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Sábado 9

Oración de inicio: alguna antífona o práctica de piedad para empezar.


Oración mariana al mediodía
Vísperas
Domingo 10
Laudes
Misa

Sábado 9

Oración de inicio.
Invocación al Espíritu Santo (Dev. Pág 31)
Cántico de la Sabiduría (Dev. Pág 43)

Oración Mariana
Letanías lauretanas (Dev. Pág 119)

Vísperas

VÍSPERAS

El Oficio comienza con las oraciones iniciales, con las cuales nos ubicamos –en alma y cuerpo- ante
la presencia de las tres Personas Divinas, a quienes ofrecemos nuestra alabanza, como
participación del Banquete y Diálogo festivo en el que Ellos celebran su Amor.
Son seguidas del Trisagio –“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad”. El inclinarse
tocando el piso con las manos luego de haber hecho la señal de la cruz (metanía) es un gesto con el
cual el cuerpo acompaña la adoración o compunción del corazón. Toda nuestra liturgia intenta ser
vivida desde la indisoluble unidad del hombre –cuerpo y alma-, quien está llamado a transfigurarse
en una alabanza viviente.
El Himno nos introducirá de manera poética en el misterio que celebramos en las Vísperas. En este
caso, propio de quien espera el domingo de la Resurrección toda la liturgia está centrada en el
misterio de Cristo que vence a la muerta, Luz que triunfa sobre toda tiniebla.
Rezamos la salmodia propia del día, cantamos salmos de alabanza al Misterio celebrado y la
asamblea acoge y “guarda en su corazón” las maravillas realizadas por el Señor.
Comienza entonces el Lucernario, la parte más antigua y característica del oficio de vísperas.
Desde el s. IV está probado que se encendían lámparas y se ofrecía incienso en este momento. El
hombre creado para el amor, rompe el trato de amistad con Dios e ingresa en el no-amor del país
de las tinieblas. Desde esta oscuridad, grita al Señor y, al igual que se quema el incienso en la
brasa, su dolor ofrecido sube pidiendo auxilio, con el aroma de la humildad y de la compunción. Es
por eso que la liturgia comienza con la Capilla en penumbras: porque el hombre apenas creado
oscurece la luz de la creación con su pecado. Porque el pecado consiste en preferir las tinieblas a la
luz (Juan 1). Se canta el himno “Luz Gozosa” (año 160). Así, después de haber hecho memoria de la
caída, celebramos la venida de Cristo. Dios escucha nuestra súplica y responde enviando a su Hijo.
Él es la Luz del mundo. Su venida en Carne es la plenitud de toda Luz, que no conoce el atardecer,
pues brilla para siempre: es la luz gozosa del Padre, siete veces radiante. Es la Buena Noticia que
ilumina nuestros pasos. Y por eso podemos, con las luces encendidas rezar el cántico del
Apocalipsis que habla del triunfo final de Jesucristo.
Luego leemos el Evangelio que es la cumbre del oficio. Cantamos con María su cántico de
alabanza, el Magnificat. Rezamos las preces, el Padrenuestro, la oración final y la bendición.
Todos los oficios terminan con la exclamación ¡Marana thá!, ¡Ven, Señor Jesús!: en nombre de la
Iglesia y de todos los hombres, esperamos la vuelta de Aquel que viene. Por último, se canta a la
Virgen y se reza el Ángelus.

Oraciones Iniciales
Gloria a la Santísima Trinidad, consubstancial,
vivificadora e indivisible
Como era en el principio ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.

Rey del cielo consolador,


Espíritu de Verdad,
Tú que estás presente en todas partes
y que todo lo llenas.
Tesoro de gracias y dador de Vida.
¡Ven y habita en nosotros!
Purifica nuestras manchas y
salva nuestras almas,
Tú que eres bondad.

Trisagio

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,


ten piedad, piedad (tres veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era…
Santo inmortal, ten piedad de nosotros.
Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten piedad, piedad.

Himno

En medio de la noche un grito se oye:


“Ya viene el Esposo, salid a su encuentro”. (2)

Yo escucho a mi Amado,
he aquí que viene.

María estaba junto al sepulcro


dime dónde han puesto a mi Señor.

Salmodia

Salmos 129 y 116 (cantados por toda la asamblea)

Desde lo más hondo te invoco, Señor,


Señor, oye mi voz.
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor,


¿Quién podrá resistir?

Pero en Ti se encuentra el perdón,


para que seas temido.

Mi alma espera en el Señor


y yo confío en su palabra.

Mi alma espera al Señor,


más que el centinela la autora.

Como el centinela espera la aurora,


espera Israel al Señor.

Porque en Él se encuentra la Misericordia


y la redención en abudancia.

Y Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.

¡Alaben al Señor todas las naciones,


glorifíquenlo todos los pueblos!

Porque es inquebrantable su amor por nosotros


y su fidelidad permanece para siempre. Aleluia.

Gloria al Padre y al Hijo


y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre


por los siglos de los siglos. Amén

LUCERNARIO

Ofrecimiento del Incienso


Señor, clamo hacia Ti, escúchame
escúchame, Señor,
Señor clamo hacia Ti, escúchame.
Oye mi voz cuando te llamo,
cuando clamo hacia Ti,
escúchame, Señor.
Que mi oración suba como el incienso ante Ti
la elevación de mis manos sea la ofrenda de la tarde,
escúchame, Señor.

Himno GOZOSA LUZ

Gozosa Luz, Resplandor Eterno del Padre,


Santo y Feliz, Jesucristo.

Llegados al ocaso del sol


contemplando la luz de la tarde,
cantamos al Padre y al Hijo
y al Santo Espíritu de Dios.

Digno eres en todo tiempo


de ser siempre cantado por voces santas
Hijo de Dios que das la Vida,
el mundo te glorifica.

Te bendecimos Cristo, Verbo de Dios,


Luz nacida de la Luz,
Tú iluminas el espíritu del hombre
dándole parte en tu sabiduría.

Te adoramos, Señor Jesús,


Imagen del Padre Invisible,
Esplendor de la Gloria del Altísimo
Sabiduría Eterna y Verbo de Dios.

Te cantamos, Resucitado
a ti que surges de las tienieblas del sepulcro.
Estrella de la mañana que anuncias la Aurora,
que no conoce ocaso.

Cántico del Nuevo Testamento Ap 19, 1-2.5-7

Aleluya, Aleluya, Aleluya.


Aleluya, Aleluya, Aleluya.

La salvación, la gloria y el poder


son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Alaben a nuestro Dios, ustedes sus servidores


los que lo temen,
pequeños y grandes.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Porque el Señor, nuestro Dios, el todopoderoso


ha establecido su Reino,
alegrémonos, regocijémonos y démosle gloria.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Llegaron las bodas del Cordero


su Esposa ya se ha preparado
la han vestido con lino fino de blancura resplandeciente.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.

Evangelio.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 20-35

Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus
parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los
demonios por el poder del Príncipe de los Demonios».
Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a
Satanás? Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco
puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede
subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que
profieran. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de
pecado para siempre». Jesús dijo esto porque ellos decían: «Está poseído por un espíritu impuro».
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La
multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan ahí
afuera».
Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y dirigiendo su mirada
sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque
el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

Silencio.

Magníficat.

Ant.: El que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Mi alma canta la grandeza del Señor,


y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador.
Porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas
su nombre es Santo.

Su misericordia se extiende de generación en generación


sobre aquellos que le temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,


dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono


y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos


y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel su servidor,


acordándose de su misericordia.

Como lo había prometido a nuestros padres


en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.: El que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Preces
Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,


-derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido que fueran testigos de tu
resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza


-y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia


-y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu
enemigo,
-para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.
Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del
Padre,
-recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

Padrenuestro

Oración final.
Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser
renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo

Bendición

Maranatha.
Ven, Señor Jesús.

DOMINGO 9 DE JUNIO

Laudes

Si Laudes es la primera celebración del día:


V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

A continuación se dice el salmo Invitatorio, con la antífona:


Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.

HIMNO

Nuestra pascua inmolada, aleluya,


es Cristo el Señor
aleluya, aleluya, aleluya.

Pascua Sagrada oh fiesta de la luz,


despierta tu que duermes,
y el Señor te alumbrará.

Pascua Sagrada, la sala del festín


se llena de invitados,
que celebran al Señor.

Pascua Sagrada, cantemos al Señor,


vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,


el mundo renovado
canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!


La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada,¡oh noche bautismal!


Del seno de las aguas
renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad!


Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.

SALMODIA

Ant. 1: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Salmo 117
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA

Dad gracias al Señor porque es bueno,


porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:


eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:


eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:


eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,


y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;


¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia,


veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor


que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor


que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban cerrando el cerco,


en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas,


en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,


pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía,


él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria


en las tiendas de los justos:

"La diestra del Señor es poderosa,


la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor,


pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,


y entraré para dar gracias al Señor.

Ésta es la puerta del Señor:


los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste


y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos


es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,


ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:


sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;


Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor;
el, Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos


hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;


Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,


porque es eterna su misericordia.

Ant. 1: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Ant. 2: Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.

Cántico Dn 3, 52-57
QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:


a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, santo y glorioso:


a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:


a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:


a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:


a ti honor y alabanza por los siglos.

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,


ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ant. 2: Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.


Salmo 150
ALABAD AL SEÑOR

Alabad al Señor en su templo,


alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,


alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,


alabadlo con arpas y cítaras,

Alabadlo con tambores y danzas,


alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,


alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta,


alabe al Señor.

Ant. 3: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.

LECTURA BREVE Ez 36, 25-27


Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e
idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi
espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

RESPONSORIO BREVE

V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.


R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

V. Pregonando tus maravillas.


R. Invocando tu nombre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.: Todo será perdonado; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no obtendrá jamás
perdón.
Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación


en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo


por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos


y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,


recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,


arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,


en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,


porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,


el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,


nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla


y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos


por el camino de la paz.

Ant.: Todo será perdonado; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no obtendrá jamás
perdón.

PRECES

Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser "Dios-con-nosotros",
y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.

Señor Jesús, sol que naces de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,


haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte,
sino que tengamos siempre la luz de la vida.

Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.

No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,


antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien.

Tú que bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Oración

Dios nuestro, de quien todo bien procede, concédenos seguir siempre tus inspiraciones, para que
tratemos de hacer continuamente lo que es recto y, con tu ayuda, lo llevemos siempre a cabo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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