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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

Análisis crítico de la corrupción en nuestro país


Ataúdes de hierro

Estudiante:
Bravo Alberca, Yury Criceles
Espino Sinarahua Flor Esther
Contreras Adrianzén Juan Carlos

Docente:
Rondo Villacorta Viviana

Tarapoto - Perú

2018
LOS ATAUDES DE HIERRO
Esta historia empezó en los años 1867, como presidente en ese entonces
Mariano Ignacio Prado firmó en Lima el contrato de compra por más de dos
millones de dólares de los buques fluviales estadounidenses Oneoto y
Catawba, ya que considero reforzar la marina de guerra, el negocio se llego a
dar con los estados unidos. Los que en la Marina Peruana pasaron a
denominarse Manco Cápac y Atahualpa. Prado sustentó su decisión indicando
que Perú aún se encontraba en guerra con España y que el país necesitaba
reforzar su escuadra adquiriendo el Oneoto y el Catawba.

Existen dos principales razones que sustentan esta afirmación:

La primera de ellas fue que Perú necesitaba monitores blindados que pudiesen
asegurar la soberanía del país en el Océano Pacífico, algo que ambas naves
no podían hacer debido a que no habían sido diseñadas para la navegación
marítima. El Oneoto y Catawba fueron construidas como monitores fluviales
para patrullar las aguas del río Misisipi en los Estados Unidos; eran por tanto
inútiles para la defensa nacional del Perú.

La segunda causa fue la ostensible sobrevaloración de ambas naves. Como ya


se ha indicado, el Perú pagó por cada uno de los blindados fluviales
norteamericanos la suma de un millón de pesos (Basadre 1968-70, VI: 61).
Para efectos comparativos, cada uno de los monitores fluviales costó más del
doble que el Huáscar, que había sido construido en Inglaterra, con diseño y
características superiores, y que había sido lanzado al mar dos años antes, en
1865. Perú pagó por el Huáscar 81,247 libras esterlinas, cifra que al tipo de
cambio de cinco pesos por libra esterlina, arroja la suma de 406,235 pesos
(Basadre 1968-70, VI: 9). (Sobre este caso de corrupción puede usted leer
Mariano Ignacio Prado o el ladrón.- Sus servicios a Chile y sus negociados en
la compra de armas, el contrato Raphael y los sobornos de Meiggs y Grace).
Como era de esperarse, las naves adquiridas a tan elevado precio nunca
cumplieron funciones como monitores en razón a que no fueron diseñadas para
operaciones en el mar. Tuvieron que ser remolcados “de Nueva Orleans a las
Antillas, y a la costa atlántica de la América del Sur, para luego pasar a la del
Océano Pacífico. Fue el remolque más largo de un periodo de 1 año y 3 meses
el más peligroso hecho hasta entonces en la historia de la marina de guerra en
el mundo”. Durante la Guerra del Salitre, el Manco Cápac fue usado como
batería flotante en la defensa de Arica, por lo que tuvo que ser remolcado hasta
dicho puerto. El Atahualpa permaneció anclado en el Callao y sirvió como
“batería flotante” debido a que no podía navegar por el deterioro de sus
calderas. Ambos monitores de río fueron hundidos por sus propias tripulaciones
para evitar que cayeran en manos enemigas.

Como escribió Basadre (1968), “no se llega a comprender cuáles fueron los
beneficios aportados al país con la adquisición del Manco Cápac y el
Atahualpa”. Con lo que el Perú pagó por ambas naves el país pudo haber
comprado cinco monitores como el Huáscar. Sin embargo, Mariano Ignacio
Prado no estaba muy interesado en ese tipo de consideraciones. Él lo que
quería asegurar era el business de las comisiones y primas que recibían las
autoridades del país comprador. La adquisición del Oneoto yCatawba fue uno
de los negociados que lo hizo rico y para completarlo contó con la ayuda de los
hermanos García y García. De paso, Prado y los García y García grabaron sus
nombres de manera indeleble en uno de los más comentados actos de
corrupción en la Historia del Perú.

Nuestra opinión es que creemos y pensamos que la compra de ambas naves


fue una operación dañina a los intereses nacionales y económicos en nuestro
país ya que esta compra salió demasiado costosa por el hecho que los buques
eran chatarra como mencionan muchos críticos de nuestro país. De igual forma
la marina de guerra se había quedado sin presupuesto por el hecho de que los
buques estaban en contante mantenimiento para así poder ser utilizados.

Otro dato de suma importancia y que da mucho que decir es el hecho de que
los buques que se compró no estaban destinados para uso marítimos si no que
esos buques eran para ser manejados en ríos. Por eso los estadunidenses
sacaron un comentario “Que ahí van los peruanos en sus ataúdes de guerra”
Ya que los buques no podían movilizarse solos más aun sabiendo en qué
estado se encontraban esos buques.

Ahora nos damos cuenta que la corrupción, beneficios de compras del estado
la mala inversión que realizan no es de ahora es de años atrás, transciende
todo lo desastroso de nuestro país demostrando que el hombre solo busca su
beneficio a costilla de los demás. Nuestro gobierno es el estado más corrupto
que perjudica al Perú mismo.

Y así paso en los años de Manuel prado gasto una suma de 2,346,000 pesos
por dos monitores inservibles que valían 755,000 y que, según las leyes
estadounidenses, no podían ser vendidas a nuestro país porque aún
estábamos en guerra con España. Como siempre, los corruptos con poder
tienen defensores y cómplices; un oficial de la Marina de Guerra del Perú
aseguró que los mencionados monitores eran los que necesitaba nuestra
Marina porque eran magnificas naves de guerra. Según su versión: El
concienzudo examen que dice de estas formidables máquinas de guerra me
persuadió de la necesidad de introducir ciertas modificaciones que asegurasen
el éxito de su navegación en el Pacífico. En la realidad esas naves estaban
condenadas a ser simplemente un fiasco y su falta de maniobrabilidad las
destinaba a no ser útiles para un conflicto bélico. Por eso decimos que la
similitud de la corrupción nacional e internacional de esos tiempos con los
actuales no es una coincidencia, es una herencia.

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