El proceso de modernización del Estado colombiano, y con él su sistema de planificación, si
bien lento e incompleto, no puede ser acusado de inexistente. De hecho, múltiples marcos jurídicos y entes públicos operativos como el artículo 339 y ss. de la Constitución Política, la Ley 152 de 1994, la Dirección Nacional de Planeación o el Consejo Nacional de Planeación, establecen y promueven la planeación de desarrollo a nivel nacional y local como parte esencial de la gestión pública. Además, apoyados en los anteriores, todos los gobiernos locales y regionales cuentan con alguna dependencia específica encargada de la planificación de las acciones públicas. Sin embargo, en mi experiencia como consultor he notado que, incluso en aquellas administraciones municipales con buenos niveles de capital humano y de infraestructura tecnológica, la planeación sigue siendo sumamente ineficiente. Lo paradójico del asunto es que, en muchos de los casos, la planeación de hecho se realiza con la más detallada minucia, haciendo uso de los mecanismos más avanzados y el conocimiento técnico más sofisticado: diagnósticos con big data en tiempo real, información georreferenciada, análisis causales cualitativos y cuantitativos, evaluación de escenarios y contrafactuales, sistemas de seguimiento y evaluación, etc (¡si es que yo mismo he participado en procesos de planeación de este tipo!). Se construyen planes que, de ser llevados a cabo, podrían ser efectivísimos. Pero se quedan en el archivador. Teniendo herramientas tan poderosas como estas para ejecutar sus acciones, los tomadores de decisiones consumen toda su disponibilidad atendiendo las contingencias y los requerimientos diarios. Parecen preferir las acciones paliativas que no hacen más que mitigar momentáneamente los problemas públicos a las intervenciones planificadas. Las primeras, aparentemente, granjean mayores réditos políticos que las acciones a largo plazo, mientras que las segundas son lentas y pueden requerir, incluso, de la continuidad de otros gobiernos. La mayor parte del esfuerzo de las administraciones se desgasta contestando PQRSs. “¡Es que eso es lo que nos toca hacer!”, le he escuchado decir a más de un funcionario público. Se planea para cumplir con los requisitos legales, no para mejorar las acciones del gobierno y conseguir resultados óptimos. La teoría clásica de los fallos de la economía del sector púbico (Stiglitz, 2000; Stiglitz & Walsh, 2011; Weimer & Vining, 2011) podría encontrar en este hecho muchas explicaciones: problemas principal-agente, restricciones de los periodos de presupuestación y de los ciclos electorales, problemas de cooperación, etc. No obstante, muchas de estas explicaciones o no son precisas (no existe propiamente un fallo de gobierno) o no son suficientes (resolviéndolas no se conseguiría solucionar el problema). En el fondo, parece haber una actitud generalizada del funcionario público a desmeritar o, sencillamente, desconocer el alcance de la planeación de las intervenciones públicas. Desde la perspectiva de la economía del comportamiento, podría tratar de abordarse este problema de la planeación de archivador como un problema de decisiones intertemporales: el funcionario o gobernante prefiere acciones efímeras, pero que sean evidentes de forma inmediata, que acciones lentas, pero de mayor impacto a largo plazo (el self-control queda subsumido a la obtención de popularidad política). En este sentido, una investigación de sumo interés en esta área sería la de diseñar un nudge -alla Thaler & Benartzi (2004)- para que los encargados de las decisiones públicas prefieran sacar el plan de su archivador y hacerlo efectivo en lugar de limitarse a responder al ajetreo de los reclamos diarios (que podría reducirse si se hiciera lo primero). Esto sería, mejorar las decisiones intertemporales a las que está sujeta la acción pública. Referencias
Stiglitz, J. & Walsh, C. (2011). Microeconomía. Ariel: Barcelona.
Stiglitz, J. (2000). La economía del sector público. Antoni Bosch: Barcelona.
Thaler, R. H., & Benartzi, S. (2004). Save More Tomorrow™: Using behavioral economics to increase employee saving. Journal of Political Economy, 112(S1), pp. S164-S187
Weimer, D. & Vining, A. (2011). Policy Analysis. Longman: Nueva York.