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Frescura
Es la primera norma a la hora de elegir frutas y verduras... que estén bien frescas. Un aspecto
apagado, con colores mortecinos y poco vivos, una verdura lacia, blanda... son las principales señales
de alarma que apuntan a que una hortaliza lleva demasiado tiempo recolectada. Busca siempre la
frescura de tus ingredientes.
Firmeza
En líneas generales, uno de los mejores indicadores de que una hortaliza está en buenas
condiciones y fresca... es su firmeza. Fíjate que tengan una consistencia firme y la piel tersa. Esto no
significa que tengas que coger la verdura en cuestión y espachurrarla para ver si cede o está firme...
con solo cogerla al peso... se nota si está firme.
Belleza-interior
Es muy habitual fijarnos en la ‘belleza’ natural de la fruta o la verdura a la hora de elegirla. Un grave
error, ya que la belleza de muchas hortalizas se esconde en interior y su belleza exterior, en
ocasiones, puede ser artificial. Si, has leído bien... muchas frutas y verduras son ‘maquilladas’ para
tengan mejor aspecto, con ceras, etc... En otros casos, la fealdad exterior es indicador de calidad...
es el caso, por ejemplo, de las granadas.
Maduración
Hay que buscar las frutas y las verduras ya maduras... porque si las compras demasiado verdes...
puede que nunca lleguen a madurar perfectamente. Eso sí, tampoco te pases. Hay alimentos que
duran muy poco tiempo... y si los compras en su punto óptimo de maduración, se estropearán salvo
que los consumas en el mismo día.
Temporada
Aún cumpliendo todo lo anterior... siempre debes acudir a tu mercado o frutería habituales
conociendo el calendario y la mejor temporada de cada uno de los productos. Por mucho que te
apetezca comer unos trigueros frescos en noviembre... debes saber que no es su temporada natural.
De forma que, aunque los encuentres, lo más probable es que pagues tres o cuatro veces más de lo
que costarían en primavera, que vengan de lejos, que se hayan cultivado en invernadero, o que no
tengan sabor a triguero.
A la hora de elegir un repollo, cuanto más pesado, duro y compacto sea, mejor. Hay que rechazar
aquellas piezas que presenten un aspecto marchito o tengan el núcleo seco, partido, viscoso o
leñoso. Y es importante que las hojas exteriores e interiores tengan tonalidades distintas, ya que si
todas tuviesen el mismo color podría deberse a que las externas han sido arracadas para enmascarar
su falta de frescura.
Para su correcta conservación, lo mejor es introducir el repollo dentro de una bolsa perforada en el
frigorífico y, a ser posible, en uno de los cajones, para aislarlo y evitar que invada con su olor al resto
de productos. De esta forma, puede aguantar en buenas condiciones de dos a tres semanas.
Elige los meses de primavera y verano, o los días cálidos del otoño para hacer la poda y el trasplante.
Procura que el corte del esqueje sea limpio, con una herramienta bien afilada.
Haz el corte por debajo de algún nudo, procurando que el tallo incluya al menos tres nudos. (Mínimo
dos por encima del corte)
Retira las hojas por debajo del nudo y la parte más dura o corteza del tallo, si es demasiado leñoso.
En tallos de herbáceas o semileñosas, puedes introducirlos durante unos días en agua. Por lo general
si el tallo es adecuado, pronto aparecerán nuevas raíces.
Entierra los tallos en sustrato bien húmedo. Mantenlo con una buena humedad, pero sin
encharcarlo.
Por lo general, los bulbos además se venden secos, sueltos o en paquetes, y siempre que se pueda,
conviene adquirirlos cuando recién ha llegado la partida de los mismos.
Por otro lado, aunque los bulbos sueltos tienden a tener menos calidad que los de paquete,
siempre podrás elegir la cantidad y el bulbo particularmente en estos casos, dejando de lado los que
no te agraden. En estos casos, asegúrate siempre de revisar bien los bulbos, y que no estén dañados
por ningún motivo, ya que es una condición fundamental el hecho de que estén firmes, con su piel
entera, sin grietas, ni moho.
Si no estás seguro de la condición del bulbo, en tanto, te aconsejamos que le presiones la base, ya
que de esa forma podrás saber si está firme o no, considerando que si está blanda puede ser
una señal de debilidad posterior.
La alcachofera Cynara scolymus es una planta robusta, de la familia de las compuestas, bianual, que
muestra un rosetón de enormes hojas, de hasta un metro de largo, muy segmentadas, duras y
espinosas, recubiertas de hebrillas blancas por su parte posterior. Del centro del rosetón de hojas,
se desarrollan tallos gruesos, acanalados, que culminan en enormes flores, recubiertas de escamas
imbricadas, con la base carnosa, que es, como se sabe, la parte comestible de las alcachofas. El fruto
es una cápsula rígida o aquenio, que no se abre por su mitad central y que contiene una única semilla
en su interior, que es dispersada por el viento con la ayuda del típico plumón de las compuestas,
conocido como villano. La alcachofera puede alcanzar los 150 cm de alto.
Las vainas o legumbres corresponden a frutos, los cuales están compuestos por dos valvas
provenientes del ovario. Las vainas, que son rectas y carnosas en sus estados iniciales presentan un
interior esponjoso, felpudo y de color blanco la parte interna de las vainas corresponde al
mesocarpio y al endocarpio. En los cultivares de la variedad minor, las vainas, debido a su menor
tamaño y peso, se mantienen erectas a través de todo su desarrollo. En los cultivares de la
variedad major, en tanto, las vainas van inclinándose en la medida que avanza el llenado de sus
granos
Tipos de maíz
Maíz Duro
Maíz Dulce
Maíz Reventador
Maíz Dentado
Maíz Harinoso
Maíces Cerosos
Maíz Baby
Clasificación de las cebollas
Cebolleta
Cebolla primavera
Puerro salvaje
Cebolla amarilla
Cebolla blanca
Cebolla roja
Chalota
Cebolla perla
Cebolla Cippolini
Cebolla puerro
Hortalizas exóticas
Hortalizas de frutos
-cuales son
Las berenjenas, los calabacines, las calabazas, las fresas, los guisantes, las habas, las judías, el maíz
dulce, los melones, los pepinos, los pimientos, las sandías, los tomates
-cuantos hay
-características de la planta
El fruto de las solanáceas tiene forma de baya con piel y carnoso en el caso de las berenjenas o
bien con piel fina y con pulpa como el del tomate.
Las pulpas de las cucurbitáceas son de distintas consistencias en unos frutos con piel gruesa que
reciben el nombre de pepónides, de pie gruesa conteniendo gran cantidad de agua y tallos
rastreros y frágiles si exceptuamos el caso del calabacín
Pimiento
El pimiento es el fruto hueco de una planta herbácea que recibe su mismo nombre. Pertenece a la
familia de las Solanáceas y, en concreto, al género Capsicum. Las Solanáceas constituyen una
familia que incluye alrededor de 75 géneros y unas 2.300 especies de plantas productoras de
alcaloides tóxicos, entre las que se incluye la belladona, la mandrágora y el beleño. Son pocas las
Solanáceas comestibles. Entre ellas se encuentran el pimiento, el tomate y la berenjena, de gran
relevancia en la alimentación
Ají
El Ají es un fruto cuya planta es de tallo leñoso, generalmente posee forma de arbusto, y sus flores
suelen ser blancas o verdosas.
El fruto de Ají es una baya que varía en color y tamaño que de acuerdo a su variedad puede ser
cúbico, esférico, redondo, cuya carnosidad varía también según su especie y en su cuerpo posee
aceites esenciales. El interior del Ají es hueco y posee semillas amarillas que contienen alcaloide
piperina (5-10 %) que le proporciona el característico gusto picante.
Por ebullición: Las verduras deben cocerse en abundante agua hirviendo. Debe quedar “al
dente”, que ofrezcan una pequeña resistencia al diente, pero que nunca resulten duras.
Una cocción en exceso contribuiría a eliminar su sabor característico, al igual que
propiedades nutritivas y vitaminas, y una mala cocción por defecto estropeará sus
cualidades gastronómicas.
Blanco para verduras: Algunas verduras requieren una cocción especial, como las
alcachofas, los cardos, las acelgas, etc. Estas hortalizas, una vez peladas y limpias, se
ennegrecen al estar en contacto con el aire y para paliar dicho inconveniente se deben
tener sumergidas en agua fría acidulada con limón. Su cocción se lleva a cabo en una
preparación denominada “blanco”, consistente en añadir un pellizco de sal por cada litro
de agua, 20 gr. de harina desleída en frío, el zumo de un limón y un elemento graso y todo
ello se cuece.
Al horno: Es igual que la cocción a la parrilla pero aquí las verduras son depositadas en una
placa de horno, variando únicamente la temperatura de exposición a la que es sometido el
alimento. Su utilización queda igualmente reservada para aquellas verduras que son ricas
en agua de vegetación.
Glaseado: Se ponen las verduras en una brasera, agregándoles mantequilla, sal, una
cucharada de azúcar y el agua suficiente para que queden cubiertas. Se procede a su
cocción hasta la evaporación completa del líquido, a fin de obtener una reducción con la
consistencia de un jarabe. Se logra el glaseado mezclando bien las verduras con esa
reducción, hasta que queden completamente cubiertas con una capa lustrosa.
Los tubérculos son tallos subterráneos que acumulan los nutrientes de las plantas. En cuanto a
tubérculos comestibles, algunos de los más populares son la cebolla, la zanahoria y la yuca, entre
otros. Se pueden aplastar hasta hacer una masa comestible conocida como puré.