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El aprendizaje vicario desde el paradigma operante

Desde del condicionamiento operante, si el resultado de la acción es positivo para quien la efectúa
decimos que ha obtenido un refuerzo. Si observamos que un comportamiento ajeno es reforzado,
la probabilidad de que ejecutemos esa conducta aumenta: un niño que ve a su padre dar un
refresco a su hermana sólo después de que lo pida por favor probablemente la imite.

En cambio, cuando la conducta va seguida por un estímulo aversivo o por la retirada de un


estímulo reforzante aprenderemos que no debemos realizarla. En estos casos hablamos de
“castigo”, que se define como una consecuencia de una conducta que reduce la probabilidad de
que la volvamos a llevar a cabo.

El refuerzo y el castigo no son siempre materiales: el refuerzo en ocasiones es social, pudiendo


consistir en una sonrisa o en un elogio, y en otras se identifica simplemente con la desaparición de
una emoción desagradable; una profesora puede castigar a sus alumnos con malas notas,
comentarios negativos y de muchos otros modos.

Fases del condicionamiento vicario

El psicólogo Albert Bandura describió cuatro procesos necesarios para que el aprendizaje vicario u
observacional, que pueden ser entendidos también como las fases a través de las cuales se
produce este tipo de condicionamiento.

1. Atención

El primer paso en la adquisición de una respuesta mediante la observación es la focalización de la


atención en el modelo, es decir, en la persona (o ser vivo) que la ejecuta originalmente. Aspectos
como las expectativas del observador y la relevancia que tenga la situación de aprendizaje para
éste influyen de forma determinante en el proceso de atención.

2. Retención

La retención se refiere a la capacidad del observador de imitar la conducta una vez la ha


observado sin necesidad de que el modelo se encuentre presente. Para ello es necesario que la
persona que aprende pueda codificar la información mediante palabras o imágenes y repetirla,
bien en la imaginación o de forma observable.

3. Reproducción

Una vez se ha aprendido la respuesta, ésta puede ser ser ejecutada por el observador sólo si
dispone de las habilidades requeridas para ello. Este proceso consta de cuatro subfases: la
generación de un esquema de actuación, la realización de la conducta, la comparación entre la
expectativa y la actuación real y finalmente la modificación mediante ajustes correctivos.
4. Motivación

La probabilidad de ejecución de la conducta no depende sólo de que el sujeto la haya aprendido


correctamente, sino también de que tenga los incentivos suficientes como para que se sienta
impelido a llevarla a cabo. En este sentido cabe destacar el papel fundamental del refuerzo en la
motivación para imitar las conductas de otras personas.

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