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http://iddpr.rcm.upr.edu/docs/opusculos/Nutrici%C3%B3n_S%C3%ADndrome_Down.pdf
http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/portal_social/import/ucadiz/ucadiz0002.pdf
https://www.se-neonatal.es/Portals/0/Publicaciones/Guia-de-Uso-Terapeutico-de-Nutricion.pdf
https://www.down21.org/salud-y-biomedicina/alimentacion-complementaria.html
file:///C:/Users/USER/Downloads/391_lactancia.pdf
https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/sindrome-de-down/dificultades-en-la-alimentacion-
de-ninos-con-sindrome-de-down/
http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44310/9789275330944_spa.pdf?sequence=1
http://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/salud/guias_salud/ninios/guianinos_1a11meses.pdf
https://www.aeped.es/sites/default/files/anales/50-2-18.pdf
http://www.sesan.gob.gt/wordpress/wp-content/uploads/2017/09/Unidad-5-Alimentacion-del-
nino-enfermo.pdf
https://www.unicef.org/Spanish_UNICEF-NutritionReport_low_res_10May2013.pdf
http://www.creosltda.com/atachments/s-NEUMONIA_PEDIATRIA_TDA.pdf
https://scielo.conicyt.cl/pdf/rci/v21s1/art01.pdf
https://www.paho.org/cub/index.php?option=com_docman&view=download&category_slug=mn
t&alias=893-temas-de-nutricion-dietoterapia-la-habana-2008&Itemid=226
La neumonía es una de las enfermedades respiratorias que más se presenta en niño, por
causa de virus, bacterias u hongos, aunque claro está, los adultos también pueden padecerla.
Se trata de un tipo de infección respiratoria aguda que afecta directamente los pulmones,
lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción del oxígeno. Debido a su
importancia se conoce que algunos alimentos podrían ayudar a tratar la neumonía y
aunque no reemplazan los medicamentos pueden ayudar en los tratamientos para curarla,
según como lo indique el médico.
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Ajo
Cúrcuma
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Jengibre
Fresas
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Zanahoria
https://www.vix.com/es/imj/salud/5273/5-alimentos-para-tratar-la-neumonia
nicio › Consejos de Salud › Dieta para la Neumonia
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La enfermedad tipica del invierno o de la estación fria del año, la
neumonía aparece normalmente y es una enfermedad inflamatoria de
los pulmones causada por virus, bacterias, hongos o parásitos, la
enfermedad en el aire que se comparte a traves de cualquier ambito
donde se comparta con tumulto de gente como autobus, colegio,
salas de cine, etc. Dependiendo de la gravedad de la infección, la
neumonía puede oscilar en gravedad de leve a condición crítica . Los
niños pequeños, las personas mayores y las personas con el sistema
inmunológico debil son de alto riesgo de contraer neumonía.
Espinacas
Se aconseja a as personas que tienen neumonía a comer alimentos
ricos en potasio, como la espinaca ó la banana/platano. El consumo
de alimentos ricos en potasio puede ayudar a curar los tejidos
pulmonares dañados. La reparación de los tejidos pulmonares
dañados es vital para acelerar el proceso de recuperación, después
de un ataque grave de neumonía. Para evitar la pérdida de nutrientes
durante el proceso de cocción, hacer una ensalada nutritiva a partir
de hojas de espinacas frescas, tambien agregar hojas de espinaca al
preparar una sopa. Además de la espinaca, calabaza al horno, papas
al horno y albaricoques secos también son fuentes ricas en potasio.
Jugo de zanahoria
Beber abundante jugo de zanahoria recién preparada. El jugo de
zanahoria es cargado con numerosos antioxidantes que pueden
acelerar el proceso de curación. Beber jugo rico en vitamina C
zanahoria también puede estimular el sistema inmunológico.
Incluyendo la vitamina C y el jugo de zanahoria rica de antioxidantes
en la dieta diaria también puede prevenir la neumonía de progresar
más allá. El jugo de zanahoria es también una rica fuente de potasio,
magnesio, calcio, hierro, vitamina A y vitaminas del grupo B.
Pescado grasoso
Los pescados grasos como el salmón, la caballa y el atún son fuentes
ricas en proteínas magras. Comer alimentos ricos en proteínas como
el pescado graso puede ayudar a curar los tejidos pulmonares
dañados, además, los peces grasos son fuentes ricas en ácidos
grasos omega-3.
Ajo
http://cedoc.cies.edu.ni/digitaliza/t614/t614-j.pdf
Salud familiar e infantil
inflamatorio, que por lo regular es infeccioso, causado por entrar en contacto con bacterias,
virus, hongos, etc. y comúnmente es secundario de otra enfermedad. Los bebés que tienen
entre tres y seis meses de edad son quienes resultan más comúnmente afectados, si bien esta
enfermedad puede aparecer hasta los dos años. Se calcula que aproximadamente uno de
cada tres bebés tendrá bronconeumonía en algún momento durante su primer año de vida.
Es más frecuente durante los meses de invierno.
1. ACERCA DE LA BRONCONEUMONÍA
Los bronquiolos son los pequeños conductos que hay dentro de los pulmones. Cuando una
persona respira, el aire entra en la tráquea y baja hacia los pulmones a través de una serie de
conductos que se ramifican, llamados “bronquios”. Dentro de los pulmones, los bronquios
se ramifican para formar bronquiolos, que son de menor tamaño y terminan en millones de
diminutas bolsas de aire (los alvéolos). Cuando el aire ingresa en los alvéolos, el oxígeno
del aire se transfiere hacia la sangre, que luego se transporta por todo el cuerpo.
Si tu hijo tiene bronconeumonía, los bronquiolos se inflaman y se cubren con mucosidad
excedente que puede dificultar la respiración.
La bronconeumonía es causada por varios tipos de virus y bacterias. En tres cuartos de los
casos, es provocada por el virus sincitial respiratorio.
2. SÍNTOMAS DE LA BRONCONEUMONÍA
¿Cómo saber si tu hijo tiene bronconeumonía?
Algunos síntomas de la bronconeumonía en tu hijo pueden ser:
Es importante que prestes mucha atención para detectar los siguientes síntomas y buscar
atención médica urgente si tu hijo:
4. CAUSAS DE LA BRONCONEUMONÍA
La bronconeumonía es causada por uno de varios tipos de virus. En tres cuartos de los
casos, es provocada por el virus sincitial respiratorio. Los virus como el virus de la gripe o
adenovirus puede ser causante de bronconeumonía en niños. En diferentes casos se puede
producir bronconeumonía en niños y bebés es secundario a un resfriado. Los tipos de
bacterias más comunes que causan bronconeumonía son Staphylococcus aureus,
Neumococo y pseudomonas aeruginosa.
nacimiento prematuro
cardiopatía congénita
tabaquismo de los padres
lactancia artificial (en comparación con la lactancia materna)
compartir habitación con hermanos de mayor edad (especialmente hermanos que asisten a
la guardería o a la escuela)
Mientras menor edad tenga el bebé y más prematuro haya sido su nacimiento, mayores
probabilidades tendrá de necesitar tratamiento hospitalario contra la bronconeumonía.
5. DIAGNÓSTICO DE LA BRONCONEUMONÍA
El médico de cabecera te preguntará sobre los síntomas y la historia clínica de tu
hijo. Además, examinará al niño mediante la auscultación del pecho con un estetoscopio.
Colocar un oxímetro de pulso en el pie o en un dedo del pie del niño para medir el oxígeno
que tiene en la sangre
Tomar una muestra de secreción de la nariz del niño, que puede servir para identificar el
virus que ha causado la bronconeumonía
6. TRATAMIENTO DE LA BRONCONEUMONÍA
¿Cuánto dura la bronconeumonía en niños y bebés?
Por lo general, si la enfermedad es leve, un niño se recupera en el transcurso de un par de
semanas.
El paracetamol líquido (por ej., Calpol) puede servir para bajar la fiebre y aliviar dolores.
Puedes comprar paracetamol líquido en la farmacia, sin necesidad de receta. Siempre debes
leer el prospecto de información al paciente que viene con el medicamento. Nunca le des
aspirina a tu hijo
Las gotas nasales que se compran en cualquier farmacia pueden servir para tratar la nariz
tapada
Medicamentos para la tos
Dar de beber suficientes líquidos: cerciórate de que tu hijo tome suficiente liquido
Puedes usar un humidificador
Cerciórate de que tu hijo duerma lo suficiente.
Líquidos: si el niño tiene dificultades para alimentarse, puede deshidratarse. Los líquidos
pueden administrarse a través de una sonda nasogástrica u orogástrica (un conducto que se
coloca a través de la nariz o de la boca hasta el interior del estómago). Como alternativa, tu
hijo puede recibir líquidos mediante infusión intravenosa.
La mucosidad que provoca congestión en la nariz puede extraerse mediante aspiración.
El niño puede recibir oxígeno adicional a través de una mascarilla o de una sonda en la
nariz.
7. PREVENCIÓN DE LA BRONCONEUMONÍA
Es muy difícil impedir que tu hijo contraiga bronconeumonía, ya que los virus que la
causan son muy comunes.
Sin embargo, hay algunas medidas que puede adoptar para disminuir las probabilidades de
que el niño se enferme. O, si él ya tiene la infección, puedes reducir al mínimo la
posibilidad de que la contagie a otros.
Controla que todas las personas de tu hogar se laven las manos con frecuencia.
Mantén a tu hijo en el hogar, sin llevarlo a la guardería o a la escuela, hasta que la fiebre
haya bajado, la tos haya desaparecido y el niño se sienta suficientemente bien para asistir a
clases.
Mantén a tu hijo alejado de personas que estén resfriadas o que tengan gripe.
Enseña a tu hijo a taparse la boca.
Utiliza pañuelos de papel desechables y arrójalos a la basura de inmediato después de
usarlos.
No fumes ni permitas que otros fumen cerca de tu hijo.
https://www.bupasalud.com.pa/salud/bronconeumonia-ninos-bebes
Alimentación complementaria
INTRODUCCIÓN
La lactancia materna es la forma ideal de alimentar al niño durante el primer año de vida
(Ver Lactancia materna). Si se ha optado por la lactancia artificial, o la lactancia materna no ha
sido posible, existen en el mercado fórmulas lácteas adaptadas a las necesidades nutricionales
del niño. En este caso, se recomienda utilizar el tipo de leche recomendado por el pediatra
siguiendo estrictamente las normas de preparación. Durante los 4-6 primeros meses de vida se
utilizan las fórmulas denominadas de inicio y a partir de los 4-6 meses las de continuación. No
se debe olvidar que las tomas son un momento ideal para estimular al niño todos sus sentidos
(el oído, el tacto, la vista, el olfato y el gusto) tanto si está alimentado con lactancia materna
como con fórmulas adaptadas.
A partir de los 6 meses de vida, tanto la leche materna como la proveniente de las fórmulas
adaptadas resultan insuficientes para mantener las necesidades calóricas y nutricionales del
niño. Por ello, a partir de los 4-6 meses se recomienda empezar a introducir la alimentación
complementaria, igual que hacemos con el resto de los niños. La alimentación
complementaria (que a veces técnicamente se llama Beikost) se refiere a todos los alimentos
que recibe el niño diferentes a la leche: cereales, frutas, verduras, carne, pescado, huevos, etc.
Para el lactante con síndrome de Down la introducción de la alimentación complementaria
va a suponer un cúmulo de nuevas experiencias. Conviene convertir estas experiencias en
algo agradable y respetar su gusto y su apetito, no debiendo forzarle a comer, ya que el niño
desde pequeñito controla su apetito. Por lo tanto, ante el rechazo insistente de un alimento es
preferible suspenderlo e intentar volver a introducirlo pasados unos días. Con la introducción
de la alimentación complementaria tendremos múltiples oportunidades para estimular el
desarrollo psicomotor del lactante, procurando favorecer en cuanto sea posible la autonomía
del niño.
RECOMENDACIONES EN LA INTRODUCCIÓN DE LA
ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
La forma de introducir la alimentación complementaria puede ser diferente de un niño a otro,
pues no existe una forma ideal para todos los lactantes sino que en cada caso se puede
introducir un alimento u otro dependiendo de las costumbres familiares y las necesidades,
habilidades y preferencias del niño. Por lo tanto, no existen normas rígidas. Existen, sin
embargo, algunas recomendaciones que no debemos olvidar, aun teniendo en cuenta que lo
mejor será, en cada caso, seguir las recomendaciones específicas del pediatra.
ALIMENTOS A UTILIZAR
Cereales sin gluten. Se introducen habitualmente entre los 4-5 meses. Aportan hidratos de
carbono, proteínas, minerales, vitaminas (especialmente B), ácidos grasos esenciales y hierro.
Los cereales sin gluten se añaden en los biberones de fórmula adaptada una vez preparados a
la concentración adecuada. En los niños alimentados con lactancia materna se pueden añadir
a otros alimentos como las frutas y no hay ninguna necesidad de suspender la lactancia materna
al comenzar con la alimentación complementaria.
Fruta. Las frutas se introducen habitualmente entre los 4-5 meses. Aportan hidratos de carbono,
vitaminas y fibras. Se recomienda utilizar la fruta de temporada, madura y recién preparada
excepto el kiwi, la fresa y el melocotón porque producen alergia con más frecuencia que el resto
de las frutas. Solemos recomendar comenzar con naranja o mandarina, pera, manzana y
plátano, introduciéndolas de una en una. Las frutas comienzan a darse junto con una toma de
leche, aumentando progresivamente la cantidad hasta sustituir una toma de biberón o de
lactancia materna por la papilla de frutas. No se recomienda añadir miel, galletas, leche
condensada ni azúcar a la papilla de frutas. Únicamente, en los lactantes alimentados con
lactancia materna que no toman biberones con cereales, podemos añadir en la papilla de frutas
los cereales. Tampoco se recomienda la administración de zumos o papilla de frutas en biberón
ya que la sacarosa que contienen contribuye al desarrollo de caries por biberón.
Ante un cuadro de estreñimiento, que suele ser habitual en los lactantes con síndrome de
Down, especialmente en los alimentados con fórmulas artificiales, utilizaremos frutas laxantes
como naranja, mandarina, pera y uvas.
Ante un cuadro de diarrea utilizaremos frutas astringentes como plátano, limón y manzana.
Verdura. Se introducen sobre los 6 meses. Aportan hidratos de carbono, vitaminas, minerales
y fibra. Su contenido en proteínas es muy escaso. Se comienza con un puré de patata al que
se va añadiendo cada verdura de una en una hasta preparar un puré con verduras variadas
(puerro, judía, calabacín, tomate, zanahoria, etc.). Se trituran con la batidora (conserva la fibra,
frente al pasapuré que la separa) y se debe posteriormente añadir una cucharadita de aceite
crudo de oliva. Las verduras como las espinacas, la remolacha y los nabos son ricas en nitratos
y no se deben introducir hasta pasados los 10 meses por riesgo de metahemoglobinemia.
Tampoco se recomienda la introducción precoz de las coles de Bruselas y la coliflor porque
producen muchos gases. No debemos añadir sal al puré de verduras.
Carne. A partir de los 6 meses se añade al puré de verduras diariamente unos 10-20 gramos
de carne, aumentando progresivamente hasta 25 gramos a los 12 meses. Aportan proteínas de
alto valor biológico, hierro, fósforo, potasio y vitaminas del grupo B. Se pueden utilizar todas las
carnes (pollo, ternera, cerdo, conejo, cordero, etc.) siempre que estén bien cocidas y
desprovistas de grasa. No se recomienda utilizar vísceras.
Cereales con gluten. A partir de los 6 meses se sustituyen gradualmente los cereales sin gluten
por cereales con gluten. Se utilizan hasta aproximadamente los 18 meses, edad en la cual se
debe abandonar el biberón. A partir de los 18 meses, o bien se administran los cereales en
papillas o en forma de pan, pasta, arroz, galletas, etc.
Yogur. Se puede ofrecer yogur aunque sin sustituir a ninguno de los alimentos fundamentales
(leche, frutas, verdura y carne) a partir de los 7-9 meses. Aporta, al igual que la leche, proteínas,
calcio y vitamina D. Un yogur de 125 mg es equivalente en contenido proteico a 150 cc de leche.
Es preferible no añadir al yogur azúcar ni miel durante el primer año.
Huevos: Contienen ovoalbúmina (proteína con todos los aminoácidos esenciales), hierro y
vitaminas A y D. La yema de huevo se puede introducir a partir de los 8 meses. Se debe añadir
al puré, junto con la carne, siempre cocida y sin sobrepasar 3 yemas a la semana. La clara de
huevo se introduce a partir de los 10-12 meses momento en el que se puede dar al niño el
huevo entero cocido, sin pasar de 3 a la semana.
Pescado. El pescado se añade también al puré alternándolo con la carne a partir de los 9-10
meses. La cantidad a añadir será algo mayor que la de la carne, unos 25 gramos al día. Se
puede utilizar cualquier tipo de pescado incluido el pescado congelado (tras descongelación
lenta durante 24 horas).
Legumbres. Se introducen hacia los 11-12 meses, añadiendo una pequeña cantidad al puré de
verduras. Tienen mayor contenido proteico que las verduras pero de menor calidad biológica
que las animales.
Leche de vaca. No se recomienda su utilización antes de los 12 meses. Se puede mantener la
leche de continuación o utilizar leches de crecimiento entre los 12 y 24 meses.
Agua. Hasta la introducción de la alimentación complementaria no es necesario ofrecer agua al
lactante salvo en situaciones especiales (calor intenso, fiebre, vómitos o diarrea). Sin embargo,
una vez que comenzamos con la alimentación complementaria es recomendable ofrecer agua
con las comidas al lactante debido a la mayor densidad calórica y contenido proteico-mineral de
esta alimentación.
Dificultades en los lactantes con síndrome de Down, y formas de solucionarlas
Muchos lactantes con síndrome de Down no van a tener ningún problema a la hora de
introducir la alimentación complementaria, especialmente los que han sido alimentados con
lactancia materna ya que ésta condiciona un mejor desarrollo motor oral.
Los padres suelen estar preocupados y temen que el niño se atragante o no pueda masticar por
la falta de dientes, que suelen aparecer algo más tarde que en otros niños. En ocasiones estas
preocupaciones condicionan un retraso en la introducción de la alimentación complementaria
más allá de los 6-7 meses, lo que resulta perjudicial para el desarrollo del lactante.
Los principales problemas, si aparecen, están en relación con la masticación y la
deglución. En algunos casos, los lactantes escupen los alimentos, tienen dificultades para
llevar el alimento hacia la parte lateral de la boca para comenzar la masticación, o tienen
dificultades para beber líquidos de un vaso o incluso para deglutir el alimento. Estos problemas
no nos deben hacer desistir en la introducción de la alimentación complementaria.
Para resolver estos problemas se recomienda comenzar hacia los 6 meses con
una alimentación semisólida. El alimento debe ser relativamente espeso pero sin que dificulte
los movimientos de la lengua y debe darse con cuchara en pequeñas cantidades en la parte
central de la boca y sólo cuando la lengua está dentro de la boca. La cuchara debe situarse en
la zona media de la lengua, ejerciendo una ligera presión hacia abajo. Con frecuencia, si el niño
no cierra la boca para deglutir el alimento, es necesario ayudarle inmovilizándole la mandíbula,
es decir, ayudándole con nuestra mano a mantener la boca cerrada después de introducir el
alimento, para que no pueda echarlo de nuevo hacia delante y mejoren los movimientos de la
lengua y de los labios. Es conveniente colocar siempre al niño lo más vertical posible con el
tronco recto.
Posteriormente, para facilitar el proceso de aprendizaje de la masticación, hacia los 7-9
meses, debemos ir aumentando la consistencia de los alimentos pasándolos menos por la
batidora. A continuación, comenzar a ofrecer alimentos sólidos pero que se deshagan fácilmente
en la boca del niño. Esta fase suele coincidir con la aparición de los primeros incisivos. El niño
tiene que ir aprendiendo a morder y masticar. Después de morder un trozo, el alimento debe
llevarse hacia los lados de la boca para iniciar la lateralización de la lengua y para ello en
ocasiones necesita de la ayuda de la persona que le está dando de comer. También en
ocasiones debemos ayudarle a que mantenga la boca cerrada.
En cuanto sea posible comenzaremos a favorecer la autonomía del niño. Inicialmente
mediante el uso de los dedos para coger los alimentos, comenzando con el pan, galletas, trozos
de fruta; y después, ofreciéndole una gran variedad de alimentos con diferentes sabores, olores,
texturas y colores. Más adelante, durante el segundo año de vida, comenzaremos a enseñarle
el uso de la cuchara y a beber de un vaso.
Para aprender a utilizar la cuchara el niño debe estar correctamente sentado en una silla
adecuada. El plato debe ser lo suficientemente profundo para permitir que el niño llene
fácilmente la cuchara. Suele ser al principio necesario ayudarle dirigiendo sus movimientos
(meter la cuchara en la boca, llevar la cuchara hasta el plato y llenarla). Es preferible que los
alimentos sean sólidos mejor que semisólidos para estimular la masticación y que no se
desarrollen conductas de succión inmaduras.
La utilización del vaso para beber es importante comenzarla hacia el año. A los 18 meses es
recomendable que no se utilice el biberón, especialmente si cuando se utiliza la cuchara tiende
a lamerla y la lengua no se retrae ante la cuchara. Para ayudar al niño, a veces es necesario
comenzar con líquidos un poco más espesos y después volver gradualmente a su consistencia
original. Es importante que el niño mantenga la lengua dentro de la boca y no dentro ni debajo
del vaso. Para ello colocamos el vaso sobre el labio inferior ejerciendo una pequeña presión y,
si es necesario, se coloca un dedo de la persona que ayuda al niño a beber bajo el borde del
vaso y del labio inferior para que haga tope a la lengua evitando su salida o protrusión. En
cuanto sea posible el niño pasará a beber sólo cogiendo el vaso con ambas manos y evitando
el uso de vasos con tetinas y con asas.
La adquisición de estas y otras habilidades durante el proceso de alimentación del lactante
durante los primeros años de vida suponen un gran reto para los padres, pero contribuyen de
forma eficaz al desarrollo psicomotor del lactante.
CONCLUSIONES
La alimentación complementaria debe comenzar en los niños con síndrome de Down a los 4-6
meses, al igual que en el resto de los niños.
No existen normas rígidas para la alimentación complementaria, que deberá adaptarse a cada
niño.
La mayoría de los niños no van a tener problemas en la introducción de la alimentación
complementaria.
Los problemas más frecuentes, si aparecen, están en relación con problemas de deglución y
masticación y pueden ser manejados de forma correcta.
Comer va a convertirse en una gran tarea educativa. La exploración visual de los alimentos en
combinación con el uso de las manos y, después, de la cuchara y del vaso son acciones motoras
complejas que van a ir adquiriendo, contribuyendo a su desarrollo.
Ana Tejerina Puente
Pediatra, Centro de Salud Cazoña
Asesora Médica, Fundación Síndrome de Down de Cantabria
Santander