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A continuación se leerá el texto del Evangelio de Lucas 21, 25-28 y 21, 34-36:
“En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador
de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y
Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás,
vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para
perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
elévense los valles,
desciendan los montes y colinas;
que lo torcido se enderece,
lo escabroso se iguale.
Y todos verán la salvación de Dios».
“Deseamos, Señor, con esta segunda luz que encendemos, que intensifiques el
resplandor de tu rostro para los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Que la Luz de tu presencia, alumbrada en nuestras vidas, nos haga percibir nuestras
orgullosas altiveces y nuestros abismos depecado.
Equilibra y allana nuestras vidas, Señor, y haznos caminos de acceso hacia Ti para los
hombres en destierro, alejados de Ti y de los hermanos.
Señor, para que seamos contigo luz atrayente y seductora,
¡Ven, Señor, Jesús!”
Primer momento
El profesor/profesora leerá el siguiente texto de Lc 3,10-18.
“Encendemos ,Señor, esta tercera luz más cercanos ya a la noche buena de la Luz
Mayor. Queremos dar testimonio de tu Luz, Señor, como hizo Juan el Bautista,. No
somos nosotros la Luz, pero sí los testigos de la Luz verdadera venida a este mundo.
Deseamos, Señor, con esta tercera luz que encendemos, que el fuego de tu Espíritu
encienda nuestros corazones y los convierta en luminarias para los demás.
Danos un corazón que vea las necesidades de nuestro prójimo para compartir con él lo
mejor que somos y tenemos.
Quema en tu hoguera, Señor, toda la paja de nuestras vidas y reúne nuestros granos en
pan comunitario para renacer en Belén, la Casa del Pan.”
Segundo momento
El profesor/profesora leerá el siguiente texto de Lc 1,39-45.
“Unos días después, María se puso en camino y fue a toda prisa a la sierra, a un pueblo
de Judea; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de
María, la criatura dio un salto en el vientre. Llena de Espíritu Santo, dijo Isabel a voz en
grito:
- «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó
de alegría en mi vientre. Y ¡dichosa tú, que has creído! Porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá».
María Dijo:
- «Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador,
porque se ha fijado en la humildad de su esclava
y en adelante me felicitarán todas las generaciones...».”
Encendemos, Señor, esta cuarta luz, redoblando nuestro deseo de llegar, limpios e
irreprochables, a tu gran Día sin ocaso.
Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve. Te necesitamos, Cristo, a Ti, Luz
Viva y Verdadera, para aclarar e iluminar los caminos que nos conducen a Ti, Camino
de los caminos humanos.
Enciéndenos tú, Señor, nuestras lámparas que te esperan, cargadas del aceite de nuestras
mejores obras. Que Te alumbremos, como María, Aurora del Sol naciente, en nuestras
palabras y obras para luz del mundo y de los hermanos
Para que así sea, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.