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La temperatura presente en el uso de la cocina oscila entre los 150° y los 180°. La
CONDUCCIÓN es el paso de calor a través de un cuerpo, de molécula a molécula, sin
desplazamiento de partículas; y de este cuerpo a los que lo circundan o están en contacto
directo. La conducción de calor se da por una transferencia de energía cinética entre las
moléculas. Su velocidad y efectividad depende directamente de la conductividad térmica, que
es distinta en cada sustancia. En cocina, este punto es clave al momento de elegir el material
con el que están fabricadas las sartenes y ollas, y la plancha o grill que utilizaremos. Los
materiales que conducen mejor el calor serán capaces de transmitir antes y mejor el calor a los
alimentos.
La RADIACIÓN es el tercer medio. Este mecanismo se diferencia de los dos anteriores en que
no necesita un medio material como vehículo, ni requiere contacto físico, ya que su energía es
transmitida por ondas electromagnéticas infrarrojas, que se propagan incluso, por el vacío. La
radiación está presente en múltiples métodos de cocción, desde la irradiada por las brasas en
una parrilla, hasta la que emite la resistencia del horno eléctrico. Los materiales oscuros captan
mejor esta energía, mientras que los claros y brillantes la reflejan, disminuyendo la explosión a
la misma.
TAREA N°2:
Pude observar cuando dejé un lapicero reposado sobre un vaso de agua, que la tinta ingresó
en el contenido líquido, produciéndose la transferencia de la masa del lapicero hacía el interior
del agua que reposaba en el vaso de agua.
TAREA N°3:
Las nubes, la niebla, la lluvia, la nieve, etc., que es la forma condensada de humedad
atmosférica, compuesta de pequeñas gotas de agua o de diminutos cristales de hielo, son el
principal fenómeno atmosférico visible del tiempo meteorológico. Como tales, representan un
paso transitorio, aunque vital, en el ciclo del agua. Este ciclo incluye la evaporación de la
humedad desde la superficie terrestre, su transporte hasta niveles superiores de la atmósfera,
la condensación del vapor de agua en masas nubosas y el retorno final del agua a la tierra en
forma de precipitaciones de lluvia y nieve. Las partículas que componen las nubes tienen un
tamaño que varía entre 5 y 25 micrómetros (0,005 y 0,025 milímetros), son tan pequeñas que
las sostienen en el aire corrientes verticales leves.
La inmensa diferencia de tamaño entre una gota de nube y una de lluvia, sugiere que la
condensación no es el único proceso responsable para la formación de gotas grandes que
puedan caer como lluvia; debe haber algún otro mecanismo que produzca el crecimiento de las
gotas de nubes.
El proceso de liofilización tiene sus orígenes en el Imperio Inca, en el altiplano andino a 4000
metros sobre el nivel del mar. Allí los pobladores realizaban y continúan realizando un producto
denominado Chuño, resultado de la deshidratación de la papa. La técnica consiste en dejar las
papas cosechadas sobre el suelo, de manera que durante la noche se congelen como
consecuencia de las muy bajas temperaturas, y durante el día el sol y el viento seco produzcan
el cambio de estado del agua (desde el sólido al vapor sin mediar la fase líquida). Con el paso
de los años se desarrolló industrialmente esta técnica de conservación que integra dos métodos
confiables: la congelación y la deshidratación. El desarrollo comercial de este proceso se
produjo durante la Segunda Guerra Mundial, donde se utilizó para conservar plasma sanguíneo
y en la preparación de los primeros antibióticos de penicilina. Años después, alrededor de 1960,
comenzó a utilizarse la misma tecnología sobre una gran variedad de productos, entre ellos los
alimentos.
Para el experimento de la liofilización casera se debe conseguir una bandeja de malla de metal.
Esta bandeja debe tener algunos orificios, o el proceso de liofilización tardará más tiempo. Este
tipo de bandejas pueden conseguirse en cualquier tienda de suministros para restaurantes.
Cortar la manzana o la papa en rebanadas bien delgadas. Cuanto más delgada sea la
rebanada, más rápido será el proceso. Acomodar las rebanadas en la bandeja y poner en el
congelador. Luego de 30 minutos deberían estar congeladas. Mantener en el congelador por
alrededor de una semana para que se sequen totalmente. Para probar, retira una rebanada y
descongélala. Si no está completamente seca, se volverá de color marrón.