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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

PRIMERAS FUNDAMENTACIONES

La primera de mis fundamentaciones se traza desde lo subjetivo hacia lo objetivo,


buscando respuesta ante las inquietudes que se imprimieron en mi cuerpo desde su
recuerdo de existencia. Por ello, valdría la pena citar en las próximas líneas los
antecedentes que me llevaron a este primer ensayo.

Hace más de un año, leía por primera vez la obra que decidí elegir para esta
investigación, su autor: Albert Camus y el protagonista un personaje histórico nada
olvidado, básicamente por sus acciones criminales y exageradas que solo fueron
documentadas por un par de hombres ajustando la historia, probablemente, a una
conveniencia ulterior. Sin embargo, ese no es el tema a tratar esta vez.

Cuando escuchamos el nombre de Calígula, automáticamente se nos presenta la


imagen del joven emperador, perverso y sangriento quien, con poder ilimitado, se
encargó de explotar todas las formas posibles para que ese mismo poder sea la única
ley de su regencia. Nos dejamos influenciar por la información heredada de la mano de
uno de los historiadores más importantes de su época, Cayo Suetonio Tranquilo, para
que las acciones del emperador adquieran un cariz de locura: solo una mente insana,
monstruosa y acechada por el mal podía desatar tanto temor.

Esta misma imagen fue tomada por Albert Camus, escritor argelino, representante de
una era en la que cuestionar el sentido de la existencia y el final de nuestras vidas era
parte de la cotidianidad de los pensadores ilustres. Utilizando las afamadas
características del histórico emperador, escribió Calígula, una obra donde Camus nos
presenta a un joven emperador, en sus inicios un tanto confundido y que a raíz de la
pérdida de su hermana muestra significativos cambios en su modo de actuar. Para él,
este sería el detonante (en la ficción) que lleva a nuestro emperador a la pérdida total
de la postura formal que debía adoptar un rey.

Sería fácil solo tomar las características de este hombre y convertirlo en una obra
biográfica más, de no ser porque este Calígula adquirirá, de acuerdo al contexto e
ideología del autor, una sensibilidad exquisita para reconocer y entender que solo existe
una forma de enfrentarse a la crudeza de la realidad y encontrar la libertad. Recordemos
que el contexto abarca la ocupación nazi y los horrores de la Segunda Guerra Mundial
y el Holocausto. Así, sus actos sangrientos y crueles tendrán una justificación de existir
y una razón importante para ser ejecutados. Esto será entendido por algunos, ignorado
por otros y condenado por una mayoría que sufrirá las mortales consecuencias.

¿Qué busca el Calígula de Camus? ¿Cuál es su nueva lógica? ¿Es determinante esta
nueva lógica? ¿Qué tan correcta o incorrecta es la vía tomada? ¿Será esa la forma de
obtener lo que busca?

Preguntas sencillas, y aún difíciles de responder, rondan el análisis de esta obra que
“perfila la pasión por la reflexión filosófica de Albert Camus”. (R., 2015)

Sin embargo, aun a pesar de los motivos que hayan originado este cambio radical en la
vida del personaje, no queda claro qué tan resolutivo o correcto haya sido el camino
tomado por él mismo: la accesibilidad a lo imposible basándose en una lógica de lo
absurdo absoluto. Si es correcto o no, Calígula lo descubrirá al final de su vida, en el
momento exacto en que ha de morir y ese mismo descubrimiento sea aquello que
termine matándolo.

Fue esta resolución, en la obra, lo que determinó mi decisión; tengo gusto por la lectura
placentera y de investigación, sin embargo fueron muy pocos los textos (por no decir
ninguno) los que me invitaron a un universo plagado de preguntas, inundado en ideas
similares a las de mi espíritu y de sensaciones ya olvidadas. Además de aquello que la
obra pueda ocasionar en mí, está presente la estética, por lo tanto la belleza, con la que
se estructura el discurso y la complejidad con los que los temas se entrelazan para
contar una historia interesante.

Esto me encausó la búsqueda de más información, no solo de la obra sino del autor y
sus posteriores proyectos. Hay un constante descubrimiento con cada análisis de texto,
lo que me complace cada vez más. Es decir; me produce satisfacción haber encontrado
un autor que en sus escritos exprese aquello que yo tengo en mente desde que puedo
recordar, y esto es muy importante porque valoro a la obra y al autor en un nivel más
íntimo.

Lo resaltante de un autor como Camus, como de muchos autores de la época, es el


cuestionamiento del comportamiento del hombre actual, sus principios, sus prioridades
y convicciones: no las tiene o las ha olvidado.

Aunado a lo anterior, las inquietudes que en el progreso de mi carrera han aparecido,


tienen mucho que ver con las formas en las que el cuerpo está cobrando importancia no
solo en el teatro sino en el imaginario social. Estamos en búsqueda de regresar a
nuestros orígenes, donde prima lo ritual y el cuerpo ya no es el lienzo donde pintamos
nuestras necesidades, sino que es lo que va a expresarse en sí mismo. En opinión
personal, el cuerpo es la materia que se va a transformar por sus propias experiencias,
y además va a transformar la realidad. El cuerpo es identidad y sensaciones al mismo
tiempo, es recuerdo y vivencia, es belleza y crueldad, es erotismo y amor; el cuerpo es
el origen de nuestro andar, el cuerpo es uno mismo.

En el presente artículo, detallaré algunos de los puntos importantes que me permitirán


aclarar los motivos por los que decidí emprender este proyecto.

Albert Camus, solitario solidario.

En palabras del director y escritor español Guerrero Zamora, el fatal desenlace de la


vida de Camus “fue más una ruptura que un cierre, en cuanto que la muerte, allí, fijó la
obra camusina definiéndola como lo que hasta entonces era: algo abierto – y ya
irremisiblemente –, interrogante – y ya sin respuesta –, dirigido – y ya sin camino por
delante – a conciliar las contradicciones del hombre en un haz de solidaridades éticas”.

“Nacido en el año 1913 en Mondovi, provincia de Constantine, Argelia, y ya instalado en


la capital argelina, Albert Camus muestra en su primera juventud la atracción que el
teatro ejercía sobre él. Estudiante y, más tarde, profesor de filosofía, funda en 1935 una
compañía, la del Théâtre du Travail, que muy pronto cambiaría de nombre
denominándose Théâtre de l’Equipe, de la que es animador, director, adaptador de
obras y actor a un tiempo. […] Concretamente en 1938, escribe su primer drama:
Calígula. Y con todo ello da una vertiente teatral al movimiento creador argelino.”

Guerrero Zamora describe a Camus como un hombre de integridad honesta, que vive
de acuerdo a sus pensamientos y si en algún momento estas ideas cambiaban, en vez
de forzarse a acoplarse al antiguo sistema, se desdecía, haciendo del ahora y aquí
campo de su verdad, considerando que ninguna verdad abstracta merecía el sacrificio
de la ternura inmediata del corazón.

La obra de Camus es considerada imperecedera, puesto que su universo se compone


de conflictos del ser humano consigo mismo y su posición entre los demás hombres,
además de tener lazos que lo unen a distintos autores que le permitirán construir este
universo que conocemos: d’Annunzio y la exaltación cenital de la existencia, el intelecto
de Unamuno y la defensa de los impulsos vivenciales de Nietzsche, “que han privado al
hombre de la lúcida pasión del instante”.

Aún, con la crítica precipitada y lo que muchos parecen creer, Albert Camus fue ajeno
al existencialismo, a pesar de que su obra pueda anunciar lo contrario. Sus personajes
y él, vagan en un espacio donde la esperanza contra la esperanza es aquello que libera
realmente al hombre, pero no la esperanza de un encuentro divino, sino de la
preservación de un sentir vitalmente religioso pero sin Dios.

Tanto en la obra como en la vida de Camus, existe una negación de Dios (que no es lo
mismo que la negación de la existencia de Dios), puesto que el autor cree en la plenitud
física del hombre y no concibe riberas ulteriores de vida. Esta negación también permite
el enfrentamiento contra el absurdo, donde Camus se opone a sus dictámenes ya que
de acatarlas la destrucción sería, por lógica, la única viabilidad. Este desacato de reglas,
este no, es una negativa que Calígula (ficción) no logró integrar a su lógica
existencialista.

El Calígula de Camus

Dentro de las obras de Camus, Calígula es el primer drama que escribe el autor francés,
tomando como referencia al ya mencionado personaje romano. Existen algunas
similitudes entre ambos, sin embargo el contexto en el cual este nuevo Calígula se
desarrollará deviene en un universo complejo de corte meramente existencial, donde
las acciones se justifican bajo la lógica absoluta: lo imposible hecho posible.

“Se trata de realizar lo que no es posible, o, mejor dicho, de hacer posible lo que no lo es”

(Camus, Calígula, 2005)

Las palabras claves en el estudio de este texto son: existencialismo, divinidad, muerte,
absurdo –entendiendo absurdo como “malestar moral y físico que proviene de la
incapacidad para comprender el mundo que nos rodea” –, imposible, felicidad, objeto de
satisfacción, poder, razón, deseo, sentido, sensación.

Luego de la muerte de su hermana, y amante, Drusila, Cayo ha desaparecido durante


tres días, tiempo en el que las autoridades más influyentes del imperio lo buscan sin
cesar, aunque sus intenciones no sean claras a primera lectura: si lo buscan por
preocupación, por interés personal o porque esa preocupación tiene que ver son el
interés personal. Al tercer día, y al mismo estilo del “Rey de los judíos”, reaparece,
significativamente cambiado y plantea un nuevo orden en su gobierno, estableciendo la
lógica del mundo como la lógica absoluta a seguir desde ahora.

EL INTENDENTE. César, no te das cuenta...


CALÍGULA. Escúchame bien, imbécil. Si el Tesoro tiene importancia, la vida humana no
la tiene. Está claro. Todos los que piensan como tú deben admitir este razonamiento y
considerar que la vida no vale nada, ya que el dinero lo es todo. Entretanto, yo he
decidido ser lógico, y como tengo el poder, veréis lo que os costará la lógica.
Exterminaré a los opositores y la oposición. Si es necesario, empezaré por ti.

EL INTENDENTE. César, mi buena voluntad no admite duda, te lo juro.

CALÍGULA. Ni la mía, puedes creerme. La prueba es que consiente en adoptar tu punto


de vista y considerar el Tesoro público como un objeto de meditación. En suma,
agradéceme, pues intervengo en tu juego y utilizo tus cartas. (Pausa, luego, con calma.)

Además mi plan, por su sencillez, es genial, lo cual cierra el debate. Tienes tres
segundos para desaparecer. Cuento: uno...

El intendente desaparece.

(Camus, Calígula, 2005)

Acto I, escena IX

A partir de este momento, las acciones tomadas por el emperador tomarán un rumbo
sangriento, condenando a traidores, asesinando a padres e hijos de sus amigos,
premiando a quienes se atrevan a desafiarlo, desheredando a los ricos, prostituyendo a
las esposas de los patricios, violándolas, entre otros actos atroces y finalmente
divinizando su persona, autodenominándose Dios.

Hasta aquí algunas similitudes con el Calígula real, sin embargo el porqué es lo que los
diferencia. Aun así, la lógica que los diferencia tiene algunos quiebres.

Calígula entiende que la vida, la existencia, no tiene sentido, ya que todos


moriremos en algún momento, el hombre vive para morir. Existe el absurdo
en nuestra infelicidad y muerte, y Calígula busca las formas de liberar al
hombre de este absurdo.

Como la muerte es la mayor esclavitud del hombre, decide ejercitar su libertad


emperadora al máximo. […] Contra el orden de lo creado que la muerte nutre
sin razón, opone lo imposible –puesto que lo posible es muerte y solo muerte-

(Guerrero, 1961)

Este absurdo también arrastra la sensación de insatisfacción – “las cosas tal como son
no me resultan satisfactorias” Calígula –, lo que resulta en una liberación de pulsiones
agresivas y eróticas. Su objeto de satisfacción, Drusila, ya no existe, no hay nada que
calme esta soledad inquietante. Ello no quiere decir que Drusila haya sido la expresión
del amor en Calígula, sino el elemento que lo traba en el despertar de su conciencia,
ese elemento que mantiene a los hombres dispuestos a darle un sentido absurdo a la
existencia. Con la desaparición del objeto de satisfacción, a Calígula solo le queda
buscar otro objeto de satisfacción aunque, en sus propias palabras, nada logre llenar el
vacío.

La ausencia de Dios también es uno de los resultados de la iluminación del absurdo en


el hombre, pero enfrentarla con lucidez es la clave para no caer en el error de la
destrucción. En este punto el emperador ya ha aceptado lo absurdo de la realidad y está
en busca de algo imposible (la luna, la felicidad), pero ¿cómo puede el emperador, con
conocimiento de que la totalidad y la felicidad pretendidas no existen, establecer un
orden racional a partir de esos principios?

Seducido por la lógica de lo absurdo, aferrado a su nuevo objeto imposible de


satisfacción, se autoproclama como nuevo Orden del mundo, busca llenar la vacante
vacía, intenta sobrepasar los límites de lo posible, con una desmesura tal que se opone
al destino, niega los dioses y niega a los hombres y utiliza a su favor ese poder ilimitado
que le fue conferido por las mismas personas a las que luego destruirá.

Aquí una oposición entre las ideas del autor contra las del personaje. Camus opina que
el problema fundamental del siglo XX consiste en comment vivre sans la grâce , es decir
cómo vivir constructivamente una vez que la turbadora revelación del absurdo nos ha
confirmado la inexistencia de vida más allá de la que conocemos (Dios) dentro de una
situación destructiva como la de Calígula. El emperador no opina igual, necesita lo
imposible, necesita ser Dios, necesita sobreponerse, y la única manera de sobreponerse
a algo es destruyéndolo de manera absoluta. El mundo no está hecho a la medida de
sus deseos, le está negando lo que necesita; por lo tanto debe ser destruido, sin
comprender que no se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo.

Es importante anotar que esta lógica aparta los apasionamientos y las expresiones de
emociones para ser invulnerable contra el carácter mortal de lo existente: “Este mundo
no tiene importancia, y quien así lo entienda conquista su libertad.” Así afirma que el
amor no es nada, que él no llora por amor sino por lo que acaba de descubrir y que
negar el amor es vivir de verdad; solo así se puede llegar a la totalidad de lo imposible.

CESONIA (en un grito). No podrás negar el amor.

CALÍGULA (estallando y con voz llena de rabia). ¡El amor, Cesonia! (La toma por los
hombros y la sacude.) He aprendido que no es nada. El otro tiene razón: ¡el Tesoro
público! Lo oíste, ¿verdad? Todo empieza con eso. ¡Ah, por fin voy a vivir ahora! Vivir,
Cesonia, vivir es lo contrario de amar. Te lo digo yo y te invito a una fiesta sin medida,
a un proceso general, al más bello de los espectáculos. Y necesito gente, espectadores,
víctimas y culpables.

(Camus, Calígula, 2005)

Poder, razón y deseo, mantienen relaciones conflictivas en la conciencia de un hombre


atado a una autodestrucción. El error al cual no supo arrostrar el joven príncipe, todo
esto conlleva a un único fin: la aniquilación, la muerte, el suicidio.

Muchos lectores denominan a este texto el gran suicidio, y no es para menos cuando
su personaje principal, aun después de comprender todos los dictámenes de la realidad
absurda, aún después de tener en sus manos el poder ilimitado, decide seguir su lógica
absoluta hasta el final con una perturbadora obsesión, sabiendo que esta decisión lo
llevará a la muerte, incluso comprende que si llegara a alcanzar lo imposible los valores
se invertirían y volvería al inicio: lo imposible se volvería posible, entonces se retornaría
al inicio y todo seguiría sin tener sentido.

CALÍGULA. Habías decidido ser lógico, idiota. Sólo es cuestión de saber hasta dónde
llegarán las cosas. (Irónico.) Si te trajeran la luna, todo cambiaría, ¿verdad? Lo imposible
resultaría posible y al mismo tiempo, de una vez, todo se transfiguraría. ¿Por qué no,
Calígula? ¿Quién puede saberlo? (Mirá a su alrededor.) Cada vez hay menos gente a
mi alrededor, es curioso. (Al espejo, con voz sorda.) Demasiados muertos, demasiados
muertos; todo queda desguarnecido. Aunque me trajeran la luna, no podría echarme
atrás. Aunque los muertos se estremecieran de nuevo bajo la caricia del sol, los
asesinatos no volverían bajo tierra. (Con acento furioso.) La lógica, Calígula, hay que
perseguir la lógica. El poder hasta el fin, el abandono hasta el fin. ¡No, no es posible
volver atrás; es preciso llegar hasta la consumación!

(Camus, Calígula, 2005)

Cabe mencionarse que la toma de esta decisión obedece a la convicción que Calígula
tiene: no abandonar la lógica, llevarla hasta el fin a pesar de los resultados, sobrepasar
los límites es necesario porque los límites no son lo que esperaba y porque sabe que
nada dura, ni siquiera el miedo. No hay espacios para arrepentimientos cuando entiende
que el camino que había elegido no es el bueno. No puede echarse para atrás cuando
comprende que la libertad que tanto buscaba no era la que necesitaba y mucho menos
la “buena”. Esto abrirá las puertas del miedo y las emociones vergonzantes, al final no
podemos condenar a un joven emperador que no puede remediar su naturaleza
ambigua.

Albert Camus, a diferencia de su personaje, manifiesta una lucha afirmativa. Plantea,


como se mencionó líneas arriba, que aunque entendamos que la realidad del mundo
implique un sinsentido absurdo, es posible enfrentarla si es que no nos atenemos a sus
reglas extremas, es decir si optamos por enrostrar con lucidez esta lucha constante y
nos entregamos a una generosidad que consiste en dar todo en el presente, el aquí y
ahora. Cabe la posibilidad de dar todo en el presente para vivir con plenitud o arrojarnos
a una constante acumulación de experiencias: calidad o cantidad. Al final cada quién
seguirá siendo libre para decidir qué lógica perseguir.

Cabe acotar que a pesar del análisis, corto, del personaje y su lógica, no se ha
mencionado aquello que busco desmenuzar en mi futuro proyecto: la sensación de lo
absurdo.

En El mito de Sísifo, obra del mismo autor, Camus plantea el absurdo como el resultado
del enfrentamiento entre la búsqueda incesante de familiaridad y claridad, contra la
irracionalidad del mundo y menciona que ese absurdo no es una definición, sino una
enumeración de los sentimientos que pueden conllevar a lo absurdo. Y junto con esta
enumeración aparece una descripción infinita y dinámica del universo absurdo. Camus
utiliza imágenes para que el lector comprenda la magnitud de la sensación de lo
absurdo.

Todas las grandes acciones y todos los grandes pensamientos tienen un comienzo
irrisorio. Las grandes obras nacen con frecuencia a la vuelta de una esquina o en la
puerta giratoria de un restaurante. Lo mismo sucede con la absurdidad. El mundo
absurdo, más que cualquier otra extrae su nobleza de ese nacimiento miserable. En
ciertas situaciones responder “nada” a una pregunta sobre la naturaleza de sus
pensamientos puede ser una finta en un hombre. Los amantes lo saben muy bien.
Pero si esa respuesta es sincera, si traduce el singular estado del alma en el cual el
vacío se hace elocuente, en el que la cadena de los gestos cotidianos se rompe, en
el cual el corazón busca en vano el eslabón que la reanuda, entonces es el primer
signo de la absurdidad.

(Camus, El mito de Sísifo, 1953)

Enumeraré entonces, algunos de las imágenes y ejemplos que Camus cita en su texto:

- Divorcio entre el actor y sus decorados, los decorados se derrumban, el


despertar de la conciencia, el vacío elocuente, el mundo espeso.
- Un hombre habla por teléfono detrás de un tabique de vidrio; no se le oye, pero
se ve su mímica sin sentido: uno se pregunta por qué vive.
- Esta caída incalculable ante la imagen de lo que somos, esta “náusea”.
- El extraño que, en ciertos segundos, viene a nuestro encuentro en un espejo; el
hermano familiar, y sin embargo, inquietante que volvemos a encontrar en
nuestras propias fotografías, son también lo absurdo.
- Espesor del mundo y extrañeza de uno mismo.
- El mundo se agrieta y se derrumba: una infinidad de trozos que lo refleja.
- Impulsos nacidos del desierto
- “Cesonia, siento subir en mi seres sin nombres, ¿qué haré con ellos? Cesonia
yo sabía que era posible estar desesperado, pero ignoraba el significado de esa
palabra. Creía como todos que era una enfermedad del alma, pero no, es el
cuerpo el que sufre. Me duelen la piel, el pecho los miembros, tengo la cabeza
vacía y el estómago revuelto y lo más atroz es este gusto en la boca, ni de sangre
ni de muerte sino de todo a la vez. Basta con que mueva la lengua para que todo
se ponga negro y los seres me repugnen. Qué difícil es ser hombre.”1
- Contradicción, antinomia, angustia, impotencia.

Partiendo de las imágenes que a lo largo de sus obras el autor mencionará, también
hace referencia al cuerpo como un espacio con un sentido propio de su existencia: en
el apego de un hombre a su vida hay algo más fuerte que todas las miserias del mundo.
El juicio del cuerpo equivale al del espíritu y el cuerpo retrocede ante el aniquilamiento.
En la carrera que nos precipita cada día un poco más hacia la muerte, el cuerpo
conserva una delantera irreparable.2

Relaciono entonces la variable del sentido de Camus y el cuerpo con el significado


evolutivo que este ha adquirido a lo largo de los años. Siendo más específica, cómo en
la posmodernidad se distingue al cuerpo no como objeto de expresión3 sino como ente
autónomo habitado de experiencias.

Sin embargo, en la búsqueda incesante de poéticas o estructuras que me permitan


explorar la sensación de lo absurdo, es necesario acercarme a los fundamentos del
teatro de un autor que propuso literalmente el rompimiento del teatro con el divinizado
texto, por lo tanto con la palabra: Antonin Artaud.

1
(Camus, Calígula, 2005)
2
(Camus, El mito de Sísifo, 1953)
3
(Lehmann, 2013)
Además de todas las propuestas que Artaud hace en sus manifiestos, lo que provoca
mi interés es el tratamiento y la importancia del cuerpo en la escena, de esa manera los
elementos se conjugan para afectar de forma directa a la percepción del espectador y
producir en él una especie de catarsis que lo libre de las ataduras de la vida
contemporánea.4

Vale aclarar que entre lo dicho primero y lo que propone Artaud podría existir cierta
contradicción, sin embargo poco a poco mi dirección va tomando un rumbo definido:
ante el comportamiento del hombre posmoderno con ciertas tendencias (liquidez,
repetición, fragmentación, relación con la tecnología, velocidad de información, etc.) que
ahora no voy a desarrollar, busco visibilizar aquello que aún no es visible, busco integrar
esa sensación absurda en el panorama espectral del público, busco generarle
sensaciones que no tiene constantemente, y solo puedo hacerlo a través de mi propio
cuerpo, tomando como escenografía este universo absurdo, solo perceptible a nivel de
sensaciones.

Mezclo la determinación de Artaud sobre la importancia del cuerpo (además de los otros
elementos del teatro) con la idea posmoderna que se está formando de éste mismo
cuerpo, tomo la situación del personaje de Calígula (que sería la idea de absurdo de
Camus) para exponer esa mezcla y en el resultado integro al espectador para que
visibilice o perciba este universo lleno de sensaciones.

En este recorrido la pregunta encuentra distintas posibilidades de ser planteada, y toma


como conceptos comunes lo siguiente: universo, sensación, absurdo, cuerpo, luz,
sonido, visibilizar, construcción, lenguajes, integración.

Lo que se deriva en lo siguiente:

- ¿Cómo, a través del lenguaje corporal Artodiano, el actor construye el universo


absurdo del personaje Calígula de Albert Camus?
- ¿Cómo la aplicación de la poética Artodiana construye / visibiliza / evidencia el
universo absurdo del personaje Calígula, en el monólogo de confesión de
“Calígula” de A.C?
- ¿De qué manera el cuerpo del actor construye / evidencia el universo / la
sensación absurdo(a) a través de la poética Artodiana?
- ¿Cómo la característica de sensorialidad de la poética Artodiana evidencia /
construye el universo absurdo del personaje Calígula en el monólogo de
confesión de “Calígula” de Albert Camus?

4
(Ruiz, 2008)
No tomaré la acepción del universo como objeto de estudio de la cosmología, sin
embargo me adhiero a las características que de este término se desprenden:
composición y de lo que de él se observa.

Dejo el siguiente espacio para la exposición de los resultados de mi futura exploración.


Bibliografía
Alfaro, J. P. (2012). La imagen de Calígula en Suetonio. Intus-Legere Historia, 7-32.
Alfaro, J. P. (2012). Principado e imagen de Cayo Calígula. Recuperado el 2017, de
Biblioteca digital de la Universidad Católica Argentina:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/tesis/principado-imagen-cayo-
caligula.pdf
Camus, A. (1953). El mito de Sísifo. Buenos Aires: Editorial Losada.
Camus, A. (2005). Calígula. Madrid: Alianza Editorial.
Comparán, C. A. (2010). Calígula de Camus: entre la racionalidad, la irracionalidad y la
insatisfacción. La Colmena, 36-44.
Dubatti, J. (2005). “Calígula” de Albert Camus, ejemplo y contramodelo de una ética
absurda. Dramateatro, Revista digital.
Guerrero, Z. J. (1961). Historia del Teatro Contemporáneo. Barcelona: Juan Flors.
Instituto de Ciencias y Humanidades. (2008). Filosofía, una perspectiva crítica. Lima:
Asociación Fondo de Investigadores y Editores, Lumbreras Editores.
Marí, E. E. (1986). Racionalidad e imaginario social en el discurso del orden. Alicante:
U. de Alicante.
Pérez, A. R. (1981). La muerte en el pensamiento de Camus. México: UNAM.
R., M. A. (2015). Libertad y poder en "Calígula" de Albert Camus. Guatemala: Laissez -
Faire.

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