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Políticas Culturales desde una mirada territorial:

descentralización, desconcentración y regionalización.

Ricardo Klein1
Universitat de Barcelona
rklein@fcs.edu.uy

La presente ponencia nace de la Tesis de Maestría en Trabajo Social realizada en Uruguay


(Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR), finalizada en el año 2011. La misma busca
aproximarse al análisis del proceso de institucionalización de las Políticas Culturales (PPCC) en
el primer gobierno de izquierda en el Uruguay (2004-2009). En este sentido, se busca discutir la
construcción de PPCC en el ámbito local como eje de desconcentración y descentralización de la
política cultural, promocionada desde la administración pública. Uno de los objetivos propuestos
de esta presentación es ejemplificar en un caso latinoamericano los procesos y relaciones
existentes entre el territorio, el desarrollo de PPCC y el papel del sector público.

Se estableció como dominio empírico de análisis los discursos provenientes de los mandos
altos y medios de la Dirección Nacional de Cultura (Ministerio de Educación y Cultura),
principal esfera pública-institucional en el desarrollo e implementación de PPCC nacionales. Se
realizaron las siguientes entrevistas: i) mandos altos: Director y equipo de dirección de la
Dirección Nacional de Cultura (DNC) y ii) mandos medios: Directores y Coordinadores de
Áreas, Departamentos, Programas o Fondos Concursables de la DNC. El criterio principal fue
considerar a los componentes institucionales de la DNC que se ligaran directamente con la
gestión, implementación y desarrollo de las PPCC hasta el año 2009.

Como principales resultados y conclusiones se destaca el alto desarrollo alcanzado por la


DNC en concepto de ciudadanía cultural y aplicación de los derechos culturales, promocionando
en todo el territorio nacional el derecho al consumo y producción cultural y el acceso, uso y
disfrute de bienes y servicios culturales. Del mismo modo, se destaca la descentralización,
alcance y expansión territorial de las políticas públicas en cultura a pesar que muchas de estas
tienen su base en Montevideo, capital del país. Históricamente, Montevideo ha centralizado las
PPCC, generando una destacada inequidad en esta materia.

                                                                                                               
1
Sociólogo, Magister en Trabajo Social. Candidato PhD Doctorado en Gestión dela Cultura y el Patrimonio
(Universitat de Barcelona). Miembro del Centre d' Estudis sobre Cultura, Política i Sociedad (CECUPS - UB).
Docente e Investigador de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de la República, Uruguay). Miembro del
Comité de Investigación RC37 Sociología of Arts (International Sociological Association, ISA).

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Asimismo, Uruguay va tendiendo a un proceso de regionalización cultural interna,
descentralizando las oportunidades de acceso, consumo y producción con respecto a Montevideo.
Este reconocimiento llevará a la hora del diseño de las PPCC cierta sensibilidad a la diversidad
cultural y al multiculturalismo de las regiones. De esta manera, el diálogo entre la DNC y la
sociedad civil se fortalece, abriendo posibilidades en la construcción de PPCC conjuntas,
partiendo de las características propias que presenta el territorio y de quienes habitan en él.

Por otra parte, la democratización de oportunidades al acceso a bienes y servicios culturales,


o al consumo y producción cultural, no garantiza que esto resulte en la práctica. En este sentido,
tener oportunidad de consumo no implica el consumo real, así como tampoco acceder a un
servicio cultural. Desde esta mirada, la DNC se posiciona excesivamente sobre los fines que
persiguen algunas PPCC -por ejemplo las políticas descentralizadas- pero desde los discursos no
se mencionan los medios para llegar a ellas. Es decir, la DNC genera plataformas,
infraestructuras, pero no herramientas para hacer uso de las mismas, quedando en las propias
decisiones individuales y/o colectivas de la ciudadanía el llegar a las mismas.

PALABRAS CLAVES: Políticas Culturales, territorio, descentralización, desconcentración, regionalización, Uruguay.

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1.1. Algunos datos sobre Uruguay.
Uruguay se ubica en la parte oriental del Cono Sur, limita geográficamente con Argentina y
Brasil como países vecinos. Se trata del segundo país más pequeño en territorio de América del
Sur, a excepción de Surinam.

El país se divide en 19 Departamentos con dos órganos centrales que estructuran su


organización política-institucional: el Intendente Municipal y la Junta Departamental.

Según el último censo nacional de población realizado -en 2011- Uruguay cuenta con una
población de 3.286.314 de habitantes en todo su territorio, del cual más de la mitad vive en su
capital Montevideo y en el área metropolitana que lo circunda. El 95% de su población es
considerada población urbana y apenas un 5% habita en zonas rurales.

Extraído de: upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/09/Departments_of_Uruguay_%28map%29.png

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1.2. Proceso de institucionalización: legislación cultural en Uruguay.
Hace más de cuarenta años (enero de 1970) se aprueba la Ley donde el Ministerio de
Cultura pasa a denominarse Ministerio de Educación y Cultura (MEC), y se establece su
funcionamiento en calidad de tal.

Más recientemente, a mediados de 2007, se aprueba la Ley de Creación de la Dirección


Nacional de Cultura en el MEC, dando marco legal y autonomía al órgano institucional principal
-a nivel nacional- en materia de gestión, desarrollo e implementación de políticas públicas en
Cultura.

Por otra parte, se considera el periodo 2005 - 2009 como de inflexión para le país en materia
de legislación cultural. Entre otros avances, se aprueban incentivos para la promoción de
proyectos de Fomento Artístico Cultural, creando un Registro de Proyectos.

De la misma manera, se crea el “Fondo Concursable para la Cultura” con destino al


financiamiento de Proyectos de Fomento Artístico Cultural de impacto en todo el territorio
nacional, así como el “Fondo para la Recuperación y Construcción de Infraestructura para el
Desarrollo de Actividades Artísticas y Culturales en el Interior del País”.

Durante el año 2006, se aprueba el Proyecto de funcionamiento “Desarrollo del Uruguay


Cultural y las Industrias Creativas”, fondos por ley para la Creación del Departamento de
Industrias Creativas - DICREA.

En mayo de 2008 se aprueba la Ley de Creación del Instituto del Cine y el Audiovisual
(ICAU) y en octubre del mismo año la Ley de protección social de los artistas y oficios conexos.

Asimismo, acompañando este proceso, a lo largo del periodo ha habido una evolución
constante y positiva en cuanto presupuesto general se refiere. A saber:
• año 2006: $16.724.411
• año 2007: $39.832.000
• año 2008: $57:251.120
• año 2009: $160:340.647 (35.573.228 son aportes de terceros ejecutados por la Dirección
Nacional de Cultura mediante acuerdos y convenios internacionales)

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Nota: presupuesto en Pesos Uruguayos: 24 pesos uruguayos = 1 dólar para el año 2006.

1.3.Uruguay, Estado y PPCC: preocupaciones iniciales.


La Dirección Nacional de Cultura (MEC) priorizó líneas prioritarias de acción, entre ellas:
• Intensificación de la relación de los ciudadanos con los bienes y servicios culturales.
• Promoción de la democratización del acceso y la producción de los bienes culturales y
artísticos.
• Promoción del desarrollo de las industrias culturales
• Fortalecimiento Institucional, Nueva Institucionalidad de la Cultura, Descentralización y
Participación Ciudadana.

Es así pues, que para el Estado uruguayo la generación de políticas públicas culturales es
central como factor estratégico para el desarrollo del país. La UNESCO plantea que “cada Estado
debe, respetando sus obligaciones internacionales, definir su política cultural y aplicarla,
utilizando para ello los medios de acción que juzgue más adecuados, ya se trate de apoyos
concretos o de marcos reglamentarios adecuados” (UNESCO, 2001: art. 9). En esta misma línea,
entran en consideración los derechos culturales individuales y colectivos (Symonides: s/d):

En este sentido, desde el Estado uruguayo, se han tomado iniciativas de carácter público
para el fortalecimiento de la democratización a todo el territorio nacional del acceso a la cultura.
El propósito fue el de “ampliar el territorio que la cultura tiene al día de hoy en la sociedad
uruguaya y dentro de las prioridades de gobierno, para ubicarla como elemento constitutivo de
la estrategia de Desarrollo del Uruguay” (MEC: 2008).

Las preocupaciones político-institucionales, de la DNC, giran en torno a ejes como los


siguientes:
§ Cultura y Desarrollo económico.
§ Cultura y Desarrollo Social.
§ El diseño institucional de la cultura ante la Reforma del Estado.
§ Las Industrias Creativas en el marco de la política de Industria nacional.

En lo que respecta al eje Cultura y Desarrollo Social se afirma que:


“viene a representar (…) una de las alianzas necesarias para aportar al desarrollo social del
Uruguay en el entendido de incluir dentro de las políticas de promoción y contribución al
enriquecimiento de la ciudadanía, para el logro del acceso y promoción de los derechos culturales y

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su potencialidad para enriquecer la vida de las y los uruguayos. (…). Así se puede incluir dentro de
esta conferencia la vinculación de la cultura a las políticas que apuntan a garantizar la igualdad de
oportunidades y derechos de sectores que se encuentran privados por diferentes motivos al ejercicio
pleno de sus derechos” (MEC: 2008).

Asimismo, la Cooperación Internacional apoyó y también fue protagonista en este enclave


histórico. En Uruguay, desde inicios del año 2009, se desarrolló el Programa Conjunto (PC)
“Fortalecimiento de las Industrias Culturales y mejora de accesibilidad a los bienes y servicios
culturales de Uruguay” (fondos PNUD ESPAÑA para el logro de los Objetivos del Milenio), con
la participación de varias Agencias Internacionales (PNUD, UNFPA, UNIFEM, UNESCO y
ONUDI). Este Programa tiene como objetivo la promoción de las expresiones culturales y el
desarrollo de las industrias culturales. Desde el PC se entendió que el
“acceso a la cultura y, más aún, la marginación de importantes grupos de la población del disfrute
de los bienes y servicios culturales no sólo representa un obstáculo para el desarrollo individual de
las personas y de la sociedad uruguaya como colectivo, sino también un factor que afecta la calidad
democrática y el desarrollo de la ciudadanía” (PNUD; 2008:4).

De la misma manera, otra preocupación estatal fue el fortalecimiento y ampliación de


posibilidades culturales de sectores menos favorecidos a nivel territorial, por ejemplo, por medio
de la democratización del acceso a bienes y servicios culturales. En Uruguay, se desarrolló el
programa Cultura e Inclusión Social. El mismo “apunta a promover la cultura como herramienta
de inclusión social, democratizando el acceso a los bienes y servicios culturales, fomentando la
creación y la circulación del arte mediante proyectos de formación cultural dirigidos
especialmente a niños y jóvenes” (MEC: junio 2008).

2. PPCC y territorio: desconcentración, descentralización, democratización.


El territorio es un elemento clave, real y necesario hacia el desarrollo e institucionalidad de
PPCC estatales. En el mismo es donde se materializa y expresa la relación entre espacio físico y
sus habitantes. Se entiende el territorio como espacio expresivo de la vida cotidiana de quienes
habitan en él. En este sentido, no sólo se reconoce como un espacio físico determinado, sino que
involucra los componentes objetivos y subjetivos de los individuos que forman parte de dicho
territorio, y que desarrollan su participación en espacios locales con instituciones públicas,
privadas y/o de la sociedad civil. En este sentido, reconocer sus implicancias y sus características
significará dar reconocimiento a las necesidades y demandas de los individuos que de ese
territorio surja.

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Desde la construcción de PPCC, Rey (2010) sostiene que las políticas territoriales “son
aquellas que responden a realidades, procesos y requerimientos de territorios específicos,
generalmente de regiones culturales, en las que se concretan las políticas sectoriales,
apropiadas regionalmente” (Rey, 2010:37). Se trata de políticas “que promueven tradiciones
locales conservan adherentes y pueden contribuir a sostener los perfiles históricos que
distinguen a los habitantes de una ciudad” (García Canclini, 1995:90).

Desde este punto, las PPCC deben establecer líneas de comunicación a distintos niveles, en
este sentido generar diálogos en la comunidad local, así como entre las regiones territoriales y el
territorio nacional, entre el territorio nacional con el internacional. Pero también, las PPCC
“pueden facilitar el descubrimiento de campos emergentes de la cultura, la actualización o el
cambio en los rumbos trazados originalmente por las políticas y, sobre todo, la acción articulada
de las diferentes instituciones culturales, especialmente las públicas”. (Rey, 2010:38). En este
sentido se apunta a una política cultural flexible, concibiendo las características específicas de
cada territorio, entendiendo y escuchando todas las voces provenientes de la sociedad.

En términos generales, se habla de una política democrática, cuando puede asegurarse la


existencia y reproducción de una multiplicidad de circuitos culturales, y la participación en el
desarrollo del campo cultural de los distintos protagonistas que hacen parte del mismo. En lo que
refiere a las políticas democráticas especificas son aquellas que
“continuamente procuran impulsar los intereses expresivos de los diversos agentes y grupos, y que
buscan producir rearreglos institucionales que favorezcan esos intereses pero que, a la vez, eviten
la desaparición de las condiciones básicas que hacen posible el juego democrático en el terreno de
la cultura; o que cuando esas condiciones no existan, puedan surgir; o que permitan ampliarlas,
fortalecerlas o perfeccionarlas” (Brunner, 1987: 200).

Asimismo, surge la idea de la democratización de la cultura. Se habla de PPCC


democráticas estatales en el sentido de estar contempladas en la agenda del Estado, tomando en
cuenta las demandas y necesidades que van surgiendo desde el propio territorio, canalizadas por
sus poblaciones subyacentes, así como también desde distintos actores que forman parte del
desarrollo y producción del campo cultural.

Se considera la participación de la sociedad como un eje central al momento de la


construcción de las PPCC. De esta manera también se propicia la democratización cultural, “(...)

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entendida como el derecho de los ciudadanos a participar en la definición de la vida cultural de
sus comunidades (...)” (Bonet et al, 2004:15). Este planteo es por demás discutido, ya que
también está la posición argumental que sostiene que serían más efectivas las decisiones tomadas
a partir del conocimiento de expertos o instituciones especializadas en el campo cultural, y que
una apertura democrática a la multiplicidad de opiniones fácilmente podría recaer en actos de
ineficiencia o desorientación de los caminos que se toman. “Las políticas culturales cuentan con
liderazgos que suelen estar en el Estado, en sectores de la sociedad, en grupos de interés o en
otros centros de expresión y poder, pero finalmente tienen una incidencia en la ciudadanía en
temas tan cruciales como el pluralismo, la diversidad, las identidades, la interculturalidad o las
posibilidades de expresión y creación individual y grupal” (Rey, 2010:37).

Asimismo, se habla de desconcentrar el armado de las PPCC hacia centros de instituciones


estatales descentralizadas, ampliando su presencia a nivel territorial en lo que refiere a
participación ciudadana en la producción y acceso cultural. De la misma manera, se visualiza
cada vez con mayor presencia la especificidad del alcance de las PPCC territoriales en los planes
de cultura locales y planes de cultura a nivel nacional. Un ejemplo ilustrativo en Uruguay es el
actual Fondo Concursable de Cultura, donde se financian proyectos culturales según zonas
territoriales diferenciadas, y sobre todo saliendo de la hegemonía de los proyectos provenientes
de Montevideo, que -según fue constatado en evaluaciones realizadas en ediciones anteriores del
Concurso- hegemonizan los proyectos finalmente seleccionados.

2.1. Los Fondos Concursables para la Cultura.


En el Uruguay, así como sucede en la mayoría de sus servicios, es Montevideo quien
concentra gran parte de sus actividades. Es decir, dentro del país existen niveles muy desiguales
entre Montevideo y el resto de los departamentos en lo que refiere a oferta, consumo e
infraestructura cultural. Por ejemplo, desde el año 2006 viene implementando la Dirección
Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, el llamado a Fondos Concursables
para la Cultura. Estos Fondos buscan estimular:
“a) La desconcentración geográfica de la oferta de actividades culturales.
b) La atención de aquellas áreas de la cultura que no financian otros fondos y que necesitan
respaldo de fondos públicos para su existencia.
c) La profesionalización de la gestión cultural de personas e instituciones” (MEC: 2009).

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Complementando lo anterior, en el llamado 2009 a dichos Fondos se estableció, como
objetivo principal, “contribuir a la democratización de la cultura, mejorando las oportunidades
de acceso a los bienes y servicios culturales de aquellos sectores de la población con menos
posibilidades” (MEC: 2009).

Para establecer las distintas realidades, en cuanto infraestructura cultural, se partió de un


diagnóstico hecho en el Uruguay, especialmente para el llamado a Fondos del año 2006,
“considerando que las necesidades de producción, promoción y distribución son diferentes entre el
Interior y Montevideo, e incluso entre cada uno de los departamentos, se establecen cuatro zonas de
impacto en función de la población, los espacios disponibles para exposiciones y espectáculos, y la
oferta cultural existente” (MEC, 2006).

Para ello, se tomaron en principio dos criterios para clasificar el país (Montevideo/Interior)
según su oferta cultural: i) características socioeconómicas de la población, ii) puntos de
concentración de la oferta cultural.

En Montevideo, para la clasificación, se tomó en cuenta la ubicación territorial de cada uno


de los Centros Comunales Zonales (CCZ) existente, fraccionando la ciudad en dos zonas según
su oferta cultural: i) oferta cultural alta (zona I) y ii) oferta cultural baja o nula (zona II).

Montevideo dividido según CCZ.

En la capital del país, se visualizaron niveles muy desiguales de oferta, consumo e


infraestructura cultural, existiendo realidades muy diferentes según sea la zona. En ese momento,
se clasificó la ciudad de la siguiente manera (MEC, 2006):

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Zona Características Socioeconómicas Oferta Cultural CCZ

Concentra los mayores porcentajes de hogares con 1,2, 4, 5, 6, 7 y 8B (el CCZ 8 se


I niveles de ingresos altos y personas con estudios Alta subdividió según nivel
terciarios. socioeconómico en 8A y 8B)

Concentra los mayores porcentajes de hogares con


3, 8A, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15,
II niveles de ingresos medios y bajos, y personas con Baja /Nula*
16, 17 y 18
estudios primarios.

*La oferta es baja en los CCZ 14, 15, 16 y 17 nula en el resto de los CCZ considerados.

En base a esta información se atendió a la necesidad de “incentivar las actividades


culturales en la zona identificada como II, en la cual el acceso a los bienes y servicios culturales
es altamente limitado, ya sea por motivos de demanda (características socioeconómicas de la
población) como de oferta” (MEC, 2006).

Por otra parte, en el Interior del país, se tomó en cuenta la infraestructura existente para la
realización de espectáculos culturales (salas de cine, teatro, otros espacios alternativos) como
punto de partida a la existencia de una oferta cultural. Por otro lado, se consideró la población por
localidad “asumiendo que la oferta y el acceso a bienes y servicios culturales se vinculan en
forma positiva al nivel de población” (MEC, 2006):

Existencia de
Zona Características poblacionales Ciudades y Localidades
infraestructuras

Artigas, Las Piedras, Pando, La Paz, Canelones, Santa


Lucía, Melo, Colonia del Sacramento, Carmelo,
Población superior o igual a Durazno, Trinidad, Florida, Minas, Maldonado, San
III SI
15.000 habitantes Carlos, Paysandú, Fray Bentos, Young, Rivera,
Rocha, Salto, San José de Mayo, Mercedes, Dolores,
Tacuarembó, Treinta y Tres.

Población inferior a 15000 Resto de ciudades y localidades no incluidas en zonas


IV No*
habitantes anteriores.

*Existen algunas localidades incluidas en la zona IV que cuentan con algún tipo de infraestructura escénica. No obstante, al
considerar al departamento, se observa que otros núcleos poblados del mismo concentran mayor número de infraestructura, y
por tanto dichas localidades quedan incluidas en la Zona IV.

Actualmente estos Fondos Concursables, en el mismo llamado, se han diversificado en


fondos nacionales y fondos regionales. Uno de los objetivos del mismo fue resolver la
concentración de propuestas montevideanas, propulsando la descentralización cultural a partir de
la segmentación regional en todo el territorio nacional.

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3. Estado y Políticas Culturales.
El Estado, como se ha venido mencionando, es un actor de relieve en el desarrollo e
implementación de PPCC para un país (el nuestro no es la excepción), ya sea a nivel nacional
como desde una mirada de regionalización de su territorio.

Es así pues que para lograr sostenibilidad en el tiempo, tanto desde el desarrollo como en la
implementación de políticas descentralizadas (que en definitiva, también están sumamente
coordinadas con la democratización cultural) debe generar PPCC sistemáticas a mediano y largo
plazo para dar fortaleza en su injerencia e intervención en las causas estructurales de la
desigualdad:
“las diferencias en la apropiación de la cultura tienen su origen en las desigualdades
socioeconómicas y en la diversa formación de hábitos y gustos en distintos sectores. Estos hábitos,
y la consiguiente capacidad de apropiarse y disfrutar los bienes culturales, no cambian mediante
acciones puntuales como campañas publicitarias, o abaratanto el ingreso a los espectáculos (...)”
(García Canclini, 1987: 49).

Uno de los desafíos del Estado es el propiciar una descentralización/regionalización al


acceso cultural, en cuanto “fortalecimiento de procesos regionales, circulación de bienes y
servicios regionales en las regiones, adecuación institucional para un trabajo integrado en las
regiones, coordinaciones departamentales” (Rey, 2010:42). Hoy en día no es monopólica la
incidencia del Estado a la hora de generar y propiciar el consumo cultural; cada vez más es el
mercado el que hegemoniza el protagonismo en las decisiones de los ciudadanos.

A partir de lo mencionado, es sumamente relevante que las políticas partan de iniciativas


locales, en este sentido las PPCC territoriales “ya no son la regionalización de las políticas
sectoriales, sino la creación desde lo local de política pública cultural, que no es necesariamente
liderada desde los centros del poder cultural, con los que, sin embargo, se plantean relaciones
de diferente tipo” (Rey, 2010:43).

Asimismo, el desarrollo del campo privado de la oferta y circulación de bienes y servicios


culturales hace replantear al Estado estrategias de convergencia para alcanzar sinergias entre la
ciudadanía y la democratización al acceso de dichos bienes y servicios.

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La relación entre el Estado, el mercado2 y las PPCC es un enclave en constante tensión. En
este sentido, si bien desde el Estado se sostiene, a través del desarrollo de PPCC, una
infraestructura de políticas públicas culturales en la cual el mercado ignora, muchas de las veces
es el propio Estado el que regula al mercado en materia de este tipo de políticas. Esto como
resultado de promover objetivos últimos orientados hacia del desarrollo pleno de los derechos
culturales por parte de la ciudadanía.

En este sentido, algunos de los objetivos que intentan alcanzar las autoridades del sector
público es de ampliar el acceso cultural (democratización, descentralización), aumentar la fuerza
de la producción nacional a nivel local y modernizar las instituciones culturales (Girard apud
Brunner, 1987:192). Este tipo de intervenciones tienen múltiples formas, como el apoyo directo
(compras directas por parte del Estado), políticas de incentivos (festivales, premios) o políticas
para el desarrollo de las industrias culturales nacionales (por ejemplo, a través del apoyo a las
exportación) (Girard apud Brunner, 1987:192-193).

En Uruguay, recién en el primer periodo de gobierno progresista (2004-2009) los órganos


estatales competentes en el desarrollo de PPCC se conforman con una estructura político-
administrativa. Es allí cuando el Estado asume un papel articulador del campo cultural,
construyendo paulatinamente un escenario adecuado para su desarrollo. Para el ex Director de la
Dirección Nacional de Cultura, Luis Mardones, el Estado
“tiene que cumplir una función absolutamente central, (...) la cultura es un bien, que no puede
equipararse a otros bienes de los que se comercializan en el mercado, y por tanto al Estado le
cabe una misión en la que no es subrogable por nadie” (Mardones en Mantero y Vidal Giorgi,
junio 2006).

Por otra parte, desde hace algunos años la DNC incorporó a su arquitectura institucional, el
Área de Ciudadanía Cultural, entendiendo la necesidad del desarrollo de PPCC focalizadas a
poblaciones vulnerables del país. En este sentido, sus programas se enfocan a públicos muy
diversos3, en muchos de los casos marginados al acceso, disfrute, creación y producción de
bienes y servicios culturales. De alguna manera se intenta profundizar en los derechos

                                                                                                               
2
Según Brunner: “(...) el mercado existe, donde quiera hay competencia, incluso solamente unilateral, por
oportunidades de intercambio entre una pluralidad de partes potenciales. Sociológicamente, el mercado representa
una coexistencia y una secuencia de “consociaciones racionales”, cada una de las cuales es efímera en tanto que
termina con el acto de intercambio (Weber, 1978: 635-36). Mediante este mecanismo, la producción se controla
idealmente por la demanda (expresada en el mercado) de miles y miles de consumidores” (Brunner, 1987:177).
3
Población privada de libertad, adultos mayores, población en situación de calle, adolescentes y jóvenes en
situación de pobreza son algunos ejemplos.

  - 12 -
ciudadanos, desde la DNC desde los derechos culturales. Incluso, en algunas poblaciones donde
parte de sus derechos han sido suspendidos, por ejemplo, la población carcelaria.

En cierta forma, existe una relación inversa entre el desarrollo de PPCC desde el ámbito
estatal con respecto a los vacíos que deja el mercado en materia de acceso a bienes y servicios
culturales, o sobre la producción cultural, “cuanto mayores se presentan las dificultades de
comercialización de un determinado género de producción artística o intelectual en el ámbito del
mercado de bienes culturales, más fuertes tienden a ser las presiones de los productores y
especialistas con el fin de ampliar los espacios de atención material e institucional por parte de
la iniciativa pública” (Miceli, 1987:128). En este sentido, un aporte que pueden generar las
PPCC es el de democratizar el acceso cultural, más allá del funcionamiento del mercado. El papel
que cumple este (directa e indirectamente) en el desarrollo de PPCC hace también a la dinámica
de la institucionalidad cultural.

A lo anteriormente mencionado se agrega otro pequeño problema: ¿qué ocurre con los que
tienen un acceso restringido al uso y disfrute de bienes y servicios culturales? ¿A los que
directamente, por encontrarse dentro en un espacio social condicionado no tienen la posibilidad
de ampliar sus opciones de consumo cultural?

4. Algunos puntos de análisis.


4.1. Territorio y Políticas Culturales.
Considerar el hábitat de una población determinada en su territorio es un elemento central al
momento de generar estrategias de PPCC. En este sentido, el espacio concreto o espacio del
hábitat son los “gestos, recorridos, cuerpo y memoria, símbolo y sentido” (Lefebvre, 1970:240 en
Gravano, 1995). El territorio no puede ser considerado solamente por su espacio físico o por el
desarrollo de su arquitectura. Esta posición, enmarcada en lo que ha sido el desarrollo de la
ciudad, tiene que ser comprendida como una construcción social e histórica, “como un sistema
simbólico y espaciotemporal que da cuenta del comportamiento individual y colectivo” (Rocco,
2005:9). En definitiva, si bien la descentralización territorial es una de las líneas estratégicas de la
DNC en materia de implementación de PPCC, en ningún momento pudo escucharse, desde los
discursos institucionales, lo que implica el hábitat para el desarrollo de las mismas.

  - 13 -
De esta manera, el hábitat surge, a su vez, como una clave para poder implementar buenas
prácticas en PPCC desde el Estado, atendiendo las características específicas del territorio y de la
población destinataria a través del diagnóstico. Como sostiene uno de los entrevistados acerca de
su mirada con respecto a la aplicación de PPCC en el Interior del país. Es allí un punto
estratégico para encontrar un equilibrio entre modelos de PPCC y los territorios donde se
aplicarían las mismas.
“(...) las autoridades eligieron la mejor distribución de bienes y servicios culturales en el interior
del país. Ese es nuestro objetivo. Después a lo largo del tiempo y a través de diagnósticos, cuando
uno va conociendo, y también a través de decisiones más políticas, vamos elaborando proyectos
para llegar a ese objetivo. Pero siempre el objetivo, la Política es la mejor distribución de bienes
y servicios en el interior del país” (6C).

Desde esta posición, los discursos tienden a explicitar un alcance amplio hacia quienes
estarían dirigidas las PPCC que desarrolla la DNC, sin especificar o dar preferencia a un grupo o
sector poblacional por sobre otro. Tampoco hace referencia a colectivos o agrupaciones
particulares, sino que refiere a la ciudadanía en su conjunto.

Lo que queda presente es, que si bien puede plantearse desde la agenda política-institucional
de la DNC políticas a toda la población, en los hechos surgen PPCC enfocadas y orientadas a
determinados sectores poblacionales, o a territorios concretos, o que cubran la demanda de ciertos
colectivos artísticos. En definitiva, que pueda pensarse la PPCC en términos generales, y
aplicarla en términos de focalización.

Asimismo, según los discursos de algunos entrevistados, la participación de la sociedad civil


aún es débil. Como mencionaba Rey (2010:46) esta realidad podría estar vinculada a tres factores
de incidencia:
§ la idea y la práctica de la ciudadanía cultural aún no está lo suficientemente madura como
para que se posibilite mirarla al mismo nivel que la ciudadanía política
§ el concepto de democracia que poseemos está sumamente centralizado en la idea de votar,
habiendo por otra parte debilidades sobre las “determinaciones culturales de la ciudadanía”
§ los derechos culturales en países pobres (según hace mención Rey) son derechos
aplazables, secundarios y subsidiarios de otros derechos como la salud o la educación
(considerados más básicos y urgentes)

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La PPCC está vinculada también a la democratización, a la producción y al acceso a bienes
y servicios culturales, entendiendo este proceso como parte del fortalecimiento de la ciudadanía
cultural. En este sentido, algunos entrevistados apuntaron como un primer objetivo de una PPCC
al derecho que tiene cada ciudadano al acceso y producción cultural:
- “tiene derecho a generar su cultura, a manifestar su cultura, a producirla, pero también tiene
derecho a disfrutar y a gozar de la diversidad de lo que él mismo no es capaz de producir. (...)
Desde el punto de vista de que es un derecho el estado debe bregar de cierta manera para que ese
derecho sea cubierto. Y acá entramos en lo que es la Política Cultural, por un lado cómo se cubre
este derecho” (2D).

Una crítica que puede surgir a partir del deseo de generar PPCC democráticas es que quizás
el Estado pueda lograr cambios en lo que refiere a la distribución de bienes y servicios culturales
entre los distintos sectores poblacionales del país, disminuyendo de esta manera desigualdades
existentes, pero a pesar de ello, no es segura una modificación en lo que respecta a las formas de
producción y consumo: “aun en las ciudades con mayor número de público en los eventos
culturales, esas cifras siguen representando a una minoría procedente de los sectores medios y
altos, con educación superior” (García Canclini, 1987: 49).

En este sentido, un elemento para analizar las inequidades sobre el acceso, consumo o
producción de bienes y servicios culturales, a partir de la implementación de PPCC estatales, es
poder generar desde la órbita pública evaluaciones continuas y sistemáticas sobre los alcances
reales de las mismas, haciendo hincapié en el impacto individual y territorial que de ellas
devendría. En este sentido, actualmente es un debe en el Uruguay con respecto a la evaluación e
impacto de sus PPCC. Si bien hay algunos esfuerzos segmentados de parte de sus políticas, no ha
logrado sistematizar una estructura general (del conjunto de políticas) ni particular (política por
política, programa por programa, actividad por actividad) de su agenda. De la misma, queda la
hipótesis de si en definitiva no se gira sobre un mismo público limitado, y muy por el contrario se
tiende a la desconcentración y descentralización, a pesar que inicialmente, desde la DNC se
persigue la descentralización de dichas políticas, así como la ampliación y focalización de los
públicos objetivos. Ampliación en el sentido de recuperar, en otros casos, atraer a población
“dejada por el camino”, y por otra parte, focalización haciendo hincapié en poblaciones invisibles
que no eran destinatarias de las PPCC.

  - 15 -
3.2. Relación Montevideo - Interior.
Históricamente, Montevideo ha centralizado las PPCC del país. Actualmente, la relación
entre Montevideo -como territorio centralizador y aglutinador de la gran mayoría de los destinos
de las PPCC nacionales- con el resto del país es una de las discusiones más visibles de la agenda
política de la DNC:
“Que tiene que ser inclusiva y no centralizada en determinado sector. Y abierta a todo el
territorio nacional también. Muchos por vivir en Montevideo, por estar la mayor cantidad de la
población del país en Montevideo se tiende a ser muy etnocéntrico con respecto a la ciudad, yo
creo que las Políticas Culturales no tienen que pasar por Montevideo necesariamente, en realidad
importa mucho todo el territorio nacional. Tiene que ser inclusiva en ese sentido también”. (4C)

Precisamente, el trabajo de descentralización territorial de las PPCC llevado adelante por


dicha Dirección hace parte del descongestionamiento existente en materia de PPCC. La acción
realizada desde el Departamento de Cultura de la IM, así como el hincapié hecho por el sector
privado, genera en Montevideo una inequidad sumamente relevante en lo que refiere al consumo
y producción cultural, y también al acceso a bienes y servicios culturales por gran parte de la
población del país. Este fenómeno podría explicarse por varios motivos:
“(...) Uno de los grandes problemas que ha tenido nuestra cultura era el ser una cultura muy
vinculada a Montevideo con los servicios puestos en la Capital. Con los más de noventa centros
MEC tenemos centros trabajando también en materia de derechos culturales de las personas.
Creo que la descentralización a partir de eso ha sido muy importante. Creo que como logro
también lo que decíamos hoy, el mejoramiento de las infraestructuras” (9C)

Por un lado, en lo que respecta a la IM, desde el año 1989 con la asunción del Frente
Amplio por primera vez a la Comuna capitalina, se fortalece y madura institucionalmente el
desarrollo de PPCC en la capital del país. Hasta el año 2008 inclusive, la Dirección de Cultura del
Departamento de Cultura de la IM poseía mayor presupuesto que la Dirección Nacional de
Cultura para destinar al desarrollo e implementación de PPCC. Esto da cuenta, de alguna manera,
la fuerte presencia del trabajo en el campo cultural sostenido por esta institución.

En el proceso de institucionalización de las PPCC en el período se priorizó el


establecimiento de relaciones con los actores sociales del interior del país, en la búsqueda de
contrarrestar la tendencia a la centralización y concentración de la oferta cultural en Montevideo.

Se presentan gráficamente dos ejemplos del peso que tiene Montevideo con el Interior:

  - 16 -
i) Museos:

Nº de museos según
Montevideo/Interior (en %)

Fuente: SIC.

Nº de museos según Departamentos


(en %)

Fuente: SIC.

ii) Bibliotecas:

Nº de museos según
Montevideo/Interior (en %)

Fuente: SIC.

  - 17 -
Nº de museos según
Departamentos (en %)

Fuente: SIC.

3.2 Regionalización territorial. Descentralización.


Como se venía mencionando, parte de los entrevistados visibilizan como una oportunidad
posicionarse desde una mirada de regionalización cultural en el país. No sólo para optimizar el
desarrollo de PPCC sino como forma de descentralizar las oportunidades de acceso, consumo y
producción con respecto a Montevideo, y de focalizar esfuerzos institucionales a partir de las
características inherentes a cada región. A pesar de establecer una mirada regional, hasta el año
2009 no se había realizado una sistematización concreta a este respecto4:
- “(...) tenemos que empezar a fortalecer mucho más las regiones, porque hay pueblos, ciudades
que no tienen fuerza, no solo para producir, no tienen fuerza económica, no tienen fuerza edilicia.
Si queremos realmente pensar un país bipolar, con dos polos, con regiones. Todo eso incluye una
Política Cultural y un pensamiento cultural del país, y eso no está claro todavía, no está claro
porque tampoco es del Ministerio que sale la decisión” (3D).

- “(…) En el Uruguay se ha cometido (...) una cierta idea de que es todo homogéneo, que es todo
igual. (...) pero te das cuenta que dentro de un mismo departamento, intra departamentalmente
hay diferencias muy bien marcadas, en algunas más y en otros menos; y hay departamentos que
culturalmente son mucho más potentes que otros desde el material que desarrollan. Pero
bueno…creo que una Política Cultural tiene que tener la amplitud como para abrazar una cosa de
dimensiones macro, pero nunca perder de vista todos los aspectos para dejar hacer a nivel micro”
(7C).

                                                                                                               
4
Durante el año 2010 y parte del 2011 se generó una investigación sobre regionalización cultural en el Uruguay,
bajo la responsabilidad de Felipe Arocena. El informe final aun no es de acceso público, aunque ya está planificada
su edición.

  - 18 -
A partir de estos discursos se sostiene una mirada puesta en las diferencias culturales y en
las características locales del territorio y su población. Si bien desde el imaginario social -como
sostiene el entrevistado- se podría pensar en Uruguay como un país homogéneo, lo cierto es que -
según lo dicho por algunos discursos- el país presenta regiones con características propias,
localidades muy distintas entre sí, y grandes diferencias entre Montevideo y el Interior. Desde
este marco, el Estado debería dar “apoyo a la circulación de los bienes y servicios culturales
entre los diferentes sectores sociales y regiones, la generación de contextos y condiciones que
fortalezcan la diversidad cultural, entre otras” (Rey, 2010:35). Este reconocimiento por las
diferencias culturales a la hora del diseño de las PPCC implica también cierta sensibilidad a la
diversidad, implica pluralismo y respeto. Implicar también articulación y diálogo entre la DNC y
múltiples actores de la sociedad civil pero también del propio ámbito público. De esta manera, se
abre para la DNC un abanico de posibilidades en la construcción de PPCC, a partir de la demanda
externa y la construcción conjunta, partiendo de las características propias que presenta el
territorio y de quienes habitan en él.

Por otra parte, la democratización de oportunidades al acceso a bienes y servicios culturales,


o al consumo y producción cultural, no garantiza que esto resulte en la práctica. En este sentido,
tener oportunidad de consumo no implica el consumo fáctico, así como tampoco acceder a un
servicio cultural. Desde esta mirada, la DNC se posiciona excesivamente sobre los fines que
persiguen algunas PPCC -por ejemplo las políticas descentralizadas- pero desde los discursos de
los entrevistados no se mencionan los medios para llegar a ellas. Es decir, de alguna manera la
DNC genera plataformas, infraestructuras, pero no herramientas para hacer uso de las mismas,
quedando en las propias decisiones individuales y/o colectivas el llegar a las mismas.

3.2.1 Ejemplo de política de descentralización: Centros MEC.


Desde el año 2007 comienza a gestarse el Programa Centros MEC. Por aquella época
comenzaba a aparecer en el Interior del país, estableciéndose en la actualidad 118 Centros en
todo el territorio nacional.

Uno de los puntos centrales de este Programa del MEC es no establecer Centros en
Montevideo. En este sentido, marca diferencia en lo que respecta a políticas estatales
descentralizadas a la capital del país, ya que trabaja en todo el Interior. Salvo un Centro MEC que
se encuentra en la capital del país, el resto se distribuye por todo el territorio nacional.

  - 19 -
Asimismo, a pesar que Centros MEC es un programa que sirve de infraestructura para el
desarrollo de acciones en el Interior, su fuerza motora parte de Montevideo, habiendo un equipo
coordinador y una base locativa y humana que está localizado en la capital. De esta manera se
concentra gran parte del trabajo que desarrollaran posteriormente dichos Centros en la lógica de
una política que sigue siendo centralizadora

Si bien hay un intento por marcar diferencias y desarrollar PPCC de carácter


descentralizador con respecto a la hegemonía que cumple Montevideo, las líneas estratégico-
políticas de la agenda estatal se conciben en la capital del país. Luego cada territorio específico, a
partir de las acciones políticas ya delineadas a priori, establece su impronta local. Desde esta
posición podría surgir la posibilidad de desarrollar la autonomía local en las iniciativas a llevar
adelante. Si bien es un tema complejo el pensar una política descentralizada desde un nivel
central, en realidad, esa es la forma en que se plantea la descentralización. Lo que sí podría
cuestionarse es qué se descentraliza: si la implementación o las decisiones. Uno de los
entrevistados lo plantea de alguna manera: “Donde vos marques la cancha un poco ya jugás un
papel muy preponderante” (7C). Esta imagen de “marcar la cancha” podría mostrar un problema
entre la institución centralizadora que diseña PPCC de alcance local, generando en mucho de los
casos limitaciones para pensar en la posibilidad de autonomía de los gestores locales. Desde otro
lugar, se menciona sobre la descentralización que “nosotros antes que hablar de
descentralización hablamos de creación de capacidades de locales, pero no es descentralización,
nosotros estamos creando infraestructuras en el interior, Usinas concretamente, Usinas de
cultura.”(2D).

Caben dos apreciaciones, por un lado el énfasis cuasi unánime de los discursos por otorgar a
este programa gran protagonismo en lo que refiere al trabajo en línea con PPCC descentralizadas
y de democratización. Por otro lado, se muestra cuasi homogeneidad (salvo algunas iniciativas
particulares con Intendencias departamentales) en el trabajo realizado por la DNC con
perspectiva territorial, conjuntamente con otras partes del sector público en el Interior del país. La
sociedad civil organizada no es mencionada:

Por otra parte, la DNC también es receptora de las demandas provenientes de los Centros
MEC del Interior. Igualmente, habría que ver de qué tipo son las demandas que se atienden, pero

  - 20 -
por lo menos está instalada la idea de que hay que estar atentas a las demandadas de las
comunidades locales y ser receptivos.

En definitiva, desde los discursos, resuena el protagonismo de los Centros MEC, pero
resuena también la invisibilidad de PPCC territoriales propias de la DNC. Escasamente se
señalan políticas aplicadas al territorio surgidas en el ámbito de esta Dirección, salvo algunas
excepciones (escuetamente se mencionó a los Programas Fabricas de Cultura y Usinas Culturales,
pertenecientes al Área de Ciudadanía Cultural).

Distribución territorial de
Centros MEC.

  - 21 -
4. Conclusiones.
La Dirección Nacional de Cultura a través del desarrollo e implementación de PPCC en
diversas áreas y líneas estratégicas, ha dado muestras del proceso de institucionalidad que está
viviendo. Si bien aún no posee un organigrama propio, el hecho mismo de su creación (2007) es
síntoma de un proceso -al menos hoy- que tiende a generar expectativas de existencia a mediano
y largo plazo.

Luego de algunos años del inicio del primer gobierno de izquierda se sostiene, a partir de la
implementación de los Fondos Concursables para la Cultura (2006), que desde la agenda público-
estatal comienza a tener visibilidad el desarrollo e implementación de PPCC a nivel de todo el
territorio nacional.

Entre los mayores logros que se mencionan con referencia a la madurez de la arquitectura
institucional se encuentra lo referente a un conjunto de leyes aprobadas en ese primer período,
transformando el paso de algunas PPCC de políticas de gobierno a políticas de Estado. Entre ellas
se mencionan: la Ley del Cine y el Audiovisual, Ley de Mecenazgo, la Ley de Fondos
Nacionales para la Cultura, la Ley de Seguridad Social. Estas son algunas leyes que fueron
sancionadas en la misma administración, demostrando una intención político-partidario y
político-institucional real por ir más allá del momento socio histórico que viven las PPCC
actualmente en el Uruguay.

En este sentido, además de los alcances legales conseguidos, el propio el crecimiento físico
de la Dirección Nacional de Cultura es visto también como uno de los grandes logros
institucionales. No sólo crecimiento en la estructura interna de la institución (Áreas,
Departamentos, Programas) sino también en lo que refiere al manejo de fondos a nivel
presupuestal. Esto ha sido una variable substancial para el trabajo continuo en materia de PPCC,
planificando a mediano y largo plazo y no desde una mirada cortoplacista.

La designación de presupuesto para la DNC tendría que seguir mejorando si se contempla


un trabajo sostenido en PPCC. Existen algunos indicios, en el periodo 2006-2009, el presupuesto
anualmente fue en aumento sostenido, pasando de $16,724,411 (2006) a $160,340,647 (2009). En
sí mismas estas cifras no significan que el presupuesto siga en aumento para los años venideros,
pero al menos sí reflejan un cambio de protagonismo en la DNC. Queda por ver si la propia

  - 22 -
Dirección puede generar sustentabilidad propia para dar continuidad a los procesos de
institucionalización que vive actualmente.

Asimismo, la DNC posee algunos programas conjuntos con agencias internacionales y la


cooperación. En este sentido, luego de finalizados los proyectos, es la institución la que debe dar
sustentabilidad a las acciones desarrolladas, si no lo hace quedarán parados por falta de
presupuesto. Algunas de las líneas que se trabaja en conjunto con agencias internacionales son las
industrias culturales y la ciudadanía cultural, dos de los puntos centrales en la agenda política de
la DNC. Si bien existe total autonomía para el desarrollo de las mismas, parte de los fondos
presupuestarios provienen de agentes externos a la propia Dirección.

Por otra parte, entre los lineamientos precisos que en materia de PPCC la DNC ha
desarrollado se destaca lo vinculado a la ciudanía cultural y a la aplicación de los derechos
culturales, difundiendo y aplicando en la población nacional y sus territorios el derecho al
consumo en términos de cultura, a producción cultural y al acceso, uso y disfrute de bienes y
servicios culturales.

Del mismo modo, se destaca el tema de la descentralización, alcance y expansión territorial


de las PPCC, a pesar que muchas de sus políticas tienen su plataforma en Montevideo,
sosteniendo que esta particularidad es hoy día una debilidad que presenta la propia DNC.

La evaluación de las PPCC es quizás hoy día una de las mayores debilidades que presenta la
DNC. Si bien se han realizado algunos intentos (Fondos Concursables, y el Área de Ciudadanía
Cultural son dos ejemplos) sigue ausente un trabajo sistemático y general de evaluación de todas
las PPCC que se implementan en esta institución. Quizá un factor que podría explicar la ausencia
son los pocos años que tienen dichas PPCC, en el entendido que es sumamente complejo poder
evaluar desde una perspectiva a largo plazo cuando la mayoría de las políticas que se
implementan hoy día en la DNC tienen cinco o menos años.

Por otra parte, se considera que actualmente no podría hablarse de la ausencia de PPCC
estatales, sino que el foco podría estar mirando en cómo se destina el presupuesto hacia esas
políticas. De alguna manera, hay un giro en la agenda pública con la asunción del Frente Amplio
en el gobierno nacional en materia de PPCC con respecto a los gobiernos anteriores. La discusión
hoy día sobre las PPCC no podría estar puesta en la ausencia o presencia de las mismas, sino en

  - 23 -
cómo seguir desarrollando un marco que tenga sustentabilidad en el tiempo, evaluando y
corrigiendo lineamientos para el fortalecimiento de estas políticas y de la propia institucionalidad
de la Dirección Nacional de Cultura.

Asimismo, en lo que refiere a la evaluación de las políticas, así como la DNC ha generado
diálogos con el sector privado y la sociedad civil para la construcción de PPCC, podría ser
relevante para continuar construyendo canales de comunicación con actores relevantes del
quehacer cultural que estas partes también participaran de las instancias de evaluación. Si bien,
las decisiones políticas corresponden exclusivamente a este ámbito, igualmente con el afán de
propulsar PPCC más democráticas este podría ser un camino posible, y en definitiva le permitirá
dar continuidad al proceso iniciado en el año 2004.

En definitiva, se percibe que la DNC se encuentra en un momento de trabajo permanente


pero que aún se encuentra en los primeros escalones en materia de desarrollo y aplicación de
PPCC.

  - 24 -
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§ cultura.mec.gub.uy/mecweb/container.jsp?contentid=689&site=8&chanel=mecweb&3colid=689
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