Sunteți pe pagina 1din 8

Área visomotora

Según López, Torres y Ferretiz (2015), la motricidad se define como la


coordinación entre los pensamientos y los movimientos dando como consecuencia
la actividad indicada.
Autores como Fernández- Marcote (1998) y Esquivel (1999); definen a la
coordinación viso-motriz o visomotora como la capacidad que tiene el individuo
para coordinar los movimientos de las partes de su cuerpo en referencia a un
estímulo visual. Sin embargo, Barruezo (2002) la define como la concordancia
entre el ojo y la mano, donde el primero es el verificador de la actividad y la
segunda, es la ejecutora, asimismo, agrega que entre este proceso el cerebro se
activa creando movimientos justos y precisos.
Los indicadores más notables de esta área son:
A. Motricidad fina y gruesa: Según Benitez et.al (1997) y Durivage (1999), la
coordinación visomotora implica las habilidades motrices finas y gruesas.

1) Motricidad fina: Corresponde a aquellas actividades que necesitan una


precisión y un mayor nivel de coordinación, puesto que, la persona
realiza movimientos en diferentes partes del cuerpo; además, a partir el
año y medio, el niño inicia con esta motricidad debido a que se necesita
un nivel de maduración y aprendizaje previo (Ardanaz, 2009). Ejemplos:
Agarrar, soltar y manipular objetos.

Para los autores Lorenzo, Díaz, Ramírez, Cabrera (2013) los niños con
TDAH, sufren un déficit motor específico, empero esta dificultad no es
un síntoma esencial para diagnosticar dicho trastorno; sin embargo, los
niños que padecen de esta tienen dificultades en su desarrollo pre-
escolar y escolar que le impiden realizar algunas actividades
académicas, además, según la investigación de los últimos autores
mencionados los niños con TDAH presentan dificultades con el
desarrollo de los movimientos intencionales (movimientos con las
extremidades o movimientos voluntarios de los ojos).

2) Motricidad gruesa: Es la capacidad que tiene la persona de controlar


su propio cuerpo, asimismo, implican los movimientos globales y
referidos al cuerpo en su totalidad, por ejemplo: Saltar, caminar,
expresión corporal, correr (Ardanaz, 2009). Dicho de otra manera, se
entiende como las habilidades de los grandes músculos en donde
implica movimientos como controlar la cabeza, sentarse, pararse y
desplazarse.
Trastornos

Hipotonía: Según el departamento de Salud de Nueva York (2017), es


una dificultad que afecta la postura del niño, puesto que implica la
disminución de la potencia muscular, conllevando esto a un retraso en la
adquisición de las habilidades motrices. La inestabilidad para sentarse o
estar de pie se extiende a algunos problemas con habilidades de
motricidad fina.

Trastorno neuromotor leve: El departamento de Salud de Nueva York


(2017) menciona que es un deterioro de la coordinación motriz que
también se denomina síndrome del niño torpe. Dicho trastorno implica
dificultades en las capacidades motoras finas y gruesas.

Trastorno del desarrollo de la coodinación (TDC): También


denominada como dispraxia, se define como un compromiso en el
desempeño de habilidades motoras. Este compromiso tiene un impacto
negativo significativo en las actividades de la vida diaria, como vestuario
o alimentación y/o en el ámbito académico por ejemplo debido a una
mala caligrafía. Los aspectos fundamentales de este trastorno incluyen
dificultades con las habilidades motoras gruesas y/o finas, que se
evidencian en el desplazamiento, agilidad, destreza manual, habilidades
más complejas (juego de pelota) o equilibrio (Botini, 2004).

B. Coordinación visomotora:
Frostig (1980) Es la integración entre los movimientos del cuerpo
(globales y específicos) y la visión. Aquellos niños que no logren coordinar
el movimiento de los ojos con el de las manos, tendrán problemas en las
actividades que tienen que ver con la coordinación visomotora, ojo – mano.

Frostig (1980) se dedicó a realizar trabajos referidos a problemas de


precepción visual elaborando un diagnóstico y tratamiento para los mismos
dirigidos a la enseñanza de la escritura, encontrando ocho aspectos
nombrados a continuación:

Frostig (1980) indica:

 Coordinación ojo-mano. Mide la habilidad para dibujar líneas rectas o


curvas con precisión de acuerdo a los límites visuales.
 Posición en el espacio. Considera la habilidad para igualar dos figuras
de acuerdo a rasgos comunes.
 Copia. Implica la habilidad para reconocer los rasgos de un diseño y
repetirlo a partir de un modelo.
 Figura-fondo. Mide la habilidad para ver figuras específicas cuando
están ocultas en un fondo confuso y complejo.
 Relaciones espaciales. Se refiere a la habilidad para reproducir
patrones presentados visualmente.
 Cierre visual. Mide la habilidad para reconocer una figura estimulo que
ha sido dibujada de manera incompleta.
 Velocidad visomotora. Implica la rapidez con la que un niño u
adolescente puede trazar signos establecidos asociados a diferentes
diseños.
 Constancia de forma. Mide la habilidad de reconocer figuras
geométricas que se presentan en diferente tamaño, posición o
sombreado.

Trastornos

El autor López (2016) indica dichos trastornos.

Dispraxias: El autor indica que es la dificultad o desorganización


motriz que genera una ineficacia a la hora de realizar determinados
movimientos, por ejemplo recortar, manejar cubiertos, vestirse

Trastornos de organización perceptiva: en los que se produce una


alteración de la capacidad viso-perceptiva, es decir, la incapacidad de
percibir adecuadamente los objetos o las letras (confusión figura fondo,
tendencia a las inversiones, omisiones)

Trastornos de estructuración y orientación espacial: se trata de una


dificultad a la hora de reconocer nociones espaciales sencillas
(derecha, izquierda) en su propio eje corporal, así como una alteración
de la dirección y de grafemas con simetría similar.

Trastornos del esquema corporal: a veces la dificultad en el


reconocimiento del esquema corporal altera la escritura a nivel del
soporte del lapicero, de postura corporal, y grafismo lento y fatigoso.

Cierre visual: Cuando hay problemas en esta habilidad suelen tener


dificultad en entender lo que leen o sacar conclusiones lógicas.

C. Orientación espacial: Hace referencia a la estructuración del mundo


externo, relacionado primero con el propio individuo y después con sus
semejantes y los objetos que realiza y le rodean. (Pérez e IDEASPROPIAS,
2004). De la misma manera, la orientación espacial para Ruiz (2003) nos
permite adquirir una mayor amplitud y precisión, de la noción del espacio, el
cual es determinada por la gran forma de nuestras acciones motoras hasta
llegar aquel espacio que se efectúa aquellos fenómenos y hechos
relacionados con la vida y el conocimiento, las dimensiones, posiciones,
desplazamientos, ubicaciones espaciales y las repercusiones de la
trascendencia de las acciones en el espacio.

Trastornos

Desorientación parcial: Trastorno psicopatológico de la orientación, en


el cual el sujeto se orienta parcialmente. Su ubicación témporo-espacial
es insegura e inconstante. Se afecta en mayor medida la orientación
temporal, menos la espacial. Cuando la orientación autopsíquica está
afectada habitualmente ya está comprometida la orientación témporo-
espacial.

Desorientación temporal: Trastorno psicopatológico de la orientación


en el cual el paciente no sabe en qué fecha está, ignora el día o el mes
y el año y tampoco logra ubicar el momento del día en que se
encuentra.

Desorientación espacial: Trastorno psicopatológico de la orientación,


en el cual el paciente no sabe en qué lugar físico se encuentra. Puede
ignorar en qué ciudad está, si está en su casa, en un hospital o en otra
institución. No sabe en qué parte de la casa se encuentra, ni qué lugar
ocupa.

Desorientación autopsíquica: Trastorno psicopatológico de la


orientación en el cual el paciente no sabe quién es, de dónde viene ni
para dónde va. Desconoce su rol social, familiar y aun puede llegar a
ignorar sus pertenencias.

D. Lateralización: Pérez e IDEASPROPIAS (2004) lo define como el


resultado de una predominancia motriz del cerebro; ésta se presenta sobre
los segmentos corporales derecho e izquierdo, tanto al nivel de los ojos
como de las manos y pies (Ruiz, 2003). Asimismo, Pérez e
IDEASPROPIAS (2004) concuerda que en la lateralización es la
dominancia de un hemisferio cerebral sobre otro, lo que lleva a que cada
persona use con mayor destreza uno de los dos miembros simétricos en la
realización o ejecución de acciones y funciones.; de esta manera, quienes
emplean de modo preferente la mano derecha tendrán por hemisferio
dominante el izquierdo en lo que se refiere a las actividades motores
manuales, y viceversa.

E. Direccionalidad: Es la capacidad que tiene el individuo para interpretar las


direcciones de derecha e izquierda en el espacio; sin embargo, haciendo
diferencia con el concepto de lateralización, pues, esta última es identificar
la izquierda y la derecha, y sin embargo, la direccionalidad es usar todos
estos conocimientos para poder organizar su espacio exterior (Mas, 2017).

F. Equilibrio: Consiste en la capacidad para vencer la acción de la gravedad


y mantener el cuerpo en la postura deseada, lo cual implica una
interiorización de su eje corporal, un dominio corporal, una personalidad
equilibrada y ciertos reflejos y ciertos reflejos que le ayuden a mantenerse
en una postura determinada sin caerse (Muñoz, 2009).

Trastornos

Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): NATIONAL INSTITUTE


ON DEAFNESS AND OTHER COMMUNICATION DISSORDERS (2014) lo
define como un episodio breve pero intenso de vértigo causado por un
cambio específico en la posición de la cabeza. Puede sentir que todo le da
vueltas cuando se agacha para buscar algo, cuando gira la cabeza para
mirar hacia arriba o sobre su hombro, o cuando se da la vuelta en la cama.
El VPPB ocurre cuando algunos otolitos sueltos caen dentro de uno de los
conductos semicirculares y presionan la cúpula. La cúpula no se flexiona
correctamente y envía la información equivocada al cerebro sobre la
posición de la cabeza, lo que causa vértigo. El VPPB puede resultar de una
lesión a la cabeza o simplemente puede ocurrir al envejecer.

G. Desplazamiento: Es toda progresión de un punto a otro del espacio,


utilizando como medio el movimiento corporal total o parcial. Las dos
manifestaciones más importantes del desplazamiento son la caminata y la
carrera.

H. Postura: lo define como el término para calificar la posición que adopta el


cuerpo o una de sus partes en el espacio. Sea natural o no, la postura
corresponde a los diferentes mecanismos que permiten al organismo
humano reaccionar a los estímulos exteriores. Esta actitud particular resulta
de una acción muscular que puede ser fásica o tónica en función de la
actividad del sujeto. Así, cuando la persona no está en movimiento el
hombre puede adoptar lo que se denomina posturas de base: de pie,
sentado, agachado, estirado, arrodillado, etc (CCM Salud, 2014).
I. Percepción visual: La percepción es el proceso de organización e
interpretación de los datos sensoriales (sensaciones) para desarrollar la
conciencia del entorno y de uno mismo (Bravo, 2004). La motricidad y
percepción se asocian a la capacidad viso manual. Báñez y otros (2009;
citado por García, 2015) lo refieren como la coordinación ojo-mano. Es la
capacidad que el ser humano desarrolla para utilizar simultáneamente e
integrada la vista y las manos, con el propósito de realizar actividades.

J. Actividad Tónica: Es el control total que tiene el individuo sobre los


músculos de su cuerpo, ello y su completo control permite la realización de
los movimientos voluntarios, esta se encuentra regulada por el sistema
nervioso, y esa través del aprendizaje que se adaptan los movimientos para
integrarlos y llevarlos al mundo exterior y psíquico, la atención es uno de los
procesos esenciales para la obtención de cada uno de los aprendizajes, de
asimilarlos y acomodarlos en las estructuras o esquemas mentales. La
función tónica es la mediadora del desarrollo motor, puesto que organiza el
todo corporal, el equilibrio, la posición y la postura que son las bases de la
actuación y el movimiento dirigido e intencional (Ramírez, Rincón y
Cárdenas, 2010).
Referencias

Ardanaz, T. (2009). La psicomotricidad en educación infantil. España: Csifrevistad.


Bravo, L. (2004). Las destrezas perceptuales y los retos en el aprendizaje de la
lectura y la escritura. Una guía para la exploración y comprensión de dificultades
específicas. Revista Electrónica "Actualidades Investigativas en Educación", 4(1),
1-24. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/447/44740105.pdf
Benitez, V. et al (1997). Manual de ejercicios preparatorios para la lecto escritura.
Tejupilco: México
Berruezo, P. (2002). La grafomotricidad, el movimiento de la escritura.
Iberoamericana de psicomotricidad, 4-7.
Bottini, P. (2004). Del problema de la dispraxia a la dispraxia como problema.
Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales. 4, 55 – 74.
CCM Salud (2014). Salud: Postura. España: CCM.net. Recuperado de:
https://salud.ccm.net/faq/20944-postura-definicion
Departamento de Salud de Nueva York (2017). Trastornos de la motricidad.
Estados Unidos: Nueva York.
Durivage, J. (199). Educación y psicomotricidad: Manual para el nivel preescolar.
Trillas: México.
Esquivel, F. E. (1999). Psicomodiagnóstico clínico del niño. México: Manual
moderno.
Fernández-Marcote, A. (1998). Juegos sensoriales y psicommotores en Educación
Física. Madrid: Gymnos.
Frostig, M. (1980). Programa para el Desarrollo de la Percepción Visual. Buenos
Aires: Panamericana
García, G. (2015). Evaluación del desarrollo visomotriz en escolares con dislexia
de segundo y tercer ciclo de primaria (Tesis para optar el grado de Licenciada en
psicología). Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México. Recuperado de
https://repositorio.unicach.mx/bitstream/20.500.12114/594/1/PSI%20616.8553%20
M45%202015.pdf
Lorenzo,G., Díaz,M., Ramírez, Cabrera (2013). Motricidad fina en el trastorno por
déficit de atención con hiperactividad. Revista cubana de neurología y
neurocirugía; 3(1), 2-7
López, M. & Crespo, M. (2016) .Digrafía y disortografía: diagnóstico y tratamiento
en alumnos de 2º de E.P. Artículo de:
https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/8728/LopezPecesMirian
.pdf?sequence=1
Mas, M. (2017). Trastornos de la coordinación: La Lateralidad (Tesis para optar el
título de Educación Infantil). Universidad de la Rioja, España. Recuperado de:
https://biblioteca.unirioja.es/tfe_e/TFE002366.pdf
Muñoz, D. (2009). La coordinación y el equilibrio en el área de Educación Física.
Actividades para su desarrollo. España.

National Institute on Deafness and other Communication Dissorders. (2014). Hoja


de información del NIDCD. Trastornos del equilibrio. EEUU: Autor.

Pérez e IDEASPROPIAS (2004). Psicomotricidad. IDEASPROPIAS, España.


Recuperado de: http://media.axon.es/pdf/90072.pdf
Ramírez, M., Rincón, M. y Cárdenas, O. (2010). Elementos básicos de la
Psicomotricidad. Universidad Pedagógica Experimental Libertador., San Cristóbal.
Recuperado de: https://es.scribd.com/doc/31825212/Elementos-Basicos-de-la-
Psicomotricidad.
Ruiz, L. (2003). Ubicación espacio-temporal, Psicomotricidad (Tesis para optar el
título de Especialización en Computación y Educación). Universidad Pedagógica
Nacional, México. Recuperado de: http://200.23.113.51/pdf/19444.pdf

S-ar putea să vă placă și