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La semana pasada, en una intensa platica con unas pequeñas amigas, pude
darme cuenta de que muchas mujeres piensan que han venido al mundo para que
un hombre las maltrate físicamente o psicológicamente, al menos una vez en su
vida, que es el destino. Y si querida lectora, ese pensamiento fue de una chica de
19 años, lo llamo “pegarse”, un término muy común entre los jóvenes de ahora.
Pero no mi joven lectora, en la vida te vas a encontrar con tantas personas que te
harán felices, personas que te van a herir, personas que te lastimarán, otras que
te ayudarán, personas a las que tú tengas que ayudar, personas que solo veas
una vez en tu vida o personas que siempre van a estar a tu lado.
Porque en cada movimiento que hagas, abra una enseñanza. Y en cada episodio
debes recordar: Que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Llamar destino a que una mujer sufra por alguien que la lastimo, es absurdo.
Puedes llamar destino a que a una mujer la traicionen, la engañen, la maltraten, la
humillen en cualquier momento y cualquier persona, pero no es destino ni está
escrito que una mujer “sufra”.
Y esta vez no vamos a hablar de grandes señales, las que todas conocemos. Un
mujer con lexemas, hinchada declarando en una fiscalía, una mujer traumada,
llamada puta, perra y dichosas palabras que muy a menudo se pronuncian; vamos
a hablar de las pequeñas señales que te llevan a estos episodios.
¿Tu pareja tiene tu contraseña de Facebook, Twitter, Instragram? ¿Tu pareja revisa tu
whatsapp? ¿Y si tratas de defender tu privacidad se molesta e insinúa que lo engañas?
Y ¿tú también la revisas, por que sientes la necesidad o por que como él lo hace tú
también lo haces? ¿Revisa todas las aplicaciones donde puedes guardar algo que lo
haga dudar de tu moralidad? Porque es así, él duda de tu moralidad como mujer, al
pensar que puedas tener algo donde pudiste hacer algo con poco pudor. El no confía
en ti, en tus valores. Él te trata, como una mujer fácil porque solo las mujeres fáciles
son las que a la primera oportunidad se van con un hombre ajeno. Suena duro, son
palabras fuertes pero ciertas. Y ¿sabes porque duda? porque él no confía en el mismo,
porque sus pensamientos son algo que él hace o haría. Alguien seguro de sí, está
seguro de su pareja y de todas las personas que lo rodean.
Tiene derecho a tener amigos, tiene derechos a salir un rato a divertirse, a guardar
secretos, a no compartir sus contraseñas, a salir solos, a escoger a sus propias
amistades, a decidir que le conviene y qué o quién no. Respeta eso, no eres
dueño, ni dueña de nadie, por muy padre/ madre, esposo/a, novio/a, amigo/a, jefe,
no tienes derecho en la privacidad de nadie.
Y así como esas, muchas más. ¿Te reíste con alguna? Porque es así como tratan
de entrar, como una broma pero con un mensaje claro: NO TE VISTAS COMO UNA
CUALQUERA.
Y lee esto mujer, nadie y debo decir NADIE, ni siquiera tus padres pueden
cuestionar tu forma de vestir. Eres mujer, si Dios te dio atributos muéstralos, no has
nacido para esconderte tras trajes enormes que no te gustan y si te gustan
USALOS! Y que nadie lo cuestione, directa o indirectamente.
Una vez más puedo darme cuenta que la enemiga de una mujer es otra mujer.
Siempre he escuchado y tendría que aceptar que alguna vez lo hice, que una
mujer hable tan mal de otra mujer, cuando la ve usar algún tipo de ropa que a su
opinión es extravagante. Y no nos damos cuentas que somos nosotras la que
entramos también a ese juego, de llamarnos como mujeres vanas, fáciles.
Cuántas veces ha salido en las noticias que violaron a una mujer, o que el 82%
de mujeres sufre acoso sexual y la única respuesta o argumento que
escuchamos es: ELLA TIENE LA CULPA POR VESTIRSE ASI. Que pasa con el
pensamiento humano, se les acabaron las neuronas acaso, decir eso es como
ver una noticia de las personas que son asaltadas y pensar ellos tienen la culpa
porque se compran tanto lujo, es estúpido, es una gran bestialidad; si tienes
como lucir tus riquezas ¡hazlo! cómprate lo más oneroso, si eres mujer y te gusta
lucir tus riquezas ¡hazlo también!.
CELOS
Hace mucho ya, conocí a una pareja de chicos. Un linda chica, tierna y hermosa
físicamente y un hombre fuerte, simpático y agradable; para muchos de los que los
rodeaban eran una pareja perfecta, los halagaban pidiéndoles consejos y tips para
llegar a ser como ellos. Poco a poco, fui entendiendo su manera de amar, los dos
estudiaban en la misma universidad pero distintas carreras, trataban de dar todo de
sí para coincidir la mayoría de veces y al menos verse unos minutos.
Empezaron a tener una relación sexualmente activa, algo común. Pero de repente
sus pensamientos cambiaron. El ya no esperaba que ella saliera de clases y
encontrarse en el lugar de siempre, él la iba a ver a su salón. Lo sé, pero ¿que tiene
de raro? Créanme, él no lo hacía para ahorrarle el tiempo de salir e ir a donde antes
se juntaban, él solo quería ver que personas lo rodeaban, que posibilidades habrían
de que ella pudiera engañarla, porque él sabía que ella ya había perdido inocencia y
lo que hacía con él podría hacerlo con otros.
Él le prohibió tener amigos, solo amigas. Porque los hombres solo piensan en sexo.
En pocas palabras, él era dueño de ella, no la quería, era solo su objeto; un objeto
que tomas posición y lo cambias a tu gusto, un objeto que puedes desarmar y volver
a armar, algo que manipulas a tu antojo.
El buscaba a otras chicas porque pensaba que sí pudo con una, podrá con otras.
Mi madre solía decirme, HOMBRE CELOSO NO SIRVE y es cierto,