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m*

ROBERT FOSSIER

LA SOCIEDAD MEDIEVAL

Traducción castellana de
JUAN VIVANCO

0,fr. A
INTRODUCCIÓN

En el tímpano de San lázaro de Autun,


en el de Bourges y en offo§,
los resucitado| §e apresuran hacia el
iuga, ad Juicio. como en las
danzas sinfin a las que, más turde, t", oríirtro la
Muerte, esiinLprr_
sentados todos los <<estados» del siglo:
olispo, y iirjui,-;;;;;r, y
cabalreros, labradores, usurero§, peiegrinos
o artesanos. Más ard de la
sensibilidad de su tiempo, el artiita,ipo
'Su i"¡t"¡o, b; r;;;;r;*;;;íio*_
i bres que le rodeaban. cincel k, á;;;;;;n embtema, un
exp re s ión que caracte rizan s
vestido, u,a
u e stado, convirtié ndob, ;í' ;, ;ipil?o"¡o.
les. Es posible, pues, hacer una hir;;r;;;;;;"1 de la Edad
I pero no debemos Media.
ranzar rat ,amponii ái ruao. cuon¿i-ilriiólogo
o el economista de hoy
I
?tu i
4" i"r"itiloi a"scribir un grupo social, se
Í fiiará más en er nivei de ,¡¿a ¿" lii''nl*oQ que lo componen que
t Quedan- rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del sus reacciones mentales, en la naturaleza en
I
copyright, bajo las sanciones establecidas en las Ieyes, la reproducción total parcial
o en su papel en la nación. para ét iioii'qu,
de-su quehaclr
de esta obra.por cualquier medio o procedimiento,
"oo,p..ndido,
tur"prálrur?u y
rl"t:
no habri octase
obrera, sino que descubrirá o,breros'olrorarios>>
,;;p;;;;r;'íi ,inr¡"-
tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella -.aiunt"'urluirá, "t
o :: y «mensua-les»,
préstamo públicos. p e que ño s c ome rc i ant e s y
e s tud i ant e s. D i s tin g
uirá noi, otii'
iiili' r o
vindicativas y otras atenazaao, por
Título original: y conservadbres, jóvenes y viejos.
iiiio
rt i, "
l
l LA SOCIÉTÉ MÉDIÉVALE
mentos, la extrema movilidad que los
,, "r*rf";'#:!"#'rf;r!':rfrí:;:
fi
ti,
que impone continuamente_ nuestra
an¡*i, ío, n rioi-rt^¡i"1"¡rr",
x
Revisión de JOAN BUSQUETA época ie movim¡eni
iái"l;;; *
idea de «clase» resulte ambigua,
Cubierta: Enric Satué acepción fan amplia que se difumine:
*;;;;'q;;
, se use este término en una
clas¡e de los op¡*¡¿rr,'ii"rí
Ilustración de la cubierta: cristoforo De predis, De sphaera, miniatura, Biblioteca los explotadores. para er hisñriado, ¿"
Estense, Módena.
a" iiy,-ra homogeneidad de esrcs
grupos sociales puede ser de corta
@ 1991, 1994: Armand Colin Éditeur, parfs duracíán, pero su aglutinante mds
sólido es ra conciencia de un.destino
O 1996 de la traducción castellana para España y América: ;;¿;;rr:;, común a quienes ros for-
man- ¿Podrá irutentar semejante anárisis
___qlIICA (Grijalbo Mondadori, S. e.l, Ár"g", :iS, OSOr: Barcerona ii n*roriá)"-ir"ú"
iir¿
ISBN: 84-7423-700-9
Depósito legal: B. 6.594-1996
Y:!::,
trustones?:tO"
luego que no. Bastante nori
que suere acarrear una dispersión
*,
no dejarse llevar por las
Impreso en España
tan enorme de ras fuentes.
1996. - NOVAGRAHK, S. L., puigcerd¿, 127, 08019 Barcetona
Aparece así el primer obstáculo: u
drá que realizarse con pequeñas calas,
níri.ra'iiini;;t;;d";rt#;;';;"
deberti conformarse con aproxi-
INTRODUCCIÓN
8 LA SOCIEDAD MEDIEVAL

a esta durantelosmilañosdesuhistoriamedieval,manteniendolasuficiente
maciones, tolerar la tiranía de los «mdrgenes»' ¿Podrd-elevarse que altura como para que se difuminen los matices secundarios
y aparezcan
de la época'
noción de «clase»», no reconocida por los perusadores obliga a buscar como.terreno de observación aque-
till ri,tiri pi¡"cipiles,
áe estos destinos mezclados?
debemos buscar leg*tm.iminte eru'medio de desarrollo' un mismo
ttas reiroies de Europa dánde un mismo ritmo
Para dibujar sus contornos todavía vaSo; ¿acaso el historiador no
niveleconómicoyunmismocomportamientomentalsosteníanglobal-
deberá hacer nuis n¡"iriíi ,"-lit
*rnñtidoá", que en el d.e.recho, en
Áen¡e et movimiánto. l,o cual tmplica renunciar
al estudio de los países
en los
los estallidos de vioteni'¡a- que en
'i¡iri-iii la fluctuación de los precios' iiia" U ley rnusulmana sustitu;ó a los principios cristianos y propició
ina diflcil' pero sin duda apasionante'
rn las leves? Es tarea
el establecimiento de otras relaciones sócialei' como
la España central
una dificultad añadi-
En cuanto a los c,itirios aplicailoi' p'oio'an *"iafonrt entre los siglos vru y xta, o que estuvieron mucho tiempo
'ri¡riro, con ropaies bízant¡noi, como el\ssur de ltalia antes del siglo xt.
al igual que.noso- y
ao,io cabe d.uda de que los himbres de esta época, el cuerpo social por
oposiciones creadas en
;;t,'Ír;;;"
'iiñiiurr, sensibles'ala las Pero muchas nociones ioiporc sería muy provechoso hacer un repaso rápido yde -los pals.es
iepindencia económica'
el dinero o
paii clasi¡car a los-individuos carecen de valor ,iuírii, yo que hay áemasiada d'iferencia en la evolución elparal.elo
contenido
no
i*-ii*irrt servíqn económico intr,Este y el Oesie como para que el esrudio
iryiináto. Todos losliÁ¡'"t l-o casi todos- sentían
el peso de la lev "i mod'o que oit' *í p"'*anece la c-ristiandad
muy afiificioro-'D"
su moral' pero en cambio no
y regía fir"rro
dlvlna, que acompasobo ,u, vidas 'latina
de óccidánte, concierto de'pueblos muy diversos, admitidos en
arn'nii¡"'iid¡cis' §er¡a un error no contar entre los ella
';lr*;;;t
tanlan los mismos ella con mayor o fi7enor rapidez, *,i, o *'not aptos para iu-gar en
rnotores de h
sáciedad el peso de los preceptos -religi.o'sos
u" pipa pieponderante, piro todos ellos marcados
porlafe rornanay
o el entreclicho iurtdico' É" yry sociedad
poco diversifica- estrechamente mezcladns
ilpiroriuor, uno, Lroi ¡irldicos en lis que se encuentran
la autoridad' la teoría ocupó
da aún, pero muy ,"rtA''áí irg'umento afllta otraiusti-
d'e de
materialista' y lo irracio- io ri¡turniio de Romay h áe los germanos.' Porque
un lugar más dertacad'o q'e en"nuestro Yunlo
'iálíi"i,¿, jr:oíion cronológica, ál *"no, si podrd decir que la historia social de
por íí solo unas actitudes sociales que nos parecen 'la romqno se
explicar Edad Media ámpieza cuando a uno y otro lado del limes
aberrantes,Habráqu,bu"o'lassucesivas«motivaciones>'delossiglos y
un orrrrornirnto de los usos mentales la1 prácticas económi'
q'i lo'- h'ombres' pese a las numerosas contradiccio'
;:rrd;r"
'ro, d" los dos mundos hasta entonces irreductibles' Es así como nos
medievales, d'oao
sociedad a través de sus preiui-
nes en que incurrie*i,-opi""n'on^s.u
ipinión popular decide en función de las )iron ro*o, con la Hispania y la ltalia latinas' las islas celtas y saio-
cios, al igual que
-liás-aeiá nas, Galia, Germania y las tierras escandinavas'
*"nr*iiirt, "otiiittTá
¿páca' un hombre es lo que se considera que es' ya que' lo mis'
una máscara tapa Desde luego, en ,rt" *o,,o habíafuertes contrastes'
qnte un de un danés no era como el de un toscano'
finalrnente, mo que hoy, el tumperamento
ta ,iibioi'*ááitrot,- pi"ita por los
clérigos' que durante.mucho tiem'
'nU¡mo.obstdculo:
Sin duda' a partir n¡ rí uiiurgrai d.e Gante idéntico al de su eq.uivalente g.enovés' Peru
i"
oa fue¡on los únicos í,poiito'iot del arte de escribir'
t;rti!ñ';;;i; al margen de las reacciones naturales propias de cada etnia, no
es diff-
rrlíiiii¡" dudatambién, qntes de estafecha, et.his- la preocupación por
cil encorutrar puntos en común, eny primer lugar
¿rUurd coteiar las p,eroratas del monie, momlizador y la clase clerical y la
áitn¿nr'iulio¿o salvac¡ón, que explica el prolóngaáo dominio de
'iiliÜeuui ion toi li"io*' qu"'t" proporcione el arqueólogo o la ";r;;;";;;;;
ta
su tiempo; lueso
aL ut *dt hum¡tdes ánte las miserias de
abn dt arte, Lo cuat iá-iipUe que de in *undo en el que triunfan sobre trni*o, el vigor de los «lazos carnales», recurso de los desheredados
oraly lo r*uoi il s"tu) el símbolo'.nos haya quedado paraiuz- 'pero
tam- y
tado lo
';;;;'r;;i;'todo también"principal fundamento de las.aristocracias laicas;
aquello" que'es-cribieron tos miembros de una casta
U¡¿n ,t deseo de formir parte de un conjunto acabado' ierarquizado'
nada competentes' Su vocabu-
nduclda, atentos y tal vezhonrados' pero estable, del que son excluidos todos aquellos que
preten-den ser singula-
lerlo,comoverelnoscon.frecuencia,-esvagoycontradictorio,ynofaci- desconocido'-a lo
ii o ¿liftoi"s' Por último, el miedo a lo nuáo' aunlomundo
llta la tarea Ael n*toriaíoi-i p'"*i
a' q'á nátn las palabras ambiguas l" novelté un omal €l mar temible' el
_como «libertadr_ liirii"'r"""r el mismo sentido entonces
y ahora. iitlslitit
'áirZn¡rro
es uso>>,
erwiado de Dios o del Diablo? No fal'
que estd depaso, ¿un
trata de delimitar el campo de pero
Me encuentro máí cómoda cuando se toi, ¿rta, iuego, el *árino áudaz ni el aventurero o el peregrino' que
astudio, También n"l in'"í*des'
pero h-abía que realizar una elección por un mundo al
una sociedad
de ¡os'd.emás viván sumidos en la angustia generada
que resultara poro'aiiitiae' iágub la evilución
ill'
10 LA socrEDAD MEDTEvAL
wrnooucclóN
no se sabe dominar No es que se trate
de una sociedad inmutable, pero
ll
estos rasgos se manilenen durante El camino a recorrer también esú determinado
mil años, ro m¡sma*qri""n liirono- por las observacio-
mía ly estrecha dependencia ¿, to roiuioizo. nes anteriores. Si la «Edad Media»
se disting-ue de la Antigüedad es por
Corwiene, por otra parte, hacer la siguinte el desplazamiento del *orro g"ogr,i¡Á-
salvedad: los grupos so_ rn' qu" ,e *u"ri, sus.fuerzas
ciales no viven al ma.rsen de lasÍuerzar"¿rlo uivas, por progreso _qy" u aárír"¿, ¿rZí_
"t t:*r*_
d rmi y x.m g e o g r áfic o q u u ák, i, i i*pl
naturaleza. Sin caer en un et
bres hasta entonces considerados
ü r"ír"o*;T
7.e 2
ción a la influencia der ririeve
;
", o del cEmL. x n, h, b, i";- r;;;r-o t " n _
; o recuperan los celtas. Esta lenta ósmosis
i""i"¿oriot que imponen los germanos
En suma, nuestra repión se á **porZl"'*¿o,
div.ide en dos zonas, bien detimita¿o,
ii Ár;;;;;;;;;'ioiifo'iro,
orillas del mar latino, las lluvias, v¡otenias
,¡ o
I o s h i s t o r i a d o re s c a l
ffic an a, " * * ;, "*pirzo
; oiii' r- i
-r:
;
i i{tí",,T *rr r, _
t mente en er ru. En este sentido, nuestros'cortes " "i; "'
danun,""t;;,-;;;;;;;;;;;;";;;;:,!"ri"Íi,,trT;i!,í:?j;:#; engaño' sobre todo si nos ceñimos
académicos conducen a
ar timbito de ra historia social: una
en los montes y la sequía en el llano.
cultivo
E;* i;, oüvos, bajo las encinas, el vez terminada rafusión d9 ros dos
mundos subsiste trn"¿i*"liái"¿"
to,
da una producción escasa, prro ti*bre suieciones ! los marcos here(ad:y
del campo, frugal por qg
"i
necesidad, s9 aferra a su pequeño bien. pedazos 9in-if*r. Lo único que vuela en
En la vida
frecuencia el pastor trashimáwe, *ro i"Áiudo, que como
;;;¡;;;;;;;
,r" tó en su -y
no siempre- es lafni.gil dicir;ción
imperio. Un profundá ,i"r",io¿unsmo"ruoo,r-qllffrr#)un_
es poco dado al progreso.técnico y er aldeano caracteriza, pues, los
al desairollo social, y depende por cinco primeros sistos_yedigvale¡,
etto det habitante de tas ciudades y ta y-1tiri"¡r,r" i" ,;;";r;,;;;;:;
r; ,r"
ta, no sucede lo mkmo con el ma4 tan
riiíi. mrqiiiil,i í¡"lríZriirro_ buscar un hito es purq teoría o
fastidioro iiiino.
cercano: páís de mercaiiÁ, ii"r¡_ Luego, en una lenta gestaiión _unos
nos, pescadores, regióy de la.s ciudades según los lugares, se ua pefilando
dos siglos_ entre 900 I0g0 y
griegai y de laÍJrbs, ,riii*¡o,
naturales propicios al.espíriru emprend"edoi
una
necesidades de la familia y ios interes^
ii"ro
,o"¡r¿ad en la que las
c.ontacto con los pueblos visitadoi,
oi o¡,in d; ;;;;i;;;';, i" ir, grupos.seequilibran, en
individuales que se combinan
",
a la sutiieza,'la gentilezía, rlríu¿", la l2económíco prlaárii"11:iq* trlira¡"r,
.oye la retajación sobre et
miedg' Tbdo lo que re da a ra Edad Medía-
les que forman la «verdadera,"o*o
pu,"iri-"on los ;rr;;;;;r; ;";;*_ europea su rugar en ra aven-
para adaptarse a las
Edid uini. g"¡ra tura humana surge durante los tres o
,;;;; siglos que van de los nor-
irmei¡aa, o "iir"o-lirrpá:.#ra mandos al lecho de muerte de san tu¡s:
explicar el retraso en el_contingencias
,upri,Áriiíiñ¿, apropiación definitiva del suelo, la red
it aumento demogrdfico, la
q.ue fieron qu",iinn
regiones que habían de caminos, p,riÁ"flááln*_
dirigido el mundo. su debil¡dad *rál "rtus mo, y también la victoria de la pareja "l una Europa
lo ey ndg- ras reregó a ros dmbitos d"- -."á momento en que ra tierra
quistadora de los otros mundós. i"á"
y el despegue de con_
raciones bancarias, prestigiosos p"ro
ia-")eoc¡¿n artística y las ope-
acerca de las premisas, pero no acerca
q;;í;;';;;;;;;r;;
í;;*"
*"""-
,""u*áo,rios. Mucho *aí ,ii;iiiá, y di la línea ¿" t;sájr."
también más diversos apaiec"n los países
,ilr"r y gerrnanos, donde cre_ - ¡una,mutaciónfundamentar! eunqui-i-no r"r¡" de choques violen-
cen los robles y las espigas en la tiirra tos, por lo demás sin graves consecuencias, aceleren
so de campesinos y guerreros sieüq
faitii-y y un pueblo den_ su curso o acen_
"rp"ro,
v;rdadáramente túen sus rasgos, por lo menos después
¿, ii'so,
las bases de una t,
fi""ráiLro
sociedad nueva. No habrá dificu*a¿
ql-;;;;;"
tos m,atic"i
antes del año m, orosigue su iarcha
tii
verdadero cambio hasta "irirliil
rii
determ.inados
.r,,s,.os
geognificos b; "" "niii,
i;;;;gerían las etnias: el hom_
bien entrado el sigio xwil, pesar (una "" de la vieja herencia de
ve7 más)
il bre del boscaje bretón o rre ios montes" á, riizr¡o, er pastor -a
los cortes universitarios debuizoi.
ñ; 17;;;r',,s¿o¿
diferente del labrador.suabo o picardo,et
de saboya,
tendré que fingir que creo en su existencia,
M:"dil,;;;;,,
lugar"comparable al que tienei más al "s*li. ri;:,:;;";r;;7:r"
srr.'ü r"rdad es que un vigoro_ bre que conoció a Diocleciano es
el
pero
,t
pr;;;;';;r";;
qrli¡r*, ír,
;; ü*
ri-, ir";r;;;;rr,
so esÍuerzo de los historiadores del sol que su descendiente atemorizado por
ha iaba¿o ,on ir-iriu";;7;;;, el áli
*r, se parece mucho al
nórdico, antaño condescendiente con .u jiit, del sur», y i, íir'ii" campesino de Luis XV y que la articulaciin
¡unaam"ital ,, ,rZi"í""
mejor la originaridad y, a veces, ra precoíidad entre ambos. Desde luego, se pasó
mediterráneas. pero la'madera y el hierro,
de mucüs ,rrrl*ir", «estados>>
a través de *rrnii'rtopo";;;,1r,
a los «órden"ro, y á, éstos
,:llu"ro y la piel, el trigo y la a las- o,clasesr; el clima mental,
leche, son típicarnente medievaíes, y
irt suplantó a Roma, y
s
1!re.
todo.e I re li gioso,
s ufió alte racioiu-lir¿o
de spre ciable s ; la aüo_
fue por alguna razón. "oi"."forís rida d cambió de a so e cto,-y e.n
la . ptoniiir,' i, fr";tr r-
hay ilusión. Evidentemente, lo rcnáré
;;l;iiT.íri
íáu
,n
"lrlio.
13
INTRODUCCIÓN
t2 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
Y todavfa
que no sabemos absolutamente nada?
que el le-ctor tenga una idea
d'el ba' Eseociay Brutaña, de las con el siglo vn o
También puede ser provechoso Dáscribir no es nada so ffata de un perlod'o bián conocido'
en con'tparación
r o' h a.s'
gaie documentat de ,í"Tü'"7'"'i-11-'111111"r la iusticia' los resortes e I x. E s v e rd a d
;;
qu' p o' ái á"' l" ; ;il' " t to -b a g ai 1
""
a um e nt a'
la variedad
-p-e
fácil: las estrucruras políticás' los engranaies.de tas ,íí t'"liüi¡¿o¿a' lás'fuentes v
i"tii¡i"it' tos séieros titerarios v m el final tropezamos
ta economí', tt'
'de
';;;i;;;"""t iín" su tramd' El estudio de los textos.
dificultades de la investigación es
formas estéticas o'n'íi'\iá'io '¡iíto'¡oty En efecto, una de las principales
que háy que aoricar aros documentos.
delosgrupos'o'iot"i'""q"u'"'i-ouo'¿o'""::;:'3r;2::":;;i;.0'rrtf:, ra diversidad. a" u, tááínie,ntás ley e s bórbaras'
considera un an
se c dnone s c onciliare s'
aslectos, que a menudo rcnemos IJ no s son texto s reglaiei:ntarios'^
ááo7'í q"""mos ceñimos a este terna' relaciones de derechos señoriales y
?í;;;;'Tiol'o''io
que La niu*"ito'¡ón es muy
escrrsa' El historiador
del edictos, ordenanzas, 'or'¡'uto'"''
{;i" "*i'it* la intención del legislador
aue reconocer que han legado los campesinos, ,o,to' u'í'on";;:
tiene que comentar lo situar a tos
srupos
iensamiento o del arte sólo y.el dereiho puede deshacer ;;;;;;";;-irto'o'íJ'n- ie votuntád' pretenden en realidad' ¿qué eran?
medievales' El ¿i-ti' ¡"t¡ti'iones
'siglos pero
estdn vivas' digan lo que sociales en cateSorru'"¡u''la'i'o' ¡ormalis'
el ovillo ¿, ,o"'*o'íi v pi""t"'ii i"":":: El economista ya no lo
ti"*po' modernos' La mayoría a" m, ,'iii io lo íabe*ot'
Ótot son documentos conta-
los de
carolingios.a fogaies
polípticos
dlgan los defensores-le'li' bles en el sentid.o o*píír,'á" bs
ilane fdcil,
tan pero hov en día incuentra una:ompensagiA\^1!1;¡ca-
la Edad' Me¿¡a'' nnt'e ittoi t" encuentrqn los listados de cen'
; fu*rc desarrollo de las investigactones finales de del si.gto nv' las listas de cuentas
sez de dabs escrito? t;" sos del siglo xu, to' oíii'it-"ito'¡ales
Pero el historiador de la
sociedad de
amueológicas o de la voluminosos' precisos y dignos
"'oii'"oto' a los documentos' No hay det siglo xv, documen)i"ilÁ)'"t's' por ninguna
se tiene que limitar iasii exclusivarnente de hecho no viciada
sobre uno de crédito, pues reflejan" """"t¡'i"'¡An
;;;;iá'iin¡d".¿" tos hornbres p'i"'¡pi"i dolosa' Pero estos documentos
no
nada tan difícit de
'"ri; * d.e vida' tdn poco claro como una irá"típíl¡* í, intención
algunas
ellos, tan impreciso íiáo
sólo aportan
Drestan mucha atencián a los
grupos sociales'
"¡'el v divergentes' Y en
ooiniines
conciencia de clase,"r";;;;;;¡'i;'nL.cifras ayuda seria de ras ciencias
,rpiro,
'indicaciones cifradas' tt hs otras por su
yolumen:
este caso no ,, pu"ii niruguna
que estudia el comporta- Hay una tercera categoría rnuy supenor
donaciones' arriendos' testamen-
afrnes, en su estado"l'ít{i'lí mu'chas c'osas al los documenn, a" u pii'i¡'o' "itot'
«primitivas.»' poaitá a'urar
'i;'1"'iisá' « el p-a1^nuestro del rnedievalista»'
1ii'Ñ's¡ot'
miento de las soc¡ed'íiis el científico que tos, reconocimientos
es d"Áasiaito tenue; *¿t ¿"'5'000 carrularios' eclesiásticos
medievalista, p"o tZ*íin'[x¡'¿* al historiador unas Sólo para Francia t';;;;;;;
observa las manchis ,áu*"i i¡" audn le superird
inútil'mente de o laicos, varios cientÁ";;;;k;;
d" ortgina_les o copias, en total cerca
de

eau§as cósmicas ¿i lno' cambios "uyo'iífg"n trata


un e que leto mero- dos millones de textoi,á''áti'i t" há.editado
*Znot det 10 por 100' y
Allí
dcscntrañarcl
l'qie ¿lo so i al. exhumar s

una prue- las


los terceras partes. se
"suní;i't de cabaña' aportard nunca se non
vlnglo eon ¿ la artessnía; el encuentra t, *otrriofiín'¡p'oli'-
nu"ttra investiSa'ción' porque a través
"rru¿ioáá"íriá'Áirr,
o de la meaiic'ina áe
"an'oií'náíi'á'il¡';áo perciben los móviles y las segundas
ha fu la vlolencia de la époc^a de estos textos tan í;;;;;';;
de la riqueza o el poder se perfila,
hlltorlodoraetarte.poaraofrecerparadistintasépocasunasrepresen-
son' intenciones, ,, *¡¿rn"lo"i'iíir*"io,
í;;;1i'i¿o't" del mundo''Pero todos ellos
';;;;;,'-^;;i",n*i"o'"'*;;;*';tlYy-r?.'rry:;;r':';':,;r:.'*"
Melonc§ flguradas en surna,la silueta ái lrt ir,ÁUres, y de todos
los «estados»' Sólo con
,i'ti*lt¿ii ¿ii *ina se podrtin dilucidar muchas
que recurrtr'.p una explotacion "í''
ulrt u dlstinguen mal' Hay
imprecisión del vocabulario st ione s c ontrov e r tidas'
Y;'7"; h'';;;ionado la
c ue
se basl sobre
¿,Qué actas? uncts veces enzarzados
en concep- por último, ,"n"*oi lo, obras literarias' Su reputación I'os
galtdct dc la ptuna"iíe- ui'no' hombr"s a diferencia de los otros textos'
ct unas realidades mal
com- tudo en to que tienen ;"";;;;;;:;:o' de orte
de ge sta' in fabliaiu o una balada c
rcn Jurtdlcos ""¡*yod?: *'n'¡onado que el tip o s sociale s de una iái' ¡¿"
prcndldas, po'qu''-io' tlÁ';i"¡;"' Tambiéi-ii t'o
'oauá1í'"áí'^
en el caso de prrr"lill i n¡i*in¿or de -ta sociedad
principesca t, -¡por fin!-
una
'hlstorlador ¿'a' de la extrapolación la sinceridad del poeta o
v N nos ha llegado imagen acabada; p";;';;;'qi" calibrar
los perbdos p"" "iio'*io'"'il'ig"-
;;;;;;*''¿'í' De lo.s '¡rtoi'"t suficiefie para
'ou"'
el cronista, su inteti';;";ía'"iiiá"ao
y los preiuicios
a un lado la moda
pííii¡i"'"r" yláriot mites ie actas. ¡.Es
una veintena a" sociales. Pero tambi-én en este caso' pes&r d'el esfuerzo
ct realizado para
dar una ¡a'o í"¡in¿' sobri todo en Áquitania' saionia'
'mío'fri"ít
I
l
,l

I
14 LA socIEDAD MEDTEVAL I
I

I
ir ryds allá del simple cornentario estétlco o «literarto» analizando las l
palabras,y comparando las situaciones, con la ayuda del sóciólogo, i

estamos lejos de conseguir nuestro fin.


En definitiva, la principal debitidad de la historia social de la Edad
Media no es la imprecisión de los términos, el origen parcial de los
documentos ni su desigual distribución, sino ta grin iisuficiencia de
las ir»estigaciones realizadas hasta ahora. Inclulo t" pu"á" decir que
esta-historia está en pañales. Este retraso er-compaiación con oiros
períodos históricos se explica en primer lugar poique el irwestigador
presta mds atención a otros sectores de estudio, mái
favorecidos ior ta Primera parte
documentación o de contornos más craros. La economía, la sensibilidad
relig-iosa y la política parecen ruis fiiciles de abordar, y lo social sólo es LA CONTRACCTóN @.320_c. eIo)
un decorado de fondo. Por otra parte, durante demasiado tiempo se ha
presentado la sociedad a través det prisma del derecho: cudntas ,rcon-
dición de personas>> y «condición de bienes» han servido para clasificar
a pequeños grupos de hombres en los cajones imagiruados por los juris-
tas. Pero ¿y la distancia que hay entre el anhelo clel príniipe y lá vida
diarta? ¿Y los imperativos de ra psicología, corectivi o no,'frinte a las
esperanzas del juez? No es que el derecho, aunque no se respete, carez_
ca de interés, pero el hábito no hace al monji. Ahora biei, no
fartan
elementos, todavía dispersos, que permitiríai al ohombre me-
dieval» de carne y hueso. Resulta alentado4 ya "ono"",
que cabe esperar que
con un empleo razonable de todas las posibilidadis que brindin las iéc,
nicas modernas, pronto lleganí el día en que se puedan hacer estadísti-
cas sistemáticas de los términos, comparándolos, aprecióndolos, para
alcanzar, con todas las reservas que imponen las ineparables h§unas
documentales, el estadio de una explotación cuantitaiva de las
fientes
económicas o sociales. Mientras la investigación histórica no ílrgu, o
é1, todos los intentos serdn tímidos e incompretos, al nivel
de las hípóte-
sis de trabajo, como sucede con el que sigue.
f
D
,
)

hubo períodos
Durante más de cinco siglos en Europa occidental
con pausas interme-
prolongados de conmociones-políticas o guerreras
últimas corresponde a un esfuerzo de apacigua'
dias. Cada una de estas
ñ;;;;l; probablemerte implica unas- condic.iones
coaccián, y
económicas halagtienas. pánlipiot del siglo
w' finales del v' mediados
á"i-rri,-ptir"ipiís aet ,i. p"ro a las generaciones que realizaron.este
Dagoberto.y Luis el Piadoso'
esfuerzo, las de Const*tino, Teodorió'
frente a invasiones o revueltas y
i"r-ro."ái"ron hombÁ que hicieron que noso-
i;;;il."paces de dominarlas' Los contemporáneos -igualmai
tros- sólo eran ,"n.iÜt., u io inmediato' Unó de los rasgJs 9ris.rn1; I
la imrpción O*{:,:l
les de este tiempo queJó reflejado en sus relatos: I
no"", y p* mart por.tierra' a caballo o a pie' u" n'"11"":
"itu
nuevos o poco
"i "ri", t'grandes.invasiones>>' una expresió1 gue has;
I
I
"ono"rá*
;Ñ;;ientes sirvié páa designar el comienzo del peúodo, Pero-i
que vale Para el conjunto.
'-- P, t* cinco siglos anteriores podemos señalar tantas <<invasiones>>
pioárj"ton por igual^cada
y desconocemos
lu, que se entonces,-
"orno pero se trá ¿ado en situar una ruptura his-
uno de estos medios *ii"nior.
a
tá¡tu los siglos v y vI' con el paso de-las «sociedades antiguas»
"nttt demrmbamiento de la autori-
la «Edad Media». unus íe"é, se invoca el
militares destaca-
Jad ro*unu central, otras se hace hincapié en sucesos
la toma ¿" ná*u o la preponderancia de los caballeros' Pero
áár,
"orno
de estos *otiro, ,e basa en hechos sociales -ni
tampoc"
ninguno
sus \
"1,?"
,árñi"or-. Los historiadores del siglo xvlu, más acertados .que
el primer príncipe *tl; \
I
Sucesores del XX, consideraron a Carlomagno

rx"liif*":1ffiya*",Ti,:*:i11"'?i#:r::i'",1;xlT$:'F5j\
qu" la historia social' cuando no todas' no en
oue hacemos nuestra,
"n
existe un cambio radical entre Roma y el siglo tx'
los
§T";;ñry;;;" de la historia europea que marca lo suficiente
ie considerar el sig-
. orimeros siglos <<medievales>> como para que pueda
\ ffi;;;-;ilui" J" color, cuando no de estrucrura: el peso cada vez
y el ,,
'
rot pu"urot celtas y geffnanos en los usos' las técnicas
\;""ñ;;
l, - l,osslER
18 LA SOCIEDAD MEDIEVAL

pensamiento. El hecho esencial del medio milenio cuyo estudio voy a


abordar es uu desplazamiento geográfico muy acusado del marco natu_
ral de la historia. Poco importa si su causa fueron las <<invasiones biárba-
ras>>, al acelerar la mudanza del Bajo Imperio romano, como enseña la
tradición, o si no sucedió nada decisivo antes de que el Islam rcchazara
a-la Cristiandad lejos del mar, como afirmaba pirenne, ya que el pro-
blema que tenemos que debatir aquí no es el de las causas,-sino ei de
las condiciones de este desplazamiento hacia el norte y hacia la masa
del continente. En términos de historia social debo indagar más bien en
la naturaleza de los grupos sociales que se movían en la <<Romanidad» y
1. UN MUNDO MULTICULTURAL
en la «Barbarie>), cuya fusión es el rasgo esencial de los primeros tiem-
pos medievales. Poco importa el sustantivo en -ismo que inventen los
Pocas discusiones históricas acerca de períodos
doctrinarios para designar cada fase de esta larga historia. poco importa tan rejanos han teni-
do tantas resonancias contemporán"u. ta compa.acián
también que nos preguntemos, como el poeta, acerca de la supervivéncia
"o-oy bárbari, ro.
de las civilizaciones. Poco importa, por último, si el <<mundo antiguo>>
niveles respectivos de ras sociidades romqna "*"
cuanáo-ffi"r0
su progresiva fusión en el siglo m de nuestra
fue <<asesinado>> o se extinguió fras una larga enfermedad. Donde éstén éra.Ladisputa, uri."riu¿u
con argumentos nacionaristas o incluso racistas,
las enseñanzas de los cementerios, que se quiten estos juicios de mora- resurta irt¿¡i, yu áu" ,, ü
basa más en testimonios literarios qu"
lista o de sociólogo. ia arqueotogía, en reacciones
ocasionales de una minoría qr" los"nsignos duraderos de la fusión.
"n qu" í" prdiil;;;;_lr'Jon
Afortunadamente, la eo.oc1..tro1eri9u,
nu
de las «invasiones>>, se ha librado ¿e un tratami"nto U
la actualidad, con ros difíciles probremas
t* g;;;;J;; .,
áela asimilación entre curturas
diferentes que se-nos presentan, tiene un gran
interés para el historiador,
y más aún para el ciudadano,indagar los
irp""to. antiguos.
De entrada descafemos los tJstimonios anacrónióos. por
ejempro,
es superfluo darre muchas.vueltas a ra descripció"q;ñ;
costumbres germánicas. Aunque estemos ,Éguro,
Tei,i¿'Jru,
de comprenderla, ya
no concierne a las poblacionei del_siglo *.
deexageradosJ que provocó en er r"é"ri"
io, elogios , á*i.^, ürA
er papet cadavezmás desta-
cado de los b¿írbaros, se basan en reáccionerie
o.¿"n,,oiul,-nu*u o"
orden técnico, y se explican por el rango .o"iut
o ras convicciones firo_
sóficas del escritor. Los moáerno, *oñ qui*.s
han trasladado ra riva-
lidad al terreno de ras cuaridades poríticas gu"o"rur,
o de ros méritos
económicos, del gusto y la agudeLa intelectual.
En el siglo v no hay
nada parecido: Rutilio Namaciáno, hacia
+tt, reprocha a los biírbaros su
afán de <<sobrevivir alarazaromana>r. Un
contemporáneo suyo, también
se queja de estar
*"jtig^ l!l{":
la mrsma raza que nuestros esclavos»,"prot"giJá
por hombres que son de
pero un hombre ¿"f pu",tfo,
el sace¡dore Salviano, en la misma rn9.1,
etolia at bud;;ir;j; "o_o
qr;;;
regenerar Ia sociedad rena de viciosl sóro
arg"unos van más aIá de estos"
juicios.de valor y ven Ias cosas en
sus ¡us-t-8s términos. un aristócrata
como Sidonio, obispo de Clermont, se "siente
distinto d" i;_ñ;;,
20 LA SOCIEDAD MEDIEVAL UN MUNDO MULTICULTURAL 2t

quienes debe alojar, pero no tanto por su nivel cultural o su arte extraflo, godos, un poco menos de viíndalos y un poco más de francos y lombar-
sino porque viven en clanes y cocinan con mantequilla. Pero la actitud dos. Cinco siglos después de su establecimiento en Bretaña, los sajones
de la mayoría de sus contemporáneos, de esta masa enofme que no tomó y los daneses ---{omo atestigua el Domesday Book- apenas pasaban
la palabra, atestigua la inutilidad de las disputas de los historiadores: los del millón. La exactitud de las cifras tiene poca importancia, lo que
cementerios, la vida agraia,los nombres de los hombres o de sus aldeas, cuenta es su proporción, un <<bárbaro>> por cada treinta <<romanos>>. Las
su ropa, sus costumbres familiares, en vez de reflejar una lucha entre dos minorías dirigen el mundo, es verdad, pero en esta proporción parece
fuerzas rivales, una de las cuales sucumbió sin que se sepa por qué, dudoso. Sin embargo, durante unas pocas generaciones existió tal identi-
denotan una aproximación lenta, irresistible, en ocasiones combatida o dad de reacciones mentales entre galorromanos y francos, italianos y
alentadapor los hombres dedicados al oficio de pensar. Asl pues, no dis- lombardos, que habrá que admitir que un 3,5 por 100 de la población de
cutamos sobre el <<pangermanismo>> de los godos o el valor comparado la antigua Romania, con la ayuda de los bárbaros del otro lado del lirnes,
del arte helenístico, o de las fíbulas sajonas; tratemos de rehuir la ten- esas regiones que §e describen como <<vacías y horrorosas>», fueron,
dencia común en Francia, sin que se haga nada por combatirla- capaces de acabar nápida y completamente con los usos mentales de sus \
-muyel principio de la Edad Media como un <<retroceso», un
a considerar nueyos compatriotas. Las quejas de los clérigos de la época proceden de !
«decaimiento>>, o la desaparición del mundo romano como un desastre, una categoría social privilegiada, que esta,ba quedando relegada en un i
<<el fin de servicios incomparables» (F. Lot). Todos estos son juicios de mundo en plena naniformaóión, péro fuera de esta elite los romuno. y !
estetas o moralistas. Ante nosotros tenemos la tarea de describir dos los bfubaros estaban en pie de igualdad. I
tipos sociales, mostrar cómo pudieron interpenetrarse ese fue
-porque
el resultado- y, si acaso, destacar dónde la fusión fue fácil y deseada, y
dónde se impuso dolorosamente y con el paso del tiempo. 1. l,a edad oscurct

Para empezar, compartían el mismo culto a la violencia, la bestiali-


I. Vtol¡,Ncr¡, Y coNSERVADURISMo dad, el salvajismo, sin más límites que los morales. Durante los prime-
ros siglos de nuestra era el orden romano había tratado de poner coto a
«Un régimen social de una desigualdad indignante, un sistema pó- sus desastrosos efectos, al precio de fuefes coacciones policiales. El
lítico que llevaba dos siglos basado en la coacción y la sospecha, una progresivo relajamiento de la autoridad o el despertar del egolsmo local
justicia parcial de una ferocidad absurda y creciente ... un sistema que desencadenaron los apetitos. Pero a lo largo de los siglos u y vII no fue-
funcionaba a tontas y a locas, e iba de desastre en capitulación ...>>, así ron los francos ni los visigodos quienes se enfrentaron con furia en Galia
ve el Bajo Imperio un historiador contemporáneo (Musset). o en los reinos hispánicos. Los personajes codiciosos, sin fe y brutales
<<Una guarida de vicios, un lugar de elección del desenfreno, la trai- que enumera plácidamente Gregorio de Tours y que se matan entre sí
ción, la crueldad, la rapacidad ... sin tradiciones, sin ideal, sin virtudes con cualquier pretexto, son galos. Los bretones no tenían nada que envi-
.- públicas ni privadas, una sociedad sin cuadros definidos ... un cuerpo sin diar a los sajones en ferocidad. En todas las leyes había castigos crueles,
\., dma ... (F. Lot): esta vez se tata de los biárbaros, y en concreto de los y las poblaciones que se mezclaban con pasión en las absurdas dispu-
"
francos, cuyas costumbres germánicas habían quedado al margen de tas guerreras eran <<romanos». ¿Imágenes de la época «biárbara»? pero
"' cualquier cpntagio romano y merecen esta condena sin paliativos. Vemos más adelante no cambió nada. El <<Renacimiento carolingio» está teñido
aquí frente a frente, sumidos en el mismo oprobio, dos mundos rivales de sangre, baste citar los 5.000 sajones que el <<gran emperador>> Carlos,
enfrentados por la Historia. fríamente, hizo degollar en un dla a orillas del Weser. De esta forma, con
Los detractores y los defensores de los germanos estrín de acuerdo el terror que inspira, acrecienta su prestigio el guerrero, el franco, el
en los efectivos numéricos de las poblaciones que se adentraron más allá sajón o el lombardo, que se hacen enterrar con sus ¿umas, y todos los
del limes romano, tanto en el siglo rI como a mediados del ry, en el que tienen una espada. Tuvieron que llegar los húngaros y superar el
transcurso del v, y, más tarde, los sarracenos, los vikingos y los húngaros. horror para que los cronistas se conmovieran. \
Basándose en sólidos argumentos se propone la cifra de 100.000 ostro- Al fin y al cabo, ¿acaso no somos víctimas de una admiración exa- L

-*'t
l
22 LA SOCIEDAD MEDIEVAL UT.I MUNDO MULTICULTURAL
23
gerada por lo antiguo, y no ha sido siempre así? Lapax rom.ana se con- como la peste o el cólera que asolaron Occidente
entre 550 y 750, pues
i, rTpone-condemasiada ligereza a las «bandas, grr.áni.us. Esto supone en los siglos xv y xv ras hubo peores. Es sobie todo a causa á"r
,r' obviar las abominables matanzas y saqueos de héroes preclaros como pavorosa coacción que inmoviliza a los
hombres en su condicion"riiri"
i"1
Escipión, césar o Trajano, los esclavos encadenados de séneca, ocultos lece su persona. Tampoco en este caso encontramos
y enrr-¡
tras las peroratas del filósofo, los pretorianos, los gladiadores, la sangre ninguna diferencia]
entreromanidad y barbarie: ambas sociedades
en el circo. cicerón nos esconde a Espartaco, y de pronto sólo vemos a ya hablaremos de eilo-.La Iglesia protesta
se basan ,",r",..r""ffii
esie úItimo. ¿Es mejor arrojar a un esclavo a las morénas y a un crisüano débilmente, prr" ."Á"
9:* gl" el trabajo es alienalrc, no ti"n" nuáu ,"¡o qr;;rop;;;;. ""¡ri-
;i;;._
a los leones, o beber una copa rebosante de ra sangre freica de un caba- tejo del esclavismo avanza sin novedad: esiancamrento
llo_ degollado? Los siglos bárbaros no merecen el oprobio en el que han técnico, falta de
especialización, rendimientos bajos, riesgo
- caído. En ellos no hubo más de estalridos desesperados y
torturas, matanzas, robós y opresión que en sangrientos- Proseguirá mientrai dure ra"Antigtiedad. pero
otras épocas, lo que ocurre es que después del siglo iv iodas nuistras los hombres
libres también están sujetos a ras coaccián"r
fuentes sobre la moral prÍblica proceden de los hómbres de la Iglesia, iirpu"rtus por ra fam,ia, el
poder público y er dueiio de ra tierra. sn
indignados con unos abusos que sus predecesores de la Antigüedaá gre- que se desprenden de la bella construcción
il;án por retener ras piedras
comomana describen sin emoción o reseñan por alusiones. Los condes rornuni, to,
siglo rv dejaron a ros hombres inmov,izaJor ".np"ruaJrl.*J"t
merovingios no fueron más sanguinarios y rapaces que muchos pretores ,u porición social o eco_
nómica, como hacen ros jefes_brárb-or p*u qr" "n Ia tribu sea
romanos,,los príncipes o nobles no fueron más perversos y ,oráces que más maneia-
ble, y como tratarán de hácer tos caroti,ijior;;á;;á;;.1
durante el siglo de Augusto. sólo se podrá advertir un désphzamiento .t;i;il"^*,
de las causas y efectos de la amoralidad, y sería inútil discutir sobre el
i nivel comparado de las costumbres entre el siglo ur y el vn. 2. Una exigencia de renovación, una movilidad
constante
De todos modos, se produce una cierta modiñcación en dos planos
t, que merece nuestra atención. Para empezar, rebrota una ferocidad colec-
tiva, contenida desde la conquista romana, como en Galia y los reinos
Ins¡omanos y los bárbaros comparten
un fuerte deseo de cambio. si
uno de los rasgos mentales de la Eáad Media,
hispiínicos, que se desata de nuevo enfre los indígenas, próbablemente que hoy podemos com_
prender perfectamente, es la aspiración
a ofra cosa, el más allá, los nue-
debido al desorden político y la inseguridad sociar. Áunqué los germanos vos horizontes, una suerte mejor, antes
ae ú iregada de ros germanos ya
fue1on sus instigadores, sospechamos que no se quedaronálaragu. se advierre con craridad. En lá época
1o ¿e Ausorio, orñá"r" püJur*
La orgía de violencia es un rasgo de las mentalidadeJfranca, alamánica, los atractivos de ra vida der terraienient","ilá"¿
sajona, y más tarde escandinava. El guerrero se convierte en un hombre- de una sociedad cn Ia
que cada-cual ocupa su puesto. pero <<la
oso (berserkr) que apenas cohsigue dominar el miedo a la condenación. antepasados» cantada por el poeta,
pequeña heredad,,"i* áJ*i,
Las venganzas privadas (faida), que la Iglesia no consigue atajar, provo_
,n *"áo de privilegiados:Eñ;;-
s'or conservadurismo rgmano exaspera ", a tos trumil¿á;:ñ;;r;;i""
can una proliferación de disputas, asesinatos y expediciones áe cásügo. recordar las manifestaciones de júbiio qr"
Las necrópolis anteriores al siglo vm están llenas de esqueletos Io, bres nuevos, porque fueron escasas. En
ñiq¡"d;L;il-
,utrá*or,
miembros rotos, los cráneos aserrados, el tórax hundido, iestimonios"onelo- Aurelio, no
nombre ¿" ci""?á" y
presta atención a la masa u¡uriurt"
[rñ;,
cuentes de las brutalidades del siglo. En algunos pueblos que pennane- -se de ros desheredados.
Oigamos a Salviano: «... DesposefOos, gápeaa"r,
cieron en un estado menos civilizado, como los saJones de ias islas o de perder el derecho a la libertad_ ro*-u,
*r**,;;r;;;;.
Germania, estrán atestiguadas las cabelleras como trofeos (¿acaso no es
ioi pob.", han perdidoiurñüi¿"
honor det nombre romano ... Muchos ¿e
este el sentido de lá tonsura de los reyes merovingios?),la iazade cabe-
etts,lncuy"roo !"nt" J"-üünu "r
cuna ... van a buscar entre ros bárbaros la
humanidaá ¿" ror"r*-oJl..rr.
zas y las matanzas rituales hasta finales del siglo vm. «Mito del buen salvaie>>, se burlan los
si los historiadores anglosajones llamaron a esta época <<edad oscu- interviene la Iglesia y ""rguro* r"nuáorá.
saUitron¿o.. ¡iui r"rflp"-'ri
Ji ra, no fue sólo por la violencia de las costumbres. Todós los siglos, a su ros sus intereses están a,salvo, henos aqui
*rii"ru, que entre los b¡árba-
manera, recurrieron a la fuerza bruta, la mentira y la traición. El nuestro Galia <<merovingia». por lo menos huy iá h;;ho
sin habÉrlo p."ui*á, * iu
está a punto de batir las marcas. Tampoco se debió a las pandemias, relevante: este racismo
que envenena nuesho siglo no es medieval.
Las uniones ,i*1;;;i;,
t
"r

n \o..o.::',-'
tl-
. MULTICULTURAT-

lI
24 LA SOCIEDAD MEDIEVAL uN MUNDo 25

-]
cuerpos mezclados de las necrópolis lo demuestran. Ya volveré sobre el que ocurrió entonces. Los hombres, sometidos a un destino violento y
tema. A veces aparece algún remilgado que se queja del olor fétido o la con frecuencia oscuro, atan y desatan los vínculos que les sujetan a su I
jerga de los recién llegados, pero es la voz del pasado. Además, sólo en estado. No cabe duda de que nada favoreció más el avance de la religión i
nuestra época se ha dado a la palabra <<bárbaro» el sentido peyorativo cristiana que la angustia de los pueblos que habían perdido sus certezas. t
que tiene para nosotros. Para los <<romanos>>, el <<bárbaro» no era más que No se puede limitar el alcance de este movimiento a unos grupos de \
el extranjero, ¿o habría que decir el «inmigrante>>? Como la Iglesia toda- bandidos y hambrientos que saquean los campos e insultan a las ciuda- i
vía es poco importante, la idea del «infieb> carece de sentido antes del des, bagauda.s en Galia, iircumieliones en el norte de África, sin ver en) I

Islam, o antes de las empresas cristianizadoras de los siglos vln y x. él una insumisión crónica y una protesta social.
Además, ¿qué sentido tiene despreciar la aportación germánica? An- Pero no vamos a conformarnos con esta constatación. En el mundo
tes de ella, el barniz grecoromano se resquebrajaba por doquier ante el grecorromano pudo haber una movilidad similar, aunque las causas fue-
empuje de rebrotes de todo tipo, lingüísticos, mentales o familiares. Lo ran distintas. Se realizaban visitas, se intercambiaba correspondencia
que el bárbaro apofa de nuevo no merece en absoluto el descrédito en que entre York e Hipona, entre Clermont y Frigia, pero siempre dentro de un
ha caído por culpa de unos eruditos henchidos de romanidad. La propia estrecho marco geogriífico,,7a Romnnia cenffada en el Meditenáneo.La
Galia se desesperaba por ello-- no había ganado tanto con la ruptura, pronto irremediable, entre un Occidente y un Oriente cristianos,
-Jullian
ocupación romana. A partir del siglo v no hay una sola tumba que no y el avance del Islam por todo el flanco sur del mar, intemrmpieron estas
refleje la superioridad de las técnicas artesanales del biírbaro, comparadas ielaciones. Pero en el mismo momento capital, él único que I
con los mediocres usos mediterriáneos. Con la ayuda del arco eléctrico se puede justificar realmente que el paso-fenómeno
de lo antiguo a lo medieval se i
ha comprobado esta superioridad en las armas y henamientas. En cuanto a iit i" los siglos v a vIl- las zonás marginales dJdonde se sacaban los I
".r y los metales entraron en el concierto <<romano». La palabra
esclavos
la construcción en madera y el arte animalista o abstacto, no desmerecen I

en absoluto a los de una Antigüedad exhausta y crispada. llega a estas áreas de cultura despreciada y les proporciona toda clase de i
Los hombres no paran quietos. Antes del Renacimiento, cuando contactos. Esla dilatatio de los pensadores carolingios: los mundos ger- i
Europa occidental llegó a ser durante cuatro siglos un pueblo «asenta- miínico, escandinavo, eslavo y celta se vuelven <<romanos>>. Sus habitan- I
tes se llaman y se consideran <(omanos». Clodoveo es <<cónsul>», Teodo-
/
do», la gente de la ciudad y el campo da muestras de una movilidad
increíble. De entrada, esta observación resulta sorprendente, si se piensa rico habla de unas <<costumbres dignas de la tog», Carlomagno va a
en el mundo urbano, enlas villae ancladas al suelo, en las indestructibles Roma para ser <<emperador>>. Mucho antes de las <<invasiones», los cen-
calzadas. La legislación se empeña en encadenar a los hombres a su tros vitales, los polos económicos o intelectuales ya habían ido al en-
aldea, a su oficio, a su familia, y todavía en 460 lo exige Mayoriano. , cueiltro de estos espacios nuevos, de Roma a MiLán o a Tréveris; y entre
r,
i. los siglos vt y x, York y Paderborn rivalizaron'-eon el sur. Mucho antes de
Además, el desorden debeúa llevar, y lleva con frecuencia, a agruparse i
en torno a un padre, un amo, un jefe guerrero. Más adelante los carolin- \\ qu" Alarico la tomara en 410, Roma ya no está en Roma, y ha dado paso
gios siguieron intentando reclutar a los rurales, exigiendo juramentos, \l u un uasto mundo nuevo, abierto a los hombres en busca de esperanza.
\
situando alosiuniores bajo el control delos seniores. Todo en vano. La
atracción de lo nuevo y la inseguridad arrancan a los hombres de su tri-
bu, de su suelo. Rompen sus vínculos, abandonan sus bienes y sus fami- 3. El peso del Cielo
lias y entran en la ilegalidad, donde estará durante siglos cualquier hom- "La lglesia en
bre solo. En los siglos v, vI, y luego en el x y el x, se huye de Bélgica a primerafila
Provenza, de Gales a Armórica, de Aquitania a Auvernia. Los numero-
sos tesoros de los siglos [I-Iv, o del x, escondidos en un bosque, no lejos A principios del siglo v, a falta de la Ciudad de los hombres, san
de un camino o una villa, revelan la existencia de estos movimientos Agustín les dice a estos hombres que sólo deben esperar en la Ciudad de
precipitados, sin regreso, a menos que brotara de nuevo una rama injer- Dios. La Iglesia no tiene ningún motivo para oponerse a esta nueva
tada a 2.000 kilómetros de su origen. Nuestro tiempo, móvil e inquieto, situación, todo lo contrario. Se suele hablar de las ventajas obtenidas por
apenas puede darnos una idea (en la que no creían nuestros padres) de lo Clodoveo con su conversión y los inconvenientes que encontraron los
LA SOCIEDAD MEDIEVAL UN MUNDO MI,JLTICULTURAL 27
26

visigodos y los vándalos debido a su arianismo. un historiador ha lle- la Iglesia, que se enfrentaba a una justicia formal y de orden_ público,
gado a decir que el sacerdote fue el primer <<obrero>> de la sociedad de la aflojaba el iesorte patriótico de la lucha contra los enemigos de Roma,
átta g¿a¿ tr¡e¿ia. se olvida que en el corazón mismo de la península ,/ conáenaba los benéficios de la actividad de intercambio, freconizaba el
Ibérica, por no hablar, evidentemente, de Galia, durante el siglo u nt' acercamiento de todos los hombres hermanos en Dios, se felicitaba de la
había en todo el país más de un 10 por 100 de cristianos. Ofuscados por victoria de los sencillos sobre los hábiles primeros eran los bárba-
ros-, apoyaba a la autoridad local frente-los
al interés de la Ciudad de los
las historias de reyes, obispos y habitantes de las ciudades, obviamos la
=§/ onseñanza de los cementerios. En ellos, hqqtq."-L§glg lllJg§§rg3ot-gd§= hombrel, ánunciaba el fin cercano del mundo, e incluso qué
-¿por
no?- rechazaba cualquier noción de culto al cuerpo, en pro de las satis-
tianos pierden la b.3g¡lla-antelas-hueltls-rte'u".- nismo-obsti
{ññTredaspdáE -más atlá, ofrendas rituales). Más aún, el resurgimiento facciones del alma.
de los cultos agrarios antiguos, muy anteriores a los romanos, es patente:
los ritos de devoción al agua, fuentes o lluvia, a los árboles, al tn¡eno o Ia lglesia manos a la obra
a la luna llenan de indignación a los predicadores. Su tarea es ardua, ya
que sin llegar a las <<supersticiones» que denunciarán los exempla del Es de suponer que, una vez pasado el
siglo xnr, proliferan las condenas de los concilios como los de Toledo y de las dos comunidades, la
Braga en el siglo xr, y el de Estinnes a finales del siglo vm. Las bendi- U
. Sin entrar en asuntos que se salen
ciones de piedras sagradas o la adopción de los ritos de fecundidad en de los límites de este trabajo, conviene señalar que a ello contribuyeron
Galia contrastan con la tala de árboles sagrados o los bautismos forzados
de sajones en pleno período carolingio. La Iglesia se plegó cuando no
.
r
dos factores. El primero, sin duda el principal, fue echar enla Romaniala I
pudo vencer. Desde luego, el hecho de que los obispos apoyaran o se
U rg§3"_]CpefroC.uiasi+2ra_Bescar-q lgg hombres. El cristianismo pasó de I
ser tÍpicamente urbano a rural, un ñétñó*füñáamental que conocemos \
opusieran a un rey es importante, pero de carácter político, no social. especialmente mal Ya se tratara de un terrateniente que aceptaba instalar
Sólo unas costumbres más fundamentales que el dogma trinitario, como pilas bautismales en su propiedad (Eigenkirche), o la plebs (panochia no \
los usos funerarios, podían impedir el acercamiento. El hecho de quemar es de esta época) procediera del obispo de la ciudad próxima, esta con-
a un muefio y no creer en la supervivencia de las almas podía levantar quista de las almas fue asombrosamente lenta. A orillas del Meditenáneo
una barrera infranqueable. Los sajones no pudieron superarla y tuvieron fue más rápida, realizándose entre los siglos v y vr, aunque las pieve,
que matar o expulsar a los bretones, pero en todos los demás lugares una como en Iüalia, eran demasiado amplias. En otros lugares hubo que espe-
evolución paralela a ambos lados del limes reunió a los romanos y los rar cien años, en el norte de Galia o en Bretaña hasta el siglo vm, y en
bárbaros alrededor de los sarcófagos. De modo que no debemos dar Germania hasta los siglos x y x. Mientras la <<parroquio> fue un territorio
importancia al hecho de que en 496 o más tarde Clodoveo, Recaredo o enorne, mal administrado y mal dirigido por el obispo de la ciudad, la
cualquier otro, encabezando a una parte de sus fieles o menos Iglesia sólo avanzó con pasos contados. Imaginar que triunfó con rapidez
-másepiscopal.
. 0,5 por 100 de toda la población-, avalaran la autoridad
el porque un rey era sagrado, porque todos sus consejeros eran obispos,
i Lo más importante es que en los cementerios merovingios o lombardos como entre los anglosajones o los carolingios, sería olvidarse de lo más \t
i los miles de tumbas alineadas con la cabeza orientada al oeste (.Rei- importante: del pueblo <<cristiano>> que adoraba al árbol o a Mercurio.
i hengrtiber) podían ser tanto de un germano como de un indígena. Entre El otro elemento es un asunto de eclesiásticos: se aplica ellagaie
I los treviros hay una época con tumbas francas y tumbas galas, es decir,

, dos necrópolis separ.adas, pero luego, poco a poco, se realiza la fusión.
Vgogm4tico d-e
-todo de Jerónimo y
lalgtesi . El legado de los padresJffie
Agustín, las compilaciones de Hilario de poitiers,
: En algún caso, por ejemplo, las armas parecen atestiguar que se trata de Isidoro de Sevilla y Gregorio I de Roma forman su base, desde luego.
,! un guerero gernano, pero ya no se podría asegurar.
Pero es una base teórica, a menudo ciega ante una sociedad profunda-
En realidad, ¿qué tiene esto de extraño? Las enseñanzas de la Iglesia, mente pagana. El siglo x, el del <<renacimiento»> carolingio (¡curiosa|._
[' sea cual sea la responsabilidad que se le atribuya en la degradación de la expresión!), fue el que estableció las reglas de comportamiento quel
autoridad romana, se adaptan perfectamente a los cambios sociales. había que imponer a los fielés. Los penitenciales, los concilios y las
i Muchos clérigos encontraron en esto una justificación de su adhesión a colecciones canónicas son de esta época, y no me voy a extender sobre
I

I
IF
nr.,
0 \"( 29
28 LA SOCIEDAD MEDIEVAL UN MI,JNDO MULTICULTURAL

,i I este asunto. Como armas son eficaces, pero ¿se pueden usar ya? La Igle- tico de Galia, confirmado más de diez veces en el siglo vt,grs-raúficado
I sia es amenazadora, pero su hora todavía no ha llegado. por los reyes en 614, justo cuando lo obtiene la Iglesia de Iós reinos his-
Ante la decadencia del poder eminente, la Iglesia era la primera pánicos. Puede que sea una sabia precaución, pero en una época en que
autoridad moral, y su actitud en los contactos entre las comunidades ia Iglesia se ahorra cualquier contradicción interna, porque no hay vitali-
! en el fuerte impulso de la
-/ romana y brárbara fue crucial. Su misión universal podía haber hecho dad dogmática en Occidente
en-¡pensemos
el mismo momento!-, la Iglesia latina
que rechazara el conservadurismo social heredado del Bajo Imperio, Iglesia oriental, o budista,
desinteresándose de la res publica, de los asuntos públicos. Por el con- encarna el triunfo de una casta aristocrática. Otra precaución fue la pro-
trario, fue el principal elemento de estabilidad de la nueva sociedad. Al liferación de inmunidades, que pusieron sus bienes materiales a salvo
margen de los juicios morales que pueda sugerir su actitud, es justo de las expoliaciones privadas. Hacia 650 algunos laicos gozaban aún de
admitir que no era posible ninguna otra posición, ni probablemente este beneficio fiscal, que poco a poco se fue limitando a las tierras de la -,
deseable, si se querían conservar las frágiles raíces de la nueva fe. Los Iglesia. Para los más humildes, ya no haY diferencr:,:Y:jl"l::li:
de la iglesia y el del palacio. No tenemos noticias de que se le reprocha-
\
elementos de acción que poseía la Iglesia, negativa a sufragar con dinero
las necesidades de los príncipes y Írmenazas de sanciones espirituales, ra al primero que se comportase como el segundo' Para los crisúanos, y
no eran nada eficaces, y supo usados para defender tanto sus intereses este deslizamiento es fundamental, la lglesia carece de rostro en la tierra.
, como los de Ios más humildes. Por desgracia, la propia naturaleza de su
No es una protección inmediata, un refugio para miserables, sino una
reclutamiento jeriárquico y la amplitud de su misión secular hicieron que gran esperanza abstracta. Las consecuencias morales son enoffnes, y van
f desde el éxito muy precozdel monaquismo, retirado del mundo, haita la
se solidarizara con la aristocracia. i
En efecto, hasta el siglo vu la Iglesia es sobre todo el obispo, como profunda espiritualidad colectiva de toda la Edad Media. J
he dicho antes. El obispo, además, es casi exclusivamente el amo de las
ciudades. La importancia de sus tareas -{ue no vamos a analizar
aquí- y la enorme responsabilidad moral y material que acaffean no II. Esra»o v ¡eRAnQuÍA,
pueden caer sobre las espaldas de un hombre humilde. El obispo debe
tener clientes, apoyos, dinero, capacidad para dirigir un tribunal, encar- Aunque la Edad Media es vista con interés por nuestros contem-
gar una construcción y vigilar a los esclavos. Pudo haber obispos de poráneos, no tiene buena reputación en el ámbito <<político>>. Se suele
dudosa moralidad. Gregorio de Tours condenó a varios de ellos, no considerar un período sin orden ni autoridad. Los príncipes bárbaros
demasiados en total; pero muchos menos no fueron de origen aristocráti- oscilan entre lo odioso y lo grotesco, en los tiempos feudales reina la
co, por lo general romano. Aunque tuvieran cierta independencia de cri- <<anarquía>>, y en general las guerras y las pestes lo oscurecen todo' Es el
terio y caridad, tanto Gregorio de Tours como Avito de Lyon y Desiderio resultado de una reflexión una enseñanza- marcada por el espíritu
de Cahors son proceres, no encuentran ninguna contradicción entre su
-y
jacobino, y un poco antes por el del absolutismo. Sólo se da valor a lo
formación y su misión. Socorren a los pobres, condenan la esclavitud, que estrá centralizado. Es sabido que en Francia esta convicciónrozala
reprenden a los tiranos, pagan honradamente a sus trabajadores y caricatura, pero sin llegar a esos extremos nuestros vecinos tampoco se
luchan contra la venganza privada y las malas costumbres, pero admi- libran de esta noción de unidad, fuente primordial de la <<nación»: Reich
nistran enorrnes patrimonios (el obispo de Roma se hace cargo del fisco alemán, Corona britrínica, Patria italiani, por citar sólo algunas. No con{
de la ciudad), cobran parte de las multas y requisan la mano de obra. cebimos la idea de que un orden local sólido o la influencia de una enti- |
Como no pueden derribar el orden social, predican la resignación al dad que sobrepasa los <<estados>> puedan constituir una forma de gobier- | a,
*
esclavo y procuran que el rico considere la riqlueza como un beneficio no de los hombres. Desde este punto de vista la Edad Media no es más |
divino que implica más deberes que derechos. Por último, muy pronto, que <<ruido y furia». Esta noción me parece equivocada, y el lector deberá I
ya que los primeros indicios datan del concilio de Agde de 506, justo hacer un serio esfuerzo de independencia de criterio para seguirme en \
después del hundimiento de Roma, la Iglesia se pone a salvo. Para mi afirmación de que pocas veces han estado tan implantadas la idea \
poder llevar adelante su misión caritativa, solicita a los jefes bárbaros de la autoridad central y una estrictajerarquía de las personas como en I
quedar al margen de la justicia pública, y lo consigue. El fuero eclesiás- los primeros siglos de la Edad Media. J
30 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
uur.l»o MULTTcT.JLTURAL
f-rN 3t
1

1. El recuerdo de la «res publica» cia' Antes era romana' ruego pasó a ser bá¡bara,
un simpre desrizamien-
to que no afecta para nada ala naturalera gr;;;r"
parte se abre camino, entre las conmociones
ie ti
En el proceso que se hace tan a menudo
a ra sociedad bárbara en sus
""r"¡á"á.
guerreras del siglo vr, una
comienzos, la primera acusación es ra debilidad reivindicación de ros indígenas .ont ulu
del pensamiento poríti- tuáia germanica. Ar contrario
co. Esta opinión se susrenra en er increíbb -r-y es un rasgo esencial_, esta especie de liberáismo
il;;á;'d"];;;í*p".
merovingios, y del siglo vn lombardo. En realidad, la sociedad un gobierno más zuave prop¡"iolá a;; ñ;;ñ,
demostrar que-
pri-* t u¡Ju qu"
el.Bajo- Im¡erio romano, á"spues ¿" t"o¿o.iá,:f,resenta ti4ie¡to asombroso, una solidariduá
consoridación de un sen-
io_anos y gernanos, casi un
un panorama distinto. La insubordinación «qacionalismo». Su aparicjó1fue más ""tjr.iái
" ani¿árá"
diros gobernu¿oi"r, i;ir"p*
tencia de la fuerza pública,Ia anarquía en er palaüo
y ruirrn.á.iuá. ru.
mo,habfa sido importanteincluso *_tu
epo.u romana, en"ip#",iilr_
pleno siglo u,
leyes no son menores en 450 qu. como la Galia central.o Hisp¿¡i¿. En
",
germiánicos se advierte una capácidad para
OOO. ir.trrol, ¿grrñpriUl". ayudaron a expulsar a los biz¿ntino.
este ,ittrrno país los habitantes
volver u ta ,oEion á"'uu,ori_ rigio ,rr.'E, Jil;;;;;,
dad pública' Teodorico y varibs de sus sucesores
ostrogodos en Italia,
turonenses y auverneses se entusiasman",po,
"i u u, i"v üaru*o.
con sus hermanos visigodos e¡-tiempo de Inclus.o en.Itaria.er puebro apoya a ioí "t'.erui.ro
Leovigildo o"¿, n"""ruinto, árirogoaos conr¡a el ejército
legislaron e inquirieron por er bien (romano» de Justiniano.
i,iuii." tanto como Mayoriano, er
último soberano romano digno ¿" nornUr". §?n:E1 definitiva, el mejor ejemplo de esta identidad de las reacciones
Aunque nos ciñamos a Ios pueblos".i" que han merecido juicio mentales ro tenemos Bretaha, áonde ra expursión casi totar
de los indí-
un más gelas hace que no se"n
severo, hay que reconocer que se muestran mugho
más capaces de Io que
pueda hablar de influencia
sión moral de las antiguas pobraciones romanizadas. pero
bir;ir, ;iJ;;;;;*
se dice de tomar er rerevo a Roma. Los nietos
de crodoveé ár" ," ¿*t
zan entre sf tienen mala reputació.1, pero poseen pes cuyas exigencias administrativas sean
ná láy pií"1 r

tropas, un poco de di_ "- más ngurosa, y ."gutur",


los sajones, por ejemplo los del suroesre, qr" ql" \
1erg, 1eún9n con regularidad su tribunal y están ,od*;u¡;. áJ; p,lñuao iñpr*turi
de fieles. Dos siglos antes, Honorio, er"óndido
utguro, ;;;;;;
albergue (feorm),la corveapública y la l"ra'*ifitu.. "i?"r""iJ¿"
O..¿"i_"g", ñ; i
t

Ravena, fu9 capaz de reunir ras 4.000 ribras y"o, oficinas, tribunales ni legislación, y ro ," pu"a"
1o a ros 10.000 hombres " Mercia con constantino. Br predominio dá;;u "o_p**-ui?"Vi."'¿"
I
que habrían salvado a Roma de Ararico.
ros no es muy inferior a ro que en er Bajo
La autoridad regia ¿e lor-u,erüá- autoridad estrictamente
p.ersopl sin el soporte de mecanismos administrativos, J
Imperio queda"ba ¿" r.
pr"."- ni ,iq;i;;;;;;"_
riorados,. impide cualquier comparación
gativas públicas. La propia noción ae páAer,
aunqoé mry i*pregnaaa O" ,rt" sentido. pero resuha
preocupaciones guerreras _pero
¿acaso los empéradorés nó erin elegi_
demasiado cómodo contraponer Ll i¿"¿ ",
del emperado.-*ugirt uao,
dos por.ef q&cito?-,persiste aep"ues a. ru ejerce el tmrerum por deregación der pueblo [u"
Ln p.o der interés común,
"uraááá1áp"i".ñ1.áil con la brutal tiranía de un jefegu"o- qu"
p!T_o"uJ. in¿fgena al que los franios, Ios visigodos, Ios lombardos y los"r consiáera
Durgundros contiaron Io que quedaba de ra
administración, segurá ai-
bien familiar; y condenar,lvidéntementé "tp;il;;;;;;,
sio rp"tu.ión, er <<régimen de-...
la banda guerrero>. La idea de una int"*.n.iai
de los ciudad;;;;;1.
:luL9::::lanq { creyenáo en ta permanencia de un corc"pi"áBrou"ro
elección del magistrado supremo_ll"uubu yu I
oe unload rmpenal, sino que los propios jefes bárbaros compartían
punto de vista. En ninguna parte encontramos este como hacía mucho que uná noción de poáer -ucho tiempo ,r.ri;;;*d;, i
un espíritu ¿e áominacion divino t uurá ¿"r"irt"uáo""r
germánica, ninguno de estos pueblos pretendió i,ae.at la res publica, y hacíamucho, en ¿"firitiua, qr;;; ;i;iüj" i
imponerse rlá, .*.r"i_ {e ----" i
dos». sólo orosio despertó en er visigodo Ataúrfo
ra ambició;de;;;ar
de las Iegiones el imperio era un patrimonio
a explotar. J
una Gothia, y puede que se trate de üna invenciór.
derososcomo-el ostrogodo Teodorico, ros más
r"á"iiá, ;;;_
artivos."rL 2. Reyes <<romanos>»
Eurico,fos más alejados como Chilperico, nieto de
Clodoveo,"i"-"rgí¿"
," utñUu_
yen títulos romanos e incruso Iregaia flamarse
servidores ¿"i"*p"iáá", Las generaciones de intelectuales que asistieron
de Oriente. al paso del poder a
En cuanto a los pueblos, permanecen fieles a ra noción manos de los jefes bárbaros tardaron
cuenta de que
de autocra- "idar." cuando crégorio
cambiaba apenas la esencia de ra autoridad. "ri;;;;;" d! iour.
*"\i} ¡ tt
¡¡\rr\'"\', ' ii¡:'{
i

32 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
\ UN MTJNDO MULTICULTURAL 33

habla de la res publica sólo piensa en el emperador de Oriente, pero ya scguir sus etapas, sino sólo recordar que lo que precedió o siguió a la
he dicho que los hombres corrientes eran más realistas cuando recono- coionación de diciembre de 800, que restauraba la dignidad imperial en
cían en Clodoveo o Recaredo los elementos de la autoridad <<romana». Occidente, sólo en pequeña medidá es fruto de las circunstancias: la eli-
Como los emperadores de los siglos Iv y v, para no remontarnos más minación de los vislgodos por el Islam, las divisiones entre los anglosa-
atrás, el <<rey>> bárbaro es ante todo un jefe guerrero. Su legitimidad des- jones, replegados soire sí mismos, las contrariedades de los lombardos
cansa en la victoria permanente, de modo que si sufre una derrota cae .o, .i póu Í Bizancio dejaron el papel principal para los franco9,.9ue.tal
sobre él la damnatio memorie, es destituido y borrado de la memoria, u., menos indicados para desempeñarlo. Pero la combinación
como muchos generales <<romanos>>, usurpadores fracasados del Bajo ".*joi militar de los austráiicos, la firme esperanza
de la fuerza de los cleros his-
Imperio. Los lingüistas sabriín si el Mund germánico sustituyó ala For- pano (Teodulfo), italiano (Pablo Diácono) e inglés (Alcuino), y los inte-
tuna antigta: la fuerza y la suerte se combinan para colocar en el mismo ieses del papado, hicieron que se franquearan las últimas etapas en la
plano a Teodorico y Constantino. segunda mita¿ ¿et siglo vul. Se habló entonces de Renovatio, porque
{
tlJ En segundo lugar, se advertirá que el jefe «b¿{rbaro>> es divas, como la-generación de Carlomagno y la de su hijo Luis se extasiaron, como
el emperador de antaño, sagrado en el sentido común del término, y tam- o"i*" u menudo, con sus propias gestas. Pero las palabras del papa León
bién sagrado en el sentido religioso, bíblico cual no ocurría con los cuando designó a Carlos con la aclamación ritual: <<coronado por Dios
-lo
romanos-. La unción que reciben los visigodos en 621 y regularmente grande y pacífico emperador de los romanos>>, no añadían gran cosa a los
al final del siglo vn, la de los reyes sajones, la que obtiene Pipino el Bre- usos antiguos.
ve, la del propio papa en 571, convierten al rey en mensajero de Dios.
Puede llevar la púrpura y la diadema solar como Teodorico. Mejor aún:
esta legitimidad casi sobrenatural, tan codiciada por Roma, adopción o 3. El imperio cristiano
herencia, sin obteneda de forma duradera, la tienen de nacimiento los
reyes <<bárbaros». La familia de los Baltos en los godos y la de Meroveo Los esfuerzos realizados por la familia carolingia y el puñado de
en los francos poseen una genealogía divina, un aura mágica, un carisma obispos y literatos que la ayudaron resultan un poco conmovedores.
religioso que los emperadores, los <<Césares>> y <<Augustos>> apenas Estoi hombres, cuyoi medios, como veremos, eran escasos o nulos, qui-
habfan acariciado, y Teodorico, en efecto, se hizo llamar augustus.Unos sieron hacer realidad su sueño de un verdadero <<imperio cristiano». La
signos visibles designan al elegido, como los cabellos sueltos de los expresión es de Alcuino y anterior a 800. Pero si observamos más aten-
reges criniti francos, entre los cuales la tonsura, probablemente el corte tamente vemos en ella todos los elementos vigentes entre los siglos v
de la cabelleÍa, eta la marca de la separación de la familia sagrada. y vIu. De entrada, el príncipe es un guerrero designado por sus.solda-
lncluso en el poder jurídico se conserva la marca <<romana>. La dos, <<elegido>> por ellos, lo cual explica la furia de Carlos en diciembre \
de 800, cuando el papa hizo que la aclamación del <<pueblo>>' es decir, la
\
administración urbana se resquebraja, los engranajes fiscales se oxidan,
el cursus publicus romano se extingue. Pero el rey, como no hacía elección guemera, pasara a un segundo término, después de la coro- I
,,1

mucho el emperador, <<promulga unas leyes que él es el primero en nación con sus manos. Gracias al apoyo de todos los hombres libres que \'i
respetar>>, como decía san Ambrosio. Y no se toman más libertades combaten, el príncipe tiene toda la potestas, pero debe afianzarla, por-
con ellas en el siglo uI que en el ry. Los edictos de Recesvinto o de Clo- que la lealtad de aquéllos podría flaquear. Este es sin duda el origen de
tario II en el siglo vII, los de Teodorico antes y los de Liutprando des- lbs juramentos de fidelidad que se pidieron er,789,793 y 802 a los hom-
pués, revelan una preocupación por el buen gobierno que no tiene nada breá en estado de ser armados. Luego viene la auctoritas, eI prestigio
que envidiar a la de Honorio o Valentiniano III. Además, se ponen por moral del hombre providencial y sus allegados. Un usurpador como el
escrito, condición indispensable para que los intelectuales y la Iglesia carolingio no podía invocar el aura mágica de los merovingios, y tuvo
consideren «civilizado» a su autor. qu" uná*r. con cuidado, reemplazándóh po. la coronación de la que
Nos expondrÍamos a no entender la obra de la familia carolingia si hablaré más adelante. Es curioso ver cómo la familia austrásica, que ca-
obviáramos esta continuidad, si viéramos en ella una novedad -*{omo recla de este prestigio sobrenatural, se acabó imbuyendo de él hasta el
hacen muchos historiadores- y no un resultado. No me propongo aquí punto de que más adelante la única forma de legitimarse que tuvieron

FOSSTER
3,
-
t
'...:
34 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
i-,,,,,, UN MUNDO MULTICULTURAL 35
todos los poderosos, empezando por los reyes de Francia, fue relacionar- prerrogativas
der Estado, un Estado que sin duda es <<cristia-
§\ se con ella. En todo caso, durante el siglo Ix, como antaño, el regnum es
:frt:-r]l^ apenas más que
-qp?jr'pero el de Teodosio, y se parece mucho at na¡o
'-\) algo natural, como un bien de familia, un patrimonio que se pueáe com- fp'perio.
partir, en detrimento de la «unidad romano). pero es un error ver una unos objetivos ambiciosos, demasiado ambiciosos.
contradicción entre estas dos ideas: a partir de Verdún (843) y hasta ii ',1a¡xtEran
que, como ocurriera antes con Roma, las
Lo que si-
mucho después, los sistemas de las <<confraternidades>>, con un jefe que 1,.,.,., 4ódemoltró contradicciones
-e¡impotencias lrevaron ar fracaso. Apoyarse en los guerrero, u"rrái.d"_
es el único emperador, mantienen la noción del imperio cristiano. , lesfodos los años la oportunidad ¿á reat¡iar saqueos, pero defender
¿ño
se toma en serio? Entonces, ¿por qué se admiten las divisiones romanas al
que empezaron en el siglo n? Por último el aspecto sagradolmás ade-
,,
H:T-",,::l!:]1 yciOn,Ae. paz, legislar y ."r-on"_ ante un pueblo ile_
lante llamado <<santo») del imperio y de su jefe resulta de ly'unción, de
, Tdo
y.preocupado.por lo inmedia-to, o.íp*r"
d"."ono*iu i"- ,n
clima de total recesión,. sin caminos, sin dinero y
cuya antigüedad hablaré enseguida. si a carlos no le llarharon divus, sin hombres... Ut"nepi_
flf,":1*.iTlingio es ¿" dispares. para unos es un
como a sus predecesores romanos, Adriano I le llama magnus y León III .n',principio, para otros,"Ujrr" "pr"áu"'ioi.,
entre los qüe m"
q.ugustus. La Providencia le inspira, como a Samuel o a David, con quie- u, firul; uro, *rláVun lo
"u"niá,
nes le comparan. Es de suponer que la Iglesia aprecia esta forma de la ,,,,,Qu!,sgbrevivió de é1,^otros to que re faltó. pero todos esLán de acuerdo
, ''en la grandeza der esfuerzo y ei mérito de ios homb."r.
dignidad imperial. Los círculos eclesiásticos del siglo vlll, y luego en io ,,i*o'qu"
.;'Roma para los hombres de ú alta g¿a¿ MeJia, rr.
el x la gente del sur que sigue a Luis y sus ideas rornanas, Como Heli- siglos sucesivos, fueron un gr*i""uJ.¿o. "*áiingiár, ná r".
sachar, Benito de Aniano y más tarde el molesto Hincmar de Reims, .,', C._e,los
(: i'r :ril.tr
esperan que el píncipe propague la fe, mantenga la paz de Ios cuerpos y
proteja Ia de las almas. El globo que sujeta át prfncipe, encima áe h 4. El ejército, crisol de la sociedad
cruz,7a mitra y la corona, imagen de Ia Jerusalén celeitial, se mezclan
con el trono en forma de silla curul antigua y el vestido militar. La ico-
Todas. las- poblaciones germiánicas eran guerreras
nografía refleja bien las intenciones, y el único punto que sigue siendo por inclinación,
por necesidad y por costumbre. Hasta los vi-sigodo* _:b*
oscuro es hasta qué punto una propaganda hábil pudo hácer qie penetra-
eran enterrados sin armas- dieron muestras halta
;;i;;q""
ra la idea en la masa de los <<súbditos>>. el siglo vrr a"üglun
importancia que concedían a los méritos guerreros.
A primera vista no faltaban medios para ello, y me extenderé un Es,"pues,
sible qte los primeros geÍnanos que entraron en el imperio,
;;y
pl;,
poco al respecto sin adentrarme demasiádo en lo «político». cuando
ca¡los o Luis refuerzan el <<palacio>> a Ia antigua, que ágrupa a sus ñeles
capturados o voluntarios, se hicieran soldados. se "í.i*o,
tra querido u"iLn ro.
laeti establecidos por pequeños grupos familiares a partir
y a sus agentes, optando entre recuperar la villa o fundar una capital, del siglo m en
Galia, Panonia y otros rugares, á uños prisioneros biárbaros
Roma o Aquisgráh, no se alejan de la tradición romana, sino toáo lo y
convertidos en colonos, o unos cuerpos mercenarios: "rrótuao.
contrario. Para llegar a los hombres se usaron medios que no conocían ros sermaize,
Allaines y La Fréze de nuestros campós serían reminiscencias
h los soberanos del siglo v: convocar a los guerreros, o poi lo menos a sus ¿e ser-
matas, alamanes o francos que estuvieron a[í. u"or
jefes, antes_de la campaña,anual, en el Campo de m;zo
o de mayo, y alemanes han llegado a afirmar que se trató de una
irr"riffio[*-!
una vez allí comunicarles la volundad del amo con esos «capitulares, auténtica coroniza- I
ción. ocasional o sistemática, debida a ra debilidad o
escritos por los allegados del príncipe, cuyos enviados (r¿¡ss¿) garan- a ra trauiti¿a¿:;" I
I tizan luego su ejecución. Dar a conocer lás grandes inspiracionés del
política llegó a ser frecuente en er sigro rv, ya fuera po.
t"uu. ,nu;t# ]
cuando los recrutas romanos huían, ya fuerá por tratádos
reinado con unas <<admoniciones», como las de 7g9 o de g23, en las -de me¿iarte tJ, j
cuales, invocando la Providencia, el soberano, su brazo ejecutor, expone
cuales las tribus asumían racustodia ona ."gion
Sería ocioso hacer aquí un repaso de las'sucesivas
*""" r ¡;ff;;;;;;.
i
la's metas morales o materiales que se propone, esperanáo qr. .u*
.úb- invasión pacífica. La resistencia de los campesinos
etapas d"-;i;
J

difos le ayuden en la tarea- yelar porque ie haga justicia en palacio y u *"*i,


fuerl de é1, regular las medidas o la moneda, or¿eni que se redacten los
y.la.interdicción que separaba prudentemenie de
él a lo, "i "i "jZr.i
íu "
vrrtreron en una práctica. corriente. En la segunda mitad"r.luro, "tr_
estados de bienes, los del fisco real y los de los noblei, en una palabra, der sigtá rv et
ejército sólo posee un miembro romano, er ómperadoa que
vrsíe pietes
36 LA SOCIEDAD MEDIEVAL UN MUNDO MULTICULTURAL 37

de unimales y se deja levantar sobre un escudo cuando pasa revista. En federados, que tampoco eran muy numerosos, entre 15.000 y 20.000
ou¡nto a los «federados>>, a partir del primer acuerdo de 332 hasta el guerreros como mucho entre los ostrogodos en 490. No obstante, creo
€nvfo dc los ostrogodos a ltalia, en principio avalado por la autoridad que las oficinas de Milán o Constantinopla donde se elaboraron esas lis-
lmporlal, al final del siglo v, su papel, su influencia, pertenecen a la his- tas se basaban engañosamente en la capacidad para reunir estas cifras,
iorl¡ dG todo ol imperio. Estos cuerpos de ejército, aunque nos ciñamos más que en las propias cifras. Es posible que todavía hacia 400 o 420
al oJérelto rcgular, suelen ocupar unos cÍrmpamentos instalados a lo lar- hubiera, incluyendo a los federados, medio millón de soldados, pero
¡o dÉ loa grandes itinerarios, por grupos de varias cohofes. Sin duda esto no significa que todos estuvieran disponibles, pues se encontraban
debomor atribuir al deseo de integrar a los soldados, romanos o bár- sumergidos en pequeños grupos dentro de la masa campesina, realizan-
bttst, en la masa de campesinos, lá creación en el siglo ru o quizá antes
, do una imprecisa labor de policía, y mezcliíndose cada vez más con los
dr g¡r¡ «a¡rociudades» en pleno campo, algunas de las cuales han sido
atefvadaa on Galia y Bretaña. Constan de un campamento ligero, tem-
,/ hombres del lugar. De esta forma ayudaron al nacimiento de la sociedad
' ,furú y a la vez guerrera de la alta Edad Media, cuya aparición no se
plol, torEo y tcrmas, que son lugares de encuentro e intercambio. Si nos ¡' poüía explicar sin tener en cuenta esta lenta y prolongada penetración
bU¡mor Én ol aislamiento total de los restos, podemos pensar que su del elemento militar en el nivel más bajo de la sociedad
€fffelón fuo un fracaso, pero el esfuerzo revela ya un interés por no La eliminación progresiva de cualquier autoridad «romana>> sobre la
mPüff fl oj6rcito de la población, y esa meta lejana era una etapa de res militaris provocó un cambio de peso importante. Tal como era su cos-
c¡plt¡l lmportancia. tumbre, para los jefes getmanos cualquier hombre libre y útil era un gue-
, Gomo todos los hombres estiín sujetos hereditariamente a su condi- rrero. Como dijo Halphen, <<la guerra es la industria de los francos»>.
alón, para loe indfgenas debía tratarse de una casta como cualquier otra, Llegó un momento, como la época de Teodorico, en que el ejército sólo
ftpnto a la cual no cabfa tener una actitud de reserva. Además, antes de estaba formado por <<bárbaros>>, y a los (<romanos» se les prohibió llevar
quo Bo gcncralizara este tipo de defensa en profundidad, planeada en la annas. Se podría pensar que esta dispensa tuvo buena acogida, pero no
époea de Valentiniano, las guarniciones del limes o las de las ciudades fue así. Las poblaciones de la península Ibérica, Galia, Italia y sobre todo
¡tclbloron privilegios que, en la intención de los emperadores, debían los bretones, agredidos constantemente, se vieron mezcladas en los con-
C¡tlmular cl voluntariado o retener a los desertores. En el nivel de los flictos cotidianos de sus reyes, que eran Heerkónigen, jefes guerreros. El T
otlclnloe se concede un igualamiento entre títulos civiles y militares, servicio de las armas pasó a ser una obligación natural y dejó de ser el i
püf lot duqucs la dignidad de clarissimi, para la tropa la concesión de oficio de unos pocos. En este sentido los sajones fueron los más exigen- i
tlrnar y la posibilidad de vivir en familia, y para los veteranos exonera- tes, pese a carecer de recuerdos <<federados»>, y el fyrd (la milicia) sólo
' 6lona¡, Puo¡ bion, más tarde los bárbaros reclutados convirtieron estas fue un principio. Este cambio de mentalidad sólo pudo tener como causa
Vant{il En un olcmento de fuerza. No las aprovecharon para desruir el una vuelta a la violencia espontánea como forma de solucionar las dispu-
lmpcrlo o Bometer a las poblaciones, y en cambio dieron muestras de tas y un culto a lafuerza, antes mitigados por el derecho. No es un asunto
Unf ¡rAü fldolidad y moderación, como admiten sus propios detractores. de táctica o técnica, se considera que el arte del herrero germano o inclu-
hm flgnto a los campesinos galos o ilirios adquirieron un <<peso>> social so del celta era superior al de los artesanos grecoromanos, pero esto es
O leonómico que convirtió al ejército en uno de los elementos cruciales sólo un detalle, lo principal es que los sajones y los francos són peatones,
do la aproximación entre ambas comunidades. los godos y los vándalos caballeros, los primeros manejan el hacha y los
Evldcntemente, seía necesario calcular sus efectivos, y también segundos la espada, al menos antes del siglo vu. Estos combatientes,
¡ locallzarlos. Por un documento del siglo w,la Notitia dignitatum, cono- indígenas o inmigrantes, se organizan muy deprisa. No luchan entre sí
\ ecmos unos datos numéricos de gran precisión: cerca de 400.000 infan- ban{as dispersas, sino unidades dirigidas-por oficiales o algo parecido
I tu* y 100.000 caballeros para todo el imperio, de los cuales la mitad por (tiufado, senescal, que podría significar jefes de criados). Náturálmente,
I lo menos, en esa época, estaba acantonada en Occidente. El aspecto for- estas tropas no se pueden comparar con la legión o la falange, pero desde
I mal de esta enumeración ha hecho que los historiadores la consideren luego hay que descartar la imagen de unas hordas de asesinos.-
| rcórica. En realidad, sabemos que Honorio o Aecio fueron incapaces de
' Los carolingios, una vez más, ordenaron todo esto, y su herencia fue
reunir a más de 20.000 soldados, obligados a llamar en su ayuda a los D@vm
esencial. predomina Ia caballería. El paso
ü ( S"ic
38 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
UN MUNDo MULTICULTURAL 39

{e marzo a mayo para el momento de la reunión armada (hacia775 en molino»' Es una concepción meramente morar de las relaciones socia-
Galia) podría responder a la necesidad de encontrar forraje maduro en tie- les, y los clérigos de la é-poca sabían de sobra que no respondía
rra enemiga. Al respecto se cita el ejemplo de los berebáres, pero es más ararea-
lidad, ya que, por ejemplo, uno de los rasgos característi;o,
apropiado el de los lombardos, famosos jinetes, especialistaJen h carga á" r" Jp*a
fue el ingreso de laicos en su orden.
pesada. Ahora bien, esta carga requiere un caballo valioso, y remonta,
Parece evidente que_ra principal causa de esta fusión progresiva
aünas capaces de aguantar el choque frontal, coÍaza-llamada brogne_ ^fervor compartido por er espíritude jerarquía. La leyenda
es er
y casco cón nasal. Los capitulares de carlos y Luis describen el empleo nos fraternalmente libres, o más ta¡áe de-la iguddád ¿" to,
¿J ro* g"r*a- ;
de todo esto, pero también despotrican contra quienes se escabullen b se hL estado vigente durante varios lustrorl p"ro ni siquiera
Iol,- "s"u'náina-
iá.ito
abstienen al abrigo de estas riquezas, escasas y preciadas. Es así como había dicho nada parecido, y en er sigro r habrab a de princip),
vemos surgir con faerzala siguiente noción: el verdadero soldado no sólo nia. Más adelanre veremos que no sé sabe de ningún pu"ft. "o
clÁa-
es libre, también es rico, o incluso es un mandado que ha sido armado a g;;Ai;"
expensas del rico, para que luche en su lugar o a su lado.
que no poseyera esclavos, ni de ninguno que no establiciera
e*n sus tari_ v
¿Los demás? Se fas de composición penal una escará de válores de los
hombres bastante
les sigue convocando a la hueste, por principio, pero van a pie. Entre más rigurosa que todo el aparato fiscal romano. La ausencia
varios de ellos se elige a aquel que debe combatir,iuando se encuentran ¿e ciu¿aáLs
y lo limitado de las actividades de intercambio reregan
cerca del escenario de la guerra. Y a los libres en general, esta jerar[uia ar
¿cómo se les mundo rural, pero al otro rado der rimes tanbién ,"-buru
io. ,ni.-o,
obliga? Deben cumplir el iervicio, pero lo hacen loáment","y menos criterios. A cada nivel de la sociedad romana t" ",
gastos. ¿El caballero, eminente y temible, el
featón que tira"on
del caro "oo"rponA",n;G,
social biárbaro con prerrogativas y erementos de poder comparauteslvtes
detrás de é1, con forraje y vino? ¿Quién adivina lo que sigue? adelante lo explicaré con detane, de momento baste decir qir.
,ri. áirp"-
sición de la sociedad en capas superpuestas facilitó, .er!u".uffi0,
Heredado de tiempos antiguos y reforzado con el asentamiento de otro factor, una fusión de ambos puebros acadanivei: ros,ornunórilo,
los germanos, el conservadurismo impera durante cinco siglos entre los bárbaros se' aproximaron horizoniarmente, por soridaridad
hombres de occidente. El soberano carolingio, como antañb valenünia- dt ññi
En efecto, las barreras entre las capas sociares ¿euieron-sii'iniran-
no, está convencido de que cada cual ocupa su puesto en la armonía queables. Es una situación bien conocida en er caso
de no*a, ¿óroe a
social, y cualquier cambio acarrearia el desmoronamiento del Estado. partir de Diocleciano, y luego con varentiniano, la sociedad
Pero cuando el emperador romano relegaba a cadahombre a su oficio, a .ráuu.rni-
da con un verdadero corsé de castas herméticas que sólo
su función, pensaba que estaba trabajando por el bien común, y esperaba se renovaban
por herencia. Dentro de él se debatía y se ahogaba; todavía
el consentimiento de los más clarividentes. El príncipe franco está con- +OO
Mayoriano clama contra quienes ,.ro qui"re, pennanecer en "n
vencido de que la yuxtaposición de clases sociales procede de un de- el estado
en que han nacido». Estas medidas tan óonservádora,
se tomaban con el
creto de la Providencia: Dios ha situado a cada individuo en un grupo pretexto de la lucha contra ros perigros exteriores o interiores.
(ordo),le ha dado una tarea (ministerium), y esto no se puede cambiar »".pre,
a9.t s¡sto vrr estos peligros parecen menos acuciantes
sin cometer sacrilegio. El propio prÍncipe ocupa su lugar, y Luis el pia- sión?-, pero persisten, aunque sólo se trate del hambre"y -¿."utiouJíitu-
doso e¡ una <<Advertencia a los órdenes del reino>> deduce que le corres- La sociedad tiene varias caras, o varios valores culturales.'Bur"u
i;;irú;;r.
ponde ser el guía y consejero moral de todos sus súbditos. u-qr"tio
que pr eda tranquilizarla, darre firmeza, porque en definitiva
La profunda religiosidad que caracteriza a los primeros siglos me- l" d; ;i;"-
ra sus facciones es el miedo.
dievales, mientras se va borrando el recuerdo dela res publica, explica
esta concepción. Pero hay que añadir que los eclesiásticos son los únicos
que se dedican a pensar, y para ellos el ideal es el ordo de los monjes
hacia el cual todos deben tender. Para los pensadores del siglo Ix, como
Teodulfo, obispo de Orleans, la sociedad está dividida en tres <<órdenes>>:
los monjes que viven al pie del trono divino, los clérigos que preparan
a los fieles para la salvación, y los laicos que <<dan vueltas a la rueda del
42 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
APROXIMACIONES A LA VIDA COTIDIANA 43
como la aprisio del Languedoc, los cálculos del número de niños
decla- y sin duda albergar a varios cientos de hombres, como verdaderas ha-
rados en los polípticos, gomo los que acabo de citar, han
sog"riao U iá", ciendas del mundo antiguo. se han hecho algunos ciilculos de la densi-
d9_Ou9l-a éf99a carolingia, el-siglo rx en conjunto, fue
una fís"
siónde la población. personarmente creo qué sólo se trató ¿"
¿";ñ;_ dad de sus parcelas. La prospección sistemática de Roger Agache en el
,*.á"ip"-
ración parcial del terreno perdido, y que rós coeficientes poritiuo,
centro de Picardfa ha puesto al descubierto más de 500 para un total de
qrÉ.. 900 aldeas actuales, áe distintos tamaños. En Warfusée posee unas
encxentran aquí y allá son demasiado moderados como para justificar
er dimensiones de 500 metros por 150, y en general son de i50 por 50.
fácil entusiasmo de los admiradores del «gran emperadorrr, q"uien,
dicho Naturalmente, no se puede asegurar que sean todas de los mismos
sea de paso, tuvo tanta responsabilidad enásto como
el desdióhado Justi- siglos, pero el total es impresionante. La observación aérea en el Magrib
niano en la pandemia pestífera.
o en España, más escasa y sobre un terreno más escabroso, también ha
Estas disputas eruditas carecen de interés, y no deben distraernos
- cllstjon principal:
de puesto al descubierto un número importante de parcelas. se ha pensado
;l/ llblemente carecen der !1v trocor hombres, están muy ."p*uáor, y proba_ en un origen prerromano, basiíndose en los cercados de la Téne céltica,
dinamismo que caracterira a Íos siglos posteriores. también reconocibles. No es ese mi parecer, pero de todos modos las
¿Cómo viven? formas geométricas estereotipadas de las villae denotan, en todo caso, el
afrán de dominar una parte del suelo.

I. UN ¡rÁsrrAr mÁcn _ ¿Podemos darnos por satisfechos con esta visión de omnipotencia?
¿_Roma no es más que un entramado de ciudades y calzadas émpedra- ,p
das, o una parcelación regular de grandes dominios colindantes como
Hasta hace unos treinta años, o menos, estaba vigente la teoría
de las 30 villae de santa Melania de sicilia? Esta es ra visión tradicional.
una continuidad, de una permanencia del hábitat rurJ desde
el mundo Una más la arqueología se encarga de acabar con ella. ¿para qué
grecorromano hasta nuestros días, y la <<inmutable serenidad _vez
de los cam- servían unos vastos recintos de tierra como los que se conservaron en
pos>>. Por lo menos en los países antaño romanizados,
porque ot oa Auvernia hasta el siglo x (Escorailles), que a veces abarcaban decenas
"!ñ
¡-( l.ug^ares hubo que admitir lo conrrario. Aunque todavíaAu"á; "n
uiguro, de hectáreas (130 en Vendeuil, al sur de Amiens, 60 en Lombren, en el
a§ defensores de la <<aldea eterna>>, basríndose uro, pocás ejempiás, la
/ arqueología ha barrido todos los demás. "n
Gard), si bastaba la villa para agrupar a los hombres? ¿De dónde vienen
y adónde van estos galos cuyos conciliabula son tan temidos por César?
¿Qué papel desempeñan los pequeños fana aislados en medio del cam-
po, en las cuencas de Londres y París, si no hay fieles cerca?
1. Elfin del reinado de la «villa» ¿por qué
construyó Roma las agrociudades antes mencionadas, si todos vivfan en
la ciudad o en las villae? La respuesta es clara: fuera de éstas también
Pocos elementos han contribuido tanto a ra buena reputación
de viven los hombres. como no se les puede confundir con los de los yici,
Roma como lavilla, sus miírmores, sus mosaicos y sus estanques,
visita- burgos de los caminos que también son conocidos, significa que existe
dos sin falta por los turistas. varrón, columela, Éaladio, tr-iie,
virgi- otro hábitat, desperdigado, ligero, que no ha dejado cimientos én el sue_
lio, luego Ausonio, describieron su trazado y sus encantos. orientación
lo que puedan ser detectados desde el aire, ni mosaicos que el arado
ideal, edifi cios <<funcionales>>, parcelas bien trdenadu., uunqr"
J rnrr_ saque a la luz. Cuando se pasa el Rin o el Danubio, se comprende que,
cio de la llegada del senador, el administrador, alatigazoi, t"riu qr"
con toda seguridad, era esta la forma común del hábitat iampesino.
hacer que los esclavos se metieran en sus tugurios puiu ro'or"rá"itu
vista del amo. I,a arqueología que las ha estud'-iado dá Bretaña u ¿Quién es esta gente, en la zona romana? ¿Colonos libres que tiabajan
§i"itiu, en la villa más cercana, en la que sólo viven esclavos, o campesinos
sobre todo la aérea, ha revelado sus distintos tipos que no uoy
u Lru- dueños de sus bienes? Salta a la vista la importancia de la respoeita.
merar aquí. Del enorme edificio único de Toscani, loíreinos hispánicos
y Aquitania a las casas alineadas en dos alas hasta 300 metros de la El sistema de la villa f:ue decavendo. En muchas regiones la ar-
mansión del amo, como en P_icardía o en Bérgica, estos beilos conjuntos
queolo@a ha descubierto hueilas devilrae aban-
donadas en el centro de la cuenca de Londres y en Costwolds, Bajo
y sus dependencias, patios y huertos, podían oiupar hasta 5 g
u heciráreas, Sena, Maine, Santerre, Lorena y Alta Borgoña: una clara solución de
¡\r^J-\q*_- e' 45
APRoxIMAcIoNEs A LA vIDA coTIDIAN
44 LA SOCIEDAD MEDIEVAL

separa la época
que en otras partes, para que se volvieran crónicos' Por ejemplo, en la
continuidad, atestiguada por la cerámica y las monedas' ilontaña, donde la tiérra ú-tit escasea y se agota pronto, en_los países
de
eventual iecuperación tardía del yacimiento. A veces se y al
romana de una
calcinadas de trashumancia, donde estos movimientos conciernen a los hombres
i;;á e" un abandono bruscoi45 esqueletos en las ruinas progresiva ganado, y en los linderos de los bosques de Germania' donde los campos
Vtont-Saint-¡ean, junto a Le Mans), bfias de una decadencia
ñe cuttilo se desplazan todos los años. A falta de un control
eficaz se
a lo largo de dos siglos
iJcpésito de cenizás y desperdicios estratificados i,rñ; tu io.rtu¡iti¿ad. Es más que probable que los cal.veros culriva-
pi.*¿iu). pero la mayoría de los casos se deben a a'
in ;rgunu, villae de
En el siglo w ya estaban en decadencia ;;; ; ambos lados del Rin, no ie
"ultivT
por completo t?do-1los
y que debrdo a Ia cone-
tratt-ot antiguos o ineluctables. aRos, ni siquiera alrededor de una sólidavilla,
incursiones del siglo ru en Galia o en
irt iipf"t*i""nes de Bretaña; las
riO, ¿. fu familiar el grupo se desplazara en bloque' Una aten-
pffiece que en otros
ftetvciia son la causa de los principales abandonos;
hasta que escaseó ;u1"ñ; de los polípticos del íigl,o x muestra evidentes
"it*ctura discordancias
iuouttt el suelo perdió valor y su áxplotación decayó t"p"mcie y proOucción. Entendámonos: la parccla cultivada es
ta.villa,
I I
i;?;;;. ;uru.b"ro" luego en el siglo v no había desaparecido
rango' La llega-
"rt"
ti*it"¿u, con lindei conocidas y el suelo apropiado' También
"'"ll! r

Doro Bu estructura yu no mismfy había perdido su Pero por este esPacll


) caso los valiosos textos carolingios son claros' I
ililñ;;rr""nos rebrotes prelromanos debieron revalorizar los
y los"tu-lu del suelo' La unidad
bárbaras o celtas' los campos <<elraron>) u -"r""d-d"l agotamiento i
I ón¡orfos di chozas, más acordes con las costumbres massae de toda
¿¿-"¡pfótu"iOi,los mansos, hufen, hides-, homestead'
mayores d€
1

) e*opu, en bloque o en parcelas, tienen.dimensiones mucho


incluso con las miserables técni^- \
ñriáJ;rrri;s p'ura Aiméntar un hogar, lado' Ii
) 2. Aspecto disPerso del hábítqt 'lá.¿" fu:¿poc^a, incluso si se reduóen a 5 o 6 hectiíreas' Por otroprínci
ñ;;" ililoi"iig"r"o"upación de tierras incultas, cuando los v
) las
Enunmundoquehastahacepocohasidotanprofundamenterural,
;;;';;^lü li¡J áo+, impulsaron.la extensión de los cultivos,
cuesta un poco a¿mitir la noción de un hábitat campesino flotante,
pro- lo amplias
) Ioplm"i"t previsias siiuieron siendo enormes'cierto bastante
visional, informe. choca con nue§tra idea traücional de <<pueblo», ese itinerante' Es que aquí y allá
) como para albergar rnu"ugti"'ft*a
grupo gi*a. de casas apiñadas alrededor de un campanario que siempre "d" con muros de piedra' redondas o
l;{ ñ. irti¿o ahí. Incluso cuando conocemos un hábitat disperso, buscamos
jurídicos o de convivencia que unen a estos membra disiecta.
;;;ff;"*, ti.r.u,-"ercadas
cuadradas, celtas o aun más antiguas' como
ín
en Kent' en los Palses
problema' Pero no pueden invali-
) ios tazos É;ñ t;; la montañaly topon*
)¿ I El ciudadáno de nuestro tiempo, que recofre el mundo' cree en el
bttiro pegado a su choza. Lós primeros siglos
medievales le
cam-
muestran dar el esquemu un ,Ágo más: la ausencia casi total de'1'
g"n".i.'elJaiiJ
menciones Oe caminos rutuf"t u""t aeisigto
x parece inditq.gu"
Es posible que.lo
I toda-
t contrario. vía no existe ningún titt"Á, Je parielas'
"tg*izado seguridad allí donde se hizo \
hubiera alrededor a"llr-iili"n,! con toda
I l¡t movilidad un catastro, pero ¿y lr;;;; íugales' es.deéir' en lo esencial?-¿Cómo i
t Lumovilidaddeloshombres,queyadestacaraMarcBloch'tandifí-
; Ñá" "^pt"d
""
q,r"
"tt
tt'"¿io d-e esta dispersión y movilidad' en un
aldeano b,"-n i;iir"ir"d" de Chalton de Hampshire, i
I Cll de concebir por nuestros predeóesores
<<asentados>), es so{prendente.
yacimiento
en 8 km2 se hayan
"r;;;;;il
"o*o "i
cuatro yacimientos sucesivos de hábitat i

t ü* ,ri¿."r. qu. lu, incertidumbres políticas dieron a estos desplaza-


entre los siglosiv Y vm? )
:

t mientosincesantesmayorritmoyamplituddurantelas<<invasiones>>de
i;rigl", ry y v o duráte los rx y x, ásí como durante las guerras,intes-
«Aldeas>>, no
I tinas del vl. Por otra parte, en óada
iu.rt", or"u¿as de agitácion. Bn Gran
país hubo
-Bretaña
üferentes
fue el siglo
períodos de
vl, en los rei-
mismo Entonces, ¿dónde viven los hombres de
estos siglos? En muchos
gxtra-
) noltiitpani"os el vIñ, en la Germania de los confines eslavos ese
casos, sin dudal agrupados alrededor
de la casa del amo' y no m€

I siglo yil lx. Pero por doquier, y en cualquiet


iái f,o-Ur". al vagabundeL, a liinestabilidad.
época,
Ya hemos
et
lralbr.e
hablado
uyoj.ó
de
u
ello' ñarlaque fueran to¿os esc-favÁs' Unos hombres libres
ubujo.
[eg4os.d9 fuera les
e§-YuJt*
t B;rt"b. con que át tipo de economía propiciara estos movimientos
más ;ñüár;; t

I
L
,nrv 0v!Ú*Yr
t-*n'^-'*---
46 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
ApRoxrMACroNEs A LA vIDA corIDrANA 47
la de los polípticos, deros ribri traditionum, deros Brevium
exempra, q.,e donde se apiñan docenas de hombres y animales,
desdehace tanto tiempo ha centado la atención ¿e los flanqueada de edificios
eru¿itos más modestos, entre dos y seis u ochó, y ofondos
dos. No me corresponde describir aquí su organización "áo"ionu-
,i ¿" ¿" ,*.uruio,
momento escrutar su organización sociar. El probrema es""orá*i.u,
de varios metros cuadrados. Los primero* "iU*u"
,o, grur"ros o viviendas de
que no ,uú"-o, los más humildes, y los segundos probablemente
nada de su estructura material: talleres domésticos o
¿madera?, ¿ii"a*t, ¿.iñ',ltrrf,-¿,á,u- zahurdas para ros escravo-s. En niiguno de
ño?.E]ú-nico ejemplo suficientemente claro]'el del fiüo ros yacimientos excavados
ca.de Lille, puede sugerir una disposición generar muy
á"A"rü;;*_ del norte del Loira y del Danubio riay ninguna
reración o una articula-
similar a iá Já unu ción segura entre estos elementos:
villa galonomana. Las <<canes» que descábe naririÉ. W-ñ¿orf, e.¡empto .,cUsi;;;;;r"
<<unidad>> "n
consta de una sala, dos trojes,
recuerdan las filas de talleres de warfi¡sée. Se podría decir ".luirt-niiri",
lo *i.-=o ¿"
dos silos y cuatro cabañas. ,,..No
Prüm, más tarde' En totar, una explotación qui fo.mu
unu áia"u
es asl como debemos representarno,
filas de postes, techos ¿e-p4l-a hast¿ el "un
*un*ít pÁ;il;;;$",
dominical con cientos de hombres, y por donde pu.u "o-o suelo, áos ,Á¡ul-ü"_
una escolta-voraz para vaciar los graneros. Desdeiuego"l "rr"1"grri"
¿" riores para los desechos y e1 estiércol, variás "¡."rr*,
cascos ürl
de barro o varios ",
t uy -ár?rñor,
a menudo bienes fiscale.s, con un aula para acogel o juzgar, palacios
objetos de hueso. La madera ha desaparecido,
no hay hierro. U" /
carolingios u otónicos edificados junto a un
cimiento carolingio» bastante mísero. ";;;
que con caza abundante o un cruce de caminos
-*ñtia ,ágráao, ,n úor-
mercantés, Aquisgrán,
Gosla¡, corbie, saint-Bertin, saint-Arban, Bobbio y muchos'
otró;; .e"-
-' - 3. ¿Continuidad o ruptura?
dricy]ando» unos campos gue no se sabe muy bien cómo vigilar.
Hasta hace un cuarto de siglo se ha admitido que se ¿El norte o el sur?
c desprende de las actas, y se ha llegado a decir _algunos"rt" ".qí".a,toáuirf,u lo
hacen- que esa era ra situación genérar.
¿por qué obsñnarse, La estructura tan mediocre de un hábitat común, y
91iaeg9
que la mayoría de los hombres viie en otra parúe? "r*¿o "*
En warendorf,
-
de exponer de que ra situación probabremente seríá
la idea que acabo
westfalia, se han reconocido 190 casas en tres hec-táreas. nn rootw¡t, .o*puruf,te en cl
mundo grecorromano, plantean una cuestión a. giun-ffioiái,*.ia:
Pafses Bajos, 45 casas en siete hectiíreas, en cathol-, ra
st io, der campo dé la arta Edad Media
en Brebiéres, norte de Franciá, decenas, en villiers-re-s"", "r"iJrHr",
ui-no.tá ¿" $gSgmra _¿reníjaru á"-iu Ántigur-
dad? La respuesra es difícil y controvertida. Háy
París, recientemente se han encontrado otos 20 yacimientós, ¿o, fu"tor", qu. sr"io-
Ái.r", ir ren una ruprura. Lo que se puede adivinar de la
en Borgoña, en Auvernia, en las alquerías de á0 .u.u.
¿"'fu",Erpunu ^ )
\r4+Tq:llonjuntqs_mara§6qeqp;-q""*ip.fi4r,q,#ffi disppsicifn_ürcrni¿c I
musulmana, las casae del Lacio o pouilles; por doquier, in.fu.o
romanizadas, el hábitat der vulgo, e, granáe. caseríos,
., ,'onu* rl"llreJg:. por ejempto, para los ffi
históriádores atemanei,?Eéi*áicomo
flij,[l
V
sarta a ra vista. Adriaan verhursr, er establecimiento de ras tenencias
<<Aldeas», dicen algunos. «protoardeasr, matizan
otros. ¡Ni siquiera eso! ni¡ii-"i
unu
novedad-de ros sigros vrr y vm en er norte de "n
Europa, r"srttaáá áeicreci-
4pun" de algunas excepciones, ros conjuntos construidos están como miento demográfico antes mencionado. se han hecho
tirados al aza\ sin calles, sin plazas, sin lugar de culto, sin tas mismás-obser_
cementerio, y vaciones a propósito.de Lincorn, y bien mirado ror
las excavaciones han demostrado que esiuvieron ocupados uior' á1" iprx¡o
cien años, del Languedoc también conciernén a tierras nuevas."ont
doscientos años, a veces incluso minos, he citado ¿h;ñ; Además, los sem-
"
citar.a otros. El agotamiento der suelo o de la capa freática,
yñ;," brados de las <<aldeas>> que aparecieron en las
mismas fechas en el vor-
el éxódo de gebirge renano parec-en. obias originales, si
la tribu o la disolución der clan, ros estailidos yagrupamientos u.u.o or¿"nu¿u, p", .f
son ras poder,yf se_a de la Igresia o raico. EI segundo argumento ." ürí"n
causas de esta fragilidad. se admite sin objeción p-ara
et *onáo gá.rna tgPonlmia' Los vocabros,gue-§e consi*Lrn Fsstederes a ras «invasio-
u
nico,.pero
lyestro
juicio sobre Roma no esrá completamente oris"aao nes>>, terminados en -court, _ho¡y uoa,por eiámpto, ,ugi"r"uJa"*¡"t"n_
por el destello de las ciudades y las villae.
¿y el resto?
' El contraste se acenhÍa, y ras cosas se áclaran, cuando descubrimos +S+rrlegle-q!9¿rr.u-a-ya§'y§:a-.1e-ey_u¡a"oerá"ián#itffisr*
que no son restos digting¡11b191de. -ia,
que la unidad de habitación suele ser una casa grande que puede ningqlq._aiS¡4|Ur¡.11" eAé_e.,
tener parcelas rio sisüñéñ ábür;A u áirpá§ói*
a" esra úttima. v
hasta 50 o 70 metros de largo por 6 o 7 de anchó uiui"ñu
Jr;;i",;;i, Los partidarios de la continuidad, que en su mayoía
son hombres
t- .' ,,1
D C{.^4 t1 F t rtfn f1-i' i
't-^A¡'

¡ bo+§\t"*
48 LA SOCIEDAD MEDIEVAL ApRoxrMACIoNEs A LA vrDA corrDrANA 49
¡
¡ del sur, contraponen sólidos argumentos a estas observaciones diflciles rición de hábitats secundarios en los que se agrupaban las casas de
dc rebatir. Pará empezar, sostienen que la construcción rural de la ribera tenentes liberados o, como enlavillicatio germánica, que vivían dema-
b mediterránea suelé ser de mampostería, lo que dificultaría mucho el siado lejos de la villa como para seguir consider¡índose dependientes.
Los -villare, -mansionile, -curticella y otros son sus ejemplos más segu-
D desplazamiento. Luego, que numerosos topónimos' como en Francia
ros. De las otras premisas hay algo más que decir, aunque a pesar de las
los derivados de -iacum (-y, 'é, -ay, -ieu, -ac y algunos más), que indis-
D cutiblemente estaban en uso entre el principio de la era cristiana y los numerosas excavaciones todavía no lo vemos muy claro.
Para empezar, hxg*lelZq§_d§. fa:iiasién-de-un*háhital"hasta-en,.",,
) siglos vl o vu, siguen designando hoy las aldeas. Por úlümo, recuerdan
toncps mpyJg§perdlga¿Ue"-Ugpgiso. E_§!e fenómeno, gg¿e gglrg_In;.
lfpersistencia de la centuriación. Aunque no es cierto que se hiciera
) uniatastro de todo el imperio, sí se realizó en los alrededores de las ciu- lización,
,--.4"'". a
a mi entender**arla*rupfuxa-esencial"dda-li'iStoria-rnedioval de.
dades, colonias, municipios y lugares de retiro de los legionar,ios. Las
Erropa, ¿empezÓ antes de 900 o 950? Hay que contestar con prudencia
) que <<sí, en algunos lugares>r. De momento no me voy a extender sobre
lnvcstigaciones que se han realizado en Emilia, Languedoc y el Levante,
) y gon mcnos éxiio en Borgoña, Picardía, Apulia y otros lu€ares, revelan sus causas. Pero debo constatar que ciertas estructuras descubiertas hace
contempo- poco del siglo x, o incluso del vm, mantienen una sólida relación entre
, luo la disposición de las parcelas posteriores, incluso de las ellas y son precursoras de la <<aldea>>. Es lo que ocurre, en particular, con
t iúnoa¡, ¡e alinea siempre a lo largo
y pico de frente que partían de ellas.
de los caminos y los lotes de 700 m

vez admitida la distinta evolución, fácil de explicar, entre el sur


los esbozos de asentamiento que se han observado en Auvernia, Pro-
ver¡.za, Cataluña, Toscana y Campania, es decir,ren unas condiciones
) +D-
- iruyUna
I romanizado y el norte que no lo estuvo apenas o nada, se pueden
CnC6ntfar algunos elementos estables. Para empezar, en lo concerniente
que adoptaron las aldeas medievales clásicas. Más al norte, donde el
relieve no propiciaba este fenómeno, se ha creído ver algo parecido en
algunos yacimientos de ile-de-France y Alsacia. Pero no tray que olvidar
) a los p¡¿ónimos. Pese a una opinión müy anaigada,-npgggu'L9§!fu 1

)
g pj e¡olalJfl_q-s-ob,re- tqdo- cuando se fogaaror¡r eq.!{ &L@ *y * que los hábitats de la alta Edad Media, ocupados durante doscientos \
años como mucho, habrían dado la misma impresión si los fenbmenos
un tromUrá, uná geru, un-cian-compls§--,acrA rom4!9§'-q&l¿4ry
a lós -ing gérmánicos, que sólo tienen gn- se¡tido de*gq!99!vidad,-cqg9.- de ocupación conocidos para el año mil se hubieran dado en 700. De j
J

p curtis y hof. Por eso óréo que se desplazaron con el grupo humano que
,/" levanió §ü§" cabañas en otro lugar. Hay abundantes ejemplos de aldeas
este modo, una <<protoaldea» del Languedoc que habría desaparecido ha I
podido perdurar.
'an -r, junto a los cuales el avión ha revelado las huellas delavilla que Hay un elemento del que no he hablado hasta ahora, siendo el más
importante: -el-bgalde-cu[g. Cabe destacar que la lenta, muy lenta
, antaño tenfa ese nombre. Hay que descartar el argumento toponímico
cristianización del campo al norte del Loira y el Danubio, hasta los
I como prueba de perennidad. Pero tampoco creo que se produjera
una
t siglos vIr-vuI en el mejor de los casos al oeste del Rin, y por lo menos
I
\ rupturá completa.Me parece razonable pensar que hubo una transferencia
I
I ¿Oi hábitat. una redistribución de los centros rurales, abandono, reagru- ciento cincuenta años después al otro lado, creará una mayor distorsión
cronológica en el mundo rural. La cuestión es bien sencilla: la iglesia
\ prmlonto, división, cuyas probables causas ya han sido mencionadas.
| está vinculada al hábitat, ¿acude éste a agruparse a su lado? Digo «la
iglesia» y no las pilas bautismales, ya que un particular las podíicons- \
La « agltación interior »
truir dentro de stvilla, pero sin que eso suponga la erección de un lugar \
Desde luego, no hay que perder de vista que incluso una sociedad de culto. El aislamiento delosfana paganos, la persistencia de lugares I
paralizada como la que voy a describir a continuación no pudo pennane- sagrados de acceso difícil, una fuente o un árbol gigante, que podían ,r
estar alejados de los fieles pero fueron crisüanizados,los xenodochia de 'J
iCr al margen de toda evolución durante cinco o seis siglos. Si le damos
los peregrinos y las cabañas de eremitas alejadas a propósito del mundo,
alguna importancia a la crucial inflexión de los siglos x y xI, es lógico
hablan ya a favor de una separación entre el lugar santo y la casa del cre-
btisCar sui premisas, su <<agitación interion> (frémissemenl), como dice
yente. Es más, el hecho de que no se haya encontrado rastro alguno de
-...G. Duby. Lás principales premisas se encuentran en el ámbito económico,
""' iglesia o capilla en casi ningún yacimiento rural de los siglos vI a lx
'/
Cr" se sale dá esta ixposición: la disgregación del <<sistema dominicab>,
ése monstruo fabuloso que nadie ha encontrado intacto, provocó la apa-
podrfa deberse a una cristianización deficiente o nula. También son

4, _ FOSSIER
50 LA SOCIEDAD MEDIEVAL APRoxIMACIoNES A LA VIDA CoTIDIANA 51

escasas las menciones de ecclesia en los polípticos: esta vez se invocará se incorporaron en el resto de los lugares? podemos
compararro con la
la existencia de la iglesia monástica, que podía estar muy apartada. En progresiva desaparición de ra agricuitura antigua en
el nórte ¿e Ár.i"u
otros lugares más meridionales, como en Villiers-le-Sec, el yacimiento q,Tqo unas poblaciones de otro tipo económiio suplantaron a ra autori-
excavado posee una iglesia contemporiínea de las casas, y muchos histo- dad bizantina, en el siglo vul.
riadores, sobre todo alemanes que no deja de ser sorprendsnts-,
-1o
afirman, basándose en las excavaciones, que hay numerosas iglesias o
capillas cuyos cimientos datan de los siglos vm o Ix. Pero ¿sabemos con 1. El derroche
cetteza que no se trata de casas apiñadas alrededor de una iglesia que
había permanecido aislada mucho tiempo? He aquí otro dato: las capi- Identidades
llas visigodas todavía aisladas en el norte de la península Ibérica, o las
iglesias de piedra sin casas alrededor en Italia. No hay, pues, ninguna De entrada no resulta difícil resaltar las diferencias. sin
volver a
\ evidencia. Si soy de la opinión de que la iglesia tuvo que acudir en bus-
y no al revés, es porque le doy más importancia al
las teorías ya abandonadas, pero que fueron apreciadas
durante ;u"ho
\ ca de los fieles, tiempo allende el Rin, de la de la prtpiedad .ot."tiru,-ái.t r-
\ esfuerzo consciente de cristianización de la jerarquía clerical que a la u.ui$ v redistribuida, hoy se "maróa>>,
piensa que los g"*uno, tenían un sistema
\ acumulación de pruebas. Por lo demás, en este asunto, lo que cuenta son similar a la vila romana,. ex,cepto quizá loi bárbaros q""
Ilos resultados: la iglesia ya está aquí y allá, más adelante será uno de los cerca del centro del imperio, loJde Baviera y "i"l*"-a,
'núcleos del hábitat, y volveremos a encontrarnos con ella. romanizados.
el país O" Éu¿"n, l, purt.
Naturaleza der suero o del relieve, cubierta vegetal
lo bastante densa
que aún propiciaba una agricultura frecuentemente
II. Pnonucn pARA suBsrsrrR móvil, _ry O"p"n_
diente de los productos dél bosque o de una ganadeía
de refuerzo. se
nuede apreciar bien gracias a.qué los sajones,
No me propongo hacer un examen minucioso de lo que se sabe acer- una vez más, nos ofrecen
el cuadro de unos usos agrarios ,,pr.orri, rn"oo.
ca de las condiciones económicas y de producción de la época. pero en evolucionádo, qu.io,
de los otros puebros. rambi¿n tor
una sociedad en la que lo primero es la subsistencia diaria, con su corte- uÁos en ras reyes bárbaras,
"n.ontde este tipo,
que prcstan mucha atención a cuestiones
jo de temores, la escasez, perderlo todo, tener que huir, conviene anali- tinguen con claridad los aspectos económicos:
en rá, á* ,.?ir-
zar el sector del trabajo, y sobre todo el de la tierra. ra iuerte .árr,iro, .J
Se comprende, entonces, que la fusión entre las distintas comunida-
des se realizara con tanta más rapidez cuanto más comparables eran los
niveles de estas actividades. Se puede pensar, incluso, que las invasiones
corresponden al momento en que el estadio de desarrollo económico fue
idéntico a uno y otro lado del limes. Antes de esta fecha, como atestigua
Tácito, la persistencia de usos arcaicos entre los getmanos les convertía
fi-;l*+*"lm*r*mm'',,"l.'
del siglo x. l
Pero en er mismo momento rq-gconqgú.d@
en verdaderos bárbaros, cuyo ingreso en el imperio, o más bien su absor-
ción, era inconcebible. Cuando ambas civilizaciones agrarias, como dos
vasos comunicantes por sus bordes superiores, estuvieron al mismo
nivel, bastó con que se produjera cierta agitación en Asia, en Ucrania o a
ffi#slt
do, sus grandes rebaños, sus grupos humanos
por el amo, como en otros.lugñ_es po,
fuertemente dominados
:

orillas del Báltico para que los germanos y los romanos se compene- áL la tribu á"r ,r"""
los mismos efectos sociales]Hay'un "t3"i"
f"r" *utiz qae,"" "l*,
traran, primero con bruscas sacudidas como en el siglo m, luego con toponimia: los lugares de hábitat ir"u*
;p;;;;';1,
infiltraciones y al final con una mezcla completa. ¿Cómo se podría radicar uq*r a"
un hombre, y alláel de una familia o un "o*o "i.o-ui"
explicar, si no, la facilidad con que visigodos, francos o lombardos pu- tótem, pero el aspecto colectivo
es el mismo. Además, un vivo sentido
dieron continuar la explotación del suelo, allí donde ocuparon tierras, o de cómunidad anima a ambos
grupos. En el derecho romano se concibe
como algo _a, ir¿iriáuA qu"
-r7 ú \1J i *'<i r\ * **fl
52 LA SOCIEDAD MEDIEVAL APROXMACIONES A LA VIDA COTIDIANA 53

colectivo, y está tanto protegida por la ley sálica como por los cód]gos buena exposición. Cuanto-mayor y más disperso es el dominio, peor,
imperiufá. por último,lncluio allí donde los usos agrarios de los indíge- porque entonces a lo absurdo de la producción se suma el
derroche di las
nas estaban más evolucionados (por ejemplo, cuando los bárbaros escasas reservas que un buen administrador podría haber
acumulado, ya
¡Rsnos organizados, como los francos del este a los
que hasta hacepoco que el amo deambula de viila en villa con un séquito numeroso y
con unas poblaciones uirur.
*i llu*rtu ripuarios, se pusieron en contacto si a esto añadimos los gastos de lujo y las lirnosnas, se pueáe decir
«rornanas» de viejas tradiiiones agrarias, galos del país treviro), la rela- que el gran dominio no aporta nada,
por
ni al rico, que no añorra, ni al
livu inferioridad o inadaptación de los primeros fueron compensadas pobre, cuyo tralajo aper-s arcanzapara cubrir sus necesidades
que corres- diarias y
una superioridad técnica. Puede que nunca sepamos la parte las exigencias del amo. El trabajo no es remunerador y no uportu
irqui-
per-
pontle a los germanos en la introducción de unos aperol ggrí9oJas dez suficiente con la venta de excedentes. pero sin dinero no iruy
up".or,
ibcr:iona¿os,-pero nadie duda de la extraordinaria habilidad de estos y con pocos aperos no hay beneficios. Este círculo vicioso envenéna
la
ñbi;;;il trabajar el metal. La arqueología ha exhumado en Moravia economía, e introduce en el campo la obsesión del hambre y
la del di-
los
iun roius'asimétriás más antiguas, lás del arado que se impuso en nero, siglo de desgracia, y condenado por la Iglesia, porque ó
relaciona
de Pflug o de
iillfil po**riores, y la palabrl ploum, clara deformación con las deudas.
iifliugli, sparece toi edictoi del lombardo Rotario en el siglo vtt: La falta- de rqúabilidad se debe, ciertamente, a una deficiente or-
"n
no'procede su pueblo de Europa central y Retil? Signos precur- ganización. Pero hay que buscar otros motivos, que están más relaciona-
¿,otu*i,
ffi;6il progreso importante, todavía muy débiles' Por lo demás' los
1,, f"A1d ". rr" tór^n"-Ur.s O.
dos con la historia social.
com-
cirirtc*p*ai,eoí, más interesados por la eficacia q'te.pet la teoú¿' no pale_ceq nJuy deseosos
0é-obJF i?fganancias. Áunque se pienselue
agraria. Muchas
p;ñffi;;nseguida la fuerza dé esta aproximación Ia noción de beneficio es algo propio de cualquier época, no me paréce
vcccs lo vieron como un episodio de la historia de Roma,
y se alegra- que en ese momento, en Occidente, fuera un resorte muy tenso. -Según
Hacia 300 un panegirista se congratula: «El las leyes biárbaras o los capitulares carolingios, ro que áebe apoyai el
,uo á" uprouecharse de é1.
para nosoftos ... se et'catga de enriquecernos; helo ahí' esfuerzo de los hombres es <<la ley de los ántepasaáos, el recñazo del \,r,'
chumnvo labra
uartiJo de campesino, afanándose en el trabajo, frecuentando
nuestros interés privado o de la codicia>>, dice carlos el Calvo en g43 en coulai- ' l.-r'
extensio-
ni"rrodo. y trayendo ius animales para venderlos ' " Grandes nes. como la Iglesia sostiene, evidentemente, el <<prestad sin esperan>
de
ncs ... revérdecen ahora gracias a los bárbaros»' los Evangelios, el rico debe esforzarse en tomdr para luego dar. Los
etnólogos han aportado muchos datos a los mediévaüstas-sobre unos )
IneJicacia comportamientos que mantienen tenazmente su vigencia hoy en día a lo
I
ancho del mundo: derrochar es señal de poder y vi-rtud, r"páti. después
qué punto es ineftcaz -si I
Puede que sea más importante destacar hasta de haber exigido lo es de fuerzay generosida¿. a esto se añade la \
Para empezar, no hay n{1r-nls-fsurdo que-la explotación dad cristiana, se asegura la salvación además de la dominación. Aunque"ari-
ertc trubajo. \
la alta Edad Media' La falta de aperos man- los graneros se vacían enseguida.
it. t.r* Stor¿"s dominios de
La
I

ii.,ii f,ipio¿"cción al nivel más bajo, como mucho el de subsistencia.


la vida agraria no
llnnruda a las corveas en los momentos cruciales de
Itttr:o más que agravar el derroche de esfuerzos, ya qu: concentra brusca 2. Los hombres y la tierra
podría
. ii,itil*"r* --por la falta de aperos- una mano de obra que
e$tur trabajando ius propio, t"*'ñot en elmismo
momento' Se ha calcu- , La estructura de la «propiedad>> es una de las ramas de la historia de la
disponer de 15'000
l*,1" il; lá abadía ¿i Saint-Cermain-des-Prés podía alta Edad Media más controvertidas y oscuras. por otra parte, sobrepasa
de lo que necesitarían los
¡,iinuáut de trabajo gratuito. Es mucho más los,límites de mi exposición, de modo que sólo la mencionaré en la medi-
podían ser rentables con
l;f'* de**ro, *i"ñt ut que las tenencias.sólodominios parecen.estar mejor
da en que nos informa sobre las relaciones entre los hombres. No se
trata
un trabajo constante e intenso. Algunos de volver a la «marc»> germiínica y los imprecisos relatos de Tácito, ni l
el amo busque la eficacia' sino por una tampoco a lo que revelan las inscripciones del norte de África acerca de
organizados, pero no porque
g";gier,.u f*otu-bl", en la curva de un río o en una ladera con los dominios bipartitos del emperadór, sino sóro a la naturaleza de los con-
, ;;"S;;ñ
[..*^ntrt,
\
d".,4
\ ---'d
54 LA SOCIEDAD MEDIEVAL ApRoxrMACroNEs A LA vrDA corrDrANA 55

tactos ente amos y trabajadores. De modo que no voy a hablar de lo que obtuvieron dos tercios de ros bienes, no se sabe
bien si muebles o
se cree saber acerca del funcionamiento de un gran dominio <<romano>> de inmuebles. En cambio, en.otras partes, para que
los grupos biírbaros
los siglos tr y m, con sus esclavos que vivían a los pies del amo, sus colo- minoritarios no se desperdigaran, ." i*prso rá
confiscó a los grandes propielarios o en una regiOn-oo"ri"iá;, p;;;
y;l;r.
nos, en principio libres pero sujetos al suelo, y un inüendente que suele ser determinaá;.
el único amo sobre el terreno. Como desconocemos todo lo que podía todas partes la operación tuvo carácter oficií, ",
existir allende el limes, hacer una comparación para esta época es pura al frente. Cuando el poder de Roma se desvaneció "or;;;;;;i*,"i,
y se á'isolvi;iá;,.,
teoría. Pero en cambio cuando empiezala fusión las cosas se ven con más foedera, su recuerdo-perduró. ya que los merovingios y los alamanes,
claridad, y hay que detenerse en el episodio de la hospitalidad. pese a no estar vinculado¡
Ro¡ ninguna obligación t-egatireuia,;ü;_
:§ Todavía darán mucho que hablar los motivos por los que la autori- cer se limiraron a ocupar lai tierras det fiscJo
1", d;ff;il, ;;il;#;",
dad romana propició y sistematizó esta práctica. Se puede relacionar *11111-11"r.,Hay
que admitir que desconocemos muchos problemas
legítimamente el establecimiento de germanos como <<huéspedes>> en los ]mpo.rta.nt9s¡ ¿Jos
grupos germanos sólo gozaron de un rercio
á;1;;;;;_
dominios romanos con la decadencia del mundo rural antiguo a partir tas-al vivir lejos de las tierras que Ias p-roducían?
en la propia villa? y, en gste^c-agb, ¿O ."
del siglo m. Mientras el descenso demográfico no es nada fácil de medir, ¿expiotaron lu tiJoa "rtaUt;;;;;,
*irr"r,
el retroceso del esclavismo, en cambio, está fuera de toda discusión. En
:,::*"lr:*j: :'"]i*.r, ¿o bien é'"aron un hábirar "ffá,il;; ñ;;,"ii"-"
la época de Constantino, y luego en tiempo de Teodosio, quedaron sin viíndose con ellos a los colónos y esclavos qr"
l", ;;;.p"i¿iI"'r ""-
cultivar muchas zonas. En Italia fueron 130'000 hectiáreas, y en el norte ^a"U*rr3*to^
de la Galia, el Bajo Sena y la región de Tréveris el repliegue de numerosas
, -
familias senatoriales hacia zonas más seguras debido a los disturbios del
siglo w dejó a muchos dominios sin brazos. Las tropas de los bagaudas uupa arnaoa y er romano que le aloja se creó
ses. cuando, en Italia, Teodorico ouiigo
una solidaridad de intere_ v
se nutrieron de colonos o esclavos huidos. El establecimiento de los bár-
it baros podría ser, en este sentido, una necesidad vital, dado que escaseaba
a ros que no daban tierra a en-
hegar parte de sus rentas, evitó una rivaridad
interna entre sus nueios
la mano de obra y en el oeste el Estado catecla de la autoridad necesaria Los dos prop_ietarios, igualmenre intiresados en
1J
para atribuir obligatoriamente a los vecinos las tierras vacantes.
:lMl::
qe sus rrefras y la obediencia
el rendimiento
de sus escravos, tendriín un trato de igual a
No parece que el método adoptado, reparto de tierras y tal vez de la igual, por ejemplo en la justrcia, como pr"r".ib"
la ley burgundi;:D";_
mano de obra disponible hay acuerdo al respecto- en proporcio- cendiendo en la escala social, los pequlños propietarios
-no
nes variables, entre el propietario y el grupo bárbaro que le era impues- servar cierta reserva, pero Ios colonos estaban ñái;;;;;_
en et mismá pluro qu" a
to, provocara rechazo en ninguna parte. Sidonio Apolinar se queja de las labrador germano. sabemos que en los cementerios
distinción, y esta prueba última de su vida común
están ,i,
costumbres de los godos, no de su presencia. El motivo de esta compla- "rit"ou¿á,
q;;
anterior br;;.
cencia, o resignación, hay que buscarlo en el antiguo sistema de aloja- para mostrar la eficacia de ra hospitaridad. para
muchos trrsiotaaoresl
miento de tropas, que se remontaba al siglo a.El hospes era el soldado se trata der fin der germanismo: peididos
Y/ portador de un billete de alojamiento y un bono de víveres de los grane- vertidos, admitidos en er seno dé una familia
en la masa rural indígena, con- jI
romana, tos uuiffii;; i
ios públicos. Luego, con los desórdenes del siglo tll, era portador de una los godos perdieron su originatidad. <<La
-uj"i "
et cura y el ,"ñiii"-"r"] i
orden de requisa del tercio de los bienes del anfitrión. Este lote (sors) baron_ el biírbaro>>, un juicio un poco au""rt,rrudo, puls
9on da ;rÁoáJ; i
que el bárbaro no conrribuyó para rida I
era inalienable, para dar una garantía de derecho eminente a los propie- a la formación Év "
ra §vv¡wuq'""
oe ¡e socie¿aáÍá
tarios afectados. El principio de la tercio no cambió porque los soldados la alta Edad Media.
En realidad hay que_esperar al siglo lx para que
-'
fueran gennanos, y se siguió practicando sobre todo allí donde se insta- se esclarezca ur:!$.-
laban los federados, y hasta la época lombarda, en que Autario recurrió a poco la relación entre el hombre y la t-ierra,
justifica, la tendencia a empezar en
to exprica, # ";'
él para dotar a sus guerreros (575). Pero las circunstancias locales pudie- esta época el"uui "uuJo
estudió d" ír;;;;;;u
roñ propiciar unas exigencias mayores en los lugares donde la ley de la rural medieval._M9 guardaré bien de ,"uiir*
un examen de lo que nos
oferta y la demanda, en cuestión de mano de obra y técnicas, favorecía a enseñan los polípticos, pues no es este mi propósito,.
p"ro O"Uá fra.e.
los germanos. Por ejemplo, los burgundios y los visigodos de Aquitania algunas observaciones génerares. para empezar,
de sentido común: estos
APROXIMACIONES A LA VIDA COTIDIANA 57
5(r LA SOCIEDAD MEDIEVAL

tlocumcntos, escritos quizá por orden del príncipe, ya que los Brevium suposiciones, basándose en lo que ha perdurado en los siglos posteriores.
t.rt'ntpla que se les parecen tienen este origen, sólo conciernen -o Es el caso de la responsabilidad colectiva en los suelos abandonados.
r:lsi- a li Iglesia y ius inmensos dominios. No se pueden subestimar Sabemos que en el nijo Imperio, para que los efectivos del ejército y la i
lrrs ¡úrcliclas,-pero de todas formas lo que conocemos abarca el 0,5 por base del impuesto se mantuvieran a un nivel aceptable, el Estado ordenó i
l(¡{i(lul tcrritório del imperio. ¿Era la regla general? ¿O eran excepcio- que todos lós miembros de la comunidad rural se hicieran responsables ,

rres,/ ¿,Quión osará zanjar esta cuestión? Por otra pafte, desconociendo colectivamente de las levas y los pagos. Como la tierra era la base de ,

t:¡¡rr r¡rré ¡trppósito se escribieron estos textos, ¿Son un acta de lo que es o


ambos, toda parcela que caía en desherencia o era abandonada por un I
rrrr¡r rclrrci(»i dc lo que debería ser? ¿Quién puede responder a esto? Por
campesino aplastado por las deudas se atribuía de oficio a un vecino o a I
riltirrro, l¡r tlivisi(rn bipartita en manso dominical, la reserva, corflo un pariente. La adjectio sterilium (la epibolé griega) brindaba la posibili- t
rlit,err Irs lristoriudores, y en mansos de tenentes, ¿es una herencia anti- dad de incrementar la propiedad, pero con el riesgo de contribuir más. Se.' 7
g¡lr ¡ ¡¡¡ r,r'e¿tción del siglo v[I en suelos vírgenes o, al menos, no podría pensar que, por lo menos en el oeste, el hundimiento de la fiscah-
i(|lrrurrirrrrkrs'l l-ln cl sur de Europa se apuesta por la herencia, y en el dad pública y los nuevos usos militares acarrearían la ruina. Pero no fue
¡otle por lrt crcación. Todas estas observaciones son importantes por Sus así, ya que los códigos bárbaros, al igual que el de Teodosio II, en los
cleulos sohtc la situación de los hombres, como veremos- siglos v y vI, recogen sus principios. Carlomagno la invoca en sus capitu-
I'or.rillirilo, otra observación de capital importancia. Muy pronto en lares sobre el ejército, y como sabemos que en el siglo xI aún sobrevivía, \
es de suponer que antes de esta época se mantuvo en vigor. Naturalmen- |
Irs tftlc¡l¡tcntos rnediterráneos, algo más tarde en los del norte -pero
surge la evidencia de una pequeña te, desconocemos su realidad, su amplitud y sus efectos, pero debía de ser j
¿,rrrl scrlt un problema de fuentes?-
grandes dominios, 9n pe- muy gravosa para los más pobres y propiciar la solidaridad entre ellos.
irro¡lictlud campesina en los límites de los
i¡uenas ckrnaciones piadosas y también en microtopónimos: locum, El uso de tierras abandonadas (el saltus opuesto al ager) o de las que
curticella, por citar sólo unos pocos están fuera de todo derecho, la foresta (de foris, fuera de, más que del
ixtr<:iunt:ula, villare, mansionite,
vocablos. Algunos están incluidos en un conjunto más amplio, por un alemán Fóhre, el pino) es una necesidad imperiosa para el hombre
agcntc, un mlnisterialis, un administrador. Al mismo tiempo, la arqueo- medieval. Se vive más de raíces y bayas, de pájaros y conejos, o algo
parecido, que de gachas y productos lácteos. Estos úlümos, por otra par-
[:*lgfa, como ya hemos visto, ha descubierto la existencia de un hábitat
clistinto del gran dominio. ¿Quién puede ocuparlo, si no son estos cam- te, dependen de un ganado que pasta en el terreno inculto. Todavía no
uso? Cuando se pueden menciono la importancia de la madera en esta civilización, ni la de las
¡rcsinos, estós alodiales, palabra que ya está en
i0calizar estos pequeños conjuntos con su poblamiento y su superficie, canteras y las minas. Antes del siglo tx no es posible tener más ideas
$e vo que la relación entre los dos es mucho más racional que en una sobre la frecuentación de estos suelos que las que sugiere la ley, más
e,(l(:nsa villa monástica, y se puede suponer que su eficacia es mayor' preocupada de castigar al infractor que de precisar los derechos de uso.
N0 rlutlaré en decir: ¡basta de polípticos engañosos, el suelo está en ma- No podemos medir la fuerza comunitaria de los campesinos en el acceso
rros tlc los pequeños! al terreno inculto, pero la baja producción del campo parece indicar que 1

los hombres se encontraban tal vez se organizaban- para vigilar los


-y
1

rebaños, recolectar frutos y ac¿Irrear madera. En cambio, los datos apor- i


.1. Las obligaciones comunes tados por los análisis palinológicos, cada vez más frecuentes, y los exá- f
menes antracológicos que se empiezan a hacer, revelan que el medio /
I a unión en la vida vegetal que rodeaba los claros habitados era mucho más ralo de lo que I
da1 enténder la tradición de las «horribles selvas>> galas o germánióas \
Las estructuras familiares, de las que hablaremos más adelante, la descritas por nuestros antecesores; pero que la contextura botánica de !
esa cubierta no varió en calidad ni en cantidad entre la protohistoria y el \
naturaleza del hábitat, que también merece algún comentario, y la obliga-
ción de prestar servicios codo con codo en la reserva del amo, hacen que siglo x, lo cual significa que la utilización del sotobosque debió de ser \
los hombres se sientan solidarios. Pero existen otras necesidades. Al his- muy escasa, y la conquista de nuevos suelos en la época carolingia no \
debió de tener mucha énvergadura. \
toriador le cuesta trabajo descubrirlas, y muchas veces tiene que hacer
58 J,
LA SOCIEDAD MEDIEVAL
APROXIMACIONES A LA VIDA COTIDIANA
59
La unión en la muerte también en ros edifici os_de
las villae supervivientes,
otra calamidad, que no es precisamerr".lu ros hombres sufren
para efectuar
Ia c-orvea del amo, para Ilos que viven junto a un gran ,,"ror: pasan hambre. Aque_
dir de distintos vigilar el ganado, se puede señor y le esctltan en sus
correrías, y los
se puede p.,i"r..o, u grupó, acu_ que reciben en el convento
luqargs, aislídosleero para una pitania f*g;i_¡y gracias!_
el último sue¡ohibrá
ey-e ae¡*fiá, tr".o, de uno.",,"r"i"n
lar, no remen ar esoe*ro ¿"i" pero.r.gu_
de los demás' Los próur"-ár con los si la relativa dociridad a" ror
J**í".il;ñ:, podríamos preguntarnos
E$d Media son de rm i*p"n"Ir"i".r. ffiüuao, po. tas necropotis de ra arta qr" a corvea en esta éDoca
-__¡
-l r,f.?ñ,;?3r#ijfrHj: "rülur'ffiro. ración
no se debería a que al servir.al'amo;;.1;;;-i;
to¡u a" rull.á"iu, diaria, qu" .ág,nn
Iogía humana
c"-i;"q*;;üfi,1hff
(o:-,::lt
varios documenros del .iglo
lxl o. ó;i", Saint_Denis y f.um,
¿1,.ir"áLárl, v por úrtimo para correcta' pero
ra de ras menta_ ¿y los demái, o to¿o. .iiurlutu ra cosecha, "ra
Iidades (de Ia oue pro-3 o"up*Juhriu¡. a los miserabres rendimien,or si se rimitaba
duda de que ta neciEorir, eo.qu" nb me cabe ra menor qu" .r'hüü;á"r descubre
*t!s iráüo"qu. rugar de curto, es el punto increduridad en ros Breuiui con esrupor
reunión de ros homtres. se ;;;;"r, de que llegaban a la asombrosu
,i"wr';i¿" # podido carcurar .urior",
e

mucho tiempo a Ia arqueolográl-P" cÍrmpo reservado desde hace


otros Iugares este dato ,e "iiií'i" ñóil 5.000 calorías, pero en
resistencia humana er et equi,u;;.;;;;., I il[r;1;;;ri?l ,,
como un cemenrerio. Su esruáio no hay nada ,,n ilustrativo tu pr"rto;"
"r"ro-,
rituares' se han excavado cuiaaaosa.riJnte ¿"_rgr"ri"¡" ¡§"tJgia y tos
abarcala ilrones observadas
francos, sajones,.ur.u*aiá. todos los Iugares de sepurtura
esqueleros de las necrópolir,
lo..n"ru; ;;;,; orrcalcificación en los
na, ya que datan de ros.primeios
v;;ü;:. por ro m.,rJillii-r.. a".ig_
zada,las dentaduras dlsastrosas, lus
generali_
t"riáa,,rn curar, revelan un mal
se suprimen estos adjetivor
,igio. mea"v;il;;;;oJá!, ,oo
estado general. Gachas, popjer
ordinaria' y puede qr" ,á
t".ir", ."ri" z'a y agrazforman la dieta
seguridad er origen ¿"i ¿irunto."r ñrq;;'resurta imposibre conocer" con
fu irlf,i.no antes que esta fusión
giá.iu. ¿rüñ;;. chazarra idea de que se
-- cuerpos en er Iugar S;t#;fii,'.:",::[l*f:tT:q;:-"r ;ffirt#:;x? ¿Acaso
er sigro
I comrin ¿e ¿e*"ansá L uno de los
de los testimonios más cra_
se ha habrado recieriremente
der tñ'Lr
iírrrti"iáio no
Itros de la asimiración de las
ñ;;e ocuparé de Ia situación de
bocas de más, porque su
utitidad
ilJXl?l;
necróporis' y Ia respuesüa "hñ.
i fam,iares o las tum'bas
es casi categónca: si se
excephÍ an ros tumuri
ra en horribles comidás duranre "";;;;i;;;a
la, tamu.".i
escasa? ¿Se las utitizó
ia sota i¿ea pio;*; ü;g_
ir¿iriár¿"i;il'r-* nancia y, narurarmen"..l:r_,^.llJi
- do. Esta costumbre, que ya de ros muerros estií aisra_
era conocida go¡ los antiguos, :;iip! l#ecto. La rg)esia, ,in ¿iráa,
: ñ'''';r,'r
Ias tumbas a ro rargo de
representan los muertos,
que colocaban
águ,";";ffi;i;iloi"J,o l:f}ii;J.o*ffÍ;"'iTi"¿''vi-er"Jáa""i"*g,*emperador>>noestá
almas p"* o"r ruicio. La necróporis urbana ou" Después del sislo vrr en
todas partes se ha terminado
i :,'Jii[:] i:'*]::111 1' q";"iíü', "n
r¡,,""*' ¿;b;;;Hl'"das ras
ción de ambas com"unidades,

l*!r:
dr-;;;;ñ*r"
ya.puede avanzar. ¡rtu fr.iOn
la aproxima_
La sociedad medieval
yaveces*rili{,i:ffi Í;#:;ffi mlento previsible entre dos ü resultado
"._,iy prO*imas de un acerca_
sus muertos' Las distancias ff HJ,"#,#,::,.j#"",ffiT? varios siglos de vecindad entre sí. Tras
."* ¿-e los vivos ,oi'gin¿.r,
que Ias
unos' ni de una vensanza.tenaz
,;;;;;;;t#t"
r" "ornrni¿uá", uru victoria violenta de
deros otros ista sociedad
ffi ff#"fl:1,,'Jl,Y::::llr'i'ÜrÑ"ñí'ir'r'o"'"'óffi;l1u.... duros' preocupacionÉs bajas,
horiá;;;.;"úá"s. sería inútilüene rasqos
_-]+.'=;;;'ñ;'''""11J!",t#Hfl lá:Tirm,l;rru*"""i",.;,sllí:
,f,:#i."J","ji,:i::?,":,i::Tf.,T,;+-.*^ Ios germanos aportaron ró
f#;;rr
,rv", p"." negar [ue
que Ios romanos no
estaban preparados nara
franqueó un umbrar ur rado de ras tumbas, se eilo-'El'il;"r
*ffi;;rio púbrico cenrrarizado
lu. *Énturi¿;;oju.;"1,,i1lluÍ"r:t,ffilil y el triunfo de ra fuáza
"n ¿rá,lr"."rn"rrl'lí'rn
familiaridad con el más i; rorá"rror'p;#ffi;re
vadora y jerarquizada cuyos una sociedad conser-
Dios de perdón. Nada rasgos vamos a examinar.
contribuyó más a que tos ho;br;;fiñ_
asentarse junto a sus antepasados.
;;.idencia que et hecho de
V"luUm"*"s de ello.
solidarios en ros campos y bosqr"r,
a otros, apiñados por doóenai t;ái;o. en ra derra unos junto
ri,"ir*ai,
mercados campesinos o
",
LA FUERZA DE LOS CONDICIONAMIENTOS INTERNOS 61

buscar unas
lista. Poro esta simple observación abre un debate: debería
de momen-
aa*ut,-an buena lógica histórica, y no saltan a.la vista' Pero
del fu-
i" ,Of" se trata de ráíces profundas, las que alimentarán el árbol
el «mo-
turo. Surge entonces un iroblema ae folfo¡ ¿qué lugar ocupa
en es-ta futura eclosión? Ya me he referido a esas
,.nto ya que la
;iñ;ir; á" hiítoriadores, no
"ñotingio>> y pienso volver. sobre el tema'
Óategórico en la negación si tuviera que
naturat"za del libro lo excluye'
tuviera
t uUf- de economía, y con iguat conlicción si, por el contrario'
en lo referente a los
[ue naUhr de fe y espíritul tengo mis reservas
3. LA FU ER ZA DE. LOS CONDICIONAM IENTOS hechos sociales. Lá disolución delEstado, el estallido
del marco rural, la
\,
los vínculos de dependencia, el progreso ¿" iu pareja y
INTERNOS trama de -"1 Py:
;;;;r;pit" de las ciudad". qo" despiertán se aprecian a palir.ae]f! i
u gOO. ño lo niego, e incluso eitoy diipuesto a elogiar a los príncipes y a i
un prejuicio muy
Las sociedades anúguas gozan todavía hoy de los obispos. Pero, como G. Duby, sólo veo en ello Y"!'é!i::::"^1!.:)\?. \
cultural de la humanidad'
favorable, a causa ¿" to"upo't"u"ión al bagaje agitación interior pronto reprimida. No, la continuidad no está
asegurada
La postura del economitti rna' prudeñtá' y en materia de organiza-
mil, todavía no ha llegado el momento de una <<revolución>>
,ñn ef uno
;ñ;ii*; u ro, g.i"g; "t
lro* t*'*os leJ debemos más principios que cambiará el rostro de Europa. Esta última no ha nacido aún'
bella construcción roma-
irláril"r"res que éj"r"'proí convincentes' Laimperiales sólo se aplican
na, en realidud, orru fl.lu¿u' Las órdenes,
". s"jo el barniz de las leyes uniformes, más
I.
;i¿;;;;ir- "i.¿"J".. de los soldados y los agentes fisca- FnÁcu-Bs ceRex'rÍes
allá de una clase ,"f""tu, ttut por
i ;;; ;il h;y !*po. aisíados "l-velo
unos de otros' poco v mal controlados
uino uuu¡o *" produjo la disocia- Nuestra época brinda muchos ejemplos de coacciones' opresión
y

) et Estado. Cuando J;;;;.b"r; envilecimientá, de modo que podemos comprender


-desigualdades
fácilmente las estruc-
"I indignantes de muchos perlodos
ción política. toru, ¿" dominación y las
pues' el aislamiento de los que ha servido para designar
) El rasgo principal del mundo antiguo es' medievales. Los .,póbresrr, oñu palabra
oáuáuJ"""ndáse afl-o¡aron las ataduras.qu¡ el desposeídos, no contaban con
) hombres en su aldea incluso J**t" mucho tiempo a los débilis, a los
il;il;r,úuo había tratado de estrechar' Podemos suponer -que ta protección de un iEstado-Providencia>>, ni de contratos de trabajo, ni
el poder público no pudo
) durante el intento o" r"J.g*iráción carolingia iqrlÁ lu posibilidad de una promoción. De vez en cuando aparecieron
y agextes iarecían de los medios
hacer más. En efecto, Ios'príncipes sus algunos eiementos esperanzadores, pero muy frágiles'
) I

humanos o técnicos qoá tá, habíanpermitido relacionaf entre sí a estos


) para subsistir y salvarse' tuvieron
grupos poco numerosos. Los hombres'
su medio más inmediato'
que apoyarse rn tu proi""tiO" qo" les brindaba 1. ¿El Estado o las leYes?
) Se puede decir que r".
internos limitaron sus acti-
) ""táitll*amientos una seguridad indispensa-
vidades, al tiempo qu" f"t proporcionaban 'Supe
rviv encia del « E stado »
poco a poco su nivet 0e !a1-v1via
) ble. La sociedad, incapaz de elévar
misml;iñ'd" ;áedor dL un padre' un amo' ul jefe
replegada en sf Hablar de la supervivencia de la autoridad del Estado entre clodoveo
) de clan. Primero u*oa po**otu de acuerdo sobre algunas cuestiones' y C*f"t Calvo podría parecer provocador'-Según una sólida.radición
cinco siglos y
nnÁ., qr" onu fermaneció inmóvil durante
,o"i"áá "f
iirtá¡"u, el alba ¿i ta "tfoa¿ Media» coincide con la caída del Imperio
fuera por un accidente' es el reinado
i-.gá, ¿"-pionto, aio-fuso a otra,.au.nque manía de los romano. Ya he tratado de explicar que esta caída empezó bajo
t, absurdo. La historiogrulá tobt" todo la medieval' tiene la
áe Constantino, a comienzoi aet sigto rv, y que además los reyes bárba-
en 1o mismo' aunque la antropologla' una evolu-
<<modelos>>. Trataré ¿" ná rot ,a f*t."na los césares. Pero no se puede negar que hay
*ov*un.iort¿u tlu "u"t caso de gran ayuda para el medieva-
a ellos,
"n "tt"
nv) ht',
rr r'G,''v
62
\nnn{\n
LA SOCIEDAD MEDIEVAL
\f* ^^
LA FUERZA DE LOS CONDICIONAMIENTOS
ción acererada. Empezando por una confusión INTERNOS
63
creciente entre lo púbrico
y lo privado. No es also-nuevo, ya que
los emperadores del Bajo Imperio
confunden fácilmente"er
"ir*¡ir*T*';iñHr. consideran ra diaáema ff"'i** Uqn'fflf fTffi[:H"#T Ia ciudad v ros coronos
/ conviene
:Ti**:lp^l*o,r1-Lycolocanurururniliu.ca.romagno;i;"-i;;r_
iv mo. sin entrar en er examen de ros mecan,rñ;Jil
i" .lÍuir'#fli1,#i, ü'ifJ;;iffi ;;lu!..unu,i.iil;il'ü:,T:ff
..vrv uur campo' pero siempre 8,,,::ii"T"'L'i;ili
recordar ra desffiiá, pirñr"a de ros medios de acción
ios ricos.
¿e t"ruo qr" contar con
el favor
pública' cuando er merovingio qui.i.'iiür-.e de arguien moresro, re T.al vez quedaban
las ocasiones de Ias
envía a tratar de recaudar impruestás e" u óana profunda. r
cuando reúne
a sus guerreros, recure a ros hombres
de mano próximos a é1. cuando ;:x##"","#::Jlx?lg1r,ñ;;;.""h;':iT:ff Í;#,'.:::?,ííÍ
quiere estar seguro de su tesoro ro gu*áá
en u, cofre, er instrumentum ; i; ;;:";;;n:$
regni, v lo mete debajo a" .,
"*á.T*
protagonismo a la cosa. pública,
.}oringiá* á"r"iriáráí'ae" ¿" frffi#* i'ix'I#;}r;r,;: Jiru?§r"'
pero ta res privata predominó por u u' ug*pu-r"* ,1ii1f,1fffi:,i::
doquier sobre la res pubiica. fo, i"r""iros
y deberes de los súbditos VtrirT;,;;;:;:::T:' X'H*
se consideran elementos privados.-El
suyo», es decir, de sus graneros, de
Aix o en otra parre,
p.opio r"y o sufamilia<<viven de
sus iurrci ru^¡tí*";.
lo
§";;;;i", r#;l¿**ftlffifttr¡1"#frÍ*i,li;ffi
"lá ""ouáo
cámara y la sara de recepción
ñ;;; uien propiá. r-r'üiiuu, ru ", i:X,T:ili:l;:Í"'j11"lt'r pi,.i" p*rffi,o,
aru, iii"¡Jon abusos de ros pode-
erementos de una vivienda
privada, y la.arqueologq,
yío* ce.sus viajes urorroor*'lt,-t3nd".t' 9u.s repróentantes. pero ¿ te.rniro
mente en evidencia. Nada "" ¡e9r-p frg*"r,l"
f,r;;;;';i_"_ e rnrerminables,
refleja -L;'o. r"[negu"puñ,,orio
fieles servido.;;r*-".", ¿qué podían ;;r%#*i"r,
que el afán de
(saint-Ga', ""rTl,g:-rdtgr._|",
"rt" "r-j
prrgr_n". aconsejan o exigen
en77r, Freising en g13, pitres'en g64), Y lafuerza de la ley
por no habrar de los
repartos sucesorios y los ajustes de
cuentas familiares.
Pero la idea abstracta áer Estado
no t u ,,u".to. Así Io demuestran ros
, Por Io menos ouedaba
una Ley. parec, ser
edicros rre los_visigodos, los.tomb*¿* que los hombres
nado en lo referente a los siglos u, vlá, n*""_;q*;; h"*J#.i* i 3319:
«bárbaro» tomprendiero,
lu iroo,t del
ciones>> de ros caroringios. .,ñuest
V uir, l*ás adelante las <<admoni_
,í y' nuestra misión>>,
lr,f ,*il?f*,Tf fjfi
ij.,1,:"0:,::::^8,2i:,11.f
invoca
"*lí
-T:::a,.-i,.1oi,ámureynuestrogobierno»,
dice Luis
¡il?i.;itfl ;flf*,i";fr'',J;"::i,:i,{l:.
Cartos el Catv-o en 843.
persona del príncipe. y el nombre
Más r¿.r*,i, táii;é'¿ü;##;;l? gilff,1¡tr
los;;;;;;;"r;;"" fl n"#j:",l1"tl:[':ilrffi
en los escritos, bien es cierto qu"
pensaban los demás?
de Roma o de
lor-á" ror ecresiásticos. pero
"r, uig*u ¿qué
r
:repe.cuíiá,,i;;;ffi ;l:*ffi
:$:::f
qfgde:rp.ru,
de sus agentes? En rearidad, el humitáe'ío
ayuda del jefe supremo o :,"ff ],:fi"1Jj#::losini,noli;;;;;1,"
urlencia romana,
¡ do. Ante los excesos d. poa".oror,
pu.¿" esperar nada der Esta- :131d. Ios Antoninos,
que no existían
* auur rnffi "t" elauo.aáa
aoecuada a unos proble-
"

romano había creado , .mtr en Ios *;ol^"-,;,;:,:":Ytttta


i en las ciudades la fisu¡a aa-á"¡""ti,
lo-r
"iÉrru¿o
pirl'rl j.:'f:{,'-j_{i:r*:""T',H-ü{}:,r.j,,r*;
era defender
"ryocometido
pero con ra excepción ,r§ü,,11'H¿1tffi ,1ili
i los
ll":"**',f:":flrÉ:,t:,ld'""_"á;i#.
reinos hispránicos visigodos, ¡ñ;i;
ir_ñ.td
de
tiem¡o, esta modesta proteóción purO u L-o, ffff?"iT"r"
A" fo, oUi.rplr, ;;ffi"-
ron lo que pudieron oara desemp"¡*
les obligara a eilo. Én.r
dad pública en manos de"*po
lu ror"ián, pero sin que er príncipe
ü. rr."jrár"oa"gaciones de ra autori_
los gr*a"r duánieniÉs ,rpJ",r"rá,
*fi.'}.+**,;"*,f¿t*fl***.ffi
ptlaciones de usos
slJo.nes,
comr
Ios osrrogodo.'l,t.t.I3-idos
para los francol l"r ür"rrrii"r,1'1,
quier rastro de un contror de lós rro-u.",
poi parte de Ios agentes"r¿-
der tr::i:;,1,':ilk,##1iiil';:";i:fr
ium, escritas entre 5-di*"1'w' tex romana T:?r);n;
jiji":ix
Burgundionum o
t y 700, serían let
fragmenros del código
l.A FUERZA DE Los coNDICIoNAMIENTos INTERNos 65
64 LA SOCIEDAD MEDIEVAL

no podfa mantenerse' Del rey que


juzgaba personalmente en su palacio
Cabe señalar' además' que los
teodosiano destinados a los indígenas' préstamot'*tt:-T!:: .oí.rgunot amigos ál conde que promulgaba una se¡-
historiadores .u¿u'"' l'ian'"i"3ltt*¿" más "omo "onté¡"rós,
tencia emitidu po, oro. notables de reconocida
equidad' y en.la Italia
en.los reinos hispánicos haV un1¡1e (scabini, rachimburgi),
sistemas de derecho. eor e¡ernpfo, fondo iá*U*¿u ¿" reóonocidos conocimientos jurídicos
de costumbres ,o
A* la impresión de pertenecer a unTambién ;ilffi; y; emanaba de un agente qué se.limitara a aplicar un artículo
","'iiu'-it'" pát u*uut cámunidades'
1 común, tal vez p*tt""iii'J, "¿"i"Jt
J" e*i"o' considerado visigodo' no
es
-
del código.
""
v se ha podido ,uu". q'" litbáigá
romano vulgar' y que' por el iu íesorganización del sistema de pruebas a medida que caía en
más áue una recopila"iO' ¿J derecho desuso el acta escrita suponía un crecieite recurso a los testimonios de
para los. romanos de Italia está lleno
*#;;,;i';;",J;;1;o¿á'i"oiu no"io" de .segregació¡ jrlíd]c1' ^e1tre moralidad, amigos juramentados, clientes' tanto más persuasi-
de reminiscencias bárblaiá.. y la uo".o*tó más "u*ui".,
poderoso era el liúgante' Los hechos en sí mismos ya no
miembros de una *i'"i""ii'"iliu
.t"^'It tá ¿" recibol Aáemás' el estudio
"t muchas controversias':1::.lot
ft* tt""¿" ;ürifi;;b"" naáa, sólo tenían sent'ido sobre un fondo polltico o econó-
mT"o. g, estas condiciones, el arbitraje o
clasificación de estos la composición prevalecfan
préstamos y contaminaclones
esoecialistas, que no p*Á ¿" encontrar ,oUr" fu investigación . El jwzindeciso sólo podía recurrir
a una prueba
a nesar la eiistencia' o por lo
:irt;;ffi; il;;hd. S" ha llegado
oÉyes'' como la ley gombe- á. tipo irracioá como la ordalía, el duelo, etc' Como el derecho ger-
menos la originalidad, ¿" llegó a impo-
d" algunos francos' En conlunto'
"ütt"t?r"-"stas *,errco tendía a confundir al individuo con Ia comunidad'
tade los burgundios ii; üriprr.T? n"iiu no"lOr, tan ajena a los conceptos romanos' del «precio» de un
pará uso de los romanos (los de el grupo.o la tribu' Cual-
parece que los la hombre en función áel lugar que ocüpaba en
II;é;il;;"d, por á¡emolo) son más o menos de
"u'"uiáiJ-toápilados -qui"i remite a
Teodorico, Alarico
48'0;ñ;;;ñ;i qí" rá*-r"v"'.utobti:' h' auno causado u io*Lt", del asesinato a la injuria'-se-
misma fecha, entre *:*
fuáron objeto de numerosas rnter-
"r"
una tarifa, que es una lista, a veces pintoresca' del precio de la sangre
reinos hispánicos al;;¿;;iñbria'por la mavoría de las prescnp- l;;ü;;ól;Lt tendrá que pagar a la víctima o a su familia'
tiiio u'it' lo demás' "otpuur" sacár aqui a colación los precios- y las
oolaciones hasta el ifesotiuri. piohjo y po"o útil
acumuladas .rt l #;i;
br;igl".;" encúentran en las órdenes reve-
"ion", De esta masa
de la época carolingia'
,uri*t., uLuué. dL Óccidente: sólo cabe destacar que la variedad bárbaros en el
de aplicación qo" de los
"ápitulares y las decisiones la un origen antiguo, sin duda anterior a la entrada
'oolo' a ella sumamos los edictos
verdaderament"
"not*" -si afán de ver las cosas claras' de imperio.
¡ conciliares- ," a"'p'""na";;;;;;á"t"
j ñ; galimatías Un segundo rasgo muy criticado del derecho germanico es
conse-
iu *uio*i"¿ad' En medio del relación con la
I dar garantfas frente ¿p"ca' el conde' el obispo' ulT5tión .u"n"iu di anterior.3i la ctmposición pecuniaria guarda
I de tantos ,"*,o, la tribu, un rey o un guelrero valdran más que un
"onti;;;"]; el áesorden y '"1
la oscuridad' ;;;t"tdáJ hombre en
I o el colono ," ni"'o'i 'in áu¿u **ioos en con la buena voluntad y el ;;Ñó", un hombre que una mujer, un libre que u.n manumiso' etc'
Se-
I oero el historiador se il;;;p*sionado iíu uru equivocación que, basánáonos en nuestra lógica sin
matices' lo
práctico que triunfan entonces' viéramos como un nr"^t o""ro' con respecto al procedimiento antiguo'
[espfritu administrar
En un mundo violento y jerarquizado no se habúa podido
favorecie-
jurarnento?
ilir;;i;i", y no hay p*"Uut put"rt"t de que los tribunales
2. ¿La iusticia o el
,un ul ,i"o y se ensanarlan con ál pobre más que en cualquier otro perío-
para que lJdiscordancia entre el texto de la ley y
do. Lo .oui no obsta
juzga? jurídi
¿Cómo se f^ l".iriü". ¿áii"", dejaran al hombre aislado sin los recursos
del espíritu jurídico' romano cos que cabía esPerar.
Uno de los preceptos fundamentales I Én principio, la personalidad otorgada a las leyes de cada litigante
por ul especialista en derecho' al margen
residía en el juicio p'éto'i*o Cuando la pro" podidó b.inA*t" otro tipo de garantías' Hay que reconocer-qxe
-Ñ;"fiÁrt
habría
ecónómica' moral'o política' se dieron cuent; enseg"ida de que sus usos no podrían
0 de cualquierp,*iooto"ár'
ta tgtesia' los señores lai-
a
/ gresiva devol,ucton aá1a¡uaicf"ia.potestas.a
los inmunistas de cualquier
procedet'lcla ;6trrr; fácilmente a la legislación romana. Incluso podrlamos consi-
cos que eran los t;;d;i y a y poderosos' este pnnclplo á.r*-q". la proliferación de sleyes» biárbaras, aplicables sólo a los
ger-
colocó a los tribuni"t ít"n"t
los ricos
de
"'
66
LA SOCIEDAD MIII)IIJVAL
LA FUERZA DE
posiriva que ravorecía LOS CONDICIONAI
frffi:J::..,fi:IiÍ:t:"::.segregación a ros con_ INTERN.. 67
de obras de síntesis
,^,r-^-
:qlF;;e..*;fu:1T!lif i:ffi'I}# j;ifiiüf:it,XilAfir
-:""¡uru¡vAMIENToS
sr en ras tarifas de composición;ñffil" ",,"
que eI de un roman?l no
es por ,rá *"rtiO,
un ribre franco
rs más arto ;L'igir;,T::;;11fi ::Ti".*,"átril,1i*t*lii?ffixi:.¿?*
pnmero debía quedarse de orgullo, sino poráue
con parre ¿e üs irurta. el
ñ;i;'rliuh,,,u,
mrenrras que el segung"
i" iq!*b, ,rá", o*, Iamulta iba a parar ínre_ *i.",151q1,$N¡*1Í
iffi1'i:S,Tl?Í'"J':1'.r'l'" q," r,e,Líru,n,rtu anre er conde, en er
;lx?f :,1i:lr,#á:ff j;nl[:i;:l
a",".;o;;¿,;;,ft :T"?Jff
::
"";io;J;:i[,1#¡:*"a".i'"' de,,"giJ u .u p,opiu r"v. á*tt:,{-"x1j,,#
en et capitula, ¿" las leyes
c;Sillnalidad -atestiguada
aún en 843

;;,t*í;,r,X;ti":li'-,i::','."1Ti',''ffiH:ai;i:",,'Ji'i'h:i
iror lo;í;;:ffi# se aferraron a elta, a veces por orgullo de casra.
¿i',i,,u p*u ü;iilliJili
Í.ffffi.;Ío!*o ¡;i .;si;; iJ""iu,
mtl**ffiffgffffi
ffil,iül,l*T:"'#ff"t"*iH,;i5,,:x#i"ff il,'ffi i:üi3 -- v¡v¡rur u ros casügos'
f ,"ü,'j'#Í#i3;,1',1111:'"ü';i;¿;""l;"#ff :t:[J:#':ff:: El recurso ar juramenfo
,u,ii.,.,,,ffi;*;1:Ji::üxtx,t1i3:Í:ii::r;."ili-'áft
era casi imposible zaniar
rodos i;;;;ffirtf¿"^:,rrancos.
En la práctica" . Aunque nada iu
opuestas se remitían a en que Ias partes
áos
dos derechos. E- ^r ^, , "':ntt!,
der".h^c E;;i;i;i'"utllres, oartes
se de marrimorio, v tos visigodos, traündo_
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Iocares. Esta fusión
¿."rro , iñ0"""r"".no."on
progr".iruá"1.;;;r:r":r siglo
arregro a ros usos
x en Ia redacción
#ffi***fi*ffiHffi crerta disciplina
pública.
LA FUERZA DE LOS CONDICIONAMIENTOS INTERNOS 69
68 LA SOCIEDAD MEDIEVAL
sea para el espíritu esta visión del mundo, se olvida de otro factor, que
acto rudime¡tario
Es posible. Reliquia del recuerdo de Roma, o simple consideramos fundamental: no todos disponen de los medios materia-
qu" po. fin se introducía una gararltía de seguridad en les suficientes para disfrutar plenamente de esta libertad, de modo que
de fe, el caso es
las costumbre*. ¡u.u-"rtos de fe de un hombie a
otro' y lueg-o.' en el a los criterios anteriores se añade otro económico. Parece que los hom-
a un príncipe, extendido en 810 a todos los hombres
libres' y
;;;;ii,, bres de los primeros siglos medievales no vieron en ello un elemento de
juiurn"r,to del esposo a la esposa. Bien es. segregación, sino sólo un <<don de Dios». Por ejemplo, a mediados del
"i".tto 9"".Y:1:TlI:.:f:*-
oe un
pllun, p"to se hábía dado un gran paso. hacia el establecimrento siglo vru san Bonifacio, comentando a san Pablo, dice: «Hay un ordo
'o.á"" ir*¿ que la ley no los¡1' Afectó a todos los ámbi- de los jefes, tn ordo de los súbditos, un ordo de los ricos, un ordo de los
"ru-"upu'de
y at de ta vida pública'pero la economla pobres, y cada uno debe seguir su camino». Sólo algunos pensadores
ñ á";d" luego al deiafamilia
iuápo"o qo"áó d margen: Las convenientiae acordadas en el slglo lx aislados defienden la noción de que la pobreza o la debilidad económica
son jura-
to. cámpesinos y lós señores de Aquitania y el Languedoc introducen entre los hombres una desigualdad inadmisible. Jonás de
a la
"nt " d"
;;*"; p- y tu.Uien contratos inmobiliarios' He mencionado
por doquier:
Orleans clama contra los poderosos y los ricos, para que <(sepan que, por
i;i;J'*, p"ti a íie¡o fondo prelromano y profano aparece su naturaleza, sus siervos y todos los pobres son sus iguales».
lZ irrii" germánica, o entre guerreros de dos clanes' es un Esta visión, más <<crisüan»> y moderna,tropiezacon serios obstácu-
',trégua"
j;;;á ñe seguridad. Bn ét siglo x
ie llamaría <<Tregua de Dios», los en las costumbres y la ley acabamos de ver-. El primero
'p"--J"i" O"I tieápo de los nibehingos; corno los juramentos que inter- -comoesta igualdad,
de ellos es deontológico: esta libertad, ¿tienen el peso que
en vano por
iambian los bebedbres en las drykkia,las guildas prohibidas les atribuimos? Desde luego que no. ¿Permite la libertad hacer lo que se
las que clama
;ñil in778 y 884 a instancias de la Iglesia' contra
ellas'
quiera, como los quirites dela res publica? Envez de los límites que f
Hincmar porque bio. no tiene nada que ver con le ponemos hoy en día, basados en el interés común y el respeto a los I
demás, poco apreciados en la época medieval, existía la noción de relati- |
vidad que toleraba todos los matices. Se es <<libre>> en relación con el I
3. Trabajar Para sobrevivir estado del vecino, y en la medida en que los demás le consideran libre I
a uno. La Libertad no existe, como mucho hay libertades móviles y hui- I
l-a voluntad de Dios... dizas. Por eso los historiadores han inventado la extraña noción de «semi- y
libertad». El otro obstáculo es más grave, porque se basa en las cos-
el cristia-
El hombre, en su paso por este mundo, simple pruebapara tumbres: el trabajo se desprecia y es un signo de envilecimiento. Sin
no J" debía obÉdecer los designios de Dios' El Creador ha
desarrollar demasiado esta noción abrumadora para la gran mayorla de
"ntonces,
situadoacadacualenunaposicióndelaquenopuedesalirsin.insultar los hombres, recordemos la condena divina tras la expulsión del Edén,
al Señor. Esta idea de,.órddnes, tiene una dimensión natural religiosa, y la aplastante mayoría servil entre los trabajadores del mundo antiguo, la
que se des-
de las visiones laicas de una sociedad romana idea monástica de que trabajar es humillar y mortificar el cuerpo para
"i.onro.to de Dumézil todos cono-
aornpona, ya lo he mencionado antes' Después apartarse del mundo, y por último el sacrum otium de María, postrada
muy anterior a la Iglesia
;;i fÁñcipio del esquema «trifuncionálr'. a los pies de Jesús, «la mejor parte>>, mientras Marta trajina en la cocina.
.rirti-*lu, y los intelectuales más destacados del siglo x
como'Ibodulfo, La ociosidad no sólo es santa, sino también «noble>>, y el que trabaja es
defienden,pelo el análisis es demasiado
i-." l.,jtá y Rabano Mauro,lo
Carlomagno o uno de sus
<<innoble>>.

simple, y surgen otrav;isiones del mundo'


on a rnissus.que pil"
escribanos contesta Pn ]S^"T."c:UJ;
"n "upitotar
hay más que. 1 libre Y el esclavo»' Esta
nforqo" tú debes saber que n9 ?:::-l^:i""1:::H:,i;
t"l?-t"ry:*: ¡La tierra, que lo es todo, exige ser trabajada. Desde luego, se puede
vez interv iene on rrrt",io' ¡ oriáic o iun¿arnental.' oul
u,o¿ttt los no libres son hombres inferiores ^"::t:;
que n9
de la recolección, y los ermitaños Io tienen a gala. También se pue-
der, y por eso obliga
cuentan para el Estado.ffi"iiti*
tái' ti""""i,::::"-:ii1'li:*llffi ; o incluso robar, pero eso implica que otros han producido.
los que combaten' rezan o se sientan en un autonzaba a tomar del trigo ajeno lo que cabía en una mano, y a
i" .""i"ai"¿ entre
il;ll". ; ili"*"*, iitru*iu t" lo impide' Pero por muy satisl
7O LA SoCIEDAD MEDIEVAL LA FUERZA DE LOS CONDICIONAMIENTOS
INTERNOS 71
Jesús le seguían personas inactivas. Pero hay que comer, y por lo tanto
rx, muchas tenencias o «mansos»
hay que trabajar. Esto nos lleva a la explotación rural, un tema que no i*;.,"1":.1?*:lyt"sdel.siglo
-
pretendo abordar aquí, pero que requiere unas observaciones sin las cua-
les no se entendería bien la condición de los hombres. Son dos los pro-
*::::::: ll:1 !1 :iqdnc eil;;i,ü;, i" *,lll"o¡Iffi
a¿o ?"

11.i?:i:,::di,p;,,:;;;ñ;##,ffi i;i,,ái#:""i,;ff :;,,:,::l


i se

I
I blemas que se nos plantean. El primero, la propiedad del suelo, todavía x3:::i:i*:1i$J'l;ñffi ;"á':#;#'#'::,i"#T?i:ili;
¿Decadencia o progreso?
I no está nada claro, porque nuestra documentación permaneció bloquea- En cambio; hay más acuerdo en er examen
del destino que se daba a
I da durante mucho tiempo en grandes conjuntos atípicos de carácter ecle- ,*t-" jipg
de exprotación. Al principro, tas
conc"ntraciones en manos de
I siástico, y pasa por alto lo demás, que es lo esencial. La situación de la la Iglesia o de las grandes frir,iu.
aréguáu, ur *t ;;;;;;;;;
. l,tierra libre, del alodio (al-od, bien de propiedad total) excita la curiosi- tancia' En 37 años de reinado carlos ;; #;"._
vdad del historiador. La opinión que hoy prevalece es que predominaron Er curuo repartió entre sus fieres
más tier¡as que Carlomagno en 46 años, y partt
las tierras libres. En el sur de Francia el cartulario deLézat les dedica camente imposible recuperar estas
a de g67 era prácti_
cerca de la mitad de sus documentos antes de 1030, el 80 por 100 en donacionei. Además, .r u.ráui.po
Hincmar lo consideratá po"o ho;do: p"ro
Cataluña en el siglo x; en Biterrois, Lacio, Charente, Auvernia y Ma- por el contrario, sobre
todo si se admite que hubó cierto desfegr"
connais esta parte es <<aplastante». Probablemente las primeras rotura- A"*og.anco o económico,
un pequeño campesinado conquistadoi
p-rao nauei¿esea¿"
ciones del siglo rx, las ruptura, aumentaron en proporción a los suelos v
nuevos, y si mis ejemplos son meridionales se debe únicamente
do Ia formación de oequeños ntcreos
"árüri-
ináiviauares, en Itaria, a or,ras del
Rin o al este del rfo. pfr consiguiente,
bablemente- a la imperfección de los textos nórdicos. Además, -pro-
la Ia condición de los tenent". p{d9
en los granaes dominios vecinos
estructura del hábitat, que ya he mencionado, evoluciona en este sen-
f,uU*" p"r.onalizado, pasando de la
tido: pequeñas explotaciones aisladas con su capilla, su cementerio, liena
a| hombre, qtizá con más intensiduál,
La producción de los ta[eres aomnicates
C"r_-ü -qr"
su cercado. En Minervois encontramos 17 en el territorio de una sola
"r'CAir.
se ."au¡o a ras necesidades de
la villa del amo, cedie¡do ante la
panoquia. En Cataluña de 10 a 20 ecclesiolae en otros tantosvillare del de la artesanía de I
""*p"r"r"i,
siglo x. Así pues, el caso más común sería el pequeño dominio familiar
explotado directamente, con la ayuda de esclavos. Pero nuestros polípti-
cos y algunos testamentos a partir del siglo vlt nos presentan un gran
dominio bipartito.
Me saldría de los límites de este trabajo si abordara su estructura,
extensión y variedades, o incluso si discutiera su existencia. Pero hay
dos aspectos que nos interesan. ¿Era satisfactorio este <<sistema>> para el
,ffi*ffiH'l,.f##*mffi
amo y para los que trabajaban en la explotación? Muchos especialistas 4. Progresos moderados en materiq, de
de estas cuestiones, basándose en los polípticos, han estudiado la ren- seguridad
tabilidad del aprovechamiento de la tierra, el papel de los molinos y cer- No! expondrÍamos a oscurecer torpemente nuestra visión
vecerías en Champaña, Flandes, en 1a cuenca del Mosa, ei de las forjas de las
tan duros p*u ér d¿biit
en tierra catalana o renana, o la importancia de la producción textil, el ::::::i.i?l,lr_ft-pos
prelsSs de garantías,"má¡rlJ, "ir.i"o",i,"ilH:
volumen de las rentas en especie, eI interés de las corveas, por 1o menos H: ii:1,"T]*: í;ffi-";üilüüi_
allí donde la dispersión de los elementos de explotación las hacía indis- ::r::T,11"imprantaciónf l";ñ;;ü;;'#J;;;ffiffi
,l3jlT"31::lY:: "l el.sigro rv,. eo,uuu d" i'il;;il;;;*;#;
l.li""l!l_
pensables. Se ha hablado de beneficio, excedentes, transporte y comer-
cio. Pero otros historiadores, entre los que me cuento, hacen hincapié en i,Hl""; j:'-::'ly-!',:-"l"Jomr.rit"a¡e1"i""ú;;ü;fü;#fi ;;
rierra, con roda seguridad a parrir á"
el derroche de la mano de obra, la mediocridad de las técnicas, la irregu-
:!2. il'iru-"ái ffi";::, i:;
menor, pero no se le discute la seguridad
de explotación ni Ia h;;;
laridad, por no hablar de nulidad, de las prestaciones de todo tipo, y con- En el Bajo Imperio, cadavezque un arriendo vinculaba ar trabajador con
sideran que el pequeño dominio es poco rentable. Para comprender la su nuevo amo, el derecho brindaba al arrendador
dificultad para ponerse de acuerdo, baste citar un problema de vocabu- trato sinalagmático. Lo mismo sucedía
los .e"u.so,¿;;;;-
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lur;;;#il,rñémay#
trcas,

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