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UNIVERSIDAD CRISTIANA DE HONDURAS

(UCRISH)

MODALIDAD FIN DE SEMANA


FACULTAD DE ADMINISTRACION

Catedrático:
Lorena Calero

Alumno:
Edward Daniel Urvina Andrade

No. De Cuenta:
1807150448

Asignatura:
Teología y Sociedad

Lugar y Fecha:
Olanchito Yoro 15 de marzo Del 2018.

JUSTIFICACION
La justificación en lo personal, es el acto que a una persona se le juzgue por algo que supuesto esta malo
y en realidad está bien es por ello que la justificación es declarado inocente sin culpa Dios es un ser
Justo y como ser Justo actúa con justicia. La justicia es sinónimo de justificación por lo tanto es el acto
soberano de Dios por el que, por pura gracia nos declara aceptos antes Dios a quienes creen en El hijo
de Dios. En Romanos 5:1 nos dice Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro señor Jesucristo. Ser justo en el caso de la salvación que nos provee Dios es para
todos y en el caso del Señor Jesús se crucificó injustamente (Aunque bíblicamente ya estaba
predestinado por Dios que así fuese y cumpliese su voluntad). Como se dice ¨Pagó un justo por
pecadores¨.

Nuestra futura vida eterna en el venidero Reino de Dios, depende de que seamos justificados por Dios.
Necesitamos que nuestros pecados sean perdonados por Él, y todo esto es hecho posible por la sangre
derramada de Cristo. Por lo tanto la justificación requiere de una profunda fe en Cristo y en la aceptación
de su sangre derramada para el perdón de nuestros pecados.

La Biblia dice que el justo debe vivir por fe. Por lo tanto la nueva vida en Cristo será una vida de fe y
obediencia a las leyes de Dios. La maldad y la transgresión de los mandamientos de Dios son
comportamientos inaceptables para Dios, en los cristianos que han sido justificados. Así que para que
una persona justa demuestre su fe es necesario que viva una vida según la gracia y la ley.

SANTIFICACION

La santificación es algo limpio totalmente, puro que no tiene mancha. Es el proceso que se le da al
creyente por haber creído en Dios, es decir él transforma o limpia de todo lo malo que poseíamos antes
de creer y se vuelve algo puro y sin mancha delante de Dios. El concepto de “santo” o “santificado” sirve
en la Biblia de mucha importancia. “Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó…” (Gen. 2:3). “…Que el
que es santo siga guardándose santo” (Ap. 22:11).

Yendo más al punto, Dios ordenó a Moisés, “…Seréis santos porque yo, el Señor vuestro Dios, soy
santo” (Lev. 19:2) y Pedro repite el mandato, “sino que así como aquel que os llamó es santo, así también
sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: SED SANTOS PORQUE YO
SOY SANTO” (1 Pedro 1:15-16). Esta idea de “ser separados de”, “dedicados a” y/o “santos” impregna
toda la Escritura, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos. Un escritor fue mucho más lejos al
declarar efusivamente: “’Santificación’ es una de las palabras más resplandecientes en nuestro
vocabulario cristiano y la doctrina neotestamentaria de la santificación es uno de los distintivos supremos
de nuestra fe cristiana”.

¿Por qué “santo”? De los cinco nombres mencionados previamente, es el que se enfoca en el atributo de
Dios de su santidad (Isa. 6:1-8) y su designio de que todos los verdaderos creyentes en Cristo
demuestren en una manera creciente, y también emulen, esta cualidad como su certificado de
autenticidad cristiana (He. 12:10).

GLORIFICACION

Hacer honor o prestigio, reconocer que Dios es grande y es el creador de todo que nos rodea. Alabar a
Dios por ser supremo en toda la creación.

La "glorificación" es la eliminación final que Dios hace del pecado de la vida de los santos (es decir, todos
los que son salvos) en la condición eterna (Romanos 8:18; 2 Corintios 4:17). En la venida de Cristo, la
gloria de Dios (Romanos 5:2), Su honor, alabanza, majestad y santidad, se hará realidad en nosotros; en
lugar de ser mortales agobiados con la naturaleza pecaminosa, seremos transformados en seres
inmortales y santos con un acceso directo y sin obstáculos a la presencia de Dios, y podremos disfrutar
de una santa comunión con Él por toda la eternidad. Al considerar la glorificación, debemos enfocarnos
en Cristo, porque Él es la "esperanza bienaventurada" de cada cristiano; también, podemos considerar la
glorificación final como la culminación de la santificación.

Este es el momento en que Cristo “transformará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:21). Es la ocasión gloriosa en que Cristo nos vestirá
de inmortalidad e incorrupción (1 Corintios 15:53-55). Habiendo sido librados de la culpa y del poder del
pecado seremos librados de la misma presencia del pecado. Queda claro, entonces, que la salvación es
un proceso que se extiende en el pasado, en el presente y en el futuro. La glorificación será imposible a
menos que hayamos sido justificados y santificados, y estas dos fases de la redención dependen de la
naturaleza perfecta de Cristo. Vivió por nosotros, murió por nosotros, para que pudiéramos vivir para
siempre con El.
La glorificación final debe esperar la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo
(Tito 2:13; 1 Timoteo 6:14). Hasta que Él regrese, estamos agobiados con el pecado, y nuestra visión
espiritual está distorsionada debido a la maldición. "Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces
veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido" (1 Corintios
13:12). Cada día, debemos ser diligentes por el Espíritu para hacer morir las obras de la "carne" (todo lo
pecaminoso) en nosotros (Romanos 8:13).

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