, trabajos abusivos para la edificación de la iglesia, etc. Los curas tenían la gran ventaja de defenderse mediante las leyes canónicas, o amparar o acogerse a la jurisprudencia católica más no a la civil. A la vez se apoyaba en toda una red de sustenten y funcionarios que le apoyaron en la catequización de la población dispersa andina. Específicamente eran: fiscales, alguaciles, alcalde de doctrina (mulatos, mestizos, yanaconas). Su base económica dependió de las donaciones, como la de Francisca Pizarro y Francisca Ximenez, o también la donación o bienes cedido voluntariamente por los indios. Los doctrinarios ocuparon el vacío dejado por los encomenderos y por la ausencia estatal en espacios locales, después de la guerra civil. [Caciques y doctrineros] ambas autoridades disponían de numerosos instrumentos para ejercer su poder: una red de gobierno, el control estadístico, tributario y de la fuerza de trabajo de la población, y, en la práctica, atribuciones judiciales y penales. (p. 143). Ante esta nueva estructura de poder implicada, la corona española tendrá que trabajar para despertarla. El corregimiento de Huaylas entre 1565-1570. 1. El corregimiento de Huaylas. Los corregimientos fueron introducidos a partir de la década de los 70. Los corregimientos mantienen el mismo patrón de las encomiendas, en otros términos es la continuación. El corregimiento de Huaylas estuvo integrada por 4 encomiendas (Recuay, Marca, Guaraz y Huaylas) y 12 guarangas. Los corregimientos fueron establecidas con la finalidad de un mayor control tributario efectivo y la presencia del poder imperial en las zonas locales. Yungay se convirtió en la capital del corregimiento. La ordenanza de Cuenca y del gobernador Vaca de Castro, sustentan los propósitos del sistema de corregimiento y a la vez pretendieron neutralizar el poder de los doctrineros y caciques. Sostenían que dentro de los corregimientos se debería crear los cabildos de indios. Según las ordenanzas de Vaca de Castro los caciques no serían nombrados como aliados de los cabildos de indios. Los corregidores tenían que nombrar dos alcaldes o más de los naturales en cada repartimiento, con competencia jurídica relacionados a los problemas entre indios. Según Cuenca, quienes tenía que ocupar los cargos de alcalde de indios, serían aquellos indios casados y cristianos. Los caciques queda inhabilitada en ejercer funciones de gobierno. […] los alcaldes de indios, a partir de ahora, no solo tendrán a su cargo la administración de justicia, sino asegurarle bien común de la población mediante el buen rendimiento recaudo y custodia de la comunidad, funciones desempeñadas hasta ese momento por los caciques. (p. 148) sin embargo, las autoridades españoles flexibilizaron esta imposición, toledanas algunas prerrogativas a los caciques, ya que estos tenían prestigio y autoridad moral, a la vez tenían legitimidad y aceptación en un buen sector de indígenas. Privilegios que mantuvieron los caciques: por el ejemplo el privilegio de ser nobleza, pero ahora debería ser regulada y ponderada. Seguía libre de cargas tributarias, recibir ciertos servicios de sus indios, se le prohibió a que realicen sus grandes banquetes o que fueran trasladados en amacas, se les restringió realizar tratos comerciales con los españoles o establecer determinados negocios (establecimiento de bebidas). También se le dio deberes: dar ejemplo de vida cristiana a sus indios (inculcar nuevos valores occidentales y cristianos). También tenían que ejercer el tutelado de sus indios, cuidado de su salud, evitando que sus indios salgan de su jurisdicción, deberían de vigilar los hábitos y costumbres de sus indios. Con estas reformas de los corregimientos, los caciques tuvieron responsabilidades cívicas específicas, pues se les convirtió en agentes fiscales del Estado, cuya misión sería cobrar tributos y la organización del trabajo de los indios (función que data desde la época inca) La asignación de estas función permitía no solo aprovechar la experiencia de los caciques, sino insertarlos en el aparato estatal como funcionarios públicos sujetos a la autoridad de sus superiores en el escalafón burocrático y con un salario (p. 149) Se limitó el poder de la iglesia, como por ejemplo erigir templos y monasterios. Fue desplazado de cuidar los hospitales y cobro de tributos para la construcción de templos. Se intentó prohibir que administren los bienes de los indios. También se buscó poner coto a las arbitrariedades, abusos de los frailes y curas. La reacción a estas primeras reformas, no se hizo esperar, vino desde los sectores de los caciques y doctrineros. Una de las decisiones más delicados fue el traspaso de funciones del cacique al alcalde de indios. Los caciques se quejaban, que cuyas medidas agredan sus derechos como señores naturales, a su prestigio y poder que les correspondía. Buscaron preservar su patrimonio ante la voracidad de los españoles, su claro se centraron en recuperar las tierras y ganados del Inca y el Sol. La reacción de los Commented [rcmd1]: Debe de decir, pues claro. sacerdotes fue unánime, pues empezaron a entorpecer la labor de los Commented [rcmd2R1]: corregidores, negándole el registro de bautizo y matrimonio, la cual era Commented [rcmd3R1]: imprescindible para el empadronamiento de los indios. Dos reformas (años: 40 y 60). La primera -de fuerte inspiración lascasiana- tenía como fin debilitar el poder económico de los encomenderos y para aplicarla la corona se apoyó en una alianza con la iglesia, particularmente con los frailes dominicos, y con las élites indígenas locales, mientras que la segunda -con una fuerte carga secularizadora y regalista- tuvo como objetivo desalojar del poder local a los caciques y a los curas, para lo cual se sirvió fundamentalmente de los funcionarios reales (p. 156). Capítulo 4: las reducciones y las guarangas (1570-1580) El proyecto político de Toledo y las audiencias locales: Francisco de Toledo, los que hizo fue profundizar lo que ya se venía introducción en los andes, el sistema de corregimientos, que a la vez consistía en la imposición de autoridades judiciales y de gobiernos alternativos que desplazarán a los caciques y curas. Su papel político fue mantener a los corregimientos, a los alcaldes de indios y a los caciques. En su plan, plasmó en las ordenanzas, caciques y clérigos fueron desalojados del gobierno y de cualquier posibilidad de ejercer justicia, funciones que asumiría el Cabildo. […] logró matar dos pájaros de un solo tiro al implantar un muy secularizadora de cabildos indígenas que no solo asumiría cualquier obligación judicial y de gobierno en cualquier ámbito indígena, sino que, inspirándose en el modelo secularizadora de Cuenca, otorgaría jurisdicción a los alcaldes de indios, tanto para ejercer justicia en las causas civiles y criminales de primera instancia, como en aquellos delitos situados hasta el momento en la jurisdicción eclesiástica, como las causas de idolatría, la comunicación ilícita, el amancebamiento, la poligamia, el incesto, etc. (p. 159) Para el buen funcionamiento de su reforma, Toledo realizó una tasación general y reducción general de los indios a pueblos. La tasación general y la reorganización de las finanzas públicas: monitorización del tributo indígena y la organización del tributo a gran escala. La corona española centralizó el tributo indígena mediante la caja comunidad, la cual era fiscalizado y controlado por un representante real. Acá ingresaba el total de tributos cobrados. De esta caja el corregidor, sacaba para pagar al encomendero, la tasa de su encomienda; al cura, su sínodo; al cacique, su salario; de ese modo todos fueron convertidos en pensionistas del estado colonizador. Lo restante era destinada para gastos religioso, sanitario, etc. De ese modo los corregidores tomaron las riendas de la economía pública en el ámbito local. El virrey Toledo, al final no aplicó un sistema universal de tributación sino particular, la cual consistió que se tenía que tomar en cuenta la particularidad poblacional de cada encomienda, a la vez de las guarangas. Para ello, las autoridades coloniales mantuvieron intacta la estructura y organización de guarangas. La reforma fiscal y el control político. Caja de comunidad: controlada por el corregidor, existía en cada corregimiento, se depositaba todos los fondos públicos (ingresos y egresos). La reforma de Toledo, se caracterizó por su espíritu regalista y secularizador, mediante él, la corona recuperó su poder civil del monarca. Luchó principalmente contra los curas dominicos, fue antilascasiana. Las reducciones en Huaylas Reducciones y reducidores. El objetivo central de las reducciones fue incorporar a los indios a la administración colonial y a la economía mercantil. Zonas urbanas. Los caciques participaron, junto con los corregidores, encomenderos y curas en el diseño de la reducción, bajo amenaza de perder el título de cacique. Los caciques tenían la obligación de convencer a su población, dirigieron la acción. Los caciques de guaranga, resultaron sumamente importante en el diseño de territorio, planificaron la reducción, eligieron el lugar, cantidad de reducciones, su información fue imprescindible. Características generales de las reducciones en Huaylas: se establecieron cuatro reducciones (Huaylas, Recuay, Huaraz, Marca). [La reducción es definida o hace referencia…] a la entidad corporativa colonial pronto del proceso de reducciones de la población de una o varias guarangas y sus respectivas pachacas en un asentamientos concentrado o en varios (constituyendo en ese caso una jerárquica red cívico-religioso de localidades) Unidos por un gobierno común: el Cabildo indígenas y una caja de comunidad o tesorería común. (p. 176). En conclusión las reducciones estuvieron constituidos por varias reducciones o asentamientos urbanos de diversos tamaños y jerárquicas. Cada reducción era gobernada por un cabildo, con varios funcionarios públicos, elegidos anualmente. En Huaylas, se establecieron 4 reducciones. La reducción de Huaraz se centralizo en una sola zona urbana, mientras en las otras tres, cada una de ellas fue agrupada en varias zonas urbanas. Pero las cuatro tuvieron un solo centro administrativo desde la cual se ejercía la administración. Eso era la cabecera, en la cual se fijaba la residencia de corregido, alcalde del Cabildo, la iglesia principal y la caja comunal. Desde de ese centro se organizaba las tareas tributarias, las metas laborales y el reparto anual. El diseño político-territorial de las reducciones de Huaylas y su ordenamiento cívico-religioso. 1. La reducción de Guaraz. 2. Reducción de la guaranga de Marca o Collana. Fue reducido en los asentamientos de San Lorenzo de Marca y Santa María de Ichoca. Eclesiástico y civil respectivamente. 3. Reducción de Recuay. Estuvo compuesto por tres guarangas que controlaban un amplio territorio. Pertenecían al área denominada Las Vertientes, occidente de la cordillera Negra. Revisar documentos de visitador Diego de Alvarez. La población de la Guaranga Ichochonta fueron agrupados en los siguientes centro urbanos: San Idelfonso de Recuay; San Juan de Pararín (250 tributarios), Cochapetin, Cotaparaco, Tapacocha, Llacllin y Maravia. De esta Recuay fue la de mayor jerarquía, de tal modo fue elegido la cabeza civil y eclesiástica de la reducción. Paralela a la reducciones se establecieron las parroquias, correspondiéndole a la guaranga de Ichochonta tres parroquias: Recuay, con su anexo Aija; Pararín, con sus anexos Llacllin y Maravia; y Cotaparaco, con sus anexos de Cochapetin y Tapacocha. La población de la Guaranga Allaucapomas se agruparon en los siguientes asentamientos urbanos: Sucha -se le dio la categoría de Parroquia-, Aija -pasó a depender eclesiásticamente a la parroquia de Recuay-, Pampas. Por último la guaranga de Ichocpomas se le agrupó en los siguientes asentamientos urbanos: Pira, Caxamarquilla y Pampas. Nota: Pampas se convirtió en un asentamiento mixto, por albergar a los pobladores de Allaucapomas e Ichocpomas. 4. Reducción de la reducción de Huaylas. Estuvo constituido por seis guarangas. La cabecera civil y eclesiástica fue el centro urbano de Yungay. Los otros centros urbanos fueron: Carhuaz, Caraz, Huaylas y Macate. 5. Nota: cada uno de las cabezas de las reducciones pertenecían a una cabeza de corregimiento, desde la cual el corregidor ejercía funciones de gobierno, judiciales y administrativa. La ubicación del edificio eclesiástica en la plaza central del nuevo asentamiento, junto a la casa del Cabildo, muestra su importancia y profundidad imbricación cívico-religioso ene le diseño político-territorial toledano. Esta imbricación se manifestó también en la asociación del nombre de la reducción, generalmente uno prehispánico, al de un santo. Era obligatorio asistir a la doctrina, ya que era un elemento cívico fundamental. Cambios en el patrón de asentamiento: concentración y urbanización. Antes de la llegada de los españoles la población de los andes vivían dispersos, organizadas en peños asentamientos, cada una de ellas estaban constituidas por pequeños grupo de familias, sus casas estaban próximos a sus tierras de cultivos, cada una de ellas no sobre pasaba las 40 familias, cada uno de estos asentamientos estaban ligados entre sí mediante un cacique de Pachacas. Los miembros de cada uno de los asentamientos, obedecía órdenes del cacique, quién a la vez les cobraba los tributos. La guaranga de Recuay, estuvo constituido aproximadamente por 102 asentamientos, fueron reducidos a 11 asentamientos urbanos. Con las reformas toledanas, se da una mayor concentración de la población. Este proceso de reducciones género incertidumbre en los andinos, perder sus tierras de cultivo, ante ello los colonizadores flexibilizaron y aceptaron que los andino pudieran tener tierra de cultivo dentro de las una legua del asentamiento concentrado. Ante esta concentración los caciques intercedieron, para no perder sus dominios, probablemente estos fueron oídos, por tal razón la reducción de Recuay mantuvo una población casi dispersa. Ejemplo: la guaranga de Ichochonta consiguió retener tierras lejanas en zona Yunga, en la localidad de Maravia. Guaraz no solo se pobló con indios pertenecientes a las dos guarangas de Ichoc y Allauca Guaraz, sino también con indios Mitimaes, como los yauyos que quedaron incorporados a la guaranga de Ichoc, y los Mitimaes de Allauca Guaraz, que poblaron una zona Yunga en Matacoto. (p. 205). Toda esta población fueron integraron a una sola parroquia de San Sebastián de Guaraz. Las guarangas dentro de las reducciones. En cada uno de las reducciones se reconoció a los caciques. El pleito por los cacicazgos eran muy frecuente. Capítulo 5. Las guarangas tras la reforma (I). Los efectos de la implantación de las reducciones en el sistema de poder local (1580-1590) La década de los corregidores (1580-1590). Resumen: si la década de Los 30-50 fue de la supremacía de los encomenderos y Caciques en el ámbito local; los años 50-70, fueron el predominio de los curas y caciques; y los años 80 fue de los corregidores. Los corregidores eran los administradores del tributo, en la práctica controlaba la caja comunal. Los cobradores de tributos. Los caciques gobernadores fueron los recaudadores de tributos, tuvieron el apoyo de los caciques de piscapachaca y pachaca. Maravia, habría sido una pachaca, su cacique Domingo presentó quejas, sentenciado que el corregidor no entrega fondos para la construcción de las puertas de la iglesia dentro de su jurisdicción (ver la cita de la página 224). Cuando se pedía fondos para la construcción de las iglesias locales, se generaba muchas trabas burocráticas, ya que el pedido tenía que pasar por el corregido y luego por la Real Audiencia; en cambio para la construcción de la catedral de Lima, para los seminarios, el hospital de Santa Ana, no hubo ninguna restricción, de la partida económica. También existía quejas de las carencias de medicinas, el cacique de Maravia, denunciaba que en sus asentamientos faltaban camas, medicinas para curar y atender a los indios enfermos. La resquebrajada autoridad de los curas. Los doctrineros fueron convertidos en funcionarios del estado colonizador. El corregidor descontaba a los curas y doctrineros de las faltas o ausencias en sus doctrinas o sus deudas que contrajeron con los indios. Capítulo 6. Las guarangas tras la reforma (II). Las reacciones a la reforma (1580-1610) La reacción de los caciques y curas a la reforma. 1. Las armas de los caciques. Dentro de sus guarangas, aun los caciques mantuvieron enorme poder. Está claro, que ellos, también los caciques de piscapachaca y pachaca seguían siendo propietarios de tierras y ganados y seguían aprovecho mano de obra de sus indígenas para sus empresas agrarias. También estos, tomaban decisiones sobre las tierras comunales, en teoría no las podían vender, pero en la práctica lo hacían. La importancia de los caciques esta que tienen conocimiento de la información demográfica. Se los acusaba de manipular el padrón poblacional. Muchas veces los caciques inflaban la cantidad de tributos a cobrar, estas pudieran ser el tributo indígena o los derrames. Tuvieron como un gran aliado a los curas o doctrinas. 2. La batalla por las rentas eclesiástica: la intervención de la iglesia y su alianza con los caciques. 3. La restauración de patrimonio comunal. [el] patrimonio asignado a la iglesia, hospitales y cofradías provenía siempre de los recursos comunitarias controlados por los indios y se realizaba mediante diferentes modalidades, entre ellas, la asignación de tierras por parte de los caciques, las compras, el traspaso de bienes comunitarios civiles a los eclesiásticos y las donaciones (p. 278) Uno de los problemas más recurrentes de esta administración conjunta era la apropiación indebida de patrimonio de iglesia y hospitales por parte de los curas. Por ejemplo, el padre Pedro López de Figueroa, cura de Pararín, una localidad poblada por habitantes pertenecientes a la guaranga de Ichochonta y sede parroquia, fue acusado en 1592 por su sucesor, el padre Juan Juárez de Toledo, de apropiarse de “cantidad de plata y ganado que no se le había entregado como beneficiado y mayordomo de la doctrina” y de “no haber dado cuenta de ello”. Al parecer, se trataba de quinientos pesos ensayados que se negó a entregar “diciendo que de allí precisa para lo que debiere dilatándolo muchos días sin hacer la dicha paga” y por ello se le encarceló. (p. 280) Hacia 1611 el patrimonio de la iglesia de Pararín era bastante grande, al punto que los mayordomos encargados de sus bienes y ovejas de Castilla, don Juan Martín, cacique y gobernador del dicho pueblo, y don Juan Casavilca, indio principal del mismo, junto con un compañero llamado don Juan Cochachin, a quienes pagaban sus tributos “por ser tributarios y acudir a hacer el dicho oficio de administrador”, había entregado una suma muy importante de dinero a Juan de la Presta, un mercader, “a quien le había dado para llevar a la ciudad de México y en ella comprar para la iglesia desde pueblo dos imágenes de bulto de San Juan y Nuestra Señora de Candelaria […] quien no les cumplió pues no llegó a traer las imágenes” (p. 280) Nota: durante el siglo XVII, el conflicto entre curas y cacique se fueron agudizando por el control del patrimonio. Los caciques buscaron sus autonomías, pues está en disputa los fondos de fábrica y hospitales. La proliferación de los caciques de “pueblo”. La centralización y el control de las tesorerías locales por parte de los corregidores, si bien habían constituido una piedra angular del sistema, se convirtieron en su principal talón de Aquiles, pues condujeron a caciques y curas a una situación de asfixia económica insostenible, que provocó una reacción conjunta de ambos, apoyados decididamente y con todo su poder por el obispo Mogrovejo y la iglesia. La recuperación en un plano local de las finanzas públicas dentro del ámbito jurisdiccional religioso, y el afianzamiento y la autoidentificación creciente de las localidades que componían una reducción, reflejado en la generalización de los “caciques de pueblo”, hicieron el resto. (p. 294) Nota: los caciques de pueblos empezaron a proliferar producto de la imposición de la reducción. Al interior de las reducciones, las distintas localidades empezaron a fortalecer sus identidades. Elemento que ayudó a fortalecer la identidad de estos nuevos pueblos, fue lo religioso y sus festividades. Hubo una mayor red de descentralización parroquial que lo civil. […] el afianzamiento de estas localidades procuro novedosas necesidades de representación y actuación político-administrativo. Dentro de cada localidad se hizo cada vez más la elección de mediadores que pudieran hacerse cargo de los problemas específicos que afectarán a la localidad y que la representaran, tanto en el gobierno de cabecera, como en múltiples asuntos formales burocráticos y legales e informales. Fue entonces que empezó a proliferar en los diferentes asentamientos de las reducciones un gran número de caciques que, significativamente, empezaron a ser denominados en la documentación o ello mismo lo hacían como “caciques de sus pueblos”, y no caciques de guaranga, piscapachaca o pachaca. (p. 290) La corona término reconociendo legalmente esta situación y la institucionalizó en 1618 al legislar que “cada pueblo indio debía tener un alcalde elegido de su propia población, y en los pueblos de ochenta o más casas, dos alcaldes y dos regidores”. A partir de ese momento, pequeñas localidades de la reducción de Recuay, como Maravia, Llacllin o Cotaparaco, logran tener su propio gobierno, […] Llacllin, gobernaban sobre pequeñas porciones de población de un ayllus o una pachaca […] (p. 298).