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Para la teoría feminista dice Butler, a partir de Marx, el punto de partida crítico
es el presente histórico
Y la tarea consiste en elaborar, dentro de este marco constituido,
una crítica de las categorías de identidad que generan, naturalizan e
inmovilizan las estructuras jurídicas actuales […] tal vez sea el momento de
formular una crítica radical que libere a la teoría feminista de la obligación
de construir una base única o constante, permanentemente refutada por
las posturas de identidad o de antiidentidad a las que invariablemente
niega. (Buther, 2007, pág. 52).
La idea pasa ahora por que el sujeto feminista combata contra la propia
reificación política del concepto de género, al decir sujeto feminista, esto se entiende no
como la base política a partir del significado de la categoría femenina, sino como su
postura política, es decir, aquel lugar donde surgió la crítica, porque si se hablase de
femenino como tal, esto caería bajo un fundamento paradójico.
Los sexos podrían, en un sentido amplio y hasta un cierto punto, sostenerse bajo
una idea dicotómica, cuestión que no podría sostenerse en lo que respecta al género. Si
bien el género se podría encontrar condicionado a partir de la idea del sexo, la idea
binaria sostiene que el género refleja al sexo o, de lo contrario, está limitado por él
(Buther, 2007, pág. 53). El género en realidad se encuentra bastante separado del sexo
y el cuerpo tanto masculino como femenino puede ser bastante ambiguo, más aún bajo
todo el artificio existente. Cuestión que también puede ser refutada en aquel carácter
invariable del sexo, en definitiva, sexo y genero son construcciones, y hasta se podría
afirmar que no hay más que género y la distinción de este con la categoría sexo son solo
ficciones
Ficha de lectura
Judith Butler “El género en disputa” Capítulo I
Seminario Temático I (Vespertino)
Pablo Román
Como consecuencia, el género no es a la cultura lo que el sexo es a la
naturaleza; el género también es el medio discursivo/cultural a través del
cual la «naturaleza sexuada» o «un sexo natural» se forma y establece como
«prediscursivo», anterior a la cultura, una superficie políticamente neutral
sobre la cual actúa la cultura (Buther, 2007, pág. 56).
Dicho en otras palabras dice Butler, a partir de Beauvoir y Wittig; Solo los hombres son
personas y solo hay un género: el femenino. Gran parte de la filosofía ontológica que se
ha encargado de pensar el ser y la sustancia como sujeto y predicado ha implantado en
el discurso en las diferentes conformaciones de categorías psicológicas como lo son el
sujeto, el individuo, el yo, etcétera
Tanto en el caso de «hombres» como en el de «mujeres», esta
afirmación tiende a supeditar la noción de género a la de identidad y a
concluir que una persona es de un género y lo es en virtud de su sexo, su
sentido psíquico del yo y diferentes expresiones de ese yo psíquico, entre las
cuales está el deseo sexual (Buther, 2007, pág. 79).
El género binario es también construido a partir de la diferenciación de ambos en la
propia confrontación de estos, uno es a partir de su opuesto (el otro definidor de Aretha
Franklin), cuestión que al mismo tiempo sostiene la relación causal entre sexo, género y
deseo: también señala que el deseo refleja o expresa al género y que el género refleja o
expresa al deseo (Buther, 2007, pág. 80).
Esto está estrechamente atado con la idea de instituir una heterosexualidad
obligatoria que se conforma en la diferenciación de masculino y femenino, fomentando
el deseo heterosexual bajo un marco binario, previo a la diferenciación sexual, Foucault
sostiene que la categoría de sexo previo a la idea de diferencia sexual se fomenta en una
sexualidad históricamente específica que en una causa y efecto donde se articulan
regímenes de sexualidad que regulan las experiencias sexuales. Pero qué pasa si
aquellos fundamentos naturalizados se ven expuestos a contradicciones que superan el
carácter artificial del género y son propios de la espontaneidad de la naturaleza. Es el
caso de Herculine de Foucault donde la inconcebible imagen hibrida pone en juego los
límites de las convenciones lingüísticas
Ficha de lectura
Judith Butler “El género en disputa” Capítulo I
Seminario Temático I (Vespertino)
Pablo Román
A partir de su interpretación sumaria de Herculine, Foucault
propone una ontología de atributos accidentales que muestra que la
demanda de la identidad es un principio culturalmente limitado de orden y
jerarquía, una ficción reguladora (Buther, 2007, pág. 83).
Bibliografía
Buther, J. (2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona:
Paidós Ibérica, S.A.